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Transporte de material radiactivo

La gestión de los residuos radiactivos comprende una serie de actividades, desde que se
generan hasta que se almacenan de forma temporal o definitiva, que también incluyen su
transporte. El número de estos transportes supone una fracción muy pequeña frente al
total de transportes de material radiactivo que se realizan en el mundo, ya que la mayoría
se llevan a cabo dentro del suministro de radioisótopos en el sector médico y, más
concretamente, en el ámbito de la medicina nuclear.
¿Qué es un residuo radiactivo?
«Residuo radiactivo»: cualquier material o producto de desecho, para el cual no está
previsto ningún uso, que contiene o está contaminado con radionucleidos en
concentraciones o niveles de actividad superiores a los establecidos por el Ministerio de
Industria, Energía y Turismo, previo informe del Consejo de Seguridad Nuclear.
El combustible nuclear irradiado (en adelante combustible irradiado) es una sustancia
nuclear que ha sido irradiada en un reactor y que puede llegar a ser considerado
“combustible gastado”.
Tipos de residuos. Su gestión y transporte
Solo desde el punto de vista de su gestión final, los residuos radiactivos se clasifican en
tres categorías, teniendo en cuenta su actividad inicial y el periodo de semides integración
(T1/2) de los radionucleidos que mayoritariamente contengan:
1. Residuos de muy baja actividad.
• De vida corta y media (T1/2 menores de
30 años)
• De vida larga (T1/2 mayores de 30 años)
2. Residuos de baja o media actividad.
• De vida corta y media
 De vida larga
3. Residuos de alta actividad.
El transporte de material radiactivo, y por tanto de los residuos radiactivos, ha de cumplir
con dos conjuntos básicos de requisitos:
• Los enfocados específicamente al proceso de transporte, que incluyen disposiciones
sobre el diseño de los embalajes, además de otros de carácter operativo, como los
requisitos de señalización, de documentación o de licenciamiento.
• Los que, con carácter general, afectan a cualquier actividad en la que se utiliza un
material radiactivo, como son los requisitos de protección contra las radiaciones de los
trabajadores y el público o la protección física de ese material.
LA IRRADIACION
DE LOS
ALIMENTOS
Usos de la irradiación de alimentos Muchas de las aplicaciones prácticas de la irradiación
de alimentos tienen que ver con la conservación. La irradiación inactiva los . organismos
que descomponen los alimentos, en particular las bacterias, los mohos y las levaduras. Es
muy eficaz para prolongar el tiempo de conservación de las frutas frescas y las hortalizas
porque controla los cambios biológicos normales asociados a la maduración, la
germinación y, por último, el envejecimiento. Así, la irradiación retrasa la maduración de
los plátanos verdes, inhibe la germinación de las patatas y las cebollas e impide que
verdeen las endibias y las patatas blancas. La radiación también destruye los organismos
causantes de enfermedades, inclusive los gusanos parásitos y los insectos que deterioran
los alimentos almacenados. Al igual que otras formas de tratamiento de alimentos, la
irradiación produce en éstos algunos cambios químicos útiles. Por ejemplo, ablanda las
legumbres (habas y judías), y con ello acorta el tiempo de cocción. También aumenta el
· contenido de jugo de las uvas y acelera la desecación de las ciruelas. Los estudios
realizados desde los años
cuarenta demostraron las ventajas de la irradiación de los alimentos pero también
revelaron sus
limitaciones y pusieron de manifiesto ciertos problemas. Por ejemplo, puesto que la
irradiación tiende a ablandar algunos alimentos, en especial las frutas, la dosis que puede
usarse es limitada. Además, algunos alimentos irradiados adquieren un sabor
desagradable. Este problema puede evitarse en el caso de las carnes si se irradian mientras
están congeladas. No obstante, aún no se ha encontrado método alguno para impedir la
aparición de un «regusto» en los productos lácteos irradiados. En algunos alimentos, el
problema del sabor puede evitarse empleando cantidades inferiores de radiación. La
pequeña cantidad de radiación necesaria para destruir la Trichinella spiralis en el cerdo,
por ejemplo, no altera el sabor de la carne. 19
Irradiación de los alimentos
Dosis de radiación
La dosis de radiación, es decir, la cantidad de energía absorbida por el alimento, es el
factor más importante en la irradiación. A menudo, para cada tipo distinto de alimento
hay que emplear una dosis concreta
si se quiere conseguir un resultado determinado. Si la cantidad de radiación empleado es
inferior a la dosis apropiada, puede que no se consiga el efecto buscado. Recíprocamente,
si la dosis es excesiva, el producto puede quedar tan deteriorado que deje de ser aceptable.
La unidad de dosis absorbida se denomina gray (Gy) y se define como la energía media
comunicada por la radiación ionizante a la materia por unidad de masa. Un Gy equivale
a un julio por kilogramo. (Otra unidad más antigua de radiación, el rad, equivale a 0,01
Gy.) Actualmente, la dosis de radiación recomendada por la Comisión F AO/OMS del
Codex Alimentarius para la irradiación de alimentos no excede de 10 000 grays, cifra que
en general se expresa como 10 kGy. En realidad, se trata de una cantidad muy pequeña
de energía, que equivale a la cantidad de calor necesaria para elevar 2,4 ·e la temperatura
del agua. Con esta pequeña cantidad de energía, no es de extrañar que un alimento se
altere poco por el proceso de irradiación ni que el que reciba esta cantidad de radiación
se considere apto para
el consumo humano.

EFECTOS DE LA IRRADIACION DE
ALIMENTOS
Toda decisión sobre la aceptabilidad de los alimentos irradiados, tanto si se trata de una
elección personal del consumidor como de decisiones políticas de los gobiernos, se basa
en una apreciación de los efectos que la irradiación tiene sobre el propio alimento, sobre
los microorganismos y otras sustancias que pueden contaminarlo, y lo que es más
importante, sobre la salud y el bienestar del consumidor. Un alimento irradiado no debe
aprobarse a menos que las ventajas de la irradiación sobrepasen con mucho a sus
desventajas. Y ciertamente, ni siquiera las mayores ventajas técnicas podrían justificár su
aprobación si quedaran dudas en cuanto a la inocuidad.
Radiactividad inducida
Si los niveles de energía son elevados, la radiación ionizante puede hacer que ciertos
componentes del alimento se hagan radiactivos.Ahora bien, estas reacciones no suceden
por debajo de cierto umbral de energía.
Algunas aInhibición de los brotes y de la germinación El tratamiento con radiaciones a
dosis impide que aparezcan brotes en los tubérculos de patata y batata, las cebollas, los
ajos y el jengibre, así como la germinación de las castañas. Las dosis necesarias para
inhibir, los brotes en las patatas y batatas son de 0,08-0,14 kGy; en el jengibre, de 0,04-
0,10 kGy; en las cebollas, las chalotas y el ajo, 0,03-0,12 kGy; y en las castañas,
aproximadamente 0,20 kGy. La dosis apropiada dentro de estos márgenes depende de la
variedad y de otras propiedades del producto.plicaciones típicas de la irradiación de
alimentos
Alimentos irradiados
1. Definición, fundamento y fuentes
La irradiación de alimentos es el proceso controlado para trata r alimentos con
radiaciones ionizantes. La energía que éstos reciben es suficiente para romper
enlaces químicos que provocan cambios en sus componentes y contaminantes.
Los productos de la irradiación pueden estar eléctricamente cargados (iones) o ser
neutros (radicales libres). Estos a su vez reaccionan dando lugar a cambios en el
material irradiado que se conocen como radiolisis. Estas reacciones son las
responsables de la destrucción de microorganismos, insectos y parásitos. Las
fuentes de radiaciones ionizantes autorizadas para alimentos son de dos tipos:
a. Fuentes mecánicas. Son equipos eléctricos, que a su vez se clasifican
según las radiaciones emitidas:
1.1) Equipos generadores de rayos X.
1.2) Equipos generadores de electrones acelerados. Las fiíentes
mecánicas ofi:ecen la ventaja de su seguridad, pues cuando no están en
fiíncionamiento la emisión de radiaciones cesa, por lo que no revisten
peligro alguno para los operarios ni para el medio que les rodea
(Boaler, 1984).
b. Sustancias radioactivas. Las que pueden emplearse para trata r alimentos
son el Cobalto 60 y el Cesio 137. El Pa^rlamento Europeo propuso la
desautorización del Cs-137 en 1989 (D.O.C.E. N.C. 291/58 20.11.89)
dado que este isótopo se obtiene como producto secundario de los
reactores nucleares y tiene una larga vida. Está permitido en Estados
Unidos (FDA, 1987). Las radiaciones gamma que emiten las sustancias
radioactivas tienen un poder de penetración adecuado para el tratamiento
de la mayor parte de los alimentos. Tienen en su contra el hecho de que el
radionucléido sigue desintegrándose continuamente, sin que se pueda
detener el proceso de emisión aunque no estén en funcionamiento las
plantas de tratamiento (Fellows, 1988 y Couvercelle-Halbwachs, 1989).

En 1983 la Comisión FAO/OMS del Codex Alimentarius estableció una dosis


máxima recomendada de 10 kGy. Una dosis de 10 kGy es una cantidad muy
pequeña de energía, equivalente a la cantidad de calor necesaria para elevar la
temperatura del agua 2,4°C (OMS/FAO, 1989). La OMS en 1994 concluyó que la
irradiación de alimentos no conlleva la formación de compuestos tóxicos, no eleva
el riesgo microbiológico y no genera pérdidas de nutrientes que puedan afectar al
estado nutricional de la población. En 1997 el comité conjunto de expertos de
FAO-OMS-AIEA concluyó que los alimentos irradiados son seguros y salubres a
cualquier dosis (OMS, 1997). La FDA debe aprobar ahora los materiales de
envase para alimentos que van a ser irradiados. El tratamiento de alimentos con
radiaciones ionizantes con las fuentes mencionadas y a las dosis recomendadas no
da lugar a radioactividad inducida en los alimentos (Fellows, 1988, Furuta et al.
1988 y Thayer, 1994). Además, no se han encontrado compuestos radiolíticos
diferentes de compuestos formados por otros tratamientos (Crawford and Ruff,
1996).
2. Aplicaciones en alimentos
a) Desinfestación
En el proceso de desarrollo de los insectos, los huevos son la forma más
sensible a las radiaciones y las formas adultas las más tolerantes pues
aunque quedan estériles siguen viviendo y alterando el substrato un cierto
tiempo. Desinfestación de granos y harinas. A dosis de 0,75-1,5 kGy se
obtienen resultados eficientes y sin aumento en la concentración de
aflatoxinas en granos y harinas (Mitchell, 1988). Los insectos
supervivientes no desarrollan radiorresistencia. En cambio se ha
observado un aumento de ácidos grasos libres en harinas irradiadas, así
como ligeras pérdidas de vitaminas A y tiamina, que se ven potenciadas si
el tratamiento de irradiación va seguido de cocción (Thayer, 1990 y Rayas
Duarte y Rupnow, 1994). En arroz irradiado se observaron pérdidas de
algunas vitaminas: un 22% de tiamina, riboflavina, niacina y piridoxina
(Murray, 1983). Aunque a las dosis de aplicación comercial no se
observan cambios organolépticos, se conoce que los efectos de irradiación
en el almidón pueden dar cambios de comportamiento en sus derivados
(Basson, 1983 y Ohinata et al, 1988).
b) Inactivación de parásitos
Se ha estudiado la inactivación de helmintos y protozoos en carnes y
pescados. Este efecto se consigue a bajas dosis. Como ejemplo, las dosis
de inactivación para las especies más importantes son: Toxoplasma gondii,
0,25 kGy; Cysticercus bovis y Cysticercus cellulosae, 0,4-0,6 kGy y
Trichinella spiralis 0,3 kGy. A estas dosis sólo se han encontrado pérdidas
de un 5-18% de tiamina al irradiar carne de cerdo (Engel et al, 1988 y
Thayer, 1990). En general, dosis de 0,15 a 0,7 kGy en determinadas
condiciones de tratamiento son efectivas para la inactivación de parásitos
y garantizan que el consumo de estos alimentos es seguro (Farkas, 1998).
c) Eliminación de bacterias patógenas
Este efecto se ha estudiado en carnes rojas, de aves, pescados y mariscos.
Dosis de 2 a 7 kGy (dependiendo del alimento y condiciones) pueden
eliminar posibles patógenos no esporulados presentes en alimentos,
incluyendo: Salmonella spp. Staphylococcus aureus, Campylobacter,
Listeria monocytogenes y Escherichia coli 0157:H7, (Farkas, 1998), sin
modificar sus propiedades sensoriales, nutricionales y tecnológicas. En
este caso, la dosis está limitada por los cambios organolépticos. No se
puede utilizar la irradiación para sustituir totalmente la sal, nitratos y
nitritos pero sí en combinación con ellos con lo que se permite la reducción
de dosis. En estudios realizados en carne de pollo se concluyó que la
irradiación prolongaba el tiempo de vida útil de 2 a 4 semanas (Cho et al,
1985). La carne de ave tiene su dosis máxima de aplicación en 2,5 kGy.
Dosis superiores a ésta causan cambios de sabor, para no rebasarla y
mejorar las condiciones sanitarias se recomienda combinar la irradiación
con el uso de atmósferas modificadas (Lambert et al. 1991 y Grandison y
Jennings, 1993). También en carnes rojas se han observado muy buenos
resultados a dosis bajas para el control de patógenos (Thayer, 1993).
d) En legumbres
En legumbres se han obtenido buenos resultados. Como ejemplo, la
aplicación de dosis de 2,5 a 10 kGy disminuye el tiempo de cocción y
aumenta la terneza de las legumbres cocidas (Barbosa-Cánovas et al
1998). En soja irradiada con dosis entre 2.5 y 10 kGy para la posterior
obtención de licuado y tofu, se observó una disminución del tiempo de
cocción y de remojo dando como consecuencia un mayor rendimiento. En
cambio dosis superiores afectaron negativamente a las proteínas de soja
(Myung-Woo et al 1994).

e) Irradiación como alternativa a algunos aditivos


El uso de radiaciones ionizantes puede sustituir el uso de desinfestantes:
profam/clorofam en patatas, hidracida maleica en cebollas, fosfina o
bromuro de metilo en granos y legumbres, dibromuro de etileno en fruta
fresca, óxido de etileno en especias, condimentos, hierbas aromáticas...
También puede sustituir el uso de antimicrobianos como ácido benzoico y
cítrico en gambas y camaroneSj y reducir la dosis de nitritos necesaria en
productos curados. La irradiación puede ser una alternativa al uso de
algunos aditivos químicos pero no es seguro que vaya a serlo (Diehl,
1992). El paso de la posibilidad de aplicación a su uso comercial
dependerá de la necesidad real, en los casos siguientes: para evitar
pérdidas de alimentos que no tienen otra alternativa de tratamiento, en
alimentos perecederos de elevado coste económico y donde la irradiación
permite un mejor mantenimiento de la calidad frente a otros tratamientos
(Hanmaad y El-Momgy, 1992) y en la esterilización de alimentos para
pacientes inmunosuprimidos (Hashisaka et al. 1990) o preparados de
administración parenteral (Koornhof et al. 1994).
3. Efecto sobre los alimentos y sus contaminantes* Limitaciones de aplicación
 Efectos nutricionales
Existe un estudio comparativo del efecto de la irradiación con rayos
gannna y con electrones acelerados en los principales nutrientes frente a
la congelación y el tratamiento térmico a elevada temperatura, así como
del efecto de la alimentación exclusiva con carne de pollo así tratada sobre
diferentes especies animales. De los resultados obtenidos se deriva que los
efectos que estos tratamientos tienen en los alimentos y sus efectos
nutricionales son comparables para las distintas tecnologías estudiadas
(Thayer, 1990).
 Efectos en la microbiota
Los microorganismos irradiados supervivientes quedan con poca
vitalidad, no habiéndose detectado aumento en la radio-resistencia ni
aparición de mutaciones que den lugar a nuevos microorganismos. Los
efectos microbiológicos son comparables a los que causa la aplicación de
los procesos habituales de conservación de alimentos (Teufel, 1983). En
general, las bacterias Gram negativas son más sensibles a las radiaciones
que las Gram positivas y todas ellas más sensibles que las formas
esporuladas de bacterias, los mohos y los virus (Couvercelle-Halbwachs,
1989)
La eficacia bactericida de una dosis dada de irradiación depende de: tipo
y especies de microorganismos, recuentos iniciales, condiciones en que se
encuentran los microorganismos, condiciones ambientales (pH,
temperatura, composición química de los alimentos, presencia o ausencia
de oxígeno) y estado físico del alimento durante el tratamiento (Barbosa-
Cánovas et al, 1998).
Estudios en Escherichia coli enterohemorrágica han revelado que la
resistencia inducida al medio ácido confiere resistencia a la radiación, este
hecho debe tenerse en cuenta para calcular el valor de reducción decimal
D, es decir, el tiempo en minutos necesario para inactivar el 90% de la
población de un microorganismo a una dosis determinada (Buchanan et al,
1999). El valor D aumenta de 0,22 a 0,31 para las células adaptadas al
medio ácido (Buchanan et al, 1998). Respecto a las temperaturas de
aplicación de radiaciones, las especies Escherichia coli, Campylobacter
jejuni y Salmonella, inoculadas en carne de vacuno picada, pueden
inactivarse a dosis inferiores a 1 kGy y en todos los casos el valor de
reducción decimal D es inferior al irradiar en refiigeración que al hacerlo
en congelación (-15 a -17°C) (Clavero et al. 1994).
Las toxinas microbianas en general y las aflatoxinas en concreto son
estables a la irradiación (Lambert et al, 1991 y Kume et al, 1987). En
cuanto a los hongos responsables de su formación, se ha observado que
especies del género Aspergillus irradiadas experimentaban un aumento de
su capacidad productora de aflatoxinas en medios de cultivo enriquecidos
(Ifeufel, 1983) pero esta capacidad no se modifica cuando el sustrato es un
alimento (Mitchel, 1988 y Borsa et al. 1992). En estudios realizados con
el género Pénicillium se observó una reducción de la capacidad productora
de patulina por parte de P. patulum irradiado (BuUerman and Hartung,
1975).
Cuando se ha estudiado el efecto de la irradiación sobre componentes
puros se ha visto que los cambios inducidos son mayores que cuando se
irradia una matriz más compleja como es un alimento (BarbosaCánovas et
al. 1998).
La irradiación puede eliminar los microorganismos alteradores pero no
enmascarar el mal olor y aspecto de un alimento ya alterado. Las dosis
generalmente recomendadas para alimentos no permiten la destrucción
total de microorganismos. Una desventaja frente a los tratamientos
térmicos es que no se inactivan las enzimas y por tanto siempre que se
pueda convendría combinar con un tratamiento de escaldado. La mayor
potencialidad de la irradiación es su combinación con otros tratamientos,
por ejemplo: tratamientos térmicos moderados. atmósferas modificadas o
sales curantes, o para el tratamiento de zimio de naranja y cremogenado
de mango con la adición de sorbato potásico (Barbosa-Cánovas et al.
1998).

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