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INDICE
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III.CAPITULO ..................................................................................... BASE TEORICA NORMATIVA
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SOCIEDAD 26
1. ................................................................................................................. REFERENCIAS EN REVISTAS
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1.2 ............................... Entrevista a Marta Avesani Master sobre el bien común basado en la Economía
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INTRODUCCION
Si bien es cierto bien común puede entenderse como un concepto compuesto por dos
términos suficientemente acotados en los diccionarios, su significación trasciende a la
sumatoria de éstos. En forma análoga, viene a representar un perfecto ejemplo de la teoría
sistémica donde el total es mayor que la sola suma de sus partes. He estimado pertinente
entonces, para fines de este ensayo, iniciar mi análisis del bien común, a partir de la
interpretación del concepto del bien, para precisar, a continuación, lo que constituye su
calificación de común, y su internalización por la sociedad como concepto de “trascendencia
mayor”. A continuación, proseguiré con un análisis de las interpretaciones contradictorias que
se derivan de la utilización de este concepto donde, según las ideologías predominantes, el bien
común tiene interpretaciones diferentes, para finalizar con algunas conclusiones que nos
permitan destacar las dificultades que tiene este constructo para erigirse como un principio
rector que oriente adecuadamente tanto al hombre individual como a la sociedad entera en la
búsqueda de su perfección.
Para Aristóteles, el bien común no es la suma de los bienes de cada uno de los miembros
de la sociedad ya que señala que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos
puede ser alcanzado. Este afecta a la vida de todos, exige la prudencia por parte de cada uno, y
más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad.
Constituciones y legislaciones de numerosos países han sido fuertemente influidas por este
punto de vista y las han incorporado en ellas. En varios países como Perú y Arabia Saudita, se
crearon servicios de salud gratuitos y hasta educación inicial, primaria y secundaria gratis,
como lo veremos a continuación. Además, también de colectas públicas de distintas
instituciones que ayudan a los más pobres a salir adelante, entre otros.
No podemos finalizar sin antes aclarar que el bien común es una idea política que consiste
en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los
ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Así el bien común es también fin común.
Algo no necesariamente existente, pero a ser obtenido.
Por bien común se entiende por todo aquello que es compartido por y de beneficio a todos
los miembros de una comunidad. Este abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida
social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor
plenitud y facilidad su propia perfección.
I.CAPITULO ANTECEDENTES HISTORICOS
1. FUENTE GRIEGA
El autor que planteó por primera vez la cuestión del bien común fue Platón en un diálogo
con los sofistas. En La República, puso los conocimientos teóricos para el desarrollo posterior
de una teoría del bien común. En esta obra, Platón defendió que el bien común, como fin del
Esta- do, trascendía los bienes particulares, en tanto que la felicidad global debía ser superior
Del mismo modo que Platón, Aristóteles situó el bien de la polis por encima del bien
particular, en la medida en que era el fin político el que definía la identidad del hombre. En
otras palabras, en la antropología aristotélica, la identidad del hombre estaba configurada por
su condición de miembro de la polis. Lo político hacía al hombre como tal. Para Aristóteles, el
hombre solitario que sólo buscaba su bien era un ídion. El hombre no-político era un ser
defectuoso o inferior. El fin último del hombre era, ciertamente, la felicidad, pero ésta sólo se
sobre el bien común desarrollando una de sus dimensiones esenciales: la del modo de
participación de los miembros de la polis en el bien común. Ello suponía que la sociedad
organizada en un Estado debía proporcionar lo necesario a cada uno de los miembros para su
bienestar y felicidad como ciudadanos. De este modo, el bien del todo no era tal si no repercutía
2. FUENTE ROMANA
El bien común, entendido “común”, como susceptible de ser gozado por todos y cada uno,
de los miembros del cuerpo social, sin privilegios de clase, como idea, fue ya sustentada por
Platón como objetivo del gobernante, ese ser sabio, guardián del estado, capaz de distribuir
equitativamente lo que a cada uno le corresponde, como individuo, que desarrolla su vida
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dentro de la polis, a la que está intrínsecamente unido, tendiendo al bien de todos que es mucho
la totalidad. Como dato curioso, Platón distingue la moral del gobernante como persona que
debe ser intachable, y la moral de la política, que puede utilizar ciertos medios que no son
aceptables en el plano personal, como mentir, si es por el bien de todos. Aristóteles desarrolló
más aún esta idea, entendiendo ese fin del bien de todos, como una virtud.
Los romanos distinguieron entre las cosas extrapatrimoniales, aquellas que eran comunes
a toda la humanidad, como el aire o el agua corriente, y las cosas públicas, que pertenecían al
pueblo romano, como algo distinto de los individuos que lo componen, y esas cosas como
bienes sujetos al goce popular. Cicerón, consideró a los hombres como iguales, aunque desde
consideración, cuando afirma que el objetivo de las leyes es el bien común, objetivo de todo
gobierno, que es el bien de todos, como medio para lograr el fin último, que es la gracia de
Dios.
En el siglo XVI, Erasmo de Rotterdam se destacó como pacifista, considerando que la única
guerra justa era la que se hacía en legítima defensa, no cuando se inicia el ataque, ya que esto
no sería para el bien común, criticando a Maquiavelo en su particular visión del bien común.
En efecto, sostuvo Maquivelo, en su obra “El Príncipe” donde analiza la realidad política
de los estados en su evolución histórica, que el bien común era el bien del estado, representado
en el príncipe, al que se subordinan todos los bienes individuales. Conviene, sin embargo, al
príncipe tender al bien de todos para sostener su poder, pero sin ser magnánimo. Al príncipe se
lo debe respetar e incluso temer, aunque no en la extrema medida que se llegue a despreciarlo.
Vemos que Maquiavelo también necesita lograr el bien común como objetivo del estado, pero
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con una finalidad práctica, y no moral. El Príncipe necesita consenso para, mantenerse en el
poder, pero ese bien común, se logra a costa de cualquier medio, incluso, a costa de ciertos
individuos.
En 1516, Tomás Moro escribe la “Utopía”, donde habla de un bien común que trasciende
a los pueblos particulares, para lograr un orden jurídico de toda la humanidad, en vistas a su
bregando por mayor solidaridad con respecto a los más necesitados, reconociendo a los obreros
el aporte que, al bien común, realizan con su trabajo, por lo cual sus necesidades básicas deben
El filósofo católico Jacques Maritain, expuso en su obra “La persona humana y el bien
común” al bien común, como lo que trasciende al bien particular de cada uno, que debe tender
al bien del conjunto social, y al mismo tiempo, al desarrollo individual, no solo material sino
realiza en plenitud dentro de la sociedad, y para aportar a la sociedad. Hay una interdependencia
recíproca entre persona y estado, por la cual el hombre engrandece al cuerpo social, y a su vez
justas debe redistribuir los bienes sociales, respetando los derechos de cada uno, en beneficio
A fines del siglo XVIII Immanuel Kant, intenta crear una ética universal, estableciendo un
deber moral que pueda aplicarse en cualquier tiempo y lugar, creando su imperativo categórico,
poniendo como máxima a realizar: “obrar de tal modo que puedas querer que tus actos puedan
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ser ley para todos”. Así el obrar bien se convierte en un deber, no solo para cada persona en
particular, sino aún para el estado. Un estado es justo para Kant, cuando sus leyes establezcan
El excesivo individualismo de nuestra era, no debe hacernos perder el punto de vista de que
la propiedad cumple una función social, y que el bien de todos es mucho más que unos pocos
El mensaje evangélico supuso una ruptura radical y, por tanto, una novedad respecto a los
griegos. El reconocimiento de la persona, como tal, así como de sus derechos naturales
que tuvo una repercusión obvia en la comprensión de la política. El ser humano tuvo que
reconocer a Dios como fin último para ser comprendido como un todo en sí mismo, cuyo fin
no estaba sólo en la comunidad política. Se asentó la idea de que la sociedad era necesaria,
porque el hombre era por naturaleza un ser social, pero el ser humano, en cuanto persona,
fundada por el propio Dios a través de su Hijo encarnado. La semejanza con la sociedad
trinitaria dota a la sociedad humana de un sentido trascendente del que estaba desprovista en
desencadenaron toda una teoría sobre el bien común que logró su máximo esplendor en la
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figura de Tomás de Aquino. El Doctor Angélico partió de algunas tesis de San Agustín, pero
sobre todo se basó en la obra aristotélica. Santo Tomás afirmó que la sociedad humana, como
tal, tiene fines propios, que son fines naturales, a los que hay que atender y que hay que realizar.
Los fines espirituales y el fin supremo del sujeto no son incompatibles con el bien común de la
sociedad en cuanto tal, sino que pertenecen a otro orden. En este sentido, Santo Tomás entendía
que ambas realidades, el bien personal y el bien común, estaban llamados a integrarse y a
complementarse.
categorías puramente especulativas, como las de verdad, bien o belleza, por nociones más
comprensibles a los ojos del nuevo conocimiento y del nuevo modelo de sabio, el científico.
Sólo la ciencia, en cuanto ciencia empírica, era considerada saber socialmente reconocido. Los
saberes clásicos, la ética, la política, y también la religión, fueron excluidos de la esfera del
modernos lo que no podía ser verificado ni por la experiencia ni por medios de racionalidad
vida buena y del bien común a un estatuto de opiniones, relativas y privadas. La noción de bien,
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II.CAPITULO BASE TEORICA DOCTRINARIA
Define el bien común como el que es apto para ser participado por todos y cada uno de los
esta definición esencial: No puede entrar el hecho de que realmente todas esas personas
participen en este mismo bien. Considerado en sí mismo, el bien común es común por ser, de
suyo, comunicante a todas esas personas, no por hallarse efectivamente comunicado a todas
ellas. Por consiguiente: El bien común es el que puede tener conjuntamente varios beneficiarios
o partícipes. El bien común no tiene rigurosamente dueño alguno, sino varios beneficiarios o
partícipes.
Si de hecho no existen estos beneficiarios, no, por ello, deja de ser un bien común, porque
puede ser comunicado o participado por todos. La conversión de esta aptitud esencial en una
efectiva situación existencial que beneficia de hecho a todos los elementos de que la sociedad
se compone es una exigencia de la justicia social, que tiene en el bien común su objeto
inmediato y propio.
Millán Puelles considera que la modernamente denominada "justicia social" coincide con
la justicia general o legal, primera especie de la división tripartita clásica, que establece el orden
de las partes al todo, a diferencia de la justicia distributiva, que lo hace del todo a las partes, y
de la conmutativa, que dispone del orden de las partes entre sí. El bien común es el fin propio
de la justicia legal, porque: El objetivo de la sociedad lo constituye el bien de todas las personas
que la integran. Si esta virtud ordena la convivencia entre los miembros de la sociedad y el fin
de la sociedad en cuanto tal no puede ser el bien privado de ninguno de sus miembros en
particular, aunque ese bien sea legítimo y no se oponga, por tanto, a los derechos de la sociedad
misma ni a los que respectivamente pertenezcan a los restantes miembros integrantes de ésta;
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su objeto tendrá que ser el bien común de la sociedad. Por consiguiente, la justicia general es
social: En cuanto tiene por objeto el bien común, no un simple bien privado, por legítimo que
éste pueda ser, sino el bien al que la sociedad misma se orienta en virtud de una exigencia
Cualquier bien particular, una determinada cantidad de alimento, por ejemplo, puede
beneficiar a uno o a varios hombres, pero no a todos los que constituyen la sociedad. Si se
divide, cada uno de ellos tendrá una parte, pero no toda la cantidad de este. El bien particular
es el que solamente puede beneficiar a uno o varios seres. En cambio: El bien común es el bien
de la sociedad precisamente porque aprovecha y beneficia a todos y cada uno de los miembros
de que ésta se compone. Por el contrario, lo que beneficia a un sólo hombre, o a un grupo o
conjunto de hombres que no son todos los que en la sociedad se integran es meramente un bien
particular, aun en el caso de que este bien sea lícito moralmente hablando.
que el primero no sea la simple suma o colección de los bienes particulares en el conjunto de
la sociedad. Cada uno de ellos tiene un único propietario, y, además, el resultado de su suma
exige, por ser bien para todos, que no haya perjuicio para nadie. El bien común no es la suma
de los bienes particulares. El conjunto integrado por estos bienes no es realmente común a los
cualitativamente. Sostiene Santo Tomás que: El bien común de la ciudad y el bien singular de
una persona no difieren solamente según lo mucho o lo poco, sino según diferencia formal;
pues una es la razón del bien común y otra la del bien singular, lo mismo que se distinguen el
todo y la parte. Igualmente afirma Millán Puelles: Ser todo no es, simplemente, ser mayor que
la parte, sino ser algo esencialmente distinto. La suma de las partes es algo que realmente el
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todo es, pero no es todo lo que éste es realmente, porque no tiene en cuenta que aquéllas se
organizan en cada caso de una cierta manera, que en la realidad no es indistinta. Puede decirse,
por ello, que: Ser un todo no es solamente ser mayor que cada una de las partes, sino ser otra
cosa específicamente diferente, y ello incluso en el caso de que todas las partes tengan la misma
índole específica.
Por este motivo, advierte Millán Puelles: La justa distribución de las riquezas se nos
aparece como un factor decisivo para el bien común, en la medida en que esa distribución
Una de las propiedades del bien común es que el bien común no excluye al bien particular.
La respectiva participación de cada uno de los ciudadanos en el bien común es, evidentemente,
bien común, si ello se entiende de forma que implique un previo reparto. Así, por ejemplo, la
buena salud, como bien particular, no es el resultado de una distribución. La doctrina del todo
y de las partes explica esta propiedad, pues: El bien común, aunque específicamente distinto
del bien particular, no excluye a éste, de la misma manera que el todo tampoco excluye la parte.
Una segunda propiedad, consiste en que: El bien común no solamente no excluye al bien
particular, sino que además exige que cada ciudadano tenga el suyo. Si la existencia del bien
común implicase la anulación de todo bien particular, no sería un bien, sino un "mal común".
Si lo verdaderamente bueno para todos es que cada uno pueda disponer personalmente de un
cierto bien privado, debe incluirlo también el bien común en cuanto que es un bien para todos.
Por ello: En vez de querer decir que todos los miembros de la sociedad tengan que carecer de
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La tercera propiedad esencial del bien común es su primacía sobre los bienes particulares,
que le están, por tanto, subordinados. De manera que, los bienes particulares son armonizables
y compatibles con el bien común, bajo la correspondiente condición de que, en efecto, le estén
subordinados. Debe tenerse en cuenta, que: La subordinación del bien particular al bien común
se basa en la realidad del valor superior de éste, no por ser más extenso al ámbito hacia el que
puede irradiar sus beneficios, sino por ser un bien más eminente, de mejor calidad. Explica
Millán Puelles que: La superioridad del bien común respecto del bien particular es, ante todo,
intensiva, y sólo en virtud de ello, es además extensiva. El bien común es mejor, más intenso,
que el bien particular, y por eso se extiende a un mayor número de beneficiarios o partícipes,
de un modo análogo a como el número de los cuerpos ilumínales es tanto más abundante cuanto
La justicia social impone como deber esta subordinación o sujeción, porque el bien común,
en tanto que es objeto de justicia, constituye un derecho que ha de ser respetado por todos los
miembros de la sociedad. Lo cual quiere decir que existe una justicia, precisamente la justicia
social, que obliga a subordinarse al bien común, de tal modo, por tanto, que el hecho de
someterse y ajustarse a las exigencias de este bien no tiene que ser mirado como algo
puesto que: El fundamento objetivo de la justicia en todas sus manifestaciones es siempre algún
derecho, la virtud consistente en respetarlo se apoya en algún modo de amor, entendiendo esto
Aclara asimismo que: El derecho que el bien común constituye tiene por titular a la
sociedad misma, pero no abstractamente, sino como un conjunto formado por personas cada
una de las cuales tiene, a su vez, el derecho a participar en dicho bien. Se desprende de ello una
consecuencia de gran valor social, pues: Quien no se subordina al bien común no se limita a
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prescindir de su derecho propio y personal a participar en él, sino que además se opone a los
derechos que, respecto a la participación de ese bien, tienen los otros miembros de la sociedad.
El derecho del bien común se fundamenta, en definitiva, en los derechos que las concretas
personas que integran la sociedad tienen a participar en el bien que de esta misma resulta e
objeto adecuado a la dignidad de la persona humana, sino que se comporta de una manera justa,
por respetar los derechos que las demás personas que integran la sociedad tienen a la
El deber, que implica la justicia social, se comprende desde estos derechos, porque: La
justicia social no obliga a nadie, de una manera directa, con ningún ciudadano en concreto, ni
siquiera con todos, pero de forma que sea particularmente con cada uno, sino por cierto a la
inversa: con todos a la vez y en general. El deber de justicia de cada miembro de la sociedad
con respecto a los otros miembros tiene, por consiguiente, dos formas: Primera, ajustarse en
cada situación que se presente al derecho que cada uno de los otros tiene a su respectivo bien
privado; segunda, respetar el derecho que todos tienen, en general, al bien común.
También, en relación con la propiedad de la primacía del bien común, Millán Puelles
menciona que no es absoluta, porque a veces: Un determinado bien particular será mejor que
un cierto bien común, y ése es cuando aquél es de un género superior al de éste, por ejemplo,
el bien espiritual de una sola persona humana vale más que el bien común material. Apoya esta
tesis con el siguiente texto de Santo Tomás, prácticamente desconocido: El bien común es
mejor que el privado cuando ambos pertenecen al mismo género, pero no cuando son de diversa
clase. Por consiguiente, hay que atribuir al bien común la primacía sobre el bien particular, con
la única salvedad de que la comparación sea establecida dentro de un mismo plano de bienes.
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La tesis de la primacía del bien común se ha comprendido muchas veces como si afectara
a la que establece la suprema dignidad de la persona humana. Maritain, por ejemplo, para
individuo es en la ciudad, una parte del cuerpo social. Y en este concepto está ordenado al bien
de la ciudad, como al bien del todo. Pero si se trata del destino que le compete como persona,
la relación es inversa y la ciudad humana se ordena a la realización de este destino. Y así cada
sacrificar su vida por ella si las circunstancias así lo exigen. Pero tomada como persona
Millán Puelles no necesita relativizar la primera tesis para mantener la segunda, porque,
según su concepción: La primacía del bien común respecto del bien particular, en el supuesto
de que ambos sean del mismo género, no atenta a la dignidad de la persona humana. Todas las
confusiones, en este punto de la doctrina del bien común añade que, provienen de un equívoco
fundamental. Es el que estriba en creer que la primacía del bien común es tanto como la
No hay necesidad de corregir en algún aspecto la primacía del bien común ni la dignidad
de la persona humana, porque: Los dos principios en cuestión no sólo son mutuamente
compatibles en virtud de su esencia, por tanto, sin necesidad de añadirles ni de quitarles nada,
sino que además se exigen entre sí, justamente también de una manera esencial.
Para probarlo, Millán Puelles comienza explicando que: El bien común incluye y presupone
advierte que esta dignidad no es en sí misma un bien particular, sino precisamente un bien
común. Por consiguiente, el respeto a la dignidad de la persona humana es, en sí mismo y sin
necesidad de ninguna otra cosa, respeto a un bien a un bien común. Indica, a continuación, que
esta argumentación pone de manifiesto que: Lo que la primacía del bien común significa, ante
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todo, y en orden a la dignidad de la persona humana, es que por encima del respeto a la categoría
la dignidad común a todos los seres humanos. Con la afirmación de la primacía del bien común
no se limita, por tanto, la dignidad de la persona humana, sino que se la asume en toda su
sería común. Todo lo expuesto revela que: La subordinación al bien común es, ante todo y
esencialmente hablando, la única forma de respetar sin excepciones la dignidad de todos y cada
sociedad. Ni el bien particular es el sujeto de este, ni el bien común es la sociedad, sino que
ésta es un medio respecto a él. Además: El bien común no es el bien de la sociedad como
entidad independiente y separada de los individuos que la forman. Un bien de la sociedad sin
ningún posible beneficio para los miembros de ésta no sería verdaderamente un bien común.
Sólo es común el bien del cual pueden beneficiarse los elementos de una comunidad.
En segundo lugar, advierte que: La primacía del bien común no se opone tampoco al
verdadero sentido del principio según el cual 'la sociedad es para las personas y no las personas
para la sociedad. La primacía que se establece no es la de la sociedad sobre las personas, que
la constituyen, sino la de su bien común sobre los bienes particulares. Por ello: Estos bienes,
sin justificarse solamente por servir como medios para el bien de la sociedad, han de
subordinarse, sin embargo, al bien común de todos los miembros de ella, y no porque los
individuos humanos consistan en simples medios para la sociedad que los abarca, sino al
contrario, porque ésta es tan sólo un medio, aunque ciertamente indispensable, para el bien de
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Además, debe tenerse muy en cuenta que, por un lado, ningún individuo humano consiste
exclusivamente en una parte de la sociedad, ni tan siquiera de la sociedad de la que todos los
En tercer lugar, la relación con la subordinación de los bienes particulares al bien común,
indica que: La dignidad de la persona humana no sólo no se deprime, sino que encuentra su
mejor expresión ética en el deber de subordinarse al logro del bien común. Ello es así, porque,
a diferencia de los animales, el hombre se encuentra facultado para llegar a elevarse al bien
común, y cuando se cierra a este bien y lo pospone al mero bien privado se animaliza
voluntariamente y hace traición a su índole de persona. Es muy cierto que: Para pensar lo
contrario habría que suponer, en este orden de valores éticos que la dignidad de la persona
Como también explica en otro lugar: No se ve que esta dignidad sufra algún menoscabo
cuando un hombre prefiere el bien común a su mero bien particular, si el género de ambos es
el mismo; antes por el contrario, mantenida esta condición, el decidirse en favor del bien común
es, indudablemente, algo que honra a quien así procede, y ello no puede negarse como no sea
pensando que la dignidad personal del ser humano consiste en su capacidad de comportarse de
Los elementos del bien común son los tres siguientes: el bienestar material, la paz y los
valores culturales.
Los tres elementos son necesarios y se complementan mutuamente. Si alguno falta, los
acontece en un organismo vivo si se le quita una de sus partes principales o si alguna de ellas
no funciona con la conveniente corrección. La esencia del bien común es un todo, y los
elementos que lo integran deben ser concebidos como partes de una unidad superior, que es la
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que de veras constituye el bien de la sociedad en cuanto tal. El bien común consiste, por tanto,
en una estructura.
El bienestar material, primer constitutivo fundamental del bien común, no es lo mismo que
los bienes materiales, que se precisan para lograrlo. El bienestar material de todos los
ciudadanos es una situación compartida por estos mismos, mientras que los bienes materiales
que tal situación exige son cosas que han de estar distribuidas para que pueda darse el necesario
y respectivo consumo. Puede decirse, por consiguiente, que: El bienestar material es, en su
material, más que ser material en sí mismo, lo es en razón de los instrumentos o medios
esos medios para mantener una existencia humana decorosa representa por su propio carácter
de obligación, una exigencia connotativa del espíritu, ya que los seres meramente materiales
no tienen obligación de ningún tipo. La tercera es que: Lo que en último término se comporta
en el bienestar material como un cierto elemento indispensable del bien común no son los
El bienestar material cae dentro del ámbito de la justicia social, puesto que el objeto propio
y específico de esta virtud es el bien común, y, por tanto, también todos sus constitutivos. A
cuanto a la primera, porque el respeto a la dignidad personal del ser humano, incluida como un
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elemento integrante en la misma noción del bien común, lleva consigo el que la justicia social
desborde el estrecho marco de las necesidades materiales o económicas. Debe tenerse presente
que: El bienestar es solamente una parte del bien común, y tan socialmente injusto como el
excluir de esa parte a algunos ciudadanos sería, a su vez impedirle el acceso a la otra. Por
consiguiente, constituiría una verdadera injuria a la dignidad personal del ser humano el limitar
convivencia.
La segunda representa una limitación del alcance de la justicia social. El bien común exige
que haya una suficiente cantidad de disponibilidades materiales, porque tan cierto es que ese
bien no se confunde con el provecho para unos cuantos miembros privilegiados de la sociedad,
como tampoco consiste en un mal común. La justicia social exige la producción de estos bienes
y los medios necesarios para su justa repartición o distribución. Respeta para ello las leyes
económicas y las leyes políticas que pretenden conseguir estos objetivos. Sin embargo, desde
la justicia social, lo que no cabe admitir es que esas leyes se puedan oponer a las exigencias
morales del bien común, como si la única técnica económica fuese la que se inspira en los
justificada la creencia de que la armonía y la paz sociales resultan, en una forma espontánea,
del puro juego de los intereses productivos, sin intervención alguna del Estado.
la injusticia en el orden del bienestar, existe también la injusticia en el de los otros constitutivos
del bien común. Como en la práctica ambas injusticias están ligadas, es imprescindible
comenzar por la eliminación de la primera, pero sin quedarse en ella, ni considerar que los
demás son un medio para conseguirla. Ello supondría ignorar el imperativo del respeto de la
dignidad de la persona humana. Este imperativo entraña una forma peculiar de participación
en los valores más altos de la cultura; la forma que consiste en beneficiarse de ellos, no a título
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de medios o recursos para otras finalidades, sino en calidad de bienes que en sí mismo son
Los valores culturales no tienen una importancia secundaria, ni pueden ser utilizados como
simples medios para lograr bienes económicos. Para percatarse de ello, basta reparar en que:
Entre estos valores se hallan los que conciernen al sentido de la existencia personal del hombre
persona humana y para el logro de su felicidad, y todos los que componen el ámbito superior
tanto, debe estar ordenada a la participación de todos los miembros de la comunidad en esos
mismos valores superiores de la cultura. Mantener lo contrario no sería otra cosa que degradar
La necesidad del bienestar material, según Millán Puelles, confirma el carácter social por
especie para poder vivir y no de cualquier manera, sino precisamente como hombre. Vivir es,
para el ser humano, convivir con otros seres como él, pues sólo de este modo satisface su
necesidad natural de bienes corpóreos y externos, así como su necesidad, natural igualmente,
1.3.2 La paz
Según Millán Puelles la paz es como el "eje" de la estructura del bien común. En la paz se
realiza lo más específico y propio del bien de la sociedad en cuanto tal, o sea, como comunidad
o solidaria unidad moral entre los hombres. Es tal su significación, que: Sin la paz, la sociedad
sería más aparente que efectiva, pues su unidad moral estaría internamente desgarrada.
La paz es fruto de la justicia. San Agustín en La Ciudad de Dios afirma que: La paz de
todas las cosas es la tranquilidad del orden. Esta definición de la paz, que se ha hecho clásica,
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es equivalente a esta otra, que da en el mismo lugar, y que también se refiere al orden: La paz
ciudadanos. Santo tomas menciona que esta paz es concordia, no de cualquier manera, sino
ordenada, a saber: por concordar uno con otro en lo que ambos convienen. Pues si uno
concuerda con otro, no de espontánea voluntad, sino como coaccionado por el temor de algún
mal inminente, tal concordia no es verdadera paz, porque no guarda el orden de ambos
concordantes, antes es perturbada por lo que infiere temor. Y por esto escribe antes que la paz
es la tranquilidad del orden, la cual tranquilidad consiste en que el individuo tenga apaciguados
La paz exterior o concordia se da cuando los hombres están de acuerdo en los bienes que
les son útiles. Si se mantiene por el temor es ficticia. La concordia auténtica es voluntaria o
espontánea. La paz interior no coincide con esta concordia, porque: La paz incluye la concordia
y algo más. En donde hay paz, allí hay concordia, más no al revés, si es que se toma
propiamente el nombre de paz. Pues la concordia, tomada en rigor, se da con otro, en cuanto
que: La concordia dice unión de apetitos de los diferentes apetentes; más la paz, además de esta
La paz interior supone e incluye la paz exterior y, por ello, es más perfecta. Para la segunda
no es absolutamente necesaria la primera, aunque con ella es más fácil y duradera. De ahí que,
como advierte Santo Tomás: A la paz se opone una doble disensión: la del hombre consigo
En cuanto que la disensión social queda removida por la amistad, hay que afirmar también
que la concordia es un fruto de la amistad, virtud social por excelencia. Por realizar la unión
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Además de señalar la equivalencia entre la paz, entendida en su dimensión individual, y la
concordia o paz social, Millán Puelles hace reparar en que es esencial en ellas el concepto de
orden. En la segunda, tal orden significa la natural y libre conveniencia de las voluntades de
los hombres, no es el consenso impuesto por el temor. Advierte, seguidamente que este sentido
del orden expresa un ideal que no excluye en la práctica el uso de la fuerza cuando ésta es
indispensable para el bien común. Desde el punto de vista de las exigencias de este bien, la
coacción pertenece a la potestad del gobernante, como custodio que es de la justicia en el seno
de la sociedad. También Santo Tomás afirmaba que, a los poderes civiles les está encomendada
la autoridad pública para que sean los guardadores de la justicia; y, por consiguiente, no les es
De este análisis del orden, que revela que le es esencial a la paz social, infiere que: La
verdadera paz, la que conserva el orden conveniente a los hombres, implica Injusticia', y, para
expresarlo en términos de bien común, será preciso añadir que la justicia que dicha paz implica
es la justicia social, cuyo objeto, en efecto, es ese bien. Por esta relación con la paz, segundo
constitutivo del bien común puede también advertirse que la justicia social es, en su misma
raíz, algo concerniente al bien común, a saber: la exigencia de que la sociedad esté organizada
de tal forma que sirva efectivamente para el bien de todos los ciudadanos y no para la ventaja
Ante las actuales confusiones sobre su significado, nota que: La justicia social no es un
favor que se hace por compasión o por lástima, a unos determinados ciudadanos, ni una
venganza que va dirigida contra otros, sino algo que es necesario para el efectivo bien común.
Además, añade, si no se mantiene su conexión con el bien común, entonces: La justicia social
vale decir, de quienes abusan de ella por el doble sistema de explotar, por un lado, las más bajas
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El defecto capital de la mayoría de los malentendidos, con respecto a la justicia social, es
el olvido o desconocimiento de que: Al tener por objeto el bien común, no se refiere, de una
manera directa a ningún tipo de bienes particulares, aunque es preciso añadir que
distribución de los mismos. Con respecto a las dos modalidades de la justicia particular, la
justicia distributiva y la conmutativa: Como justicia general que es, la justicia social se
encuentra en otro plano, el del bien común; y, como norma objetiva de la convivencia, tiene
que constituir el fundamento y el esencial principio ordenador al que se sometan todos los
La justicia social y las dos formas de la justicia particular no sólo son diferentes, sino que,
social como norma objetiva a la que se subordinan los dos modos de la justicia particular, de
la misma manera que todo bien particular, el legítimo, debe subordinarse al bien común.
de la justicia social o, lo que es lo mismo, medios para llevar hasta la esfera de los bienes
La necesidad de mantener la paz, para la consecución del bien común, ha hecho, explica
Millán Puelles, que pretenda justificarse por ella la mera imposición del orden público. La
una manera gráfica, y como en esquema, el sentido de esas exageraciones. Con la agudeza que
a la que se refiere es la que va en detrimento del bien común, ya que en tal caso no existe un
verdadero orden.
obstante, añade a continuación: Cosa distinta es que tan sólo se trate de injusticias parciales y
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ocasionales, evidentemente explicables por la imperfección de la naturaleza humana, pero que
no dejan de ser un desorden, asimismo parcial y ocasional, al que cuanto antes conviene poner
Todavía en mayor medida que el bienestar material: La paz resulta indispensable para que
se dé una efectiva participación de todos los ciudadanos en los valores más altos de la vida,
condicionamiento mutuo, otro tanto ocurre entre esta última y la participación en los valores
culturales. En la filosofía de Millán Puelles, estos valores incluyen siempre los de "carácter
ético y espiritual".
Este tercer constitutivo esencial y básico del bien común, la participación en los valores
en cambio, carácter de fin respecto de los elementos anteriores. Tesis que Millán Puelles
afirma: íntegramente la necesidad y hasta la prioridad de urgencia del bienestar material para
valores espirituales.
En la antropología realista, explica: El realismo de la idea del hombre no consiste tan sólo
la jerarquía axiológica de estas dos dimensiones de nuestro ser. El desatender a esta graduación
podría producir una doble deformación. La primera se daría en una antropología que
identificase la objetiva prioridad de dignidad de los valores espirituales con una efectiva
prioridad de urgencia de los mismos. Si, en lugar de identificar la dignidad con la urgencia, se
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hiciese a la inversa, se daría entonces la segunda alteración, es decir, una concepción que
tomase la mayor urgencia de los valores materiales como expresiva de una importancia mayor.
Esta segunda confusión, a diferencia de la primera, posee una vigencia práctica, que se
explica, a su vez, por la mayor intensidad de apremio de las necesidades de índole material, y
por la superior facilidad con que se advierte el valor de los bienes respectivos cuando se echan
en falta y, sobre todo, cuando se carece de Información precisa para hacerse cargo de los otros.
las dimensiones humanas, Millán Puelles pone, como ejemplo, la reclamación de la justa
distribución de los bienes materiales, preguntándose: ¿Es cierto que cuando se habla de dicha
distribución se está pensando en el perfeccionamiento moral que llevaría consigo, para los
ciudadanos, la práctica de la justicia que se invoca, o más bien lo que importa es el bienestar
material que de ello resultaría? No se persigue, así, el bien común, que no sólo exige la justa
participación en los bienes materiales, sino también en los culturales. Además, tampoco se
reconoce la objetiva jerarquía de dignidad, en cuyo seno el bienestar material y todas las
condiciones que éste pide, se comportan, sin mengua de su intrínseco valor, como instrumentos
Otras veces, se desemboca en una confusión parecida, al recurrir al hecho de que los
propios bienes culturales son fecundos y útiles para el incremento del bienestar material;
porque: Aunque esto expresa algo muy cierto, e incluso llega a justificar ciertas inversiones
relativas del orden de la urgencia, no hay que cifrar en ello el verdadero sentido de los bienes
culturales, ni en lo que toca a la vida del individuo, ni en lo que concierne al bien de la sociedad.
Para evitar este y los otros malentendidos, es preciso tener en cuenta dos puntos fundamentales.
Primero: la superioridad, desde el punto de vista del respeto a los verdaderos intereses
humanos, de los bienes de la cultura y del espíritu sobre los del carácter material. Segundo: la
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Todas estas ideas pueden sintetizarse con la tesis antropológica de que el hombre es un ser
a la vez espiritual y material. Por ello, la ordenación de lo segundo a lo primero se lleva a cabo
en la forma en que los medios y las condiciones valen precisamente para los fines a los que
pueden servir. En resumen, para el ser humano lo material que hay en él, y en torno de él, es
como un instrumento cuyo uso debe orientarse hacia los intereses del espíritu.
Estas afirmaciones patentizan que la filosofía del bien común de Millán Puelles está
orientada a la práctica, que no tiene una mera finalidad doctrinal. Sus reflexiones no están
alejadas de la realidad. En ella tienen su origen y a ella se dirige. Él mismo indica que: A
diferencia de todos los seres que no tienen las facultades propias del espíritu, el hombre necesita
la teoría y la doctrina para darle un sentido a su conducta y actuar, de este modo, como un
verdadero hombre.
bien común y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse de su propiedad si no,
exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por ley, y
eventual perjuicio. Hay acción ante el Poder Judicial para contestar el valor de la propiedad
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2. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA
pueblo, y deberán actuar consultando la justicia y el bien común. El voto de sus miembros será
Artículo 333. La actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites
del bien común. Para su ejercicio, nadie podrá exigir permisos previos ni requisitos, sin
autorización de la ley.
La empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que implica obligaciones.
económica y evitará o controlará cualquier abuso que personas o empresas hagan de su posición
La ley delimitará el alcance de la libertad económica cuando así lo exijan el interés social,
BOLIVIA
Artículo 270.
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gradualidad, coordinación y lealtad institucional, transparencia, participación y control social,
Artículo 385.
I. Las áreas protegidas constituyen un bien común y forman parte del patrimonio natural y
cultural del país; cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y económicas para el
desarrollo sustentable.
Artículo 1º. Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. La familia es el
El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y
estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines
específicos.
para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno
con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.
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Art. 83.- Son deberes y responsabilidades de las ecuatorianas y los ecuatorianos, sin
Art. 1.- El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad
del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y
El Estado promoverá y garantizará los avances de carácter social y político para asegurar
el bien común, asumiendo la tarea de promover el desarrollo humano de todos y cada uno de
exclusión.
Toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad, la patria y la humanidad.
Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la
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9. CONSTITUCIÓN DEL REINO DE DINAMARCA
Artículo 75º
1. En interés del bien común, se realizarán esfuerzos para que todo ciudadano capacitado
PUBLICAS DE LA SOCIEDAD
1. REFERENCIAS EN REVISTAS
frente a la crisis generalizada del capitalismo que no solamente es una crisis financiera, sino
también económica, también alimentaria, energética, climática, que finalmente todos estos
aspectos están vinculados con la lógica fundamental del capitalismo, es decir una economía
solamente orientada hacia la ganancia y la acumulación del capital considerado como único
motor de la economía, y eso tiene un carácter tan destructor que es insostenible, por lo menos
a largo plazo y el problema es que para resolver esta situación no podemos pensar solo en una
regulación del mercado, eso no basta, debemos pensar en alternativas, en otro paradigma, en
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y revisar los cuatro fundamentos de toda vida social en el planeta:
como fuente de toda vida y eso tiene aspectos totalmente prácticos, por ejemplo, si se acepta
eso como principio no se puede aceptar más la propiedad privada sobre los recursos naturales
ni tampoco la mercantilización de los bienes esenciales a la vida, como el agua, la semilla, etc.;
para cambiar el paradigma se debe pasar del predominio del valor de cambio, que es el
capitalismo, al valor de uso, porque si una cosa no es una mercancía no puede tener ganancias
ni acumulación de capital. El valor de uso, es decir cuál es la utilidad para la vida del planeta
y de la humanidad.
democráticos a todas las relaciones humanas, a todas las instituciones, porque no haya nada
y dar la posibilidad a todas las culturas, las filosofías, las espiritualidades, de contribuir a la
experiencias en este sentido pero todavía no tienen una fuerza tal que puedan cambiar la
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vinculación entre todas estas iniciativas de movimientos locales, de colectivos, para pensar
una nueva fuerza que pueda hacer cambiar la situación, y esa es la idea del bien común de la
humanidad. Que va más allá de la defensa de los bienes comunes, pero que lo integra recuperar
los bienes comunes es una etapa absolutamente necesaria, pero para ir más allá.
Economía
Marta Avesani, Master presenta su tesis sobre la Sostenibilidad Global del Mundo
negocio, basado en la Economía del Bien Común. Además, Marta es miembro de la EBC
Marta destaca el modelo de la Economía del Bien Común como el único con las
Marta, ¿En qué consiste el modelo de “True Business Sustainability”, de Katrin Muff y
Thomas Dyllick? ¿Qué relación tiene con la Teoría del Bien Común?
Empresa) define a la empresa como una organización orientada a resolver problemas globales
y a servir a las necesidades universales creando un valor positivo para el bien común. Esto
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significa que el enfoque principal no es la empresa sino la sociedad y sus desafíos globales. En
consecuencia, la empresa redefine las estrategias, el modelo de empresa y el valor que crea en
función de los desafíos de sostenibilidad a los que quiere contestar. El enfoque cambia de la
La relación entre el modelo teórico de la True Business Sustainability y la teoría del Bien
Común se traduce en una empresa que no tiene como objetivo la maximización del beneficio
económico para unos pocos sino el ponerse al servicio de la sociedad y del planeta (del bien
humanas. Esto no significa que la empresa no debe ganar dinero, sino que el dinero se presenta
El modelo del Bien Común se basa sobre la cooperación y las relaciones de confianza entre
que la cooperación gana sobre la competición De hecho las innovaciones más grandes se logran
en periodos de paz, armonía y colaboración entre los diferentes stakeholders. Creo que la
conexión entre la Economía del Bien Común y el bienestar social se traduce en la utilización
cooperación procura relaciones satisfactorias, confianza entre las personas, una disminución
competición significa que alguien gana y alguien pierde. El sentimiento de quien pierde es la
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frustración. La competición se alimenta con el miedo. Estos sentimientos negativos no
2. REFERENCIAS EN PERIODICO
Hace falta mucho valor para defender que las políticas de los Gobiernos de Rajoy y de Rudi
son por el bien común. Y para ponerse a dar lecciones sobre lo que es la solidaridad, como hizo
la presidenta de Aragón, hace falta algo más que me abstengo de calificar por respeto
institucional, no por falta de ganas. El PP, en Madrid y aquí, está desmantelando la educación,
la sanidad y los servicios sociales públicos, aplicando su ideario neoliberal con la coartada de
la crisis. Cuando se obliga a pagar la crisis a los que en absoluto la provocaron, cuando se deja
sin beca de comedor a quien la necesita, se hace pagar una parte de los medicamentos a los
pensionistas, se condena a los empleados públicos a perder una parte importante de su salario,
discuten los 400 euros a los parados, se deja en la estacada del paro a más de la mitad de los
jóvenes, se echa a la calle a cientos de interinos y se pone en duda hasta la gratuidad de las
solidaridad. Al menos sin hacer el ridículo. Interés de grupo, el del PP, es disminuir el tamaño
del Estado para hacer negocios con lo que ahora son servicios públicos. Intereses de grupo, el
del PP, son, por ejemplo, tragarse el coste de la comercialización para mantenerse en el poder.
Vicent Zaragoza
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Querido lector, lo he dicho siempre y, esta vez lo repito, que la política, en el fondo y bien
entendida, tan solo es un quehacer, un instrumento, una tarea, etc. que debe servir a los que no
tienen otro poder y debe buscar el bien común, la justicia social, la convivencia, etc.
Pero bueno, intentaré no pecar de pardillo y diré que no todos la entienden y la ejercen
contradictorias y enemigas del propio ser de la política. Así, por ejemplo, y ese es el motivo de
esta referencia, estos días y en diferentes medios estamos viendo como desde posiciones
conservadoras y retrógradas se ejerce la política como mal fario, como mala cosa que se echa
a la cara del otro para hacer daño. Es decir, utilizando la falsedad con fines electoralistas y por
la sola consecución y control del poder político, sin aportar soluciones a los problemas de estas
tierras y de sus gentes y lo que el pueblo quiere es una reforma inmediata del sistema de
financiación, un mejor reparto de las inversiones del estado que termine con el déficit inversor
Encima, ahora, estos días estamos viendo como esa derecha autónoma, vendida
incondicionalmente al PP de Madrid.
Querido/a lector/a, esto que les he contado es un buen ejemplo de un ejercicio político
Pienso que la Humanidad es una masa gris. Y quizá sea un problema de distancia. Cuando
refiero sólo a la especie que triunfó sobre la Tierra y se encarniza ahora contra ella. Me refiero
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a cada uno de los seres humanos, que nacen, se fatigan por sobrevivir, hacen el bien o el mal,
a cada uno de los individuos, sin los cuales la colectividad no existiría o no sería la misma. Los
grandes movimientos culturales los acaudilla, en apariencia, un individuo; y sus epígonos son
acata el mando de sus líderes y se les asemeja. Pero ¿es así de simple? ¿Un genio del arte, de
de los otros, tan presentes en él como él mismo? ¿No existe la memoria colectiva; un secreto
impulso común que se concreta; el subconsciente que nos alimenta más o menos a todos? O la
Historia está escrita, o la escribimos entre todos. Sin que ni una sola mano pueda dejar de
hacerlo.
Hay palabras que dejan de usarse y su significado también parece desaparecer del ámbito
de la realidad. Hoy es difícil encontrar en los medios de comunicación alguna referencia al bien
común. Las palabras que actualmente se cruzan formando una extensa red se refieren a crisis
Pero pienso que lo que nos pasa es que nadie se ocupa del bien común sino de sus propias
poder, sin ninguna preocupación por las vidas y necesidades de los demás.
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Por bien común hay que entender el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que
permitan a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia
perfección. Afecta a la vida de todos y exige prudencia por parte de cada uno y más aún por la
de aquellos que ejercen la autoridad. El móvil que dirige la actuación de los políticos es, a mi
parecer, la de obtener y gozar de los beneficios del poder, configurando y manipulando a los
escrupuloso respeto a la persona para que pueda actuar de acuerdo con la recta norma de su
El bien común exige un grado de bienestar suficiente para que cada persona pueda llevar
una vida verdaderamente humana en cuanto a alimento, vestido, salud, trabajo, educación,
cultura, información adecuada o derecho a fundar una familia. Para hacer posible todo ello es
especialmente de los que resulten más necesitados, y la colaboración de todos. Nadie puede
buscar un disfrute parasitario de los beneficios sociales, sin su propia aportación al bien común
El bien común implica también que exista una situación de paz, dentro de un orden justo y
clase, ideología, raza o religión. Los gobernantes no pueden apoyar ninguna situación de
violencia, pero tienen que defender los derechos inalienables de todos los ciudadanos.
Hay que volver a situar en el primer plano de la sociedad esta idea del bien común, más
aún en tiempos de crisis y de problemas. La sociedad entera debe tomar parte más decidida en
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la consecución del bien común y usar el derecho a votar para expulsar de la vida pública a los
desarrollo, bienestar y cumplimiento de sus fines. Hay que basar este orden en la verdad,
edificarlo en la justicia y vivificarlo por la amistad y el amor entre todos los hombres, por
Todos nos creemos mejores de lo que somos. Apoyados en la barra de un bar y con una
cerveza en la mano no hay quien nos gane, destripamos al primer político que se nos cruce y
hacemos añicos la medida más justa para la comunidad. No ocurre lo mismo cuando aquella
Vamos para treinta años de democracia y a lo largo de todo este período un ejército de
mujeres y hombres, de todo signo político, han luchado y entregado su tiempo a la causa del
bien común. Claro que han existido sinvergüenzas, no me he caído de un guindo, y continuarán
del mismo modo que los hay en todas las profesiones del mundo y tristemente son los que más
Prefiero quedarme con lo bueno de las cosas y no hacer caso de aquellos que despotrican
mientras ellos sí que hacen trampas a la hacienda pública, explotan al trabajador que tienen a
Se aproximan las elecciones municipales y cada vez son menos las personas con ganas de
aventurarse en el mundo de la política, a pesar de ser tan necesarias, ya que hay menos
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Creemos merecerlo todo porque sí. Gracias de verdad a todas aquellas gentes honestas del
mundo de la política, por construir, a pesar de sus defectos y muchas virtudes, la sociedad del
V.CAPITULO CONCLUSIONES
CONDORI RAMIREZ, JHONATAN ISRAEL. - El bien común es el que tiene por forma extensa
el beneficio efectivo a toda la sociedad, el bien común tiene por objeto varios beneficiarios y
participes, el fin del bien común es el bien de todas las personas. Los elementos que conforman
el bien común son aplicables de manera conjunta para su efectividad y si es que uno de sus
una deficiencia del bien común. Los elementos del bien común son: el bienestar material, que
necesario y respecto consumo; la paz, constituye el punto central del bien común y comprende
la unificación y la ordenación de la sociedad; los valores culturales, los cuales son de carácter
ético y espiritual a él se llega a través de qué manera efectiva se cumpla con el desarrollo del
vez conjunta con la historia de la evolución del ser humano, este bien común constituye un
beneficio que abarca a toda la sociedad de manera que todos sus componentes reciban un
beneficio. El bien común alude a todo lo que puede ser beneficioso y a la vez utilizado por los
a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia
perfección. El bien común afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada uno,
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CUELLAR ALVARO, YULY. - El bien común es una sociedad que trabaja en equipo para
un bien, como por ejemplo cuando hacemos obras de caridad por el colegio y a si sea el más
mínimo granito de apoyo o colaboración cuenta para un apoyo el bien común del colegio me
párese que es muy destacado el tema de comunidad porque son barias personas las que lo
conforman y barias personas las que ayudan a que este apoyo pueda salir adelante. El bien
común equivale, con otras palabras, al conjunto de condiciones necesarias para que todos los
hombres, las familias y las asociaciones puedan lograr su mayor desarrollo. El medio más
importante que tienen las autoridades para dirigir a la sociedad al bien común son las leyes
civiles. Esta ley es una ordenación de la razón, en orden al bien común, promulgada por quien
tiene a su cargo la comunidad. El fin de las leyes civiles es facilitar a los hombres su perfección.
El bien común se puede ver desde diferentes ámbitos como en lo económico, filosófico,
histórico, en lo jurídico etc. Los bienes comunes son todos aquellos bienes de cuyos usos y
beneficios todos pueden disfrutar por igual. Es muy importante conocer la característica del
más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad
social y mayor suma de estabilidad política. Desde mi punto personal considero que el bien
común es muy importante para el progreso de la sociedad, pero para poder alcanzar el bien
común no tiene que haber el egoísmo, individualismo que un grupo de personas solo piensen
VI.CAPITULO Bibliografía
Aquino, S. T. (s.f.). De los principios de la naturaleza, coleccion los grandes pensadores. Sarc.
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Samagni, S. (2007). El bien comun en la sociedad posdmoderna. cultura economica.
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