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Clasificación de antidepresivos:
1) Inhibidores de la recaptación de noradrenalina (tricíclicos de aminas terciarias):
amitriptilina, imipramina, clomipramina, doxepina).
2) Inhibidores de la recaptación de noradrenalina (tricíclicos de aminas secundarias):
protriptilina, desipramina, maprotilina, amoxapina).
3) Inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS): fluoxetina, sertralina, paroxetina,
fluvoxamina.
4) Atípicos: bupropión, trazodona, nefazodona.
5) Inhibidores de la mono-amino-oxidasa (IMAO): fenelzina, selegilina, tranilcipromina.
Propiedades farmacológicas:
Son incompletos los conocimientos acerca de las propiedades farmacológicas de los
fármacos antidepresores. La imipramina se considera el prototipo de este grupo.
1) SNC:
En sujetos normales, la imipramina provoca somnolencia, aturdimiento, disminución leve
de la T.A., cansancio, dificultad para concentrarse y efectos anticolinérgicos.
Si se administra a pacientes deprimidos, sobreviene un aumento del estado de ánimo
(deben pasar de 2-3 semanas para que se manifiesten los efectos terapéuticos).
Sobre el sueño, presentan un efecto semejante a las benzodiazepinas; además, tienen efecto
sedante.
Acciones en las aminas cerebrales (mecanismo de acción):
Los antidepresivos potencian la acción de las aminas biógenas al inhibir su transporte y
recaptación en las terminales nerviosas.
Los agentes terciarios inhiben la recaptación de noradrenalina y serotonina con poco efecto
sobre la dopamina.
Los agentes secundarios son inhibidores potentes y selectivos de la recaptación de
noradrenalina (presentan efectos anticolinérgicos y autonómicos más limitados).
Los agentes atípicos son antagonistas de receptores 5-HT1, y facilitan indirectamente la
transmisión noradrenégica.
Los IMAO potencian también las monoaminas al bloquear la enzima que se encarga de la
degradación enzimática de estas.
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El bloqueo del transporte de la dopamina se relaciona con una actividad estimulante más
que antidepresiva.
La inhibición de la captación de serotonina produce actividad antidepresiva.
La inhibición de la recaptación de noradrenalina produce actividad antidepresiva en forma
sostenida.
Sin embargo, el comienzo de la actividad antidepresiva se demora de 2-3 semanas y la
potenciación de la neurotransmisión monoaminérgica debe ser solo una etapa inicial de una
cascada potencialmente compleja de acontecimientos que culmina en actividad
antidepresiva.
2) Sistema nervioso autónomo:
Los efectos de estas sustancias en este sistema resultan de la inhibición del transporte de
noradrenalina hacia las terminaciones nerviosas adrenérgicas, y de antagonismo
muscarínico y alfa-1. Por esto se puede producir visión borrosa, sequedad bucal,
estreñimiento, retención urinaria y otros efectos indeseables a dosis terapéuticas de estos
fármacos. La amitriptilina produce estos efectos con gran frecuencia, la desipramina menos,
y en los atípicos, como trazodona, casi no se producen.
3) Aparato cardiovascular:
A dosis terapéuticas los antidepresivos tricíclicos pueden provocar hipotensión postural (es
la más frecuente y se produce por bloqueo alfa adrenérgico) y taquicardia sinusal leve (por
inhibición en la recaptación de noradrenalina y bloqueo de receptores muscarínicos). En el
EKG se puede observar inversión o aplanamiento de la onda T y aumento del tiempo de
conducción (dependen de la dosis y la concentración plasmática). Provocan un efecto
depresor directo del miocardio.
Por tanto, como pueden causar hipotensión ortostática, inducir arritmias e interactuar de
forma impredecible con otros fármacos (especialmente los inhibidores de la recaptación de
serotonina), se deben administrar con gran precaución a los cardiópatas.
Los inhibidores de la recaptación de serotonina provocan menor efecto cardiodepresor,
menor hipotensión postural y margen alto de seguridad en caso de sobredosificación aguda.
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FARMACOCINETICA DE LOS ANTIDEPRESIVOS:
Los antidepresivos tricíclicos se absorben bien luego de administrarse por vía oral. A pesar
de emplearse al principio varias veces al día, sus vidas medias relativamente largas y su
amplio margen de concentraciones toleradas permiten una transición gradual hacia una
dosis única administrada a la hora de dormir.
Una vez absorbidos se distribuyen ampliamente, se fijan extensamente a proteínas
plasmáticas y a constitutivos tisulares (Vd = 10-50 L/kg). La mayor parte de los
compuestos tricíclicos se eliminan casi por completo en un plazo de 7-10 días; los IMAO
cesan su efecto en aproximadamente 2 semanas.
Tolerancia y dependencia física:
Generalmente se desarrolla tolerancia a la sedación y a algunos efectos autonómicos. Es
conveniente interrumpir de forma gradual la administración de un antidepresor tricíclico
(en ocasiones se presentan algunos síntomas de dependencia física como malestar,
escalofríos, mialgias y coriza luego de la interrupción brusca de grandes dosis).
Contraindicaciones:
Luego de IMA.
Defectos de la conducción.
Administración simultánea de otros depresores cardíacos (antiarrítmicos clase 1).
Los niños son más vulnerables a los efectos cardiotóxicos y las convulsiones.
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Interacciones de los antidepresivos:
Dosificación y posología:
Usos terapéuticos:
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FARMACOS ANTIMANIACOS ESTABILIZADORES DEL ESTADO DE ANIMO:
Sales de litio: son eficaces para el tratamiento de la manía y la prevención de las crisis
recurrentes de la enfermedad bipolar.
El litio (Li) es el más ligero de los metales alcalinos y comparte características con el sodio
(Na) y el potasio (K).
Mecanismo de acción:
Estabilizador del ánimo (mecanismo de acción desconocido). A diferencia del Na y K se
distribuye pobremente a través de las membranas biológicas.
En estudios en animales se ha propuesto que:
Inhibe la secreción de noradrenalina y dopamina (no de serotonina) desde las
terminaciones nerviosas e incluso, intensificar la descarga de serotonina.
Provoca un incremento en la inactivación de aminas.
Ejerce una acción moduladora.
Farmacocinética:
Se absorbe casi por completo en el tubo digestivo y se alcanzan dosis plasmáticas
máximas después de 2-4 horas.
Se acumula gradualmente en diversos tejidos (el gradiente de concentración a través de
las membranas es mucho más bajo que para el Na o el K.
No se fija en grado apreciable a las proteínas plasmáticas.
Se elimina por la orina (vida media de 20-24 horas).
Tiene un bajo índice terapéutico (las concentraciones plasmáticas deben medirse para
facilitar el empleo seguro del fármaco).
Preparados:
Carbonato de litio (cápsulas): contiene 8meq. de Li por 30 mg de la sal carbonato.
Citrato de litio (jarabe): contiene 8 meq. de Li por 5 ml.
Las cifras plasmáticas seguras varían entre 0.75- 1.25 meq/l, 10-12 horas después de la
última dosis (esto suele alcanzarse con dosis entre 900-1500 mg de LiCO 3 al día en
pacientes ambulatorios y de 1200-2400 mg en los hospitalizados).
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Interacciones farmacológicas:
Tiazidas (producen deficiencia de Na): incrementan la retención de litio.
Triamtereno: incrementa la excreción de litio.
AINES: facilitan la resorción tubular de litio e incrementan sus concentraciones
plasmáticas hasta niveles tóxicos.
Los antidepresivos tricíclicos producen retención urinaria e incrementan
concentraciones de litio.
Antipsicóticos: son antieméticos y pueden enmascarar los vómitos que son signos
tempranos de intoxicación por este metal.
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Para reducir el riesgo de recaída de la enfermedad depresiva mayor, lo mejor es proseguir
con la medicación durante no menos de 6 meses después de la recuperación clínica total
manifiesta. Se recomienda el empleo de las dosis inicialmente terapéuticas, aunque la
aceptación y tolerancia de los pacientes puede requerir flexibilidad a este respecto. La
retirada temprana de la medicación se relaciona con una alta tasa de recaídas. El único
fármaco antidepresor que se ha valorado a largo plazo es la imipramina.
La decisión de recomendar terapéutica a largo plazo con un antidepresor se basa en los
antecedentes de recurrencias y, debido a la alta tasa de recaídas cuando se suspende el
tratamiento de sostén, se recomienda reducción muy gradual y vigilancia estrecha durante
muchas semanas cuando este se retira.
El tratamiento electroconvulsivo es el más rápido y eficaz en la depresión aguda grave y a
veces salva la vida en los pacientes agudamente suicidas.
El litio es muy eficaz para tratar la manía aguda, pero actualmente no se utiliza como
agente terapéutico único a causa del inicio lento de su acción y las dificultades potenciales
en la terapéutica segura en el paciente maníaco muy agitado y que no colabora. Al principio
puede emplearse un neuroléptico o una benzodiazepina sedante potente (lorazepam o
clonazepam) para lograr cierto grado de control de la agitación aguda y mayor estabilidad
de los líquidos y los electrólitos. A continuación puede emplearse litio con mayor seguridad
para la estabilización del ánimo a plazo más largo. La decisión clínica para recomendar
terapéutica de sostén con litio por tiempo indefinido se basa en el equilibrio entre la
frecuencia y la gravedad de las crisis anteriores de la enfermedad maníaco-depresiva, la
edad del paciente y la confianza que se considera se le puede tener, y el riesgo de esta
sustancia potencialmente tóxica con un margen muy estrecho de seguridad.
La depresión bipolar no se debe tratar solamente con un antidepresor pues existe un mayor
riesgo de que empeore la agitación y de inducir manía. La terapéutica de los estados de
ánimo maníacos, mixtos y depresores de la enfermedad bipolar se basa en el litio o en otros
estabilizadores putativos del ánimo, como medida terapéutica primaria. Se puede añadir un
antidepresor con precaución y de manera temporal para tratar la depresión, pero no se ha
comprobado el beneficio adicional de las combinaciones sostenidas (se plantea que se
incrementa el riesgo de inducir un aumento en la tasa de ciclos de cambios del ánimo o el
tiempo que duran los estados hipomaníacos o maníacos. No está clara la elección de un
antidepresor en la enfermedad bipolar. Actualmente se emplean con frecuencia los ISRS o
el bupropión, a pesar de la falta de apoyo formal de investigación para efectuar una
elección racional del compuesto, la dosis o el tiempo de administración.
En los últimos años, la intolerancia o la protección incompleta ofrecida por el uso
prolongado del litio en la enfermedad bipolar han hecho que se consideren tratamientos
alternativos. Los fármacos mejor establecidos son dos anticonvulsivos: carbamazepina y
ácido valproico, que han mostrado actividad antimaníaca y pueden tener también actividad
estabilizadora del estado de ánimo.
Carbamazepina: puede ser útil sobre todo en los pacientes que no responden al litio o al
valproato. Su efectividad aumenta cuando se administra junto al litio. Se ha utilizado
también en pacientes con stress post-traumático, síndrome de retirada por abuso de
sustancias, trastornos de personalidad y comportamiento explosivo.
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Acido valproico o valproato de sodio: la FDA (Food and Drug Administration) de los
Estados Unidos lo ha aprobado para el tratamiento de la fase maníaca del trastorno bipolar.
Su mecanismo de acción en la estabilización del talante no es completamente comprendida,
pero el fármaco incrementa las concentraciones presinápticas del GABA, el principal
neurotransmisor inhibitorio en el SNC.
Se ha empleado también para calmar la agitación y las agresiones impulsivas en los
pacientes psiquiátricos, en los trastornos de personalidad, en el tratamiento de retirada por
abuso de drogas y en la esquizofrenia.
Dosis: 750 mg/día (dosis divididas).
Lamotrigina: parece ser tan efectiva como el litio para el manejo de la manía aguda y para
el tratamiento de episodios refractarios del estado de ánimo.
Topiramate: estabilizador del estado de ánimo.
Gabapentina: también se ha utilizado para el tratamiento del trastorno bipolar.
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