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LA NACION | SOCIEDAD

Una app permite comprar comida más barata


antes de que los restaurantes la tiren a la basura

p permite comprar comida más barata
e: LA NACION ­ Crédito: Ignacio Sánchez

Flor Illbele

13 de mayo de 2019  • 17:23

E n la esquina de Marcelo T. De Alvear al 1600, una calcomanía sobre la puerta


vidriada anuncia que el local All that Food trabaja con Winim: la nueva aplicación que
permite comprar la comida que los restaurantes no vendieron en el día a mitad de
precio. Disponible en Android y en IOS, a un mes de su lanzamiento, Winim ya superó
las dos mil descargas.

"Comenzamos con 60 locales y ya sumamos más de 110. Para algunos comercios, sobre
todo por la situación que atraviesa el país, es complicado calcular cuánto producir en el
día. A veces la demanda no es la esperada y les sobra comida que, si no llega a ser
donada, termina en la basura", explica Santiago López Silveyra (24), Licenciado en
relaciones internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella y co-fundador de Winim
junto a Santiago Guglielmetti (25) y Federico Broggi (25). Inspirados en modelos
europeos (como Karma) y estadounidenses (Food for all), los tres amigos y ex alumnos
del Colegio Argentina Modelo, empezaron a trabajar en este proyecto en octubre de
2018 y, finalmente, lo lanzaron al mercado el pasado 11 de abril.
#salválacomida

telito que avisa que el restaurante está adherido
e: LA NACION ­ Crédito: Ignacio Sánchez

No importa en qué sentido se lea (de arriba hacia abajo o viceversa): "Winim" significa
"Win-Win". "Lo bautizamos de esta manera porque con este sistema ganan todos: los
locales al generar ingresos extra con comida que, de otra manera, terminaría en la
basura; los usuarios al conseguir comida rica a precios accesibles; y el medioambiente,
dado que se reduce el desperdicio de alimentos", resumen sus creadores.

Este último punto, no es un dato menor. En Argentina, de acuerdo con los últimos datos
de la Secretaría de Agroindustria, se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos
al año: a razón de 38 kilos per cápita. De la totalidad de esa cifra, 14,5 millones
corresponden a pérdidas (etapas de producción, almacenamiento, transporte y
procesamiento) y 1,5 millón corresponde a desperdicio (comercialización y consumo).

"Esta es una tragedia silenciosa de la que poco se habla. Mientras tiramos toneladas de
comida, millones de personas se mueren de hambre. Al mismo tiempo, estamos
afectando a nuestro planeta con la emisión de gases de efecto invernadero y derroche de
agua", agrega Guglielmetti.
En primera persona

ela y Diana, de All That Food
e: LA NACION ­ Crédito: Ignacio Sánchez

"Cuestan $ 170, pero con el descuento de la aplicación quedan en $ 127", dice Diana que,
con la ayuda de su hija Micaela, aprendió a manejar la App sin problemas. La dinámica
–dicen a dúo- es muy simple. "A eso de las 15 hs, cuando termina el horario pico, nos
fijamos qué quedó en la cocina. Hoy, por ejemplo, sobraron unos crepes de ricota y nuez
y una tarta caprese. Lo que hacemos es meternos en la aplicación, poner la descripción
del plato, el precio y listo", cuentan madre e hija.

En el caso de los usuarios, una vez que descargan la aplicación (funciona con
geolocalización) pueden encontrar los locales más cercanos que trabajan con Winim y
elegir la comida que más les guste a precios económicos. Después, pagan y retiran el
pedido por el local de acuerdo a la franja horaria estipulada. Quienes se animan, pueden
puntuar el servicio (las opciones van de una a cinco estrellas) y dejar su comentario.

(Casi) todos contentos


"Ofrecemos las tartas y las ensaladas que no pudimos vender a mitad de precio ($ 100),
que es el equivalente al costo. De esa manera recuperamos lo que invertimos. No se
trata de ganar dinero, lo que más valoramos es no tirar comida", aseguran, mientras
acomodan la mercadería en la heladera.

muchachos de BUFFA la app les funciona
e: LA NACION ­ Crédito: Ignacio Sánchez

En Recoleta, sobre la Avenida Manuel Quintana 456, se encuentra escondido al final de


una galería el restaurante José Luis. Con más de treinta años de trayectoria, la cocina de
esta lugar ofrece comida española y variedad de pescados y mariscos. Liliana Lugones
(47), a cargo del local desde hace ocho años, cuenta que desde que usa Winim pudo
volver a cocinar un cochinillo entero por día.

"Antes no me rendía: terminaba regalando la mitad a mis empleados o a personas que


venían a pedir. Ahora, lo que no se come al mediodía, lo vendo en porciones con papas a
la española y cebolla a través de la aplicación. El precio original es de $ 590 y lo dejo a $
400", dice Liliana.
En Kanú Sushi Bar de Palermo, los descuentos son aún más tentadores: Wok de pollo
(de $ 400 a $ 200), ensalada de salmón, queso y palta (de $ 429 a $ 250) o una tabla de
sushi de 20 unidades (de $ 700 a $ 400). Cerca de allí, en la esquina de Dorrego y
Cabrera funciona, hace un cuarto de siglo, El Timón de Don Jesús: un restaurante de
comida casera. Su dueño, Hernán, dice que se descargó App, y que la usa a modo de
publicidad para tener presencia en las redes. "Acá en el barrio me conoce todo el
mundo, pero quizá sirve para que acerquen personas de otros lugares", expresa.

p permite comprar comida más barata
e: LA NACION ­ Crédito: Ignacio Sánchez

Sin embargo, no todo es color rosa. Winim, también fue duramente criticada en las
redes sociales. "Me estoy enterando ahora de la existencia de una aplicación para
comprar la comida que sobran de los restaurantes. Este país es, por momentos,
vomitivo", escribió @ferosoriano. En su cuenta de Twitter, el periodista @Juan_Amorín
abrió el debate: "¿Militando el ajuste o eficiencia? ¿No era mejor hacer una app para que
esa comida sea donada a comedores?". "Me parece terrible estar negociando con las
sobras, es el revolver la basura de manera más top", contestó @marconstruye.
Indignada @maria_elena_mdq agregó: "Es una vergüenza. Hay personas que sacan de
lo poco que tienen para ayudar a otros que necesitan y estos miserables van a vender las
sobras".

Si bien esperaban cierta reacción negativa, los creadores de la aplicación la defienden a


capa y espada. "No se trata de militar la crisis. La propuesta de Winim es combatir un
problema global, como el desperdicio de comida. No sucede solo en Argentina sino en el
resto del mundo y, por eso mismo, hay aplicaciones similares en otros países", dice
Guglielmetti. Y agrega: "Los comerciantes hacen lo posible para que no les sobre
comida; incluso aún regalando, muchas veces les queda y la terminan tirando. Nosotros
apoyamos y complementamos a organizaciones no gubernamentales, como Proyecto
Plato Lleno, que dona comida a través de voluntarios a personas que la necesitan. Para
nosotros sería ideal hacer llegar esto a diferentes comedores, pero operativa y
logísticamente es muy difícil de lograr. De hecho, en Francia, el Estado intentó hacerlo y
no lo logró. Así fue que triunfó la App Too good to Go".

Más allá de las opiniones a favor o en contra, con apenas un mes en el mercado, Winim
sigue sumando adeptos. Para fin de año, estiman sus creadores, serán más de 600 los
comercios adheridos. "Además de probar el sistema, recomendamos probar la comida",
concluye Guglielmetti.

Por: Flor Illbele

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