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Introducción
Muchas preguntas se hace el mundo del arte en este siglo XXI. ¿Porque y Para
que? ¿Cuando y donde? ¿Hacia dónde? ¿Hacia? Entre tantas, una que atañe a
nosotros músicos podría ser la siguiente: ¿Porque la gente no va a los conciertos de
música académica, sobretodo de la que es nueva? Acotemos la pregunta: ¿Porque
es poca, y quizás cada vez menos, la gente que asiste a los conciertos de música
académica compuesta en los años recientes? Aclaremos algunos puntos.
Comparada con la música popular, la música académica cuenta con pocos
asistentes y la música académica contemporánea con poquísimos. Quizá veamos
cada año, en festivales de música académica nueva, varios asistentes y mucho
movimiento en los estrenos de las nuevas obras, sin embargo, comparada con
festivales como el Vive Latino o el Coachella, la afluencia al foro de música nueva
“Manuel Enríquez” resulta bastante más que modesta. Acerca de lo que es música
académica se puede discutir mucho y tal vez aún más se puede discutir sobre qué
es la música académica nueva. No es ocioso hacer notar que en las academias
ahora se enseña desde música pop y rock, hasta jazz y la música de mariachi
(mucha de la cual es nueva, mucha más nueva que la consideramos nueva música
académica). Pero aquí me fío de la intuición del lector de este escrito, de quien
estoy seguro que sabe lo que es esa “música académica” a la que me refiero. Quizá
lo sabe como Agustín de Hipona sabe lo que es el tiempo “Si nadie me lo pregunta,
lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.” Como bien se
imagina el lector, la respuesta a la pregunta inicial: “¿Porque la gente no va a los
conciertos de música académica, sobretodo de la que es nueva?” tiene muchas
posibles respuestas atravesadas muchos puntos de vista divergentes. Las
respuestas sin duda tienen que ver con el arte mismo pero también con lo político, lo
económico, lo filosófico y por lo tanto, con la sociedad. ¿Que es la música si no un
fenómeno social?
Música auténtica
Sin embargo, el filósofo tiene también en cuenta que no todos los escuchas son
iguales ni tienen una formación de la misma calidad o, cuando menos, no todos los
escuchas tienen la misma actitud hacia la obra musical. La escucha ideal, que
adorno llama escucha estructural, es aquella en la que el escucha no se pierde nada
de lo que acontece, al tiempo que se pregunta a cada momento por lo que ha
escuchado. El escucha que puede aprehender la “realidad concreta” de la música es
un escucha profesional de los que, en realidad, existen pocos. Si bien Adorno era
consciente de la pretensión utópica que sería buscar que todos fuésemos escuchas
profesionales, le parece más realista buscar que fuéramos buenos escuchas. El
buen escucha (raro también en nuestros tiempos) no tiene, por lo general,
conocimiento técnico explícito y pueden no comprender del todo las estructuras y
mecanismos de la música. Sin embargo el buen escucha tiene memoria y puede
conectar lo que acaba de escuchar con lo que ahora escucha y con lo que
escuchará algunos compases más adelante. El buen escucha sabe seguir una línea
melódica o una sucesión armónica aunque no pueda nombrarles. Reemplazando y
superando ya en número al buen escucha está el consumidor cultural, consecuencia
de la industria, para el consumidor cultural la música es no más que un activo en
términos económicos. El consumidor cultural puede estar muy bien informado,
asistir a gran cantidad de conciertos y ser un ávido coleccionista de discos, sin
embargo, la música no deja de ser para él un entretenimiento más. Otros tipos de
escucha, parecidos a éste, podrían ser el escucha de entretenimiento, el escucha
emocional o el escucha resentido. El escucha de entretenimiento no se compromete
con la música, que es para él una distracción cómoda. Este escucha, como tantos
de nosotros en estos años, escucha la radio mientras trabaja en cualquier otra cosa
y presta poca atención a una o a otra de las actividades. Por último, la escucha
emocional y la escucha resentida, aunque sean dos actitudes hacia la música
posiblemente opuestas, no son portadoras de una escucha crítica y racional.
Y ¿Porque no va la gente a los conciertos de música
académica contemporánea?