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FIGURA 15. Las dos maneras de evitar que las partículas calientes del
plasma interactúen con las paredes; usando una pestaña sólida llamada
limitador y creando líneas de campo abiertas en la orilla para extraer las
partículas a las placas colectoras (diversor).
Dejemos por ahora los tristes problemas del transporte anómalo, que
limitan los valores de tE, y concentrémonos en el otro parámetro del
plasma que también debe tener valores grandes: la temperatura.
Para alcanzar valores altos de la temperatura hay que calentar el
plasma de manera eficiente, especialmente los iones, pues son los
que nos interesa que reaccionen. En un tokamak se tiene un método
de calentamiento intrínseco del diseño, que consiste en la disipación
de la energía de los electrones que llevan la corriente eléctrica por
medio de colisiones con las otras partículas, principalmente los otros
electrones. Este calentamiento óhmico aumenta la temperatura de
los electrones y luego éstos, a su vez calientan los iones por medio
de los choques ionclectrón, pero siempre se tiene que la temperatura
electrónica es superior a la iónica. La eficiencia de calentamiento
óhmico baja al aumentar la temperatura porque a grandes
velocidades es menos probable tener una colisión de larga distancia,
así que es difícil alcanzar temperaturas mayores que 2 ó 3 keV. Para
mantener la eficacia de calentamiento hay que aumentar la corriente
del plasma, pero ésta no puede aumentarse más allá de cierto límite
porque se desarrolla la inestabilidad de quiebre. Aunque hay quien
asegura que sí es posible alcanzar la condición de encendido con
calentamiento óhmico únicamente, el consenso es que resulta
necesario aplicar otro tipo de calentamiento. En un tokamak, a todos
los métodos que no son el calentamiento óhmico se les
denomina calentamiento auxiliar.