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“La autonomía universitaria”

Presentado por Andrés Felipe Gómez


Estudiante de contaduría pública
“La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a
cambiar el mundo” - (Paulo Freire)

Primeramente, pensaría y diría que es un interrogante interesante, abierto y de múltiples


respuestas, pero sobre todo es importante analizarlo para saber y resaltar los fines que
tenemos los estudiantes con nuestra ciudadanía y la cultura que presentamos en nuestro país.
Es de esencial importancia reconocer que es ciudad, siendo esta un asentamiento de
población con atribuciones y funciones políticas, administrativas, económicas y religiosas, a
diferencia de los núcleos rurales que carecen de ellas, total o parcialmente. Esto tiene su
reflejo material en la presencia de edificios específicos y en su configuración urbanística y
cultura ciudadana es un subconjunto de lo que abarca la cultura definida de la manera como
lo hemos hecho. Al nombre también le está pasando ahora con lo que le sucedió al término
“cultura”: viene ampliando su significado, incorporando más cosas, causando más
confusiones, ya que su concepto es amplio y diverso. La definición que tuvo el primer
gobierno de Mockus en Bogotá, fue: “maneras como los habitantes de una ciudad entienden
y se comportan en los entornos urbanos” y me parece real y precisa su definición, pues esta
son las acciones realidad por cada uno de nosotros en nuestra ciudad.
Seguidamente la relación que tiene la universidad con la ciudadanía es bastante diversa y
complicada puesto que la universidad es el lugar en el que se aprende el conjunto de saberes
que permitirán al futuro titulado ejercer una profesión o dedicarse al ámbito de la
investigación. Sin embargo, no resulta tan obvio que la universidad sea un lugar en el que se
aprenda un conjunto de saberes éticos y ciudadanos. En este ensayo se sostiene que una de
las funciones de la formación universitaria es de carácter ético y que no puede entenderse
una formación universitaria de calidad que no incorpore de forma sistemática y rigurosa
situaciones de aprendizaje ético y de formación ciudadana. Además, la optimización ética y
moral de las futuras y futuros titulados en tanto que personas demuestren en nuestra sociedad
es reflejo de la universidad, lugar donde se educaron para ser personas integras, así como la
menciona nuestra misión.
Se argumenta que una formación universitaria de calidad no puede separar la formación
profesional de la formación ciudadana y se ofrecen tres razones: la primera relacionada con
el concepto actual de formación universitaria; la segunda con el objetivo de cohesión social
y no sólo de competitividad que debería tener como misión la universidad hoy; y la tercera
derivada de las investigaciones sobre desarrollo moral y aprendizaje ético.
En resumen, de todo lo dicho acerca de los fines que tiene la universidad con la ciudadanía
se debe resaltar que esta forma profesionales integrales e investigadores(as) en ejercicio
autónomo de la responsabilidad social y en búsqueda de la excelencia académica para
propiciar el desarrollo humano, la democracia participativa, la sostenibilidad ambiental y el
avance de las ciencias, la tecnología, la innovación y las artes con nuestra ciudadanía y la
cultura ciudadana de un país. Ahora bien el termino de cultura ciudadana es un poco más
complejo debido a que en nuestro entorno como bien se dijo anteriormente existen diferentes
formas de pensar, actuar y expresarse y esas son las razones por las que hacen de la
universidad un ente público encantador y enriquecedor como también un ente nada bueno
por así decirlo porque radica en nuestras acciones calificar el lugar que nos formó como
profesionales y personas dignas de pertenecer tanto al campo laboral como a nuestra cultura.
También se debe adicionar que el rol que deben adquirir las universidades como agentes de
transformación y consolidación del modelo democrático, principalmente ante al reto de
construir ciudadanos completos, interesados por las necesidades del entorno físico y social,
por la toma de decisiones colectivas, que se conciben a sí mismos como ciudadanos partícipes
y no únicamente como votantes con miras a satisfacer sus propios intereses. Destaca el papel
prioritario de la responsabilidad social universitaria que promueva la gestión social del
conocimiento para todos los actores sociales, que tenga como finalidad la construcción de
una cultura ciudadana formada, responsable y participativa, que responda ante la injusticia,
la insostenibilidad, la violencia y la corrupción. Repensar la función social de la universidad
pública requiere defender los valores propios de la educación superior pública, en el sentido
de que todos los ciudadanos tengan la igualdad de oportunidades para desarrollar sus
capacidades, eliminando obstáculos de carácter económico y social, así como los culturales
y políticos que afectan e impiden ese desarrollo siempre y cuando se actué se presenten ideas,
tradiciones y costumbres que caractericen a un pueblo, a una clase social, o una época con
principios y valores.

Referencias bibliográficas
[1] Revista Iberoamericana de Educacion, Colombia. Recuperado el 14 de febrero de 2019.
https://rieoei.org/historico/documentos/rie42a05.htm
[2] TRILLA, J. (1992): El profesor y los valores controvertidos, Barcelona, Paidós.
Recuperado el 14 de febrero de 2019.

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