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TEMARIO DE SEGUNDO EXAMEN EIA

Tema: La investigación en la evaluación de impacto ambiental

Responda:
¿Por qué un estudio de impacto ambiental de un proyecto específico no es tema de tesis?
Ver: http://blog.pucp.edu.pe/blog/alessandra/2009/10/20/por-que-un-estudio-de-impacto-ambiental-de-un-proyecto-
especifico-no-es-tema-de-tesis/

Tema: Metodologías cuantitativas, cualitativas y mixtas

Revise: El método de Battelle-Columbus como instrumento para evaluar la importancia del impacto
ambiental
http://blog.pucp.edu.pe/item/187922/impacto-ambiental-m-todos-cuantitativos-ndice-de-calidad-ambiental-
m-todo-de-batelle

Tema: Participación ciudadana

Responda:
¿Cuál sería la utilidad de los mapas parlantes en el EIA?

Ver la película: La Travesía de Chumpi (Valdivia, 2009; Teleandes Producciones, 2009).


https://vimeo.com/59512111

http://teleandesproducciones.blogspot.com/search/label/LA%20TRAVESIA%20DE%20CHUMPI

Leer el post:
Los mapas parlantes, la zonificación ecológica, el ordenamiento del territorio y la evaluación de impacto ambiental
http://blog.pucp.edu.pe/blog/alessandra/2015/07/25/los-mapas-parlantes-la-zonificacion-ecologica-el-ordenamiento-
del-territorio-y-la-evaluacion-de-impacto-ambiental/

Tema: Evaluación Ambiental Estratégica

Responda:

¿La evaluación de impactos acumulativos es parte de los estudios de impacto ambiental o parte de la evaluación
ambiental estratégica?
http://blog.pucp.edu.pe/blog/alessandra/2009/11/29/la-evaluacion-de-impactos-acumulativos-es-parte-de-los-
estudios-de-impacto-ambiental-o-parte-de-la-evaluacion-ambiental-estrategica/

Tema: Revisión de Estudios de Impacto Ambiental

Verifique la veracidad de las siguientes expresiones

a) En el “Manual de Evaluación del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIA-d) para el Subsector
Electricidad” PERÚ-SENACE (2017), el Diagrama 9, p.3-7 muestra el proceso de evaluación del estudio de

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impacto ambiental. Puede observarse en dicho diagrama, los numerales del 1 al 9 que indican la secuencia de
actividades a seguir. Indique falso o verdadero.

b) En el paso 5, en el mencionado Diagrama 9, p.3-7, se observa la indicación del uso de la matriz 3D para la
Evaluación y caracterización del impacto ambiental y estrategia de manejo ambiental. Indique falso o
verdadero.

c) Durante la revisión de un EIA-d de un proyecto de central hidroeléctrica deben completarse las matrices
siguientes: “Matriz 3.D.1 Matriz de medidas de gestión – centrales hidroeléctricas”, la “Matriz 3.E Matriz de
consistencia” y la “Matriz 3.F Matriz de consistencia extendida” (Matriz 3.F.1 matriz de medidas de gestión –
centrales hidroeléctricas), que comprende el mencionado Manual. Indique falso o verdadero.

Tema: Plan de Manejo Ambiental


Revise la jerarquía de la mitigación:

Ver Sección 6, Principios, páginas 20-22, Lineamientos para la Compensación Ambiental en el marco del Sistema
Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) R. M. N.° 398-2014-MINAM
http://www.minam.gob.pe/patrimonio-natural/wp-content/uploads/sites/6/2013/09/Lineamientos-de-Compensacion-
Ambiental-170915.pdf

Tema: Evaluación de Riesgos

Desarrolle ejercicios sobre categorización ambiental de proyectos empleando la evaluación de riesgos:


Revise: “Aplicación de los principios de la evaluación de riesgo en la clasificación de los proyectos de hidrocarburos
con fines del estudio de impacto ambiental”
Oscar Cuya (Walsh Perú S.A.), Gonzalo Morante (Walsh Perú S.A.)
VIII INGEPET 2014 GSI-ME-OC-03-N
http://www.estudioscuya.com.pe/cursos/oscar-cuya-matos_INGEPET2014_clasificacion-ambiental-proyecto.p

soluciones

¿Por qué un estudio de impacto ambiental de un proyecto específico no


es tema de tesis?
43 respuestas

Oscar Cuya

En general, la elaboración de un estudio de impacto ambiental corresponde a la práctica o ejercicio


profesional de un grupo de especialistas, no de un solo profesional; al igual, que la elaboración de
estudios de zonificación económica ecológica, o incluso estudios de cartografía de suelos, inventario
de vegetación, zonificación climática, etc. Dichos estudios, sobre todo si se siguen los procedimientos
convencionales, corresponden a una práctica profesional, no a un trabajo de investigación científica.
Son aplicaciones multidisciplinarias e interdisciplinarias, generalmente asociadas a la profesión o
profesiones. La información que se obtiene de los mencionados estudios es valiosísima para la
planificación del uso de los recursos o desarrollo de un determinado lugar, pero tales estudios no
pretenden nuevos conocimientos científicos o comprobaciones de hipótesis, leyes o teorías. Si bien,
dichos estudios pueden emplear el método científico no por ello se convierten en científicos.

Los problemas que trata la ciencia son problemas de conocimiento. Si la formación en el nivel de
maestría se orienta a desarrollar competencias particulares para la producción científica, los estudios
arriba mencionados no se corresponden con una tesis de maestría.

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La investigación científica clarifica o genera nuevos conocimientos científicos, básicos o aplicados.
Un problema para la investigación básica, relacionada con la evaluación de impacto ambiental, podría
ser ¿Cómo perciben las comunidades nativas su bienestar o su desarrollo? Es un tema básico, no es
específico para la evaluación de impacto ambiental, pero sí de utilidad particular y relevante. En
cambio, la pregunta ¿Las comunidades nativas del área de influencia de un proyecto comprenden el
sentido de la evaluación de impacto ambiental? correspondería a una investigación aplicada.

La investigación tecnológica se orienta a la producción de objetos concretos o artefactos; aunque la


producción subsecuente de los objetos ya no es investigación, es el arte o la práctica de elaborar el
artefacto; ello no es menos importante por cierto, pero ya no es investigación. Si consideramos que el
estudio de impacto ambiental es un instrumento podríamos decir que es pertinente la investigación
tecnológica sobre dichos estudios. No está demás señalar que el estudio de impacto ambiental es el
instrumento central en la evaluación de impacto ambiental.

La investigación tecnológica emplea los métodos de la investigación científica. En esta línea de ideas,
una nueva forma de abordar la predicción y calificación de impactos ambientales, de tal manera de
convertirlos en procesos participativos, podría ser un tema propio del campo de la investigación
tecnológica. Esta línea podría ser apropiada para los casos orientados a la obtención del título
profesional.

En nuestro medio, la investigación específica en impactos ambientales no es abundante a pesar de que


existen numerosos temas o tópicos necesarios de abordar desde una investigación científica. En otros
medios sí se investiga el tema. Existen revistas científicas que dan cuenta de tal investigación.

Existen también numerosas publicaciones sobre la mejor forma de llevar adelante el proyecto de
investigación. Empleando los materiales del curso de Métodos y Técnicas de Investigación en
Gerencia Social que ofrece la maestría en Gerencia Social de la PUCP se podrían hacer las
recomendaciones siguientes:

No olvidar que debemos definir nuestro problema de intervención, nuestra pregunta general (¿Qué
nos preocupa?) y nuestras hipótesis (¿Qué debemos mirar?). Igualmente, nuestros objetivos, los
cuales indicarán el tipo de conocimiento que deseamos conseguir.

Nuestros objetivos (¿Qué queremos lograr?) establecerán que se investiga, cómo y para qué; y
permitirán la direccionalidad de la investigación, a modo de una brújula para un caminante.
Seguidamente se deben establecer las variables y los indicadores. Ambos son parte sustancial de las
hipótesis. Las variables son características de la realidad susceptibles de ser investigadas y los
indicadores permiten hacer las mediciones.

Nuestras metodologías en la investigación en gestión ambiental, al igual que en gerencia social,


podrían corresponder al diagnóstico, sistematización, evaluación, estudio de caso, investigación
documental, análisis de contenido, línea de base, mapeo de grupos de interés, balance social, entre
otras formas. Para la opción elegida se debe establecer la estrategia que se seguirá: cualitativa o
cuantitativa. En el primer caso las herramientas pueden ser entrevistas, grupo focal, etc., y el
muestreo debería ser significativo. En el segundo caso las técnicas pueden ser encuestas o censos, y
el muestro debe ser representativo.

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El método de Battelle-Columbus como instrumento para evaluar la
importancia del impacto ambiental
Oscar Cuya

INTRODUCCIÓN

Entre los especialistas de impacto ambiental es muy conocido el método de Battelle-Columbus como un método
cuantitativo de evaluación de la magnitud del impacto ambiental; incluso así lo refiere Conesa (2010), p.194. Sin
embargo, dicho método, en sentido estricto, es un método cualitativo o semicuantitativo de valoración de la
importancia del impacto, a través de la estimación de un índice de calidad ambiental.

El método de Battelle-Columbus es subjetivo, pues incluye la valoración de una calidad ambiental, expresada como
valores subjetivos de 0 a 1, a partir de los cuales se interpreta o califica cada magnitud o dato de la variable de
impacto, como un valor en una escala de calidad ambiental. Si bien este proceso deber ser realizado por expertos
no trasciende la subjetividad (y a lo más resulta intersubjetivo) pues calidad ambiental es una variable subjetiva por
naturaleza; no hay artificio matemático que la convierta en una variable objetiva.

Lo señalado hace cualitativo, a lo más, semicuantitativo, al método de Battelle-Columbus. Esta asunción no agrega
nada a las ventajas y desventajas del método, solo deja sentada su naturaleza. Es más, el método es denominado
por sus autores como Sistema de Evaluación Ambiental (Dee et al., 1973) y no sistema de medición ambiental o
método cuantitativo. Es Conesa (2010, p. 194) quien lo denomina “Método cuantitativo del Instituto Battelle-
Columbus” y no los propios autores.

¿Por qué es importante dilucidar la naturaleza del método? Si el método reuniera las características de empiricidad
y objetividad como cualquier instrumento cuantitativo (en el sentido métrico) un especialista podría hacer la medición
y cualquier otra persona del público podría repetir la medición y llegar al mismo resultado. Si es un instrumento
cualitativo o semicuantitativo (o cuantitativo en un sentido figurado) su aplicación necesariamente tendría que
considerar una muestra representativa de la población. Antes de ello tendría que validarse el instrumento. Otra
alternativa sería evaluar los impactos a partir de la técnica del diferencial semántico o bajo las premisas del método
Delphi, opción que es considerada por los autores del método mencionado.

El método de Battelle-Columbus no determina la magnitud del impacto. Es otra forma de valorar la importancia del
impacto a partir de un concepto particular de calidad ambiental. Dicho de otra manera, las magnitudes de impacto
deben ser valoradas sobre la base de un criterio de calidad ambiental, que es lo mismo que decir que cada variable
debe ser calificada por su importancia en tanto calidad ambiental.

En lo que sigue se hace un repaso del contexto del artículo, se agrega información de base sobre lo cualitativo y
cuantitativo, los conceptos científicos y las escalas de medición; y luego se expone la argumentación del porqué el
método Battelle-Columbus es semicuantitativo.

ALGO DE CONTEXTO

El Sistema de Evaluación Ambiental de Battelle-Columbus es un método para el análisis de impacto ambiental,


desarrollado por un equipo interdisciplinario del Laboratorio Battelle-Columbus, para el US Bureau of Reclamation
(Dee et al, 1972 citado por Dee et al., 1973).

Dicho sistema, según señalan sus autores, es “de naturaleza jerárquica y mide los impactos ambientales en
unidades proporcionales, y alerta al usuario sobre los temas ambientalmente sensibles”.

“The Environmental Evaluation System (EES) developed for the Bureau of Reclamation is hierarchical in nature,
measures environmental impacts in commensurate units, and alerts the user to environmentally sensitive areas”
(Dee et al., 1973).

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Este sistema es descrito, en todos los textos y manuales de evaluación de impacto ambiental. Una descripción
original y completa del método puede encontrarse en el artículo “An environmental evaluation system for water
resource planning” de Dee et al. (1973). En el Perú, su uso viene siendo exigido por los revisores de EsIA,
recientemente, con mayor énfasis, como método cuantitativo.

Los Términos de Referencia (TdR) de los EsIA, en el Perú, por ejemplo, el que corresponde a los estudios de
impacto ambiental detallados de las operaciones mineras metálicas PERÚ-MEM (2015), señalan que la
“caracterización de impactos ambientales comprenderá la identificación, evaluación cualitativa y cuantitativa de los
impactos” y que deberá precisarse “las herramientas y criterios para la identificación, análisis y cuantificación de los
impactos”. Los mencionados TdR también indican que “se utilizarán variables ambientales representativas para
identificar los impactos ambientales, justificando la escala, el nivel de resolución y el volumen de los datos, la
replicabilidad de la información mediante el uso de modelos matemáticos adecuados en la determinación de
impactos significativos negativos y positivos”.

La exigencia de la cuantificación de los impactos, que exigen los TdR en el Perú, viene siendo interpretada por
muchos analistas de impactos y revisores de EIA como la obligación de emplear el método de Battelle-Columbus. El
argumento de tal interpretación estaría en la aseveración que hacen Dee et al. (1973), autores del referido método,
sobre la medición del impacto: “La EEE proporciona un medio para medir o estimar los impactos ambientales que
ocasionan los proyectos de recursos hídricos, de gran escala, en unidades conmensurables denominadas “unidades
de impacto”.

The EES provides a means for measuring or estimating selected environmental impacts of large-scale water
resource development projects in commensurate units termed ‘environmental impact units’ (EIU). (Dee et al., 1973,
p. 523)

Cuando se lee todo el artículo se puede comprobar que los autores usan la expresión “medición” en sentido amplio
(al modo como se usa en las ciencias sociales y del comportamiento) y no se refieren a la medición en el sentido
estricto, el cual implica conceptos métricos y una escala de intervalo o proporcional (al modo como se emplea en la
física o ingeniería). Por lo mismo, el método no puede denominarse cuantitativo pues no reúne las exigencias de
una escala de cociente o de proporciones. En todo caso podría denominarse semicuantitativo dado el empleo de
variables cualitativas ordinales semicuantitativas.

LO CUALITATIVO Y LO CUANTITATIVO

Puesto que se ha postulado que el método de Battelle-Columbus tiene naturaleza cualitativa será necesario dilucidar
lo cualitativo y lo cuantitativo.

“A veces se afirma que hay propiedades o fenómenos del mundo real que son en sí mismos cualitativos y otros que
son en sí mismos cuantitativos; es decir, se supone que la realidad es en ciertas partes cualitativa y en otras
cuantitativa, y que nuestro uso de conceptos cualitativos o cuantitativos depende del tipo de realidad que estemos
investigando, por lo que no podemos o no debemos aplicar conceptos cuantitativos a una parte cualitativa de la
realidad, o a la inversa. […] Todo esto son confusiones […]. Ni el mundo globalmente considerado, ni ninguna
parcela del mismo es en sí misma cualitativa o cuantitativa. Carece de sentido decir que un fenómeno o proceso real
es en sí mismo cualitativo o cuantitativo. No es la realidad misma o un fenómeno particular lo que es cualitativo o
cuantitativo, sino el modo como lo describimos, es decir, el aparato conceptual que utilizamos para aprehenderlo.
(Díez y Moulines, 1997, p.98-100)

Conceptos científicos

Los tres tipos principales de conceptos que pueden distinguirse en la articulación del conocimiento científico son:
conceptos clasificatorios, conceptos comparativos y conceptos métricos. Los dos primeros son clasificados como
“cualitativos” y los métricos son “cuantitativos”. Estos últimos, son característicos de las teorías cuantitativas.
Nuestro sistema conceptual será cualitativo si empleamos conceptos clasificatorios o comparativos. Será
cuantitativo si empleamos conceptos métricos. (Díez y Moulines, 1997, p.91)

Los conceptos científicos pasan a formar las hipótesis o preguntas de investigación, en la investigación científica,
como variables, dimensiones o variables intermedias, indicadores o categorías.

Conceptos clasificatorios

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Por concepto clasificatorio se entiende simplemente un concepto que ubica un objeto dentro de una cierta clase.
Cuando se ubica el objeto en una clase cada vez más restringida aumenta la información. Un concepto clasificatorio
sirve para referirnos a un grupo determinado de objetos o sucesos que tienen algo en común. Los sustantivos y
adjetivos del lenguaje ordinario suelen corresponder a conceptos clasificatorios: hombre, mujer, árbol, camión, azul,
etc. El repertorio de conceptos clasificatorios de un lenguaje natural es siempre muy limitado. Por ello, las
comunidades científicas se ven obligadas a introducir numerosos conceptos clasificatorios nuevos y artificiales en el
lenguaje científico (Díez y Moulines, 1997).

En relación con el impacto ambiental se puede decir que los términos “medio receptor”, “clima”, “suelo”, “cobertura
vegetal”, “bosque húmedo tropical”, “aspecto ambiental” corresponden a conceptos clasificatorios.

Conceptos comparativos

Los conceptos comparativos implican un ordenamiento de los objetos que en ocasiones puede realizarse mediante
números, lo que se conoce como “escala ordinal”. En la escala ordinal, el orden de los números refleja únicamente
el orden de los objetos a los que se adscriben dichos números. Ejemplos de conceptos comparativos: dureza,
introducido en mineralogía por Friedrich Mohs; en psicología, introversión, neuroticidad, inteligencia al cual se le
asignan números llamados “cocientes de inteligencia”; peso y calor (antes de que se pudieran manejar
apropiadamente como conceptos cuantitativos en sentido genuino); en biología, adaptación y otras nociones de la
teoría de la evolución; en química clásica, acidez (Díez y Moulines, 1997).

La asignación de números (escalas numéricas no métricas) a los conceptos comparativos no implica que puedan
ser tratados como conceptos realmente cuantitativos o métricos. Con los números asignados a tales conceptos no
tiene sentido efectuar las operaciones aritméticas y algebraicas, como sumar, multiplicar, sacar raíces, etc., y aplicar
las operaciones de cálculo superior. Tales números no expresan realmente la medida de ninguna magnitud, sino
que son sólo un modo simple y conveniente de expresar un orden. Tales números son en realidad únicamente
numerales, no expresan cantidades o magnitudes; no presuponen una métrica definida de manera “natural”, es
decir, una métrica asociada a operaciones matemáticas que reflejan operaciones o relaciones empíricas (Díez y
Moulines, 1997).

En la evaluación de impactos ambientales, conceptos comparativos son los que corresponde a los términos:
“fertilidad del suelo”, “vulnerabilidad del medio receptor”, “variabilidad climática”, “vigorosidad de la cobertura
vegetal”, “resiliencia”, “adaptabilidad”, “fragilidad”, entre otros.

Los descriptores de impacto de la ecuación de Conesa (2010), también son conceptos comparativos, como es el
caso de la intensidad (IN) o grado de destrucción, reversibilidad (RV) o reconstrucción por medios naturales,
sinergia (SI) o potenciación de la manifestación, acumulación (AC) o incremento progresivo, efecto (EF) o relación
causa efecto, recuperabilidad (MC) o reconstrucción por medios humanos. Si bien los conceptos que siguen
pueden tener un sentido métrico, en la ecuación mencionada, están planteados como conceptos comparativos:
extensión (EX) o área de influencia; momento (MO) o plazo de manifestación; persistencia (PE) o permanencia del
efecto; periodicidad (PR) o regularidad de la manifestación.

Si un medio es frágil o poco resiliente, los impactos ambientales serían mayores. Quizá solo pueda decirse,
asociando una escala ordinal, que hay medios receptores muy frágiles, medianamente frágiles y poco frágiles, y a
cada calificativo otorgarle un numeral de orden como 3, 2 y 1, en cuanto importancia para la sociedad. Sobre la base
de dicha operación no hay manera que se pueda decir con sentido real o físico que entre la condición poco frágil y la
de mediamente frágil hay un punto de diferencia. No es una escala de intervalo donde sí cuenta la distancia.

Conceptos métricos

Los conceptos métricos están íntimamente conectados con la idea de medir cosas y procesos. Medir no consiste
simplemente en asignar número a las cosas, puesto que ello también puede realizarse de manera trivial en el caso
de los conceptos clasificatorios y comparativos. Al contrario del caso de los conceptos comparativos, la asignación
de números a objetos empíricos no es arbitraria y no operacional, sino que con ella se expresan importantes y
reales conexiones empíricas entre los mismos objetos. Operamos con los números “como si” operásemos con los
objetos. Algunos ejemplos de conceptos métricos son: masa, longitud o temperatura (termométrica), intensidad de
campo en el electromagnetismo, entropía en termodinámica, lagrangiano en mecánica clásica o función de onda en
mecánica cuántica (Díez y Moulines, 1997).

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La escala proporcional traduce adecuadamente la operación empírica de concatenación de objetos como una
adición de números. Los conceptos métricos que cumplen esta exigencia son denominados aditivos o extensivos.
Solo en este caso, se puede emplear para ellos, la escala proporcional. La masa, longitud en línea recta, población,
volumen, tiempo son ejemplos de conceptos métricos extensivos. En el caso que no se cumpla esta exigencia de
aditividad, se tienen los conceptos métricos intensivos o no aditivos. La densidad, temperatura, renta per cápita son
conceptos métricos intensivos o no aditivos y para ellos es pertinente la escala de intervalo (Mosterín, 2002).

En la evaluación de impactos ambientales se tienen conceptos métricos como la “altura del bosque”, “cobertura
forestal”, “biomasa”, “profundidad efectiva del suelo”, “duración del efecto”, “extensión del efecto”.

Transformación de la escala ordinal a la escala de intervalo

La variable cualitativa ordinal es aquella variable que expresa categorías ordenadas por rango (variable cualitativa
ordinal de escala) o que expresan un grado de intensidad o frecuencia que establece un orden lógico (variable
cualitativa ordinal semicuantitativa). Aunque tenga números, no se puede manejar numéricamente (Universidad
Nacional de Colombia, Seminario de investigación científica).

La variable ordinal puede usar números y formar escalas de medición ordinal. Por ejemplo, el sueldo de los
profesores de la Universidad Federico Villarreal (Perú). La escala propuesta puede ser:

1: Profesores que ganan de 1 a 3 salarios mínimos


2: Profesores que ganan de 4 a 6 salarios mínimos
3: Profesores que ganan de 7 a 9 salarios mínimos
4: Profesores que ganan más de 10 salarios mínimos
O que expresa un grado de intensidad o de frecuencia que establece un orden lógico. Ejemplo, una escala de
intensidad de dolor: dolor leve, moderado y severo; un índice de movilidad dental, en una escala de 0 a 4.

Para el análisis de los datos ordinales se tienen dos opciones: (1) emplear métodos estadísticos diseñados
explícitamente para analizar datos ordinales, los cuales incluyen procedimientos no paramétricos, análisis de tablas
de contingencias, modelos de regresión para datos ordinales, modelado jerárquico lineal (HLM), modelos de
ecuaciones estructurales especializados (SEM); (2) reescalar los datos ordinales a una escala de intervalo y luego
emplear procedimientos estadísticos estándar para analizar datos de intervalo (Harwell y Gatti, 2001).

Respecto a las escalas de intervalo, Hernández, Fernández y Baptista (2010), mencionan que “que diversas
mediciones en el estudio del comportamiento humano son verdaderamente de intervalo (por ejemplo, escalas de
actitudes, pruebas de inteligencia y de otros tipos); pero se acercan a este nivel y se suele tratarlas como si fueran
mediciones de intervalo. Esto se hace porque este nivel de medición permite utilizar las operaciones aritméticas
básicas y algunas estadísticas modernas, que de otro modo no se utilizarían. Aunque algunos investigadores no
están de acuerdo con suponer que tales mediciones sean de intervalo” (p. 216)

Con frecuencia, los investigadores emplean variables, que corresponden a escalas ordinales, en procedimientos
estadísticos típicos para variables de intervalo, asumiendo que sus variables son justamente medidas en escalas de
intervalo. Por ello el reescalado cobra interés para resolver tal situación. Existen varias técnicas para el cambio de
escala, tales como escalamiento multidimensional o la teoría de respuesta al ítem (IRT), (Harwell y Gatti, 2001). En
esta línea de ideas queda pendiente un análisis sobre el “reescalamiento” del Índice de Calidad Ambiental (ICA) a
una escala de intervalo, si ese fuera el caso.

MEDICIÓN, EVALUACIÓN Y PREFERENCIA

Podemos utilizar el número como nombre, orden o medida. Para Cohen y Nagel (1968), los números pueden tener
por lo menos tres usos distintos, como rótulos o marcas de identificación; como signos que indican la posición de un
grado en una serie de grados; o como signos que indican las relaciones cuantitativas entre cualidades. De lo dicho
se desprende que sólo la última de las acepciones relaciona el número con la medición.

Esta forma de concebir los números conduce a una clasificación de variables o escalas en función de los atributos
que presenta una serie numérica. Dichos atributos son: el orden, la distancia y el origen. Las escalas nominales
carecen de todas estas propiedades, y en este caso el número sólo puede adoptarse como nombre o identificación.
Las escalas ordinales sólo poseen orden, es decir que organizan sus datos a través de las relaciones de igualdad,
mayor o menor. Las escalas interválicas poseen atributos de orden, y distancia o estimación precisa de las

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unidades, pero carecen de origen, o cero natural, o ausencia de la propiedad. No obstante estas escalas acuden a
la utilización del cero convencional. Las escalas proporcionales, racionales o de cociente son las únicas que cuentan
con las tres propiedades y, por lo tanto, se constituyen en verdaderas series numéricas. Las dos últimas clases de
escalas son las que realmente miden, no obstante, al carecer las interválicas de cero natural, no pueden
establecerse proporciones (Cohen y Nagel, 1968).

A menudo, datos provenientes de escalas ordinales numéricas son tratados como si fuera información
verdaderamente cuantitativa, lo que constituye una falacia, pues no miden, aunque sí clasifican. En este caso se
encuadran, por ejemplo, las pruebas psicométricas, (las evaluaciones de desempeño, las calificaciones de los
alumnos en la facultad), los cuales únicamente pueden estimar el orden de puntuación, pero nunca la distancia entre
dos valores. Con mucha frecuencia, las puntuaciones de dichos procedimientos reciben tratamiento de variables
interválicas y, consecuentemente, el cálculo de medidas de tendencia central y dispersión, además de otras
operaciones derivadas de ellas. Dichas operaciones no son válidas por cuanto asignan a las escalas un status que
en realidad no tienen (Cohen y Nagel, 1968).

Hernández et al. (2010), en su libro Metodología de la Investigación señalan lo siguiente: «De acuerdo con la
definición clásica del término, ampliamente difundida, medir significa “asignar números, símbolos o valores a las
propiedades del objetos de acuerdo con reglas (Stevens, 1946). (…) Sin embargo, (…) esta definición es más
apropiada para las ciencias físicas que para las ciencias sociales, ya que varios de los fenómenos que son medidos
en estas no pueden caracterizarse como objetos o eventos, ya que son demasiados abstractos para ello. (…) Este
razonamiento nos hace sugerir que es más adecuado definir la medición como el “proceso de vincular conceptos
abstractos con indicadores empíricos”, el cual se realiza mediante un plan explicito y organizado para clasificar (y
con frecuencia cuantificar) los datos disponibles (los indicadores), en términos del concepto que el investigador tiene
en mente (…). En este proceso, el instrumento de medición o de recolección de datos tiene un papel central.» Tal
operación que propone Hernández et al. (2010) equivaldría a evaluación en el planteamiento de Cecconi,
Franceschini y Galetto (2006).

Cecconi et al. (2006), sobre la base de la teoría representacional de la medición, plantea que las propiedades
observables o no directamente observables pueden ser juzgadas o descritas mediante las operaciones siguientes:
medición, evaluación o preferencia. La medición es una operación empírica y objetiva. La evaluación es una
operación que mantiene la empiricidad pero no la objetividad de la medición: no hay referencia reconocida por
unanimidad para la descripción de los constructos latentes. La preferencia es una operación ni empírica ni objetiva:
cada quien posee un juicio que no se puede conocer de forma exógena.

La evaluación es un proceso entre la medición y la preferencia. No es un proceso objetivo, porque las evaluaciones
son las percepciones individuales, realizadas sin el uso de un instrumento unívoco como en el caso de la medición.
Sin embargo, es una operación que quiere ser empírica: el significado de las apreciaciones personales intangibles
es circunscrito por medio de un proceso exógeno de definición semántica (mediante algún instrumento no físico).
Los sujetos que evalúan están llamados a cumplir con este proceso para lograr empiricidad. (Cecconi et al., 2006).

La empiricidad es el resultado de observaciones y no, por ejemplo, de un experimento mental, o de convenciones.


Hay empiricidad cuando la relación es observable, es decir, la propiedad del objeto puede ser bien definida y
caracterizada sin ambigüedad. La objetividad implica resultados independientes de los sujetos, así los experimentos
pueden ser repetidos por diferentes observadores y cada uno llegará al mismo resultado (Cecconi et al., 2006).

Los autores del Método Battelle-Columbus han adoptado el concepto de medición en el sentido que propone
Hernández et al. (2010), “proceso de vincular conceptos abstractos con indicadores empíricos”. Es el caso cuando
los mencionados autores señalan “la medición de la calidad ambiental”, “medición del impacto ambiental”. El
concepto pertinente sería evaluación de la calidad ambiental o evaluación del impacto ambiental, si nos atenemos a
lo que señala Cecconi et al. (2006). Por lo señalado el método mencionado no mide sino evalúa. Los autores del
Método de Battelle-Columbus señalan que utilizaron técnicas de escalamiento socio-psicológico y el procedimiento
Delphi para cuantificar los juicios de valor. Entendemos que con ello se pretendía lograr empiricidad.

Habíamos señalado, en la sección anterior, que el Método Battelle-Columbus es reconocido por sus autores como
Sistema de Evaluación Ambiental y no sistema de medición o método cuantitativo. Es Conesa (2010, p. 194) quien
lo denomina “Método cuantitativo del Instituto Battelle-Columbus” y no los propios autores. Cuando se revisa el
artículo de los autores, (Dee et al., 1973), se aprecia que ellos no hacen una referencia a un método cuantitativo; se
remiten a nominarlo Sistema de Evaluación Ambiental (EEE), y precisar que es una metodología para el análisis de
impacto ambiental.

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The Environmental Evaluation System (EES) is a methodology for conducting environmental impact analysis (Dee et
al., 1973).

Los autores añaden también que la “EES proporciona un medio para medir o estimar los impactos ambientales en
unidades denominadas “unidades de impacto ambiental” (EIU). Como resultados de la utilización de la EEE se
obtiene una puntuación total en EIU “con” y “sin” el proyecto propuesto; y la diferencia entre los dos puntajes es una
medida de impacto ambiental. Asimismo, los puntajes de impacto ambiental desarrollados en la EES se basan en la
magnitud de los impactos ambientales específicos y su importancia relativa.

Con respecto al párrafo anterior, se había mencionado que Dee et al. (1973) hacían un uso metafórico del término
“medición”. De igual manera, Conesa (2010, p. 194) también hace un uso “distendido” de tal concepto cuando afirma
que se puede usar el método de Battelle-Columbus para medir el impacto ambiental y que es uno de los pocos
estudios serios sobre valoración cuantitativa. Como comentario al margen, es conveniente acotar que la disciplina
de la evaluación de impacto ambiental no podría usar indiferentemente los términos “medir” y “valorar” como
sinónimos, si es que plantea ser un discurso técnico coherente. Medir y valorar son dos operaciones diferentes. Es
posible medir un impacto ambiental (magnitud física) y luego valorarlo (preferencia o importancia); en ambos casos
se está frente a dos operaciones diferentes.

Conesa (2010, p. 206) propone su propio método y señala que está “basado en el método de las matrices causa
efecto, derivadas de la matriz de Leopold con resultados cualitativos, y del método del Instituto Battelle-Columbus,
con resultados cuantitativos”. Queda pendiente comentar la supuesta naturaleza cuantitativa del método de Conesa
(2010).

EL SISTEMA BATTELLE-COLUMBUS ES UN MÉTODO SEMICUANTITATIVO

El ambiente no es ni cuantitativo ni cualitativo. Tampoco, nuestras disciplinas científicas o técnicas se pueden


asumir como cuantitativas o cualitativas. Es nuestro sistema conceptual, el que otorga la categoría de cualitativo o
cuantitativo a los conceptos y variables.

La descripción del ambiente, dada su complejidad, requerirá un abordaje multivariable. No todas las variables
podrán ser medidas en todo el sentido métrico del término. Gran parte de las variables que empleemos para calificar
los impactos serán cualitativas y con algo de esfuerzo podríamos tratarlas como variables cualitativas ordinales de
escala o semicuantitativas.

Si proponemos un método sintético o integrado que ofrezca valores finales de impacto, integrando todas las
medidas de los impactos ambientales sobre los diferentes componentes del medio, dicho método estará obligado a
uniformizar las “medidas” de las variables (en las escalas obtenidas) a escalas ordinales de escala o
semicuantitativas, por lo mismo tal método sintético se hará cualitativo con escala ordinal. Si nuestra preferencia de
lo cuantitativo es extrema nos tranquilizará denominarlo “método semicuantitativo” pero no podremos ocultar que es
un método cualitativo ordinal, en su naturaleza primera. Es el caso del Método Battelle-Columbus. Por ejemplo, la
calidad del paisaje es una variable subjetiva que bien podría expresarse sobre la base de un cierto puntaje de
gradación de calidad. Cuando tal escala de calidad del paisaje se “transforme” en un índice de calidad ambiental
seguirá manteniendo su naturaleza subjetiva (expresable como una variable cualitativa ordinal).

Una salida de amplio uso es transformar la escala ordinal en una escala de intervalo, por la vía de cambiar la unidad
de medida subjetiva, por ejemplo de calidad de paisaje, propia de cada quien, por una escala de puntaje (pero
puntaje no es lo que sentimos cuando apreciamos un paisaje hermoso u otro que nos desagrade). No debemos
olvidar que en las escalas de intervalo cuentan las distancias entre los números y no solo el orden (como en el caso
de las escalas ordinales). El índice de calidad ambiental que se emplea en el método de Battelle-Columbus necesita
que las distancias entre los numerales de la escala tengo sentido real, material, fáctico. ¿Pero cómo llegar de una
simple escala de numerales que expresan orden de subjetividades a otra escala que exprese distancias objetivas?

Dado que el sistema de evaluación ambiental de Battelle-Columbus queda obligado a trabajar con todas las
variables ambientales, con sus diferentes escalas de “medición”, y por tanto, a uniformizar o reducir a escalas
ordinales, las “medidas” de las variables (en las escalas obtenidas), no podría trascender su naturaleza cualitativa o
semicuantitativa, lo cual no agrega nada a sus ventajas y desventajas, solo deja sentado su naturaleza.

Canter (1977), indica que la definición de “la acción principal que afecta significativamente la calidad del medio
ambiente humano”, frase que se encuentra en la sección 102 de la Política Ambiental de los Estados Unidos

9
(NEPA, por sus siglas en inglés), históricamente, ha involucrado muchas consideraciones cuantitativas y
cualitativas. “La forma más sencilla de definir una acción tan importante es comparar un impacto pronosticado con
una norma de calidad medioambiental para un parámetro dado. Es posible hacer esto para muchas sustancias que
se encuentran en el aire y el agua, por ejemplo, monóxido de carbono en la atmósfera y el oxígeno disuelto en el
agua. Sin embargo, hay muchos parámetros del medio ambiente para los que la única norma descriptiva está
disponible, como paisajes escénicos y sitios arqueológicos” (p. 12).

Lo señalado por Canter (1977), lleva al punto de casi abandonar la búsqueda de un instrumento cuantitativo (en el
sentido métrico) para medir el impacto. No podemos medir el impacto solo evaluarlo. Además, si nuestra teoría del
impacto propone que el impacto es una función de la magnitud del cambio y de su importancia para la salud y el
bienestar humano, no hay forma de contar con un instrumento cuantitativo, que pueda medir la importancia pues
esta variable no reúne los criterios de empiricidad y objetividad. Se podría evaluar la importancia buscando alguna
forma de darle una característica de empiricidad.

Respecto a los TdR de EsIA, que el Perú, recomiendan los métodos cuantitativos para medir impactos habría que
corregirlos o solicitar a los autores que definan “sus conceptos” de medición y métodos cuantitativos. Probablemente
se estén refiriendo al componente magnitud del impacto o magnitud del cambio de la variable que ocasionaría el
proyecto y no toda la ecuación (magnitud por importancia). Indudablemente, que se pueden contar con instrumentos
cuantitativos en el sentido métrico para medir tales cambios, aunque solo para las variables de orden físico, material
o fáctico, las objetivas y empíricas; para las demás (no empíricas y no objetivas) solo queda evaluar (no medir) la
magnitud al igual que para la importancia del impacto.

LA TRANSFORMACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN

Una transformación de escala es una operación aritmética que transforma o cambia la escala de los datos originales
(Díez y Moulines, 1997) a otras escalas. Otro concepto relacionado con las escalas de medidas es el de
transformación admisible, el cual hace referencia al problema de la unicidad de la medida y que puede plantearse de
la siguiente forma: ¿son las representaciones numéricas que hacemos de las escalas mencionadas las únicas
posibles? NO (Mars Llopis, 2000).

En el método Battelle-Columbus, en sentido estricto, no hay una transformación sino una interpretación o calificación
de las variables de impacto por su importancia expresada como calidad ambiental. Así, ciertos valores de la escala
de la variable de impacto (magnitudes dispuestas en el eje X) son calificados con numerales de 0 a 1 de calidad
ambiental. Esta calificación, en unidades de calidad ambiental (dispuestas en el eje cartesiano Y), puede ser
considerara como una calificación de importancia pues, justamente, el criterio de calidad ambiental (valores de 0 a
1) tiene ese atributo de importancia para la sociedad.

ICA Clase de acidez pH


0 Extremadamente ácido Menor de 4,5
0,2 Muy fuertemente ácido 4,5 – 5
0,4 Fuertemente ácido 5,1 – 5,5
0,9 Medianamente ácido 5,6 – 6
1 Ligeramente ácido 6,1 – 6,5
0,8 Neutro 6,6 – 7,3
0,6 Medianamente básico 7,4 – 7,8
0,4 Básico 7,9 – 8,4
0,3 Ligeramente alcalino 8,5 – 9
0,2 Alcalino 9,1 – 10
0 Fuertemente alcalino mayor de 10

Si tenemos una lista de valores de pH del suelo (como la precedente), y su interpretación de lo que significa cada
valor numérico de pH en tanto efectos sobre la fertilidad del suelo, podemos asignar valores de índices de calidad
ambiental (ICA), como los que se muestran en la lista respectiva. Tales ICA nos informarían que alguno suelos son
mejores que otros; es todo lo que podemos decir. Podríamos haber usado otro juego de números naturales
manteniendo el mismo orden. ¿Cuál es la distancia de calidad ambiental entre las diferentes clases de acidez de
suelo? No podría responderse objetiva y empíricamente con alguna escala de intervalo o proporcional.

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Cuando intentamos aplicar el método Battelle-Columbus podríamos pensar que la escala de pH es la que
estaríamos directamente intentando “transformar” a una escala de calidad ambiental. En realidad hay varias
operaciones mentales de evaluación y valoración por su potencial para producir cultivos, digamos su importancia, el
cual estaríamos expresando en índices de calidad. En suma no estamos trasladando una magnitud de pH hacia
unidades de calidad ambiental sino estableciendo una calificación de importancia expresada en unidades de calidad
ambiental.

LA TRAVESIA DE CHUMPI
El documental LA TRAVESIA DE CHUMPI, la lucha de una comunidad Achuar por defender sus territorios y su
santuario secreto, se estrenará este miercoles 21 de octubre a las 7 pm. en la sala ISIL de Larcomar dentro de la
MUESTRA DE CINE AMAZONICO del festival cultural AMO AMAZONÍA.
Los invitamos a participar en este viaje hacia la cultura Achuar guiados por el viejo Irar y su nieto Chumpi. Participen
de la expedición a la Tuna Sagrada, nunca antes visitada por gente no Achuar.

Los mapas parlantes, la zonificación ecológica, el ordenamiento del


territorio y la evaluación de impacto ambiental
12 respuestas

Oscar Cuya

En la investigación social y en especial en los estudios de impacto ambiental


(EsIA) se elaboran mapas parlantes. “La asamblea comunal elige a un grupo
de pobladores compuesto por seis a ocho personas, quienes describen la
situación de los recursos naturales, los sistemas productivos, el medio
ambiente, tanto del área rural como urbana (…) con la ayuda de dibujos de
mapas” (Clavería, p.39).

Tales mapas son valiosísimos para la evaluación del impacto ambiental.


Superponiendo sobre dichos mapas, los componentes físicos del proyecto, se
podría delimitar las áreas que recibirían mayor efecto; y con ello tener una
base para la medición, valoración y ulterior compensación económica de
impactos (si fuera el caso); sin embargo, casi no se emplean estos mapas
parlantes para tales fines.

El especialista en cartografía restará importancia a los mapas parlantes puesto


que la información no está georreferenciada, es decir no tiene coordenadas.
Dirá que ese mapa es, en realidad, un croquis y que está bien que se generen,
pero que no corresponde incorporarlos en el juego de mapas que tiene que
elaborarse y presentarse para completar el estudio (EsIA).

En la fase del EsIA, en la que se elaboran las matrices de impacto, se utilizan


los diferentes mapas temáticos, que ubican y muestran las características de
los componentes físicos y biológicos del medio; pero no es habitual el uso de
los mapas parlantes. Las decenas de mapas parlantes van al archivo, y
algunos, escaneados, van al anexo del estudio para dejar constancia que
efectivamente se elaboraron mapas parlantes.

Será importante, antes, definir lo que denominamos carta, mapa y plano.


Podríamos decir que “una ‘carta’ es la representación del terreno sobre un
formato plano, es decir de dos dimensiones. Cuando la superficie es pequeña y

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por tanto la curvatura terrestre no influirá en la representación cartográfica, se
recurre a una representación plana, de forma que todos los puntos
representados están vistos desde su perpendicular. A esta representación
cartográfica se le denomina ‘plano’ y pertenece al campo de la topografía. Esto
funciona bien para distancias pequeñas, pero se recurre a un sistema de
proyección cuando la superficie que estemos considerando es bastante grande
y por tanto influenciada por la curvatura terrestre. A esta parte de la tierra
representada se le llama ‘mapa’ y pertenece al campo de la Geodesia”. Fuente:
Perú Ruteable (2010).

Así definidos tales representaciones probablemente quede confirmado que los


mapas parlantes son croquis. Mas nada impide que busquemos una situación
intermedia y agreguemos referencia cartográfica al mapa parlante. Los
actuales GPS permiten registrar la ubicación de los sitios con un nivel aceptable
de exactitud.

Y todo este texto para invitarles a ver la película “La Travesía de Chumpi”, de
Teleandes Producciones (2009), en la que se muestra a la población Achuar
elaborando su mapa con el auxilio de un GPS. También quedan invitados a leer
la narración de los sucesos que ocurrieron durante la filmación de la película.
Así, el relato de Fernando Valdivia sobre una serie de acontecimientos pone en
relieve las diferentes percepciones con las cuales tratamos, cuando nos
comunicamos. En su texto se advierte también un llamado a la investigación
(Valdivia, 2008).

La Travesía de Irar y Chumpi: filmando con los jibaro-


achuar – Segunda Parte (Valdivia, 2008)
La película “La travesía de Chumpi” muestra algo de la vida cotidiana en
Chicherta, una comunidad Achuar de la cuenca del río Pastaza. Los
acontecimientos se centran en una expedición de un grupo de la comunidad
que se dirige hacia un lugar que consideran sagrado; y la elaboración de un
mapa con un GPS, que muestra los recursos y sitios de interés de sumo valor
para la comunidad (Teleandes Producciones, 2009).

Luego de ver la película surgen reflexiones sobre varios instrumentos de


gestión de la política ambiental del Perú. Si bien hablamos del ordenamiento
territorial y la zonificación económica ecológica deberíamos tener en cuenta que
los espacios territoriales “no están vacíos ni desordenados”.

¿La evaluación de impactos acumulativos es parte de los estudios de


impacto ambiental o parte de la evaluación ambiental estratégica?
51 respuestas
Oscar Cuya

Veamos un escenario. Muchas actividades y procesos relacionados con la gran industrialización y el parque
automotor generan emisiones de gases de combustión, incidiendo directamente sobre el cambio climático,
fenómeno de preocupación mundial.

Solicitar a un proyecto industrial, en su estudio de impacto ambiental, alguna explicación sobre su repercusión sobre
el cambio climático podría ser importante, aunque también desmedido, si se supone que, en ese nivel, se atiende el
problema del cambio climático. Si la empresa cumple sus compromisos, y su tecnología le permite operaciones con
emisiones que cumplen los límites máximos permisibles, no estaría afectando la calidad del aire (supuestamente). Si

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el proyecto incluye el compromiso de cumplimiento de dichos límites tendría que ser admitido. Los valores los fijan
las autoridades ambientales competentes de administración y ejecución, por tanto, es en este nivel jerárquico que es
pertinente la pregunta ¿Cuál es el nivel de repercusión que podrían tener sobre el cambio climático todos los
proyectos autorizados, que independiente cada cual esté cumpliendo con la norma sobre emisiones? Este tema
correspondería a la Evaluación Ambiental Estratégica pues el problema tiene relación con las políticas del país,
nacionales y sectoriales, en cuanto a la industrialización, incentivos y restricciones técnico-legales, límites máximos
permisibles, estándares de calidad del aire, etc., para controlar el nivel de emisiones de gases de invernadero.

La norma sobre la Evaluación Ambiental Estratégica ha sido promulgada hace poco (Decreto Legislativo Nº 1078,
promulgado el 27 de junio del 2008, que modifica la Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental,
Ley Nº 27446) y se espera alguna guía técnica sobre el particular. Sobre la Evaluación Ambiental Estratégica, la
norma indica lo siguiente, textualmente:

“Artículo 4º.- Categorización de proyectos de acuerdo al riesgo ambiental


4.3 Corresponde al sector proponente aplicar una Evaluación Ambiental Estratégica – EAE, en el caso de
propuestas de Política, Planes o Programas de desarrollo regional y local susceptibles de originar implicaciones
ambientales significativas. Dicha EAE dará lugar a la emisión de un Informe Ambiental por el MINAM que orientará
la adecuada toma de decisiones que prevenga daños al ambiente”.

La emisión que genere una actividad debería estar dentro de los límites máximos permisibles que establece la
norma. Así lo garantizaría el correspondiente plan de manejo ambiental, contenido en el respectivo estudio de
impacto ambiental. Pero es posible, que muchos proyectos localizados en el mismo lugar, todos ellos cumpliendo
los límites máximos permisibles, generen efectos acumulativos, superando los estándares de calidad del aire en el
área.

Sobre el particular, es conveniente tener en cuenta que cada lugar tiene una capacidad de dispersión diferente en la
medida de su estabilidad atmosférica y configuración geográfica. Por tanto, antes de otorgar una concesión o
autorización se requiere una evaluación de los impactos acumulativos. Corresponde a las autoridades competentes
de administración y ejecución contar con tales estudios técnicos que incluyan una propuesta sobre la capacidad de
carga o mejor, límites aceptables de cambio, para las áreas específicas o sus parques industriales. Solo de esa
forma podrían tomar decisiones adecuadas sobre el otorgamiento de concesiones, autorizaciones y fomento de la
industrialización. Debe tenerse en cuenta que las autoridades ambientales competentes de administración y
ejecución lo constituyen el Ministerio del Ambiente, las autoridades sectoriales nacionales, las autoridades
regionales y las autoridades locales, responsables entonces de la gestión de los impactos acumulativos de los
proyectos en su conjunto.

La evaluación de impactos acumulativos es un instrumento de gestión ambiental, que en otros países se aplica; y
que no está contemplado en nuestras normas. Aunque es pertinente señalar que en nuestro país, la evaluación de
los impactos acumulativos está exigido legalmente, como parte de la Evaluación Ambiental Estratégica.

Con relación a lo anterior, el Reglamento de la Ley Nº 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto
Ambiental, aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 019-2009-MINAM, y publicado recientemente, el 25 de
setiembre de 2009, anota en su Artículo 63º como contenido de la EAE lo siguiente (en su numeral 5): La EAE
contiene la “evaluación de los efectos ambientales secundarios, acumulativos y/o sinérgicos en el corto, mediano y
largo plazo, su condición de permanente y temporales así como su carácter positivo o negativo, para el ambiente,
con el debido sustento técnico”. Relacionado con este punto, en su numeral 4, anota: La EAE contiene la
“identificación y caracterización de las posibles implicaciones ambientales que se puedan generar en materia de
calidad ambiental, conservación del patrimonio natural y cultural, disponibilidad de los recursos naturales, salud,
asentamiento poblacional, adaptación al cambio climático y otros aspectos relevantes, señalando la incidencia
positiva o negativa que se pueda generar”.

El reglamento también incluye, en su glosario terminológico, la definición de impacto acumulativo: “Impacto sobre el
ambiente ocasionado por proyectos desarrollados o por desarrollarse en un espacio de influencia común, los cuales
pueden tener un efecto sinérgico. Los impactos acumulativos pueden ser vistos individualmente, pero
significativamente en su conjunto”. Además, dicha norma incluye otras definiciones relevantes: “Impactos sinérgicos:
efecto o alteración ambiental que se produce como consecuencia de varias acciones, y cuya incidencia final es
mayor a la suma de los impactos parciales de las modificaciones causadas por cada una de las acciones que los
generó”. “Impacto ambiental: alteración positiva o negativa de uno o más de los componentes del ambiente,
provocada por la acción del proyecto”.

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Que la Evaluación Ambiental Estratégica contenga la Evaluación de Impactos Acumulativos, puede estar sujeto a
interpretación y discusión. Por ejemplo, BARANDIARÁN 2008: 44 señala con relación a los grandes proyectos “…un
solo megaproyecto es presentado como un «conjunto de proyectos», donde únicamente se elaboran EIAs
individuales para cada uno de ellos y no se desarrolla un EIA que integre la totalidad de los impactos directos e
indirectos, acumulativos y sinérgicos que generan la sumatoria de todas las distintas «fases» del referido
«megaproyecto»”.

“Ante esta situación, un grupo numeroso de personas y organizaciones en el Perú y en la región, han identificado en
la EAE el instrumento que podría ayudar llenar esos vacíos y deficiencias”. “Sin embargo, a criterio del autor, esta
no es la solución para el problema. La EAE debe permanecer en su definición de instrumento aplicable a políticas,
planes y programas, con lo cual evitamos desnaturalizar el instrumento y confundir conceptos”. BARANDIARÁN
2008: 44

“…nuestro trabajo debería centrarse en promover la mejora y fortalecimiento del instrumento EIA, conforme a las
realidades de estos «megaproyectos», haciendo las correcciones necesarias en el marco técnico, legal e
institucional, y dejando las EAE para la evaluación de las políticas, planes y programas que debieran existir en su
respaldo”. BARANDIARÁN 2008: 44

Si bien el punto que señala Barandiarán 2008:44 puede tener aplicación para los grandes proyectos, megaproyectos
que incluyen otros proyectos. ¿Cómo quedan los múltiples proyectos independientes cuya acción aditiva generan
impactos acumulativos? Si bien el caso de la minería aurífera en Madre de Dios tiene otras connotaciones, es una
muestra de efectos acumulativos y sinérgicos, en grado sumo.

Por tanto, los impactos acumulativos derivados de muchos proyectos interactuando en un mismo espacio no
corresponderían al estudio de impacto ambiental, sino a la Evaluación Ambiental Estratégica, que incluye una
evaluación de impactos acumulativos.

Evidentemente, los estudios de impacto ambiental deben calificar los impactos del proyecto en cuanto a
probabilidades de acumulación y sinergias entre los propios efectos que genera el proyecto. Así está contemplado,
por lo menos, en las normas sectoriales; por ejemplo, el Artículo 35º del Reglamento para la Protección Ambiental
en las Actividades de Hidrocarburos (D.S. 015-2006-EM), indica: “El Plan de Manejo Ambiental (PMA) deberá
contener: a) Descripción y evaluación técnica de los efectos previsibles directos e indirectos, acumulativos y
sinérgicos en el Ambiente, a corto y largo plazo, para cada una de las Actividades de Hidrocarburos que se plantea
desarrollar en el área del proyecto”. Dicho reglamento, define el impacto acumulativo, en su Artículo 4º, como
“Impactos que resultan de una acción propuesta, y que se incrementan al añadir los impactos colectivos o
individuales producidos por otras acciones”.

El Reglamento de la Ley Nº 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental, aprobado
mediante el Decreto Supremo Nº 019-2009-MINAM, incluye en sus anexos algunas exigencias relacionadas. En los
anexos III y IV se indican, con relación a los términos de referencia básicos para estudios de impacto ambiental
semi-detallados y detallados, en la sección de caracterización del impacto ambiental: la evaluación de los impactos
ambientales debe realizarse mediante el uso de métodos cuantitativos aplicables, y que se “prevengan los impactos
directos, indirectos, acumulativos y sinérgicos, y los riesgos inducidos que se podría generar sobre los componentes
ambientales, del paisaje, sociales, culturales y la salud de las poblaciones”.

Puesto que se comentó acerca de los impactos acumulativos relacionados con la actividad de hidrocarburos, es
conveniente anotar que las concesiones petroleras que se otorgan podrían contar con evaluaciones ambientales
estratégicas o evaluaciones de impactos acumulativos, especialmente en las áreas que pudieran tener alguna
connotación de impactos sociales. El Reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto
Ambiental (Decreto Supremo Nº 019-2009-MINAM) en su Artículo 61º indica “Los resultados de la EAE deben
orientarse a la prevención de las implicancias ambientales negativas significativas, así como a conocimiento de los
flujos, tendencias y patrones de desarrollo y la prevención de posibles conflicto socio-ambientales, de trascendencia
nacional o internacional, que podrían generar esas decisiones”.

Muchos procesos de evaluación de impactos ambientales tendrían dificultades no por la propia característica del
proyecto sino por las exigencias de la población en cuanto a desarrollo y presencia del Estado. Sus luchas
reivindicativas podrían utilizar como medida de presión la ausencia en los eventos de participación del proceso de
aprobación de los estudios de impacto ambiental. Si no se realizan los talleres y audiencia, el estudio de impacto
ambiental no se aprobaría.

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Si bien el Artículo 62º del citado reglamento (Decreto Supremo Nº 019-2009-MINAM) señala que la “EAE debe
aprobarse previamente a la ejecución de políticas, planes y programas públicos que recaen sobre materias
declaradas de interés nacional mediante norma con rango de Ley” (y por tanto no alcanzaría a normas técnicas), si
es posible considerar otros niveles de normas. El mismo Artículo 62º indica “El MINAM podrá requerir la elaboración
de la EAE para aquellas políticas, planes y programas que resulten importantes para la debida tutela del interés
público en materia ambiental”.

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