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Alcance de la protección:
El denominador común de los dos supuestos previstos en este artículo es que los
contratos se originan en una acción directa del proveedor, dirigida a motivar al
consumidor a celebrarlos.
El artículo comentado aclara que la protección recae sobre los contratos que
surjan de ofertas o propuestas cuando el texto de la LDC resultaba impreciso al
confundir en su redacción el contrato con la oferta o propuesta que lo origina. Por
otra parte, resulta un acierto que el artículo no límite su alcance a contratos de "
venta" domiciliaria sino que establece una categoría genérica de " contratos fuera
del establecimiento", lo que lo hace más abarcativo incluyendo, además de los
supuestos enumerados, a todos los contratos típicos o atípicos que se celebren
bajo esta modalidad.
1. Forma La LDC nada dispone sobre la forma que debe observarse en estos
contratos.
Entendemos que hubiera resultado conveniente establecer la forma escrita en
virtud de su finalidad tuitiva. Sin perjuicio de dicha omisión, en estos contratos
deberá cumplirse con la información por escrito del derecho de revocar (art.
1112, CCyCom), y con la información por escrito que exige el art. 10, LDC.
Por otra parte, en virtud de los deberes de información que recaen sobre el
proveedor, el plazo de vencimiento de la oferta debe surgir claramente de sus
términos. En caso que ello no ocurra, entendemos que la vigencia de la oferta solo
podría ser limitada por una comunicación efectuada por un medio similar al
empleado para hacerla conocer, aplicando la misma regla que dispone el art. 7° de
la LDC para su revocación.
La última parte del artículo despierta las discusiones interpretativas clásicas que
se han dado alrededor de los contratos celebrados entre ausentes. En este caso,
cabe preguntarse cuál es el efecto jurídico de la confirmación de la llegada de la
aceptación que se exige al oferente.
Se ha sostenido " que el contrato quedará perfeccionado desde el momento en
que la aceptación haya llegado al oferente por aplicación del art. 980 del Proyecto
y que la confirmación de llegada es una carga al proveedor para evitar situaciones
litigiosas que podrían presentarse en aquellos casos en que, de mala fe, el
oferente negare con posterioridad la recepción de la aceptación" (Nicolau-
Hernández).
Esta interpretación, que entendemos correcta, no explica qué ocurriría en caso de
que el proveedor no cumpla con dicha carga, manteniendo al consumidor en un
estado de incertidumbre. Entendemos que debería diferirse el comienzo del
cálculo del plazo para ejercer el derecho de revocación hasta que se encuentre
cumplida, a fin de incentivar la conducta del proveedor. De esta manera, se
mantendría la coherencia con el sistema diseñado por el art. 980 del CCyCom, sin
afectar al consumidor, quien mantendría su derecho de revocación en tanto el
proveedor no cumpla con la confirmación a su cargo. A su vez, esta solución va en
línea con lo dispuesto en el art. 1111 del CCyCom que sujeta el comienzo del
cómputo del plazo hasta que se informe debidamente al consumidor sobre su
derecho de revocación.
5. Redacción del artículo y cómputo del plazo Al igual que en el art. 34 de la LDC,
el artículo en comentario consagra el derecho a la revocación y su
irrenunciabilidad. La redacción mantiene la noción de " revocación de la
aceptación" lo que resulta objetable pues lo que se produce es la revocación del
contrato mismo (art. 1077, CCyCom).
En relación con el cómputo del plazo de reflexión, entendemos que existe un error
en la redacción del segundo párrafo, toda vez que su interpretación literal plantea
una solución equivocada por inconsistente con los principios del régimen de
revocación.
Así, la solución brindada por este artículo implica que en caso de que la
aceptación sea posterior a la entrega del bien, el cómputo del plazo comienza a
contarse a partir de dicha entrega (es decir, antes de la aceptación):
Entendemos que esta solución es equivocada porque el plazo comienza a
contarse antes del perfeccionamiento del contrato. Como consecuencia, el plazo
de reflexión se vería disminuido o incluso eliminado si la aceptación se produce
diez días (o más) después de la entrega del bien, lo que es contrario a los
principios que justifican este instituto.
Por ello, debería entenderse que el plazo de reflexión comienza a correr a partir de
lo que suceda último, la entrega o la aceptación (como ya lo prevé el art. 34 de la
LDC).
Por aplicación del art. 6 del CCyCom, el plazo debe computarse como días
corridos.
En virtud del carácter irrenunciable del derecho de revocación, cualquier cláusula
que impida su ejercicio debe tenerse por no escrita. Lo mismo ocurriría con
disposiciones que dificulten el correcto ejercicio de este derecho.
Por último, destacamos que el ejercicio del derecho de revocación no exige
expresión de motivos, por lo que su ejercicio es discrecional del consumidor
a) " cláusulas que importen renuncia o restricción de los derechos del consumidor
o amplíen los derechos de la otra parte" (art. 37, inc. b., LDC); b) " cláusulas que
contengan cualquier precepto que imponga la inversión de la carga de la prueba
en perjuicio del consumidor" (art. 37, inc c., LDC); y c) las previstas en los artículos
985 (par. 3°), 988 (inc. a y b), 1109 del CCyCom; art. 36 (último párrafo) y 37 (inc.
a, b, c) LDC; art. 14ley 25065; art. 3° de la Resolución General 6/2003 de la
Inspección General de Justicia de la Nación que regula los Planes de
Capitalización y Ahorro; y las previstas en la Resolución N° 53/03 de la Secretaría
de la Competencia, la Desregulación y la Defensa del Consumidor.
a) en la regulación del abuso del derecho, donde se dispone el deber judicial de "
ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación
jurídica abusiva " (art. 10, último párrafo CCyCom) ; b) en la definición de hecho
jurídico como el acontecimiento que " produce el nacimiento, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas" (art.
257, CCyCom); y c) en la definición de acto jurídico, al que se define como " el
acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas" (art. 259, CCyCom).
Así, esta figura desborda los límites del análisis del contrato para proyectar la
mirada sobre redes contractuales o negocios que se estructuran sobre la base de
una combinación de contratos que tienen una finalidad meramente instrumental al
logro de dichos negocios (los contratos conexos se encuentran regulados en los
arts. 1073- 1075 del CCyCom). En dichas estructuras, puede ocurrir que el análisis
aislado de cada uno de los contratos en cuestión los muestre como perfectamente
lícitos y no abusivos, pero que de su combinación surja el desequilibrio entre
derechos y obligaciones que la norma intenta neutralizar.
3. Inciso b) Entendemos que el segundo inciso resulta redundante. Ello así, toda
vez que si se trata de normas indisponibles para las partes, estas no serán
responsables de su incorporación, que se produce por el propio carácter
imperativo de la norma. En estos casos, la única forma en que podría dejarse sin
efecto la cláusula es cuestionando la constitucionalidad de dicha norma. Si
efectivamente se tratara de una norma inconstitucional, su control no podría
excluirse mediante una provisión del Código Civil.
En efecto, las cláusulas abusivas son nulas de nulidad absoluta por afectar el
orden público y las consecuencias de dicho carácter son que la " acción es
imprescriptible, irrenunciable, y no es susceptible de confirmación, aunque sí de
integración. Puede ser declarada de oficio o a petición de parte" (Lorenzetti, 2009).
Con la reforma constitucional del año 1994, aparece la Ley 24240 de Defensa del
Consumidor destinada a reglamentar los derechos de los consumidores
plasmados en diversos artículos de la mencionada ley, ofreciendo una mayor
protección frente a las conductas anticompetitivas de los mercados afectando sus
intereses económicos, su dignidad y su buena fe al adquirir un bien o contratar un
servicio.
Sin embargo, ello no fue suficiente ya que con el transcurso del tiempo, existía la
necesidad de proteger aún más los derechos de los consumidores, dada la
complejidad de los mercados, los diversos abusos y maltratos de parte de las
empresas proveedoras de servicios, surgiendo en el año 2008 la primera
modificación de la Ley 24240 que fue la Ley 26361, que introduce cambios en la
legislación, incorporándose figuras como el daño punitivo y el daño directo en el
artículo 40 bis, lo que es de importancia ya que proporcionó un cambio sustancial
en la defensa de los consumidores y usuarios.
En la actualidad nuevos proyectos e iniciativas intentan proporcionan más
garantías tendientes a proteger los derechos e intereses económicos de los
consumidores y usuarios, siendo uno de los problemas el suministro de
información a los mismos cuando adquieren un producto o contratan un servicio.
En cuanto a los aspectos más sobresalientes del proyecto de reforma de la Ley
24240 de Defensa del Consumidor son los siguientes:
1-La obligación de informar cuando se distorsiona una imagen.
En este caso se acentúa el proyecto de ley en la importancia de la información al
consumidor establecido en el artículo 4 de la Ley 24240 de Defensa del
Consumidor y en el artículo 42 de la Constitución Nacional, debiendo los
proveedores suministrar en forma clara, cierta y detallada los caracteres
esenciales de los bienes o servicios que contrata el consumidor en las condiciones
de comercialización.
Ello implica que el proveedor tendrá como obligación esencial proveer información
exacta o simétrica a los fines de no producir confusión o distorsión en la imagen
del producto o del servicio que el consumidor pretende contratar.
2-Prohibición de modificar unilateralmente el contrato por parte del
prestador que implique cobro de costos adicionales derivados de
actualización tecnológica.
Esto sugiere que ante posibles fallas de fabricación del producto que adquiere o
del servicio que contrata el consumidor o usuario pueda reclamar a la empresa o
firma que los distribuyo puedan recambiarlos sin costo alguno adicional.
3-Modalidades de compras por correo, por Internet o telefónica.
En este sentido, la reforma intenta incorporar a la Ley 24240 de Defensa del
Consumidor de manera más integral las modalidades que todo consumidor o
usuario efectúa por las vías alternativas mencionadas evitándose posibles abusos
al adquirir un bien o servicio de esta forma.
4-Garantizar el suministro de partes de los productos por el tiempo que se
considera vida útil del producto.
Ello constituye un mejoramiento en cuanto a la posibilidad de que el consumidor o
usuario sufra algún desperfecto en el bien o servicio que contrata, siendo
necesario el certificado de garantía que estipule el plazo de cobertura.
5-Beneficio de litigar sin gastos.
Ello implica reafirmar el carácter de gratuidad que reviste el procedimiento cuando
el consumidor o usuario efectúa un reclamo ya sea en sede administrativa o
judicial siendo el beneficio de litigar sin gastos una herramienta eficaz para la
protección de los consumidores y usuarios.
6-Prohíbe el envío de información publicitaria no deseada.
Ello hace referencia a las posibles confusiones que el consumidor o usuario
pudiera recibir en torno a la información asimétrica (imperfecta) que implica una
publicidad engañosa para el demandante de un bien o servicio.
7-Las empresas prestadoras de servicios deberán contar con oficinas de
atención directa al público.
Esto significa que el consumidor o usuario contarán con oficinas de atención
directa a los fines de poder efectuar reclamos relacionados con el bien o servicio
que adquieren ante posibles inconvenientes que ofrezcan los mismos.
8-La incorporación de la acción de casación en la Ley 24240 de Defensa del
Consumidor.
Ello configura una novedad procesal en este sentido ya que implica en la
sentencia condenar al demandado y que dicho comportamiento no se suceda en
el futuro nuevamente.
Esperemos que en el futuro se concreten dichas reformas a la Ley 24240 de
Defensa del Consumidor a los fines de brindar una mayor protección legal y
jurídica a los mismos evitando los posibles abusos y comportamientos
anticompetitivos de las empresas y oferentes de bienes y servicios.