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VII
Calamandrei, infería que el proceso cautelar y por consiguiente las medidas cautelares no
tendrían lugar por innecesarias, si los fallos jurisdiccionales fueran pronunciados con celeridad
y oportunidad. El proceso no siempre breve obliga a que el propio estado reconociendo tal
hecho, regule en su ordenamiento procesal medidas que garanticen la efectividad de las
decisiones judiciales que se pronuncien en los llamados procesos principales.
Por otro lado, dentro de las clases de medidas cautelares se englobará una de la clase más
llamativa o más compleja si por así decirlo, y estamos hablando de la prohibición de innovar o
medida cautelar de no innovar es una de estas medidas cautelares que se caracteriza sobre todo
por ser de tipo residual y genérico.
En el presente trabajo damos algunos alcances sobre esta excepcional figura, así como
intentamos volcar los comentarios de algunos tratadistas que han desarrollado el tema, para
lograr tener una clara idea de la consistencia de esta institución.
Además de indicar los caracteres de esta medida, tratamos de analizar alguna medida concedida
o rechazada en atención a los fundamentos de la misma.
Dentro del presente trabajo, se desarrollará, la contracautela, que es uno de los puntos más
importantes a desarrollar, puesto a que así lo establece el índice y además es parte
complementaria de nuestro tema, ya que mal haríamos al limitarnos en solo el estudio de las
medidas cautelares y el proceso cautelar, cuando este tema, es para desarrollarlo de manera
compleja y profunda.
Por todo lo expuesto, dejamos establecido, que este trabajo de investigación, tiene un objetivo
trazado, que consta en que se logre una aproximación teórica, concierne a los puntos que hemos
considerado a desarrollar, en el presente trabajo.
AGRADECIMIENTO
1. ANTECEDENTES
Para referirnos a los antecedentes del proceso cautelar y por ende a las medidas
cautelares Pérez Ríos en su tesis “Estudio integral de las medidas cautelares en el
proceso civil peruano”, establece las 5 teorías que ayudan a la comprensión y estudio
de este punto:
b) Las teorías que tratan de explicar la naturaleza jurídica del proceso; entre las que
destacan: la teoría del contrato, teoría del cuasi contrato; teoría de la relación
jurídica (Hegel, Bülow), teoría de la situación (Godschmidt), teoría de la institución
(Guasp). Del mismo modo se considera como referentes teóricos a las escuelas,
corrientes o doctrinas que tratan de determinar la finalidad del proceso.
c) Consideramos como base teórica importante los estudios realizados tanto por
autores alemanes, italianos, españoles como por los latinoamericanos, con el
propósito de determinar los alcances de las decisiones o resoluciones cautelares
denominadas por la doctrina mayoritaria como medidas cautelares.
2. LA TUTELA JURISDICCIONAL
Por ello se infiere que la tutela jurisdiccional es aquel derecho autónomo que está
destinado a proteger los derechos de la persona, ya que se toma desde el punto de vista
de que es una función jurisdiccional cautelar Jesús Gonzales Pérez citado por Pérez Ríos
considera que: “el derecho a la tutela jurisdiccional es el derecho de toda persona a que
se le haga justicia; a que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida
por un órgano jurisdiccional, a través de un proceso con unas garantías mínimas”.
Ahora bien, como se ha podido apreciar concierne a la tutela jurisdiccional, esta se
puede entender de dos puntos importantes que es necesario mencionar y a lo cual
(Pérez, 2010, p.18) hace referencia como términos separados, y que por conveniencia
lo hemos incluido dentro de este punto, y son:
3. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL
La función jurisdiccional sin mucho que dar vuelta, se entiende por aquella potestad que
emana de la soberanía estatal que a su vez la obtiene de la soberanía del pueblo, que es
exclusivamente ejercida por los tribunales independientes y predeterminados por la ley
para hacer efectivo el derecho en el caso concreto.
Por otro lado, En opinión del procesalista italiano Guisspe Chiovenda citado por
(Gallardo, 200) establece que “la función jurisdiccional tiene como propósito "la
actuación de la voluntad concreta de la ley, como función de Estado, mediante la
sustitución, por la actividad de los particulares o de otros órganos públicos ya sea al
afirmar la existencia de la voluntad de la ley o al hacerla prácticamente efectiva”. (p. 17)
Ahora bien, con respecto a la función jurisdiccional cautelar o tutela cautelar, Piero
Calamandrei, infiere que la tutela cautelar tiene una relación con el derecho sustancial,
donde establece que, la tutela cautelar es tomada como una tutela mediata, donde más
que hacer justicia, contribuye con el eficaz funcionamiento de la justicia. Si todas las
providencias jurisdiccionales son un instrumento del derecho sustancial que se actúa a
través de ellas, en las providencias cautelares se encuentra una instrumentalidad
cualificada o sea elevada, por así decirlo, al cuadrado; son, en efecto, de una manera
inevitable, un medio predispuesto para el mejor éxito de la providencia definitiva, que
a su vez es un medio para la actuación del derecho; esto es, son el relación a la finalidad
última de la función jurisdiccional, instrumento del instrumento". (Gallardo, 2000, p. 19)
Es por ello que, siguiendo dicho concepto, se sostiene que las decisiones cautelares
están dirigidas no ha solo a defender los derechos subjetivos, si no, que también están
dirigidas a garantizar la eficacia y la seriedad de la función jurisdiccional, para que de ese
modo lograr evitar la burla a la justicia, por parte del demandado, aprovechando las
demoras o dilaciones, que en la mayoría de procedimientos suceden, entonces en
términos coloquiales, si llegase a pasar de que el demandado pudiese sacar ventaja de
tales excesivas demoras y dilaciones, este podría salvar sus bienes y de ese modo
lograría reírse de la justicia, o en estos casos reírse de la decisión judicial. Es por ello
como conclusión al párrafo en mención, la tutela jurisdiccional cautelar tiene como
finalidad evitar las circunstancias descritas.
Por otro lado, es importante señalar que La tutela jurisdiccional cautelar se dirige, según
las providencias que el Derecho Inglés comprende, es decir que esta sujeta bajo la
denominación de “contempt of court”, dirigida a salvaguardar el imperium iudicis, o sea
a impedir que la soberanía del Estado, en su más alta expresión que es la de la justicia,
se reduzca a ser una tardía e inútil expresión verbal, una vana ostentación de lentos
mecanismos destinados, como los guardias de la ópera bufa, a llegar siempre demasiado
tarde.
4. LA TUTELA CAUTELAR
4.1. EVOLUCIÓN
Cuando nos referimos a la evolución de la tutela cautelar, se nos viene a la mente que
este tipo de tutela ha sido conocida bajo ciertas formas desde la antigüedad, sin
embargo, para lograr entenderla tal y como ahora la entendemos, la tutela cautelar ha
ido evolucionado y consolidándose a lo largo de los siglos, en función de las necesidades
prácticas de los conflictos de intereses, con relevancia jurídica t lo requerimientos
sociales, pues de todos modos se debe de recordar que el derecho es cambiante, así que
también sus figuras jurídicas lo son.
Según lo infiere (Pérez, 2010) el recorrido de la tutela cautelar es amplio, sin embargo,
pueden distinguirse tres grandes momentos: época de los orígenes, época de la
responsabilidad y época del control judicial.
Esta es una de las épocas más largas y complejas que podemos desarrollar, debido
a que corresponde al proceso Romano y Medieval, en los cuales la tutela cautelar
era una institución circunstancial y accesoria en el litigio y tenía una regulación
escueta orientada a la protección de situaciones concretas, es decir que con
respecto a esta época se podría decir que la época de los orígenes representa a la
infancia de la tutela cautelar. por otro lado, es importante señalar que, en el derecho
romano se regulaban o existían ciertas instituciones que jugaban un papel similar a
la tutela cautelar, como se le conoce hoy en día y son:
B. ÉPOCA DE LA RESPONSABILIDAD
Con respecto a esta segunda época, “se ingresa a esta época en el siglo XIX cuando
la sanción de nulidad sobre la transmisión de los bienes litigiosos es derogada por
no responder a las necesidades de la incipiente economía de mercado. En este
momento de evolución de la tutela cautelar se produce el acceso a un sistema de
responsabilidad para el solicitante de la medida; integrándose en el ámbito de
protección cautelar al propio afectado con la medida, ante el eventual desamparo
de la pretensión principal”. (Pérez, 2010, p.58)
4.2. CONCEPTO
A esta realidad no escapa la norma procesal. Por ello, el Estado faculta al órgano
jurisdiccional, previa solicitud de la parte interesada, a adoptar medidas destinadas a
asegurar el resultado del proceso mientras este va transcurriendo. Sin embargo, no
basta con el pedido o la pretensión cautelar para obtener una resolución en tal sentido.
Se requiere, además, de determinados presupuestos para lograrlo: el fumus boni iuris y
el periculum in mora.
Por su parte (Palacios, 2002, p.140) señala que, “sin atacar directamente la autonomía
procesal de la cautela, esta se encuentra fuera de la injerencia propia del derecho
procesal. En efecto, sostiene que todo aquel que sea titular de un derecho material o
que reclame serlo tiene a su vez y sobre ese mismo derecho, otro denominado derecho
sustancial de cautela”.
El derecho de acción que tiene el demandante en el proceso no se limita únicamente a
la posibilidad de recurrir al órgano jurisdiccional y materializar su pretensión en una
demanda, que da inicio al proceso judicial, sino que también tiene la prerrogativa de
lograr por parte de dicho órgano una decisión, en otro procedimiento, que le garantice
el resultado efectivo de lo decidido en aquel proceso en el cual plateo su pretensión
originaria. De esta forma, cuenta con un mecanismo que le asegura que no solamente
pueda obtener una decisión favorable, sino que mientras dure el proceso judicial, tiene
la plena seguridad de que dicha decisión va a poder ser cumplida y ejecutada.
Ahora bien, hablar de tutela cautelar es referirse a las medidas cautelares, esto es,
“aquellos mecanismos procesales tendentes a garantizar o pre-ordenar la viabilidad o
efectividad de los efectos de la cosa juzgada que haya de producir la resolución judicial
que se pronuncie de manera definitiva sobre el objeto procesal y, como intrínseca
finalidad, evitar que cristalice una posible vulneración al derecho a la tutela judicial
efectiva…, mediante la adopción judicial preliminar (incluso en ocasiones con
anterioridad al nacimiento de la litispendencia) de medidas que de algún modo anticipe
provisionalmente aquellas otras medidas (iguales o análogas) que habrían de adoptarse
ante la emisión de una resolución definitiva de la controversia que fuese susceptible de
ejecución. (Horna, 2016, p.54)
La tutela cautelar es una de las formas que adopta la tutela jurisdiccional como deber
de Estado; en tal sentido, garantiza la efectividad de las tutelas jurisdiccionales de
cognición y ejecutiva para asegurar anticipadamente el óptimo rendimiento de éstas,
finalidad que se extiende a las pretensiones tramitadas en procesos no contenciosos.
Por ello sostenemos que la tutela cautelar está al servicio de la ulterior actividad
jurisdiccional destinada a restablecer de un modo definitivo la observancia del derecho.
(Pérez, 2010, p.59)
Dicho colegiado ha establecido que “la función de la medida cautelar está orientada
en su carácter instrumental a asegurar la efectividad del derecho demandado en el
marco de un debido proceso, no sólo cuando se trate de procesos que adolecen de
dilaciones indebidas o que no se resuelvan dentro de los plazos establecidos, sino
también cuando se trate de la duración ordinaria de los procesos. Existen procesos
que, por su duración, aunque tramitados dentro de los respectivos plazos, pueden
constituir un serio peligro para eficacia del derecho. (Pérez, 2010, p.61)
Como ya fue explicado precedentemente, el reconocimiento del derecho a la tutela
cautelar no implica el derecho a que, en todos los casos en que se solicita una
medida cautelar, ésta deba ser aceptada o concedida. Es la autoridad judicial la
encargada de valorar, en función al caso concreto, si corresponde dictar una medida
cautelar o, en su caso, mantenerla o revocarla, por lo que todo juez está facultado
para aplicar la medida cautelar pertinente para así garantizar el debido proceso de
las partes del proceso. Además, es evidente que, por su propia naturaleza, la medida
cautelar debe constituir una tutela de urgencia, por lo que para ser concedida no se
debe superar el límite de la irreversibilidad, es decir, que en modo alguno la medida
cautelar debe ocasionar consecuencias que después no puedan ser revertidas.
Por otro lado (Horna, 2016) señala que la tutela cautelar no solo tiene como
finalidad asegurar el resultado del proceso, sino que, tiende principalmente,
mediante medidas adecuadas, a la conservación del orden y de la tranquilidad
pública, impidiendo cualquier acto de violencia o que las partes quieran hacerse
justicia por sí mismas durante la sustanciación del proceso, prescindiendo del
órgano jurisdiccional”. (p.57)
Como señala (Pérez, 2010) “La tutela preventiva y la tutela cautelar son conceptos
distintos, aunque entre ellos pueda existir la relación de género a especie; la primera
es invocada por el solo hecho de que la lesión se anuncie como próxima o posible,
antes que el derecho haya sido efectivamente lesionado”. (65)
En estos casos, “la tutela preventiva, en lugar de actuar con la finalidad de eliminar
a posteriori, el daño producido por la lesión de un derecho, funciona a priori con la
finalidad de evitar el daño que podría derivar de la lesión de un derecho de la que
existe la amenaza todavía no realizada. La tutela jurisdiccional preventiva es
contrapuesta a la tutela sucesiva o represiva”. (Calamandrei, 2005, p.40)
Para dejar más en claro lo que estamos tratando, con respecto a la tutela preventiva
y a la tutela cautelar, se establece que, “la primera (tutela judicial preventiva tiene
lugar en aquellos casos en que se acude ante el órgano jurisdiccional a fin que éste
cumpla una función preventiva e impida con su resolución final que el interesado
sufra eventuales daños y perjuicios, siendo el motivo de la pretensión principal que
se evite la producción de los mismos. (Hinostroza, p.20)
Para mejor entendimiento de los que se está desarrollando Hinostroza Minguez nos
establece los siguientes ejemplos:
- Del mismo modo se puede hablar de tutela judicial preventiva, cuando nos
referimos al artículo 1861 de código civil, donde se estipula un inminente peligro
de pérdida o grave deterioro del bien (materia de secuestro), el deudor puede
enajenarlo con autorización del juez y conocimiento del acreedor.
Por otro lado, y ya hablando con respecto a la tutela cautelar, se establece que “la
tutela cautelar, por su parte se encuentra inmensa en una relación de
instrumentalidad con el proceso principal de que se trate, o con el que se encuentre
ligado, siendo provisional aquella decisión que la concede, sin embargo, la tutela
judicial preventiva, se desarrolla que tiene un fin en sí mismo, esto es, que se dicte
la decisión preventiva , la cual da por terminado dicho proceso y por satisfecha la
pretensión del accionante. En total la tutela cautelar se encamina a asegurar la
eficacia de la decisión final a recaer en el proceso principal, cumpliendo así una
función de protección del derecho materia de controversia, al garantizar su
permanencia, o al resolver su ejecución anticipada en procura de evitar un daño
irreparable o al afianzar el pago. (Hinostroza, p.21)
Por otro lado la tutela jurisdiccional efectiva, gracias a los aportes del derecho
constitucional y de la teoría general del proceso puede conceptualizarse como aquel
mecanismo de protección de los derechos fundamentales en virtud del cual toda
persona está legitimada para reclamar ante los órganos jurisdiccionales,
permanentemente y en todo lugar, mediante los procedimientos preestablecidos, por
sí misma o en representación de otra, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando estos resultan vulnerados o amenazados por la
acción o la omisión de cualquier autoridad pública o de un particular. La tutela
jurisdiccional es en sí misma un derecho humano esencial.
El derecho a la tutela jurisdiccional representa la síntesis de lo más avanzado en el
desarrollo de las teorías que explican la naturaleza, finalidad, evolución y trascendencia
de la función jurisdiccional; así como las elaboraciones teórico-doctrinarias sobre el
derecho de acción como el derecho a poner en funcionamiento el aparato estatal para
la protección de determinado interés, postulado como pretensión.
Por ello que Cama Quispe citado pro (Horna, 2016), infiere que, “el derecho de la
persona de obtener del Estado la solución oportuna, plena, válida, definitiva y
satisfactoria frente al conflicto intersubjetivo generado respecto del derecho
reclamado”. (p.28)
Debido a que la Tutela judicial efectiva es aquel derecho que hace que el proceso que
interpone o se da entre las partes procesales, se cumpla con los fines para lo cual fue
creado, eso significa que los jueces tienen la labor de resolver según las pretensiones de
las partes, de manera razonable y no arbitraria, sin embargo, no estamos diciendo que
el derecho a la Tutela Judicial Efectiva se base en obtener una decisión judicial conforma
con la solicitud formulada frente al órgano jurisdiccional, porque en el proceso puede
ser que el juez resuelva de manera contraria a lo solicitado .
Por otro lado, se infiere que el derecho a la justicia se basa, en que el derecho a la tutela
judicial efectiva comprende en primer término el derecho a la jurisdicción, esto es, a ser
parte en un proceso activando al aparato jurisdiccional. En este primer momento, una
la manifestación concreta está dada por el deber de los jueces de facilitar el acceso de
las partes al proceso, sin restricciones y de interpretar con amplitud las leyes procesales
en cuanto a la legitimación; el rechazo de la pretensión postulada a partir de una
interpretación restrictiva o formalista implica una vulneración al derecho a la tutela
judicial efectiva. (Pérez, 2010, p.34)
Con respecto a este segundo punto (Horna, 2016) señala que “La sentencia emitida debe
cumplir con parámetros legales y constitucionales, es decir debe ser dictada en un plazo
razonable, conforme a derecho, debidamente motivada, congruente, etc”. (p.33)
Para (Pérez, 2010), este punto no solo debe de ser llamado como el derecho a obtener
una sentencia de fondo, sino que también se le diere las condiciones de obtener una
sentencia debidamente motivada y oportuna, por lo que él “constituye el segundo
momento, en el ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva; está dado por el
derecho a obtener una resolución fundada en derecho lo que significa que la decisión
sea conforme a derecho, favorable o no al titular de la pretensión formulada”. (p.35)
Por otro lado, se infiere que “Lo fundamental es que la resolución sea motivada y
razonable, congruente y justa, esta es una exigencia que fluye de la legitimación
democrática de la función jurisdiccional y de la proscripción de la indefensión y la
irracionalidad. La decisión debe ser el resultado de una valoración jurídica de los hechos,
sobre la base de normas jurídicas preexistentes y debe resolver sobre todo lo solicitado.
La omisión de pronunciamiento sobre alguna pretensión aun cuando sea una accesoria
en el marco de una demanda acumulativa, conlleva la vulneración del derecho a la tutela
judicial efectiva”. (Pérez, 2010, p.35)
Concierne al cuarto momento de la TJE, nos basamos en lo que (Horna, 2016) infiere,
puesto a que estipula que “La sola obtención de una sentencia no es signo de que esta
vaya a cumplirse ineludiblemente, además se necesita tomar previsiones para que la
misma llegue a cumplirse realmente, y para ello está el derecho a obtener medidas
cautelares pertinentes para así asegurar la pretensión solicitada”. (p.34)
6. EL DEBIDO PROCESO
Las medidas cautelares son disposiciones judiciales que se dictan para garantizar el
resultado de un proceso y asegurar el cumplimiento de la sentencia, evitando la
frustración del derecho del peticionante derivada de la duración del Mismo. Ésta es la
concepción más corriente de las medidas cautelares.
Por otro lado, Hinostroza Minguez, cita en a diferentes autores, en su libro de “Derecho
Procesal civil tomo – X, de los cuales, los que más destacan son:
- (Gonzalez, 1961) señala que “las medidas preventivas son de neta raigambre
procesal, como quiera que han tenido su origen y han sido estructuradas sólo
con vista de la contienda judicial del proceso”. (p.42)
- (Alessandri, 1940) afirma que, “las medidas precautorias son aquellas que
puede pedir el demandante en cualquier estado del juicio, aun cuando no esté
contestada la demanda, con el fin de asegurar el resultado de la acción”. (p.236)
- (Camacho, 1994) infiere que, “la smedidas cautelares pueden concebirse como
los medios establecidos por la ley para evitar que los resultados perseguidos por
el demandante en el proceso no sean ilusorios”. (p.125)
- (Martinez, 1994) citando a Novellino, señala que “las medidas cautelares son
aspectos procesales que se adoptan antes de deducida la demanda o después
de ello, para asegurar bienes o mantener situaciones de hecho existente al
tiempo de aquélla y con el objeto de preservar el cumplimiento de la sentencia,
que, en definitiva, recaiga sobre el proceso”. (p.32)
Con respecto al párrafo anterior, es correcto señalar que, de algún modo u otro se
infiere mucho con el término “medida”, puesto a que, en la doctrina, como en la
legislación, no es uniforme el término o denominación que se utiliza. Al sustantivo
medidas y para indicar su naturaleza, se le agregan diversos adjetivos calificativos o
voces que lo califican: de seguridad, urgentes, precautorias, preliminares o previas o
preparatorias, preventivas, provisionales, de conservación, de cautela o cautelares. Así
por ejemplo en la doctrina: Chiovenda: las llama "medidas provisionales de cautela o
conservación. Goldschmidt: medidas provisionales de seguridad. Redenti: las denomina
procedimientos cautelares. Zanzuchi: medidas cautelares, conservativas o asegurativas,
provisionarías o interinas. Calamandrei providencias cautelares. Carnelutti: se refiere a
las medidas cautelares como un proceso cautelar. Spota, medidas cautelares. Alsina:
las denomina como medidas precautorias. Reimundín: medidas cautelares. (Gallardo,
2000, p.33)
Siguiendo con la definición que se les da a las medidas cautelares según Chiovenda, las
medidas cautelares determinadas por peligro o urgencia, son llamadas provisionales
cautelares o de conservación porque se dictan con anterioridad a que esté declarada la
voluntad concreta de la ley que nos garantiza un bien, o antes de que se lleve a cabo su
actuación, como garantía de ésta, y varían según la diversa naturaleza del bien que se
pretende. (Pérez, 2010, p.96)
El autor nacional Juan Monroy Gálvez conceptúa a la medida cautelar del siguiente
modo: "Es un instituto procesal a través del cual el órgano jurisdiccional, a petición de
parte, adelanta ciertos efectos o todos de un fallo definitivo o el aseguramiento de una
prueba, al admitir la existencia de una apariencia de derecho y el peligro que puede
significar la demora producida por la espera del fallo definitivo o la actuación de una
prueba. (Pérez, 2010, p.97)
Por último, es necesario precisar, según (Hinostroza), establece que, (…) que es de
anotar que no todas las medidas cautelares tienen contenido económico, de la misma
manera que no todas las pretensiones que se ventilan en juicio se refieren a dicho
aspecto. El ejemplo más claro de ello lo constituyen aquellas medidas preventivas que
se dictan en asuntos de Derecho de Familia (separación de cuerpo, régimen de visitas,
cese de actos de violencia física o psicológica contra algún integrante del núcleo familiar,
etc)
- Azula Camacho, establece que “el objeto de las medidas cautelares es evitar que
los bienes se substraigan del patrimonio del deudor y sea ilusoria la obligación
la obligación reclamada en el proceso, cumpliendo de esa manera el principio
de que ellos constituyen la prenda general de los acreedores”.
- Moretti, establece que, “la medida cautelar tiene por finalidad evitar o precaver
un daño específico: el que resultará necesariamente de la demora en obtener
una providencia definitiva a través del largo desarrollo de un procedimiento
ordinario”.
Por otro lado (Martínez, 1994) nos da a conocer la siguiente jurisprudencia argentina
referida a la finalidad de la medida cautelar: (p.28)
- Las medidas cautelares tienen por objeto asegurar que la justicia alcance el
cumplimiento eficaz de su cometido, y tienden a impedir que en su oportunidad
pueda convertirse en ilusoria la condena que ponga fin del proceso.
8. PRESUPUESTOS
Dado su carácter instrumental, la medida cautelar sirve para la realización de los fines
del proceso, de ahí que los presupuestos para su concesión se dirigen a garantizar el
cumplimiento de la pretensión del proceso principal –iniciado o a iniciarse- la cual
aparentemente está amparada por el derecho (verosimilitud del derecho o fumus boni
iuris), adoptando medidas adecuadas o razonables (razonabilidad), con la finalidad de
evitar el peligro que puede ocasionar la demora del proceso (periculum in mora).
(Horna, 2016, p.62)
Por otro lado, se debe de “anotar que las medidas cautelares “requieren de ciertos
presupuestos” que se dividen en presupuestos de procedencia: 1. Verosimilitud del
derecho. 2. Peligro en la demora. 3. Otros motivos justificantes; siendo estos
“situaciones básicas cuya existencia es imprescindible para que los pedidos puedan ser
concedidas” (Sic). Agregando que la contracautela es un presupuesto de efectivización,
cuya “necesidad” aparece una vez dispuesta la medida. De similar parecer es Hinostroza
Mínguez que considera como presupuestos el fumus bonis iuris, peligro en la demora y
la contracautela, esta última como presupuesto de efectivización. (Rivas, 2005, p. 39)
Fumus boni iuris traducido literalmente quiere decir humo de buen derecho, más
en su acepción semántica y jurídica debe entenderse como apariencia o aspecto
exterior de derecho como alta dosis de razonabilidad o la razonable apariencia de
que la parte recurrente litiga con razón (Pérez, 2010, p.98).
La estimación de una demanda cautelar exige del juez el despliegue de una actividad
cognitoria sumaria o juicio de razonabilidad para la comprobación de la
verosimilitud del derecho invocado. Esta actividad no está destinada a producir
certeza en el juez, sino únicamente considerable probabilidad de amparo de la
pretensión principal, razonable apariencia de que el solicitante de la medida litiga
con razón, pues quien solicita la medida cautelar debe aportar una justificación
inicial de su derecho.
Desde una perspectiva dinámica puede decirse que el fumus boni iuris es una de las
operaciones que el juez debe realizar en el ejercicio de la función jurisdiccional
cautelar, y se expresa en la obtención de una declaración de certeza de la apariencia
o presunción de la existencia de intereses sustanciales. No se trata pues de obtener
una declaración de certeza de la probada existencia de los intereses sustanciales o
procesales. Como muy bien precisa Piero Calamandrei citado por Pérez establece
que la cognición cautelar se limita en todos los casos a un juicio de probabilidades y
de verosimilitud. Declarar la certeza de la existencia del derecho es función de la
providencia principal; en sede cautelar basta que la existencia del derecho aparezca
verosímil, o sea para decirlo con mayor claridad, basta que, según un cálculo de
probabilidades, se pueda prever que la providencia principal declarará el derecho
en sentido favorable a aquél que solicita la medida cautelar. (Pérez, 2010, p.92)
El resultado de esta cognición sumaria sobre la existencia del derecho tiene pues,
en todos los casos, valor no de declaración de certeza sino de hipótesis; solo cuando
se dicte la providencia principal se podrá ver si la hipótesis corresponde a la realidad.
Sobre esto señala que “para decidir la litis es indispensable que el Juez esté
convencido de la certeza del derecho en que sustenta la pretensión, lo cual se logra
si están acreditados suficientemente los hechos en que la última reposa. Es por ello
que la actividad probatoria de las partes tendrá por finalidad formarle tal convicción
al Juez. Sin embargo, tratándose de la medida cautelar sólo le es exigible al
peticionante que acredite no la certeza sino la verosimilitud del derecho en que se
funda su pretensión principal. (Hinostroza, 2003, p.49)
Buscando como base legal de este punto, encontramos al artículo 275º del Código
Procesal Civil modelo para Iberoamérica, uno de los cuerpos normativos tomado
como referencia para la elaboración del Código Procesal Civil se refiere a la
procedencia de las medidas cautelares y en particular al fumus bonis iure en los
términos siguientes: “Podrán adoptarse las medidas cautelares cuando el tribunal
estime que son indispensables para la protección de un derecho y siempre que
exista peligro de lesión o frustración del mismo por la demora del proceso. La
existencia del derecho y el peligro de lesión o frustración deberán justificarse
sumariamente.”
En conclusión, señalamos que el término fumus boni iuris significa “humo de buen
derecho”. No se requiere la existencia de certeza, porque ello se da con la decisión
final sobre el fondo en el proceso principal. Sin embargo, mientras ello se manifieste,
basta con que se pueda poner en conocimiento del juez la existencia de una
apariencia en el derecho solicitado, para lo cual es necesario darle el alcance al juez
de la existencia de un derecho y que el juez pueda valorarlo para dictar una medida
provisional y urgente en razón de la probabilidad que le asiste al demandante.
El llamado periculum in mora no es más que una valoración subjetiva del juez, en
gran parte discrecional de la existencia de un hecho natural o voluntario y de su
idoneidad o potencia para atentar contra los intereses sustanciales o procesales,
produciendo la supresión o la restricción de ellos (declaración de certeza de una
situación peligrosa). Puesto que se trata de una valoración subjetiva de la posibilidad
o probabilidad de un daño, implica una previsión (previsibilidad del daño). (Horna,
2016, p.69)
Se infiere entonces que “no existe medida cautelar alguna que no se dé para disipar
un temor de daño inminente, sea que se exija su acreditación prima facie, sea que
se presuma por las circunstancias del caso. La condición general pera dicta una
medida preventiva es, el temor de un daño jurídico, es decir la inminencia de un
posible daño a un derecho o a un posible derecho, si este daño es o no en realidad
inminente y jurídico, resultará de la declaración definitiva. Por la misma razón la
decisión cautelar puede ser revocada, modificada o confirmada. El juez al calificar la
demanda cautelar, ejecuta una actividad cognitoria sumarísima respecto a la
verosimilitud del derecho invocado y la posibilidad del dañó; debe examinar si las
circunstancias de hecho por las pruebas aportadas dan serio motivo para temer el
suceso perjudicial; si el caso es urgente y es, por lo tanto, necesario amparar la
pretensión cautelar”. (Gallardo, 2000, p. 38)
Piero (Calamandrei, 2005) señala que, “no es el peligro genérico de daño jurídico, al
cual se puede, en ciertos casos, obviar con la tutela ordinaria; sino que es,
específicamente, el peligro del ulterior daño marginal que podría derivar del retardo
de la providencia definitiva, inevitable a causa de la lentitud del procedimiento
ordinario. (p.42)
De todo lo mencionado se deduce que el peligro es el riesgo o contingencia
inminente de que suceda algún mal. En el derecho procesal no puede ser otra cosa
que la potencia o la idoneidad de un hecho para ocasionar el fenómeno de la pérdida
o disminución de un bien o el sacrificio, o la restricción de un interés que sea
tutelado o la forma de un derecho subjetivo o la de un interés jurídico.
(Horna, 2016) señala que: El artículo 612º del CPC, describe las características de la
medida cautelar, al anotar que toda medida cautelar importa un prejuzgamiento y es
provisoria, instrumental y variable.
9.1. PREJUZGAMIENTO
Para dictar la medida cautelar, el juez no necesita prejuzgar sobre el fondo de lo que
es materia del petitorio de la pretensión objeto del proceso principal, aunque sí es
necesario persuadirse que el derecho (pretensión principal) respecto del cual se
pide cautela sea verosímil; vale decir que el juzgador, a través de una “cognición
sumaria” y de un cálculo de probabilidades, debe valorar convenientemente la
existencia del derecho invocado y persuadido de ello, conceder la cautela solicitada.
(Horna, 2016, p.77)
9.2. PROVISORIA
La cualidad de provisoria dada a las medidas cautelares significa en esencia que los
efectos jurídicos de éstas no sólo tienen duración temporal, sino que tienen
duración limitada a aquel periodo de tiempo que debe transcurrir entre el dictado
de la medida cautelar y el pronunciamiento de la sentencia definitiva. La
provisoriedad de las providencias cautelares sería, pues, un aspecto y una
consecuencia de una relación que tiene lugar entre los efectos de la providencia
antecedente (cautelar) y los de la providencia subsiguiente (definitiva), el inicio de
los cuales señalaría la cesación de los efectos de la primera. (Pérez, 2010, p.108)
9.3. INSTRUMENTAL
Constituye el rasgo más saltante del derecho procesal, El proceso no tiene un fin en
sí mismo, su objetivo es servir de medio para la actuación de la ley materia o derecho
sustantivo. Del mismo modo una medida cautelar está siempre subordinada a un
fallo definitivo, incluso cuando procede al proceso cautelado, siempre existe en
función del fallo definitivo. En conclusión, si el fallo definitivo es el medio por el cual
se hace efectivo el derecho material o sustantivo, la medida cautelar es el medio a
través del cual el fallo definitivo se convierte en eficaz. (Gallardo, 2000, p.34)
El procedimiento cautelar carece de autonomía funcional, por cuanto su finalidad
consiste en asegurar la eficacia práctica de la sentencia. Se señala entonces que “la
instrumentalizad consiste en que “la tutela cautelar, es la relación al derecho
sustancial una tutela mediata, que contribuye a garantizar el eficaz funcionamiento
de la justicia, es el instrumento del instrumento”. La medida cautelar cumple una
función especial en relación a los demás actos procesales, toda vez que es el
instrumento respecto del proceso Como nos lo señala Ortells, la medida cautelar no
constituye una finalidad en sí misma, sino que se halla vinculada a la sentencia que
pueda dictarse en el proceso principal”. (Calamandrei, 2005, p.120)
9.4. VARIABLE
Las medidas cautelares pueden estar sujetas a modificaciones antes de que se dicte
la resolución principal, debido a la variación de las circunstancias concretas
acaecidas con posterioridad a su dictado, siempre que la medida cautela
inicialmente dictada no sea la adecuada a la nueva situación fáctico-jurídica. (Pérez,
2010, p.110)
La variabilidad de la medida cautelar puede ser parcial o total; por lo general está
referida a los cambios que experimenta la medida cautelar por la nueva situación
fáctico-jurídica debido a la dinámica misma del proceso. Es decir, la mutabilidad o
variabilidad es, por regla, parcial, se expresa en el mayor o menor rigor de la medida.
Sin embargo, la variabilidad extrema, negativa e integral de la medida cautelar, trae
consigo su propia cancelación, conocida también como revocabilidad. (Pérez, 2010,
p.111)
Con respecto al anterior punto (Hinostroza, 2003), establece que el numeral estipulado
en el art.- 612, “peca de limitado por que esas no son todas las características de la
medida cautelar”. (p. 31)
Como apoyo a lo que señala Hinostroza Minguez, (Horna, 2016), establece que, “la
doctrina apunta otras más, pues al referirse a ellas se enumera las siguientes:
jurisdiccionalidad, instrumentalidad, provisionalidad, mutabilidad y flexibilidad,
funcionalidad y homogeneidad. (p.77)
10.1. JURISDICCIONALIDAD
Sin embargo, lo señalado actualmente nos parece obvio y hasta redundante porque,
en efecto, la jurisdiccionalidad es una de las manifestaciones propias de la función
jurisdiccional en general, luego no podría afirmarse que ésta es atributo de las
medidas cautelares. Su fundamento, empero, radicaría en las seguridades y
garantías que en sus orígenes debía darse a esta forma especial de tutela, para evitar
que otros funcionarios de Estado o terceros, incurrieran en arbitrariedad.
10.2. FUNCIONALIDAD
10.3. CONTINGENCIA
Tiene que ver con la imposibilidad de que el juez al momento de dictar la medid
cautelar, pueda tener conocimiento de quien será el vencedor de la lid procesal. No
sabe reiteradamente si es pertinente o no otorgar la medida cautelar. El jue debe
considerar la probabilidad de que el derecho sea acogido en sentencia que la medida
no ocasione un perjuicio irreparable a la demandada.
En este punto se establece que la funcionalidad está en una relación firme con los
principios de proporcionalidad y congruencia procesal. De ese modo no se podría
dictar una medida de embargo su la pretensión principal está referida a la
paralización y posterior demolición de una construcción.
10.5. SUMARIEDAD
(Hinostroza, 2003) infiere que “la sumariedad es otra característica que se predica
de las medidas cautelares, en atención a la forma de producirse, con limitación de
medios de conocimiento (apariencia de buen derecho y solo apariencia, brevedad
de trámite y no producción de cosa juzgada de las resoluciones que las acuerdan.
(p. 32)
Como señala (Hinostroza, 2003) “la medida cautelar se caracteriza por cumplir una
función aseguradora al garantizar el cumplimiento o ejecución de la sentencia a
expedirse en el proceso principal, lo cual podría tornarse impracticable a falta de
aquélla y debido, especialmente al “periculum in mora”. (p.39)
10.7. RESERVA
Por otro lado, se señala que “la medida cautelar es reservada, esto significa que el
afectado recién se enterará de la misma una vez que sea dictada (pudiendo formular
oposición, aunque, es de resaltar, ésta no suspende la ejecución de la medida
cautelar). la concesión de dicha medida se debe al mérito de lo expuesto en la
respectiva solicitud y a la prueba pertinente anexada a ella, obviándose antes de su
concesión el conocimiento de la contraparte. (Hinostroza, 2003, p.40)
Algo importante que señalar aquí es, que la reserva de la medida cautelar está
consagrada bajo el principio del Derecho Romano denominado Inaudita Pars, que
significa “sin oír a la otra parte, ya que no debe de creerse que con dicha reserva se
excluyen los principios de bilateralidad y contradicción, pues estos simplemente
quedan suspendidos hasta que se dicte la medida precautoria.
10.8. PROPORCIONALIDAD
Toda medida se caracteriza por ser proporcional, esto significa que debe guardar
correspondencia con el petitorio de la demanda interpuesta. En efecto, no puede
exceder del monto adeudado o tener naturaleza distinta a la pretensión principal.
(por ejemplo, en un asunto de índole extra patrimonial no puede solicitarse en vía
cautelar una medida de carácter económico). Lo contrario implicaría causar
perjuicio al obligado, constituyendo claramente una situación de abuso de derecho.
(Hinostroza, 2003, p.41)
Por otro lado se comprende que la medida cautelar debe de ser proporcionalmente
adecuada a los fines pretendidos, de modo que se adoptará cuando no sea
susceptible de sustitución por otra medida igualmente eficaz y menos gravosas o
perjudicial para el demandado. , es por ello que se establece que la proporcionalidad
se delimitará mediante un juicio de razonabilidad acerca de la finalidad perseguida
y las circunstancias concurrentes, potenciándose con ello una menor onerosidad
para el demandado”
11. LA CADUCIDAD
13. LA CONTRACAUTELA
13.1. DEFINICIÓN
Se señala que con, “Respecto de esta última condición o requisito para amparar una
demanda cautelar, preliminarmente afirmamos que se trata de una medida cautelar
especialísima porque está destinada a garantizar el resarcimiento de los eventuales
daños derivados de la ejecución de una medida cautelar ante la eventualidad de que
la pretensión principal sea declarada infundada. La contracautela es por ello
garantía de garantías y cautela de decisiones cautelares”. (Gallardo, 2000, p.40)
En efecto, el artículo 613° del cpc, preceptúa que "La contracautela tiene por objeto
asegurar al afectado con una medida cautelar, el resarcimiento de los daños y
prejuicios que pueda causar su ejecución.
Cuando se admite la contracautela sometida a plazo, ésta quedará sin efecto al igual
que la medida cautelar, si el peticionante no lo prorroga u ofrece otra de la misma
naturaleza o eficacia, sin necesidad de requerimiento y dentro del tercer día de
vencimiento el plazo.
Algo que es de importancia mencionar sin duda alguna “la contracautela (requisito
de la medida cautelar previsto en el art. 610, inc. 4, del CPC), denominada también
fianza o caución judicial, puede ser definida como aquella figura procesal dirigida a
garantizar la reparación de los daños y perjuicios causado indebidamente a quien
sufre la ejecución cautelar, consiste en la garantía real (dinero, hipoteca, garantía
mobiliaria, etc.) o personal (fianza o caución ejecutoria) que se pone a consideración
del juzgado, la cual, de ser admitida, tendrá por objeto asegurar la indemnización
que pueda corresponder al afectad, haciéndose efectiva sólo en el caso que el
derecho que sustenta la pretensión del cautelado sea desestimado, pues, resulta
evidente que no puede hablarse de daños y perjuicios derivados de la tramitación
cautelar cuando la pretensión del solicitante de la medida es el final amparado por
el órgano jurisdiccional. (Hinostroza, 2003, p.57)
13.2. FINALIDAD
La contracautela tiene finalidad indemnizatoria: su propósito exclusivo es garantizar
el eventual resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar al afectado la
ejecución de la medida cautelar que posteriormente es cancelada por
desestimación de la demanda. (Perez, 2010, p.138)
13.3. NATURALEZA
13.4. OPORTUNIDAD
Según lo que señala (Horna, 2016) “La regla general es que todo aquel que solicita
una medida cautelar ofrezca contracautela, sin embargo, se admite excepciones, las
cuales claramente se encuentran establecidas en el CPC. Están exceptuados de
ofrecer contracautela (p.100):
Por otro lado (Pérez, 2010) La regla y condición para la admisibilidad amparo y
ejecutoriedad de la medida cautelar es que ésta se encuentre suficiente y
adecuadamente garantizada por una contracautela; sin embargo, existen
situaciones colocadas fuera de esta exigencia. Los fundamentos de estas
excepciones son los siguientes (p.142):
Conforme lo dispone el artículo 615º del cpc “Es procedente el pedido de medida
cautelar de quien ha obtenido sentencia favorable, aunque fuera impugnada. El
pedido cautelar se solicita y ejecuta en cuerda separada ante el Juez de la demanda,
con copia certificada de los actuados pertinentes, sin que sea preciso cumplir los
requisitos exigidos en los incisos 1. y 4. del Artículo 610.” El escenario al que alude
la norma es el de un proceso de cognición, único de ejecución e incluso no
contencioso seguido hasta el pronunciamiento de la sentencia de primera instancia,
sin contar con el respaldo o garantía de una medida cautelar. La obtención de
sentencia favorable otorga certeza a la demanda, por tanto, a la pretensión
discutida, luego, carece de objeto ofrecer contracautela al solicitar determinada
medida cautelar; por igual razón deviene en innecesaria la exposición de los
fundamentos de la pretensión. Se presume que el derecho cuya ejecución se
pretende cautelar es cierto y veraz, aunque sea transitoriamente, por consiguiente,
se presume igualmente que la ejecución de la medida cautelar no causará daño
alguno al demandado vencido.
13.9. CLASES
Según señala (Hinostroza, 2006) “el tercer párrafo del artículo 613, del CPC, la
contracautela puede ser de naturaleza real (dinero Hipoteca, garantía mobiliaria) o
personal (fianza o caución juratoria). (p.62)
A. CONTRACAUTELA REAL
B. CONTRACAUTELA PERSONAL
La contracautela de naturaleza personal es la garantía que presta una persona
u otra en su lugar para asegurar el cumplimiento de una obligación (De dar suma
de dinero). Esta garantía está constituida por una promesa de pago. El CPC da a
entender que existen como mínimo dos tipos de contracautela personal, sin
embargo, solo alude a la caución juratoria, la que puede ser admitida,
debidamente fundamentada, siempre que sea proporcional y eficaz. Ésta es
ofrecida en el escrito que contiene la solicitud de medida cautelar, con
legalización de firma ante el secretario respectivo. (Cuarto párrafo del artículo
613º del CPC). (Horna, 2016, p.102)
(Hinostroza, 2006) señala que, “en principio son auxiliares de la jurisdicción civil, entre
otros, los órganos de auxilio judicial (art.54 del CPC). Cumplen una función de apoyo y
colaboración a la administración de justicia en determinadas labores de utilidad para el
desarrollo del itinerario procesal. (p.27)
El artículo 55º del CPC, menciona como órganos de auxilio al perito, al depositario,
al interventor, al martillero público, al curador procesal, la policía. Esta no es una
mención restrictiva, puesto que otros órganos de auxilio pueden estar nominados
en otras leyes especiales e incluso en el propio CPC. La ejecución de las medidas
cautelares requiere el concurso de determinados órganos de auxilio que el Código
Procesal Civil los menciona en cada caso particular. Son designados por el juez de
acuerdo con la naturaleza, alcances, y requerimientos especiales de la medida
cautelar a dictarse. (Pérez, 2010, p.149)
(Hinostroza, 2006) Entre señala que en las medidas auxiliares podemos mencionar:
al depositario, al custodio, al interventor al administrador; los cuales son especies
del mismo género de órganos de auxilio que tienen en común ser guardadores,
custodios materiales de los bienes afectados cautelarmente con determinadas
particularidades, como se verá a continuación (p.27):
a. El custodio
b. El depositario
Es el órgano de auxilio judicial representado por la persona del obligado sobre cuyos
bienes muebles o inmuebles recae el embargo en forma de depósito. Es el único
caso en el que la propia parte afectada actúa como órgano de auxilio. El depositario
es el guardador o conservador de sus propios bienes; pero debe conservarlos en el
estado y en el lugar en que se encontraban al ejecutarse el embargo y a la orden del
juez. Como se señaló líneas arriba, el depositario es una expresión particular del
grupo de funcionarios que cumplen labor de custodia, guarda o conservación de
bienes, por ello es válido afirmar que el depositario es una especie de custodio.
c. El interventor
d. El administrador
e. El retenedor
“El juez competente para dictar medidas cautelares es aquel que se encuentra
habilitado para conocer de las pretensiones de la demanda…”
1.2. OPORTUNIDAD
Desde mi punto de vista, el artículo 609 del CPC es bastante claro, ya que nos
coloca en el supuesto que, ante la sustitución del primer juez, el segundo debe,
a pesar de asumir el proceso principal, asumir el proceso cautelar. Para lo cual,
el juez originario de la medida cautelar debe remitir el documento al juez de
reemplazo.
En este siguiente punto vamos a analizar cada uno de los supuestos que el
artículo menciona:
2. LA SOLICITUD CAUTELAR
La medida dictada solo afecta bienes y derechos de las partes vinculadas por la
relación material o de sus sucesores, en su caso.
3. EL PROCEDIMIENTO CAUTELAR
“Artículo 635
LEDESMA hace mención de que todo juez puede dictar medida cautelar antes
de iniciado un proceso (tal cual lo establece el artículo 608 del CPC) , pero la
parte beneficiada con la medida debe interponer su demanda “ante el mismo
juez”, dentro de los diez días posteriores a la ejecución de ella.
lgual exigencia corre para el caso de medidas dictadas antes del inicio del
procedimiento arbitral (véase el artículo 79 de la Ley N° 26572).
La norma señala que el beneficiado con la medida debe interponer su demanda
ante "el mismo juez", dentro de los diez días posteriores al acto. Ello no implica
que sea eI mismo que recibió la cautelar, sino el juez competente por razón de
grado para conocer la demanda próxima a interponerse. El artículo 33 del CPC,
que es la norma que regula la competencia del juez en este tipo de medidas, así
lo dispone. Sobre la competencia del juez que dicta la medida cautelar fuera de
proceso, resulta interesante leer el comentario que realiza RIVAS al respecto:
"El artículo 608 del CPC no significa sino atribuir al juez el poder jurídico de dictar
tales medidas, pero no que por su sola adopción puede fijarse definitivamente
la competencia, alterándose la regla fundamental prevista al efecto. No
obstante ello, el artículo 608 tiene otro significado, ya que sirve para posibilitar
que aun siendo incompetente, en caso de urgencia o de necesidad, el magistrado
requerido puede dictar la medida cautelar sin perjuicio de la ulterior radicación
ante el juez competente. En todo caso tendrá la posibilidad de declarar su
incompetencia oficiosamente, de acuerdo a los términos del artículo 35 y la
parte afectada, la de cuestionarla oportunamente al saber de la medida
trabada". (RIVAS, 2000, p. 82)
La medida cautelar está sujeta a caducidad. Ello implica cese del derecho a
ejercitar una acción por haber transcurrido el plazo legal para hacerlo. Nótese
que la norma hace referencia a la caducidad y no a la preclusión. La caducidad
implica que ciertos actos o facultades que no se ejercen dentro de cierto tiempo
se pierde; en cambio en la preclusión es el efecto que sigue por haber realizado
determinado acto, esto es, con su realización se agota una actividad para dar
paso a otra. La caducidad opera bajo dos supuestos: a) cuando la demanda no
se ha interpuesto oportunamente, esto es, dentro de los diez días posteriores a
la ejecución de esta; b) cuando habiéndose interpuesto la demanda, ella es
rechazada liminarmente. En este caso, no es necesario esperar que la resolución
quede firme para dejar sin efecto la medida cautelar. Ella opera con la decisión
de primera instancia, al margen que esta pueda o no ser recurrida.
3.3. TRÁMITE DE LA MEDIDA
Una de las características del procedimiento cautelar es lo sumario de este. Su
tramitación es expeditiva y casi inmediata; y solo responde a dos situaciones:
concede o rechaza la pretensión cautelar; sin embargo, esta última alternativa
puede alterarse, si luego de apelado el rechazo, se revoca la decisión. Cuando
el juez aprecia de manera sumaria la verosimilitud del derecho lo hace a través
de la prueba anexa a la pretensión cautelar, pero puede darse el caso que los
medios de prueba aportados requieran ser mejorados o complementados por
otros, para una mejor apreciación del derecho que se invoca. En estas
circunstancias, de manera excepcional, el juez puede conceder un plazo
adicional a fin de que el peticionante presente otros medios de prueba, que
muestren (en mejor forma) la verosimilitud del derecho que sustenta su
pretensión principal.
Cuando dos o más medidas afectan un bien, estas aseguran la pretensión por la
que han sido concedidas, atendiendo a la prelación surgida de la fecha de su
ejecución. Si no se pudiera precisar fehacientemente la prelación, se atenderá a
la establecida por los derechos que sustentan la pretensión.”
Como se desprende del artículo 615 del Código Procesal Civil, la apelación de la sentencia,
que supone la elevación del expediente al superior jerárquico, no imposibilita al Juez para
conocer la pretensión cautelar, lo cual es concordante con el texto del inciso 1) del artículo
368 del Código Procesal Civil que reproducimos a continuación:
Según el artículo 181 de Código Civil, son especialmente procedentes las medidas
cautelares destinadas a asegurar la satisfacción del crédito en el caso que pierda el deudor
el derecho a utilizar el plazo:
- Cuando resulta insolvente después de contraída la obligación (salvo que
garantice la deuda).
- Cuando no otorgue al deudor las garantías a que se hubiere comprometido.
- Cuando las garantías disminuyeren por acto propio del deudor, o
desaparecieren por causa no imputable a éste (a menos que sean
inmediatamente sustituidas por otras equivalentes, a satisfacción del deudor).
Por mandato del artículo 616 del Código Procesal Civil, no proceden medidas cautelares
para futura ejecución forzada contra:
A. El Poder Legislativo.
B. El Poder Ejecutivo.
C. El Poder Judicial.
D. El Ministerio Público.
E. Los órganos constitucionales autónomos.
F. Los Gobiernos Regionales.
G. Los Gobiernos Locales.
H. Las Universidades.
I. Los bienes de particulares asignados a servicios públicos indispensables que
presten los Gobiernos Locales y Regionales, cuando con su ejecución afecten
su normal desenvolvimiento.
De acuerdo a lo normado en el artículo 617 del Código Procesal Civil, la medida cautelar es
susceptible de variación en cualquier estado del proceso, pudiendo ésta concretarse con:
A. La modificación de su forma.
B. El cambio de los bienes sobre los que recae.
C. El aumento de su monto.
D. La reducción de su monto.
E. La sustitución del órgano de auxilio judicial (depositario, custodio,
interventor recaudador, interventor informador o administrador).
En virtud del principio de igualdad procesal, la parte afectada con la medida cautelar puede
también solicitar su variación en cuanto a la forma, bienes, monto y órganos de auxilio
judicial. De la solicitud de variación que presente el demandado se correrá traslado al
solicitante de la medida preventiva y, absuelto el mismo o en su rebeldía, será resuelta por
el Juez, quien, en esta hipótesis, así como en la del pedido de variación formulado por el
peticionante de la medida, decidirá atendiendo a las circunstancias particulares del caso.
Tal decisión puede ser materia de recurso de apelación, que, de ser concedido, se
tramitará sin efecto suspensivo (art. 617 –parte pertinente- del C.P.C.).
4. MEDIDA ANTICIPADA
A este efecto, si una medida se hubiere ejecutado sobre bienes perecibles o cuyo valor se
deteriore por el transcurso del tiempo u otra causa, el Juez, a pedido de parte, puede
ordenar su enajenación, previa citación a la contraria. La enajenación puede sujetarse a
las estipulaciones que las partes acuerden. El dinero obtenido mantiene su función
cautelar, pudiendo solicitarse su conversión a otra moneda si se acreditara su necesidad.
La decisión sobre la enajenación o conversión es apelable sin efecto suspensivo”.
En caso de deterioro o pérdida del bien afecto a medida cautelar, tanto el peticionante de
la medida como el órgano de auxilio judicial incurren en responsabilidad, la misma que es
solidaria (primera parte del artículo 622 del Código Procesal Civil).
La responsabilidad aludida en el párrafo anterior es regulada y fijada por el Juez que ventila
la causa, previo traslado por tres días. Absuelto dicho traslado o en su rebeldía, se
establecerá la indemnización, pudiendo la respectiva resolución materia de apelación a
concederse con efecto suspensivo. Ello se desprende de los artículos 621 y 622 del Código
Procesal Civil.
A nuestro parecer, la responsabilidad del Juez deriva del deterioro o pérdida del bien
afecto a medida cautelar causado por el órgano de auxilio judicial elegido por aquél, pese
a resultar manifiesto que no se encontraba dicho órgano calificado para ejercer la tarea
encomendada, no es la única apta para ameritar un proceso de responsabilidad sustentado
en irregularidades por parte del Juez cometidas en la tramitación cautelar (como cuando
se declara la caducidad de una medida fuera del proceso –que trae como consecuencia la
disposición de los bienes del obligado-, no obstante no haber transcurrido el plazo que
contempla el art. 636 del C.P.C. para interponer la respectiva demanda). Fundamos lo
expuesto en lo señalado por el primer párrafo del artículo 509 del Código Procesal Civil, en
el sentido que “el Juez es civilmente responsable cuando en ejercicio de su función
jurisdiccional causa daño a las partes o a terceros, al actuar con dolo o culpa
inexcusable…”.
La responsabilidad del Secretario tendrá lugar cuando los daños y perjuicios son debidos a
su negligencia al ejecutar la medida cautelar. La sanción será aplicada por el Juez a
instancia de parte, con audiencia del presunto infractor (el Secretario) y actuándose la
prueba pericial de estimarse pertinente. A diferencia de lo que sucede con el órgano
jurisdiccional en que su responsabilidad es ventilada en un proceso especial, el trámite
para decidir sobre la existencia o no de responsabilidad en el auxiliar jurisdiccional se
desarrolla dentro del propio cuaderno de la medida cautelar. El correspondiente
pronunciamiento judicial es susceptible de apelación con efecto suspensivo. Así lo dispone
el último párrafo del artículo 626 del Código Procesal Civil.
La medida cautelar puede recaer en bien de tercero, conforme lo faculta el artículo 623
(primer párrafo) del Código Procesal Civil, cuando se acredite su relación o interés con la
prestación principal. Tal afectación se encuentra condicionada, según dicho numeral, a que
el tercero haya sido citado con la demanda, lo que parecería descartar la procedencia de
las medidas anticipadas o fuera de proceso respecto de los bienes de terceros. Sobre esto
último nos inclinamos a opinar en contrario, dada la naturaleza y finalidad de toda medida
cautelar, en especial de aquellas peticionadas fuera del proceso, pues la restricción de
éstas puede representar la ineficacia del fallo que aseguran.
Por otro lado, la formalización de la afectación de los bienes del tercero, en atención al
mandato preventivo, le confiere automáticamente legitimidad para intervenir en el
proceso principal y en el cautelar (última parte del primer párrafo del art. 623 del C.P.C.),
razón por la cual se encuentra eximido de acreditarla. Sería absurdo negar su participación
en la Litis por falta de legitimidad cuando en consideración a ella el juzgador ha dictado el
auto cautelar ordenando la afectación de su patrimonio, y, es más, cuando dicha falta de
legitimidad puede constituir el argumento del tercero para ejercer su defensa en juicio y
para solicitar el levantamiento de una medida cautelar indebidamente peticionada,
dispuesta y ejecutada.
El deudor y los terceros ajenos a la relación obligacional con el acreedor, están facultados
para oponer a éste el cambio de su domicilio.
A. “…El hecho que se haya formalizado una medida cautelar sobre un inmueble de
los fiadores no constituye un abuso del derecho, pues ésta es provisoria y tiene
por finalidad asegurar el cumplimiento de la decisión definitiva…” (Casación Nro.
3104-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág.
7047).
B. “…Para poder ejecutar una medida cautelar frente al fiador éste ha debido de ser
emplazado con la demanda a través de la que se persigue el pago de la deuda…”
(Casación Nro. 900-95 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-12-
1996, pág. 2603).
Al respecto, Ángeles Jove señala que “…dictada una sentencia desfavorable al actor, la
garantía debería ser alzada de oficio por el órgano jurisdiccional, ya que desaparece la
razón de su existencia: el proceso principal. La relación instrumental se ha roto” (ANGELES
JOVE, 1995:319). Concluye la citada jurista diciendo que “…la extinción se produce ipso
iure por el mismo acto de dictar sentencia absolutoria, puesto que la medida carece de
objeto al no existir ya derecho afirmado que deba ser cautelado…” (ANGELES JOVE,
1995:319).
“…Al alzarse el embargo (u otra medida cautelar) los bienes sobre que pesaba quedan
liberados, y sus titulares pueden disponer de él sin limitaciones jurídicas ni económicas, a
la vez que cesa la legitimación del Ejecutor para llevar a cabo sobre ellos actos de
disposición” (CARRERAS, 1957:558).
Azula Camacho apunta sobre la materia que “…levantar las medidas cautelares (…) es
dejarlas sin efectos, lo cual entraña, en relación con los bienes afectos a ellas, que el titular
del derecho de dominio recobre la facultad de disposición, es decir, dejen de ser objeto
ilícito para cualquier acto jurídico” (AZULA CAMACHO, 1994, Tomo IV:193).
A. MEDIDAD CAUTELAR ANTICIPADA O FUERA DEL PROCESO (artículos 608 – 636 – del
C. PC).
Existe la posibilidad que se solicite y conceda una medida cautelar antes de que se haya
iniciado un proceso (artículo 608 del CPC).
Lo que específicamente se dispuso fue lo siguiente:
En el caso de que se haya iniciado un proceso principal, la medida cautelar puede ser
solicitada por el interesado en cualquier momento. Para esto deberá cumplir con los
presupuestos y requisitos establecidos por la normativa vigente.
Más que específicas son medidas cautelares nominada y típicas: poseen una
denominación asignada por el legislador y tiene regulación normativa propia. Estas son
las medidas que tienen mayor uso y justificación social de allí que hayan sido reguladas
de modo especial y presenten subgrupos de acuerdo con determinados criterios
procedibilidad, como veremos a continuación.
HINOSTROZA. A. 2010, señala que, hay que señalar que las medidas para futura
ejecución forzada son aquellas dirigidas a asegurar el cumplimiento de la obligación a
que se le condenará al vencido mediante el correspondiente fallo jurisdiccional. Ellas
garantizan que los bienes que van a ser materia de ejecución forzada se mantengan
para su realización. (Minguez, 2010)
Las medidas para futura ejecución forzada son el embargo (en sus diferentes formas) y
el secuestro (judicial y conservativo).Las medidas para futura ejecución forzada son
aquéllas que tienen como propósito asegurar la ejecución o realización de la obligación
contenida en un título ejecutivo de origen jurisdiccional (judicial o arbitral) o
contractual. También son conocidas como medidas asegurativas porque tienen por
finalidad la realización de las decisiones condenatorias a las que la ley otorga calidad
ejecutiva.
Estas medidas en nuestra legislación y por lo general en la legislación extranjera son: el
embargo, el secuestro y la anotación de demanda conocida también como anotación
de litis.
2.1.1. EMBARGO
A. DEFINICIÓN
Álvarez Juliá Neuss y Wagner (En Hinostroza A. 2010) conciben al embargo como
(.., la sujeción de uno o más bienes individualizados del deudor o eventual deudor,
a un régimen jurídico especial que consiste en su deber de abstenerse de todo acto
jurídico o físico que pueda tener por resultado disminuir la garantía que dicho bien
concreta y en la circunstancia de que el titular del dominio del bien embargado en
lo sucesivo no puede ejercer determinadas facultades, aun legítimas, sin
autorización judicial, p.222.
A. DE INSCRIPCIÓN
El artículo 2010 del C. C. preceptúa que "la inscripción se hace en virtud de título
que conste en instrumento público, salvo disposición contraria". En este caso el
título de inscripción es el auto cautelar contenido en el oficio que el Juez cursa al
Registrador respectivo, además de las copias certificadas de los actuados
pertinentes. La norma procesal exige que se agregue la certificación registral al
expediente.
Actúa como órgano de auxilio judicial en esta modalidad de embargo el registrador
quien ejecuta el embargo inscribiendo el monto de la afectación siempre que la
medida cautelar resulte compatible con el título de propiedad ya inscrito.
Previamente debemos recordar que la copropiedad sobre una cosa otorga a ésta la
calidad de bien indiviso, ello implica que el derecho de cada propietario se refiere al
total, no a una parte específica de la cosa común, por lo cual la parte de cada uno
no es una parte material sino una cuota ideal, una parte alícuota proporcional cuyas
únicas limitaciones son las que emergen del estado de copropiedad la misma que
confiere a los copropietarios derecho a los frutos y les impone la obligación de
asumir los gastos de conservación del bien indiviso en proporción a la cuota ideal de
cada uno.
B. DE DEPÓSITO
1. La afectación no incluye los frutos, se limita sólo al inmueble: Por esta precisión
se infiere que el titular del inmueble sí puede disponer de los frutos que el bien
genera. Tratándose de un inmueble, los frutos a los que alude la norma son los
civiles; es decir, los provechos renovables que produce el bien, sin alterar ni
disminuir su sustancia; serían los producidos como consecuencia de una relación
jurídica como por ejemplo los obtenidos merced a un contrato de arrendamiento.
Cuando el secuestro recae en bienes muebles del obligado, éstos serán depositados
a orden del Juzgado. En este caso, el custodio será de preferencia un almacén
legalmente constituido, el que asume la calidad de depositario, con las
responsabilidades civiles y penales previstas en la ley. Asimismo, está obligado a
presentar los bienes dentro del día siguiente al de la intimación del Juez, sin poder
invocar derecho de retención.
El artículo 653 del CPC se refiere al cateo en los siguientes términos: Si al momento
de la ejecución de la medida se advierte el ocultamiento de bienes afectables, o si
éstos resultan manifiestamente insuficientes para cubrir su monto, podrá el Auxiliar
jurisdiccional, a pedido de parte, hacer la búsqueda en los ambientes que esta le
indique, sin caer en excesos ni causar daño innecesario.
El cateo se justifica por las circunstancias que rodean a la ejecución del embargo en
forma de depósito y en especial al secuestro. Es comprensible que el afectado
pretenda sustraer el mayor número de bienes de la ejecución, con este propósito
realiza actos de ocultamiento. Las zonas de ocultamiento no son únicamente los
ambientes del inmueble, sino el propio cuerpo. En este último caso puede tratarse
del ocultamiento de dinero, alhajas, títulos valores u otros bienes pequeños en los
bolsillos e incluso en el interior de las ropas.
Es verdad que nuestra ley autoriza al auxiliar jurisdiccional a efectuar el cateo ante
circunstancias justificadas, sin embargo, si la persona requerida se negara a ser
sometida al cateo, el auxiliar jurisdiccional no podría disponer ninguna medida
disciplinaria ni coercitiva contra aquella, por carecer de estas facultades. Para que
esta situación no ocurra, previsoramente, a pedido de parte el Juez al dictar el auto
cautelar puede disponer el cateo en otros ambientes, disponiendo el descerraje si
fuera necesario. Consideramos que no podría disponer medida similar respecto al
cateo sobre el cuerpo de la persona.
C. DE RETENCIÓN
De la norma se colige que esta medida consiste en la orden que el Juzgado imparte
a efectos de que el poseedor retenga el pago a la orden del Juzgado, depositando el
dinero en el Banco de la Nación. Cuando se trata de otros bienes, el retenedor
asume las obligaciones y responsabilidades del depositario, salvo que los ponga a
disposición del Juez.
Advierte con acierto Carnelutti, que el embargo plantea un problema que tanto
tiene de económico como de jurídico, porque si es interesante, desde este punto de
vista, asegurar las consecuencias del proceso ulterior, hay que evitar, una vez
conseguido este propósito, los daños que para la economía pueden derivar de una
inmovilización del patrimonio que tan hondamente puede influir en la producción y
el a circulación de la riqueza. (REYES, 2009)
D. DE INTERVENCIÓN
Esta modalidad de embargo tiene como finalidad recabar directamente los ingresos
propios o información sobre el movimiento económico de una empresa de persona
natural o jurídica. De lo anterior se infiere que son dos las formas que adopta la
intervención: intervención en recaudación e intervención en información; sin
embargo, ello no significa que exista determinada prelación entre una y otra: puede
demandarse una u otra indistintamente.
A. Intervención en recaudación
“Cuando la medida afecta una empresa de persona natural o jurídica con la finalidad
de embargar los ingresos propios de ésta, el Juez designará a uno o más
interventores recaudadores, según el caso, para que recaben directamente los
ingresos de aquella.
La disposición del párrafo anterior es aplicable, también, a las personas jurídicas sin
fines de lucro.
La resolución cautelar debe precisar el nombre del interventor y la periodicidad de
los informes que debe remitir al Juez.” (Artículo 661º CPC)
Según el artículo 662° del código procesal civil, las obligaciones del interventor
recaudados son:
El artículo 664 del Código Procesal Civil autoriza al titular de la medida cautelar a
solicitar al órgano jurisdiccional la clausura del negocio intervenido y la conversión
del embargo en forma de intervención a secuestro en caso de considerar aquél que
la intervención es improductiva. Sobre esto debemos anotar que:
Así también lo considera Lino Palacio, (como se citó en Hinostroza A.2010) cuando
afirma que “esta clase de intervención tiene por objeto que la persona designada
por el juez, ejerza vigilancia sobre la gestión administrativa desarrollada en una
sociedad o asociación o respecto de bienes litigiosos, o sobre el estado en que éstos
se encuentran, dando cuenta a aquél de las circunstancias comprobadas a raíz de
tal actividad”. p.270
1. Informar por escrito al Juez, en las fechas señaladas por éste, respecto de las
comprobaciones sobre el movimiento económico de la empresa intervenida, así
como otros temas que interesen a la materia controvertida; y;
2. Dar cuenta inmediata al Juez sobre los hechos que considere perjudiciales al
titular de la medida cautelar, o que obsten el ejercicio de la intervención.
(Artículo 666º del C.P.C)
Se infiere del artículo 666 del Código Procesal Civil que el interventor informador
tiene las siguientes obligaciones:
- Presentar informes escritos y periódicos acerca del movimiento económico de
la empresa o negocio intervenido (lo que implica, pues, dar cuenta o aviso de
los ingresos y egresos de la empresa intervenida).
- Comunicar al órgano jurisdiccional los hechos que estime perjudiciales o
inconvenientes a los intereses del titular de la medida precautoria, en especial
aquellos que impidan el normal ejercicio de la intervención.
Dice la norma que "cuando la medida recae sobre bienes fructíferos, pueden
afectarse en administración con la finalidad de recaudar los frutos que
produzcan."(art.669º CPC).
Advierte Ramiro Podetti (citado por Pérez. C), .que Es necesario no incurrir en el
error de confundir la administración que resulta de disposiciones del código civil -
donde el administrador representa al dueño de los bienes administrados- con la
administración judicial como medida precautoria donde el administrador es un
auxiliar externo del juez que lo designó y a quien representa. "en la administración
civil o comercial puede existir un contrato o una situación a él asimilable; en la
administración civil o comercial puede existir un contrato o una situación a él
asimilable; en la administración judicial de cautela existe una relación de derecho
público, en la cual el Juez, mediante un custodio que él designa interfiere en la
administración de bienes bajo tutela judicial. (REYES, 2009)
F. DE SECUESTRO
MONROY. G (en Hinostroza A), refiere que respecto del secuestro, se trata de la
desposesión física al embargado del bien sobre el que recae la medida; agrega
además que el secuestro no v a conceder la posesión al peticionante de la medida,
pero si va a ordenar que el bien sea depositado en una institución oficial o a la
persona que mejor convenga a su cuidado y protección, recibiendo esta el nombre
de custodio. (ALBERTO, 2010)
UGO ROCCO, (En Hurtado. M. 2009) considera que el secuestro es una orden o una
inyunción con que el órgano jurisdiccional competente, a solicitud de un sujeto
interesado, le quita la disponibilidad de un bien, mueble o inmueble, o de una
universalidad de bienes, o de una hacienda a otro sujeto que los detenta, o de una
cosa que constituya una prueba real pre constituida, proveyendo a la custodia de
ellos, en forma que quede in modificada la situación de hecho y de derecho,
evitando el peligro de que por hechos naturales o voluntarios sean suprimidos,
eliminados o restringidos los intereses de derecho sustancial o procesal que se
siguen de la tal situación de hecho o jurídica.” (REYES, 2009)
ROCCO, (en Hinostroza A), nos señala que, estima arbitraria y convencional esta
distinción y explica su posición – refiriéndose, además, a un tercer grupo
denominado “casos especiales de secuestro”, del siguiente modo: No hay diversidad
de la función, ya que las tres diferentes figuras de secuestro tienen todas la función
de sustraer la disponibilidad de los bienes, proyectando a la custodia de ellos; no
hay diversidad de finalidad, por cuanto todas ellas tiene el fin de evitar y eliminar un
peligro; no hay diversidad de medios o modalidades para conseguir las providencias
respectivas, ya que las tres providencias son solicitadas y emitidas en un juicio.
(ALBERTO, 2010)
A. El secuestro judicial
REDENTI. E (en Hinostroza. A) ...”de modo conciso explica que el secuestro judicial
"tiende a impedir la sustracción o alteración de bienes individualmente
determinados, cuya propiedad o posesión se controvierte o de bienes comunes en
espera de división.”
B. El secuestro conservativo
CHIOVENDA. G (citado por Pérez C), explica que el secuestro de conservación tiene
por finalidad conservar aquellas garantías de créditos que pueden más fácilmente
desaparecer, como los muebles (...) y las cantidades debidas al deudor por un
deudor suyo. Informa seguidamente que las leyes italianas medievales admitían
también el arresto personal del deudor sospechoso de huida (especialmente con
relación a extranjeros), institución conservada en algunas leyes modernas (por
ejemplo, la alemana y la austriaca).
Por su parte, Piero Calamandrei, (citado por Pérez C), ratifica los conceptos
expuestos por su maestro, al considerar, siempre bajo el carácter de
instrumentalidad hipotética de las medidas cautelares, que el secuestro
(conservativo) no agota en sí mismo los fines de la justicia, sino que fundándose
anticipadamente sobre la hipótesis de que la futura declaración de certeza puede
resultar favorable al acreedor, se emplea inmediatamente, como instrumento
provisorio de las otras providencias jurisdiccionales que deberán seguir, a fin de
conservar las condiciones de hecho idóneas para hacer que la condena del deudor,
si llega a pronunciarse en el modo previsto, pueda ser fructuosamente ejecutada
sobre los bienes secuestrados.
2.2.1. CONCEPTO
Las medidas temporales sobre fondo son aquellas de carácter excepcional cuyo
objeto consiste en anticipar lo que va a ser materia de decisión en la sentencia final.
(Minguez, 2010)
Las medidas temporales sobre el fondo también son conocidas como medidas
provisionales de seguridad o cautelas materiales porque producen el efecto de una
satisfacción anticipada de la pretensión principal misma.
La doctrina las conoce igualmente como medida coincidente, pues debe existir una
relación directa entre lo que solicita que se anticipe y la pretensión que se postula
con la demanda (propiamente adecuación). Ello es lógico, porque lo que se anticipa
es lo que se va a decidir en la sentencia con respecto de la pretensión procesa, así,
la medida anticipatoria o temporal sobre el fondo debe coincidir, en todo o en parte
con el contenido del fallo que se dictará en el futuro. (Reyes, 2009)
Sobre los alcances de estas medidas leamos al profesor W Kischcitado citado por
Perez.C.: "Muchas veces, en efecto, existe la necesidad de constituir
provisionalmente un estado de hecho hasta que el pleito sea resuelto, para evitar
en el entretanto los riesgos que amenazan, mientras se decide el proceso sobre
alimentos se impone al presunto alimentador la obligación de mantener
provisionalmente al alimentista.
En todos estos casos la medida judicial no persigue el asegurar una futura ejecución
sino la evitación de perjuicios hasta la resolución definitiva del negocio, pues
cuando se ordena la realización de una prestación, alimentos provisionales para
evitar un daño inminente, la medida va más allá del simple aseguramiento y
produce el efecto de una satisfacción anticipada de la acción.
Por su parte, Piero Calamandrei citado por Pérez.C. Sostiene que mediante estas
resoluciones se decide interinamente, en espera de que a través del proceso
ordinario se perfeccione la decisión definitiva, una relación controvertida, de la
indecisión de la cual, si ésta perdurase hasta el dictado de la providencia definitiva,
podrían ocasionar a una de las partes daños irreparables. Explica que la providencia
cautelar consiste precisamente en una decisión anticipada y provisoria del mérito,
destinada a durar hasta el momento en que a esta regulación provisoria de la
relación controvertida se sobreponga la regulación de carácter estable que se
puede conseguir a través del más lento proceso ordinario (Pérez, 2010).
Explica Roberto Omar Berizonce citado por Pérez.C. Que la concepción o, si se
prefiere, la más moderna utilización de la técnica de la tutela anticipatoria, se
vincula de modo directo con la necesidad de asegurar la eficacia en concreto del
proceso y de las prestaciones jurisdiccionales, principalmente en el factor temporal
por la exigencia de administrarlas en tiempo razonable. En paralelo con otros
institutos procesales, como la decisión temprana de la litis, la ejecución provisional
o anticipada de la sentencia de mérito, las estructuras monitorias y aledañas, la
anticipación de la tutela en sus diversas variantes – decisiones provisionales,
medidas autosatisfactorias – atienden las exigencias primarias que condicionan al
proceso moderno. La búsqueda de mecanismos simplificados y simplificadores, que
permitan superar la intolerable y descalificatoria morosidad judicial. (Pérez, 2010)
2.2.3. FINALIDAD
Según el autor Pérez Ragonr citado por Pérez. C. Las medidas temporales sobre el
fondo, como expresión de la tutela anticipatoria en nuestra legislación, es una de
las tutelas diferenciada de urgencia que, con base en una cognición sumaria y
llenado los requisitos de procedencia, satisface anticipadamente al requirente su
pretensión, otorgándole una atribución o utilidad que pudiera probablemente
obtener en la sentencia futura con autoridad de cosa juzgada material. Anticipación
significa coincidencia total o parcial con lo pretendido en la demanda, vale decir:
identidad objetiva. (Pérez, 2010)
2.2.4. CLASES
Según Monroy Gálvez citado por Alberto. H. Nos menciona que, iniciando un
proceso de alimentos, el actor puede si por lo menos acredita la apariencia de su
derecho a solicitar una asignación alimenticia provisional. Este es un caso típico de
medida cautelar temporal sobre el fondo. En efecto, la pretensión en el proceso
principal es que el órgano jurisdiccional fije una pensión alimenticia. A través de la
medida cautelar se busca que mientras dure el proceso, se fije una pensión
alimenticia. En consecuencia, en ambos casos la pretensión es la misma, por tanto,
la medida cautelar solo anticipa lo que puede ser el pronunciamiento final, si la
demanda es amparada. (Minguez, 2010)
La ley otorga legitimación activa al cónyuge (varón o mujer) respecto del otro
cónyuge y a los hijos menores respecto de sus padres, en ambos casos con
indudable relación familiar. La relación familiar debe acreditarse mediante
instrumento público porque así lo exige la ley: la condición de cónyuge, con la
copia certificada de la partida de matrimonio del registro de estado civil173 y la
condición de hijo mediante la respectiva copia certificada de la partida de
nacimiento. En el caso de hijos extramatrimoniales debe constar el
reconocimiento en el acta de nacimiento174 sea que este acto se haya producido
voluntariamente o por sentencia declaratoria de la paternidad o de maternidad. El
artículo 387 o del Código Civil establece que, el reconocimiento y la sentencia
declaratoria de la paternidad o la maternidad son los únicos medios de prueba de
la filiación extramatrimonial. No pueden acogerse a esta alternativa cautelar los
hijos matrimoniales mayores de edad, ni los hijos extramatrimoniales no
reconocidos, tampoco, los padres respecto de sus hijos. Esta es una restricción
establecida por la ley, luego cualquier asignación anticipada de alimentos
solicitada por alguna de estas personas debe ser declarada improcedente. (Pérez,
2010)
Los hijos menores de edad si bien tienen capacidad para ser parte material en el
proceso carecen de capacidad para comparecer por sí mismos, por lo que deben
comparecer por medio de su representante legal que en este caso es el padre, la
madre o su tutor. (Pérez, 2010)
En concordancia con la norma procesal citada, el artículo 1770 del Código de los
Niños y Adolescentes establece que en resolución debidamente fundamentada el
Juez dictará las medidas necesarias para proteger el derecho del niño y del
adolescente y adoptará las que sean necesarias para el cese inmediato de actos
que produzcan violencia física o psicológica, intimidación o persecución al niño o
adolescente. En estos casos el Juez está facultado incluso para disponer el
allanamiento del domicilio.
El artículo 100 de la Ley No 26260, Ley de Protección Frente a la Violencia Familiar,
aplicable al caso, precisa que las medidas de protección inmediatas que pueden
ser adoptadas a solicitud de la víctima incluyen, sin que la enumeración sea
limitativa, el retiro del agresor del domicilio, la suspensión de la cohabitación,
impedimento de acoso a la víctima, suspensión temporal de toda clase de visitas
por parte del agresor, inventario sobre sus bienes y otras medidas de protección
inmediata que garanticen su integridad física, psíquica y moral.
Si el proceso fuera sobre violencia familiar, todas las medidas enunciadas, sin duda
alguna, tendrían el carácter de anticipadas (temporales sobre el fondo) porque
tendrían por finalidad adelantar el contenido de la pretensión central. Sin
embargo, en el caso que examinamos (párrafo del artículo 677o del CPC) los actos
de violencia se producen en el desarrollo de un proceso cuya pretensión central es
de separación, divorcio patria potestad, régimen de visitas, entrega de menor,
tutela y curatela; por consiguiente, el pedido de cese de los actos de violencia y las
decisiones judiciales respectivas, en este proceso tienen la calidad de medidas
autosatisfactivas, una de las manifestaciones de la tutela anticipatoria. (Pérez,
2010)
C. ADMINISTRACIÓN DE BIENES
D. DESALOJO
a) Que la causal invocada sea por vencimiento del plazo del contrato; o por
otro título que obligue la entrega. Luego, formalmente, no procede en
aquellos casos de resolución del contrato previstos en el artículo 1671 del
Código Civil.
Por lo demás, los acuerdos del convenio anexado a la demanda tienen eficacia
jurídica, una vez expedido el auto admisorio, sin perjuicio de lo que se disponga en
la sentencia; así lo señala el artículo 576° del CPC.
Por consiguiente, bastará la sola petición cautelar para que el juez disponga la
ejecución o cumplimento de los acuerdos contenidos en el convenio. Por tal razón
son especialmente procedentes las medidas cautelares sobre separación
provisional de los cónyuges, alimentos, tenencia y cuidado de los hijos por uno de
los padres, por ambos, o por un tutor o curador provisionales; y administración y
conservación de los bienes comunes (Artículo 485o del CPC). (Pérez, 2010)
Pues bien, la medida cautelar busca anticipar el contenido de la decisión final del
interdicto de recobrar, restituyendo a la víctima del despojo, la posesión del bien;
en modo alguno podría anticiparse el pago de los frutos mucho menos la
indemnización. Según el texto legal, el otorgamiento de la tutela cautelar
reclamada requiere que el demandante pruebe dos situaciones concurrentes:
Según se desprende del artículo 676 del Código Procesal Civil, en caso de resultar
desfavorable la sentencia a quien demandó la prestación de alimentos, queda
éste obligado a la devolución de la suma percibida por concepto de asignación
anticipada de alimentos y a abonar el correspondiente interés legal, el cual será
liquidado por el Secretario de Juzgado, si fuera necesario aplicándose lo
dispuesto por el artículo 567 del Código Procesal Civil, numeral este último que
hace referencia a la actualización del valor de la pensión alimenticia. (Minguez,
Comentarios al Código Procesal Civil, 2010)
Según Gutiérrez. C. 1974, citado por Alberto. H. nos comenta que las medidas
provisionales en relación a personas deben regularse en lo sustancial (...), pero
simplificándolas y teniendo en cuenta la realidad de las separaciones amistosas
o, de hecho. En todo caso deben protegerse con estas medidas durante la
situación matrimonial anormal, jurisdiccional o no, a todos los sujetos de la
relación conyugal y paterna filial y sus bienes, particularmente a los que
aparezcan como real y verdaderamente más débiles. (Minguez, Comentarios al
Código Procesal Civil, 2010).
En los procesos de desalojo por vencimiento de plazo del contrato o por otro
título que obligue la entrega, procede la ejecución anticipada de la futura
decisión final, cuando el demandante acredite indubitablemente el derecho a la
restitución pretendida y el abandono del bien.
El desalojo, conocido antes como desahucio, es aquel proceso que promueve una
persona (el titular del derecho de propiedad, el arrendador, el comodante, el
administrador, etc.) contra otra que ocupa indebidamente un bien, a efecto de
que lo deje a disposición de la primera. Como se aprecia, su finalidad es la
restitución de bienes muebles e inmuebles (art. 596 del C.P.C.). A través del
proceso de desalojo se asegura la protección de los derechos de uso y disfrute
de determinados bienes, especialmente cuando son detentados sin ningún título
(o habiendo vencido éste). De esta manera el bien objeto de controversia es
sustraído del poder de quien lo posee contra la voluntad de la persona que tiene
derecho legítimo sobre él, contando el demandante con el auxilio de la fuerza
pública del caso lo amerita. En el proceso de desalojo no Se discute la propiedad
sino el derecho que se tiene al uso, goce y posesión del bien. (Minguez,
Comentarios al Código Procesal Civil, 2010)
El divorcio es una forma de disolución del vínculo matrimonial. Esto significa que
desaparece totalmente el nexo conyugal, produciéndose así la ruptura de la
unión matrimonial válida (lo que lo diferencia de la nulidad de matrimonio que
representa un estado matrimonial viciosamente establecido). Las consecuencias
del divorcio son las siguientes: A) la disolución del matrimonio; B) el fin de la
relación alimentaria entre los ex-cónyuges; C) el eventual pago de una
indemnización al ex-cónyuge inocente; D) la pérdida del ex-cónyuge culpable de
los gananciales; E) la pérdida de los derechos hereditarios entre los ex-cónyuges;
F) la prohibición a la mujer de continuar llevando el apellido de su ex-marido
agregado al suyo; G) la extinción del parentesco por afinidad generado por el
matrimonio; y H) se determina el ejercicio de la patria potestad y lo relacionado
a las obligaciones alimentarias de los progenitores hacia sus hijos. (Minguez,
Comentarios al Codigo Procesal Civil, 2010)
G. Artículo 681.- Devolución de bien en el despojo:
2.3.1. CONCEPTO
Para ARMANDO explica que, son medidas específicas que pueden tener sentido
cautelar, pero que, si significan satisfacer provisoriamente la pretensión, entran en
categoría distinta como lo es la actividad jurisdiccional anticipatoria. (medidas
temporales sobre el fondo). (Armando, 2005)
Para Jorge W. Peyrano "La medida cautelar innovativa es una diligencia precautoria
excepcional que tiende a modificar el estado de hecho o de derecho existente antes
de la petición de su dictado, medida que se traduce en la injerencia del tribunal en
la esfera de libertad de los justiciables a través de la orden de que cese una
actividad contraria a derecho o de que se retrotraigan las resultas consumadas de
un proceder antijurídico. Dicha diligencia cautelar a diferencia de la mayoría de las
otras no afecta la libre disposición de bienes, ni dispone que se mantenga el statu
quo. Va más allá, ordenando-sin que concurra sentencia firme de mérito que
alguien haga o deje de hacer algo, en sentido contrario al representado por la
situación existente”.
2.3.2. REQUISITOS
Son determinadas a partir del análisis de la norma legal: El texto del artículo
682° del CPC es el siguiente: Ante la inminencia de un perjuicio irreparable,
puede el Juez dictar medidas destinadas a reponer un estado de hecho o de
derecho cuya alteración vaya a ser o es el sustento de la demanda. Esta medida
es excepcional por lo que solo se concederá cuando no resulte aplicable otra
prevista en la ley.
Están investidas de este atributo porque su dictado sólo procede ante la
inexistencia de otra medida cautelar apta para obtener el fin perseguido. Este
rol subsidiario es compartido con las medidas de no innovar y las medidas
temporales sobre el fondo. Por ello, su estimación implica una seria
responsabilidad para el magistrado por lo que se requiere prudencia especial
para amparo.
Como su principal propulsor (Jorge Peyrano) lo explica, este requisito del daño
irreparable fue considerado y propuesto en los albores de la doctrina de la
diligencia innovativa como valla para evitar apresuramientos a la hora de
despachar tan enérgica medida precautoria; en la realidad, el grueso de la
jurisprudencia ha borrado la exigencia de este requisito limitándose a los
requisitos comunes y corrientes.
El Código Procesal Civil regula las medidas innovativas que pueden dictarse en los
siguientes procesos:
A. INTERDICCIÓN
“El Juez, a petición de parte, o excepcionalmente de oficio, puede dictar en el
proceso de interdicción la medida cautelar que exija la naturaleza y alcances de
la situación presentada.” (Artículo 683º)
A.1. Procedencia
Una limitación cautelar especial que merece destacarse es que la medida cautelar
innovativa sólo puede solicitarse luego de iniciado el proceso de interdicción, y
siempre que lo exija la naturaleza y alcances de la situación presentada: No puede
anticiparse la pretensión cautelar al inicio del proceso de interdicción.
El artículo IV del código procesal civil establece que el proceso se promueve sólo a
iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar. No requieren
invocarlos el Ministerio Público, el procurador oficioso ni quien defiende intereses
difusos.
El artículo 583° del código civil reconoce legitimidad para iniciar un proceso de
interdicción al cónyuge y parientes del incapaz, así como al Ministerio Público quien
como ya se ha dicho, no requiere invocar legitimidad para obrar. Asimismo, cuando
se trate de un incapaz que constituye grave peligro para la tranquilidad pública, la
demanda puede ser presentada por el Ministerio Público o por cualquier persona,
así lo establece el artículo 583° del código procesal civil.
Según Armando Rivas, nos señala que las medidas cautelares producen un efecto
denominado cristalizador el cual tiene como significado detener o congelar el tiempo,
la situación jurídica y material de un bien o de una relación de derecho.
A diferencia de lo que significa innovar que tiene que ver con modificación, cambio,
mudanza, no innovar tiene que ver con no cambiar, no mudar, no modificar, no alterar
las cosas o situaciones, con el fin de no lesionar los intereses del adversario. Para Hugo
Alsina, “resulta que la prohibición de innovar puede ser definida como la medida
precautoria por la cual se tiende al mantenimiento de la situación de hecho o de
derecho al momento de ser decretada”.
En su lugar, Pedro Sagástegui la define como “el mandato del Juez ante la inminencia
de un perjuicio irreparable para conservar, la situación de hecho o de derecho
presentada al momento de la admisión de la demanda, en relación a personas y bienes
comprendidos en el proceso”.
Según Selvia V. Guahnon, la medida cautelar busca mantener el estado de hecho o de
derecho vigente. Como ejemplo cita el caso de la suspensión de los trámites dirigidos a
inscribir a nombre del adquiriente el inmueble subastado, mientras se sustancia la
nulidad articulada. Señala además que, si se trata de bienes registrables sus efectos
respecto del tercero, se darán a partir de la anotación en Registros.
a) No es otra cosa que una aplicación particular del principio de igualdad de las partes
en el proceso.
b) Es también una aplicación del principio de que nadie puede lesionar el orden jurídico
establecido haciéndose justicia por mano propia.
c) Significa una expresión del principio de la buena fe en el proceso.
La prohibición de innovar no es concurrente ni subsidiaria, sino la única medida posible
para el caso de que se trata, es decir, es de carácter residual. Además, se dice que es
sustitutiva porque salvaguarda cuando ninguna otra medida precautoria puede
salvaguardar. La prohibición de innovar es una de estas medidas cautelares que se
caracteriza sobre todo por ser de tipo residual y genérico.
Dicha medida pertenece al grupo de las llamadas “medidas conservatorias del
patrimonio del deudor”, pues, mantiene el estado de la contienda tal como se le
planteó, por aplicación del principio de inalterabilidad de la cosa, durante el curso del
proceso, asegurando la efectividad de la sentencia. En términos generales las medidas
conservativas se refieren a salvaguardar bienes y derechos, para que se mantengan sin
alteración.
2.4.2. FINALIDAD
2. Evitar el daño. Se busca evitar un perjuicio grave por una reparación difícil o
imposible, en otras palabras, busca evitar que la sentencia sea ilusoria.
Tiene dos objetos, uno inmediato que es que no se modifica el estado de hecho o
derecho; y otro mediato, que es que al momento que la sentencia deba cumplirse,
con un derecho reconocido al litigante, no se torne en ilusoria.
2.4.3. EFECTOS
Los efectos de ésta medida son la no producción del perjuicio irreparable debido a
su traba y el mantenimiento, bajo responsabilidad del afectado del estado de hecho
o de derecho al tiempo en que se formuló la demanda y hasta la expedición del
fallo final. Ahora bien, se dice que los efectos dependen del objeto del proceso y
pueden impedir la modificación de los bienes motivo del litigio o de los derechos
que los litigantes pretenden tener sobre esos bienes.
Ledesma Narváez, nos señala que, es una facultad del juez, de impedir que se
modifique la situación de hecho, cuando tal acto tenga una decisiva influencia en
la solución del proceso y en su posterior ejecución, nos refiere además que sobre
la oportunidad en la que se pueda interponer esta medida, existen posiciones
encontradas a partir del texto original del artículo 687 del Código Procesal Civil, el
mismo que consideraba que se podía decretar con la citación de la demanda,
resultando que a partir de la modificatoria del texto por el Decreto Legislativo 1069,
ya no se condiciona para conservar la situación de hecho o derecho a la admisión
de la demanda.
- Resulta necesario que para que se conceda una medida cautelar de no innovar,
los juzgados analicen a cabalidad la concurrencia de los requisitos de esta
medida, sobre todo existencia de la verosimilitud del derecho y la
irreparabilidad del daño.
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