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La escritura, la memoria y la diferencia:

La lectura derridiana de la escritura en Platón


como phármakon
Writing, memory and difference: Derrida’s reading
Platon writing phármakon
Rodolfo Wenger Calvo*
Universidad del Atlántico, Colombia

DOI: http://dx.doi.org/10.15648/am.28.2016.2

RESUMEN

En este artículo se aborda la temática de la memoria y su relación con la escritura en el Fedro,


teniendo en cuenta la estrategia deconstructiva que llevó a cabo J. Derrida en su texto “La farmacia
de Platón”, en el cual se hace una lectura que busca las diferencias, las contradicciones, los propios
elementos “deconstructivos” presentes en el famoso diálogo platónico.

Palabras clave: Platón, J. Derrida, Deconstrucción, Memoria, Escritura.

ABSTRACT

This article deals with the theme of memory and its relationship with writing in the Phaedrus,
considering deconstructive strategy made by J. Derrida in his text “Plato’s Pharmacy,” in which a
reading is made with the purpose to search the differences, the contradictions, and the “deconstruc-
tive” elements themselves present in the famous platonic dialogue.

Keywords: Plato, J. Derrida, Deconstruction, Memory, Writing.

Recibido: 10 de noviembre de 2015 Aceptado: 18 de marzo de 2016


* Docente Investigador (Profesor Asociado) del Área de Estética del Programa de Filosofía y miembro del
Grupo de Investigación Amauta de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico, Ba-
rranquilla, Colombia. Magíster en Análisis de Problemáticas Contemporáneas de la Universidad Externado
de Colombia. Máster en Filosofía Teórica y Práctica. Especialidad Historia de la Filosofía y Pensamiento
Contemporáneo de la UNED, Madrid, España. Doctorando en Filosofía de la Escuela Internacional de
Doctorado de la UNED (EIDUNED). Correo electrónico: rodolfowenger@mail.uniatlantico.edu.co

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«ut nihil non iisdem verbis los propios elementos «deconstructi-


redderetur auditum» vos» que están presentes en el propio
(«nada de lo que ha sido oído texto.
puede ser recordado con
las mismas palabras»). Porque lo que intenta Derrida no es
repetir o seguir la herencia de las
Capítulo XIV del libro VII lecturas tradicionales de Platón, sino
de la Historia natural más bien lo que trata es de determi-
de Plinio el Viejo, nar cómo funciona el pensamiento
citado por J.L. Borges en su cuento de Platón dentro de sus propios tex-
“Funes el memorioso” tos, para lo cual se requiere encontrar
(Borges, 1956, pp.95-105) las tensiones, las contradicciones, es
decir, la heterogeneidad misma que
Introducción está presente en lo escrito, tal como lo
hace en su texto «La farmacia de Pla-
En este artículo buscamos establecer tón» que se encuentra en su libro La
unos elementos de análisis de la lec- diseminación (Derrida, 1972, pp.77-
tura «deconstructiva» que hace Derri- 213) y en el que analiza el Fedro, el
da del Fedro de Platón. En particular, famoso diálogo platónico en donde a
nos centraremos en la temática de la través de un mito del propio filósofo
memoria y su relación con la escri- (el mito de Theuth) se relata el origen
tura. Partimos de varios interrogan- de la escritura.
tes, entre los cuales destacamos los
siguientes: ¿cuál es la relación de la 1. ¿Cómo aproximarnos a la de-
memoria con la escritura? ¿Qué tipos construcción de Derrida?
de memoria encontramos en el Fedro,
y cuál es la que es condenada? ¿Por Se trata de un comienzo equívoco,
qué condena Platón a la escritura se- porque estamos tomando como pun-
gún Derrida? ¿En qué consiste la de- to de partida la necesidad de precisar,
construcción y cuál es su aporte en la definir e intentar delimitar algo que
lectura de un texto filosófico como el de por sí no solicita ni requiere ser
Fedro de Platón? ¿Cuál es la manera precisado, delimitado o acotado. El
que propone Derrida de aproximarse inconveniente radica en definir algo
a los griegos? que el propio filósofo elude hacer por-
que no le interesa presentar una defi-
Para llevar a cabo dicho análisis ten- nición, una delimitación fija, estable
dremos en cuenta que la estrategia de- y/o precisa. Y es que Derrida se opone
constructiva que lleva a cabo Derrida a presentar una definición de lo que
implica hacer una lectura que busca es la deconstrucción, entre otras ra-
las diferencias, las contradicciones, zones, porque rechaza la posibilidad

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de que la deconstrucción tenga una no existen reglas universales de aná-


naturaleza esencial; y porque consi- lisis del texto, sino que más bien asu-
dera –además– que toda definición men que cada texto exige su propio y
de por sí trata de acotar el significado único modelo de comprensión. Inclu-
y de delimitarlo, mientras que la de- so, pueden llegar a sostener que cual-
construcción es sobre todo diferencia, quier texto es principalmente incom-
multiplicidad, es más bien: acontecer, prensible. Por eso es que la esencia
actividad permanente. de la estrategia deconstructivista es
la demostración de la «autocontradic-
Sin embargo, consideramos impor- ción» textual que permite detectar los
tante partir de un cierto contexto para errores lógicos en la argumentación de
poder ir abordando el tema que pre- un oponente en los que las contradic-
tendemos abordar en torno a la lectu- ciones puestas de manifiesto revelan
ra deconstructiva que hace Derrida de una incompatibilidad subyacente en-
los textos de Platón. Para tal efecto, tre lo que el escritor cree argumentar
podemos comenzar por decir que en y lo que el texto dice realmente. Este
términos generales la deconstrucción divorcio entre la intención del autor y
se ubica en el campo epistémico que el significado del texto es la clave de
supone el paso del estructuralismo al la deconstrucción post-estructuralista,
post-estructuralismo. Es decir, en el la cual desarrolla una técnica que pre-
paso que se da de los métodos estruc- tende restituir el valor fundamental
turales del análisis del texto a otros del texto, eliminando muchas de las
más heterogéneos, menos rígidos en cadenas, las ataduras, que el discurso
términos metodológicos. Esto último escrito encierra a la reflexión filosó-
teniendo en cuenta que los modelos fica.
estructuralistas de análisis del texto
pretendían ser «precisos», más rígi- Entonces, la deconstrucción como
dos, más obligatorios, al ser ellos mis- forma de «pensamiento crítico»,
mos parte de un sistema que se centra- como proceso de razonamiento o
ba en la lógica y el sistema logocén- aproximación filosófica, se enfoca en
trico –si utilizamos los términos de la búsqueda de las contradicciones a
Derrida– porque le dieron una mayor través del análisis de los elementos
importancia a la lengua hablada que a formales del texto. Con ella lo que
la escritura, y trataban al texto como Derrida nos presenta es una técnica
una realización concreta de estructu- de lectura, una práctica o una «estra-
ras abstractas. tegia textual», pero una estrategia sin
finalidad, la cual se contrapone a una
Por el contrario, para los post-estruc- visión optimista de la realidad, en la
turalistas y deconstructivistas, entre medida en que no busca la compren-
los cuales podemos ubicar a Derrida, sión, el consenso y el diálogo a toda

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costa, sino más bien le apuesta a una tas, el neoplatónico Hermias, se re-
visión crítica en la que se rechaza el fería a las distintas opiniones acerca
optimismo dialéctico ilimitado de la del «tema» del Fedro, en el cual no
hermenéutica. estaba claro si el diálogo trataba sobre
el «amor» o de la «retórica». Y para
Decimos esto, porque si comparamos Dicearco, un discípulo de Aristóte-
la hermenéutica con la deconstruc- les, el aliento poético que podemos
ción podemos encontrar que se opo- encontrar en muchos de sus apartes
nen dos maneras distintas de leer los le parecía como un entorpecimiento
textos: una, la deconstrucción, desde para la ligereza y claridad del diálogo
la perspectiva genealógica de Nietzs- (Platón, 2008, introducción de E. Lle-
che, la otra, la hermenéutica, desde dó, VII-IX).
la determinación histórica de la tra-
dición. También son dos los ámbitos Respecto a la manera de ubicarlo den-
dentro de los que se mueve cada una tro del conjunto de obras de Platón, se
de estas corrientes: la hermenéutica consideró durante mucho tiempo que
en el ámbito humanístico e histórico el texto también era bastante contra-
de las ciencias del espíritu, y la de- dictorio. Se señaló –por ejemplo– que
construcción en el marco semioló- en el momento decisivo del diálogo,
gico de estructuras «atemporales» y Platón, aunque utiliza la argumenta-
«ahistóricas», donde el lenguaje no ción, termina apelando a los mitos, y
es un sistema de identidades sino más con esto la invención de la escritura
bien de diferencias (Cfr. De Santiago, termina teniendo un sustrato mítico,
1999, pp.229-248). lo cual no resulta tan elaborado en
términos de justificación como en
2. El Fedro y la manera derridiana otros diálogos. Por eso se llegó a afir-
de leer a Platón mar que el Fedro no fue escrito en los
mejores años de Platón. Primero se
En torno al diálogo de Platón el Fe- creyó que lo había escrito cuando era
dro, los estudiosos y comentaristas no demasiado joven por lo cual no tenía
han estado generalmente de acuerdo la experiencia suficiente para hacer
respecto a sus méritos filosóficos y a una buena composición, y luego, al
su ubicación en el corpus platónico. contrario, que era demasiado viejo, y
que por tanto, las flojedades que se le
Si bien el diálogo es valorado justa- adjudicaban al diálogo correspondían
mente por la belleza de los mitos que a una especie de declive debido a la
en él se narran, y la fuerza de las imá- edad.
genes que nos ofrece, ha habido desde
tiempos remotos opiniones divergen- La investigación más reciente sitúa al
tes. Uno de sus primeros comentaris- Fedro en el grupo de los diálogos que

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constituyen lo que se ha dado en lla- de se desarrolla están estrechamente


mar el período de madurez de Platón, relacionados y obedecen a una «geo-
el que comprende a diálogos como el grafía teatral» o topografía articulada
Fedón, El Banquete y La República cuidadosamente, y para demostrarlo
(libros II-X). Para ser más precisos, coloca como ejemplo que la fábula
se considera que el Fedro es el últi- o el mito de las cigarras no habría
mo de ellos y que estaría inmediata- ocurrido, o no habría sido posible, si
mente precedido por La República. Sócrates, a causa del intenso calor del
Esto, porque el libro IV, constituye verano, no hubiese aceptado la invi-
un precedente muy evidente de la tri- tación de Fedro de salir a las afueras
partición del alma que se expone en de la ciudad amurallada buscando un
el Fedro. De acuerdo con esta ordena- ambiente más fresco en las riberas del
ción se puede establecer que la fecha río Iliso, en donde se escucha el estri-
en que se escribió el diálogo debió ser dente sonido de las cigarras.
en torno al año 370 a. C. antes del se-
gundo viaje de Platón a Sicilia (Cfr. Por ejemplo, en el lugar donde trans-
Derrida, 1972, pp.82-83). curre el diálogo –al borde del río Ili-
so– también se encuentra una fuen-
Todo esto es tenido en cuenta por te de aguas medicinales dedicada a
Derrida cuando señala que Diógenes Farmacea. De allí que en el diálogo,
Laercio consideró que era el primer Fedro le pregunta a Sócrates, si de
diálogo de Platón, porque tenía ca- acuerdo con la tradición, no es en es-
racterísticas juveniles, lo cual fue tos lugares donde Boreo (o Bóreas),
respaldado muy posteriormente por raptó a Oritia (una princesa atenien-
Schleiermacher, quien argumentó que se). Y Fedro hace la pregunta, porque
un escritor en su vejez no habría con- se decía que Boreo (el dios del frío
denado la escritura como Platón lo viento del norte) había secuestrado a
hace en el Fedro. Pero para Derrida Oritia en la ribera del río Iliso cuan-
estas apreciaciones son el resultado do bailaba. La leyenda precisaba que
de una lectura superficial y burda, la recogió en una nube de viento y la
porque en el Fedro Platón no se limita llevó a Tracia, teniendo con ella dos
a condenar la escritura, sino que tam- hijos, los Boréadas: Zetes y Calais,
bién la considera como el mejor y más y dos hijas, Quíone y Cleopatra. Só-
noble juego que es posible practicar crates le responde, proponiéndole –a
(Derrida, 1972, pp.82-83). manera de burla– la siguiente expli-
cación de este mito en un estilo ra-
En «La farmacia de Platón» –tal como cionalista y fisicalista: «es en el mo-
ya lo acabamos de señalar– Derrida mento en que jugaba con Farmacea
reivindica el diálogo y señala la ma- (sin Farmaqueia paizusan) cuando el
nera como los temas, los lugares don- viento boreal (pneuma Boreu) empujó

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a Oritia y la precipitó al abismo, al pie a abordar propiamente la temática que


de los peñascos próximos», (…) «y nos ocupa en relación con la manera
que de las circunstancias mismas de cómo se presenta la escritura y la me-
su muerte nació la leyenda de su rap- moria en el Fedro de Platón como as-
to por Boreo. En cuanto a mí, estimo pecto diferencial.
por mi parte que explicaciones de este
tipo, Fedro, tienen su encanto, pero es 3. El origen de la escritura en el
preciso demasiado genio, demasiada mito de Theuth
aplicación laboriosa, y no se encuen-
tra del todo en ellas la felicidad (...)» En el texto de Platón, nos encontra-
(Derrida, 1972, p.86). mos con una aparente leyenda egipcia
contada por Sócrates a Fedro al final
Luego Sócrates, más adelante en del diálogo (274d-275b), pero que es
el diálogo, compara con una droga más bien un mito original de Platón*,
(phármakon) los textos escritos que el cual transcribimos a continuación
Fedro ha llevado consigo. De esta porque constantemente recurriremos
manera, las hojas de escritura que le a él, tanto en lo que vamos a desarro-
muestra Fedro a Sócrates para con- llar en relación con el diálogo mismo,
vencerlo de salir de la ciudad operan como en la lectura deconstructiva que
como un objeto seductor, un fármaco nos da Derrida:
(phármakon) que lo empujan o atraen
fuera de la ciudad. Sobre todo a él, Sócrates- Pues bien, oí que había
¡Sócrates!, que casi nunca quiso salir por Náucratis, en Egipto, uno de
de ella, ni siquiera en el último mo- los antiguos dioses del lugar al
mento, para escapar a la cicuta. Pero que, por cierto, está consagrado
en el diálogo le hacen salir de sí y le el pájaro que llaman Ibis. El nom-
arrastran a un camino que es propia- bre de aquella divinidad era el de
mente de éxodo. Teuth. Fue este quien, primero,
descubrió el número y el cálculo,
Por todo lo anterior, Derrida no con- y, también, la geometría y la as-
sidera al Fedro como un diálogo mal tronomía, y, además, el juego de
compuesto. E incluso llega a con- damas y el de dados, sobre todo,
siderar que se trata de un texto bien las letras. Por aquel entonces, era
pensado, estéticamente equilibrado, rey de todo Egipto Thamus, que
y si bien evidencia un cierto carác- vivía en la gran ciudad de la parte
ter contradictorio, lo es en la medida
que pone de presente el carácter con-
* Cfr. Derrida, “La pharmacie de Platon”. Derrida
tradictorio, o si se quiere, dual, de la enfatiza que, si bien al comienzo del diálogo,
naturaleza misma de la escritura. Te- Sócrates desconfía de los mitos, él mismo pre-
senta dos mitos originales en este diálogo: el de
niendo en cuenta esto, pasemos ahora los hombres cigarras y el de Theuth.

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alta del país, que los griegos lla- recordatorio. Apariencia de sabi-
man la Tebas egipcia, así como a duría es lo que proporcionas a tus
Thamus llaman Ammón. A él vino alumnos, que no verdad. Porque
Theuth, y le mostraba sus artes, di- habiendo oído muchas cosas sin
ciéndole que debían ser entregadas aprenderlas, parecerá que tienen
al resto de los egipcios. Pero él le muchos conocimientos, siendo al
preguntó cuál era la utilidad que contrario, en la mayoría de los ca-
cada una tenía, y, conforme se las sos, totalmente ignorantes, y difí-
iba minuciosamente exponiendo, ciles, además, de tratar porque han
lo aprobaba o desaprobaba, según acabado por convertirse en sabios
le pareciese bien o mal lo que de- aparentes en lugar de sabios de
cía. Muchas, según se cuenta, son verdad” (274d-275b).
las observaciones que, a favor o en
contra de cada arte, hizo Thamus a Por consiguiente, Theuth es el dios
Theuth, y tendríamos que disponer egipcio inventor de la escritura, de
de muchas palabras para tratarlas la magia, entre otras técnicas y sa-
todas. Pero cuando llegaron a lo de beres. Es el dios de la escritura, es el
las letras, dijo Theuth: “Este cono- dios-mensajero; es el equivalente de
cimiento, oh rey, hará más sabios Hermes en la mitología griega. En el
a los egipcios y más memoriosos, pasaje que acabamos de citar, Theuth
pues se ha inventado como un fár- le ofrece al rey de los dioses Thamus*
maco de la memoria y de la sabi- enseñar a los egipcios el arte de las
duría”. Pero él le dijo: “¡Oh arti- letras: «Este conocimiento (to mathe-
ficiosísimo, Theuth! A unos les es ma), oh rey, hará más sabios a los
dado crear arte, a otros juzgar qué egipcios y más memoriosos, pues se
de daño o provecho aporta para los ha inventado como un fármaco (phár-
que pretenden hacer uso de él. Y makon) de la memoria (mnéme) y de
ahora tú precisamente, padre que la sabiduría (sophía)» (275a).
eres de las letras, por apego a ellas,
les atribuyes poderes contrarios a La respuesta de Thamus, la negati-
los que tienen. Porque es olvido va del «padre» resulta interesante a
lo que producirán en las almas a tener en cuenta, porque Thamus le
quienes las aprendan, al descui- responde a Theuth que la escritura no
dar, la memoria, ya que fiándose es sabiduría, sino apariencia de sabi-
de lo escrito, llegarán al recuerdo duría: «[…] No es pues un fármaco
desde afuera, a través de caracte-
res ajenos, no desde adentro, desde
* Thamus es el otro nombre del dios Ammón,
ellos mismos y por sí mismos. No dios solar (Amón-Ra) padre de los dioses en la
es pues un fármaco de la memoria mitología egipcia, como recalca Derrida (1972,
p.122), basado en diversos estudios mito-
lo que has hallado, sino un simple lógicos.

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(phármakon) de la memoria (mnéme) basado en la tradición de «lengua ha-


lo que has hallado, sino un simple re- blada», en la mnéme (memoria viva y
cordatorio (hypomnéme). Apariencia conocimiento), es la sabiduría «viva»
de sabiduría (dóxa) es lo que propor- como el diálogo entre el alumno
cionas a tus alumnos, que no verdad (hijo) y el maestro (padre). Mientras
(aletheian). Porque habiendo oído que la apariencia de la sabiduría, la
muchas cosas sin aprenderlas, pare- escritura, aparta a los alumnos de la
cerá que tienen muchos conocimien- sabiduría verdadera, porque es hy-
tos, siendo al contrario, en la mayoría pomnéme (re-memoración, simple re-
de los casos, totalmente ignorantes, cordatorio). En tanto que ayuda a la
y difíciles, además, de tratar porque hypómnesis y no a la memoria viva,
han acabado por convertirse en sa- la escritura resulta, pues, tan ajena a
bios aparentes (doxosophoi) en lugar la verdadera ciencia, a la anámnesis
de sabios de verdad (anti sophón)». en su movimiento propiamente psí-
(275b). quico, y sobre todo a la verdad en el
proceso de su presentación por medio
Por tanto, para Thamus, la escritura no de la dialéctica, porque la escritura
ofrece los beneficios que pretende de- solo puede intentar imitarlas, pero no
fender Theuth, sino todo lo contrario. es un recurso válido para acceder a la
Para el padre de los dioses la escritu- verdad.
ra va a ser más bien perjudicial dado
que va a producir ignorancia y olvi- En el diálogo, la oposición interior
do en lugar de sabiduría y memoria, y exterior, también es equiparable
porque la escritura es algo exterior, a otro tipo de oposiciones como pa-
mientras que el saber es algo que nace labra/escritura, padre/hijo, señor/es-
del interior. La escritura es esencial- clavo, alma/cuerpo, legítimo/bastar-
mente mala, porque es exterior a la do que Derrida pondrá de presente a
memoria, no es productora de ciencia lo largo de sus comentarios sobre el
(epistéme), sino de opinión (dóxa); diálogo platónico y que implican una
no es generadora de verdad, sino de condena de la escritura. Ahora, cabe
apariencia; es un signo sin nada que lo aclarar que para el caso de la escritura
sustente. Es un phármakon que pro- la cosa es más compleja, porque De-
duce el juego de la apariencia y que rrida precisa que no basta con señalar
pretende pasar por lo verdadero (De- que la escritura se puede ubicar solo
rrida, 1972, p.128). con base en estas oposiciones bina-
rias, sino que más bien se trata de evi-
Así, aparece la oposición clave del denciar que Platón piensa la escritura,
diálogo platónico, por un lado, la ver- la comprende, la asume, a partir de la
dadera sabiduría, el habla, la voz, el oposición misma, lo cual está ligado a
discurso vivo, el «saber de memoria» la naturaleza ambigua del phármakon

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(Derrida, 1972, p.128) que hemos de Si el logos tiene un padre, si el logos


seguir precisando. depende de un padre, es porque tam-
bién tiene una forma de existencia li-
4. El logocentrismo, la escritura y la gada a lo viviente. El logos es un ser
“ausencia” del padre vivo (zoon). Es un animal que nace,
crece y pertenece a la physis. De esta
En el esquema platónico se le otorga forma: «La lingüística, la lógica, la
el origen y el poder del logos a una dialéctica y la zoología están relacio-
posición paterna. Pero no se trata de nadas entre sí» (Derrida, 1972, p.97).
considerar que el logos en sí mismo
sea un padre, sino que el origen del Con esto, Platón se adelanta muchos
logos es su padre, en la medida en siglos y formula la tesis principal de
que responde por él y con él a partir la lingüística estructuralista que surge
de su presencia. El «sujeto que habla» a partir de Saussure y que le da mayor
es el padre de la palabra. Por tanto,
importancia a la lengua hablada que a
el logos es un hijo, que puede llegar
la escritura, estableciendo así una se-
a ser destruido sin la presencia, sin
paración jerárquica entre las dos.
la ayuda del padre; sin un padre que
«responda» por él. Es decir, el logos
En el Fedro la verdadera sabiduría y
depende de una «presencia» que lo
la apariencia de la sabiduría es una
«respalde» (Derrida, 1972, p.95).
de las primeras versiones de la oposi-
Por consiguiente, a su vez, la escritu- ción del lenguaje hablado y el escrito.
ra se puede definir como «ausencia» Más tarde esa oposición se converti-
del padre, siendo la diferencia entre el ría en la antítesis de la lengua hablada
logos viviente y la escritura la presen- y la escritura, del alma y el cuerpo.
cia del padre que defiende al prime- Platón afirma la imposibilidad de la
ro y lo mantiene con vida, mientras escritura, en varias ocasiones, inclu-
que la segunda es huérfana. El logos, so, la condena, negando sus propias
como hijo del padre, es un ser vivo obras. En la segunda carta de Platón
(un zoon) que pertenece, a la physis, se encuentra: «La medida preventiva
y que reconoce su filiación y la deuda más acertada será la de no escribir,
con el padre. Mientras que la escritura sino aprendérselo de memoria. Por
de alguna manera requiere la muerte esta razón, nunca jamás he escrito yo
del padre, porque la ausencia del pa- mismo acerca de estas cuestiones. No
dre está implicada en la escritura, es hay ninguna obra de Platón, y jamás
–incluso– la amenaza violenta del pa- la habrá. Lo que actualmente se de-
rricidio por parte del huérfano que in- signa con este nombre es de Sócrates,
tenta defenderse sin padre y que supo- escrito en el tiempo de su hermosa ju-
ne la posibilidad de su desaparición. ventud» (Platón, 1977, p.1554).

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Por eso en el Fedro, a primera vista, el término phármakon que abunda


encontramos una posición bien defi- en los textos platónicos, la escritura:
nida; en el que la lengua hablada tiene «(…) se ha inventado como un fárma-
mayor importancia que la escritura. co de la memoria y de la sabiduría»;
Sin embargo, en esa aparente «clari- «(…) no es, pues, un fármaco de la
dad» se vislumbra algo más intere- memoria lo que has hallado, sino un
sante a través del análisis del léxico simple recordatorio», etc. Aquí cabe
filosófico de Platón, porque Derrida recalcar lo que también hemos dicho
muestra que: la «verdadera» sabiduría anteriormente, y es que la palabra
hablada en el Fedro se puede caracte- griega fármaco (phármakon) tiene
rizar mejor a través de las metáforas doble significado, porque puede sig-
prestadas de la escritura. Las metáfo- nificar tanto remedio como veneno. Y
ras de Platón son exclusiva e irreduc- esos significados opuestos no siempre
tiblemente escriturales. Por ejemplo, se difieren siempre de manera radical,
las expresiones como: «leer la mente» sino según el contexto, produciendo
o «escribir en el alma» son metáforas así un problema serio de comprensión
que suponen la aceptación de la escri- del diálogo. Su multiplicidad signifi-
tura. cativa destruye la unidad interpretati-
va; o bien se considera que la escri-
Así, surge el siguiente interrogante, tura envenena, produce un daño para
dado que algo positivo (la lengua ha- los adeptos de la sabiduría verdadera
blada, la sabiduría «viva») es descrito o, por el contrario, es una droga, un
a través de algo negativo (la escritura phármakon que produce efectos bené-
como sucedánea de la memoria), en- ficos porque aumenta el saber y redu-
tonces, ¿es posible que ese aspecto ce el olvido.
negativo, ese algo inicial, que es la
escritura puede llegar a ser algo más 5. La memoria, el phármakon y la
antiguo, más autóctono y más «verda- escritura como suplemento diferen-
dero» que el positivo, que es la len- cial
gua? Para contestar esta pregunta po-
dríamos mencionar lo que ya hemos Según la comprensión tradicional de
visto anteriormente: para Platón la los diálogos platónicos –tal como lo
escritura es nociva, porque es exterior hemos ido recalcando– la actitud de
a la memoria, no genera conocimien- Platón hacia la escritura como phár-
to verdadero, sino opinión, no produ- makon, es negativa y de sospecha,
ce verdad, sino apariencia (Derrida, porque la asocia con la magia y la he-
1972, p.128). Pero –quizás– hay que chicería.
ir más allá, porque se requiere pasar
a considerar más bien el juego meta- Además Platón también compara la
lingüístico realizado por Derrida con escritura con la pintura, y la artes imi-

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tativas (téchnai mimetikaí), porque por Platón, porque, entre otras cosas,
en la pintura se busca producir la ilu- no existe remedio inofensivo, y, por
sión visual, el engaño visual (trompe- ende, ¡el phármakon no puede nunca
d’oeil). Aunque el caso de la escritura ser del todo benéfico! El phármakon,
es más grave, pues a diferencia de la como toda medicina puede terminar
pintura, no crea ni siquiera un fantas- –incluso– por agravar el mal que pre-
ma. El pintor, tal como es sabido, no tende curar en lugar de remediarlo.
produce el ser-verdadero, sino la apa-
riencia, el fantasma, es decir, lo que Citemos nuevamente en su integrali-
simula la copia. Pero el que escribe dad la respuesta que le da Thamus a
utilizando el alfabeto ni siquiera imita Theuth en el Fedro (274e-275b) y que
nada, porque no busca generar el pa- explicita la doctrina y la postura pla-
recido a la manera de una copia*. tónica al respecto:

Recordemos también que Platón en ¡Oh artificiosísimo Theuth! A unos


las Leyes, propone expulsar de la Re- les es dado crear arte, a otros juz-
pública a los brujos, charlatanes y ar- gar qué de daño o provecho aporta
tistas, reservándoles, además, castigos para los que pretenden hacer uso
terribles. En el Fedro es el rechazo de de él. Y ahora tú, precisamente,
Thamus a la escritura como ambiguo padre que eres de las letras, por
phármakon lo que elogia Platón, por- apego a ellas, les atribuyes pode-
que, de acuerdo con el veredicto del res contrarios a los que tiene. Por-
padre de los dioses, la escritura es más que es olvido lo que producirán en
veneno que remedio: es la apariencia las almas de quienes la aprendan,
de la verdad. Y esto es considerado así al descuidar la memoria, ya que,
fiándose de lo escrito, llegarán al
recuerdo desde fuera, a través de
* La mímesis supone para Platón no solo la pro-
ducción de algo irreal sino que también que eso caracteres ajenos, no desde aden-
irreal debe dar ilusión de realidad. Es decir, un tro, desde ellos mismos y por sí
doble engaño que es condenado de manera de-
cidida en su filosofía por reforzar la apariencia, mismos. No es, pues, un fármaco
la ilusión de una «realidad», ya de por sí ficti- (phármakon) de la memoria (mné-
cia, de acuerdo con su doctrina de los dos mun-
dos. En el caso de ilusión derivada del poder de me) lo que has hallado, sino un
las palabras, el escéptico Gorgias, quien estaba
ligado a los sofistas, sostuvo, por su parte, que simple recordatorio (hypomnéme).
con las palabras se puede expresar todo. Esto Apariencia de sabiduría (dóxa) es
nos lleva a pensar que mediante las palabras, en
el teatro, por ejemplo, el público se sobresalta lo que proporcionas a tus alumnos,
de terror, se entristece, se alegra, se compa- que no verdad (aletheian). Por-
dece,…; hace vivir los problemas de los otros
como si fueran propios, pero sin haber creado que habiendo oído muchas cosas
previamente la ilusión, sin haber creado fantas-
mas (copias de copias), al menos que existan
sin aprenderlas (àneu didachês),
decorados y un manejo «mimético» del escena- parecerá que tienen muchos cono-
rio, lo cual no era el caso de la escenificación de
la tragedia griega antigua. cimientos, siendo, al contrario, en

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20 La escritura, la memoria y la diferencia: La lectura derridiana de la escritura en Platón como phármakon

la mayoría de los casos, totalmen- critura, un bello elogio porque Platón


te ignorantes, y difíciles, además, dice en boca de Sócrates que cuando la
de tratar porque han acabado por escritura tiene sentido y fundamento,
convertirse en sabios aparentes deja pasar la «semilla inmortal», que
(doxosophoi) en lugar de sabios de prolonga el tiempo humano más allá
verdad (anti sophón) (274e-275b). de los límites de la existencia indivi-
dual: «cuando alguien, haciendo uso
Este pasaje refleja muy bien la episte- de la dialéctica y buscando una alma
mología platónica, según la cual co- adecuada, planta y siembra palabras
nocer es recordar, pero desde adentro con fundamento, capaces de ayudarse
(anámnesis). Para lo cual la distinción a sí mismas y a quienes las planta, y
entre «memoria» (mnéme) y «simple que no son estériles, sino portadoras
recordatorio» (hypomnéme) refleja de simientes de las que surgen otras
la división entre interioridad y exte- palabras que, en otros caracteres, son
rioridad. División que le permitirá a canales por donde se transmite, en
Platón condenar la escritura, en tanto todo tiempo, esa semilla inmortal, que
es nociva porque proviene de una ex- da felicidad al que la posee en el gra-
terioridad, es exterior a la «memoria do más alto posible para el hombre»
viva», no produce ciencia sino opi- (Platón, Fedro, 277a).
nión, no está ligada a la verdad sino a
la apariencia. La «exterioridad» de la Pero la cuestión del phármakon aún
escritura implica también un proble- es más compleja como lo demuestra
ma «pedagógico», pues cuando Tha- Derrida, porque no se deja reducir a
mus le dice a Theuth que la escritura esa oposición entre adentro y afuera,
hace que los lectores puedan creer entre interioridad y exterioridad, en-
que aprenden «sin didáctica» (àneu tre remedio y veneno, entre mnéme e
didachês), significa que está dicien- hypomnéme, porque ambas implican
do que no están aprendiendo a través la repetición, implican siempre una
de un proceso de interiorización, ca- referencia, una re-memoración, una
racterística esencial a la pedagogía repetición de lo recordado.
«viva», de un «saber verdadero», sino
que lo están haciendo a través de una La mnéme, la memoria viva, repite
técnica, de una exterioridad, que solo la presencia del eidos, y con esto la
les permite adquirir una «apariencia verdad implica la posibilidad de la
de sabiduría»: así la escritura produce repetición que rememora. La verdad
«sabios aparentes» (doxosophoi), no devela el eidos o el ontos on, es decir,
«sabios de verdad» (anti sophón). lo que puede ser imitado, repetido en
su identidad. Así, la verdad es la pre-
Aunque es importante destacar que en sencia del eidos en su significación.
el Fedro se hace una defensa de la es- Esto se logra por medio del método

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dialéctico que posibilita la anámnesis. con el más altivo de los silencios:


(Derrida, 1972, p.138). La cual esta- Lo mismo pasa con las palabras.
ría del lado del significado, mientras Podrías llegar a creer como si lo
que la hypómnesis, aunque también que dicen fueran pensándolo; pero
supone la posibilidad de repetición, lo si alguien pregunta, queriendo
que se repite es lo que imita, el sig- aprender de lo que dicen, apuntan
nificante, lo repetido mismo, en au- siempre y únicamente a una y la
sencia de la cosa misma (ontos on), a misma cosa. Pero, eso sí, con que
la cual pareciera que se remite, sin la una vez algo haya sido puesto por
tensión dinámica de la dialéctica y la escrito, las palabras ruedan por
tensión psíquica de la memoria viva. doquier, igual entre los entendidos
Por tanto: «[…] la escritura, solo es que como entre aquellos a los que
la posibilidad de repetición mecánica no les importa en absoluto, sin sa-
del significante, su posibilidad de que ber distinguir a quiénes hablar y a
se repita a sí mismo, sin un alma que quiénes no. Y si son maltratadas
viva para respaldarlo y ayudarlo en o vituperadas injustamente, nece-
su repetición, es decir sin que la ver- sitan siempre la ayuda del padre,
dad pueda aparecer, pueda presentar- ya que ellas solas no son capaces
se en ninguna parte» (Derrida, 1972, de defenderse ni ayudarse a sí mis-
p.138). mas (Platón, Fedro, 275e).

El lenguaje escrito para Platón ne- Pero así sea en estas condiciones, es
cesita de una ayuda por «fuera de él importante recalcar –y esto es deter-
mismo» que lo haga inteligible, para minante para lo que aquí estamos ex-
que lo «haga hablar». La escritura a poniendo– que la mnéme, la memoria
la que se refiere Platón no se parece a viva, también implica la necesidad de
las palabras (lógoi) que se pronuncian una referencia exterior, una re-memo-
en la phoné y cuya máxima expresión ración, una repetición de lo recorda-
encontramos en el diálogo, o en el do. La memoria siempre es memoria
método dialéctico propiamente dicho, finita. No existe una memoria pre-
tal como se lo dice Sócrates a Fedro sente a sí misma en cada instante, sin
en 275e cuando compara la escritura repetición, sin rememoración, desve-
con la pintura. lamiento, sin ser signo o monumento.
Entonces, desde que hay repetición
Porque es impresionante, Fedro, lo y no-presencia hay escritura, y por
que pasa con la escritura, y por lo supuesto esto ocurre con la memoria
que tanto se parece a la pintura. En misma: ¡la memoria es escritural, por-
efecto, sus vástagos están entre no- que requiere del suplemento!
sotros como si tuvieran vida; pero
si se les pregunta algo, responden De esta manera, Derrida obtiene así

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22 La escritura, la memoria y la diferencia: La lectura derridiana de la escritura en Platón como phármakon

significados nuevos que, antes de él, Pero para Derrida la cuestión es más
nunca fueron percibidos en el texto compleja, porque no basta con señalar
dado del Fedro. Y quizás por ello ter- que la escritura se puede ubicar solo
mina su análisis señalando que: «(…) con base en estas oposiciones bina-
no es posible en la farmacia el distin- rias, sino que más bien se trata de evi-
guir el remedio del veneno, el bien del denciar que Platón piensa la escritura,
mal, lo verdadero de lo falso, el aden- la comprende, la asume, a partir de la
tro del afuera, lo vital de lo mortal, lo oposición misma, lo cual está ligado a
primero de lo segundo, etc. Pensan- la naturaleza ambigua del phármakon,
do en esa reversibilidad original, el que es a la vez remedio y veneno,
phármakon es el mismo precisamente afuera y adentro. Porque desde que
porque no tiene identidad. Y el mismo haya repetición, y no-presencia, hay
(es) como suplemento. O como dife- escritura; y, por supuesto, esto ocurre
rencia. Como escritura (…)» (Derri- con la memoria misma: ¡la memoria
es escritural, porque requiere del su-
da, 1972, p.211).
plemento!, es ¡elemento diferencial!
Elementos conclusivos
Derrida, aprovechando la interpreta-
ción «doble» o ambigua de la palabra
En el diálogo platónico se evidencia
phármakon, cambia el significado ne-
una constante oposición entre la ver-
gativo de la escritura por el positivo.
dadera sabiduría, representada por
De esta manera, su resumen del aná-
el habla, la voz, el discurso vivo, el
lisis del texto de Platón puede ser el
«saber de memoria» basado en la tra- siguiente: sí, la escritura, por su natu-
dición de la «lengua hablada», que raleza, siempre es contradictoria, fun-
se da en la mnéme (memoria viva y ciona a través de la diferencia, de la
conocimiento); y, la apariencia de descomposición del logos como len-
sabiduría, que puede darse con la es- guaje-pensamiento. Entonces, ¡esa es
critura, que es una simple hypomnéme su gran ventaja! ¡No importa qué sig-
(una re-memoración, un simple recor- nifica el texto sino cómo adquiere un
datorio). Lo cual refleja muy bien la sentido, el cual siempre será diferen-
epistemología platónica, según la cual te! Porque según Derrida, la «incom-
conocer es recordar, pero desde aden- prensibilidad» sería el rasgo sustan-
tro (anámnesis). De esta forma, hay cial y más valioso de la escritura. Así,
una condena de la escritura, en tanto la deconstrucción como nuevo méto-
es nociva, es un phármakon, un reme- do de lectura del texto es el deseo de ir
dio que proviene de una exterioridad, más allá de su contenido, debilitando
es exterior a la «memoria viva», no el mundo dogmático de lo establecido
produce ciencia sino opinión, no está por medio de los clichés recurrentes y
ligada a la verdad sino a la apariencia. las lecturas prefijadas, para poder al-

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canzar así la diferencia, el suplemen- Referencias bibliográficas


to que nos posibilite ir más allá; que
nos permita afirmar que «no existe Borges, J. L. (1956). Funes el memo-
el texto, sino solo su interpretación». rioso. Narraciones. Bogotá: Editorial
Porque no existe un solo significado, Oveja Negra.
sino una pluralidad de significados,
no una lectura, sino una pluralidad Caputo, J. D. (Ed.) (1997). Decons-
de lecturas posibles. Esto curiosa- truction in a Nutshell. A conversation
mente nos remite al hecho de que en with Jacques Derrida. New York:
la Grecia clásica se dio un cambio de Fordham University Press.
la significación social de la escritura
en relación con la manera como era Cassin, B. (Ed.) (1994). Nuestros
considerada en Egipto, lo que permite griegos y sus modernos. Estrategias
afirmar que el desarrollo de la escritu- contemporáneas de apropiación de
ra fonética es inseparable de un mo- la antigüedad. Trad. de Irene Agoff.
vimiento de «democratización» que Buenos Aires: Manantial.
surgió en la Grecia clásica, tal como
Derrida lo resalta en una nota al final De Santiago Guervós, L. E. (1999).
“Hermenéutica y deconstrucción: di-
de «La farmacia de Platón»*.
vergencias y coincidencias ¿Un pro-
blema de lenguaje?”. En Estética y
* Citando a J. P. Vernant (Origine de la pensée
hermenéutica. Málaga: Departamento
grecque), Derrida señala que en los reinos del de Filosofía.
Medio Oriente la escritura era la especialidad y
el privilegio exclusivo de los escribas. En esos
reinos –como el de Egipto– la escritura permitía Derrida, J. (1972). “La pharmacie de
que la administración real controlara y contabi-
lizara la vida social y económica del Estado. Su Platon”. En La dissémination. Paris:
objetivo era el de elaborar una gran cantidad de Seuil.
archivos contables que se mantenían más o me-
nos ocultos en el interior de los palacios. Mien-
tras que en Grecia, por el contrario, en lugar Derrida, J. (1994). Nos-otros griegos.
de ser la escritura el privilegio de una casta, el
secreto de una clase de escribas que trabajaban En B. Cassin (Ed.), Nuestros griegos
para el palacio real, era más bien un “asunto en y sus modernos (pp.183-199). Buenos
común”, algo que apelaba a la colectividad, a
todos los ciudadanos, un instrumento de publi- Aires: Manantial.
cidad. De allí que se considerara que las leyes
debían ser escritas, y, por consiguiente, debían
ser accesibles a todos los ciudadanos. Derrida, J. (2005). La verdad en pin-
En el caso de Platón, según Derrida, se da una
postura dual, porque si bien en los mitologemas tura. Trad. de María Cecilia Gonzá-
que nos presenta en el Fedro se piensa la es- lez y Dardo Scarvino. Buenos Aires:
critura desde la posición del rey, de la autori-
dad, Platón también defiende, en otros textos, la Paidós.
postura de que las leyes necesitan ser escritas,
es decir, muestra su apoyo a una «democratiza-
ción» de las leyes por medio de la escritura.
Lo que es importante subrayar es que: las con- la historia social de Occidente (Cfr. nota 63
secuencias de esta transformación del estatus de “La pharmacie de Platón”, Derrida, 1972,
social de la escritura serán fundamentales para pp.179-180).

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Derrida, J. (2011). Khôra. Trad. de Platón (2008). Fedro. Introd., trad. y


Horacio Pons. Buenos Aires: Amo- notas de E. Lledó. Barcelona: Gredos-
rrortu. RBA Libros.

Nietzsche, F. (1990). Sobre verdad y Vaskes Santches, I. (2007). La axio-


mentira en sentido extramoral. Trad. mática estética: deconstrucción. Ideas
de Luis Valdés y Teresa Orduña. Ma- y Valores, 56, 3-22.
drid: Tecnos.
Vidarte, F. (1999). Técnica, phár-
Platón (1977). Obra completa. Ma- makon y escritura. Consideraciones
drid: Aguilar. sobre la deconstrucción. Revista Én-
doxa, 11, 359-370.

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