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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIÓN

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CARRERA CIENCIAS MÉDICAS

CATEDRA DE TRAUMATOLOGÍA

Tema: Síndrome de impacto fémoro-acetabular

Monografía

Autores Estudiantes Universitarios:

• Camila Ramirez Ríos


• David Alejandro Rodríguez Benítez
• Sergio Manuel Rolón Zaracho
• Luz Angélica Rotela Morel
• César Dario Romero Bordón
• María Luisa Salina Núñez

Tutor: Dr. Juan Dujak

Asunción – Paraguay

2.019
Indice

Introducción 1

Marco teórico 2

Conclusión 7

Bibliografía 8

Anexo 10
I. Introducción
El dolor de cadera en adultos ha sido asociado tradicionalmente con osteoartritis. Sin
embargo, en nuestras consultas cada vez más pacientes jóvenes acuden al servicio con dolor de
cadera, sin signos de artritis ni artrosis.
Como el estudio y el conocimiento de la articulación Femoro-Acetabular han avanzado
mucho en estos últimos años, el porcentaje de un mal diagnostico a osteoartritis ha disminuido.
El Síndrome de Pinzamiento Femoro-Acetabular (SPFA), un diagnostico relativamente
reciente, es un contacto anormal entre el acetábulo y la unión cabeza-cuello del fémur, se ha
asociado como una causa preartríca relativamente común de estos síntomas y cursa con una clínica
dolorosa e incapacitante de larga evolución que puede simular varias patologías de cadera.
En 1990, Ganz1, se refirió al SPFA como el resultado de una fractura de cuello femoral mal
consolidada en retrotorsión, pero no fue hasta el desarrollo de cirugía abierta con observación
directa de la articulación que se planteó a este síndrome como una causa mecánica de osteoartritis 2,
e incluso como la posible causa desconocida en ese momento de osteoartritis de cadera que en
muchos pacientes fueron diagnosticados como osteoartritis idiopática o primaria.
En los últimos 15 años el concepto de SPFA ha ganado aceptación como el factor causal
relacionado al dolor y a osteoartritis de cadera. El diagnostico precoz y tratamiento temprano de esta
entidad es esencial para evitar la implantación de una prótesis de cadera en pacientes menores de
50 años.
Es necesario realizar una adecuada anamnesis dirigida y una exploración física detallada,
con maniobras exploratorias que nos ayuden a realizar un buen diagnóstico diferencial y
posteriormente, confirmar mediante pruebas radiológicas complementarias como radiografías de
pelvis y resonancia magnética nuclear para su posterior tratamiento que en los últimos años se ha
incorporado la artroscopia de cadera3,4,5 como una herramienta importante para esta enfermedad.
Nos proponemos como objetivo conocer el Síndrome de Pinzamiento Femoro-Acetabular, su
tratamiento y la incidencia reportada en las distintas literaturas.

1
II. Marco teórico
1) Concepto

El choque femoroacetabular ha sido una enfermedad oculta hasta la década actual. Ganz y otros lo
identificaron como una causa dinámica de osteoartritis, aunque Murray y Stulberg y otros habían
detectado la denominada deformidad por angulación (tilt, angulación en varo de la cabeza femoral
respecto del cuello femoral) y el signo de la giba (pistol grip [deformidad en empuñadura de pistola]),
respectivamente, como causas probables. El choque femoroacetabular dentro de la cadera es un
conflicto de límites entre el hueso del fémur y el de la pelvis. En pacientes jóvenes, es un problema
mecánico causado por esquemas estructurales biológicos o por sobreuso, particularmente en
deportistas o en caderas muy flexibles. Leunig y otros observaron indicios de choque
femoroacetabular con el envejecimiento en los acetábulos de pacientes (de sesenta y nueve a
noventa y siete años de edad) con una fractura de cuello femoral, y es frecuente en cadáveres de
donantes que tenían de sesenta a noventa años en el momento de la muerte6.

Con los movimientos de flexión-aducción-rotación interna se produce un efecto de


impactación directo de la zona cabeza-cuello femoral sobre la porción articular correspondiente a la
pared anterior del acetábulo, lo que provoca cambios de tipo degenerativo tanto del complejo
capsulolabral como del cartílago articular de la cabeza femoral y el acetábulo. El choque femoro-
acetabular se presenta con dolor en la región glútea, el trocánter mayor o la zona inguinal ante
esfuerzos de máxima flexión (sentarse y cruzar las piernas, golpe del balón en fútbol, salto de vallas,
práctica de artes marciales, conducción de automóviles).
Su diagnóstico a menudo se confunde con tendinopatía de los aductores, hernias inguinales
u osteopatías pubianas. Ganz y cols. describieron este síndrome como una complicación por
hipercorrección tras una osteotomía periacetabular. Existen dos mecanismos básicos de producción
del CFA (Fig. 1):

1. Efecto “CAM”: la esfericidad de la cabeza femoral está alterada por la presencia de una
prominencia ósea (giba) en la transición cabeza-cuello que en flexión levanta el labrum acetabular y
ejerce un efecto de compresión directo desde afuera hacia adentro del cartílago anterosuperior del
acetábulo.

2. Efecto “pinza o tenaza”: en presencia de una esfericidad normal de la cabeza femoral, el


cuello femoral choca con el labrum y una pared acetabular prominente. Se produce un efecto de
contragolpe en el margen posteroinferior del acetábulo por un mecanismo de palanca que empuja la
cabeza hacia afuera.

Los mecanismos descritos suelen presentarse combinados, por lo que aparecerían cuatro
situaciones en las que se puede producir el CFA (Fig. 2):

• Tipo A: con una articulación coxofemoral normal, se desarrolla un CFA por sobresolicitación
mecánica tras movimientos bruscos repetitivos de impactodesaceleración o en actividades que
requieren una movilidad extrema en flexión-extensión. En esta situación la primera estructura en
afectarse será el labrum acetabular.
• Tipo B: predomina el mecanismo tipo pinza causado por un exceso de pared anterosuperior
del acetábulo o por un acetábulo retroverso. El margen anterolateral prominente del acetábulo actúa
como un impedimento limitante a la flexión con aducción y rotación interna de la cadera. Puede
asociarse con coxa vara, coxa profunda y con un 30% de las displasias acetabulares leves7.

2
2) Etiología y epidemiología

La causa del choque femoroacetabular en la cadera ósea puede ser un trastorno de


desarrollo, como consecuencia de cuadros pediátricos, como la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes
y la epifisiólisis femoral; también se puede deber a

cambios morfológicos, postraumáticos o pososteotomía, de los ángulos de inclinación y anteversión.


Puede haber choque extraarticular del hueso intertrocantéreo de una parte proximal deformada del
fémur. En el cuadro se presentan las causas más frecuentes de las lesiones CAM y PINCER. (fig. 3)

El choque femoroacetabular causado por deformidades estructurales (displasia morfológica) puede


ser todavía la causa aislada más frecuente de osteoartritis. Como la osteoartritis es hereditaria y
culturalmente selectiva, se puede asumir que estas deformidades son de origen genético. En los
primeros dos años de vida, se produce rotación de las caderas con anteversión creciente, sobre todo
después de que los niños comienzan a pararse, que luego disminuye de manera gradual hasta los
valores hallados en adultos6.

El efecto de leva se caracteriza por la presencia de una anesfericidad de la cabeza femoral


secundaria a una prominencia ósea en la región de la transición cabeza-cuello femoral. Esta
prominencia ósea o giba, lesiona por compresión directa el cartílago anterosuperior del acetábulo.
Se observa con mayor frecuencia en pacientes de género masculino, en los que se relaciona
directamente con la coxartrosis precoz. En el efecto de pinza, la morfología de la cabeza femoral es
normal y el mecanismo de lesión se produce por un impacto repetido del cuello femoral con el
labrum debido a una pared acetabular prominente. Así el margen anterolateral del acetábulo actúa
como un tope durante la flexión y aducción de la cadera. Se ha descrito una mayor frecuencia de
este tipo mecanismo en los pacientes de género femenino que practican deporte8.

La incidencia descrita para el CFA varía entre un 5,2% a un 15% según los diferentes autores,
poblaciones analizadas y tipo de estudio realizados. Hack et al (12) reportaron una prevalencia de CFA
de un 14% después de valorar a 200 pacientes asintomáticos. Por su parte, Gosving et al hallaron
una prevalencia de 19,6% y 5,2% en hombres y mujeres respectivamente. En un estudio reciente se
analizó a una población de 1076 pacientes norteamericanos que fueron sometidos a intervención
quirúrgica. En este estudio los autores reportaron que el 47,6% de los pacientes presentó
deformidad tipo CAM, mientras que el 44,5% y el 7,9% presentó una combinación de ambas
deformidades, y deformidad tipo PINCER respectivamente8.

3) Síntomas

El síntoma principal es el dolor en la zona de ingle o cadera, que aparece al realizar determinados
movimientos o posiciones. Este dolor también se puede sentir en la espalda, la nalga o el muslo.

Además del dolor, los pacientes también pueden describir sensación de atrapamiento, bloqueo,
rigidez o rango de movimiento restringido.

El dolor puede aparecer en distintos tipos de pacientes y situaciones. De esta forma, encontraremos
pacientes que experimentan los síntomas durante o después de una actividad intensa, como puede
ser un partido de fútbol, otros que tienen dolor al realizar un rango suprafisiológico de movimiento,

3
como puede ser el caso de la gimnasia deportiva, o incluso pacientes que padecen los síntomas a
pesar de llevar un estilo de vida sedentario (mucho tiempo sentados).
4) Signos Clínicos

Además de esto, a nivel de signos clínicos, existen gran cantidad de maniobras o de test
diagnósticos, pero uno de los más conocidos y utilizados es el FADIR impingement test.
Este test consiste en, teniendo al paciente en una posición de decúbito supino, llevar su pierna
hasta una posición de flexión, aducción y rotación interna de cadera. Si el test reproduce o aumenta
el dolor que siente el paciente, este será positivo9.

 Maniobra de Aprehensión: Con el paciente en decúbito supino, se coloca la pierna a


explorar en extensión moderada y aparece dolor con la rotación externa.

 Maniobra de F.A.B.E.R. (forced abduction and external rotation): con el paciente en decúbito
supino, se coloca la pierna a explorar en posición de cuatro(flexión, abducción y rotación
externa) mientras se sujeta la pelvis contralateral. Se aplica una leve presión sobre la rodilla y
se mide la distancia vertical desde la rodilla hasta el borde de la camilla. Se considera
positivo si esta distancia es menor en la extremidad afectada frente a la contralateral. La
limitación de la movilidad que presentan estos pacientes suele afectar principalmente a la
flexión, adducción y a la rotación interna, siendo más acusada esta última si la valoramos en
flexión de 90º de la cadera.

Otros signos clínicos son la restricción del ROM de cadera, y la debilidad de los músculos que
actúan sobre esta10.
Test de valoración de conflicto femoroacetabular.

4
Maniobra de Aprehensión. Maniobra de FABER11

5) Diagnóstico

Mediante la exploración física el médico realiza las maniobras mencionadas que producen dolor al
flexionar y aproximar la cadera.
En el estudio con radiografías simples de las caderas se puede apreciar signos de pinzamiento,
atrapamiento o choque femoroacetabular. (fig. 4) En el cuello del fémur existe una deformidad o giba
que se denomina en lengua inglesa "pistol grip", porque recuerda al mango de un revólver. (fig. 5)
También pueden apreciarse alteraciones de la orientación del acetábulo, que puede estar más
retroverso (orientado hacia atrás) de lo normal. Ambos hallazgos se presentan juntos o por separado
y favorecen el desarrollo del pinzamiento entre cabeza-cuello femoral y reborde acetabular.
Existen diferentes proyecciones que facilitan la evaluación de la morfología de la zona.
La radiografía de pelvis con proyección antero-posterior centrada en la articulación sacro-coccígea
puede revelar la posición funcional de la cadera y permite valorar de forma general la anatomía de la
zona.
Se debe realizar con las dos extremidades en 15° de rotación interna. De esta manera podremos
valorar mejor la longitud del cuello femoral. Sabremos si la radiografía está bien realizada cuando el
cóccix se encuentra 2 cm por encima de la sínfisis del pubis y cuando los orificios obturadores son
simétricos bilateralmente.
Las estructuras a visualizar con esta proyección son:
" Profundidad del acetábulo: se considera una pro-trusión acetabular cuando la cabeza femoral
traspasa la línea ilioisquiática. Coxa profunda es aquélla en la que el suelo de la fosa acetabular toca
la línea ilioisquiática.
" Inclinación acetabular: será evaluada mediante el ángulo de Tönnis (definido por la línea horizontal
al punto de apoyo superomedial del cotilo y la tangente desde este punto al borde superoexterno del
cotilo), que informa sobre la oblicuidad del cotilo y cuyo valor normal debe ser de 10° +-2° aunque en
displasias suele ser mayor de 20°. Si el ángulo está por debajo de 0° puede alertar sobre una
deformidad o choque femoroacetabular tipo PINCER.
Cobertura de la cabeza femoral. Angulo de Wiberg (definido por la línea vertical que pasa por el
centro de la cabeza femoral y la línea que pasa por el centro de la cabeza y por el borde
superoexterno del acetábulo), informa sobre la cobertura superior de la cabeza femoral y cuyo valor
debe ser = 25°. Ángulo centro cabeza-femoral-borde acetabular lateral.
La proyección axial de Dunn se realiza con la cadera en flexión y abducción. Permite valorar la
presencia de gibas antero-laterales en la zona de transición cabeza-cuello femoral. Por otro lado, la

5
proyección lateral pura es algo más complicada de realizar, pero permite estudiar la presencia de
gibas óseas de localización anterior pura.14
El estudio se completa normalmente con tomografía axial computarizada (TAC o escáner) o con
resonancia magnética. Con la primera identificamos mejor la forma de los huesos, pudiendo incluso
hacerse reconstrucciones en tres dimensiones de la articulación estudiada. Con la resonancia
magnética estudiamos mejor el estado del cartílago, el hueso subcondral, los tendones y tejidos
circundantes a la articulación. Cuando hay sospecha de rotura o lesión del labrum, que es el refuerzo
fibrocartilaginoso insertado en el reborde óseo del acetábulo, que envuelve la cabeza femoral, es
preferible realizar una artro-resonancia o resonancia con contraste para evidenciar mejor dicha
lesión12.

6) Tratamiento

En función de los síntomas y del estado de la articulación en el momento del diagnóstico, las
alternativas de tratamiento y los resultados de los mismos pueden variar.

Lo ideal es diagnosticar el choque femoroacetabular en los estadios iniciales, antes de que avancen
las lesiones y el labrum o rodete y el cartílago se hayan dañado de forma importante. Existe una
clara relación entre el tratamiento precoz y el buen pronóstico y el tardío, cuando ya se ha producido
el daño articular y en el que los resultados a medio largo plazo pueden ser más inciertos.

En primera instancia se aconseja al paciente modificar la intensidad o el tipo de actividad que


provoca o agudiza la sintomatología, realizar tratamiento de fisioterapia e incluso con
antiinflamatorios. En ocasiones puede realizarse alguna infiltración intraarticular.

En aquellos casos en los que con las medidas anteriormente descritas no se consigue el alivio de la
sintomatología, puede precisarse tratamiento quirúrgico, que puede consistir en osteocondroplastia,
que se puede realizar mediante cirugía abierta a través de la luxación segura de la cadera o de un
abordaje miniinvasivo sin luxación; o artroscopia de cadera.

En la Unidad de Cirugía Artroscópica, se realiza habitualmente un abordaje artroscópico a través de


dos o tres incisiones de 2 cm. aproximadamente y en torno a la cadera. El paciente es colocado en
decúbito supino (boca arriba) en una mesa quirúrgica especial para poder traccionar de la cadera y
así, separar la cabeza femoral del acetábulo para acceder al interior de la articulación.

En caso de ser necesaria una prótesis de cadera, el médico valorará que tipo de prótesis se puede
utilizar en cada caso en función de diferentes factores: morfología de la cadera, calidad del hueso,
peso del paciente, etc...

La Unidad de Cirugía Artroscópica es pionera en la utilización de Plasma Rico en Factores de


Crecimiento (PRGF®-Endoret®). En los casos quirúrgicos artroscópicos su aplicación está
recomendado para favorecer la reparación del labrum, el cartílago y los tejidos blandos articulares y
periarticulares. En casos de artrosis, se aconseja su utilización para demorar la sustitución de la
articulación13.

6
III. CONCLUSIÓN

Es fundamental conocer y entender la fisiopatología del impacto femoroacetabular además de


saber identificar de manera correcta ciertos síntomas y signos clínicos característicos de esta
patología a fin de poder efectuar una detección precoz de estos fenómenos y de esta manera
realizar el diagnóstico temprano y con la mayor precisión que podrá ayudar a obtener mejores
resultados a largo plazo.
Para su correcto diagnóstico, aparte de la sospecha basada en la clínica y exploración
exhaustiva del paciente, es necesaria la confirmación mediante técnicas de imagen como son la
radiografía simple (AP, axial y lateral), la tomografía axial computarizada (TAC) y la artrorresonancia,
siendo esta última la que nos aporta mayor información sobre el estado en el que se encuentra el
labrum y el cartílago articular.
El tratamiento conservador no ha demostrado ser efectivo ya que este no mejora el conflicto
mecánico que se produce, siendo fundamental el tratamiento quirúrgico. Las técnicas que se están
utilizando en este momento son: artroscopia (con frecuencia creciente), cirugía abierta mediante mini
abordaje anterior y abordaje abierto, con luxación de cadera y osteoplastia de cuello femoral (el más
agresivo).
El tratamiento aplicado en una articulación con fenómenos degenerativos, presencia de
osteofitos y pinzamiento importante no es aconsejable, ya que esto sólo le dará a los pacientes un
alivio a corto plazo. Entre las técnicas quirúrgicas empleadas, la artroscopia asociada con una
incisión mínima es la preferida porque se la considera un tratamiento reproducible. Al contrario, la
técnica artroscópica pura para tratar el impacto femoroacetabular tiene una curva de aprendizaje con
muchas posibilidades de complicaciones severas para los pacientes. Lo mismo ocurre con las
suturas y las reinserciones del labrum. Respecto de la técnica con luxación controlada, está muy
bien descrita, con buenos resultados y escasas complicaciones, pero la técnica de incisión mínima
evita la luxación de la cabeza y la osteotomía del trocánter. La técnica con abordaje mínimo también
presenta algunas dificultades: pacientes con un índice de masa muscular de más de 30, la presencia
permanente del nervio femorocutáneo en el campo operatorio y las dificultades de tratar los
conflictos en la zona posterior. Entonces, teniendo en cuenta esta variedad de opciones
terapéuticas/quirúrgicas, así como el conocimiento de sus beneficios y complicaciones, quedará a
criterio del médico tratante la elección del tratamiento en función a lo que crea conveniente de
acuerdo a la condición del paciente.
A modo de conclusión podemos afirmar que el conocimiento del SPFA tiene una implicación
directa en nuestra práctica asistencial cotidiana porque un retraso en su diagnóstico supone un
empeoramiento de la calidad de vida de estos pacientes, en el pronóstico y en la aparición de
limitaciones para el desarrollo de una actividad física adecuada. Es importante tener esta entidad
presente en el diagnóstico diferencial de otras patologías, además de una correcta exploración física,
diagnóstico y tratamiento temprano van a retrasar, en estos pacientes, la aparición de una artrosis
precoz de cadera.

7
IV. Bibliografía

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9
V. Anexo

10
Fig. 4

11
Fig. 5 Cabeza femoral en ‘‘cacha de revolver ’’ Fig.6

Fig.7

12
13

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