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Las teocracias (Ciudad del Vaticano, Arabia Saudí, República de las Maldivas y la República Islámica
de Irán) son países donde el clero ejerce el poder en nombre de Dios y donde la práctica de otras religiones
está formalmente prohibida y/o estrictamente controlada.
También existen países confesionales en los cuales hay una fuerte relación entre la religión y el gobierno.
Como norma general, la religión figura en la constitución y goza de un elevado estatus. Entre estos países
se incluye por ejemplo Jordania, Grecia y Camboya.
Finalmente, existen numerosos países seculares (neutrales con respecto a la religión) y laicos
(independientes de las autoridades religiosas). Entre ellos se incluyen la gran mayoría de los países del
mundo. Todos reconocen la libertad de religión y establecen la separación entre iglesia y estado. Este es el
caso de Venezuela que se incluye en ese grupo.
La religión es muy importante ya que permite a los niños en edad preescolar aprender la ética y
resolver cuestiones relacionadas con la vida y la muerte, las relaciones entre las personas y su lugar en el
mundo y nociones de lo bueno y lo malo. La mayoría de las religiones se basan en ideales de sabiduría,
solidaridad y justicia. Todo esto se transmite a los niños por parte de su familia, colegio y sociedad, para
que ellos lleguen a ser prudentes y respetuosos.
Es necesario insistir en que los padres son quienes tienen el derecho de educar a sus hijos
conforme a sus propias convicciones y creencias. La influencia de los padres es importantísima a la hora de
poner las bases y moldear la personalidad de los niños. Los valores humanos, el derecho natural y el buen
comportamiento que trasmiten la mayoría de creencias religiosas, son altamente educativos.
Debemos ser cautos y respetuosos, a la hora de incluir temas religiosos con los niños. Ahora bien, si
la religión es parte importante de nuestra vida, hagamos a nuestros niños partícipes de esta realidad; ellos
la irán moldeando en su espíritu, hasta la llegada de la madurez necesaria para tener su propia vivencia
personal y poder escoger su propia aceptación sobre estos conceptos. Puede existir un aspecto negativo si
obligamos al niño a hacer lecturas religiosas que van en contra de sus creencias familiares, ya que lo
colocaríamos en estado de conflicto tratando de entender y analizar porque en la escuela enseñan algo que
no es igual a lo que sus padres y familiares le han inculcado.