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Tema 1: El conocimiento filosófico

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

1. ¿EN QUÉ CONSISTE LA FILOSOFÍA?


¿Qué es la filosofía?: ¿una asignatura que hay que estudiar y aprobar?, ¿un saber?,
¿una ciencia?, ¿una profesión para algunos?, ¿una afición intelectual para otros?,
¿sirve para algo? Vamos a ensayar algunas respuestas. Primero vamos a decir lo que
no es, para acercarnos luego a lo que sí es.
La filosofía no es una ciencia en el sentido actual de la palabra ‘ciencia’.
No es una ideología, aunque muchas ideologías se fundamentan en teorías
filosóficas.
No es un sustituto de la religión ni una pseudo-religión, aunque tiene muchos
puntos de contacto con las religiones.
No es un arte. No es algo que se ‘hace’ ni que se aprende a hacer. No es
un saber práctico.
Vamos ahora con lo que sí es.

ETIMOLÓGICAMENTE. El término empieza a usarse en Grecia y quiere decir


exactamente amor a la sabiduría: “Filía” y “sofía”.

En Grecia se entiende por sabiduría el saber propio de los dioses. Ellos son quienes
tienen el conocimiento superior. Saben cómo han empezado a existir las cosas, saben
por qué los hombres son como son y actúan de esta o de la otra manera, etc. Los
dioses lo saben todo y los hombres pueden llegar a participar de ese conocimiento. El
amor a ese conocimiento y el conocimiento mismo, eso es la sabiduría.

Según esto, el filósofo es un sabio. El que sabe por saber, no porque le haga falta
para algo, sino por puro amor al saber, porque quiere conocer la verdad de las cosas
importantes. La filosofía comienza cuando el hombre se pregunta por cosas cuya
respuesta no tiene a mano.

UNA BÚSQUEDA. La actitud primera y fundamental del filósofo es la de buscar


respuestas a preguntas filosóficas: ¿cuál es el origen del mundo y del hombre?, ¿de
dónde venimos y adónde vamos?, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿lo tiene la muerte?,
¿qué hay después de la muerte?, ¿cuál es la medida de mi propio ser?, etc. Estas
preguntas filosóficas no son exclusivas de los filósofos; acucian a todo hombre que se
pare a pensar. Y esta es la única condición necesaria: pararse a pensar. Son las
preguntas radicales, que muchas personas parece como si rehuyeran y que surgen
inevitablemente en circunstancias extraordinarias: la muerte de un ser querido, una
enfermedad, la vuelta a la consciencia tras un coma, etc.

Ahora bien, el hecho de que estas preguntas asalten la mente de toda persona que
se pare a pensar no significa que todas las preguntas que acudan a su mente sean
preguntas filosóficas: Son preguntas no filosóficas las de respuesta inmediata ¿qué
hora es?, ¿cuánto cuesta este artículo?, ¿dónde has nacido?, ¿quiénes son tus
padres?, etc.

Y hay otras que son preguntas pseudo-filosóficas. Son las preguntas que pareciendo
que apuntan a problemas filosóficos, en realidad no apuntan a ningún sitio. He aquí
algunas: ¿es verdad que existo?, ¿qué seguridad tengo de que ahora estoy aquí y no
en otro sitio?, ¿estoy despierto o dormido?, ¿existe la realidad todo es pura fantasía?,
¿me moriré?, ¿por qué existe Dios?

EXPLICACIÓN RAZONADA DE TODA LA REALIDAD. Es un hecho que los hombres conocemos.


Decir esto es decir muy poco, porque también los animales conocen. Quienes tengáis
perro en casa lo sabéis muy bien. El hombre no es solo el ser que sabe, sino el que
sabe que sabe (homo sapiens sapiens). Por eso puede explicarse, puede preguntarse
y busca respuestas, puede “dar razón” de lo que sabe. El animal también conoce, pero
no se pregunta ni explica. Un perro, por ejemplo, sabe quién es su amo, sabe que le
quiere, puede solicitar su comida, su paseo o su juguete, pero no puede explicar eso
que sabe, no puede preguntar, ni puede preguntarse nada. Al hombre, en cambio, le
interesa todo, se cuestiona todo, se cuestiona la realidad porque sabe que, al menos
en parte, puede conocerla y explicarla de manera inteligente. Eso es propio de la
filosofía.

2. MODOS DE SABER.
Hay diferentes modos de entender y explicar la realidad. Cada uno de estos modos
usa su lenguaje y sus modos de expresión.
1. El mito. Suele señalarse como primera explicación de lo que los hombres
ignoraban. Veían un cielo precioso por las noches, un volcán, una tormenta, etc.,
cosas, todas ellas, para las que no tenían explicación, lo interpretaban en clave
mágica o misteriosa e inventaban explicaciones de lo más variopinto y curioso.

“Lo primerísimo que nació fue Caos; pero enseguida


Tierra de ancho pecho, sede por siempre segura de todos
los inmortales que ocupan las cimas del nevado Olimpo,
y el nebuloso Tártaro en abismo de la tierra de vastos
caminos y Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales,
que afloja los miembros, que de todos los dioses y de todos los hombres
domeña en sus pechos el entendimiento y el prudente consejo.
De Caos nacieron Érebo y la negra Noche
y de la Noche, a su vez, Éter y Día nacieron,
a los cuales engendró habiéndose unido en amorosa coyunda con Érebo.
Y Tierra engendró lo primero, igual a sí misma
el cielo estrellado, para que por todas partes la cubriera,
a fin de que para los felices dioses fuera sede por siempre segura.
También engendró los grandes montes, gratas moradas de unas
diosas, las ninfas, que habitan por los abruptos montes.
Asimismo dio a luz al mar imposible de secar, de impetuosa corriente”.
Cosmogonía de Hesíodo
(www.cervantesvirtual.com/historia/TH/cosmogonia_griega.shtml)

2. La filosofía. El mito era un relato muy sencillo, con elementos mágicos, para
explicar aquello que no se entendía. Era un saber generalizado y popular bloqueado
en el tiempo que no dejaba satisfechas a las mentes más despiertas. Sus
explicaciones no convencían a los amantes de la verdad. Al hombre no le basta con
vivir, quiere saber también por qué y para qué vive. Esta experiencia tal vez la
tengamos alguno de nosotros. A veces recibo explicaciones que no me convencen; si
la cosa merece la pena y me interesa, entonces me pongo a investigar, dicho de otro
modo, busco la verdad. Esta es la tarea propia del filósofo: buscar la verdad
apoyándose en la razón, de tal modo que pueda explicarlo y cualquier otra mente
inteligente pueda entenderlo. Se suele decir que la filosofía apareció con Thales de
Mileto, que vivió entre los siglos VII y VI a. de C., cuando los griegos abandonaron el
mito para sustituirlo por el logos.

- ¿Qué es el logos? Este es uno de los términos básicos e importantes de la


filosofía. Tiene tres acepciones relacionadas:

a) Racionalidad. Los primeros pensadores griegos se dan cuenta de que el mundo


está organizado, se descubre en él un orden que la mente humana puede entender.
Ese orden presente en el mundo es el logos.

b) Ahora bien, ese orden es el mismo para los hombres y para las demás criaturas,
pero solamente el hombre puede entenderlo, porque solo él es una criatura con
capacidad para razonar. A esa capacidad también se la denomina logos. De manera
resumida, en esta segunda acepción se puede definir como comprensión inteligente
de la realidad.

c) Por último, de nada valdría que el hombre descubriera ese orden y lo entendiera
si no pudiera comunicarlo. Y esta es la tercera acepción: explicación mediante la
palabra.

3. La religión. Las principales cuestiones que interesan a los filósofos también se


explican desde la fe, pero los contenidos de fe van más allá de lo que puede ser
conocido mediante la razón. Esto no quiere decir que la fe contradiga a la razón, sino
que su campo se extiende más allá de la razón. La fe es suprarracional porque
introduce al hombre en el misterio, que solo puede ser aceptado como tal misterio
desde la propia fe.

Las tres grandes religiones monoteístas parten de una revelación divina que
consideran verdadera. Judíos, musulmanes y cristianos otorgan su fe al Dios que
habla del hombre y de sí mismo.

4. Las ciencias. No explican “la” realidad, sino parcelas de realidad. La Biología


tiene por objeto los procesos que se dan en los seres vivos, su composición, sus
características, etc.; la Zoología el mundo animal, la Geografía estudia diversos

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