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Periodo de Incubación
El periodo de incubación es el tiempo comprendido entre la exposición a un organismo,
químico o radiación patogénico, y cuando los signos y síntomas aparecen por primera vez.
El periodo puede ser tan corto como algunos minutos, o tan largo como treinta años en el
caso de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Aunque latencia o periodo de latencia pueden ser sinónimos, a veces se hace una diferencia
entre estos términos y el de periodo de incubación - el periodo entre la infección y el inicio
clínico de la enfermedad - y periodo latente - el tiempo desde la infección hasta que se vuelve
contagiosa - el cual suele ser más corto.
Una persona puede ser portador de una enfermedad, tales como Streptococcus en la garganta,
sin exhibir ningún síntoma. Dependiendo de la enfermedad, una persona puede o no ser
capaz de transmitir la enfermedad a otros durante el periodo de incubación.
Periodo Prodrómico
Con manifestaciones generales como la fiebre, producida por la acción directa de las
endotoxinas o por la liberación de un pirógeno leucocitario, que se demuestra en la sangre
durante el periodo febril y que actúa a nivel de los centros termorreguladores del hipotálamo.
Periodo de Invasión
La enfermedad alcanza su completo desarrollo. Además de la fiebre se presenta síntomas
correspondientes a las localizaciones de proceso infeccioso.
Acme
Es el punto máximo del proceso infeccioso.
Declinación
Cuando los síntomas comienzan a ceder, lo que puede ocurrir en forma de crisis (pocas
horas) o de lisis (algunos días).
Periodo de Convalecencia
Se inicia después de la desaparición de los síntomas. Puede haber aun eliminación de los
gérmenes virulentos, como acontece en la tifoidea, representando el convaleciente una fuente
de infección importante.
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hormonales, tratamientos prolongados con antibióticos) o cuando disminuyen las
defensas del huésped (S.I.D.A., pacientes irradiados, diabetes). Por ejemplo:
Escherichia coli, Klebsiella, Proteus, Staphylococcus epidermidis, Pseudomonas.
- No patógenos: son incapaces de producir infección debido a que no cuentan con
elementos capaces de producir daño en el huésped. Por ejemplo: Lactobacilos lactis
y Bífidobacterium bifidum. (Merino, 2012).
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CAPÍTULO V
MECANISMOS DE LA ACCION PATÓGENA
En cualquier caso, para iniciar la infección, los microorganismos deben fijarse o adherirse a
las células y colonizar el epitelio.
Estas bacterias penetran activamente el epitelio, mediante endocitosis realizada por la célula
huésped. Ej. Escherichia coli, Shigellas, entre otras.
MULTIPLICACIÓN E INVASIÓN
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ya sea interfiriendo los mecanismos defensivos del huésped o facilitando la penetración del
microorganismo (Merino, 2012).
RESISTENCIA A LA INFECCIÓN
Debido a la acción agresora de agentes como bacterias, virus, hongos, protozoos, helmintos,
etc., nuestro organismo posee la capacidad de resistir casi todos los tipos de agresiones
mediante mecanismos de resistencia a la infección que pueden clasificarse en dos grandes
grupos:
1. Mecanismos de resistencia inespecíficos (inmunidad innata)
2. Mecanismos de resistencia específicos (inmunidad adquirida) (Algora, 2016).
Constituyen un formidable conjunto de sistemas que interfieren y nos protegen frente a los
microbios. Estos mecanismos son la primera “barrera” entre los que destacan los elementos
siguientes:
Anticuerpos naturales
Los anticuerpos naturales son anticuerpos específicos frente a determinados
microorganismos presentes en individuos sanos sin historia previa de exposición. Se
producen en respuesta al estímulo producido por los microbios presentes en la flora normal
de las mucosas y que poseen antígenos con reactividad cruzada. Los anticuerpos frente a los
antígenos de los grupos sanguíneos son consecuencia de la colonización por microbios con
antígenos que presentan reactividad cruzada con éstos. Un ejemplo puede ser un individuo
con el grupo sanguíneo B que posee anticuerpos frente al antígeno del grupo A, aunque
jamás haya recibido una transfusión de sangre compatible (Algora, 2016).
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INTEGRIDAD DE PIEL Y MUCOSAS: PAPEL MECÁNICO
Muy pocos microorganismos poseen la capacidad innata de penetrar a través de la piel intacta
(Schistosoma sp.); los demás accederán al medio interno a través de un traumatismo o de un
artrópodo vector. Para comprender el importante papel mecánico que la piel ejerce en la
defensa frente a la infección conviene recordad la facilidad con la que se producen
infecciones tras la rotura de esta barrera a través de heridas.
La sequedad, ligera acidez y la flora saprofita normal, contribuyen a que la piel sea un
entorno inhóspito para los microorganismos patógenos. La piel inflamada es más permeable
a la humedad y se coloniza con mayor facilidad. Además, los ácidos grasos saturados
(caprílico, undecílico) y no saturados (oleico) liberados a la piel y la constante descamación
de las capas superficiales dificultan todavía más la colonización. Por otra parte, la presencia
en la superficie de la piel de enzimas como la lisozima y la peroxidasa tienen un importante
papel en la defensa inespecífica. Por otra parte, las mucosas están mucho más colonizadas
por microorganismos que la piel, la presencia de esta flora bacteriana simbiótica y comensal
compite con la eventual presencia de bacterias patógenas, dificultando la infección (Algora,
2016).
Este es uno de los aparatos más expuestos a la agresión de microorganismos procedentes del
exterior, por ello posee mecanismos de defensa sofisticados. Las partículas inhaladas deben
penetrar por un sistema aerodinámico de filtración del tracto respiratorio superior. El flujo
en esta zona es turbulento y hace que las partículas impacten en la mucosa, siendo atrapadas
por ésta. La mucosa ciliar transportará las partículas hacia el exterior. El reflejo de la tos
contribuye a la expulsión de más del 90% de las sustancias atrapadas en la mucosa
respiratoria en un lapso no mayor a una hora. Además de la protección mecánica, las
secreciones respiratorias contienen sustancias con actividad antimicrobiana (Algora, 2016).
El tracto digestivo está protegido por el efecto antimicrobiano de las secreciones gástricas,
pancreáticas, biliares e intestinales. El bajo pH de la secreción gástrica es un mecanismo
importante para la desinfección de los alimentos ingeridos. La perístasis y la continua
descamación del epitelio intestinal disminuyen el recuento bacteriano normal del tracto
digestivo (Algora, 2016).
Por su parte, la mucosa vaginal posee un curioso mecanismo de defensa. Bajo la influencia
hormonal, el epitelio vaginal acumula glucógeno. El glucógeno vaginal mantiene la
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población considerable de lactobacilos que acidifican las secreciones y acumulan cantidades
considerables de peróxido de hidrógeno que impiden la colonización (Algora, 2016).
EL SISTEMA DE COMPLEMENTO
Formado por alrededor de 20 proteínas que se activan en cascada. Aunque la activación por
la denominada vía clásica está ligada a los mecanismos de defensa específicos, también
puede ser activado por la superficie de diversos microorganismos por la llamada vía
alternativa.
La activación del complemento puede causar lisis de la célula sobre la que se produce la
activación, pero además es muy importante para la efectividad de la fagocitosis, la
producción de citosinas y la quimio taxis. La mayoría de las bacterias residentes habituales
en el intestino son susceptibles a la lisis por complemento (Algora, 2016).
CÉLULAS DE LA FAGOCITOSIS
Los microorganismos que rebasan todas las barreras anteriores se enfrentan a la acción
protectora de las células especializadas en la fagocitosis, fundamentalmente leucocitos
polimorfonucleares y monocitos que emigran a los focos de inflamación. La fagocitosis es
mucho más eficaz cuando los microorganismos están cubiertos por opsoninas (anticuerpos
y/o complemento). Los microorganismos ingeridos por los fagocitos son destruidos
mediante metabolitos tóxicos del oxígeno y otras sustancias contenidas en sus gránulos.
VACUNAS
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Tipos de vacunas
Las vacunas pueden estar compuestas de bacterias o virus, ya sean vivos o debilitados, que
han sido criados con tal fin. Las vacunas también pueden contener organismos inactivos o
productos purificados provenientes de aquellos primeros. Hay cuatro tipos tradicionales de
vacunas:
Inactivadas: microorganismos dañinos que han sido tratadas con productos
químicos o calor y han perdido su peligro. Ejemplos de este tipo son: la gripe, cólera,
peste bubónica y la hepatitis. La mayoría de estas vacunas suelen ser incompletas o
de duración limitada, por lo que es necesaria más de una toma.
Vivas atenuadas: microorganismos que han sido cultivado expresamente bajo
condiciones en las cuales pierden sus propiedades nocivas. Suelen provocar una
respuesta inmunológica más duradera, y son las más usuales en los adultos. Por
ejemplo: la fiebre amarilla, sarampión o rubeola (también llamada sarampión
alemán) y paperas.
Toxoides: son componentes tóxicos inactivados procedentes de microorganismos,
en casos donde esos componentes son los que de verdad provocan la enfermedad, en
lugar del propio microorganismo. En este grupo se pueden encontrar el tétanos y la
difteria.
Subunitarias: más que introducir un microorganismo atenuado o inactivo entero
dentro de un sistema inmune, un fragmento de este puede crear una respuesta
inmunitaria. Un ejemplo característico es la vacuna subunitaria contra la hepatitis B,
que está compuesta solamente por la superficie del virus (superficie formada por
proteínas).
Conjugadas: ciertas bacterias tienen capas externas de polisacáridos que son mínimamente
inmunológicos. Poniendo en contacto estas capas externas con proteínas, el sistema
inmunitario puede ser capaz de reconocer el polisacárido como si fuera un antígeno (un
antígeno puede ser una proteína o un polisacárido). Este proceso es usado en la vacuna
Haemophilus influenzae del tipo B (también conocido como bacilo de Pfeiffer).
Vacuna de ADN: vacuna de desarrollo reciente, es creada a partir del ADN de un agente
infeccioso. Funciona al insertar ADN de bacterias o virus dentro de células humanas o
animales. Algunas células del sistema inmunitario reconocen la proteína surgida del ADN
extraño y atacan tanto a la propia proteína como a las células afectadas. Dado que estas
células viven largo tiempo, si el agente patógeno (el que crea la infección) que normalmente
produce esas proteínas es encontrado tras un periodo largo, serán atacadas instantáneamente
por el sistema inmunitario. (Baynes & Dominiczak, 2009)
Una ventaja de las vacunas ADN es que son muy fáciles de producir y almacenar. Aunque
en 2006 este tipo de vacuna era aún experimental, presenta resultados esperanzadores.
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Es importante aclarar que, mientras la mayoría de las vacunas son creadas usando
componentes inactivados o atenuados de microorganismos, las vacunas sintéticas están
compuestas en parte o completamente de péptidos, carbohidratos o antígenos. Estas
sintéticas suelen ser consideradas más seguras que las primeras (Algora, 2016).
Desarrollo de la inmunidad
El sistema inmunitario reconoce los agentes de la vacuna como extraños, destruyéndolos y
“recordándolos”. Cuando una versión realmente nociva de la infección llega al organismo,
el sistema inmunitario está ya preparado para responder:
1) Neutralizando al agente infeccioso antes de que pueda entrar en las células del
organismo
2) Reconociendo y destruyendo las células que hayan sido infectadas, antes de que el
agente se pueda multiplicar en gran número.
Las vacunas han contribuido a la erradicación de la viruela, una de las enfermedades más
contagiosas y mortíferas que ha conocido la humanidad. Otras como la rubeola, la polio, el
sarampión, las paperas, la varicela-zoster (virus que puede producir la varicela común y el
herpes zoster) y la fiebre tifoidea son tan comunes como hace un siglo. Dado que la gran
mayoría de la gente está vacunada, es muy difícil que surja un brote y se extienda con
facilidad. Este fenómeno es conocido como "inmunidad colectiva". La polio, que se
transmite sólo entre humanos, ha sido el objetivo de una extensa campaña de erradicación
que ha visto restringida la polio endémica, quedando reducida a ciertas partes de cuatro
países (India, Nigeria, Pakistán y Afganistán). La dificultad de hacer llegar la vacuna a los
niños ha provocado que la fecha de la erradicación se haya prolongado hasta la actualidad
(Algora, 2016).
IgA
La inmunoglobulina A es el anticuerpo principal encontrado en las membranas del tracto
respiratorio y gastrointestinal. Siendo la segunda inmunoglobulina más común en el
cuerpo humano, la IgA también se puede encontrar en las lágrimas, la saliva, moco, y el
calostro. La IgA es una de las inmunoglobulinas más importantes en la inmunidad local.
Las dos subclases de IgA son IgA1 e IgA2.
IgD
Esta clase de inmunoglobulina está presente en el suero sanguíneo en pequeñas
cantidades. La inmunoglobulina D se puede encontrar en las superficies de células B y
se utiliza como un receptor para el antígeno. Ayuda a anclar a las membranas celulares
con su abundancia de aminoácidos. No está completamente determinado por qué la IgD
se encuentra en el suero, haciendo que sea el anticuerpo menos comprendido.
IgE
La inmunoglobulina E se puede encontrar protegiendo al cuerpo en las membranas
mucosas y en la piel. Es el anticuerpo menos común que se encuentra en el torrente
sanguíneo, desencadena reacciones alérgicas que se producen cuando se une a las células
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a las que el cuerpo es alérgico. La IgE también funciona durante problemas con parásitos
y la cantidad se mide para determinar si el cuerpo tiene infección parasitaria.
IgG
Esta clase importante de inmunoglobulinas es la principal defensa del cuerpo contra las
bacterias. Constituye alrededor del 75 % de todas las inmunoglobulinas humanas y es la
única que puede atravesar la placenta para proteger al recién nacido contra las
infecciones. La inmunoglobulina G es la más versátil de todos los anticuerpos porque
puede llevar a cabo funciones de otros tipos de anticuerpos también. Las cuatro subclases
de IgG son IgG1, IgG2, IgG3, IgG4.
IgM
Estas inmunoglobulinas luchan contra las infecciones de la sangre y ayudan a
desencadenar la producción adicional de la inmunoglobulina G. Al igual que IgD. Estos
anticuerpos están presentes en los linfocitos. De todas las inmunoglobulinas el 10 % son
IgM. Es el primer anticuerpo producido por el feto. Estas inmunoglobulinas están bien
adaptadas para acumular microorganismos y ayudarles a ser eliminados del cuerpo.
Las teorías instructivas plantean que el inmunógeno, al ponerse en contacto con la célula
inmunocompetente, la instruye para que forme el anticuerpo específico. Dentro de este grupo
hay dos teorías que tuvieron gran difusión:
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Las teorías selectivas plantean que los inmunógenos seleccionan/interactúa con
receptores específicos sobre determinadas células y esto conduciría a la aparición de
la respuesta inmunitaria.
La teoría de las cadenas laterales (Erlich): Erlich suponía que en las células del
organismo existían receptores dotados de una afinidad específica para cada
inmunógeno. La fijación de los inmunógenos sobre los receptores determinaría una
intensa producción de estos receptores, los que, elaborados en número elevado, no
podrían permanecer fijos a las células y pasarían a la circulación como anticuerpos.
Teoría de la selección clonal (Burnet y Jerne): Desarrolla las ideas de Erlich sobre la
función selectiva del inmunógeno en la inducción de la síntesis de anticuerpos. Según
esta teoría, el total de células inmunocompetentes se divide en numerosos clones,
cada uno es específico para un inmunógeno determinado. Cuando un inmunógeno
penetra en el organismo selecciona las células del clon adecuado e interactúa con
ellas, produciendo el proceso de división y diferenciación celular que hemos descrito
anteriormente. Esta teoría da por sentado que las células de un mismo clon producen
anticuerpos idénticos; en apoyo a esto, se ha observado que en los mielomas (tumores
malignos de células plasmáticas) los anticuerpos producidos son de una sola especie
molecular.
De todas las teorías que tratan de explicar la respuesta inmune, la que más satisfactoriamente
lo hace es la teoría de la selección clonal, por lo que esta teoría es hoy en día, ampliamente
aceptada; sin embargo, esto no quiere decir que explique todas las interrogantes que pueden
plantearse acerca de la respuesta inmunitaria, pero hasta el momento no se dispone de nada
mejor. Hasta aquí es comprensible la necesidad del sistema inmunitario para poder conservar
un estado de salud adecuado. Mediante las reacciones antígeno-anticuerpo, complemento o
por la acción de los linfocitos B y T (respuesta inmunológica humoral y celular,
respectivamente), el organismo es capaz de defenderse de agentes extraños que pueden serle
dañinos con lo que evita la aparición de diversas enfermedades.
De las teorías propuestas para explicar la respuesta inmune, existen dos tipos, las instructivas
y las selectivas que son las más aceptadas, y dentro de ellas la selección clonal de Burnet y
Jerne.
Reacciones de Aglutinación
Reacciones de Precipitación.
La reacción de precipitación presenta dos etapas: en la primera etapa se forman los complejos
primarios antígeno-anticuerpo, los cuales no precipitan por su bajo complejo molecular, dura
segundos y es independiente de la temperatura. En la segunda etapa los complejos primarios
se unen entre sí para dar complejos secundarios más voluminosos, los que sí conglomeran y
precipitan; esta etapa dura minutos u horas y el aumento de temperatura la acelera.
La prueba consiste en colocar en una serie de tubos un volumen constante de suero que posee
anticuerpos específicos por un antígeno dado, a los cuales se les añade volúmenes
decrecientes del antígeno adecuado. Por lo regular se forma un precipitado visible en uno de
los tubos de la serie antes que en los demás. El precipitado de este tubo representa el punto
de proporción óptimo entre el antígeno y el anticuerpo, esto es la proporción en la cual ambas
partes reaccionantes se incorporan en el precipitado.
Se aplica superponiendo en un tubo capilar una solución del antígeno sobre el suero que
contiene el anticuerpo. Las dos partes se difunden hasta alcanzar el punto de proporción
óptimo, apareciendo un anillo o disco de precipitina en la zona de separación de las dos
partes reaccionantes, en caso haya identidad.
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METODO DE DIFUSIÓN SENCILLA.
Consiste en colocar en un tubo de ensayo estrecho un gel de agar conteniendo el suero que
contiene los anticuerpos; a continuación, se superpone el antígeno. Ambas partes
reaccionantes se difunden estando en reposo horas o días. En caso de que haya identidad
antígeno anticuerpo se forma una banda de precipitación el (punto de proporción óptimo).
Consiste en colocar en un tubo de ensayo estrecho un gel de agar conteniendo el suero con
anticuerpos, a continuación, colocamos una capa de agar puro, y finalmente colocamos el
antígeno en solución. Tanto el antígeno como el anticuerpo se difunden a través del gel de
agar puro, formando una banda de precipitación en el "punto de proporción óptima".
Sistema Problema. - Está constituido por el antígeno, por el complemento y por los
anticuerpos presentes.
Sistema Indicador. - Está conformado por eritrocito de carnero y hemolisinas. Una reacción
es positiva cuando el anticuerpo específico que fija el complemento está presente para poder
unirse con el antígeno; por lo tanto, no hay lisis de los glóbulos rojos de carnero añadidos.
Una reacción es negativa cuando no hay el anticuerpo específico que se fije al complemento
y este reacciona contra los eritrocitos de carnero losándolos.
Reacción cuantitativa. - Para ser cuantitativa una reacción de fijación del complemento, se
diluye seriadamente el suero y se lo calienta a 56°C por 30 minutos para destruir todo el
complemento que pudiera existir, luego se añade el suero recientemente obtenido de cobayo,
con una cantidad conocida de complemento, para asegurar el equilibrio entre complemento,
hemolisina, antígeno anticuerpo.
HIPERSENSIBILIDAD Y ALERGIA
La alergia es una reacción inmunitaria a una sustancia generalmente inocua para el anfitrión
y cuyo contacto (por inhalación, ingestión o contacto cutáneo) produce síntomas y signos
característicos. Durante mucho tiempo se ha considerado erróneamente como una reacción
inmunitaria exagerada ante una sustancia, pero la «alergia» es la expresión clínica de la
puesta en marcha de los mecanismos de respuesta inmunitarios normales del organismo
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frente a los posibles invasores, y el único error de la respuesta está en la elección del objetivo
que no constituye una amenaza y no en su exageración.
REACCIONES DE SENSIBILIDAD
Reacciones de hipersensibilidad
Tales mediadores son los causantes de las manifestaciones clínicas, las cuales, según la vía
de acceso y el grado de difusión intracorporal del alérgeno, pueden adoptar una forma
localizada - como la rinitis o el asma -, o generalizada - como las reacciones anafilácticas
desencadenadas por medicamentos, picaduras de insectos o ciertos alimentos. Puede tratarse
de proteínas o glucoproteínas que forman parte de productos naturales o de sustancias
químicas de naturaleza hapténica (por ej: la penicilina) que al unirse a una proteína portadora
se convierten en material inmunogénico.
Existen tres tipos de alérgenos según la vía de contacto con el mismo: Pueden ser inhalables
(aeroalérgenos), alérgenos por ingestión (medicamentos, alimentos, etc.) o alérgenos por
inoculación (fármacos y venenos de picaduras de insectos). Los aeroalérgenos son los que
provocan, con mayor frecuencia, alergia atópica de las vías respiratorias (asma y rinitis
alérgica).
Las formas clínicas más frecuentes de enfermedad atópica son: rinitis alérgica, asma
bronquial, dermatitis atópica y urticaria; las manifestaciones clínicas y anatomopatológicas
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varían según la localización anatómica de la reacción de hipersensibilidad. La gravedad de
las manifestaciones depende de la concentración de mastocitos presentes en los distintos
órganos diana, por eso, la piel, la mucosa respiratoria y el tracto digestivo son los órganos
que expresan sintomatología frente a estas reacciones.
ANAFILAXIA
Definición
Comúnmente se define la anafilaxia como un síndrome clínico de potencial riesgo vital,
caracterizado por su rápida instauración y manifestaciones multisistémicas; este cuadro
clínico se produce como resultado de la acción de los mediadores químicos liberados de
forma súbita por mastocitos o basófilos. Esta liberación puede producirse como
consecuencia de un mecanismo inmunológico IgE mediado (reacción anafiláctica) o un
mecanismo no inmunológico (reacción anafilactoide).
Las reacciones de hipersensibilidad tipo II y III son bastante parecidas; en ambas, los
inmunocomplejos pueden ser IgG o IgM, pero la diferencia fundamental es que el antígeno
de tipo III es soluble y el de tipo II se encuentra en la superficie celular. En todo caso, puesto
que la acción perjudicial del anticuerpo (Ac) requiere su unión con el antígeno (Ag)
formando complejos Ag-Ac, cabe englobar los fenómenos de inmunopatogenicidad mediada
por anticuerpos, bajo la denominación de lesiones o trastornos por complejos inmunes o
inmunocomplejos.
Una respuesta similar ocurre, en ocasiones, con fármacos administrados por otras vías,
desencadenándose lesiones de hipersensibilidad en órganos como riñones, pulmones e
hígado.
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Es importante diferenciar las reacciones pseudoalérgicas de aquellas reacciones
idiosincráticas producidas por intolerancia fármaco-toxicológica en relación con la
predisposición farmacogenética encontrada en unos pocos pacientes.
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CAPITULO VI
BACTERIAS: BACILOS GRAMPOSITIVOS FORMADORES DE
ESPORAS: ESPECIES DE BACILLUS Y CLOSTRIDIUM
Son bacilos del tipo universales, debido a su capacidad de formar esporas. Pueden vivir
en el ambiente durante varios años. Se tienen dos especies: BACILLUS del tipo aerobio
y CLOSTRIDIUM del tipo anaerobio. Pese a no estar registradas muchas especies y
géneros afines, de estos dos últimos se puede clasificar las más importantes causante de
enfermedades.
Cuadro 4. Bacillus
BACILLUS
B. anthracis Carbunco
Intoxicación alimentaria,
B. cereus infecciones oculares y en
otros sitios
Nota: Genero Bacillus y Clostridium causante de enfermedades más importante
CLOSTRIDIUM
C. tetani Tétanos
C. botulinum Botulismo
C. perfringens Gangrena gaseosa
Colitis
C. difficile
seudomembranosa
Cultivo. - Agar sangre. B. anthracis, de colonias redondas, gris o blanco de textura rugosa
y aspecto de “vidrio esmerilado” bajo luz. Este presenta raramente hemolisis con
frecuencia a diferencia del B. cereus y bacilos saprofitos. Disuelven la gelatina y su
crecimiento en cultivos de punción en agar es similar a un abeto invertido.
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contaminados con esporas de carbunco. (Ej.: piel, cerdas, pelo, lana, hueso) el mejor
método de esterilización es el autoclave.
BACILLUS ANTHRACIS
Pertenece al género Bacillus, son bacilos grandes, Gram positivos, miden alrededor de 1
a 1,5 µm de ancho por 3 a 10 µm de largo, tiene capacidad de formar esporas. Crecen de
manera óptima en condiciones aeróbicas y no son exigentes desde el punto de vista
metabólico, se desarrollan perfectamente en medios comunes a una temperatura óptima
de incubación de 37 ºC, pudiendo hacerlo en un rango comprendido entre los 25 y 37 ºC.
Puede encontrarse gran cantidad de bacilos y esporas, aislados o formando cadenas cortas
en tejidos, especialmente en la sangre proveniente de animales infectados, que pueden ser
liberados al exterior por hemorragias a través de las aberturas naturales: orina, saliva,
vómitos, heces, sobre todo con melena, e incluso por leche; sus colonias son grandes,
rugosas, grisáceas y de bordes irregulares. El suelo es el reservorio de esporos, desde
donde se infectan los animales. El ciclo más frecuente para su transmisión es: animal-
suelo-animal, aunque también hay otras formas de contagio como es a través de paja,
estiércol, establos, pesebres y camas.
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Factores asociados a la patogenicidad de Bacillus anthracis
Este bacilo se caracteriza por su larga permanencia en el suelo, debido a su capacidad de
esporular que, si bien es cierto, no es un factor de patogenicidad directo, pero que está
asociado a los procesos de permanencia en el ambiente y a la capacidad de infección
(Bernagozzi JA, 2016)
Finalmente, una túnica toxina producida por estas células, que tiene estructura proteica,
codificada por un plásmido termo sensible denominado pXO1. Está constituida por tres
factores antigénicamente diferentes, codificados por genes plasmídicos distintos y
denominados:
- Antígeno protector, PA, (protector antigen) o FP (factor protector)
- Factor edematógeno o FE o EF (edema factor).
- Factor letal o FL o LF (lethal factor).
El Antígeno protector actúa de manera inversa a lo que nombre sugiere, ya que constituye
la llave que permite el ingreso a las células de los otros dos factores cuando se copulan
con él. La asociación de este PA + FL da lugar a la formación de la denominada toxina
letal, TL o LT (lethal toxin).
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activado el PA une en forma aleatoria sólo a uno de los otros dos factores iniciando la
acción tóxica específica. (Bernagozzi JA, 2016).
Carbunco cutáneo
Los esporos penetran a través de la piel, generalmente en sitios donde la misma presenta
soluciones de continuidad. Aquí comienza la germinación del esporo y produciendo
necrosis localizada y edematización de los tejidos blandos. El paso de esporo a forma
germinativa demora alrededor de 1 a 3 horas y es necesario un daño tisular con
disminución de la tensión de oxígeno para el inicio del proceso (Hidalgo, 2015). Por otra
parte, los macrófagos fagocitan esporos, los que son así trasladados a los linfonódulos
locales y regionales. Durante el trayecto, el esporo germina, pasa a forma vegetativa y en
los linfonódulos provoca linfoadenopatía y linfangitis; como consecuencia de ello, se
produce septicemia y comienza la liberación de toxina. Sin embargo, un buen tratamiento
antibiótico aplicado a tiempo puede detener el proceso de liberación de la toxina al
eliminar las formas vegetativas.
Carbunco inhalatorio
Fue descrito por primera vez por Ross en la década de 1950 y, luego, por Abramova en
1993 y Hanna en 1998. Los esporos ingresan al organismo por inhalación, no pueden ser
eliminados por los mecanismos de defensa de la tráquea, los bronquios y los bronquiolos,
alcanzando así los alvéolos debido a su pequeño tamaño, menor a 5 µm. Una vez ubicados
en este lugar, los esporos necesitan ser fagocitados por los macrófagos alveolares para
iniciar la germinación, ya que la tensión de oxígeno del alvéolo impide la misma. Es
posible que, a través de mecanismos de la inmunidad innata, como por ejemplo la proteína
fijadora de manosa, puedan adosarse no sólo a macrófagos sino también a las células
epiteliales del pulmón (Bernagozzi JA, 2016).
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Carbunco digestivo
Signos clínicos
Es variable el período de incubación, dependiendo de la puerta de entrada y de la dosis
infectante. Generalmente es de alrededor de 3 a 7 días, con una fluctuación entre 1 y 14
días (Carmona & de la Calle, 2005).
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- Vacunación. Debe ser para el agente específico. Algunos agentes requieren varias
inoculaciones encima de un periodo extendido antes de inmunidad se confiere.
Para muchos agentes, ninguna vacuna está disponible.
Diagnóstico
Exámenes de inmunofluorescencia, y prueba de ELISA.
Tratamiento
Se recomienda el uso de Ciprofloxacina o Doxiciclina por 4 semanas.
BACILLUS CEREUS
Tratamiento
Presenta resistencia a la penicilina y cefalosporinas. Se debe tratar con vancomicina o
Clindamicina con o sin algún aminoglucósido.
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