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Opinión
Opinión
El autor hace un recorrido por seis aspectos del lenguaje musical, en estos figuran la
melodía, armonía, ritmo, timbre, material, forma. Su intención es, como el mismo
título hace alusión, dar al escucha un panorama de la música contemporánea. Boulez
dice: “los oyentes no deberían tener dificultades para orientarse puesto que la
creación contemporánea está vinculada a la tradición” (1988).
La tarea de este escrito es dar opinión acerca de las ideas de Boulez, ligado a esto
también detallar y cimentar ideas propias.
Acerca de la melodía, reluce como punto de referencia las Tres canciones japonesas
de Stravinsky. Los poemas japoneses hablan sobre la llegada de la primavera. Boulez
describe la melodía como suspendida, haciendo alusión a un tipo de herencia de
Debussy. La melodía en la primera canción “Akahito” he de concordar, la melodía sí
parece estar suspendida, flotando sobre la armonía, sin embargo al leer el texto del
poema “Tengo flores de color blanco, ven y mira donde crecen en mi jardín. Pero
'cae la nieve, no distingo mis flores de los copos de nieve.” (Gómez 1982). En un
principio me parece sí se encuentra suspendida, sin embargo, avanzando hacia el final
la armonía y la melodía se encuentran casi en una misma idea, las flores siguen siendo
flores, los copos siguen siendo copos, ambos son blancos.
Con el comentario final del párrafo del escrito de Boulez: “forma una línea reducida,
reminiscente de una sensibilidad heredada de Debussy”. Debussy gustaba del arte
japonés (Roy Howat escribe con detalle acerca de eso en su artículo “Debussy,
naturaleza y percepción”) creo que tanto él como Stravinsky tienen influencias, no
considero que sea una herencia, sino más bien una impresión individual del arte
japonés. Me lleva a pensar esto, un comentario de Alfredo Aracil (2005): “Stravinsky
había leído el verano precedente una pequeña antología de poemas japoneses. “La
impresión que causaron en mí –confesó– fue exactamente la misma que la pintura y
los grabados japoneses me producían. La solución gráfica a los problemas de la
perspectiva y el espacio que ese arte mostraba me incitó a encontrar algo parecido
en el ámbito de la música”.
Avanzando al punto donde se habla de la armonía. Boulez la coloca en la
desvinculación de la armonía tradicional, la cual te lleva por un camino conocido de
tensión y reposo, con progresiones y formas propias del periodo clásico, romántico,
basadas en el sistema de armonía funcional. Aunque los principios de “tensión y
reposo” siguen utilizándose, ya no es un camino conocido y ahora funge como un
lenguaje individual de cada compositor. Esa es la armonía del siglo XX, “no percibes
con claridad los reposos, solo sentimos un tensión perpetua y desequilibrio
constante” (Boulez, 1988)
Luciano Berio y Edgard Varèse, son los ejemplos que propone el autor. El lenguaje
de Berio se inclina por un “desorden” con sentido, mientras que Varèse tiende a un
lenguaje no tan alejado del sendero armónico, esto lo propone Pierre.
Me parece que, según la escucha de la obra “Intégrales”, Edgard se desprende de la
correlación melodía-armonía o viceversa, y es el timbre el que toma un papel principal
en su lenguaje musical, la armonía queda a merced de este. Aparece en una edición
del diario español El País, un comentario de Enrique Franco (1983): “Si alguna nota
general puede caracterizar la obra de Varese no es otra que la de un concepto, hecho
principio, de la libertad. Sin ataduras con el pasado ni contra el pasado -que suelen
ser más graves-, Varese hizo su mundo sonoro o, por mejor decir, estableció una
fascinante galaxia en la que tantos y tan diversos cuerpos musicales armonizan su
existencia”. Sin pretensión de presentar una visión romantizada del lenguaje musical
de Edgard, me parece acertado el comentario, puesto que en la armonía de Varese, no
se entretejen como prioridad las alturas, si no los timbres de los cuerpos musicales.
Por su parte Luciano, en su obra “Corale en Sequenza VIII” explora a mí parecer,
dos mundos armónicos, unidos por una nota que pareciera un bajo ostinato con
cambios de ritmo y velocidad.
En cuanto al ritmo, concuerdo con Boulez, la cualidad de la irregularidad del pulso y
la movilidad del tempo. Pienso que si los compositores revolucionaron la
composición musical y el uso de cada uno de sus elementos, el ritmo no podía pasar
desapercibido.
El timbre por su parte, se volvió objeto de exploración, llegando a tomar un papel
principal dentro de la composición del siglo XX. Ligeti permite la ilusión de
inexistentes cimientos melódicos y armónicos, y de esta manera logra que el timbre
tome mayor importancia, y el gran parte del discurso se desarrolle en él; esto según
mi percepción al escuchar “Chamber Concerto for 13 instrumentalists”