Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
3
B.O. 13/07/1972.
4.- CONJUNTOS INMOBILIARIOS (arts. 2073/2086).
Concepto. Son conjuntos inmobiliarios los clubes de campo, barrios cerrados o privados, parques
industriales, empresariales o náuticos, o cualquier otro emprendimiento urbanístico
independientemente del destino de vivienda permanente o temporaria, laboral, comercial o
empresarial que tenga, comprendidos asimismo aquellos que contemplan usos mixtos, con
arreglo a lo dispuesto en las normas administrativas locales.
Marco legal. Todos los conjuntos inmobiliarios deben someterse a la normativa del derecho real
de propiedad horizontal establecida en el Código, a los fines de conformar un derecho real de
propiedad horizontal especial. Los aspectos relativos a las zonas autorizadas, dimensiones, usos,
cargas y demás elementos urbanísticos correspondientes a los conjuntos inmobiliarios, se rigen
por las normas administrativas aplicables en cada jurisdicción. Los conjuntos inmobiliarios
preexistentes se deben adecuar a las previsiones normativas que regulan este derecho real.
Características. Son elementos característicos de estas urbanizaciones, los siguientes:
cerramiento, partes comunes y privativas, estado de indivisión forzosa y perpetua de las partes,
lugares y bienes comunes, reglamento por el que se establecen órganos de funcionamiento,
limitaciones y restricciones a los derechos particulares y régimen disciplinario, obligación de
contribuir con los gastos y cargas comunes y entidad con personería jurídica que agrupe a los
propietarios de las unidades privativas. Las diversas partes, cosas y sectores comunes y
privativos, así como las facultades que sobre ellas se tienen, son interdependientes y conforman
un todo no escindible.
Cosas y partes necesariamente comunes. Son necesariamente comunes o de uso común las partes
y lugares del terreno destinadas a vías de circulación, acceso y comunicación, áreas específicas
destinadas al desarrollo de actividades deportivas, recreativas y sociales, instalaciones y servicios
comunes, y todo otro bien afectado al uso comunitario, calificado como tal por el respectivo
reglamento de propiedad horizontal que regula el emprendimiento. Las cosas y partes cuyo
carácter de comunes o propias no esté determinado se consideran comunes.
Cosas y partes privativas. La unidad funcional que constituye parte privativa puede hallarse
construida o en proceso de construcción, y debe reunir los requisitos de independencia funcional
según su destino y salida a la vía pública por vía directa o indirecta.
Cerramiento. El cerramiento merece una disposición especial (art. 2079): “Los límites
perimetrales de los conjuntos inmobiliarios y el control de acceso pueden materializarse
mediante cerramientos en la forma en que las reglamentaciones locales, provinciales o
municipales establecen, en función de aspectos urbanísticos y de seguridad”.
Cesión de la unidad. El reglamento puede establecer condiciones y pautas para el ejercicio del
derecho de uso y goce de los espacios e instalaciones comunes por parte de terceros en los casos
en que los titulares del dominio de las unidades particulares ceden temporariamente, en forma
total o parcial, por cualquier título o derecho, real o personal, el uso y goce de su unidad
funcional. En opinión de Molina Quiroga se trata de una restricción a las facultades de goce y
disposición, que deben ser establecidas con razonabilidad, sin consecuencias discriminatorias, y
en función de una deseable convivencia.
Régimen de invitados y admisión de usuarios no propietarios. El reglamento puede establecer la
extensión del uso y goce de los espacios e instalaciones comunes a aquellas personas que
integran el grupo familiar del propietario de la unidad funcional y prever un régimen de invitados
y admisión de usuarios no propietarios de dichos bienes, con las características y bajo las
condiciones que, a tal efecto, dicte el consorcio de propietarios. El uso de los bienes comunes del
complejo por terceros puede ser pleno, parcial o limitado, temporario o permanente, es siempre
personal y no susceptible de cesión ni transmisión total o parcial, permanente o transitoria, por
actos entre vivos ni mortis causa. Los no propietarios quedan obligados al pago de las
contribuciones y aranceles que a tal efecto determine la normativa interna del conjunto
inmobiliario.
Limitaciones para la trasmisión de unidades. El art. 2085 autoriza a que reglamento de propiedad
horizontal pueda prever limitaciones pero no impedir la libre transmisión y consiguiente
adquisición de unidades funcionales dentro del conjunto inmobiliario, pudiendo establecer un
derecho de preferencia en la adquisición a favor del consorcio de propietarios o del resto de
propietarios de las unidades privativas.
Sanciones. El art. 2086 se ocupa del régimen disciplinario, al establecer que “ante conductas
graves o reiteradas de los titulares de las unidades funcionales violatorias del reglamento de
propiedad y administración, el consorcio de propietarios puede aplicar las sanciones previstas en
ese instrumento”. Señala Molina Quiroga que como en todo régimen que contemple la aplicación
de sanciones, será requisito de validez observar los principios del debido proceso adjetivo y, por
lo tanto, otorgarle al presunto infractor derecho a efectuar descargo, y de acuerdo a la gravedad
de la situación, producir la prueba necesaria. Esta función suele estar a cargo de tribunales de
disciplina o de ética, designados por los propios integrantes del conjunto, y pueden ser revisados
judicialmente. Es aconsejable que se prevea un listado de conductas censurables y sus
respectivas sanciones.
5.- TIEMPO COMPARTIDO (arts. 2087/2102).
Concepto. Se considera que existe tiempo compartido si uno o más bienes están afectados a su
uso periódico y por turnos, para alojamiento, hospedaje, comercio, turismo, industria u otros
fines y para brindar las prestaciones compatibles con su destino.
Al derecho del adquirente de tiempo compartido se le aplican las normas sobre derechos
reales (art. 2101).
En esta nueva incorporación del Código, se prevé la participación de un propietario que
afecta los bienes a los fines del aprovechamiento periódico, un emprendedor, un administrador,
un comercializador y los deberes que corresponde cumplir a cada uno. Existen variadas normas
que ofrecen protección al usuario, que por otra parte es considerado “consumidor”: la relación
entre el propietario, emprendedor, comercializador y administrador del tiempo compartido con
quien adquiere o utiliza el derecho de uso periódico se rige por las normas que regulan la
relación de consumo, previstas en el Código y en las leyes especiales (art. 2100).
Afectación. La constitución de un tiempo compartido requiere la afectación de uno o más objetos
a la finalidad de aprovechamiento periódico y por turnos, la que, en caso de tratarse de
inmuebles, debe formalizarse por escritura pública, que debe contener los requisitos establecidos
en la normativa especial. El instrumento de afectación de un tiempo compartido debe ser
otorgado por el titular del dominio, y debe ser inscripto en el respectivo Registro de la Propiedad
y en el Registro de Prestadores y Establecimientos afectados a Sistemas de Tiempo Compartido
previsto en la ley especial4, previo a todo anuncio, ofrecimiento o promoción comercial.
Requisitos. Los bienes deben estar libres de gravámenes y restricciones. El emprendedor, el
propietario, el administrador y el comercializador no deben estar inhibidos para disponer de sus
bienes. El propietario puede constituir hipoteca u otro gravamen con posterioridad a la
inscripción de la escritura de afectación, con los efectos previstos en el artículo 2093.
Objeto. El objeto del tiempo compartido no se limita a inmuebles, ni al uso turístico -aunque
aparezca generalmente referido a esta finalidad-, por lo que no se excluyen otros usos tales como
cocheras, consultorios y demás oficinas profesionales, locales comerciales, etc. Como señala
4
Ley 26.356 de Sistemas Turísticos de Tiempo Compartido (STTC). B.O. 25/03/2008-
Molina Quiroga, también pueden someterse al régimen del tiempo compartido cosas muebles,
cuyo alto costo aconseje un disfrute compartido (cosechadoras, sembradoras, helicópteros, yates,
equipos de computación, aparatología médica de alta complejidad, casas rodantes, etc.). Y aun
podría referirse a bienes que no sean cosas, tales como marcas y patentes, infraestructuras
industriales, etc. El art. 2088 dispone que el tiempo compartido se integra con inmuebles y
muebles, en tanto la naturaleza de éstos sea compatible con los fines mencionados.
Sujetos. La ley 26.356 en su art. 3°, define a los siguientes sujetos: a) Usuario: es quien adquiere
el derecho de uso periódico en un STTC, por sí o por terceros; b) Propietario: es el titular
dominial de un inmueble, quien lo afecta total o parcialmente, al STTC; c) Emprendedor: es la
persona física o jurídica propietaria o con justo título de disposición del inmueble, que constituye
el STTC para comercializar períodos de disfrute y brindar a los usuarios las prestaciones que lo
integran, por sí o por intermedio de terceros; d) Vendedor: es la persona física o jurídica que, en
nombre y representación del emprendedor, promueve y ofrece en venta períodos de uso en un
STTC; e) Revendedor: es la persona física o jurídica que, por sí o por cuenta y orden de un
usuario intermedia en el mercado secundario para la comercialización de períodos de un STTC;
e) Administrador: es la persona física o jurídica, que tiene a su cargo la gestión y coordinación
del mantenimiento y uso de los bienes que integran un STTC; f) Red de Intercambio: es la
persona física o jurídica que intermedia entre la oferta y la demanda de períodos de los STTC,
prestando servicios adicionales a usuarios; g) Prestador: es la persona física o jurídica que
comercializa STTC, y que de acuerdo al rol que ocupa en la comercialización del STTC
responderá ante posibles conflictos que se susciten con los usuarios.
La administración puede ser ejercida por el propio emprendedor, o por un tercero
designado por él. En tal caso, ambos tienen responsabilidad solidaria frente a los usuarios del
tiempo compartido, por la debida gestión y coordinación en el mantenimiento y uso de los
bienes.
Cobro ejecutivo. El certificado emanado del administrador en el que conste la deuda por gastos
del sistema, los rubros que la componen y el plazo para abonarla, constituye título para accionar
contra el usuario moroso por la vía ejecutiva, previa intimación fehaciente por el plazo que se
estipula en el reglamento de administración.
Extinción. La extinción del tiempo compartido se produce: a) por vencimiento del plazo previsto
en el instrumento de afectación; b) en cualquier momento, cuando no se han producido
enajenaciones, o se han rescindido la totalidad de los contratos, circunstancia de la que se debe
dejar constancia registral; c) por destrucción o vetustez de la cosa.
6.- CEMENTERIOS PRIVADOS (arts. 2103/2113).
Concepto. Se consideran cementerios privados a los inmuebles de propiedad privada afectados a
la inhumación de restos humanos.
Afectación. El titular de dominio debe otorgar una escritura de afectación del inmueble a efectos
de destinarlo a la finalidad de cementerio privado, que se inscribe en el Registro de la Propiedad
Inmueble juntamente con el reglamento de administración y uso del cementerio. A partir de su
habilitación por parte de la municipalidad local el cementerio no puede alterar su destino ni ser
gravado con derechos reales de garantía.
Reglamento de administración y uso. El reglamento de administración y uso debe contener: a) la
descripción del inmueble sobre el cual se constituye el cementerio privado, sus partes, lugares,
instalaciones y servicios comunes; b) disposiciones de orden para facilitar a los titulares de los
derechos de sepultura el ejercicio de sus facultades y que aseguren el cumplimiento de las
normas legales, reglamentarias y de policía aplicables; c) fijación y forma de pago del canon por
administración y mantenimiento, que puede pactarse por períodos anuales o mediante un único
pago a perpetuidad; d) normativa sobre inhumaciones, exhumaciones, cremaciones y traslados;
e) pautas sobre la construcción de sepulcros; f) disposiciones sobre el destino de los restos
mortales en sepulturas abandonadas; g) normas sobre acceso y circulación de titulares y
visitantes; h) constitución y funcionamiento de los órganos de administración.
Registros de inhumaciones y sepulturas. El administrador de un cementerio privado está
obligado a llevar: a) un registro de inhumaciones con los datos identificatorios de la persona
inhumada; b) un registro de titulares de los derechos de sepultura, en el que deben consignarse
los cambios de titularidad producidos.
La dirección y administración del cementerio está a cargo del administrador, quien debe
asegurar el correcto funcionamiento de las instalaciones y servicios comunes que permita el
ejercicio de los derechos de sepultura, de acuerdo a las condiciones pactadas y reglamentadas.
El administrador, los titulares de sepulturas y los visitantes deben cumplir con las leyes,
reglamentos y demás normativas de índole nacional, provincial y municipal relativas a la policía
mortuoria.
Las parcelas exclusivas destinadas a sepultura son inembargables, excepto por: a) los
créditos provenientes del saldo de precio de compra y de construcción de sepulcros; b) las
expensas, tasas, impuestos y contribuciones correspondientes a aquéllas.
La relación entre el propietario y el administrador del cementerio privado con los titulares
de las parcelas se rige por las normas que regulan la relación de consumo previstas en el Código
y en las leyes especiales.
Según el art. 2112 al derecho de sepultura sobre la parcela se le aplican las normas sobre
derechos reales. Sostiene Molina Quiroga que desorienta la distinta terminología empleada, ya
que la enumeración de los derechos reales que efectúa el art. 1887 se refiere a “cementerios
privados”, pero en cada uno de los artículos del Libro 4 Título VI Capítulo 3 se menciona
“derecho de sepultura” e incluso “derecho real de sepultura”, como si se tratara de un derecho
real nuevo y distinto de los “cementerios privados”.
7.- SUPERFICIE (arts. 2114/2128).
Concepto. El derecho de superficie es un derecho real temporario, que se constituye sobre un
inmueble ajeno, que otorga a su titular la facultad de uso, goce y disposición material y jurídica
del derecho de plantar, forestar o construir, o sobre lo plantado, forestado o construido en el
terreno, el vuelo o el subsuelo, según las modalidades de su ejercicio y plazo de duración
establecidos en el título suficiente para su constitución y dentro de lo previsto en el Código y las
leyes especiales.
En otros términos se define la superficie como “el derecho real en virtud del cual le es
concedido a su titular la facultad de construir o plantar en suelo ajeno y hacer suyo lo construido
o plantado (con independencia de la propiedad del suelo) o bien le hace adquirir la propiedad de
una edificación o plantación ya existente en forma separada de la propiedad del suelo”.5
De acuerdo con ello, el derecho de superficie reconoce dos modalidades. Por una de ellas
el superficiario puede realizar construcciones, plantaciones o forestaciones sobre la rasante,
vuelo y subsuelo del inmueble ajeno, adquiriendo la propiedad de lo plantado, forestado o
construido. Por la otra, puede también constituirse el derecho sobre plantaciones, forestaciones o
construcciones ya existentes, atribuyendo al superficiario su propiedad. En ambas modalidades,
el derecho del superficiario coexiste con la propiedad separada del titular del suelo.
5
Mariani de Vidal, Marina. Derechos Reales. Op. cit., p. 394.
El derecho de superficie puede constituirse en forma total (sobre todo el inmueble) o
parcial (sobre una parte determinada), con proyección en el espacio aéreo o en el subsuelo, o
sobre construcciones ya existentes aun dentro del régimen de propiedad horizontal.
Legitimación. Están facultados para constituir el derecho de superficie los titulares de los
derechos reales de dominio, condominio y propiedad horizontal.
Adquisición. El derecho de superficie se constituye por contrato oneroso o gratuito y puede ser
transmitido por actos entre vivos o por causa de muerte. No puede adquirirse por usucapión. La
prescripción breve (10 años) es admisible a los efectos del saneamiento del justo título.
Plazos. El plazo convenido en el título de adquisición no puede exceder de 70 años cuando se
trata de construcciones y de 50 años para las forestaciones y plantaciones, ambos contados desde
la adquisición del derecho de superficie. El plazo convenido puede ser prorrogado siempre que
no exceda de los plazos máximos.
Extinción. El derecho de construir, plantar o forestar se extingue por renuncia expresa,
vencimiento del plazo, cumplimiento de una condición resolutoria, por consolidación y por el no
uso durante 10 años, para el derecho a construir, y de 5, para el derecho a plantar o forestar.
Efectos de la extinción. Extinguido el derecho de superficie por cumplimiento del plazo
convencional o legal, el propietario del suelo hace suyo lo construido, plantado o forestado, libre
de los derechos reales o personales impuestos por el superficiario. Si el derecho de superficie se
extingue antes del cumplimiento del plazo legal o convencional, los derechos reales constituidos
sobre la superficie o sobre el suelo continúan gravando separadamente las dos parcelas, como si
no hubiese habido extinción, hasta el transcurso del plazo del derecho de superficie, subsistiendo
también los derechos personales durante el tiempo establecido.
Indemnización al superficiario. Producida la extinción del derecho de superficie, el titular del
derecho real sobre el suelo debe indemnizar al superficiario, excepto pacto en contrario. El
monto de la indemnización es fijado por las partes en el acto constitutivo del derecho real de
superficie, o en acuerdos posteriores. En subsidio, a los efectos de establecer el monto de la
indemnización, se toman en cuenta los valores subsistentes incorporados por el superficiario
durante los dos últimos años, descontada la amortización.
Normas aplicables al derecho de superficie. Son de aplicación supletoria las normas relativas a
las limitaciones del uso y goce en el derecho de usufructo, sin perjuicio de lo que las partes
hayan pactado al respecto en el acto constitutivo.
Normas aplicables a la propiedad superficiaria. Si el derecho de superficie se ejerce sobre una
construcción, plantación o forestación ya existente, se le aplican las reglas previstas para el caso
de propiedad superficiaria, la que a su vez queda sujeta a las normas del dominio revocable sobre
cosas inmuebles en tanto sean compatibles y no estén modificadas por las previstas en el Código.
6
Ley 25.743, B.O. 26/06/03.
7
Ley 12.665, B.O. 15/10/1940, modificada por Ley 27.103 (B.O. 23/1/2015).
8
Ley 1.919 de 1886, t.o. Dec. 456/97 (B.O. 30/05/1997).
9
Ley 17.285, B.O. 23/05/67.
Pero puede suceder que la garantía personal no satisfaga al acreedor, o bien que el deudor
no esté en condiciones de ofrecer un garante al acreedor. Entonces la deuda se garantiza con una
cosa, es decir, con una garantía real. Esta garantía puede asumir distintas formas: 1) El deudor
entrega al acreedor en propiedad una cosa con el compromiso por parte de éste de restituirla una
vez que aquel haya pagado su deuda (venta con pacto de retroventa); 2) El deudor transfiere la
posesión de la cosa (no la propiedad), comprometiéndose el acreedor a devolver la cosa cuando
la deuda sea pagada (prenda con desplazamiento y anticresis); 3) El deudor no transfiere ni la
propiedad ni la posesión de la cosa, sino que el acreedor adquiere el derecho de ejecutarla y
hacerla vender en subasta pública, para cobrar su crédito con el resultado de esa venta. Ésta es
sustancialmente la idea a la que responde la hipoteca.10
Disposiciones comunes a los derechos reales de garantía:
a) Convencionalidad. Los derechos reales de garantía sólo pueden ser constituidos por contrato,
celebrado por quienes tienen legitimación para hacerlo y con las formas que la ley indica para
cada tipo;
b) Accesoriedad. Los derechos reales de garantía son accesorios del crédito que aseguran, son
intransmisibles sin el crédito y se extinguen con el principal, excepto en los supuestos legalmente
previstos. La extinción de la garantía por cualquier causa, incluida la renuncia, no afecta la
existencia del crédito;
c) Créditos garantizables. Se puede garantizar cualquier crédito, puro y simple, a plazo,
condicional o eventual, de dar, hacer o no hacer. Al constituirse la garantía, el crédito debe
individualizarse adecuadamente a través de los sujetos, el objeto y su causa;
d) Especialidad en cuanto al objeto. Tanto las cosas como los derechos pueden constituir el
objeto de los derechos reales de garantía. Ese objeto debe ser actual, y estar individualizado
adecuadamente en el contrato constitutivo;
e) Especialidad en cuanto al crédito. El monto de la garantía o gravamen debe estimarse en
dinero. La especialidad queda cumplida con la expresión del monto máximo del gravamen. El
acto constitutivo debe prever el plazo al que la garantía se sujeta, que no puede exceder de 10
años, contados desde ese acto. Vencido el plazo, la garantía subsiste en seguridad de los créditos
nacidos durante su vigencia;
f) Indivisibilidad. Los derechos reales de garantía son indivisibles. La indivisibilidad consiste en
que cada uno de los bienes afectados a una deuda y cada parte de ellos, están afectados al pago
de toda la deuda y de cada una de sus partes. El acreedor cuya garantía comprenda varios bienes
puede perseguirlos a todos conjuntamente, o sólo a uno o algunos de ellos, con prescindencia de
a quién pertenezca o de la existencia de otras garantías. No obstante puede convenirse la
divisibilidad de la garantía respecto del crédito y de los bienes afectados, y también puede
disponerla el juez fundadamente, a solicitud de titular del bien;
g) Extensión en cuanto al crédito. La garantía cubre el capital adeudado y los intereses
posteriores a su constitución, como así también los daños y costas posteriores que provoca el
incumplimiento. Los intereses, daños y costas anteriores a la constitución de la garantía solo
quedan comprendidos en caso de haberse previsto y determinado expresamente en la
convención;
h) Subrogación real. La garantía se traslada de pleno derecho sobre los bienes que sustituyen a
los gravados, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto que permite la
subrogación real. En caso de extinción parcial del objeto, la garantía subsiste, además, sobre la
parte material restante;
10
Borda, Guillermo A. Tratado de Derecho Civil. Derechos Reales. T. II, op. cit., p. 216.
i) Facultades del constituyente. El constituyente de la garantía conserva todas las facultades
inherentes a su derecho, pero no puede realizar ningún acto que disminuya el valor de la
garantía. Si esto ocurre, el acreedor puede requerir la privación del plazo de la obligación, o bien
puede estimar el valor de la disminución y exigir su depósito o que se otorgue otra garantía
suficiente;
j) Inoponibilidad. En caso de ejecución, son inoponibles al acreedor los actos jurídicos
celebrados en perjuicio de la garantía;
k) Realización por un tercero. Si el bien gravado es subastado por un tercero antes del
cumplimiento del plazo, el titular de la garantía tiene derecho a dar por caduco el plazo, y a
cobrar con la preferencia correspondiente.
l) Responsabilidad del propietario no deudor. El propietario no deudor, sea un tercero que
constituye la garantía o quien adquiere el bien gravado, sin obligarse en forma expresa al pago
del crédito asegurado, responde únicamente con el bien objeto del gravamen y hasta el máximo
del gravamen;
ll) Ejecución contra el propietario no deudor. En caso de ejecución de la garantía, sólo después
de reclamado el pago al obligado, el acreedor puede hacer intimar al propietario no deudor para
que pague la deuda hasta el límite del gravamen, o para que oponga excepciones. Una vez
realizado el bien afectado por la garantía, el propietario no deudor tiene derecho al remanente
que excede el monto del gravamen, con exclusión del precedente propietario y de los acreedores
quirografarios;
m) Subrogación del propietario no deudor. Ejecutada la garantía o satisfecho el pago de la deuda
garantizada, el propietario no deudor tiene derecho a: 1) reclamar las indemnizaciones
correspondientes; 2) subrogarse, en la medida en que procede, en los derechos del acreedor; 3)
en caso de existir otros bienes afectados a derechos reales de garantía en beneficio de la misma
deuda, hacer citar a sus titulares al proceso de ejecución, o promover uno distinto, a fin de
obtener contra ellos la condenación por la proporción que les corresponde soportar según lo que
se haya acordado o, subsidiariamente, por la que resulta del valor de cada uno de los bienes
gravados;
n) Efectos de la subasta. Extinción. Los derechos reales de garantía se extinguen por efecto de la
subasta pública del bien gravado, si sus titulares fueron debidamente citados a la ejecución, sin
perjuicio del derecho y preferencias que les correspondan sobre el producido para la satisfacción
de sus créditos;
ñ) Cancelación del gravamen. Las garantías inscriptas en los registros respectivos se cancelan: 1)
por su titular, mediante el otorgamiento de un instrumento de igual naturaleza que el exigido para
su constitución; 2) por el juez, ante el incumplimiento del acreedor, sea o no imputable; la
resolución respectiva se inscribe en el registro, a sus efectos. En todos los casos puede requerirse
que la cancelación se asiente por nota marginal en el ejemplar del título constitutivo de la
garantía.
o) Extensión en cuanto al objeto. En la garantía quedan comprendidos todos los accesorios
físicamente unidos a la cosa, las mejoras y las rentas debidas. Sin embargo, no están
comprendidos en la garantía: 1) los bienes físicamente unidos a la cosa que están gravados con
prenda constituida antes que la hipoteca o son de propiedad de terceros, aunque su utilización
por el deudor esté autorizada por un vínculo contractual; 2) los bienes que posteriormente se
unen físicamente a la cosa, si al tiempo de esa unión están gravados con prenda o son de
propiedad de terceros, aun en las condiciones antes indicadas.
12.- HIPOTECA (arts. 2205/2211). La hipoteca es el derecho real de garantía que recae sobre
uno o más inmuebles individualizados que continúan en poder del constituyente y que otorga al
acreedor, ante el incumplimiento del deudor, las facultades de persecución y preferencia para
cobrar sobre su producido el crédito garantizado.
Se trata así de una garantía real que constituye el deudor sobre un inmueble propio para
asegurar al acreedor hipotecario el cumplimiento de su obligación. La garantía real en general
brinda al acreedor mayor seguridad que la garantía personal, ya que sabe de antemano que el
valor del bien cubre satisfactoriamente su crédito, y cuenta además con dos importantes
derechos: el de persecución o ius persqeuendi, para obtener el bien de manos del tercero que lo
hubiera adquirido; y el derecho de preferencia o ius praeferendi, que le asegura ser el primero de
los acreedores en cobrar cuando la cosa sea ejecutada y vendida en subasta pública. En efecto, el
derecho de persecución es el que la ley reconoce al acreedor para perseguir el inmueble
hipotecado cuando el deudor lo hubiera enajenado en todo o en parte, sin importar quién sea el
tercero poseedor que lo tenga en la actualidad. El derecho de preferencia es el que la ley acuerda
al acreedor hipotecario, para ser pagado con prioridad a los demás acreedores. En virtud de este
derecho, que surge del contrato mismo celebrado por las partes, si existen varias hipotecas sobre
un mismo inmueble, tendrá preferencia de cobro la hipoteca que primero haya sido inscripta.
Sin dudas la hipoteca es un derecho real de naturaleza peculiar desde que no brinda ni la
posesión ni el uso o goce de la cosa, y el poder o señorío sobre ella no se ejerce a través del
contacto con la cosa, sino mediante las facultades reconocidas en la ley al acreedor hipotecario
que le permiten someterla a su poder para cobrarse de ella, si el deudor no cumple con su
obligación. Además el deudor se encuentra limitado en su poder sobre el inmueble hipotecado,
pues no puede ejercer actos que impliquen disminuir su valor; y aunque puede vender o alquilar
la cosa, el acreedor puede ejecutarla sin considerar quién sea el actual propietario.
La hipoteca presenta los siguientes caracteres: A) ESENCIALES. Son aquellos sin los
cuales la hipoteca sería nula. Entre ellos se cuentan: a) Es un derecho real enumerado en el art.
1887; b) Accesoriedad: siempre es accesoria de un crédito, o sea de una obligación personal
contraída por el deudor, que puede ser puro y simple, a plazo, condicional o eventual, de dar,
hacer o no hacer, bastando que el mismo sea adecuadamente individualizado al establecerse la
garantía. No puede haber hipoteca sin un crédito al cual garantice. Si la obligación principal se
extingue, se extingue también la hipoteca pero no a la inversa; c) Convencionalidad: su fuente
siempre es un contrato. No hay otra hipoteca que la convencional constituida por el deudor de
una obligación; d) Especialidad: Solo puede constituirse hipoteca sobre cosas inmuebles,
especial y expresamente determinadas, con las especificaciones necesarias para su debida
individualización; e) Publicidad: debe ser inscripta en el Registro de Propiedad del Inmueble de
la jurisdicción donde se encuentra ubicado el mismo, a fin de que pueda ser opuesta a terceros.
La falta de inscripción no produce efectos respecto de terceros, pero sí entre las partes
contratantes, sus herederos y los que han intervenido en el acto (el escribano y los testigos), y
respecto de todos ellos la hipoteca constituida por escritura pública se considera registrada; f)
Solemnidad: la hipoteca solo puede ser constituida por escritura pública. Puede ser una misma la
escritura pública de la hipoteca y la del contrato al que acceda. B) NATURALES. Son aquellos
cuya ausencia no acarrea la nulidad de la hipoteca y las partes pueden dejarlos de lado. Se trata
de uno solo: la indivisibilidad. La hipoteca es indivisible; cada una de las cosas hipotecadas a
una deuda, y cada parte de ellas están obligadas al pago de toda la deuda y de cada parte de ella.
Sin embargo, y dado que la indivisibilidad no hace a la esencia de la hipoteca, las partes pueden
convenir sin inconveniente que tenga un carácter divisible, y así, por ejemplo, lotear el inmueble
y afectar cada lote con una parte proporcional de la hipoteca -si ésta recae sobre un solo
inmueble- o si son varios inmuebles hipotecados, que la hipoteca afecte proporcionalmente cada
uno de ellos. La divisibilidad también puede disponerla el juez fundadamente, a solicitud de
titular del bien, siempre que no se ocasione perjuicio al acreedor, o a petición de este último si
hace a su propio interés.
El carácter indivisible de la hipoteca trae como consecuencia: a) mientras haya una parte
impaga de la deuda la hipoteca subsiste sobre todo el inmueble, ya que la cancelación parcial de
la deuda no implica la extinción parcial de la hipoteca, y esta sigue afectada al pago de cada
parte de la deuda; b) la posibilidad de elección del acreedor, en caso de que la hipoteca
comprenda más de un inmueble. Así, el acreedor cuya hipoteca comprenda varios inmuebles
podrá a su elección perseguirlos a todos conjuntamente o sólo a uno o alguno de ellos, pudiendo
además, aunque los encuentre en el dominio de diferentes terceros poseedores, perseguirlos a
todos o hacer ejecutar uno solo de ellos, con prescindencia de a quién pertenezca o de la
existencia de otras garantías.
Debe tenerse presente que la indivisibilidad de la hipoteca no afecta la divisibilidad del
crédito (ya que la hipoteca es un accesorio del crédito y no a la inversa). Por ello, si ejecutada la
garantía la venta del inmueble no alcanzara para cubrir toda la deuda, como la garantía se
extinguió, y el crédito es divisible, cada codeudor solo responderá por su parte de la deuda.
Asimismo, si hay varios acreedores, cada uno puede demandar al deudor solo por su parte
en el crédito -y no por el todo- aunque para obtener el cobro de esa parte, puede ejecutar toda la
cosa hipotecada (Mariani de Vidal).
Determinación del objeto. El inmueble que grava la hipoteca debe estar determinado por su
ubicación, medidas perimetrales, superficie, colindancias, datos de registración, nomenclatura
catastral, y cuantas especificaciones sean necesarias para su debida individualización. La
hipoteca recae siempre sobre cosas inmuebles. Sin embargo los buques y aeronaves son
susceptibles de hipoteca, según regulación específica contenida, respectivamente, en el Régimen
de Navegación (Ley 20.094) y en el Código Aeronáutico (Ley 17.285).
Hipoteca de parte indivisa. Un condómino puede hipotecar la cosa por su parte indivisa. El
acreedor hipotecario puede ejecutar la parte indivisa sin esperar el resultado de la partición.
Mientras subsista esta hipoteca, la partición extrajudicial del condominio es inoponible al
acreedor hipotecario que no presta consentimiento expreso.
Duración de la inscripción. Los efectos del registro de la hipoteca se conservan por el término de
20 años, si antes no se renueva.
Constitución de la hipoteca.
A) Condiciones de fondo. 1.- Los legitimados para constituir la hipoteca deben ser titulares de
los derechos reales de dominio, condominio, propiedad horizontal, conjuntos inmobiliarios y
superficie (art. 2206). No es necesario que la hipoteca sea constituida por el que ha contraído la
obligación principal, ya que puede ser dada por un tercero sin obligarse personalmente. 2.-
Capacidad del constituyente. Para constituir hipoteca es necesario tener la mayoría de edad y la
capacidad de ejercicio (art. 23), con excepción de la persona menor de edad que ha obtenido
título habilitante para el ejercicio de una profesión pues tiene la administración y disposición de
los bienes que adquiere con el producto de su profesión (art. 30). Los representantes legales de
los menores, tutelados e incapaces pueden hipotecar sus bienes con autorización judicial (arts.
122, 130 y 692). 3.- Asentimiento conyugal. Es necesario el asentimiento del otro cónyuge para
enajenar o gravar bienes gananciales registrables (art. 470 inc. a). Si alguno de los cónyuges
negare sin justificación su asentimiento para otorgar el acto, o en caso de ausencia, incapacidad o
impedimento transitorio, el juez podrá autorizarlo (art. 458). Los bienes propios pueden ser
hipotecados sin tal asentimiento, salvo que se trate del inmueble que constituye la vivienda
familiar (art. 456). 4.- Especialidad de la hipoteca. La hipoteca debe recaer sobre un inmueble
cierto y determinado, que debe estar adecuadamente individualizado.
B) Condiciones de forma. 1.- La escritura pública. La hipoteca se constituye por escritura pública
excepto expresa disposición legal en contrario. Podrá ser una misma la escritura pública de la
hipoteca y la del contrato al que acceda. 2.- Aceptación de la hipoteca. La constitución de la
hipoteca debe ser aceptada por el acreedor. Cuando ha sido establecida por una escritura pública
en que el acreedor no participe, podrá ser aceptada ulteriormente, siempre que se otorgue con la
misma formalidad y previamente a la registración. 3.- Contenido del acto constitutivo de
hipoteca. La escritura hipotecaria debe contener, además de los requisitos comunes a toda
escritura (arts. 305 y sigts.), los siguientes: a) los datos completos del deudor y del acreedor; b)
la fecha y la naturaleza del contrato al que accede; c) el o los bienes inmuebles adecuadamente
individualizados. 4.- Inscripción de la hipoteca. En materia de inscripción registral rige la Ley
17.80111 aplicándose en forma supletoria las disposiciones del Código Civil y Comercial de la
Nación. La hipoteca constituida en los términos indicados debe ser registrada en el Registro
respectivo (arts. 1890, 1892, 1893 y art. 2 inc. a) Ley 17.801), adquiriendo así publicidad
suficiente para tornarla oponible a terceros. El registro de la hipoteca debe hacerse dentro del
plazo de 45 días corridos contados desde el momento del otorgamiento de la escritura. Hecho
dentro de ese término, se considerará registrada con efecto retroactivo a la fecha de su
instrumentación (art. 5 Ley 17801); si se hiciera vencido ese plazo, tendrán efecto desde el día de
su registro.
Extinción y cancelación de la hipoteca.
La extinción de la hipoteca implica que esta deja de existir con todos sus efectos. La
cancelación, en cambio, es el acto por el cual se deja sin efecto su inscripción en el Registro.
Extinción de la hipoteca. Se reconocen dos formas de extinción:
1.- Por vía de consecuencia. Atento su carácter accesorio, la hipoteca se acaba por la extinción
total de la obligación principal sucedida por alguno de los modos previstos para la extinción de
las obligaciones, rigiendo el principio de que lo accesorio sigua la suerte de lo principal.
2.- Por vía principal. Es el caso en que solo se extingue la hipoteca, quedando vigente la
obligación principal. Se produce en los siguientes casos: a) Renuncia del acreedor a su derecho
hipotecario, expresada en escritura pública y consintiendo la cancelación de la hipoteca,
debiendo anotarse en el Registro de la Propiedad (3193); b) Resolución del derecho de propiedad
(art. 1965), es decir, cuando el deudor adquirió el dominio del inmueble bajo condición
resolutoria (dominio revocable), lo hipotecó, y luego la condición se cumple, queda extinguido el
dominio con efecto retroactivo (ex tunc, art. 1967). Si se tratara de una revocación, cuyos efectos
se producen hacia el futuro (ex nunc), la hipoteca no se extingue; c) Destrucción de la cosa
hipotecada. Si ésta es reconstruida, la hipoteca vuelve a gravarlo. Si el edificio se destruye por
incendio, la hipoteca se extiende a la indemnización debida por el asegurador; d) Venta judicial.
La hipoteca se extingue, aunque no esté cancelada en el Registro, por efecto de la subasta
pública del bien gravado, si sus titulares fueron debidamente citados a la ejecución, sin perjuicio
del derecho y preferencias que les correspondan sobre el producido para la satisfacción de sus
créditos. (art. 2203); e) Expropiación. En este caso la preferencia del acreedor hipotecario se
traslada sobre la indemnización que recibe el titular del inmueble expropiado; f) Confusión. La
hipoteca se extingue naturalmente si las calidades de propietario y de acreedor hipotecario se
reúnen en una misma persona (art. 931).
Cancelación de la hipoteca. Mientras la extinción implica que la hipoteca desaparece tanto en
relación a las partes como a terceros, la cancelación solo afecta los efectos de la inscripción en el
Registro, es decir, los efectos que produce con relación a terceros, pero la hipoteca se mantiene
vigente entre las partes.
11
B.O. 10/07/68, con las modificaciones introducidas por la Ley 26.994.
La cancelación puede ser voluntaria o judicial (art. 2204). Es voluntaria, cuando se produce
por consentimiento de las partes, o al menos del acreedor, lo que debe constar en escritura
pública. Es judicial cuando la decide el juez ante el incumplimiento del acreedor, sea o no
imputable, mediante una resolución que debe ser inscripta. El Registro cancelará la hipoteca con
la presentación del instrumento público del convenio de las partes, del pago del crédito, o de la
sentencia judicial que ordene la cancelación.
La cancelación de la hipoteca, además, se produce de pleno derecho pasados 20 años desde
que fue registrada (art. 2210), y sin necesidad de solicitud alguna. Las medidas que dispongan
embargos, inhibiciones y demás providencias cautelares, caducan a los 5 años (art. 37 Ley
17.801).
13.- ANTICRESIS (arts. 2212/2218). Es el derecho real de garantía que recae sobre cosas
registrables individualizadas, cuya posesión se entrega al acreedor o a un tercero designado por
las partes, a quien se autoriza a percibir los frutos para imputarlos a una deuda.
El Código innova respecto de la regulación anterior que solo contemplaba a los bienes
inmuebles como objeto de la anticresis, ampliando su campo de acción a una garantía con
desplazamiento respecto de cosas muebles registrables que produzcan frutos. Por ahora cuesta
imaginar su aplicación en los casos de automotores, que son las cosas muebles registrables más
numerosas, pero es prematuro opinar sobre el tema. Asimismo la anticresis puede ser constituida
tanto por el propio deudor, como por un tercero en un inmueble de su propiedad, en garantía de
la deuda de otro.
La categoría de “cosas registrables” está contemplada en el art. 1890: “Los derechos reales
recaen sobre cosas registrables cuando la ley requiere la inscripción de los títulos en el respectivo
registro a los efectos que correspondan”. Debe también recordarse que conforme al art. 1815
“Cuando en este Código se hace mención a bienes o cosas muebles registrables, no se
comprenden los títulos valores”.
Así como ocurre con la prenda, la anticresis designa no solo al derecho real propiamente
dicho, sino también al contrato que le da origen, y al objeto mismo que el deudor entrega al
acreedor. Se trata de un contrato real, pues la perfección depende de la entrega de la cosa
registrable individualizada y registrable al acreedor o al tercero designado por las partes. Es
oneroso, dado que el deudor entrega la cosa para obtener el préstamo que se le efectúa y el
acreedor pretende una garantía real, y es accesorio por sus rasgos, finalidad y disposición.
Legitimación. Pueden constituir anticresis los titulares de los derechos reales de dominio,
condominio, propiedad horizontal, superficie y usufructo (art. 2213).
La anticresis presenta los siguientes caracteres: a) Convencionalidad: reconoce como
fuente un contrato. b) Accesoriedad: la anticresis accede a un contrato principal cuya extinción
acarrea la extinción de la anticresis. c) Especialidad: se debe individualizar la cosa registrable
dada en anticresis. d) Indivisibilidad: la cosa dada en anticresis respecto de una deuda, y cada
parte de ella están afectadas al pago de toda la deuda y de cada parte de ella. Sin embargo, y
dado que la indivisibilidad no hace a la esencia de los derechos reales de garantía, y al igual que
la hipoteca, las partes pueden convenir sin inconveniente que tenga un carácter divisible (art.
2191). f) Publicidad: a los fines de su oponibilidad frente a terceros, que se cumple mediante la
inscripción de la anticresis en el Registro de la Propiedad que corresponda (inmueble o
automotor); g) Formalidad: tratándose de la transmisión de la posesión de bienes inmuebles, los
arts. 2 y 3 de la ley 17.801 disponen que “los documentos relativos a la constitución,
transmisión, declaración, modificación o extinción de derechos reales deben redactarse por
escritura notarial o resolución judicial o administrativa”. Vale decir que el contrato no producirá
ningún efecto respecto de terceros si no está inscripto, para lo cual es indispensable la escritura
pública. En el caso de automotores u otras cosas registrables, será necesaria la inscripción en el
respectivo registro público.
Plazo máximo. El tiempo de la anticresis no puede exceder de 10 años para cosas inmuebles y de
5 años para cosas muebles registrables. Si el constituyente es el titular de un derecho real de
duración menor, la anticresis se acaba con su titularidad (art. 2214).
Extinción. Fuera de los casos de extinción de la generalidad de los derechos reales, y al igual que
en la hipoteca y la prenda, la anticresis se extingue por dos vías: 1.- Por vía de consecuencia. La
anticresis se extingue por la extinción de la obligación principal a que acceda. Siendo la
anticresis indivisible, el pago o extinción parcial de la deuda no extingue parcialmente la
anticresis. También queda extinguida la anticresis si se declarase la nulidad de la obligación
principal. Si la anticresis fue constituida por un usufructuario, se extingue al concluir el
usufructo. 2.- Por vía principal. Son los casos de confusión, cuando el acreedor adquiere en
propiedad el inmueble dado en anticresis; o de renuncia del acreedor, sea en forma expresa o
tácita, o por la restitución del inmueble; o en el caso de la venta judicial; o por sentencia judicial
que condene al acreedor a restituir el inmueble por haber abusado de sus facultades; o bien por
acuerdo de partes (referido al derecho real, no a la obligación principal).
14.- PRENDA (arts. 2219/2237). La prenda es el derecho real de garantía sobre una cosa mueble
o un crédito, que el deudor constituye a favor del acreedor, o entrega este o a un tercero
designado por ambos, en seguridad del pago de una deuda. El concepto de prenda variará según
que haya sido constituida sin registro o con registro.
Prenda sin registro. La prenda es el derecho real de garantía sobre cosas muebles no registrables
o créditos instrumentados. Se constituye por el dueño o la totalidad de los copropietarios, por
contrato formalizado en instrumento público o privado, y tradición al acreedor prendario o a un
tercero designado por las partes. Esta prenda se rige por las disposiciones contenidas en el
presente Capítulo (art. 2219).
Prenda con registro. Asimismo, puede constituirse prenda con registro para asegurar el pago de
una suma de dinero, o el cumplimiento de cualquier clase de obligaciones a las que los
contrayentes le atribuyen, a los efectos de la garantía prendaria, un valor consistente en una suma
de dinero, sobre bienes que deben quedar en poder del deudor o del tercero que los haya
prendado en seguridad de una deuda ajena. Esta prenda se rige por la legislación especial,
organizada por organizado por la Ley 12.962 (B.O. 27/06/47), con texto ordenado por Decreto
897/95 (B.O. 18/12/95).
Esto significa que el Código regula la prenda “sin registro” o “con desplazamiento”, sea de
créditos o de cosas muebles no registrables, y sólo hace una referencia a la prenda más utilizada,
que es la prenda “con registro” o “sin desplazamiento”, remitiendo a la legislación especial antes
citada. Esto se debe a las dificultades que ocasiona el desplazamiento de la cosa, privando al
deudor de su utilización y aprovechamiento económico, lo que ha repercutido en una
disminución del empleo de esta modalidad, que ha quedado reducida a pequeñas pignoraciones.
Legitimación. Están legitimados para constituir cosas en prenda el titular de dominio o la
totalidad de los condóminos.
El contrato de prenda. El vocablo prenda designa no solo al derecho real propiamente dicho; sino
también al contrato que le da origen, y al objeto mismo que el deudor entrega al acreedor.
El acuerdo de voluntades para constituir la prenda puede ser simultáneo o posterior al
nacimiento de la obligación cuyo cumplimiento se quiere garantizar. Así, si un préstamo de
dinero (contrato de mutuo) se garantiza con la entrega de una joya, la obligación principal es el
préstamo, y la accesoria el convenio por el cual se entrega en prenda la joya. Este último contrato
es el contrato de prenda. Lo normal es que el contrato de préstamo y la garantía prendaria se
acuerden en un mismo acto; pero nada impide que una obligación anterior sea posteriormente
garantizada con la prenda. Nada se opone tampoco a que el objeto, en lugar de pasar a manos del
acreedor, quede en poder de un tercero que haya recibido de las partes el encargo de guardarlo.
La prenda también puede ser constituida por un tercero para garantizar una deuda contraída
por otro.
El contrato de prenda tiene los siguientes caracteres: a) Es un contrato real, ya que solo se
perfecciona con la entrega de la cosa. No obstante, el simple acuerdo aun sin entrega de la cosa,
vale como promesa de contrato que permite al acreedor exigir su entrega; b) Entre las partes no
tiene carácter formal; pudiendo ser efectuado por escrito o en forma verbal, y puede probarse por
cualquier medio de prueba. Pero para que surta efectos respecto de terceros, debe constar en
instrumento público o privado de fecha cierta; c) Es accesorio respecto de la obligación que se ha
garantizado con la constitución de la prenda. De ahí que la extinción de la obligación principal
acarrea la extinción de la prenda, y la ineficacia de aquella (sea por nulidad, resolución,
revocación, etc.), impone al acreedor el deber de restituir la cosa dada en prenda.
Caracteres. La prenda, al igual que la hipoteca, posee los siguientes caracteres: a)
Convencionalidad: reconoce como fuente un contrato. b) Accesoriedad: la prenda accede a un
contrato principal cuya extinción acarrea la extinción de la prenda. c) Especialidad: se debe
detallar el importe del crédito y la cosa dada en prenda. d) Indivisibilidad: La prenda es
indivisible, aunque la deuda sea divisible. No obstante, y dado que la indivisibilidad no hace a la
esencia de la prenda, las partes pueden convenir que tenga un carácter divisible.
Del mismo modo que sucede en la hipoteca, en la prenda también hay rangos o grados, que
se establecen según la fecha en que cada prenda fue constituida respecto de la misma cosa
prendada. Esto significa que el acreedor de primer grado tiene un derecho de preferencia (ius
praeferendi) para cobrar con prioridad sobre el producido de la cosa. La prenda se caracteriza
también por conceder al acreedor el derecho de retención de la cosa prendada, hasta no ser
íntegramente desinteresado de la deuda.
La publicidad de la prenda se cumple a través de la tradición, es decir, la entrega efectiva
de la cosa (su desplazamiento de manos del deudor al acreedor). La posesión de la cosa dada en
prenda es fundamental, ya que “los derechos provenientes de la prenda sólo subsisten mientras el
bien afectado se encuentra en poder del acreedor o del tercero designado”. Asimismo “se reputa
que el acreedor o el tercero continúan en posesión de la prenda cuando media pérdida o
sustracción de ella o hubiera sido entregada a otro con obligación de devolverla. Si el acreedor
pierde la posesión de la cosa, puede recuperarla de quien la tiene en su poder, sin exceptuar al
propio constituyente de la prenda” (art. 2221). De todo ello se desprende que el acreedor
prendario es un poseedor legítimo (Mariani de Vidal).
Oponibilidad. La prenda no es oponible a terceros si no consta por instrumento público o privado
de fecha cierta, cualquiera sea la cuantía del crédito. El instrumento debe mencionar el importe
del crédito y contener la designación detallada de los objetos empeñados, su calidad, peso,
medida, descripción de los documentos y títulos, y demás datos que sirven para individualizarlos
(art. 2222). Los datos que debe contener el contrato hacen a la especialidad, tanto en cuanto al
crédito como al objeto.
Prendas sucesivas. Puede constituirse una nueva prenda sobre el bien empeñado, a favor de otro
acreedor, si el acreedor en cuyo poder se encuentra consiente en poseerlo para ambos o si es
entregada en custodia a un tercero en interés común. La prioridad entre los acreedores queda
establecida por la fecha de su constitución. No obstante, las partes pueden, mediante declaración
de su voluntad formulada con precisión y claridad, sustraerse a los efectos de esta regla y
establecer otro orden de prelación para sus derechos, a fin de compartir la prioridad o autorizar
que ésta sea compartida (art. 2223).
PRENDA DE COSAS.
Prenda de cosa ajena recibida de buena fe como propia del deudor. Solo puede constituir prenda
el que es dueño de la cosa o titular del crédito. Sin embargo, si el acreedor que de buena fe ha
recibido del deudor un objeto del cual éste no era propietario, la restituye al dueño que la
reclama, puede exigir al deudor la entrega en prenda de otra de igual valor. Si el deudor no lo
hace, el acreedor puede pedir el cumplimiento de la obligación principal aunque tenga plazo
pendiente; si el crédito está sujeto a condición se aplica el artículo 2197 (art. 2224).
Frutos. Si el bien prendado genera frutos o intereses el acreedor debe percibirlos e imputarlos al
pago de la deuda, primero a gastos e intereses y luego al capital. Es válido el pacto en contrario.
Venta del bien empeñado. Si hay motivo para temer la destrucción de la prenda o una notable
pérdida de su valor, tanto el acreedor como el constituyente pueden pedir la venta del bien.
Asimismo, el constituyente puede recabar la devolución de la prenda sustituyéndola por otra
garantía real equivalente y, si se presenta ocasión favorable para su venta, requerir la
autorización judicial para proceder, previa audiencia del acreedor. La cosa empeñada puede
también venderse a petición de otros acreedores. En tal caso, como en los anteriores, el privilegio
del acreedor prendario se ejerce sobre el precio obtenido.
Ejecución. El acreedor puede vender la cosa prendada en subasta pública, debidamente
anunciada con 10 días de anticipación en el diario de publicaciones legales de la jurisdicción que
corresponde al lugar en que, según el contrato, la cosa deba encontrarse. Si la prenda consiste en
títulos u otros bienes negociables en bolsas o mercados públicos, la venta puede hacerse en la
forma habitual en tales mercados, al precio de cotización.
Las partes pueden convenir simultáneamente con la constitución que: a) el acreedor se
puede adjudicar la cosa por la estimación del valor que de ella se haga al tiempo del vencimiento
de la deuda, según lo establezca el experto que las partes designen o bien por el que resulte del
procedimiento de elección establecido; en su defecto, el experto debe ser designado por el juez a
simple petición del acreedor; b) la venta se puede realizar por un procedimiento especial que
ellas determinan, el que puede consistir en la designación de una persona para efectuarla o la
venta por el acreedor o por un tercero a precios que surgen de un determinado ámbito de
negociación o según informes de los valores corrientes de mercados al tiempo de la enajenación
que indican una o más cámaras empresariales especializadas o publicaciones designadas en el
contrato.
A falta de estipulación en contrario, estas alternativas son optativas para el acreedor, junto
con las indicadas en los párrafos primero y segundo de este artículo, según el caso. El acreedor
puede adquirir la cosa por la compra que haga en la subasta o en la venta privada o por su
adjudicación (art. 2229).
Rendición de cuentas. Efectuada la venta, el acreedor debe rendir cuentas, que pueden ser
impugnadas judicialmente, pero ello no afecta la validez de la enajenación.
Documentos con derecho incorporado. La prenda de títulos valores se rige, en lo pertinente, por
las reglas de la prenda de cosas.
PRENDA DE CRÉDITOS.
Créditos instrumentados. La prenda de créditos es la que se constituye sobre cualquier crédito
instrumentado que puede ser cedido. La prenda se constituye aunque el derecho no se encuentre
incorporado a dicho instrumento y aunque éste no sea necesario para el ejercicio de los derechos
vinculados con el crédito prendado. Se aplican supletoriamente las reglas sobre prenda de cosas.
Constitución. La prenda de créditos se constituye cuando se notifica la existencia del contrato al
deudor del crédito prendado (art. 2233).
Conservación y cobranza. El acreedor prendario debe conservar y cobrar, incluso judicialmente,
el crédito prendado. Se aplican las reglas del mandato. Si la prestación percibida por el acreedor
prendario consiste en dinero, debe aplicar lo recibido hasta cubrir íntegramente su derecho contra
el deudor y en los límites de la prenda. Si la prestación percibida no es dineraria el acreedor debe
proceder a la venta de la cosa, aplicándose el artículo 2229.
Opción o declaración del constituyente. Cuando la exigibilidad del crédito pignorado depende de
una opción o declaración del constituyente, el acreedor prendario puede hacer la respectiva
manifestación, por su sola cuenta si su propio crédito es exigible, y de común acuerdo con aquél
en caso contrario. Si la opción o la declaración corresponden al deudor del crédito dado en
garantía, sólo producen efecto si se comunican al propio acreedor y al prendario. Son válidos los
pactos en contrario que celebran el acreedor prendario y el constituyente de la prenda (art. 2235).
Participación en contrato con prestaciones recíprocas. Si el crédito prendado se origina en un
contrato con prestaciones recíprocas, en caso de incumplimiento del obligado prendario el
acreedor puede enajenar forzadamente la participación de aquél en dicho contrato, sujeto a las
limitaciones contractuales aplicables. Si la cesión de la participación del constituyente está sujeta
al asentimiento de la otra parte de tal contrato, y éste es negado injustificadamente, debe ser
suplido por el juez. Por participación se entiende el conjunto de derechos y obligaciones
derivados del contrato (art. 2236).
Extinción. Extinguida la prenda por cualquier causa sin haberse extinguido el crédito dado en
prenda, el acreedor debe restituir el instrumento probatorio del crédito prendado y notificar la
extinción de la prenda al deudor del crédito prendado (art. 2237).
EXTINCIÓN DE LA PRENDA.
Al igual que en la hipoteca y la anticresis, la prenda se extingue por dos vías: 1.- Por vía de
consecuencia. La prenda se extingue por la extinción de la obligación principal a que acceda. Se
discute en doctrina si la prescripción de la obligación principal implica también la extinción de la
prenda. Para la posición mayoritaria (Salvat, Borda) las obligaciones garantizadas por prenda no
prescriben porque mientras la cosa está en poder del acreedor es un reconocimiento permanente
de la obligación que el deudor tiene, y es sabido que el reconocimiento de las obligaciones tiene
por efecto natural la interrupción de la prescripción. Para otra postura (Mariani de Vidal), la
prescripción de la obligación principal debe extinguir la garantía, “ya que lo contrario llevaría a
convertir en imprescriptible un crédito garantizado con prenda”, lo que resulta contrario a las
disposiciones de orden público sobre los plazos de prescripción previstas en el Código. 2.- Por
vía principal. Son los casos de destrucción o desaparición de la cosa; o cuando esta es puesta
fuera del comercio; o en los casos de confusión, cuando la propiedad de la cosa empeñada pasa
al acreedor; o de renuncia expresa por parte del acreedor o por renuncia tácita de éste; o en el
caso de la venta judicial, donde los derechos del acreedor pasan a ejercerse sobre el precio de
venta.
PRENDA SIN DESPLAZAMIENTO.
La prenda sin desplazamiento difiere de la tradicional que hemos visto en que la cosa no
pasa a manos del acreedor, sino que permanece en poder del deudor.
Las cosas muebles han ido adquiriendo un valor muy importante, al punto que muchos
muebles, particularmente las máquinas, son productores de bienes, de modo que existe gran
interés de parte del deudor de mantenerlas en su poder sobre todo para afrontar el pago de la
deuda contraída con el acreedor prendario, en cuyo poder la cosa sería inútil o menos productiva,
lo cual también hace surgir su propio interés en que el deudor la conserve. Esto ha motivado la
organización de Registros en donde se inscribe el dominio de las cosas muebles más valiosas,
dando paso a la prenda sin desplazamiento. Actualmente el mecanismo de la prenda clásica, o
sea con entrega de la cosa, prácticamente ha caído en desuso, y solo adquieren importancia las
prendas constituidas en favor del Banco de la Ciudad de Buenos Aires (u otras instituciones
similares) que mantuvo el crédito social de empeño como su actividad central desde su creación
en 1877 hasta el año 1968 en que, sin abandonar aquella, comenzó a incorporar otras actividades
comerciales y de servicios.
PRENDA CON REGISTRO.
En consecuencia al día de hoy las prendas sin desplazamiento acaparan la mayoría de las
transacciones de mayor valor económico. De allí surge la importancia del régimen de la Prenda
con Registro, organizado por Ley 12.962 (B.O. 27/06/47), con texto ordenado por Decreto
897/95 (B.O. 18/12/95).
Según esta norma, las prendas con registro pueden constituirse a favor de cualquier
persona física o jurídica, tenga o no domicilio en el país, para asegurar el pago de una suma de
dinero o el cumplimiento de cualquier clase de obligaciones, a las que las partes les fijan un
valor consistente en una suma de dinero, a los efectos de la garantía prendaria.
Los bienes sobre los cuales recaiga la prenda con registro quedarán en poder del deudor o
del tercero que los haya prendado en seguridad de una deuda ajena.
Los bienes afectados a la prenda garantizan al acreedor, con privilegio especial sobre ellos,
el importe de la obligación asegurada, intereses y gastos en los términos del contrato y de las
disposiciones de la ley. El privilegio de la prenda se extiende, salvo convención en contrario, a
todos los frutos, productos, rentas e importe de la indemnización concedida o debida en caso de
siniestro, pérdida o deterioro de los bienes prendados. El privilegio del acreedor prendario se
conserva hasta la extinción de la obligación principal, pero no más allá de cinco (5) años
contados desde que la prenda se ha inscripto, a cuya finalización la prenda caduca. Podrá, sin
embargo, reinscribirse por igual término la prenda o el contrato no cancelado, a solicitud de su
legítimo tenedor antes de caducar la inscripción. Si durante la vigencia de esta se promoviera
ejecución judicial, el actor tiene derecho a que el juez ordene la reinscripción por el indicado
término, todas las veces que fuera necesario.
El contrato de prenda con registro produce efectos entre las partes desde su celebración y
con respecto a terceros, desde su inscripción en la forma establecida en la norma.
Durante la vigencia de un contrato prendario, el dueño de los bienes no puede constituir,
bajo pena de nulidad, otra prenda sobre éstos, salvo que los que autorice por escrito el acreedor,
pero puede industrializarlos o continuar con ellos el proceso de su utilización económica, y los
nuevos productos quedan sujetos a la misma prenda. Tampoco puede enajenar los bienes
prendados, a menos que el adquirente se haga cargo de la deuda garantizada, continuando en
vigor la prenda bajo las mismas condiciones en que se constituyó. La transferencia se anotará en
el Registro y se notificará al acreedor mediante telegrama colacionado.
Los contratos de prenda pueden formalizarse por instrumento público o privado; en este
último caso se utilizarán los formularios respectivos que gratuitamente proveen las Oficinas del
Registro de Prenda. La inscripción de los contratos prendarios se hará en el Registro de Prenda el
que funcionará en las oficinas nacionales, provinciales o municipales en la órbita de la Dirección
Nacional del registro de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios.
Para que produzca efecto contra terceros desde el momento de celebrarse el contrato, la
inscripción debe solicitarse dentro de las 24 horas. Pasado ese término, producirá ese efecto
desde que el contrato se presente al Registro. Dentro de las 24 horas de serle presentado el
contrato, el encargado del Registro hará la inscripción y la comunicará en otro término igual y
por carta certificada, a los acreedores privilegiados que surjan del contrato inscripto, sea la
prenda fija o flotante.
El contrato prendario inscripto es transmisible por endoso y el endoso también debe ser
suscripto en el Registro para producir efectos contra terceros. Los endosos se regirán por el
régimen establecido en el Código de Comercio.
El certificado de prenda da acción ejecutiva para cobrar el crédito, intereses, gastos y
costas. La acción ejecutiva y la venta de los bienes se tramitarán por procedimiento sumarísimo,
verbal y actuado. No se requiere protesto previo ni reconocimiento de la firma del certificado ni
de las convenciones anexas. Están obligados solidariamente al pago, el deudor prendario y los
endosantes del certificado. La acción prendaria compete al juez del lugar convenido para pagar el
crédito, o del lugar en que según el contrato se encontraban o se encuentran situados los bienes, o
del lugar del domicilio del deudor, a opción del ejecutante.
La subasta de los bienes se anunciará con diez (10) días de anticipación mediante edicto
que se publicará tres veces. Cuando en el contrato no se haya convenido que el acreedor tiene la
facultad de proponer la persona que realizará la subasta, el juez designará para esto un rematador.
La base de la venta será el importe del crédito garantizado con la prenda.
En nula toda convención establecida en el contrato prendario que permita al acreedor
apropiarse de la cosa prendada fuera del remate judicial o que importe la renuncia del deudor a
los trámites de la ejecución en caso de falta de pago, salvo que el acreedor fuera el Estado, sus
reparticiones autárquicas, un banco, una entidad financiera autorizada por el BCRA o una
institución bancaria o financiera de carácter internacional. En esos casos, el acreedor procederá a
la venta de los objetos prendados a través de la venta extrajudicial 12, sin perjuicio de que el
deudor pueda ejercitar, en juicio ordinario, los derechos que tenga que reclamar el acreedor.
En la misma ejecución prendaria se harán los trámites tendientes a cobrar el saldo de la
obligación no satisfecho con el precio de la cosa prendada.
En caso de venta de cosa prendada como libre, aunque fuera a título oneroso, tendrá el
acreedor prendario derecho a ejercer la acción persecutoria contra el actual poseedor, sin
perjuicio de las acciones penales contra el enajenante, en los términos de los arts. 172 y 173 del
Código Penal
El Estado responde por los daños emergentes de irregularidades o errores que se cometan
por sus funcionarios en cuanto a inscripciones y certificados o informes expedidos por el
Registro de Prenda.
Prenda Fija.
Pueden prendarse todos los bienes muebles o semovientes y los frutos o productos aunque
estén pendientes o se encuentren en pie. Las cosas inmuebles por su destino, incorporadas a una
finca hipotecada, solo pueden prendarse con la conformidad del acreedor hipotecario.
12
El art. 39 del Decreto 897/95 prescribe: “el acreedor procederá a la venta de los objetos prendados en la forma
prevista por el artículo 585 del Código de Comercio”, norma hoy derogada por la Ley 26.994. El artículo
mencionado que refería la venta extrajudicial de la cosa.
En el contrato son esenciales las siguientes especificaciones que deberán constar en la
respectiva inscripción: datos completos del acreedor y del deudor; cuantía del crédito y tasa de
interés, tiempo, lugar y manera de pagarlos; particularidades tendientes a individualizar los
bienes prendados; especificación de los privilegios a que estén sujetos los bienes en el momento
de celebrarse el contrato de prenda, y especificación de los seguros que existan.
Para que produzca efecto, la inscripción del contrato deberá hacerse en los registros
correspondientes a la ubicación de los bienes prendados.
El dueño de los bienes prendados no puede sacarlos del lugar en que estaban cuando
constituyó la garantía, sin que el encargado del Registro respectivo deje constancia del
desplazamiento en el Libro de Registro y certificado de prenda, y se lo notifique al acreedor o al
endosante, si lo hubiere. Esta cláusula será insertada en el contrato y su violación faculta al
acreedor para gestionar el secuestro de los bienes y las demás medidas conservatorias de sus
derechos.
Los automotores quedan comprendidos en esta prohibición solo cuando se trate de su
desplazamiento definitivo. Los frutos y productos agropecuarios pueden ser vendidos en la época
adecuada antes de entregarlos al comprador, y el enajenante deberá pagar una parte de la deuda
que sea proporcional a la reducción de la garantía determinada por la venta. Estas operaciones
serán anotadas al margen de la inscripción y el certificado de prenda, independientemente del
recibo que otorgue el acreedor prendario por el pago parcial.
El dueño de las cosas prendadas puede usarlas conforme a su destino y está obligado a
velar por su conservación. El acreedor está facultado para inspeccionarlas; en el contrato puede
convenirse que el dueño lo informe periódicamente sobre el estado de ellas. El uso indebido de
las cosas o la negativa a que las inspecciones el acreedor, dará derecho a este a pedir el secuestro
de ellas.
Las cosas prendadas pueden depositarse, donde acuerden el acreedor y el deudor; el
depósito se hará constar en el contrato y en la inscripción.
Prenda Flotante.
Puede constituirse prenda flotante sobre mercaderías y materias primas en general,
pertenecientes a un establecimiento comercial o industrial, para asegurar el pago de obligaciones.
Este tipo de prenda afecta las cosas originariamente prendadas y las que resulten de su
transformación, tanto como las que se adquieran para reemplazarlas; y no restringe la
disponibilidad de todas ellas, a los efectos de la garantía.
En el contrato son esenciales las siguientes especificaciones que deberán constar en la
respectiva inscripción: datos completos del acreedor y del deudor; cuantía del crédito y tasa de
interés, tiempo, lugar y manera de pagarlo; particularidades tendientes a individualizar los bienes
prendados, especificando si son o no fungibles, determinando en el primer caso su especie,
calidad, graduación y variedad; especificación de los privilegios a que están sujetos los bienes en
el momento de celebrarse el contrato de prenda, y especificación de los seguros que existan.
Para que produzca efecto, la inscripción del contrato deberá hacerse en los registros
correspondientes al domicilio del deudor.