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“ENSAYO FINAL”
MATERIA:
TEORÍA DE LA INTEGRACIÓN
MAESTRO(A):
MIGUEL ANGEL VAZQUEZ
ALUMNO(A):
DYKE GARCÍA JESÚS ANTONIO
De esta manera Viner continua su explicación, pero, antes de seguir es importante delimitar
y subrayar una serie de supuestos que sirven de referencia como son en materia de impuestos,
facilitando la formulación de la interpretación de la unión aduanera;
Impuestos nominales, es decir impuestos que no tienen ningún efecto sobre las
importaciones porque no habría importación de bienes de la clase correspondiente aún en
ausencia de todo impuesto sobre ellos (Viner, 1950: 90).
Impuestos efectivamente protectores, es decir, impuestos que hacen bajar las importaciones,
no solo volviendo más caros para los consumidores potenciales los bienes del tipo específico
involucrado y disminuyendo así su consumo, sino también y, sobre todo, desviando el
consumo de los bienes importados hacia los productos de las industrias nacionales
correspondientes (Viner, 1950: 90).
Es a partir de estos en los que el autor se plantearía una serie de cuestionamientos para
elaborar una pregunta central en la investigación, teniendo cuatro posibles escenarios a
responder:
a) Para cada uno de los países miembros de la unión aduanera por separado.
b) Para los dos en conjunto.
c) Para el resto del mundo
d) Para el mundo en su conjunto.
De igual forma, con estos posibles escenarios, buscaba dar cabida a respuesta como:
Las distintas posturas de los partidarios del libre comercio o proteccionismo las dejaría de
lado para plantearse un ejemplo en donde localizaba a tres países, de los cuales, dos
realizaban tratados que los llevarían a tener una unión aduanera:
“Habrá otros bienes que uno de los miembros de la unión aduanera importará ahora
por primera vez del otro, mientras que antes de la unión los importaba de un tercer
país que constituía la fuente de abastecimiento más barata posible aún tras pagar el
arancel (…)”. El objetivo fundamental de una unión aduanera y su consecuencia
principal, para bien o para mal, es el desplazamiento de las fuentes de abastecimiento,
y el desplazamiento puede ser hacia fuentes de costo más bajo o más alto, según las
circunstancias. Cuando predomina la fuerza de creación de comercio, uno de los
miembros, por lo menos, debe beneficiarse; ambos pueden beneficiarse; los dos
juntos deben obtener un beneficio neto; y el mundo en conjunto se beneficiará”
(Viner, 1950: 91).
Antes de continuar es de resaltar las dos fuerzas que incurren en el comercio, como la
creación y desviación de comercio. Primeramente, se busca definir creación de comercio:
“Ocurre cuando cierta producción doméstica en una nación que es miembro de una
unión aduanera se sustituye por importaciones más baratas de otra nación miembro”1.
“Este ocurre cuando las importaciones más baratas ajenas a la unión aduanera se
remplazan por importaciones más caras de un miembro de la unión (…) ocurre a causa
del tratamiento comercial preferencial otorgado a las naciones miembros. El desvió
del comercio, por sí mismo, reduce el bienestar porque desplaza la producción de los
productores más eficientes fuera de la unión aduanera hacia productores que lo son
menos dentro de esta”2.
Por último, Jacob Viner propone siete características que ayudan a observar los resultados de
su hipótesis, además, que proporciona información para contar con un mejor funcionamiento
de la unión aduanera, esto en dirección del libre comercio y de la creación de comercio:
1. Mientras mayor sea el área económica de la unión aduanera y por lo tanto el margen
potencial para la división interna del trabajo.
1
Este concepto es utilizado en Dominick Salvatore, y es de vital importancia tomar en cuenta en este ensayo
ya que el ejemplifica de mejor manera este concepto en su libro “ Dominick Salvatore, Economía Internacional,
segunda parte, política comercial internacional, 10.2 uniones aduaneras creadoras de comercio, página 300”.
2
De igual forma Dominick Salvatore es un referente en la literatura del comercio internacional.
2. Mientras menor sea el nivel “medio” de los aranceles sobre las importaciones
provenientes del resto del mundo en comparación con el nivel que prevalecería en
ausencia de la unión aduanera.
3. Mientras mayor sea la correspondencia en clase de productos de las industrias de
costos altos entre las diversas partes de la unión aduanera protegidas por aranceles en
ambos países miembros antes del establecimiento de la unión aduanera, es decir,
mientras menor sea el grado de complementariedad o mayor el grado de rivalidad de
los países miembros respecto de las industrias protegidas antes de la unión aduanera.
4. Mientras mayores sean las diferencias en los costos unitarios de las industrias
protegidas del mismo tipo en las diversas partes de la unión aduanera y, por ende,
mientras mayores sean las economías que puedan derivarse del libre comercio en los
que toca a estas industrias dentro del área de la unión aduanera.
5. Mientras mayor sea el nivel de los aranceles en los mercados de exportaciones
potenciales fuera del área de la unión aduanera respecto de los bienes en cuya
producción tendrían una ventaja comparativa los países miembros de la unión
aduanera en condiciones de libre comercio y, por lo tanto, mientras menor sea el
perjuicio resultante de la reducción del grado de especialización en la producción
entre área de la unión aduanera y el resto del mundo.
6. Mientras mayor sea el conjunto de industrias protegidas para las que un
ensanchamiento del mercado se traduciría en costos unitarios menores que los de la
posible importación de los bienes correspondientes provenientes de resto del mundo.
7. Mientras menor sea el conjunto de industrias protegidas para las que un
ensanchamiento del mercado no se tradujese en costos unitarios menores que los de
la posible importación de los bienes correspondientes provenientes del resto del
mundo y que sin embargo podría expandirse bajo la unión aduanera (Viner, 1950:
99).
Desde el punto de vista del libre comercio, las uniones aduaneras no son necesariamente
buenas ni malas; las circunstancias antes mencionadas son los factores determinantes.
Alfredo Guerra-Borges (2003)
Algunos de los principios de la teoría tradicional pueden utilizarse metodológicamente como
instrumentos evaluativos de los efectos de la integración (Guerra-Borges, 2003: 11).
Es preciso señalar que previamente a los planteamientos de Viner, este autor precisa que ya
se habían puesto en marcha modelos e interpretaciones de las cuestiones aduaneras, ejemplo
de ello han sido los estudios de Cournot que señalaban la eliminación de las barreras
arancelarias tenía efectos sobre la eficiencia y la equidad, pero mayores consideraciones.
Posteriormente, Knut Wicksell y otros autores se ocuparon de los aspectos económicos de
las uniones aduaneras, sin realizar un análisis completo de su problemática.
Ante el uso de conceptos como bienestar mundial existieron diferentes posturas que buscaban
darle sentido a esta parte del análisis. Habrá de notarse la profusa referencia al bienestar,
sobre todo mundial, en la obra de Jacob Viner —quien sentó las bases de la teoría neoclásica
de las uniones aduaneras— y de sus continuadores al punto de constituirse en el centro de la
evaluación positiva o negativa de los efectos de la integración.
No obstante, no hay en sus trabajos un señalamiento preciso del significado con que usaban
el término, por lo que el lector contemporáneo lo sobreentiende atribuyéndole el sentido que
en general tiene en nuestros días, de alguna manera relacionado con el desarrollo económico.
De esta forma surgen distintas posturas que Borges señala, por ejemplo, la de Pigou, siendo
este uno de los autores más destacados en materia de teoría del bienestar;
“el bienestar está compuesto por estados psíquicos y por sus relaciones, lo que
subraya la visión individualista del neoclasicismo, así que el análisis de las causas de
su incremento o disminución quedó circunscrito “a aquella parte del bienestar social
que puede ser relacionada, directa o indirectamente, con el metro del dinero”. A esta
parte se le designó bienestar económico, cuyas fronteras con el bienestar en sentido
general son sumamente imprecisas” (Guerra-Borges, 2003: 14).
De esta manera el autor concluía que a priori no es posible determinar cuál será el resultado
final de la unión; todo depende de la forma que ésta asuma en la práctica, conclusión que
divergió por completo de la idea hasta entonces prevaleciente según la cual las uniones
aduaneras siempre aumentan el bienestar.
Ante tal afirmación surgió un autor que se opuso Lipsey quien argumentaría de que, si bien
“la creación de comercio y la desviación de comercio es fundamental para la clasificación de
los cambios en la producción derivados de una unión aduanera, y no pueden basarse en ella
conclusiones de bienestar” (Guerra-Borges, 2003: 16).
De esta manera Lipsey continuo sus postulados señalando lo siguiente:
“el cambio de los precios por efecto de la unión aduanera influye no sólo sobre la
eficiencia de la producción sino también en el aumento del consumo de los bienes
producidos dentro de la unión, lo que se traduce en una reducción de sus
importaciones del resto del mundo. (…) pero como a su vez los cambios en el
consumo provocan cambios en la producción, dicho autor juzgó que era mejor
distinguir entre sustitución de países y sustitución de bienes. Lo primero sería por
efecto de la creación y desviación de comercio y lo segundo por efecto del cambio de
los precios relativos” (Guerra-Borges, 2003: 17).
El autor H.G. Johnson complementando la idea de Lipsey afirmando que del análisis anterior
se deriva que era mejor definir los términos de creación y desviación de comercio de modo
que impliquen tanto los efectos de producción como los efectos de consumo.
Distintas fueron las críticas y señalamientos que la teoría de Viner recibiría, de esta forma
Bela Balassa resume lo expuesto de la siguiente manera: “mientras la eficiencia productiva
resulta afectada por la sustitución entre fuentes de oferta de la misma mercancía, la eficiencia
en el intercambio está relacionada con la sustitución entre bienes de consumo de distinta
especie” (Guerra-Borges, 2003: 17).
Otro autor que complementaba la cuestión de bienestar era Pearse, quien indicó claramente
que el propósito de las uniones aduaneras es redistribuir el ingreso mundial a favor de los
países miembros gracias a un mejoramiento de los términos de intercambio con el resto del
mundo:
“la formación de uniones aduaneras puede ser particularmente aconsejable para los
países pequeños que individualmente no tienen influencia en los términos de
intercambio, mientras que si forman parte de una unión aduanera los países pueden
hacer con sus socios lo que no pueden hacer solos” (Guerra-Borges, 2003: 19).
Años más tardes señala Borges, existirían distintos autores como Krugman que llegarían a
conclusiones más radicales en materia, en base a supuestos de poder de negociación y toma
de decisiones.
Ante los limitantes de la teoría tradicional surgen tres nombres que van unidos a la apertura
de la teoría hacia nuevos horizontes: Harry Johnson, Charles Cooper y Benton Massell, cuyos
artículos aparecieron en 1965. A partir de ellos, su contribución abrió cauces para nuevos
enfoques, incluyendo más adelante el desarrollo económico, iniciando así la primera fractura
en los esquemas vinerianos.
Argumento que permite a Andrés Malamud partir del concepto de la integración regional o
a veces considerado regionalismo, que consiste en un proceso formalizado y conducido desde
el Estado. Sin embargo, este autor diferencia, con el concepto de regionalización, siendo este
determinado por los flujos de intercambio entre un conjunto de países territorialmente
contiguos. Además, agrega que este es un proceso que se realiza principalmente desde el
mercado y secundariamente desde la sociedad civil.
Sin embargo, existe un criterio de funcionalismo que contrasta con la idea de federalismo.
“es concebido en la noche final de la segunda guerra mundial como una alternativa a la
política de salvaguarda de la paz mundial (…) como un sistema pragmático, tecnocrático y
flexible para superar los problemas que traían aparejados el nacionalismo y las unidades
políticas en competencia” (Malamud, 2011, 222).
Posteriormente existió una nueva corriente llamada neofuncionalismo, esta sostenía que el
cálculo utilitario por otra parte de los actores, y no el dramático o apasionado compromiso
con un nuevo orden.
Bajo una lógica de mercado la integración no puede descartar aspectos como la oferta y la
demanda como condicionantes. Si bien bajo condiciones de demanda la integración proviene
de crecientes niveles de interdependencia regional, esto, cuando los actores trasnacionales
perciben que sus actividades transfronterizas enfrentan altos costos de transacción, demandan
a las autoridades nacionales o supranacionales que los disminuyan a través de la cooperación
y coordinación. Por otro lado, bajo condiciones de oferta, estas se remiten a la presencia de
liderazgos, entendido como la capacidad y voluntad de uno o más actores de pagar una parte
desproporcionada de los costos requeridos por el emprendimiento regional. Por último, una
condicionante que es la inercia, que se encarna en instituciones que congelan condiciones
previas de demanda u oferta (Malamud, 2011: 225).
Lo anterior es un acercamiento a la pregunta central que realiza Perroux. Por otra parte, en
un mensaje presidencial Gottfried Haberler definió la integración como “relaciones
económicas más estrechas entre las áreas que se trata”, dando los primeros criterios como
son libre comercio de las mercaderías, libre circulación de los factores de producción y
coordinación de las políticas económicas.
Los primeros dos criterios son estrictamente a lo anteriormente señalado como las formas
que toma el mercado para llevar a cabo la integración. Por otra parte, la integración nacional
descarta al precio y al mercado como una forma adecuada de operar una atribución
(distribución) de los recursos.
Por último, el autor considera lo que para el sería la integración que es, “tal como se observa
y tal como se puede justificar económicamente puede definirse como la combinación de
operaciones de mercado y operaciones fuera de mercado por procedimientos privados y
procedimientos públicos a fin de procurar a cierto número de conjuntos o espacios sociales
los medios de una mejor atribución de sus recursos en vista a un desarrollo autónomo en
beneficio de su propia población” (Perroux, 1967: 49).
En una zona de libre comercio, los aranceles y las restricciones cuantitativas entre los
países participantes son abolidos, pero cada país conserva sus propios aranceles en
contra de los no miembros.
Una unión aduanera implica, además de la supresión de la discriminación en el ámbito
de los movimientos de productos con la asociación, la equiparación de los aranceles
en el comercio con los países no miembros.
En un mercado común, donde se suprimían las restricciones comerciales no sólo, sino
también a las restricciones a los movimientos de factores.
Una unión económica, a diferencia de un mercado común, combina la supresión de
las restricciones a las materias primas y el factor de movimientos con un cierto grado
de armonización de las políticas económicas nacionales, a fin de eliminar la
discriminación de que era debido a las disparidades en estas políticas.
Finalmente, la integración económica total supone la unificación de las políticas
monetarias, fiscales, sociales y anticiclicas y requiere la creación de una autoridad
supranacional cuyas decisiones son vinculantes para los Estados miembros (Balassa,
1961: 175).
Integración y política
Los motivos políticos pueden impulsar el primer paso en la integración económica, pero, la
integración económica también reacciona en la esfera política, de manera similar, si los
motivos iniciales son de carácter económico, la necesidad de unidad política puede surgir en
una etapa posterior. Desde el punto de vista económico, la cuestión fundamental no es si las
consideraciones económicas o políticas dieron el primer impulso al movimiento de
integración, pero lo que los efectos económicos de la integración es probable que sean.
(Balassa, 1961: 177).
Se puede decir que el objetivo último de la actividad económica es un aumento del bienestar.
Con el fin de evaluar la conveniencia de la integración, su contribución al bienestar debe ser
considerado. En primer lugar, los aspectos no económicos presentan cierta ambigüedad;
segundo, incluso restringir el significado del concepto de " bienestar económico " en la
tradición de Pigou, nos enfrentamos a las conocidas dificultades de las comparaciones
interpersonales si tratamos de decir nada más allá de la condición de Pareto: un aumento del
bienestar de un hombre conduce a un aumento en el bienestar social sólo si no hay una
reducción en el bienestar de los otros miembros del grupo. En el caso de la integración, el
bienestar económico se verá afectado por (a) un cambio en la cantidad de bienes producidos,
(b) un cambio en el grado de discriminación entre los productos nacionales y extranjeros, (c)
una redistribución de la renta entre los ciudadanos de diferentes países, y (d) la redistribución
del ingreso en los países individuales. La eficiencia económica significa eficiencia en la
producción y la eficiencia en el intercambio, y una mejora en uno o ambos constituye un
incremento del potencial de bienestar. (Balassa, 1961: 180).
Después, abordar un segundo momento del regionalismo denominado abierto. El cual está
justificado en aspectos como un cambio de modelo, una necesidad de inserción en mercados
internacionales, como con EUA, además, una vinculación a reformas estructurales y de ajuste
de orden neoliberal, y una explotación de ventajas comparativas, en el sentido de reducción
de costos y generar bajos niveles de desviación de comercio. Basado este, en el regionalismo
abierto cepalino, entendido como un proceso creciente de interdependencia económica a
nivel regional, impulsado tanto por acuerdos preferenciales de integración como por otras
políticas en un contexto de apertura y desreglamentación.
Luego, el autor plantea una tercera etapa regionalismo postliberal, justificado en que la
construcción de un nuevo modelo de integración o de desarrollo no puede estar basado
únicamente en las relaciones comerciales, ni ligado con un motor externo. Basado este, en
un proceso pragmático, en donde se caracteriza por primacía de la agenda política e
ideológica, vuelta a las políticas desarrollistas, liderazgo de estado en el proceso, y una
incorporación de la cooperación en políticas sectoriales.
María Gabriela Duarte Vargas (2011)
La autora aborda de tajo la definición de integrar antes de hablar de integración económica.
Por otra parte, en la esfera mundial existen condiciones como ya se han mencionado de
mercado e institucionales que permiten fortalecer estructuras supranacionales:
“La integración global del mercado es -para algunos- la más idónea por cuanto se
trata de un conjunto único que lucharía por alcanzar la optimización de su economía.
No obstante, otros defienden la integración regional, porque la consideran la mejor
vía para superar las barreras fronterizas y así acercarse a lo global. En otras palabras,
la integración no es un capricho sino un modo de actuar logrando conservar la
soberanía de los Estados” (Duarte, 2011: 56).
Por último, al igual que Malamud (2011) se plantea aspectos como el funcionalismo donde
cita a David Mitrany, Celestino del Arenal, Dougtherty y Pfaltzgraff, Francesc Morata y
Ernst Haas. Y su pensamiento básico al respeto del funcionalismo, como es el funcionalismo
se sitúa entre el idealismo y el federalismo en busca de un sistema universal de paz, o bien,
el Estado aparece cada vez más inadecuado para satisfacer las necesidades de la humanidad
(Duarte, 2011: 60).
Surge así el neofuncionalismo que buscaba separar las tareas económicas y sociales de las
políticas, transfiriéndolas a una autoridad internacional empapada en el tema, como señala la
autora: “El neofuncionalismo maneja lo que es el efecto inducido o desbordamiento, es decir,
una lógica expansiva entre los sectores a partir de una integración” (Duarte, 2011: 60).
Junto a esto termina su análisis con el neorrealismo tuvo entonces serios detractores y se hizo
necesaria la formulación de nuevas teorías, además que la globalización se estaba
expandiendo rápidamente y era difícil seguir manteniendo al Estado como actor principal,
sin obviar que las fronteras económicas estaban desapareciendo a medida que avanzaban los
procesos de integración. Surgiendo así, planteamientos como el constructivismo,
estatocentrismo y multicentrismo, de los que actualmente se estarían abordando en este
entramado que es el proceso de integración.
CONCLUSIONES