Está en la página 1de 24

La Biblia de

He-Man y los
Masters del Universo
por Michael Halperin

1 de diciembre de 1982
Más allá de las más lejanas galaxias vistas por los más grandes
telescopios de la Tierra. Más allá de los límites de nuestro universo yace otro
lugar: un lugar de magia, misticismo, brujería y ciencia. Entre las nubes
cósmicas gira un Sistema Solar con una estrella de tipo tres que brilla en el éter
del espacio interestelar. En torno a esta estrella giran mundos inconcebibles
por las simples mentes mortales. Ellos están poblados por demonios y
semidioses, hechiceros y sybils, hombres y mujeres imbuidas en las energías
del bien y del mal.
Alrededor de esta estrella gira un planeta de un brillo azulverdoso, con
un manto de aire claro y esponjosas nubes rodeándolo. Un planeta de
extraordinaria belleza y de gran diversidad. Este mundo, ETERNIA, representa
un microcosmos de todos los planetas habitados del universo.

Dos grandes masas de tierra equilibran el planeta. El hemisferio


occidental, áspero como un reloj de arena. La parte meridional del continente,
florecida durante todo el año, suministra a todos los ciudadanos de Eternia de
sustento. El grandioso Palacio de Eternia se levanta en las llanuras fértiles
meridionales y ha sido el hogar de los monarcas reinantes durante
incalculables generaciones. Suavemente, al inclinarnos hacia arriba se levanta
el BOSQUE EVERGREEN, una extensa, en su mayor parte inexplorada, tierra de
elevados árboles, helechos gigantes y una tupida maleza que se asocia con
animales de caza, así como de otras criaturas indeseables.

Dragones alados llamados wyverns, colgados entre los árboles, y


Dracos, un feroz dragón, y bestias que se deslizan entre la maleza para atrapar
a los incautos viajeros.

El Bosque Imperecedero protege el secreto más misterioso de toda


Eternia, un secreto que debe ser desvelado si el planeta quiere sobrevivir.

La SELVA VID se levanta vaporosamente en la zona ecuatorial. Dentro de


su verdor y humedad se encierran pantanos burbujeantes y extraños, donde
viven animales malformados y plantas carnívoras. Los habitantes de Eternia
rara vez ponen un pie en la Selva Vid, y cuando lo hacen, existe siempre la
posibilidad de que nunca vuelvan a ser vistos de nuevo. La selva va cambiando
lentamente hacia temperaturas y climas más fríos.

Las MONTAÑAS HELADAS se elevan sobre la parte norte del continente


occidental. Inmensos picos cubiertos por toneladas de nieve y nubes durante la
mayor parte del año conforman el paisaje. En lo más intrincado de las
montañas moran enanos, trolls y gnolls. Los enanos son una raza robusta e
industrial, y viven mucho más que los humanos ordinarios. Generalmente
amistosos, se divierten festejando y decorando sus ropas con trozos brillantes
de metal y trozos de tela. Por otro lado, los carnívoros trolls atacan a todo lo
que se encuentran en su camino con las garras de sus pies y manos, pero
temen las armas y la magia de los enanos. Los inteligentes, pero malvados
gnolls viven en las minas viejas y agotadas de los enanos. Se caracterizan por
ser como lobos y llevan cómodas y ligeras armaduras y armas, aunque son
muy perezosos y tienden a evitar el enfrentamiento siempre que sea posible.
El hemisferio este representa un contraste con la mitad oeste del
planeta. El LLANO DE PERPETUA se extiende casi en el cincuenta por ciento de
la mitad norte del continente. Esta tierra baja y sin relieve, herbosa, oculta bajo
su supuestamente imperturbada superficie, es un laberinto desconcertante de
cavernas. Dentro de estas rocosas cavernas llenas de incrustadas estalactitas
caminan razas de monstruos encerrados bajo tierra durante miles de años,
debido a una gran erupción volcánica. Orcos, basiliscos y ciempiés gigantes
recorren el rocoso bastión bajo el llano. La brujería abunda aquí, las astutas
manos de los hechiceros aguardan entre el césped y los pequeños matorrales
para lanzar un hechizo a los incautos viajeros, que quedan sumidos en un
estado de hibernación o paralizados.

En el sur del LLano de Perpetua, las ARENAS DEL TIEMPO extienden sus
tentáculos de desierto por centenares de millas. Antiguamente, en la confusa
historia de Eternia, el desierto florecía como un extenso jardín.

Una civilización de artesanos trabajaban aquí construyendo


monumentos de ellos mismos. Sólo las ruinas permanecen para que los
ocasionales visitantes se pregunten por ellos. No obstante, aquellos que
atraviesen esta árida extensión deben tener cuidado con las tormentas de aire
que se elevan inesperadamente de entre los monumentos y los torbellinos, ya
que crean vórtices en el tiempo que succionan a la gente y las transportan a un
pasado lejano del cual nadie ha vuelto jamás.

Las MONTAÑAS MÍSTICAS se alzan en el borde meridional del continente


este. Envueltos en misterio, ogros, fantasmas y manticores encuentran asilo
debajo de los picos de granito. Los valles de las Montañas Místicas, con su
profundas y deslizantes laderas, mantienen a grandes reptiles y dragones
prisioneros, afortunadamente, ya que supondrían una amenaza para el planeta
si no estuviesen retenidos dentro de esta fortaleza de piedra.

Tanto los polos norte como sur están cubiertos por grandes masas de
nieve. La vida allí es dura, pero no para las familias de los enanos del hielo y
del gran Mercenario del hielo, criatura con apariencia de oso y de gran
inteligencia y astucia.

Los océanos mantienen el equilibrio de Eternia. Destaca el MAR DE LA


ARMONÍA, que recibe ese nombre por ser una tranquila extensión atravesada
por suaves vientos. Las naves reales navegan a menudo desde un puerto
seguro hacia el hemisferio este para comerciar con los habitantes del otro lado
del globo. Como en la vida, no siempre todo es lógico. Las ISLAS BERSERK
empujan los ardientes picos de sus montañas a través de las aguas del Mar de
la Armonía. Estos son los últimos restos de los grandes volcanes que
antiguamente se esparcían por todo el planeta, los cuales todavía escupen
fuego y humo.

El OCÉANO DE GNARL fluye bravo y cubierto de hielo durante todo el


año, trayendo tormentas y frialdad a la tierra. Para todos, este océano es feroz.
Gnarl genera lluvia y nieve que da fertilidad al suelo y hace que crezcan las
cosechas. Las ISLAS GOLEEN, que parecen reposar en paz dentro del océano,
están permanentemente en el ojo de la tormenta. Este es uno de los puntos
preferidos de vacaciones para la familia real.

La realeza no siempre ha reinado en el planeta. Muchos eones antes,


una civilización increíblemente avanzada gobernó Eternia. Ellos han
desarrollado, durante siglos de barbarismo, ilustración, tecnología científica y
de la filosofía. Desvelaron los secretos del universo para realizar obras
maravillosas. ¿Era esto magia o brujería, o el poder de la mente sobre la
materia y de todos los recursos de la naturaleza, la cual podía cambiar las
imágenes, creando objetos donde no existían? Las más grandes mentes de
Eternia trabajaban hacia un objetivo principal: la paz y la bondad. Sus
descubrimientos proporcionaban a Eternia la tranquilidad y la armonía.

El eje de Eternia y el depositario de todo el conocimiento residía en el


gran consejo de ancianos, que moraban dentro del llamado SALÓN DE LA
SABIDURÍA, un magnífico edificio que brillaba con la luz de un millar de estrellas.
Fabricado con piedras de Eternia y raros metales, resplandecía como un faro
de esperanza para todo el mundo. Una señal luminosa de sabiduría para todo
el que la veía. Los habitantes de Eternia caminaban por los brillantes pasillos y
mirando las extraordinarias máquinas, computadoras de increíble sofisticación
creadas por la combinación de la inteligencia de eternianos centenarios.
Portales Espaciales que permitían a los eternianos viajar a través del espacio
en un abrir y cerrar de ojos. Los Pasillos del Tiempo les transportaban a través
del tiempo a voluntad.

Todo esto se sostenía con la fuerza del bien. En Eternia nadie envidia a
nadie, todo el mundo se comunicaba con todo el mundo. Incluso los animales
vivían en paz. Sin embargo, el consejo de los ancianos tenía el conocimiento
de la existencia del mal. Ellos sabían que el mal existía en algún lugar en el
vacío del espacio, más allá de su vista, y podría estar observando con un
amenazante ojo sobre Eternia. Dentro de la discreción, los científicos de
Eternia desarrollaron sofisticadas armas de defensa para el increíble
acontecimiento que se iban a producir. Las ocultaron dentro del Salón de la
Sabiduría para el día en que éstas pudiesen ser necesarias.

Mientras Eternia gira en paz entre el cielo, fuera yace el mal, en otro
planeta pero dentro del mismo Sistema Solar, un planeta desconocido y que no
puede ser visto desde Eternia. Su órbita es exactamanente igual a la de
Eternia, pero en una posición totalmente opuesta y permanentemente oculto
tras el sol de Eternia.

No sólo este planeta es físicamente opuesto a Eternia, su gente y sus


propósitos son también diametralmente opuestos. Este planeta, INFINITA,
contiene la suma total de todo el mal del universo. Siempre en guerra, la
oscuridad ha sido sostenida únicamente por el propio fanatismo de sus gentes.
Con sus fuerzas se construyeron máquinas de guerra de increíble poder
destructivo. La superficie desolada de Infinita es la prueba muda de la
constante batalla de unas viles fuerzas con otras. El planeta se fue hundiendo
lentamente hacia una época de barbarie. Sin embargo, mantenían modernas
armas de exterminación: lasers, quaseres y armas de fotones producían la
devastación junto a las lanzas, las espadas y las hachas.

En su lugar, en Eternia, la brujería y la ciencia crearon toda clase de


cosas buenas para la vida. La magia negra de Infinita y la alquimia destruyeron
y arruinaron la vida. Un día, dos de las más grandes fuerzas se enfrentaron en
las dunas del infierno. La oscuridad y terribles hechos se produjeron a causa de
las constantes batallas emprendidas por estas oscuras energías. Ambas partes
pensaron que podrían ganar la guerra: el armageddon final. Para uno de de los
dos sería el último estando en Infinita. Ambas partes tenían en sus manos la
última arma de devastación para asestar el golpe definitivo, antes de que el
enemigo tomase represalias.

Ambas partes erraron en su predicción. Presionaron los gatillos a la vez


y, segundos más tarde, una explosión cataclísmica fue desgarrando el planeta,
dejando a su paso una nube de gas venenoso, montañas llameantes y una
raza de gente a quienes la mutación de sus genes determinó su futuro. La
explosión dio lugar a la creación de otro fenómeno: un portal espacial que
conducía directamente a Eternia.

Varios de los más horrendos líderes de Infinita se transportaron a través


del portal y cuando ellos se encontraron a sí mismos en medio de un jubiloso,
fértil y apacible lugar, juraron que lo conquistarían.

Astuta y sigilosamente, ellos se infiltraron en la sociedad de Eternia


hasta el día en que pudieran realizar una invasión. Con sus tropas y armas al
frente, que habían sido transportadas a través del portal del espacio, se
dirigieron al Salón de la Sabiduría. Después de largas batallas, Eternia obligó a
retroceder a los infinitianos y lograron sellar el portal del espacio. Pero los
ancianos sabían que no podrían retener el mal por mucho tiempo.

Zodac, el sabio líder del consejo de los ancianos, llamó a las estrellas
para el consejo. En un resplandeciente y destellante rayo, una figura apareció
fuera del cosmos. Era la figura de una elegante y bella mujer con una armadura
adornada con formas de serpiente, portando un báculo con una cabeza de
serpiente enrollada en él.

Durante siglos Eternia ha vivido sin miedo. La Hechicera les advirtió, y


ahora era el momento de poner a prueba el planeta. Durante largo tiempo, el
concilio había tomado todas las decisiones; su gente había perdido la
capacidad de pensar por sí misma. Había llegado el momento de cortar ese
cordón umbilical y permitir a Eternia la existencia por derecho propio.

El consejo escuchó la visión, la cual les prometió que si alguna vez las
fuerzas del mal pretendían conquistar Eternia, un campeón llegaría para
defender el planeta. Un campeón nunca visto en todo el universo. En principio,
tan fuerte y tan lleno de bien que el mal, cual poderoso que fuese, no podría
medirse con él. No obstante, como todas las virtudes de los campeones, él
necesitaba de un elemento más para convertirse en el último gobernante del
universo. Él necesitaba la sabiduría del colectivo de los ancianos, la cual no
tendría hasta que se probase así mismo ante las fuerzas oscuras. Allí yacía el
peligro. Si el poder del mal descubría el secreto (la LLave del Destino) ellos
podrían destruir toda la armonía existente en Eternia. Una vez que esto
ocurriese, la luz saldría del planeta corriendo el mismo destino que Infinita.

Zodac reunió al concilio de los ancianos en el Palacio de la Sabiduría, y


colectivamente ellos concentraron su poder mental hasta el pleno poder de su
conciencia, creando un poderoso escudo de fuerza. En ese momento, una
explosión agrietó los pasillos del palacio y el concilio desapareció en un
resplandeciente destello de energía. Sólo Zodac conservó su forma humana
como uno de los guardianes de Eternia. En el lugar en que se encontraba el
concilio, apareció una masa de luz tan densa como el más denso de los
materiales del universo, con la luminosidad de un fantasma. Creció hasta el
más alto parapeto del Palacio de la Sabiduría, donde el espíritu del concilio
miró hacia el lejano horizonte, pasado el Bosque Evergreen, más allá de la
Jungla de la Vid, por encima y a través de las Montañas Heladas hasta sellar el
portal espacial. El espíritu sabía que un día un infinitiano descubriría cómo
romper el hechizo. Esa malvada persona podría encontrar la magnificencia del
Palacio de la Sabiduría. El espíritu, junto con Zodac, se encargaría de que no
pudiese ser encontrado, al menos no en su presente estado.

Un gran aura de energía explotó hacia fuera procedente de la masa de


luz, la cual había sido el consejo de los ancianos. Rodeó el palacio de la
sabiduría, y un asombroso y estremecedor resplandor se elevó como el
mismísimo aire alrededor del palacio, calentando como una luz cósmica.
Cualquiera que hubiese sido testigo de esa experiencia, habría presenciado un
espectáculo increíble, casi como un espejismo. La mismísima estructura
atómica del edificio cambió. Las moléculas parecían correr alocadamente
mientras el edificio cambiaba de forma. La magia que una vez estuvo en el
consejo de los ancianos comprendió que los demonios de Infinita podrían
buscar el magnífico edificio, el cual encarnaba la sabiduría y el bien. Pero si
ellos vieran un oscuro y olvidado lugar, podrían irse. La magia del consejo
planeaba esconder el bello palacio tras las rocas, los árboles y la maleza del
Bosque Evergreen.

Cuando los átomos y las moléculas redujeron su velocidad, el Palacio de


la Sabiduría dejó de existir. En su lugar se levantó una oscura, verde y
almenada fortaleza: el CASTILLO DE GRAYSKULL. Sus escarpadas torres y
oscuras ventanas miraban sobre Eternia. La más impresionante característica
del castillo era la entrada. El portal tenía la cara de una calavera. La parte más
baja de la mandíbula se transformaba en un puente levadizo, y cualquiera que
desease entrar debería tener un inmenso valor. Detrás de esos muros y dentro
de los pasillos de Grayskull moraba la magia trasformada en el espíritu del
castillo. La Hechicera se quedó guardando el castillo de todos los intrusos.
Zodac navegaría por el universo, manteniendo la mirada sobre Eternia,
manteniendo la vigilancia sobre aquellos que creían en la virtud y en la magia.
Pero sin influir en el curso natural de los acontecimientos. Así, el castillo se
sumergió en el olvido, fuera de la vista y de la mente de los eternianos, excepto
como un mito o una leyenda.
Se conservaron algunos de los aparatos creados por la antigua ciencia y
la magia arcana, y fueron utilizados para el transporte y la caza. Sólo una
familia transmitió el secreto de la invención de generación en generación. Se
les advirtió de que debían usar el conocimiento de forma juiciosa hasta que la
defensa de Eternia los requiriera.

Cada generación tuvo su Man-at-arms, capacitado para las artes


prácticas y místicas de forjar y crear máquinas tanto de guerra como de paz,
capaces de distinguir a los extraños que las manipulasen de sus dueños
legítimos.

Así que los siglos transcurrieron y Eternia retrocedió rápidamente hasta


el punto en que los hombres y las mujeres tuvieron que volver a realizar
trabajos manuales sobre el medio natural. De vez en cuando, se manifestaba
alguna reminiscencia de hechicería disfrazada de niño, cuyos poderes
mentales eran superiores a los ejercidos sobre la materia. El miedo detuvo
rápidamente actos como estos y, sin posibilidad de ejercitar la brujería, el poder
desapareció.

La sociedad eterna, igualitaria en el pasado y gobernada por un consejo


de sabios, requería un líder; alguien que la guiara durante los tiempos difíciles,
como ocurrió en el pasado en los días felices, recordados ahora sólo en
canciones e historias cantadas y narradas por bardos y menestrales. Por ello,
las gentes eligieron un rey, de entre los candidatos más sabios, para que
gobernase el planeta. Su familia reinó durante siglos, proporcionándoles
liderazgo, sabiduría, galantería y caballerosidad.

En otro universo ocurrió algo que se convirtió en casi prosaico. Una


lanzadera espacial estaba a punto de ser lanzada desde el tercer planeta de un
sistema solar menor, en el filo de una insignificante galaxia llamada Vía Láctea.

La piloto de la lanzadera, Marlena Glenn, una atractiva joven y una


científica brillante, trepó hasta su asiento de piloto embutida en su traje y
esperó a que el resto de la tripulación se aprestara a cupar sus puestos. Los
otros tres holgazanearon en la sala de operaciones hasta el último minuto.
Evelyn Powers, una química brillante, física y bióloga, sentía celos fuera de
toda medida por Marlena. Evelyn estaba convencida de que se le debería
haber nombrado piloto de la misión a ella, y su corazón rebosaba de odio hacia
la persona sentada ante los controles de la lanzadera.

El jefe técnico Biff Beastman, estaba resentido con todo el programa de


la lanzadera, porque lo relegaba a hacer el papel de chofer. Si hubiera sabido
qué le deparaba el proyecto, hubiera vuelto a su pequeña granja donde, al
menos, se sentía poderoso por disponer despóticamente de los animales.

El renombrado científico DR. T. E. Scope, inventor de un gran número


de aparatos ópticos, era el último tripulante. Tras muchos intentos para formar
parte de la lanzadera, su instancia fue finalmente aceptada. Sabía que lo
despreciaban a causa de su gran inteligencia, y había jurado que un día se
vengaría de todas esas personas inferiores que habían intentado negarle la
fama y la fortuna.
La voz del control de tierra sonó, instándoles a abordar la nave. Se
habían realizado muchos avances desde los primeros vuelos con lanzaderas
que saltaban al espacio tras ir pegados durante parte del trayecto a tres
enormes cohetes de fuel sólido.

La lanzadera aceleró a través de la pista de despegue utilizando los


motores normales de reacción a chorro. En cuanto llegó al filo de la
estratosfera, sus propios aumentadores de presión condujeron la nave con
arrojo hacia espacio sislunar, donde sus motores iónicos estaban a punto de
generar la potencia suficiente para iniciar la velocidad-luz, necesaria para
realizar viajes interplanetarios.

Momentos atrás, en el instante en el que la lanzadera rugía en la pista


de despegue, ni la tripulación ni el personal de tierra podían imaginarse el giro
que sufrirían los acontecimientos. La explosión cataclísmica de Infinita había
estado viajando a través del vacío del espacio durante mil años, y ya se
acercaba al límite de otro universo, en el instante en que los motores iónicos de
la lanzadera empezaron a zumbar. La nave dirigió la proa hacia Europa, uno de
los asteroides de Júpiter.

El vuelo transcurrió sin dificultades y fue rutinario, si no se menciona la


tensión existente entre su tripulación. Con los motores de iones forzando la
lanzadera a moverse hasta el límite de la velocidad tolerable, se estableció
contacto visual con Europa en tan sólo unos cuantos días. Marlena situó la
nave en órbita alrededor del asteroide, y la tripulación trazó los cálculos del
patrón de aterrizaje. Sin aviso, la onda de choque de Infinita desgarró la
mismísima tela del universo.

La nave espacial se salió de la órbita y la tripulación fue arrojada


violentamente contra el mamparo como si se tratara de pelotas de ping-pong
dentro de una botella. La nave hizo un salto mortal de lado hacia un desgarro
espacial, y cayó al eco del interespacio hasta reaparecer en el cielo de Eternia.

Marlena se tambaleó sobre sus pies y dio tumbos hasta la silla del
capitán. Llamó a los otros. Nadie contestó y, cuando echó un vistazo, se dio
cuenta de que allí sólo había los trajes espaciales en silencio, vacíos y
arrugados. Le quedó poco tiempo para dejarse obsesionar con el suceso,
puesto que la lanzadera impactó en la Ionosfera brillando al rojo, al amarillo, y
luego al blanco. Orientó la proa de la nave hacia arriba y liberó una capa de
aire para ralentizar la reentrada. Marlena no pudo divisar ningún lugar
adecuado para aterrizar, de modo que dirigió la lanzadera hacia el único
espacio libre que divisó: un largo prado en un valle exuberante y verde.

La nave chocó contra el suelo, y su puente de aterrizaje se doblegó con


el impacto, con lo que el vientre cayó de plano en el suelo; acabó derrapando,
deslizándose e impactando hasta que llegó a un violento tirón que la paró.
Inconsciente, Marlena no se percató de las manos que la extrajeron de
los restos de la lanzadera y la llevaron hasta el palacio real del rey gobernante
de Eternia: el joven y bien parecido Randor.

Durmió en el palacio durante unos cuantos días, y cada día el rey


Randor se sentaba a su lado y esperaba a que despertara. Todos los médicos
y los hechiceros reales le dieron pociones y realizaron hechizos con la finalidad
de asegurar su bienestar, y pronto el color volvió a asomar en las mejillas de
Marlena. El séptimo día, sus ojos pestañearon y la primera cosa que vio fue la
robusta cara del hermoso Randor. Una chispa surgió entre los dos cuando él
estiró sus dedos para tocar su mano y ambos sonrieron.

Mientras tanto, los otros miembros de la tripulación se encontraron en la


chamuscada y deforme superficie de Infinita. El malvado poder del planeta se
infiltró hasta sus huesos, ocasionando que sus verdaderas personalidades
afloraran incluso en el momento en el que sólo yacían en el suelo. En pocos
minutos, sus formas físicas empezaron a cambiar a semejanza de los
gobernantes y los esclavos de Infinita.

Los celos de Evelyn Powers contribuyeron a transformar sus


conocimientos de física, química y biología en brujería para lograr cualquier
propósito maléfico; se convirtió en Evil-Lyn. La cruel naturaleza de Biff
Beastman se exteriorizó, haciendo de él un verdadero Beast-Man dotado de
una melena de león, colmillos y el poder de comunicarse con las bestias y
mandar sobre criaturas sedientas de sangre como dragones, gorgonas, ogros y
serpientes. El DR. T. E. SCOPE, convirtió a aquel pequeño y maligno hombre
en un bruto de tres ojos llamado Triklops, un hombre con tres ojos que tenía la
capacidad de ver no tan sólo de día, sino también en la oscuridad y tras las
esquinas con su gamma-visión. Una nueva vitalidad recorrió sus venas en
cuanto sus cuerpos se levantaron ante la horrible risa del último gobernante de
Infinita; un ser malvado, megalómano y sediento de poder: SKELETOR.

Fueron observados de cerca bajo las oscuras cuencas de su cara de


cráneo, cubierta por una capucha. Su voz tenía una cadencia espectral que
provenía de la suspensión de su mandíbula de hueso. Sostenía con la mano el
Báculo de la Destrucción, un báculo negro con cabeza de carnero. Por un
lado, sabía que ellos eran el instrumento definitivo que necesitaba para romper
el sello del Portal Espacial, consumar su invasión y conquistar Eternia. Por otro
lado, Evil-Lyn, Beast-Man y Tri-Klops vieron en Skeletor el instrumento ideal
para extender su venganza a todo el universo. Skeletor los encaminó a su
guarida, situada bajo los picos gemelos de la MONTAÑA SERPIENTE. Alrededor
de uno de los riscos, se retorcía la talla de una terrible serpiente. Un portal
situado a lo largo de la espalda de la serpiente los condujo hasta una boca con
colmillos. La entrada atrapaba allí a los extraños incautos, ya que con sólo
pisar las mandíbulas de la serpiente, éstas se cerraban fuertemente,
empujando al intruso hasta una mazmorra de la que difícilmente se podía
escapar.
Un puente de paso conectaba una montaña con la otra, en el lugar
donde una cascada roja como la sangre se cernía sobre los riscos situados
más allá de los árboles condenados y los tenebrosos pantanos.

La cámara de Skeletor se escondía tras las CASCADAS DE SANGRE, y


sólo él conocía su entrada, sus trampas y sus engaños. La propia guarida era
una oscura caverna rezumante de veneno. En una esquina, con los ojos
encendidos de rojo y moviendo crispadamente la cola, yacía la mascota y
caballo de guerra de Skeletor: el gigantesco felino Panthor. Su pelaje púrpura
destellaba mientras sus músculos se agitaban vigorosamente y mientras
sacaba las uñas de sus poderosas garras.

Skeletor movió su báculo y una carga de energía avanzó haciendo girar


hacia atrás un enorme panel de un muro, descubriendo así una pantalla. Un
movimiento de su mano fue suficiente para hacer surgir una imagen; primero
de Eternia, y después del Rey Randor y Marlena. Con tan sólo ver a su capitán,
el trío gruñó y apretó sus puños... y no precisamente a causa de Skeletor.

-Veo que piensas lo mismo que yo. Os gustaría invadir Eternia y conquistarla.
Mis razones son bastante sencillas. Infinita ya no puede sostener la vida.
Necesitamos el aire y la comida de Eternia, y pretendo tomarlos por la fuerza.
Si estan de mi lado, podremos lograrlo. Pero antes debemos penetrar por el
Portal Espacial, que fue sellado hace siglos para deshacerse de mis ancestros.
En cuanto lo consigamos, acabaremos con esa bobada de la bondad eterna, y
nuestros poderes oscuros reinarán sobre todo Eternia y sobre el universo.

El rey Randor hizo de Marlena su reina, y tres años más tarde ella trajo al
mundo un heredero para el trono de Eternia: el Príncipe Adam. Era bien
parecido, y estaba imbuido por el espíritu aventurero de su madre y el coraje de
su padre. Desde su niñez contó con el favor del palacio, ya que se pasaba el
día haciendo trucos y bromas a sus profesores y a los nobles de la corte.

En el instante en que el Príncipe Adam nació, Man-At-Arms, el heredero de


los secretos de las armas y la invención, paseaba por el Bosque Siempreverde
en busca de extrañas hierbas que usaba para crear un aceite templa-espadas
especial, cuando oyó un aleteo y un sonido apresurado sobre su cabeza. Una
sombra pasó por encima del poderoso guerrero y protector del palacio. Alzó la
vista y descubrió un inmenso halcón volando en círculos sobre él. El pájaro
colosal se posó en un peñasco cercano, abrió su pico curvado y pareció
llamarle. Entonces, el guerrero oyó otra voz, como si alguien tratara de
contactar mentalmente con él.

– Man-At-Arms –dijo suavemente– ve con ZOAR, EL HALCÓN.

El soldado afirmó su hacha de combate en una mano, liberó la


cartuchera donde guardaba su arma láser y se encamino lentamente hacia el
poderoso halcón.
– No necesitarás tus armas. - Miró a Zoar, quien parpadeó y fijó la vista en él.
Allí, en las negras pupilas de los ojos del pájaro, vio la imagen de la Hechicera,
la guardiana del Castillo de Grayskull, mientras le hablaba.

Había sido escogido para una misión muy especial, a causa de la fe que
su familia había depositado en Eternia. Cuando Zoar abandonó el peñasco,
Man-At-Arms descubrió un nido entre las rocas, en cuyo interior había un niño;
una chica, que era la hija de la Hechicera. El maestro armero debía tomar el
bebé y criarlo como su propio hijo.

– Entrénala junto al Príncipe Adam, bravo guerrero, como si de tu hijo se


tratase. Entrena a ambos en las artes marciales y en el uso de armas, antiguas
y nuevas. No seas menos severo con ella porque sea una chica, pues llegará
día en que necesitará todas las habilidades que haya aprendido de ti. Quiero
pedirte otra cosa: nunca reveles la identidad de su madre. Eso es algo que ella
debe descubrir por sí misma. - Estupefacto, Man-At-Arms se quedó plantado en
el suelo y sin habla:

– Hechicera, ¿cómo la llamaré? ¿Cómo se llama la niña?

– ¡TEELA! –Dijo la Hechicera– ¡Teela! –Dijo de nuevo mientras Zoar abría sus
enormes alas y se alejaba volando.

Sobrepasado, Man-At-Arms, que había visto y oído muchas cosas


mágicas en su vida, se quedó de pie, en silencio, observando cómo
desaparecía la titánica figura del halcón. Un chillido se elevó de entre las rocas,
y el soldado trepó para encontrar a la niña, tal y como la Hechicera le había
dicho.

El Príncipe Adam y Teela crecieron juntos bajo la tutela de Man-At-Arms.


Su laboratorio fue su espacio de juego. Jugaron y lucharon entre las
desconcertantes y asombrosas invenciones cuyos secretos se habían
transmitido de generación en generación.

Man-At-Arms creó armas y vehículos de maravillosamente sofisticados.


Algunos de estos vehículos rodaban por tierra a altas velocidades, pero nunca
estaban listos hasta que comprobaba que funcionaban adecuadamente. El
Príncipe Adam se metía a menudo en problemas, porque probaba armas y
trineos antes de aprender a manejarlos. Los choques y las roturas le
ocasionaron muchos moratones, y consiguieron que Teela lo considerase un
cabeza de chorlito. Mientras Teela estudiaba seriamente y aprendía con fervor
las habilidades en combate, Adam jugaba, hacía bromas y se reía de sus
profesores. Pero eso no significa que fuera un mal estudiante; al contrario, su
capacidad de juego le permitió obtener notas excelentes, y también aprendió a
esgrimir una espada, un arco y un arma de fotones.

Cuanto mejor se volvía, más se enfadaba Teela, porque creía que


aquello era un asunto turbio. Un día, Adam se iba a convertir en rey, y lo cierto
es que no se estaba comportando de manera muy real. El rey Randor y la
Reina Marlena observaban con desasosiego las travesuras de Adam. Llegaría
el momento, pensaban, en que su hijo dejaría de lado sus ideas infantiles y
cobraría conciencia de su destino. Pero al parecer, eso tardaría un poco en
ocurrir. Incluso la mascota de Adam, el gigantesco tigre eterno Cringer,
parecía poco adecuado para el príncipe del reino. Pese a su feroz aspecto, el
tigre era un felino cobarde que se escondía del peligro cuando le convenía, y
se sentía satisfecho al estirarse junto al fuego, como una moqueta negra y
amarilla.

Durante estos años de aprendizaje, ojos infinitanos vigilaban lo que


ocurría en Eternia. Skeletor y sus secuaces codiciaban y se enfurecían con lo
que veían.

Afortunadamente, la Hechicera escondía de los ojos curiosos aquello


que debía permanecer en secreto, como el origen de Teela.

Con la ayuda de Evil-Lyn, Beast-Man y Tri-Klops, y otros personajes


atroces como Mer-Man, quien había hecho del SLIME SWAMP su hogar,
Skeletor tramaba y planeaba la manera de romper el sello del Portal Espacial.
Y entonces ocurrió. El poder combinado del malvado Skeletor, la brujería de
Evil-Lyn y la gamma-visión de Tri-Klops empezaron a fundir el sello.
Lentamente, el Portal Espacial se abrió y Skeletor supo que había llegado su
día.

Ese día coincidió con los decimoctavos cumpleaños de Adam y Teela,


puesto que los celebraban el mismo día. El palacio albergó un gran festín.
Teela se sentó junto a su padre, Man-At-Arms, mientras el Rey Randor y la
Reina Marlena observaban ansiosamente la puerta del salón, a la espera de
que Adam se dignase a aparecer. Músicos, magos y acróbatas entretenían a la
multitud congregada, mientras se esperaba el acto final; un mimo presentado
por el gran actor eterno Man-E-Faces, el señor de los disfraces que podía
aparentar, actuar y hablar como cualquier persona que escogiese.

Finalmente, el rey Randor habló con Man-At-Arms para cerciorarse de


por qué el príncipe tardaba tanto. Las hombreras de la armadura del guerrero
inventor se encogieron, pero fue Teela quien imprimió un sarcasmo a su voz:

– Probablemente, Adam está en algún campo jugando con ese tigre con
corazón de gallina, e intentando impresionar a unas cuantas chicas –dijo
irónicamente.

La reina Marlena le pidió a Teela que recordara a Adam que tenía una
celebración, y que tenía que cumplir su deber para con su gente. Teela objetó,
pero la severa mirada de Man-At-Arms la convenció de que debía hacer lo que
se le había encomendado.

Skeletor y su banda de renegados permanecían ante el Portal, que


ahora se abría en toda su amplitud. Saboreó el momento un instante antes de
penetrar en él para aparecer en la superficie de Eternia. Los otros se quedaron
tras su señor, esperando a que éste diese la orden. Evil-Lyn se frotó
jubilosamente las manos, mientras Beast-Man golpeaba el aire con su látigo
aturdidor. Tri-Klops trataba de penetrar el portal con la mirada, pero ni siquiera
su aguda visión era lo suficientemente penetrante como para atravesar aquella
nube de tinieblas. Mer-Man, que seguía rezumando cieno, babeó ante la
perspectiva de tener nuevos mundos para conquistar.

Beast-Man se giró hacia Skeletor y una luz destelló en sus ojos al


recordar al bruto con cara de esqueleto que bajo la superficie de Eternia vivían
monstruos a los que él podía conminar a hacer su voluntad. Esos monstruos
habían sido confinados, miles de años atrás, por los poderes mentales
combinados de los ancianos del planeta.

En cuanto entrasen en el Portal, todas las fuerzas del mal serían


desencadenadas y los dragones, grifos, orcos y otras horribles bestias se
verían sometidos al yugo de Beast-Man. Skeletor atajó el regocijo del de la
melena de león, recordándole que mientras esas criaturas básicas se
encontrarían bajo la influencia de Beast-Man, BeastMan estaba bajo su poder.

Teela casi llevó a rastras a Adam hasta la cámara del festín, donde la
corte entera se levantó y vitoreó al joven príncipe que un día gobernaría
Eternia. Él se sentó entre sus padres y propuso un brindis:

– Amigos... todos los que me han conocido durante estos dieciocho años...
levanto mi copa por aquel que me lo ha enseñado todo, y a quien debo la
fuerza de mis brazos: ¡Salve, Man-At-Arms! - Cuando todos hubieron acabado
con la primera copa, Adam se levantó de nuevo: – Y un brindis para otra
persona con quien he luchado, reído y jugado. Alguien que ha tratado de
mantenerme en el buen camino, aunque desafortunadamente no ha servido de
mucho... ¡A mi mejor amiga, Teela!

La joven mujer no sabía si aceptar el brindis o tirarle la copa al príncipe.


Cohibida a causa de su padre, se calmó. El rey Randor anunció que en la
celebración del cumpleaños de Teela, y en honor a su fuerza y su destreza con
las armas, la nombraba Capitán de la Guardia Real. Teela hizo una reverencia
al rey, y después dio un salto hasta el centro de la habitación. Se habían
montado dianas en las paredes; hizo literalmente añicos el centro de los
bancos con el hacha, el láser, la alabarda y el arma de fotones, con mayor
velocidad que un pájaro y la fuerza de una leona. Inmediatamente después
destruyó por completo un quáser, y trinchó rápidamente el sello real de la pared
de granito de la cámara. Posteriormente, tres de los hombres más fuertes de
Eternia entraron en escena y la desafiaron uno a uno. Teela se precipitaba
hacia delante y hacia atrás golpeándolos con los puños y los pies. Como si de
un látigo se tratara, y a base de golpes rápidos como el rayo, logró que los
combatientes se encontraran tumbados en el suelo a causa de las embestidas.

De repente, el palacio tembló como si estuviese a merced de un


terremoto. Todos se quedaron quietos y esperaron una sacudida final que no
ocurrió. El rey ordenó que continuase el festejo, y sólo Man-At-Arms se mostró
desconcertado, cosa que Adam supo leer en sus ojos. Intentó hablar a su
mentor, pero el guerrero permanecía sentado como si estuviese en trance. Una
voz que Man-At-Arms no había oído en dieciocho años le habló: era la voz de
la Hechicera:

– Man-At-Arms –le suspiró internamente– has sido el guardián de los secretos


de guerra de Eternia. Un poder maligno, mayor que cualquier otro que se haya
manifestado en el universo, amenaza tu mundo. Debes venir al Castillo de
Grayskull con el Príncipe Adam. No puede haber ningún retraso.

Man-At-Arms se giró hacia Adam y lo cogió por el brazo. Debían partir


inmediatamente, y nadie tenía que saber hacia dónde se dirigían. La cara de su
maestro obró mejor que mil palabras para Adam. El príncipe afirmó con la
cabeza y sugirió a su mentor que saliera primero. Él lo alcanzaría al final de los
terrenos de palacio. Durante el mimo de Man-E-Faces, Adam se escabulló
hasta una puerta lateral y se apresuró a encontrarse con Man-At-Arms. Quería
saber qué estaba pasando y hacia dónde se encaminaban. El inventor le dijo
que se dirigían al Castillo de Grayskull, y el príncipe se rió:

– ¿El Castillo de Grayskull? –Preguntó Adam– Pero si no existe... Es parte de


la mitología de Eternia. Nadie lo ha visto jamás, ni ha sido capaz de
encontrarlo.

Una sombra inmensa les pasó por encima, cuando Zoar el Halcón pasó
rozando las copas de los árboles. Man-At-Arms señaló hacia arriba:

– Allí está nuestro guía. No hagas preguntas.

Lejos y al norte, en las Montañas de Hielo, una avalancha cayó por las
pendientes. Donde antes habían estado la nieve, rocas y peñascos, ahora
brillaba un agujero que no era una cueva, ni una caverna; ni tan sólo parte de la
montaña. Se trataba del Portal Espacial, ahora sin sello, que destellaba y
parpadeaba... El portal que había mantenido alejados de Eternia a los tiranos
de Infinita. Skeletor, Beast-Man, Evil-Lyn, Tri-Klops y Mer-Man surgieron a
zancadas del Portal, y el viento rugiente les acompañó al salir. Skeletor estiró
los brazos, sujetó firmemente el báculo de cabeza de carnero, cuyos ojos
emitieron rayos, y se rió al notar las vibraciones que transmitía a sus manos:

– Pueden notar la sensación de bondad y pureza en el mismísimo aire. Oh, me


acuerdo de las historias que mis ancestros transmitieron desde hace mucho
tiempo: “Conquista ese espíritu de bondad – lo que quiera que sea – y podrás
dominar el universo, ya que de él proviene toda la sabiduría de Eternia”.
Vamos, amigos míos, echemos un vistazo a nuestro futuro hogar.

Y dicho esto, llamó a Panthor y el gran felino púrpura avanzó hasta


quedarse a su lado. Skeletor montó la bestia y salió corriendo, dejando a sus
secuaces atrás.
Man-At-Arms y Adam se las arreglaron para adentrarse más y más en el
Bosque evergreen. Siempre precediéndoles, el halcón gigante planeaba de vez
en cuando y batía sus inmensas alas, se fundía con las corrientes. Las
combatía mediante espirales hacia delante, e iba descendiendo realizando
círculos concéntricos que se ampliaban gradualmente.
Adam pensó que Man-At-Arms se había vuelto loco. Seguir a un pájaro
hasta las profundidades sin explorar del bosque parecía absurdo, hasta que su
maestro detuvo aquella incansable exploración y señaló algo entre los grandes
árboles. El príncipe se asomó entre las ramas entrelazadas, y vio que algo
verde y gris destellaba; algo sólido y sustancioso, escondido entre los helechos
y los árboles del Bosque Evergreen. Algo arcano, oscuro y misterioso se erigía
ahí delante.

El halcón desapareció sumergiéndose en la espesura. Mientras, los dos


eternos se hallaron de pie ante un impenetrable muro formado por troncos de
árboles, ramas y arbustos espinosos. Adam preguntó a su mentor cómo
pretendía abrirse paso, y éste quitó el seguro de su arma láser. Una ráfaga
dejaría el camino expedito, pero antes siquiera de que desenfundara, la voz de
la Hechicera le dijo que no usara el arma. Los árboles empezaron a separarse,
las ramas a desenlazarse y los arbustos espinosos mostraron un camino.
Adams y Man-At-Arms se quedaron clavados en aquel mismo lugar, puesto
que ante ellos se elevaba la eminencia del Castillo de Grayskull. El castillo
refulgió hacia ellos. El inmenso puente mandibular parecía fuertemente sellado,
tras siglos de inactividad. Las ventanas de la torre negra les observaban como
si quisieran impedir que se acercasen más. Adam pensaba que debía estar
soñando, puesto que Grayskull era como un cuento de cuna para los niños;
pero lo cierto es que la arcana fortaleza, el supuesto guardián de los secretos
de Eternia, estaba ahí.

Había oído muchas veces las baladas y las narraciones que contaban
que aquél que poseyese Grayskull conseguiría tantas riquezas y poder como
desease. Ahora estaba allí, delante de él, y se sentía cohibido ante tanta
majestuosidad.

Adam se despertó de tanta reverencia cuando un trueno resonó desde el


castillo, y el puente descendió. En la entrada se erguía la figura de una mujer
que sostenía un báculo serpentino dorado que parecía tener vida propia. La
Hechicera hizo señas de que se acercaran y la siguieran al interior del edificio.
Lenta y cuidadosamente, penetraron en él y el puente mandibular se cerró de
nuevo, sumiéndoles en la oscuridad. El báculo de la Hechicera les proporcionó
una guía, y el extraño trío se desplazó por corredores excavados en la roca, y a
través de estrechas escalinatas hasta que alcanzaron una gran puerta con
cerrojos. La Hechicera señaló la entrada con su báculo. Los cerrojos se
deshicieron, y la puerta se abrió revelando una cámara. Los ojos de Man-At-
Arms estaban encantados con lo que veían.

En la habitación se encontraban una miríada de instrumentos científicos.


Las luces de cientos de microprocesadores creados a partir de los propios
componentes del universo parpadeaban, y algo amorfo se elevaba en el centro
del Sancta Sanctorum. La Hechicera se dirigió a los dos hombres. Sabía que
sentían curiosidad, y que querían comprender de qué trataba ese gran peligro
del que habían sido advertidos. Adam permaneció en la oscuridad. Ella les
mostraría el peligro, dijo mientras apuntaba el báculo hacia la nube y una
imagen se disolvió a sí misma. Allí, en el Portal Espacial situado en las
Montañas de Hielo, se encontraban Beast-Man, Evil-Lyn, Tri-Klops y Mer-Man.
La imagen tembló y apareció el horripilante y terrorífico rostro de Skeletor.

La Hechicera procedió entonces a explicarles una breve historia de


Grayskull y de cómo se creó, pero no mencionó nada sobre el Consejo de
Ancianos, pues esa historia sería contada en el momento adecuado. Adam
preguntó quién podía ser ese campeón, y sobre su procedencia.

A ese respecto, la Hechicera escrutó al príncipe con sus profundos y


severos negros ojos. Le dijo que se trataría de alguien que podría salvar a
Eternia y al universo, y que quizá, a su debido tiempo, también gobernaría
como el verdadero master del Universo junto con otros de buen corazón y
nobles sentimientos. Man-At-Arms rompió su silencio. También quería saber
dónde vivía este campeón y por qué no se había presentado aún. La Hechicera
respondió:
– Él es uno de ustedes. El último en el que nos fijariamos, pero a la vez el
primero en el pensamiento de muchos.

Levantó su báculo de serpiente, e hizo que del aire de la habitación


surgiese una luz brillante que al juntarse se convirtió en una magnífica espada
que refulgía como el alma de mil fuegos:

– Contempla la ESPADA DEL PODER, creada desde el propio corazón del


Castillo de Grayskull e imbuida con las fuerzas de los ancianos, cuyos cuerpos
moraron una vez entre estos muros en épocas diferentes. toma la espada,
Man-At-Arms. El guerrero-mentor alcanzó y la tomo por la empuñadura. Un
nudo de dolor se extendió desde el arma hasta su mano y se extendió al brazo.
Tan rápidamente como trató de arrebatar la espada, la soltó. Jamás había
experimentado un dolor tan intenso en su vida, pese a haber luchado en
batallas donde las espadas, los lásers y los fotones le habían dejado cicatrices
como testigos de su valentía. Adam lo observaba todo asombrado. Nunca
había visto a su maestro acobardarse ante nada:

– La espada conoce a su señor –salmodió la Hechicera– Adam, toma la


espada.

El príncipe retrocedió, moviendo la cabeza. Si Man-At-Arms no lo había


logrado, él no podría sostener aquella cuchilla danzarina de ningún modo. La
voz de la Hechicera sonó como una trompeta:

– ¡toma la espada, Adam!

Con el corazón martilleando, Adam estiró firmemente la mano, dispuesto


a retirarla al momento. No tuvo que agarrar la empuñadura, ya que ésta flotó
gentilmente hasta posarse en su palma. El agarre parecía diseñado para
amoldarse a su mano. La espada era tan ligera como una pluma, y parecía
brillar con mayor intensidad cuando asió. Adam miró inquisitivamente a la
Hechicera. Man-At-Arms retrocedió del lugar donde estaba su pupilo, cuando la
Guardiana de Grayskull se aproximó al príncipe:
– Escúchame, y escúchame bien –dijo ella firmemente– el maestrazgo de la
Espada del Poder es insignificante comparado al maestrazgo que debes tener
de ti mismo para conquistar la maldad que ya ha llegado a Eternia. Tú, Príncipe
Adam, eres el heredero de toda la sabiduría y el poder de Eternia, pero estas
virtudes no vendrán a ti fácilmente, pues debes ganártelas con tus actos. Y tus
actos serán dictados por tu corazón y tu cabeza. Debes adelantarte y entablar
combate con Skeletor, un ser sediento de poder que proviene de un mundo vil
y aberrante donde gobierna la traición. Debes usar tu poder para derrotar a sus
renegados secuaces que se someten voluntariamente a sus deseos con la
esperanza de poder gobernar Eternia a su lado.

Firmemente en pie, y con toda su altura, Adam quiso saber cómo él, un
simple mortal, podría cumplir todo lo que la Hechicera le pedía:

– Dentro de ti –recitó la guardiana de Grayskull en tono melodioso– hay un


alma poderosa, fuerte y verdadera. El alma de alguien llamado HE-MAN. -Adam
siguió sin lograr un atisbo de comprensión hacia lo que aquella extraña mujer
que obraba milagros quería decir: – Levanta la espada sobre tu cabeza,
Príncipe Adam. -Él orientó la espada hacia el cielo: – Ahora di: “¡Por el poder
de Grayskull!” - Adam abrió la boca, pero las palabras se le atragantaron. Man-
At-Arms se situó a su lado, y dio un codazo a su discípulo, quien al fin repitió
las palabras.

Un estallido de luz resplandeciente, brillante y fulgurante iluminó la


habitación. Man-At-Arms escudó sus ojos de la increíble explosión de energía
blanca. El príncipe desapareció de la vista, a excepción de la Espada del
Poder, que parecía suspendida en el punto exacto donde Adam había estado.
La luz se disipó y cuando el mentor abrió los ojos, una increíble visión había
aparecido en lugar del príncipe; un hombre, vagamente parecido al Príncipe
Adam, dotado de poderosos y desgarradores músculos, una cabeza más alto
que su discípulo, con el cabello a la altura de los hombros. De ojos
penetrantes, iba vestido con un kilt, llevaba hebilla, botas de piel con flejes
poco sujetados, y un ceñido cinturón de muchos bolsillos. Era He-Man,
campeón de Eternia y portador de la virtud del planeta.

He-Man miró perplejo hacia abajo y a sí mismo. La Hechicera le informó


de que la Espada del Poder tenía la capacidad de cortar casi todo en Eternia,
así como de repeler la magia y la hechicería. Ella sacó un escudo que casi
vibraba con una fuerza vital propia; podía repeler los hechizos mágicos y las
armas. Incrédulamente, preguntó a la Hechicera qué había ocurrido con su voz
original, puesto que la de He-Man resonaba con gran autoridad. Ella le
respondió que su destino era acabar con los poderes del mal de Eternia,
protegiendo el planeta y a sus gentes de Skeletor, quien quería gobernar el
universo mediante los poderes oscuros. También debía evitar que el demonio
de Infinita descubriese y destruyera el secreto de Grayskull.

Por ello, He-Man quiso saber cuál era aquel secreto. La Hechicera hizo
señas al guerrero para que la siguiera. Man-At-Arms caminaba tras He-Man,
pero ella lo detuvo. El secreto debía ser compartido sólo con el campeón, pues
el mentor era un simple mortal, y no se podía correr el riesgo de permitir que,
inadvertidamente, revelase el místico poder de Grayskull. Enfundada la Espada
del Poder en el cinturón, He-Man descendió hasta las profundidades más
ignotas del castillo.

La Hechicera golpeó suavemente la oscuridad con su báculo; el musgo


cubría las piedras de las mazmorras más profundas. El suelo se disolvió como
si estuviera hecho de agua, y el vapor fluyó hacia arriba y a su alrededor.
Empezaron entonces a hundirse a través de una cámara llena de estrellas
donde los propios muros parecían brillar con una luz interior.

Entonces, las piedras que se encontraban sobre ellos, se volvieron


sólidas de nuevo. La habitación en la que ahora se encontraban He-Man y la
Hechicera parecía completamente construida de un cristal que albergaba una
luz pura y hermosa. Un orbe blanco-azulado, que no había sido creado a partir
del cuarzo ni de ningún material orgánico, titilaba en uno de los paneles de
cristal. La Hechicera ordenó a He-Man que escuchara atentamente las voces
que emanaban de la esfera. No se trataba de una única voz, sino de mucha
gente hablando a la vez:

– Éstas son las voces de los elders de Eternia –susurró la Hechicera.–


Concentrada en ese globo, toda la sabiduría del planeta aguarda a aquel que
destruirá a quienes lleven consigo la desgracia; aquel que redimirá el universo.
Pero sé consciente, He-Man, de que si Skeletor llega a descubrir el secreto de
Grayskull lo aplastará, pues no cabe duda de que la sabiduría y la virtud son
cosas frágiles. Si eso ocurre, toda la bondad será erradicada, y la corrupción
reinará sobre las galaxias, los planetas y las estrellas. ¡Éste es tu desafío!
Dispón sabiamente de tu fuerza. Como He-Man, puedes correr tan rápido como
el vuelo de una flecha. Puedes mover y levantar miles de libras. Tienes el
poder de concentración necesario para doblar barras de acero y aplastar
puertas de hierro con tan sólo las manos, pero tu sabiduría puede
transformarse en ilusión si es dirigida por los poderes oscuros y maléficos.
Tienes una gran ventaja, He-Man, sobre todos los enemigos de Eternia: la
firmeza de propósito que conduce al reconocimiento de que luchas por lo
correcto.

Man-At-Arms esperó a que la Hechicera volviera. Pensó en lo que había


visto... o creía haber visto. Pensar que Adam era el salvador del planeta
parecía descabellado, pero era un disfraz perfecto. ¿A quién se le ocurriría que
aquel bromista, siempre ocupado en divertirse, podía ser un guerrero
majestuoso? En aquel preciso instante, una risa profunda surgió de la nada, y
cuando observó más detenidamente aquella nube amorfa, otra imagen
emergió: Skeletor y sus compatriotas se erguían ante los muros del palacio
real.
Con tan sólo un movimiento de su báculo de cabeza de carnero, las
puertas que impedían el paso se astillaron e impactaron contra el suelo.
Panthor, montado por su señor, avanzó hasta pisar la propia cámara de
consejo del rey. Teela cargó contra el demonio, pero sus armas no eran rival
para la magia de Skeletor, quien hizo desaparecer la energía que emanaba de
su quáser, y convirtió a la guerrera en testigo de una luz cegadora que envió a
Randor y Marlena a la Dimensión del Espacio/Tiempo, como si sus almas
estuvieran desprovistas de cuerpos.

Teela sabía que debía encontrar a su padre y escapó con Cringer


pisándole los talones. En el Castillo de Grayskull Adam penetró en la cámara y
vio a un Man-At-Arms pálido, que relató lo que había ocurrido. Tenían que
volver al palacio para rescatar al rey y a la reina. Mientras salían
precipitadamente por el puente mandibular, vieron a la hechicera erguida en lo
alto de uno de los parapetos:

– ¡Acaba de empezar! –Gritó.

Cuando Man-At-Arms y Adam corrían rápidamente por el Bosque


Evergreen, el maestro preguntó al príncipe si había soñado lo que habían
vivido. Al oír la pregunta, Adam retiró la espada de su funda y gritó: – ¡Por el
Poder de Grayskull! La hoja brilló y la transformación se produjo de manera
idéntica a lo que había presenciado. Man-At-Arms supo entonces que no había
sido un sueño. El fulgor de la espada salió disparado hacia arriba, rebotó al
chocar con las brillantes cimas nevadas de las Montañas de Hielo e impactó
contra la tierra, donde golpeó a Cringer, que corría tras de Teela.

El gato se tambaleó, su cara felina quedó marcada por una expresión


perpleja, tras lo cual se sumió en una metamorfosis extraordinaria. El gato
cobarde se volvió inmenso y musculado. Su color cambió al verde, con franjas
amarillas, y se encontró ceñido por una silla de montar, un casco, y grandes
ganas de luchar. A grandes pasos, BATTLE CAT avanzó a través del bosque
en busca de su señor, He-Man. Man-At-Arms fue el primero en ver a la
gigantesca bestia y desenfundó su arma láser, aunque fue detenido por He-
Man. El campeón le explicó al guerrero que se trataba de Battle Cat, la
respuesta de la Hechicera a Panthor, el felino de Skeletor.
Saltó sobre el animal haciendo que Man-At-Arms hiciera lo mismo, y se
encaminaron hacia el palacio. La transfiguración de Battle Cat no sólo le había
aportado bravura y fuerza, sino que también le había otorgado la capacidad de
hablar, y gruñó que Teela había escapado de palacio y que se encaminaba
hacia donde estaban. He-Man afirmó con la cabeza. El gato, embutido en su
armadura, se dirigió infaliblemente hacia donde Teela se encontraba, y cuando
sus caminos se cruzaron la Capitana de la Guardia se echó hacia atrás,
sosteniendo su espada. Man-At-Arms saltó de la espalda del gato,
sorprendiendo a Teela con su entrada en escena a lomos de aquella aparición.

– Las explicaciones podían esperar –le dijo. Debían rescatar al rey y a la reina
y liberar el palacio del dominio de Skeletor.

He-Man se agachó y elevó fácilmente del suelo a la guerrera, situándola


sobre las espaldas de Battle Cat junto con su padre. La mujer agarró al
campeón por la cintura mientras el animal pasaba casi volando entre los
árboles.
Skeletor se comportaba como un loco en el interior del palacio, riendo
satisfecho y regocijándose fanáticamente. Randor y Marlena, encerrados en la
Dimensión del Espacio/Tiempo, sólo podían escuchar y Skeletor,
perfectamente consciente de ello, se mofaba expresando su deseo demoníaco
de conquistar Eternia, aprender sus secretos y gobernar el universo asolándolo
todo mediante la ira, la desolación y la destrucción. A su manera, Evil-Lyn,
Beast-Man y Tri-Klops se entusiasmaban con el dominio de Marlena que
habían logrado. Sin decirle quiénes habían sido hace tiempo, torturaban a la
reina mediante el conocimiento que tenían de su pasado y afirmando su deseo
de poner las manos sobre su disoluto hijo Adam. Le enseñarían las maneras de
Infinita, y disfrutarían viendo cómo el rey y la reina se retorcían de angustia.

He-Man, Man-At-Arms, Teela y Battle Cat avanzaban cautelosamente


hacia el palacio. No había guardias en la destruida entrada, ni nadie vigilaba
desde lo alto de las torres. La que una vez fue una brillante mansión dominada
por la alegría desprendía un olor fétido y apestoso, el olor de Infinita. Teela
avisó a He-Man de la magia de Skeletor, y el paladín sonrió confiadamente.

Primero, debían librarse de los comparsas de Skeletor. Ya que Evil-Lyn


también era una hechicera, crear un subterfugio parecía lo más razonable.
Battle Cat realizaría un ataque frontal con la finalidad de conducir a Beast-Man
fuera del palacio, mientras Teela trataría de conseguir que el terror de tres ojos
abandonase su puesto. Man-AtArms obligaría a Evil-Lyn a iniciar una loca
persecución, permitiendo así que He-Man pudiera enfrentarse a solas con
Skeletor. El campeón confiaba en que su armadura, su escudo y la espada
bastaran para vencer. Al menos, le garantizarían una buena prueba.

Battle Cat entró en palacio y, tal y como He-Man había predicho, Beast-
Man se lanzó tras él chasqueando su látigo aturdidor, con la esperanza de
poder controlar al gigantesco tigre. Teela salió al encuentro de Tri-Klops, no sin
ser detectada antes de girar la esquina por la gamma-visión del malvado. Su
maza de poder silbó al cortar el aire, pero Teela lo esquivó, extrajo un báculo
de un muro, y Tri-Klops se encontró luchando contra uno de los guerreros más
fuertes, ágiles y astutos de Eternia.
Man-At-Arms tuvo que hacer uso de todas sus habilidades cuando se
halló ante Evil-Lyn y Mer-Man. Su fiera hechicería podía reducir a un hombre a
cenizas humeantes. Desafortunadamente para ella, su naturaleza salvaje y
destemplada evitaba que Evil-Lyn alcanzase su máximo potencial. La armadura
de Man-At-Arms lo protegía de los daños que los dardos de energía, los rayos
y las bolas de fuego le pudieran ocasionar. Y Evil-Lyn no recibió asistencia de
un Mer-Man cobarde, que huyó a la primera oportunidad.

Utilizando sus propios lásers y armas de fotones, fue contrarrestando la


hechicería con la ciencia mientras se desplazaban por todo el palacio. Los
gritos de Randor y Marlena resonaban a través del palacio, y He-Man se
estremeció pensando en su captura por parte de Skeletor. Yendo de puerta en
puerta, persiguió al terror de cara ósea.
El campeón oyó el fuerte sonido de un trueno, y allí apareció Skeletor,
sujetando su Báculo de la Destrucción. Ni el propio y malvado Diablo jamás
había visto una persona como Skeletor; alguien que pudiese desafiar sus
poderes de destrucción. He-Man dio un largo paso hacia delante y exigió a
Skeletor que liberase a sus prisioneros. Su respuesta consistió en un fogonazo
de fuego que envolvió al héroe. He-Man concentró su energía y la ardiente
ilusión desapareció. Cargó precipitadamente contra el demonio. Skeletor lanzó
rayos de fuerza que estallaron al encontrarse con el poder protector de las
armas de He-Man.
Entonces Skeletor invocó una falange de horribles criaturas provinentes
de las profundidades del infierno. Harpías y brujas, gárgolas y trasgos,
espectros y quasits con colmillos, escamas, púas y garras formaban un escudo
entre el héroe y el villano.

Aunque su escudo y espada evitaban que recibiera heridas mortales,


sentía de todos modos su aliento caliente y repulsivo sobre su cara, sus garras
y colmillos tratando de desgarrarlo. El completo miasma de sus apestosos
cuerpos rodeándolo mientras se abría paso entre las criaturas. Skeletor levantó
su Báculo de la Destrucción, pero no logró hacerlo antes de que He-Man
tomase un Whizzer de su cinturón y lo propulsase hacia el báculo,
arrancándolo de las manos de Skeletor. Con su escudo mágico ante él, He-
Man avanzó y arrojó violentamente contra un muro al bruto de cara de
calavera, y le amenazó diciéndole que soltase a Randor y Marlena o todo el
Poder de Grayskull lo destruiría. Skeletor jamás se había enfrentado a un
enemigo tan temible como He-Man, y se vio forzado a liberar al rey y a la reina.

Cuando reaparecieron, He-Man corrió a su lado, permitiendo que


Skeletor huyera a través del Portal Espacial hacia Infinita, y hasta el refugio
relativo que la Montaña de la Serpiente le pudiera ofrecer. El palacio entero se
alegró del giro que habían tomado los acontecimientos, y llovían alabanzas
respecto de He-Man, campeón y defensor de Eternia.
Con todo, el héroe no esperó para recibir los honores. Este nuevo
caballero errante se marchó rápidamente del palacio y en su lugar apareció el
Príncipe Adam, aquel chico a quien le encantaba jugar y parecía no tener
intención de crecer.

Nuestra historia no termina aquí, sino que aquí es donde empieza.


Adam/He-Man siempre debe estar alerta y vigilar las fuerzas del mal forjadas
por las diabólicas manos de Skeletor. El señor de Infinita se percata de que en
el Castillo de Grayskull reside no sólo el poder de He-Man, sino el secreto para
gobernar el universo. Pero no conoce la verdadera naturaleza de este secreto,
y es He-Man quien debe evitar que Skeletor lo averigüe.
He-Man cuenta con la ayuda de amigos bondadosos y nobles de
corazón como Man-AtArms, Teela y Battle Cat. A medida que el tiempo pasa,
otros se añaden a las fuerzas del campeón... luchadores por la justicia como:
(NOTA: algunos nombres están sujetos a cambios).

GORPO: Un minúsculo y místico alienígena que apareció inesperadamente de


otra dimensión y se instaló en el palacio real. Gorpo no suele andar, sino que
flota a unos cuantos pies del suelo. Sus divertidos trucos y su gran ingenio
entretuvieron al rey y a la reina, quienes lo nombraron Bromista Mágico Oficial
de la Corte Desafortunadamente, la magia de Gorpo no funciona siempre tan
bien como debería. Gorpo lo pasa bastante mal con sólo intentar sacar un
conejo de un casco, o tratando de materializar un huevo. El conejo se pierde
indefectiblemente, y acaba logrando que Cringer se suba a un árbol. Y el huevo
puede materializarse en el bolsillo de Man-At-Arms... roto. Ya que siempre va
de un lado a otro del palacio, y se mete por los lugares más inusitados, Gorpo
descubre la otra identidad de Adam, y la hechicera se ve obligada a hacerle
jurar un pacto de secretismo leal.

STRATOS: Héroe emplumado de los caminos aéreos, y líder de Avion, situada


en lo alto y entre las cumbres de las Montañas Místicas, donde moran su gente
y su familia. La mujer de Stratos, DELORA, es una humana provinente de las
fértiles llanuras cercanas al palacio real. Stratos se convirtió en amigo de por
vida de He-Man cuando el campeón de Eternia salvó Avion de una venganza
de Skeletor. Sus acrobacias aéreas crean la confusión entre los secuaces de
Skeletor, y usa su habilidad en el aire con el fin de ayudar a He-Man en su
constante lucha contra el mal.

RAM MAN: el mayor poder de este luchador con cabeza de bala y armadura de
metal es su habilidad para chocar y tumbar contra cualquier objeto que se
interpone en su camino o en el de He-Man. Ram Man es un poco desmandado,
y a menudo se tropieza con soluciones sin tener conciencia de ello. Hasta hoy,
ha ayudado a He-Man a desencubrir tramas y a solucionar algunos de los
misterios más enigmáticos de Eternia.

MAN-E-FACES: El actor más distinguido de Eternia es un maestro del disfraz que


puede transformarse en un instante en cualquier persona o cosa. Querría
actuar únicamente en el escenario, pero tras la llegada de Skeletor pone sus
habilidades a disposición de He-Man, cuando quiera que se requieran. Man-E-
Faces tiene un disfraz que utiliza raramente: se transforma en una bestia
furibunda, pero sólo contra los enemigos de Eternia.

LIZARD MAN: Se mueve silenciosa y tranquilamente, y posee la agilidad que se


deduce de su nombre. Trepa por muros perpendiculares y su gruesa piel de
lagarto le otorga protección contra la mayoría de sus enemigos. Tiene un
inconveniente: cada año muda de piel y se vuelve vulnerable a cualquier
ataque, con lo que en ese momento no resulta muy útil.

SPY MAN: Un luchador capaz, que tiene la habilidad de literalmente elevar su


cuello sobre los obstáculos como un periscopio para reconocer el terreno. Este
rasgo resulta muy útil cuando está con He-Man y debe averiguar dónde se
encuentra el enemigo.

BUGOFF: Parte hombre, parte escarabajo, pero dotado de alas de alta


tecnología, vuela a grandes velocidades. Su espada y su lanza son sus
aguijones. Su armadura, similar a la de un escarabajo, le protege de muchos
peligros, incluidos algunos de las armas láser de Skeletor y su pandilla.

Los inventos de Man-At-Arms han demostrado su infinita valía en la


conquista del mal; especialmente cuando He-Man requiere todo el ingenio que
el inventor pueda desplegar. Algunas de las creaciones de Man-At-Arms son:

WIND RAIDER: Un poderoso barco propulsado a reacción capaz de volar por los
cielos eternos y de navegar salvajemente por el Mar de la Armonía o el Océano
de Gnarl. Equipado con armas láser y de fotones, el vehículo acomoda a dos
personas, pero sólo la habilidad de He-Man puede someter sus controles,
aunque Teela ha aprendido a manejarlo gracias al campeón.

BATTLE RAM: Un enorme vehículo de cuatro ruedas capaz de abatir cualquier


cosa que se interponga en su camino, lo que incluye montañas, puertas de
hierro o hasta personas. Dispone de una catapulta de batida que puede
lanzarse a grandes distancias desde su parte superior. Los controles del ariete
e combate se encuentran en un SKY SLED dotado de quásers, que al
separase del vehículo deviene un transporte volador unipersonal.

ATTACK TRAK: Un vehículo mecanizado que puede llegar a transportar hasta


cuatro personas y que parece estar dotado de personalidad propia. Sus cuatro
ruedas rotatorias en forma de elipse le permiten trepar montañas, remontar
corrientes de río, y circular por otros muchos lugares donde nadie se adentraría
con un vehículo. La Rodera de Ataque sólo obedece a He-Man. Si cualquiera
de los guerreros malvados trata de montarse en ella, el vehículo empieza a
moverse hacia delante y hacia atrás como un caballo salvaje al que acabaran
de ponerle brida y mordaza. Cualquiera que trate de robarlo, entenderá
rápidamente que ir a pie es un medio de trasladarse mucho más seguro.

TALON FIGHTER: Este vehículo volador alado transporta hasta dos personas y
es capaz de ejecutar mortales acrobacias aéreas. Equipado con un pack de
bombas bajo el vientre, He-Man puede llamarlo siempre que lo necesite. Su
lugar de descanso se encuentra en la cima de una lejana montaña llamada
POINT DREAD, que se materializa siempre que el vehículo decide posarse en
él. Sólo He-Man posee la fortaleza física y la voluntad suficiente como para
usar este vehículo. La máquina pierde el control a menos que He-Man esté a
sus mandos.

TRI TRAK: Una motocicleta de tres ruedas que He-Man emplea cuando necesita
un transporte rápido de superficie. Tri-Rodera puede acceder a la mayoría de
los sitios que la Rodera de Ataque, sólo que avanza mucho más rápido. La
moto porta dos mortales ametralladoras de fotones.

ROTON: Cuando este vehículo entra en combate, los enemigos de He-Man se


dispersan literalmente. He-Man monta sobre la parte superior de este vehículo
esférico dotado de una sierra eléctrica en su perímetro. En lugar de cuchillas,
Roton posee filos romos a modo de apéndices que barren cualquier cosa que
se entrometa en su camino.

¿Y qué hay de los secuaces de Skeletor? El villano hará acopio de una


legión de magos, hechiceros, bestias y criaturas de todo tipo con el fin de
destruir todo lo que es bueno en Eternia. Algunos de sus Renegados de la
Venganza son:

TRAP JAW: Mitad hombre, mitad robot, hablamos de un temible criminal que se
quedó atrapado en Infinita y se vio forzado a ponerse a las órdenes de
Skeletor. Tiene un brazo artificial de quita y pon que puede ser reemplazado
por un láser, un gancho, una espada u otras maléficas armas. A veces, no
consigue realizar el cambio lo suficientemente rápido, y los amigos de He-Man
se aprovechan bien de ello. Su mandíbula es una insospechada trampa de
acero que puede masticar casi cualquier cosa y es, además, un villano de pies
a cabeza.

FAKER: Su aspecto es idéntico al de He-Man, pero es un androide creado por la


malvada ciencia de Skeletor, quien lo utiliza para ganarse la confianza de los
amigos del héroe y así poder implantar el caos y el desorden en Eternia. Faker
puede ser derrotado si se engaña a sus microprocesadores. Sus mecanismos
de androide quedan escondidos tras una placa pectoral extraíble, y necesita
mantenimiento regular para no desactivarse.

VIUDA NEGRA (BLACK WIDOW): Como su propio nombre sugiere, este


abominable individuo no posee ningún tipo de escrúpulos o moral. Su mayor
habilidad consiste en tejer redes circulares a fin de poder trepar, espantar y
capturar a aquellos de quienes quiere vengarse.

FANG MAN: Un monstruo reptiliano que, cuando quiere dejar indefensos a sus
enemigos, expira gas soporífero para poder capturarlos.

CHOPPER: Posee una enorme mano derecha. Con sólo un potente golpe, este
villano puede trocear ladrillos, árboles o cualquier cosa que se interponga en su
camino. Es formidable en el combate mano a mano.

Aunque inferior a la de Man-At-Arms, la creatividad de Skeletor ha dado


frutos en forma de vehículos especiales como:

TORNADO TRAVELLER: Un salvaje vehículo aéreo que latiga el viento, y que


sólo Skeletor controla tanto en los cielos de Infinita como de Eternia. Cuando
quiera que aparezca, viene precedido de terribles vendavales y tormentas.

WIND SLED: Este vehículo de ruedas errantes es el opuesto al ariete de


combate, y hace muchas de las cosas que realiza el segundo.

GRINDER: Un vehículo de cuatro ruedas capaz de reducir a pulpa cualquier


cosa que se interponga en su camino. Beast-Man adora esta máquina de
naturaleza cruel e insensible.

Éstas son las fuerzas del bien y del mal de un lejano sistema solar
donde guerrean demonios, semidioses, héroes y campeones. Donde He-Man
lucha en una batalla interminable por eliminar la maldad de Eternia y asegurar
que la bondad, la pureza y la virtud reinan supremas en el universo

También podría gustarte