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El trabajo en equipo es parte de la nueva conciencia de las organizaciones modernas.

Es un
hecho que cuando todos comparten las metas de la organización, los resultados son altamente
satisfactorios. La conducta y los valores grupales intervienen directamente en el cumplimiento
de su misión, visión y objetivos estratégicos.

Los equipos de trabajo tienen cada vez más un papel fundamental en el funcionamiento de las
organizaciones (Cannon-Bowers y Bowers, 2010; Gil, Rico y Sánchez-Manzanares, 2008; West y
Markie- wicz, 2004) y el liderazgo resulta un factor crucial para la efectividad de estos equipos
(Judge y Piccolo, 2004; Stewart, 2006; O’Reilly, Caldwell, Chatman, Lapiz y Self, 2010). La
investigación sobre liderazgo ha conseguido importantes avances desde los años 30 en que se
inició su estudio científico, con una trayectoria caracterizada por un movimiento cíclico de
momentos de entusiasmo y desilusión (Shamir, 1999). Así, por ejemplo, en los años 70 ante la
falta de avances significativos se llegó a proponer el abandono del propio concepto de
liderazgo, mientras que en los años 80 se pasó a una fase de entusiasmo en la que se
desarrollaron los denominados ‘nuevos modelos de liderazgo’ y proliferaron las
investigaciones.

En la actualidad, los contextos organizacionales, por sus características y su diversidad,


suponen un importante caldo de cultivo para el desarrollo de numerosas modalidades de
liderazgo y de líderes (García Sáiz, 2010).

En particular, la globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación y los cambios


económicos y sociales plantean a las organizaciones nuevos roles y funciones de liderazgo, y
han vuelto a impulsar al alza su interés investigador (Burke y Cooper, 2006). Los escenarios en
los que intervienen los líderes se caracterizan por dar prioridad al movimiento continuo frente
al distanciamiento y la reflexión; por el desplazamiento de las decisiones a los expertos en
lugar de a las personas autorizadas a tomarlas por sus cargos; por una mayor improvisación y
una menor rutina; por ser más importante la actualización y la razonabilidad que la predicción
y la precisión; y por ser más recomendable la humildad en lugar de la arrogancia (Weick,
2000). En consecuencia, la necesidad de afrontar nuevos retos exige a los líderes adoptar un
papel complejo, capaz de compaginar la continuidad con el cambio y la innovación, y que a la
vez esté sólidamente fundado en principios éticos y valores sociales. Asimismo, el escenario
derivado de la globalización requiere ejercer un liderazgo global e integrador, sensible a las
diferencias culturales. También, la creciente complejidad e incertidumbre de las situaciones
empresariales actuales y el trabajo intensivo en conocimiento hacen inviable la actuación de
un único líder y requieren equipos multiprofesionales, con autonomía para trabajar y un
liderazgo compartido que emerja del propio equipo. Finalmente, las nuevas formas de trabajo,
como los equipos virtuales o equipos distribuidos, modifican las relaciones tradicionales del lí-
der con los colaboradores, requiriendo un nuevo tipo de liderazgo a distancia y con delegación
de funciones

https://www.redalyc.org/html/778/77817210005/

GIL, FRANCISCO, ALCOVER, CARLOS MARÍA, RICO, RAMÓN, SÁNCHEZ-MANZANARES, MIRIAM,


NUEVAS FORMAS DE LIDERAZGO EN EQUIPOS DE TRABAJO. Papeles del Psicólogo [en linea] 2011,
32 (Enero-Abril) : [Fecha de consulta: 18 de junio de 2019] Disponible
en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77817210005> ISSN 0214-7823

FORMACION DE EQUIPOS PARA EL LOGRO DE LOS RESULTADOS La formación de los equipos


surge de la necesidad que tiene la organización para alcanzar unos objetivos concretos, las
personas que los integran requieren entrenamiento. En muchas ocasiones los equipos fracasan
ya que se integran sin un propósito definido, sin preparación, ni modificaciones en el diseño
del trabajo que realizan sus miembros y no cuentan con sistemas que faciliten su
comunicación. Los equipos son exitosos cuando se integran con base en objetivos bien
establecidos y en combinación con otros cambios organizativos que les permitan realizar sus
actividades en armonía. La organización que adopte el trabajo en equipo como su forma de
funcionamiento, requiere un periodo de transición y entrenamiento para asegurar el logro de
los resultados. Aunque cada grupo es singular en su desarrollo, todos ellos siguen un proceso
similar en el mismo y en su evolución; combinando variables de madurez profesional; la cual
esta determinada por los resultados que obtiene el grupo en una tarea o función especifica y
madurez grupal definida como el grado de eficiencia del grupo, y establecida por la motivación
para asumir la responsabilidad y lograr resultados, la integración y cohesión del grupo se
definen cuatro fases de evolución del grupo: ¾ Iniciación: Se presenta una baja madurez
profesional, no se tiene claridad en los objetivos y no se conoce la contribución a los mismos
de los individuos; la madurez grupal suele ser baja, los integrantes no han desarrollado
sistemas de interacción efectivos y no existe sentido de pertenencia. Desde esta fase es muy
conveniente la colaboración de un facilitador que guié el proceso. ¾ Orientación: La madurez
del equipo aumenta lentamente a medida que se desarrollan sus competencias. Pueden surgir
sentimientos de frustración, competitividad y/o confusión con relación a los objetivos y
funciones del grupo, lo que provoca que se presenten conflictos y enfrentamiento entre los
integrantes o entre estos y el facilitador, quien debe saber afrontar este tipo de reacciones
negativas como normales, y que son debidas al propio desarrollo del grupo. ¾ Clarificación: La
madurez grupal continua aumentando así como la profesional, los miembros están
comprometidos con ciertas normas, toman decisiones en cuanto a cual es el propósito común.
Esta es una de las fases claves del trabajo colectivo, cada uno de los miembros tiene ideas
diferentes acerca del objetivo final que se proponen, y unificar colectivamente estas ideas para
que sea bien definido. Comienzan a desarrollarse sentimientos de confianza y respeto hacia los
miembros y sus aportaciones, aumenta el grado de cohesión del grupo y el sentido de
pertenencia al mismo, haciéndose la comunicación más directa y fluida. ¾ Integración: Los
miembros del equipo poseen las competencias necesarias para poder trabajar eficazmente y
de manera autónoma, saben que tienen que hacer y como hacerlo; tienen claros los objetivos
y como conseguirlos. La distribución y redistribución del conocimiento y necesidades de los
miembros y de los requerimientos de la situación. La definición colectiva de un plan de acción
de ayuda al equipo a definir las actividades que deben realizarse, a clarificar el papel que
desempeñara cada uno de los integrantes y sus responsabilidades, así como su
interdependencia con otros miembros. Con relación al nivel de madurez grupal, este es muy
alto; se desarrollan sentimientos positivos sobre los restantes miembros y sobre los logros del
equipo, se reconoce, apoya y estimula la participación activa de los individuos y sus
aportaciones al grupo, se logra una comunicación efectiva.

https://www.redalyc.org/pdf/849/84903564.pdf
https://blog.fullempleo.com/1-6-casos-de-exito-en-el-trabajo-en-equipo/

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