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Lizardo Moscoso Molina

GALERIA DE

POETAS
ORENSES

N°. 7

DICIEMBRE DE 1979
LIZARDO MOSCOSO MOLINA

Nació en Piñas, llamada la "Orquídea de El Oro" el 7 de Enero de 1.924.


Sus padres don Luis Moscoso Zambrano y doña Emilia Molina de Moscoso,
que constituyen ejemplos de virtudes y corrección en nuestra tierra.
Realizó los estudios secundarios en los colegios: "Bernardo Valdiviezo'' de
Loja, "Borja" de Cuenca y "San Gabriel" de Quito.
Desde muy joven, con sencillez y lo que podríamos decir, sin proponerse,
comienza a escribir poesía Desafortunadamente como él mismo dice, la
mayoría se han perdido o "permanecen por allí en algún lugar de su casa",
casi olvidadas.
Ha intervenido en la vida pública con lucimiento y entre otros ha
desempeñado los siguientes cargos: Primer Diputado Suplente por El Oro,
en 1.952, Jefe Político del Cantón Pinas y Agente del Banco Nacional de
Fomento en su tierra natal.
Desde su fundación, pertenece al Núcleo de El Oro de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana y por su versación poética muchas veces le
correspondió exaltar a las Reynas de su ciudad luz, habiendo participado
también en muchos recitales de poesía en nuestra provincia. Además ha
colaborado en periódicos de El Oro y en éstos y "El Universo" de Guayaquil
se han publicado sus producciones.
Al presentar esta nueva entrega, deseo alentar a nuestros
comprovincianos para que hagan posible difundir sus producciones, por el
bien de las letras orenses.

C. T P
GALERIA
DE
POETAS
ORENSES

N°. 7

MACHALA - ECUADOR
1979
Ediciones del Núcleo de El Oro de la
Casa de la Cultura Ecuatoriana, bajo la
dirección del Dr. Colón Tinoco Pineda,
Presidente de la Casa
PRESENTACION

Tienes en tus manos, lector amigo, un libro de versos. Versos de


amor escritos por quien ha amado ama mucho, Lizardo Moscoso Molina,
uno de los espíritus más sensitivos y selectos que me ha sido dado
conocer.

Versos escritos, eso se nota con sólo poner los ojos en ellos, para
dar libre curso a las vivencias espirituales, para descargar el alma transida
de riquezas, de sensibilidades profundas. No son versos para trazar la
imagen del poeta ansioso de encontrar un lugar en el santoral de la
poesía; pero de ellos surge el poeta avasallador que muchas veces fuerza
las palabras y las reglas, pero expresa bellamente un estado determinado
del alma ... Y eso es poesía.

¿Quién de joven no ha hecho poesía o por lo menos versos? Lizardo


Moscoso hizo poesía adolescente, y siguió haciendo esa poesía para sí
mismo. Es que la transparencia de la juventud no se empanó en él con el
paso de los artos. Siguió siendo joven, y por eso bueno.

Por ese amor inundante. Lizardo Moscoso tuvo y tiene a su lado una
compañera solidaria y única a la cual canta, y se rodeó de hijos que son
su orgullo. Para él no habrá la soledad terrible de los artos provectos.
Puede decir con Alejandro Carrión: "Cuando el invierno llegue, no estaré
solo".

¿Qué extraño puede ser, entonces, que haya cantado al amor toda
su vida, a sus cambiantes vivencias, a sus evocaciones y nostalgias? Por
eso entrega este libro a los lectores, libro que es lenitivo y peldaño.
Lenitivo para las aflixiones de la vida mecánica y materialista en esta hora
de la sociedad de consumo; peldaño para elevarnos a lo trascendental
partiendo de las cosas de todos los días, de las pequeñas felicidades y
penas (las únicas verdaderas) que los ojos obnubilados por la vorágine
que se agita en torno, no dejan ver.

Versos sin rimbombancias, sin ampulosidades; sencillos como el


arroyo que corre buscando su destino final sin temerlo, hechos por quien
vivió y vive una vida limpia y sincera, que ha consumido ya varias etapas
con la naturalidad del hombre que puede tomar a la muerte "como una
edad que se alcanza viviendo", según expresión de Sixto Pondal Ríos.
Son versos, estimado lector, que tú o yo pudimos hacer-los; pero no
los hicimos; y eso quizá porque no dimos valor a las pequeñas cosas. Una
añoranza, un recuerdo, una lágrima furtiva, un pañuelo, una carta
olvidada en la gaveta y que de repente aparece, una promesa cuyo
cumplimiento quedó suspendido para siempre sin dejar de ser promesa ...

Me ha concedido Lizardo el honor de escribir estas palabras de


presentación de su libro. Lo he aceptado así, como un honor y como un
homenaje a la vieja amistad que arranca de la niñez sencilla y pobre que
nos unió hace tan lejanos años y que se ha ido fortaleciendo todos los
días, sin que nada pueda empañarla. Mi nombre unido al de él en este
libro, es y será uno de mis más auténticos orgullos.

Por eso la tarea me ha sido fácil, aunque seguramente estas


palabras no estén a la altura de sus versos.

No quiero anunciar la aparición de un nuevo poeta porque Lizardo


Moscoso no es nuevo; es, más bien, un viejo poeta que nos dice cosas
bellas en estilo y forma que se pueden considerar superados. Pero es
poesía, la que está incita en todas las cosas, pero que requiere una
sensibilidad especial para descubrirlas.

"¿Que los versos no son la poesía?


¡No! Pero son su vestidura regia.....”

Y Lizardo vistió esa poesía y nos la entrega hecha un libro, el libro


que tienes en tus manos. Léelo, amigo, con ojos limpios y corazón puro,
con ancha ternura y caudalosa generosidad. Allí encontrarás motivos para
comprender la vida y aceptar la amargura que muchas veces nos depara;
hallarás razones para amarla, esto es, para estar orgulloso parte de esa
gloriosa especie que se llama humana.

Guayaquil, enero 20 de 1980


Jorge E. Vivanco
TE QUIERO, SI TE QUIERO.

Yo no sé qué es lo que tienes;


o tus bucles me engañan delicados,
o es que de veras pienso en el amor
que se derrama a torrentes por tus ojos ....

La pasión que despiertas dulcemente


la siento que se pierde en mis entrañas,
me produces insomnio cuando pienso
dormirme en el Nirvana de tu gracia.

Y es que eres tierna y diáfana y hermosa,


y es que tienes el fuego que embelesas,
y tu voz que acaricia como nardo,
por eso es que te quiero dicha mía .....

Y pensar que te quiero insomne, lejos


saltando las murallas de distancias,
arrullándote gigante y diminuto
con el murmullo apacible de mi aliento.

Ya ves, cuánto te quiero amor, cuánto, de veras


cuánto mi sueño te trocó en verdad,
cuan to vivo tan sólo para verte
y cuánto diera por ser yo claridad.

No sé qué es lo que tienes unos ratos,


no sé por qué me embrujas al pasar,
o es que de veras pienso en que me quieres,
o es que en verdad yo a tí te quiero más.

Ya ves, me hablaste ayer muy quedamente


y me pediste que no escriba más,
que a ti mis versos te hincan hondamente
y que a veces también te hacen llorar.

No escribiré mientras dure tu ausencia,


ni diré mis secretos al azar
estrujaré en mi mente tu presencia
y haré llegar mis lágrimas al mar.

Que yo no sé qué tienes, es lo cierto


que me pongo bohemio de pasión,
unos ratos parece que me matas
y otros pienso que sólo mi ilusión.
Te dejo porque ignoro lo que tienes,
te dejo porque pienso en que me voy,
cuánto vivo tan sólo para amarte
tu amor me suena a mí como canción.

Te quiero, sí te quiero, también tú a mime quieres,


te quiero yo con tal intensidad,
que diera el corazón junto a mis penas,
por un beso que en ti es eternidad.
ME DICES QUE TE ESCRIBA

Ayer, cuando pensaba en que te fuiste al fin


me puse a rebuscar papeles y pañuelos
y me encontré absorto y pesimista aquel anillo
que entrelazó tu mano con la mía, para nada.

Luego asomó el espejito roto, roto completamente


para anunciarme seguramente alguna mala pasada
del tiempo en mi destino y amenazarme entonces
con malos y tristes presentimientos.

Quería encontrar siquiera una hebra de tu pelo


y hacer nudillos diminutos con la tristeza pura
de mis recuerdos hechos a través de mis versos.

Y no encontré siquiera tu imagen rota como espejo,


sólo el anillo que anudó nuestras vidas, un tiempo,
¡ i ¡ i ¡ <di y también asomó un pañuelo diminuto cual lágrimas
doblado mil veces con el cristal eterno de tu aliento.

Allí te percibí de nuevo como esencia,


perdiéndose mi ser en el recuerdo tuyo, de tristeza
y cuando ya pensaba enjugar mis lágrimas de pena
sonó la puerta, con golpes raros y continuos

Era el cartero aquél, el mismo de otros tiempos,


trayéndome un montón de papeles y de cartas
que pensé que tendrían importancia; porque era la rutina
y nunca me venían cosas buenas.

Más por juego que por deseo vehemente, abrí las cartas
y cuando iban pasando de mis manos al cesto de la tierra
encontré la que me habías escrito diciéndome te……. quiero
te quiero nuevamente; pero te quiero eterna como el tiempo.

Y allí me pides que te escriba, me dices dulcemente,


me dices que sientes ahora frío por la ausencia,
que volverás de nuevo para mirarnos sin decirnos nada
y solamente fundirnos en el mar infinito del amor.

Qué quieres que te escriba si ignoro dónde estás?


Cómo depositar mi carta cargada con mis lágrimas?
si ya el correo hace tiempo que cerró las valijas,
y pienso en que me dices te quiero, si, te quiero?

Te mandaré ésta carta, entera como mi alma,


irá en algún correo que lleve mi tristeza,
el sobre irá pegado con mis lágrimas propias
y estamparé mi nombre, con mano temblorosa.

Te quedaré esperando ya sin espejo roto,


relucirá el anillo que un día nos anudó
y mientras tú ya vienes con un pañuelo nuevo,
yo con el que dejaste aspiro ya tu voz.

Ya ves, tú qué me dices e insistes que te escriba,


luego palpando al tiempo para que vuelva ya,
y al terminar la carta te estampo yo mi nombre,
y te incluyo en mis versos, el beso de los dos.
SI ES QUE DUDAS DE MI

Si es que dudas de mí, no me cuentes tus penas,


si es que dudas de mí, no me digas que lo amas,
si es que dudas de mí, aléjate con tiempo,
y niégame que sufres por mi ausencia.

Si es que dudas de mí, por favor no me llames


quédate pensativa con tu duda
y déjame que siga queriéndote en silencio
y que busque en la soledad tu nombre.

No me hieras diciéndome que dudas,


no me atormentes más con tus palabras,
déjame pensativo haciendo muecas
y prediciendo el fin de la jornada.

Ayer, cuando me hablaste con tu modo,


me dijistes amor, con cierto encanto,
que en medio de la bruma de tu duda,
me amabas más en tiempos ya lejanos ……….

Tu voz me llega a veces como dardo,


me queman tanto a veces tus palabras,
que reniego unos ratos el reencuentro
y pienso no decirte una palabra.

Si es que dudas de mí, no me asesines


diciéndome por tu imaginación enormidades,
dime que estás cansada de lo mismo,
de mis falsas palabras " pronunciadas.

Tendré que meditar en lo que digo,


para que no interpretes mal tú mis palabras,
procuraré callar mis inquietudes,
a fin de que tú tengas la confianza.

Ya no te contaré mis ilusiones,


ni te diré que sufro, desdichado,
asomaré contento, siempre alerta
para no herirte ni con mi mirada.

Si es que dudas de mí, no me contestes,


quédate pensativa a la distancia,
sigue pensando al fin que no hay derecho
a pedirte que vengas a juntarte………
Talvez por tanto tiempo que ha pasado,
has perdido la imagen de quien era,
tu eterno ser, tu gran enamorado
por eso es que me dices que aún dudas.

Es verdad, el derecho no me asiste,


ni nada tengo ya que reclamarte,
crees que me diste todo aquella noche
cuando fue para mí solo el comienzo.

Sigo pensando siempre en que te quiero,


en que te llevo eterno con mis labios,
en que te amo, aunque dudes y me digas
que soy mejor cuando me lees en cartas.

No depende de mí, mi sentimiento,


siempre vivió para manifestarme
así de frágil y tan delicado
que me siento dolido cuando dudas.
GEOMETRIA

El punto en movimiento da la línea


la línea se ha quebrado en mil pedazos
formando en cada uno de sus trazos
la idea sin ninguna simetría.

La esfera va cerrándose tranquila


y en su centro se forma un abanico
que esparce como rayos infinitos
la alegre calma de mi paz marchita.

Dentro del corazón palpita la tricúspide


que agoniza cual péndulo muriente
levantando el latido que se pierde,
queriéndose escapar por la tangente.

El cuadrado del círculo imposible


prueba por A más B que Dios existe
pisando en pedestal como rectángulo
para vivir cogiéndonos de un ángulo.

El segmento que tienes tú de mi alma


tocando apenas mi melancolía
ordena que la cuerda se haga nudo
dando mi rostro migajas de alegría.

Como la línea la vida tiene curvas


como la línea la vida tiene partes
que hace que en cada quiebro tú me engarces
y en el centro del rombo el disco gire.

Y si hay plano inclinado, no lo niego


que pueden por sobre él correr muy juntas
tu vida con mi vida en paralelas,
aunque al final tan solo estén difuntas.

Y luego que busquemos el trapecio


con su lados iguales y sus caras
levantaremos en el plano incierto
la muerte en su figura que redime.

Esta es mi Geometría, ésta mi vida


este mi disco rodando a todas horas
este mi llanto sin lágrimas, terrible
perdiéndose con Cronos, cuando lloras.
LOS COLORES GEOMETRICOS

Y cuando ya tenemos Geometría


de figuras, medidas y de lados
trataremos de colorear todas sus caras
con matices azules, verdes, claros.

El punto siempre será color negro


como negro es el destino de mi recta,
pues sabe que mi vida se proyecta
con tintes en las tardes, de morado.

El rectángulo tendrá color naranja


ya dentro de él existe un agridulce
con átomos pequeños de pitanza
y sin sentir a veces la esperanza.

El cuadrado tendrá rojo de sangre


y cada lado será como de estambre
recibiendo del mar tonos de cielo
que anegarán a mi alma de consuelo.

El triángulo será que yo conserve


como esperanza remota en lejanía,
poniendo de tus ojos, solo el verde
tratando de salvar la barca mía.

Y el círculo que tiene harto del punto


será pintado de tonos, tornasoles
ya que él semeja cual mundo con amores
rotando y dando a todos sus dolores.

El espacio que existe en paralelas


será color de tierra en que germine
el rojo de mi sangre con tus labios
desoyendo el consejo de los sabios.

Todo estará cromado en el trapecio


con hierro, cobre, bronce y hasta plata,
para cargar su pedestal la ingrata
existencia de figuras con colores.

Ast serán los tonos que yo quiero,


pintados en los lados de tu vida,
azules unas veces, rojos claros,
verdes serenos, de esperanza herida.
MIRANDOTE DORMIDA

Te miro yo los pechos como torres que laten


y tus ojos cual cercanos vigías,
me arrullo con tu aliento diminuto
para exprimirte la miel de tu garganta.

Me voy aproximando taciturno,


vehemente en el cristal de tu tersura
y escuchan mis oídos el murmullo
de tus palabras que salen cual suspiros.

Me produces encanto desolado,


me animas a que acerque yo mi boca
y cuando estoy ya próximo al abrazo
tus ojos se me entreabren pensativos.

Qué encanto es el que tienes, dime, quieres


qué embrujo es lo que guardas imposible,
que cuando más me acerco, me detienes
y cuando más te quiero, más me animas.
EN EL SUEÑO

Me acostaré pensando en que te acercas


para dormir el sueño de la vida
empezaré a estrecharte dulcemente
mientras llega la laxitud apetecida.

Luego .... silencio, sin sombras ni murmullos,


una quietud profunda, pesada como el plomo
y unos ojos cerrados para el tiempo
y unas manos estáticas, silentes, anuladas

Y nosotros durmiendo como muertos,


porque el sueño es reflejo de la parca
y porque es como parca, no camina
y al final, eso mismo que buscamos . . .

Eso que nos parece un día soledad,


sombra espiral, silencio fugitivo,
al fin nuestros ojos abiertos,
contemplándonos, haciendo señas dulces,
para que llegue el amor, en nuevo día.
NO QUIERO VERTE MAS

Pensé que me querías


con todo el corazón,
había pensado siempre
en darte mi ternura,
en tenerte en mis brazos
y derramar mi amor;
mas ahora comprendo
que me engañas y mientes
que es vano en que yo piense
en que estarás conmigo
porque mientras más quiero
amarte y más tenerte,
más esquiva te muestras
cuando te miro siempre.

Te ruego no me encuentres
ni en el paso del tiempo
ni en tus giros azules
ni en tu vida que flota
ni en mis sueños que gritan
mi pasión por tu boca;
no quiero yo encontrarme
con quien sólo es figura
mirarme muy de cerca
no es para m í un regalo,
es sólo atormentarme
con miel que a mí me muestras
que es sólo de otra boca,
llena de incertidumbre;
por éso yo te digo
en mi ilusión postrera
que yo no quiero verte
jamás, porque me engañas.
CANCION DE AMOR

Entre la espuma y la sal de tu sombra


entre el reguero de perfume tierno
te empiezo a arrullar con mis besos
porque tienes el sol eterno de tus ojos.

Alondra de marfil te mueves ondulante


y vas dejando al paso la canción del deseo
porque ya te viví inmerso en tu regazo
y tus senos ardieron como cúpulas de oro.

Quiero besarte ahora allí donde comienzas


donde tienes pilares como plintos al vientos
quiero al fin extasiarme nuevamente en tu boca
y dormirme pensando en tus ojos como uvas.

Dulce, avara de los sueños y dadivosa entonces


voy tocando tu cuerpo cual amapola y rosa
voy sintiendo que vibra mi lengua en tu garganta
y que vamos tejiendo el éxtasis en tus muslos de encanto.

Allí donde comienzas y formas como abeja


el panal que succiono como miel de mil flores
allí te dije un día que tú eres mi comienzo
y que cual marinero eres mi barco y brújula.

Las nubes son cual gasa colmadas de rocío


que vierten en tu cuerpo el más azul turquí
y tienen tus caderas el ritmo de la luna
y tus pies son de nácar cuando los baña el sol.

Amor, amor donde comienzas a mostrarme tu puerto


para que ancle mi nave cargada de ilusiones
y entregue yo mi carga que te manda el misterio,
para que allí sepamos fundimos con el tiempo.

Busco tu sombra esquiva y me encuentro contigo


trayéndome en las conchas que tienes escondidas
todas las perlas bellas en que te busco tierno
y me despierto entonces palpando tus pezones.

Déjame que te bese si quieres que sea tierno


déjame que te encuentre allí donde comienzas
y que te deshoje cual margarita tierna
y que escancie mi amor eterno de deseo.
El mar viene rugiendo porque cree que eres ola
y que te has escapado de tu lecho encrespado
ya le dirás entonces que somos como el viento
que nos zambulliremos en su sal y su yodo.

Te voy palpando luego cual rocío y cual nácar


te voy sintiendo entonces cual serpiente encantada
y voy diciendo tenue que eres tú mar y cielo,
miel, nube, canto, aroma, gasa, torbellino infinito
porque eres mi comienzo, mi brújula y mi puerto.
CONTIGO

Oigo apacible tu voz


tu acento inconfundible del recuerdo,
como noche que ciegan relámpagos y rayos,
como ríos que arrastran las arenas,
brillantes cual diademas
para depositarlas en las plantas
de tu alma que se moja con tus perlas.

Así, por éso pienso


que es mejor vivir en el río de las penas
porque siendo éstas, arenas,
mojadas con tus lágrimas cual penas,
se pulirán mejor y brillarán más pronto,
como brillan tus lágrimas cual perlas.
AUNQUE NO VUELVAS NUNCA

Ven, corre veloz;


sin detenerte en nada
que mientras tú más rápido te acerques
más pronto detendré mis ojos,
en la eternidad de tus labios.

No intentes ya siquiera fugar


por los caminos ignotos del silencio
porque sabré detenerte paradójico
en el vértice imposible de un suspiro.

Corre, corre veloz;


porque mientras más agilites tus fugas y tus sueños
más pronto llegaré a la recta final de tus amores.

Te detendré en la noche, en el Angelus,


en el sitio de cruces y sangrías,
en donde estés, no importa, en donde
presienta tu sombra y hasta tu aliento.

Allí te seguiré cual sombra mía;


pero te detendré aunque niegues;
aunque jures que nunca nos quisimos,
aunque digas que las cruces,
fueron nuestros abrazos imposibles.

Te detendré sapiente y filosófico;


mistificado a veces y hasta ignaro;
pero te detendré siguiéndote a lo lejos;
porque sabes que nuestro amor fue abrazos, besos
y hasta la mezcla pura de las sangres.

Aunque no vuelvas nunca;


aunque te pierdas quemándote en el fuego del silencio,
aunque me digas vano, aunque me llames loco y desdichado,
te detendré al final, aunque no vuelvas.
ME PROHIBIERON QUE SIEMBRE

Cuando ya estaban trabajados los surcos


me han prohibido que siembre
la semilla amarga de los frutos que se dan en setiembre.

Cuando la tierra temblaba de deseo


que caiga la simiente sobre ella
murmurantes y envidiosas unas bocas
asomaron prohibiendo que yo siembre
mis ideas diciendo que eran locas.

Cuando ya rebotaban las aguas para el riego


de mis semillas tiernas, sonrosadas de amor,
se opusieron que siembre pensamientos,
haciéndose ilusiones, transidas de dolor.

Para sembrar los surcos ya estuvieron


en tierra bien arada y con rocío,
prohibiéndome que siembre en tí amor mío
porque nunca soy sol, me contuvieron ....

Cuando yo quise que germine el fruto


de todos mis deseos en tu esencia,
me han dicho que no siembre, que son penas
que sólo harán amarga mi existencia.

Cuando he querido yo abonar la tierra


de tu ser y de tu alma con mi llanto,
me han dicho que no siembre, que resista
que sus frutos serán sólo en quebranto.

Cuando he pensado que sembrando sangre


podíamos florecer allí en raudales,
fundiéndose mi sangre con tu sangre,
me prohibieron que siembre, pedregales.

Así ha temblado tu tierra hecha de carne,


de deseos sutiles; pero eternos,
he querido sembrar en cada surco,
de tu alma, de tus ojos y de tarde.
No he podido sembrar yo las semillas
en tu tierra que estaba preparada;
me prohibieron que siembre la amargura
que arrastra mi existencia destrozada.

Que he de sembrar un día lo confieso


semillas de recuerdos y nostalgias,
en surcos que estuvieron preparados,
en ojos y senderos hechos carne;
en boca de sonrisa almibarada.

He de sembrar, si pienso y lo sostengo


que mi semilla será siempre regada,
con sangre de mi sangre enamorada;
sin que puedan pohibirme a mí la siembra,
eterna en la existencia de mi amada.
COMO TE QUIERO AMOR

Cómo te quiero amor,


con la luz imposible de mis sueños,
te quiero a veces real y esquiva,
imaginaria y triste; mas te quiero.

Cómo te quiero amor hoy día,


te quiero fija en la lluvia,
mirándote en las nubes,
haciendo un abanico de tus manos,
para decirme adiós.

Cómo te quiero amor haciendo giros,


embelesado en tus ojos como fuego,
y prendado en el rojo de tus labios,
así te quiero amor, tan solo así.

Así te quiero amor, tan solo ahora,


no quiero yo quererte ya mañana;
porque el pensar en éso, me deshojo
pensando en la tibieza de tus manos.

Cómo te quiero amor, así como caricia,


como arrullo en la noche que se acuesta
y se levanta luego en el granate del sol
ahora en la mañana.

Te quiero eterna, diáfana distante,


te quiero como rosa trasplantada,
sin espinas, bañada con el sol de mi embeleso
así te quiero amor, así te quiero.

Cómo te quiero amor, así de cerca,


en puntillas oliendo ya tu cuerpo
a flores que parecen desgajarse,
y que me dicen que eres siempre mía.

Así te quiero amor, así te quiero,


buscándote en aspergios noche y día,
así, te quiero lejos, cerca,
pero te quiero al fin, porque eres mía.
ESOS OJOS

Escúchame:
Esos ojos que tienes, dime hermosa,
te los pusieron a tí desde el principio?
o los tienes así por ser dichosa,
haciéndome que caiga al precipicio.

Mírame:
Cuando siento más luz en tu silencio
mis ojos escudriñan en los tuyos
y noto que se aviva el sentimiento
y se llena mi ser como de efluvios.

Dime:
Cuando se quedan" mirándome tus ojos
tu corazón no late con más brío?
se ahuyentan por encanto mis enojos
y mi alma deja de sentir el frío.

Créeme:
Cuando tus ojos se miran con mis ojos
yo siento que se rompe allí mi ser,
queriéndote entregar yo los manojos,
de flores, por tu gracia y tu querer.

Contéstame:
De carne son los ojos que tú tienes
de brisas, ilusiones o cristal?
yo pienso reclinarme allí en tus sienes
libándote la miel como en panal.

Por qué:
Por qué tienes los ojos tan profundos,
de brisas, parten a veces hasta el pecho?
los ojos míos se sienten moribundos,
pensando en que de mí ya te has deshecho

Por éso:
Yo quiero que me des a mí tus ojos,
y quiero te los saques como espinas,
mi ser, mi amor, fallecen cual despojos
cuando penetra tu rostro en mi retina.
ESCOMBROS DEL AMOR

Unos escombros mustios


unos pasos a ratos
forman la gran imagen
de este encuentro sin fin.

Aquí hubieron canciones


grabadas en el aire
que sonaron a veces
con el viento al pasar.

Y hubieron mariposas
con brillos aún de noche
que alumbraron la senda
por su orilla al pasar.

Ahora solo encuentro


cenizas de su sombra
apenas gotas solas
secadas por el tiempo.

Se ha consumido todo
se ha calcinado el verso
se ha vuelto nada el soplo
de vida que hubo entonces.

Solo queda el recuerdo


de todo lo que había;
solo queda la nada
que sólo es fantasía.

Unos escombros mustios


unos pasos a ratos
forman de nuevo el arco
que dispara el carcaj.

Son recuerdos de escombros


son montones de nada
son sombras de ceniza
de tu amor que se fue.
FERTILIDAD DE TU AGUA

Se ha derramado el agua del estanque


porque tu cuerpo allí se sumergió;
siendo feliz el agua en ese instante,
porque a ti toda tu carne te palpó.

El agua está salobre de tu dulce


engaño que le hiciste con tus ojos,
y transparente se hizo sin que impulse;
mis labios te bebieron siempre rojos.

Tuvieron las burbujas movimientos


mezclados con aromas de tu carne;
el cielo se mezcló con filamentos
de azogue de mi cuerpo hasta de tarde.

Fugó por fin el agua del estanque


y fué a parar muy cerca de mi estancia;
no respetó los muros, corrió sin las acequias,
empapó todo punto que estuvo desolado;
traspuso hasta las cercas compuestas de ladrillos
buscó caminos rectos y senderos torcidos;
asomó en unas partes, perdiéndose en las otras;
refrescó las praderas y bebieron las plantas;
retoñaron estacas que parecían muertas;
florecieron las ramas de mustios guayacanes;
y las hierbas ya secas, convertidas en pajas;
tomaron los colores que tiene la esperanza.

Y toda la campiña sembrada de las plantas,


floreció con sus galas, exhalando perfume,
uniforme en las rosas, uniforme en los nardos;
perfume inconfundible, de jazmines y azalias,
de violetas, petunias, azucenas, geranios,
pensamientos intensos, fragancia hasta en las dalias,
crisantemos y fucsias y los blancos azahares.
Todas tenían perfumes, uniforme, aunque varia,
perfume que crecía, mientras más se regaban,
las plantas con el agua, vaciada del estanque,
despertando en mi sueño y gritando en mi canto,
comprendiendo en minutos la fragancia de flores,
uniforme, aunque varias.

No solo retoñaron los amores truncados,


sino que también dieron fulgor a mi esperanza,
impregnaron las flores del olor de tu cuerpo,
que derramó el estanque llevándose la gracia.
Oh ¡Figura hecha pompa, Oh ¡Figura hecha carne,
que das a mi agua el dulce sabor de tu elegancia,
ven báñate de nuevo, ven nada en el estanque;
haz derramar el agua que acarició tu cuerpo;
y que trazando sendas, violentando las zanjas,
recorriste la vida, dando sorbos de tu alma
para que nuevamente florezcan perfumados
los guayacanes mustios, las hierbas hechas pajas
y exhalen en sus flores, uniformes perfumes,
que transportan las aguas que vienen del estanque,
porque tienen impreso, el perfume de tu alma,
de tu cuerpo rosado, de tu cuerpo hecho carne.
ESTAN CANSADAS LAS FLORES

De dar perfume y colores


van cansándose las flores,
una violeta asoma chiquitita
humilde por debajo de las hojas.

Se presenta una azucena grande


con pétalos y aroma, lo más puros,
teniendo de la vida allí seguro
la muerte que le llega por la tarde.

La rosa se resiste todavía


a que caigan sus pétalos marchitos;
hincándonos su espina dolorosa
para dejamos con la faz llorosa.

El nardo cae como chorros puros


del agua desprendida de la fuente
para ser recogida lentamente
en el vaso insondable de la nada.

Ya la gloxinia que ha salido sola


vibrando el son de su corola roja
semeja la campana que en la tarde
En Angelus nos pide que recoja.
La fucsia, el alhelí, las ilusiones
se arriman en los vidrios y cristales
creyendo presenciar los esponsales
de todos los rosales y colores.

Y van llegando así los crisantemos


las orquídeas en boca de los leones
los lazos del amor en corazones
y la flor de nostalgia en primavera.

No podía quedarse allí, en las sombras,


el tulipán que erguido se presenta
ni de asistir al canto de las otras
flores como el narciso consumiéndose.
Y el loto que perenne nace un día
se queda pensativo allí mirando
escondiendo sus lágrimas, pensando
y sabiendo que todo es fantasía.

Solo existe un color eterno y grande


solo un perfume lleno de ambrosía
solo un ramo feliz que no es falsía,
el ramo del amor que allí se expande.

Esos son los colores y perfumes


que a todos nos presenta a cada rato
y que a todos debemos dar el trato
de amor constante en una sinfonía.

El color del amor y su perfume,


no desmayan jamás cuando se quiere,
que no mueren de tarde con las flores
de existencia sutil, de ilusión vana;
él persiste en la noche y en la tarde,
él no muere como sucede al día,
el amor es lo grande, es lo primero,
porque el amor, no es mera fantasía.
ANA MARÍA (A mi Primera Nieta)

Ayer nomás llegaste Ana María


en puntillas de amor hecha muñeca,
llegaste diáfana cual luz del día
para hilarte mis versos como rueca.

Tu abuelo ya te quiso antes que llegues,


antes de que gritaras, aunque lejos,
que te palpó distante, aunque otros seres
vieron tus ojos claros como espejos.

A tí nadie puede quererte Ana María,


como el abuelo ansioso que es Lizardo,
quiérete porque no eres fantasía
y te escribe queriéndose hacer bardo.

Ay Niña tan chiquita y pequeñita,


tan linda y tan pulida como el cielo,
tú me das tanto aliento bella Anita
que me siento feliz de ser abuelo.

Cómo empiezo a sentirte como arrullo,


cómo a tenerte ya junto a mi pecho,
cómo miro el amor en ti, Capullo,
cómo yo volaré junto a tu lecho.

Te miro yo extasiado, dulcemente,


y te contemplo en toda tu hermosura,
te quiero Ana María, tiernamente
y te beso con toda mi ternura.

Ayer nomás llegaste, Niña Mía,


ayer cuando del cielo descendías,
ayer viniste suave, Ana María,
mientras tú ya de amor me consumías.

Cuánto diera por verte, cual gotita,


cuánto por arrullarte embelesado,
yo sé que eres sutil, cual virutita
que quien te mira a ti, queda extasiado.
Diminuta, hormiguita, fresca arena,
suave como la brisa de un altar,
quien te mira, preciosa, se encadena
y feliz no se cansa de mirar.

Recién ayer llegaste Ana María,


y te posaste así, dulce rocío,
yo sé que eres mi dicha, nieta mía,
por eso yo estos versos te confío.
Yo te veré algún día, lo presiento,
yo te veré feliz de haber tenido,
una nieta con pies que son mi aliento,
y este abuelo con brazos como nido.
ZAPATITOS DE MI NIÑA

Estos son los zapatitos


que los olvidó la niña
cuando corriendo y jugando
atravezó la campiña.

Como ven son zapatitos


lindos, negros, de charol,
con hermosos adornitos
cuando reflejaba el sol.

Dentro de estos zapatitos


se escondían unos pies
chiquitos como luciérnagas,
livianos como una nuez.

Estos zapatos chiquitos


tienen historia también;
pues sirvieron a la niña
a que corra tras el bien.

Unas veces se llenaron


de arenitas de cristal
y otras veces se ablandaron
con aguas del manantial.

Cambiaron algunas veces


sus puntas y sus figuras,
la niña haciéndolos treces
como hace toda criatura.

Estos zapatitos tienen


para mí mucha ilusión;
vivo el recuerdo mantienen
dentro de mi corazón.

Estos zapatitos fueron


los que la niña se puso,
que mi vida los sintieron
y el destino lo dispuso.

Jugaba siempre la niña


con entusiasmo y afán
a través de la campiña,
siendo mi envidia y mi pan.
Un día fuimos a jugar
con la niña allí en el campo Me lancé como una fiera,
yo me acosté a descansar, y la saqué sin resuello
ella parecía un lampo. pensando que aún tuviera
hilos de vida en su cuello.
Se sacó los zapatitos
y empezaba a perseguir Pero entonces ya era tarde,
las mariposas y flores la niña estaba sin vida,
sin su objeto conseguir. teniendo sus zapatitos
el olor de su partida.
Dormí sobre el pasto verde
que la campiña me dio La acosté sobre la hierba
sin que hubiera quién recuerde verde, tibia de ese prado
como la niña se hundió. tratando yo sin reserva
de ponerle su calzado.
Me recordé placentero
siempre pensando en la niña, Los zapatitos se hicieron
ignorando cual certero chiquitos corno la nada
era el golpe en la campiña. y también se retorcieron
con mi tragedia ganada.
La busqué por todas partes
por los hoyos y caminos Yo de la niña no quiero
sabiendo allí que era martes, acordarme para nada;
los zapatos tras los pinos. ni quiero volver al prado,
para nada, para nada ....
Entonces fui a la laguna teniendo los zapatitos
que queda cerca del prado con olor de su partida,
y cual reflejos de luna, vivo sintiendo los gritos
mi amor flotaba ahogado. de mi niña, como vida.
DUERMETE MI ZAIDA

(La Benjamina de mis hijos)

Que tienes niña que tienes,


algo tienes tú en los ojos,
tienes algo de mi vida
eres edén sin abrojos.

Qué dulces son tus miradas,


qué elocuentes tus sonrisas,
qué embeleso en tus pupilas
eres reina de mimadas.

Tus pasos son de inocencia


tus bucles son como de oro
tus gestos son transparencia
tus besos un gran tesoro.

Así eres niña mi vida,


asieres dicha a mi lado
abrazándote eres dicha
arrullándote, yo esclavo.

No puedo quererte más,


quiero estar solo a tu lado
quiero mecerte en la cuna
y besarte embelesado.

Tienes algo niña tienes,


en tu aliento, en tus maneras
que al subir las escaleras
tú el aliento me contienes.

Ven acércate mi niña,


ven abrázame mi Zaida,
ven para decirte al oído
"Que tu mami, canta y baila".

Ven Zaida, ven para darte


mordizquito en la nariz,
ya sé que a tino te gusta
el manicho con anís.

Ven cuéntame tú mi niña,


si ya quieres tú dormir,
para hacerte yo unos cuentos
y tu sueño conseguir.

Verás Zaida que no quieres


a mis brazos tú venir,
que al Yolí tu lo requieres
antes de irte tú a dormir.

Venga mi niña, ya venga


venga a hacer así chichi
que yo la arrullo contento
y ud. piensa en su Yolí.

Ya se duerme así mi Zaida,


ya se acurruca el Yolí,
y piensa que canta y baila
mientras yo le hago chichi.
A UNA MUJER HERMOSA;
PERO DESCONOCIDA

Que existe me parece cual espiga,


me parece que vienes cual amiga,
que cantas me parece dulcemente
y que empiezo a quererte mucho, mucho.

Siempre te miro así, estás erguida,


siempre anuncian tus pasos cercanía,
tu aliento brota cual raudal de cielo
y tu voz me parece sinfonía……..

Ayer, cuando estabas ausente


sentí un frío que me helaba el alma
sentí como cuando me falta el aire
y te busqué en las nubes todo el día.

Hoy asomaron florecidas las violetas,


y los nardos, y rosas, y amapolas
y en cada instante vibraba tu presencia
como el viento en el mar, mece las olas.

Cuánto te extraño amor, un solo instante


que corre cual suspiro en barca incierta
me parece que quiebra ya su quilla
y asomas en mi vida, isla desierta ....

Cómo te quiero así, tanto unos días


el monstruo de los celos me aprisiona,
me vuelven cauto hasta conmigo mismo,
porque tu imagen larga me apasiona.

Déjame que te quiera lentamente,


déjame que te abrace en lejanía,
déjame que te quiera ahora, siempre
y que de tanto quererte muera hoy día.
PREGUNTAS DE LAS GARZAS

Los lagos están preñados de preguntas


porque las garzas cierran las interrogaciones
y las respuestas asoman en los espejos del tiempo
sin orillas porque las vence las distancias.

Así veo pasar las ondas como haciendo preguntas


y tú, como las garzas cerrando las interrogaciones
para que la respuesta asome a veces
en la blanca azucena de mis penas.

El lago está lleno de preguntas


y las garzas no quieren que yo vuelva
porque puede ser la respuesta
de nuestras interrogaciones sin sentido.

Así la tarde llena de preguntas


y con garzas blancas y blancas en su vuelo
me dicen que interrogue que no puedo
volverme yo con ellas, si preguntas.

Cómo me hueles a barco que se ausenta


cómo tienes olor de despedida
cómo soy yo cual garza sin estrella
cómo soy yo, cual pregunta suspensiva ………

Las garzas me recuerdan tus preguntas,


las garzas me anonadan en tus giros
pues hablan en sus vuelos sin sentido
de la taquigrafía indeleble de tu nombre.
CONTEMPLEMOS EL MAR

Caminemos hermano, caminemos ahora


la distancia es enorme y ya el tiempo se dora.

Acerquémonos cautos a mirar en el mar


pues las perlas se esconden y se cansan de amar.

Inclinamos la frente lentamente al pasar


y fijémonos prestos si hay estrellas de mar.

Respiremos la brisa que nos da solo el mar


y tomemos la arena como plata y cristal.

Recorramos la playa tibiamente al pasar


contemplando en el cielo los reflejos del mar.

Caminemos despacio y escuchemos el mar


que en cada ola nos dice, es la hora de amar.

Y pensemos a ratos lo que dice la mar


en sus perlas y conchas, en sus olas y sal.

En su voz estupenda, en sus horas de amar


en sus grandes abismos sin razón y sin dar.

Regresemos hermano, regresemos sin dar


la respuesta al misterio que contiene la mar.

Regresemos hermano sin ruido al andar


escogiendo la arena, esquivando la sal.

Entregando el mensaje infinito de amar


que llevamos muy dentro en el ser y en el dar.

Solamente digamos muy quedito al pasar


que los ojos y el cielo, no se cansan de amar.

Que la vida es sonrisa, cuando vamos al mar


que la concha hace perlas, solamente de amar.
ZARUMA, TU VERDAD

En la cima te elevas como un rayo


y con fulgor de sol en cada paso
haciendo que la mente sin ocaso
a tus hombres empuje siempre arriba.

Y vives del trabajo como enseña


y bregas por tu honor siempre adelante
y fraguas el amor en cada instante
escribiendo tu historia allí en la breña.

Tus hombres no se cansan de tus glorias


ni tus mujeres jamás de su hermosura
pues saben que la enorme desventura
es solo para débiles de euforia.

Caminas con tu paso en tierra firme


y eliges las guirnaldas de colores
sembrando en cada paso con honores
Zaruma tu grandeza que te afirme.

Escarbas las entrañas de las rocas


y esparces su metí tal cual sinfonía
haciendo un holocausto cada día
de tu idea genial que no revocas.

Te pierdes en los tiempos con la vida


resurges de tus penas y dolores
y cambias la tristeza con favores
que a meditar a muchos nos convida.

Y piensas en tus héroes y en tus hombres


y sientes en tus campos y en tus notas
y asomas en tus actos y convocas
al triunfo por los campos de la idea.

Así eres tú Zaruma, pueblo erguido


pujante con tesón y hasta aguerrido
resuelto cuando gritas de justicia
y cuando lanzas manso, la caricia.
Tu nombre que no muere con tu pueblo
tus hechos que son dignos de la Historia
harán el devenir allí en tus glorias
que canten hasta ignotos peregrinos
los laureles poniendo en tus victorias.

MI CASTILLO DE NAIPES

Mi casa estuvo siempre levantada


sobre cimientos, sólidos de amor
su techo la cubría frescamente
de los rayos del sol y su claror.

Construidas estaban sus paredes


con arenas muy claras de ilusión
que mezcladas con aguas del torrente
se hicieron unas veces de arrebol.

Por ventanas habían allí unos ojos


siempre abiertos de niños como edén
y pilares también eran los niños
sosteniendo la estrella de Belén.

Había allí en mi casa hecha de almíbar


ilusiones, amores y querer
y habían jaulas con pájaros cantores
y hormigas caminando como un tren.

Tenía yo en mi casa allí una fuente


que en sus aguas nadaban, transparente
los peces recubiertos de colores
haciéndome felices, como amores,
que el viento lleva y trae cual torrente.

y allí tuve a mi amada, eterno día


con caricias y amor, con embeleso
y allí le hablé en secreto, lo confieso
del miedo que ocultaba el alma mía.

Una noche en que todos nos juntamos


los niños y los viejos en redondo
miramos que pasaba tras el biombo
la imagen de una gran desconocida.

El pequeñín que estaba con su madre


arrimado en la paz de su regazo
se desprendió queriendo dar un paso
y acercarse a los brazos de su padre.

Un frío penetrante heló las almas


de todos los que estábamos en coro
y vimos con desdén, mas con decoro
que su madre exhalaba allí un suspiro.

Y mis pilares cayeron lentamente,


haciendo con paredes los montones
cerrando las ventanas de sus ojos
de los niños que fueron mis antojos.

Los pájaros cesaron en sus cantos


y los peces perdieron sus colores
dejando de nadar en mis amores
sacándose hasta el agua de la fuente.

Así quedó mi casa derribada


sin techo, sin paredes y sin puertas,
huyendo por las sendas siempre abiertas
las hormigas cual legión desbaratada.

Nada quedó de todo lo que había,


ni sombra del sabor de sus amores,
cayendo sobre el suelo con pavores
cual castillo de naipes, amada mía.
MACHALA ETERNA SIEMPRE

Machala, luz y sombra, sonido y juramento


suspiro hecho caricia y hasta fuego en tu sol,
tienes toda la rima y toda la cadencia
para hacerte una diosa y también arrebol.

Naciste con el grito heroico de los tiempos


para alzarte gallarda y esbelta como Dios
y las naos llegaron hasta cercano puerto
para alzarte en las olas de mares siempre crespos.

Aquí encontraron otros señores de los tiempos


tierras hechas paisajes con tintes misteriosos
y vieron lujuriantes en sus hondas raíces
el fruto que provoca y es dulce como miel.

Creciste con tus crenchas de nácar como espuma


en nubes de alabastro y palmeras de añil
entrando en tus mares la brisa como beso
y en tus olas las barcas meciéndose cual tul

Ya eres adulta niña, ya eres flor de mi carne,


ya eres tiempo concreto con regueros de luz
y tienes en tus soles penachos como llamas
y en tus tardes eternas me abrazas como en cruz.

El calor que derramas para abrigar a todos


los que vienen a verte y vivir junto a tí
solamente se iguala a la luz de la luna
que se expande en penachos y que son cual rubí.

Y amaneces temprano en el mar y en la tierra,


en tu río que ruge como león al morir
y te meces ufana como niña en espejo
cuando quieres dormirte para luego vivir.
En tus calles recorren como enjambres de abejas
tus mujeres con garbo y cadencia en su andar
para damos reflejos, como rayos de luna
y tenernos despiertos a tus hombres de Abril.

Ciudad cuna que meces en tus bosques de embrujo


azul como las olas que sólo da tu mar,
oro verde en racimos que semejan espigas
para darnos espejos de pasión y de paz.

Cuánto diera por verte elevada en tu trono


con guirnalda y corona, con laureles de amor
como madre que sueña en sus hijos que quieren
adorarte hoy, mañana como hicieron ayer.

Y te elevas tú siempre en el hielo del tiempo


cual cometa que asciende para darnos más luz
y me cuentas entonces en eternos secretos
lo grandioso que tienes en tu gran porvenir.

Ciudad dormida y tierna como gaviota ignota


como maestra eterna en dar sin recibir,
te contemplo imposible en mi vida ya rota
porque sueñas eterna en mi pura oración.

Duerme bella Máchala, duerme hermosa señora


duerme viendo en tus sueños tu esplendor y tu sol
para abrirte mañana, más lozana y con gala,
para darnos más grande, tu regalo de amor.

Mientras yo me recuesto en tus soles de aurora,


en tus crenchas de plata, en tu luz de cristal,
tú me arrullas tranquila, Oh! Machala Oh! señora
y te beso en tu frente que es nimbada de sol.
MUSA

A quien miras de frente lo fascinas


a quien sigue tus pasos lo embelesas
a quien huele tu encanto lo subyugas
mientras por ti mis ojos languidecen.

Amor, cuánto de amor escondes en tu cuerpo,


cuánto de dulce y seductor tu acento,
tienes el misterioso embrujo en tu mirada
y un misterio volcánico en tus senos.

Cuando caminas con felino paso


y escuchas a la vera los aplausos
vas esparciendo una fragancia exótica
porque tu cuerpo se cubre de mil flores.

Perfumada la boca, finos labios


suave tu piel como si fuera espuma
derramas solo encanto y tienes ese
misterio que lo escondes y mezquinas.

Por un beso de tí, yo cuánto diera


por un abrazo estrecho, mi ventura
por un suspiro tuyo, un mundo eterno
y por tu olor que embriaga el cielo todo.
Verte bailar con tu espigado cuerpo
desnudo y reflejando mil miradas
trastornas las cabezas que te siguen
porque eres solo encanto, amor y vida.

Déjame que me acerque con mis labios


y los pose en tu triángulo de armiño
allí donde más bella me pareces
y que sientas muy dentro mi cariño.

Y ya cuando me brindes ese encanto


que guardas y lo tienes tan hermoso
pídeme que me vaya, aunque me muera
porque el éxtasis que viví fue ya infinito.

PORTOVELO

Ayer, cuando recorría tus caminos empedrados


en medio del sol que quema y tuesta el alma,
oí el sonar de los cascos puestos en la cabeza
de todos tus mineros muertos en las entrañas
eternas de la roca y la tierra que calla………..

Entonces me acordé del mísero jornal y "la ficha"


que portaban horadando con dinamita y blasfemias
alumbrándose con lámpara de carburo adentro
para empujar el carro cargado del cuarzo en rieles.

Y percibí el olor cianuro que mató hombres y peces


y vi tu río aún bullente echando escupitajos de ceniza
que va llevando las mieras de oro que todavía quedan
para entregarlas en el cuenco insondable del océano.

Y vi la "boca - mina" de donde ha huido la Virgen, puro miedo


y el molino donde sus pizonadas como tic - tac de reloj
"chancando" lo poco que le queda Portovelo de antaño,
en que aprendiste a fumar cigarrillo oloroso y hasta pipa. . .

Entonces yo me acuerdo que pintabas los caminos de chicle


y entregaste miles y miles de pulmones como fuelles hirvientes,
para que el oro que era de todos los que soñamos, fugue lejos
y los gringos nos dejen un montón de cadáveres vivientes.

Ah, Portovelo de antaño, el de las canchas verdes,


el que cual luminaria fugaz iluminaste el deporte
haciendo que salgan "estrellas" a campeonar afuera,
ahora te retuerces blandiendo tu voluntad de acero.

Pueblo nacido para supervivir de constancia y esfuerzo,


aún tiemblan las cornisas de tus casas que tienen de madera,
esperando el milagro del tiempo para elevar protestas
de todo lo que te quitaron cuando tenías harto oro.
Así fue, como me acuerdo al recorrer tus senderos
empedrados con suspiros de mineros exangües y cansados
cavando con la piqueta pesada para buscar la veta
en donde estaba el metal que corrompe a los pueblos.

Portovelo que tuviste y la buscas a la Virgen


del Consuelo para darte aliento en la mina,
acuérdate que Ella también se ha ido corriendo
porque decenas de años se cansó de enterrar mineros.

Mantienes tu castillo, como si fuera "el signo de los tiempos"


con balde de acero que llevó muchos mineros vivos
al fondo de la tierra regresándolos muertos y ajados
con los golpes que les brindó la dinamita y piedra.
No quiero ya volver a Portovelo porque le tengo miedo,
oigo los gritos e imprecaciones de tantos que murieron
de tantos que empezaban a querer vivir de ilusiones
y que con el cianuro, la dinamita y agua se murieron.

Ayer cuando recorría tus caminos empedrados


y vi que las muías arrastraban la madera
pensé que tus minas se tragaron nuestros bosques
y que solamente han quedado los palos para cruces.

Qué triste recordar y volver a vivir tus senderos colorados de polvo y


empinados jadeantes hasta el cielo, "la plaza" ya no existe, solamente
queda una huella trazada con la sandalia hincada del minero.

Sino fatal la de los pueblos que nacen vestidos de oro,


para irse perdiendo lentamente en la muerte del tiempo
y acurrucarse entonces en jirones de penas como flechas
y quedarse mirando que el oro ya no existe, que se ha ido.

Me lleno de impaciencia, viendo tus ilusiones idas, Portovelo


me huele toda la vida al olor nauseabundo del cianuro
y escucho a la distancia los disparos continuos en la roca
buscando el oro que solo corrompe a hombres y hasta pueblos.

Portovelo, ayer cuando te visitaba sin pensarlo,


entregué un documento a uno de tus últimos mineros,
para que pueda trasladarse en un carro de cuarzo,
hacia la eternidad llevándose su galopante angustia
y mientras tanto, oigo el tic - tac del molino y escucho
las blasfemias que salen desde la eternidad,
porque muchos mineros se murieron más pronto que la muerte.
LIBELULAS

Volaban las libélulas sin posarse en las ramas


volaban sin quedarse en el sol a mirar
describiendo sus alas alegres melodramas,
y obligándome entonces solamente a esperar.

Caballitos del diablo las llamaba unos ratos


caballitos de plata las llamaba también
y eran de oro sus alas y sus ojos de innato
tornasol con la sombra de la dicha y el bien.

Sus vibrantes contornos agitábanse lejos


sus patitas plegadas como cruz de diamantes
repartían en sus vuelos solamente los besos
que del aire hizo hechizo por los breves instantes.

Qué tendrán las libélulas preguntando decía


que no piensan su vuelo en su fin detener?
cuáles fuerzas impulsan a volar con porfía?
y solamente giran hasta el fin fallecer?

Oh libélulas blancas, oh libélulas grises,


oh libélulas claras como el sol al morir
vuestro vuelo en el día como notas felices
va sintiendo la vida y el amor perseguir.

Pienso quieto y medito, en libélulas claras,


pienso y siento la dicha de su vuelo al pasar,
y comprendo abismado en las dichas más caras,
cuando hay vuelo y soy libre, no hay porque desertar.
QUE ES EL TIEMPO

El tiempo no es reloj,
es sólo sombra,
con punteros que asoman
sin raíces,.
es imagen de cosas que pasaron
sin gotas de rocío,
sin segundos.

El tiempo es como la ceniza


sin huellas de árbol
y sin hojas tristes,
es puntero sin cuerda,
es como esfera;
sin ángulos ni grados,
sin minutos.

El tiempo es panteísmo, es duda, es nada


es meta que no llega a ningún lado,
es gemido, es lamento, es sacrificio,
es mentira de cosas que pasaron
y es esencia de angustia que vivimos.

El tiempo es lo que llega y nunca ha sido,


es gemido, es lamento, es bagazo de la vida,
es amor sin saber que todo es dulce
cuando de amor regamos hasta arriba.

El tiempo no es reloj,
es sólo sombra,
es recuerdo sin dicha, es sacrificio,
es negación de puntos, es soberbia
de infinito es la esfera de la dicha.
El tiempo es nada, es una cosa rara,
es hombre, es la mujer, es una niña
que buscan en redondo el sortilegio
para fundirse con la duda clara.

Qué es el tiempo, pregunto,


eso no es nada, es luna, estrellas,
soles infinitos;
el tiempo es Dios que sin principio llega
a decimos que ya sin él no hay nada,
que la dicha, el valor y hasta el contento,
se pierden taciturnos en el cosmos,
si no sabemos que sólo El existe.

Eso es el tiempo, nada, duda, sombras,


duda infinita de buscar la dicha,
el tiempo es Dios y Dios hasta la dicha
de saber que en el tiempo no hay punteros,
asoma haciendo sombras por minutos.

Duda, lamento, sombras, hasta grito,


búsqueda de saber por qué las cosas,
perdiendo el pensamiento y hasta el alma,
queriendo remedar al tiempo mismo.

Dios es el tiempo, es duda; pero es Dios,


Dios es el yo que grita y gime
Dios es una ecuación que nunca ha sido
Resuelta por los hombres que de El dudan.
SIBILA

Me han dicho que me esperas,


que tienes algo adelantado
en las noches del tiempo
y que me quieres
decir a solas donde existe
la dicha sin escapes de sol,
Sibila
que tienes escritos los oráculos
de los hombres que mueren
sin esconder sus gritos y lamentos
en las profundidades del viento
y que puedes aclarar los senderos
de niños y de viejos,
que te buscan tambaleando
a ti Sibila,
para decirte a donde es éso
que presientes auroras
y hasta besos esquivos
que borran juramentos
y que tú sabes, Sibila
dónde se esconden siempre.
Sibila, la de Eneas, del Olimpo
Anúnciame en secreto
donde puedo, sin inclinar la frente,
descifrar el misterio de la vida
y también descifrar el de la muerte;
dónde encontrar el mundo que se irrita
por los niños descalzos y harapientos.
Sibila, tú que predices el dolor
de auroras y de fuentes,
indícame hasta donde llegar
para reírme a solas de mi pena,
que la encontré cansada de buscarme
en un huerto que parecía caverna,
donde no habían infantes,
sino llantos de madres, hechos cirios
clavados en el sueño imposible
de encontrar pan y abrigo
para sus ilusionadas ideas,
y a veces reprimidas,
en el deseo terrible de sus odios
callados de vergüenza;
por los que no nacieron
en su cuna mullida de esperanzas
y de razones yertas, Sibila;
tú que presientes los olores
a guerras y soldados heridos;
a caminos sembrados de cadáveres;
que caminan como si fueran vivos;
pero que hieden como el mundo,
a muerte, porque los impactó la pólvora,
en el pecho, en la sien y el corazón;
Mil veces que quisieron reír,
en silencio, porque la guerra de éso.
Sibila: Desvíame del camino,
de guerras y de muertos,
porque no quiero percibir los olores
que luego trascienden en el aire
para que el alma se funda con la nada
quedando solo el cuerpo,
tendido en la emboscada;
Sibila: Llévame anticipadamente
a donde solo moran los que mueren
de dicha hecha lamento
y en jirones reparte su corazón enfermo
de candor y de hastío,
en el umbral del tiempo.
Sibila: Avísame de urgencia el cruce
del río en vado ilusorio
de la dicha buscada por los hombres
que odiamos el canto del hambre,
la guerra y la miseria:
Adivina, precisamente tú Sibila,
dónde se encuentra la ruta,
que duele dulcemente,
cuando se llega al final de la vida,
y que aunque estemos muertos,
ignoramos por fin y como dicha,
que aún hay niños con los calzones rotos,
y sus pies sin sandalias y sus madres sin techos
Sibila, cómo eres tú Sibila? Dime
si eres tan sólo mitológica
o existes verdadera;
mas, como quiera que seas,
ficticial, real, quimera, entonces
adivíname si mi sueño es de opio,
o soy un calavera;
pero evítame el llanto
que lágrimas no tengo;
ya que mis ojos de mirar tanto
ser que no atina a encontrarte,
ni en la fuente ni en el río,
se han secado de lágrimas y sólo
quedan tanteándote en el vado
de las mil ilusiones y hasta éso,
condúceme Sibila,
aunque llegue cansado con la muerte.
NEW YORK

En la quietud del tiempo te contemplo


ciudad inmensa, dura y soñadora,
como si fueran agujas tus encantos
que al cielo se levantan con destellos.

Ayer, cuando pisé tus calles que se peinan


con miles y miles de automóviles que ruedan
empecé a aprisionarte entre mis manos
y supe de tu eterna primavera.

He recorrido el río por su orilla cantando


en medio del murmullo de tus gentes
y he visto cómo nadan las nostalgias
mezcladas con la bruma de tus aguas.

Mil veces te soñé inmensa, quieta ....


mil veces te busqué en mis sueños, sola
y cuando al fin te tuve entre mis manos
supe que eres ciudad que nunca duermes.

Tu canto es el trabajo, siempre, siempre


tu historia no se acaba con los siglos
tu sombra se proyecta en todas partes
porque eres como el sol y solo brillas.

Yo te empecé a querer por tu grandeza,


por tus contrastes y bellos desvarios
por tu grito imposible que se pierde
porque la libertad la llevas siempre fresca.

Inmensa Nueva York, Ciudad querida


en tus cúpulas vibra el sortilegio
que los Dioses sostienen en tu frente
y derramas amor todos los días.
Cuando mis pies de alegre peregrino
hollaron en tus puentes la distancia
supe de la grandeza y del destino
en que todo te envuelve, cual fragancia.

Cuando desde la inmensidad del cielo claro


se ve que parpadeas en colores
mis ojos se agigantan y se pierden
a tus luces mirando como estrellas.

Bella ciudad del tren y de embeleso,


bella en tu canto de trabajo siempre,
bella en el murmullo eterno de tus gentes
bella que nunca duermes, eterna seductora.

La libertad pregonas y mantienes,


la libertad la gritas a toda hora
es que la esclavitud murió hace siglos
y en fondo de tino existe el odio.

Ciudad que solo hueles a alegría


y que no escondes tus encantos de oro
ciudad que te reclinas para el beso
y que tu abrazo es dulce cuando lloras.

Déjame que te diga yo en secreto


que te amo en el silencio de la noche,
que te amo en el ocaso de la tarde
y más aún en el Zenith del día.

Duerme despierta, mi ciudad querida,


duerme que el sol te baña en mil colores
duerme porque tu sueño es la vigilia
maravillosa del mundo aquí sin sombras.

Te amo ciudad, como doncella ardiente


te amo desde la eternidad del tiempo en Dios
te amo en silencio eterno porque embrujas
te amo porque eres tú y como tú, no hay dos.
YO NUNCA TUVE NADA

Yo nunca tuve nada,


ni riqueza ni halagos,
menos, tampoco joyas,
yo nunca tuve nada;
ni la sombra que deja,
la fatiga del viaje
en la sola mañana,
yo nunca tuve nada.

Ni siquiera bolsillos,
porque aquellos que hubieron,
descosiéronse entonces
y chorrearon monedas,
de dublé no de plata,
solo tuve yo el aire
de las aves en vuelo
cual caricia furtiva.

La risueña sonrisa,
de los niños sin nada,
me hice rico por éso
con la lluvia que cae
mansamente en cristales
solemnes de nostalgia,
yo nunca tuve nada
solamente la noche…….

Pintábame luciérnagas
en medio de la luna,
plomiza cual la plata,
tuve entonces la nada
perdiéndose en bolsillos
repletos de monedas
que eran sonrisas tiernas
de niños transparentes …….

De suspiros y risas
y cristales finitos
cual gotas impalpables
suaves como el rocío
y con olor a flores,
sin caricias ni besos,
yo nunca tuve nada
ni siquiera suspiros…….

El tiempo proyectóse
encima, sobre el agua
y el látigo constante
fluyó lleno de pena
dándome su tristeza
continua de mentiras
y haciéndome que fluya
mi risa encadenada………..

Yo nunca tuve nada,


solo un montón de gritos
de bocas laceradas,
de niños tropezando
en arco iris de hambre
que asomaban cual ráfagas
de vientos insensibles
que pesan como dardos.

Yo nunca tuve nada


solo un montón de llanto
apilado en las quejas
sudorosas entonces
por acuñar monedas
de recuerdos y versos
que se agitaban tanto,
que ni éso ya me queda…………..

La tristeza engordó
los bordes del silencio
y me abrazó contenta
con amarga sonrisa;
viendo que en mis rodillas
iban pasando raudos
muchos niños tiñendo
de dolor mi garganta ....
Yo nunca tuve nada, Vacíos, llenos de nada
nada, nada, tristeza, eso sí acuñé la tristeza
muchos sueños cambiados, y cual loco de pena
con almudes de llanto me lancé atisbando,
que hiciera que estrujara a esta gran jauría
al tiempo de deseos que busca llanto amargo,
y lo pusiera entonces y encontré unos bolsillos
dentro de mis bolsillos . . . con simplemente, nada………….

Entonces comprendía la nostalgia


silente, sin nada de alegría
enturbiándome el agua
y echando allí unas redes
para pescar bondades;
pero pesaba tanto,
que yo casi no avanzo a alzarla
pues estaba cargada de mentiras…………

Entonces resolví hacerme rico pronto


tener tanta abundancia ....
que reuní a los niños buscando la esperanza
y me sentí el Rey Midas, tocándolos a todos
eran de oro sus ojos y también sus deseos,
hicimos una pila inmensa de tristeza
y juntamos la leña que quema los deseos,
sí, deseos frustrados de caricias
pero sin la venganza………………….

Yo nunca tuve nada,


me faltó siempre el sueño
y me sobró la calma,
repartí mi tristeza, la nostalgia
y el hambre y me quedé otro poco
de angustia sobre el alma;
ahora soy gerente de un banco inaugurado
que reparte tristeza y me acuesto temprano,
para poder cobrar intereses de risas
ya que del tiempo veo que al fin nada se saca
y como nada tengo, yo me marcho mañana.
MARINEROS Y BARCO

Hoy ha llegado un barco c


argado de esperanzas
lleno de marineros
que no tienen sonrisas,
porque en el otro puerto
las vendieron muy caras
y zarparon tan solo
hipotecando el nombre.

Está surto en el puerto


el barco de ilusiones
anclado con el peso
de infinitos recuerdos
y hasta en el casco asoman
leyendas en idiomas
que nadie los traduce
porque son del amor.

Marineros tostados
por soles diferentes
que apagaron sus llamas
con el viento y la luna,
traen en sus mejillas
el rouge de los labios
que latentes dijeron
te espero aunque no vuelvas.

Anclado sigue el barco


cargado de ilusiones
mirando en las orillas
a niños inocentes
a niños que aún no venden
su sonrisa y sus ojos
y que aún no hipotecan
esperanzas ignotas.

Han levantado el ancla


del barco con leyendas
para buscar que escriban
hasta en su casco yerto
palabras en idiomas
que sean diferentes
pero que al fin y al cabo
sean solo del amor.

Ya se fue el barco ahora,


se fue muy de repente
hablando en banderolas
y signos diferentes
echando como llanto
humo de sus calderas
y envidiando a los niños
que aún no se hipotecan.

Marineros y Barco
llegarán no lo dudo
esta noche, mañana,
talvez la otra semana,
cargados de recuerdos
y de melancolía;
vendiendo las camisas
y hasta las zapatillas;
hipotecando todo
para escribir al fondo
del casco viejo y yerto
con rouge de unos labios
trémulos: y marchitos
palabras del amor.
ALGO SIN NOMBRE

Corazón:
cómo viertes la sangre
para escribir el verso
y siento yo la llaga
que me horada la carne.

Nostalgia:
cómo vislumbro lejos
el grito de la agonía
de mi vida en pavezas
del cuerpo que sucumbe.

Mis ojos:
cómo miran los pinos
que el tiempo los sostiene
y los mecen los vientos
desde el principio al fin.

Mis manos:
vas conformando el ramo
de flores con espinas
que me brindó el suplicio
tan solo de vivir.

Queja:
yo ya no pienso nada,
ni en la dicha del beso
ni en la carne hecha polvo
ni en el dulce morir.
Alegre Adiós:
oh postrimer lamento
oh soplo hecho suspiro
oh angustia del engaño
oh encanto de morir.

LA SONRISA Y EL HAMBRE

Caminaré en los surcos resecos de la estancia


para encontrar raíces, frutos, algas
recorreré caminos infinitos tostados por el sol
y arrullaré nemátodos hastiados de querer fecundar,
entonces dibujaré arabescos color verde
y esperaré la lluvia que caiga en gotas tenues
y exigiré a los ríos que reboten de madre
y si no alcanzo, ni escarabajos, nemátodos ni flores,
ni frutas, ni algas, ni hojas ni raíces secas,
entonces comprenderé angustiado como siempre,
por qué los niños no se ríen, ni juegan, ni piden, ni sollozan
porque la falta de agua y de cariño, trajo consigo
que se sequen sus lágrimas y suspiren exangües,
porque con hambre, nadie sonríe, ni siquiera suspira,
y no le queda lugar en el alma para mentir plegarias.
HIROSHIMA Y NAGASAKI

El aire tiembla embrutecido de dolor y de espanto


los ríos se vuelcan de sus cauces exhalando lodo
gritos de muerte a millones de grados,
hay que ganar la guerra pronto, aligerando el tiempo,
hay que fundir la humanidad en el rescoldo de la nada.

Lo mejor es matar y matar pronto, echando solo muerte


en cada estampido que el uranio nos brinda temprano,
para encontrar botines de muerte, angustia y maldiciones
de haber nacido un día, no importa en dónde, ni cómo.

Hay que echar gotas malditas sollozando de uranio


hay que echar millones de llamas con gases infernales
y luego que apaguen su sed de muerte y gritos
en las montañas de la maldad y el desamor sin nombre.

Hiroshima: Tus calles retorcidas por millones de grados


haciéndole señas terribles a tu hermana Nagasaki
para enterrarse juntas en el cementerio que espanta
y que hizo brotar la maldad de los hombres
como una maldición del cielo en la fisión del átomo.
LOS ARBOLES

No los ves cómo crecen diminutos


en el germen de su semilla llevan
el soplo inexplicable de la vida
no los ves cómo crecen temblorosos,
titilantes, imberbes como niños?

Crece el árbol buscando hacer el bien


con sus ramas y sombras fugitivas,
nace para servir al ave
que construye su nido allí en su copa
y luego cuando lo derriban, necios
hasta para damos calos y hacer cofres
que lleven nuestros huesos a la tumba,
sin embargo .... a veces, muchas veces
le falta nuestro amor, dulce cariño.
EXALTACION A LA REINA DEL CANTON PIÑAS

"los ojos cambian sus miradas


y los seres existen".— Prov. chino.

Ven, llega viajero y acércate un poco,


camina en puntillas y quédate absorto,
busca en las colinas y sube a la cumbre
del cielo y la rosa,
si encuentras misterio, misterio de lumbre,
no te acuse entonces, ni angustia ni espanto,
que es cierto lo visto, y es cierto el calor
y también la llama que sale del fondo.

Ven, llega viajero y escucha el murmullo


de todo lo bello y siéntate entonces,
enjuga las perlas que brotan del canto
y entonces tú dime, si vives ahora,
qué encanto el que miras y tienen sus ojos.

Es que nos parece a veces, a ratos


que son cuál visiones; pero no, te engañas,
si piensas que es éso, que son ilusiones . . .

Has llegado entonces a un pueblo de ensueño,


a un risco engastado en la cordillera,
y allí en ese risco, subida en la cumbre,
encuentras ahora a la Soberana
de este pueblo inquieto.

Vela, vela tú despacio, cómo nació Reina,


y si tú lo dudas, te probaré luego,
que nació muy bella y sino, obsérvala
y entonces vasallo, acaríciala luego.
No son sus cabellos como enredadera?
no tienen el garbo de la madreselva?
que trepando ansiosa por su testa altiva
llegan hasta el cielo ?

Acércate entonces y mírala luego,


mírala en su frente y como ya estás cerca,
oirás el murmullo del mar en su aliento,
porque en sus ojeras va dejando el cielo
y es que en sus oídos solo escucha el canto
de la primavera.

Vela tú viajero, vela cómo siente,


si en su boca se encierran las perlas
y allí en sus mejillas brota solo aroma,
de puras manzanas, que aspira ella misma,
porque tiene encanto de misterio y cielo.

Allí donde encuentras amor puro y casto


con color de sangre y calor de fuego,
allí entre sus labios, se esconde el misterio.

No ves tú viajero, que tiene de Reina,


todo en su elegancia, todo en su estupendo
donaire de ensueño?

Contemplas entonces sus hombros gráciles


su soltura entera, que junto a su busto,
se mecen guirnaldas de amores muy tiernos,
y cuando desciendes entonces, por su cuerpo anhiesto,
miras su cintura, cual cítara abierta,
con cuerdas tan tiernas, que sólo de miedo,
no la miraría, yo por mucho tiempo.
Tocando sus brazos como dos antenas, llegas,
llegas a sus manos como terciopelo,
y allí en sus profundos cuencos de alegría,
miras en sus dedos, la caricia tierna,
la dádiva hermosa de su sortilegio.

Descansa viajero, impide te mate a tí el jadeo,


para que la veas cuando ya camine,
con su garbo cierto, que está sostenida sobre pedestales
que encienden el fuego,
pues ya sus columnas se transforman luego,
en pilares ciertos, de alabastro y mármol,
de ilusión y acento.
Ya en sus pies se esconde Terpsícore eterna,
buscando en el aire la danza que es siempre,
amor suplicando, cariño y por éso, no la ves entonces
cuánto esconde y tiene, que es gracia y talento,
que es perfume y canto, elegancia y éso . . .

Quítate viajero, déjame un momento,


quiero yo extasiarme y perderme luego,
en el mar de espuma, en el verde terso,
en el infinito de sus elementos,
y cuando me dejes, solo, solo, solo,
para mi contento,
de dicha y felices, entonces diremos
que tenemos Reina, que cual las abejas,
solo libaremos de las flores todas,
la miel cual sustento, que se la daremos,
más dulce que el néctar que tiene las flores
del mundo terreno,
porque ella es el aire, es gasa, es rocío,
es lluvia y es verso,
es viento y celosa, se muestra lucero,
y siendo su gracia divina y celeste,
su voz es almíbar y su canto cierto.

Dime entonces tú, dime tú viajero,


si aquella que ves, no es cierto que es Reina?
que nació muy linda y nació muy bella.

Cantemos entonces, cantemos viajero,


quedémonos todos, quedémonos luego,
para bendecirla en su canto y fuego,
para así ofrecerle tributos y ruegos;
para sostenerla con las manos duras,
del trabajo y luego,
para embelesarnos de contento y cielo.

Vela tú viajero, vela tú de cerca,


vela aunque tú quieras, de lejos talvez . . .

Bella entre las bellas, hermosa cual cielo,


divina en su canto, divina en su vuelo,
como flor lozana, como azul del mar,
blanca cual paloma, grande como el sol,
pura cual de aroma, bella entre las bellas,
diáfana, sublime, roja como el fuego,
derrama corolas, de aroma y de cielo
y en su Piños tiene un nutrido reino,
de vasallos puros, como sol y fuego.
Y ahora dejemos que ya su belleza,
que nos brinda el cielo, reciba corolas
y acepte guirnaldas de todos sus hijos,
que son sus vasallos y son sus guardianes
de corona y cetro.

Que viva la Reina y que viva Piñas,


por ser bendecida, con su Reina Bella.

Noviembre 7 de 1975

QUIERO MORIR DE PIE

Señor, ha llegado la hora de postrarme de hinojos


por los años que tengo, la muerte anda buscándome,
quitándome unos ratos, el brillo de mis ojos;
esperando paciente que me quites la carga,
y me des ya un camino, sin espinas ni abrojos.

Yo no te pido nada, Señor dueño de todo,


ni latidos, ni vida, ni añoranzas, ni nada;
mi presencia unos ratos, parece que se oculta,
porque cierro los ojos, porque cierro los labios.

Yo noto que la muerte me acecha a mi unos ratos;


con violencia tremenda, con dureza inhumana;
sin embargo la esquivo, con dulzura y con calma
pues yo sé que ha de herirme; y mas nunca en el alma,
tan solo cuando quieras apagarme en tu llama,
tomándome las cuentas finales de jornada.

Es cierto que presiento mis minutos finales;


observo a la distancia los grandes madrigales,
que creí florecían, como dulces panales;
pero comprendo entonces y los veo al momento,
que son cadenas rotas, que no son madrigales.

Yo presiento la hora final que ya se acerca,


noto que ya las luces a parpadear empiezan,
de mi existencia larga, sin aliento ni vida;
y decirte yo quiero en esta despedida,
que me des una gracia, que yo muera de frente,
mirando el infinito, elevando los ojos;
suplicando perdón, de mis grandes desvíos;
por mi falta de aliento y dejar la jornada,
completamente trunca y que TU me la diste,
antes que yo me ponga profundamente triste.

Quiero que me concedas, Señor dueño de todo,


que muera de repente; pero que muera solo,
de pie sin inclinarme, sin tambalear ni nada,
que congoje a los unos, ni que espante a los otros.

Quiero morir Señor, quiero morirme ahora;


quiero darle a la muerte el gusto que ella añora;
quiero decirle firme, que asome si ella quiere;
que venga si hago falta para llenar la fosa;
pero déjame entonces, Señor, déjame quieres,
morir de pie, porque éso, éso quiero en mi hora.

LA HERENCIA DE MIS HIJOS

Asomarán sus nombres escritos en la tierra


llevará cada cual, cada uno mi marca inconfundible
sus ojos asomarán entonces oteando el infinito
estarán esperando callados la llegada de siglos
y extenderán sus brazos para extender amor al niño;
mostrarán la entereza por ropaje
y aceptarán seguir con la pobreza de su estirpe,
luego de encallecerse con la aurora
se enjugarán la frente por la tarde
por su trabajo noble, digno y rectilíneo,
comerán con sus manos encallecidas
el pan de la faena silenciosa y alegre
y brindarán amor, amor del tierno
a todo caminante fatigado y entonces
por fin allí asomará mi marca como signo.
OJITOS, OJITOS NEGROS

Ojitos, ojitos negros


ojitos como mi niña
ojos dulces y serenos
ojitos como ninguna.

Ojitos, ojitos claros


ojitos como la luna
son los ojos de mi Zaida
ojitos como laguna.

Ojitos, ojitos glaucos


ojitos de plenilunio
son los ojos de mi niña
desconociendo infortunio.

Ojitos, ojitos miel


son los ojos de mi niña
que nunca conocen hiel
endulzándome la vida.

Ojitos, ojos de Zaida


ojos dulce de fortuna
son los ojos de la niña
son ojos como ninguna.

Ojitos color de cielo


son los ojos de la niña
son ojos que me embelesan
porque son color de piña.

La niña tiene unos ojos


grandes como media luna
y por eso siempre pienso
que allí lleva su fortuna.

Ojitos, ojitos tuyos,


que me alumbran en la vida
son ojos como cocuyos
dejando mi alma encendida.

Por eso yo quiero ver


siempre en sus ojos mi vida,
pues los ojitos de Zaida
tienen mi mente rendida.

UN PUEBLO QUE SE LLAMA PIÑAS

Bajando de la enorme cordillera


trayendo entre ramajes y entre nidos
reclina su apacible cabellera
un pueblo en su pujanza y sin ruidos.

Los rayos del Dios Sol nunca se ponen


porque su esposa Luna los convierte
en fuerzas que en las noches se reponen
orando en el trabajo que divierte.

Hay pueblos que se elevan hasta el cielo,


hay pueblos que se pierden en el agua,
hay hombres que hasta viven en el hielo
y sombras del tamaño de Aconcagua.

Un pueblo existe así como los pinos


centenarios que nobles se levantan,
un pueblo que es orgullo con sus trinos
que hace como canción cuando trabajan.

Es pueblo de serenas añoranzas,


es grito de fragor en las distancias,
es llanto cuando el agua de esperanzas
fecunda con sudor en las estancias.
Y tiene tierras fértiles que un día
cuando el tiempo galope sobre el lomo
del hambre y haga cizcos de porfía,
responderá con mieses, no de plomo.
Así se acuna un pueblo entre colinas
así canta entre verdes cafetales,
así dora las fuentes cantarinas
para danzar en noches siderales.

El mundo está compuesto de millones


de seres que entrecruzan sus alfanjes;
mas solo hay uno aquí sobre la tierra
que solo paz refleja en sus celajes.

Es pueblo que se ufana de si mismo,


es pueblo que se yergue sobre todo,
es pueblo que no teme al cataclismo
porque jamás se mezcla con el lodo.

Su nombre que nadie ose profanarlo,


su corito que sea eterno como el loto,
su grito que no intenten ahogarlo;
porque su corazón nadie lo ha roto.

Oh pueblo que enmudeces cuando arrullas


Oh pueblo que sonríes cuando lloras,
tienes para los genios el misterio
de perurgir el bien en que laboras.

Tu nombre es la enseñanza para todos


que buscan con afán solo trabajo,
Oh Piñas tu guirnalda sin apodo
te hace mirar arriba, nunca abajo.

Quién no te siente cuando te conoce?


Quién no te canta cuando ya te siente?
Todos quieren que sea sortilegio
en el ayer, mañana y el presente.

Pinas ciudad querida, vive sola


vive entre brumas y cantos y sonrisas
alegra la nostalgia que como ola
asoma en otros mundos como aristas.

Tienes ciudad querida mil laureles,


tienes toda riqueza y señorío,
tu historia cabalgando en cien corceles
nos muestra su pujanza y poderío.
DESDE EL ÚLTIMO ENCUENTRO

Desde el último encuentro


cuánto tiempo ha pasado…….
cuántas espinas hincan
la carne y la nostalgia,
mi cuerpo se estremece
hinchado de tristeza
y tú pareces sombra,
nada más que una sombra
estática en el tiempo.

Ya ves, cuánto trajín de beso


cuan tos suspiros idos
y que nunca llegaron
hasta un destino cierto,
solamente ha quedado
el tatuaje en el verso
por tu voz cual suspiro
por tu aliento en el beso.

De sueño cabeceo
como cometa al viento Este trajín de besos
zambullendo en el mar que me destroza el alma,
para buscar el yodo, hace que me despierte
mi cuerpo se estremece en las noches de luna
cubierto por la arena y entonces saboreo
y yo suspiro entonces cual estro sideral
por el último encuentro. y hace que te presienta
como el último encuentro.

Ya ves, cuan to soñamos


aquella noche incierta,
cuántos planes hicimos
en medio de la bruma
y nos amanecimos
en un trajín de besos
para elevar el vuelo
a lo desconocido.

Mientras tanto, silencio,


solo bruma y nostalgia,
solo sombras esquivas
de tu presencia cierta,
me pongo pensativo
para escapar al tiempo
y añoro solamente
tener un nuevo encuentro.
Lizardo Moscoso Molina

GALERIA DE POETAS ORENSES Nro. 7


CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA
NUCLEO DE EL ORO
Machala - Ecuador

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