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SEDE MEDELLIN
2019
El rebusque
Y como si no fuera poco, hace un tiempo la revista Dinero publico una noticia que
titula Colombia: crece la brecha laboral contra la mujer. Presentando que la brecha
de género también aumentó hasta los 7,1 puntos porcentuales, es decir que
mientras que los hombres desocupados llegan al 9,8%, las mujeres al 16,9%, cifra
preocupante, si se tiene en cuenta que la población femenina en Colombia es
mayoritaria (Revista Dinero, 2019) lo cual indica que las más afectadas son las
mujeres, pues caen en el desempleo o en el mejor de los casos, la informalidad;
todo esto, en gran medida, gracias a la desigualdad presente en la gran brecha
que hay entre hombres y mujeres no solo en el ámbito laboral.
Y como no solo hay una monumental inequidad de género, sino también una gran
brecha en términos de desigualdad, esta reduce las oportunidades de educación;
produciendo que cada vez las personas estén menos preparadas para el mundo
laboral, menos instruidas y educadas para el desarrollo de la ciencia, tecnología,
innovación y emprendimiento. Según la revista mencionada anteriormente, este
aumento en la brecha es completamente normal cuando el mercado laboral no va
bien, pues generalmente cuando se presenta un aumento en los niveles de
desempleo, los principales afectados son los trabajadores temporales, los menos
calificados y las mujeres (Revista Dinero, 2019). Generando así que a través del
desempleo y la desigualdad se pueda evidenciar un importante crecimiento en la
informalidad laboral.
Sucede que luego de varios estudios realizados por Fasecolda se encontró que en
el caso de las enfermedades laborales la situación descrita por la empresa difiere
de lo que se puede inferir de los registros de Fasecolda para el departamento de
la Guajira (Gallo y Pico, 2017). Lo cual sugiere inicialmente que el trabajo no fue
realizado adecuadamente o que se está ocultando algo. Quiero creer que no es un
caso de corrupción, pero es interesante observar el descenso aparente de la tasa
de enfermedad laboral del 2012 en adelante, lo que puede ser resultado tanto de
acciones efectivas en la gestión del riesgo como de variaciones en las cifras de
Fasecolda (Gallo y Pico, 2017). Lo cual nos ratifica que algo no anda bien y que
además no se están visibilizando las enfermedades en los trabajadores. ¿Habrá
algún interés extra? ¿Serán victimas del clientelismo? Lo último que quiero pensar
es que son mártires de la desigualdad y cayeron en la corrupción.
Increíblemente, la informalidad no es mala del todo, pues simboliza una lucha por
sobrevivir mediante un trabajo remunerado y representa una manera honrada de
contrarrestar la ineptitud del Estado. No obstante, para los ojos del gobierno esta
es una práctica peligrosa, ya que aunque no ejecuten actos que lo contrarresten y
a pesar de que hay intereses y voluntades políticas de por medio, lo malo del
rebusque consiste en que significa un peligro a largo plazo, ya que más de 15
millones de trabajadores no cuentan con la cobertura de un régimen de pensiones,
lo cual los dejará totalmente expuestos a los caprichos del mercado cuando ya no
sean “útiles” para las riendas productivas del capitalismo, ni para los dirigentes del
Estado (Tangarife, 2018). Es por esta razón que muchas personas arriesgan su
vida y salud en el afán de percibir algún tipo de ingreso y así, poder subsistir.