Está en la página 1de 6

BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA AGENDA DE SEGURIDAD INTERNACIONAL

Para evitar equívocos e intentando ser económico, propedéuticamente


distinguiré aquí “Seguridad Internacional” (SI) como definiendum de las
investigaciones, estudios y disciplinas académicas del área de las Relaciones
Internacionales (RI) que tienen como objeto a la seguridad internacional (si). Entiendo
que el material empírico de las RI son imágenes y percepciones emitidas y recibidas por
y desde las unidades políticas que constituyen el pluriverso que enmarca el universo
discursivo de las RI. Desde este punto de vista, el material empírico de la seguridad
internacional es fundamentalmente el resultado de la tensión generada por la proyección
de imágenes de las estaturas estratégicas de las unidades políticas y de las percepciones
que estas construyan del entorno en cuanto amenazas, adversidades y desafíos que
impliquen, como última instancia resolutiva, el empleo de la fuerza (la amenaza de
empleo o su posibilidad) como último argumento legal. Así, los objetos de estudio de la
Seguridad Internacional son constituidos por las tensiones generadas en o entre las
unidades políticas que acomodan sus pretensiones políticas y sus capacidades de
potencia en el pluriverso.
La emergencia de esas tensiones denuncia la existencia de fuerzas que se
orientan, unas a mantener y otras a quebrar, la estabilidad de las relaciones de fuerza
pudiendo, de ese modo, reforzar, dificultar o colocar en riesgo la gobernabilidad
nacional, regional o mundial. Este es el ambiente en el que la definición de “Política”
schmittiana se presenta con la real dimensión de su expresividad1, pues es a partir de la
percepción de las imágenes proyectadas en el pluriverso que las unidades políticas
realizan la esencia de la política al distinguir entre todas las unidades decisorias que allí
se encuentran la constelación de amigos de la de los enemigos, aquellos con los que se
podrá colaborar de aquellos que se deberá combatir2. De esa manera, esa tensión en la
correlación de fuerzas global que mantiene o amenaza la gobernabilidad (legítimo
monopolio de la fuerza e incontestable univocidad jurídica sobre una comunidad en un
territorio definido) se presenta como el digno objeto epistémico sobre el que se
debruzarán los investigadores de la Seguridad Internacional dentro de las RI. Nótese
que esta definición excluye, o deja como fenómeno marginal de las consideraciones de
esta área de estudios, buena parte del menú de desafíos que la hiperpotencia coloca en la
agenda de “nuevas amenazas”, con la que intenta convencer a los gobiernos de América

1 Recordemos que para Carl Schmitt el soberano impone internamente un orden normativo que regula
las relaciones sociales, tornando el comportamiento de los ciudadanos previsible. En ese sentido, dice
Schmitt, la primera función del soberano es despolitizar. Así, los conflictos inherentemente sociales
son resueltos agonísticamente, es decir, por ajuste a normas previamente establecidas. Internamente,
en lugar de política (identificación del enemigo) hay “policía”, que protege al ciudadano aislando o
anulando el comportamiento de aquellos que no reconocen las normas y así colocan en riesgo la
seguridad de todos los otros ciudadanos. La importancia de esta reflexión shmittiana para la
democracia es que rechaza la idea del “enemigo interno” que la Doctrina de Seguridad Nacional
introdujo en las dictaduras militares latinoamericanas. De esa forma, para Schmitt, para quien la
esencia de la política es la posibilidad de distinguir la constelación de amigos de la de los enemigos,
solo se ejerce al exterior de la unidad política.
2 El concepto de enemigo, para Schmitt, no deriva del latino inimicus, es decir, aquel que me odia,
sino del griego hostis, que mienta a aquel que me combate y puede colocar en riesgo mi particular
forma de ser. El enemigo, para este autor, es aquel cuya presencia amenaza mi existencia.
Analizamos este concepto en “La centralidad La centralidad del concepto de enemigo en la teoría de
la soberanía de Carl Schmit” in Jorge Dotti y Julio Pinto (editores), Carl Schmitt: Su época y su
pensamiento. Buenos Aires: Ed. EUDEBA, 2002
Latina de emplear a las fuerzas armadas nacionales para las cuestiones internas 3. Con
efecto, el crimen organizado, el narcotráfico, la creciente violencia urbana, por ejemplo,
a pesar de preocupar a las sociedades y a sus gobernantes, no constituyen una amenaza
a la gobernabilidad, ellas no cuestionan el orden normativo que criminaliza su actividad,
criminalización que constituye precisamente “el alma del su negocio”.
No obstante haya sido el motivo fundacional de la ONU y fuerte incentivo para
la creación de los primeros cursos de RI en el mundo, la seguridad internacional dejó de
ser objeto prestigiado en los análisis de RI, especialmente después del desplome de la
antigua URSS y el consecuente Fin de la Guerra Fría, cuando algunos analistas,
seducidos por el espejismo de una Paz mundial, la aceptación universal de la
“democracia” y la declarada victoria del capitalismo —eliminando de ese modo el
motivo del conflicto que dinamiza el devenir histórico de la humanidad— adhirieron
precipitadamente a la decretación del “Fin de la Historia”. Pero la historia es pertinaz e
insensible a los caprichos y apelos de los estudiosos. El conflicto es inherente a la
sociedad y continuará a producir el oxígeno para la combustión que dinamiza los
conflictos que empujan a la humanidad a su futuro ignoto, lo que no es necesariamente
negativo.
Durante la Guerra del Golfo (02/08/1990 – 28/02/1991), las mal llamadas
“bombas inteligentes” desintegraron el sueño de una paz definitiva. Esa inesperada
conflagración obligó a convocar de urgencia a los pocos especialistas que ahora
tendrían la tarea de analizar la nueva configuración de las relaciones de fuerzas que
definiría la fisonomía de una seguridad internacional en permanente mutación. La
importante novedad de esta área en aquel momento consistió en que, los que hasta ese
momento rivalizaban por el control global y que generaban la mayor concentración
posible de la tensión en las relaciones de fuerzas en lo que se llamó “bipolaridad”4,
ahora, y por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, aparecían ambas potencias
del mismo lado del conflicto, con el beneplácito de la ONU y la satisfacción de los
medios de comunicación internacionales (ya super-concentrados en tres o cuatro
fuentes). Ese sí fue un notable divisor de aguas, una bisagra en el panorama de la
seguridad internacional y no el 09/11 como tantos defienden. Nuevamente, los inefables

3 Desde la Primer Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas (CMDA) de 1994 en


Williamsburg quedó en evidencia el interés político de los Estados unidos para el continente.
Reaccionado a dos tendencias en ese momento acuciantes, por un lado, el Fin de la Guerra Fría y por
otro los principios diagramados por el Consenso de Washington, los Estados unidos intentan
recuperar las riendas estrategias de un continente olvidado durante toda la Guerra Fría con
argumentos que en el fondo buscaban reducir o anular la defensa de las decisiones soberanas de los
gobiernos Latinoamericanos. El argumento central fue “para que fuerzas armadas si no habrá mas
problemas fronterizos entre los países” (como si los únicos problemas viniesen apenas de los países
vecinos) y “Ya que tienen fuerzas armadas inútiles, tienen que reducir el Estado y sus problemas son
otros e internos, por qué no usar las fuerzas armadas para tratar de ellos?” Para conseguir esto,
intentaron proponer sin medias tintas una “agenda hemisférica de seguridad” apoyada en “nuevas
amenazas” que ellos definirían. Discutimos o concepto de amenazas en varios textos, el último puede
ser consultado en:
https://www.academia.edu/35590223/Amenazas_Concepto_clasificaci%C3%B3n_y_proceso_de_sec
uritizaci%C3%B3n
4 En su clásico Paz y Guerra entre las Naciones, Raymond Aron advertía, con la clareza que le era
habitual, que la correlación de fuerzas que rige la política en el mundo puede agruparse en dos tipos
de regímenes, el multipolar o el bipolar y reafirmaba que la bipolaridad de la correlación de fuerzas
era la máxima concentración a que se podía llegar. Con efecto, desde el punto de vista filosófico, la
esencia de la fuerza es su alteridad, que es su justificación. Lo que justifica la fuerza es una otra
fuerza que resiste a mi voluntad. La idea de una única fuerza es abyecta, sería el fin del ambiente
internacional, como el propio Aron argumenta.
oportunistas de las RI se precipitaron para acuñar el contradictio in terminis
“monopolaridad” (¡como si la polaridad pudiese ser monádica!) para referirse a la
disolución de la bi, para la multipolaridad reinante en aquel momento, tal vez como un
intento por resignificar pragmáticamente el inequívoco concepto de “imperialismo”5.
Los internacionalistas, tan afectos a las modas y los neologismos como perezosos a la
hora de profundizar sus reflexiones, no demoraron en adoptar y emplear extensamente e
sin cualquier criterio ese término absurdo en sí mismo, tal vez para someterse a las
exigencias editoriales colonialistas e conseguir publicar sus artículos en la metrópolis o
meramente porque sabían a quién servían con ello.
Los acontecimientos del 11/09 fueron, sin lugar a dudas, un fuertísimo incentivo
para los estudios de Seguridad Internacional (especialmente por la extensa cobertura de
los medios de comunicación y la notoria falta de especialistas) pero, al mismo tiempo,
representó en el escenario internacional el ingreso en la que llamé “la década del
sonambulismo estratégico” de la hiperpotencia. Me refería al período histórico en el
cual los Estados Unidos perdieron de vista el objetivo, hasta ese momento prioritario, de
su proyección estratégica, el silencioso y amenazador crecimiento de China, para
lanzarse en una intempestiva guerra contra fantasmas diluidos en una nebulosa global.
El resultado previsible de esa obnubilación estratégica fue la compleja situación actual
de inseguridad internacional en la que irresponsablemente sumergieron al mundo. Pero,
por su vez, y posiblemente aprovechando la distracción estratégica de la hiperpotencia,
la República Popular China extendió sus pretensiones estratégicas, siguiendo
rigurosamente la planificación de largo plazo que caracteriza los sístoles y diástoles de
su política externa.
Cuando el espanto, ante la percepción del empantanamiento estratégico en el
cual se había metido (tanto en Afganistán como en Iraq), despertó a la hiperpotencia de
la pesadilla que confunde victoria en la guerra con victoria de la guerra, o el éxito
militar con el suceso político, China ya había atravesado parsimoniosamente el
continente africano para llegar al Océano Atlántico, con inversiones en infraestructura y
la creación de instituciones a su paso. En el último Forum on China-Africa Cooperation
(FOCAC), China se comprometió a invertir en ese continente 60 mil millones de
dólares americanos para desarrollar infraestructura e industrialización, además de otros
60 millones para aplicar específicamente en capacitación bélica y asistencia militar
gratuita. Con ese monto, es de esperar que la Unión Africana pueda capacitar y
mantener un ejército regular con capacidad de pronta respuesta para administrar la
emergencia de crisis y operar en apoyo a las operaciones de Paz de la ONU en la región.
Por otro lado, en el continente americano, además de su incisiva y consistente inserción
comercial y económica en prácticamente todos los países, la República Popular China
consiguió que en la Constitución de Nicaragua fuese incluida la construcción de un
canal interoceánico para barcos del tipo Pos-Panamax y Super-Panamax a cargo de la

5 Criticamos por primera vez este concepto en un artículo de opinión “A nova (dês) ordem mundial”
publicado en el periódico O Estado de S. Paulo del 19 de mayo de 1992, donde afirmábamos que
“algunos comentaristas, aquellos que por fatiga de pensar adhieren fácilmente a las modas,
imaginaron que, después de la caída del muro y de la actitud connivente de los soviéticos durante la
Guerra del Golfo, nada impediría la concentración absoluta de la fuerza, ignorando que por esencia la
fuerza implica en su alteridad, llegaron al absurdo conceptual: ‘monopolaridad’, como si la polaridad
pudiese ser monádica!”. Mas detenidamente, con Juliana Bigatão Puig, analizamos este concepto en
“Las mutantes máscaras de Marte” in TAMAYO, Ana Maria (editora) Conocer la Guerra, Construir
la seguridad. Aproximaciones desde la Sociedad Civil. Lima: Instituto de Defensa Legal, 2008;
especialmente pg 43 e Ss. Accesible en:
https://www.academia.edu/3768246/LAS_MUTANTES_M%C3%81SCARAS_DE_MARTE
ingeniería china. En el caso de realizarse esta construcción, como consta en los planos,
este canal mudará radicalmente la fisonomía geopolítica mundial.

Las texturas de la seguridad internacional: propuesta metodológica


El aspecto que asumió el panorama actual de la seguridad internacional en el
mundo puede ser visto, desde la perspectiva de la Seguridad Internacional, como una
serie de tres camadas tectónicas concéntricas y superpuestas, con características y
dinámicas específicas, pero que se relacionan entre sí y en algunos casos muy
íntimamente. Asocio a cada una de estas capas tectónicas acontecimientos y fenómenos
propios que se vinculan entre ellos y, en algunos casos, con acontecimientos y
fenómenos de las otras camadas. En la capa epitelial de la si, que es la más superficial y
también la más visible, porque afecta directamente al ciudadano común y a la opinión
pública internacional, se encuentran preocupaciones con condiciones de conmover la
seguridad internacional como, entre otras, los cambios climáticos y los impactos medio-
ambientales, las migraciones forzadas, el crimen organizado, el tráfico de narcóticos
ilícitos, de personas y armas y el terrorismo (no necesariamente en ese orden). Podemos
decir que es en esta capa tectónica de la seguridad internacional donde se encuentran
aquellas preocupaciones de la hiperpotencia que presiona para incluir como “nuevas
amenazas” en la Agenda Hemisférica de Seguridad. Algunas teorías defienden que el
calentamiento global y el consecuente derretimiento de los polos podrán acabar con
países insultares, que secas prolongadas, incendios, heladas y otras catástrofes naturales
cobrarán caro en vidas humanas y migraciones forzadas, evidenciando la contradicción
entre la acumulación desenfrenada del capital y la sustentabilidad del planeta. Otro
fenómeno internacional ya visible y que llama la atención de la SI son las grandes
migraciones forzadas por la crisis del capitalismo y/o las guerras, particularmente en
África y Medio Oriente en dirección a Europa. Estos movimientos poblacionales
provocan un impacto inmediato en las condiciones de vida urbana de las grandes
ciudades, dejando en descubierto la falta de preparación y de políticas públicas para
atender a los refugiados que, en alguna medida, ellos mismos provocan. Todo indica
que las olas de refugiados continuarán y posiblemente aumentarán al ritmo de las crisis
económicas y el flagelo de las guerras que se vislumbran en el horizonte histórico.
Las acciones terroristas se encuentran en la misma camada tectónica, y si bien es
cierto que su impacto mediático y por lo tanto social es enorme, este fenómeno
pertenece aún a la camada epitelial de la seguridad internacional. El hecho de pertenecer
al aspecto más superficial no justifica los análisis simplones y los comentarios
opinativos tan abundantes entre los estudiosos de Relaciones Internacionales y que
apenas repiten la hermenéutica ideológica ofrecida por la concentración absoluta de los
medios de comunicación que representa intereses específicos. Estos fenómenos exigen
estudios académicos profundos, que recurran a las teorías históricas y políticas sobre el
terrorismo, elaboradas y discutidas mucho antes del 11/09,6 y que de hecho representan
buena parte de los artículos científicos de la SI en las RI.

6 De hecho, analizamos ese concepto y discutimos esas teorías varios años antes del 11/09 y el
resultado fue parte de la tesis doctoral, pero se puede ver un artículo reciente donde presento un
desarrollo más acabado sobre el tema, como en “Fertilidad heurística da abordagem vitimológica para
a análise do Terrorismo” accesible en:
https://www.academia.edu/5618420/TERRORISMO_FERTILIDADE_HEUR%C3%8DSTICA_DA_
ABORDAGEM_VITIMOL%C3%93GICA_PARA_A_AN%C3%81LISE_DO_TERRORISMO
Las Misiones de Paz (MP), que parecen haber asumido definitivamente la
investidura formal del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, pertenecen a
una camada tectónica más profunda de la seguridad internacional. Se trata de un
fenómeno que involucra varios tipos de actores internacionales, como Estados, ONU e
organizaciones regionales, ONGs y otras organizaciones formales permanentes (como
las fuerzas armadas) operando en difícil y no siempre armónica combinación. Las MP
constituyen el empleo oficial de fuerzas armadas bajo mandato de la ONU, mas ese
instrumento es formado por profesionales altamente entrenados en una grande gama de
misiones para enfrentar los riesgos que este tipo de actividad conlleva. La forma,
intensidad, medios, tácticas y estrategias que serán empleadas son motivo de gran
preparo, así como exige también la familiaridad con otras lenguas y con el manejo de
diversos medios de combate. En la actualidad, las MP se aproximan peligrosamente de
simples y caprichosas intervenciones militares (muchas ocultas tras el nebuloso manto
del principio de la “Responsabilidad de Proteger”) llegando, en algunos casos, a contar
en sus mandatos con enemigos previamente definidos que deben ser “anulados”.
En esta capa tectónica de la seguridad internacional también se encuentras las
numerosas guerras que actualmente ocurren simultáneamente en varias partes del
mundo. Algunas de ellas se manifiestan en la forma de guerra convencional, otra en la
modalidad asimétrica, otras en forma de “primaveras” (“la continuación de la guerra por
otros medios”, frecuente actualmente y con diferentes resultados en el norte de África,
Medio Oriente, Este de Europa y en América del Sur); en algunas los efectivos son
irregulares y en la mayoría se emplean tácticas y medios de los más variados, entre las
cuales también acciones terroristas. En casi todas esas guerras los actores no estatales
asumen papeles importantes (algunas veces como procuración de Estados interesados en
el conflicto, pero que no desean involucrarse política ni jurídicamente en el mismo) por
lo cual deben ser considerados en el análisis, como grupos irregulares, mercenarios,
empresas privadas de seguridad y también de defensa, inefables mercaderes de la
muerte ofreciendo sus productos para todas las partes beligerantes y, con una
efectividad implacable, los medios de comunicación monopolizados. En efecto, con el
objetivo de disminuir el costo político resultante de la muerte de soldados de ejércitos
nacionales en guerras de difícil comprensión para la ciudadanía en general, algunos
Estados están empleando, de manera cada vez más sistemática, empresas de guerra
privadas y el uso extensivo e intensivo de Vehículos Aéreos No Tripulados (VANTs),
con los que proyectan la letalidad de los Estados en otros territorios y en situaciones de
guerra no declarada. Con relación a las víctimas de las centenas de vuelos diarios, la
ausencia de una normativa internacional cubre, con un manto de impunidad, claros
crímenes internacionales sobre los cuales la sociedad internacional permanece en
cómplice silencio. Lejos de condenar estos crímenes, la mídia internacional los aprueba
y conmemora, constituyendo, a rebeldía de la ley y la ética internacional, un
linchamiento internacional consentido. Todos estos elementos constitutivos de los
conflictos armados actuales, introducen componentes que dificultan, tanto el análisis de
la SI cuanto la práctica, en la hora de negociar la paz, particularmente con actores no
reconocidos como interlocutores válidos, lo que conduce a una improbable guerra de
exterminio. La consecuencia inmediata del uso de estos expedientes tensiona la ética y
el derecho internacionales. En esta segunda capa tectónica aún se emplean con algún
resultado los análisis geopolíticos que están siendo retomados y renovados teórica y
metodologicamente.
Algunas de estos conflictos armados de la segunda capa tectónica de la
seguridad internacional podrían ser explicados, con sus diferentes matices y
características visibles, como siendo manifestaciones abiertamente bélicas del calor
provocado por la fricción y roce de las capas tectónicas más profundas del sistema de
correlación de fuerzas del sistema internacional. Esa fricción resulta de la permanente
reacomodación y reajuste de las cambiantes estaturas estratégicas de las superpotencias
nucleares, que se presentan como potenciales polos gravitacionales de las geometrías de
fuerzas mundiales y que podrán definir la polarización para las próximas décadas. La
política externa china en el Mar de la China, con su periódica reivindicación territorial
sobre las islas y de proyección marítima, así como Rusia en Ucrania y su sorprendente
protagonismo en la guerra contra el Estado Islámico en Siria y en Iraq, son parte del
juego de emisión de imágenes y percepciones con que dialogan las superpotencias. En
este nivel de placas tectónicas la geopolítica, aunque importante, es insuficiente para
analizar el panorama concreto de la seguridad internacional. La capacidad y potencia
estratégica de los sistemas de armas en juego torna a la geografía apenas una variable
entre otras y la explicación exige más del análisis político-estratégico que del
geopolítico. En esta placa, donde las superpotencias refinan sus percepciones
estratégicas y también calculan y proyectan las imágenes de sus estaturas estratégicas
para ocupar los espacios globales, es donde se fraguan las matrices que formatarán el
sistema de fuerzas globales y pautará la agenda de temas de la SI. Debajo de esta placa
tectónica, reina solitario e incandescente el magma donde la fuerza, la economía, la
política, la cultura, las religiones y visiones de mundo se mezclan por siempre
incansablemente. Masa ígnea que permanece amorfa y opaca para la ciencia y que
apenas se revela para algún filósofo desvelado o para algún dios aburrido que aún se
interese por el patético devenir del drama humano.
Estas camadas analíticas no son estancas ni sus límites nítidos, por el contrario,
muchas veces se confunden y mezclan. Algunos confictos de la actualidad abren
verdaderas grietas que surcan todas las camadas telúricas, dejando al descubierto la
participación activa de ingredientes correspondientes a cada una de ellas. Un ejemplo
emblemático es la guerra en Siria, donde desde MP hasta presencia ostensiva de las
grandes potencias nucleares pueden ser notadas. Otra infeliz situación que pede venir a
abrir una grieta en las camadas telúricas de la si está constituida por la crisis de
Venezuela. Quien se atreva a mirar por esas grietas podrá ver todos los horrores de cada
una de las camadas puede mostrar y allá en el fondo, incandecente, los intereses,
justificativos e motivos calentados en el magma de la historia.
Creo que todos los temas relatados aquí brevemente asumirán mayor gravedad
en los próximos años, lo que exigirá de los profesionales de RI serias y profundas
investigaciones científicas. Resta insistir en que la topografía de la profundidad de las
diferentes camadas que articulan la seguridad internacional no significa que existan
solamente algunos temas profundos y otros resulten superfluos para la agenda de SI. En
realidad, la profundidad de los trabajos de investigación de SI no es relativa a la camada
escogida de la seguridad internacional, sino, a la adecuación metodológica, a la
pertinencia teórica, a la consistencia lógica y, sobretodo, a la seriedad profesional y
autonomía intelectual con que se aborde o asunto. La dignidad epistémica de un trabajo
científico no es otorgada por el objeto, más por la forma en que ese objeto fue tratado.

También podría gustarte