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La Escritura La Memoria y La Diferencia PDF
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DOI: http://dx.doi.org/10.15648/am.28.2016.2
RESUMEN
ABSTRACT
This article deals with the theme of memory and its relationship with writing in the Phaedrus,
considering deconstructive strategy made by J. Derrida in his text “Plato’s Pharmacy,” in which a
reading is made with the purpose to search the differences, the contradictions, and the “deconstruc-
tive” elements themselves present in the famous platonic dialogue.
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costa, sino más bien le apuesta a una tas, el neoplatónico Hermias, se re-
visión crítica en la que se rechaza el fería a las distintas opiniones acerca
optimismo dialéctico ilimitado de la del «tema» del Fedro, en el cual no
hermenéutica. estaba claro si el diálogo trataba sobre
el «amor» o de la «retórica». Y para
Decimos esto, porque si comparamos Dicearco, un discípulo de Aristóte-
la hermenéutica con la deconstruc- les, el aliento poético que podemos
ción podemos encontrar que se opo- encontrar en muchos de sus apartes
nen dos maneras distintas de leer los le parecía como un entorpecimiento
textos: una, la deconstrucción, desde para la ligereza y claridad del diálogo
la perspectiva genealógica de Nietzs- (Platón, 2008, introducción de E. Lle-
che, la otra, la hermenéutica, desde dó, VII-IX).
la determinación histórica de la tra-
dición. También son dos los ámbitos Respecto a la manera de ubicarlo den-
dentro de los que se mueve cada una tro del conjunto de obras de Platón, se
de estas corrientes: la hermenéutica consideró durante mucho tiempo que
en el ámbito humanístico e histórico el texto también era bastante contra-
de las ciencias del espíritu, y la de- dictorio. Se señaló –por ejemplo– que
construcción en el marco semioló- en el momento decisivo del diálogo,
gico de estructuras «atemporales» y Platón, aunque utiliza la argumenta-
«ahistóricas», donde el lenguaje no ción, termina apelando a los mitos, y
es un sistema de identidades sino más con esto la invención de la escritura
bien de diferencias (Cfr. De Santiago, termina teniendo un sustrato mítico,
1999, pp.229-248). lo cual no resulta tan elaborado en
términos de justificación como en
2. El Fedro y la manera derridiana otros diálogos. Por eso se llegó a afir-
de leer a Platón mar que el Fedro no fue escrito en los
mejores años de Platón. Primero se
En torno al diálogo de Platón el Fe- creyó que lo había escrito cuando era
dro, los estudiosos y comentaristas no demasiado joven por lo cual no tenía
han estado generalmente de acuerdo la experiencia suficiente para hacer
respecto a sus méritos filosóficos y a una buena composición, y luego, al
su ubicación en el corpus platónico. contrario, que era demasiado viejo, y
que por tanto, las flojedades que se le
Si bien el diálogo es valorado justa- adjudicaban al diálogo correspondían
mente por la belleza de los mitos que a una especie de declive debido a la
en él se narran, y la fuerza de las imá- edad.
genes que nos ofrece, ha habido desde
tiempos remotos opiniones divergen- La investigación más reciente sitúa al
tes. Uno de sus primeros comentaris- Fedro en el grupo de los diálogos que
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alta del país, que los griegos lla- recordatorio. Apariencia de sabi-
man la Tebas egipcia, así como a duría es lo que proporcionas a tus
Thamus llaman Ammón. A él vino alumnos, que no verdad. Porque
Theuth, y le mostraba sus artes, di- habiendo oído muchas cosas sin
ciéndole que debían ser entregadas aprenderlas, parecerá que tienen
al resto de los egipcios. Pero él le muchos conocimientos, siendo al
preguntó cuál era la utilidad que contrario, en la mayoría de los ca-
cada una tenía, y, conforme se las sos, totalmente ignorantes, y difí-
iba minuciosamente exponiendo, ciles, además, de tratar porque han
lo aprobaba o desaprobaba, según acabado por convertirse en sabios
le pareciese bien o mal lo que de- aparentes en lugar de sabios de
cía. Muchas, según se cuenta, son verdad” (274d-275b).
las observaciones que, a favor o en
contra de cada arte, hizo Thamus a Por consiguiente, Theuth es el dios
Theuth, y tendríamos que disponer egipcio inventor de la escritura, de
de muchas palabras para tratarlas la magia, entre otras técnicas y sa-
todas. Pero cuando llegaron a lo de beres. Es el dios de la escritura, es el
las letras, dijo Theuth: “Este cono- dios-mensajero; es el equivalente de
cimiento, oh rey, hará más sabios Hermes en la mitología griega. En el
a los egipcios y más memoriosos, pasaje que acabamos de citar, Theuth
pues se ha inventado como un fár- le ofrece al rey de los dioses Thamus*
maco de la memoria y de la sabi- enseñar a los egipcios el arte de las
duría”. Pero él le dijo: “¡Oh arti- letras: «Este conocimiento (to mathe-
ficiosísimo, Theuth! A unos les es ma), oh rey, hará más sabios a los
dado crear arte, a otros juzgar qué egipcios y más memoriosos, pues se
de daño o provecho aporta para los ha inventado como un fármaco (phár-
que pretenden hacer uso de él. Y makon) de la memoria (mnéme) y de
ahora tú precisamente, padre que la sabiduría (sophía)» (275a).
eres de las letras, por apego a ellas,
les atribuyes poderes contrarios a La respuesta de Thamus, la negati-
los que tienen. Porque es olvido va del «padre» resulta interesante a
lo que producirán en las almas a tener en cuenta, porque Thamus le
quienes las aprendan, al descui- responde a Theuth que la escritura no
dar, la memoria, ya que fiándose es sabiduría, sino apariencia de sabi-
de lo escrito, llegarán al recuerdo duría: «[…] No es pues un fármaco
desde afuera, a través de caracte-
res ajenos, no desde adentro, desde
* Thamus es el otro nombre del dios Ammón,
ellos mismos y por sí mismos. No dios solar (Amón-Ra) padre de los dioses en la
es pues un fármaco de la memoria mitología egipcia, como recalca Derrida (1972,
p.122), basado en diversos estudios mito-
lo que has hallado, sino un simple lógicos.
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tativas (téchnai mimetikaí), porque por Platón, porque, entre otras cosas,
en la pintura se busca producir la ilu- no existe remedio inofensivo, y, por
sión visual, el engaño visual (trompe- ende, ¡el phármakon no puede nunca
d’oeil). Aunque el caso de la escritura ser del todo benéfico! El phármakon,
es más grave, pues a diferencia de la como toda medicina puede terminar
pintura, no crea ni siquiera un fantas- –incluso– por agravar el mal que pre-
ma. El pintor, tal como es sabido, no tende curar en lugar de remediarlo.
produce el ser-verdadero, sino la apa-
riencia, el fantasma, es decir, lo que Citemos nuevamente en su integrali-
simula la copia. Pero el que escribe dad la respuesta que le da Thamus a
utilizando el alfabeto ni siquiera imita Theuth en el Fedro (274e-275b) y que
nada, porque no busca generar el pa- explicita la doctrina y la postura pla-
recido a la manera de una copia*. tónica al respecto:
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El lenguaje escrito para Platón ne- Pero así sea en estas condiciones, es
cesita de una ayuda por «fuera de él importante recalcar –y esto es deter-
mismo» que lo haga inteligible, para minante para lo que aquí estamos ex-
que lo «haga hablar». La escritura a poniendo– que la mnéme, la memoria
la que se refiere Platón no se parece a viva, también implica la necesidad de
las palabras (lógoi) que se pronuncian una referencia exterior, una re-memo-
en la phoné y cuya máxima expresión ración, una repetición de lo recorda-
encontramos en el diálogo, o en el do. La memoria siempre es memoria
método dialéctico propiamente dicho, finita. No existe una memoria pre-
tal como se lo dice Sócrates a Fedro sente a sí misma en cada instante, sin
en 275e cuando compara la escritura repetición, sin rememoración, desve-
con la pintura. lamiento, sin ser signo o monumento.
Entonces, desde que hay repetición
Porque es impresionante, Fedro, lo y no-presencia hay escritura, y por
que pasa con la escritura, y por lo supuesto esto ocurre con la memoria
que tanto se parece a la pintura. En misma: ¡la memoria es escritural, por-
efecto, sus vástagos están entre no- que requiere del suplemento!
sotros como si tuvieran vida; pero
si se les pregunta algo, responden De esta manera, Derrida obtiene así
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significados nuevos que, antes de él, Pero para Derrida la cuestión es más
nunca fueron percibidos en el texto compleja, porque no basta con señalar
dado del Fedro. Y quizás por ello ter- que la escritura se puede ubicar solo
mina su análisis señalando que: «(…) con base en estas oposiciones bina-
no es posible en la farmacia el distin- rias, sino que más bien se trata de evi-
guir el remedio del veneno, el bien del denciar que Platón piensa la escritura,
mal, lo verdadero de lo falso, el aden- la comprende, la asume, a partir de la
tro del afuera, lo vital de lo mortal, lo oposición misma, lo cual está ligado a
primero de lo segundo, etc. Pensan- la naturaleza ambigua del phármakon,
do en esa reversibilidad original, el que es a la vez remedio y veneno,
phármakon es el mismo precisamente afuera y adentro. Porque desde que
porque no tiene identidad. Y el mismo haya repetición, y no-presencia, hay
(es) como suplemento. O como dife- escritura; y, por supuesto, esto ocurre
rencia. Como escritura (…)» (Derri- con la memoria misma: ¡la memoria
es escritural, porque requiere del su-
da, 1972, p.211).
plemento!, es ¡elemento diferencial!
Elementos conclusivos
Derrida, aprovechando la interpreta-
ción «doble» o ambigua de la palabra
En el diálogo platónico se evidencia
phármakon, cambia el significado ne-
una constante oposición entre la ver-
gativo de la escritura por el positivo.
dadera sabiduría, representada por
De esta manera, su resumen del aná-
el habla, la voz, el discurso vivo, el
lisis del texto de Platón puede ser el
«saber de memoria» basado en la tra- siguiente: sí, la escritura, por su natu-
dición de la «lengua hablada», que raleza, siempre es contradictoria, fun-
se da en la mnéme (memoria viva y ciona a través de la diferencia, de la
conocimiento); y, la apariencia de descomposición del logos como len-
sabiduría, que puede darse con la es- guaje-pensamiento. Entonces, ¡esa es
critura, que es una simple hypomnéme su gran ventaja! ¡No importa qué sig-
(una re-memoración, un simple recor- nifica el texto sino cómo adquiere un
datorio). Lo cual refleja muy bien la sentido, el cual siempre será diferen-
epistemología platónica, según la cual te! Porque según Derrida, la «incom-
conocer es recordar, pero desde aden- prensibilidad» sería el rasgo sustan-
tro (anámnesis). De esta forma, hay cial y más valioso de la escritura. Así,
una condena de la escritura, en tanto la deconstrucción como nuevo méto-
es nociva, es un phármakon, un reme- do de lectura del texto es el deseo de ir
dio que proviene de una exterioridad, más allá de su contenido, debilitando
es exterior a la «memoria viva», no el mundo dogmático de lo establecido
produce ciencia sino opinión, no está por medio de los clichés recurrentes y
ligada a la verdad sino a la apariencia. las lecturas prefijadas, para poder al-
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