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ISSN: 0514-7336

DOI: https://doi.org/10.14201/zephyrus20167887110

REGISTRO PARA LA CUANTIFICACIÓN DE CERÁMICA


ARQUEOLÓGICA: ESTADO DE LA CUESTIÓN
Y UNA NUEVA PROPUESTA. PROTOCOLO
DE SEVILLA (prcs/14)

Record for the quantification of archaeological pottery: state of art


and a new proposal. Seville Protocol (prcs/14)

Andrés María Adroher Auroux*, César Carreras Monfort**, Rui de Almeida***, Adolfo Fernández
Fernández****, Jaime Molina Vidal***** y Catarina Viegas******

* Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Campus Universitario de Cartuja. 18071
Granada. Correo-e: aadroher@ugr.es
** Dpto. de Ciencias de la Antigüedad. Edificio b. Facultad de Filosofía y Letras-uab. 08193 Bellaterra (Barcelona).
Correo-e: cesar.carreras@uab.cat
*** Investigador asociado a uniarq-Centro de Arqueologia da Univ. de Lisboa. C/ Dorada, 17 bajo. 21100 Punta
Umbría (Huelva)
**** Talentia postdoc Research Contract. Program, Marie Skłodowska-Curie actions. Edificio Olga Gallego,
despacho 28. Campus de As Lagoas. 32004 Orense. Correo-e: adolfo@uvigo.es
***** Dpto. de Prehistoria, Arqueología, H.ª Antigua y Filologías Griega y Latina. Facultad de Filosofía y
Letras. Campus de San Vicente del Raspeig, s/n. 03690 San Vicente del Raspeig (Alicante). Correo-e: jaime.
molina@ua.es
****** uniarq-Centro de Arqueologia da Univ. de Lisboa. Facultad de Letras. Univ. de Lisboa. Alameda da
Universidade. 1600-214 Lisboa (Portugal). Correo-e: c.viegas@letras.ulisboa.pt

Recepción: 16/05/2016; Revisión: 16/07/2016; Aceptación: 19/09/2016

Resumen: Presentamos una propuesta de cuantificación en ceramología protohistórica y clásica así como
de representación de los resultados de dichas analíticas. Nuestro principal objetivo consiste en homogeneizar
modelos de diagnóstico, análisis y publicación de los datos obtenidos de estudios de materiales cerámicos in-
dependientemente de su naturaleza, puesto que puede ser útil tanto de conjuntos estratigráficos como de series
específicas. Consideramos que, de esta forma, se mejorará la interconexión no sólo de datos de unas zonas con
otras, sino también de unos yacimientos con otros; además, resultará posible obtener resultados territorialmente
más sólidos y contrastables que los que podemos obtener hasta este momento. Finalmente, a través del uso de
ciertas convenciones en el análisis de la cerámica, podremos construir un aparato interpretativo de alto rango,
que incorpore aspectos de carácter comercial, social, cultural e incluso simbólico.
Palabras clave: procedimiento; cálculo; vajilla; Península Ibérica; Protohistoria; romano.

Abstract: We introduce here a new quantification proposal in protohistoric and classical pottery studies.
The proposal also includes the way of representation of such analytics with the aim of making homogeneous

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diagnostic, analysis and publication models of any kind of ceramic material disregarding their nature. There-
fore, it can be useful for either stratigraphy assemblages or particular series. This standard attempts to improve
data interconnection between different areas, between different sites, so more solid and comparable values will
be obtained at territorial level. At least, much better than the ones employed nowadays. Finally, using certain
conventions in the pottery analysis will help us to build a high rank interpretative system, which may include
aspects of commercial, social, cultural and, even, symbolic character.
Key words: procedure; calculation; ware; Iberian Peninsula; Protohistory; Roman.

1. Introducción de Madrid, y consensuó un documento denomina-


do Protocolo de Registro para la Cuantificación de
La cuantificación de cerámicas arqueológicas Sevilla 2014 (prcs/14), que aquí presentamos.
aún no ha impregnado los estudios técnicos y meto- El principal objetivo consiste en llamar la aten-
dológicos entre investigadores de la Península Ibéri- ción sobre la necesidad de establecer estándares
ca, siendo aún muy escasos los ejemplos de trabajos de valoración, clasificación, cuantificación y re-
publicados sobre cerámicas que incluyan algún tipo presentación gráfica de resultados para los casos
de análisis estadístico de estas características. A ello de materiales cerámicos extraídos de contextos ar-
añadimos la gran variedad y multiplicidad de for- queológicos, con la función de permitir una mayor
mas de registro y técnicas de conteo, así como la comunicabilidad entre resultados de zonas distintas
diversidad de sus correspondientes aplicaciones y y, de esta forma, poder establecer conclusiones que
representaciones gráficas, lo cual ha impedido que superen las particularidades de un contexto o de un
puedan desarrollarse comparaciones entre conjun- yacimiento, hasta alcanzar comportamientos en la
tos y excavaciones, por lo que, conforme transcu- cerámica en amplios territorios que nos permitan
rre el tiempo y se desarrollan más y más métodos un mayor acercamiento a problemas relacionados
de análisis e interpretación en la disciplina, se hace con el comercio, las transformaciones culturales,
por momentos más evidente la necesidad de crear comportamientos simbólicos e incluso evoluciones
algún tipo de estándar, procedimiento o protoco- tecnológicas en la relación entre diversos grupos
lo que permita una mayor comunicabilidad en la culturales, lo cual solamente puede hacerse si se es-
comparativa de resultados de un lugar a otro. Y más tablecen protocolos comunes de análisis que permi-
aún en el ámbito de la ceramología, al ser los ele- tan esta mapificación macroterritorial.
mentos vasculares en arcilla los más frecuentes entre
las evidencias arqueológicas desde su invención en
el Neolítico. 2. La cuantificación: de las primeras
En 2014, dentro del proyecto Amphorae ex His- experiencias a las grandes escuelas
pania (dgycit-har2011-28244) se propusieron
unas sesiones comunitarias en Sevilla con el títu- Los intentos por establecer un único método de
lo Cuantificación de ánforas: protocolos y compara- cuantificación han sido habituales al mismo ritmo
tivas, de las que surgió una mesa de trabajo cuyo que se desarrollaban los estudios en ceramología ar-
objetivo era desarrollar una propuesta de registro y queológica y, especialmente, en la segunda mitad
análisis básico de materiales cerámicos en arqueolo- del s. xx. Sin embargo, la experiencia ha sido infruc-
gía protohistórica y clásica. La finalidad prioritaria tuosa debido a que se han desarrollado diferentes
consistía en superar las dificultades y lagunas que se métodos, algunos de ellos compatibles y casi todos
detectaban en la investigación desarrollada, princi- adecuados, cuya aplicabilidad varía en función de
palmente, desde la Península Ibérica. Esta mesa se distintas variables –contexto, tipo de material, cro-
volvió a reunir el 17 de abril de 2015, aprovechando nología, área excavada, entre otros–, por lo que, fre-
la hospitalidad del Instituto Arqueológico Alemán cuentemente, resulta necesario combinarlos (Orton

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et al., 1993: 172; Arcelin y Tuffreau-Libre, 1998; que nos ayudaran a gestionar tal cantidad de
Verdan, 2011). información, para generar datos que permitieran
Comúnmente, para los vasos de menor tama- interpretar una gran cantidad de analíticas y de
ño, agrupados en las categorías de cerámicas finas o esa forma establecer normas de comportamiento
comunes, la cuantificación se centra en fragmentos que permitan interpretar esos datos arqueológicos
diagnósticos de bordes y bases por tener una me- en clave histórica, cual es el verdadero objetivo de
jor representatividad. Por el contrario, los grandes nuestra disciplina.
contenedores, especialmente los de carácter anfóri- Un origen reciente de la cuantificación cerámica
co, presentan una proporción de fragmentos diag- ha de rastrearse en las excavaciones desarrolladas en
nósticos menor, que decrece hasta un 10% de su Cartago por la University of Michigan en la década
superficie total, por lo que se suelen emplear otros de 1970, dirigidas por J. H. Humphrey. El méto-
métodos que consideren fragmentos informes no do, establecido entre J. W. Hayes y J. A. Riley aun-
diagnósticos. Esta es la razón principal por la que es que normalizado y publicado por este último autor
necesario y compatible el uso de distintas técnicas (1976: 125-131), incluía desde el registro en campo
de cuantificación. Hagamos, pues, una breve recapi- hasta la publicación de las tablas de resultados. Se
tulación sobre las numerosas y diversas experiencias primaba la contabilización e identificación de to-
que se han desarrollado en los estudios de cerámicas dos los fragmentos –bordes, bases, asas e informes–,
desarrolladas durante las últimas décadas con el ob- incluyendo peso desglosado según tipología y por-
jetivo de ilustrar el heterogéneo panorama existente. centajes de todas las variables (Fig. 1). Este siste-
La cuantificación es una técnica más de las que ma de registro fue el utilizado en la publicación de
incorpora la New Archaeology o escuelas procesua- las siguientes campañas, si bien fue reducido en su
listas en los años 70, de modo que la medición de publicación para facilitar la síntesis y comprensión,
los objetos, el empleo de la estadística y el estudio representando el número total de fragmentos –para
de las distribuciones requerirán el uso del número cada tipo de cerámica–, su peso y los porcentajes de
como técnica analítica (Orton, 1982), pero quizás ambas variables (Tomber, 1989). A partir de esta
de las más importantes aportaciones de las arqueo- experiencia los análisis cuantitativos de cerámicas
logías procesualistas, ya que la cuantificación y la emprendieron un fructífero desarrollo en el que la
estadística forman parte del lenguaje matemático, y adaptación a diferentes tipos y clases cerámicas no
como se defendía desde los inicios del uso de estas era fácil. Especialmente significativo es el caso de
técnicas no solo los ordenadores, sino que las mis- las grandes vasijas (almacenamiento o ánforas), con
mas matemáticas construyen un “sistema abstracto una mayor presencia de fragmentos informes que
de relaciones” (Shennan, 1992: 19, con abundante obligan a acometer estrategias diversas. De ahí que se
bibliografía sobre el tema) que permite finalmente hayan desarrollado dos ámbitos preferentes de
un mejor y más preciso conocimiento del registro cuantificación (Pollard, 1990) que cualquier proto-
arqueológico. Y el éxito del uso de la estadística colo de registro debe contemplar: el peso –pfr: peso
en el ámbito arqueológico no dependió solamente de fragmentos– y el recuento de fragmentos –nfr:
del desarrollo de la microinformática, que ayudó número de fragmentos–.
a poner al alcance de todos una serie de análisis El peso de fragmentos –pfr– en sus distintas va-
hasta ese momento alcanzable solamente a unos riantes es un método muy utilizado, sobre todo en el
pocos, sino que desde el momento en que en la ámbito anglosajón (Tomber, 1993: 150), que con-
arqueología decidimos hacer algo más que recoger sigue obviar el diferente grado de fragmentación,
algunos objetos más o menos valiosos procedentes considerando grandes volúmenes de material infor-
del pasado y consideramos la posibilidad de recoger me y adaptándose perfectamente a yacimientos con
todo lo que encontrábamos en nuestros trabajos de registros cerámicos poco abundantes. Es un método
campo, se hizo imprescindible el uso de técnicas que requiere un elevado grado de conocimientos

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Fig. 1. Tabla del depósito xx de Carthago, excavaciones de la Univ. de Michigan de 1976 (Hayes, 1978: 44, vectorizado por
los autores a partir de los originales).

macroscópicos sobre pastas, engobes u otros elemen- correctores modulares. Existen diversas variantes
tos no estrictamente tipológicos. Además, la muestra para contrarrestar algunos de estos problemas inhe-
que genera presenta un grado de incertidumbre ma- rentes a este método como peso ajustado, corrector
yor que si se consideraran sólo las partes que ofrecen de superficie, desplazamiento por el agua y peso me-
una clasificación tipológica más fiable como los bor- dio del vaso (Tomber, 1993; Orton et al., 1993).
des. Asimismo, otorga una mayor representación a El recuento de fragmentos –nfr– es el sumatorio
las cerámicas de mayor tamaño, paredes más gruesas de perfiles completos, bordes, fondos, asas, decora-
o una densidad más elevada, lo que obliga a utilizar ciones y amorfos. Presenta múltiples modalidades,

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ofreciendo una mayor comodidad y facilidad de peso y sus porcentajes. Destaca un reciente ejem-
aplicación, y el inconveniente de sobrevalorar los plo de la Universidad de Leuven (Bélgica) sobre
tipos que se fragmentan en un número mayor de las ánforas del yacimiento turco de Sagalassos (Co-
partes o tratar de forma desigual algunas partes rremans et al., 2010), o en el caso del proyecto
de las piezas, como las bases o las paredes sin for- icrates que valoriza la cuantificación como he-
ma, que presentan mayores dificultades de clasifi- rramienta para el estudio de la historia económica
cación. Por eso es habitual que se contabilicen sólo (Bes y Poblome, 2008).
fragmentos diagnosticables, por lo general asas, ba- Será precisamente el Protocolo de Beuvray el
ses y, preferentemente, bordes, al ser la parte que que incorpore aspectos como el Número Tipológico
proporciona una adscripción tipológica más fiable de Individuos –nti– o el Número Máximo de Indi-
de la mayoría de las clases cerámicas. Este dato re- viduos, extraído de la cuantificación a partir de los
sulta interesante especialmente desde el punto de fragmentos de bordes y bases distintos de una misma
vista de la gestión museográfica, aunque puede ser tipología que permanecen después de intentar cual-
utilizado como información complementaria para quier tipo de unión. No obstante, sin duda alguna
calcular otras variables, como los índices de erosión lo que más se potencia desde esta escuela es el Nú-
o los de fragmentación. mero Mínimo de Individuos –nmi– sobre cualquier
El panorama europeo de cuantificación cerámi- otra variable como el método más indicado para
ca es muy variado y desigual. En el ámbito anglo- cuantificar cerámica. A partir de una selección del
sajón desde la década de 1980 se observa la incor- material cerámico –piezas completas, bordes, pivo-
poración de sistemas de registro doble –nfr y pfr–, tes y asas–, se agrupan y asignan los fragmentos que
ofreciendo la información perfectamente tabulada no encajan pertenecientes al mismo individuo/tipo
por cantidades y porcentajes (Whitehouse et al., y se le asigna el valor más elevado obtenido sobre las
1985) (Fig. 2a). A partir de entonces el doble regis- diferentes partes morfológicas. En muestras con un
tro ha sido el modo más habitual de documentar, número de fragmentos elevado se acepta realizar tan
calcular y presentar los conjuntos cerámicos. sólo el nmi de los bordes, al cual denominaremos
En Italia (Carignani et al., 1986; Anselmino et nmib para diferenciarlo del anterior ponderado. En
al., 1986) con frecuencia se contabiliza una sola va- los casos en los que hay varios fragmentos de un tipo
riable, habitualmente fragmentos totales o solo bor- pero el nmi es 0, se acepta ponderarlo colocando un
des, presentados en gráficos porcentuales difíciles de 1. El nmi es una estimación del mínimo número
interpretar al no tener tablas de cuantificación, un de ejemplares o cerámicas completas que represen-
error muy habitual. tan los fragmentos recuperados (Orton et al., 1993:
En Francia, en torno a la escuela Aix/Marsella, 172; Arcelin y Tuffreau-Libre, 1998), constatando
se fue generando un sistema de cuantificación y de de esa forma el mínimo número de piezas/vasijas/
representación de los datos, que sigue en vigencia individuos que se han conservado en el conjunto.
en la actualidad, consistente en registrar la mayor De forma complementaria otros investigadores
cantidad de variables posibles orientado preferente- han utilizado la estimación de Equivalentes de Vasija
mente al cálculo del Número Mínimo de Individuos –eve–, que define cada fragmento como una porción
–nmi–. Se inicia así una corriente de cuantificación de la vasija completa, aunque por motivos prácticos
ligada al sistema de registro conocido como syslat, se suele limitar a contabilizar la proporción en bases
y que vemos culminado en el Protocolo de Beuvray y bordes, sumando ambas variables y dividiendo el
(Arcelin y Tuffreau-Libre, 1998). resultado por dos; este resultado se divide entre 100
No ha sido tan habitual hallar datos cuantifica- para obtener en unidades los vasos estimados finales.
dos en los trabajos centroeuropeos y cuando lo ha- Por ello, con frecuencia, se reduce al denominado
cen se inclinan mayoritariamente hacia los paráme- equivalente de borde (Orton, 1982: 164-167), calcu-
tros típicos de la escuela anglosajona: fragmentos, lado a partir del porcentaje del fragmento respecto a

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los 360º de un ejemplar com-


pleto, con la ayuda de plantillas
de radio. Este es el método por
el que C. Orton parece decantar-
se tras la realización de distintas
simulaciones por ser el que pro-
porcionaba mejores resultados
(Orton et al., 1993: 172). La
diferencia respecto al nmi es que
no se intenta que los fragmentos
se unan, sino tan sólo sumar los
porcentajes de todos los fragmen-
tos de la misma tipología. De
este modo se ahorra tiempo y se
supera el problema derivado del
distinto grado de ruptura de los
tipos y clases cerámicas, aunque
sólo es aplicable a investigaciones
directas y no a las ya publicadas,
que generalmente sólo ofrecen el
número bruto de fragmentos.
Adicionalmente también
se puede realizar un tipo de
recuento basado en el eve co-
rregido con un coeficiente fijo
de fragmentación denominado
Módulo de Ruptura –mr– (Mateo
y Molina, 2016). Cada tipo ce-
rámico en función de su forma
y resistencia presenta patrones
de fragmentación similares que
son susceptibles de ser calcula-
dos estadísticamente. La confec-
ción de las tablas de Módulo de
Ruptura para cada clase y tipo
cerámico, hasta ahora sólo cal-
culadas para las ánforas, permite
cuantificar de forma automática
el eve de borde de un conjun-
to cerámico de forma altamen-
te fiable, agilizando la recogida
de datos, permitiendo aplicarlo
Fig. 2. a) Excavaciones en la Schola Praecorum ii (Whitehouse et al., 1985: 178); a investigaciones ya publicadas
b) Marsella. Puits de la rue Bon-Jésus (Bonifay et al., 1998: 407, tabl. lxix, siempre que se haya publicado
vectorizado por los autores a partir de los originales). el número bruto de fragmentos.

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A pesar de la existencia de dos grandes escuelas, de P. Reynolds en su obra sobre el comercio en este
finalmente la aplicación de los sistemas de cuanti- mismo contexto (2010: tables) y que ilustran per-
ficación es muy heterogénea, a lo que habría que fectamente estas dificultades (Fig. 3).
añadir la forma dispar de calcular algunas variables, La utilización de datos porcentuales es necesaria,
especialmente el nmi, lo que genera auténticos arti- pero su interpretación puede conllevar pérdida de
ficios cuando queremos establecer comparaciones. información o generar correlaciones ficticias si no se
Esta falta de homogeneidad en los planteamientos consideran variables como el origen, el contenido o la
y, sobre todo, en su aplicación es el problema cen- capacidad de los envases. Los porcentajes son útiles en
tral de la cuantificación cerámica ya que impide ámbitos con similares condiciones de producción y
comparar los datos de distintos yacimientos, obs- cronología, porque si hay producción local las impor-
taculizando los análisis ulteriores de carácter econó- taciones siempre tendrán un porcentaje menor o si las
mico, social o cultural macroterritoriales. ocupaciones tienen diferentes cronologías, los asen-
En la actualidad, a pesar de esta oferta de técni- tamientos con una ocupación larga tenderán a pre-
cas de cuantificación, un porcentaje muy elevado de sentar valores porcentuales inferiores. En definitiva,
publicaciones sigue sin tener
en cuenta estas necesidades de
la cuantificación en Arqueolo-
gía en general y en los estudios
cerámicos en particular para
permitir la universalización
y contrastación de los datos y
construir discursos suprate-
rritoriales; y en otros casos
nos encontramos con que se
utilizan pero de modo inade-
cuado por falta de una forma-
ción correcta en su aplicación
real. Ello ha llevado al error
habitual de tratar de comparar
conjuntos diferentes combi-
nando los datos porcentuales
sin tener en cuenta que pro-
vienen de analíticas distintas.
Sirva como recurrente ejem-
plo la comparación entre da-
tos resultantes de contextos
publicados de la misión italia-
na –a partir de fragmentos–,
británica y americana –pesos–
en Cartago (Anselmino et al.,
1986). Más recientes son los
esfuerzos de S. J. Keay por
comparar contextos de dife-
rentes yacimientos del Medi- Fig. 3. Ensayo de comparación entre contextos publicados (Keay, 1998: 153, appendix
terráneo (1998: 152-153) o los 1, vectorizado por los autores a partir de los originales).

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el uso de porcentajes es necesario e ilustrativo pero se métodos de cuantificación cerámica. A pesar de ello,
ha de ser cauto en la interpretación de sus resultados. se detectan leves influencias de la New Archaeology
En el caso de las ánforas, a partir de la conversión de y la escuela del pensamiento Procesual y su interés
los pesos o nmi en litros de productos transportados por “medir, pesar y contar”, como es el caso de los
y el cálculo de densidades, se pueden comparar dis- primeros intentos de cuantificación en el Castro da
tintos tipos de forma aislada o comparar productos Rutura en Portugal (Gonçalves, 1971) (Fig. 3a).
–vinos, aceite, garum–. Entre la segunda mitad de la década de 1970 y
Si no se utilizan porcentajes, las comparaciones en- mediados de los años 80 irrumpe la praxis de la cuan-
tre cantidades de distintos conjuntos deben tener en tificación y el tratamiento estadístico de conjuntos
cuenta el contexto en donde se hallaron. Normalmen- cerámicos, todavía como una novedad metodológica,
te se establece la relación con el área excavada, es decir, para convertirse en línea de trabajo recurrente sólo
con el volumen de tierra extraído del contexto donde en la década de los años 90. En cualquier caso, las
aparece el material analizado (Carreras, 2000: 54-58), aplicaciones y resultados fueron muy desiguales mos-
técnica utilizada anteriormente por Rice (1987: 289) y trando una gran heterogeneidad metodológica, ana-
por Millett (1991: 238). El método es razonable, pero lítica y formal en la presentación e interpretación de
resulta complicado de aplicar a nivel práctico porque los resultados. Cabría destacar el ámbito de la inves-
el cálculo de volúmenes de estratos no es siempre tigación anfórica que paulatinamente pasará de los
sencillo. En consecuencia, para simplificar puede ser tradicionales estudios de presencia y difusión de na-
válido –previa indicación de la proveniencia del dato– turaleza estrictamente tipológica, a la cuantificación
utilizar la superficie en vez del volumen. Con el fin y análisis complejo que combinaba tipos y pastas.
de conseguir establecer comparaciones de un mismo Los primeros análisis cuantitativos modernos
tipo se ha propuesto el cálculo de densidades a partir los hallamos en los volúmenes monográficos de las
del peso total de fragmentos y de la cantidad de sedi- Fouilles de Conimbriga, donde se ensaya un intento
mento excavado estimado (Rice, 1987: 289), evitando de cuantificación de la terra sigillata sudgálica basa-
así uno de los problemas de establecer comparaciones do en el número de fragmentos con forma diagnos-
relativas mediante la utilización de porcentajes. ticable (Delgado et al., 1975: 70 y fig. 1), u otros
Otro de los problemas para establecer compara- grupos cerámicos publicando de forma individual
ciones es la dimensión temporal, pues algunos au- el número de fragmentos de cada uno de los tipos
tores no indican el sistema tipológico y, por ende, representados (Alarcão, 1976).
cronológico, de referencia que se ha utilizado para Todavía en el ámbito lusitano en 1978 encon-
la clasificación del material, lo que sería necesario tramos un estudio sobre el consumo de ánforas en
para conocer la procedencia de dicho dato crono- la ciudad de Setúbal, en la cual se explica de for-
lógico. A pesar de ello, se pueden utilizar otros sis- ma textual que la cuantificación por tipos se reali-
temas para corregir esta descompensación posible, za exclusivamente con base en “ejemplares enteros
por ejemplo, dividiendo las cantidades por el nú- sumados a los fragmentos de borde”. Se desglosan
mero de años de cada periodo, pero los resultados los valores parciales y se presenta la cuantificación
pueden proporcionar valores extremos. Para resol- total mediante un gráfico de barras y un cuadro
verlo, es tan sólo recomendable comparar conjuntos cronotipológico (Coelho-Soares y Silva, 1978: 173
aproximadamente de la misma cronología. y figs. 2-3) (Fig. 4a). Habrá que esperar al estudio
del Castelo de Alcácer do Sal (Silva et al., 1980-81)
3. La cuantificación en la Península Ibérica: para encontrar una aplicación conjunta de métodos
viejos y nuevos caminos, perspectivas y cuantitativo-estadísticos a cerámicas de la Edad del
necesidades Hierro y romanas (Fig. 4c).
En España se siguió la misma pauta, pero como la
En la Península Ibérica hasta mediados de la influencia de la “escuela francesa” del mundo clásico
década de 1970 no encontramos la aplicación de era menor las primeras aportaciones cuantificadas

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Fig. 4. a) Análisis del consumo en la ciudad de Setúbal (Coelho-Soares y Silva, 1978: 173 y figs. 2-3); b) cuantificación en el
Castro da Rutura en Portugal (Gonçalves, 1971); c) aplicación conjunta de métodos cuantitativo-estadísticos en Castelo
de Alcácer do Sal (Silva et al., 1980-81); d) cuantificación de las ánforas de Cerro Macareno (Pellicer, 1978: fig. 14
vectorizado por los autores a partir de los originales).

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surgieron en la arqueología protohistórica. En 1978 cerámicas, especificando el número y porcentajes de


se publican las ánforas de Cerro Macareno, donde se fragmentos con forma o informes por tipos/formas.
presenta un estudio cronotipológico junto a un es- El estudio de sigillata hispánica en Valencia (Escrivà,
quema evolutivo diacrónico del consumo de las án- 1989) aporta una cuantificación simple por unidades
foras (Pellicer, 1978: fig. 14) (Fig. 4d). estratigráficas, y, a pesar de carecer de una síntesis
En 1984 se publican las ánforas romanas de global cuantificada, incorpora unas primeras curvas
Valencia presentando un primer recuento de frag- de consumo (Fig 11a); ocasionalmente encontra-
mentos por tipos, donde se registran de forma in- mos cuantificaciones computando los fragmentos
dividualizada las partes identificadas sintetizando de cada forma, calculando porcentajes según zonas de
los totales con gráficos de cantidad, aunque sin origen de cada producción e incorporando curvas
el uso de estadística (Fernández Izquierdo, 1984: de consumo diacrónico según intervalos regulares es-
cuadro general). tablecidos (Montesinos i Martínez, 1991).
Ese mismo año aparece el colosal trabajo so- Se observa, por tanto, a finales de la década de
bre ánforas tardías de Keay (1984), en el que se los 80 la influencia de la arqueología a gran escala,
aplican por primera vez en territorio peninsular con nuevas aportaciones metodológicas y analíticas
todos los preceptos de la cuantificación desarro- en los materiales que surgieron de la mano de los
llados por la “escuela anglosajona”: enumera los grandes planes de actuación arqueológica, sobre
principios metodológicos en un apartado propio, todo en los conjuntos urbanos, como es el paradig-
expone las características y condicionantes de los mático ejemplo del equipo del ted’a de Tarragona
distintos tipos de contextos estudiados y desglo- que incorpora sistemas de registro normalizados
sa los elementos diagnosticados y cuantificados. basados en criterios transversales a la vez que uni-
Pero sobre todo establece un Número Mínimo de formes (ted’a 1989). Los conjuntos cerámicos son
Ánforas –Min no Amph– mediante la aplicación contabilizados a través de su agrupación en clases
ponderada entre el Número Mínimo de Bordes cerámicas, y en función de sus tipos, formas y pas-
–Min no Rims–, obtenido según el Porcentaje tas cerámicas, así como de los fragmentos preserva-
Combinado de Bordes (Comb % rims) –el principio dos, contándose los elementos separadamente, y a
del eve – y los fragmentos de fondos (Add feet) y/o continuación se calcula el número estimado de piezas
asas. Destaca la importancia dada a la necesidad de –nep–, aplicándose principios y conceptos parale-
mostrar de forma “transparente” los datos brutos los al nmi (Fig. 5b). No obstante, no se hace algún
recopilados, mediante la publicación de todas las tipo de alusión directa a los protocolos seguidos. En
tablas de cuantificación que expresan los valores definitiva, durante la década de 1980 en el panora-
numéricos y porcentuales de los individuos. ma peninsular los trabajos cuantificados son mino-
Publicado en 1990, destaca el encuentro de Co- ritarios y ofrecen un grado bajo de elaboración, sin
nimbriga dedicado a las ánforas lusitanas donde se integración contextual o estratigráfica, normalmen-
incorporan algunas cuantificaciones, como la alfare- te desprovistos de una lectura porcentual y sin los
ría del Martinhal (Silva et al., 1990) o el consumo datos brutos, excepción hecha de algunos estudios
de salazones en São Cucufate de C. Lopes y F. Ma- como los del ted’a o de S. Keay.
yet (1990: 297) basado en fragmentos diagnostica- Afortunadamente, en la década posterior la
bles y sintetizados bajo la forma de una gráfica de cuantificación cerámica se hará más habitual, es-
barras, y ampliado en una obra monográfica. pecialmente conforme se vayan consolidando las
Paralelamente observamos el desarrollo de la nuevas herramientas digitales capaces de procesar
cuantificación en otros tipos de cerámicas, como es volúmenes cada vez mayores de información. A
el caso del estudio de Las cerámicas africanas de la principios de los 90 encontramos el estudio de las
ciudad romana de Baetulo (Aquilué, 1987), donde sigillatas de Baelo (Bourgeois y Mayet, 1991), que
presenta tablas de resultados cuantificadas por clases aporta un cómputo global basado en los fragmentos

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Fig. 5. a) Estudio del caso de ánforas del área de Carthago Nova (Molina, 1997); b) estudio de materiales del pecio de Pudri-
mel (Pascual, 1998: 266); c) estudio sobre Celsa con estratigrafía y cuantificación (Beltrán Lloris, 1998).

diagnósticos acompañado de histogramas, resulta- basadas en los ciclos de producción que abarcan
dos brutos por categorías, y todo ello convenien- cada uno de los diferentes tipos de sigillata, inten-
temente tabulado y analizado porcentualmente tando aproximarse a unos probables valores reales
a través del cálculo de hipotéticas medias anuales de consumo (Fig. 11c).

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La influencia de la escuela de Lattes y del desa- en relación con Baetulo, Ampurias o la Narbonen-
rrollo de los protocolos del syslat habría a su vez se, si bien se constata una utilización menor de lo
pesado notablemente en los estudios de materiales deseable de la cuantificación en los trabajos sobre
cerámicos en dos zonas opuestas peninsulares como cerámicas finas, limitada frecuentemente a la con-
Granada y Cataluña, puesto que desde finales de los fección de simples mapas de difusión y presencia.
años 80 y sobre todo inicios de los 90 un número Aún menor será el recorrido de la cuantifica-
cada vez mayor de proyectos de investigación y de ción aplicado a conjuntos de cerámicas comunes,
intervenciones puntuales aplicaba dichos sistemas, aunque también a partir de la década de 1990 se
entre los que podemos contar las excavaciones siste- empiezan a encontrar trabajos que al componen-
máticas y de urgencia en Granada ciudad o en Gua- te petrográfico incorporan el cuantitativo. Cabe
dix, por un lado, y los proyectos como Mas Caste- destacar algunos trabajos reunidos en el volumen
llar de Pontos y Puig de Sant Andreu en Gerona o Ceràmica comuna romana d’època Alto-Imperial a
El Vilars d’Arbeca en Lérida, tomando particular- la Península Ibèrica (Aquilué y Roca, 1995), que
mente como base de cuantificación el nmi y el nfr. incorporan el cálculo de nmi, especialmente los re-
Para el ámbito lusitano destaca la sigillata de feridos al ámbito tarraconense.
Represas (Lopes, 1994) para la cual se vuelven a Más esclarecedor es el panorama de los estudios
utilizar los cálculos de medias anuales con los años dedicados al mundo de las ánforas. En primer lugar,
de duración de cada una de las categorías, y aña- hemos de señalar el trabajo de J. Molina (1997),
diendo un análisis comparando fragmentos y nú- que desarrolla un análisis metódico de cuantifica-
mero de intervenciones. Por su parte, en el trabajo ción anfórica para tratar de caracterizar el comercio
sobre Cerámica sigillata de Monte Mozinho, T. P. de romano y donde analiza prácticamente todos los
Carvalho desglosa la información bruta en “Cua- métodos de cuantificación hasta entonces conocidos
dros Descriptivos” y los resultados en histogramas, para concluir que el método de recuento de bordes
comparando las importaciones totales con las de presentaba una mayor fiabilidad de resultados en re-
otros yacimientos –Baelo, Conimbriga, Numantia y lación al tiempo invertido. Aplicó de forma sistemá-
Saguntum– de forma gráfica y porcentual (Carvalho, tica dicho método en el estudio de los yacimientos
1998: figs. lxxiv-lxxvii, n.os 229-232). del área de Carthago Nova, presentando todas las
Pero es en el estudio de la sigillata de la Alcáçova tablas de cuantificación y gráficas correspondientes,
de Santarém (Viegas, 2003) en el que por prime- y apuntando la necesidad de desarrollar correctores
ra vez se aplicaron los principios del Protocolo de estadísticos como el Módulo de Ruptura –mr–.
Beuvray –nfr y nmi–, con pequeñas correcciones Igualmente ejemplar es el trabajo que publica
para minimizar los efectos de “inflación” inheren- sobre Pudrimel, que presenta no sólo las tablas con
tes a determinadas formas. Al final, se ofrece toda todos los elementos diagnosticables diferenciados y
la información en forma de tablas con los datos cuantificados –nfr y nmi–, sino que presenta tam-
brutos y porcentuales. Al tiempo que se utiliza el bién el correspondiente apartado sobre la metodo-
cálculo de medias anuales para poder hacer compa- logía y protocolos empleados (Pascual, 1998: 266).
raciones con otros yacimientos. En varios casos se Contemporáneamente aparece el trabajo de Beltrán
ha aplicado también la metodología defendida por Lloris (1998) sobre Celsa, en el que se presenta una
M. Polak (2000) para la cuantificación de la distri- cuantificación de fragmentos por proveniencia es-
bución de frecuencia de los sellos de alfarero. Sin tratigráfica/tipo, y un análisis final del total de
embargo, en algunos de éstos no se explicitan los fragmentos/tipos cuantificados y de los productos
parámetros cronológicos utilizados en el cálculo de transportados. En la misma línea metodológica se
las medias anuales o de frecuencias por categorías y insertan los estudios publicados por Remolà Vall-
tipos. Pueden destacarse una gran cantidad de estu- verdú para las ánforas de Tarragona (2000) o de
dios en la zona tarraconense oriental, especialmente Morais para las de Carvalheiras (1998, 2005), en los

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que se usa el nmi establecido a partir del recuento de Vigo (Fernández Fernández, 2014) o Aeminium
de bordes. (Silva et al., 2015), todos ellos siguiendo metodo-
La utilización progresiva de la cuantificación que logías de cuantificación clara y presentando abun-
se hacía notar en la investigación de la Península dante y detallada documentación sintetizada en
Ibérica queda reflejada en el Congreso Internacio- cuadros o tablas.
nal Ex Baetica Amphorae de 1998. Una buena parte En general, en la actualidad observamos una
de los trabajos incluidos en el volumen ii presentan mayor presencia y conocimiento de métodos cuan-
ya conjuntos cuantificados, aunque con un predo- titativos, aunque faltan protocolos de registro que
minio de la cartografía de difusión sintética o ‘ma- permitan el acceso a los valores brutos/originales y
pas cuantificados’ respecto a las tablas detalladas o demás información cuantificable. En este sentido
la publicación detallada de los datos. La proporcio- cabe destacar el trabajo de las ánforas romanas de
nalidad entre los distintos elementos que lo compo- Lugo (Carreras y Morais, 2011), en el que, a pesar
nen –círculos, cuadrados, triángulos, etc.– permite de haberse utilizado un método menos frecuente,
transmitir solo una idea limitada de cuantificación como es el pfr, junto con nfr, eve y cálculo de
y establecer comparaciones demasiado básicas, aun- densidades, la presentación de todos los datos bru-
que permite suplir las lagunas de los meros estudios tos permite establecer equivalencias en algunos ni-
de presencias (Ramón, 1995; Beltrán Lloris, 2001). veles de información comunes a los obtenidos con
Con la publicación de C. Carreras (2001) del otros métodos. De ahí que pensemos que el pro-
conjunto anfórico del Castro de Campa Torres, blema no está tanto en el método de cuantificación
se incorpora en la Península Ibérica una nueva utilizado, dependiente de la naturaleza del conjun-
metodología de trabajo y una forma diferente de to estudiado y de los objetivos de la investigación,
cuantificar que combina el recuento de fragmen- sino en el registro y presentación de los datos de
tos –nfr–, el número de individuos calculado con forma sistematizada.
el eve y el peso de fragmentos –pfr–, que además Para terminar, nos gustaría hacer referencia y lla-
se utilizan para generar análisis de densidades. Este mar la atención de forma particular al desarrollo de
método aporta considerables ventajas adicionales a sistemas de registro preparados ya para asumir los
la cuantificación, aunque el elevado grado de espe- principales sistemas de cuantificación a partir de la
cialización que requiere y la falta de hábito en su automatización de los protocolos. Es el caso de
aplicación han provocado su menor impacto en el sira –Sistema Informatizado de Registro Arqueo-
ámbito peninsular. lógico– desarrollado en la Universidad de Granada.
Sin embargo, es cierto que en la última déca- Se trata de una herramienta de gestión del registro
da se constata un progresivo predominio de los arqueológico que garantiza una sistematización de
métodos cuantitativos ‘sencillos’: nmi a partir del los protocolos de cuantificación a la par que posibi-
recuento directo de bordes o del número de in- lita su integración con los resultados de las excava-
dividuos ponderado, de acuerdo con el Protocole ciones arqueológicas, pudiendo generar autoinfor-
de Beuvray. Para Hispalis destaca el trabajo de E. mes de diversos tipos (Adroher et al., 2015: 47).
García Vargas (2007), que cuantifica nmi a partir
del eve de bordes sin presentar los datos brutos. En
este trabajo destaca el apartado de las lecturas ana- 4. Propuesta de protocolos de registro y análisis
líticas: extrapolación del cálculo de una media del de conjuntos cerámicos
consumo anual y cálculo de las importaciones en
litros de producto contenido (García Vargas, 2007: La enorme heterogeneidad de métodos y la des-
334-335), todo ello acompañado de los respectivos igual forma de acometer el registro cuantitativo
histogramas de síntesis. Podemos seguir con la si- han complicado el desarrollo de los análisis de este
gillata de Mirobriga (Quaresma, 2012), las ánforas tipo. Sin un sistema de registro normalizado se hace

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Fig. 6. a) Basurero en la factoría de Tróia (Pinto et al., 2012); b) análisis de los conjuntos de ánforas de las principales ciudades
romanas del actual Algarve (Viegas, 2011); c) Vigo, cuantificación de sigillatas (Fernández Fernández, 2014).

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difícil contrastar los datos, comparar las magnitudes comportamiento del comercio, de las costumbres
de distintos yacimientos o analizar proporcional- culturales, de las evoluciones tecnológicas tienen
mente los mecanismos de producción, distribución como punto de partida el uso de métodos estadísti-
y consumo. Por ello resulta absolutamente necesario cos que permitan observar el alcance de dichos cam-
determinar unos protocolos de registro para la cuan- bios. Pero no solamente desde un punto de vista
tificación que permitan contrastar las investigacio- meramente interpretativo, sino en el mismo proce-
nes, establecer pautas y favorecer la comunicabilidad so de valoración y analítica de los datos podemos
de los resultados. La experiencia nos ha enseñado que ver un importante avance gracias al uso de métodos
el establecimiento de protocolos científicos favorece el de cuantificación, como la identificación etnocultu-
crecimiento de la información primaria al conjunto ral de un grupo social determinado en un espacio y
de la comunidad científica, multiplicando las posibi- en un tiempo concretos, la adecuación de cronolo-
lidades de desarrollar investigaciones derivadas. gías de materiales estratificados en un yacimiento
Las cuantificaciones estandarizadas, como la que mediante el comportamiento porcentual de cada
se propone, permitirán integrar conjuntos cerámicos una de las series en él atestiguadas, establecimien-
de un mismo yacimiento, pero de distintas excava- to del nivel de homogeneidad de un estrato por la
ciones, incluso realizadas en distintos periodos. Per- representación de las intrusiones que contiene, que
mitirá observar tendencias a nivel espacial, intrasite, son algunas de las ventajas que presenta el uso
que ayudarán a reconocer distintas funciones, desa- de sistematización de datos mediante protocolos de
rrollos urbanísticos y tendencias económicas de las cuantificación. La repetición del uso de sistemas
cuales, hoy en día, apenas tenemos intuiciones. Pero, predefinidos permite, efectivamente, dibujar líneas
sobre todo, la cuantificación nos permite analizar de comportamiento del material que apoyan los
distribuciones de productos concretos a gran escala, procesos analíticos e interpretativos.
intersite, como el caso de las sigillatas o ánforas que Y por este motivo, ante el importante incremen-
cubren amplios territorios del Imperio Romano. to de actividades arqueológicas, y comprobando
Sobre la necesidad de cuantificar no podemos que cada vez en menos ocasiones se realizan estu-
entrar de forma profunda, pero no cabe duda de que dios adecuados y sobre todo útiles para contar con
la arqueología cuantitativa demostró la eficacia de un mínimo de parámetros que permitan establecer
establecer ciertos protocolos en la recogida de datos esas comparativas y desarrollar teorías de alcance
y en la elaboración de analísticas subsecuentes; de medio –base de nuestra disciplina–, hemos unido
hecho, el importante desarrollo de la arqueometría la experiencia de un conjunto de investigadores que
en los últimos dos decenios es una consecuencia trabajan en ámbitos sobre protohistoria y época ro-
directa de los cambios producidos en la valoración mana, en espacios tan amplios que acogen todo el
técnica que los equipos de investigación dan a la es- Mediterráneo Occidental y la Europa Occidental,
tadística en particular y a las matemáticas en general; lo que ha permitido plantear un modelo que com-
incluso muchas de las técnicas aplicadas desde otros pagine las largas experiencias acumuladas por los
ámbitos usan estos métodos para alcanzar modeli- propios autores, así como por la amplia bibliografía
zaciones que permitan un mejor conocimiento del existente respecto a este tema.
objeto de estudio de cada disciplina, además de ace- Lógicamente eso significa que el protocolo,
lerar la velocidad de transmisión de los datos entre como tal, y al completo, aún no ha sido puesto en
investigadores, facilitando el acceso a las muestras práctica de forma global, pero, ya que se compone
analizadas según el interés de cada línea de trabajo. de un agregado de múltiples modelos cuantitativos,
En el caso de las ciencias sociales en general, de podemos decir que todos ellos han sido ensayados
la Historia como tal y de la arqueología en particu- en diversos ámbitos, como demuestra largamente
lar, no cabe duda, como se indicaba al principio, el prefacio a esta propuesta que engalana el cuerpo
de que los grandes modelos interpretativos sobre el inicial de este trabajo.

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Fig. 7. Propuestas para formulación, ordenación, presentación y publicación del Protocolo de Cuantificación de Cerámicas
Arqueológicas de Sevilla (prcs/14): a) estructura básica del registro; b) desarrollo del modelo de ficha con tabla Excel.

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Se plantea, por tanto, un protocolo de registro Definición de conjunto


con una serie de campos –obligatorios y opcio- El conjunto estudiado puede formar parte de
nales– que habrían de ser contemplados a la hora un complejo estructural que define la entidad fun-
de desarrollar de forma particular, en función de cional del espacio en su relación con el material,
las necesidades de cada investigador o yacimien- como centro productivo o receptor, sea distributivo
to, las hojas de cálculo o bases de datos con las primario, secundario o simplemente consumidor
que implementar el registro material cuantifica- del bien. Igualmente, hay que tener en cuenta si la
ble. Un protocolo útil debería incorporar una se- matriz sedimentaria donde se encuentra el material
rie de datos mínimos de modo que pudieran ser objeto del estudio está en posición primaria o se-
visualizados rápidamente y comprendidos de for- cundaria respecto al complejo estructural funcional.
ma automática. No obstante, hay que buscar un
equilibrio en los datos que se aporten, de modo Superficie excavada
que la mayor parte de arqueólogos sea capaz de Indica en metros cuadrados el área total exca-
completar el registro, mientras que quien estime vada del yacimiento arqueológico del que proce-
poder llegar más lejos pueda hacerlo completando de el conjunto cerámico estudiado. Esta variable
la totalidad de los datos que se proponen en una permitirá estimar la proporción que el conjunto
ficha ideal. De ahí que se propongan unos campos de material representa respecto al yacimiento en sí,
obligatorios junto a otros opcionales, que aumen- poniendo en relación cantidad de material y super-
tarían la calidad y la posibilidad de contrastar los ficie excavada, con el fin de mejorar las posibilida-
resultados. des de comparación externa, como una muestra de
Asimismo distinguiremos los registros directos un universo definible.
y los registros derivados. Registro directo es aquella
parte de la ficha que debe ser completada por el usua- Volumen estimado
rio, mientras que por registro derivado entendemos Se trata de una medida similar a la anterior, pero
campos cuyos datos se generan automáticamente a incidiendo en el volumen en metros cúbicos de tie-
partir de los registros directos, al derivarse de éstos. rra excavada, si es que se cuenta con los suficientes
Por otra parte, los campos obligatorios serán marca- datos para poder calcularlo.
dos con cursivas, mientras que los voluntarios irán
sin ninguna especificación básica (Fig. 8). Identificación del conjunto específico
Es necesario contextualizar adecuadamente el
material objeto de estudio, por lo que de alguna ma-
4.1. En registro directo nera se deberá introducir la información de la pro-
cedencia específica; preferentemente nos referimos
Yacimiento a unidades de recogida, como cuadrícula o unidad
Indica el complejo o sitio arqueológico en el estratigráfica (ue). Pero tampoco es desdeñable una
cual se ha practicado la intervención arqueológica información de contextualización funcional, como
específica que se está analizando. el ambiente, el departamento o el complejo estruc-
tural con el cual se asocia el conjunto estudiado.
Excavación
Se trata de la intervención sobre la que se está Superficie del conjunto específico
trabajando en sentido estricto, que incorpora el Se indicará la superficie excavada a la que se aso-
año de dicha intervención, así como los detalles cia el conjunto específico al que se refiere el apartado
de la/s campaña/s, la referencia al área de excava- anterior en metros cuadrados. Se trata de un cam-
ción, sector o cualquier otro tipo de referencia de po opcional puesto que es muy posible que no se
localización. disponga de esta información detallada o específica,

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sobre todo en excavaciones antiguas o materiales dos piezas diferentes procedentes de un mismo ta-
depositados en almacenes y museos. Este campo, ller o centro de producción. Los tipos vienen nor-
junto con el de volumen, aun siendo opcional resul- malmente predeterminados en cada clase cerámica
ta muy interesante ya que permite desarrollar aná- por los estudios que se hayan realizado en torno a
lisis proporcionales de los conjuntos cerámicos, ac- ella. Se debería explicitar claramente la tipología
cediendo de esta forma a realizar comparaciones de utilizada, ya que no es lo mismo decir en Campa-
densidad entre distintos conjuntos específicos, con- niense a Lamboglia 23 que Morel f1122a, ya que
textos o entre diferentes yacimientos, estableciendo podrían tener propuestas cronológicas distintas.
la verdadera importancia en la relación de presencia
de un material dado en un espacio o en otro. Fragmentos
Se indicará el número de fragmentos de cada
Volumen del conjunto específico parte cerámica y por tipo –bordes, asas, fondos, cue-
Como en el campo anterior, si existe esa posibi- llos, informes, etc.–. En ningún caso un fragmento
lidad, se indicará el volumen del conjunto específi- se deberá incluir en dos campos. En caso de tener
co en metros cúbicos. Es una medida mucho más varios elementos se privilegia de la siguiente forma:
descriptiva y completa a la hora de contextualizar primero el borde, después el fondo, el asa y, final-
la representatividad de la presencia/ausencia de un mente, el resto –decoración y amorfos–. Complejos
material dado, aunque hay que reconocer que es son los casos de las lucernas, donde proponemos que
mucho más compleja de determinar. los orificios de mecha en la piquera sean considera-
dos como bordes, siendo el resto paredes informes,
Categoría cerámica incluidas todas las zonas del disco. Solo en los casos
Se entiende por categoría los grandes grupos de lucernas abiertas como las de tradición fenopúni-
de clases asociados por similitudes funcionales-tec- ca y algunas de las griegas clásicas se podrían seguir
nológicas básicas: vajilla de mesa (fina y común), utilizando los criterios de la cerámica vascular. Otro
cerámica de cocina y contenedores de transporte/ problema son las piqueras o vertederas de piezas
almacenaje. concretas como los denominados ‘vasos cerveceros’
ibéricos o los de los morteros. En el primer caso po-
Clase/producción cerámica drían entrar en el ámbito de las decoraciones, mien-
Por clase o producción cerámica entendemos el tras que los segundos, por su ubicación en el perfil
taller o conjunto de talleres regionalmente asocia- de la pieza, deben ser considerados bordes.
dos entre sí que producen unas formas semejantes
con características tecnológicas similares (campa- Equivalencia de bordes (eve de borde)
niense A o ánforas apulas). Se tenderá a establecer El equivalente de vasija –eve– (Orton et al.,
generalidades que permitan agrupar varios talleres o 1993: 172) define cada fragmento como una porción
centros de producción en una sola clase cerámica, de la vasija completa, aunque por motivos prácticos
necesariamente a partir del análisis y caracterización se suele limitar a contabilizar la proporción en bases
de pastas cerámicas, barnices, engobes y demás ele- y bordes –sumando ambos resultados y dividiéndolo
mentos ceramológicos. por dos– o con frecuencia se reduce al denominado
equivalente de borde –eve de borde–. Este valor se
Tipo cerámico calcula a partir de la suma de los porcentajes con-
Sin entrar en disquisiciones sobre el valor cultu- servados de cada fragmento de borde –o fondo, en
ral o social del concepto de tipo, nos limitaremos a su caso– respecto al diámetro completo. El resulta-
decir que se trata de un conjunto de valores morfo- do final es fácilmente comprensible, ya que o bien
lógicos y morfométricos que tradicionalmente han se comparan números totales o se divide por 100 el
sido utilizados por los investigadores para distinguir sumatorio para obtener el número de vasos a partir

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de los bordes. Los cálculos se realizan sencillamente y específicamente los criterios utilizados para el es-
con un medidor de diámetro que permita el cálculo tablecimiento del nti.
de segmentos de arcos. Adicionalmente y de forma
opcional de puede incorporar la Equivalencia de fon-
dos –eve de fondos–, calculada de la misma manera 4.2. Registros derivados
que el anterior pero con los fondos.
Se trata de campos cuyos datos se generan auto-
Epigrafía máticamente, a partir de los registros previos apor-
Se registrará de forma sistemática la cantidad de tados en los campos anteriores y en función de su
fragmentos que contengan marcas/sellos –anterio- grado de detalles.
res a la cocción–, tituli picti o grafitos –posteriores
a la cocción– del conjunto estudiado. De esta forma Número Total de Fragmentos (nfr)
se podrán cuantificar y establecer proporciones de Es el sumatorio de perfiles completos, bordes,
marcado exactas para los distintos tipos cerámicos y fondos, asas, decoraciones y amorfos sin decorar
sus diferentes producciones. Algo especialmente in- del campo fragmentos del registro. Suma todos
teresante para categorías como las ánforas o familias los fragmentos sin ningún otro tipo de validación
como las sigillatas. Se debe incluir tan sólo el número matemática.
de fragmentos marcados, ninguna otra referencia.
Número Mínimo de Individuos (nmi)
Peso en gramos Se establece eligiendo la cantidad mayor del nú-
Se trata del peso en gramos de todo el conjunto mero de bordes, asas y el de fondos, considerando
tipológico que se esté estudiando. Este valor es in- de esta forma todos los fragmentos diagnóstico de
teresante pues puede informar acerca de la entidad un tipo concreto, después de agrupar y asignar los
del conjunto así como de la posibilidad de desplaza- fragmentos que no encajan pertenecientes al mis-
miento respecto a su posición primaria, pues la ero- mo individuo/tipo. En caso de que no exista nin-
sión provoca pérdida de materia de los fragmentos. gún fragmento de borde o fondo de un tipo el valor
Cuando exista un registro suficiente podrá calcu- será 1, si se han detectado fragmentos informes de
larse un equivalente de peso medio de fragmento y, ese tipo cerámico. También se puede realizar solo el
consecuentemente, una tabla de conversión de peso nmi de bordes, en el que la aproximación se realiza
de fragmento medio para cada tipología. a partir de la cuantificación del número de fragmen-
tos de bordes.
Número Tipológico de Individuos o nti
Este campo incorpora aspectos analíticos no con- Estimación del Equivalente de Vasija (eve)
templados en los otros y trata de considerar cualquier Esta variable desarrollada por los estudios es-
factor que permita identificar los diferentes vasos pre- tadísticos de Orton (1993: 172) se calcula con la
sentes en el conjunto, bajo cualquier premisa –estado media de la suma de los valores de equivalencia de
de conservación, decoraciones, elementos amorfos bordes y equivalencia de fondos de los campos
clasificables, etc.–. En todo caso el usuario tendrá la de registro. Se trata de una estimación aproximada de
opción de rellenar este campo manualmente, si bien vasos de un conjunto.
habrá que explicar los criterios utilizados para esta-
blecer el valor de esta variable. Número de bordes corregido por su Módulo
de Ruptura (mr)
Observaciones La aplicación del coeficiente mr permite desa-
Aquí deberá introducirse cualquier apreciación rrollar recuentos directos de bordes corrigiendo el
que complete la información recogida en esta ficha, distinto grado de fragmentación o ruptura de cada

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tipo cerámico, especialmente de sus bordes (Mateo las mismas sobre distintos yacimientos y contextua-
y Molina, 2016). El módulo de ruptura de un deter- liza adecuadamente las circunstancias del hallazgo.
minado tipo se obtiene mediante el promedio de los
diferentes porcentajes de borde conservados. Para
los contenedores anfóricos se han confeccionado 5.  Recomendaciones finales
unas tablas que van incorporando nueva informa-
ción en nuevas versiones (Mateo y Molina, 2016). El uso de varios sistemas diferentes de cuanti-
ficación sobre el mismo conjunto ha sido testeado
Cálculo de volumen contenido corregido con Índices sobre algunos contextos privilegiados, a modo de
de Capacidad Media (cm) muestreo, como es el caso del depósito votivo del s.
En el caso de las cerámicas contenedoras, espe- iv a. C. en la calle Zacatín, en Granada (Adroher et
cialmente para las de transporte de mercancías, los al., 2015), lo que no hace sino valorar la necesidad
análisis cuantitativos pueden perfeccionarse anali- de que cada autor considere diversas opciones a la
zando las proporciones del contenido que llegan hora de aproximarse al registro arqueológico y tratar
a un determinado yacimiento, y no tanto el con- de analizarlo de forma adecuada.
tenedor en sí. Por ello, y ante la enorme variabili- Por otra parte, a modo de conclusiones enten-
dad de capacidades de los distintos contenedores, demos que se pueden realizar una serie de recomen-
especialmente entre las ánforas, se están desarro- daciones tanto a los investigadores como a quienes
llando índices correctores medios de capacidad valoren tanto los proyectos de investigación –enti-
–cm– para cada tipo que representarán su capaci- dades académicas o privadas– como sus resultados
dad media, con el fin de cuantificar no los envases, –revistas y editoriales en general–, acerca de cier-
sino sus contenidos. tos requerimientos en los que insistir a la hora de
considerar como valor de calidad en el momento
Densidad de evaluar ciertos ítems.
Este valor muestra la representatividad del tipo
cerámico en estudio en relación al contexto donde – Insistimos en que lo que se cuantifica es lo que
aparece, puesto que no podemos equiparar la pre- hay, y no lo que hubo. En ciertas condiciones
sencia de un número determinado de vasos en un podemos aproximarnos a lo que existió en el pa-
gran contexto estratigráfico, como un simple relle- sado, pero la casi totalidad de las ocasiones solo
no, con una alta concentración de ese material en tenemos la oportunidad de saber lo que tenemos
un espacio reducido como sucedería en un depó- entre manos.
sito. Igualmente, en dos yacimientos contemporá- – Es necesario contrastar información, por lo que
neos ubicados en posiciones distintas en una red debe en todos los casos recurrirse a sistemas de
comercial –un puerto de costa y un pequeño asen- cuantificación normalizados; hasta tal punto
tamiento rural de montaña– la cantidad esperada es así que las revistas científicas con control de
de material comercial es necesariamente distinta, y calidad deberían tener en cuenta la utilización
si no tenemos en cuenta la densidad, un valor arti- de estos sistemas para aceptar publicaciones re-
ficial como la cantidad de excavaciones realizadas lacionadas con análisis cerámicos contextualiza-
en ambos yacimientos podría dibujar una situación dos, no así, obviamente, con casos particulares o
inversa. Es decir, que hubiese más material en una materiales fuera de contexto.
zona de consumo interno fuera de las principales – Debemos tender a publicar la totalidad del ma-
vías de comunicación que en un centro de consumo terial, y no una selección de un contexto, y eso
y redistribución primario. Por tanto, la densidad es se refiere tanto a las tablas como a las imágenes,
un índice corrector respecto a la cantidad de inter- pues en ocasiones piezas que pueden pasar inad-
venciones arqueológicas realizadas y la extensión de vertidas a un investigador pueden ser reconocidas

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por otro. Eso significa que no puede realizarse arqueológicos, no puede establecerse ninguna
ninguna selección de la muestra, lo que resultaría relación con el proceso de registro del material
del todo injustificable. No obstante, también es en campo, si bien se aconseja que, indepen-
cierto que no todo se puede clasificar, por lo que dientemente de la documentación específica de
el uso de campos denominados “otros” o “inde- cada objeto, éstos siempre queden integrados
terminados” no deben avergonzar al autor de un dentro de algún sistema que permita identificar
trabajo. unidades de recogida –mínimas de excavación,
– Al publicar utilizando un sistema de cuantifica- alzadas, unidades estratigráficas, dependiendo
ción –o varios– siempre es positivo que se des- de los protocolos de campo de cada equipo– y
criba con detalle la técnica utilizada, de modo en los cuales se agrupen conjuntos de materia-
que se pueda distinguir exactamente de otras se- les que sean susceptibles de ser analizados con
mejantes, como puede suceder con el nmi –que este protocolo. Las piezas aisladas de contextos
puede ser ponderado o no– para saber si esos arqueológicos –unidades de trabajo– no pue-
resultados pueden ser contrastados con otros de den someterse a estos protocolos al haber sido
semejante naturaleza. descontextualizadas.
– A pesar de que la legislación de algunas comuni- – La descripción de pastas y los análisis arqueomé-
dades autónomas permite purgar materiales ar- tricos quedan fuera de los parámetros del pro-
queológicos –siempre bajo justificación y permi- tocolo, que busca sistematizar un registro que
so administrativo–, entendemos que al nivel de facilite la accesibilidad a la mayor cantidad de
conocimiento con el que en la actualidad conta- datos posibles, planteando modelos de uso rá-
mos sería necesario no deshacerse ni siquiera de pido, flexible, versátil y con la menor comple-
los fragmentos amorfos o informes, ya que las jidad posible. Los resultados de cualquier tipo
pastas y arcillas pueden proporcionar informa- de analítica –pastas, contenidos, termoluminis-
ciones que hasta hace apenas una década eran cencia…– o temas específicos como sistemas
prácticamente desechables, como procedencia, decorativos quedan dentro de otros ámbitos no
tecnología o contenidos, convirtiéndose este tipo cuantificables, por lo que formando parte del
de fragmentos no diagnosticables en elementos discurso no se reflejan en este protocolo, entre
particularmente válidos para estos y otros tipos otras cosas, porque son mucho más infrecuentes
de muestras que en el futuro pudieran desarro- de lo que sería deseable.
llarse. Ni que decir tiene que debe recordarse no – Una de las principales ventajas del protocolo es
limpiar de ninguna manera aquellos ítems que que permite gestionar un elevado número de
se consideren adecuados para ciertas analíticas, piezas en un tiempo muy reducido. La experien-
particularmente en el caso de los contenidos. cia en el yacimiento francés de Lattes demuestra
– En cuanto a la representación gráfica de resul- que con un equipo adecuado pueden incorpo-
tados de estudios de conjuntos, y siguiendo cri- rarse más de 200.000 fragmentos de cerámica al
terios de calidad visual y facilidad de acceso a mes en una base de datos modelo sira, donde la
la información, resulta interesante utilizar los mayor parte de los campos están automatizados
gráficos de barras o de columnas, evitando, en y garantizan además la casi total eliminación de
la medida de las posibilidades, los diagramas de errores por uso exagerado de códigos de iden-
áreas o los de sectores, pues son mucho menos tificación y ventanas de autoentrada de datos;
visuales, especialmente cuando se cuenta con un las bibliotecas de ayuda permiten una rápida
elevado número de variables. identificación, e irían mejorando conforme se
– Dada la naturaleza de este protocolo, que inten- vaya ampliando su uso por parte de la comuni-
ta definir parámetros de comportamientos gene- dad científica, ya que su filosofía es de freeware
rales sobre materiales procedentes de contextos de aportación canalizada por un coordinador

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único. Es cierto que se requiere personal espe- Aquilué, X. (1987): Las cerámicas africanas de la ciudad
cializado en las diversas fases de ocupación del romana de Baetulo (Hispania Tarraconensis). bar
yacimiento, pero en todo caso eso es propio de Int. Series, 337. Oxford: Archaeopress.
un equipo transdisciplinar actualizado. En úl- Aquilué, X. y Roca, M. (eds.) (1995): Ceràmica comu-
na romana d’època alto-imperial a la Península Ibèrica:
tima instancia insistimos que pueden honesta-
estat de la qüestió. Monografies emporitanes, 8.
mente utilizarse los campos de indeterminado, Arcelin, P. y Tuffreau-Libre, M. (eds.) (1998): La
de modo que al menos no se clasifiquen erró- quantification des céramiques: conditions et protocole:
neamente ciertas piezas y queden incorporadas actes de la table ronde du Centre archéologique euro-
en cuantificaciones que tendrían un escaso valor péen du Mont-Beuvray, Glux-en-Glenne. Bibactre, 2.
representativo. Bibracte: Centre archéologique européen du Mont
Beuvray.
Cualquier protocolo es una forma ideal de orga- Beltrán Lloris, M. (1998): El Instrumentum Domes-
ticum de la ‘Casa de los Delfines’ - Colonia Victrix
nizar la información –bases de datos–, pero la rea-
Iulia Lepida-Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza). Zara-
lidad cotidiana crea una serie de dificultades de las goza: Institución Fernando el Católico.
cuales somos conscientes. No siempre los arqueólo- Beltrán Lloris, M. (2001): “Ánforas béticas en la
gos son capaces de identificar una forma o una pasta Tarraconense: bases para una síntesis”. En Congreso
cerámica, por lo que es preferible asignar provisio- Internacional Ex Baetica amphorae, Conservas, acei-
nalmente un nombre nuevo relacionado con el ya- te y vino de la Bética en el Imperio Romano (Sevi-
cimiento –por ejemplo Colomina a, ue-128-001– lla-Écija, 1998). Écija: Editorial Gráficas Sol, vol.
a la espera de que otros investigadores establezcan ii, pp. 441-537.
Bes, Ph. y Poblome, J. (2008): “(Not) see the wood for
una equivalencia. Por supuesto, pueden existir tam-
the trees? 19,700 + sherds of sigillata and what we
bién errores de atribución a una determinada que can do with them”, Rei Cretariae Romanae Fautores
no podrán ser detectados hasta que alguien vuelva a Acta, 40, pp. 505-514.
revisar el conjunto. Nuestro protocolo intenta me- Bourgeois, A. y Mayet, F. 1991: “Les sigillées”. En
jorar la práctica de registro y cuantificación de ce- Fouilles de Belo, vi. Publications de la Casa de Veláz-
rámica arqueológica, si bien entendemos que puede quez, 14. Paris.
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