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A pesar de haber asegurado en “Ya Salí de Babilonia; ¿Y


Ahora?”, que no volvería a escribir otro libro, mi Señor
dispuso otra cosa. Por eso…

El Ministerio de Enseñanza Bíblica


TIEMPO DE VICTORIA
Presenta:

La Vida Fuera
de los
Templos
Autor: Espíritu Santo

Colaboradores: Muchos Instrumentos Humanos Utilizados por el Autor

Escrito Por: Néstor Martínez – Rosario – República Argentina


(Uno de Esos instrumentos)

Prólogo

Dicen los sabios que existe grandeza en reconocer nuestros


errores. Muy bien; hagamos lo que enseñan los sabios.
Cuando publiqué Ya Salí de Babilonia; ¿Y Ahora? dije que era el
complemento del primer libro, y que no habría un tercero.
Error. Perdón: hay un tercero.
Eso me sucede por hacer lo que me pareció a mí en lugar de
aguardar lo que Dios me ordenara que hiciera.
Porque es mucha, - Demasiada - , la gente que está huyendo de
las distintas Babilonias falsas e imitadoras burdas de la iglesia
del Señor.
Y en todos los casos experimentan cosas, vivencias, detalles o
episodios que a uno ya le tocó vivir por ser de los pioneros.
Cuando comienza para un hijo de Dios La Vida Fuera de los
Templos, hay una serie de sentimientos que aparecen y merecen
ser comentados.
Aquí los vas a encontrar, sino a todos, al menos a una gran
mayoría de ellos. Al resto, los puedes añadir tú si lo deseas.
La nueva Libertad, la Culpa, la Añoranza de los Ritos,
Costumbres y Tradiciones evangélicas, así como las dudas con la
Alabanza, el Bautismo, el Diezmo y la Santa Cena son algunos de
los pormenores que hallarás en este trabajo.
¿Experiencia personal? Sí. ¿Conocimiento Espiritual? Si.
¿Revelación? Sí. ¿No es demasiado todo esto para un hombre?
Perdón: a esto no lo hizo un hombre, lo hizo el Espíritu Santo.
Si lo hubiera hecho un hombre, no valdría la pena ni siquiera leer
este prólogo…

A Modo de Introducción…

C uando promediaba el año 2004, sentí la viva necesidad interior de escribir algo con formato 

de libro. Inmediatamente, tuve la certeza que la idea no era mía y que había alguien que yo conocía bien 
(Aunque no tan bien, aún, como debía conocerlo), que me lo estaba demandando. 

Porque los que enseñan que Dios, mediante la voz y la presencia de su Espíritu Santo en tu vida, 
te  sugiere  cosas,  creo  que  dan  del  evangelio  una  óptica  demasiado  permisiva,  sin  compromisos  ni 
responsabilidades. Que quede claro: Dios no es un Dios de “sugerencias”. 

Y como  es  de  Dios,  nada  menos, de  quien estamos  hablando,  dudo  mucho  que exista  alguien 
capaz  de  suponer  que  Él  es  altamente  permisivo,  sin  afecto  por  el  compromiso  o  irresponsable.  Si 
alguien cree eso, no estamos hablando de nuestro Dios, sino de algún otro de los miles de dioses falsos 
que pululan por allí. 

El  Espíritu  Santo,  con  suma  gentileza,  paz  y  profundo  respeto  por  tu  libre  albedrío,  es  cierto, 
jamás va a sugerirte algo como si te dijera: “ Hijo… ¿Qué te parecería dejar de lado por un tiempito 
esas reuniones de la iglesia que no arreglan nada y dedicarte a predicar mi Palabra tal cual yo la 
escribí en mi Biblia?”  

El Espíritu  Santo,  ya  sea con voz  audible,  ya sea  como un pensamiento  muy fuerte, ya  sea en 


forma de sueño, visión o sencillamente idea fija, habrá de manifestarte lo mismo de este ejemplo ficticio 
diciéndote  más  o  menos  así:  “ Predica  mi  Palabra  sin  contaminarla  y  deja  ya  esas  actividades 
inútiles.”  Porque Dios nunca sugiere; Dios ordena, demanda. 

Es  una  demanda.  Una  demanda  que,  obviamente,  no  pasa  ni  pasará  jamás  por  encima  de  tu 
voluntad  personal  ni  de  tus decisiones  finales.  Dios  no  manipula  almas  para  conseguir  sus  fines.  Dios 
busca hijos fieles y obedientes que hagan lo que deben hacer. 

Pero lo que Dios dice, generalmente tiene muy pocas probabilidades de ser refutado, soslayado, 
ignorado o pasado por alto. Cuando Dios habla, a ti te queda la opción de la bifurcación: O te vas para la 
derecha, o te vas para la izquierda; por el centro no hay camino. 

Entonces,  ante  esa  voz  que  es  firme,  pero  de  ninguna  manera  imperativa  (Esos  suelen  ser 
“otros”  espíritus  parlantes),  tú  no  puedes  hacerte  el  distraído  o  el  que  oye  llover  sobre  el  techo  de 
chapas de cinc de tu cabaña en la costa del mar. Obedeces lo que tienes muy claro como mandato, o no 
lo obedeces. 

Si obedeces,  el  palillo del  ángulo  superior  de la “Y”  griega  que es tu  vida se  transformará,  una 
vez más, en la pata. Y todo volverá a comenzar. ¿Voy para la izquierda? ¿Voy para la derecha? ¿Hago 
lo que me dice el Espíritu Santo? ¿Hago lo que agrada a los hombres?

No  hay salida ni final para  esta  disyuntiva.  Digamos que  es parte  de esa  batalla que Pablo nos 


invita a pelear de la mejor manera. La otra parte es tu carne, ya lo sabes. Tu alma que demanda todo lo 
que Dios dice que debes sujetar al espíritu, sitio donde mora SU Espíritu. 

Habla, que Tu Siervo Oye… 


Entonces, si el Señor te dice que escribas un libro, tú que jamás has escrito uno, pero que tienes 
las condiciones  naturales aptas para hacerlo, (Dios  jamás le  demandaría  a  alguien que cante para Su 
gloria si antes no le ha dado una buena voz), sabes que estás en la pata de esa “Y” griega: a la derecha, 
obedeces; a la izquierda desobedeces. 

Si haces lo primero, no vas a ser premiado con millones de dólares, con fama, prestigio ni nada 
de  eso  que  tanto  endulza  la  vida  de  los  hombres.  Sólo  será  un  factor  para  que  pases  a  una  nueva 
pantalla  de  este  complicado  juego,  mientras  un  pequeño  letrero  en  esa  pantalla,  te  dice  que  has 
superado con éxito la anterior. Tú ya sabes que la que viene ahora es más difícil. 

Si desobedeces, no vas a ser inmediatamente achicharrado por un tremendo rayo que te partirá 
la cabeza en cinco pedazos y consumirá a cenizas tu cuerpo en una milésima de segundo. Sólo vas a 
abrir  una  pequeña  brecha  más  entre  tú  y  tu  Señor,  y  eso  le  imposibilitará  a  Él  poder  bendecirte  con 
todas esas cosas que Él sabe muy bien que tú necesitas o anhelas. 

Entonces, mi decisión no fue ni valiente, ni digna de un tremendo hombre de Dios ni nada por el 
estilo. Simplemente obedecí porque, en primer término, tengo la capacidad natural de poder escribir con 
cierta  coherencia  sobre  todo  aquello  de  lo  cual  tengo  conocimiento  o  información.  Me  he  ganado  el 
sustento diario una gran parte de mi vida con ello. 

Y  en  segundo  término,  no  me  causaba ninguna  gracia  quedarme  más  rezagado  aún  de  lo  que 
cada uno de nosotros sabe que está en esta ruta de vida de fe, por causa de no experimentar en mi vida 
ese  respaldo  de  Dios  con  el  que  todo  lo  que  haces  es  mucho  más  fácil.  Por  tanto,  decidí  que, 
efectivamente, debía escribir ese libro que Dios me ordenaba escribir. 

Secularmente  había escrito mucho,  porque durante varios años trabajé como periodista gráfico. 


Primero en un diario, luego en una revista de alta circulación y, finalmente, en un semanario propio. Así 
que escribir como arte profesional, no era un obstáculo. El problema era QUE escribir. 

¿Cuánto  saben  que  Dios  jamás  te  da  un  plan  de  acción  completo,  con  cada  punto  pensado  y 
armado  puntillosamente  sin  que  tú  tengas  que  preocuparte  por  nada  porque  todo  sucede  de  modo 
previsto, automático y continuado? No. Dios te da una directiva y luego tú deberás arreglártelas para 
cumplirla. 

Él va a respaldarte, pero eso será si tú no equivocas el modo. Porque me pasé algunos meses 
haciendo lo que estaba acostumbrado profesionalmente a hacer, esto es: preparando una guía, una hoja 
de ruta, una serie de puntos sobre los cuales podría luego escribir más extenso. ¿Sabes que? No pude 
ni siquiera comenzar con dos líneas. 

Oré,  reprendí  al  diablo  y  a  todos  los  demonios  conocidos  y  desconocidos.  Me  creía  lo  que 
muchos cristianos se creen de sus problemas: que el diablo me estaba atacando y no me dejaba hacer 
lo que Dios me ordenaba hacer. No era así. Era yo que no lo estaba haciendo a la manera de Dios 
sino a la mía. Y así no funciona esto.

Una mañana me levanté con una idea fija y clara: comenzar. ¿Comenzar que cosa? Ni la menor 
idea. Pero si Dios era quien yo estaba convencido que era, yo debía dar un paso en alguna dirección y 
Él me llevaría en los restantes. Así fue con Abraham.  Eso se llama confianza. Para mí, una sensación, 
hasta allí, poco menos que desconocida. Sólo la había experimentado dos o tres veces con Él. 

Porque cuando Abraham salió de Ur de Caldea, algunos amigos lo vieron pasar y le preguntaron: 
¿Adonde  vas,  Abraham?  –  y  él  les  respondió  con  total  seguridad:  ¡A  la  tierra  prometida!  ­  ¿Ah,  sí? 
Dijeron sus amigos; ¿Y adonde queda esa tierra? _ Sin mirarlos Abraham respondió: ¡Ah, a eso no lo sé! 
¡Yo sólo sé que tengo que ir hacia allá…! 

Partiendo desde esa base tan singular, no me quedaba otro recurso que el más clásico en estos 
casos:  dejar  de  lado  mi  supuesta  y  pretendida  sabiduría  personal  y  humana  y,  sin  cuestionar  nada, 
entregarme  en los brazos cálidos del Espíritu Santo  murmurando algo así como:  Habla  Señor,  que  tu 
siervo oye… ¿Original, no? 

Cátedras de Creatividad 
El Espíritu Santo fue un maestro realmente excelente. Primero me llevó a escribir lo de fondo, lo 
que verdaderamente interesaba mostrar a quien quisiera leerlo: la falsedad y la mentira que poco a poco 
se había adueñado de un terreno que otrora le pertenecía solamente a mi Señor: su iglesia. 

Luego, casi sin pensarlo y en contra de mis propios gustos personales, me encontré hablando de 
cosas de mi propia vida adentro de lo que fuera mi última congregación. Escribía y escribía a la máxima 
velocidad (Soy muy rápido en  el teclado  pese  a tener mis  buenos años de  edad),  y  me sorprendía  yo 
mismo de lo que iba saliendo en la pantalla de mi monitor. 

¿A quien le podría importar o interesar las venturas o desventuras de un individuo (En realidad, 
en  lugar  de  “individuo”, yo escribí  tipo ,  que es como en Argentina  llamamos  a  las personas sin rango) 
que  no  había  revolucionado  ningún  país,  que  no  había  llevado  a  la conversión  a  miles,  que  no  había 
sanado enfermos ni liberado  endemoniados? Cierto: ¿Por qué  debería escribir de  esto que, a mi  juicio 
humano y profesional, no podía concitar el interés de nadie? 

Claro: yo soy periodista y, si quieres exagerar un poco, también escritor. Conozco este oficio de 
las letras, los artículos, las sintaxis y las formas de captar la atención de las personas en su lectura. Pero 
Dios es Dios y sabe de todo lo que yo suponía saber, mucho, pero inmensamente mucho más que yo. 
Lo  aprendí  sobre  la  marcha,  simplemente  mirando  en  mi  pantalla  sin  poderlo  creer  lo  que  yo  mismo 
estaba escribiendo. Toda una cátedra de creatividad  a cargo de mi amoroso Padre celestial… 

¿Un  libro  testimonial?  ¿Y  a  quien  puede  importarle,  Padre  mío,  el  testimonio  de  alguien  que 
como yo, no ha hecho nada de valor para ti? Un día creo que Dios se cansó de mi falsa modestia. Fue 
muy claro: Tú has salido de Babilonia. Otros están saliendo. Tendrán que saber lo que les espera. 
Y debes decírselo tú simplemente porque lo viviste antes, no porque seas mejor que ellos. 

Recién allí mi estructurado cerebro atinó a darle gloria a Dios por su creación. Recordé que había 
comenzado  la  página Web con una certeza  absoluta de no procurar captar  millones  de visitantes,  sino 
de  orar  para  que  ingresaran  y  la  aprovecharan  todos  aquellos  a  quienes  el  Espíritu  Santo  les  había 
abierto sus ojos espirituales. 

Esa es mi única oración diaria al respecto. “Señor, que ingresen en la página todos aquellos que 
necesitan  leer  u  oír  lo  que  allí  me  has  hecho  escribir  y  hablar”.  ¿Y  sabes  que?  ¡¡Funcionó!!  Podría 
mostrarte cientos de correos que lo confirman.

Y la Mosca Echó a Volar… 


Este libro, entonces, debía escribirse y publicarse bajo las mismas perspectivas. Sin aspiraciones 
de bet sellers ni pretensiones de que fuera leído por millones. Este libro, al igual que todo el resto de mi 
trabajo  ministerial,  por  años,  iba  a  destinarse  a  aquellos  que  necesitaran  de  esas  letras  para  poder 
confirmar sus todavía vacilantes decisiones de obediencia. 

Entonces, casi un año después, y luego de ensamblar conforme a lo que tenía certeza de hacer 
toda esa mezcla,  subí  a  la Web  Una Mosca en la  Nariz. Te confieso que con bastante pudor, infinita 
vergüenza por estar retratado con bastante claridad allí, en esas páginas, por mí mismo, y con no menos 
desconfianza de su resultado, Dios me perdone mi incredulidad. 

A los pocos días comencé a recibir correos respecto a él. ¡Asombroso! ¿Sabes que decían casi 
el noventa y cinco por ciento de ellos?  ¡Que eso que  yo  había vivido  y  dejado  por escrito allí, era  una 
respuesta del Señor a sus oraciones angustiadas! 

Gente  que,  también  por  dirección  de  Dios  y  no  por  rencillas  humanas  había  abandonado 
Babilonia hacía más o menos tiempo, y que estaba pasando por el clásico y lógico período que yo llamo 
de  “desintoxicación  religiosa”,  indudablemente  necesitaba  leer  eso  para  poder  sentirse  en  paz.  ¡Que 
grande es mi Dios! 

Allí  cometí mi primer  error. Minúsculo, tal vez,  pero  error  al fin. Me sentí  tan contento  de ver  la 


mano  poderosa  de  Dios  detrás  de  todo  esto  que  yo  suponía  que  era  solamente  una  locura  mía,  que 
comencé a publicar en el Blog y otros lugares esos correos que recibía. 

Cuando  quise  darme  cuenta,  ya  estaba  haciendo  más  de  lo  mismo  que  tantas  y  tantas  veces 
había visto hacer en Babilonia: auto promocionar el libro para convencer a que lo leyeran aquellos que 
todavía dudaban en hacerlo, y también a auto promocionarme yo mismo como pionero y conductor de 
algo que jamás había sido llamado a hacer: liderar movimiento alguno. ¡Puaj! 

La carne es débil. Me costó un buen tiempo, pero entendí al fin, que yo ya no estaba trabajando 
en  el  mundo  secular,  y  que  por  lo  tanto  no  necesitaba  publicidad  ni  propaganda.  Que  tal  como  lo 
había  hecho  con  el  mismísimo  ministerio  terrenal  de  Jesús,  sería  Dios  mismo  quien  añadiría  a  todos 
aquellos que debiera añadir a este grupo anónimo que conformamos los salidos de Babilonia. 

Es  difícil,  no  lo  dudes.  La  sociedad  de  consumo  en  la  cual vivimos  nos  llega a convencer muy 
sinceramente  que,  si  no  mueves  tus  piezas  con  inteligencia  en  promoción  y  captación  de  voluntades, 
jamás tendrás éxito en ninguna empresa que propongas. 

Y  quizás  pueda  ser  así,  nomás,  en  esa  esfera  mundana.  Lo  que  sí  te  puedo  asegurar  hoy, 
algunos  años  más  tarde,  es  que  en  el  reino  de  Dios,  su  pueblo  y  su  iglesia  genuina,  no  es  así  en 
absoluto.  Por  supuesto,  Babilonia  no  lo  cree  y  adoptó  las  técnicas  seculares.  Allá  ella,  ya  está 
cayendo… 

Inscripto en los Registros 


¿Y como sigue la historia? Como era de esperar. El único que no se había percatado de ello, era 
yo.  Pensaba que  ya había obedecido convenientemente.  En  los  registros  del cielo, el  ángel encargado 
del  área  control  de  obediencias  humanas,  ya  había  anotado  junto  a  mi  nombre  terrestre,  (En  el  cielo 
tendremos otro, seguramente), dos palabras en letras azules: MANDATO OBEDECIDO.

¿Por qué en letras azules? Porque el azul es el color relacionado con esa parte de la atmósfera 
diaria a la cual nosotros denominamos cielo. Es más que obvio que el cielo de Dios es otra cosa, pero 
para trabajo de nuestra imaginación inmadura, ese cielo azul es más que suficiente por el momento. 

Entonces,  si  yo  había  obedecido  el  mandato,  en  el  mismo  renglón  donde  se  lee  mi  nombre 
terrenal, el que heredé de mis padres carnales, esa anotación tenía que estar en letras azules. ¿Y si no 
hubiera  obedecido?  No  me  preguntes  la  razón  porque  quizás  ella  sea  mitológica,  pagana  o  religiosa 
idólatra, pero no puedo evitar pensar que MANDATO DESOBEDECIDO, tendría que estar en rojo. 

Pero  el  mío  brillaba  en  azul  y  el  asunto  estaba  concluido.  Aún  en  contra  de  mis  propias 
limitaciones espirituales (Las humanas no me obstruyeron), el libro ordenado ya estaba escrito y ahora 
sería tiempo de dedicarme a otra cosa. 

Podría  imaginarme  a  Dios  mirándome  con  infinita  paciencia,  misericordia  y  bondad  y 


preguntándome:  ¿Y  a  ti  quien  te  dijo  que  podrás  dedicarte  a  hacer  otra  cosa?  ¿No  habíamos 
quedado en tu pacto de conversión y entrega que sólo harías mi voluntad?  

Sí Señor, eso dije: que haría siempre tu voluntad. Ejem…Quizás quieras decirme ahora cual es 
esa tu nueva voluntad para conmigo… ­ Muy bien, hijo; ahora vamos aprendiendo. Dime: ¿Tú crees que 
con ese librito que has escrito alcanzará para ayudar a tus hermanos que salen de Babilonia según mi 
mandato? 

Mira; ni siquiera simulé una representación actoral de hombre reflexionando sobre esa pregunta. 
¡Si  ya sabía perfectamente la respuesta! La supe desde el momento mismo en que ese primer libro se 
publicó  en  la  Web.  No  alcanzaba,  no.  Yo  ya  sabía  que  eso  no  era  sino  el  prólogo,  la  introducción,  el 
patrón, el croquis de lo que realmente tendría que preparar: la continuación. 

Sin Lugar para la Trivialidad 


Ni siquiera me atreví a levantar la mirada hacia ese punto lejano en el cual suponemos que Dios 
se  encuentra  sentado en su  trono majestuoso.  No  lo  hice  porque  temí  que Él  se  diera  cuenta, por  mi 
forma de mirar, que no sólo no estaba contento con este nuevo mandato, sino más bien fastidiado. 

¡Es que  yo quería hacer  otras cosas en la página! ¡Quería  jugar al  periodista o al comunicador 


social con  el Blog!  ¡Quería intercomunicarme con  mis lectores  de  distintos  lugares del planeta  y  saber 
como eran esas tierras tan lejanas y desconocidas para mí, donde vivían! 

Pero  me  olvidé  que  cuando  pusimos,  con  mi  sobrino  Gustavo,  en  marcha  la  página,  yo  dije  a 
manera  de  pacto  silencioso  que  ella  estaba  al  servicio  del  Reino  de  Dios  y  que  de  ninguna  manera 
cometería la blasfemia de ponerla al servicio de los hombres, comenzando por mí mismo. 

Así  es  que,  una vez  más,  me  senté  frente  a  mi  gastado  teclado  (Me  resisto  a comprarme  uno 
nuevo porque ya le conozco hasta las diminutas marcas digitales a sus teclas) y allí descubrí algo que 
en muchas ocasiones había predicado y enseñado por radio. 

Descubrí que  aquello de  que hacer  la voluntad de Dios trae  paz,  refrigerio  y  enorme  gozo  a  tu 


vida,  no  era  un  cuento  de  púlpito,  sino  una  inexcusable  verdad.  Porque  ni  bien  oprimí  la  tecla  de  la 
primera letra del nuevo trabajo, toda esa paz, ese refrigerio y ese gozo proclamado, vinieron a mi vida. 

Así que ya podía tranquilamente levantar mi mirada hacia esas alturas donde uno presiente que 
habita nuestro Dios sin temor a que Él se molestara. Porque ya no tenía ni fastidio ni contrariedad con su 
nuevo mandato, sino la paz, el refrigerio y el gozo de poder estar haciendo otra vez su voluntad.

Y  allí  me  introduje  en  un  compendio  muy  denso,  muy  profundo,  muy  variado  y  muy 
aparentemente  desordenado,  confiando  y  creyendo  que  el  Espíritu  Santo  iba  a  ir  ordenándolo  de  un 
modo que  luego,  a cada  hermano en Cristo  que se  atreviera a leerlo  (Cosa  que  no  es  fácil porque  es 
muy extenso y denso) no sólo le significara bendición, sino esencialmente confirmación. 

Porque  todos  los  hijos  de  Dios  y  me  incluyo,  cuando  damos  un  paso  bajo  dirección  divina,  lo 
hacemos con total y absoluta certeza de lo que esperamos y convicción de lo que no vemos, pero eso 
no  es  obstáculo  para  que,  si  por  allí  alguna  palabra  nos  lo  confirma,  nos  podamos  sentir  mucho  más 
tranquilos. 

De más está decirte que Ya Salí de Babilonia; ¿Y Ahora?, cumplió en toda la medida con esas 
aspiraciones.  Si  el  primer  trabajo  había  logrado  un  punto  de  identificación  entre  mi  testimonio  y  el  de 
miles  y  miles  de  creyentes  de  todo  el  planeta  de  habla  hispana,  este  llegaba  para  darle  claridad  a 
muchas  de  las  dudas  que,  a  la  hora  de  moverse  tras  la  nube,  habían  embargado  a  esos  fieles 
hermanos. 

Si te Ofendes, Estás Vivo… 


Sin  embargo,  nobleza  obliga,  deberé  confesarte  que  no  todas  fueron  flores.  También  hubo 
dolorosas espinas. No fueron muchas, es verdad, pero sí las suficientes como para desgarrarte un poco 
esa parte de tu ser que se desgarra cuando los hermanos se muestran ofendidos. 

Porque  hubo  hermanos  en  la  fe  a  los  que  de  ninguna  manera  considero  falsos,  ni  mal 
intencionados,  a  los  cuales  muchas  de  las  cosas  que  en  ambos  libros  se  dicen,  les  cayó  como  una 
verdadera bomba. Y a juzgar por los estragos, nuclear, te diría. 

Uno de ellos me envió un correo tajante, ácido, contundente y lleno de esa clase de violencia y 
virulencia que  solamente sabemos  usar  tan  bien  los  evangélicos.  Coscorrón  violento  pero con  sonrisa 
bondadosa en los labios y la infaltable palabra “hermano” en el hablar. 

Una  de las cosas que  ese hermano me decía  en  ese correo, era  que al  leer  mi  primer  libro se 
sintió  de  la  misma  manera  en  que  se  había  sentido  cuando,  aún  siendo  católico,  los  hermanos 
evangélicos le hablaban del verdadero evangelio y de los errores del suyo. 

Me  señalaba  que  en  aquel  momento  había  tomado  la  decisión  de  comenzar  otra  vez  de  cero, 
pero  que  ahora  las  cosas  eran  diferentes  y  no  tenía  por  qué  dejarse  llevar  por  lo  que  había  escrito,  ­ 
Según él ­, alguien lleno de resentimiento y rencor. 

No  me  dejó  ni  el  menor  margen  para  explicarle  que  no  guardaba  resentimientos  con  nadie 
sencillamente  porque no me  había  peleado ni disgustado con nadie  y  que  el paso  que había  dado, tal 
como allí lo explicaba, había sido por dirección del Señor. 

Pero  claro;  los  cristianos  sabemos  muy  bien  que,  dentro  de  la  propia  literatura  cristiana,  hay 
algunos pormenores que forman parte de ese discurso literario que se pretende disfrazar con el barniz 
de una cierta forma de evangelización. 

Esto significa que: si en esos libros que no sólo son cristianos, sino que incluso son escritos por 
autores insospechados e irreprochables en nuestros ambientes, hay algunas pequeñas…exageraciones, 
o quizás podríamos llamarlas como nuestros amigos católicos…”mentirillas piadosas”, con la finalidad de 
llevar almas a Cristo (?), ¿Porqué me deberían creer a mí cuando digo que no me fui de la congregación
10 

por disgustos  personales o peleas con  el pastor, sino porque mi  Señor me sacó  al grito de:  ¡¡Salid de 


ella, pueblo mío!!?  

No  obstante,  aun  con  el  dolor  de  perder  amigos,  gente  con  la  cual  tenía  buena  relación,  por 
causa  de  lo  allí  escrito,  me  inundó  una  tremenda  paz  y  una  alta  convicción  nacida  de  las  propias 
palabras ajenas. 

Porque si este buen hermano me decía que esta vez no iba a comenzar desde cero porque no se 
justificaba  (Tiene mucha  actividad en su congregación), es  porque “algo”  le estaba diciendo por dentro 
(¿Sería muy  místico  suponer  que  fuera el  Espíritu  Santo?)  que  necesariamente  tendría  que  volver  a 
comenzar desde cero. 

Ya  lo  dije:  mi  hermano  en  el  Señor  y  ex  amigo,  de  ninguna  manera  puede  o  debe  ser 
considerado  menos  que  yo  en  nada.  Por  tanto,  si  a  mí  me  tocó  salir  de  la  mentira  católica  romana  y 
luego de la más estilizada y sutil mentira evangélica estructural y en ambos casos comenzar de nuevo 
desde cero, ¿Por qué a otros no les ocurriría lo mismo? Porque ya lo dije: no son menos espirituales que 
yo. Pero omití decir algo…tampoco lo son más…¿Entiendes? 

Listo. ¿Puedo Irme, Ahora? 


Y  ya  está.  Ahora  sí que  había cumplido.  Incluso  en el  final  del segundo  libro,  me  permití  dejar 
escrito  algo  que  nació  de  MI  mente.  Y  enfatizo  eso  de  “MI”  mente,  porque  ahora  tendré  que  rectificar 
esos dichos y a mi ego no le gusta ni un milímetro. 

Porque  allí  escribí  que  ese  era  mi  último  libro  respecto  al  tema,  que  de  aquí  en  más  iba  a 
dedicarme a escribir otras cosas para crecimiento y madurez del pueblo de Dios. – Debo confesarte que 
Dios  volvió  a  mirarme  con  la  misma  compasión  con  que  lo  había  hecho  antes  y  ni  siquiera  necesitó 
decirme lo mismo que me había dicho antes: entendí como un relámpago que otra vez estaba haciendo 
MI voluntad y prescindiendo de la de Él a la que había pactado respetar, seguir y cumplir. 

No  obstante, como  ya lo hiciera  antes, el espíritu  de la  duda  llamada Gedeón volvió a hacerme 


cosquillas en mi débil entendimiento y la figura abstracta de ese recurso mal intencionado que muchos 
cristianos tenemos la osadía de llamar “ vellón”  volvió a aparecer en escena. 

Y  dije:  Señor:  si  tú  quieres  que  yo  siga  escribiendo  sobre  este  asunto,  (Yo  ya  SABÍA 
PERFECTAMENTE  que  esa  era  la  voluntad  de  Dios)  te  pido  que  me  des  una  confirmación.  Que  de 
alguna parte me llegue algo que me confirme que debo realmente hacer eso. 

Hermano  amado.  Amigo  creyente  imperfecto  y  para  nada  virtuoso  como  el  suscripto:  ¿Sabes 
como es el nombre adecuado a esta actitud mía? Una: comodidad. Que otro piense y decida mientras 
yo espero que me lo sirvan en la mesa. Aunque ese “otro”, sea nada menos que Dios. ¡¡Ay Señor!! 

Pero  Dios  es  fiel.  Dios  es  paciente.  Dios  es  misericordioso  y  nos  conoce  no  desde  que 
estábamos  en  el  vientre  de  mamá.  ¡¡Nos  conoce  desde  antes  de  la  fundación  del  mundo!!  Desde  el 
tiempo en que ni siquiera existían las madres en cuyos vientres viviríamos los primeros nueve meses de 
nuestras vidas. 

Porque  así  es  como  lo  veo  y  lo  creo:  ¿Cuándo  es  tu  cumpleaños?  ¿Hoy?  ¡Felicidades!  ¿Y 
cuantos  años  cumples?  ¿Cuántos  dices?  Bien.  A  esos  que  me  has  dicho,  por  favor,  agrégale  nueve 
meses más. ¿O en el vientre de tu mamá estabas muerto? Te aseguro que si logras verlo así, el tema 
del aborto, en tu convicción cristiana, ni siquiera dará para una charla­debate entre amigos.
11 

¡Ay,  no,  hermano!  Usted  lo  dice  porque  no  le  pasó…  ­  ¿Qué  no  me  pasó  que  cosa?  Ser 
engañada  o  ser  violada  y  quedar  embarazada  sin  proponérselo.  –  es  verdad,  obviamente  que  no  me 
pasó. Pero ¿Sabes que? Si  entregas  tu vida a Jesucristo y lo  haces de verdad  SEÑOR DE TU VIDA, 
ponle la firma y todos los sellos que quieras, que tampoco te pasará a ti. 

No te olvides, antes de intentar comprender lo incomprensible, que el mundo busca y encuentra 
soluciones  mundanas,  incrédulas,  seculares,  impías  y  pecadoras  para  poder  solucionar  sus  acciones 
incrédulas, seculares, impías y pecadoras. Pero un  CREYENTE,  es otra cosa. Y si no es otra cosa, es 
sólo un religioso y queda al nivel del mundano. ¿¿¿¿AMÉN???? 

¿Y Ahora Como Debo Continuar? 


El vellón fue puesto una noche y a la mañana siguiente la nieve no lo había tocado. Diez correos 
con una pregunta. Fue nuevamente puesto la noche siguiente y la nieve cayó sólo sobre él. Otros diez 
correos más con la misma consulta: Pastor: salí de Babilonia…pero me siento mal por esto, esto y 
esto. ¿Qué hago?  

¿Podría yo arrogarme la no delegada autoridad de decirle a alguien lo que tiene que hacer? No. 
¿Cómo  voy  a  hacer  exactamente  lo  que  me  he  cansado  de  decir  que  no  debemos  hacer  jamás?  ¿Y 
como  puedo  ayudar  a  ese  hermano  que  sufre,  entonces?  Simple.  Escribiendo  un  tercer  libro.  ¿Se  te 
ofrece algo más, hijo Néstor?  Firmado: Dios . 

Conclusión: sí Señor, heme aquí. Otra vez el teclado, otra vez la pantalla del monitor en blanco, 
otra  vez  el  programa  de  procesamiento  de  textos,  otra  vez  configurar  página,  sangrías  y  seleccionar 
letras: ¿Arial once? Y sí, Arial once, si todos salieron en esa letra. Está buena y es legible. ¿Título? Se 
cae por su propio peso: La Vida Fuera de los Templos. 

¿Y de qué hablaré en este? Si te lo digo aquí en pocas líneas, por allí tú que eres tanto o más 
cómodo que yo, ni te tomas el trabajo de leerlo. Y la cuestión aquí es que lo leas porque es el Espíritu 
Santo el que da letra, inspiración y revelación, no el autor. Lo vengo diciendo desde el primero. 

Así que si lo lees, vas a enterarte de todo lo que el Espíritu Santo me regaló a mí para decir, pero 
que no te quepan dudas que irá añadiendo en TU mente, pormenores que en el libro no están pero que 
para ti serán revelados. ¿Por qué? Quizás porque los necesitas tú y no otros. 

Lo  único  que  puedo  adelantarte,  es  que  procuraré  no  dejar  ninguna  de  tus  dudas,  de  tus 
frustraciones,  de tus  angustias ni  de tus sentimientos  de estos tiempos  fuera de  los  templos,  de  estos 
tiempos de domingos sin bancos, coritos, púlpitos y ofrenda. 

Si ahora me preguntas si creo que lo lograré, lo único que me sale es una frase usada por todos 
los seres humanos de esta parte del mundo: “ Si Dios quiere…”  Pero nunca más certera y puntual que 
en este caso. A veces, las frases muy hechas, se vuelven muy reales. 

Te invito a acompañarme. Si te sirve de algo el aliciente, te aseguro que este es mucho menos 
denso que el segundo. Allí debí ir a máxima profundidad, única manera de llegar a la auténtica Palabra 
del Señor y no quedarme enredado en la teología barata con que tantos la han reemplazado. 

Este  tendrá,  ­  Si  me  sale  –  la  misma  frescura  del  primero,  pero  el  enfoque  directo  para  con 
aquellas cosas con  las cuales miles y miles  de cristianos  fieles, sinceros, honestos y no contaminados 
con la corrupción de Babilonia se encuentran al día siguiente de haber huido de algunas de sus guaridas 
“santas”.
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¿Y con que voy a empezar? Fuera toda estructura lineal, literaria u ortodoxa. Simplemente voy a 
comenzar con lo primero que yo experimenté el día que salí de mi propia Babilonia: Culpa. La asfixiante, 
angustiosa  y  tremenda  sensación  de  culpa  de  haber  abandonado  lo  que  todavía  tenía  metido  en  mi 
cabeza, era…la casa del Señor… ¿La casa del Señor?  Sí. Dije que eso danzaba en mi cabeza, no en 
mi espíritu… 

Que el Señor abra tu entendimiento y puedas ver exactamente lo que Él quiere mostrarte. Y que 
cuando llegues al último párrafo que segura y “originalmente” titularé “A manera de Epílogo”, la paz de tu 
corazón  y el gozo de  tu  espíritu  te confirmen que, como decían  los  antiguos sacerdotes,  esto ha sido: 
…palabra de Dios… 

¿Quién Tiene La Culpa de Mi


Culpa?

Y o  lo  recuerdo  muy  bien,  tú  quizás  lo  recordarás  mejor,  si  es  que  abandonaste  Babilonia 

hace menos tiempo. La primera sensación del primer domingo sin templo, más allá de cierta de libertad 
de la que luego hablaremos, es de culpa. 

Sientes  una  tremenda  y  casi  voluminosa  culpa.  Es  como  si  de  allí  en  más,  todos  los  que  se 
vayan  al  infierno,  te  tendrán  a  ti  por  responsable.  El  peso  de  todas  las  almas  perdidas  parece  caer 
solamente sobre tu humanidad. 

Esto, obviamente, independientemente del motivo por el cual te hayas ido de la congregación. De 
hecho  que,  en  este  trabajo,  estoy  hablando  pura  y  exclusivamente  con  los  que  han  recibido  orden  o 
visión de Dios de salir de Babilonia.
13 

De ninguna manera puedo hacerlo extensivo a quienes se han ido de una iglesia por problemas 
con  su  pastor,  con  algunos  otros  líderes,  con  hermanos  influyentes  o  sencillamente  con  hermanos 
anónimos. Ese es otro asunto y, la culpa que pueda existir en este caso, es otra clase de culpa. 

Has oído mil mensajes de guerra espiritual y demonología, has participado, incluso, en sesiones 
de  liberación  de  endemoniados,  sabes  a  la  perfección  que  la  culpa  no  es  un  sentimiento,  como 
normalmente se cree, sino un espíritu muy bien manejado por el enemigo. Pero de todos modos… 

Algo tienes que hacer. Más que para demostrarle algo a otros, para mostrártelo a ti mismo. Para 
tranquilizarte, para serenarte, para poder encarar esta etapa de tu vida de fe de una manera diferente a 
como venías. Entonces decides estudiar, escudriñar y combatir eso que experimentas. 

¿Y que es lo primero que harás? Buscarás un buen diccionario. Las palabras irán desfilando de a 
una  hasta  llegar  a  la  que  buscas:  Culpa.  “ Imputación  a  alguien  de  una  determinada  acción  como 
consecuencia de su conducta” . 

¿Me  cabe  esto?  No.  Quizás  mis  ex­hermanos  de  la  iglesia  me  estén  imputando  la  acción  de 
haberlos abandonado, dejándome llevar por mi conducta rebelde, falta de sujeción y todo lo consabido. 
Pero yo sé que no es así. Estoy tranquilo. No me fui por mí, me fui porque Él me lo mostró. 

Sigo:  “ Hecho  de  ser  causante  de  algo” .  Muy  probablemente,  no  lo  sé,  debo  estar  siendo 
causante de los enormes deseos de imitarme que deben tener otros que se quedaron. Pero eso no me 
convierte en culpable. En todo caso, muy a mi pesar, me da el rótulo de pionero. 

Otra:  “ Omisión  de  la  diligencia  exigible  a  alguien,  que  implica  que  el  hecho  injusto  o 
dañoso  resultante  motive  su  responsabilidad  civil  o  penal” .  Esta  tampoco  es  válida.  No  lo  veo  al 
pastor denunciándote porque ya no asistes, ya no diezmas, ya no ayudas, etc. 

Más:  “Acción  u  omisión  que  provoca  un  sentimiento  de  responsabilidad  por  un  daño 
causado” . Y sí; esto debe ser lo más cercano a lo que has sentido. Pero, veamos: ¿Cuál es el daño que 
has causado yéndote? 

¿Quizás que otros puedan imitarte y hacer lo mismo? Eso sería subestimar a esos otros, ya que 
nos  estamos  olvidando  que  cada  uno  tiene capacidad de  decisión  propia  y  no  necesariamente  tendrá 
que ser incentivado por terceros para realizarlo. 

Entonces,  no  sé  si  ese  sentimiento  será  leve,  mediano  o  muy  fuerte.  Lo  que  sí  sé,  es  que  no 
tiene razón de ser. A menos que hayas pedido dinero prestado y al desaparecer de la congregación no 
pagues tu deuda nunca más, lo que has hecho no ha causado daño alguno ni a nadie en particular. 

El  diccionario  secular,  trae  un  pequeño  apéndice  relacionado  con  la  teología.  Siempre  visto 
desde el ángulo del catolicismo romano, claro está, señala que Culpa, según esta óptica, es un “ Pecado 
o trasgresión voluntaria a la ley de Dios” . 

¡Hermano! ¡Eso es exactamente de lo que me acusó mi ex pastor el día que le comuniqué que 
abandonaba  la  iglesia!  ¿Ah,  si?  ¿Y  adonde  fue  ordenado tu  pastor?  ¿Acaso  en  Ciudad del  Vaticano? 
Esto  demuestra  algo  que  en  otro  capítulo  desarrollaré  mejor:  Hay  demasiado  catolicismo  romano 
infiltrado en las iglesias cristianas no católico­romanas. 

No  pienso  tomarme  el  trabajo  de  analizar  el  pecado  o  las  leyes  de  Dios  en  este  trabajo,  pero 
puedo asegurarte que cualquier cosa parecida a una trasgresión a algo de eso, jamás sería catalogado 
como culpa por una simple razón: no es un delito.
14 

Porque  la  última  definición  que  encuentro  en  este  diccionario,  me  dice  que  Culpa  también  es 
“ Atribuirle a alguien  una falta o delito que se ha cometido” .  Y créeme que esta también se parece 
en mucho a la que se esgrime a la hora de sacudir a los que dejaron Babilonia. Ella se defiende… 

La Culpa Está Viva y Respira 


Dijo alguien alguna vez y en algún lugar, que la culpa es tan fea que nadie quiere cargar con ella. 
Uno de los errores más comunes del ser humano reside en no aceptar las realidades o consecuencias 
de nuestras acciones. 

De forma natural tendemos siempre a protegernos de cualquier situación que nos pueda causar 
dolor, daño o vergüenza. Por tal razón cuando éramos pequeños y nuestra madre o padre preguntaba ­ 
¿Tu  rompiste  esto?  ­  nuestra  respuesta  casi  siempre  era  que  no,  a  no  ser  que  nos  vieran  o 
sorprendieran “ con las manos en la masa” . 

Vivir  con culpa  es  malo cuando  uno  ha comenzado  un  proceso  como  el  de  la  conversión,  que 
necesariamente incluirá mejoramiento. Si te sientes culpable por algo te recomiendo que des el paso de 
pedir perdón y te liberes de tu cargo de conciencia. Es un principio humano. Tiene bases bíblicas. 

Está  bueno,  pero  ¿Qué  hacer  en  un  caso  como  los  distanciados  de  las  congregaciones?  ¿A 
quien  o  a  quienes  deberían  solicitarle  ese  perdón  para  no  sentir  culpa?  No  hay  destinatario  por  una 
sencilla  razón:  no  hay  culpa  alguna,  sólo  es  una  mentira  que  anida  en  mentes  que  han  estado 
“programadas”. 

Dicen nuestros  buenos amigos los psicólogos  (Ya no  interesa  demasiado si cristianos o no, en 


muchos  casos  es  exactamente  lo  mismo),  que  la  culpa  te  fija  en  sucesos  pasados,  te sientes  abatido 
molesto  por  algo  que  dijiste  o  hiciste  y  gastas  tus momentos  presentes  afligidos por comportamientos 
pasados. 

Allí  es  donde,  entonces,  los  hermanos  que  antes  compartían  contigo  bancos,  reuniones, 
ofrendas,  coritos,  murmuraciones  y  bostezos  domingueros,  cuando  te  ven,  no  pueden  menos  que 
pensar:  ¡Que  mal  que  está el  hermano!  ¿Ves?  ¡No  hay  que  irse!  Y  en  realidad  tú estás  espectacular, 
sólo que esa culpa todavía te fastidia bastante. 

La culpabilidad funciona de la siguiente manera. Alguien emite un mensaje destinado a recordar 
que  has  sido  una  mala  persona  por  algo  que  dijiste  o  no  dijiste,  sentiste  o  no  sentiste,  hiciste  o  no 
hiciste. Tú respondes sintiéndote mal e incomodo en tu momento presente. 

En mi ciudad, ­ Creo que a esto ya lo dije en algunos de mis dos libros anteriores ­, hay un pastor 
que, cuando alguien se le va de la congregación, no cree que sea suficiente denunciarlo en la próxima 
reunión en el templo, sino que además utiliza una emisora de radio y hasta un canal de televisión para 
hacerlo. Yo no sé lo que piensan aquellos que quedaron, pero ¿Te imaginas como se siente el que se 
fue? 

Algunos Análisis Racionales 


La culpabilidad es, lejos, la emoción que despilfarra mayor cantidad de energía emocional. ¿Por 
qué? Porque por definición, te estas sintiendo inmovilizado en el presente por algo que ya paso ,  Y 
no existe culpabilidad por grande que sea, que pueda cambiar la historia.
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No  importa  de  donde  sale  esta  verdad;  lo  que  realmente  importa,  es  que  es  estrictamente 
verdad.  Ni  tontos  para  creernos  cualquier cosa  que  diga  ser  científica,  ni  necios como  para  negar  las 
realidades palpables, las diga quien las diga. 

Allí es donde el que se ha ido de la iglesia, por un tiempo no sabe para donde tomar, que hacer 
con su vida, con su familia, con sus momentos libres y con toda esa libertad en todos los terrenos que 
antes le estaba prácticamente vedada. 

El  grado  de  inmovilización  puede  abarcar  desde  una  pequeña  incomodidad  hasta  una  severa 
depresión.  Si  simplemente  estas  aprendiendo  lecciones  de  tu  pasado,  y  prometiéndote  evitar  la 
repetición de algún comportamiento especifico, eso no se llama culpa. 

Este  es  un  excelente  elemento  a  tener  en  cuenta.  Cuando  te  ataca  este  espíritu  maligno  y  te 
oprime con la culpa, más la inmovilidad y cierta depresión, reflexiona sobre lo que has vivido allí adentro 
y, seguramente, vas a encontrar fundamentos básicos para evitar reiteración de errores. 

Cada uno de nosotros tiene consciente e inconscientemente un conjunto de pautas que marcan 
su comportamiento. Este es nuestro propio código moral que puede o no coincidir completamente con el 
código  social  en  que  vivimos,  el  cual  por  supuesto  ha  contribuido  en  gran  medida  a  determinar  al 
nuestro. 

El  contenido  del  código  moral  personal  es  el  conjunto  de  normas  que  organizan  nuestro 
comportamiento. Esas normas pueden enunciarse, por ejemplo, como  "  no frustrarás a los otros " , "  
no dañaras a tus padres"  "  no te iras de la casa de tus padres antes de casarte" . 

¿Sabes  que?  A  todas  estas  máximas,  tú  y  yo,  seguramente,  podríamos  agregarle  la  de:  “ no 
dejarás la que fue tu iglesia por ninguna otra” . A esta máxima solamente tendrán que respetarla los 
cristianos evangélicos. Los otros, tienen otras salidas. 

Una vez que el contenido del código se estableció en un proceso largo que se realiza a través de 
los años, empieza a funcionar una suerte de sistema que garantiza su cumplimiento. Este sistema que 
se  llama “ el guardián del código"  hace que cada vez que uno transgrede una norma o alguna de las 
pautas del código, se encienda una señal informando que el código se ha transgredido. 

Se trata de una suerte de castigador interno que cumple funciones de tortura dentro de nosotros. 
Muy  bien;  la  psicología  jamás  podrá  hallar  un  paliativo  eficaz  para  este  sentir,  pero  que  tiene 
herramientas precisas para encontrarlo y focalizarlo, que no te quepan dudas, ¿No te parece? 

Morder el Remordimiento 
Una  de las consecuencias más comunes del sentimiento  de  culpa es  el remordimiento.  ¿Que 
es este sentimiento mas precisamente? Clínicamente se define como el pesar interno que produce en el 
alma el haber realzado una mala acción. 

¡Un  momento!  ¡Stop!  ¡Alto! La  definición  de  la ciencia que  te  termino  de  describir,  es  correcta, 
pero  ha  omitido  un  pequeño  detalle  porque  no  es  su  tema,  pero  si  el  nuestro:  Aquí  no  ha  existido 
ninguna mala acción. Lo que si existe, es el convencimiento externo de ello. 

El  remordimiento  es  la  inquietud  que  despierta  la  memoria  de  una  culpa,  que  va  creciendo 
imperceptible  dentro  de  uno.  La  vivencia  del  remordimiento  es  como  tener  un  objeto  intragable 
atravesado en la garganta, que finalmente se volverá contra uno mismo.
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El  problema  principal  del  remordimiento  es  que  muchas  veces  se  desconoce  su  origen.  Se 
experimenta como una sensación que esta continuamente presente pero no se sabe exactamente cual 
es la culpa que está escondida detrás originando este malestar. 

Remordimiento:  Su  significado  textual  dice:  “ pesar,  desasosiego,  inquietud  que  queda 
después  de  haber  efectuado  una  mala  acción”   Remorder,  mientras  tanto,  es  “ manifestar 
exteriormente el sentimiento interior reprimido”  

Entre tú  y  yo  y  sin  que  por  el  momento  se  lo  cuentes  a  nadie: Este  asunto  del  remordimiento, 
¿No  se  parece  bastante,  (Diría  que  demasiado),  a  una  acusación  directa  y  personal  que  “alguien”  o 
“algo” hace en nuestra contra?  ¿Lo entiendes o tengo que ser más claro, todavía? 

Buscando en los Orígenes 


Hablemos  un  momento  de  los  orígenes  de  la  culpa  según  la  ciencia.  a.­  La  culpa  residual.­ 
Esta  culpa es la reacción emocional que lleva consigo desde sus memorias infantiles. Estos productos 
de culpa son numerosos y si funcionan en el caso de los niños, la gente mayor sigue cargando con ellos 
en su edad adulta. 

Esto  no  tendría  que perturbar  a  cristianos  auténticos  y  genuinamente  convertidos.  Porque  para 
un creyente así, “ las cosas viejas pasaron y, he aquí, todas son hechas nuevas” . Si a esta palabra 
se la pone por obra, sencillamente por creerla, funciona y rinde frutos. Si sólo se la recita como parte de 
un sermón… 

Algunos de estos residuos implican amonestaciones antiguas como las siguientes: “ Papá  no te 


va a querer si haces eso otra vez" ; ­ " Deberías sentirte avergonzada/o  por lo que has hecho" . A la 
persona  adulta  las  implicaciones  subyacentes  en  este  tipo  de  frases  la  pueden  seguir  con  vigencia 
cuando desagradan a sus jefes o a otras personas que sirven como imágenes maternales o paternales. 

Si quieres, a estas personas no convertidas y víctimas de estas sensaciones, añade la figura de 
un pastor, que representa a esa figura crítica o descalificadora que te ha perturbado en tu niñez. ¡Pero 
hermano! ¿Usted me está queriendo decir que adentro de las iglesias hay gente que no está convertida? 
– No lo estoy queriendo decir; lo digo. No me digas que nunca lo pensaste… 

Estas reacciones de culpa se producen porque en la infancia el niño aprende a ser manipulado 
por los adultos y estas mismas  reacciones pueden seguir funcionando en el hombre que  ha dejado de 
ser niño para convertirse en adulto.  O en un cristiano nominal que entra a una iglesia y, oh sorpresa y 
paradoja, allí también es manipulado… 

b.­  Culpa  auto  impuesta.­  Aquí  el  individuo  se  siente  inmovilizado  por  cosas  que  ha  hecho 
recientemente y es impuesta por si mismo cuando se infringe una norma adulta o código moral adulto. 
Entre las culpas auto impuestas están el haber reñido con alguien y luego detestarse por haberlo hecho. 

Aquí también entra el hecho de abandonar una congregación a la que asististe por años y años. 
Se  supone  que  no  deberías  hacerlo,  se  supone  que  deberías  quedarte  allí  como  los  demás,  se 
supone… Auto imposición de culpa. Aprende. 

Puedes  seguir  lamentándote  hasta  el  fin  de  tus  días,  pensando  en  lo  malo  que  has  sido,  y  lo 
culpable  que  te  sientes,  y  ni  la  más  pequeña  tajada  de  culpa  podrá  hacer  algo  para  rectificar  ese 
comportamiento.
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Tu culpabilidad es una tentativa de cambiar la historia, de desear que las cosas no fueran como 
son. Pero la historia es así y no puedes hacer nada al respecto. Porque en tu ser interior, sabes que si 
esa iglesia hubiera sido lo que tú deseabas que fuera y no Babilonia, quizás tu aún estarías en ella… 

c.­  Culpas  relacionadas.­  La  culpa  relacionada  con  alguna  enfermedad  de  los  padres .  La 
enfermedad  de  uno  de  los  padres  es  un  súper  ­  fabricante  de  culpas:  "   me  has  hecho  subir  la 
presión" ,  alusiones  a  que  "  me  estas  Matando"   o  "provocando  un  ataque  al  corazón"  son  muy 
eficientes a la vez que te culpabilizan de todas las dolencias típicas de la vejez. 

¿Sabes?  A  la  iglesia  del  Señor,  independientemente  de  cómo  funcione  ella  y  a  quien  esté 
realmente  sirviendo,  llega  mucha  gente  con  estas  patologías.  Y  se  encuentra  con  dos  formas  de 
atención para su sanidad: la psicológica, que le muestra cual es su problema pero no se lo soluciona, y 
la espiritual, que si la acepta, la cree y la pone por obra, produce olvido total del problema. 

Porque si eres vulnerable, puedes llegar a sentirte culpable de la muerte de uno de tus padres. 
La culpa relacionada  a la amante o cónyuge. La culpabilidad por el "si tú me quisieras" es una de las 
maneras eficaces de manipular a un amante. 

Esta  “técnica”  es particularmente  útil  cuando  uno  quiere castigar a su  pareja  por algo  que ha 
hecho.  Es  como  si  el  amor  dependiera  de  un  tipo  de  comportamiento  determinado.  Cada  vez  que 
alguien no esta a la altura de lo que se espera de él se puede usar la culpa para hacerlo volver al redil. 

Fíjate que el ejemplo que da la ciencia en este tema, es el del adulterio, un suceso que está (O al 
menos debería estar) borrado del diccionario del cristiano genuino. Pero concluye hablando de algo que 
sí tiene directa vinculación con lo  que estamos tratando:  usar  la culpa  para  regresar a alguien a un 
redil. 

Y no es nada casual que se haya usado esta palabra, Redil, que es corral, que es prisión, que es 
recinto cerrado, y no Rebaño, que es la que usa la Biblia de modo permanente para definir la vida de las 
ovejas que componen el pueblo del Señor. 

Si Sufres, Quedas Libre 


Si Jesucristo y la Iglesia componen un matrimonio, ¿Seguiremos pensando que todo esto es una 
casualidad más  de  las  tantas  que andan  por  el  mundo?  ¿No  habrá  un  mínimo espacio  para  entender 
que puede ser algo que alguien nos quiere decir o mostrar a través de una parábola visible? 

No  caben  dudas,  con  todo  lo  que  hemos  visto,  que  también  deberemos  encontrarnos  con 
algunas  falsas  retribuciones  de  la  culpabilidad.  Existe  la  tendencia  de  creer  que  si  te  sientes  lo 
suficientemente culpable, a la larga quedaras exonerado de tu mal comportamiento. 

Esta retribución de perdón es la base de la mentalidad carcelaria, por lo cual el preso paga sus 
pecados sintiéndose terriblemente mal durante un largo tiempo. Cuando más grande haya sido el delito, 
más largo será el periodo que se necesite para lograr el perdón. 

¿O no has oído que cuando un delincuente va a parar a la cárcel, no falta quien diga que ahora 
va  a  tener  mucho  tiempo  libre  para  reflexionar  en  sus  delitos  y  arrepentirse  de  ellos?  ¿Esa  es  la 
supuesta rehabilitación que producen las penitenciarías? Eso no  es justicia, eso es venganza. 

La  culpa  es  una  espléndida  manera  de  ganarse  la  compasión  de  la  gente.  Y  no  importa  si  el 
deseo  de  compasión  demuestra  claramente  que  tienes  una  pobre  idea  de  ti  mismo.  En  este  caso 
prefieres que los demás sientan pena por ti  en vez amarte y respetarte a ti mismo.
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En este sentido, la culpa aparece psicológicamente como una excelente manera de provocar la 
compasión  de  los  otros:  "   Si  no  pueden  amarme  y  respetarme  por  mi  mismo  al  menos  le  daré 
pena". Estas elucubraciones de la ciencia no pueden ser rebatidas, desde luego, pero nuestra óptica es 
distinta. 

Perdón:  DEBE  ser  distinta.  Si  no  lo  es,  quedamos  total  y  absolutamente  expuestos  a  lo  que 
terminas  de  leer.  Tú  ya  sabes,  si  has  leído  cosas  escritas  por  mí,  que  no  tengo  ninguna  especial 
adicción ni adhesión a los psicólogos, más allá si le agregan el apellido de “cristianos” o no. 

Pero tengo que dejar algo claramente establecido. Ellos no son capaces de hacer absolutamente 
nada con una persona, si esa persona decide moverse en fe y con el poder de Dios en su vida. Ahora 
bien; si lo que piensa hacer es vivir fuera de Dios, (Aunque esté dentro de una iglesia), queda totalmente 
expuesto  y  vulnerable  a  todas  estas  conclusiones  y,  entonces,  es  mi  deber  decirte  que  la  psicología 
tiene razón. 

Por eso es la sugerencia.  (No consejo; a mí  no me gusta la  palabra “consejo”  porque, creo, en 


Cristo  Jesús  podemos  dar  Palabra  o  sugerir,  pero  no  aconsejar.  Nadie  en  la  tierra  ostenta  tamaña 
sabiduría como para pretender que otros hagan según su idea) 

Aquí es donde, seguramente, no  puedes evitar pensar casi en voz alta: “¡Pero si yo a eso lo he 
visto mil veces adentro de las iglesias!  ­ ¿Qué cosa? ­ ¡Que un grupo enorme de personas haga cosas 
según  la  idea  de  una  o  dos!  –  Claro,  eso  es  sujeción,  ¿No  es  así?  En  realidad,  no;  eso  es 
autoritarismo con barniz religioso, pero todavía funciona eclesiásticamente. 

Está Bien, ¿Pero Cómo Salgo? 


Entonces, mi sugerencia es que, si estás fuera de Babilonia y todavía sientes algo de culpa por lo 
que,  crees,  ha  sido  un  comportamiento  inadecuado  abandonando  a  tus  ex  hermanos  y  líderes,  no  te 
quedes  esperando  que se  te  pase  la  culpa.  Camina  al  frente  y  embístela con  decisión  y  convicciones 
firmes fundamentadas en la actitud que has tomado. 

Allí  es  que llegamos  a  la gran pregunta. A  la madre de todas  las preguntas:  ¿Cómo hago para 


dejar de sentirme culpable? La psicología tiene sus salidas y,  de acuerdo como  esté tu vida espiritual, 
pueden serte de utilidad. Yo tengo la obligación, por amor y servicio, de mencionarlas. Luego, si quieres, 
podremos ver lo nuestro sin contaminaciones. 

El  sentimiento  de  culpa,  como  dijimos  muchas  veces,  sobreviene  independientemente  de  que 
hayamos realizado un acto que transgreda las pautas sociales. Si estamos en esta situación, la forma de 
solucionarlo  es  resolver  la  tensión  que  existe en  nuestro  interior,  a través de una  tarea  introspectiva  y 
auto analítica. 

A mí, particularmente, me fastidia un poco utilizar esta terminología adentro del pueblo de Dios. 
Soy un hombre libre en Cristo, pero por esa causa, dependiente de  Él en todo, absolutamente en todo. 
Por  tanto,  todo  lo  que  lleve  el  vocablo  “auto”,  salvo  el  automóvil,  lo  veo  inexorablemente  fuera  de  la 
iglesia. 

Allá aquellos que suponen que una reunión en casa de familia, (Hay muchas congregaciones que 
funcionan por estos sistemas de células caseras), es solamente una reunión más pequeña que la de un 
templo, pero con las mismas perspectivas. De ninguna manera la podemos transformar en un grupo de 
“auto ayuda”. Eso no es Dios. Por eso descreo un poco del auto análisis, aunque entiendo que en este 
caso concreto pueda ser de aporte.
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Porque a veces, la culpa aparece cuando efectivamente hemos cometido un acto que ha herido 
a otros. En ese caso el sentimiento de culpa es coherente con lo que hemos hecho y entonces resolver 
el  problema  internamente  no  alcanza  puesto  que  la  persona  dañada  nos  hará  notar  con  su  rechazo, 
castigo o indiferencia que hemos obrado "mal", por llamarlo de algún modo. 

Lo  que  está,  entonces,  en  nuestras  manos  para  resolver  el  sentimiento  de  culpa,  es  realizar 
acciones  concretas  para  reparar  el  daño  ocasionado.  Pedir  disculpas,  preguntar  que  se  puede  hacer 
para  recomponer  una  situación,  reconocer  que  nos  hemos  equivocado,  son  actitudes  que,  si  bien 
pueden parecer difíciles o vergonzantes, en realidad tienen un efecto profundamente reparador. 

Si  tienes  algún  problema pendiente,  donde  intuyes  que gran parte de la  responsabilidad de un 


malentendido es tuya, recuerda que " lo cortés no quita lo valiente"  y decídete a realizar esta medida 
sencilla,  atreviéndote  a  decir  "   perdón ” .  Después  de  haberlo  hecho  verás  como  vuelves  a  respirar 
mejor. 

Lo Mío, Lo Tuyo, Lo Nuestro 


Nadie puede discutir la validez de esto último, pero atención, mucho cuidado: no es así en todos 
los casos. Sí, por ejemplo, en el que aquí se muestra como modelo, pero no en el que tiene que ver con 
nuestro tema central, que es retirarse de una iglesia. Eso no amerita un pedido de perdón. Y cuando sí 
lo amerita, en todo caso, debería ser inverso. Alguien debería pedirle perdón a quien se está yendo… 

Porque  una  cosa  es  un  sentimiento  de  culpa  por  algo  que  podría  suponerse  que  ha  sido  mal 
hecho  y,  otra  muy  diferente,  el  mismo  sentir  por  causa  de  lo  que  un  determinado  grupo  entienda  al 
respecto. Por eso, será necesario conocer si existen estrategias prácticas para eliminar la culpabilidad. 
Observa estas palabras: 

Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo

No estoy en este mundo para llenar tus expectativas

Ni tú estas en el mundo para llenar las mías

Tú eres tú y yo soy yo

Si causalmente nos encontramos será hermoso

Si no, no importa.

Fritz Peris 

En  primer  lugar  tenemos  que  tomar  en  cuenta  que  " La  culpa  no  es  una  manera  natural  de 
comportarse; es una Reacción emocional aprendida, que solo puedes utilizarse cuando la víctima 
le muestra al explotador que es sensible a la culpabilidad,"  ( Dyer). ¿La “víctima” al “explotador”?
20 

Empieza  a  mirar  el  pasado  como  algo  que  jamás  puede  modificarse,  sientas  lo  que  sientas 
respecto  a  el.  ¡Se  acabó!  Y  cualquiera  que  sea  la  culpa  que  escojas,  no  te  servirá  para  cambiar  al 
pasado. Nadie altera su pasado sólo por pasarse toda una vida sintiéndose culpable. 

Graba este mensaje en tu conciencia " Mi sentimiento de culpabilidad no cambiara el pasado 
ni hará que yo sea una  persona mejor"  Este tipo de enfoque te ayudara a diferenciar la culpabilidad 
del conocimiento que puedas sacar al  pasado. 

Pregúntate a ti mismo lo que estas evitando en el presente por culpa del pasado. Al trabajar en 
este sentido eliminaras la necesidad de culpa. Empieza a aceptar en ti mismo cosas que tú has escogido 
pero que le pueden disgustar a cierta gente. 

Así debe ser, si tus padres, jefes, vecinos o incluso tu cónyuge toman una posición contraria a la 
tuya en algo que tu puedes pensar que es muy natural. Trata de enseñarles a las personas que tienen 
que  ver  con  tu  vida  y  que  tratan  de  manipularte  por  medio  de  la  culpa,  que  tú  eres  muy  capaz  de 
enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento. 

El  resultado  tardará  en  llegar  pero  el  comportamiento  de  aquella  gente  empezará  a  cambiar 
cuando vean que  no te pueden  forzar a sentirte  culpable. Una vez que  logres desconectar  la culpa,  la 
posibilidad de manipularte y de controlarte emocionalmente habrá desaparecido para siempre. 

Ahora,  es  necesario  considerar  que  la  culpa  es  una  emoción  auto­anulante,  es  una  elección 
personal,  es  una  reacción  que  podemos  controlar  si  hemos  entendido  el  mecanismo  que  la  produce. 
Uno  puede vivir culpable  toda  la vida, pero  la  emoción  de  sentirse  libre de  toda  culpa es como  haber 
recuperado la inocencia y la creatividad, como cuando después de un día nublado por fin sale el sol. 

Finalmente,  la  culpabilidad  es  en  nuestra  cultura  una  herramienta  útil  para  manipular  a  los 
demás  y  una  inútil  perdida  de  tiempo.  Una  vez  desconectado  el  mecanismo  de  culpa,  desaparece  la 
posibilidad  de  ser  controlado  y  manipulado  emocionalmente.  Doy  fe  y  pongo  un  sello,  como  los 
escribanos. 

No es la experiencia del día de hoy lo que vuelve locos a los hombres. Es el remordimiento por 
algo que sucedió ayer, y el miedo a lo que nos pueda traer el mañana... 

Hay  dos días  en la semana que  no  me preocupan. Uno  de esos días  es  ayer…y  otro día  que no 
me preocupa es el mañana. 

No hay nada mejor que la sabiduría y la fuerza para aceptar con serenidad todo lo que no puede 
ser cambiado, por que ya paso. 

Decidamos a vivir aquí y ahora sin asociaciones negativas del pasado. 

Hasta  aquí,  lo  que  la  ciencia  y  los  hombres  suponen,  creen  o  piensan  sobre  la  culpa  como 
sentimiento  interior.  No  está  mal  ni  resulta  incoherente.  Tiene  buenas  bases  y  es  atendible.  Pero 
nosotros estamos en otra dimensión. 

Ahora: En Nuestra Dimensión 


Bueno,  bah,  en  realidad  tenemos  que  estar  en  otra  dimensión.  De  otro  modo  estaremos  muy 
lejos de ser lo que le hemos dicho a todo el planeta que somos. Y lo que le hemos proclamado al mundo 
que somos, es lo que la Biblia dice que nosotros somos.
21 

La  Biblia  no  miente.  La  Biblia  no  se  contradice.  La  Biblia  no  se  equivoca.  ¿Esto  significa  que 
nosotros somos los mejores, los “fuera de serie”, los que estamos más allá del bien y del mal? No. No 
significa eso por una simple razón: No siempre somos lo que la Biblia dice que somos. 

¿Y se podría saber el motivo por el cual sucede eso? ¿Será acaso porque la Biblia ha exagerado 
con respecto a nuestras conductas o comportamientos? Para nada. Se trata, ­ Aquí también ­, de que la 
Biblia dice lo que dice y no se equivoca, pero aunque la gente lee muchísimo la Biblia, no la vive. 

Por  lo  tanto  y  en  vista  de  lo  expuesto,  será  muy  bueno  y  conveniente  ver,  sin  caer  en 
profundidades confusas, que es lo que hay en la Biblia sobre la culpa. En principio, debo decirte que 
la mayoría de los textos que la incluyen como palabra, están en el Antiguo Testamento. 

Pero no voy a analizarlo ni a estudiarlo por una causa muy singular y simple: siempre tiene que 
ver  con  los  sacrificios,  con  el  cordero  expiatorio  y  todo  eso.  Culpa,  en  el  Antiguo  Testamento,  está 
directamente asociada con trasgresión a la ley de Dios. 

A mí, particularmente, esto me lleva a pensar,  partiendo de la base de un respeto sincero para 
con el pensamiento de aquellos que se quedaron en el templo que tú has abandonado, que los que te 
manipulan   emocionalmente para  que sientas culpa, están convencidos que has trasgredido alguna de 
las leyes de Dios. 

Por ejemplo: la de no dejar de congregarte. De eso no voy a hablar aquí porque ya lo hice bien 
extenso  en  el  capítulo  10  del  segundo  libro,  pero  puedo  reiterar  sin  temores  que  congregarse,  puede 
significar todo lo que tú quieras, pero jamás ir a sentarse todos los domingos en el banco de un templo. 

Culpa, culpable, culpabilidad, culpar. Suenan similares, pero no saben igual. No tienen el mismo 
sabor.  Porque  la  culpa  de  la  cual  estamos  hablando,  no  es  esta  culpa  bíblica  de  corderos  y  sangre 
redentora.  Esta  es  una  sensación  amarga  producto,  tal  vez,  de  programaciones  mentales 
eclesiásticas. 

En el Nuevo Testamento está muy pocas veces. Es más: como Culpa, la encontramos una sola 
vez  en  un  texto  que  voy  a  transcribirte  para  que  no  pierdas  tiempo  buscando  tu  Biblia  y  puedas 
escudriñarlo junto conmigo. 

(Mateo 12: 1)=  En  aquel tiempo  iba Jesús  por los  sembrados  en  un día  de  reposo;  y  sus 
discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. 

(2) Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer 
en el día de reposo. 

(3) Pero él desdijo: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y los que con él estaban 
tuvieron hambre; (4) como entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no 
les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? 

(5)  ¿O  no  habéis  leído  en  la  ley,  como  en  el  día  de  reposo  los  sacerdotes  del  templo 
profanan el día de reposo, y son sin culpa? 

(6) Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. 

(7) Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los 
inocentes; (8) porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.
22 

La  escena  es  conocida,  pero  bien  vale  revitalizarla  un  poco  para  hallar  el  contenido  de  esta 
palabra  en  este  texto.  Había  una  tremenda  oposición  en  contra  de  Jesús  por  parte  de  la  iglesia 
organizada de su tiempo. Y se expresaba, mayoritariamente, con la observancia por parte de Él, del día 
sábado como día de reposo. 

Esto significa que a ellos, los escribas, doctores de la ley, los jerarcas y dignatarios de la que era 
la  única  clase  religiosa  reconocida  de  su  época,  no  les  interesaba  la  palabra  que  Él  enseñaba,  las 
señales o prodigios que realizaba ni su imagen de Dios encarnado. A ellos les preocupaba detenerlo a 
partir d e la falta de observancia de sus leyes y estatutos. ¿Mucha diferencia con el hoy? 

Jesús  apoyó,  sin  embargo,  el  comportamiento  y  la  conducta  de  sus  discípulos  pese  a  su 
supuesta  trasgresión  legal,  apelando  al  ejemplo  de  David,  el  cual  demuestra  que  las  regulaciones 
normales del sábado, podían y debían subordinarse a las necesidades humanas. 

Porque, te recuerdo, aquí no estamos hablando de robo, tal como se lo he oído a algunos que no 
se tomaron el trabajo de indagar en la historia. Los discípulos no estaban robando espigas de un campo 
ajeno, no. No era esa la acusación. 

Porque existía una  ley  tradicional  tácita  y no  escrita entre los judíos, que señalaba que cuando 


alguien caminaba por un campo sembrado con algo comestible, si cortaba y comía algo de allí, no era 
acusado de robo porque era algo que se debía permitir. La acusación radicaba en que lo habían hecho 
en un día de reposo, donde no se podía realizar ningún trabajo físico. 

Jesús,  con su  respuesta, deja  claramente  al  descubierto  que,  las  necesidades  humanas  tienen 
total preeminencia sobre la estricta interpretación de la ley, que pierde de vista su verdadera intención. 
Este es un espíritu conocido como de “legalismo”, y créeme que aún está bastante activo. 

No sería nada extraño, hoy mismo, que si en alguna de esas congregaciones más bien ortodoxas 
o conservadoras, un evangelista se pone a orar por los enfermos y diez ex paralíticos se levantan de sus 
sillas de ruedas y caminan sin problemas, alguien salga a censurar al predicador por hacer eso en una 
iglesia donde no es costumbre orar por los enfermos… 

Finalmente,  hay  una  expresión  que  pronuncia  Jesús  que va  mucho  más  allá de  algo  dicho sin 
pensar  demasiado,  todo  lo  contrario.  Jesús  dice  ser  mayor  que  el  templo  y  también  Señor  del  día  de 
reposo, algo que todavía hoy, hay mucha gente que no ha entendido. ¿Y que significa eso? Divinid ad. 

Pero,  lo  que  a  nosotros  nos  interesa  en  este  texto,  salta  a  la  vista  desde  su  propio  contexto 
general,  (Por eso  reproduje  todo el pasaje  y  no un versículo  aislado):  la palabra culpa, aquí,  tiene  que 
ver con trasgresión en contra de elementos sagrados. 

Cristianos: ¿Un Estilo de Vida? 


Luego  vamos  a  encontrarnos  con  el derivado  Culpable.  Este  término  es  el que  más  presencia 
muestra en el Nuevo Testamento. No digo que haya enormidades, pero está en tres ocasiones. Y en las 
tres, que ahora veremos, hay algunas conclusiones para extraer. 

(Mateo 5: 21)= Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare 
será culpable de juicio.
23 

(22)  Pero  yo  os  digo  que  cualquiera  que  se  enoje  contra  su  hermano,  será  culpable  de 
juicio;  y  cualquiera  que  diga:  Necio,  a  su  hermano,  será  culpable  ante  el  concilio;  y  cualquiera 
que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 

(23) Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo 
contra ti, (24) deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y 
entonces ven y presenta tu ofrenda. 

(25) Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, 
no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado a la cárcel. 

(26) De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante. 

Importante,  muy  importante.  Uno  de  los  mayores  énfasis  que  vemos  en  las  enseñanzas  de 
Jesús, tiene que ver en como construir y mantener relaciones correctas, tanto con Dios mismo como 
con la humanidad entera. 

El  Señor  ve  estas  relaciones  de  un  modo  que  no  siempre  es  el  mismo  a  como  las  podemos 
imaginar  o  ver  nosotros.  Él  las  considera  de  mucha  importancia  y  para  nada  superficiales;  las  estima 
como la esencia misma de la cual está hecha la vida. 

De  hecho  que,  conocer a  Dios,  es  nuestra máxima  y  definitiva prioridad,  pero  eso no  puede  ni 
debe  reemplazar  en  modo  alguno  lo  que se  entiende  como  relaciones  interpersonales con  los  demás. 
Muy por el contrario, la presencia del Señor en nosotros tiene que hacer surgir de nuestro interior todas 
las cualidades de carácter que edifican y sostienen todas nuestras relaciones. Es un estilo de vida. 

Allí  es  donde  apunta  Jesús,  en  este  texto,  cuando  equipara  a  la  ira humana,  nada  menos  que 
con el asesinato. Ello nos demanda ser sumamente cuidadosos en como hablamos a otras personas, ya 
que palabras cargadas de odio nos colocan automáticamente bajo el juicio divino. 

Sería  muy  conveniente,  hermano  que  te  has  ido  o  te  estás  yendo  de  una  congregación  que, 
cualquiera sean tus problemas con la gente que allí queda, y así fuera que te hayan agredido verbal o 
hasta física  o emocionalmente,  guárdate en  tus palabras. Limítate  a  desaparecer, si  es  eso  lo que  el 
Señor  te  ha  mostrado  como  salida,  pero  sin  confrontación  verbal,  innecesaria  y,  como  puedes  ver, 
peligrosa.

Fíjate  que  el  sexto  mandamiento  clásico,  no  solamente  prohíbe  el  acto  de  matar,  sino  que  se 
aplica también al pensamiento y a la palabra, a la cólera injusta y a los insultos destructivos. No interesa 
si los que quedaron te hacen destinatario de esas cosas, ese será Su problema y responderán ante el 
Señor por ello. Tú guárdate tal como tu Señor te lo demanda. 

Ni Análisis ni Discusión: Obediencia 

Porque  aquí  se  lee  la  palabra  Necio,  y  esta  es  una  expresión  de  tono  coloquial  que  expresa 
disgusto  por  la  forma  o  manera  de  pensar  de  alguien.  Es  (Y  también  suena),  similar  a  “tonto”  o  a 
“estúpido”, que en cualquier sociedad se toman lisa y llanamente como insulto. 

La  otra  palabra  utilizada,  Fatuo,  expresa  cierto  desprecio  por  el  carácter  de  alguien  Ambos 
insinúan  que esa  persona merece ir al  infierno. Me  pregunto  (Y no superficialmente); qué hombre está 
facultado por Dios para decidir quien va al infierno y quien no…
24 

Cuando  aquí  habla  de  Concilio,  es  obvio  que  se  refiere  a  lo  que  designaba  al  principio  la 
sinagoga, pero al escribirse este evangelio de Mateo, puede que ya se estuviera refiriendo a un cuerpo 
investigativo de la iglesia. Estoy hablando de la iglesia estructural, no de la primitiva de Jesús. 

Y,  en  último  caso,  cuando  señala  que  alguien  quedará  expuesto  al  Infierno  de  Fuego, 
(Literalmente  GEHENA, que  es  la  traducción  del  nombre  hebreo de  “Valle  de  Hinom”,)  se  refiere  a un 
valle  literal  que  se  hallaba  en  una  hondonada  al  sur  de  Jerusalén,  y  que  era  el  sitio  en  el  cual  se 
quemaban los desperdicios. 

Esto, es más que notorio, era tomado por la gente de ese tiempo como una especie de símbolo 
del fuego y del  juicio  del propio  Hades.  Como  puedes ver, aunque hayas  oído a mucha  gente enseñar 
otra cosa, la Biblia sí habla del Infierno… 

Esto  nos  está  enseñando  algo  sumamente  claro.  Debes,  cualquiera  sea  tu  situación  personal, 
practicar  en  lo que  esté  a  tu alcance,  la  reconciliación.  Es más que  claro  y  notorio que  los conflictos 
causan mucho más daño cuando se dejan sin resolver que cuando se confrontan y se hablan. 

Si  te  has  ido de  tu  congregación  por  orden  del  Señor,  clara  y  precisa,  tal como  nos sucedió  a 
nosotros  como  familia,  entonces  es  exactamente  eso  y  no  otra  cosa  la  que  deberás  declararle  a  los 
hermanos que eran anteriormente tus “paisanos” de templo. 

Si, por el contrario, te has ido porque has tenido inconvenientes, problemas u horribles hechos, 
nadie va a impedirte que lo hagas, pero tendrás, inexorablemente, que buscar las formas de reconciliarte 
con aquellos con los que hayas tenido choques, roces o cosas peores. 

Escucha: no importa si ellos no lo aceptan o si aprovechan tu aparente “debilidad” para volver a 
ofenderte o agredirte. Tú estás cumpliendo con lo que tu Señor quiere de ti, allá cada uno de los que no 
desea obedecer a esta Palabra. No eres juez, no es tuyo el juicio. 

Muy  bien;  todo  lo  que  has  leído,  te  muestra  que  un  grado  singular  de  culpabilidad  puede,  en 
efecto,  recaer  sobre  ti  y  ser  legítimo,  si  ofendes  o  hieres  de  palabra  a  personas  creyentes.  No 
importa  qué  calidad  de creyentes  son  y si  están  defendiendo  al  enemigo.  No  debes  hacerlo  porque  el 
Señor así lo ordena. Y punto. Las directivas de Dios no se analizan ni se discuten: se obedecen. 

Las Bases Aún Son las Mismas 


Segundo  texto  en  el  que  la  palabra  Culpable  aparece.  Se  trata  de  un  pasaje  del  evangelio  de 
Lucas (Aún no termino de entender por qué, en algunos lugares, e incluso en muchas Biblias, se le sigue 
llamando “San” Lucas. ¿Es necesario?), donde se habla del arrepentimiento o destrucción. 

(Lucas 13: 1)= En  este  mismo  tiempo estaban  allí algunos  que le  contaban acerca de  los 


galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. 

(2)  Respondiendo  Jesús,  les  dijo:  ¿Pensáis  que  estos  galileos,  porque  padecieron  tales 
cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 

(3) Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 

(4) O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé, y los mató, ¿Pensáis que 
eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? 

(5) Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
25 

Debo explicar  algo  de esta historia para que  no te resulte desconocida. No porque yo suponga 


que no lees tu Biblia, no, ¡Que va! Simplemente para que la enseñanza central quede complementada y 
enriquecida con lo esencialmente histórico. 

En apariencia, (Y lo digo así porque no hay comprobación fehaciente), Pilato había condenado a 
muerte  a  varios  galileos  que  se  encontraban  ofreciendo  sacrificios  rituales  en  Jerusalén.  No  existen 
registros de  explicaciones en cuanto a  las  razones que tuvo  para hacer eso. Quizás transgredieron en 
algún punto la ley romana, provocando esta reacción del ya de por si sanguinario Pilato. 

Cuando los judíos tomaron conocimiento de este episodio, y teniendo en cuenta que su teología 
atribuía el sufrimiento individual al pecado, también individual, ellos consideraron la suerte de los galileos 
como  un  castigo  de  Dios  por  sus  culpas.  ¿Vas  entendiendo  algunas  cosas  de  las  religiones 
oficiales?  

Sin embargo, y aunque no puedo saber con certeza cuantos le habrán entendido, Jesús transfirió 
el significado de estos incidentes a la esfera espiritual. ¡Mira si hubiera estado congregándose en alguna 
de nuestras iglesias ortodoxas! ¡Enseguida lo hubieran tratado de “espiritualoide”..! 

Porque Él no elabora ninguna tesis excepcional ni teoría prodigiosa respecto a la retribución. Lo 
que Él hace es, sencillamente, hablar de las exigencias urgentes del tiempo presente. Por eso les dice 
que si no se arrepienten, todos van a perecer igualmente. 

Punto primero, único  y  básico  que, nos agrade o no, está por  encima de cualquier otro  estudio 


que podamos  elaborar.  El  llamado  al arrepentimiento  para  perdón  de los  pecados, sigue siendo  la 
base del verdadero evangelio de Jesucristo. ¿Es eso lo que estamos predicando nosotros? 

Deudas Morales 
No sé como  te irá a ti, pero  yo puedo asegurarte  que, de los últimos cien mensajes  que pueda 
haber oído en  las  iglesias,  me sobran  los dedos  de  una  mano  para encontrar  alguno  que  haya  hecho 
énfasis en el arrepentimiento para perdón de pecados. Profundizamos muy bonito, pero lo básico… 

Y  las  cosas  profundas  son  muy  buenas,  son  excelentes  y  necesarias  para  el  crecimiento 
espiritual de los creyentes. De hecho, a mí me interesan mucho y las estudio a diario todo lo que puedo. 
Pero  si  no  hay  nadie  que  hable  de  arrepentimiento,  vamos  a  quedarnos  sin  creyentes  genuinos  para 
enseñarles cosas profundas, ¿Me entiendes lo que digo? 

Porque  Jesús  toma,  fíjate,  un  tremendo  accidente  que  en  esos  días  había  ocurrido  allí,  donde 
habían  muerto  dieciocho  personas,  y  en  lugar  de  caer  en  especulaciones  fáciles  como  tantas  veces 
hemos caído nosotros, Él considera todo eso como un llamado al arrepentimiento. 

Somos muy dados a teorizar rápidamente con respecto a los dramas de los demás. Allí, solemos 
tomar posición en evaluaciones tales como “por algo habrá sido” u otra por el estilo que anduvo mucho 
en las calles de la Argentina en la década del 70. “algo habrán hecho”… 

Todo  esto,  naturalmente,  para  justificar  según  nuestra  “santa”  visión,  los  males  padecidos  por 
otros.  Ahora  bien;  cuando  uno,  ¡Uno  solo!  De  esos  males  aterrizan  sobre  nuestras  vidas,  entonces 
nuestra “visión” anterior se desvanece y apelamos a la Gracia y la Misericordia. 

Es  simple  este  pseudo  razonamiento: si  le  pasa  algo  feo  a  mi vecino,  es porque  seguramente 
está en horribles pecados y Dios lo está castigando duro. Si le pasa lo mismo a un hermanito, el diablo
26 

lo está atacando para que no haga lo que tiene que hacer. Basta. Ni el otro es tan malo ni el hermanito 
tan bueno… 

Cabe consignar, antes de dar la definición de esta palabra en este pasaje, que la palabra griega 
en  los  originales  que  es  traducida  como  “más  culpables”,  en  el  verso  4,  es  la  palabra  OPHEILETES. 
Significa, en principio, “Un deudor”, uno que tiene una obligación moral, un ofensor. 

Una  especie  de  delincuente,  un  trasgresor  moral.  El  concepto  de  deuda  proviene  de  esta 
secuencia:  nosotros  estamos  moralmente  obligados  a  vivir  una  vida  libre  de  violaciones  de  los 
mandamientos de  Dios;  al  fallar  en  nuestra conducta  nos convertimos en  trasgresores,  delincuentes  y 
deudores a la justicia divina. 

Por lo tanto, el resumen de este texto que hemos desmenuzado, nos arroja la conclusión de que, 
Culpable, aquí es Un deudor moral. Alguien que ha ofendido seriamente a Dios con sus actos y merece 
sanciones, castigos y ejecuciones. 

¿Eres Pobre o No Tienes Dinero? 


En la carta de Santiago y en el marco de algunos conceptos que su autor vierte en cuando a las 
precauciones que los creyentes deben tomar con relación a los favoritismos personales, hay un pasaje 
donde se alude a nuestra palabra en un contexto global. 

(Santiago  2:  5)=  Hermanos  míos  amados,  oíd:  ¿No  ha  elegido  Dios  a  los  pobres  de  este 
mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 

(6) Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los 
mismos que os arrastran a los tribunales? 

(7) ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? 

(8) Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la escritura: Amaras a tu prójimo como a ti 
mismo,  bien  hacéis;  (9)  pero  si  hacéis  acepción  de  personas,  cometéis  pecado,  y  quedáis 
convictos por la ley como transgresores. 

(10)  Porque  cualquiera  que  guardare  toda  la  ley,  pero  ofendiere  en  un  punto,  se  hace 
culpable de todos. 

(11)  Porque  el  que  dijo:  No  cometerás  adulterio,  también  ha  dicho:  No  matarás.  Ahora 
bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho trasgresor de la ley. 

(12) Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. 

(13)  Porque  juicio  sin  misericordia  se  hará  con  aquel  que  no  hiciere  misericordia;  y  la 
misericordia triunfa sobre el juicio. 

Es más que notorio que, cuando aquí se refiere a “pobres”, no está hablando de gente sin dinero. 
A Dios, las personas con pocos recursos o sin dinero, no le quitan el sueño. El ministerio de Jesús no se 
preció, justamente, por enfatizar sobre ese punto, al contrario. “ Pobres siempre tendréis” , dijo. 

Aquí  se  está  hablando  de  la  pobreza  espiritual.  A  gente  que  tiene  conciencia  de  que, 
espiritualmente, no es nada, no existe, está desguarnecida y desprotegida. A esa gente es a la que Dios
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elige para convertirlos en herederos del Reino, una riqueza que está muy por encima de cualquiera de 
las otras conocidas y ambicionadas por los hombres. 

Acepción + Discriminación = Pecado 


El concepto  es  que, una  religión vacía, se  traicionará  a sí misma en la esfera de las relaciones 
sociales. Hacer distinciones superficiales entre la gente, dando preferencia a quienes gozan de prestigio 
y  buena  posición  económica,  es  incompatible  con  la  fe  en  nuestro  Señor  Jesucristo, que  excluye  todo 
favoritismo basado en riqueza o clase social. 

Ya lo conté en algunos de mis trabajos anteriores, pero viene a cuento reiterarlo otra vez. En una 
de  las congregaciones  donde  estuve congregándome  por espacio de muchos años, quizás  de  manera 
inconsciente, se practicaba esta diferencia. 

Había  un  líder  de  cierta  importancia,  una  segunda  línea  a  continuación  del  pastor,  que  era  un 
hombre con algunos años de edad. Cuando el pastor disponía que pasara al frente para orar, lo llamaba 
diciendo, simplemente: “ Don Pedro, (No es su nombre real), pase a orar” . 

Entre los miembros, había una doctora en medicina. Una mujer que también tenía sus años. Se 
llamaba Alicia González (Tampoco este nombre y apellido es real). Cuando se disponía que ella pasara 
al frente a orar, en lugar de llamarla “doña Alicia”,  el pastor la convocaba diciendo: “ doctora González, 
¿Desea pasar a orar, por favor?” . ¿Acepción? ¿Discriminación? 

Cuando se refiere a los ricos, Santiago alude a ciertos hombres adinerados, no a todos los ricos. 
Él describe a ciertos ricos incrédulos  que explotaban a los pobres y blasfemaban de Jesús. ¿Por qué? 
Porque el mensaje de Jesús no era contrario a las riquezas, pero sí al poder de los hombres. Y eso, les 
daba fuerzas y vigor a los más pobres. 

Hoy,  el dinero sigue siendo una  fuente  de poder inocultable,  ante  la cual sucumben  no sólo los 


más  pobres,  que  lo  necesitan  desesperadamente  para  lo  mínimo,  sino  también  los  poderosos  en 
política, en las artes y en todas aquellas áreas donde el metal es bienvenido. 

En  nuestras  congregaciones,  las  cosas  no  son  diferentes.  Quien  me  diga  que  conoce  una 
congregación donde la gente con mucho dinero es tratada y atendida de la misma manera que los más 
pobres, le creeré y daré gloria a Dios por ello. Pero aún estoy esperando que alguien me lo diga…Dijo 
alguien que: quien no necesita nada, es invencible. 

¿Qué quiere significar esto? ¿Acaso que solamente son los ricos, millonarios, adinerados los que 
resultarán invencibles? En absoluto. Habla de aquellos que no necesitan nada. Y ese nada, no es sólo 
algo material, sino también espiritual. Dime: ¿Conoces a mucha gente así? 

Porque, incluso, hay denominaciones que se instalan dirigiendo sus congregaciones a las clases 
más altas, a los profesionales y empresarios. Dentro de ellas, el favor y los cargos, siempre estarán a la 
orden del día para los más poderosos de ellos. 

En  denominaciones que operan en  lugares marginales,  la escasez es muy  notoria  y no  existen 


estos problemas. Pero, igualmente, un empleado con un salario fijo de cierta categoría, cosa que implica 
un diezmo regular y de importancia, siempre será tenido mucho más en cuenta que un desempleado. 

Entiendo que hay, (Aunque no me haya tocado verlas), iglesias donde esto no existe y se siguen 
los principios básicos a rajatabla. Debo decirlo porque, no hacerlo, sería arrojar un manto de sospecha
28 

generalizado y el Señor me lo demandaría por mentiroso. Pero me gustaría verlo, para quedarme más 
tranquilo. 

Yo te Amo, Tú me Amas, ¿Nos Amamos? 


En el verso 8 se habla de la “ley real”. La ley real, es la que prescribe el amor, es la ley suprema 
que  comprende  a  todas  las  otras  que  rigen  las  relaciones  humanas.  Amar  a  nuestro  prójimo  como  a 
nosotros mismos. ¡Casi nada! ¿No crees? 

Mira;  soy  una  persona  con  alguna  dosis  de  amor.  No  tanto  como  el  que  quisiera  tener,  pero 
tampoco  he  sido  llamado  al  corazón  de  amor  del  ministerio  del  pastor.  Sin  embargo,  durante  mucho 
tiempo supe perfectamente que no alcanzaba a amar a mi prójimo con la misma calidad e intensidad con 
la que me amaba a mí mismo. 

He  mejorado,  pero  estoy  todavía  muy  lejos  de  poder  decir:  ¡¡Ya  llegué!!  Dios  lo  sabe.  Porque 
también hay que aclarar que hay “prójimos” y “prójimos”. Algunos son dignos y pasibles a amarlos, pero 
otros son de aquellos que en Argentina se suele decir: “ es mejor perderlos que hallarlos” . 

Claro; la Biblia es clara en esto cuando lo toca en otras áreas. Dice que no hay mérito alguno de 
nuestra parte en amar al amable, sino en hacerlo con aquel que nos resulta muy complicado de amar. 
Porque  el  principio  es  el  mismo  que  Dios  ejecuta  con  nosotros.  Nos  ama  porque  es  Dios,  no  porque 
nosotros lo merezcamos. Y su imagen y semejanza deberá hacer lo mismo, sin dudas… 

Pero fíjate que esto no es un aspecto circunstancial ni aislado. Forma parte del comportamiento 
social del hombre, que por su naturaleza, siempre va a tener tendencia a acercarse a quien pueda darle 
algo y no al que pueda desear sacárselo. Casi suena a lógica pura. 

Por ese mismo motivo, en la atención discipular o pastoral de las iglesias, se le suele preguntar a 
la  gente  cual  es  o son  los  motivos  por  los  cuales  se  acercó  a  Jesucristo.  Ni  te  imaginas  la cantidad  y 
calidad de las respuestas que se oyen. 

Sin embargo, mayoritariamente, la experiencia nos dice que son alta mayoría los que se acercan 
al  Señor  por  lo  que  Él  puede  darles,  y  no  por  lo  que  Él  es.  Después,  puedes decir  lo  que  quieras; 
háblame de la deidad, de la divinidad y todo eso, pero lo cierto es que tú llegas a Cristo por necesidad. 
Podrá ser discutible, pero resulta comprensible desde el punto de conocer la naturaleza humana. 

Allí es donde se cae inexorablemente en lo que Dios llama acepción de personas. El término en 
los  originales,  es  PROSOPOLEPTEO,  y  viene  de  PROSOPON,  que  se  traduce  como  “una  cara”  y 
LAMBANO, que es “echar mano de “. 

Entonces, nos encontramos con que la palabra se refiere a hacer distinción entre las personas, 
basada en el rango o influencia, mostrando preferencia por los ricos y poderosos. El Dios imparcial les 
ofrece a todos el mismo amor, la misma gracia, las mismas bendiciones y beneficios de su salvación. 

Sin embargo, no parecería ser así, ¿No crees? ¿No has llegado a pensar, alguna vez, que sería 
muy “lógico” que en el cielo existiera un sitio para la gente “común” y otro para la gente “importante”? ¡Es 
que  así  nos  hemos  formado  y  así  hemos  incorporado  esta  cultura  hasta  el  punto  de  que  nos  parece 
justa! 

No te preocupes más. Verás a ese actor tan famoso que dice ser creyente sentado a tu lado en 
la gran mesa del Señor. Ya no tendrás que encender más la televisión para verlo, lo tendrás contigo. Ah,
29 

y  a  ese  pastor  tan  importante,  por  fin  lo  verás  a  tu  misma  altura  y  no  elevado  en  plataformas 
monumentales…En el mejor de los casos para él, claro está… 

Santos que Hablan, Comen y Respiran 


Así que, será muy bueno que pienses que, el día que te toque partir a la presencia del Señor, tu 
lugar será vecino al de las personas que hoy consideras más prestigiosas (Si es que están allí contigo, 
claro) y hasta con Juan, Pedro, Pablo y los demás. 

¿Es que usted me está queriendo decir, hermano, que yo voy a sentarme a cenar en esa enorme 
mesa, con nuestro Señor, y a mi lado puede estar sentado el apóstol Pablo? ¡Claro! ¿Por qué no? ¿Qué 
tienen ellos de diferente a ti? Sé creyente, pero no mistifiques a las personas. 

El caso es que los creyentes no pueden amar a sus prójimos como a sí mismos y hacer acepción 
de personas, porque ambas cosas son mutuamente excluyentes. Mostrar el tipo  de  favoritismo que se 
describe en el pasaje que estamos estudiando, es directamente cometer pecado. 

En conclusión, esto es más que claro y que te sirva: algunos podrán argumentar que preferir al 
rico y famoso es algo humano, pero la Biblia rechaza la parcialidad. Dios no aprueba el discriminar, por 
lo cual tampoco deberán hacerlo sus hijos. 

Yo me pregunto, y sin ninguna intención de ser un adalid de la justicia contemporánea porque no 
es ese mi rol, si todavía tendrán asidero en alguna Biblia aquellas iglesias que, en ciertos países, tienen 
cultos para negros y blancos en diferentes horarios. 

En  suma:  lo  correcto  es  que,  ­  Ocupes  el  sitial  que  ocupes  ­,  no  te  dejes  influenciar  por  la 
situación  social  de  una  persona.  Por  el  contrario,  ofréceles  tu  amor  a  todos  sin  hacer  distinción  de 
personas.  Hay  que  cuidarse  mucho  de  la  diferencia  existente  entre  el  debido  honor  que  merece  una 
persona y el parcial y pecaminoso trato preferencial. Son cosas bien distintas. 

El  valor  humano,  si  es  que  quieres  verlo  desde  ese  ángulo,  no  se  puede  igualar  de  ninguna 
manera  con  razas,  riquezas,  posiciones  sociales  o  niveles  educacionales.  Todas  las  personas  tienen 
importancia y contienen enorme valor en el orden de Dios. 

Considerar a una raza, grupo o persona individual como menos importante que otro, es pecado, 
ya que todos sabemos (Y a quien no lo sepa ve y díselo), que Cristo murió por todos y por cada uno en 
particular.  ¿O  cuando  hiciste  la  clásica  “oración  del  pecador”,  no  aceptaste  a  Cristo  como  Salvador 
personal? 

Por tanto, al pie de la cruz todos somos iguales, tanto en nuestra dignidad (El Señor envió a su 
Hijo  a  morir  por  cada  uno  de  nosotros)  como  en  nuestra  necesidad  de  aceptar  su  don  o  regalo  de 
salvación. 

Va a ser conveniente y muy necesario que aprendamos a respetar y a honrar a cada persona y a 
cada  pueblo,  sin  tener  en  cuenta  su  color  o  como son.  El  Señor  dijo  y  yo  lo  repito  creyéndolo:  …por 
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis… 

Pudo Haberte Sucedido a Ti 


Una vez escuché el siguiente relato de ficción…o profético, vaya uno a saber. Un hombre muy 
pobre, un harapiento mendigo, se introdujo en una de nuestras iglesias, ubicada en una zona de 
gente muy poderosa de una gran ciudad.
30 

El templo aún estaba vacío porque faltaba  un tiempo para comenzar el culto del domingo 
por  la  mañana.  Los  que  estaban  preparando  todo  lo  observaron  con  cierto  rechazo,  pero  no  le 
dijeron nada cuando el mendigo se sentó en una mullida butaca de la primera fila. 

Sin  embargo,  a  medida  que  comenzó  a  llegar  la  gente,  ujieres  muy  amables  pero  muy 
firmes, lo fueron “ invitando”  a trasladarse hacia atrás, ya que le dijeron que esos bancos estaban 
reservados para esas personas que llegaban. 

Con  una  radiante  sonrisa cristiana  en  los  labios,  los  ujieres  lo  fueron  haciendo  moverse 
hacia  atrás  una  y  otra  vez.  Jamás  lo  trataron  mal,  es  cierto,  pero  finalmente,  cuando  el  templo 
estaba  repleto  y  el  culto  comenzó,  el  mendigo  se  encontró  de  pie  y  apretujado  en  contra  de  la 
puerta de ingreso. 

Como ya no veía ni oía nada, decepcionado y muy triste, salió del templo, cruzó la calle y 
fue  a  sentarse  en  un  banco  de  la  plaza  que  había  frente  a  la  lujosa  e  imponente  construcción. 
Puso sus manos en su rostro y comenzó a llorar amargamente. 

Por eso no pudo ver que se le apareció el Señor a su lado, se sentó junto a él, puso una de 
sus manos  en  el hombro sucio  del  mendigo y  le preguntó: ¿Por  qué lloras, hijo?  –  El mendigo, 
sin abrir sus ojos ni reconocer a quien le hablaba, sencillamente respondió: 

Lloro  porque  en  esa  iglesia  hermosa  que  está  allí,  donde  la  gente  habla  tan  bonitas 
palabras y se escucha tan bella música, desgraciadamente, yo no tengo lugar… El Señor lo miró 
con cierto dejo de tristeza y respondió: No te preocupes…Yo tampoco tengo lugar allí… 

El caso es que, en consecuencia con todo este relato, el verso 10 de nuestro texto nos dice (Y se 
lo  dice,  de  paso,  a  todos  los  legalistas,  obristas  y  ritualistas  del  planeta),  que  cuando  violamos  un 
punto de la ley, nos estamos convirtiendo en culpables de todos. 

Y aclara, por si a alguien le quedaran dudas,  que el mismo que escribió en las viejas tablas de 
Moisés “no cometerás adulterio”, también escribió “no matarás”, y no cumplir uno de estos requisitos, si 
tú pretendes vivir por la ley, te hace culpable de los nueve restantes. 

Para los cristianos genuinos sería innecesario tener que aclarar esto, ya que nuestra vida de fe 
es fundamentada en la Gracia, que es favor inmerecido por parte de Dios, y no en las leyes. Pero mucho 
me temo que cada día habrá que repetírselo a alguien. 

No Dudes: la Ley te Mata 


Santiago  enseña  aquí  que  cometer  un  pecado,  como  matar  o  cometer  adulterio,  es  hacerse 
culpable de todos los demás pecados incluidos en la ley. El ve a la ley como expresión de la voluntad de 
Dios, que es un todo indivisible. 

Por  eso  es  que  sostiene  que,  violar  cualquier  aspecto  de  la  ley  equivale  a  burlar  toda  la  ley. 
Menospreciar la voluntad de Dios, tal cual esta se revela en la Ley, no representa sólo romper con una 
determinada regla, sino rebelarse contra el mismo Dios. 

¿Quieres  un  ejemplo?  Hay  congregaciones  (Y  hasta  denominaciones)  enteras,  que  prohíben 
estrictamente  a  sus mujeres  el  uso  de  pantalones adentro  del  templo.  Lo  hacen  basándose  en  que  la 
Biblia dice que la mujer no podrá usar ropa de hombre.
31 

En  primer  lugar,  déjame  recordarte  que  en  los  tiempos  aquellos,  los  hombres  usaban  unas 
túnicas muy largas, muy similares a las faldas femeninas de hoy, que se recogían (ceñían) para caminar 
o para sentarse. 

Las mujeres, por su parte, usaban unas faldas más cortas, que por higiene femenina y también 
por seguridad (Ya había maniáticos sueltos y violadores), se ataban a sus muslos quedando como hoy 
quedarían los conocidos pantalones “bermudas”. 

Entonces cabe  la  pregunta: cuando  la Biblia habla del no uso  de ropa  del sexo opuesto,  ¿Está 


hablando  de  pantalones?  Oh,  religiosidad  legalista.  Y  encima  de  todo  eso,  si  quieres  vivir  por  la  ley, 
mujer, puedes hacerlo. Ve al templo con falda y que nadie te vea en pantalones. 

Pero ten cuidado, porque a Dios no le gusta para nada tu legalismo, pero si decides vivir por ello 
rechazando su gracia, Él no sólo te lo acepta, sino que se lo toma muy en serio. Por lo tanto, cuando en 
las heladas noches de invierno, en la soledad de tu casa donde nadie te ve, te pones ese traje especial 
con pantalones, que es tan cálido, para irte a dormir, lo siento mucho: ¡¡¡¡Culpable!!! 

Todos estos elementos nos arrojan una conclusión con respecto a nuestro estudio en este punto 
específico.  Aquí,  lo  que  te  convierte  en  culpable,  es  transgredir  leyes  que  Dios  nunca  te  obligó  a 
cumplir. Y, de paso, rechazar su Gracia. 

Ritos, Símbolos y Mitologías 


Finalmente,  nos  encontramos  con  la  última  forma  de  expresión  de  la  palabra  que  estamos 
estudiando: culpar. Y aunque no está escrita de ese modo, específicamente, a esa idea la encontramos 
en la primera carta de Pablo a los Corintios, en el marco de un contexto relacionado con lo que hemos 
dado en llamar: La Cena del Señor. 

(1  Corintios  11:  23)=  Porque  yo  recibí  del  Señor  lo  que  también  os  he  enseñado:  que  el 
Señor  Jesús,  la  noche  que  fue  entregado,  tomó  pan;  (24)  y  habiendo  dado  gracias,  lo  partió,  y 
dijo:  tomad, comed; esto es  mi  cuerpo que  por vosotros es  partido;  haced  esto  en  memoria de 
mí. 

(25) Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el 
nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 

(26) Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del 
Señor anunciáis hasta que él venga. 

(27)  De  manera  que  cualquiera  que  comiere  este  pan  o  bebiere  esta  copa  del  Señor 
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 

(28) Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 

(29)  Porque  el  que  come  y  bebe  indignamente,  sin  discernir  el  cuerpo  del  Señor,  juicio 
come y bebe para sí. 

(30) Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 

(31  Si,  pues,  nos  examinásemos  a  nosotros  mismos,  no  seríamos  juzgados;  (32)  mas 
siendo  juzgados,  somos  castigados  por  el  Señor,  para  que  no  seamos  condenados  con  el 
mundo.
32 

(33) Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. 

(34)  Si  alguno  tuviere  hambre, coma  en  su  casa,  para  que  no  os  reunáis  para  juicio.  Las 
demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere. 

Esto que con el correr de los tiempos hemos llamado Santa Cena o Mesa del Señor, (Depende la 
denominación)  tiene  una  connotación  total  y  absolutamente  espiritual.  No  se  puede  en  modo  alguno 
vincularla con cuestiones literales o físicas porque incurriremos en ritualismos casi ocultistas. 

Una  tía  solía  decirme,  cuando  yo  era  muy  pequeño  y  a  estas  cosas  sólo  las  entendía 
relacionándolas con curas, misas y estatuas, que no debía nunca dejar el pan con el corte hacia abajo, 
porque era como dejar el cuerpo de Jesús boca abajo y, por esa causa, ¡¡“ la virgen lloraba” !!  

MI familia no ha sido ni mejor ni peor que la tuya y la de tantos y tantos que leen estas cosas. Por 
tanto, si bien no da para estar orgulloso, tampoco para defenestrar. Así que lo único que se me ocurre, 
hoy,  cuando  esa  tía  ya  no  está  y  nosotros  mismos  estamos  en  cosas  tan  distintas,  es  hacerme  una 
pregunta:

¿De donde habría sacado mi amada tía eso del pan patas para arriba y la virgen (Obvio; María) 
llorando por culpa de mi irresponsabilidad? ¡Pobre tía, que mambo religioso y doctrinal! Ella era de ir a 
misa y todo eso, pero no tanto como para haberse vuelto loca o entrar en delirios místicos. 

Así que,  luego de mucho pensar en esos recuerdos y evaluarlos con  la serenidad de  la paz,  la 


misericordia y la comprensión, he llegado a una mínima conclusión: ella se lo había oído a otra persona, 
quizás  a  alguien con  prestigio  o posición como para creerlo sin dudar  y  enseñárselo a su sobrino,  que 
venía a ser yo, precisa y casualmente. 

¿Quién  podía  haber  sido  el  autor  de  tamaña  enseñanza?  ¿Un  sacerdote  católico?  Me  cuesta 
creerlo, pero me cuesta un poco menos al recordar que siendo un poco más grande conocí a un curita 
muy bueno, muy “onda”, pero que estaba convencido de algo que ni te cuento:  que el que se ponía a 
leer la Biblia por sí mismo, se volvía irremediablemente loco. 

No  puedo saber de  donde había sacado esto  ese sacerdote, pero  lo que sí sé es  que no tenía 


ningún reparo en decirlo en voz alta en el altar y en enseñarlo a los que iban a las catequesis previas a 
la toma de su primera comunión. Claro; sabiendo esto, lo otro suena como posible, ¿No crees? 

Y que conste: esto que digo de ninguna manera hay que tomarlo como una crítica, una censura o 
un  ataque  al  catolicismo  romano,  a  su  amado  Papa  ni  a  todo  el  Vaticano  unido.  Sería  muy  injusto  e 
imprudente hacer  eso.  Pero  yo en aquel  tiempo me enteraba de la  existencia de Dios allí,  aprendía  lo 
que aprendía por ellos y, lógicamente, también supe de todo esto por gente que lo aprendió allí. 

De todos modos, mi propia transparencia actual me obliga a ser honesto y no apartarme de las 
cosas.  Supe,  también,  lo  que  era  el  pecado  por  ellos,  aunque  anduviera  por  las  noches  jóvenes,  de 
juerga,  mirando  de  tanto  en  tanto  para  arriba  a  ver  si  no  caía  un  rayo  para  achicharrarme.  Porque  el 
“Dios  castiga”  era  prioritario  en  toda  esa  enseñanza.  Errar  es  humano.  Pero  atención:  humano,  no 
espiritual. ¿Se entiende? 

No voy a concluir con crítica, sino con  reflexión. He sido  durante  muchos años maestro  bíblico. 


He  tenido  por  quince  años  un  espacio  radial  de  enseñanza  bíblica.  Prosigo  hoy,  desde  mi  Web, 
procurando alimentar con enseñanza a mis hermanos. Sólo una duda: ¿No habré enseñado yo mismo, 
alguna vez, alguna barbaridad mayúscula como la que te comenté? De sólo pensarlo, tiemblo…
33 

Al utilizar aquí la expresión de “por vosotros es partido”, se refiere tanto al papel de Jesús como 
víctima  propiciatoria  por  nuestros  pecados,  como  a  aquel  que  desempeñó  al  tomar  sobre  sí  nuestras 
penas y enfermedades. 

Y  cuando  añade  que  desea  que  hagamos  eso  mismo  “en  memoria  de  Él”,  está  haciendo  un 
llamado  a  conservar  vivos  los  propósitos  y  la  victoria  en  la  cruz.  No  se  trata  de  una  reactualización 
morbosa del Calvario, sino una forma de celebrar el triunfo de Cristo en la cruz. 

Ahora, si tú quieres incorporar a tu congregación unas formas rituales que le resulten gratas a la 
mayor parte de las personas, puedes cumplir con lo de la pequeña copa y el trozo de pan o galletas. Y si 
se  te  ocurre  que  debes  hacerlo  el  primer  domingo  del  mes,  o  el  último,  hazlo.  No  está  escrito  ni 
ordenado así, pero mal no te va a hacer… 

En el verso 25 dice que tomó la copa “después de haber cenado”. Ellos no tomaban el vino con 
la cena, evidentemente, sino después. Por eso en nuestros rituales al respecto servimos primeramente 
el pan y luego el vino. 

Dice  allí  que con  esto  se sella  el  nuevo  pacto. Y  ese  nuevo  pacto es sellado  por  la sangre  de 
Jesús,  un  episodio  que  ya  había  sido  profetizado  por  Jeremías  en  31:31­34  de  su  libro.  Ese  pacto, 
además, tenía un carácter y un contenido únicos, al asegurar el perdón de los pecados y escribir la ley 
de Dios en el corazón de los creyentes. 

El viejo sistema ritualista era reemplazado por el evangelio de Cristo, confirmado por su muerte. 
¿Y  qué  hicimos  nosotros  con  esta  muestra  de  ese  nuevo  pacto?  Otro  ritual.  Porque  hoy,  mi  amado 
hermano,  no  puedes  negarme  que  la  Santa  Cena  es  a  todas  luces  un  ritual  preestablecido  que  se 
practica en todas las iglesias evangélicas del planeta. Luego volveré sobre este tema, porque es otro de 
los que preocupan y mucho a los salidos de Babilonia. 

El párrafo que nos interesa esencialmente para esta parte de nuestro trabajo, es el que dice que 
quien come y bebe indignamente este pan y esta copa del Señor, será culpado del cuerpo y la sangre. 
Eso le otorga a esta palabra y en este contexto, una calidad de culpa sagrada. 

Esto  es  todo lo  que la  Biblia nos muestra con  respecto  a esta  palabra que  tanto pesa en tanta 


gente que se encuentra, por distinto motivos, fuera de los templos. Será interesante, entonces, a la luz 
de lo escrito y leído, ver hasta qué punto ese sentimiento puede tener algún asidero legítimo. 

Lee, Comprueba y Aprueba 

Trasgresión en contra de elementos sagrados:  ¿Alguien puede decirte que al abandonar 
una  congregación,  tú  cometes  una  trasgresión  en  contra  de  elementos  sagrados  que  en  ella  puedan 
existir? 

No lo creo, ya que en nuestras iglesias, lo único sagrado que hay, (O al menos, es lo único que 
debería haber); es la presencia del Espíritu Santo en medio de la celebración de los cultos de adoración 
al Señor. Y  la  manera  más usual  de  blasfemar en contra del Espíritu  Santo,  es  declarar que  algo  que 
emana de Él es de Satanás. ¿Nunca lo oíste en tu iglesia? En la que era la mía, yo sí lo oí. ¡Ohh! 

Por lo tanto, en este punto ningún hombre o mujer que se aleje de una congregación se convierte 
en culpable de nada, ya que al no existir elementos sagrados, no hay delito alguno en contra de lo que 
no existe. Y si alguien entendiera que existen,  otorgándole al templo y a sus elementos materiales ese
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carácter,  ese  es  un  error  tremendo  de  esas  personas  que  no  les  otorga  derecho  a  culpar  a  nadie  de 
nada al respecto. 

Si  ofendes  o  hieres  de  palabra  a  personas  creyentes:  Tú  te  vas  un  día  de  una 
congregación sin pelearte con nadie, sin atacar al pastor, sin sentarte en la vereda de enfrente a gritarle 
a cada uno de los que salen del templo que son unos hipócritas o sepulcros blanqueados, ¿Tú crees ser 
culpable de ofender o herir a alguien? 

En absoluto. Tú te has ido con la mayor de las humildades, en estricto orden y sin abanicar tus 
problemas con el resto de la gente para evitar divisiones, escisiones o problemas en los que tú no debes 
ser ni eres responsable. Te has ido por una razón específica que tiene que ver con el Señor y tú. 

¿Eres  culpable  en  este  punto?  No.  Entonces  no  puedes  permitirte  caer  en  las  trampas  del 
enemigo  que  hará  lo  imposible  por  infiltrarte  culpa  en  tu  mente,  ya  que  esa  es  una  forma  más  de 
acusación que él esgrime. 

Sólo un detalle: si te has ido porque te has peleado con media iglesia, has agarrado de la corbata 
al pastor y le  has  presionado  el  nudo hasta verle  sacar la  lengua, entonces las cosas ya  son un poco 
distintas. Hay alguien que, con razón o sin ella, ha resultado ofendido o herido. Y tú podrías ser hallado 
culpable de este delito por un jurado de lo más imparcial. 

Un deudor moral:  El punto a analizar es si estás en deuda, de alguna forma, con la gente de 
esa  congregación  de  la  cual  has  salido,  con  sus  líderes,  con  su  pastor  o  con  quien  sea  que  se 
congregue allí. 

Si has pedido préstamos a la mutual de la iglesia y no lo has cancelado. Si le has pedido dinero u 
otro elemento  prestado  a  hermanos  y  no  los has  devuelto,  si  tienes  alguna clase  de  deuda  material  o 
moral con al menos uno de ellos, puedes ser encontrado culpable. 

Pero si te has ido sin deberle nada a nadie, sin defraudar ni engañar a nadie, frontalmente pero 
sin armar ninguna clase de escándalo, nadie va a poderte acusar de ser un deudor moral. Por tanto, no 
podrás  admitir  ningún  sentimiento  de  culpa  y  vas  a  sacártelo  de  tu  mente  reprendiendo  a  todos  los 
demonios que insistan en hacer lo contrario. 

Si  no  le  has  faltado  el  respeto  al  pastor,  ni  a  su  esposa,  ni  a  sus  hijos,  ni  a  los  líderes 
ministeriales con todas sus familias incluidas, ni a cada uno de los hermanos miembros, ni has causado 
problemas en sus casas o en sus familias o matrimonios, eres libre de culpa y cargo. 

Transgredir  leyes  que  Dios  nunca  te  obligó  a  cumplir:  Esta  es  la  base  de  una  de  las 
más frecuentes causas de supuestas trasgresiones o disciplinas. Porque usas pantalones y eres mujer, 
porque  te  pintas,  porque  predicas  un  evangelio  bíblico  en  lugar  del  que  manda  predicar  esa 
denominación. Todas esas, son culpabilidades por transgresiones. 

Pero sucede que ninguna de esas leyes que llevan a transgredir, han sido ordenadas por Dios. 
Todas  ellas  tienen origen en los hombres mismos, que con sus manías  de ordenarlo y  esquematizarlo 
todo, elaboran pautas, reglamentos, disposiciones y decretos que luego ni ellos mismos cumplen. 

Si has sido trasgresor a alguna de estas formas de leyes, quédate tranquilo. Seguirás en estado 
de  culpabilidad  para  esa  iglesia,  pero  eres  libre  e  inocente  delante  de  Dios.  Y  quien  da  o  no  da 
eternidad, no es el pastor; es Dios. Por tanto, no puedes ni siquiera permitirte experimentar un segundo 
de culpa por esta causa o similares.
35 

Culpa sagrada:  Esto, que  no  parecería tener una  traducción al  español básico coherente,  es 


sin embargo, el  epicentro de una  de las culpas más frecuentes dentro del ambiente nominal  o pseudo 
cristiano. 

Las culpas sagradas se endilgan a personas que, a juicio de otras personas a las que nadie ha 
designado como jueces ni censores, pero que por alguna razón desconocida o conocida, se arrogan esa 
función  a  sí  mismos,  han  trasgredido  leyes  que  tienen  que  ver  con  cosas  muy  complicadas  de 
demostrar. 

Por ejemplo, conozco casos en los que se ha acusado y hasta llegado a disciplinar a alguien, en 
una  congregación,  sencillamente  porque  el  pastor  desde  el  púlpito,  y  un  par  de  hermanos  más  como 
respaldo, lo han acusado de crear “mal clima espiritual” en las reuniones o cultos. 

Conozco  algo  de  guerra  espiritual  y  otro  poco  de  demonología,  lo  cual  no  me  convierte  en 
experto ni mucho menos, pero es suficiente para confirmar que, efectivamente, la transmisión espiritual, 
tanto  buena  como  mala,  es  posible.  Pero  eso  no  justifica  una  caza  de  brujas  y,  mucho  menos,  la 
degradación de alguien que no cae simpático a la jefatura eclesiástica váyase a saber por que razones 
que, seguramente, de espirituales no tienen nada. 

Por  lo  tanto,  si  tú  eres  un  creyente  (A  mí  me  podrías  engañar,  a  los  hermanos  de  la  iglesia 
también,  pero  a  Dios  no,  y  por  ello  te  lo  reconvengo  delante  del  Señor)  que  no  tiene  perturbaciones, 
opresiones, tormentos ni posesiones satánicas, puedes irte con tranquilidad de tu congregación, si eso 
es lo que quieres hacer, y nadie te culpará de nada. Y si lo hacen, allá ellos. Dios sabe. 

Recuerdo que una noche, en una congregación a  la que había sido invitado  a predicar, ni bien 


comencé  a  hablar,  se  manifestó  una  joven  de  no  más  de  veinte  años  de  edad.  Cayó  al  suelo  dando 
brincos  y  retorciéndose  como  si  fuera  una  serpiente  mientras  emitía  sonidos  guturales  con  una  voz 
estremecedoramente masculina. 

De inicio yo no suspendí el mensaje. No estaba dispuesto a permitir que el diablo y sus demonios 
le robaran la bendición de la palabra a los presentes. Sin embargo, al no moverse nadie para hacer algo, 
a los pocos minutos comenzaron a manifestarse otras personas en distintos lugares del templo. 

Alí  sí,  suspendí  mi  monólogo  y,  dirigiéndome  a  la  primera  endemoniada,  en  altavoz  pero  sin 
gritos  destemplados,  le  ordené  en  el  nombre  de  Jesucristo  al  demonio  que  se  sujetara  a  su  señorío. 
Inmediatamente ella se tranquilizó y quedó como adormilada. ¡Y todos los demás hicieron lo mismo! 

Eso no fue una liberación ni mucho menos, pero sí el ejercer la autoridad que todos los creyentes 
tenemos,  que  nos  enseña  que  cuando  un  hijo  de  Dios  está  en  un  lugar,  los  demonios  no  pueden 
manifestarse si se les ordena sujetarse a Cristo. 

Esto  es  todo.  No  es  necesario  que  prolonguemos  más  el  capítulo.  No  es  bueno  escribir  por 
escribir. Me extiendo cuando lo necesito para que aportando la máxima claridad, tú puedas entenderme 
debidamente y no corras  el riesgo de  leer mal, entender mal  y, por consecuencia,  yo tampoco corra  el 
riesgo de que tú me ataques con virulencia por cuestionarme algo que no dije como creías que lo dije. 

Borrando Nuestra Programación 


Creo  que  la  conclusión,  como  decimos  por  esta  región  del  planeta,  “se  cae  de  madura”,  en 
alusión a las frutas que no pueden ser arrancadas verdes de su árbol, pero que cuando maduran y es su 
tiempo, se caen solas.
36 

Así  salta  a  la  vista  esta  conclusión.  Que  ni  siquiera  tendrá  nuevos  o  más  profundos  análisis 
porque son  sencillamente  innecesarios. Si  estás  en  oración  respecto  a  tu  iglesia,  y  un  día  el  Señor  te 
muestra con total claridad que debes irte de allí, puedes hacerlo con tranquilidad. No eres culpable de 
nada. 

¡Pero  hermano!  ¿Y  el  congregarse?  No  me  gusta  repetir  las  cosas.  Deja  que  a  eso  lo  haga 
inconscientemente  cuando  cumpla  muchos  años  más  y  esté  realmente  viejo.  Por  ahora,  que  apenas 
estoy antiguo, con una vez es suficiente. Y sobre congregarse o no congregarse, ya hablé lo que debía 
hablar en mi segundo libro: “ Ya Salí de Babilonia; ¿Y ahora?”  Busca el capítulo décimo. 

La culpa o el sentimiento de culpa que suele invadir a quienes abandonan una congregación en 
la cual  quizás  han  estado  por  muchos  años,  no  tiene  nada  que  ver  con cuestiones  espirituales.  Tiene 
que ver con cuestiones de  manipulación de emociones.  Entiéndelo: tú no sientes eso; alguien  te lo ha 
hecho sentir, que no es lo mismo. 

Porque con los años, y sin darnos cuenta en absoluto, hemos sido prácticamente “programados” 
desde  los  púlpitos.  Se  nos  han  arrojado  mandatos  similares  a  los  que  cuando  niños,  nos  arrojaron 
nuestros padres. Y no se necesita ser licenciado en nada para darte cuenta que esos mandatos, cuando 
eres adulto, es más lo que te molestan que lo que te ayudan. Esto es igual. 

Se  te  ha  programado  en  tu  mente  tal  compromiso  con  la  organización  eclesiástica  a  la  que 
perteneces  “oficialmente”,  que  si  un  día  tienes  que  salir  porque  Dios  así  te  lo  ordena,  te  agarra 
violentamente la culpa por lo que, crees por tu programación, es una “traición” a tus hermanos. 

No creo que deba explayarme mucho más para que te quede bien claro que esa culpa no existe 
en  modo alguno.  Que no  hay  un  punto  en  el que  la  Biblia  deje  traslucir algo  así.  Que todo  se  limita  a 
manipulaciones emocionales de hombres muy duchos en ello y, obviamente, en la eficiente colaboración 
del Gran Acusador de los Hermanos. No lo menciono para no promocionarlo, tú sabes quien es… 

Si  has  salido  de  tu  asfixiante  y  corrupta  Babilonia  personal,  deja  ya  de  darle  de  comer  a  ese 
sentimiento.  Repréndelo  en  el  nombre  de  Jesús  (Llámalo  “espíritu  de  culpa”,  él  sabrá  que  le  estás 
hablando a él) y sácalo a puntapiés (Para mis paisanos argentinos, “a patadas”) de tu mente. 

Y  luego  sí,  prepárate  para  disfrutar  del  mayor  tesoro  que  un  cristiano,  creyente  genuino  en 
Jesucristo,  puede  encontrar  fuera  de  los  templos:  la  libertad.  Esa  incomparable  sensación  que  de 
ninguna  manera  te  otorga  permiso  para  vivir  como  se  te  da  la  gana,  sino  que  solamente  te  permite 
depender del único que debes depender. 

Y no estoy hablando de una libertad que tenga que ver con el Señor y sus santas disposiciones. 
Estoy hablando de esa opresión que por muchos años has experimentado cada vez que debías hacer o 
no hacer algo en contra de tu sentir o tu voluntad simplemente porque alguien con poder te lo ordenaba. 

Porque  aunque  no  lo  puedas  entender  si  todavía  estás  dentro,  lo  primero,  estrictamente  lo 
primero  que  experimentas  en  el  minuto  siguiente  de  haber  salido  de  Babilonia,  es  libertad.  Una  total, 
auténtica,  serena,  cálida  y  finalmente  gozosa  libertad.  ¿Puede  ser?  No  lo  sé.  Sígueme  y  saca  tus 
propias conclusiones… 

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Libertad…Libertad…¡Libertad!

U n mes y algunos días después de lo que fuera nuestro último culto eclesiástico en la que 

por entonces era la congregación a la cual asistíamos desde hacía quince años, me encontré en la calle 
con un hermano con el que tenía muy buena relación. 

No  lo  había  visto  antes,  de  hecho,  ni  tampoco  me  había  llamado  por  teléfono  o  buscado  otra 
forma de comunicación para saber como estaba.  Yo  tenía bien claro  que  él no tenía ninguna gana de 
dialogar conmigo porque eso, quizás, podría traerle problemas en la iglesia. 

Pero  allí  estábamos.  La  calle  es  la  calle  y,  cuando  caminas  por  una  vereda  y  giras  en  una 
esquina, puedes darte de cara con cualquier desconocido o conocido. Así suelen ambientar sus dibujos 
los humoristas cuando pintan la escena del ladrón de antifaz que espera agazapado a la vuelta de una 
esquina oscura. 

Pero esta vez no había ladrón, deslumbrante señorita, ni vendedor de pororó. Casi nos dimos de 
narices con el hermano en cuestión y, superado un instante de sorpresa y confusión, (Por su parte, a mí 
no me afectó para nada, gracias a Dios) nos saludamos como si nos hubiéramos visto ayer. 

¿Cómo  estás?  Me  preguntó  sin  mucha  convicción.  No  sé  que  respuesta  esperaba,  si  es  que 
esperaba  alguna.  Lo  más  lógico,  quizás,  hubiera  sido  que  yo  bajara  mi  rostro  y  le  confesara  que  me 
sentía horrible y que necesitaba que alguien fuera a pedirle al pastor que nos recibiera de retorno. 

Pero en la vida cristiana, la lógica no siempre es el común denominador, ya que la lógica emana 
de  nuestra  mente,  nuestra  mente  está  comandada  por  nuestra  alma  y,  para  tener  una  vida  de  fe 
victoriosa, todos sabemos que no podemos vivir por nuestras almas o cuerpos, sino por nuestro espíritu. 

Así  que  no  le  di  la  respuesta  que  inconscientemente,  quizás  mi  hermano  esperaba  oír.  En 
realidad, no supe que cosa iba a responderle hasta el momento mismo en que me lo preguntó. ¿Cómo 
estaba yo? ¿Cómo estaba toda mi familia, a un mes de no asistir al templo? 

¡Muy bien!, le dije con convicción y sin exagerar ni enfatizar la expresión. Y añadí antes siquiera 
de  pensarlo: “ ¡Gozando  de  nuestra  libertad!” .  Su  expresión  me  hizo pensar  que no me creía o bien 
suponía que estaba alardeando o que me había vuelto decididamente loco.
38 

¿Libertad? ¿Cómo se te Ocurre? 


“Ah, sí..?”, fue lo  único que pudo  decir  el pobre hombre.  Y luego,  tanto como para no cortar  la 
conversación,  me  tiró:  “¿Libertad?  ¿Qué  clase  de  libertad?”  –  Yo  pensé  que  esa  era  una  muy  buena 
pregunta, ya que no sólo me obligaba a analizar lo que yo mismo había dicho sin pensarlo y comprobar, 
si por alguna casualidad, no me había confundido de terminología. 

¿Sabes?,  le  respondí.  El  domingo  pasado,  fui  con  mi  esposa  a  ver  a  algunos  de  nuestros 
familiares.  ¡No  sé cuanto  tiempo  hace  que  no  cenábamos  un domingo  con  ellos!  Fue  muy  especial.  Y 
este  último  domingo,  puede  asistir  con  mi  hijo  menor  al  juego  de  fútbol  de  su  equipo  favorito.  ¿Me 
creerás si te digo que es la primera salida no eclesiástica, juntos, que hago con él? 

No  me  entendió.  Se  lo  noté  en  el  rostro,  en  la mirada,  en  el  gesto  casi  imperceptible  de estar 
pensando:  ¡Qué  mundano!  ¡Y  eso  que  no  le  llegué  a  hablar  de  la  tarde  que  pasamos  en  el  parque, 
tomando  sol  y  compartiendo  los  clásicos  mates  argentinos  con  mi  esposa!  ¡Ni  la  otra  tarde  que 
disfrutamos recorriendo una gran galería comercial de mi ciudad que ni siquiera conocíamos! 

Creo  que  si  le  hubiera  dicho  también  estas  cosas,  sencillamente  me  hubiera  mirado  como  se 
mira a una cucaracha incrédula, atea, impía y pecadora y me hubiera metido en el bolsillo de la camisa 
un tratadito de esos que les damos a los inconversos para que se atrevan a visitar la iglesia a ver si allí, 
con un poco de suerte y viento a favor, se convierten. 

Allí fue, en ese sencillo y casual encuentro callejero, donde por primera vez tomé conciencia del 
significado  real,  específico,  concreto  y  cristiano  de  la  palabra  Libertad.  Y  me  dije  para  mi  mismo:  ¡Sí 
Señor, te entiendo!;  este  es  el punto de  partida para  poder llegar al conocimiento  de  la Verdad. 
¿Cómo no lo vi antes?  

Es un asunto muy largo entender el por qué no pude verlo antes. Y me prometí que, si algún día 
escribía  algo al  respecto, ese  asunto de  la  libertad iba a  tener  un  espacio adecuado.  Sobre todo, para 
que muchos que todavía están convencidos que, entre los creyentes, libertad es sinónimo de rebeldía o 
libertinaje. 

El Valor de Esa Intimidad 


Ese  momento  ha  llegado.  No  recibí  dirección  del  Señor  para  escribir  nada  de  ese  tema  en  el 
primer  libro.  Tampoco  cuando  encaré  la  elaboración  del  segundo.  Pero  lo  tuve  muy  claro, 
tremendamente claro en certeza y dirección cuando mi Padre encendió la luz verde para este. 

Así  que  este  capítulo  estará  dedicado  a  La  Libertad,  pero  no  como  algo  filosófico,  aunque  lo 
incluya,  ni  tampoco  como  una  sensación  humana,  aunque  la  incluya,  o  de  algo  teológico,  aunque  lo 
incluya. Quiero hablar de la única libertad posible en el creyente: la que otorga el conocimiento de la 
verdad. 

Porque la Palabra dice, (Y aquí no es necesario poner versículo y capítulo porque todo el planeta 
cristiano sabe de lo que hablo), que lo único que realmente puede hacerte libre, es el conocimiento de 
la  Verdad.  ¡Pobre  gente  la  que  creyó  que  conocimiento  significaba  seminarios,  institutos,  materias  y 
profesores! Se hizo esclava de su intelecto. 

Y pobre gente,  también,  la que tomó con demasiada  ligereza el versículo y dio por descontado 


que  esa  libertad  se  conseguía  solamente  con  la  Verdad.  Porque  no  es  eso  lo  que  dice,  sino  que  el 
conocimiento de la Verdad es el que te libera.
39 

Y  conocer,  tú  ya  lo  sabes,  bíblicamente,  es  sinónimo  de  intimidad.  Y  la  Verdad,  no  es  una 
doctrina  singular,  aunque  la  incluya,  ni  una  forma  de  fe,  aunque  la  incluya.  Cristo  dijo  que  ÉL  era  el 
Camino, la Verdad y la Vida. ¿Lo estás entendiendo? 

Por  tanto,  lo único  que te  hace  libre,  es  tu  intimidad  con  Cristo.  Simplemente  cuando sabes, 
que sabes, que sabes. Y que eso que sabes no se lo puedes explicar a nadie que no lo sepa, porque no 
sólo no va a entenderte, sino que además no va a creerte y, peor, va a enojarse mucho contigo. 

Pero, atención: eso no te hace mejor que nadie; eso no te hace un ser especial, fuera de serie o 
privilegiado.  Muy  por el contrario, el conocimiento  de  la  Verdad, te otorga un grado de responsabilidad 
muy superior a la que pueden tener aquellos que aún no accedieron allí. 

Pero, a cambio, tienes a tu favor que ese conocimiento te brinda una certeza tal que le pierdes el 
miedo  a  cualquier  hombre  de  las  organizaciones  religiosas  existentes,  sea  cual  fuere  su  cargo,  su 
posición o su influencia. Y si aún estás en una de ellas, sabes que no es poca cosa, eso. 

Entonces, para la gente, pasas a ser muy valiente. Pero en realidad no es tanta tu valentía, sino 
que tu seguridad obra en ti un reaseguro que te permite andar y ser protagonista por caminos directos y 
concretos, mientras que la mayoría desanda rutas intrincadas entre lo quimérico y lo utópico. 

Y  te  podría  decir  que con  esto alcanza  y sobra.  Que  tener  esa  garantía  en tu  interior  ya  es un 
elemento vital para sentirte absolutamente libre y que no necesitas más. Que de allí en más sólo harás 
la voluntad de tu Padre celestial, coincida o no con la de los líderes evangélicos. 

Eso  mismo,  para  una  enorme  franja  socio­religiosa  ambiente,  es  rebeldía;  para  otra  no  menos 
importante, irresponsabilidad; para otra algo menor, valentía e inconsciencia, y para una muy pequeña, 
demasiado pequeña, identificación, a partir de lo que el Espíritu Santo les dice a ellos mismos la misma 
cosa que te está diciendo a ti. Son los otros libres. 

¿Para que seguir, entonces? Si con lo dicho, el concepto más claro de la clase de libertad de la 
que  te  estoy  hablando,  ha  quedado  plasmado.  Sin  embargo  continuaré  con  otros  análisis,  porque 
siempre habrá UNO que necesita ESO para poder aceptar, creer y cambiar. Y yo no olvido que, por UN 
alma, hay fiesta de ángeles en los cielos. 

Visión Desde la Filosofía 


En principio, vamos a leer consideraciones respecto a la libertad realizadas por Hannah Arendt, 
una  filósofa  que  es  autora  de  libros  considerados  “imprescindibles”,  como  lo  es  “Los  Orígenes  del 
Totalitarismo”. 

Este  es  un  trabajo  que  quienes  poseemos  habla  hispana  podemos  aprovechar  merced  a  la 
traducción  de  Mara  Kolesas,  mientras  que  la  revisión  general  del  artículo  ha  sido  responsabilidad  de 
Claudia Hilb. Se titula ¿Que es la Libertad” y dice lo que sigue. 

“ Las  fuertes  tendencias antipolíticas  de la temprana cristiandad son  tan  familiares que  la 


idea de que un pensador cristiano haya sido el primero en formular las implicaciones políticas de 
la antigua noción política de la libertad, nos parece casi paradójica. 

La  única  explicación  que  viene  a  la  mente,  es  que  Agustín  era  romano  tanto  como 
cristiano,  y  que  en  esta  parte  de  su  trabajo  formuló  la  experiencia  política  central  de  la
40 

Antigüedad  romana,  que  era  que,  la  libertad  como  comienzo  deviene  manifiesta  en  el  acto  de 
fundación. 

Pero  estoy  convencida  de  que  esta  impresión  se  modificaría  considerablemente  si  lo 
dicho  por  Jesús  de  Nazareth  fuera  tomado  más  seriamente  en  sus  implicaciones  filosóficas. 
Encontramos  en  estas  partes  del  Nuevo  Testamento  una  extraordinaria  comprensión  de  la 
libertad,  y  particularmente  del  poder  inherente  a la  libertad  humana;  pero la  capacidad  humana 
que corresponde a este poder, que —en palabras del Evangelio— es capaz de remover montañas, 
no es la voluntad sino la fe. 

Obvio:  no  podemos pretender  que una  filósofa encuentre el verdadero significado  que Jesús  le 


otorga  a  la  libertad  y  el  tipo  de  libertad  del  cual  Él  habla.  Sin  embargo,  por  tratarse  de  alguien  que 
escribe en base a ciertos principios y reglas, su conclusión no es descabellada 

Alterando el Orden Natural 


El ejercicio de la fe, en realidad su producto, es lo que el Evangelio llama " milagros" , una 
palabra con diversos  significados en el  Nuevo  Testamento, y  por  lo  tanto  difícil  de comprender. 
Podemos  soslayar  aquí  las  dificultades  y  referimos  únicamente  a  aquellos  pasajes  donde  los 
milagros  son  claramente,  no  eventos  sobrenaturales,  sino  sólo  lo  que  todos  los  milagros, 
aquellos  protagonizados  ya  sea  por  hombres  o  por  agentes  divinos,  deben  ser  siempre 
interrupciones  de  alguna  serie  natural  de  eventos,  o  de  algún  proceso  automático,  en  cuyo 
contexto se constituyen como lo totalmente inesperado. 

No  hay  duda  de  que  la  vida  humana,  situada  en  la  Tierra,  está  rodeada  de  procesos 
automáticos —por los procesos naturales de la Tierra, que a su vez, están rodeados de procesos 
cósmicos,  y  hasta  nosotros  mismos  somos  conducidos  por  fuerzas  similares  en  tanto  somos 
también parte de la naturaleza orgánica. 

Esto también es bastante inteligente. Ella, sin conocer su contenido espiritual, ha llegado a una 
conclusión que muchos teólogos ya han comentado: si el milagro es una alteración del orden natural de 
las  cosas,  es  más  que  lógico  que  Dios  es  un  ser  “sobrenatural”  y,  para  Él,  un milagro  será  un  hecho 
cotidiano y “normal” dentro de su esencia. 

Más aún, nuestra vida política, a pesar de ser el reino de la acción, también se ubica en el 
seno  de  procesos  que  llamamos  históricos  y  que  tienden  a  convertirse  en  procesos  tan 
automáticos  o  naturales  como  los  procesos  cósmicos,  a  pesar  de  haber  sido  iniciados  por  los 
hombres. 

La verdad es que el automatismo es inherente a todos los procesos, más allá de su origen; 
ésta  es  la  razón  por  la  cual  ningún  acto  singular,  ningún  evento  singular,  puede  en  algún 
momento y de una vez para siempre, liberar y salvar al hombre, o a una nación, o a la humanidad. 

Está en la naturaleza de los procesos automáticos a los que está sujeto el hombre, pero en 
y  contra  los  cuales  puede  afirmarse  a  través  de  la  acción,  el  que  estos  procesos  sólo  pueden 
significar la ruina para la vida humana. 

Una  vez  que  los  procesos  producidos  por  el  hombre,  los  procesos  históricos,  se  han 
tornado automáticos, se vuelven no menos fatales que el proceso de la vida natural que conduce 
a  nuestro  organismo  y  que, en  sus propios términos, esto es, biológicamente, va  del ser al  no­ 
ser, desde el nacimiento a la muerte.
41 

Lo que esta filósofa determina como “automatismo”, es en realidad  una suma de hechos de  los 


cuales  el  hombre  termina  siendo  responsable  a  partir  de  sus  propias  conductas.  Esto  no  aporta 
demasiado a nuestro tema, pero lo he dejado por respeto al texto total del artículo tomado. 

Respecto al Don Supremo 


Las  ciencias  históricas  conocen  muy  bien  esos  casos  de  civilizaciones  petrificadas  y 
desesperanzadamente  en  declinación,  donde  la  perdición  parece  predestinada  como  una 
necesidad biológica; y puesto que tales procesos históricos de estancamiento pueden perdurar y 
arrastrarse  por  siglos,  éstos  llegan  incluso  a  ocupar  lejos  el  espacio  más  amplio  en  la  historia 
documentada; los períodos de libertad han sido siempre relativamente cortos en la historia de la 
humanidad. 

Lo que usualmente permanece intacto en las épocas de petrificación y ruina predestinada 
es  la  facultad  de  la  libertad  en  sí  misma,  la  pura  capacidad  de  comenzar,  que  anima  a  inspira 
todas las actividades humanas y constituye la fuente oculta de la producción de todas las cosas 
grandes y bellas. 

Pero mientras este origen, permanece oculto, la libertad no es una realidad terrenalmente 
tangible,  esto  es,  no  es  política.  Es  porque  el  origen  de  la  libertad  permanece  presente  aun 
cuando  la  vida  política  se  ha  petrificado  y  la  acción  política  se  ha  hecho  impotente  para 
interrumpir estos procesos automáticos, que la libertad puede ser tan fácilmente confundida con 
un  fenómeno  esencialmente  no  político;  en  dichas  circunstancias,  la  libertad  no  es 
experimentada  como  un  modo  de  ser  con  su  propia  virtud  y  virtuosidad,  sino  como  un  don 
supremo  que  sólo  el  hombre,  entre  todas  las  criaturas  de  la  Tierra,  parece  haber  recibido,  del 
cual podemos encontrar rastros y señales en casi todas sus actividades, pero que, sin embargo, 
se  desarrolla  plenamente  sólo  cuando  la  acción  ha  creado  su  propio  espacio  mundano,  donde 
puede por así decir, salir de su escondite y hacer su aparición. 

Te  ruego  que  dejes  de  lado  tu  religiosidad  lógica,  si  eres  un  cristiano  que  se  congrega 
habitualmente, y tengas en cuenta que esta mujer probablemente no conoce nada de lo que tú conoces. 
Sin  embargo,  llega  a  una  conclusión  más  que  interesante:  que  la  libertad,  es  un  don  supremo. 
Independientemente, claro está, de lo que ella pueda considerar como “supremo”. Ese es otro asunto. 

Cada acto, visto no desde la perspectiva de la gente sino del proceso en cuyo entramado 
ocurre y cuyo  automatismo  interrumpe, es  un  " milagro" ,  esto  es, algo inesperado. Si es  verdad 
que  la  acción  y  el  comenzar  son  esencialmente  lo  mismo,  se  sigue  que  una  capacidad  para 
realizar milagros debe estar asimismo dentro del rango de las facultades humanas. 

Aquí  quiero  hacer  otro  pequeño  paréntesis  porque,  curiosamente,  esta  definición  tiene  total 
coherencia con  lo que ha dicho Watchman Nee en su trabajo “El Poder Oculto del Alma”, que  está en 
nuestra Web en la ventana de “Palabra Confirmada”. 

Aunque a la Ciencia no le Agrade… 


Esto  suena  más  extraño  de  lo  que  en  realidad  es.  Está  en  la  naturaleza  de  cada  nuevo 
comienzo el irrumpir en el mundo como una " infinita improbabilidad" , pero es precisamente esto 
" infinitamente improbable"  lo que en realidad constituye el tejido de todo lo que llamamos real.
42 

Después de todo, nuestra existencia descansa, por así decir, en una cadena de milagros, 
el  llegar  a  existir  de  la  Tierra,  el  desarrollo  de  la  vida  orgánica  en  ella,  la  evolución  de  la 
humanidad a partir de las especies animales. 

Desde  el  punto  de  vista  de  los  procesos  en  el  Universo  y  en  la  Naturaleza,  y  sus 
probabilidades  estadísticamente  abrumadoras,  la  aparición  de  la  existencia  de  la  Tierra  a  partir 
de los procesos cósmicos, la formación de la vida orgánica a partir de los procesos inorgánicos, 
la  evolución  del  hombre,  finalmente,  a  partir  de  los  procesos  de  la  vida  orgánica,  son  todas 
" infinitas improbabilidades" , son " milagros"  en el lenguaje cotidiano. 

Es  debido  a  este  componente  milagroso  presente  en  la  realidad  que  los  eventos,  sin 
importar  cuan  anticipados  estén  en  el  miedo  o  la  esperanza,  nos  impactan  con  un  shock  de 
sorpresa una vez que han sucedido. 

El  impacto  de  un  acontecimiento  no  es  nunca  completamente  explicable,  su  facultad 
trasciende  en  principio  toda  anticipación.  La  experiencia  que  nos  dice  que  los  acontecimientos 
son milagros no es ni arbitraria ni sofisticada es, por el contrario, de lo más natural, en realidad, 
en la vida cotidiana, es casi un lugar común. Sin esta experiencia corriente, la parte asignada por 
la religión a los milagros sobrenaturales sería poco menos que incomprensible. 

Aquí Hannah llega a la misma conclusión que llegamos nosotros anteriormente. Ella lo hace por 
otros  caminos,  naturalmente,  ya  que  no  conoce  ni  le  interesa  conocer  nuestros  rudimentos.  Pero  lo 
importante es que llega a entender que un milagro es una suma de sucesos que están fuera del manejo 
del hombre, y con eso ya alcanza para aceptar nuestra trascendencia, algo que la ciencia no siempre ha 
visto con buenos ojos. 

He  elegido  el  ejemplo  de  los  procesos  naturales  que  son  interrumpidos  por  el 
advenimiento  de  una  " infinita  improbabilidad"  con el  propósito  de  ilustrar  que  lo  que  llamamos 
real en la  experiencia ordinaria  ha  en  general adquirido su existencia  a  través  de  coincidencias 
más extrañas que la ficción. 

Por supuesto que este ejemplo tiene sus limitaciones y no puede ser aplicado sin más al 
dominio  de  los  asuntos  humanos.  Sería  pura  superstición  esperar  milagros,  "infinitas 
improbabilidades" ,  en  el  contexto  de  procesos  automáticos  ya  sean  históricos  o  políticos, 
aunque tampoco esto puede ser nunca completamente excluido. 

La historia, en oposición a la naturaleza, está llena de acontecimientos; aquí el milagro del 
accidente  y  de  la  " infinita  improbabilidad"   ocurre  tan  frecuentemente  que  incluso  parece 
completamente extraño el hecho de hablar de milagros. 

Pero la razón de esta frecuencia es meramente que los procesos históricos son creados y 
constantemente interrumpidos por la iniciativa humana, por el  initium  que el hombre es, en tanto 
es un ser que actúa. 

De aquí que no sea en lo más mínimo supersticioso, es más bien un precepto del realismo 
buscar  lo  imprevisible  y  lo  impredecible,  el  estar  preparado  para  el  esperar  " milagros"   en  la 
esfera política. 

Esta  es  una  forma  muy  elegante  de  aceptar  nuestras  creencias  y  convicciones  sin  trasuntar 
participación  personal.  La  gente  con  repercusión  social  suele  hacerlo  para  cumplir  con  su  propia 
creencia y, de paso, no quedar expuestos a lo que se considera como “ridícula” fe en un Dios invisible.
43 

Lo Ridículo de la Incredulidad 
Y cuanto  más  esté  desequilibrada  la balanza en favor  del  desastre, tanto más  milagroso 
aparecerá el  acto realizado en libertad; porque  es el desastre  y  no  su  salvación,  lo  que siempre 
ocurre automáticamente y que por lo tanto siempre debe aparecer como irresistible. 

Objetivamente,  esto  es,  visto  desde  afuera  y  sin  tener  en  cuenta  que  el  hombre  es  un 
inicio y un iniciador, la posibilidad de que el futuro sea  igual al pasado es siempre abrumadora. 
No  tan  abrumadora,  por  cierto,  pero  casi,  como  lo  era  la  posibilidad  de  que  ninguna  tierra 
surgiera  nunca  de  los  sucesos  cósmicos,  de  que  ninguna  vida  se  desarrollara  a  partir  de  los 
procesos  inorgánicos  y  de  que  ningún  hombre  emergiera  a  partir  de  la  evolución  de  la  vida 
animal. 

La  diferencia  decisiva  entre  las  " infinitas  improbabilidades" ,  sobre  la  cual  descansa  la 
realidad  de  nuestra  vida  en  la  Tierra,  y  el  carácter  milagroso  inherente  a  esos  eventos  que 
establece  la  realidad  histórica  es  que,  en  el  dominio  de  los  asuntos  humanos,  conocemos  al 
autor  de  los  " milagros" .  Son  los  hombres  quienes  los  protagonizan,  los  hombres  quienes  por 
haber recibido el doble don de la libertad y la acción pueden establecer una realidad propia. 

Es obvio que podrá resultarte al menos muy discutible esta óptica respecto a la libertad, pero es 
una  posición  considerada  “seria”  y  muy  tenida  en  cuenta  por  las  diferentes  escalas  sociales  de  la 
humanidad.  La he publicado, con  las  reservas  del  caso, pues tengo  la intención, más  adelante, que  tú 
mismo puedas establecer las diferencias notorias de vivir EN Cristo a vivir fuera de Dios. 

No  podemos cometer el  error,  ­ Ten esto  muy en cuenta  ­,  que el mundo secular  ha cometido 


desde  siempre:  burlarse  de  lo  que  piensan  los  demás  o  descalificarlo  tozudamente.  Estando  bien 
plantados  sobre  nuestros  pies  de  creyentes  firmes,  sólidos  y  maduros,  podemos  cumplimentar  el 
consejo de Pablo: examinarlo todo y rescatar lo bueno. 

Es  cierto  que  en  este  intrincado  trabajo,  que  por  su  esencia  filosófica  quizás  abusa  de  los 
sofismos  y  parecería  no  arribar  a  nada  concreto,  hay  un  par  de  puntos  claros  que  demuestran  una 
evidencia que ya nadie puede negar: el hombre alberga en su corazón la certeza de la existencia de 
alguien espiritualmente superior a él. Después, si quiere aceptarlo o no, es decisión propia de su libre 
albedrío. 

Lo que quiero significar con esto es que, en la casa de cada hombre o mujer del planeta, suena 
el timbre de su puerta de calle. (Ya no se golpean más con los nudillos, como pareciera entenderse en el 
texto bíblico) Si abres esa puerta o no, es decisión tuya. 

Esto por un lado. Por el otro, encontré otro trabajo secular sobre la libertad, realizado en base a 
preguntas  clásicas,  que  nos  dará  pie  a  aportar  en  cada  caso  nuestra  posición  sustentada  por  el 
evangelio. 

Y  lo  quiero  hacer  para  no  encerrarnos  dogmáticamente  en  nuestras  creencias  sin  la  menor 
apertura para –  Al menos  – observar lo que se mueve en nuestro derredor. Este trabajo no tiene autor 
conocido y expresa lo siguiente: 

Libertad es una palabra que nos gusta oír. Somos partidarios de la libertad. Pero al mismo 
tiempo algo nos hace pensar que hay matices y aspectos menos claros. Por ejemplo, la libertad 
de un asesino es una libertad malvada, mal empleada. Comencemos, pues, a matizar.
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· A. ¿Quién es más libre?
· B. Aclarando lo que la libertad no es.
· C. ¿Qué es y cómo crece la libertad 

A. ¿QUIEN ES MÁS LIBRE? 


1.  ¿Es  más  libre  el  que  siempre  sigue  sus  caprichos?  Más  bien  es  esclavo  de  sus 
apetencias.  Así lo  reconocía  una joven que  afirmaba:  " Me  gusta sacrificarme  de vez en cuando, 
pues esto me hace sentirme libre" . 

Esta es, precisamente, la libertad que critica la iglesia cuando alguien la menciona como un don 
del  Señor  que  no  podemos  despreciar.  Eso  demuestra  que  son  muchos  los  hermanos  que  no 
entendieron su verdadero significado. 

2. ¿Un caballo salvaje es libre? Ningún animal es libre. Un caballo salvaje parece gozar de 
libertad de movimientos, pero los instintos le dirigen inevitablemente. Sólo los seres inteligentes 
son libres. 

Esta definición también está muy buena, porque hace una diferencia notoria que los hombres no 
siempre estamos en condiciones de hacer: la diferencia entre las libertades animales a las humanas. Y 
en lo único que el ser humano se muestra “animal” es cuando se deja llevar por su alma, (ánima) y no 
vive por su espíritu. 

3.  ¿Es  más  libre  quien  cambia  de  criterios  según  el  ambiente?  Más  bien  es  esclavo  del 
ambiente,  como  una  veleta  no  se  mueve  por  sí  misma  sino  al  dictado  del  viento.  Otra  cosa 
diferente es la persona que sin faltar a sus ideales sabe manejarse con flexibilidad. 

Echa  un  vistazo a  nuestros  conocidos  ambientes  eclesiásticos.  ¿La  gente  que  se  reúne en  los 
templos, se comporta tal cual es, por sí misma, o conforme a lo que se espera de ella en esos lugares? 
No pienses más; ya tienes la respuesta y lo sabes. ¿Libertad? 

4.  ¿Quién  no  decide  es  más  libre?  Es  más  indeciso.  Aparenta  más  libertad  porque  tiene 
más  opciones  donde escoger  al no haberse comprometido con  ninguna. Pero en realidad no se 
es más libre por el número de opciones sino por saber descubrir y elegir las correctas. 

El recién nacido y el animal salvaje tienen muchas posibilidades, pero no son libres. Quien 
nunca decide deteriora su libertad pues en ocasiones futuras le será más difícil escoger. Por otro 
lado, mientras no se decida está eligiendo no actuar y su pasividad le domina. 

Míralo  desde  este  ángulo:  de  Cero  a  Cuatro  años,  el  niño  depende  de  su  madre,  tanto  en  su 
comida  como  en  el  resto  de  su  atención.  Luego,  si  es  varón,  pasará  a  depender  de  su  padre  que 
deseará enseñarle como deben comportarse los hombrecitos… 

Más tarde, irá a las escuelas de enseñanza primaria y secundaria. Allí quienes tendrán el mando 
serán  maestros,  profesores,  celadores  y  preceptores.  Si  a  eso  le  sumas  un  servicio  de  tipo  militar, 
deberás sumarle que allí los que mandan son los oficiales con grado y rango para ello. 

Esa  es,  a  grandes  rasgos,  la  vida  de  un  humano  en  el  marco  de  países  medianamente 
previsibles. Si a todo esto le añades que esa persona va a una iglesia y que en ella el que manda es el 
pastor y sus ayudantes, ya tienes el panorama de las libertades humanas bien completo.
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Es  curioso,  pero en países donde cuesta mucho  hacer  funcionar  los sistemas  democráticos,  la 


gente se queja del autoritarismo, despotismo y tiranía, pero yo pregunto: sobre las bases de crianza que 
hemos visto: ¿Quién ha sido preparado para pensar por sí mismo en auténtica libertad? 

5.  Quien  no  tiene  metas  en  su  vida  es  más  libre?  El  barco  mercante  que  nunca  llega  a 
puerto  es  inútil,  por  mucho  que  navegue.  La  inteligencia  que  no  descubre  verdades  es 
defectuosa, por  mucho  que  piense. La libertad  sin fines donde  ir es  una herramienta  inservible. 
La mejor libertad es la que conduce a puertos mejores  

Esto, independientemente del sentido que en este artículo se le da, es una irrebatible verdad. Te 
pregunto, a ti mi hermano o hermana que concurres hace años a una iglesia y eres o dices ser cristiana 
o  cristiano,  con  fe  y  sinceridad:  ¿Cuales  son  tus  metas  para  los  próximos  cinco  años?  Piénsalo.  Si 
descubres que no las tienes, más allá de no faltar a ninguna reunión ni culto, creo que estás bien débil… 

B. ACLARANDO LO QUE LA LIBERTAD NO ES 


6. ¿Puesto que soy libre puedo hacer lo que me da la gana? Bueno, pero esto no significa 
que  dé  lo  mismo.  No  es  indiferente  escoger  el  bien  o  el  mal.  No  da  igual  conseguir  dinero 
mediante el trabajo o a base de robos y asesinatos. En ambos casos son decisiones libres, pero 
una es equivocada y malvada. Somos responsables de nuestras elecciones. 

Aunque te parezca mentira, puedo asegurarte que, hablar de libertad en los ambientes cristianos, 
trae aparejado este  pensamiento, el que  uno quiere vivir como se  le da  la gana. Y tal como se  explica 
aquí,  eso  no  significa  transformarse  en  un  promiscuo  o  un  libertino.  En  todo  caso,  también  hay 
promiscuidad y libertinaje con barniz religioso. 

7.  ¿La  libertad  humana  es  absoluta?  Es  limitada.  No  podemos  respirar  bajo  el  agua,  ni 
volar,  etc.  No  somos  todopoderosos,  pero  dentro  de  nuestras  limitaciones  podemos  dirigir 
nuestra vida en un sentido u otro. 

Claro,  esto  es  correcto.  Esta  es  la  interpretación  de  un  hombre  común,  de  un  ser  humano 
corriente. Pero resulta ser que un hijo de Dios es absolutamente diferente a otros. Porque, en libertad, 
no puede  hacer  por sí mismo ninguna de estas cosas,  pero en Cristo  es  más que vencedor por que  – 
Dice la Palabra ­, todo lo puede en Él. 

8.  ¿Libertad  es  capacidad  de  elegir?  Los  animales  y  seres  privados  de  razón  también 
escogen,  pero  no  son libres. (Y  no  se  les  encarcela  porque  no son responsables de sus  actos). 
La libertad requiere elegir inteligentemente. 

La inteligencia es un atributo que emana de una mente más o menos ejercitada o capacitada. Así 
y todo, es falible y, pese a esa supuesta libertad, puede equivocarse y muy feo. Cuando se depende de 
Dios,  en  cambio,  y  solamente  se  toman  decisiones  en  plena  obediencia  a  Él,  los  riesgos  de  error  son 
mínimos, inexistentes. 

9.  ¿Libertad  es  capacidad  de  elegir  el  mal?  No.  No.  El  ser  más  libre  de  todos  es  Dios  y 
nunca escoge el mal. Elegir el mal es un error de la inteligencia o de la voluntad. Manifiesta que 
hay libertad pero una  libertad  defectuosa, capaz  de  equivocarse.  Precisamente del  mal hay  que 
librarse.
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Cuidado: si  a  esa  libertad  el  hombre  se  la  toma  por  diversas causas  humanas,  tales  como  “yo 
puedo”, “a mí se me antoja”, “a mí nadie me da órdenes”, o cosa por el estilo, puede terminar eligiendo 
algo malo. Pero si la libertad es en Cristo, la opción siempre será la adecuada. 

De modo semejante, quien hace un razonamiento equivocado muestra que piensa, pero 
su inteligencia es pobre. Las cosas no se definen por sus errores: la inteligencia no es la facultad 
de  fallar  razonando;  un  coche  no  es  un  medio  de  accidentarse  viajando;  la  libertad  no  es  la 
capacidad de equivocarse eligiendo. 

No se trata de escoger deliberadamente mal sino bien. La mejor libertad es la que siempre 
reconoce y elige el bien, como la mejor inteligencia es la que razona siempre bien alcanzando la 
verdad. 

Lo dicho al final de este párrafo, corrobora lo que hemos dicho anteriormente. Lo que sucede es 
que ese “elegir el bien”, es un razonamiento más bien religioso y demasiado abarcativo. Deja al hombre 
en una dudosa libertad de suponer que el bien está donde “le parece” que está. Y todos sabemos muy 
bien que no es así. Sólo el conocimiento de la Verdad te hará genuinamente libre. 

C. ¿QUÉ ES Y CÓMO CRECE LA LIBERTAD? 


10. La libertad requiere el uso de la inteligencia y de la voluntad. Es una capacidad propia 
de los seres inteligentes que eligen empleando su inteligencia y voluntad. 

Si  estamos  hablando  de  libertad  conforme  a  decisiones  humanas  y  personales,  totalmente  de 
acuerdo,  así  es.  Si  hablamos  de  otra  clase  de  libertad,  que  provenga  desde  el  espíritu  humano,  las 
cosas ya serán bien distintas. 

11. La libertad necesita de la verdad. La libertad requiere: del entendimiento (facultad que 
busca  la verdad) y de la  voluntad (facultad  que busca el  bien). Usando ambas  el hombre puede 
determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo. 

Anda  muy  cerca  de  esa  verdad  el  autor  de  este  trabajo.  Pero  esa  cercanía  no  significa  haber 
llegado.  Porque  una  cosa  es  buscar  una  verdad,  ya  sea  filosófica,  doctrinal  o  dogmática,  y  otra  muy 
distinta es encontrar y conocer la Verdad. 

12. Definiciones de libertad. Estas tres definiciones coinciden : 

* Capacidad de elegir inteligentemente. 

* Capacidad de realizar acciones deliberadas. 

* Capacidad de elegir el bien previamente conocido. 

Podemos aceptar esto, pero condicionándolo, obviamente, a las formas en que se acceda a esas 
capacitaciones. Muchos creen que Dios viene a levantar para sus ministerios a los capacitados, mientras 
que la experiencia y la verdad nos dicen que Él mismo capacita a los que luego va a levantar. 

13. ¿Puede crecer la libertad? Puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de 
conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito 
de optar por el bien.
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La que crece no será necesariamente la libertad, sino la persona que la posee o la desarrolla. Y 
crecer  no  significará  aumentar  en  número,  cantidad  o concurrencia,  sino  en una  palabra  que  resultará 
siempre clave en todas estas cosas: madurez. 

14.  ¿Cómo  disminuye  la  libertad?  Disminuye con  los  pecados,  pues  los  vicios  dificultan 
elegir bien. " El que peca es esclavo del pecado" . Por ejemplo, la persona que se deja vencer por 
la  pereza  cada  vez  se vuelve  más  perezosa  y  le  cuesta  escoger  bien  en asuntos  que  supongan 
esfuerzo. 

Esto es decididamente cierto. Alguien, a quien el sistema eclesiástico pretendía imponerle formas 
de  vida  de  apariencia  y  religiosidad,  dijo  alguna  vez:  “ mira;  soy  una  persona  libre  porque  así  es 
como me siento. Y no salí de la esclavitud del pecado para venir a someterme a la esclavitud de 
la politiquería religiosa.”  Brillante. 

15. ¿Quiénes ayudan a ser libres? Los que difunden la verdad ­" la verdad os hará libres" ­, 


y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien invita a un amigo a drogarse le dificulta la libertad 
atándole  a  ese  defecto;  en  cambio,  quien  anima  a  trabajar,  rezar  o  comportarse  bien  facilita  el 
buen ejercicio de la libertad. 

Está  muy  bien  intencionado  el  concepto,  pero  le  falta  lo  esencial.  Durante  mucho  tiempo  los 
cristianos  (Independientemente  de  sus  credos)  hemos  predicado  y  enseñado  moral  y  buenas 
costumbres. ¿Es malo? No, pero insuficiente. Lo que debemos predicar es a Cristo resucitado. Y Él, en 
la vida de los que le acepten, hará el resto. 

16. ¿Dónde se da la mayor libertad? En el cielo, donde la inteligencia y voluntad alcanzan 
su mayor perfección, descubren con toda facilidad donde está el bien verdadero y eligen siempre 
con acierto. 

Esta  es una  hermosa visión  del  cielo, pero presenta un pequeño inconveniente:  en  la  Biblia no 


hay descripción  de  ese cielo y de  las actividades  que los que vayamos allí cumpliremos,  por  lo que  lo 
expuesto es solamente hipótesis, conjeturas. Bien intencionadas, pero sin respaldo bíblico. 

16.  ¿Las  leyes  obstaculizan  la  libertad?  Depende.  Si  fomentan  el  mal  y  estorban  al  bien, 
entonces  dificultan  la  libertad.  En  cambio,  las  leyes  correctas  favorecen  la  libertad  en  dos 
sentidos: 

. El problema más grave en la República Argentina, no es ni la corrupción, ni la inseguridad, ni la 
droga ni  la  delincuencia  en  todos  los  niveles.  El  problema  mayor  en mi  país,  (Y  seguramente también 
podría serlo en el tuyo), es la Justicia humana. Porque esa área no maneja actos justos o injustos, sólo 
maneja leyes. Y luego se pone a orar o a rezar si es que cree en algo, para que esas leyes sean justas. 
No alcanza… 

La  libertad  propia  se  mueve  habitualmente  en  roce  y  conflicto  con  otras  libertades. 
Entonces es  necesario  un  ordenamiento que regule  las relaciones  humanas. Sin esto, imperaría 
la  ley  del  más  fuerte  aplastando  la  libertad  de  los  demás.  En  este  sentido,  las  leyes  son 
imprescindibles para la libertad humana. 

Esta  que  aquí  se  expone,  ha  sido,  es  y  sigue  siendo  la  base  de  nuestros  principales  errores. 
Porque si bien es real y no puede discutirse esa falta de orden a la que aquí se alude, nadie ha sabido 
determinar si, fuera de Dios, alguien está capacitado para realizar ese ordenamiento.
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Por  tanto,  si  no  existe  esa  persona  humana,  (Y  yo  creo  firmemente  que  no  existe),  habrá  que 
tomar la grave y nada sencilla decisión de dejarle al Señor la puesta en marcha de ese ordenamiento. El 
problema es que para que ello sea activado, se necesita algo más que creer en Dios: se necesita confiar 
a ciegas en Él, algo que ni en los más altos niveles de la religión organizada pueden entender y mucho 
menos adoptar. 

El caso es que  con estos dos  trabajos, (El  primero  bien filosófico,  el segundo secular  pero con 


tendencia cristiana nominal), ya  tienes  una  idea más  bien remota, pero  idea al  fin,  de  lo que el mundo 
supone, cree o estima que es la libertad. 

Desde Nuestro Mundo Íntimo 


Ahora te invito a introducirte en nuestro mundo íntimo de cada día, La Biblia, y buscar que cosa, 
a partir de ella, entiende Dios como libertad. Al final de esto, veremos si la visión de Dios coincide o no 
con la de los hombres. Y en función de ello, si la puedes disfrutar fuera de los templos o es simplemente 
un espejismo que liquida a desobedientes y rebeldes. 

A la palabra Libertad, en la Biblia, la encontramos con el vocablo griego ELEUTHERIA, mientras 
que  otras  derivadas  son:  ELEÚTHEROS,  para  Libre,  Independiente,  ELEUTHERÓO,  para  Liberar  y 
APELEÚTHEROS, para Liberto. 

En  el  Nuevo  Testamento,  ELEUTHERIA  (Libertad)  se  encuentra  en  once  ocasiones,  de  las 
cuales  siete  en  trabajos  de Pablo, dos  en  la carta  de  Santiago  y  otras  dos  en  las  epístolas  de  Pedro. 
ELEÚTHEROS, mientras, en 23 oportunidades: dieciséis en Pablo, dos en Juan, una en Mateo, una en 1 
Pedro y tres en Apocalipsis. 

Por su parte ELEUTHERÓO, se encuentra siete veces, de las cuales cinco están en Pablo y dos 
en Juan, y APELEÚTHEROS solo en 1 Corintios. El uso de este tipo de vocablos se concentra, pues, en 
los  trabajos  de  Pablo,  especialmente  en  su  carta  a  los  Romanos,  Corintios  y  Gálatas,  además  del 
evangelio de Juan, mientras que está totalmente ausente del vocabulario de los sinópticos, a excepción 
de un texto en Mateo. 

ELEUTHERIA, (Libertad) se deriva de ELEÚTHEROS (Libre, Independiente) y proviene de la raíz 
LEUDH,  que  en  latín  es  Liber  y  en  castellano  es  Libre.  Su  significado  amplio  es  “perteneciente  al 
pueblo”.  Pero  no  se  habla  de  un  sentido  restrictivo  de  “gente”,  peyorativo  desde  el  punto  de  vista 
psicológico, sino en contraposición con  los esclavos y los extranjeros,  lo que arroja un significado muy 
cercano a: libre desde el punto de vista político. 

Quiero  recordarte  para  que  entiendas  bien  de  lo  que  estamos  hablando,  que  cuando  digo 
“política” y tú imaginas mítines, discursos, arengas, democracia, elecciones y gobiernos, en realidad de 
lo que estoy hablando es de lo que realmente significa esa palabra: una forma de vida. 

Por  lo  expuesto,  nos  encontramos  con  que  ELEUTHERIA,  significa  literalmente  Libertad, 
Independencia,  en  el  sentido  de  disponer  libremente  sobre  sí  mismo,  independientemente  de  los 
demás. Nunca se dijo que fuera independiente de Dios, sino de hombres. ¿Y si son hombres de Dios? 
Ningún hombre de Dios te quitaría la libertad. ¿O has visto que Jesús lo hiciera con alguien? 

Esta  acepción  se  ha  desarrollado,  ante  todo,  en  contraste  con  la  carencia  de  libertad  de  los 
esclavos.  De  un modo  análogo,  el  adjetivo ELEÚTHEROS  significa  Libre,  Independiente,  de  condición 
libre, y se refiere, pues, al que es dueño de sí mismo.
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¡Pero hermano…! ¿No es Dios dueño de nosotros, ya que nos compró por precio de sangre? Sí, 
lo es. Pero tú aceptarás eso voluntariamente o jamás Él ejercerá esa propiedad. Si tú le entregas tu 
vida, Él la bendice, la fructifica, la multiplica y la utiliza, pero si no se la entregas, te deja en libertad y tú 
te las arreglas como puedas. 

Posteriormente,  el  adjetivo  y  el  sustantivo  se  utilizan  también  para  designar  la  actitud  o  el 
comportamiento  que  procede  de  esa  libertad.  Y  esto  tiene  varias  aristas  que  convendrá  ver  por 
separado,  ya  que  cada  uno  entrega  un  elemento  que  es  muy  útil  para  encontrar  lo  que  estamos 
buscando. 

Disponer Libremente de Ti Mismo 


En primer lugar, en un sentido positivo (La mayoría de las veces), como noble, que se domina a 
sí  mismo;  nobleza,  sinceridad.  En  segundo  orden,  en  un  sentido  negativo,  que  es  menos  frecuente, 
donde hablamos de desconsiderado, desenfadado. 

Fíjate que el adjetivo APELEÚTHEROS, enlaza con la acepción originaria y designa al Liberto, a 
alguien  que  no  es  libre  por  naturaleza,  (Lo  cual  es  esencial  en  este  concepto  griego).  Igualmente,  el 
verbo  ELEUTHEROÚN,  tiene  el  significado  de  liberar,  hacer  libre,  y  no  sólo  se  refiere  a  los  esclavos, 
sino a la liberación de toda atadura que impide la libre disposición sobre uno mismo. 

Aquí  podríamos acotar, sin  riesgo de  confundir a  nadie,  que  una cosa  es  la  libertad  de  la  cual 
estamos  hablando  y  a  la  que  llegamos  por  el  conocimiento  de  la  Verdad  que  es  Cristo,  y  otra  muy 
distinta si en su nombre somos liberados de alguna esclavitud pecaminosa o demoníaca. 

Ahora  bien;  en  cuanto  a  los  diferentes  matices,  ELEUTHERIA  no  tiene  nunca,  en  el  Nuevo 
Testamento,  el  sentido  de  libertad  externa  y  política  con  que  aparece  en  el  griego  profano:  Hay  que 
concluir  o  entender,  entonces,  que  en  el  Nuevo  Testamento  no  juega  ya  un  papel  importante  la 
recuperación de la libertad política del pueblo de Israel (Jesús no fue ni es un mesías político). 

Esto es importante para nosotros desde el punto de vista con que solemos mirar las escrituras. El 
Nuevo Testamento es, a todas luces, el manual de vida contemporáneo en el cual se fundamentan los 
comportamientos y las conductas de los cristianos del tiempo presente. 

Entonces, el sentido formal de “ disponer libremente de sí mismo y de la propia existencia” , 
se separa también totalmente en el Nuevo Pacto. El vocablo ELEUTHERIA se utiliza exclusivamente en 
relación con “ la libertad y la gloria de los hijos de Dios” . 

(Romanos  8:  20)=  Porque  la  creación  fue  sujetada a  vanidad,  no  por  su  propia voluntad, 
sino  por  causa  del  que  la  sujetó  en  esperanza;  (21)  porque  también  la  creación  misma  será 
libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 

Entiende: todo el universo creado ha sufrido las consecuencias del pecado humano, y ha estado 
sujeto a contaminación, futilidad y corrupción. Sin embargo, ese proceso de deterioro es sólo temporal, 
porque  Dios  ha  provisto  esperanza  y  liberación.  En  el  tiempo  de  nuestra  redención  final,  la  creación 
misma será purificada y compartirá nuestra gloria. Libertad de Pecado. 

(2 Corintios 3: 17)= Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí 
hay libertad.
50 

Cuando  Moisés  dejaba  al  pueblo  solo  para  ir  a  estar  en  la  presencia  del  Señor,  se  quitaba  el 
velo. Hoy, bajo el Nuevo Pacto, volverse al Señor es sincerarse totalmente con el Espíritu, quien a su 
vez otorga libertad de llegar sin velo a la presencia de Dios en Cristo. 

El  consejo  o  sugerencia  apostólica,  aquí,  es  que  tú  inviertas  todo  tu  tiempo  en  buscar  la 
presencia de Dios, mientras esperas allí que el Espíritu te transforme a la imagen plena de su glorioso 
Hijo, y toma esa libertad prometida para adorar en espíritu y verdad como salga de tu corazón. 

(Gálatas 5: 1)= Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis 
otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 

Pablo  comienza  su  presentación  de  las  cuestiones  prácticas  del  evangelio  exhortando  a  los 
Gálatas  a  usar su  libertad  cristiana  apropiadamente.  Deben mantenerse  firmes  en  ella  y  guardarse de 
cualquier clase de violencia. 

¿Cuál es la Libertad Cristiana? 


La  gran  pregunta  a  la  que  arribamos,  ya,  aquí,  es:  ¿Cuál  es  la  libertad  cristiana?  Porque  la 
espiritualidad, fíjate, es el resultado de la acción de Jesucristo, a través del Espíritu Santo, en la vida del 
creyente. 

No se alcanza en modo alguno por la observancia de código formal alguno  Cualquier intento de 
alcanzar  la  rectitud  atendiendo  a  una  lista  de  prohibiciones  y  autorizaciones,  es  infructuoso.  Dios  nos 
llama  a  amar  a  los  otros  y  servirlos  tal  cual  Jesús  lo  hizo,  por  el  poder  del  mismo  Espíritu  Santo  y, 
naturalmente, en esa misma libertad. 

Lo adecuado, entonces, para tu vida, la mía y la de cualquier creyente genuino, es andar en esa 
libertad  que  Cristo  compró  para  nosotros,  sin  someter  nuestra  alma  a  reglamentaciones  legalistas, 
independientemente  de  lo  bien  intencionadas  y  aconsejables  que  puedan  parecer.  Libertad  del 
Legalismo. 

Cuando  Santiago  habla  de  la  ley  de  la  libertad,  por  allí,  por  1:25  y  2:12  de  su  carta,  la 
ELEUTHERIA  es  el  nuevo  orden  vital  en  el  que  el  hombre  vive  de  acuerdo  con  la  voluntad  de  Dios. 
También el verbo ELEUTHERÓO es empleado únicamente para expresar la acción que acontece o ha 
acontecido por medio de Jesús en sus propias y concisas expresiones al respecto. 

Por el contrario, ELEÚTHEROS tiene la mayoría de las veces el sentido de “libre en oposición a”. 
DOÚLOS, al igual que en el griego profano, igual a esclavo. Hay varias escrituras para compartir sobre 
estos tenores. Luego será el momento de definir todos estos aparentes “tecnicismos” teológicos. 

(Gálatas 3: 28)= Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; 
porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 

Está  muy claro desde la  escritura, aunque  tú y yo sabemos perfectamente  que no  lo está tanto 


en  las  iglesias.  En  Cristo,  las  distinciones  de  raza,  rango  o  sexo  no  impiden  establecer  vínculos 
fraternales, ni garantizan privilegios especiales. 

¿Es  que  estaré  condenado  a  repetir  las  mismas  palabras,  los  mismos  conceptos  en  todos  los 
capítulos? Porque en el que hablo de la culpa, creo que tuve que decir exactamente lo mismo. ¿Es mera 
casualidad? ¿O tal vez estamos hablando de “causalidad”? Libertad de raza, clase, sexo y condición.
51 

¡Ganaban los Incrédulos! 


(Efesios  6:  5)=  Siervos,  obedeced  a  vuestros  amos  terrenales  con  temor  y  temblor,  con 
sencillez  de  vuestro  corazón,  como  a  Cristo;  (6)  no  sirviendo  al  ojo,  como  los  que  quieren 
agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; (7) 
sirviendo  de  buena  voluntad,  como  al  Señor  y  no  a  los  hombres,  (8)  sabiendo  que  el  bien  que 
cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 

Esto tiene la simpleza de lo dicho con claridad meridiana. Ya lo hemos tratado con relación a que 
no  debemos  ni  podemos  hacer  acepción  de  personas.  Porque,  fíjate,  tenemos  la  auténtica  libertad de 
vivir conforme a como nos haya tocado vivir y no como a una mayoría le parece. 

Y allí llegamos a un punto en el que quizás algunos no estarán muy de acuerdo, porque han sido 
formados,  enseñados,  potenciados  y  hasta  programados  de  otro  modo:  que  las  mayorías  no 
necesariamente tienen la razón. Apenas tienen mayoría. 

Que mil personas piensen que el cielo es blanco y cien piensen que es verde, da como verdad 
que el cielo es blanco. Pero no lo es. ¡Y tampoco es verde! Si cuando los espías que entraron a la tierra 
prometida  y  se  asustaron  por  los  gigantes  hubieran  sometido  ese  asunto  a  votación  democrática, 
¡Hubieran ganado los incrédulos! ¿Qué te parece? Libertad de Decisión. 

(Colosenses  3:  9)=  No  mintáis  los  unos  a  los  otros,  habiéndoos  despojado  del  viejo 
hombre con sus hechos, (10) y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó 
se va renovando hasta el conocimiento pleno, (11) donde no hay griego ni judío, circuncisión ni 
incircusión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos. 

Leíste mil veces este pasaje y otras tantas estuviste tentado de preguntárselo a alguien. Pero por 
falta  de  tiempo  o  porque  no  encontraste  a  alguien  que  pudiera  darte  una  buena  respuesta,  te  lo 
guardaste.  ¿Qué  cosa  era  un  escita? Los  que  han  hecho seminarios  o  institutos bíblicos,  lo  saben.  El 
resto…lo seguíamos leyendo y pasando de largo “hasta otro día…” 

Como raza, los escitas estaban situados al norte de los mares Caspio y Negro. Los antiguos los 
consideraban  como  muy  inferiores  en  inteligencia  y  cultura.  Esta  palabra,  asociada  con  el  término 
“bárbaro”, denota a una persona ínfimamente instruida. 

Pero en la gracia de Dios, todos tienen la misma recepción: “En Cristo” todas las distinciones se 
desvanecen.  Me  gustaría  mucho  que  este  texto  estuviera  en  algunas  plataformas  de  congregaciones 
donde parecería enseñarse que hay un cielo para analfabetos y otro para universitarios y profesionales. 

La idea central, entonces, en este texto, es que si como única condición que Dios necesita para 
dejar de lado cualquier clase de diferencia, es que nos despojemos de nuestro viejo hombre. Porque a 
eso no se lo podemos pedir que lo haga el Señor. El podrá fortalecernos y respaldarnos, pero dejar de 
lado ese viejo hombre con sus manías y vicios, es una decisión nuestra. Libertad del pasado. 

(Apocalipsis  6:  15)=  Y  los  reyes  de  la  tierra,  y  los  grandes,  los  ricos,  los  capitanes,  los 
poderosos,  y  todo  siervo  y  todo  libre,  se  escondieron  en  las  cuevas  y  entre  las  peñas  de  los 
montes; (16) y decían a los montes y a las peñas: caed sobre nosotros, y escondednos del rostro 
de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; (17) porque el gran día de su ira 
ha llegado; ¿Y quien podrá sostenerse en pie? 

Ir y Venir Adonde Quieras


52 

Estamos  hablando  de  la  enseñanza  clásica  de  estos  textos,  donde  se  describe  una  catástrofe 
cósmica anunciada en el sexto sello. Sin embargo, sería muy bueno re­estudiar todo esto y recordar que 
este libro está lleno de símbolos que no podemos cambiar por lo literal cuando se nos ocurre. 

Porque yo te acepto esta hecatombe como un infierno nuclear (Es lo que mayormente se busca 
para coincidir), si  tú me aceptas que  no  habría catástrofe nuclear, ni climática  ni de  otra característica 
que pueda enrollar como un pergamino al cielo que conocemos como tal. 

¡Pero  hermano!  ¡Todos  sabemos  que  lo  del  cielo  enrollado  es  un  símbolo  que  representa  otra 
cosa! ¿Ah, sí, eh? Y dime algo: ¿Por qué ese asunto del cielo es un símbolo y no aceptamos que los de 
la luna y el sol de colores no lo sean? 

El caso es que cuando llegue  ese día, con catástrofes o  sin ellas,  nadie  quedará exento.  Los 


que crean que pueden verla por televisión o quedarse al margen, no entendieron este mensaje. Porque 
dice que hasta los libres se esconderán. 

En  este  caso,  esos  libres  de  los  cuales  se  habla,  se  traducen  de  la  palabra  ELEUTHEROS,  y 
significa “ Nacido libre, exento de obligación legal, no restringido, lo opuesto a lo esclavizado. Esta 
palabra  deriva  del  verbo  ELEUTHOMAI,  que  es  “venir”,  “ir”,  describiendo  de  este  modo  a  la  libertad 
como  a  la  capacidad  y  el  derecho  de  decidir  para  donde  se  quiere  ir  o  para  donde  no  se  desea  ir. 
Libertad de Movimiento. 

Lo  característico  de  esta  libertad  es  que,  pese  a  estar  en  total  y  abierta  oposición  a  cualquier 
clase de esclavitud, sin embargo deja bien establecido que ese libre, ha tomado la decisión por voluntad 
propia de ser esclavo de Cristo, un calificativo que en algún momento Pablo da de sí mismo. 

Esclavos: Solamente de Cristo 


¿Y que significa, desde el punto de vista bíblico, Libertad? En contraposición con la mentalidad 
griega profana, el Nuevo Testamento ve y define fundamentalmente al hombre, como un ser carente de 
libertad. ¿En que contexto? ¿En que situación? La Palabra tiene la respuesta. 

(Romanos  6:  20)=  Porque  cuando  erais  esclavos  del  pecado,  erais  libres  acerca  de  la 
justicia. 

Pablo refuta, una vez más, la suposición de que la gracia alienta o permite el pecado. Para ese 
fin,  usa  la  analogía  de  la  esclavitud  para  oponerse  a  la  tolerancia  ante  el  pecado  y  lanza  una  severa 
advertencia sobre las serias consecuencias de ceder a su influencia. 

Entiende  esto:  eres  libre.  Pero  no  libre  a  secas,  como  se  lo  podría  determinar  en  cualquier 
sociedad. Eres libre en Cristo, y eso significa que deberás obedecer a Cristo, tu nuevo Maestro, y no al 
que fuera tu antiguo maestro, el pecado. Tienes libertad, es tu decisión. ¿Qué harás con ella? Libertad 
de Sometimiento. 

(2 Pedro 2: 18)= Pues hablando  palabras infladas  y  vanas,  seducen con concupiscencias 


de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 

(19) Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es 
vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
53 

Estas  consideraciones  deben  ubicarse  en  el  marco  de  toda  una  advertencia  global  contra  los 
falsos ministros. Que  en este caso son  rotulados como  “maestros”,  pero que  en  otros  textos similares, 
también toman forma de profetas, apóstoles o, incluso, hasta obreros, a los que llama “fraudulentos”. 

Y  en  ese  contexto,  señala  Pedro  que  esos  falsos  ministros  prometen  libertad  a  sus  liderados, 
pero  no  la  pueden  otorgar  en  modo  alguno  porque,  ellos  mismos,  son  esclavos  de  corrupción.  ¿Has 
visto algo parecido a esto, últimamente, no demasiado lejos de ti? 

Lo  atinado  será  que  vivamos  una  vida  sin  manchas,  sin  desviarnos  de  la  ruta  hacia  la 
semejanza  con  Cristo.  Para  que  ello  sea  una  realidad,  deberemos  evitar  diligentemente  regresar  a 
cualquier práctica  de  las  que ya hemos sido  liberados.  Tenemos que  entender que, si no lo  hacemos, 
corremos el riesgo de caer en una servidumbre mucho mayor. Libertad de Viejas Costumbres. 

Vistos los textos que hablan de esa posición antes mencionada, podemos concluir en que, ­ En 
efecto  ­,  se  ve  al  hombre  como  carente  de  libertad,  al  tiempo  que  se  le  niega  toda  posibilidad  de 
liberarse a sí mismo y de disponer libremente. 

Justamente, ese afán del hombre de disponer libremente de sí mismo, de la forma que sea, es lo 
que  normalmente  y  mayoritariamente  lo  conduce  a  una  esclavitud  mayor,  quedando  así  frustrada  su 
decisión primitiva. Una cosa es la libertad En Cristo y otra la libertad conforme a nuestra sabiduría 
humana. 

Lo Primero es el Reino 
(Mateo 16: 24)= Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, 
niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 

(25) Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por 
causa de mí, la hallará. 

Jesús  explica  lo que  sus discípulos  entienden, que  es  lo  mismo  que  mucha  iglesia  de hoy  aún 
ignora:  que  perder  la  vida,  es  encontrarla;  y  que  morir  es,  en  realidad,  vivir.  También  expresa  que 
negarse a sí mismo, no es asumir actitudes ascetas o estoicas, que son externas y falsas, sino poner los 
intereses del Reino en primer lugar y por encima de todo en la vida. No lo tomes ligeramente; sabes muy 
bien lo que cuesta cumplir esto. 

Tengo mis archivos repletos de correos en donde se me pide ayuda por tal o cual problema, casi 
siempre  relacionado  con  el  matrimonio,  los  hijos,  el  trabajo,  el  dinero,  los  sentimientos  y  hasta  las 
inclinaciones sexuales, pero casi ninguno en el que se me consulte sobre como servir mejor al Señor. 

Es  como  si  la  mayoría  de  los  cristianos  hubiera  entendido  que  el  asunto  básico  es,  en  primer 
término,  encontrar  la  solución  para  los  problemas  personales,  y  luego  sí,  ya  libre  de  todo  esto,  poder 
dedicarse a servir a Dios. ¿Sabes que? La Biblia sigue diciendo que es a la inversa. 

Tomar  la  cruz,  mientras  tanto,  no  significa  soportar  alguna  carga  irritante  o  colgarse  de  un 
madero,  flageándose, como  hacen  muchos  ignorantes  en cada  semana santa.  Tomar  nuestra  cruz  es 
renunciar a nuestras actitudes egoístas. Libertad de Conciencia. 

Va  quedando  en  claro,  entonces,  si  es  que has  sabido  seguirme,  que  la  verdadera  libertad del 
hombre no consiste en absoluto en la libre disposición sobre sí mismo que uno pueda ejercer, tanto en el 
sentido político como interior o estoico, sino en la vida en comunión con el Señor, en vivir conforme 
al designio original de Dios sobre el hombre.
54 

Entenderás ahora que, digan lo que digan los demás, (Así decía una vieja canción), les guste o 
no  les  guste  a  los controladores  de  siempre,  la  vida de  un  creyente en  libertad,  muy  lejos de ser  algo 
peligroso  para  él  o  para  el  Cuerpo,  es  una  verdadera  bendición.  Porque  no  hay  hombre  con 
testimonio de vida personal que le habilite a manejar mi libertad. 

Es que Tú no Eres Tuyo… 


Esto  es  muy  importante  que  lo  tengan  en  cuenta  aquellos  que  son  padres.  La  Biblia  dice  que 
debemos instruir a nuestros hijos. Eso es muy bueno y positivo. Pero de ninguna manera lo es decidir 
nosotros como van a vivir sus vidas ellos. ¿Por qué? Porque nuestro testimonio de vida no nos habilita 
para ello, ¿Está claro? 

Claro  que  para  que  el  hombre  pueda  lograr  esto,  debe  negarse  a  sí  mismo.  ¿Parecería  un 
contrasentido, no es así? Sí, porque se da la rara paradoja  que consiste precisamente en que, el que es 
libre, no se pertenece a sí mismo, sino a aquel que lo ha liberado: Jesucristo. 

Y  a  quien  pueda  parecerle  que  esto  que  digo  es  contradictorio  con  la  esencia  del  trabajo  en 
conjunto o denigrante para la figura humana, tengo que aclararte que la máxima libertad que un hijo de 
Dios  puede  tener,  es  estar  en  franca  y  total  dependencia  de  su  Padre.  ¿Qué  te  parece?  Libertad  de 
Esclavo voluntario. 

La comprensión de la libertad, en la época del Nuevo Testamento coincide, asimismo, con la del 
Antiguo Testamento, en que podemos ver al don de la libertad ligado a su donante. Así lo dice Pablo con 
total claridad, puedes verlo por ti mismo. 

(1 Corintios 3: Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro; (22) sea 
Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por 
venir, todo es vuestro, (23) y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. 

Aquí se ofrece una conclusión definitiva contra el exclusivista pensamiento sectario. Porque todo 
es vuestro, dice, y esto demuestra que los apóstoles habían sido privilegiados, no para que los corintios 
los sirvieran, sino a la inversa. 

La  apelación  está dirigida  a  todos  los creyentes,  para que  comprendan  que sus  líderes  son de 
Cristo  y  no  deben  ser  enfrentados  entre  sí  por  aquellos  quienes  los  han  recibido.  Esto,  claro  está, 
cuando esos líderes son, verdadera y genuinamente, DE Cristo. 

¿Es que  entonces deberemos  incorporar a  nuestro pensamiento global,  la hipótesis  o conjetura 


que  nos  señala  que  podría  llegar  a  existir  en  el  seno  de  la  iglesia,  algún  liderazgo  que  no  sirva  a 
Jesucristo? 

No lo hagas como hipótesis o conjetura; hazlo como certeza. ¿Crees que exagero? ¿Jamás has 
sabido  de  alguno?  Por  favor,  somos  un  Cuerpo,  no  una  corporación.  Libertad  para  servir  a  quien 
tenga certeza de servir. 

Sobre la base de esta ligadura que es al mismo tiempo una unión, la “esfera de validez” de esta 
libertad  va  extendiéndose  hasta  que  quedan  desposeídos  de  su  dominio  absoluto  las  potencias 
supraterrenales  y  los  principios  sobrehumanos,  ya  que  ellos,  al  ser  vencidos  por  Cristo,  no  pueden 
separar ya al hombre de Cristo, y el horizonte que hasta ahora era impenetrable, llega a ser transparente 
a través de esta libertad.
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Ahora bien; estamos hablando de libertad. Decimos ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Los argentinos 
cantamos estas  tres palabras en cada  fiesta  patria porque  están insertas  en  la letra  de nuestro Himno 
Nacional, como supongo que debe figurar también en algunos otros de la comarca. 

¿Libertad Para la Guerra? 

Todo esto está muy bueno, pero la libertad no es un bien abstracto, es algo que se consigue para 
uso y usufructo del hombre; la libertad, entonces, es para el hombre, y a muy pocos se les ha ocurrido 
pensar y preguntarse de qué cosa debería ser liberado ese hombre. 

Estimo  que  de  varias,  no  es  una  sola.  Sin  embargo,  hay  que  decir  que  el  hombre  carece  de 
libertad en cuanto que está sojuzgado por las potencias de este período indefinido de tiempo que le toca 
vivir en el planeta. Hay textos que mencionan este punto y convendrá ver por lo menos uno. 

(Efesios 6: 12)= Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, 
contra potestades, contra gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales 
de maldad en las regiones celestes. 

Una de las mayores demandas de la iglesia es saber distinguir entre la lucha espiritual y otras de 
tipo  social,  personal  o  político.  De  otra  manera,  creyentes  individuales  y  grupos  de  creyentes  son 
fácilmente arrastrados a entablar batallas contra adversarios humanos, en lugar de luchar por medio de 
la oración contra las invisibles maniobras del infierno que están detrás de la escena. 

A  esto,  lamentablemente,  me  ha  tocado  verlo  en  muchas,  quizás  demasiadas  de  nuestras 
congregaciones. En algunas, puedo asegurarte, no sólo existe esta confusión sino que, mucho peor, ni 
siquiera creen en esa clase de guerra espiritual. 

No  importa que  la Palabra  lo diga; son  tan pero tan presuntuosos de sus conocimientos que, si 


sus  teólogos han  borrado esos  textos de sus doctrinas  denominacionales, ellos las  han  borrado  de su 
mente,  más allá de si eso coincide con lo que Dios ha dicho o no. Muy triste. Y además, irresponsable. 

Cuando  se  habla  de  las  regiones  celestes,  será  bueno  que  recuerdes  que  los  recursos 
espirituales a disposición de la iglesia, así como la autoridad de Cristo sobre el mal, van en conjunto con 
una  iglesia  que  está  sentada  junto  a  su  Señor  ascendido  y  la  voluntad  de  Dios  para  desplegar  su 
sabiduría a través de sus hijos para confundir los poderes del mal. 

Sobre  esas  bases,  precisamente,  es  que  este  pasaje  anuncia  la  encomienda  asignada  a  la 
iglesia de participar en la batalla de la oración, de modo que el mal sea obligado a retroceder y, de esa 
forma, adelantar la voluntad de Dios. Libertad para Pelear la Buena Batalla. 

¿Tengo Derecho a Oponerme? 


Sin  embargo,  sobre  este  tópico,  el  Nuevo  Testamento  va  mucho  más  allá  que  el  Antiguo 
Testamento  en  la  comprensión  de  la  libertad,  ya  que  entiende  la  liberación  como  liberación  de  estos 
poderes que oprimen el verdadero ser del hombre, como lo es, por ejemplo, el poder del pecado. 

(Romanos  6:  17)=  Pero  gracias  a  Dios,  que  aunque  erais  esclavos  del  pecado,  habéis 
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; (18) y libertados 
del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
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(19)  Hablo  como  humano,  por  vuestra  humana  debilidad,  que  así  como  para  iniquidad 
presentasteis  vuestros  miembros  para  servir  a  la  inmundicia  y  a  la  iniquidad,  así  ahora  para 
santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 

(20) Porque cuando erais esclavos del pecado, eras libres acerca de la justicia. 

(21) ¿Pero que fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque 
el fin de ellos es muerte. 

(22) Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por 
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 

Lo  que  podemos  ver  aquí,  es  que  los  lectores  de  esta  carta  de  Pablo,  que  alguna  vez  eran 
esclavos  del  pecado,  ahora  han  renunciado  a  su  antiguo  amo  y  se  han  consagrado,  voluntariamente, 
como siervos de la justicia. 

Es  evidente  que  el  apóstol  utiliza  la  analogía  humana  de  la  esclavitud  en  su  apelación  a  la 
santidad  de  los  creyentes.  Al  hacerlo,  recuerda  a  sus  lectores  el  contraste  entre  la  vieja  vida  aún  no 
regenerada y la nueva vida en Cristo. 

Los  esclavos  del  pecado  no  reconocen  la  necesidad  de  la  justicia,  sino  que  se  abandonan  al 
proceso de deterioro moral que culmina con la muerte. Los siervos de Dios, al contrario, se consagran a 
la santidad, un camino que conduce a la vida eterna. Libertad para Renunciar a lo que no es de Dios. 

(Romanos 8: 2)= Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley 
del pecado y de la muerte. 

(3)  Porque  lo  que  era  imposible  para  la  ley,  por  cuanto  era  débil  por  la  carne,  Dios, 
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado ya causa del pecado, condenó al pecado en 
la carne; (4) para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a 
la carne, sino conforme al Espíritu. 

Bases de la Iglesia que Viene 


Cuando Pablo habla de La Ley, aquí, no se refiere a los mandamientos morales de Dios escritos 
en el Antiguo Testamento, sino a la forma como opera el Espíritu de vida, el Espíritu Santo, en nuestras 
vidas, quebrando el dominio de la antigua ley del pecado y de la muerte. 

Aunque  dada  por  Dios,  la  ley  (El  código  escrito  del  Antiguo  Testamento),  era  impotente  para 
hacer  que  la  gente  cumpliera  con  sus  demandas,  porque  ello  dependía  de  la  pecaminosa  naturaleza 
humana. Sin embargo, pese a que la naturaleza de Jesús era real, fue sin pecado. 

Pablo  está  presentando  aquí  dos  estilos  de  vida  que  son  el  centro  de  toda  su  argumentación: 
andar conforme a la carne es seguir los deseos de la vida vieja. Andar conforme al Espíritu, mientras, es 
dejarse guiar por el Espíritu Santo de Dios para vivir de una manera que sea agradable a Él. 

El término original usado aquí para decir “me ha librado”, es ELEUTHEROO, y está tomado como 
libertar,  remitir,  dejar  en  libertad.  En  el  Nuevo  Testamento  la  palabra  se  usa  exclusivamente  para 
referirse  a  la obra  de  Cristo  de  liberar  a  los  creyentes del  pecado.  Libertad  para  Elegir  un  Estilo  de 
Vida.
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(Juan  8:  31)=  Dijo  entonces  Jesús  a  los  judíos  que  habían  creído  en  él:  Si  vosotros 
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; (32) y conoceréis la verdad, 
y la verdad os hará libres. 

(33)  Le  respondieron:  linaje  de  Abraham  somos,  y  jamás  hemos  sido  esclavos  de  nadie. 
¿Cómo dices tú: Seréis libres? 

(34)  Jesús  les  respondió:  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  todo  aquel  que  hace  pecado, 
esclavo es del pecado. 

(35) Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 

(36) Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 

La  pretensión  de  esa  gente  de  ser  descendientes de  Abraham era  algo  fútil,  porque sus  obras 
evidenciaban  la  ausencia total de  un vínculo moral con él.  Si ellos hubieran sido verdaderamente hijos 
de Dios, habrían reverenciado al Hijo de Dios. Toma nota: Este es un principio negativo aún vigente. 

En cambio,  por  el contrario,  la reacción que  ellos  tuvieron  en contra de  Jesús, sólo  revelaba el 


hecho triste de que su verdadero padre, era el diablo. No es la estirpe étnica o familiar la que nos hace 
aceptables a Dios, sino el honrarlo a través de la fe y el amor a Jesucristo. 

Siempre se nos ha enseñado que el pueblo judío es el Pueblo Elegido, y muchos han creído ver 
en esa actitud de Dios, un reaseguro de salvación para toda esa gente. No son pocos los que creen que, 
en el final, el pueblo judío será salvo “por decreto” por causa de ser ese pueblo elegido. 

Es  una  enseñanza  deficiente.  El  pueblo  judío  fue  el  pueblo  elegido  por  Dios  como  vehículo. 
Nada  menos  que  Jesús  el  Salvador  salió  de  ellos.  Sin  embargo,  nadie  será  salvo  por  etnia,  raza  o 
descendencia, ya que eso haría estéril el sacrificio de Cristo en la cruz. Sólo serás salvo por fe, y el que 
no la tenga o no acepte eso, se perderá, viva donde viva y provenga de donde provenga. Libertad de la 
dependencia al Pecado. 

No se Trata de Historia… 
(Mateo 12: 22)= Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal 
manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 

Presta mucha atención al inicio de este verso. ¿Qué es lo que estás leyendo que dice? ¿Qué fue 
traído a  la  presencia  de Jesús,  un enfermo?  No. Dice que  era un  endemoniado. ¿Sabes  lo que es un 
endemoniado? Todavía los hay, no es algo meramente histórico. Son personas poseídas por demonios 
enviados por Satanás para destruirlos. 

¿Y que es lo que supuestamente hacemos en nuestras congregaciones con los endemoniados? 
Liberarlos. ¿Eso es lo que se hace en tu iglesia, no es así? Y está muy bien que se haga, así es como 
hay  que  proceder.  Sin  embargo,  aquí  dice  que  Jesús  sanó  a  ese  endemoniado  ciego  y  mudo  y  este 
hablaba y veía. ¿Cómo se entiende? 

Se  entiende  solamente  yendo  al  punto  central  de  la  palabra  concreta.  THERAPEUO  (De  allí 
provienen  nuestras  conocidas  “terapia”  y  “terapéutico”)  es  el  vocablo  que  figura  en  los  originales  y  se 
traduce como Sanó.
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Originalmente, es  servir  de  una  manera sencilla,  tal como  hacen  los sirvientes  domésticos  que 
atienden  a  los  miembros  de  una  familia.  En  vista  de  que  sus  deberes  incluían  el  cuidado  de  los 
miembros  enfermos de  la familia,  la palabra  tomó  una connotación médica, en  el sentido de atender y 
proveer para la persona enferma. De allí que la palabra llegó a significar sanar, restaurar la salud, curar. 

Algo  nos  queda  muy  en  claro:  en  el  Antiguo  Testamento  no  se  hablaba  de  Satanás  ni  de  sus 
demonios.  La  guerra  espiritual  parecería  haberse  incorporado  en  el  Nuevo  Testamento,  luego  del 
ministerio de Jesús. 

Por lo consiguiente, el escrito de este evangelio, habla de endemoniado, porque esa debe haber 
sido la expresión que se le oyó expresar a Jesús, pero a la hora de definir los resultados,  los relaciona 
con la salud física porque no alcanza a medir ni entender lo que un demonio, o varios, producen en el 
cuerpo físico de una persona, tal como se lo hace en todo el texto del Antiguo Testamento. 

¡Pero hermano!  ¡Está bien  lo que  usted dice, pero se olvida  que  esto  está en el capítulo 12 del 


evangelio de Mateo, y eso ya es Nuevo Testamento! – Perdón: eso es Nuevo Testamento por causa de 
algunos hombres que distribuyeron los libros de la Biblia del modo que lo hicieron, no porque así sea. 

Porque fíjate que decir “Nuevo Testamento”, equivale a decir “Nuevo Pacto”, y tú ya sabes muy 
bien  que  un  pacto  jamás  puede  llevarse  a  cabo  sin  derramamiento  de  sangre.  Y  el  derramamiento de 
sangre para el Nuevo Pacto se produce en la cruz, y la mención de ese suceso está en ese evangelio 
mucho  más  adelante.  Y  allí  es donde,  en  efecto,  comienza el  Nuevo  Testamento,  no  en  el  capítulo  1. 
Libertad de Satanás. 

Tú Atas, Yo Desato 
(Lucas 13: 16)= Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿No se 
le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?  

Los  animales  recibían  normalmente cuidados  los  sábados.  Entonces  la  conclusión simple,  era: 
¿No eran las personas algo más valioso? Por eso dice lo que dice, porque según parece, esta atadura 
que Satanás había producido en esta mujer, se había mecanizado mediante un espíritu de enfermedad y 
tenía que ver con su columna vertebral. 

Dice que eso que esa mujer manifestaba, era una ligadura. Cualquier diccionario secular te dirá 
que una ligadura es, por ejemplo, una  vuelta que se da apretando algo con una liga, una venda u otra 
atadura. Una sujeción con que una cosa está unida a otra. Y la acción y efecto de ligar, esto es: usar de 
un maleficio contra alguien. 

Quiero  que entiendas que esta definición, (Sobre todo esta última) la  está dando un  diccionario 


de  la  lengua  española,  confeccionado  por  personas  que  no  alcanzan  a  creer  en  las  actividades 
satánicas porque no las conocen. 

Y  añade  que  a  esto  se  lo  debía  desatar  aún  en  el  día  de  reposo,  en  el  que  ellos  tenían  la 
tradición  de  no  llevar  a cabo  ninguna  actividad.  ¿Qué  es desatar?  Desanudar  algo  que  estaba  atado, 
pero también es algo que va más allá de un acto material. 

Atar  o  desatar,  en  el  uso  de  los  rabinos,  era  también  declarar  doctrinalmente  una  cosa  lícita  o 
ilícita (También: imponer o levantar el anatema o excomunión). Por medio de conceptos contradictorios 
(como, por ejemplo, bien y mal) significa, en el lenguaje de los semitas, la idea de derecho a la totalidad.
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Entre los hebreos la expresión aludía a la autoridad que tenían los rabinos e intérpretes de la ley 
para  dirimir  cuestiones  doctrinales  y  disciplinarias  basados  en  la  ley.  Mas Jesús  dice  a  sus  discípulos 
que ellos tienen autoridad, (y con ellos toda la Iglesia), para desatar a los pecadores o para declarar en 
pecado a quienes obedezcan o rechacen el poder del Espíritu Santo. 

Estas palabras, “atar y desatar”, son dichas para todos los creyentes y no solamente para Pedro 
y los apóstoles. Dios desata y libera, pero deja esta gran responsabilidad también a todos los creyentes 
formalmente  reunidos  como  asamblea  para  el  trato  de  cuestiones  de  disciplina .  Libertad  para  Atar  y 
Desatar. 

(Romanos  7:  3)=  Así  que,  si  en  vida  del  marido  se  uniere  a  otro  varón,  será  llamada 
adúltera,  pero  si  su  marido  muriere,  es  libre  de  esa  ley,  de  tal  manera  que  si  se  uniere  a  otro 
marido, no será adúltera. 

(4)  Así  también  vosotros,  hermanos  míos,  habéis  muerto  a  la  ley  mediante  el  cuerpo  de 
Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para 
Dios. 

(5) Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley 
obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 

(6) Pero ahora  estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos 
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la 
letra. 

Sólo Bajo la Ley del Cielo 


Pablo ilustra aquí nuestra esclavitud a la ley usando la analogía del matrimonio. Por favor, amado 
hermano, no cometas ninguna barbaridad en tu iglesia, no deshagas ningún matrimonio o vida individual 
usando este pasaje. Reitero: es una analogía del matrimonio, pero no está dirigida al matrimonio. 

Por eso dice que la muerte de uno de los esposos libra al otro de sus obligaciones. El tema que 
aquí se discute no es el divorcio ni el nuevo matrimonio, sino las relaciones del cristiano con el sistema 
de la llamada “Ley”. 

Por eso es que,  tomarse de este texto para sugerirle a una mujer que ore para que su ex marido 
se muera, para que así ella pueda volver a casarse, no sólo es una enorme barbaridad, sino además un 
acto de hechicería. Y no sé si algún buen juez no encontraría también alguna figura de homicidio. 

Porque  Pablo  está  hablando  en  términos  generales,  sin  detenerse  en  los  detalles,  y  sus 
afirmaciones no deben ser utilizadas para descalificar las causas de un divorcio o un nuevo matrimonio 
que se mencionan en el evangelio de Mateo, donde sí se tratan específicamente estos temas. 

Luego  dice  que  así  también  nosotros  hemos  muerto  a  esa  ley.  La  analogía  no  es  perfecta, 
porque  aquí  morimos  nosotros,  no  la  Ley.  Pero  la  idea  está  clara.  Como  ha  ocurrido  una  muerte,  las 
viejas  obligaciones  y  poderes  se  han  roto,  y  ya  no  estamos  sometidos  al sistema  que  nos  obligaba  a 
obedecer utilizando nuestras propias fuerzas. 

Estamos  muertos  a  ese  sistema  de  la  Ley.  En  el  estado  anterior  a  nuestra  conversión  las 
pasiones pecaminosas, que  tenían su origen en  la  carne, nos  conducían  a  la muerte.  Como cristianos 
experimentamos conflictos  similares con  los  pecados  de  la  carne,  pero  estos  no deben  prevalecer.  La
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diferencia proviene de la presencia del Espíritu, que somete las pasiones al dominio del Reino de Cristo 
que mora en nosotros. 

La libertad de la Ley no implica licencia para pecar, que es lo que parecerían entender la mayor 
parte de lo pastores evangélicos, quizás con la experiencia de gente que lo ha instrumentado así en sus 
vidas. La libertad de la Ley, implica servicio voluntario y consagrado a Dios. 

Bajo el régimen del Nuevo Pacto, el Espíritu Santo da el poder para obedecer a Dios, un poder 
que la Ley por sí misma nunca pudo conceder. Por eso queda más que claro que, sin la presencia del 
Espíritu  Santo  en  tu  vida,  eres  apenas  un  religioso  que  se  mata  por  hacer  algo  que,  en  su  carne  y 
esfuerzo personal, te resultará imposible. 

Has oído en muchas ocasiones, tanto como parte de un mensaje o como simple letra de cientos 
de canciones de adoración o alabanza, que la unción hace la diferencia. Y esto es así, sin dudas, pero 
no para que tú salgas al almacén a comprar unción, sino para que aceptes recibir el señorío, la dirección 
y  la  presencia  viva  del  Espíritu  Santo  en  tu  vida,  que  es  quien  la  produce.  Libertad  de  las  Leyes 
Humanas. 

No Existe El Evangelio “Mágico” 


(Romanos  6:  20)=  Porque  cuando  erais  esclavos  del  pecado,  erais  libres  acerca  de  la 
justicia. 

(21) ¿Pero que fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque 
el fin de ellas es muerte. 

(22)  Mas  ahora  habéis  sido  libertados  del  pecado  y  hechos  siervos  de  Dios,  tenéis  por 
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 

(23) Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo 
Jesús Señor nuestro. 

El  primer  verso  de  este  pasaje  nos  deja  un  principio  inalterable:  la  libertad  es  un  elemento 
disociable  y  alterable  conforme  a  las  circunstancias  que  atravieses.  Puedes  hoy  ser  libre  de  ciertas 
cosas  y,  al  mismo  tiempo,  esclavo  de  otras.  Mañana  puedes  liberarte  de  tu  esclavitud  y  decidir, 
voluntariamente, asumir servidumbre. 

Es  notorio  que,  a  lo  largo  de  toda  la  escritura,  queda  bien  en  claro  que  el  fin  del  pecado, 
cualquiera sea su esencia, es la muerte. Ahora bien: ¿Qué clase de muerte? ¿Acaso la primera que se 
nos ocurre, que es la física? 

Puede ser que la incluya. Si alguien entra en el pecado de los vicios o adicciones que tanto daño 
le hacen a nuestra sociedad, es indudable que la muerte física es una probabilidad más que cierta. Pero 
tú ya lo sabes: para Dios, la muerte física es secundaria. 

La  muerte  que  a  Dios  le  preocupa  es  la  espiritual.  Esa  que  te  hace  caer  del  ámbito  de  su 
presencia  y  su  compañía  y  te  degrada  a  la  categoría  de  alma  perdida,  que  es  el  máximo  dolor  del 
Creador de todo el universo, la naturaleza y el hombre. Libertad de la Muerte. 

Convendrá aclarar debidamente  que,  en  el marco  del  Nuevo Testamento, el  pecado no  es  una 


acción que puede cometerse un buen día y que puede ser borrada o cancelada por el tiempo, sino que 
tiene como consecuencia la vinculación de aquel que alguna vez se ha hecho siervo de él.
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El que ha cometido pecado no posee ya la libertad para servir a Dios, sino que se ve forzado a 
pecar.  El  hombre  debe  ser  liberado  de  esta  coacción.  Pero  el  que  ha  sido  liberado  del  pecado,  de 
ninguna manera queda apartado de él para siempre como si fuera un procedimiento mágico. 

Creo  que  vale  de  sobremanera  aclararlo  puntualmente,  ya  que  a  lo  largo  de  mi  experiencia 
eclesiástica he visto a mucha gente que se equivoca muy feo por causa de suponer que el evangelio en 
el cual ha creído es algo mágico. 

Es  obligación  de  cada  creyente  exhortar  a  los  hermanos  a  luchar  continuamente  contra  el 
pecado, ya que todos estamos expuestos a la tentación. Somos muertos al pecado por Jesucristo, pero 
es  nuestra  responsabilidad  máxima  cuidarnos  adecuadamente  de  no  volver  a  caer  en  él.  Libertad  de 
Magias Inexistentes. 

Ninguna Ley Puede Hacerte Justo 


(Romanos 7: 7)= ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no 
conocí  el  pecado  sino  por  la  ley;  porque  tampoco  conociera  la  codicia,  si  la  ley  no  dijera:  No 
codiciarás. 

(8)  Mas  el  pecado,  tomando  ocasión  por  el  mandamiento,  produjo  en  mí  toda  codicia; 
porque in la ley el pecado está muerto. 

(9) Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo 
morí. 

(10)  Y  hallé  que  el  mismo  mandamiento  que  era  para vida,  a  mí  me  resultó  para  muerte; 
(11) porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. 

(12) De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 

La  declaración  de  Pablo  de  que  “estamos  libres  de  la  ley”  suscita  la  cuestión  de  si  la  ley  es 
pecado. Su reacción es de horror. Inmediatamente comienza a mostrar como la Ley de Dios es buena, 
suponiendo que comprendamos su función, que es revelar y enseñar lo que es Justo. 

Incapaz en sí misma de dar frutos de justicia, expone sin embargo la realidad del pecado. Porque 
sin la ley el pecado está dormido, pero la Ley despierta el deseo de hacer lo que ella prohíbe. Lo mismo 
le sucede a todo cristiano. 

Cometer un pecado violando la Ley, lo hacía a uno consciente de su muerte espiritual. El pecado, 
no la ley, debe ser culpado. La Ley de Dios, que refleja su justicia y principios morales, es santa. Lo que 
simplemente no puede por sí misma es hacernos justos. 

Lo cierto es que la ley del Antiguo Testamento daba a conocer al hombre la voluntad irrevocable 
de Dios y lo debía conducir a la vida en comunión con Dios. Pero de hecho hace lo contrario, ya que es 
ella la que en realidad incita al pecado y hace patente la más profunda perversidad. 

Así, pues, nadie podría permanecer justo ante la ley de Dios. Lo que para el hombre debía haber 
sido  camino  de  salvación  se  convirtió  para  él  en  maldición.  Cristo  ha  liberado  al  hombre  de  esa 
maldición. Según eso, el hecho de que el hombre sea liberado de la ley no significa en modo alguno la 
supresión de la misma.
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Ella  sigue  siendo,  también  para  los  creyentes,  la  santa  voluntad  de  Dios  que  sólo  puede 
encontrar su plenitud en el amor. Pero ya no es el camino hacia la vida. La ley, (En cuanto camino de 
salvación) ha alcanzado su meta en Cristo. 

Sí, bajo la ley, el hombre vive en servidumbre, por Cristo, puede vivir como hijo de Dios. Por eso 
se condena a aquel que intenta tomar de nuevo la ley como camino de salvación y salvarse mediante el 
cumplimiento de la ley en lugar de confiar únicamente en la fe. 

He cumplido más de seis décadas de vida, de las cuales la mitad las he vivido en el Camino. Sin 
embargo, todavía me sigue asombrando la enorme cantidad de cristianos que tienen como una especie 
de  temor  de  declararse  hijo  de  Dios.  ¿Por  qué  oyen  mentiras  del  diablo?  ¡¡Somos  hijos  de  Dios!! 
Libertad de Maldiciones. 

Si Temes, Igual te Mueres 

El fruto de una vida bajo la inclemencia del pecado es la muerte. Esto tiene diversos matices, ya 
que se refiere a la vez a la muerte temporal y a la eterna. Y si bien se habla de la liberación del pecado y 
frente a la ley, se refiere consiguientemente a la liberación de la muerte; pero esto no implica, como en 
el  caso  de  otras  potencias  malignas,  su  supresión  radical,  sino  que  entraña  sólo  la  liberación  de  la 
inexorabilidad de su opresión y de sus exigencias. 

(1 Corintios 15: 20)= Mas ahora Cristo ha resucitado de  los muertos; primicias de los que 
durmieron es hecho. 

(21)  Porque  por  cuanto  la  muerte  entró  por  un  hombre,  también  por  un  hombre  la 
resurrección de los muertos. 

(22) Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 

(23) Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo 
en su venida. 

(24) Luego  el fin, cuando entregue  el reino  al Dios  y Padre, cuando  haya  suprimido todo 


dominio, toda autoridad y potencia. 

(25) Porque preciso  es  que él  reine hasta  que  haya  puesto a todos sus  enemigos  debajo 


de sus pies. 

(26) Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 

(27)  Porque  todas  las  cosas  las  sujetó  debajo  de  sus  pies.  Y  cuando  dice  que  todas  las 
cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 

(28) Pero  luego que  todas  las  cosas  le estén sujetas,  entonces  también  el Hijo mismo se 


sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. 

Cuando  Pablo  dice  “primicias”  se  refiere  a  los  primeros  frutos  que  maduran  en  una  cosecha  y 
que con su sola aparición anuncian la siega. De acuerdo con el libro de Levítico, los primeros frutos de la 
Pascua se usaban para consagrar la próxima cosecha. Jesús murió en la Pascua y su resurrección es 
una promesa de nuestra propia resurrección.
63 

La  resurrección  no  es  una  mera  idea  filosófica  indefinida,  sino  una  experiencia  en  la  vida 
humana. Jesucristo es una persona que actuó a favor de los seres humanos y limitar su sacrificio único 
conectándolo con una idea no muy clara, es casi una herejía. 

La Segunda Venida de Cristo habrá de completar definitivamente la cosecha de la resurrección. 
Tal  como  está  escrito  y  vivido,  habiendo  sometido  a  todos  sus  enemigos,  lo  cierto  es  que  Cristo 
devolverá las riendas del gobierno divino al Dios y Padre. 

La meta de la historia y la consumación del pacto tendrán lugar cuando el reino sea entregado a 
Dios, cuando la creación sea completamente libre de todas las fuerzas que se oponen a la vida. Una vez 
completada esta tarea redentora, concluirá el papel mediador asumido por Jesús para nuestra salvación. 

Algo es notorio: también los cristianos han de morir, pero la muerte ha perdido su aguijón, ya que 
ellos  consideran  la  resurrección  de  Cristo  como  prenda  de  su  propia  resurrección.  La  liberación  de  la 
muerte quiere decir, pues, que al hombre se le garantiza y se le promete un futuro y una esperanza en 
Cristo, a través de la muerte y más allá de ella. 

Por  eso  es  libre.  La  certidumbre  de  que  nada  puede  separarle  ya  de  Dios,  de  que  la 
inapelabilidad de la muerte ha sido superada, libera al hombre del temor a la muerte considerada como 
aniquilación definitiva de su existencia. Libertad del Temor a la Muerte. 

Donde Está el Espíritu del Señor… 


Una  muy  buena  pregunta  para  formularse  en  este  momento  de  la  lectura,  es:  ¿Cómo 
alcanzamos  la  libertad?  Porque  todo  este  trabajo  tiene  base  argumental  en  una  clase  de  libertad. 
Positiva, conveniente, saludable y cierta, pero no única. 

Esta liberación del hombre, debo decirte, no pertenece a la esfera de sus propias posibilidades. 
No acontece ni a través de un conocimiento de sí mismo, ni por medio de un acto de su voluntad, ni por 
medio de una acción, de cualquier índole que sea. 

La libertad genuina viene por respaldo directo del Señor. Jamás podrás ver a alguien que, en tus 
mismas condiciones, (Estar fuera de los templos) se haya ido de ellos por causa de enfrentamientos o 
problemas con sus líderes, pueda disfrutar de esa libertad. ¿Por qué? Porque no lo sacó el Señor de 
allí, se salió por sus carnalidades egocéntricas. 

Fíjate que en el Nuevo Testamento no aparece ningún llamamiento a luchar por la libertad, pues 
viene ya dada a través de  lo que Cristo ha hecho por nosotros. Sólo el Hijo puede abrirnos la posibilidad 
de existir en la ELEUTHERIA; ella ha sido realizada por él en el acontecimiento de la cruz. 

A  través  de  la  predicación,  (Que  no  es  púlpito,  micrófono,  oratoria,  manipulación  emocional  ni 
piano de fondo, sino palabra de Dios derramada), y sobre la base de la liberación que ha tenido lugar 
en la cruz, el hombre es llamado a vivir según el espíritu de Dios y a abandonar su vida según la carne, 
según el módulo y la mentalidad humana. 

Sólo  cuando  el  Espíritu Santo  opera  en  el  hombre  y  se  convierte  para  él  en principio  vital  y  el 
hombre  no  obstruye  esta  acción,  encuentra  la  verdadera  libertad.  Fíjate  que  no  es  ni  casual  ni 
circunstancial que hayamos dicho, la verdadera libertad. 

(2 Corintios 3: 17)= Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí 
hay libertad.
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(Romanos  8:  1)=  Ahora,  pues,  ninguna  condenación  hay  para  los  que  están  en  Cristo 
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 

(Gálatas 5: 18)= Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 

Estos tres versos, (Y no son los únicos, de hecho), te están dando la respuesta a lo que tantas y 
tantas veces debes haberte preguntado a ti mismo, ya que no era lo adecuado preguntárselo a quienes 
conducían tu congregación. 

Esa  pregunta,  era:  ¿Por  qué  no  dejamos  libertad  a  la  gente  para  que  adore  en  espíritu  y  en 
verdad, en lugar de estar encima  de ellos presionándolos para que canten, para  que alaben, para  que 
oren y para que hagan todo lo que se supone que se debe hacer dentro de un templo? 

Y la respuesta que aquí confirmas, es: porque en esos lugares no está el Espíritu del Señor 
presente.  Por  eso  es  que  no  hay  libertad.  Cuando  el  hombre  comprueba  que  el  poder  de  Dios  está 
ausente, fabrica inmediatamente reglamentos con la finalidad de reemplazarlo. 

Cuando los líderes se fastidian tanto con las personas que les reclaman menos control y mayor 
libertad,  y  argumentan  ácidamente  que no  pueden  permitir  que  la  gente  se  desenfrene,  es  porque  en 
verdad el Espíritu Santo no rige sus vidas y están carentes de respaldo. Libertad en el Espíritu. 

El Amor También es un Derecho 


Ahora  bien:  ¿Para  que  quiere, en  realidad,  el  hombre  esa  libertad?  Porque ese  hombre puede 
abusar  de  esa libertad  dada  y  utilizarla, como  dice Pedro, como  “cobertura  de  la maldad”. Esto ocurre 
cuando se entiende erróneamente esta  libertad en el sentido griego, es  decir, como  un poder disponer 
libremente de sí mismo. 

Ella  lleva  –  por  su  propia  naturaleza  carnal  y  aquí  sí  –,  al  libertinaje,  en  vez  de  al  servicio  al 
prójimo. El hombre verdaderamente libre demuestra su libertad en que se libera a sí mismo para servir a 
Dios, a la justicia y al prójimo, pues el amor de Cristo no le deja escapatoria. 

El que ha sido realmente liberado, se transforma en esclavo de Cristo, de acuerdo con el célebre 
axioma  de  Lutero:  “El  cristiano  es  señor  de  todas  las  cosas  y  a  nadie  está  sometido  (En  la  fe);  el 
cristiano es siervo de todas las cosas y está sometido a todos (En el amor). Libertad en Amor. 

Ahora  convengamos  en  que  no  podemos  olvidar  de  ninguna  manera,  que  dentro  de  una 
comunidad,  la  libertad  se  manifiesta  en  una  igualdad  entre  todos  sus  miembros,  similar  a  la  que 
sobresale de la predicación de los profetas que todos conocemos. 

Si bien en la práctica continúan existiendo las antiguas diferencias, (Libres y esclavos – Hombre 
y mujer – Ministros y laicos), cuando se apela al sentido real de la esencia profunda del evangelio, todo 
esto se convierte irremediablemente en caduco. 

¡Pero no, hermano! ¡No se confunda! ¡Será así como usted dice en la Argentina, pero lo que es 
por aquí, seguimos honrando  estas  mismas  diferencias! –  No te confundas  tú. En Argentina es igual o 
peor  que  donde  tú  vives.  Lo  que  ocurre  es  que  no  me  entendiste:  yo  no  hablaba  de  lo  que  es,  yo 
hablaba de lo que según Dios debe ser. Libertad de Derechos. 

Apenas Son Conceptos Humanos


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Esto  es un análisis. ¿Qué  hemos encontrado?  Podría decirte que  libertades  bíblicas.  ¿Vale  la 


pena reunirlas y presentarlas? Creo que sí, que vale la pena. Porque eso nos irá llevando exactamente 
al  sitio  que  queremos  llegar  con  una  sola  intención:  eliminar  culpas  de  tu  vida  y  darte  una  mínima 
posibilidad de ser, al fin, feliz en Cristo. ¿Será poca cosa? 

Primero nos encontramos con la (1) libertad del pecado , luego viene (2) libertad del legalismo, 
más adelante (3) libertad de raza, clase, sexo y condición, prosigue con (4) libertad de decisión  y se 
añade (5) libertad del pasado. 

Seguidamente  nos  encontramos  con  (6)  libertad  de  movimiento ,  luego  (7)  libertad  de 
sometimiento,  (8)  libertad  de  viejas  costumbres,  (9)  libertad  de  conciencia,  (10)  libertad  de 
esclavitud,  (11) libertad para servir  a quien  se  tenga certeza  y (12) libertad  para  pelear  la buena 
batalla. 

Prosigue la Biblia mostrándonos  (13) la libertad para renunciar a lo  que no es de Dios,  (14) 


libertad  para  elegir  un  estilo  de  vida,  (15)  libertad  de  la  dependencia  al  pecado,  (16)  libertad  de 
Satanás, (17) libertad para atar y desatar  y (18) libertad de las leyes humanas. 

Finalmente, vemos a  (19) la libertad de la muerte,  (20) libertad de magias inexistentes, (21) 


libertad  de  maldiciones,  (22)  libertad  del  temor  a  la  muerte,  (23)  libertad  en  el  Espíritu,  (24) 
libertad  en  amor   y,  como  conclusión  parcial  porque  hay  muchas  libertades  más,  (25)  libertad  de 
derechos. 

Todas  estas  libertades,  aunque  te  cueste  creerlo,  están  escritas,  detallas,  sugeridas  y  hasta 
demandadas  en  ese  mismo  libro  que,  en  ciertos  lugares,  luego  es  utilizado  por  rara  paradoja,  para 
cercenarlas. Dios tenga misericordia de los hombres que aseguran representarlo. 

La libertad ha sido entendida a menudo erróneamente como la posibilidad de hacer lo que a uno 
le da la gana. Es  un malentendido popular  pensar que  el hombre  libre es el  que puede  disponer  de sí 
mismo  independientemente de los demás.  Los creyentes  genuinos, sabemos  perfectamente que no  es 
así. Los que no parecen saberlo son los encargados de otorgar o no esas libertades. 

Ahora  bien,  veamos otro  ángulo  de  lo mismo:  una  libertad  de  esta  naturaleza,  ¿No  debe  tener 
unos límites para no perjudicar o menoscabar la libertad de los otros? Aquí los límites están trazados por 
la ley y los acuerdos. Eso en el mundo natural. 

Y esta libertad para hacer lo que se quiera, ¿No estará también limitada por la capacidad natural 
y por las circunstancias concretas? Por eso es que, según Rousseau, sólo sería realmente libre el que 
quiere lo que puede y hace lo que quiere. Apenas conceptos humanos… 

Nuestra Libertad Tiene un Solo Objetivo 


Por todo eso, y aunque parezca intrincado y complicado de entender, la libertad no es nunca una 
libertad en sí y únicamente para sí. Solamente para salvaguardar su libertad personal, entendida de un 
modo  profano,  el  hombre  ha  de  aceptar  ya  ciertas  limitaciones,  con  el  fin  de  que  la  libertad  quede 
asegurada a escala colectiva. 

No  sólo  yo,  ¡Todos!  Eso  es  justicia  y  equidad.  Se  trata,  entonces,  de  consolidar  la  libertad 
colectiva de tal manera que, sin dejarse llevar a los extremos del libertinaje y del totalitarismo, exista la 
mayor libertad posible dentro del derecho natural.
66 

Por otra parte, el hecho de que se aluda a la libertad con expresiones compuestas, (Por ejemplo: 
libertad política, libertad de pensamiento, libertad de religión, de culto y de conciencia, etc.) muestra que 
se piensa en los diferentes sectores de la vida del hombre y en sus relaciones con la sociedad humana, 
con los demás hombres. 

El contenido esencial de la libertad (Individual o colectiva, nacional, social, filosófica, religiosa en 
general, cristiana) está condicionado y determinado por la fe y por la situación existencial de cada uno. 
No  pueden  definirse  estas  cosas  en  un  marco  de  globalización,  que  podrá  ser  muy  conveniente  para 
muchas cosas, pero nunca para la manifestación de la fe. 

Y fíjate que no es casual ni mucho menos, que saber hasta que punto en la libertad se trata, ante 
todo, de una cuestión de auténtica relación e interdependencia, aparece con claridad únicamente en las 
fuentes bíblicas. 

A  diferencia  del  concepto  de  libertad  propio  del  derecho  natural,  la  libertad  entendida  en  el 
sentido evangélico  está orientada siempre  hacia Dios. Puede describirse  como la  libertad  de  querer  lo 
que Dios hace, cosa que hace menear la cabeza con dudas a muchos teólogos de prestigio. 

Ya el vocablo  griego que designa al que es  libre da a entender  desde un punto  de vista formal 


que el hombre no es libre por naturaleza (Al igual que en el Antiguo Testamento), sino que ante todo es 
liberado: la  acción  salvífica  de  Dios  (En  Cristo)  lo  libera  del  pecado  y  lo  hace  libre  para  la  justicia,  lo 
libera  de  la  inmoralidad  para  que  sirva  a  la  justicia,  de  la  muerte  (El  salario  del  pecado)  para  la  vida 
eterna, (Don de Dios). 

Cuando yo hablo de mi libertad, entonces, no estoy hablando de un hacer con mi vida lo que se 
me  da  la  gana,  sino  exactamente  y  sin  interferencias  pseudo  doctrinales,  lo  que  Dios  dic e.  La 
persona humana que se encierra en sí misma en lugar de abrirse a Dios, vive en la esclavitud, dicho en 
el lenguaje existencialista: “está condenada” a la libertad, según el decir de un viejo filósofo. 

En cambio, la condición de hijos de Dios, es una libertad vinculante, comprometedora y orientada 
hacia  un  fin.  Por  eso  el  hombre  sólo  puede  disponer  libremente  de  sí  mismo  cuando,  ­  De  un  modo 
recto y adecuado ­, deja que se disponga de sí mismo. 

Para esta libertad nos ha liberado Cristo, no para que retornemos alegre e inconscientemente al 
mundo sucio del pecado de donde nos ha sacado. Cualquier alternativa frente a esta clase de libertad, 
constituye lo que se ha dado en llamar: “El yugo de esclavitud”. ¿Lo estás entendiendo? 

No  puedo  evitar  hacer  mención  a  algo  que  siempre  ha  estado  girando  dentro  de  nuestros 
ambientes  cristianos  o  pseudo  cristianos  (Nadie  puede  determinar  si  no  recibe  revelación  de  Dios, 
cuales son cuales): la recepción de la palabra libertad. 

¿Crecer Sin Templos ni Líderes? 


Comencemos  por  señalar  que  toda  libertad  está  siempre  muy  cuestionada  y,  en  casos,  hasta 
amenazada. Está expuesta a malentendidos, ya que su punto de referencia se desplaza o se modifica. 
Esto  aparece  con  especial  claridad  cuando  el  concepto  de  libertad  no  es  referido  ya  a  Dios,  sino  al 
estado o incluso al hombre mismo, se orienta a partir de aquí. 

Una vez convertido en manipulable, el concepto de  libertad puede convertirse  en pretexto para 


esclavizar  a  los  hombres  que  viven  en  esa  nación  bajo  un  poder  totalitario.  Cuando  desaparecen  las 
obligaciones que necesariamente lleva consigo la verdadera libertad (Por ejemplo: en el terreno moral y 
sexual), la libertad degenera en libertinaje, que no es más que una variante de la pasión y la esclavitud.
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Así, la sociedad humana está amenazada por una “esclavitud que va en aumento”. Frente a esta 
esclavitud, los cristianos deben vivir en libertad, enarbolar el estandarte de la libertad y fomentar así la 
esperanza en el futuro de Dios. 

Pero  esto  no  se  puede  conseguir  únicamente  por  medio  de  estructuras  y  reglas  externas,  que 
siempre  pueden  ser  tergiversadas,  ni  mediante  el  cultivo  de  un  estado  de  ánimo  meramente  interior. 
Sólo cuando Cristo mismo está presente con su Espíritu y cuando el hombre vive delante de Dios y en 
unión con Él puede realizarse la libertad y acaso más bien a través del sufrimiento que de la lucha. 

Por lo consiguiente, sólo me cabe aclarar que, en siete años de gozo y uso de esta libertad que 
sólo  encuentras  fuera  de  los  templos,  mi  vida  no  sólo  que  no  se  ha  modificado  ni  alterado 
negativamente,  sino  que,  incluso,  en  muchas áreas  específicas,  ha  mejorado.  Quien me  conoce  lo  ha 
visto y lo sabe, no necesito probarlo jurídicamente. 

No  he  retornado  al  mundo  del  pecado,  la  impiedad,  la  incredulidad  ni  los  desenfrenos  de 
cualquier naturaleza. Tengo  una comunión  con mi Señor  producto de  una búsqueda íntima y personal 
sin necesidad de alguien que me lo recuerde, me lo exija o reconvenga. 

He  hallado  la  novedad  no  demasiado  difundida  ni  defendida  de  saber  que,  como  hombre 
entregado  a  Jesucristo  de  forma  genuina,  no  necesito  ninguna  clase  de  represión  humana  para 
comportarme conforme al estilo de vida que Dios demanda a sus hijos. 

¡Pero  hermano!  Aún  siendo  como  usted  dice,  el  problema  más  serio  es  que  usted  no  puede 
moverse ministerialmente dentro de la voluntad de Dios, si no tiene la cobertura de otro ministerio. ¡Eso 
es irrestricto! ¡Siempre ha funcionado así y usted lo sabe! 

Sí que  lo sé. He  escrito mil  artículos  al respecto.  Ya  no sé como  explicarlo con  mayor claridad 


para  que  se  pueda  entender.  ¿O  quizás  no  se  trata  de  entendimiento  intelectual  sino  de  bloqueo 
espiritual? De todos modos, dedicarle un capítulo a La Cobertura, (O mi carencia actual de ella) valga la 
pena, después de todo… 

3
68 

Dime Quien te Cubre y te


Diré Qué Eres…

U n matrimonio de hermosos ancianos, que durante un buen lapso habían sido asistentes a 

mis clases de la escuela bíblica en la congregación a la que asistíamos regularmente, me encontró una 
mañana, mientras efectuaba un trámite en una repartición pública, de una manera casual. 

Luego  de  saludarnos  con  gozo  no  simulado  por  ambas  partes,  (Yo  los  estimo  mucho  y  ellos 
tengo  la  certeza  que  también),  aprovechamos  la  larga  espera  de  atención  a  nuestros  trámites  para 
hablar de las cosas del Señor. 

Así fue que me  relataron hermosas experiencias de familia, alguna que otra lucha bravía contra 
ataques  del  enemigo  y  un  testimonial  global  que,  en  su  contexto,  arrojaba  (Así  se  los  aseguré),  un 
resultado ampliamente positivo y favorable. 

Pero,  inevitablemente,  llegó  el  momento  de  las  preguntas  de  rigor:  ­  “¿Y  ahora  que  está 
haciendo,  hermano?”  –  Estoy  trabajando  a  full  en  mi  página  Web,  por  Internet.  Hay  mucha  gente  que 
necesita el alimento que ustedes ya conocen… 

“¡Ah, sí, nos imaginamos! ¿Y en la radio, no está más?” – No…tuve algunos inconvenientes con 
ciertos pastores miembros del consejo y ellos se movieron rápidamente para que me sacaran de ella. – 
“¡Ah! ¡Qué pena! ¡Con lo importante que era para tanta gente recibir palabra fresca, genuina y ungida!” 

Bueno,  hermanos…no  debemos  tomar  estas  cosas  como  victorias  de  los  hombres.  Yo  estoy 
convencido que todo lo que estoy haciendo ministerialmente, está aprobado, permitido y respaldado por 
mi Señor; por tanto, si Él estimó que no debía estar más en la radio, para mí es Amén y a otra cosa. 

Ellos  sonrieron  y  asintieron a mis  palabras, pero la  pregunta  que yo estaba esperando,  que no 


podía faltar, tenía que llegar y llegó: ­ “Y…hermano… ¿Adónde se congrega ahora?” – Esto abuelos no 
son ni fueron los primeros, (Ni los últimos, claro), que me preguntarían esto. 

Otros  ya  lo  habían  hecho  antes,  y  otros  tantos  lo  seguirán  haciendo  en  la  medida  que  nos 
encontremos (Casualmente, de hecho, porque pactar citas conmigo, de aquellos antiguos alumnos, no lo 
ha hecho nadie, en honor a la verdad). 

Y ante esa pregunta me encuentro en una tremenda disyuntiva. Porque si respondo que no me 
congrego  en  ninguna  parte,  (Lo  cual  si  hablamos  en  términos  de  templos  tradicionales,  es  cierto),  no
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estoy  diciendo  la  verdad  porque,  juntarnos  con  hermanos  fieles  a  honrar  al  Señor  sí  lo  estamos 
haciendo.  Y  eso,  para  nosotros,  es  congregarse.  Claro  que  para  una  enorme,  pero  muy  enorme 
mayoría, no lo es. 

Y  además,  ponerme  a  explicar  lo  que  significa  Congregarse,  tal  como  lo  hice  en  un  capítulo 
entero  de  mi  segundo  libro  “ Ya  Salí  de  Babilonia;  ¿Y  Ahora?” ,  en  la  sala  de  espera  de  una  oficina 
estatal de trámites impositivos, no era tarea demasiado sencilla. 

Así  que  con  estos  abuelos  tuve  que  apelar  a  una  respuesta  que  no  me  conforma  demasiado, 
pero  que  explica  y  no  explica  demasiado  lo  que  estamos  viviendo.  Les  dije  que  a  templos  no  estaba 
concurriendo,  pero  que  nos  reuníamos  con  gente  muy  a  menudo  para  ocuparnos  de  las  cosas  del 
Señor. 

Y Ahora; ¿Quién Te Controla? 


Ellos,  los  pude  ver  perfectamente,  disimularon  un  gesto  de  preocupación  mutándolo  en  una 
sonrisa de esas que los evangélicos parecerían haber adquirido al por mayor en una fábrica de pastas 
dentífricas, y me respondieron lo que yo ya estaba esperando oír: 

“¡Ah,  que  bueno!  ¡Nos  alegramos  de  eso!  ¡Es  tan  malo  estar  fuera  de  los  caminos  del  Señor!” 
(Pregunto: ¿Por qué el 90 por ciento de los cristianos evangélicos supone que si alguien deja de asistir 
al templo los domingos, lo próximo que verá de él es vida mundana, pecado, vicios y promiscuidades?) 

Tengo  una respuesta automática  para mi propia pregunta: Porque eso es,  exactamente, lo  que 


por  espacio  de  muchos  años  de  cultos,  bancos,  predicaciones  y  enseñanzas  doctrinales,  les  han 
enseñado. Es una especie de “programación santa” a sus cerebros dispuestos a ser programados. 

“Pero, hermano… ­ Continuaron con semblante de real afecto ­, tenemos la obligación de decirle 
algo  muy importante.  No nos oponemos a  que usted se congregue como  dice  y  nos parece bien, pero 
nos preocupa una sola cosa: su falta de cobertura.” … 

Esa  reconvención suele  ser  la segunda que  todo  salido de Babilonia  va a  oír cada  vez  que  se 
encuentre con hermanos bien intencionados. Porque esa es la enseñanza que mayoritariamente hemos 
y han recibido. 

No  te  enojes  con  ellos,  sólo  repiten  lo  que  tienen  programado  en  sus  mentes  como  verdad 
inexorable: que si no tienes la cobertura de otro ministro en tu trabajo, estás desguarnecido. Que si no 
rindes cuentas ante alguien, eres poco menos que un perdido. 

Juguemos Fútbol… 
Quiero  tranquilizarte  al  respecto,  pero  antes  déjame  decir  dos  cosas  que  van  a  ser  muy  útiles 
para evaluar la que nos ocupa. En primer lugar, que la palabra cobertura  no se encuentra en ninguno 
de los diccionarios bíblicos de mayor prestigio. ¿Por qué razón será? 

La segunda, es lo que el término significa desde el punto de vista secular y a partir de lo que un 
buen diccionario de la lengua española señala y consigna. Se nos dice que la palabra proviene del latín 
coopertüra y tiene las siguientes acepciones:
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1.  cubierta (para tapar o resguardar algo). 

2. Cantidad o porcentaje abarcado por una cosa o una actividad. 

3.  Extensión territorial que abarcan diversos servicios, especialmente los de telecomunicaciones. 
Cobertura regional. Cobertura nacional. 

4. Conjunto de medios técnicos y humanos que hacen posible una información. 

5. En el fútbol y otros deportes, línea defensiva. 

6. Acción de cubrirse (prevenirse de una responsabilidad). 

7. Metálico, divisas u otros valores que sirven de garantía para la emisión de billetes de banco o 
para otras operaciones financieras o mercantiles. 

8. Ceremonia por la cual los grandes de España tomaban posesión de su dignidad poniéndose el 
sombrero delante del rey. 

9.. ant. Encubrimiento, ficción. 

Mira;  si  he  de  ser  sincero  contigo,  cuando  revisaba  estas  acepciones  gramaticales  y  no 
encontraba una que coincidiera con lo que se nos enseña en las congregaciones evangélicas, me causó 
mucha gracia que, la más cercana a la que nosotros difundimos, enseñamos, defendemos, predicamos 
y proclamamos, es la número 5, esto es: la de la línea defensiva de un equipo de fútbol, por ejemplo. 

Está  bien,  lo  reconozco:  los  argentinos  vivimos  casi  respirando  fútbol.  Nos  apasiona,  lo 
practicamos en cualquier rincón donde haya algo de césped y lo seguimos con peligrosa adhesión en lo 
concerniente a sus torneos y ligas profesionales, pero de allí a trasladarlo a la iglesia del Señor… 

Tengo  mis  propias  ideas  al  respecto,  pero  no  quisiera  dejarme  llevar  por  ellas.  Prefiero  echar 
mano a algo de lo mucho que anda dando vueltas por allí y compartirlo contigo con la finalidad que, en 
esto también, puedas ser librado de espíritus de culpa que te oprimen fuera de los templos. 

Un Misterioso Paraguas 
Sólo déjame decirte esto a modo de pequeña introducción al análisis. ¿Alguien, en su sano juicio, 
puede suponer que el simple hecho de depender de un determinado ministro va a evitarte pagar lo que 
debas pagar por tus errores, pecados o lo que sea? Ese es un ángulo de la cobertura. 

Del otro, la inversa, convengamos en que nadie te habla. Si tu cobertura es un delincuente, ¿Tú 
también  deberás  pagar  por  sus  errores?  Porque  si  se  entrega  como  válida  la  primera,  bien  valdría 
también la segunda, ¿No crees? No te preocupes. No es ni la una ni la otra. 

Hace  ya  bastante  tiempo,  me  visitó  para  saludarme  y  bendecirme,  un  matrimonio  joven  que, 
según  me  contaron,  me  escuchaban  cada  sábado  por  la  emisora  donde  yo  difundía  los  estudios  que 
ahora tú oyes en nuestra página Web, bajo una situación muy singular.
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Ellos,  ­  Me  dijeron  –  lo  hacían  en  desobediencia  a  lo  que  se  les  había  ordenado  en  su 
congregación. Porque, ante mi sorpresa, me contaron que, efectivamente, en más de una ocasión se les 
dijo que no debían escuchar nada que se difundiera por esa emisora donde yo estaba, ya que la misma, 
les aclararon,  no contaba con  la cobertura  de  un importante  grupo de  líderes locales agrupados en un 
Consejo. 

Puedo asegurarte que no me quedé pensando en la prohibición en sí, que – Dicho sea de paso ­ 
,como toda prohibición, contiene un altísimo porcentaje de infantilismo espiritual, sino que pensé en el 
eje de esa prohibición, un eje que tenía que ver, en una gran medida y precisamente, con la esencia de 
lo que pretendo de este capítulo: un esclarecimiento de lo que es el liderazgo bíblico y una evaluación, 
como corresponde, a lo que es el actual, el que conocemos, vivimos y hasta padecemos. 

Porque  lo  que  ellos me comentaron,  tiene  que ver  con  uno  de  los  factores  más  pronunciados, 
predicados,  enseñados  y  batallados  por  parte  de  nuestro  liderazgo  contemporáneo  en  casi  todas  sus 
facetas: la cobertura. Hay decenas de mensajes, estudios y predicaciones al respecto, si es que deseas 
convencerte de ello. 

¿Qué, Cómo y Quienes? 


Fue allí que me hice tres preguntas, que no me extrañaría en absoluto te hayas hecho o te estés 
haciendo tú también por estas horas cuando alguien te lo recuerda o recrimina: Número Uno: ¿Qué es 
una  cobertura?  Número  Dos:  ¿Qué  base  legal  hay  para  que  exista  una  cobertura?  Número  Tres: 
¿Quién será entonces, una cobertura? 

La  única  idea  previa  que  tenía  y  a  la  que  quizás  podía  adherir,  era  la  de  un  predicador 
puertorriqueño,  al  que  alguna vez  le oí  enseñar  que si  existe un hombre o  una mujer, que  alguna  vez 
haya dado a conocer tres o cuatro principios espirituales que tú aceptaste, creíste y pusiste por obra en 
tu vida, ese hombre o esa mujer es tu cobertura. 

No  necesariamente  el  pastor  de  tu  iglesia,  si  es  que  no  es  él  quien  aportó  a  tu  vida  esos 
principios. Sin embargo, como eso no fue avalado bíblicamente por este hombre, quedó allí, como algo 
que  te  encaja,  pero  que  no  puedes  encarnar  porque  le  falta  una  pata  espiritual:  la  probanza  de  la 
Palabra. 

Y  ese  examen me  ha  brindado  algunos  pormenores que  yo  me  he  permitido tomar  como  base 
que sustente una parte de este capítulo, y que no tiene otra intención que la que emana del mandato a 
los  cinco ministerios:  Perfeccionar a  los santos  y  edificar  el  cuerpo,  lo  que  equivale  decir:  madurar  al 
creyente y fabricar un cuerpo de muchos miembros, no de unos pocos considerados importantes. 

Es  muy  sencillo  comprobar  que,  pese  a  todo  lo  que  se  diga,  (O  no  se  diga,  porque  ¿Cuántos 
saben  que  los  cristianos  limpios  y  transparentes  terminamos  por  amar  al  secreto  y  los  pactos  de 
silencio?),  la  enseñanza  moderna  conocida  como  cobertura  protectora,  ha  generado  muchísima 
confusión primero y una conducta bastante inestable después, en el pueblo de Dios. 

Esta doctrina, tan singular que camina y se difunde bajo la bandera de otros nombres, sostiene 
que los cristianos están protegidos, por ejemplo, tanto de los errores  doctrinales como de los fracasos 
morales, cuando se someten a la autoridad de otro creyente o de alguna organización cristiana. ¿Alguna 
vez lo razonaste así?
72 

Yo no puedo menos que preguntarme como puede ser que durante tanto tiempo, siendo que leía 
la Biblia como el que más, y creía entenderla como el que más, pude cometer la aberración de creerme 
que eso podía ser, en efecto, así. 

Mi  propia experiencia, que  es  mínima  y con  escaso valor  testimonial,  más  el sentir  de algunos 
pastores independientes que conozco, con los que hablado del tema, nos ha llevado a entender que la 
doctrina  de  la  cobertura  es  un  asunto  que  perturba  de  una  manera  muy  elocuente  a  la  iglesia  de 
nuestros días. 

Porque  demanda, con  la prudencia,  el  respeto y  la  sobriedad  del  caso,  una  profunda  reflexión 
libre de tradicionalismos por parte de nuestro pueblo. Quiero hacer notar que cuando hablo de pastores 
independientes,  me  estoy  refiriendo  a  aquellos  que  no  están  agrupados,  salvo  en  lo  nominal,  con 
ninguna de las clásicas organizaciones evangélicas. 

Doctrina de Palabra Inexistente 


Comencemos, entonces, por el principio: viendo la palabra esencial en este tema: Cobertura. Y 
la primera  pregunta que se me ocurre formularme, es: ¿Está en  la Biblia? Reitero  la pregunta para los 
miles de biblistas parlantes que andan por el mundo: la palabra Cobertura, ¿Está en la Biblia? 

¿Sabes que escrita de esa manera, no? Sí en la versión antigua de la Reina Valera, pero no en 
la que todos tenemos ahora. También aparece una terminología muy parecida que tiene que ver con la 
cabeza cubierta de la mujer en la primera carta de Pablo a los Corintios, que dicho sea de paso, sería un 
tema al que  alguna vez deberíamos encarar  por dos  razones: para traerles claridad a  quienes  puedan 
estar en confusión y libertad a quienes puedan estar en esclavitud legalista. 

Eso en el Nuevo Testamento. En el Antiguo, por su parte, sí la encontramos algunas veces, pero 
siempre  en  referencia  a  ropas  de  vestir  o  a  algún  otro  tipo  de  cubierta,  pero  jamás  en  lo  espiritual  ni 
mucho menos para referirse a la autoridad o a la sumisión relacionada con el liderazgo. ¡Por Dios! ¿De 
donde la sacaron? ¿Quién dijo que era parte básica de nuestra doctrina? 

Muchas son las cosas que me espantan, ahora, a la distancia, con relación a lo que hoy por hoy 
se  está  haciendo  adentro  de  los  templos  llamados  “cristianos”.  Pero  si  hay  una  que  me  espanta  por 
sobre todas  las  otras,  es con  la  facilidad que  se  miente descaradamente  desde  los  púlpitos.  ¿Alguien 
supone que Dios puede bendecir eso, aunque sea bien intencionado? 

En mi segundo libro, cuando me tocó escribir que las iglesias babilónicas de hoy están adorando 
a Satanás, pese a estar convencidas de estar haciéndolo con Dios, te aseguro que me estremecí porque 
me pareció muy fuerte. Viendo este asunto de la mentira y considerando quien es el padre de mentira, el 
estremecimiento inicial deja paso a la tranquilidad de no haberme movido del pensar y hablar del Señor. 

De  esto,  hay  algo  que  nos salta  a  la  vista  inmediata  y  llamativamente:  hay  una  muy  escasa   o 
casi nula evidencia bíblica con relación a las coberturas, como para atreverse a construir con ella toda 
una doctrina como se ha hecho. Salvo que eso beneficiara a alguien de cierto peso. 

Pese  a  eso,  la  gran  mayoría  de hermanos,  casi  como  loros  o papagayos,  siguen  repitiendo  la 
consabida pregunta: “Hermano; ¿Quién es tu cobertura?”, Como si de la respuesta, la no­respuesta o el 
tenor de la respuesta, surgiera algo así como una prueba de carbono 14 que determinara la autenticidad 
o legitimidad de una iglesia, un ministerio o un individuo cualquiera.
73 

Sólo Respondo Ante mi Jefe 


Ahora  bien;  si  tenemos  en  cuenta  de  la  manera  en  que  tenemos  que  tenerlo,  que  la  Biblia 
guarda silencio con respecto a la  idea  de la  cobertura.  ¿Qué es lo que  se  quiere  decir, entonces,  con 
esa tan remanida pregunta de: ¿Quién es tu cobertura? O la similar, para nosotros, de: ¿Cómo vas a ser 
un creyente sin cobertura? 

Una  gran  mayoría,  si  los  presionas  un  poco,  te  van  a  cambiar  esa  pregunta  por  otra  muy 
parecida  que  también se nos  ha  hecho  y  hasta  predicado:  ¿A  quién  rindes cuenta de tu  iglesia,  de  tu 
ministerio  o  de  tu  vida?  Pero  esto  se  enfrenta  con  otro  inconveniente:  la  Biblia  jamás  dijo  que 
deberíamos rendirle cuentas a otro que no fuera Dios. Escrituras al respecto, aún a riesgo de cansarte, 
abundan.

(Mateo  12:  36)=  Mas  yo  os  digo:   (Dice  Jesús) que  de  toda  palabra  ociosa  que  hablen  los 
hombres,  de  ella  darán  cuenta en el  día  del  juicio   (El  día del  juicio,  obviamente,  deja  ver  que será 
ante  Dios  mismo  que  habrá  que  dar  cuenta,  y  no  ante  un  tribunal  humano,  eclesiástico  o 
denominacional). 

(Mateo  18:  23)= Por lo cual el reino  de los  cielos  es semejante a  un  rey que  quiso  hacer 
cuentas con sus siervos). (Si la semejanza es con el reino de los cielos, ¿Con quien tiene semejanza 
el rey al que van a rendirle cuentas sus siervos? ¿Con el pastor? ¿Con la comisión de disciplina? Tiene 
semejanza con Dios, con ninguno otro más). 

(Romanos 3: 19)= Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la 
ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. (Está claro: el juicio 
es  de  Dios  y  toda  boca  debe  cerrarse.  ¿Toda  boca  común  o  de  líderes  también?  Perdón:  dice  toda 
boca. ¿Se entiende?). 

(Romanos  14:  12)=  De  manera  que  cada  uno  de  nosotros  dará  a  Dios  cuenta  de  sí.  (Más 
claro  aún;  dice  que  cada  uno,  o  sea:  tú,  yo,  y  también  Benny  Hinn,  Carlos  Anacondia,  Billy  Graham, 
Benedicto XVI, tu pastor y quien más se te ocurra incluir, todos van a rendir cuentas ante Dios sin otro 
intermediario que no sea Jesucristo, si es que creen en Él) 

(1 Corintios 4: 5)= Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el 
cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y 
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. (Otra vez el mismo concepto: “cada uno”, pero esta 
vez para lo bueno. De todos modos, es notoria la intención igualitaria divina) 

(Hebreos 4: 13)= Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien 
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuentas. 
(Esto es contundente. Para ser  legal  la  rendición de cuentas  ante alguien  que  no sea  el Señor mismo, 
aquí no diría “Aquel a quien tenemos que dar cuentas”, sino “a Dios, UNO de los que tenemos que dar 
cuentas” Te lo aseguro: Dios lo hubiera dicho, no es Dios de confusión). 

(1 Pedro 4: 5)= Pero ellos darán cuenta al que  está  preparado  para  juzgar a los vivos  y a 


los  muertos.  (Es  Dios, sin  dudas. Que  yo  sepa,  no hay  persona  humana capaz de  juzgar  a  muertos, 
no?  Y  por  si  esto  no  fuera  suficiente,  Dios  mismo  nos  dice  que  no  hemos  venido  aquí  en  calidad  de 
jueces).
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Ahora  bien;  todas  estas  escrituras  dan  bases  para  que  un  creyente  con  corazón  recto  y  sin 
resentimientos,  rebeldías  o  intereses  personales,  pueda  decir  sin  temor  a  equivocarse  ni  molestar  u 
ofender a nadie: yo rindo cuentas a la misma persona a quien le rindes tú: a Dios. 

Espíritus Controladores 
No  obstante,  y  donde  quieras  que  tú  te  congregues,  así  sea  en  la  congregación  de  mayor 
bondad, amor, misericordia y paciencia, prueba decir eso y vas a ver como, inmediatamente, cae sobre 
ti un profundo y oscuro manto de sospecha y, por allí, hasta de falsas acusaciones. 

¡Pero  digo  algo  que  es  bíblico,  hermano!  ­  No  interesa, ellos  tienen sus  propias  leyes  y  jamás 
confiarán en que tú puedes manejarte sólo, sin que otro que el Espíritu Santo te diga lo que tienes que 
hacer.  ­  ¡Pero  es  que  a  ellos  es  a  quienes  no  avala  la  Palabra!  ­  No  interesa.  La  Biblia,  en  algunos 
grupos,  camina  detrás  de  los  estatutos  y  ordenanzas  denominacionales  internas.  Y  a  veces,  Dios 
también… 

Lo  cierto es  que,  la pregunta básica  de  ¿Quién  es  tu cobertura?,  No  sólo significa  lo  dicho,  (A 
quién  le  rindes  cuentas),  sino  a  otra  que  va  tan  implícita  como  esta  y  que  es,  si  vamos  a  ser 
absolutamente sinceros, sin  ninguna clase  de  disimulo  ni elegantes sinónimos, el fundamento real  que 
les  interesa  a  quienes  te  hacen  la  pregunta:  Ya  no  ¿Quién  es  tu  cobertura?;  sino  la  más  usual  de: 
¿Quién te controla? 

La  falsa  enseñanza  común  sobre  la  cobertura,  realmente  se  reduce  a  una  cuestión  acerca  de 
quien  controla  a  quien.  De  hecho,  la  iglesia  institucional  moderna,  está  construida  sobre  la  idea  del 
control. Y si a ello le agregamos que linealmente el control es un espíritu… 

El Tiempo de la Hechicería 
Y no te lo estoy diciendo para que te indignes y te rebeles, te lo digo como enseñanza. Porque tú 
sabes  tan  bien  como  yo,  que  cuando  se  intenta  ejercer  control  sobre  la  voluntad  de  otra  o  de  otras 
personas, sea a través del método que sea, así sea el más digno, eso tiene un nombre que eriza la piel: 
hechicería. 

¿Hechicería? Sí, hechicería. ¿Tú qué te creías, que eso era patrimonio de una anciana flaca, fea, 
vestida de negro, con sombrero de copa puntiaguda, nariz ganchuda con un grano grande en el tabique, 
con  una  escoba  y  una  lechuza  en  el  hombro  removiendo  una  gran  olla  donde  hierven  sus  pócimas 
mágicas? ¡Despierta! Las brujas modernas tienen rostro y marketing televisivo. 

Me gusta el deporte, (Como buen argentino, especialmente el fútbol,) y suelo ver un programa de 
televisión  sobre  fútbol,  que se  transmite  a  gran  parte  de  Latinoamérica.  ¿Sabes  que  figura,  en ciertas 
ocasiones,  han  incorporado  para  adelantar  resultados  de  cotejos,  eventos  o  campeonatos?  Una 
tarotista, una vidente, una bruja. ¿Y sabes que es lo más preocupante del caso? Que suele acertar sus 
pronósticos. 

(Miqueas 5: 12)= (Aquí Dios le está hablando a Israel, su pueblo, que es como decir a su iglesia; 
no al mundo, eh?) Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros. 
(Fíjate que esto podría tener que ver con brujas y adivinos si fuera dirigido al mundo, pero se refiere a la 
iglesia.  ¿De  qué  habla,  entonces?  De  la  hechicería  religiosa,  que  no  se  ejerce  por  brujería  o  por  el 
ocultismo,  sino  por  la  manipulación  de  las  voluntades  mediante  dos  sistemas:  seducción  o 
intimidación. Dulces promesas o rudas amenazas. Y funciona, eh?)
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(Apocalipsis 18: 23)= (Obviando a Gálatas 5:20 donde se coloca a la hechicería conjuntamente 
con  otras  obras  de  la  carne  que  impiden  entrar  al  reino  de  Dios,  en  una  palabra  que  va  dirigida  a  la 
iglesia, no al mundo, aterrizamos en este pasaje, donde viene hablando de Babilonia, la gran ramera, la 
iglesia  falsa,  la  imitación  sutil  y  satánica  de  algo  que,  exteriormente,  es  igualito  a  la  iglesia,  pero  que 
cuando  se  buscan  los  frutos,  nos  damos  cuenta  que  no  hay  y  que  no  es  Dios)  Luz  de  lámpara  no 
alumbrará más en ti, (O sea que, la luz del mundo, ya no habita allí) ni voz de esposo y de esposa se 
oirá  más  en  ti;  Porque  tus  mercaderes  eran  los  grandes  de  la  tierra;  (mercadería  en  la  iglesia. 
Falsos ministros viviendo en la opulencia, la fama y el poder, al mejor estilo secular) pues por tus 
hechicerías  (Tus manipulaciones) fueron engañadas todas las naciones. 

(Malaquías 3: 5)= Y vendré a vosotros para juicio;  (Dios le habla a su pueblo. No importan los 
tiempos,  el  pueblo  de  Dios,  somos  nosotros)  y  seré  pronto  testigo   (Alguien  que  ha  visto  el  delito) 
contra los hechiceros y adúlteros  (Manipuladores de la voluntad ajena y gente infiel para con Cristo, 
el  esposo)  contra  los  que  suman  mentira,  y  los  que  defraudan  en  su  salario  al  jornalero  
(empresarios  cristianos  que  pagan  menos  de  lo  que  corresponde,  o  pagan  sueldos  en  negro, 
vistiéndolos con el rótulo muy religioso de “ofrendas de amor”) a la viuda (Que es la iglesia que funciona 
sin  la presencia  de  Cristo) y  al  huérfano  (Los  que no encuentran  al Padre celestial) y los  que hacen 
injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos. 

Una Iglesia Sin “Opinólogos” 


Naturalmente  que  nuestra  gente,  expuesta  a  estas  cosas,  muy  raras  veces  se  da  cuenta  y 
reconoce  que  es  un  espíritu  de  control  el  que  verdaderamente  está  en  el  fondo  del  asunto. 
Generalmente se viste, se cubre, se arropa y se disfraza con sobrias vestiduras bíblicas. 

Hay dos maneras de predicar. La primera, es la que tiene que ver con el evangelio real, genuino, 
verdadero,  y se  expresa  dejando  que una  palabra se  revele  y  muestre  lo que  Dios  está  diciendo  a  su 
pueblo hoy, ahora. 

El  otro,  es  una  simple  cuestión  de  armado.  Se  tiene  un  tema,  que  puede  ser  social,  político, 
filosófico,  científico;  una  opinión  sobre  ese  tema  que  puede  ser  personal,  sectorial,  denominacional  o 
evangélica, como credo de oposición. 

Para poder decir lo que se debe o lo que conviene decir desde un púlpito, hay que cubrir ciertas 
formas. Entonces, usando la concordancia o el diccionario bíblico, se buscan dos o tres versículos que 
den el pie para que, luego de leerlos como corresponde y, arrancando desde esa lectura, se predica lo 
que ya estaba previsto, entiendes? 

Yo,  mi  hermano,  enseño  la  palabra  y  añado,  si  la  hay,  revelación  fresca  sobre  ella.  Yo  no 
reflexiono sobre una palabra, porque reflexión es opinión, y mi opinión no le interesa a nadie, ni bendice 
a  nadie, ni tiene nada que ver con Dios que es espíritu, no alma humana. Dios ya opinó y su opinión 
está  en  la  Biblia.  Tú  tienes  la  opción:  la  obedeces  o  no.  Pero  si  digo  ser  hijo  de  Dios,  tengo  que  ser 
imagen y semejanza suya, ¿No crees? 

Cadenas de Mando 
Por  eso  es  que  son  muchos  los  cristianos  que  creen  verdaderamente,  y  con  un  casi  ingenuo 
convencimiento, que la cobertura es solamente un mecanismo protector. No se dan cuenta que le están 
adosando un halo mágico a un evangelio que no lo es.
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Sin embargo, si nos detenemos con tranquilidad y escudriñamos con objetividad esa doctrina de 
la cobertura, vamos a terminar descubriendo que  está fundamentada en un estilo  de liderazgo  del  tipo 
“Cadena de mando”, lo que se conoce como “verticalismo”. 

Es  decir: uno arriba,  uno abajo,  otro más abajo y  muchos en el  llano.  ¡Pero eso se parece a  la 


política del mundo, hermano!! No. Te equivocaste. No se parece, ES politiquería igualita a la del mundo. 
Pero eso, ¿Es bíblico? 

Hermano,  hermano...  Convengamos  que, salvo a  la  hora  del mensaje,  la  Biblia suele  participar 
muy  poco  en  las  actitudes,  decisiones  y  movimientos  cotidianos  de  las  diferentes  organizaciones 
eclesiásticas. Mucha  gente lee la  Biblia, enseña  la Biblia, cree  en  la Biblia y  promociona la  Biblia. Muy 
pocos son, en cambio, los que viven la Biblia. 

¿Pero  cómo  puede  ser  eso?  Mira:  no  sé  como  puede  ser,  pero  lo  que  puedo  decirte,  es  que 
sucede  tan  corrientemente  que,  casi,  ha  pasado  a  ser  algo  así  como:  “Y  bueno,  no  es  lo  que  dice  la 
Biblia, pero es lo mejor que se nos ocurre para este tiempo tan complicado”. 

O  de  lo  contrario,  el  otro  argumento  que  es  mucho  más  abundante  y  que  tal  vez  hayas 
escuchado alguna vez.  “¡Ah,  no, hermano!  ¡Eso  fue escrito para  la  sociedad  de  aquel  tiempo!  ¡Hoy  el 
mundo es otro y la iglesia debe adaptarse a él! 

¿Cuántos Infalibles Existen? 


No me gustan las apuestas y de hecho no las hago jamás. Pero te podría apostar mi casa contra 
tu cepillo de dientes que en la Biblia no encuentras un solo versículo que te diga que la iglesia tiene que 
adaptarse al mundo… 

Bueno:  en  este  estilo  verticalista  de  liderazgo,  los  que  se  encuentran  en  las  posiciones 
eclesiásticas más  altas, tienen un dominio sutil, pero dominio al fin sobre quienes  están por debajo de 
ellos. Nada nuevo. El Vaticano lo ha hecho desde siempre y, por esa razón, ha merecido nuestras duras 
críticas. 

Ponte  una  mano  en  el  corazón  y  procura  ser  sincero,  honesto  y  no  dejarte  llevar  por  ciegas  e 
incomprensibles obediencias ni resentimientos amargos. ¿Es el Papa romano el único líder religioso que 
goza del beneficio de la infalibilidad de sus decisiones? 

Bueno,  allí  aunque  no  lo  creas  o  no  puedas  entenderlo  del  todo,  es  donde  se  fundamenta  la 
doctrina de la cobertura. Porque es por medio de este control de dirección jerárquica que se afirma, se 
enseña, se adoctrina y se mentaliza a la gente. 

¿Enseñando que? Enseñando que los creyentes, por la simple sujeción, sumisión y obediencia a 
ese orden jerárquico, ya están protegidos de cualquier error de cualquier naturaleza, tanto sea personal, 
congregacional como denominacional. 

Es decir que, se nos dice: ya estamos cubiertos. Pregunto: ¿Cubiertos con que? ¿Por quienes? 
¿Con que autoridad? Y, principalmente: ¿Con que base bíblica? ¿Cuál es la garantía que se nos ofrece? 
¿Alguien puede dar testimonio fiel de la victoria de esa supuesta cobertura? 

El concepto es que todos deben someterse y responder a alguien que está en una posición más 
alta.  En  la  gran  variedad  de  las  iglesias  evangélicas,  con  una  modalidad  que  arranca  desde  la  post­ 
guerra hacia acá, esto se traduce de un modo concreto.
77 

Los  laicos,  que  no  es  una  concepción  bíblica  sino  de  la  doctrina  de  los  nicolaítas,  deben  dar 
cuentas de todos sus actos al pastor. Pero  bajo las mismas reglas, ese pastor también dará cuentas a 
una persona (o un grupo de personas) que tenga más autoridad legal reconocida. Lo primero es usual y 
lo vemos en cada templo. Lo segundo…bueno…ya es un poco menos usual… 

Esta bien; se me dirá que un ejercito (Y el pueblo de Dios lo es) funciona así. Pero en ese caso, 
te diré que en un ejército, sus generales siempre son elegidos por su gobierno, nunca mediante arreglos 
o componendas a espaldas de ese gobierno. Eso diferencia las cosas. 

De  modo  que  el pastor  típicamente  dará  cuentas  a  la sede denominacional,  a  otra  iglesia,  a  la 
que  generalmente se  le  llama  “iglesia madre”,  o a  un  obrero  cristiano  influyente,  a  quien  se  considera 
que tiene un rango más alto en la pirámide eclesiástica. 

Como resultado, y aquí viene lo curioso, se dice que el laico, “está cubierto por el pastor” y que 
éste, a su vez, “está cubierto por la denominación, la iglesia madre o el obrero cristiano”. En conclusión, 
el  significado  de  todo  esto,  seria  más  o  menos  de  que  la  gente,  al  dar  cuentas  de  lo  suyo  a  una 
autoridad más alta, equivale a estar protegidos por esa autoridad. 

¡Alguien Tiene que Detenerte! 


Durante  toda  mi  trayectoria  en  las  emisoras  de  radio,  pude  decir  todo  aquello  que  Dios  me 
ordenaba decir.  Y  lo  hice sin  temores ni  preocupaciones.  Sabía  perfectamente  que  con  lo  que estaba 
diciendo jamás llegaría a ocupar algún cargo importante dentro de la iglesia evangélica en general o en 
una denominación en particular, pero no me interesaba eso. 

Sin embargo, el problema más grave no era mío sino de ellos, ya que al no depender de ninguna 
“cobertura”, cuando yo  decía algo que  daba  duro  a ciertos  intereses,  no tenían a quien  presionar para 
que me hiciera callar. Así operan. Cuando lo pudieron hacer, ya te conté en el primer libro, lo hicieron y 
fui dejado cesante en esa emisora. El director era manipulado, no era un creyente libre. 

Meses  después  me encontré con  uno  de  los operadores  técnicos  de  esa emisora.  Me  confesó 
que él se había amargado bastante con mi salida, pero que el colmo fue cuando el propio director le dijo 
que yo me había tenido que ir simplemente por decir la verdad. ¿Lo puedes entender? 

Podríamos  entender  que  se  hablara  de  avales,  de  respaldo,  pero  cobertura,  es  mucho  más 
profundo. En todo caso, se puede tener alguna expectativa cuando esa autoridad está colocada allí por 
el Señor, no cuando ha sido  puesta por el hombre y Dios solo  la soporta  por misericordia. Si no crees 
esto, te pregunto: ¿Cómo vemos que haya funcionado, hasta ahora, esa supuesta cobertura? ¿Ha sido 
eficaz? 

Y  después  está  la  otra  incógnita  que  en  algún  momento  te  pasa  por  la  cabeza  pero,  por  las 
dudas  no  vayas  a  ponerte  de  enemigo  a  medio  planeta,  prefieres  callarla:  ¿Quién  cubre  a  la  iglesia 
madre? ¿Quién cubre a la máxima sede denominacional? ¿Quién cubre al obrero cristiano? 

Ya  se  cual  es  la  respuesta.  Ha  sido,  permanentemente,  la  más  difundida.  Es  una  respuesta 
cargada de  facilismo, aprovechando quizás la comodidad y la  apatía de un pueblo que  escudriña muy 
poco las escrituras. Te dicen: “Dios lo cubre”. 

Dios cubre, personalmente, a las más altas autoridades. ¿Ah, sí? ¿Y que es lo que impide que 
Dios  sea,  directamente,  la  cobertura  de  los  laicos,  o  aun  del  propio  pastor?  Hay  un  problema  aquí. 
Tenemos un problema aquí. ¿O acaso tenemos una mentira que nadie se atreve a descubrir?
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Tenemos adentro  un  problema que  tanto hemos criticado hacia  fuera. Un orden  de importancia 


que  no  está  en  ninguna  Biblia.  La  suma  de  Dios­Denominación­Clero­Laicos.  Dime  la  verdad:  ¿No  te 
suena conocido? 

He  dicho  muchas  veces,  (Algunas  públicamente  y  desde  púlpitos),  que  varios  rituales 
evangélicos  inexplicables  desde  la  Biblia,  han  sido  implementados  para  que  aquellos  que  llegan  del 
catolicismo  romano,  “no  sientan  tanto  el  cambio  de  religión”.  Si  fuera  así,  dime  quien  ha  entendido 
menos con respecto a cual es la verdad… 

Sin  embargo,  el  mayor  problema  es  que  este  modelo,  está  violando  al  espíritu  del  Nuevo 
Testamento. ¿Sabes  por  que? Porque  detrás de la  retórica espiritual,  que la  hay  y mucha,  de  proveer 
responsabilidad legal, de tener una cobertura y todo eso, surge amenazador un sistema de gobierno que 
carece de sustento bíblico y está inspirado por, e impulsado por un espíritu de control. 

Ejerciendo “Santa” Presión… 


Lo  más  aproximado  a  esto  que  encontramos  en  la  Biblia,  es  la  palabra  SOMETIMIENTO, 
control,  dominio, sujeción.  Claro  que  en  las  escrituras,  donde  quiera que  tú  halles  este  tema, siempre 
tendrá que ver con reciprocidad, con el “unos a otros”, no con “muchos a algunos”… 

(Romanos  13:  1)=  Sométase  toda  persona  a  las  autoridades  superiores;  porque  no  hay 
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. (¿Usted me quiere 
decir a mí que todos los dirigentes corruptos que han pasado por nuestro país, han sido establecidos por 
Dios? Los espacios que ellos están ocupando, si. 

A  ellos,  los  elegimos  nosotros  y  Dios  lo  respeta,  como  respeta  cualquier  otra  decisión  del 
hombre,  empezando  si  tu  quieres,  con  la  de  irte  al  infierno  en  lugar  del  cielo.  Esto,  deja  una  clara 
evidencia que, cuando el extremismo ideológico de ambas simetrías, encontró en Jesús a un paradigma 
del  revolucionario, no entendió en absoluto las leyes  del  reino  de  Dios.  Pero  atención: esto es  para  lo 
legal, humano y administrativo, porque mira lo que Pablo dice con respecto a eso:) 

(Gálatas  2:  4)=  Y  esto  a  pesar  de  los  falsos  hermanos  introducidos  a  escondidas,  que 
estaban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 
(5)  a  los  cuales  ni  por  un  momento accedimos  a  someternos,  para  que  la verdad  del  evangelio 
permaneciese con vosotros. 

Está muy claro. En el plano espiritual, tanto la sujeción como el sometimiento, es a una autoridad 
que está sujeta a  autoridad divina,  eso  es  bíblico.  Pero también  lo es  no sujetarse al control de falsos 
hermanos  infiltrados  que,  si  la  Biblia  dice  que  los  hay,  ¿Por  qué  nosotros  vamos  a  suponer  que  en 
nuestra congregación no? ¿Y esa va a ser tu cobertura? ¿Y de que te va a cubrir? 

Creo, en principio, (Ya vamos a seguir escudriñando mas sobre esto) que el tema de la cobertura 
obedece, en  un  principio,  al  trabajo sutil,  lento,  pero  persistente,  de  un  espíritu  de  control,  algo  que 
parecería  formar  parte  del  diccionario  extra  bíblico  con  el  que  se  manejan  los  seminarios  de  guerra 
espiritual.

Cuando mi voz (Más que como ella sonaba, lo que ella decía), comenzó a molestar de verdad a 
los jerarcas evangélicos de mi ciudad, reitero, lo primero que hicieron, seguramente, fue buscar cual era 
mi cobertura. ¿Con que finalidad? Con la de hacer que mi cobertura me silenciara, al menos en lo que 
ellos no deseaban oír y mucho menos públicamente.
79 

No  la  encontraron.  Yo  ya  estaba  fuera  de  los  templos  y  no  existía  hombre  que  me  controlara. 
Pudieron haber venido a verme y expresarme su desagrado, haciéndome ver que yo estaba equivocado 
o algo similar, pero no. Esa gente jamás va de frente. Suelen ser demasiado cobardes en lo personal y 
masculino para ello. Trabajan mejor desde las sombras, sin dar su rostro. 

Se les presentó un problema que por algunos meses los desactivó en sus intenciones. Hasta que 
encontraron la forma. El director de la emisora en la cual yo estaba sí tenía una cobertura: un pastor de 
mucho prestigio y una enorme congregación. Y a él fueron. 

No al director de la emisora para explicarle el por qué debía sacarme de mi espacio. Fueron a  su 
pastor,  al  hombre  que  controlaba  a  este  hombre.  Ejercieron  una  regular  presión  ministerial  y,  aquel 
pastor, que finalmente no tenía ni la menor idea de las cosas, llamó al director de la radio y le “pidió por 
favor”  que  me  eliminara  de  la  programación.  Orden  +  Sujeción  =  Obediencia.  ¿Está  claro?  ¿Justicia? 
¿Injusticia? ¿A quien le preocuparía esto? 

Sometimiento Mutuo 
Pero,  que más  allá de que se llame  o no espíritu  de control, su  existencia  y  trabajo están más 
que  probados  y  solo  en  el  marco  de  una  enorme  ignorancia  no  exenta  de  necedad,  podría  hacernos 
pensar que no existe. Aún resuenan en mis oídos aquellas palabras de aquel viejo pastor que abrió mis 
ojos a esa guerra, el día que dijo: ¿Adonde creen que van los demonios, hermanos, un domingo por la 
tarde? 

La Biblia, es muy cierto, habla de sujeción y habla de obediencia. Principal y mayoritariamente se 
refiere al Señor, pero cuando tiene  que ver con lo humano, delinea más bien los límites y parámetros. 
Esa  especie  de  inmovilizada  esclavitud  a  la  que  tantos  buenos  pero  ignorantes  creyentes  se  han 
sometido, no solo no los acercara mas a Dios o a la verdad, como ellos suponen y le han enseñado, sino 
que puede hacerlos pasibles de cometer serios errores que los llevaran exactamente al lugar contrario a 
donde suponían que iban. El versículo que pone las cosas en su debido sitio, es este: 

(Efesios 5: 21)= Someteos unos a otros en el temor de Dios. 

¿Hará falta una dramática revelación del Espíritu Santo para entender que cuando dice  unos a 
otros  está  diciendo  exactamente  eso  y  no  el  clásico,  acostumbrado,  tradicional  y  rutinario  al  que 
estamos habituados, que es: muchos a algunos…? 

Si tú pecas groseramente, y con la alevosía de saber perfectamente que lo estás haciendo, y no 
te importa, te servirá muy poco o nada estar bajo la cobertura de un hombre de Dios sincero, honesto, 
fiel, ungido y santo; serás juzgado por tus pecados con justicia y misericordia, pero sin privilegios. 

Si tú eres honesto, sincero, fiel, santo y consagrado, y pese a todos los obstáculos estructurales, 
religiosos  y  organizacionales,  insistes  en  enseñar  lo  que  Dios  ha  enseñado  y  predicar  lo  que  Cristo 
predicaría hoy, podrás estar bajo la cobertura de un falso, corrupto y delincuente, pero eso no te llevará 
al juicio. Dios te conoce y ha visto tu corazón y tus obras. 

¿Entonces? Entonces,  si  en  estos  dos  casos  modelos  la  cobertura  no  parece  tener  incidencia 
concreta ni clara, es más que notorio que la doctrina de la cobertura ha sido incorporada con la finalidad 
de facilitar los mecanismos de control por parte de aquellos que desean usufructuar lo que la gente haga 
a favor de Dios, en beneficio propio.
80 

Cuando  descubres  esto; cuando tus ojos se abren a esta realidad, es como si  un enorme peso 


opresor abandonara tu dolorida espalda. Y será quizás en ese momento cuando te pongas a pensar con 
alguna  clase  de  melancolía,  en  las  actividades  físicas  que  podrías  desarrollar  si  militaras  en  alguna 
iglesia. 

Esto es: no la fe, no la acción de esa fe, no el desarrollo efectivo de tus convicciones, sino todo 
ese detalle tan particular que tiene y contiene la iglesia evangélica o el protestantismo en lo global y que 
todos suponemos que es bien bíblico y divino, cuando las realidades nos muestran que no es tan así… 

Sobrevivir sin Cobertura 


Hace  ya  siete  años  que  no  tenemos  una  cobertura  pastoral  sobre  nuestras  vidas  de  fe.  ¿Nos 
hemos  venido  al  piso?  No.  ¿Hemos  retornado  al  mundo  a  pecar  alegremente?  No.  ¿Estamos 
espiritualmente secos? No. Muy por el contrario, el contacto y la comunión directa con el Señor, nos ha 
posibilitado crecer. 

¿Entonces? Entonces nada. Yo puedo asegurarte que en muchas áreas de nuestras vidas, toda 
la  época  eclesiástica  fue  una  lucha  constante  y  permanente  sin  poder  salir  a  flote.  Esa  lucha  hoy  ha 
terminado. ¿Influencia? Quizás. 

Porque tú no tienes una cobertura de nadie más que no sea nuestro Dios único y verdadero. No 
necesitas de un pastor conocido o prestigioso para tener unción. No necesitas de una catedral de cristal 
para tener fe. No necesitas de una supuesta cobertura inexistente para tener victoria. 

Pero sí necesitas de esta libertad para darte cuenta que, muy por el contrario, en lugar de tener y 
disfrutar  de  esa  declamada  cobertura,  en  muchas  áreas,  quizás  hayas  estado  sometido  o  sometida  a 
juicio divino por causa del pecado global que inunda a tantas congregaciones. 

Y no es por cobertura, es por alcance. Cuando vinieron las plagas sobre el Egipto del Faraón con 
corazón endurecido, salvo la de los primogénitos (Por la precaución de la sangre en el dintel), el pueblo 
de Dios que habitaba allí también las sufrió. 

Cuando  el  fuego  y  el  azufre  cayeron  sobre  Sodoma  y  Gomorra  y  las  ciudades  vecinas  en  la 
misma  promiscuidad,  de  no  mediar  un  aviso  por  parte  de  esos  ángeles,  Lot  y  su  familia,  aún  siendo 
justo, hubieran sido liquidados junto a los demás. 

Entonces  que  no  te  asombre,  que  si  tú  habitas  en  alguna  Babilonia  todavía,  y  esta  es,  como 
sabemos, pasible a juicio de Dios por sus iniquidades, muy poco importará si tú no estás en complicidad 
con ellos. Si sabías que debías irte y te quedaste, sucumbirás con ella. 

Por  eso  es  que  el  Señor  no  nos  sugiere  ni  nos  invita  a  orar  para  que  Babilonia  cambie  ni  a 
esperar que Él en persona haga algo. Nos dice lisa y llanamente: “¡¡Huid de ella, pueblo mío!!” ¿Y sabes 
que? Huir no es salir lentamente como en un paseo de domingo por la tarde por el parque. Huir es salir 
lo más velozmente que puedas o te den tus fuerzas. 

Y  resiste  firmemente  a  la  añoranza  o  la  melancolía  que  pueda  embargarte.  Porque  la  mayor 
parte  de  esas  añoranzas,  no  se  fundamentan  en  cuestiones  espirituales  sino  rituales.  Y  créeme  que 
muchas de nuestras congregaciones están repletas de esos ritos, tradiciones y hasta engaños…
81 

Añorando Ritos, Tradiciones


y Engaños.

E n la década que fue desde los años 80 a los 90, tuve la oportunidad de dirigir un periódico 

semanal  en  una  ciudad  de  aproximadamente  cuarenta  mil  habitantes.  Profesional  y  periodísticamente 
me fue muy bien, pero económicamente quebré, era muy mala época en mi país. 

El periódico era secular, obviamente, y recogía las noticias y novedades de todo calibre de esa 
ciudad y su zona de influencia. Creo que dejamos un testimonio de hijos de Dios en cuanto a no entrar 
en ninguna de las clásicas corrupciones que se estilan. 

Ese  trabajo  me  permitió,  ­  Casi  como  una  obligación  profesional  –  conocer  la  historia  de  esa 
ciudad merced a trabajos realizados por historiadores del lugar. Entre todas las anécdotas que encontré 
en esa historia de pueblo chico, una llamó poderosamente mi atención. 

Tiene  tinte  humorístico,  pero  un  trasfondo  diferente.  Se  trata  de  la  instalación  de  la  primera 
iglesia evangélica en esa ciudad. Ese fue un suceso que ocurrió, ­ Cuenta el historiador – alrededor del 
año 1908. ¿Se imaginan que novedad para ese pueblo? 

Dicen  que  en  un  principio,  la  gente  pasaba  junto  al  templo  (Que  naturalmente,  era  un  salón 
alquilado),  casi  con  temor.  Una  nueva  religión  era  algo  que  a  los  tradicionales  y  todavía  rústicos 
habitantes de esa pequeña villa no les entraba en la cabeza. 

Ni  quieras  imaginarte  lo  que  les  debe  haber  costado  a  los  noveles  hermanos  conseguir  que 
alguien les alquilara un lugar para realizar las reuniones. A los temores naturales de la posible solvencia 
o no, de esa nueva iglesia, había que sumarle la lógica desconfianza y, por que no, temor.
82 

No  hay  precisión  en  cuanto  a  la cantidad  de creyentes  evangélicos  que  había,  (No  debían ser 
más de ocho o diez), pero sí de lo que sucedió en una de las primeras reuniones que llevaron a cabo en 
el recién estrenado templo. 

En medio de uno de esos primeros cultos, se apareció la policía (Encabezada por un comisario ­ 
jefe  ­ que  quien sabe si sabía  leer y escribir),  y  se los llevó preso  a  todos los “hermanos”. ¿La  razón? 
Los acusaron de realizar una misa sin la presencia de un cura… 

Cambiar, pero no Tanto… 


Es que hablar de religión, de Dios y de iglesia, en aquellos tiempos, en mi país, era hablar de la 
iglesia  católica  romana.  Otra  cosa  no  se  podía  entender  y.  en  muchos  lugares,  tampoco  aceptar.  Se 
descalificaba de tal modo a  los que se  atrevían a cambiarse  de  religión que, en  un momento dado, se 
encontraban marginados por su propia sociedad y acusados casi de locos… 

Dios  era  católico  apostólico  romano,  no  se  podía  creer  otra  cosa.  Incluso  en  las  escuelas  se 
enseñaba eso como parte de la enseñanza sistemática que los niños recibían desde sus primeros años. 
Era una  cuestión  eminentemente  tradicional  y  ritual  que estaba  muy  por  encima  de  una  fe  auténtica  y 
genuina, de hecho, pero tenía un enorme peso social. 

¿Ley  de  equidad  educacional? ¡Que va!  Si los ministros  de educación de la  Argentina,  durante 


muchos  años,  fueron  hombres  relacionados  con distintas  líneas  internas  del  catolicismo  romano, tales 
como el Opus Dei, Cursillistas, etc. 

Así  que  quien  no  profesaba  la  religión  Católica  Apostólica  Romana,  mejor  le  era  que  no  se 
presentara a reclamar nada. Sólo la mención de un credo no tradicional, era sinónimo de marginación, 
incluso, considerada como “lógica”. Obviamente, de discriminación ni noticias… 

Tanto era eso así, que en los primeros tiempos de la iglesia evangélica, sus líderes consideraron 
necesario incorporar algunas prácticas del catolicismo romano a sus reuniones, tanto como para que la 
gente que se “convertía”, no sintiera demasiado el cambio… 

De  más  está  decirte  que  esos  ritos  quedaron  instalados  y  aún  hoy,  en  muchas  de  nuestras 
congregaciones, se los respeta, se los cumple y se los sigue como si fueran parte de lo que Dios dice de 
su iglesia en la Biblia. 

Entonces,  cuando  tú  te  retiras  de  la  Babilonia,  de  la  que  debe  sacarte  el  Señor  y  no  tus 
inconvenientes de adaptación personales, es muy  posible que experimentes  alguna clase  de añoranza 
por algunas, varias o todas esas acciones tradicionales. 

Y es en razón de ese sentir que, por detenerte a pensar en ello, no puedes permitirte ingresar en 
una forma nueva de relación con Cristo. Es el punto donde parecerías necesitar a esa religión hueca y 
vacía como vehículo de tu Fe, de tu alabanza, de tu adoración y de tu forma de culto. 

Quiero  mostrarte,  en  este  capítulo,  cuantas de  esas cosas  que sientes  no  tienen  razón  de  ser. 
Cuantas  cosas  que  aparentemente  te  faltan  para  seguir  sintiéndote  cristiano  y  creyente,  no  son  en 
realidad una evidencia de cristianos ni de creyentes. 

El costo de romper las estructuras tradicionales en nuestras iglesias, aunque pueda llegar a ser 
elevado,  es  eminentemente  necesario.  Ya  no  se  puede  mantener  a  gente  con  una  idea  de  un 
cristianismo nominal en sitios donde Dios necesita manifestaciones genuinas.
83 

Cada  vez  que  Dios  ha  enviado  un  avivamiento  sobre  su  pueblo,  inmediatamente,  cada  credo, 
fracción  o  denominación,  ha  institucionalizado  ese  avivamiento.  Le  ha  colocado  su  sello  particular, 
personal,  grupal,  corporativo.  Entonces  hemos  tenido  “avivamientos  bautistas”,  “avivamientos 
pentecostales” y así con todos los apellidos evangélicos que se te ocurran. 

Le  han  añadido  una  especie  de  “marca  en  el  orillo”  que  lo  ha  llevado  inexorablemente  a 
convertirlo  en  una  serie  de  nuevas  disposiciones,  nuevas  reglas  a  cumplimentar  para  considerarse 
“avivado”. De más está decirte que, todo lo catalogado como avivamiento, no ha pasado de ser apenas 
un mínimo despertamiento. 

Porque todos sabemos que un avivamiento sólo puede venir  de  parte de  Dios, pero si la  plana 


mayor de nuestra congregación decide que debe haber uno en el próximo fin de semana, esté Dios de 
acuerdo  o  no con ello, así se  hace  y  a  otra cosa.  Después de  todo,  llevarte mal con Dios te va a traer 
problemas, tal vez,  dentro de bastante tiempo, pero, en cambio, llevarte mal con tu pastor… 

Una “Cobertura” Indeseable 


Esto casi siempre ha determinado que, mucha gente disconforme con esos manejos internos de 
su  denominación,  haya  resuelto  apartarse  y  encarar  algo  nuevo.  Ese  algo  nuevo  ha  traído  como 
resultado, en muchos casos, la apertura de nuevas iglesias. 

Iglesias  mucho  mejor  encaradas,  claro  está;  Mucho  más  liberadas  de  aquellas  estructuras 
castrantes  que se enseñoreaban en las otras,  también  es muy cierto,  y  sumamente  respetuosas de  la 
transparencia  de  la  Palabra  pero,  en  el fondo,  se  haya  deseado  o no,  una  nueva  denominación  que 
habrá de sumarse, obviamente, a las ya existentes. 

Lo  que,  dicho  de  un  modo  más concreto:  es  más  de  lo  mismo.  Porque  en  lugar  de  rehacer  o 
reformar, se ha colocado un parche a lo anterior. La durabilidad de ese parche, es una incógnita que hoy 
comienza a develarse: no ha funcionado como se esperaba. No cabe el vino nuevo en odres viejos, ya lo 
sabíamos desde hace mucho tiempo. 

Porque  hay  algo  que  muy  pocos  han  tenido  en  cuenta.  En  Argentina,  (No  sé  como  será  en  tu 
país), para que una iglesia o una denominación cristiana pueda funcionar, tiene que estar inscripta en el 
Registro  Nacional  de  Cultos.  ¿Y  quien  controla  intelectualmente  ese  ente  regulador  de  la  religión? 
Obviamente: la iglesia católica romana. 

Eso,  en  lo  conceptual,  administrativo,  doctrinal,  ritual  y  ejecutivo,  no  presenta  inconvenientes, 
claro  está.  Nunca vendría  un sacerdote católico  a controlar  como  se  desarrolla  un culto evangélico.  A 
eso se le llama libertad de culto y todos felices y contentos. 

No  soy  un  experto  ni  mucho  menos  en  Guerra  Espiritual  o  Demonología,  pero  conozco  algo 
mínimo sobre  principados  y  potestades, y sé de su  influencia negativa en las sociedades  donde están 
instalados. Me ha tocado leerlo, percibirlo y comprobarlo a eso. 

Bajo esa perspectiva y aún a riesgo de que me tomes por fundamentalista o algo peor, tengo la 
obligación de compartirte esta reflexión: si el ente regulador de nuestra religión es una institución basada 
en la idolatría y culto a los muertos y nosotros la aceptamos como tal, ¿Quién me asegura a mí que esas 
dos potestades no  rigen  sobre todas  nuestras  iglesias,  aunque en los hechos parezcan  ser distintas o 
diferentes?  Ya  sé  lo  que  piensas,  pero  no  apagues  la  mecha  de  esta  bomba,  por  favor;  déjala  que 
explote a ver que ocurre.
84 

He  escuchado, en un momento muy singular de  mi vida, a un enorme predicador, un tremendo 


siervo de Dios, abrirnos los ojos con respecto a esto, enseñándonos que, salirnos de una iglesia y abrir 
otra con la idea de cambiar algo, era lo último que debíamos hacer. 

Tomé  esa  palabra,  la acepté,  la creí,  la  encarné  y  la  puse  por obra  y  aquí  estoy,  firme  en  esa 
brecha  abierta.  Sin  embargo  y  como  para  que  aprendamos  de  una  vez  por  todas  que  la  sutileza  del 
enemigo no respeta prestigios, ni títulos ni famas, en los últimos días de su vida, ese predicador estuvo 
trabajando  en  la  tarea  de  abrir  iglesias  para  lo  que,  señalaba,  era  una  nueva  forma  de  cultivar  el 
evangelio real. 

Está muy claro que en el fondo de la cuestión, eso que él creó no fue nada más que una nueva 
denominación  que  se  suma  a  las  ya  existentes.  Incomprensible  desde  el  punto  de  vista  de  la  lógica 
humana. Entendible cuando se trata de lo que en definitiva es, una faceta más de una guerra espiritual 
real y concreta. 

Andando en el Camino 
Hay un texto que es básico, elemental para la vida de fe, pero que a pesar de haber sido leído y 
compartido en cientos de enseñanzas y mensajes, muchas veces, quizás no hemos podido entender en 
la dimensión en que podemos verlo hoy a la luz de otra revelación. 

Sucede muy a menudo esto con las Escrituras. Uno de nuestros más frecuentes errores ha sido, 
y sigue siendo, cristalizarlas a la luz de lo revelado años atrás. Si en un Seminario un profesor enseña la 
interpretación  de  una  parábola,  por  ejemplo,  sus  alumnos  quedarán  convencidos  de  que  esa 
interpretación  es  la  que  corresponde,  que  es  inamovible  e  inmutable,  y  habrán  de  enseñarla  de  ese 
mismo modo aprendido mientras dure su ministerio en las iglesias. 

Se olvidan un detalle:  Dios  está hablando  hoy, y  lo  que está diciendo, si bien  no se contradice 


con lo que ya dijo, tiene características bien diferentes. ¿Sabes por qué? Porque el nuestro es un Dios 
vivo, y todo lo que está vivo, se mueve y todo lo que se mueve, cambia. Y todo lo que cambia, crece. Y 
todo lo que crece, duele. 

(Juan 14: 6)= Jesús le dijo: Yo Soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, 
sino por mí. 

La  vida  eterna,  mi  querido  amigo,  no  consiste  solamente  en  creer  y  aceptar  que  Cristo  es  el 
Camino, la Verdad y la Vida. Tú puedes pasarte toda tu vida repitiendo a quien quiera oírte: Yo creo que 
Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida; Yo creo que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, que no 
por eso tendrás asegurada la vida eterna. 

Porque el principio de la Vida Eterna da acceso cuando, además de creer y declarar que Cristo 
es  el  Camino,  decidimos  genuinamente  transitar  por  ese  Camino.  Es  decir:  caminarlo  con  todas  sus 
alternativas. De las que nos parecen buenas y de las que no nos parecen tan buenas. 

Es el modo en que llegaremos a conocer la Verdad y, al tiempo que esa Verdad nos hace libres, 
comenzamos a  ingresar  en lo  que él  llama Vida, que  no  es respirar tantas veces  por  minuto  sino  vivir 
una vida que verdaderamente merezca ser vivida. Porque ninguna vida supuestamente libre merece ser 
vivida cuando somos sojuzgados por alguien humano, se llame como se llame.
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Muchos piensan que aceptando la fórmula y creyendo en ese principio, todo está arreglado. Pero 
no funciona así, porque ese es solamente el anuncio, el letrero que te  anuncia  adónde está el camino. 
Lo que sí va a funcionar es el caminar por donde el letrero te dice que debes caminar. 

Entiende:  no  es  suficiente  que  tú  sepas  que  una  determinada  autopista  o  autovía,  tiene  como 
destino un determinado lugar. Para llegar a ese lugar, indefectiblemente deberás decidirte a transitar, a 
caminar por esa autopista. 

Lo Que Va de Cristo a la Religión 


Si se  hubiera  obedecido  al mandato de  escudriñar  atentamente  las  Escrituras,  nos  hubiéramos 
ahorrado muchas polémicas, muchos debates y muchas santas discusiones. Y también nos hubiéramos 
evitado dividirnos en más de una denominación. 

Porque el eje de la cuestión no estuvo, está, ni estará en si la salvación se puede perder o no se 
puede  perder;  la  cuestión  de  fondo  está  en  qué  es  lo  que  realmente  entendemos  por  salvación.  Te 
puedo garantizar que si tomas a cien cristianos y le preguntas esto, tendrás las respuestas más variadas 
y hasta inverosímiles. 

En  muchos,  pero  muchísimos  lugares,  la  idea  de  una  salvación  segura,  está  afirmada 
esencialmente,  en  la  convicción  de  estar  caminando  en  la  doctrina  real  y  verdadera.  Pero  lo cierto  es 
que, cuando una persona acepta los conceptos y las doctrinas correctas que presenta la Biblia, lo único 
que tiene por el momento, es una religión cristiana, porque no necesariamente tiene a Cristo. 

De eso, quiero suponer que hemos visto tú y yo demasiado como para no creer que sea así. No 
puede causarte asombro. Dentro de las sutilezas con las cuales se maneja y se mueve el enemigo, la de 
introducirte en una tremenda confusión, es una de sus preferidas. 

Esto también ha sacado a mucha gente de los templos. Gente que hoy supone que ha recibido el 
mismo llamado de los que realmente recibieron un llamado a salir. Gente que está en error pero que no 
sabe que está en error. Confusión es el arma preferida, por eso hablamos de  Babel, que es Babilonia. 
Confusión. 

Y  no  la  tiene  como  preferida  porque  se  le  antoje,  la  tiene  porque,  a  la  vista  de  los  sucesos 
ocurridos  dentro  de  la  iglesia,  vaya  si  le  ha  dado  buenos  resultados  hasta  el  momento.  Ahora  bien: 
¿Cómo  se  puede  hacer  para  saber  y  estar  seguros  si,  aún  fuera  de  los  templos,  no  estamos  en  una 
religión más y sí, por el contrario, estamos verdaderamente EN Cristo Jesús? Es bastante simple, pero 
merece una explicación. 

Comencemos por preguntarnos qué es una religión. Normalmente, una religión tiene tres bases 
inalterables cualquiera que sea: tiene un fundador, tiene asimismo un libro que, naturalmente tiene que 
ver con ese fundador, y tiene, finalmente, una doctrina, obviamente extraída de ese libro. 

Ejemplo:  Mahoma  fue  el  fundador  del  Islam;  el  libro  que  lo  recuerda  y  que  contiene  los 
principios  musulmanes,  es  El  Corán.  Otro  ejemplo:  José  Smith  fue  el  fundador  de  la  “Iglesia  de 
Jesucristo de los Santos de los últimos días”, más conocidos por todos como “Mormones”. 

Tienen un libro, precisamente llamado “ El Libro de Mormón”  y una serie de reglas y principios 


que ellos respetan y obedecen, al igual que los musulmanes, en honra al fundador ya desaparecido.
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Ahora  bien:  el cristianismo, también tiene un  fundador: Jesucristo,  y  también  tiene un libro:  La 


Biblia.  Si  hacemos  como  ellos,  siguiendo  las  reglas  y  principios  y  preceptos  que  allí  están  escritos, 
seremos una religión más: la Religión Cristiana. 

Pero resulta que hay una enorme diferencia que no siempre es vista ni predicada y que, cuando 
sí lo  es, no siempre es creída:  El  fundador del cristianismo, está vivo.  No va a contradecir su palabra 
escrita, pero puede hacer algo nuevo HOY MISMO, como lo haría cualquier persona que vive. 

¿Tú crees esto? ¿De verdad que lo crees? Mira que en creerlo o no, hay mucho en juego, eh? 
Porque el limitarnos a aceptar que Cristo es el fundador, aceptar que La Biblia es el libro y que todo lo 
que allí está escrito se debe creer y obedecer, no nos hace cristianos. 

En  todo  caso,  nos  hace  miembros  de  la  religió n  cristiana.  Lo  que sí  nos hace  cristianos,  es 
tener genuinamente a Cristo en nuestros corazones. A eso te lo deben haber dicho por lo menos UNA 
vez, ¿Verdad? Mientras y por si aun te quedara alguna duda, lee: 

(Mateo 28: 20)= Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí 
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. 

Puede  resultar  curioso,  pero  ni  este  ni  cualquiera  de  los  otros  textos  de  este  tenor  que  se 
encuentran  en  la  Biblia,  dicen,  por  ejemplo:  “ Mi  doctrina  estará  con  ustedes  todos  los  días” . 
Tampoco dicen: “ Los conceptos sobre mi persona los acompañarán todos los días” . Dice, lineal y 
textualmente: “ YO ESTOY con ustedes todos los días”  ¡¡Está vivo!! 

¿Y Ese Hombrecillo Crucificado y Triste? 


Pero y entonces...  ¿Ese  hombrecillo crucificado?  Ese es  Cristo  tal cual  como  a  los  demonios 
les encanta que lo veamos. ¿Y ese pobre hombre sufriente, con sangre en el rostro por su corona de 
espinas  y  un  pecho  abierto  donde  se  ve  un  corazón  sanguinolento?  Ese  es  un  cuadro  de  Jesús  de 
Nazaret pintado por Pepe “Satanusky”. 

¿Y tú te lo creíste? ¿De verdad te creíste la mentira de que Él es así? ¡Pero hermano! ¡Es que 
Él murió así! Sí, es cierto, Jesús el hombre, efectivamente murió así, pero ¡Resucitó al tercer día! ¿Por 
qué tendríamos que tomar a la cruz como muerte si en realidad fue victoria sobre la muerte? ¿O no fue 
victoria? 

Ya te dije antes que todo lo que está vivo se mueve, ¿No es así? Bueno: el problema más grave 
de  la  iglesia  comienza,  precisamente,  cuando  Cristo  se  mueve.  ¿No  lo  crees?  ¿Cuántas  veces 
escuchaste algo así como: ¡No hermanos! ¡Esto no se hizo nunca! ¿Será de Dios? 

No  lo  sé,  pero;  ¿Qué  dice  la  Palabra?  Dice,  por  ejemplo,  que  Jesús  resucitó  a  Lázaro.  ¿Y 
entonces por qué asustarse si en el velatorio del hermanito Fulano, pobrecillo, por ahí por la madrugada, 
cuando todo el mundo anda medio adormilado, el muerto empieza a moverse y de pronto se sienta en el 
ataúd? ¿Sería bíblico o no sería bíblico si se trata de un creyente? 

Sí, pero... ¡Es que nunca pasó! No está dentro de la costumbre ni la tradición de nuestra iglesia, 
jamás  ha  ocurrido  antes.  Tendré  que  decirte  que  esas  son  reglas,  normas.  Ahora;  si  decidimos  vivir 
sobre la base de reglas, estatutos, tradiciones, costumbres y normas, ¿Para qué hubiéramos necesitado 
que Cristo resucitara? No tengas ninguna duda mi amigo: cuando Cristo se mueve, en el primer lugar en 
donde se arma un lío bárbaro es en la propia iglesia.
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Después tenemos el Pentecostés. Vamos a ver. Una religión que vive por la interpretación de un 
libro  transformado  en  doctrina.  ¿Necesitaría  un  Pentecostés?  Sería  incomprensible,  verdad?  Sin 
embargo, y en aras de una interpretación doctrinal que no se discute, pero que no se sabe muy bien de 
qué parte de la  Biblia ha sido  extraída, hay mucha iglesia denominada  “cristiana” por  allí, que también 
vive sin un Pentecostés. 

Esto,  aunque  parezca  insólito,  la  convierte  en  una  iglesia  cristiana  que  vive  sin  Cristo.  Que 
conoce,  es  verdad,  y  difunde  profusamente  su  historia,  sus  palabras,  sus  enseñanzas  y  sus  dogmas, 
que incluso hasta puede presumir de ser la que más y mejor conoce todos los aspectos de su vida, pero 
que no evidencia  ni manifiesta su  presencia  actual.  Porque no se si recuerdas que te  dije que  Él está 
vivo, HOY. 

La Clave Está en la Vida 

Hay algo que, como cristiano, tú tienes que tener muy en claro: Cristo no vino a la tierra a fundar 
una religión. Cristo vino a la tierra a vivir una vida. Su máxima enseñanza, partiendo desde la base del 
evangelio que Él predicaba, era que los demás vieran cómo vivía Él y que pudieran seguir sus pasos y 
vivir  igual.  Aunque  ahora  no  vayas  a  un  templo  cada  domingo,  ¿Qué  te  impide  imitarlo  hoy  mismo  en 
esto? 

¿Qué  predicaba  Cristo?  ¿Las  cuatro  verdades?  ¿El  evangelismo  explosivo?  Él,  que  yo  haya 
tomado  nota,  simplemente  decía:  “ El  reino  de  los  cielos  se  ha  acercado” .  ¡Pero  es  que  todo  es 
cuestión de cómo se lo interprete, hermano! 

¿Ah, sí? La Biblia nunca dijo que el que tiene la mejor doctrina, tiene la vida. La Biblia dijo que el 
que  tiene  al  Hijo,  tiene  la  Vida.  Y  lo  remarco  y  lo  enfatizo  porque  esa  es  la  clave,  esa  es  la 
irrenunciable e inocultable verdad. 

Y la Verdad, te lo debo recordar una vez más, es inconfundible, porque es una persona: Cristo, 
no una suma de dogmas. ¿O no es cierto que Él mismo dijo  YO SOY la Verdad, el Camino y la Vida? 
Además,  ¿Qué  hombre  o  mujer  de  este  mundo  puede  saber  quien  tiene  o  no  tiene  a  Cristo  en  su 
corazón? ¡Ilusos! ¡Religiosos! 

Cuando hablamos de interpretaciones bíblicas, hay mucha gente que escucha, que entiende, que 
porque no es mal intencionada no dice nada, pero que no coincide en absoluto. Eso sucede porque es 
gente  que  está  convencida,  (Y  quizás  tiene  mucha  razón  en  estarlo)  de  que  de  las  diferentes 
interpretaciones  bíblicas,  depende  la  conformación  de  todas  las  denominaciones  con  que  se  divide  la 
iglesia de Jesucristo en estos tiempos. 

Sin embargo, hay algo más para decir al respecto. En los primeros tiempos, mi amigo, no existía 
la imprenta. Por lo tanto, el Antiguo Testamento, se reducía a rollos que se guardaban, se atesoraban de 
manera casi sagrada en las sinagogas. Más adelante, ya en el Nuevo Testamento, que es la época que 
Cristo vivió, nadie predicaba con ninguna escritura en la mano. 

El primario mensaje cristiano era, a todas luces, total y absolutamente espontáneo, improvisado 
conforme  a  lo  que  el  Santo  Espíritu  iba  dictando.  Así  que  sería  casi  ridículo  suponer  que  la  palabra 
emana de una interpretación bíblica. En realidad, la Palabra emana de la presencia viva de Cristo, del 
Espíritu Santo en acción. 

¿Y  que  importancia  puede  tener esto en  este  pleno siglo veintiuno? Suma  importancia,  porque 


sería la evidencia concreta que Dios puede estar hablando hoy mismo, ahora mismo, por la boca de un 
anónimo e ignoto hombre o mujer de un minúsculo lugar de la tierra, y no a través de los tremendos y
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espectaculares ministerios que dicen poco menos que son delegados directos de Él, como suponíamos 
hasta hoy. 

El Culto­Funeral 
El  cristianismo,  y  quiero  que  entiendas  muy  bien  lo  que  voy  a  decirte,  cuando  se  reduce  o  se 
limita a una religión, es lo más parecido a un velatorio. ¿Nunca has ido a un velatorio? Estoy seguro que 
sí.  No  sé  como  se  le  llama  en  tu  país  al  acto  de  acompañar  a  un  cadáver  durante  toda  una  noche 
anterior al día de su sepelio. Aquí es velatorio. 

¿Has visto lo  que normalmente sucede  en  un velatorio? Generalmente,  en  un velatorio,  todo el 


mundo habla del que se murió. Se comenta lo que hizo y lo que no hizo, lo que dijo y lo que no dijo. Igual 
a un velatorio común y corriente de cualquiera de los que pueden verse hoy día. 

A ti de pronto se te muere un familiar o un amigo y, cuando hablas de él, hablas de lo que ese 
que murió hacía cuando estaba vivo, hablas de las cosas que el muerto decía cuando estaba vivo. Eso 
sucede porque, desde que se murió hasta este momento, ya no se sabe más nada de él, ¿Verdad? 

Así  que  del  momento  posterior  a  su  muerte,  es  muy  poco  lo  que  podría  decirse,  o  nada 
directamente.  Ahora  digo,  pregunto,  inquiero:  ¿Nadie,  por  ventura,  se  ha  dado  cuenta  que  en  una 
enorme proporción de cristianos ocurre lo mismo? Una predicación es, mayoritariamente, hablar de las 
cosas buenas que un muerto, (Jesús), hacía cuando estaba vivo. 

Entonces  hoy  llegamos  a  un  templo  cualquiera,  de  cualquier  denominación  y  con  qué  nos 
encontramos.  Zaqueo,  los  leprosos,  el  ciego  Bartimeo,  siempre  lo  mismo.  Lo  miramos  de  aquí,  lo 
miramos de allá, lo enfocamos desde este ángulo, lo apuntamos desde aquel otro ángulo. 

Nos  identificamos  con  tal  interpretación,  nos  adherimos  a  la  otra  interpretación,  discutimos  por 
ellas,  consultamos  a  tal  comentarista,  lo  refutamos  con  el  otro  comentarista  de  prestigio,  pero  no 
podemos salir de lo que hizo con Zaqueo, con los leprosos o con el ciego Bartimeo. 

Aquí  por  una  simple  cuestión  de  nobleza  exenta  de  resentimientos  o  rencores,  tengo  la 
necesidad de sacarme un simbólico sombrero que no uso, como honra y homenaje al enorme talento e 
inventiva  de  muchos  de  nuestros  predicadores,  que  hastiados  ya  de  tener  que  hablar  siempre  de  lo 
mismo, logran cada día hallar rudimentos que producen nuevas expectativas. Tremendo. 

Sin embargo, esto parece que fuera un sistema armado para estar hablando un buen rato de uno 
que se murió, que cuando estaba vivo hizo un montón de cosas y que ahora, inevitablemente, tiene que 
estar muerto. De allí que todo lo que hablamos de Él, es de lo que Él hacía cuando estaba vivo. 

Es allí donde parece que nuestros hijos se educan, se forman y se crían: en un enorme velatorio 
dominguero. Siempre oyen hablar de lo mismo. De lo que Jesucristo hacía cuando estaba vivo, que es lo 
que relatan los evangelios. 

¿A ti nunca te llamó la atención que el apóstol Pablo, por ejemplo, en sus cartas, nunca cita los 
evangelios,  los  hechos  y  las  obras  que  hizo  Jesús?  ¿Sabe  por  qué  no  lo  hacía?  Porque  Pablo  no 
consideraba importante resaltar las aventuras de alguien durante su vida si era alguien que seguía vivo y 
podía seguir haciendo cosas. 

¿Para qué iba a perder el tiempo contándole a esa gente lo que Jesús había hecho tantos años 
atrás, si él tenía noticias más recientes de Jesús? ¿Tú crees que eso ya no es así? Escucha bien: si no
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tienes algo  para  decir respecto a  lo que el Señor  hizo HOY MISMO  en  tu vida,  tu Señor  no es el 


mismo que amo, adoro y alabo yo. 

Dime que Hay de Nuevo HOY 


Esto me hace recordar mucho, (Por allí no puedo evitar pensar como periodista que he sido), a la 
lectura  de  los  diarios.  ¿Cuántos  saben  que,  cuando  hay  cuestiones  muy  importantes  donde  todo  el 
mundo está pendiente, a las dos horas de haber aparecido un diario, ya es viejo? 

Míralo  de  esta  manera:  si  tú  te  encuentras  en  un  país  en  donde  no  entiendes  en  absoluto  el 
idioma, y ni siquiera puedes adivinar nada de lo que se escribe porque su escritura es con signos y no te 
deja ni la menor posibilidad, siquiera, de poder diferenciar lo que es una nota policial de una deportiva, 
¿Qué ocurriría si  un día,  de  improviso,  tú encuentras  una simple hoja de un  diario en español  aunque 
sea del año pasado? 

¿No te la leerías hasta la última letra y la disfrutarías? Ahora bien: cuando tú regresas a tu país y 
desciendes  en  el  aeropuerto,  y  lo  primero  que  haces  es  comprar  el  diario  del  día  y  casi  devorártelo, 
decidirías allí comprar uno del año pasado? 

Nunca, seguro. ¿No es así? Bueno: limitarnos a comentar los hechos de Jesucristo, alguien que 
hoy  está  vivo  y  puede  seguir  haciendo  cosas,  ¿No  vendría  a  ser  casi  lo  mismo?  Ahora  entiende  y 
comprende: tú dices o enseñas esto y en más de una congregación “cristiana”. Te pueden expulsar. 

Después  viene  la  otra,  la  de  las  superficialidades  inocuas.  “ ¡Ay,sí  hermano!  ¡A  mí  me  gustó 
más  la  iglesia  evangélica  que  la  católica  porque  los  pastores  se  pueden  casar,  vio?”   (...)  Otra: 
“ Mire... Yo vengo a esta iglesia desde hace mucho tiempo. ¿Sabe por qué? Me encanta la forma 
en que se canta aquí” . 

¿Así que estás aquí por eso? ¡No entendiste nada! Sí señor; cuando Cristo se mueve, empiezan 
los  problemas.  Como  estamos  demasiados  acostumbrados  al  estilo  velatorio,  cuando  el  muerto 
comienza a moverse, se arruina el velatorio. 

“ Miren  señores,  yo  los  respeto,  pero  lo  que  no  entiendo  de  ustedes  es  por  qué  se 
muestran  tan  bulliciosos,  tan  alegres.  Para  mí,  las  cosas  de  Dios  son  muy  serias,  ¿No  creen?“  
Bueno,  es  que  nosotros  somos  salvos,  tenemos  vida  eterna,  por  eso  es  que  nos  la  pasamos 
celebrándolo. 

–  “ Sí,  entiendo,  yo  también  sé  que  cuando  me  muera  me  voy  al  cielo,  pero  no  sé,  no 
puedo sentirlo igual...”  Escucha: una cosa es que uno crea que cuando se muera se va al cielo, pero 
otra  muy  diferente  es  tener  conciencia  de  eternidad,  ahora,  antes  que  la  muerte  física  llegue.  –  “ Sí, 
puede ser... Pero igual, no lo veo...”  ¡No entendiste nada! 

¡Ven Conmigo! ¡Allá es Mejor! 


El problema se potencia cuando la iglesia se transforma en una estructura, en una organización, 
en una institución. Nadie entiende que Dios no unge organizaciones sino organismos vivientes. 

Porque de pronto sale un grupo que encuentra algo nuevo, algo que allí hasta ese momento no 
se  hacía  y  el  problema  que  se  arma  es  monumental.  ¿Y  qué  sucede?  Sucede  que  al  final,  los  que 
conforman ese grupo, se tienen que ir.
90 

¿Y adónde van? A formar otra iglesia, más libre, con más avivamiento, con más unción, con más 
presencia  de  vida  abundante  y  del  Espíritu  Santo  moviéndose  como  Él  quiere.  ¿Y  cómo  se  termina 
esto? 

Se  termina cuando  los mismos que se fueron,  porque el hombre es controlador por  excelencia, 


porque perdió un día el apoyo de Dios para su señorío pero no perdió el ansia de señorear, se ven en la 
obligación  de  institucionalizar  la  nueva  iglesia.  Allí  se  echa  todo  a  perder.  ¿Sabes  por  qué?  Porque 
cuando uno quiere institucionalizar la vida, la mata. 

La  mentira santa  más abundante  hoy,  es:  “¡Nosotros  no  somos  una  denominación!”  O,  sino,  la 
otra:  “¡Nosotros somos  a­denominacionales!” Si  tú tienes  reglamentada  de  alguna  manera tu  forma de 
bautismo, tu forma de servir la Santa Cena, tu forma de recibir al Espíritu Santo, tu forma de culto y, para 
pertenecer a tu grupo se debe aceptar todo eso, te guste o no te guste, estés de acuerdo no lo estés, ya 
eres  parte  de  una nueva denominación,  lo  quieras  o  no  lo  quieras ver  así;  lo  hayas buscado  o  hayas 
tratado de evitarlo. 

Porque deberé decirte que, si te congregas bajo la única cabeza reconocida, que es Cristo, y te 
sometes  a  la  unción  del  Espíritu  Santo,  tú  ERES  iglesia.  Ahora;  si  te  agrupas  debajo  de  un  liderazgo 
asumido  mediante  ciertas  políticas  religiosas  no  siempre  demasiado  santas,  y  estás  lleno  de  reglas, 
estatutos y disposiciones internas, en el mejor de los casos,  tú formas parte de un Club Religioso. ¿Y en 
el peor? Babilonia. 

Club Atlético Sportivo Santidad 


Abandonar una congregación  tiene  un equivalente social muy  similar:  desasociarse de un club. 
Dejas  de  ver  a  la  gente  con  la  cual  compartías  un  café,  una  bebida  gaseosa,  un  té,  (Nosotros, 
obviamente, nuestro amado “mate”), la piscina o juegos deportivos y, como no podría ser de otro modo, 
los extrañas, los añoras. 

¿Eso es  lo que más  duele o angustia?  ¿Sabes que si? Porque  te encuentras pensando en los 


días en que eras miembro de esa congregación y ¿A que no sabes que te encuentras pensando? En las 
personas, en las rondas de charlas y compañerismo que tenías. ¿Unción? ¿Mensaje? ¿Poder de Dios? 
En absoluto. Tremendo. 

¿Pero  será  tan  así?  Vayamos  por  partes:  ¿Qué  es  lo  que  hace  iglesia  a  una  iglesia?  No 
demasiadas cosas, no te creas. Principalmente y de manera excluyente, la presencia viva de Jesucristo. 

Porque  si  no  está  esa  presencia,  es  un  club  cristiano,  con  sus  propios  principios,  reglas  y 
estatutos. Eso era, precisamente y mire tú, lo que sucedía en la iglesia de Laodicea, la recuerdas? Está 
en el libro de Apocalipsis, léelo. 

Una  iglesia,  mi  estimado  amigo,  no  lo  es  por  tener  unos  principios  correctos,  una  excelente 
doctrina o un templo majestuoso y distinguido. Una iglesia lo es por tenerlo a Jesucristo de una manera 
genuina, no solamente declamada. ¿Has conocido muchas así? 

Lamentablemente, y en el marco de la tremenda confusión en la que hoy por hoy andamos, son 
demasiado los que suponen que la bendición de Dios es una especie de aprobación con relación a una 
doctrina correcta.
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Es muy frecuente oír decir: ¡Si Dios nos bendice, es porque estamos bien! Hermano... Dios no te 
bendice porque tienes una doctrina correcta, Dios te bendice porque eres un hijo suyo y Él te ama. Igual 
a como tú amas a tu propio hijo, aunque ande asaltando bancos por ahí. 

Si me preguntaras quiénes son salvos, te diría que aquellos que han creído en Jesucristo como 
Salvador y Señor de sus vidas. Ahora, si me preguntaras en qué sector están los salvos, primero te diré 
que no puedo saberlo porque a sus corazones solamente los conoce el Señor, y después, ­arriesgando 
un poco­, tendré que decirte que muy probablemente en todos lados un grupo y en ninguno el total. 

De  otro  modo,  Dios  habría  faltado  a  la  verdad  cuando  dijo  que  el  trigo  y  la  cizaña  convivirían 
JUNTOS.  Donde  hay amor por  las  almas perdidas,  por ejemplo, allí está  Cristo.  Donde  no  lo hay,  por 
más  que  practiquen  una  doctrina  pura,  ritos  correctos  y  dogmas  precisos,  lo  dudo.  Y  para  esto,  no 
necesitas templos. Debemos probar los espíritus. 

¿Y qué es probar los espíritus? No mirar si hay una doctrina correcta o equivocada. Y no estoy 
hablando,  obviamente,  de  doctrinas  de  demonios, estoy  hablando  de  la enorme  cantidad  de  doctrinas 
producto de otras tantas interpretaciones hechas por cristianos fieles todos. 

Decir a menudo esto, me ha significado granjearme numerosas antipatías. Y con esa gracia tan 
especial que tenemos los cristianos, mis amados hermanos no se han privado en absoluto de hacerme 
saber  que  les  resulto  antipático. Para ellos,  todos  los  que van  a  su  templo  son salvos  y no se  discute 
más el tema. 

Entre Tradiciones y Costumbres 


¿Qué  miraremos  entonces?  Miraremos  si  allí  hay  amor,  gozo,  paz,  bondad,  mansedumbre, 
humildad,  templanza,  paciencia, dominio  propio. No  te  olvides  de  aquel  viejo  relato  del  Publicano  y  el 
Fariseo.  ¿Recuerdas  cómo  era?  Entonces  te  pregunto:  ¿Quién  supones  tú  que  tenía  la  doctrina  más 
correcta de los dos? 

Jesús dijo muchas veces y a quien quisiera oírle, que Él era el Camino, la Verdad y la Vida, no es 
así?  ¿Y  qué  es  el  Camino,  la  Verdad  y  la  Vida?  El  Camino  es  Cristo,  no  nuestra  interpretación  de  la 
Biblia. 

La  religión  está  fundada  en  dogmas,  pero  la  iglesia  está  fundada  en  Cristo.  La  salvación 
jamás dependerá de una posición teológica correcta. Muchos suponen que en un seminario se aprende 
la Biblia. Grueso error. 

En  los  seminarios,  lo  que  se  aprende,  es  la  doctrina  de  la  denominación  que  lo  dicta  o,  en  el 
mejor  de  los casos  y  en  un  marco  de amplitud,  lo que  se aprende son  conceptos  sobre  la  Biblia.  A  la 
Biblia, en todo caso, los unos la usarán para probar con ella en la mano que sus doctrinas internas son 
correctas, los otros, para probar sus propias tesis personales. 

Pero  si  leemos  la Biblia  sin  ninguna clase  de  anteojos  denominacionales, vamos  a  encontrar  a 
Cristo, porque es de Él de quien habla este libro. Y cuidado que lo que te estoy sugiriendo no es sencillo 
de realizar. ¡Son tremendos esos anteojos! 

Hagamos  una  prueba  muy  simple.  Los  primeros  cristianos,  ¿Qué  eran?  Judíos  convertidos, 
¿Verdad?  Pero  resulta  ser  que,  antes  de  convertirse,  ellos  se  circuncidaban,  iban  al  templo  y  hacían 
cada cosa que les marcaba la ley de Moisés.
92 

Un día conocen a Cristo y se convierten. Pero siguen yendo al templo, siguen circuncidándose y 
siguen haciendo las mismas cosas ordenadas por la ley. Ya no las necesitan, pero tampoco les estorba 
porque tienen a Cristo. 

Pablo  lo  entendió  muy  bien  cuando dijo,  con  una  tremenda  revelación,  que  en  Cristo  Jesús no 
vale  nada  ni  la  circuncisión  ni  la  incircuncisión,  sino  que  lo  que  vale  es  una  nueva  creación.  Eso  nos 
falta.  Templo,  culto,  predicación  y  fiesta  ya  tuvimos  demasiadas.  Es  tiempo  de  ejercer  esa  Nueva 
Creación 

Evangelio Sin “Apellido” 


Si  no  alcanzas  a  ver  todo  esto  con meridiana  claridad,  debo explicarte  que:  las  divisiones  que 
padece la iglesia hoy en día, se deben al centrismo por parte del hombre. Un hombre demasiado pagado 
de sí mismo por su conocimiento y su sabiduría personal. 

En  cada  doctrina  vemos  rudimentos  que  han  sido  creados  por  esos  mismos  hombres  y  no, 
concretamente,  la manifestación clara de la persona de Jesucristo. Hemos hecho de la doctrina,  lisa y 
llanamente un ídolo. 

Hemos  idolatrado  ideas,  costumbres,  tradiciones  y  aún  facetas  de  alguna  cultura.  Pablo  tenía 
muy  claro  todo  esto.  Para  poder  predicar  tranquilo  y  sabiendo  que  lo  primero  que  iban  a  preguntarle, 
cuando conocieran a Timoteo que era griego, era si estaba circuncidado, le dijo: “Mira... cortemos por lo 
sano...  cortemos.  Tú  sabes...  Circuncídate.”  En  cambio  a  Tito  no  lo  hizo  circuncidar.  ¿Por  qué  habría 
sido? ¡Porque Pablo era libre! Está escrito. 

(1 Corintios 9: 19)= Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos. 

Esto tiene una lógica tan aplastante y tan simple,  que espanta. Dice Pablo que, para  poder ser 


siervo de todos, tiene que ser libre de todos. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que, si tú te haces siervo 
de una denominación, jamás vas a tener libertad para poder ser siervo de cualquier otro hijo de Dios, tal 
es la voluntad del Padre. Nada menos. 

Te  ruego en el  nombre bendito  y  poderoso de Jesucristo de  Nazaret,  que leas y re­leas tantas 


veces  te  sea necesario  esto  que acabo de  escribir porque  en  este pequeño  texto,  hoy,  hay revelación 
para tu vida. Una revelación que, al fin, te hará libre si la puedes ver y la crees. 

Fue  por  ese  mismo  motivo  que  Pablo  rechazó  el  sostén  de  los  Corintios.  No  quiso  quedarse 
“enganchado” a ellos. Yo fui durante mucho tiempo, miembro de una iglesia tradicional y conservadora. 
No era un conservador en esencia porque nunca logré entender por qué, muchas de las cosas que se 
practicaban  en  la  denominación,  no  sólo  no  eran  bíblicas,  sino  que  algunas,  sencillamente,  eran 
opuestas a la palabra. 

Esa denominación hacía, por ejemplo, un baluarte de su democracia interna. Nadie lo discute y 
hasta es bonito. ¡Si no fuera porque el baluarte de cualquier democracia ha sido y es el Disenso, factor 
que según leemos en Gálatas, es una obra de la carne que no nos permite ingresar al reino! 

Yo  solía  enseñar  (¡Así  me  fue!)  que  nuestras  reuniones  administrativas,  no  podían  ser  jamás 
dirigidas por el Espíritu Santo, tal como se decía, ya que si eso se hubiera hecho en la época de Caleb y 
los que entraron para examinar la nueva tierra y vieron los gigantes, hubieran ganado los incrédulos.
93 

Además,  en  mi  país,  la  Argentina,  vivimos  en  un  sistema  supuestamente  democrático.  Sin 
embargo, cuando hay elecciones generales, el voto es obligatorio, no opcional como en tantos países. Y 
el hecho de obligarte a ti a ir a votar, ya es una actitud para nada democrática, sino más bien autoritaria. 
No  te  preocupes,  en  la  Argentina  el  autoritarismo  todavía  es  una  forma  de  vida  bastante  difundida  y 
practicada. 

Y no sólo en lo político o gubernamental, sino que también en lo familiar y hasta en lo educativo 
escolar. Entonces, si yo provengo de una familia autoritaria, cuando forme mi familia seré autoritario. Si 
a ello le sumo que me formé intelectualmente en escuelas autoritarias, pregúntame como haré el día que 
arme una iglesia, para que esta sea democrática. He aquí una “mentira piadosa” bien evangélica. 

El Valor de lo Interno 
Estando con los conservadores, alguna vez se dio el hecho de tener que ministrar a alguien que 
no  lo era.  ¿Sabes los prejuicios  que tenía  ese hermano por ese motivo?  De  pronto me  llegué a sentir, 
casi,  un  musulmán,  o  un  budista.  ¿Discriminación?  ¡No!  Simple  estupidez  conceptual  masiva  y 
epidémica. 

(Romanos 14: 2)= Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come 
legumbres. 

(3)  El  que  come,  no  menosprecie  al  que  no  come,  y  el  que  no  come,  no  juzgue  al  que 
come; porque Dios lo ha recibido. 

(Verso 5)= Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno 
esté plenamente convencido de su propia mente. 

(6) El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el 
Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, y da gracias a Dios. 

(7) Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 

(8)  Pues  si  vivimos,  para  el  Señor  vivimos;  y  si  morimos,  para  el  Señor  morimos.  Así, 
pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 

De  esto  rescatamos  que  lo  importante,  lo  superlativo,  es  la  motivación.  Tú,  siendo  argentino, 
puedes darle gracias a Dios por el asado de carne de vaca que vas a comerte mañana y vale. 

Pero otro,  que no es  argentino y siente repugnancia por  esa carne,  puede darle gracias a Dios 


por privarse mañana de ese asado y, en su lugar, comerse un plato de arroz y también vale. Porque lo 
que vale es lo interno, el fondo, la motivación, no lo externo. 

Si las dos motivaciones de este ejemplo están centradas en Cristo y no en lo que demanda una 
doctrina denominacional, Dios bendice. ¿A alguien le cabe alguna duda que será así? Será bueno que lo 
tengas presente por si te predican vegetarianismo en lugar de salvación. 

(Romanos  15:  7)=  Por  tanto,  recibíos  los  unos  a  los  otros,  como  también  Cristo  nos 
recibió, para gloria de Dios. 

Entiéndeme bien; Pablo jamás dijo tal cosa como:  “ La iglesia de los que comen por allá y la 
de los que no comen por acá” . Que yo haya visto, él dijo: “ Quédense todos juntos” . Es que si comes
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o no comes, no es importante. Lo importante, en todo caso, es el motivo por el cual comes o el motivo 
por el cual no comes. 

Una cosa es un fakir hindú que no come por días y días buscando acercarse con esa actitud a un 
estado de trance que le permitirá acceder a un poder diferente. Y otra cosa muy distinta es el ayuno de 
un hijo de Dios. En ambos casos, hay privación de alimentos, pero la motivación es bien distinta. 

Dios: El Menos Religioso 


Ese es el  punto que se le  revela a  Pablo:  que los gentiles  pueden ser salvos sin necesidad de 
contar con el paquete judío. Pablo le llama a esto, “El misterio escondido”. Un gentil, sin circuncidarse, 
sin seguir la ley, con Cristo, podría ser salvo. 

Hoy, muchos creyentes, gentiles, con Cristo genuinamente en sus corazones, pueden ser salvos 
sin pasar, necesariamente, por el  paquete  evangélico. ¿Nunca se te ocurrió pensar  esto? Sí,  ya  lo sé; 
por  allí  lo  pensaste  y  hasta  se  lo  llegaste  a  comentar  a  alguien,  pero  ese  alguien,  seguramente,  se 
ofendió y te  dijo a bocajarro: ¡Hermano! ¿Cómo se  le ocurre  que  pueda haber  gente salva  fuera de  la 
iglesia evangélica? 

¿Ah,  no,  eh?  Veamos:  cuando  tú  andabas  de  misa  en  misa  en  la  religión  oficial  (al  menos  de 
estas tierras), yendo pero no estando, como lo hace una enorme mayoría, ¿No le creíste al que un día, 
de pronto, te mostró que Dios no era Católico Romano? 

¿Sí, eh? ¿Y bajo qué argumento vas a venir a decirme, esperando que yo te crea, que Dios sí es 
evangélico? Es tiempo que lo sepas de una vez por todas y dejes de ser o de hacerte el religioso: ¡Dios 
es  Dios y  está mucho, pero  mucho más  allá de  lo que cualquier hombre, por lúcido  y  ungido  que sea, 
pueda  decidir  por  sí  mismo!  ¡Dios  es  más  grande  que  tu  denominación!  ¡Dios  es  más  grande  que  la 
misma Biblia! ¡Dios es más grande que tu iglesia! ¡Es Dios!!! ¿Entiendes? 

Entre el correo que recibo y no respondo (Lo cual es novedoso, ya que respondo absolutamente 
todos  los  correos  que  recibo),  la  mayoría  está  centrada  en  aquellos  que  me  buscan  como  árbitro  de 
cuestiones interreligiosas. Que católicos, que evangélicos, que testigos de Jehová, que mormones, que 
judíos, que…  ¡Basta!  No vine a  eso. Me  gusta  el fútbol, pero de árbitro  jamás  jugaría.  Nadie simpatiza 
por ellos… 

Cuando te convertiste, es probable que hayas levantado tu mano en una campaña evangelística 
y ya está, fuiste salvo. Te dijeron, esos buenos cristianos que se te acercaron rápidamente, que lo único 
que necesitabas era tener a Cristo. 

Allí  mismo  fue  donde  estrenaste  una  expresión  que  después  se  te  transformaría  en  corriente: 
¡Amén!  Lo  dijiste  y,  seguramente,  te  llenaste  de  gozo  por  ello.  Pero  después,  cuando  te  llevaron  a  la 
habitación  de  atrás,  esa  que  normalmente  se  utiliza  en  todas  las  iglesias  para  charlar  con  los  recién 
convertidos, empezaron: reglas, principios, religión. 

Entérate por si todavía no lo has visto con claridad: muchísima gente vendría a Cristo si no fuera 
porque ve que si lo hace, también tiene que venir a nuestra religión. Porque la gente, mi querido amigo, 
tiene  hambre  y  sed de  Dios, pero  el peor obstáculo  que encuentra para saciar  esa hambre  y esa sed, 
muchas  veces  es  el  propio  sistema  eclesiástico  que  nos  identifica.  El  mundo  podrá  ser  pecador  e 
incrédulo, de acuerdo, pero tonto no es.
95 

Mira  este  ejemplo.  ¿Cuántas  estaciones  de  servicios,  o  gasolineras  hay  en  tu  lugar  de 
residencia?  ¿Diez?  ¿Cien?  ¿Mil?  No  interesa.  Muchas,  en  todo  caso,  y  de  muchas  marcas  diferentes 
también, ¿No es así? 

Cada uno  de  los  que  tenemos  un vehículo,  ya sea  por  costumbre,  por  selección o  alguna  otra 
causa, solemos cargar cualquier combustible que sea en alguna o algunas determinadas. Pero nadie te 
va a poder venir a decir que el combustible que venden en cualquiera de las que no utilizamos, no sirve 
para que tu vehículo funcione, ¿Verdad? 

Entonces,  cuando  algo  no  nos  gusta,  ¿Qué  es  lo  que  hacemos?  Abrimos  una  estación  de 
servicios nueva. Pero como después vendemos un combustible que no difiere en nada del que venden 
las demás, lo único que hicimos, fue empezar con una más de las diez, cien o mil que ya había. ¿Está 
claro? 

El Árbol, a Veces Tapa al Bosque 


(Efesios  3:  14­21)  Por  esta  causa  doblo  mis  rodillas  ante  el  Padre  de  nuestro  Señor 
Jesucristo,  de  quien  toma  nombre  toda  familia  en  los  cielos  y  en  la  tierra,  para  que  os  de, 
conforme a  las riquezas  de su gloria, el  ser fortalecidos  con poder en  el hombre interior  por su 
Espíritu;  para  que  habite  Cristo  por  la  fe  en  vuestros  corazones,  a  fin  de  que,  arraigados  y 
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la 
anchura,  la  longitud,  la  profundidad  y  la  altura,  y  de  conocer  el  amor  de  Cristo,  que  excede  a 
todos conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y aquel que es poderoso 
para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según 
el  poder  que  actúa  en  nosotros,  a  él  sea  la  gloria  en  la  iglesia  de  Cristo  Jesús  por  todas  las 
edades, por los siglos de los siglos. Amén. 

Jesús  dijo:  El  que cree en  mí,  tiene  vida  eterna.  El  nunca  dijo:  “ El  que  cree  en mí,  tiene  la 
doctrina correcta” , ni tampoco: “El que cree en mí, va a tener el sistema teológico verdadero” . La 
Palabra básica fue que: “ El que tiene al Hijo, tiene la Vida” , nunca “ El que tiene la doctrina correcta, 
tiene la vida” . ¿Es tan complicado o tan difícil de entender o aceptar? ¿A tanto ha llegado el espíritu de 
confusión operando entre nosotros? 

Hoy en día, los creyentes están más centrados en el culto que en Cristo. ¿Qué crees tú, o, mejor 
dicho:  Qué te enseñaron a ti que  es la vida cristiana? ¿Tenerlo a  Cristo dentro de  ti o venir a un culto 
todos los domingos? Ya me puedo imaginar lo que me estás respondiendo. 

Somos rápidos para las respuestas correctas: “¡Las dos cosas, hermano!” ¡Muy bien! Pero, ¿Me 
permites  que  te  pregunte  algo  con  total  sinceridad  y  transparencia,  para  ser  respondido  del  mismo 
modo? Revísate. Examínate. ¿Tienes, verdaderamente, las dos cosas? Estaré orando para que sí. 

Cuidado, no quiero que te confundas por mi causa, Dios me libre de ello. El culto tiene un lugar 
sumamente  importante  dentro  de  la  vida  cristiana,  a  eso  nadie  lo  puede  soslayar,  subestimar  ni 
minimizar. Pero sería prudente establecer qué cosa es un culto, hoy, sin tomar modelo de las sinagogas 
judías o los templos del catolicismo romano. 

Pero doblemente cuidado ahora: Jamás culto alguno, por glorioso que fuera, podrá tener un lugar 
EN  LUGAR  de  Cristo. Así  está escrito:  Es  Cristo  en  nosotros, la esperanza  de  gloria .  Nadie podría 
decir, aquí que quien efectivamente, alguien que le da un lugar secundario a Cristo con respecto al culto, 
pueda ser alguien infiel o cosa por el estilo.
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Pero sí te diré algo: serás un creyente que no crecerá. ¿Y quieres que te diga algo más? Es por 
esa  razón  que  hay  tanta  gente  inmadura  que  no  termina  nunca  de  crecer.  ¿Querrías  examinarte  tú 
mismo  en  este  mismo  momento?  Pregúntate  ahora:  ¿Qué  sucedería  con  mi  vida  de  fe  si  tuviera,  por 
algún buen motivo, que pasarme tres o cuatro meses sin poder ir al templo? 

No  sé cual podría ser tu  respuesta,  pero si tomo como  base  fundamental lo  que en estos siete 


años fuera de los templos he oído de mis amados hermanos congregados en ellos, tendría que decirte 
que  la  mayor  parte  de  ellos  piensa,  o  al  menos  expresa,  que  dejar  de  ir  a  un  templo  es  perderse 
irremediablemente en los brazos del pecado, el mundo y el infierno. 

Con ese criterio, le propongo a todas las santas congregaciones evangélicas, celosas defensoras 
de  las  leyes  divinas,  que saquen de sus  Biblias al Libro del Apocalipsis, ya que ese  trabajo fue escrito 
por un tal Juan que, en el momento en que lo hizo, no se estaba congregando con nadie… 

Entre Conceptos y Vida 

¿Te animas  a que desmitifiquemos una frase hecha?  Ahí va: Cristo dijo: Yo soy  el Camino, la 


Verdad y la Vida, ¿No es cierto? Y después agregó: Y nadie viene al Padre sino por mí. Bueno; creer 
que Él  es  el  Camino,  la Verdad  y  la Vida y que nadie viene al  Padre sino por  Él, es un concepto que, 
cuando se acepta, la iglesia le dice a usted casi a coro: “¡Tuuu eeeres saaalvo!!!” 

Sin embargo hay  un pequeño gran problema:  la Escritura no  dice en ninguna de sus fases que 


tiene  la vida aquel que ACEPTA que  Él es el Camino, sino el  que  toma  la decisión  de  recorrer  ese 
Camino. Y créeme que no es lo mismo, te lo aseguro. 

El gran problema que tenemos hoy día, la enorme confusión en la que, unos más, otros menos, 
pero  todos  en  alguna  medida  andamos,  es  que  hemos  cometido  el  error  de  confundir  dos  palabras, 
tomarlas como sinónimos y no lo son: Conceptos y Vida. 

Todas  las  religiones  conocidas  están  basadas  en  conceptos.  Para  pertenecer  a  cualquiera  de 
ellas, se  deben  aceptar esos conceptos,  si  no,  no  eres  admitido.  Con  nuestro  pueblo  está  sucediendo 
algo similar. 

Si tú quieres ser Bautista, Pentecostal o Hermano Libre, por decir algunos, tendrás que aceptar 
sus diferentes y respectivos conceptos. Pero lo cierto es que no existe el Cristo Bautista, Pentecostal o 
Hermano Libre. Existe Jesucristo, sin apellido. 

Son sólo conceptos diferentes para con un mismo Cristo. Y los conceptos son las doctrinas, las 
formas y los sistemas. Pero ¡Cuidado! Tener los conceptos acertados, no quiere decir que estemos bien. 
Porque Cristo dijo: ¡Yo soy el Camino! 

Con  todo  esto  en  nuestra  mente,  y  partiendo  de  la  base  que  somos  personas  adultas, 
inteligentes  y  no  místicos  irracionales  que  pueden  ser  engañados  por  cualquier  estratagema  “mágica” 
disfrazada de religión, no podemos menos que preguntarnos como pudimos, durante tanto tiempo, caer 
en  tantos y tantos errores  por  creer sin dudar  lo que se nos  predicaba, enseñaba  y  decía desde esos 
púlpitos. 

¿Acaso  por  la  bendita  sujeción?  ¿Tal  vez  por  el  enigmático  temor  de  entrar  en  murmuración 
contra  “los  siervos”?  Es  posible,  Pero  créeme  que  hay  algo  más.  Algo  que  yo  descubrí  recién  varios 
meses después de salir de las paredes de esos templos: teníamos vendas en los ojos.
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Describiendo Vendas “Santas” 


¿Vendas? ¿Que clase de vendas? Espirituales, naturalmente. ¡Imposible! ¿Cómo vamos a recibir 
eso  precisamente  adentro  de  un  templo  cristiano?  Parece  tremendo,  ¿No?  Sin  embargo,  déjame 
hablarte de esas vendas que anulan la visión de tus ojos espirituales. Y déjame llamarlas con el nombre 
que quizás ya hayas oído alguna vez: vendas mágicas. 

¡Sí,  hermano!  ¡He  oído  hablar  de  eso!  Es  más:  ¡Asistí  a  más  de  un  seminario  en  el  que 
especialistas en guerra espiritual,  esoterismo y ocultismo, enseñaban sobre ello! Muy  bien;  me alegro. 
Pero ahora es el tiempo en que tendrás que aprender que eso, que según aquellas enseñanzas, estaba 
reservado  al  mundo  incrédulo  y  pecador,  también  existe  dentro  de  las  paredes  de  muchos  templos 
supuestamente “cristianos”. 

Según  Ezequiel 13.18, en  la  antigüedad, cuando una  falsa profetisa  daba una palabra profética 


para  mentir  y  para  manipular,  ponía  una  cinta  en  el  antebrazo  de  la  persona,  le  daba  esa  palabra  y 
después le sacaba la cinta. 

Esto  parecería  ser  asunto  concluido  y  a  otra  cosa.  Sin  embargo  no  era  así,  porque  si  bien  lo 
visible finalizaba allí, lo cierto era que el alma de esa persona quedaba atada como si fuese un  pájaro 
apresado en una jaula. Entiende y créelo: las ligaduras del alma, existen. 

También  ponían un velo.  Un velo  que  era  transparente  y  llegaba  hasta  el  piso.  Se  cuenta  que 
había  velos  para  todas  las  edades.  Entonces,  parece  ser  que  les  ponían  el velo,  les  daban  la  palabra 
profética  y  luego  les  sacaban  el velo,  pero  otra vez  el alma de la persona quedaba  atrapada, con  una 
venda espiritual que le impedía ver lo más obvio. 

Ahora, en  el momento cuando te engañaron, ¿Te  diste cuenta? No, sino no te hubieses dejado 


engañar. No te diste cuenta hasta después de que te engañaron. Sabías que había algo raro, que había 
algo que no cerraba, pero no podías definir bien qué era, y después que pasó un tiempo te quedó una 
sensación de dolor, de bronca, y te preguntaste "¿Cómo fue que me pudieron engañar?". 

Comprende,  por  favor,  que  no  estoy  hablando  de  nada  específico  ni  concreto.  Sin  embargo, 
estoy seguro que  para  ti  es como si estuviera  refiriéndome a ese momento cuando…No.  No me estoy 
refiriendo a nada de eso. ¡Pero es que coincide! A eso sí lo acepto: es la misma cosa. 

Tiempo de Falsedades 
Hace  mucho  tiempo,  en  un  trabajo  sobre  este  tema  concreto,  y  aún  en  contra  de  un 
descreimiento  generalizado que siempre está dispuesto  a aceptar  la existencia de  Dios,  pero no así  la 
de Satanás, escuché un comentario como corolario de una enseñanza al respecto. Decía: 

“La  estrategia  del  enemigo  de  los  últimos  tiempos  va  a  ser  levantar  falsos  pastores,  falsos 
profetas, falsos miembros, falsos maestros que van a entrar en las iglesias, van a tener la Biblia que tú 
tienes, van a cantar las mismas canciones  que tú  cantas, pero que van a ser  falsos. Van a venir para 
manipularte, para ponerte una venda, cazar tu vida y engañarte. 

La estrategia del último tiempo no va a ser que venga una bruja y te maldiga a la vista de todos, 
aunque eso se este haciendo, en los últimos tiempos va a venir gente con una Biblia muy grande en la 
mano, que va a hablar muy bonito, que va a predicar de manera muy elocuente, que va a enseñar de un 
modo muy cautivante, pero que van a ser falsos apóstoles, profetas, maestros, pastores...  “
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Quiero  que  entiendas,  sin  que  te  alarmes  demasiado,  que  esto  que  aquí  se  predice,  se  está 
cumpliendo  estrictamente  en  este  tiempo.  En  esto  fundamento  mi  razonamiento  en  cuanto  a  que 
muchos  no  se  deciden  a  irse  de  las  Babilonias  donde  están  porque,  precisamente,  les  han  sido 
colocadas estas vendas mágicas que les impide ver que han sido y están siendo engañados. 

No  siempre  se  tratará  de  hermanos  ignorantes  que  no  conocen  la  Palabra  y  por  esa  razón 
degluten  cualquier  cosa  que  alguien  con  nombre,  prestigio  y  prensa  les  diga  desde  un  púlpito.  En 
muchos casos hablamos de hermanos fieles, sinceros y honestos. Pero ciegos y engañados. Porque la 
Palabra ya adelantó todo esto a quien quisiera conocerlo. 

Jesús dijo: en aquel día me diréis: Señor, en tu nombre echamos fuera demonios, hicimos 
milagros,  sanamos  enfermos,  pero  El  les  dirá  apartaos  de  mi,  hacedores  de  maldad  nunca  os 
conocí. 

Señor,  ¿Cómo  que  no  los  conociste?,  Echaron  fuera  los  demonios  y  los  demonios    se  fueron; 
oraron  en  tu nombre  y  los  milagros  vinieron;  oraron por sanidad  y  la  sanidad vino.  ¿Cómo  que no  los 
conoces? ¿No se supone que están en la primera línea de tu concepto? 

Pero Jesús les va a decir que se aparten porque son falsos. Es decir: A Él no le va a impresionar 
el ejercicio de los dones, milagros, señales y maravillas. Él sabe, y ya lo adelantó, que vendrían tiempos 
así.  Y  añadió  que  Él  sabría  quienes  eran  los verdaderos  y  quienes  los  falsos.  ¿Es  coherente?  Sí,  los 
dones son irrevocables. Si esto no te mata cuatro vacas sagradas no soy quien soy… 

Pablo  dijo,  tengan  cuidado  de  los  falsos  apóstoles  y  los  obreros  fraudulentos. 
Pablo dice en  Hechos  20,  " Yo se que  después de mi  partida se levantaran  lobos  rapaces  que no 
perdonaran  al  rebaño" ,  Pablo sabía  mucho de  vendas mágicas y dice: mientras  yo esté, estos  lobos 
van a estar quietitos, pero cuando yo me vaya éstos se van a levantar y no perdonarán al rebaño. 

Sin Presencia no hay Esencia 


Entonces, ¿Esto significa que suceden estas cosas sólo porque ya no está Pablo allí? No. No te 
confundas.  Hablamos  de  Pablo  porque  él  era  quien  representaba  la  unción  del  Espíritu  Santo  en  el 
lugar, no por su nombre propio. 

Lo  que  hoy  está  ocurriendo  en  tantas  y  tantas  congregaciones  evangélicas,  con  relación  al 
engaño por esas vendas mágicas que impiden ver la verdad presente, es posible porque no hay unción 
del Espíritu Santo presente en esos lugares. 

Y ya es sabido  que en esta  guerra  no hay  terreno neutral,  ni grises  ni términos medios.  Dice  la 


Palabra  que  quien  con  Él  no  recoge,  desparrama.  ¿Qué  quiere  decir  esto?  Que  si  en  un  lugar 
supuestamente  santo  y  religioso,  no está manifestada  la  presencia  de  Dios,  a  poco  o  mediano  tiempo 
estará presente la manifestación de Satanás a través de algunos de sus emisarios. 

No  hace  demasiado tiempo se supo de un  lugar en el que se había producido un  considerable 


escándalo, porque un líder espiritual había abusado nada menos que de catorce mujeres. Aseguran que 
las  hacía  sentar  en  su  falda  con  el  pretexto  de  brindarles  una  especie  de  sanidad  interior  y  luego  les 
decía que si ellas querían recibir la unción tenían que tener relaciones sexuales con él. 

Catorce mujeres, todas engañadas, y no faltará quien se pregunte, ¿Acaso no se daban cuenta 
que este hombre era un engañador? Aunque te cueste creerlo, la respuesta es no. No se daban cuenta.
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Cuando  te ponen una venda mágica, no entiendes  porqué, pero sabes que hay  algo mal, pero 


no puedes tener claridad, por eso se llama venda mágica. A varios de nosotros nos ocurrió eso con un 
falso  evangelista.  Nos  tuvo  varios  meses  respaldándolo  y  sustentándolo  en  todo,  hasta  que  por  un 
hecho fortuito se pudo descubrir que era falso. 

¿Es  que  no  nos  dimos  cuenta?  No.  No  nos  dimos  cuenta.  Pero  atención:  tuvimos  no  una,  al 
menos  cinco  o  seis  señales  del  Señor  para  despertarnos,  pero  no  las  vimos.  Estábamos  total  y 
absolutamente ciegos. 

Hermano: no soy un bebé espiritual, no soy un infradotado incapaz de pensar por sí mismo. Soy 
un hombre con cierta capacidad y no menos talento natural como para manejarme muy bien en este tipo 
de cosas. Aún no tengo una explicación racional y coherente que me señale como fue que no pude ver 
lo que a la vista resultaba más que obvio. Y si te sigo contando, tengo otras no mucho menores. 

Simple.  Aunque me  haya costado  entenderlo  y mucho  más  admitirlo  por  causa de  mi  ego,  ese 
falso ministro nos colocó hermosas vendas mágicas a mí y a un grupo de por lo menos veinte personas 
más. Fue una oscura experiencia, pero a mí me sirvió mucho. Ahora puedo decirte sin temor a que me 
tomes por loco o algo peor: yo creo en las vendas mágicas porque existen, y esencialmente dentro 
del pueblo de Dios. 

Demonios Productivos 
En  un  programa  televisivo  mostraron  en  una  oportunidad  el  testimonio  de  una  hermana, 
contando que el pastor de su iglesia estaba una noche predicando, y de pronto dijo que Dios le mostró 
que sus alianzas (Así se llaman aquí los anillos de oro nupciales) estaban endemoniadas. 

Ni bien terminó de pronunciar esa sentencia, y mientras en el ambiente se podía oír el zumbido 
de  una  mosca  volando,  el  pastor  agregó:  "Dios  me  muestra  que  sus  alianzas  están 
contaminadas...tráiganme las alianzas y todo lo que tengan de oro..." 

El resto te lo puedes imaginar. Sin embargo, esta hermana contaba todo eso y decía: "¡Que gran 
pastor  que  tenemos!,  ¡Él  se  sacrificó  en  llevarse  todo  eso  contaminado!".  Sé  que  tienes  ahora  una 
sonrisa irónica en tu rostro, pero te puedo asegurar que esa gente no se reía en absoluto. Y más aún: 
estaba convencida que su pastor prácticamente se había jugado la vida por protegerlos. 

Escuchando a esta mujer y no pudiendo creerlo, estoy seguro que miles de televidentes estarían 
gritando  casi  a  coro:  ¡Te  engañaron,  te  robaron!,  Y  la  pregunta  inmediata,  fue:  ¿Acaso  no  se  daba 
cuenta esta mujer que les habían robado?, la respuesta es no. Porque cuando te ponen un velo mágico 
no entiendes, no ves y no sabes lo que te esta pasando. Todo es una nebulosa. 

También  hay  muchos  que  sostienen,  casi  con  crueldad,  que  esta  gente  engañada  carece  de 
capacidad,  porque,  dicen:  ¿Cómo  puede  ser  que  no  se  den  cuenta?  Sin  embargo,  no  es  falta  de 
capacidad mental, es que cuando  te ponen un velo no te das cuenta, cualquiera puede ser  engañado. 
No es un asunto intelectual, es un asunto espiritual. 

Hay  un  libro  que  Dios  inspiró  y  que  en  nuestras  biblias  se  encuentra  ubicado  antes  del 
Apocalipsis,  es el  libro  de Judas.  Ahí describe cómo son  los  que ponen vendas mágicas.  ¿Te interesa 
saber cómo son estas personas?
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Tienes  que  saberlo,  porque  esta  gente  te  puede  manipular,  espiritualmente,  sexualmente, 
económicamente o familiarmente. Todo lo bueno que ven en tu vida, es una tentación para ellos y una 
invitación a sacártelo. Vienen para robarte todo lo que tienes de vida. Manipulando y engañando. 

La Lista de Judas 
Impíos:  la  palabra  impío  quiere  decir  sin  miedo,  es  decir:  gente  que  tiene  problemas  con  la 
policía y no tiene miedo, tiene problemas en la iglesia y no tiene miedo, hace negocios arriesgados y no 
tiene  miedo,  son personas  que hacen cosas  que cualquiera de nosotros haría con  temor,  pero ellos  lo 
hacen sin temor. Pero no son gente de fe, porque una cosa es vencer temores normales a través de la 
fe y otra cosa es cometer locuras. Esta es gente que no tiene temor a nada y a nadie. 

Chismosos: pero  no  superficialmente,  sino  que  investigan  tu  vida  para averiguar  tus  áreas  de 
vulnerabilidad para saber cómo te van a poner una venda mágica. Por eso nunca cuentes intimidades a 
personas que no conozcas realmente y veas que son gente de Dios y nunca les des los datos de nadie a 
personas que tú no conozcas de corazón. 

No  te  estoy  hablando  de  gente  que  un  día  te  maltrató  o  con  quien  te  enemistaste,  te  estoy 
hablando de manipuladores que están destinados a condenación. En Judas dice que esta gente nunca 
fue salva,  aunque echaron demonios  y  pueden haber  hecho  muchas cosas pero  esta gente viene  a  tu 
vida para destruirte. 

¿Alguna  vez  te  preguntaste  porqué  hay  tanta  gente  apartada?  Sabías  que  hay  mas  apartados 
que inconversos? Hay gente que no quiere pisar una iglesia porque fue dañada, porque fue estafada en 
su fe por gente manipuladora. Babilonia. 

Si  tú  administras  un  ministerio  fiel  del  Señor,  además  de  estos  personajes  de  las  vendas 
mágicas, van a acercarse a  ti dos clases de personas: las que vienen en búsqueda de una unción que 
disciernen y las que vienen para desgastarte, para hacerte esforzar inútilmente y frustrarte. Aprende., 

Meten cizaña. Te mienten a ti que otro dijo tal o cual cosa hablando mal de ti y viceversa y van 
sembrando  pequeñas  mentiras.  Cuando  alguien  te  viene  a  hablar  mal  de  otra  persona  tienes  que 
silenciarlo, decirle que tú no permites que nadie venga a ti a hablar mal de alguien. 

Son  fabuladores,  son  mentirosos,  inventan  historias  de  grandes  hazañas.  Pueden  inventar 
hasta  que  ellos  le  enseñaron  a  predicar  a  Billy  Graham  y  no  le  predican  a  nadie,  o  dicen  que  ellos 
hicieron negocios millonarios cuando sus finanzas no tienen un centavo y nunca trabajaron. 

Se  presentan  con  el  currículum  bajo  el  brazo  o  pasan  a  dar  testimonio  y  cada  vez  que  pasan 
agregan algo, primero dicen: " yo quiero decirles hermanos que me drogué durante dos meses pero 
Dios me sanó, Aleluya"  después pasan y dicen " yo me drogue durante un año"  y a la siguiente vez 
dicen haber sido traficantes. 

Esto lo hacen para impresionar, como dice el libro de Judas, son fabuladores. Tienen todas estas 
características que te voy nombrando: sin miedo, chismosos, peleadores, meten cizaña, meten división, 
son fabuladores, son aduladores, son libertinos, son impúdicos. 

Aduladores:  te  regalan  cosas,  te  prestan  dinero,  pero  te  lo  prestan  para  atarte,  no  porque  te 
quieran bendecir. Te dan algo para después cobrárselo, para que estés en deuda con ellos y con eso te 
están atando.
101 

Son como Absalón que decía: si yo fuese rey, no sería como mi padre David, le boicoteaba el 
reinado  al  propio  padre  y  quería  ganarse  el  corazón  de  la  gente  sembrando  cizaña,  interponiéndose 
entre  el  pueblo  y  el  rey...  Por  eso  tienes  que  cuidar  tu  vida,  nunca  permitas  que  nadie  te  ponga  en 
división con gente que te ama y que tú amas. 

Son libertinos dice Judas: es decir, cerrados para lo que les conviene y abiertos para lo que les 
conviene. Si tienen que entregar lo que sea para conseguir sus propósitos, lo entregan sin problemas y 
luego te adjudican a ti sus debilidades para cargarte de culpa y deuda con ellos. 

Son impúdicos. No les gusta trabajar, por eso Mateo 23 dice que buscan la casa de las viudas 
para  devorarlas,  porque  las  ven  solitarias,  entonces  se  les  introducen  en  la  casa  y  son  holgazanes. 
¿Sabes?  De  esta  clase  de  personas,  debo  tener  no  menos  de  cien  correos  que  dan  cuenta  de  su 
actividad en distintos puntos del planeta. 

Tienen  fantasías: un  sueño de  Dios  se  diferencia  de una  fantasía,  en  que  tú  haces  algo  para 
lograrlo, tú accionas en pos de ese sueño y te esfuerzas; sino es solo una fantasía. El problema grave 
radica cuando quienes tienen estas fantasías son líderes. 

La  pregunta,  entonces,  es  que  hacer  para  no  dar  oportunidades  a esta clase  de  personas.  En 
principio,  tienes  que  valorar  a  la  gente,  no  por  sus  dones,  no  por  su  hablar,  no  por  los  milagros  que 
pueda protagonizar, sino por su corazón. 

Cuando  viene  gente  a  una  iglesia  y  lo  primero  que  hace  es  mostrar  su  currículum,  un  líder 
inteligente,  jamás  le  dará  importancia.  Porque  a  un  verdadero  líder  no  le  interesan  los  dones  que  tú 
tienes, sino tu corazón, que sea el corazón de Cristo. 

Porque  puedes  ser  usado  grandemente,  ya  que  hasta  el  diablo  es  usado;  puedes  ser  usado 
pero no aprobado. Eres aprobado cuando tu corazón es el corazón de Cristo. Por eso Pablo le dijo a 
Timoteo que buscara presentarse a Dios como obrero aprobado, no usado, porque usado es cualquiera, 
pero aprobado no es cualquiera. 

Las Técnicas de la Oscuridad 


Es importante, asimismo, que tú conozcas por lo menos algunas de las técnicas más habituales 
que  estos  personajes  utilizan  para  llevar  adelante  sus  fines.  Entre  muchas  otras,  hay  dos  que 
deberemos ver con más detalle. 

1.­ Autoritarismo: Dicen: ¡Aquí mando yo! ¡Yo soy el ungido! ¡Aquí mando yo! ¡Yo sé todo! ¡Yo 
puedo todo! ¡Ah!, ¿Te quieres ir de al lado mío?, ¡La maldición caerá sobre ti! (A esto se lo han oído a un 
pastor de mi ciudad, desde su emisora de radio, respecto a gente que había dejado la congregación). 

Se  creen  dueños  de  la  unción  y  no  quieren  que  crezcas  para  no  perder  control  de  tu  vida. 
¿Te diste cuenta cuántos cristianos hay con miedo? Hay miles de cristianos que viven con miedo a su 
pastor y le preguntan con quién ponerse de novio o qué ropa usar. No está mal pedir un consejo, pero 
tienes que tener tu propia vida espiritual y no dejar que otros decidan por ti. 

En un libro secular que leí hace mucho tiempo, su autor, llamado José Ingenieros, que lo tituló “El 
Hombre Mediocre”, señala varios puntos relacionados con esa mediocridad. Y uno de ellos, el que más 
llamó mi atención, expresa que “ un mediocre es aquel que elige que otros piensen por él, en lugar 
de hacerlo por sí mismo con la mente que Dios le ha dado” . Un incrédulo dice esto…
102 

2.­Víctima: es la otra forma que utilizan para manipular. Vienen diciendo que todo el mundo es 
injusto con ellos, que nadie los entiende ni comprende, que nadie los reconoce. Dicen: mis hijos no me 
entienden,  mi  esposo  me  maltrata,  mi  pastor  no  me  reconoce,  yo  no  confío  en  nadie.  Ten  cuidado 
cuando  se  te  acerque  alguien  con  espíritu  de  victima,  porque  son  tan  manipuladores  como  los 
autoritarios. Te mueven por lástima. No los oigas, Dios se mueve por fe, no por lástima. 

¿Y  como  es  que  se  las  arreglan  par  colocarte  esas  vendas?  Estudian  tu  vida  y  descubren  las 
áreas de vulnerabilidad.  Por  eso nunca  reveles  tus  áreas  débiles  a  gente que  no  te  merezca  la  plena 
confianza.  Estas  personas  te  estudian,  y  cuando  descubren  tus  áreas  débiles  te  ponen  el  velo.  Si 
entiendes y atiendes a esto, creo que se acaban en muchos lugares las “terapias” de sanidad interior. 

¡Hermano!  ¿Usted  me  está  queriendo  decir  que  los  ministerios  que  trabajan  haciendo  sanidad 
interior  son  todos  manipuladores  y colocadores  de vendas  mágicas?  No,  por supuesto  que  no. Jamás 
podría decir  eso.  Lo que sí te digo  es que  esos ministerios son  ideales  para la infiltración de aquellos 
que llegan a robar, matar y destruir. Y si nadie discierne espíritus… 

Es  innegable  que  todos,  en  una  mínima  o  máxima  manera,  tenemos  puntos  vulnerables  en 
nuestra personalidad. Si el enemigo a través de algunos de sus personeros los descubre, vamos a estar 
en problemas. Y no es solamente nuestro el problema. ¿Recuerdas a Elías? 

El  relato  nos  cuenta  que  Elías  entró  a  la  casa  de  la  viuda  y  le  multiplicó  las  finanzas,  luego 
resucitó un muerto, seguidamente le dijo a Acab que le juntara a los falsos profetas y probara quién era 
el verdadero Dios. 

Luego,  Elías  hace  decapitar  a  todos  los  falsos  profetas,  entonces  va  Acab  y  se  lo  cuenta  a 
Jezabel y ésta le envía una amenaza de muerte. Cuando Elías se entera, va y se mete en una cueva, y 
dice: " Señor, quítame la vida..."  

¡Tremendo  hombre!  ¿Qué  le  pasó  a  Elías?  ¿Porqué  se  sentía  así  luego  de  tantas  victorias?, 
Después de todo, era sólo una mujer la que lo perseguía... Le cayó un velo mágico, ¿Por qué? Porque 
Jezabel  le  descubrió  el área  de  vulnerabilidad.  ¿Tú  te crees  que  ya  no  quedan  “jezabeles”  en  el siglo 
veintiuno? 

Señales Para Tener en Cuenta 


Claro  está:  tú  has  leído  esto,  lo  has  aceptado  como  posible  y  has  creído  que  puede  ocurrirte. 
Entonces  tú  duda,  es:  ¿Cómo  haré  para  saber  si  me  ha  caído  un  velo  mágico?  En  principio,  puedo 
decirte que a través del final de la historia de Elías puedes descubrirlo. Hay señales. 

Primera señal: Cuando tienes una venda mágica no puedes ver el poder de Dios. Después de 
todas las victorias que Dios le había dado a Elías, El no pudo ver el poder de Dios para la circunstancia 
que estaba viviendo. 

Y tú puedes decir, " Sí, ya sé que Dios es poderoso, que El ha hecho muchas cosas en mi 
vida,  pero  yo  no  creo  que  El  pueda  hacer  nada  más  en  mi" ,  probablemente,  si  te  ocurre  eso,  es 
porque tienes una venda mágica. 

Debo decirte, si que por ello esté asegurando que este es el caso preciso y específico, que ese 
tenor es predominante en muchos de los correos que a diario recibo. ¿Es sólo incredulidad carnal? ¿Es 
sólo falta de confianza en Dios? ¿O es algo más…?
103 

Segunda señal: Cuando tienes una venda no ves la estrategia del enemigo: Elías pudo haber 
hecho guerra espiritual contra el espíritu de intimidación que venía de Jezabel, porque después de todo, 
él venia de batallar en el monte Carmelo contra un montón de brujos y demonios y Dios le había dado 
una  tremenda  victoria,  pero  no  hizo  guerra  espiritual,  porque  cuando  tienes  un  velo  no  puedes  ver  la 
estrategia del diablo. 

En  más  de una  ocasión  me  ha  tocado  estar  en  peligro.  Y  no me  refiero a  peligro  de  muerte  ni 
nada  parecido.  Me  refiero  a  peligros  que  tienen  que  ver  con  cuestiones  vulgares,  corrientes  y  súper 
conocidas. Y, sin embargo, me ha sido necesaria la ayuda desde afuera para que yo pudiera verlo y salir 
sin daños. 

Tercera  señal: Cuando tienes una  venda te  sientes inútil:  en otras  palabras  Elías  dijo:" dejo  el 
ministerio,  no  quiero  servir  mas..."   y  Cuántos  como  Elías  dicen:  " ¡Señor,  yo  quiero  dejar  todo!" , 
porque tienen un velo. 

Hoy  por  hoy,  deben  existir  cientos  o  miles  de  ministros  que  están  pensando  o  sencillamente 
expresando  abiertamente algo así.  En muchos casos, tal  vez sea  voluntad  de  Dios sacarlos porque  lo 
único que hacen es estorbar o algo peor. Pero en otros casos, son víctimas de vendas que les hacen ver 
lo que no es y desmoralizarse tremendamente por ello. 

En Puertas Cerradas no Entran Demonios 


Otro paso importante para evitar que te coloquen vendas mágicas, es cerrar las puertas. Y esto 
tiene que ver con no permitir que el enemigo utilice tus áreas vulnerables. ¿Y como lo harás? En primer 
lugar,  identificando  esas  áreas.  No  son  demasiadas,  pero  están  mucho  más  presentes  que  lo  que 
quisiéramos. 

Agotamiento:  Ahora,  cuando  aparece  el  ángel,  ¿Por  qué  le  dice  dos  veces:  come  y  bebe? 
Porque estaba restaurando su área de vulnerabilidad. Elías estaba  agotado, venía de la batalla contra 
los  falsos  profetas,  venia  de  huir  por  el  desierto,  con  un  agotamiento  físico  y  mental  que  lo  hacía 
vulnerable. 

Dios  debía  cerrar  esa  área  de  vulnerabilidad.  Luego  de  haber  comido  y  descansado  recién 
entonces le dijo el ángel: "largo camino te espera, hay siete mil como tú, vas a ungir a Eliseo en tu 
lugar, a Jehú por rey,...."  

Mas  adelante  nos  cuenta  la  historia  que  Jehú  mató  a  los  descendientes  de  Jezabel,  y  Eliseo 
duplicó los milagros que había hecho Elías. Significa que cuando Dios te sana el área de vulnerabilidad, 
te vuelves a levantar y cosas grandes vuelves a hacer para Dios. 

Hay  muchos ministros  de  este tiempo  que,  por estar  haciendo  lo que  Dios  no  les  ha  ordenado 
hacer,  o  por  querer  hacer  más  que  lo  que  Dios  les  ha  ordenado  hacer,  están  física  y  anímicamente 
agotados. ¿Y sabes que? Se convierten en blancos demasiado vulnerables. 

Pecados ocultos: Cuenta  la Biblia  acerca  de Sansón, un hombre  de  Dios  que había  matado a 


miles con la quijada de un asno, que era juez. Pero ahí estaba con Dalila y no se daba cuenta que ella 
quería saber el secreto de su fuerza para matarlo. 

Dalila  descubrió  su  secreto  gracias  a  la  debilidad  de  Sansón  por  las  mujeres.  Y  de  la  misma 
forma que Sansón tenía pecados ocultos, tú tienes que evaluar si también existen en tu vida y proceder 
a deshacerte de ellos, porque son puertas abiertas para el enemigo.
104 

¡Pero  hermano!  ¿Cómo podemos  suponer  que  nuestros  pastores  tengan  algún  pecado  oculto? 
¡Ellos  no  son  así!  –  De  acuerdo,  pero  por  las  dudas,  ponte  a  orar  para  que  Dios  se  manifieste  con 
claridad. No tienes idea lo que está haciendo el enemigo con muchos líderes con la pornografía u otras 
tentaciones sexuales. 

Credulidad:  Hay  gente  que  le  cree  a  cualquiera.  ¿Sabes  porqué  las  mujeres  no  usaron 
pantalones durante mucho tiempo? Porque hubo líderes religiosos que les dijeron que eso era pecado. 
Más allá de que ya está demostrado fehacientemente que eso no es así, ¿Cuál fue el problema? 

El  problema  no  fue  de  quien  se  los  dijo,  sino  de  las  mujeres  que  se  lo  creyeron,  ¿Por  qué? 
Porque le creyeron  a cualquiera. Eso  no es materia del pasado.  Hoy,  todavía hay  gente que  le cree a 
cualquiera que dice tener conocimiento y haber estudiado en un seminario. ¿Es que llevan una Biblia al 
templo sólo para ser individualizados como evangélicos? 

El problema no es que estos hombres conozcan o no la palabra; el problema es que tú no la 
conozcas.  Credulidad  te  trae  una  venda  mágica  llamada  legalismo.  Por  el  legalismo  hay  Iglesias 
muertas que creen que sirven a Dios y están bajo temor, bajo condenación. 

Entonces,  ¿Qué supones  que  hacen?  Amenazan  a  la  gente  para  que  no se  vaya  y  cuando  se 
van  los  maldicen.  Son  iglesias  que  no  caminan  bajo  la  autoridad  del  cielo  sino  bajo  la  autoridad  del 
miedo. Y el jefe del imperio del miedo tú ya sabes quien es… 

Por eso Jesús les habló  tan duramente a los fariseos en  Mateo  23, cuando les dijo:  " vosotros 


que devoráis  las casas  de las  viudas" , " vosotros inmundos  que creen  que  son de la  cátedra de 
Moisés" ..." vosotros  que  diezmáis  de  la  menta,  el  eneldo  y  el  comino   (semillitas  sin  valor)",  " que 
ponéis cargas que ni vosotros mismos podéis llevar" , " que no entráis ni dejáis que otros entren", 
lo que importa es que tengas verdad, misericordia y justicia en tu corazón. 

Peligros Inminentes 
Necesidad  de  salvar  a  todos:  Esta  es  otra  área  de  vulnerabilidad,  especialmente  para  las 
mujeres. Hay mujeres que encuentran hombres borrachos, golpeadores y mujeriegos y creen que ellas 
los van a salvar, ellas lo van a cambiar, y quieren dar su vida por estas personas. 

Pero Cristo ya murió por la humanidad, tú sólo tienes que morir a ti mismo y seguirle. Dios no te 
pide  que  te  sacrifiques  por  nadie.  Si  ayudas  a  alguien  que  sea  por  amor,  no  por  sacrificio.  ¿O  vas  a 
seguir creyendo que la salvación se “gana” por obras de bien? 

Cuando tú trabajas en el mismo lugar con gente del otro sexo: Veamos este ejemplo clásico: 
Tú  estás con  una persona,  " que  te  cuento  mis problemitas,  que  me  cuentas  los  tuyos,  ¡Ay  cómo 
me escuchas!, ¡Ay cómo  me entiendes!,  ¡Este es el  hombre  de  mi vida!, ¡Esta es la mujer  de mi 
vida!  Y terminan en pareja. Y no estoy hablando de solteros… 

Por eso, decía un anciano con mucho humor, que siempre es conveniente que los pastores, si 
ponen una secretaria, que sea poco atractiva, para que no haya tentación. ¿Cuántas veces la gente ha 
caído con gente cercana? Tienes que cuidar tu hogar, tu esposa y tu esposo, y no jugar con la tentación. 

Se tienen que cuidar, poner una valla que los separe de su mejor amigo, de su mejor amiga, de 
ese o esa que está cerca. Íntimamente tienes que cuidarte, porque si bien no esta prohibido trabajar con 
personas del  otro  sexo, siempre  hay  que  tener  en cuenta  que  es  un  área  de vulnerabilidad  y  por  eso 
debes que cuidarte.
105 

Si  has  sido  manipulado  por  alguien,  comienza  a  renunciar,  diciendo:   Señor,  renuncio 
cuando me dijeron esto  (repite en voz alta lo que te dijeron...), cuando me manipularon, renuncio a 
la autoridad que le di a esta persona (nómbrala... Di en voz alta su nombre y apellido), la corto de mi 
vida, Renuncio a todo legalismo. 

Bosquejo  de  oración  que  alguien  puede  hacer  por  ti:   Señor:  quebramos  toda  venda 
mágica,  todo  velo  se  rompe,  todo  espíritu  inmundo  de  control  mental  estás  descubierto 
nuevamente,  te  descubro  en  este  lugar  nuevamente,  como  te  descubrí  en  las  naciones  de  la 
tierra, te ato y te echo fuera de la vida de mis hermanos en el nombre de Jesús. 

Todo espíritu de vampirismo, de control mental, de manipulación, de seducción, de abuso 
espiritual,  económico, familiar,  sexual,  te  echo  fuera  en  el  nombre  de  Jesús.  Señor, en este  día 
anunciamos  libertad,  libertad  a  los  cautivos,  en  el  nombre  de  Jesús.  Toda  venda  del  diablo  se 
cae, todo tormento en la mente: ¡Fuera!  

Si  tienes  familiares  o  conocidos  que  están  bajo  vendas  mágicas,  sería  conveniente  que 
hagas esta oración junto con este acto profético. En el Nombre de Jesús yo voy a quebrar toda 
venda  mágica  sobre  mis  hijos,  mi  esposo,  mi  esposa,  mis  padres,  yo  lo  quiebro,  lo  quemo,  Tu 
palabra dice romperé toda venda mágica y yo declaro que el alma de mi familiar  (Lo identificas) es 
libre en el Nombre de Jesús. 

Concluida  esa  oración,  (Recuerda  que  te  di  un  modelo  que  no  es  una  fórmula  que  debas 
necesariamente  repetir  textualmente),  vas  a  ponerte  de  pié  si  es  que  te  habías  arrodillado  vas  a 
alegrarte, porque tienes autoridad para quebrar velos que tienen otras personas, para que sus ojos sean 
abiertos y vean a Jesús. 

Club Recreativo Ritos Varios 


Finalmente,  para  este  capítulo,  debemos  añadir  algunas  consideraciones  sobre  nuestros  ritos. 
Esos  que  tú  extrañas fuera de los templos.  ¡Pero  Hermano!  ¡La  iglesia  Evangélica no  tiene ritos! ¿Ah, 
no, eh? Te sugiero que leas “ Más allá de lo Radical” , de Gene Edwards y vas a ver que no es tan así. 
Lo que yo comparto contigo, son algunos de esos rituales tan nuestros. 

La  mayoría  de  las  cosas  que  nosotros  los  Protestantes,  Evangélicos,  Metodistas,  Bautistas, 
Presbiterianos  y  en  general  los  cristianos  de  cualquier  denominación  practicamos,  tuvieron  sus 
comienzos mucho después del primer siglo. 

Ninguna  de  ellas  dieron  comienzo  con  pensamiento  alguno  de  ser  bíblico.  Nadie  estaba 
pensando  en la  Palabra de Dios cuando  empezaron estas prácticas.  Muchas cobraron vida  por simple 
necesidad. La necesidad de conservar gente en los templos. Es simple: ¡Ritos no! ¿Ah, sí, eh? Si en un 
templo no hay ritos, no hay gente. 

Agárrate  fuerte  de  donde  te  encuentres  y  no  te  caigas  de  espaldas, porque  todo  lo  incluido en 
esta  lista  es  defendido  como  " claramente  enseñado  en  la  Palabra  de  Dios."   Sin  embargo  cada 
práctica en esa lista comenzó de una manera muy rara, y bastante después del primer siglo. 

¡Ahora,  hoy,  por  alguna  extraña  razón,  nos  las  hemos  apañado  para  encontrar  a  cada  una de 
ellas  en  la  Escritura!  Averiguar de donde  provienen  estas prácticas  puede ayudar  a  que entiendas  por 
qué estamos en el lío en el que estamos.
106 

Después de eso  debes encarar otra pregunta. ¿Qué pregunta?  Una que florecerá de  tu propio 


corazón. Empecemos primero por ver como eran las cosas en la iglesia que estableció Jesús para luego 
descubrir que todo lo que hacemos no es bíblico y que debemos volver al modelo de la Iglesia Primitiva. 

Solamente Los Hermanos… 


Fíjate en esto: En lo que conocemos como La Carta a los Gálatas, Pablo abre su epístola a las 
cuatro  iglesias  gentiles  diciéndoles  que  todos  los  hermanos   en  Antioquia  envían  sus  saludos.  A 
continuación, Pablo implora, ruega y suplica a los hermanos  en siete ocasiones a lo largo de su carta. 

Ni tan siquiera en una ocasión se refiere a los líderes... solo a los hermanos. Son los hermanos 
hacia  los que  se  dirigen  los  fundadores cuando  la  iglesia  está  en  una crisis  que proviene  del  exterior. 
Cualquiera en su lugar, hoy, encabezaría una misiva con el clásico: “amado pastor”. 

Eran los hermanos dirigiendo cada una de aquellas cuatro iglesias en Galacia. Nadie más. Esto 
es  ecclesiología  revolucionaria,  amigos.  Pablo  llega  a  Galacia.  En  cada  ciudad  se  sienta  junto  a  los 
hermanos de las iglesias. 

En la iglesia en Listra y en la iglesia en Derbe los hermanos de allí le cuentan a Pablo acerca del 
sorprendente joven Timoteo. Hechos 16:2 Pablo y Silas son azotados y metidos en prisión en Filipo. No 
han estado más de uno o tres meses en esa ciudad. Pero el amor fraternal ha echado  raíces entre los 
hermanos de la ecclesia allí. 

En  cuanto  a  las cartas  a  los Tesalonicenses,  no  hay  ninguna  referencia  en  todas  las  cartas  al 
clero  o a  los  ancianos,  aunque  la  iglesia  esté  en  un magnífico enredo.  En  esta  segunda  carta,  a  esta 
joven iglesia que galopa en una crisis, Pablo se dirige a los hermanos de la iglesia en seis ocasiones. Y 
en ninguna al clero, o los ancianos. 

Cuando  Pablo  partió  de  Corinto había  estado  allí  durante dieciocho meses, que podrían  haber 


sido  suficientes  para  seleccionar  ancianos.  Pero  no  lo  hizo.  Cuando  dejó  la  iglesia  en  Corinto,  los 
hermanos de Corinto, como una soldadura unidos entre sí, estaban al cargo. 

Los hermanos en una iglesia escribieron una carta a los hermanos de otra iglesia.(Tú perteneces 
a  una iglesia donde los hermanos de  la iglesia  ­ no  los  pastores ni los ancianos  ­ son  los  que deciden 
escribir cartas a otras iglesias, después las componen y después las envían ...¿Verdad?) 

Más adelante, Pablo escribe dos cartas a la iglesia en Corinto. Recuerda, esta es la peor de las 
crisis  internas  recogidas  en  el  Nuevo  Testamento.  Pablo  escribió  estas  dos  cartas  a  Corinto  mientras 
vivía en Efeso. 

En su primera carta a Corinto, Pablo se dirige, aconseja, exhorta e implora a los hermanos de la 
iglesia en veinticuatro ocasiones. Incluso una lectura con lupa de estos pasajes no deja dudas de quien 
está  al  cargo  local.  No  son  los  hombres  del  clero,  ni  los  ancianos....  sino  más  bien  son  todos  los 
hombres de la iglesia. 

En  la  segunda  carta  de  Pablo  a  Corinto,  se  dirige  a  los  hermanos  locales  de  la  iglesia  cuatro 
veces más. Pero sorprendentemente hace mención de hermanos, en otras iglesias, que están llevando a 
cabo  la acción en sus  iglesias, y el  enviar  un  hermano  aquí  y  allí.... en  unas cuatro  ocasiones. (Tú  ya 
sabes lo normal y natural que es esto, ¿verdad? Perteneces exactamente a esa clase de iglesia, y vives 
exactamente es esa atmósfera, ¿verdad que sí?)
107 

Todavía  estamos  mirando  estos  hechos  en  un  orden  cronológico.  Nos  ponemos  en  camino  a 
través de los Hechos hasta que llegamos a un lugar donde Pablo escribe una carta a una iglesia. Pablo, 
tras dejar Efeso y de visita a Corinto, se sienta y escribe una carta a los Cristianos de Roma. 

¿Líderes Ignorados? 
La  mayoría  de  la  gente  de  Roma  que  recibe  las  cartas  de  Pablo  son  amigos  personales  de 
Pablo. De hecho, Pablo envió muchos de ellos a Roma. Escogió creyentes de entre las iglesias en Asia 
Menor, Galacia, Siria e Israel y les envió para levantar una iglesia gentil en Roma. 

A pesar de que este libro a los Romanos es esencialmente un tratado doctrinal, desde el Capítulo 
Uno hasta el Once, Pablo se dirige directamente a los hermanos en Roma en nueve ocasiones. 

No hay referencias al clero o a los ancianos. Pablo, en Efeso, se dirige a su casa de Antioquía al 
final  de su  tercer  viaje  fundador. Llegando  a Tolemaida saluda  a  los  hermanos  de  la  iglesia  y  pasa  la 
noche allí. 

¿No vislumbras un sentido de grupo ­ el de hombres sin títulos, que guían la iglesia? Por fin llega 
Pablo  de  regreso  a  Antioquia,  después  va  a  Jerusalén  donde  es  calurosamente  recibido  por  los 
hermanos. 

Pablo  escribe  dos  cartas  a  las  iglesias  en  Colosas,  Heriópolis,  y  Laodicea....  ciudades  que  el 
nunca ha visto, e iglesias que él nunca levantó. Estas iglesias fueron levantadas por un hombre llamado 
Epafrodito. Epafrodito ha dejado Colosas. ¡De hecho, está a miles de kilómetros de distancia visitando a 
Pablo, en Roma! ¡Los fundadores de iglesias se marchan! 

Recuerda,  Pablo  escribe dos breves cartas a iglesias que no tienen  líderes, ni  tienen al  que ha 


fundado  su  iglesia.  Pablo  no  se  ha  encontrado  nunca  con  esta  gente.  A  pesar  de  todo,  es  obvio  que 
nadie guía la iglesia excepto los hermanos . 

En  tres  lugares  diferentes  habla de  aquellos a  los que  nunca  ha  conocido,  refiriéndose a ellos 
como "hermanos". ¡Nunca se dirigió a nadie más! Solo hermanos y santos. Unos seis meses después de 
escribir a Colosas, Pablo escribe su última carta a una iglesia. 

En  las  nueve  cartas  que  Pablo  escribe  a  las  iglesias,  es  aquí  donde  hace  su  una  y  única 
referencia  a  los  ancianos.  Pero  ten  en  cuenta  esto:  ¡Esta  iglesia  a  la  que  escribe  tiene  12  años!  Y 
recuerda, aquellos ancianos eran hermanos en la  iglesia, y hermanos en  las  reuniones  de  hermanos  ­ 
tan solo hermanos ­ mucho antes de que nunca fueran ancianos. 

Probablemente, si aquellos ancianos intentaran hacer un nudo con alguna cuerda de "sumisión y 
autoridad",  los  hermanos  de  aquella  iglesia  harían  recordar  a  sus  ancianos  con  grandes  ideas  de 
grandeza que ellos, como todo el mundo, solo son hombres normales y corrientes. 

Con una referencia a los ancianos en esta breve carta, hay seis lugares donde Pablo implora a 
los  hermanos  a  tomar medidas  en determinados asuntos. Los  hermanos  todavía  parecen estar muy  al 
cargo. En nueve cartas que Pablo escribió a las iglesias solo hace una referencia a los ancianos. 

En cada lugar hace decenas de referencias dirigidas de forma directa a los hermanos. ¿Cuántas 
iglesias puedes nombrar que vivan en este molde? Dios nos da hombres ­ fundadores de iglesias ­ que 
hacen que las cosas ocurran.
108 

He  resumido  bastante  lo escrito  por el  autor, pero algo  te está quedando  muy  en  claro  a  estas 
alturas, ¿No es así? Y ese algo es que, cuando digo que la figura del pastor, tal cual la conocemos en 
nuestras actuales congregaciones no es bíblica, no lo digo por resentido, rencoroso, vengativo, rebelde, 
conflictivo, insujeto, hereje o blasfemo. 

Andando Fuera de la Biblia… 


Muy  por  el  contrario,  el  hermano  Gene  delinea,  entre  otros,  quince  ítems  no  bíblicos  que  las 
iglesias  cristianas  evangélicas  siguen  repitiendo  cada  día,  cada  semana,  cada  mes,  cada  año  con  la 
misma puntillosidad con que se nos demanda cumplir con la Palabra. 

Ese detalle tiene que ver con: 1) El tradicional culto del domingo a las 11.00 A.M.­ 2) El Pastor.­ 
3) Los edificios para las reuniones (templos).­ 4) Los asientos.­ 5) El coro.­ 6) El Púlpito.­ 7) El Sermón.­ 
8) El Servicio Funerario. 

9) La práctica  de  leer un  texto bíblico antes  de la  predicación.­ 10) Capítulos  y Versículos.­  11) 


Los Seminarios Teológicos.­ 12) Los Institutos Bíblicos.­ 13) La Escuela Dominical.­ 14) Organizaciones 
Denominacionales.­ 15) El Orden de Culto.­ 

Si lo  que vas  a  leer a continuación  no  te produce  una reacción salvaje  de  incontenible  ira,  y  el 
deseo  irrefrenable  de  venir  y  tomarnos  por  el  cuello  a  Gene  Edwards  y  a  mí  y  presionarlo  hasta 
hacernos sacar la lengua, es porque el Espíritu Santo ya te ha hecho ver los errores. 

El Culto del Domingo a las 11.00 A.M. 


El tener siempre "iglesia" el Domingo por la mañana fue algo iniciado por Martín Lutero cuando 
todavía militaba en el catolicismo romano. Al igual que otros sacerdotes del catolicismo romano, él bebía 
muchísima  cerveza  la  noche  del  sábado  en  un  bar  cercano.  Cuanto  mayor  se  hacía,  más  tiempo  se 
quedaba en el bar y, consecuentemente, más tarde tenía que poner la misa por la mañana. 

Hoy,  millones  y  millones  de  Protestantes de  las  distintas denominaciones siguen  rutinariamente 


(y sin preguntar) esta tradición del Domingo a causa de los malos hábitos de un teólogo alemán con la 
cerveza. Puedes dudar, si quieres, de esta información si te parece tendenciosa. Pero te sugiero que, si 
dudas, me presentes otra causa coherente, y si es posible, con base bíblica… 

No obstante, trata por los medios más diplomáticos que encuentres, de alterar este horario en tu 
congregación  (Si  es  que  ella  lo  practica),  y  te  darás  de  narices  con  los  defensores  de  las  tradiciones 
ancestrales que, entre otras cosas, te dirán que “Dios lo quiere así”. 

En  mi  país,  en  la  década  del  90,  que  fue  sacudida  por  un  despertar  notorio  en  las  iglesias 
evangélicas, los cultos comenzaron a prolongarse extraordinariamente, ya que no se respetaba más el 
horario preestablecido sino que se le daba al Espíritu Santo la libertad para moverse en los templos. 

Independientemente  de  si  tú  quieres  o  no  creer  esto  tal  como  te  lo  relato,  lo  cierto  es  que  los 
antiguos  cultos  de  una  hora,  se  convirtieron  en  reuniones  con  cierta  aproximación  en  los  horarios  de 
inicio, pero sin ninguna clase de certeza de sus horarios de finalización. 

Esto  causó  la  natural  algarabía  de  los  más  jóvenes  deseosos  de  cambiar  costumbres,  ritos  y 
tradiciones,  pero  fastidió  bastante  hasta  el  grado  de  un  severo  enojo  a  los  mayores,  que  no  podían
109 

entender,  por  ejemplo,  que  el  culto  del  domingo  por  la  mañana  terminara  en  horas  de  la  tarde, 
dejándolos sin su almuerzo. Una gran unción, sin duda… 

La Figura del Pastor 


Piensa  en  ello.  ¿En  qué  lugar  del  Nuevo  Testamento  encuentras  tú  un  hombre  ­  el  mismo 
hombre  ­  que  (1)  Predica  cada  Domingo,  (2)  Casa  a  la  gente,  (3)  Da  un  mensaje  a  un  grupo,  (4)  Lo 
entierra después con una oración, (5) Visita ancianitas, (6) Ora sobre fútbol. 

(7)  Ostenta  un  rango  del  estilo  de  Gran  Rabino  Jefe  Supremo  de  una  iglesia,  (8)  Ejerce 
responsabilidad  sobre  ancianos  y  diáconos,  (9)  Viste  prácticamente  siempre  de  traje  y  corbata,  (10) 
Habla y ora  de manera extraña,  con un acento no relacionado con su nación de origen.  (11) Bautiza a 
todos los nuevos conversos, (12) Y cuyo oficio y todas las prácticas de arriba se suponen estar basadas 
sólidamente en la Palabra de Dios y presentes en la escritura. 

Allí  en  tu  Nuevo  Testamento  no  existe  tal  hombre,  ¿No  es  así?  No  obstante,  actualmente,  el 
hombre es la figura central en la Cristianismo Evangélico. ¿Cómo es que la idea del pastor se introdujo 
en la Cristianismo? 

Aquí está la historia. Juzga por ti mismo si parece que floreciera de algo  " basado sólidamente 


en  la  Palabra  de  Dios." El  Papa  Gregorio  el  Grande  popularizó  por  primera  vez  el  término  " pastor"  
rondando el año 500 de nuestra era. 

¡Lo hizo escribiendo un libro sobre los deberes pastorales  del  sacerdote!  El término pastor  no 


aparece en ningún otro punto en la literatura Cristiana más que una larga lista de personas en Efesios. 
El significado práctico de la palabra, bíblicamente, se desconoce. 

El Papa Gregorio ordenó a los sacerdotes que llevaran a cabo sus tareas pastorales ; visitar los 
enfermos, enseñar  doctrina, casar a los jóvenes, bautizar a los niños, dirigir y guiar  la misa, enterrar a 
los muertos, y bendecir los acontecimientos locales (véase como ejemplo las ferias y kermeses). 

Estas se convirtieron  en  las  eternas  tareas  pastorales   del sacerdote  Católico  Romano.  Nunca 
existieron  tales  hombres  o  deberes  en  la  Escritura.  Lutero  llegó  y  cambió  ligeramente  esta  lista  de 
deberes pastorales, implementándolas para los sacerdotes Luteranos. 

Poco  a  poco el  término  pastor   surgió  en el  vocabulario evangélico  en  todo  el  mundo  de  habla 
inglesa para luego extenderse. La palabra sustituía al término Católico sacerdote, pero ni aun así existió 
tal hombre en la literatura del primer siglo. 

Ni  tampoco  existen  estas  prácticas  en  el  Nuevo  Testamento.  Nosotros,  llevamos  la  idea  del 
pastor  y  del  papel  pastoral  que  Lutero  inventó,  a  los  confines  de  la  tierra.  Es   el  Cristianismo.  Si 
quitásemos a la Cristiandad el actual papel pastoral, habría un colapso casi total de la "iglesia" en todo el 
mundo. 

Sin  embargo  la  presente  práctica  pastoral  no  tiene  en  absoluto  base  alguna  en  la  Escritura. 
Intenta  encontrar  este  hombre  en  el  primer  siglo.  La  pregunta  fundamental,  aquí,  es:  ¿A  quien  le 
conviene que esto siga igual? ¿A quien perjudicaría cumplir con lo que dice la Biblia?  

Y  ahora  hazte  otra  pregunta  no  menos  importante:  ¿De  donde  sale  un  supuesto  “llamado”  o 
“mandato”  de  Dios  a  alguien  para  que  se  convierta  en  pastor  de  una  determinada  congregación 
evangélica? ¿Es todo una mentira conveniente a intereses personales?
110 

Puede serlo en una proporción, no sé que porcentaje, no me atrevo a conjeturarlo, no me animo 
ni a estimarlo, siquiera, pero no en todo el contexto. También puede existir el clásico engaño de “una voz 
que me ordena hacerlo”, expresión que oí en muchas ocasiones. 

Y  que,  como  lo  he  enseñado  en  artículos  específicos,  puede  tratarse,  sin  dudas,  de  voces 
audibles  o  no  audibles,  pero  que  realmente  son  oídas  por  esas  personas.  Lo  que  ya  no  puedo 
garantizarte ni yo ni nadie, es que esas voces provengan de donde tú creías que provenían. 

Entiende, por favor y no te enfades ni te fastidies conmigo. Si esto le da duro a tus expectativas, 
enójate  con  la  Biblia.  Nadie  jamás  podría  ser  llamado  por  Dios  a  ser  un  pastor  como  los  que 
conocemos, sencillamente porque eso no existe conforme a la idea de Dios. En lo personal, tengo 
la certeza que la Biblia llama “pastores” a todos los ministros de los cinco ministerios, no sólo a uno… 

Así es que, si lo que extrañas en tu salida de los templos, es la presencia de ese pastor que te 
controlaba, te vigilaba y se encargaba de decirte que era  lo que más te convenía  hacer  o no  hacer en 
todas las cosas, estás extrañando algo que no emana del pensamiento de Dios para su iglesia, sino de 
una implementación que los hombres – quizás bien intencionados ­, han hecho. 

No  te  lo  puedo  censurar  porque,  quizás,  tu  pensamiento  esté  alineado  con  el  de  muchos 
hermanos desparramados por el mundo, pero  es necesario que te sugiera examinar tu vida,  ya que  tu 
necesidad  de  una  especie  de  “padre  protector”  no  tiene que  ver  con  Dios  o  con  tu  fe,  sino con  algún 
aspecto no del todo solucionado de tu vida personal. 

De Edificios y Templos 
Hasta que un emperador Romano llamado Constantino llegó (unos trescientos años después del 
Pentecostés), la fe Cristiana era la única religión en la historia que reunía en casas de familia. 

Era el único movimiento "establecido" y dirigido en la historia de la religión. No tenía instituciones, 
ni rituales impuestos, ni templos. Aquello no tenía precedentes en la historia humana. Y eso fue lo que 
hizo al Cristianismo único. Y vigoroso. Y elástico, flexible, adaptable. 

Poco después, Constantino cambió todo eso. Todas las otras religiones tenían (y tienen) templos 
(edificios), sacerdotes (pastores), vírgenes vestales (monjas), rituales (la Misa y el "culto" del Domingo... 
lo cual es muy  un ritual), un vocabulario secreto solo conocido por los sacerdotes (teología) y un laicado 
(el pueblo). 

Todas  las  religiones  han  tenido  esto  siempre.  Incluyendo  los  Protestantes  en  todas  sus 
categorías  y facetas.  En  el año 327 d.C.  (Ten  muy  en cuenta  esa  fecha, pues  es capital  en la historia 
Cristiana) Constantino ordenó la construcción de diecinueve edificios  cristianos . 

Eso  nunca  había  pasado  anteriormente.  Hasta  entonces  nos  reuníamos  en  hogares  o  al  aire 
libre.  Al  principio  se  les  veía  tanto  en  sepulcros  o  santuarios  como  salas  de  estar.  Estos  diecinueve 
edificios  se construyeron  en  tres  lugares.  Uno  en  Belén  y  dos  en  Jerusalén  (debido  a  su nacimiento, 
muerte y resurrección), nueve en la ciudad de Constantinopla y siete en la ciudad de Roma. 

Antes  que  nada,  Constantino  erigió  estos  edificios  en  una  ciudad,  en  el  este,  completamente 
nueva.  Era una ciudad hecha  a medida, creada partiendo del mismísimo suelo. La ciudad permaneció 
inhabitada hasta que fue terminada con calles, edificios gubernamentales, templos paganos y los nueve 
edificios, vacíos y desperdigados a lo largo de la ciudad.
111 

Seguidamente  los templos  paganos se  nombraban  con  nombres  de  dioses  o  diosas.  Así  pues, 
Constantino,  pagano  en  mente  y  puede  que  en  alma, ordenó  que  cada uno  de  los edificios  Cristianos 
fuera  nombrado  con  el  nombre  de  alguien  relacionado  con  la  nueva  “ religión” .  ¡Concretamente 
fueron nombrados con  los  nombres de  los santos del primer  siglo! (De  ahí: la iglesia de San  Lucas,  la 
iglesia de San Juan, etc. Sí. Así es como empezó.) 

En  Roma,  el  mismo  año,  Constantino  también  ordenó  la  construcción  de  siete  edificios 
Cristianos.  (Uno  fue  una  capilla  situada  en  la  ladera  de  una  colina,  justo  fuera  de  las  murallas  de  la 
ciudad. La pendiente de la colina fue llamada Vaticano.) ¿Vas entendiendo, verdad? 

Así  es  como  dio  comienzo  la  maldición  del  edificio  eclesiástico.  Muy  "Escriturales"  somos 
nosotros,  los  practicantes  bíblicos  Protestantes,  y  evangélicos  ¿No?  Posteriormente  estos  edificios  se 
vinieron a denominar iglesias. Así fue como el Cristianismo unió todas las demás religiones del mundo y 
empezó a tener sus propios templos. 

Perdimos  para  siempre  la  palabra  iglesia  (asamblea)  como  significado  del  cuerpo  de  Cristo . 
Hoy somos literalmente incapaces de ver a los creyentes  como la iglesia. Solo se puede pensar de esa 
palabra  iglesia  como  un  edificio  físico.  Cualquier  esperanza  de  una  vaga  comprensión  de  la  una 
ecclesiología murió conjuntamente cuando Constantino murió en el 337. 

Pronto, siguiendo la introducción del templo en nuestra fe, llegó el lenguaje secreto, el sacerdote 
distante,  silenciosos  seguidores,  rituales,  y  vírgenes  vestales.  La  pérdida  para  todos  nosotros  ha  sido 
asombrosa.  Estas  cosas  que  adquirimos  han  sido  una  maldición  para  la  fe  sencilla  que  Jesús  el 
carpintero fundó. 

Ahora  dímelo  otra  vez:  ¿Es  verdad  que  una  de  las  cosas  que  más  añoras  desde  que  no  vas 
todos  los  domingos  allá,  es  ese  templo  formidable  que  tal  vez  ayudaste  a  construir,  a  embellecer  o 
simplemente a mantener aseado? ¿De verdad añoras eso? Perdóname: ¿Adonde estás plantado? 

Déjame relatarte algo. Durante la tremenda represión que el cristianismo sufrió en los países de 
la antigua denominada “cortina de hierro” comunista, los creyentes reales se vieron privados de asistir a 
sus templos. 

Tampoco podían organizar con antelación sus reuniones en un determinado sitio, (Aunque no se 
tratara  de  un  templo),  porque  mediante  sus  espías  y  sus  servicios  de  inteligencia,  las  autoridades  se 
enteraban con la suficiente anticipación como para aparecerse allí y meterlos a todos en prisión. 

Entonces  idearon  la  única  forma  que  les  permitió  reunirse  para  adorar  y  alabar  al  Señor  sin 
inconvenientes.  Oraban,  el Espíritu  Santo  les mostraba día,  hora  y  lugar  de  reunión,  y  allí  iban todos, 
casi con la misma inexplicable exactitud con la que los animales arribaron al Arca de Noé. 

Cuando finalizaban esas reuniones, nadie le comunicaba a nadie donde, cuando y en que lugar 
se realizaría la siguiente. Volvían a orar, el Espíritu les volvía a mostrar y, una vez más, podían tener su 
culto sin obstáculos. ¿Qué querrá decir esto? ¿Alguien se habrá tomado el trabajo de pensarlo? 

Yo  lo  hice  y  perdón  por  mi  falta  de  modestia.  Eso  significa  que  Dios  avala  que  sus  hijos  se 
reúnan para adorarle, alabarle y honrarle, pero que no le interesa en lo más mínimo en donde, como y 
que día lo hacen. Que quede inscripto, por favor. 

Los Asientos del Templo


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Cuando los Cristianos Italianos caminaron por estos nuevos y relucientes edificios construidos en 
Roma  y  los  Griegos  caminaron  por  los  edificios  de  Constantinopla,  descubrieron  que  no  había  sitio 
dónde sentarse. ¡Los Italianos sacaron a colación el taburete (de tres patas) y se sentaron! 

Por otra parte, cuando los cristianos en Constantinopla caminaron por estos nuevos y relucientes 
edificios, algo raro sucedió. Alguien exigió que, por respeto a Cristo ­ todo el mundo debía estar de pié. 
(El nombre del hombre que hizo esta cosa tan fuera de lo común se perdió para nosotros) 

No  sentarse.  Sin  taburetes.  ¡Arriba!  ¿El  resultado?  Actualmente  en  las  iglesias  Ortodoxas 
Orientales todavía no hay lugar donde sentarse en sus templos. Permíteme preguntar lo mismo que tú 
has pensado, con el debido respeto a los ortodoxos: ¿El respeto se manifiesta estando de pie o con un 
corazón íntegro? Lo ideal, quizás, ambas cosas. Pero si debo elegir… 

¡A pesar del hecho de que el ritual del Domingo dura dos horas! Hasta el día de hoy, no tienen 
bancos, y a duras penas alguna ventana. ¡No hay duda de que la devota iglesia Ortodoxa del Este no se 
crió  como  el  Catolicismo  Romano!  (Por  cierto,  posteriormente  los  Romanos  Católicos  sustituyeron  el 
taburete por el banco.) 

Justo antes de la Reforma Protestante, a alguien se le ocurrió ponerle un respaldo al banco. Así 
es como nació, tanto  la  silla, como  el banco con  respaldo .  Los protestantes se abalanzaron sobre  la 
idea,  y  así  nació  el  asiento   Protestante.  Sin  el  travesaño  inferior  de  tablas  para  arrodillarse,  para 
diferenciarnos. ¡Nosotros nos arrodillaremos en el suelo! 

Refunfuñando, los Católicos se están llevando poco a poco el banco e instalando el asiento. (En 
América,  casi  desde  un  principio,  los  Católicos  se  decantaron  por  el  asiento,  para  competir  con  los 
protestantes.) 

No  fue sino  hasta  la  llegada de nuestras iluminadas  mentes evangélicas, cuando  nos pusimos 


en plan bíblico nuevo­testamental y pusimos, en las iglesias más “selectas”, almohadones  en nuestros 
asientos. (Así al menos estamos cómodos mientras nos aburrimos como ostras.) 

¿El  futuro  del  asiento?  Es  nuestra  era  la  de  la  electrónica,  ¿Quizás  veamos  rascadores 
vibratorios para la espalda? ¿Masaje electrónico para los dedos? ¿Auriculares en estéreo para oír mejor 
al coro? ¡Quién sabe! 

¿Quizás, tú, hoy, fuera de los templos desde hace ya muchos meses, añoras un poco tu banco 
preferido?  Porque ya  lo sabes, hay  congregaciones  que cuando  alguien, un domingo, está  ausente,  el 
pastor lo sabe rápidamente. Le basta con mirar el banco donde siempre está sentado… 

Su Majestad: El Coro 
Sí, el término se usa en el Antiguo Testamento, y de ninguna manera justificamos el coro por ese 
hecho.  Históricamente  el  coro  que  encuentras  en  la  iglesia  Cristiana  tiene  sus  raíces  directas  de  los 
coros presentes en templos paganos. 

El  coro  Cristiano  apareció  por  primera  vez  en  los  edificios  Cristianos  creado  por  encargo  de 
Constantino. Mientras la moda del edificio­iglesia se extendió en Europa, el coro se volvió universal. En 
el patrón a seguir se impuso el coro de Milán, Italia, donde el coro se perfeccionó bajo el liderazgo de un 
obispo llamado Ambrosio.
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Me agrada mucho la música. De hecho, soy profesor de música en retiro efectivo y ejecutante de 
uno  de  los  instrumentos  adoptados  por  mi  país  como  propio,  pese  a  su  nacimiento  germano:  el 
bandoneón.  Anduve  mucho  con  él  durante  mi  época  de  inconverso.  Jamás  lo  incorporé  a  mi  vida 
espiritual. Mi Señor me mostró claramente la diferencia, en este caso específico. 

¡Y  se  lo agradezco tanto!  Si lo hubiera incorporado, tal vez hoy  podría estar  grabando  CD con 


música cristiana para bandoneón y viviendo de eso sin ruborizarme. Jamás hubiera visto lo que he visto, 
pensado como pienso y escrito lo que estoy escribiendo. Una vez más: ¡Gracias Señor! 

Pero  ello  me  da  cierta  autoridad  para  hablar  de  esto  y,  además,  un  gusto  por  la  música  en 
general, creo,  bastante amplio. Y  los  coros también  me agradan de  sobremanera.  Pero me atreveré a 
decir que un coro “tiene unción” el día que tenga la certeza de que está compuesto por cincuenta, cien o 
mil personas ungidas. De otro modo, será un coro que canta bonito, que conmueve, que emociona hasta 
las lágrimas, si quieres,  pero absolutamente nada más… 

En  mi  última  congregación  habían  formado  un  coro  que  tenía  alta  exquisitez  profesional. 
Cantaban temas realmente muy bien logrados y, créeme, motivaban a darles el mayor aplauso. Pero de 
allí a asegurar que “eso” era adoración o alabanza, hay un campo. 

Porque un ministerio, (A cargo de uno o varios ministros), tiene como  máxima particularidad,  la 


vida de su o sus integrantes. Y la vida personal de una gran parte de aquellos coreutas magistrales, que 
quieres que te diga, ejemplo a imitar no ha sido… 

Y  sí;  quizás  me  gustaría  mucho  volver  a  oírlos  porque  realmente  eran  un  grupo  que  le  hacía 
honores al gusto musical. Pero no necesitaría retornar a ese templo para oírlos. Me gustaría mucho más 
que un día los pudiera ver cantando en una playa, un parque o simplemente en una buena sala teatral. 
Como dicen en los jardines de niños: “A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar”… 

El Púlpito Santo… 
En  la  mayoría  de  los  lenguajes  europeos  el  púlpito  todavía  está  relacionado  con  su  nombre 
pagano original, ambo . (Latín: ambon) El púlpito precede al Cristianismo y tiene un origen totalmente 
pagano. 

El sacerdote pagano, en el templo pagano, se desplazaba en un pasillo que tenía un pasamanos 
y  dirigía  sus  comunicados  a  espectadores  y  curiosos.  A  esto  se  le  llamaba  ambo.  Aquellos  primeros 
edificios cristianos continuaron esta práctica pagana, instalando un ambo  dentro  de la construcción, en 
lo alto, encima de una de las columnas. 

Siglos  después,  cuando  los  protestantes  tomaron  el  norte  de  Europa  (por  la  espada,  no  por 
evangelizar),  esos  protestantes  heredaron  cientos  de  miles  de  iglesias.  Los  protestantes  derribaron 
aquel lugar elevado e inaccesible donde los sacerdotes llevaban a cabo su misa mágica. 

Sin  detenerse  ahí,  literalmente  desencajaron  al  ambo de  la  columna  y  lo  centraron  al  frente. 
Pusieron después una Biblia sobre el ambo (el púlpito) para simbolizar la prioridad de la predicación de 
la Biblia sobre el énfasis Católico centrado en la misa. 

La  palabra  púlpito   nos  llegó  del  Latín  pulpitum .  Originariamente  significaba  plataforma  o 
andamio. Incluso hoy el arponero, que se sitúa en la parte delantera bien fuera del barco ballenero, está 
en un púlpito.
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Al  igual  que  la  mayoría  de  lo  que  hacemos,  el  uso  del  púlpito  tiene  sus  orígenes  en  el 
paganismo.  Ten esto  en  mente  la  próxima  vez que  alguien diga  en  voz grave  y  moralista,  " ¡Estamos 
aquí, tras el sagrado púlpito, predicando obediencia a la Palabra de Dios!"  Hmmm..... 

En otros casos, al igual que yo, tú habrás oído a cientos de ministros referirse al púlpito santo. O 
al santo púlpito, como quien dice santa Biblia. Y yo estoy convencido que si quien ocupa ese lugar está 
en cualquier cosa menos en santidad, ese púlpito de madera, es tan santo como la madera de la puerta 
de los sanitarios. 

Si  bien  no  soy  un  predicador,  al  menos  de  esos  que  hablan  y  hablan  por  horas  y  horas  sin 
equivocarse, sin repetirse y  sin  leer, sino alguien que alguna vez usó  uno de esos púlpitos para decir, 
desde la palabra, algunas cosas de las que aquí has leído, pude haber añorado al salir de Babilonia, a 
ese “sagrado” púlpito. 

¿Sabes que? No sé como será en tu caso, pero en el mío te puedo asegurar que lo que yo añoré 
no era lo sagrado del púlpito ni la consagración de la palabra de Dios a partir de él. Lo que más añoras 
es el estar de pie, en una ubicación más elevada y siendo el centro de todos los oídos pero también de 
todas  las  miradas  de  cientos  o  miles  de  personas.  Sencillamente:  Ego.  ¿Podría  yo  seguir  añorando 
eso? 

El Sermón de los Hombres 


No debe ser confundido con el mensaje cristiano, la predicación del evangelio o la enseñanza de 
la  palabra.  Es  verdad  que  en  un  principio  solo  parece  haber  una  ligera  diferencia,  sin  embargo  esa 
diferencia es gigantesca. 

Mucho  antes de que  el Cristianismo llegara a existir, un filósofo  pagano, de nombre  Aristóteles, 


enseñaba  sobre  muchos  temas,  y  entre  ellos,  el  tema  de  la  retórica.  Esto  es,  cómo  dar  un  discurso. 
(Griego: Rhotorike... el arte del orador.) 

El  arte  de  la  oratoria  había  sido  de  gran  estima  para  los  griegos  anteriores  a  Aristóteles. 
Aristóteles lo elevó a rango de arte. En los días de los griegos y romanos la habilidad para dar grandes 
discursos era garantía de popularidad. 

Los grandes oradores eran en realidad las estrellas de cine de aquel entonces. La disertación de 
Aristóteles  acerca  de  la  retórica  abarcó  muchas  cosas  sobre  el  arte  de  la  oratoria,  pero  su  punto 
principal  era  el  de  que  un  buen  discurso  debe  tener  una  introducción  clara,  unos  cuantos  puntos 
importantes y una conclusión. 

Dichas ideas no existían entre los primeros creyentes. Los creyentes del primer siglo, siendo casi 
por completo analfabetos, no conocían tal cosa como las normas del arte de un discurso. La predicación 
Cristiana  del  primer  siglo  se  caracterizaba  por  ser  improvisada,  espontánea,  y  urgente.......  ¡y 
pertenecía no a hombres especiales, sino a todo el cuerpo de creyentes! 

Esto  es:  yo  predico,  tú  predicas,  ellos  predican.  ¡Y  su  tema  era  únicamente  CRISTO!  Los 
sermones que oyes cada semana se basan en los conceptos de la oratoria de Aristóteles. (A menudo los 
profesores de seminario ­ así como sus estudiantes ­ nada saben de este hecho.) 

Ahora...  ¿Cómo  se  las  arregló  el  discurso  pagano  para  introducirse  en  la  fe  Cristiana?  En 
Antioquia  (de  Siria),  hacia  el  año  400  d.C.,  Juan  Crisóstomo  (Juan  el  Boca  de  Oro),  uno  de  los  más 
grandes oradores paganos de todos los tiempos, se convirtió.
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Él  trajo  sus  habilidades  Aristotélicas  sermónico­retóricas  al  Cristianismo.  Pronto  galopó 
vertiginosamente  hasta  llegar  a  ser  el  sacerdote  líder  en  Antioquia  y  toda  Siria.  Toda  la  ciudad  de 
Antioquia  acudía  a  oír  sus  alocuciones.  ¿Acaso  un  anticipo  de  las  luminarias  internacionales  de  la 
predicación de hoy? 

Esos mensajes se  oyen  muy  parecidos  en  estilo,  expresión, estructura  y  ­  hasta cierto  punto  ­ 


incluso  en  contenido,  a  los  grandes  discursos  paganos.  (Y  así  sonaba  el  sermón  que  escuchaste  el 
último domingo.) 

Es  ese Juan Crisóstomo el que  nos entregó no solo los sermones  Aristotélicos, sino también  la 


costumbre del sermón de la mañana del Domingo, esto es, la tradición del discurso del Domingo siendo 
entregado por el mismo hombre, en el mismo lugar, a la misma hora, cada Domingo. 

De ahí que no solo veas el sermón y los servicios del domingo, sino que incluso la raíz de una de 
las  "tareas pastorales del sacerdote."  Uno  de aquellos deberes era  enseñar. Aquello  evolucionó por  el 
camino, hasta lo que ahora es la tarea principal del pastor Protestante... que no tiene ni idea de que está 
desempeñando  una  versión  modificada  de  los  deberes  pastorales  más  importantes  de  un  sacerdote, 
ideados por un papa en el 500 d.C. cuyo nombre era Gregorio el Grande. 

Verdaderamente,  aquí  hay  un buen  trozo de  la tarta del papel  pastoral ­ un hombre  ­ el mismo 


hombre ­ sermonizándonos cada domingo. Recuerda estos orígenes el próximo domingo. ¡El sermón del 
Domingo  es  el  único  lugar  que  queda  en  la  tierra  donde  puedes  oír  una  oratoria  (discurso  formal) 
formulada conforme a la gran tradición grecorromana de la retórica! 

Aunque  no  lo  creas,  esto  es  lo  que  muchos  salidos  de  Babilonia  están  añorando  hoy.  ¡Los 
sermones  de  sus  viejos  pastores!  ¡Como  me  hacían  emocionar!  A  nadie  le  preocupaba  demasiado  si 
eso  era  ungido  por  la  palabra  de  Dios  o  no;  emocionaba,  hacía  llorar,  quizás,  y  eso  estaba  bueno. 
Ministradores del alma… 

En  una  ocasión,  tratando  de  explicar  las  enormes  diferencias  entre  lo  espiritual  y  lo  emotivo, 
cuando se hablaba de la emoción y el llanto ante algo muy tocante, un bioquímico que participaba de la 
clase  amplió  el  concepto  al  asegurar  que  el  acto  de  llorar  produce  diversas  reacciones  químicas 
interiores, en la persona, que la lleva a estar inmediatamente mucho mejor de ánimo. 

Por lo  tanto, si tú  estás al frente de  una congregación y deseas  que en el final de  tu sermón  la 


gente se sienta emocionalmente muy bien y salga de allí dando gracias por haber oído lo que ha oído, 
pues  entonces,  haz un  sermón  bien emotivo  y  lo  conseguirás.  Después de  todo, nadie  lee  la  Biblia  lo 
suficiente como para definir con certeza lo que es emocional y lo que es espiritual 

El Servicio Funerario 
Debido  a  que  Juan  Crisóstomo,  el  pagano,  había  practicado  durante  mucho  tiempo  la  pagana 
costumbre  de  dar  un  discurso  pagano  a  los  muertos  (en  funerales  paganos),  continuó  esta  práctica 
cuando se convirtió en un orador cristiano. 

Así comenzó el funeral  "Cristiano" y el  discurso del  funeral que le acompaña. Las palabras  que 


usamos al predicar a los muertos cristianos, son casi palabra por palabra, los típicos discursos paganos 
dedicados a los muertos paganos.
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Lean  el  discurso  funeral  de  un  filósofo  pagano.  Lean  un  discurso  funeral  de  Juan  Crisóstomo. 
Escuchen un sermón funeral cristiano. Son casi lo mismo en su contenido general, y muy parecidos en 
el modo de expresión. (Muy Neo Testamental, muy evangélico.) 

Ahora presta atención a este detalle. ¿Habla el Nuevo Testamento de algún funeral? Si. Habla, 
por  lo  menos,  de  uno.  ¿Habla  la  Biblia  de  un  Jesús  asistiendo  a  un  funeral?  Sí.  Habla  de  Jesús 
asistiendo a un funeral. 

¿Acaso  para  dar  un  discurso  en  honra  al  muerto?  No.  Jesús  asistió  a  un  funeral  porque  los 
familiares  del  fallecido  le  avisaron  de  su  muerte,  pero  Él  no  acudió  allí  a  hacer  un  discurso,  Jesús 
simplemente  fue para resucitarlo a Lázaro. ¡Mi Dios! ¿Qué hemos aprendido y de quienes? 

Ya  sé  que  te  suena  demasiado  fuerte  para  tu  cultura  occidental.  Ya  sé  que  de  todo  lo  que  la 
Biblia dice, esto quizás sea lo más duro de aceptar. Pero, igualmente debo preguntarte: ¿Alguna vez has 
ido  a un  velatorio, un funeral,  con  la  idea de orar  para  que el  muerto  resucite?  ¿Y  como sabremos  si 
Dios no resucita muertos, hoy, todavía, si no nos atrevemos a orar como hizo Jesús para que ocurra? 

La Lectura Bíblica Antes de Predicar 


Esta práctica forma hasta tal punto parte de nuestras vidas que a duras penas podemos imaginar 
un mensaje Cristiano o escuchar un mensaje Cristiano de cualquier otra manera. ¿O no has asistido (O 
incluso  participado)  de  alguna  crítica  a  cierto  predicador  porque  tuvo  la  audacia  de  predicar  sin  leer 
antes un texto o un simple versículo? Porque es algo que parece bien bíblico, ¿No? 

¡Pero aun es pagano en origen! Cuando el orador pagano pisaba un escenario de un anfiteatro 
Griego o Romano, llevaba a cabo un ritual bastante extraño (pero reconocible). Primeramente caminaba 
hacia el centro del escenario, daba la espalda a la audiencia, y se colocaba una toga de orador. Luego 
se daba la vuelta, encaraba la audiencia y abría un pergamino.¿Un pergamino? Sí, un libro. ¿Qué libro? 
Normalmente sería uno de los escritos de Homero. 

¡Precisamente los escritos de Homero y otros escritores populares de la literatura Greco/Romana 
habían  sido  meticulosamente  divididos  en  capítulos!  ¡Cada  frase  en  ese  capítulo  tenía  un  número! 
Dividir el Nuevo Testamento en capítulos y versículos nació de esta práctica Greco/Romana, y así nació 
también la práctica de leer la Escritura antes de predicar el sermón. 

Todo esto se introdujo en la fe Cristiana hacia el 400­500 d.C...Intenta dar hoy un mensaje desde 
un púlpito con raíces paganas, con el concepto pagano de un coro tras tuyo, y un mudo laicado sentado 
en  bancos  de  inspiración  pagana  y  entonces,  con  todo  eso,  intenta  predicar  sin  leer  primero  algún 
capítulo y versículo del Nuevo Testamento. 

En algunos sitios, la gente se levantará y dejará la (edificio paganamente inspirado denominado) 
iglesia porque no estabas tú siendo verdaderamente bíblico antes de predicar tu Greco­Románicamente 
influenciado sermón de oratoria. 

La  práctica  de  leer  las  Escrituras  antes  de  un  sermón  encuentra  sus  raíces  en  hábitos 
Greco/Romanos  de  discursos  paganos  formulados  en  los  anfiteatros  Griegos  y  Romanos.¡Piensa  en 
ello, querido estudiante de la Biblia!¿Qué nos atrevemos a decir del capítulo y del versículo? 

Algún día nuestros  hijos  puede  que digan  que fue,  quizás,  el mayor daño de todos.  ¿Por qué? 


Esta práctica pagana de despedazar cartas vivientes en capítulos y frases numeradas nos ha causado el 
perder todo el sabor de la literatura Cristiana del primer siglo.
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Detengámonos por un instante y tomemos aliento. Sabiamente ha sido dicho que los problemas 
de  la fe  Protestante y evangélica no están en sus enseñanzas y doctrinas, sino en su práctica. Todas 
nuestras  prácticas  evangélicas  nos  llegaron  por  puro  accidente.  No  arrastran  ninguna  relación  con  la 
experiencia Cristiana del primer siglo. 

La mayoría de nuestras prácticas (1) están por casualidad, (2) son paganas de origen, (3) dieron 
comienzo  rondando  la  época  de  Constantino,  y  durante  la  Reforma.  Casi  toda  práctica  que  tenemos 
provino de un accidente de la historia de la iglesia, o bien del paganismo. Simplemente piensa. 

Has  estado  haciendo  todas  estas  cosas  desde  que  te  salvaste.  ¿Hay  alguien  para  una 
revolución?  Continuemos  nuestra  búsqueda  de  las  auténticas  raíces  históricas  de  nuestras  prácticas 
evangélicas.  ¡Se  pone  peor!   ¡Mucho  peor!  Es  sorprendente  las  cosas  que  hacemos  ­  y  cuantas 
hacemos ­ que no tiene justificación en el Nuevo Testamento, pero que se defienden como tales. 

Estas prácticas totalmente en contra de la Escritura ­ e incluso dañinas ­ se hacen en medio de 
un clamor continuo de, "Nosotros debemos ser bíblicos." "Debemos basarnos en el Nuevo Testamento." 
"Debemos  ser  fieles  a  la  Palabra  de  Dios."  Pero  esto  realmente  da  miedo:  Ahora  podemos  encontrar 
todas estas cosas  en el Nuevo testamento. 

Oh, no están allí, pero ahí las podemos encontrar. Eso es lo que da tanto miedo. Has visto la lista 
de nuestras prácticas Protestantes evangélicas. Esa lista cubre por completo todo aquello que hacemos 
nosotros tradicional y cotidianamente. 

Que seas sacudido hasta las entrañas de tu ser al ver de donde provienen realmente todas estas 
cosas "Escriturales". Si eso no resulta, considera la pregunta, ¿Cómo nos las arreglamos para encontrar 
estas cosas en la Escritura? ¿Qué forma de pensar permite tal locura? 

Entonces, ¿Cómo se supone que debe predicar un cristiano genuino? Como lo hizo Jesús. ¿Sin 
leer la Biblia? Él la tenía en su memoria. Si tú también la tienes…De otro modo, léela, pero no hagas de 
un  relato  bíblico  una  especie  de  fábula  con  moraleja  al  final.  Si  no  tienes  unción  del  Espíritu  para 
decir hoy lo que Dios está diciendo hoy, mejor cállate y deja lugar a otro. 

Y algo  como sencilla conclusión a este  bloque: si  estás añorando  todo  esto de lo que estamos 


hablando, deberás plantearte que clase de cristiano eres. Si a eso le sumas un estilo de vida conforme a 
la palabra de Dios, estás bien, pese a todo. Pero si tu vida no tiene nada que ver con lo que el Padre dijo 
que deberían ser y hacer sus hijos…entonces…pura religión hueca y vacía. 

Los Seminarios Teológicos 


Los  seminarios  son  el  centro  neurálgico  donde  aprendemos  la  Palabra  de  Dios.  Es  ahí  donde 
oímos  de  "la  fidelidad  a  la  Palabra  de  Dios."  "Necesitamos  ser  NeoTestamentales."  Y  "Volvamos  a  la 
Biblia." 

Pero pregunta a un profesor de seminario: ¿Dónde se originaron los seminarios? Probablemente 
no  tenga  ni  idea.  (¡Por  Dios,  nunca  le preguntes  si  son bíblicos! Y  nunca  le  pidas  que  dirija  el  ataque 
para acabar con ellos.) 

El Concilio de Trento abarcó desde 1545 al 1563 y fue asistido por obispos, cardenales y papas. 
El  concepto  de  los  seminarios  se  ideó  cerca  de  la  clausura  de  este  concilio  (Enero  1562  ­  Diciembre 
1563).  Estos  hombres  estuvieron  decidiendo  si  reformar  la  iglesia  Católica  Romana  o  quedarse  como 
estaban.
118 

Aunque  duró  dieciocho  años,  casi  nada  se  obtuvo  de  ese  concilio  excepto  el  invento  de  los 
seminarios.  El  curriculum  que  se  obtenía  en  los  seminarios  (Que  los  protestantes  empezaron  a 
establecer poco después de que los Católicos lo inventaran) igualaba precisamente al curriculum usado 
en las universidades que surgieron por primera vez durante la edad media. 

La teología era el plan de estudios común de las primeras universidades. (Por cierto, la teología 
es  la hija de la  filosofía Griega y encuentra sus más claros orígenes durante  la época de  Constantino) 
Más  tarde,  en  el  Concilio  de  Trento,  se  consideró  sabio  separar  el  entrenamiento  del  clero  de  las 
universidades, pero todavía era un curriculum establecido al modelo Aristotélico. 

Otra de las ideas traumáticas que presentan los salidos de las Babilonias, es la de suponer que, 
si no  pueden  mostrar la acreditación como  miembro de alguna congregación, no podrán ser  admitidos 
en  seminarios  donde  desean  capacitarse  teológicamente.  El  problema  no  es  no  poder  ingresar  a 
alguno de ellos; el problema es egresar de alguno de ellos. 

Veamos: si yo rindo hermenéutica con un determinado profesor, y cinco hermanos más también 
rinden  sus  exámenes  con  el  mismo  hombre,  aunque  luego  nos  separemos  a  lo  largo  y  ancho  del 
planeta, ¿Podemos tener un mensaje diferente? A menos que olvidemos seminario, profesor y materia y 
nos rindamos a la guía del Espíritu Santo, imposible. 

Los Institutos Bíblicos 


A  fines  de  1800  un  hombre  llamado  D.L.Moody  consideró  innecesario  que  un  Cristiano  tuviera 
que pasar por la universidad antes de entrar en el seminario (porque era requisito en aquellos tiempos 
hacer  una  carrera  universitaria  antes  de  poder  ser  admitido  en  un  seminario  teológico  para  ser 
“preparado” para el liderazgo de una iglesia). 

Por  consiguiente,  inventó  el  primer  Instituto  o  Escuela  Bíblica ,  localizado  en  Chicago.  (Esto 
permitió que mujeres y hombres jóvenes pasaran directamente del instituto a la preparación teológica.) 
De  todas maneras, el curriculum de la  Escuela Bíblica es básicamente  todavía el curriculum  Católico / 
Protestante que nació a raíz de asignaturas presentes en la academia de Aristóteles, allá en la Alta Edad 
Media entre el 1100 y el 1550 d.C... 

Ahora, cuando sepas de alguien que, para fundamentar sus aspiraciones a predicar o enseñar en 
algún curso especial, muestre su currículum pleno en asistencias a este tipo de entidades, ya sabes que 
puedes pensar. 

Ni  quieras  saber  la  cantidad  de  hombres  importantes  del  cristianismo  evangélico  que  me  han 
escrito muy preocupados por saber quien soy, quien me avala, quien es mi cobertura y, esencialmente, 
adonde me he capacitado para enseñar como estoy enseñando. Dios perdone mi falta de cortesía, pero 
no he podido responder a sus correos sencillamente porque no sé que decirles sin ofenderlos. 

La Escuela Dominical 
Nuestra  nación  está  abarrotada  de  locales  para  las  Escuelas  Dominicales.  ¡Muy  caros!  ¡Las 
muchas  y  muchas  habitaciones  de  estos  edificios  solo  se  usan  dos  horas  a  la  semana  y  se  quedan 
vacías durante las otras 166 horas de la semana!.
119 

Son  los  locales  menos  usados  que  se  hayan  construido  nunca  por  la  raza  humana  (incluso 
superando las iglesias en desuso). A fines de 1800, D.L.Moody llevó la Escuela Dominical de América a 
Inglaterra. Eso hace más de 1700 años después de que se sellara el Nuevo Testamento. 

Sin  embargo,  actualmente,  de  algún  modo  nos  las  apañamos  para  encontrar  a  la  Escuela 
Dominical  en  cada  página  del  Nuevo  Testamento.  Por  cierto,  pregunta  a  cualquier  niño  si 
verdaderamente le gusta ir a la Escuela Dominical. o a la iglesia. ¡Te sorprenderás! 

En realidad, en Argentina mayoritariamente las escuelas dominicales han ido desapareciendo en 
aquellas denominaciones que las habían adoptado como parte de sus máximas estructuras. De hecho, 
yo fui maestro por espacio de once años en una de ellas. 

Cuando  abandoné  esa  congregación,  la  última  en  la  que  estuve  bajo  el  paraguas  babilónico, 
dijeron  que  iban  a  reemplazarme  por  el  hermano  que compartía conmigo  las clases,  pero  en  realidad 
muy  poco  tiempo  después,  con  la  implementación  del  sistema  de  barcas  y  timoneles,  la  escuela 
dominical se cerró definitivamente. 

Conforme a lo que expresa Edwards, habría que considerar que ello fue positivo, pero en vista de 
lo que en el resto de la iglesia se implementaba, terminó con la única posibilidad que algunos hermanos 
tenían de alimentarse al menos con algo cada domingo. 

Porque,  tal  como  lo  he  relatado  en  mi  primer  libro  (“Una  Mosca  en  la  Nariz”),  en  ese  salón 
escolar del domingo por la mañana fue, créeme, donde el Señor se pudo manifestar con mayor claridad 
y  potencia  dentro  de  esa  congregación.  Pero  fue.  El  que  lo  aceptó  y  lo  recibió,  se  bendijo.  El  que 
desconfió, tuvo temor u otra razón para no aceptarlo, se lo perdió. 

Y por nobleza que siempre obliga, debo aquí realizar una declaración de tono personal. ¿Añoro 
yo ese tiempo de la Escuela Dominical? Si debo remitirme a los resultados espirituales, debería decirte 
que  no,  sin  dudas.  Pero  si  lo  pienso  desde  el  ángulo  del  “éxito”  en  cantidad  de  personas  y  la 
trascendencia  personal, la  respuesta podría ser sí. ¿Entonces? Entonces, otra  vez: Ego. Y mío, no de 
otros. 

Todas las Organizaciones Todas 


¿Cuándo  y  dónde  empezaron?  John  R.Mott  y  D.L.Moody  iniciaron  las  dos  primeras 
organizaciones  importantes  de  "iglesias  caritativas":  La  YMCA  (traducido:  Asociación  de  Jóvenes 
Cristianos) y el SVM (traducido: Movimiento Voluntario Estudiantil). 

Ahora  hay  miles  de  dichas  organizaciones  "no  denominacionales".Si  se  supiera  la  verdad,  la 
práctica  mayoría de todas  estas organizaciones son creadas  para dar esquinazo a la  "iglesia". Existen 
para rellenar los huecos. Existen ante la presencia del mal ejercicio de la iglesia de hoy en día. 

En el día de hoy, existen más iglesias religiosas denominacionales y no denominacionales con el 
mayor  personal  (esto  es,  más  ministros  y  misioneros)  ­  y  más  dinero  líquido  ­  que  todas  las  iglesias 
evangélicas combinadas. 

Sin embargo empezaron hace menos de 150 años. Lo más interesante de todo, desde que estas 
organizaciones  empezaron  a  ser  aceptadas  (hacia  1950),  es  que  de  repente  también  han  sido 
descubiertas en el Nuevo Testamento.
120 

Tal es la capacidad de nuestro modo Protestante y evangélico de pensar: encontrar todas esas 
cosas  en  el  Nuevo  Testamento  las  cuales  nunca  estuvieron  en  el  Nuevo  Testamento  hasta  que  las 
inventamos,  que  es  cuando  entonces  se  encontraron  en  el  Nuevo  Testamento.  ¿Alguien  se  ciñe  al 
Nuevo Testamento? Y eso no es nada, ahora viene una de las peores. 

El Orden de Culto… 
”El “orden del culto o servicio” es el Ritual Evangélico Protestante del Domingo por la Mañana (O 
por la noche) ­ es decir, "el orden de adoración" del Domingo. 

Cuando quiera que sea que "vas a la iglesia" el Domingo, fíjate en el orden de alabanza. Seguirá 
este  patrón  (a  pesar  de  la  denominación  que  sea):  dos  o  más  canciones,  una  oración,  dos  más 
canciones  más,  la  ofrenda,  y  una  oración.  (Probablemente  música  especial  del  coro  o  un  "solo".) 
Después el sermón. (Recuerda, ese sermón es básicamente un discurso Greco/Romano.) 

Por último, una bendición. ¿De dónde viene este ritual? ¿Nos lo dio Pablo? ¿Pedro? ¿Lo puedes 
encontrar  en  algún  lugar  del  Nuevo  Testamento?  (Compáralo  con  1ª  Corintios  14)  Mientras  sales  del 
local, piensa acerca de esto: Unos quinientos millones de protestantes y evangélicos realizarán el mismo 
ritual. ¡Cada semana! A lo largo y ancho del mundo. Para siempre. 

La semana que viene en las junglas de Borneo, las junglas de Africa, las junglas de Sudamérica. 
Los  esquimales.  Los  árabes.  Los  japoneses.  Los  mongoles.  ¡Y  todos  seguirán  el  mismo  "orden  de 
adoración"!  Y  todos  estarán  aburridos.  ¿Quizás  porque  lo  hacen  mal?  ¡No!  ¡Si  lo  hacen  perfecto! 
¿Entonces? Simple: porque no viene de donde ellos dicen que viene… 

Misioneros  de  Bretaña  y  América  han  impuesto  este  ritual  a  todos  los  protestantes  que  ahora 
residen en este planeta. A algunos de estos 500 millones se nos ha impuesto este abominable ritual. Mal 
rayo parta a los amigotes que nos hicieron esto. ¡A pesar de todo han sido castigados! ¡Ustedes mismos 
tuvieron que pasar por este ritual! ¿Nos atrevemos a justificarlo bíblicamente? 

Básicamente,  hoy  en  día,  el  Cristianismo  es  un  ritual.  Este  ritual  es  lo  único  por  lo  que  nos 
conocen  todos  los  incrédulos  del  planeta  entero.  Hemos  alcanzado  un  punto  donde  este  ritual  ha 
literalmente "evangelizado al mundo." 

¡Es  la  única  forma  en  la  que  los  protestantes  se  reúnen!  Cualquier  otra  forma  de  reunión, 
cualquier otra  manera  de  juntarse  o congregarse...  en  otro  lugar  que  un edificio...  sencillamente  no  se 
concibe.  ¿Quién  puede  imaginar  a  una  iglesia  sin  templos,  casas,  salones  o  lugares  de  reunión 
preestablecidos?  Nadie.  Lee  lo poco  que  hay al  respecto. ¿Qué  dice? Correcto.  Que  era  exactamente 
así, a la inversa de lo que vemos. ¡Ohh! 

Sería  un  acto  de  herejía  tener  a  alguien  que  no  es  un  ministro  dirigiendo  una  reunión,  o  no 
siendo dirigida en absoluto, sin seguir ningún orden. No obstante este universal ritual del Domingo que 
todos tenemos que  aguantar no tiene ni  una tira de papel  del  Nuevo Testamento  para justificarse  a  sí 
mismo. 

Entonces tú conoces a alguien en una congregación que, lo primero que va a decirte, es: “¡Ah, sí! 
¡Yo soy el director de culto! ¿Director de culto?, podrás pensar tú. ¿Y eso que es? El otro va a mirarte 
como si fueras una pulga insípida y te dirá: si no sabes lo que es un director de culto, tú todavía no eres 
un cristiano completo. ¿Ah, no? ¿Y tú sí, tal vez? Otra vez: ¡Ohh!
121 

De hecho, este ritual se desvanece ante las costumbres del primer siglo. Este ritual superficial es 
también  la  más  grande  piedra  de  tropiezo  de  la  vitalidad  y  la  variedad.  De  hecho,  está  matándonos. 
Durante quinientos años, en cada generación, este ritual Protestante ha estado desplazando como una 
cuña la vida de la fe Cristiana. 

¿Quién  es  responsable  de  estrangular  la  fe  Cristiana  con  este  "servicio  del  Domingo?"¿Se 
inventó en el segundo siglo, quizás? ¡No! ¿Quién inventó estos momentos de implacable aburrimiento? 
¡Juan lo hizo! ¿¿Juan?? ¿¿Cómo que Juan?? Es decir… Juan Calvino… ¡Ohh! 

Hacia el 1540. En Suiza. Haz las cuentas. Casi mil cuatrocientos años después del primer siglo. 
Y  nunca  nos  recuperaremos  de  su  invento.  Este  ritual  prevalecerá  ­  en  los  edificios  Cristianos  ­  el 
domingo ­ a las 11.00 a.m. (Y ahora también por la noche), hasta el fin de esta creación. Miles de libros 
profundos sobre la "liturgia" han probado más allá de toda duda que este ritual, inventado hacia el 1540, 
es la forma en que los Cristianos del primer siglo se reunían y adoraban. 

¡Eso es  una gran mentira! ¡Es necesario un grito  a la revolución! Si esto no es  suficiente para 


acercarte  por  poco  que  sea  a  nuevas  esferas,  inténtalo  con  la  próxima  porque  puede  que  sea  el 
desastre más serio de todos. Aunque el que sigue, no es menor, precisamente. 

¡Y pensar que hemos añorado el culto del domingo! Y ya entendimos que no se trata de añorar lo 
espiritual, sino que extrañamos  lo social.  Esa reunión masiva de personas que, con  tal de poder  luego 
hablar de las cosas que tienen deseos de hablar, van allí dispuestas a aguantarse una o dos horas de 
nada. ¿Qué es lo que en realidad añoramos? 

Examinando Las Consecuencias 


¡Durante  500  años  el  Protestantismo  ha  tenido  un  campo  de  trabajo  a  base  de  versículos!  Es 
decir... con frases. Frases numeradas. Nadie ha tenido que tratar con las restricciones de la inamovible 
historia. 

¡Por  el  contrario,  hemos  hecho  estragos  con  estos  versículos  tan  danzarines!  Podemos probar 
cualquier cosa con frases numeradas. Sin embargo no podríamos hacer eso si conociéramos la historia. 
El contexto completo se desconoce. La exposición cronológica se desconoce. 

.  ¿Por  qué  no  usar  la  historia?  Porque  la  práctica  presente  del  pastor  nunca  aparece  en  la 
historia. Lo peor de todo es que, algunos Cristianos van a la Escritura como aquel que va a un tablero de 
Ouija que les dice lo que tienen que hacer ese día. 

"Cierra tus ojos. Abre la Biblia. Apunta con el dedo. Empuja el dedo y... ¡Eureka! Ahí, en la punta 
de  tu dedo,  está la mente de Dios."  Nadie  parece conocer  la historia, pero si alguna vez la  llegamos a 
ver, la historia nunca se puede subordinar a un montón de versículos desperdigados. 

¡Los  versículos  deben  rendirse  a  la  historia!  Los  versículos  sueltos,  categorizados  y 
sistematizados  deben  dar  lugar,  en  primer  lugar,  a  la  historia.  Aprendamos  la  historia.  Toda  ella.  De 
principio a fin, y en orden cronológico. 

Yo,  de  esto  no  tengo  dudas.  De  lo  que  sí  puedo  dudar,  es  de  la  extralimitación  en  la  que  se 
pueda incurrir, convirtiendo al evangelio y a Dios mismo en una reseña solamente histórica. Será bueno 
incorporarla  pero  únicamente  como  complemento  a  lo  que  el  Espíritu  Santo  revele.  De  otro  modo, 
arreglaremos un desaguisado pero arruinaremos otro.
122 

Confío en que puedas ver la posibilidad, aunque débil, ahora que ya no estás aprisionado en los 
templos y las estructuras religiosas,  de encontrar un pequeño espacio en el cuál se pueda considerar el 
empezar de nuevo, de una forma completamente nueva. 

Las Antiguas Dependencias 


Pero mientras lo buscas, también debes ver algunas prácticas enterradas en lo profundo, de las 
cuáles la mayoría de nosotros apenas estamos al tanto. Por ejemplo... la profunda dependencia de los 
líderes. 

¿Una profunda dependencia del clero? Esto es algo del subconsciente muy real, muy poderoso y 
que nos afecta profundamente. ¿Cuán profundamente? ¿Cuán real? ¿Hasta que punto nos agarra y nos 
limita? 

¿Hasta que punto está actuando en detrimento del reino de Dios? ¿Y no están los hombres del 
clero  trabajando  inconscientemente  desde  el  punto  de  vista  de  ver  al  clero  en  el  centro,  en  vez  de 
otorgar esa prioridad a los santos? 

Ven  conmigo  y  reúnete  para  dar  una  clase  de  estudio  bíblico  en  algún  salón.  Solo  con  gente 
normal. Ningún ministro ha estado nunca presente. (Todos los presentes en la habitación son del pueblo 
llano (laicos). Todo el mundo se gana la vida y ninguno es un ministro profesional. Y te lo estás pasando 
bomba, mucha libertad, gozo y paz.) 

Esta  noche,  por  primera  vez,  un  pastor  llega  y  visita  la  asamblea.  ¿Cambia  la  química  de  esa 
asamblea con su presencia? Sí. Actuarás de un modo diferente en la presencia de un ministro. De una 
manera u otra, serás afectado por la presencia del ministro. 

Una  pequeña  ilustración.  Desplacémonos  a  otra  ilustración  que  es  mucho  más  gráfica. 
Consideremos  al  movimiento  de  iglesia  en  las  casas,  cosa  en  la  que  no  trabajo  y  todavía  no  acepto 
totalmente  porque  Dios  no  me  ha  mostrado  nada  y  sin  su  visión  no  me  muevo,  pero  sí  admito  como 
variante obligada para los escapados de Babilonia. 

Ese hombre de allí que está dirigiendo esta reunión en particular de este tipo de iglesia ha dado 
lugar al nacimiento de muchas iglesias en casas. Está al mando. Su gente le ama. Pero únete a él para 
tomar el  desayuno  una mañana cualquiera  en  una cafetería.  Escucha sus palabras. Te contará lo  que 
Dios le mostró, de cómo empezó, de las cosas que Dios le enseñó por el camino, de los problemas que 
enfrentó, de las soluciones que Dios le dio. 

Puede que  esté hablando  por horas  y  horas  y  que  nunca  te mencione. Sí,  a  ti,  el  laico. En su 
corazón, en su mente, en la mismísima estructura molecular de su ser, él es el centro de su obra. Muy 
ciertamente, la gente de esas iglesias no son el centro. 

Porque  recién  te  decía  que  sin  visión  de  Dios  dada  a  mi  entendimiento,  no  me  muevo  para 
ninguna parte, pero quiero que lo entiendas bien para que no me tomes por “uno de ellos”. Esa visión de 
Dios  va  a  moverme  a  mí,  pero  de  ninguna  manera  presionaré a  nadie  para  que se  mueva.  Esa  es  la 
diferencia. Y no es menor… 

Su  batalla  no  es  para  que  la  gente  emerja  libres  de  toda  necesidad  de  él.  Consciente  o 
inconscientemente  su  batalla  consiste  en  que  estas  iglesias  en  casas  sigan  con  la  intención  de 
mantenerle como su líder.
123 

Esa es la estratagema preferida del enemigo. Estratagemas que, según la Palabra, no debemos 
ignorar. Al principio te deja tranquilo para que tú te consagres a hacerlo todo para el Señor. Luego infiltra 
en tu corazón la ambición de liderazgo y, si eres débil, en esa simplemente te caes y le haces el juego. 

Vete, también, a una  organización no denominacional o a un misionero a la iglesia que  levantó 


en algún país extranjero. O también, por supuesto, a una iglesia tradicional. Puede ser que la frase que 
mejor explica esta enfermedad es " Debemos volver a la entrega de una mayor responsabilidad en la 
iglesia a los líderes. "  Esa frase parece dar esperanza, ¿verdad? 

Empezando de Nuevo 
Bien,  mientras  que  se  pueda  pensar  en  tal  frase,  no  hay  esperanza  de  revolución  en  la 
Cristiandad.  Observa  las  palabras,  "Tenemos  que  permitir  al  liderazgo..."  "Debemos  dar  al  liderazgo." 
¿No te das cuenta de que todavía hay alguien a cargo, dando y permitiendo? No toda la gente llana está 
al cargo de todas las cosas. No, sino que hay un líder en particular con permisos. 

El que la gente llana (hombres laicos) esté al mando (Sin "permisos") lleva consigo un empezar 
de nuevo desde el principio. Es el único camino. Si te atreves a empezar de nuevo, debe de ser de tal 
manera que, desde el principio, se entienda que la dirección y liderazgo de la iglesia pronto recaerá por 
completo en las manos de los hermanos y hermanas locales. 

En breve... se acerca el día en el que no habrá líderes a la vista. Ni, por consiguiente, ancianos, 
o diáconos. Así mismo, ni un solo hermano local dirigiendo.  Si tienen a alguien en el grupo que es líder; 
si tienen líderes, si tienen líderes que se quedan o un individuo que más tarde se convierte en el líder ­ si 
tienen alguna de estas potencias en acción en la iglesia en su nacimiento y en sus tempranas etapas de 
desarrollo ­ no habrá revolución alguna. 

No, debemos movernos más allá de tales cosas. Están desgastadas. Es casi imposible, para la 
presente  forma  de  pensar  de  la  mente  Protestante,  el  concebir  una  iglesia  así,  una  iglesia  que  es 
abandonada sin líderes en particular, cuando un fundador de iglesias se marcha. 

Muchos te dirán que esto es un pensamiento idealista y que es imposible. Bien, está ocurriendo. 
Ahora  mismo, sobre la  tierra. Por  un  instante observa en  tu mente a  un grupo  de  Cristianos.  Digamos 
que son veinticinco en número. Un extranjero les levantó. Simplemente se marchó. No regresará en un 
año o dos. ¿Dónde está el liderazgo? ¿Dónde está el anciano? No hay tal persona. 

Bien, querido lector, esta es una escena directamente extraída del primer siglo. ¡Esa es la forma 
en  que  se  supone  que  deberían  ser  las  cosas!  Bien,  ¿Qué  es  lo  que  estos  colegas  van  a  hacer? 
¿Aterrarse?  ¿Llamar  a  un  pastor?  ¿Elegir  ancianos?  Si  el  fundador  ha  levantado  aquel  cuerpo  de 
creyentes  en  este  estilo,  que  es  el  que  corresponde  al  primer  siglo,  sabrán  exactamente  que  hacer. 
¿Qué es eso? ¿Hacerse una tribu? 

Algo  similar.  Pero  no  exactamente.  Abandona  al  completo  la  mentalidad  occidental  de  la 
organización. Eso es todo lo que hemos conocido. ¿Qué es lo que queda? No mucho. ¡Intenta imaginar 
una  versión  tribal  Cristiana!  (No  es  en  absoluto  exactamente  igual,  pero  aquí  estamos  luchando  para 
comprender hechos nuevos y radicales.) 

Simplemente,  ¿cómo  sería  la  versión  Cristiana  de  una  tribu?  ¡Su  nombre  es  Ecclesia!  Si  han 
sido  levantados  correctamente  por  el  fundador,  en este  punto  darán  un salto atrás,  y  se  volverán  a  la 
ecclesia primitiva.
124 

Sí, sostendrán todo en este punto hasta que la naturaleza orgánica de la iglesia empiece a surgir 
­ surgiendo orgánicamente. (Intenta explicar esto y alguien saldrá mañana y lo intentará hacer, y al rato 
regresará y dirá que no se puede hacer. 

Tienes que verlo  y  estar  dentro. Tienes que  experimentarlo.  Aun así no puedes  explicarlo.) No, 


es  inexplicable.  Esto sólo se puede  experimentar.  Primero experimentas la vida de iglesia. Después  te 
rindes  al  intentar  explicarlo.  También  agradecerás  a  Dios  que  no  te  fuiste  a  intentar  una  versión  tan 
radical de la vida de iglesia sin experimentarlo primero. 

Esto es algo que no puedes hacer sin primero experimentarlo. ¿Qué les pasa a estas veinticinco 
personas?  Aquellos  santos,  abandonados  por  su  líder  de  afuera  y  privados  de  cualquier  liderazgo  de 
adentro, se  toman uno  del  otro  y  esperan a  que llegue  la amada vida.  ¡Este es  un momento  de  gozo, 
excitación, aventura, descubrimiento y pánico total! 

Tras un tiempo juntos, hay probabilidad de que la sangre llegue al río. Entonces, bajo el Señor, 
surge  la  fuerza  más  radiante,  capaz,  vital  y  creativa  sobre  esta  tierra.  Y  a  través  de  todo  el  proceso 
nunca dependen del clero. Ni entonces. Ni nunca jamás. ¿Suena bien? ¿O suena raro? Y lo que es más, 
¿Es esto posible? ¿Tiene alguna base bíblica? ¿Hicieron cosas como esta en el primer siglo? 

Así  es  y,  de  hecho,  la  iglesia  llegando  de  esta  manera  a  esta  realidad  es  buena  parte  de  la 
historia. ¿Los líderes dirigiendo la iglesia? El temor, la dependencia, el miedo a los ministros sustituidos 
por alzacuellos azul y blanco del pueblo llano y el pueblo llano siendo todo lo que la iglesia es. 

Una ecclesia "poco  ­ liderazgo" y "todo  ­ pueblo".Cómo puede ser eso? ¿Cómo lo hicieron para 


que  esto  ocurriera en  el  Siglo  Uno?  Finalicemos  aquí.  O  bien  te unes a  la  revolución,  o  bien no.  Si  lo 
haces,  hay  libros  que  leer,  audios  que  escuchar,  páginas  Web  para  visitar....  Y,  puede  ser  que,  una 
iglesia o dos que debieras de visitar, para que puedas ver, de primera mano, que dichas cosas pueden 
realmente suceder. 

¡Está bien, hermano! Acepto la realidad de todo esto que me ha mostrado. Pero déjeme decirle 
que,  fuera  de  los  templos,  aún  no  he  podido  hallar  la  forma  de  cumplimentar  con  dos cuestiones  que 
considero altamente necesarias e importantes: la alabanza y la adoración. 

Costumbres Eclesiásticas…
125 

E
¡ stá bien, hermano! ¡Ya sé que el Señor me sacó de Babilonia para mi bien, pero no puedo 

evitar extrañar muchas cosas! Eso es añoranza, “saudades”, dirían los hermanos brasileños. ­ ¿Ah, sí? 
¿Cómo cuales? – Y…la Santa Cena, los Campamentos, la Alabanza, la Adoración… 

¿Eso es  lo que  extrañas?  ¿De verdad?  Comencemos por algo concreto:  ¿Añoras  realmente  la 


alabanza  o  añoras  la  música  contagiosa,  alegre,  bulliciosa  y  cargada  de  palmas  y  todo  eso  que  los 
cristianos latinos le ponen a sus reuniones? 

Porque ahora, claro, estás en tu casa, reuniéndote con hermanos en distintos lugares que no son 
templos ni salones, alejado de todo el andamiaje eclesiástico al que por años estuviste acostumbrado, y 
dices añorar cosas que, en apariencia, son muy bíblicas y convenientes. 

Mira; no voy a contrariarte en eso porque, te confieso, tuve la misma sensación y el mismo vacío 
que  tú  en  el  principio de  mis días sin  templos.  Entonces, en  lugar  de  deprimirme  y  lamentarme  por  lo 
aparentemente perdido, traté de indagar que significado tenía, para mi Señor, lo que estaba extrañando. 
Y comencé por la Alabanza. 

Si pudiéramos analizar la alabanza, ¿Qué supones que descubriríamos en su núcleo central? Es 
decir: ¿Cuál es la esencia, la sustancia y la naturaleza concreta de la alabanza? ¿De qué cosa consiste 
la verdadera alabanza? ¿Cuáles son sus elementos vitales que aparecen relacionados con ella? 

Vamos  a  ver  en  primera  instancia  algunas  de  las  palabras  que,  en  el  Antiguo  Testamento, 
aparecen traducidas como Alabanza. Vamos a ver si es que podemos descubrir algo más acerca de su 
significado y que es en realidad el principio que se nos ha querido comunicar con ello. 

Saber de Que se Trata 


En primer término, nos encontramos con HALLAL. Esta es la palabra más frecuente utilizada en 
el Antiguo Testamento para Alabanza. Aparece ochenta y ocho veces y su significado más profundo es: 
“ jactarse, celebrar, regocijarse, gloriarse en algo” . 

Por lo tanto, se exprese como se exprese, la alabanza tiene que tener un sonido claro y definido. 
No se puede permitir ninguna clase de confusiones en cuanto a lo que debe entenderse. Esto es: tiene 
que ser fácilmente reconocible por lo que es en sí misma. Es una nota de celebración y un jactarse del 
Señor. 

El ejemplo más claro que se me ocurre, es deportivo o político. Si tú simpatizas con un equipo de 
fútbol u  otra  disciplina  tan  convocante como  esa,  no sólo  querrás  vencer  a todos  tus  rivales,  sino  que 
además, en cada cotejo harás alarde y jactancia de la invencibilidad de tu equipo. 

Luego  tenemos  HILLUVI,  que  se  deriva  de  HALLAL.  Esta  es  una  “ celebración  de  acción  de 
gracias  por  la  terminación  de  la  cosecha.”   Tal  alabanza,  más  que  obviamente,  tiene  que  ser 
expresada con alegría. Una escena posterior a la cosecha en cualquier país agrícola ilustraría la esencia 
de esta palabra.
126 

Imagínate;  han  finalizado  los  largos  meses  de  espera  ansiosa  y  la  cosecha,  al  fin,  ya  ha  sido 
recogida y puesta a salvo. Ha terminado el tremendo y duro trabajo, se han guardado las herramientas y 
la cosecha ya está almacenada y asegurada. 

¿Qué  otra  cosa  te  queda sino cantar, bailar  y  alegrarte de  todas  las  maneras  posibles  por  eso 
que es un  acontecimiento  de gran estima?  En  todo eso que expreses con tu bullicio y alegría, estarán 
efectuando una verdadera acción de gracias y de alabanza a Dios. 

La  tercer palabra  que hallamos,  es  TEHILLAH,  que  también es  una derivación de  HALLAL. En 


esta  ocasión,  sin  embargo,  el  énfasis  reside  en  el  canto.  Por  lo  tanto,  cantamos  nuestro  HALLAL, 
nuestra celebración. 

Cantamos  una  clara  canción  de  alabanza  para  Dios.  Le  celebramos  con  nuestros  cánticos. 
Muchos de nuestros cantos e himnos son oscuros y abstractos. Los cantos de alabanza a Dios deberían 
ser claros y simples. Porque lo que debemos hacer es jactarnos de Él, no confundirlo y confundirnos con 
palabras. 

Si quieres que te lo explique en idioma evangélico, lo haré. No tengo ni nacimiento ni formación 
pentecostal, pero sin embargo comparto mucho de lo que se hace en sus templos por encima de lo que 
no se hace en los más conservadores y ortodoxos, por ejemplo: los coritos. Entre un corito simple y claro 
y un himno duro y entremezclado en sus conceptos musicales, me quedo con lo primero. 

Y no es lo único en lo que haré desagravio para esos sectores. Entre no usar el don de lenguas 
porque no hay quien interprete y utilizarlo para el bien, me quedo con lo último. Conservadores: siempre 
lo  dije:  si  no  permitimos  a  los  hermanos  orar  en  lenguas,  ¿Cómo  sabremos  si  no  hay  alguien  que 
interprete? Basta de simular: no creen en eso y se terminó. Yo sí creo y lo practico, gracias a Dios. 

Luego vemos a SHABACH, que significa más o menos algo así como: “ Clamar en voz alta, un 
grito de triunfo, gloriándose en la victoria.”  Esto no significa que la alabanza siempre tenga que ser 
ruidosa. Y tampoco que en el marco de la alabanza sea obligación gritar. 

Hay  congregaciones  que  si  no  se  escuchan  gritos  de  júbilo,  no  ha  sido  buena  la  alabanza. 
Entonces, para no quedar expuestos, los directores de alabanza y adoración incitan a ello. Y los gritos 
de júbilo, que debieran ser gritos y de júbilo, se convierten en alaridos de conveniencia ministerial. 

Hay ocasiones, es cierto, que un grito de triunfo es la única manera digna de alabar a Dios, pero 
no es casual que el Salmo 47:1 dice: Aclamad a Dios con voz de júbilo. Cuando surgen ocasiones de 
tal calibre, nadie debe estar en timidez, sino permitir que su aclamación resuene. La sobre exageración 
es parienta del misticismo irracional, pero la represión, es parienta de la incredulidad pagana. 

Quiero ser claro en esto para que nadie se confunda y, mucho menos, tome base de esto para 
fundamentar  prácticas  extrañas.  Si  tú  eres  extrovertido,  será  muy  bueno  que  aclames  y  aúlles  en  la 
alabanza. Si tú eres introvertido, tu silencio podrá  alabar de  igual  modo, pero en algún momento sería 
bueno que te liberes y aclames con vigor. 

Solía decir el evangelista internacional Carlos Anacondia, dueño de un ministerio reconocido en 
todo el planeta, que al diablo no se lo expulsa ni se lo reprende a los gritos, sino con autoridad divina. Y 
añadía que él gritaba simplemente porque había nacido “petiso y gritón”, pero no como formula. 

Acto  seguido  vemos  a  ZAMAR,  suyo  significado  es  “ tocar  o  interpretar  instrumentos  de 
cuerda” . Aquí hay una referencia obvia al asunto de alabar a Dios con instrumentos musicales. También 
tiene el sentido de “ cantar alabanzas con el acompañamiento de instrumentos musicales” .
127 

A  continuación  hallamos  a  YADAH,  cuyo  significado  primario,  es:  “ Expresar  palabras  de 
agradecimiento” .  Sin  embargo,  también  contiene  el  pensamiento  de  “ Levantar  las  manos”   para  dar 
gracias con ellas extendidas hacia Dios. 

TOWDAH.  Esta  palabra  procede  de  la  misma  raíz  que  YADAH,  y  tiene,  obviamente,  un 
significado  muy  similar,  pero  es  aún  más  específica.  Significa  “ Extender  las  manos  en  adoración  y 
acción de gracias.”  

Finalmente,  nos  encontramos  con  BARAK,  que  quiere  decir  “ Arrodillarse  en  adoración” .  He 
aquí una postura del cuerpo que expresa una adoración de alto calibre. Arrodillarse delante de alguien 
es  manifestar  humildad,  demostrando  de  esa  manera  que  la  posición  y  dignidad  de  tal  persona  son 
superiores a las suyas. 

La Verdad Brota de Adentro Hacia Afuera 


¿Qué  contenido  les  observas  a  estas  diferentes  expresiones  de  Alabanza?  En  principio,  la 
mayoría  son  expresiones  físicas  de  actitudes  espirituales.  Son  las  reacciones  físicas  y 
demostraciones de percepciones espirituales. 

La Alabanza y la Adoración son, inicialmente, una respuesta interna del corazón a la revelación 
de Dios y su grandeza. Para que estas lleguen a ser, efectivamente, alabanzas genuinas, tienen que ser 
física y públicamente manifestadas. 

Como  segundo  orden,  vemos  que  la  mayor  parte  de  la  alabanza  incluye  un  sonido  audible.  La 
única  excepción  a  esto,  sería  la  que  se  determina  con  BARAK,  que  es  arrodillarse  en  adoración.  Tu 
postura, en ese caso, podría ser demostrada en silencio. 

Asimismo, hay evidentemente una acción física. La alabanza requiere una participación activa de 
tipo  físico.  No  puede  ser  siempre  silenciosa  e  inactiva.  La  alabanza  es  el  producto  de  algo  que 
sentimos, pero es esencialmente algo que hacemos. 

Otra de sus características es que puede haber en ella una liberación emocional. Alabar a Dios 
no  es  un  ejercicio  emocional,  es  una  actividad  espiritual.  Sin  embargo,  requiere  cierta  liberación 
emocional.  Demasiados  cristianos  sienten  temor  de  las  expresiones  emocionales.  Intentan  suprimirlas 
siempre creyendo que eso es carnalidad. 

Quiero separarte una conclusión que seguramente volverás a  encontrar en  algo  escrito  por mí, 


pero  que  quiero  reiterarla  porque  es  básica  para  mucha  gente:  Dios  nos  creó  con  emociones  para 
que las experimentemos y hasta disfrutemos, pero no nos hizo para vivir por emociones, sino por 
el espíritu. 

Las  expresiones  bíblicas  de  alabanza  requieren  una  liberación  emocional  positiva  y  controlada. 
Dios nos dio nuestras emociones y ellas deben glorificarle. David dice, en el Salmo 103:1,  que debemos 
bendecir al Señor con todo lo que hay en nuestro interior. 

Eso,  naturalmente,  incluye  a  nuestras  emociones.  La  emoción  humana  siempre  tiene  que 
expresarse.  Si  no  proporcionamos  una  liberación  positiva  y  saludable,  entonces  produciremos  una 
negativa e insana. Reitero: Dios nos hizo CON emociones, pero no para que vivamos POR emociones.
128 

Y, finalmente, la alabanza contiene necesariamente una actitud de reverencia. Toda expresión de 
alabanza verdadera debe ser reverente. La reverencia en honrar y estimar a alguien con propiedad. No 
se debería caer jamás en formas de alabanza que degeneren en excesos irreverentes. 

Alabar a  Dios  no es meramente una forma  de gozarnos a nosotros mismos. La alabanza no  es 


principalmente para el disfrute del hombre, aunque disfrutemos expresándola. Es, y siempre deberá ser, 
una expresión de reverencia hacia Dios. 

Al  exonerar  nuestras  emociones  libremente  a  través  de  la  alabanza,  cosa  que  es  tanto  bíblica 
como  legítima,  deberíamos  evitar  caer  en  excesos  y  dar  espectáculos  carnales.  La  reverencia 
verdadera,  que  no  es  un  gesto,  si  no  un  sentir  interno,  es  siempre  un  componente  esencial  de  la 
alabanza.

Como  puedes  ver,  la  alabanza  es  algo  que  nace  de  tu  interior  y  se  manifiesta  emocional  y 
físicamente  en tu  faz  externa.  Pero  atención con  esto:  si  en  tu  interior  tú  no  experimentas  nada, pero 
ríes, lloras, saltas, bailas o te contorsionas, lo tuyo no es alabanza, es danza carnal. Y sólo te gratifica a 
ti  y a los que te observan, no a Dios. 

Dudosas “Visiones” Personales 


Con frecuencia se dan casos así en iglesias que dicen haber redescubierto las alabanzas.  Leía 
en un libro de un pastor que caminaba en la plataforma como si fuera un zorro, y de repente saltaba del 
púlpito con suma rapidez y colocaba sus manos como si estuviera tocando una trompeta, señalándole a 
la congregación que así, así, exactamente sonaría la trompeta del rapto. 

Dice  este  autor  que, hecha  esta demostración, bajaba  del  púlpito  para  caminar  por  los  pasillos 
del  templo  y  ordenarle  al  portero  que  apagara  las  luces,  porque  –  aseguraba  ­,  había  llegado  el 
momento de alabar con danzas a oscuras. 

Nadie va a discutirle a un ministro sobre la verdad, la exageración o algo peor con respecto a “ su 
visión”  de cómo producir alabanza, pero convengamos que estas formas suenan un tanto excéntricas y 
la duda de su genuinidad es más que importante. 

Cuando  los  mundanos  celebran  sus  danzas,  tienen  muy  bien  iluminado  el  salón  o  lo  hacen  a 
media  luz.  Pero  no  son  pocos  los  pastores  que  hoy  en  día  reciben  " inspiración  del  espíritu"   para 
apagar completamente las luces. 

Como  conclusión,  este  autor  sostenía  que  no  estaba  lejano  el  día  en  que,  en  el  cenit  de  los 
excesos  y  falsas  visiones  celestiales,  se  llevaran  a  cabo  orgías  y  desvaríos  en  los  propios  templos 
"cristianos" como parte de un supuesto ritual “ordenado” por el Espíritu. 

.  Es  verdaderamente  triste  ver  lo  que  ocurre  hoy  en  los  templos  y  en  los  servicios  que 
supuestamente son de adoración y alabanza. Se han producido cambios que, quizás en sí mismos, no 
sean negativos, pero que en su consecuencia final, sí llegan a serlo. 

Mucha gente madura se queja se la extinción de sus viejos ya amados himnos reemplazados por 
canciones  pegadizas  que  no  pueden  acompañar  porque  no  lo  sienten.  También  añoran  aquellos 
enormes  pianos  u  órganos  que  han  sido  mutados  en  teclados,  guitarras  y  baterías  que  llegan  a 
ensordecerlos.
129 

Se  los  debe  comprender.  Constituyen  una  generación  que  se  acostumbró  a  eso  y,  al  no  verlo 
más,  supone  que  todo  está  liquidado.  Pero  eso  no  es  sinónimo  de  aceptar  cualquier  estruendo  como 
“santo” y cualquier modismo musical como alabanza. 

Sin  embargo,  es  muy  poco  lo  que  se  puede  decir  al  respecto,  porque  al  tocar  este  tema  el 
argumento  inevitable  siempre  será  que  es...  " para  la  gloria  de  Dios" .  Pero...  ¿Quiere  decir  esto  que 
todos esos cristianos que por los siglos, desde la iglesia primitiva y pasando por la Reforma, adoraron al 
Señor con himnos y cánticos espirituales  (Efe. 5:19), no lograron sus objetivos? 

Si  los  lograron,  pero  no  te  confundas.  Cuando  la  Biblia  habla  de  esos  himnos  y  cánticos 
espirituales, no está refiriéndose a los himnos que tú conoces desde tu infancia eclesiástica. Una cosa 
eran aquellos alegres y rítmicos himnos hebreos y otra muy diferente la influencia gregoriana de los que 
se usaban hasta hace algunos años. 

El “Ministerio” de los Porristas 


.  Lo  que  ocurre  realmente  en  la  actualidad,  en  demasiados  casos,  es  que  muchos  de  esos 
"alabadores" no son sino piratas que asaltaron los tesoros de Dios y en lugar de rendirle pleitesía a él, 
se  alaban  a  sí  mismos.  Buscan  encontrar  su  propia  satisfacción  emocional,  por  medio  de  saltos, 
aplausos,  gritos,  aleluyas,  glorias  a  Dios,  retorcidas  convulsiones  y  todo  lo  que  se  les  ocurra 
espontáneamente. 

Estas  experiencias  los  colocan  en  cierto  nivel  especial,  donde  habiéndose  desahogado 
emocionalmente, sienten  por un momento cierto alivio, cierta paz, como el  borracho que  olvida por un 
momento sus necesidades, penas y dolores, pero pasando este momento de éxtasis y "borrachera" en 
alabanzas, la situación puede ser igual o pero que antes. 

A esto me he referido en incontables ocasiones cuando aseguraba que muchos de los actuales 
directores  de  alabanza,  se  asemejan  notablemente  a  esas  hermosas  jóvenes  llamadas  porristas,  que 
son  las  encargadas  de  ayudar  al  público  a  alentar  a  sus  equipos  de  fútbol  o  baloncesto.  Verdaderos 
“ porristas cristianos”  

Esto me recuerda el episodio de la alimentación de los cinco mil. Mientras los peces y los panes 
se multiplicaban, todo era ¡Aleluya y gloria a Dios!, pero cuando el Señor les hizo ver lo equivocados que 
estaban y cuán erróneas eran las motivaciones que los movían a buscarlo, ellos quedaron perplejos. 

Mientras  Jesús  estuvo  en  este  mundo  realizó  muchos  milagros,  sanó  enfermos,  alimentó 
hambrientos y hasta resucitó a los muertos.  Pero esta NO era su misión, Él vino expresamente para dar 
su vida por nosotros y de esa manera saldar nuestra deuda delante de Dios. 

No  es  necesario  cursar  estudios  teológicos  para  descubrir  que  Jesús  no  vino  para  curar  a  los 
enfermos, ni para alimentar a los hambrientos.  Sin embargo, sí lo hizo, aunque no siempre ni con todos, 
pero lo hizo. 

El  Señor  Jesucristo  debía  probar  que  Isaías  hablaba  de  su  persona,  que  nadie  jamás  había 
exhibido credenciales como éstas.  Los hombres lo confundieron con un bonachón que se deleitaba en 
alimentar milagrosamente a los vagos. 

Cuando estas personas buscaron a Jesús al otro lado del mar, aunque era la hora del desayuno, 
Jesús no hizo más milagros.  No los alimentó.  Pero... ¿Acaso no es cierto que él es el mismo " ayer, y 
hoy  y  por  los  siglos" ?  ¿Cómo  es  posible  entonces  que  ayer  alimentara  a  esos  miles  y  que  no  lo 
hiciera el día siguiente?
130 

¿Cree  tú  que  la  gente  no  tuvo  entonces  fe  en  Él  y  en  su  poder?  Si  no  hubieran  tenido  fe  no 
habrían ido a buscarlo hasta el otro lado del lago.  Ellos no tenían la menor duda de que Jesús, no sólo 
podía ofrecerles  pan  como  desayuno, sino  hasta  huevos  fritos con  tiras de  tocino  al  estilo  americano, 
con pan bendito  y tortillas  para  los mexicanos  o café con leche con medias lunas  para  los argentinos. 
Pero el Señor Jesucristo no protagonizó el milagro que esperaban que hiciera. 

Si  Jesús  les  hubiera  preguntado:  " ¿Cuántos  creen  que  puedo  curar  toda  enfermedad  y 
dolencia?".  "¡Yo ...!" ­ habría gritado a coro la multitud.  " ¿Cuántos creen que puedo transformar un 
siclo  de  los  que  ustedes  han  depositado  en  el  plato  de  ofrenda,  en  cien  siclos?" .  "¡Yo  ...!"  ­ 
habrían vuelto a gritar. 

Es  que  en  circunstancias  como  esta,  no  era  difícil  creer,  porque  el  Señor  había  probado  su 
capacidad  hacía menos  de veinticuatro  horas.  No  obstante,  tal cosa  no  ocurrió,  y  esa gente  tuvo  que 
volver a cruzar el mar de Galilea para ir a sus casas porque Jesús no les dio lo que pedían. 

Me  temo  que  muchas  de  las  supuestas  alabanzas  de  nuestros  días  no  son  sino  comedias  de 
individuos que saltan al son de su propia carne o de espíritus extraños, que sí les hacen los favores en 
la  medida  necesaria  para  tenerlos  atrapados  en  su  poder. Pero  lo  deficiente  no  son  ellos,  sino  los 
cristianos que caen en sus redes por falta de discernimiento y conocimiento. 

Es posible que alguien se sane de vez en cuando, aunque sea a base de trucos.  Por otra parte 
qué  bien se  sienten  después  de  dar saltos  en  las  danzas  de  David, después de  los muchos  aplausos 
para  "Jesús",  después  de  escuchar  música subliminal,  después  de  los  ruidos ensordecedores  que  los 
hacen saltar hasta el cansancio y luego de relajarse y poner la mente en blanco, para que " el espíritu 
de Jesús los guíe"... 

Tú  no  necesitas  ser  un  experto  en  la  Biblia  para  descubrir  los  siguientes  aspectos:  ¿Habla  el 
orador directamente de la Palabra de Dios, urgiendo al pecador para que se arrepienta y acuda por fe a 
Cristo  Jesús?  ¿O  le  ofrece  directamente  el  Espíritu  Santo  hasta  emborracharlo?  ¿Presenta  a  Jesús 
como único Salvador,  o presenta “formas” de unción y gozo como nacidas del púlpito? 

Si tú acudes a escuchar la Palabra de Dios, porque alguien te invitó, porque publicaron anuncios 
en  el  diario,  recogiste  algún  volante  o  escuchaste  la  promoción  por  televisión  o  radio,  es  tu  deber 
asegurarte  que  no  te  encuentras  en  medio  de  un  círculo  de  ocultistas,  frente  a  curanderos  que  como 
pretexto invocan el nombre de Jesús. 

No interesa cuánta emoción sientas por las oraciones, los cánticos o los dichos conmovedores 
de quienes trabajan sin que tú te des cuenta para lograr una hipnosis colectiva a fin de manipular a toda 
la audiencia. Eso es hechicería eclesiástica y no tiene nada que ver con el evangelio, aunque es lo 
que más abunda. 

Por  lo  general  algunas  canciones,  música  instrumental,  palabras  escogidas,  testimonios, 
carcajadas  espirituales  y  cosas  de  este  tipo,  son  necesarias  para  lograr  dominar  a  toda  la  multitud 
reunida. Lo que cambian son los métodos de manipulación, pero no la manipulación misma. 

Concurrir a ese  tipo de reuniones, aunque  no sea más que por  pura  curiosidad,  te traerá tanto 


beneficio como el que obtuvo Saúl cuando visitó la bruja de Endor.  Mi recomendación es que no acudas 
a  esos  lugares,  ni  siquiera  por  curiosidad.  Satanás  no  le  permitirá  nunca  tener  paz  ni  tranquilidad  a 
quien curiosee en sus negocios. 

¿Sabes lo que dice la Biblia sobre la verdadera alabanza o glorificación de Dios?  Permite que el 
mismo Jesús te lo aclare:  En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así 
mis discípulos .  La Biblia menciona por lo menos dos tipos de frutos.  En primer lugar se refiere al fruto
131 

de una nueva vida. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 
mansedumbre, templanza .... 

El  carácter  del  cristiano  es  moldeado  por  el  propio  Señor,  gracias  a  que  el  pecador  recibe  a 
Jesucristo  como  Salvador  y  lee  regularmente  la  Palabra  de  Dios.  Es  así  como  el  Espíritu  Santo  va 
moldeando esa vida para que glorifique a su Salvador.  Esto no quiere decir que el cristiano nunca va a 
estar triste, que nunca va a llorar, sufrir o sentir dolor. 

Dios  quiere  hijos  obedientes,  no  cosméticamente  santos  ...  quiere  personas  transformadas 
interiormente.  Tú  podrás  impresionar  a  los  demás  con  tu  postura  supuestamente  espiritual,  puedes 
hablar  de  tus  profundas  experiencias  con  Jesús,  tal  vez  en  tu  cámara  privada  donde  hablas  con  el 
Espíritu Santo. 

Puedes  hilvanar  una  serie  de  historias  de  esas  supuestas  experiencias  y  es  probable  que 
convenzas  a muchos de  aquellos  que  desconocen  la  doctrina  del  Espíritu  Santo.  Si  no  tienes mucho 
conocimiento de la Palabra de Dios, debes tratar de corregir esta situación. ¿De verdad deseas alabar a 
Jesús? Pues hazlo con tu vida diaria, sin esperar una banda de música y un director que te diga cuando 
cantar, cuando palmear, cuando saltar o cuando dar gritos de júbilo. 

¿Es Oro Todo lo que Reluce? 


Sucede más o menos  lo mismo con lo  que llamamos  “la  música cristiana”.  ¿Es  que existe  una 
música cristiana? Yo no lo creo. Sí entiendo que cuando un cristiano genuino y ungido compone un tema 
musical para honrar a su Señor, esa música (Aunque no tenga letra) es cristiana. 

Pero  si  el  que  lo  hace  y  en  serie,  tal  como  si  fueran  caramelos  que  han  sido  vendidos  de 
antemano  y  hay  que  elaborarlos  sí  o  sí,  es  simplemente  un  religioso  de  los  tantos  que  pululan  por 
nuestros templos, esa no es de ninguna manera una música cristiana. 

Solamente  se  trata  de  ritmos  copiados  de  los  más  proliferantes  en  nuestras  iglesias,  letras  al 
tono, quizás sacadas de salmos o proverbios, y un manejo de la interpretación con gemidos y lamentos 
y cierto acento mexicano, lo que nos hace sospechar que sólo es imitación barata de un original que se 
estima de mayor valor. 

Al igual que lo que sucede con los libros en las llamadas librerías cristianas, no todo lo que hallas 
en las góndolas de las disquerías de las iglesias u organizaciones evangélicas conocidas, es de origen 
cristiano. 

¿Usted  me  está  queriendo  decir,  hermano,  que  podemos  encontrar  libros  o  discos  compactos 
satánicos en esos sitios? No exageremos las formas. No dije eso. Lo que sí dije es que no todo lo que 
se vende como cristiano lo es. Y ya lo sabemos: el que con Él no recoge, desparrama, ¿No es así? 

Veamos entonces, ¿Esto es lo que extrañas? No del todo, ¿Verdad? Me puedes decir que lo que 
añoras  no  parece ser  tan  profundo,  sino  algo  más…exterior,  ¿No  es  así? Entonces  permíteme decirte 
que,  en  realidad,  lo  que  tú  extrañas,  es  el  profesionalismo  de  la  banda  de  música  de  la  que  era  tu 
congregación, cosa que entiendo y me parece bien. Pero nada que ver con alabanza, ¿Estamos? 

¿Y  qué  de  la  adoración?  ¿Sólo  una  segunda  parte  de  la  introducción  del  momento  previo  al 
mensaje, matizado con música más lenta?  No. La adoración  es mucho más  que eso. Tanto que quien 
sabe si podría explicarlo.
132 

Después de darse cuenta de  que Jesús era profeta,  la mujer samaritana de la historia, 


mencionó  la  antigua  controversia  entre  los  samaritanos  y  los  judíos  acerca  del  correcto  lugar  de 
adoración. Nosotros adoramos aquí, pero ustedes los judíos dicen que se debe adorar en Jerusalén. 

Jesús  respondió:  Vendrá  el  día  cuando  eso  no  será  importante.  No  importa  si  se  ve  hacia  el 
monte  Gerizim  o  hacia  Jerusalén  o  hacia  cualquier  otro  lugar.  Ya  llegó  la  hora  de  adorar  a  Dios  en 
espíritu y verdad. 

¿Cambió Jesús de tema? Quizás no, el evangelio de Juan nos da algunas pistas sobre lo que 
él dijo:  Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63). Yo soy el camino, la 
verdad y la vida (Juan 14:6). 

La verdadera adoración significa escuchar las palabras de Jesús y llegar a Dios por medio de él. 
La adoración no depende del lugar o del día o del grupo étnico, depende de nuestra actitud hacia Dios 
mostrada en nuestra actitud hacia su Hijo Jesucristo. La verdadera adoración va de la mano con el agua 
que da vida. 

Jesús  estaba  revelando  una  profunda  verdad  espiritual  a  esta  extranjera,  una  verdad  tan 
profunda como la que había discutido con uno de los líderes religiosos de Israel. Pero la mujer no estaba 
muy segura de qué hacer con esa verdad, y ella dijo: Cuando el Mesías venga, él nos dirá la verdad. 

Jesús respondió: Yo soy ese , ––probablemente esta fue la aseveración más directa de que él es 
el Mesías ––, y sí, lo que te estoy diciendo es la verdad. La mujer dejó su cántaro de agua y regresó al 
pueblo a contarles a todos acerca de Jesús, y los convenció de que lo confirmaran por ellos mismos, y 
muchos de ellos creyeron. Ellos creyeron no sólo por el testimonio de la mujer, sino porque escucharon 
a Jesús mismo. 

A veces  la  gente,  hoy,  tiene  muchas  opiniones acerca  de  la  adoración:  la verdadera adoración 
tiene  que  ser  en  cierto  día  de  la  semana,  con  cierto  tipo  de  música,  con  cierta  postura  u  algún  otro 
detalle. Confunden Adoración con servicio. Lo primero emana de Dios, lo segundo de hombre. 

Pero  yo creo que  la respuesta de Jesús  a  la mujer  samaritana responde  bien a  esto: vendrá  el 


tiempo cuando no adoraremos a Dios en esta  o aquella forma, porque a  Dios  no hay  que buscarlo en 
lugares terrenales, en rotaciones de la tierra, en música cultural o gestos humanos. 

Dios  es  espíritu,  y  nuestra relación  con  él  es  espiritual.  Nosotros  vivimos en el  tiempo  y  el 
espacio, y usamos el tiempo y el espacio en nuestra adoración, pero esos detalles no son el significado 
de la adoración. En cambio, nuestra adoración se centra en Jesús y en nuestra relación con él. Él es la 
fuente del agua que da vida y que necesitamos para tener vida eterna. 

Necesitamos admitir nuestra sed y pedirle a él que nos dé de beber. O para usar la metáfora del 
libro  de  Apocalipsis,  necesitamos  admitir  que  somos  pobres,  ciegos  y  desnudos  y  pedirle  a  Jesús  la 
riqueza, la vista y la vestidura espirituales. Adoramos en espíritu y en verdad cuando lo buscamos a Él 
para lo que necesitamos. 

En el matrimonio, personas diferentes expresan el amor en formas diferentes, y algunas formas 
de expresión son apropiadas en público y otras no. Esto también es cierto con la adoración. Expresamos 
nuestra  adoración  de  maneras  diferentes,  y  algunas  son  más  apropiadas  en  privado  que  en  público. 
¡Hermano! ¡A esto jamás lo oí! ¿Es de verdad? Es de verdad, no lo dudes. 

Ciertas actividades, aunque para una persona sea adoración, puede parecer falta de respeto o 
una  distracción  para  otra  persona.  Cuando  adoramos  juntos,  no  queremos  que  lo  que  hacemos
133 

desaliente  a  otros.  Al  mismo  tiempo,  los  creyentes  que  son  más  formales  deben  ser  tolerantes  de  un 
poco de diversidad. 

Hablando con Propiedad 


La  verdadera  adoración  no  es  definida  por  asuntos  externos,  sino  por  nuestra  actitud  hacia 
Jesús. Con respecto a la adoración, siempre habrá espacio para mejorar y madurar, podemos continuar 
aprendiendo  de  Jesús  no  sólo  qué  es  la  verdadera  adoración,  sino  también  cómo  interactuar  con  las 
personas que piensan diferente a nosotros. 

Convendría  estudiar  un  poco  más  profundamente  el  significado  de  la  palabra  en  sí  misma. 
Adoración  es,  conforme  al  Diccionario  Winston.  “ El  acto  de  tributar  reverencia,  adoración  u 
homenaje a Dios.”  Piensa un momento: ¿Necesitas música especial para ello? 

Si quien te responde es alguien que anda por el mundo trabajando en multitudinarias campañas 
evangelísticas, te dirá que sí, que cuando finaliza el mensaje, hace falta una música especial para “crear 
el clima” propicio para incentivar a la gente a dar el paso de conversión. 

Perdóname  por  mi  ignorancia,  pero… ¿Es  que en este siglo veintiuno,  acaso,  el  Espíritu  Santo 
necesitará  un  clima  especial  para  llevar  a  los  corazones  necesitados  de  vida  abundante,  esa 
convicción de pecado suficiente para decidir a alguien a entregar su vida a Cristo? 

El término que utilizamos como adoración, se traduce de cuatro palabras diferentes en Griego. Y 
si bien no necesitamos conocer el idioma griego para entender al Señor, será conveniente añadir esos 
conocimientos a nuestra unción para no equivocarnos más de lo que normalmente nos equivocamos. 

PROSKUNEO: Esta es la primera de  las cuatro. Significa:  Besar la  mano  de,  Hacer cortesía, 


Hacer reverencia. El acto de tributar homenaje. Texto de ejemplo: 

(Juan  4: 24)=  Dios  es  Espíritu;  y  los  que  le  adoran,  en  espíritu  y  en  verdad es  necesario 
que adoren. 

Dios  es  Espíritu,  así,  con  mayúsculas.  Espíritu  Santo,  Divino.  Y  los  que  le  adoran,  (Que  son 
hombres y mujeres carnales, humanos) deben hacerlo en espíritu, así, con minúscula, porque es espíritu 
humano, ese que Dios sopló en la nariz de ese muñeco de barro inanimado en la Creación. 

Esto  te  está  diciendo  y  enseñando,  mi  querido hermano  o  amigo,  que  esa  adoración  Dios  dice 
que  tiene  que  brotar  desde  lo  más  profundo  del  hombre,  que  es  su  espíritu.  A  Él  no  le  interesa  la 
adoración  anímica o almática  en base a emociones o sentimientos, ni tampoco la corporal, sustentada 
en  rodillas,  manos  alzadas,  danzas,  postraciones,  cabezas  inclinadas  u  ojos  cerrados.  Le  interesa  la 
íntima, la real, la genuina. 

Pero a este llamado adorar en espíritu, le añade “y en verdad”, como para que no queden dudas 
de su intención. Porque esta palabra, en los originales, es la palabra ALETHEIA, y significa algo opuesto 
a  lo  ficticio,  fingido  o  falso.  Además,  denota  veracidad,  realidad,  sinceridad,  exactitud,  integridad, 
formalidad y propiedad. 

Y concluye puntualizando que esto, no es meramente “conveniente” o algo que Dios te sugiera o 
aconseje.  Dice que  esto es  necesario.  Y esta  expresión es lo suficientemente contundente como para 
entender que, si tú no adoras a Dios así, mejor será que no le adores por el momento.
134 

Porque no adorarlo, te colocará en el sitial de los que aún no tienen sus ojos espirituales abiertos 
y,  por  consecuencia,  en  el  pecado  de  ignorancia.  Pero  adorarlo  fuera  de  estas  prerrogativas,  es 
ubicarte por encima del pecado, es decir directamente en la prevaricación. 

SEBONAI:  Esto implica Reverenciar, o Con fuerte sentimiento de temor reverencial. El texto 
de ejemplo. 

(Mateo 15: 8)= Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. 

(9) Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. 

En Argentina, respecto a lo que leemos en el verso 8, tenemos un viejo dicho que proviene de los 
antiguos gauchos de las pampas. Cuando alguien solamente hablaba pero no actuaba en concordancia 
con lo que decía, ellos solían decir que era “ jarabe de pico” . 

Aquí, Jesús, les dice más o menos lo mismo a estos fariseos hipócritas. Porque en suma, de lo 
que se está hablando en concreto, es de la hipocresía, de ese “hacer como que” que vemos en la mayor 
parte de nuestras iglesias. 

Gente que hace como que ora, como que canta, como que medita, como que cree y hasta como 
que  predica. Alguien  dijo alguna vez  con mucha  exactitud  que  lo  único  que no podemos  hacer  “como 
que”, es ofrendar. U ofrendamos o no ofrendamos. 

El verso 9 no necesita ninguna aclaración porque es, estoy convencido, la representación cabal 
de  la  iglesia  de  los  umbrales  del  siglo  veintiuno:  una  suma  de  doctrinas  que  en  realidad  son 
mandamientos de hombres (O denominaciones) que no significan nada delante de Dios. 

LATREUO: Esto significa Servir, Rendir servicio religioso, Homenaje. Texto ejemplo: 

(Filipenses  3: 3)= Porque nosotros  somos la  circuncisión, los  que en espíritu  servimos a 


Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. 

La verdadera señal de una correcta relación con Dios no era la observancia de una ceremonia o 
rito  formal, sino  la manifestación de  las  tres  características mencionadas  en  el contexto de  este  texto. 
Con esta expresión no sólo se refiere a estar vivos en el espíritu, y por lo tanto calificados para adorar, 
sino que también abarca las expresiones más profundas de nuestra adoración. 

EUSEBEO: Se refiere a Actuar piadosamente hacia alguien. Texto ejemplo. 

(Hechos 17: 23)= Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en 
el  cual  estaba  esta  inscripción:  AL  DIOS  NO  CONOCIDO.  Al  que  vosotros  adoráis,  pues,  sin 
conocerle, es a quien yo os anuncio. 

¿Es que se puede adorar a un Dios que no se conoce? Es innegable que sí. De hecho, miles y 
miles de cristianos nominales o religiosos muestran actitudes de adoración para con un Dios que aún no 
han conocido o. peor aún, no coincidente con el que encontramos en la Biblia. 

Cada una de estas palabras expresa la acción que alguien hace hacia Dios. La adoración es un 
acto  externo  motivado  por  un  sentir  interno.  Si  no  hay  sentir  interno,  lo  externo  es  adoración  falsa, 
címbalo que retiñe.  No es lo que recibimos, sino lo que le damos a Dios.
135 

Expresiones Corporales 
PROSKUNEO, que tiene la connotación de besar la mano, una señal de reverencia, da origen a 
lo que los orientales o los Persas hacían, al caer sobre sus rodillas y tocar el piso con la frente como una 
expresión de profunda reverencia. 

De allí proviene luego, en el Nuevo Testamento, el arrodillarse o postrarse para hacer homenaje 
(En este caso a uno) o hacer reverencia, ya sea para expresar respeto o para realizar súplica. Siempre 
es usado como un homenaje a hombres de rango superior. 

Un detalle muy importante es el que nos muestra que la adoración a Dios no se define en ningún 
pasaje de las Escrituras. Una consideración de los verbos anteriores muestra que no queda limitada a la 
alabanza;  ampliamente  puede  considerarse como  el reconocimiento directo  de  Dios, de Su  naturaleza, 
atributos,  caminos  y  demandas,  ya  bien  por  el  derramamiento  del  corazón  en  alabanza  y  acción  de 
gracias, o bien mediante actos ejecutados en el curso de tal reconocimiento. 

Los actos y posturas físicas en la adoración son similares en todas las naciones Orientales, y han 
llegado hasta  el presente desde la antigüedad  remota sin cambio.  Es creído que los hebreos en  todas 
sus oraciones usaron todas las formas de postura y postración. 

Que  a  esto  los  árabes modernos  lo  han  agrupado  en  una oración,  que son  nueve  posiciones. 
Todas estas son encontradas en los monumentos de Egipto y Asiria. La oración es hecha de pie, con las 
manos levantadas, cruzadas o dobladas. Esta es la postura ante los reyes o los grandes hombres. Las 
manos también son extendidas como en súplica. 

Solamente  una  mano  levantada,  es  símbolo  de  tomar  un  juramento.  (Génesis  14:  22)=  Y 
respondió  Abram  al  rey  de  Sodoma:  he  alzado  mi  mano  a  Jehová  dios  Altísimo, creador  de  los 
cielos y de la tierra. 

El arrodillarse es una forma común. La postración del cuerpo, reposando sobre las rodillas y los 
brazos,  la  frente  tocando  el  piso,  y  todo  el  cuerpo  yaciendo  a  lo  largo,  la  cabeza  siendo  bajada.  Los 
monumentos muestran figuras arrodillándose sobre una rodilla y golpeando el pecho; sentándose sobre 
talones, las manos siendo dobladas, es una actitud muy respetuosa. 

Entre los romanos la  postración era el  acto peculiar de  adoración, pero  los orientales  lo hacían 


sólo  en  sentido  de  respeto  y  reverencia.  Besar  la  cabeza,  la  mano,  el  borde  del  vestido  o  la  tierra 
cercana  al  objeto  del  respeto,  y  besar  la  propia  mano de  uno,  a personas  o  ídolos.  Sostener  la  mano 
sobre la boca como besando es el acto más sublime de respeto y adoración. 

Hay  varios  textos  en  la  Biblia  que  contienen  expresiones  relacionadas  con  alguna  forma  de 
adoración. La mayor parte de ellos pertenecen al Antiguo Testamento y tienen que ver con las formas de 
adoración judaicas. De todos modos, sirven para comprender mejor de lo que estamos hablando. 

(Génesis  24:  26)=  El  hombre  entonces  se  inclinó,  y  adoró  a  Jehová.  (El  “hombre”  era  un 
criado de Abraham, al que él envió a tierras lejanas en búsqueda de una mujer para Isaac). 

(Éxodo  33:  10)=  Y  viendo  todo  el  pueblo  la  columna  de  nube  que  estaba  a  la  puerta  del 
tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. (Está dicho: el que adoraba 
era el pueblo de Israel que había salido al desierto conducido por Moisés).
136 

(Éxodo 34: 8)= Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró. (El 
que adora, aquí, es el propio Moisés. ¿Será a partir de este texto que en los templos se nos hace cerrar 
los ojos e inclinar nuestro rostro?) 

(Josué  5:  14)=  Él  respondió:  No;  mas  como  Príncipe  del  ejército  de  Jehová  he  venido 
ahora.  Entonces  Josué,  postrándose  sobre  su  rostro  en  tierra,  le  adoró.  (Si  bien  Josué  tiene  el 
primer  intento  de  adorar  al varón que se  le presenta,  indudablemente un ángel, esa  adoración  termina 
siendo para Jehová, que es quien le informa que el lugar en el que está es santo.) 

(1 Reyes 1: 47)= …y aún los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey 
David,  diciendo:  Dios  haga bueno el  nombre de  Salomón más que  tu nombre, y  haga mayor su 
tron  o  que el  tuyo. Y  el rey adoró en la  cama. (El que suponga que  la  adoración es  algo reservado 
para los plebeyos, se equivoca. Aquí el que adora en su cama, es nada menos que David.) 

(Salmo 95: 6)= Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro 
Hacedor.  (¿Quién llama a  la adoración?  David. ¿Y  que es  lo que dice? ¿Acaso  da  la orden de que  el 
pueblo debe adorar? No. Dice “adoremos”, esto es: todos, incluido él.) 

(Isaías 49: 23)= Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a 
tierra  te  adorarán,  y  lamerán  el  polvo  de  tus  pies;  y  conocerás  que  yo  soy  Jehová,  que  no  se 
avergonzarán  los  que  esperan  en  mí.  (No  está  dando  una  idea  de  adoración;  está  dando  una 
directiva. Que deberán adorar y como deberán hacerlo.) 

(1  Corintios  14:  25)=  …lo  oculto  de  su  corazón  se  hace  manifiesto;  y  así,  postrándose 
sobre  el  rostro,  adorará  a  Dios,  declarando  que  verdaderamente  Dios  está  entre  vosotros.  (Se 
manifiesta la adoración cuando sale lo que está oculto en el corazón de los hombres.) 

(Hebreos  11:  21)=  Por  la  fe  Jacob,  al  morir,  bendijo  a  cada  uno  de  los  hijos  de  José,  y 
adoró  apoyado  sobre  el  extremo  de  su  bordón.  (Aunque  había  perdido  la  vista,  el  ojo  de  la  fe  de 
Jacob veía perfectamente cuando cruzó sus manos y pronunció la mayor bendición sobre Efraín, el hijo 
menor.) 

Términos Exactos 
Los términos mismos usados para adoración,  transmiten  los conceptos  de servicio y ministerio. 
En  el  Antiguo  Testamento,  el  término  general  usado  es  ABODAH,  de  ABAD,  que  significa  “ laborar, 
servir” . Generalmente se traduce en “ el servicio a Dios” . 

El acto específico de adoración se expresa en la palabra HISHTAHAWA que deriva de SHABA, 
que  es  “ inclinarse” ,  “ postrarse” .  El  concepto  es  el  de  cortesía  con  el  fin  de  servicio.  En  el  Nuevo 
Testamento la palabra que corresponde al término del Antiguo Testamento ABODAH es LATREIA. 

Originalmente, significaba “ servitud”   o “ el estado de un trabajador alquilado o un esclavo” . 


Debido a su uso amplio, especialmente con respecto a las prácticas cúlticas, llegó a denotar “ el servicio 
a Dios”  o adoración divina. 

La  palabra  del  Nuevo  Testamento  que  corresponde  al  término  del  Antiguo  Testamento 
HISHTAHAWA  es  PROSKUNEIN.  Este  significa  literalmente  “ besar  la  mano   (hacia)  a  alguno”   y 
metafóricamente  “postrarse”,  hacer  una  reverencia  o  adorar”.  PROSKUNEIN  aparece  sesenta  veces, 
también lleva en su etimología el concepto de servicio al objeto de adoración.
137 

La  mezcla  de  los  conceptos  de  lo  que  llamamos  adoración  y  servicio,  prevalece  también  en 
relación  con  el  verbo  LEITOURGEIN.  De  allí  vendrá  luego  nuestra  palabra  más  conocida  LITURGIA. 
Les dice a los romanos que los gentiles recibieron bendiciones espirituales de los cristianos de Jerusalén 
como un servicio a ellos. 

Este  término  puede  referirse  a  las  ministraciones  de  un  sacerdote,  como  lo  era  el  caso  de 
Zacarías, el padre de Juan el Bautista. El término también puede significar ministerio en su sentido más 
amplio, o el acto de adoración mismo, o las obras sacrificiales de otros. 

El  ministro  es  un  LEITOURGOS,  esencialmente  un  siervo  del  pueblo.  Pablo  escribe  a  los 
cristianos  de  Roma  que  debido  a  la  gracia  que  le  fue  dada  por  Dios,  él  fue  hecho  “ministro” 
(LEITOURGON) de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios. 

Adoración  es  pleitesía,  reverencia  y  comunión.  Pero  al  mismo  tiempo,  es  la  ofrenda  de  uno 
mismo en servicio a Dios. Es identificación con Dios por medio del Espíritu para maduración en amor y 
para el ministerio de amor a la humanidad. 

La  definición más sencilla  para adoración,  es la expresión de adoración del corazón de uno. El 


uso  de  la  palabra  adoración  en  el  Antiguo  Testamento  registra  ciento  dieciséis  menciones. 
Mayoritariamente  es  traducida  de  SHACHAH,  que  significa  “ inclinarse,  arquearse,  agacharse, 
doblarse.”  

Es más que notorio que el hombre es una criatura de adoración. Por propia naturaleza siempre 
tendrá la tendencia de adorar a alguien o a algo sin que nadie se lo exprese. Aquí estamos estudiando 
los métodos tradicionales de la adoración judaica. 

La  iglesia  de hoy  tomó  esas pautas y las incorporó  a  sus rituales. Nunca entendió que cuando 


Dios dijo que Él buscaba adoradores en espíritu y en verdad, no estaba diciendo que debían seguir con 
esos  rituales,  sino  que  de  nada  valían  ellos  si  el  hombre  no  sacaba  de  su  interior  lo  que  mostraba 
externamente. 

Por lo tanto, adorar de una manera no establecida por Dios en su Palabra, es ser presuntuoso y 
atrevido. ¿Cómo podemos pensar que a Dios va a agradarle nuestra adoración si Él ya ha dicho que tal 
adoración no le agrada? ¿Tan ciegos estamos? 

Lo cierto, entonces, es que podríamos estar adorando  a Dios y, pese a ello, estar equivocados. 
Porque  es  notorio  que  se  puede  adorar  al  Dios  verdadero  y  aún  estar  equivocados.  Ni  hablar  si  con 
nuestra adoración rendimos esa pleitesía a una clase de dios que no es el verdadero. 

¿Esto  es  lo  que  extrañas?  Imposible.  Ya  has  visto  sobradamente  que  no  necesitas  lugares 
específicos,  ni  templos,  ni  salones  ni  escenografías  religiosas  para  adorar.  Tú  adoras  con  tu  vida  en 
espíritu y verdad o no adoras, así de simple. Y seguimos con rituales vendidos como cumplimiento… 

Se Mira, Se Cumple y No se Toca 


En cuanto a la Santa Cena, o Mesa del Señor, o Cena del Señor, este es un ritual simbólico que 
lleva años en la iglesia y al que nadie jamás osaría investigar bajo ningún concepto. Se estableció  así 
en su momento y así seguirá por siempre, más allá de que haya sido ordenado o no tal cual se hace. 

El nombre  que conocemos fue dado  por  Pablo, y  que aparece solamente una vez en  el Nuevo 


Testamento  en  la  Primera  carta  a  los  Corintios11:20.  Se  denomina  así  al  rito  celebrado  por  las
138 

comunidades  primitivas  cristianas,  y  aparentemente  instituido  por  Cristo  mismo,  para  celebrar  su 
memoria en la víspera de su Pasión. 

También se encuentra en el Nuevo Testamento la expresión “partimiento del pan”. Muy pronto se 
añadieron otros nombres a este rito celebrado frecuentemente por los cristianos primitivos: “Comunión” y 
“Eucaristía”, del griego EUCHARISTÍA, ambos inspirados en pasajes del Nuevo Testamento . 

Ningún texto del Nuevo Testamento da un contenido sacrificial a esta comida cristiana, celebrada 
por  Cristo  en  el  marco  de  la  Pascua  y  que  dio  origen  a  las  celebraciones  dominicales  de  las  iglesias 
cristianas. Y mucho menos establecerlas un primer domingo, o un último de cada mes. 

Cristo hablaba de su muerte como la consumación del Siervo de Jehová, descrita por el profeta 
Isaías.  Jesús  quiso  cumplir  con  la  ley  ceremonial  de  la  Pascua,  en  compañía  de  sus  discípulos.  Se 
preparaba en la tarde el cordero pascual y la fiesta se efectuaba en la noche. 

En  tal  ocasión  se  mezclaba  vino  con  agua.  La  celebraban  solamente  los  apóstoles  y  las 
congregaciones  cristianas.  Se  le  llamaba  también  “la  mesa  del  Señor”,  y  la  copa  de  vino  conservó  el 
nombre judío de “copa de bendición” o “copa del Señor”. 

Es de advertir sin embargo, que el vocabulario usado en los textos primitivos está calcado en los 
textos que provienen del sistema sacrificial de la antigua dispensación. En algunas iglesias primitivas se 
celebraba antes de la ceremonia ritual una cena fraterna, llamada “ágape”, en la cual comían y bebían 
gozosamente los hermanos. 
En  Corinto  se  dieron  algunos  abusos  de  embriaguez,  glotonería  y  discriminación  de  los  más 
pobres,  lo  cual  dio  lugar  a  las  amonestaciones  de  Pablo    para  que  se  tome  dignamente  y  se  sepa 
discernir “el cuerpo del Señor”. 

Quiero  repasar  en  tu  compañía  ese  texto  que  siempre  has  oído  leer  cuando  se  produce  la 
ceremonia  de  la  Santa  Cena.  No  sé  si  en  tu  denominación  era  una  vez  por  mes,  dos  o  todos  los 
domingos o una vez al año. Parecería ser que la directiva de Jesús de hacer eso en su memoria no ha 
sido entendida de la misma forma por todos los evangélicos. 

No  te  preocupes  ni  te  gastes  en  esfuerzos  por  llegar  a  un  acuerdo  global.  No  existe  tal 
mandamiento.  Ahora  vamos  a  leer  el  texto  pausadamente,  entendiendo,  y  vas  a  ver  que  de  ninguna 
manera Él dijo que teníamos que cumplir con una ceremonia en su memoria. 

Dijo otra cosa. Pero a nosotros nos pareció bueno hacerlo y le dimos para adelante. Luego, con 
los  años,  ¿Quién  se  podía  atrever  a  modificarlo?  Cuando  digo  que  son vacas  sagradas,  no  me  mires 
torcido: ¡Lo son! 

Ahora Míralo Desde Este Lugar 

(1  Corintios  11:  23)=  Porque  yo   (Dice  Pablo)  recibí  del  Señor  lo  que  también  os  he 
enseñado: que el Señor Jesús, la noche que fue entregado  (El día anterior a la pascua judía), tomó 
pan;  (El pan representa el alimento espiritual) (24) y habiendo dado gracias, (No hizo una oración por 
los alimentos de media hora, sólo dio gracias) lo partió, y dijo: tomad, comed; esto es mi cuerpo  (La 
iglesia)  que  por  vosotros   (El  mundo)  es  partido;  haced  esto  en  memoria  de  mí.  (El  sugiere  que 
partamos el alimento para que el mundo entienda en memoria de Él que fue quien lo hizo primero)
139 

(25) Asimismo tomó también la copa, (¿Qué copa? Se nos ha enseñado que de vino. En otros 
textos se habla de vino y es probable que se trate de esa bebida porque ellos la tomaban en sus cenas, 
pero, ¿Dice algo de vino aquí? ¿O está hablando de esa copa que Él le pidió al Padre que si era posible 
le ahorrara de beber, cuando dijo “pasa de mí esta copa”?) después de haber cenado, diciendo: esta 
copa  es  el  nuevo  pacto  en  mi  sangre;  haced esto   (No  evadir  la  copa  que  el  Señor  nos  ponga  por 
delante) todas las veces que bebiereis, en memoria de mí (Yo lo hice, mi cuerpo lo debe hacer) 

(26) Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, (Atención con esto: no dice que todas 
las  veces  que  comiereis  pan,  sino  ESTE  pan.  ¿Cuál  pan?  El  que  simboliza  la  Palabra,  el  alimento)  y 
bebiereis  ESTA copa,  (No  dice vino,  dice  ESTA  COPA.  ¿Cual  copa? La  que  debes  beber para  estar 
rindiendo  honor  en  memoria  de  Él  que  no  dudó  en  beber  SU  copa.)  la  muerte  del  Señor  anunciáis 
hasta que Él  venga.  (Jesús partió  ese pan  y  bebió esa  copa  y  luego murió. Yo  hago lo mismo en su 
memoria y luego muero. Cuando Él resucite, yo resucito con Él.) 

(27)  De  manera  que  cualquiera  que comiere  este  pan   (Predicara, enseñara)  o  bebiere esta 
copa  (Sacrificios vanos, falsa  revelación)  del Señor indignamente,  será  culpado  del cuerpo  y de  la 
sangre del Señor. 

(28)  Por  tanto,  pruébese  cada  uno  a  sí  mismo   (Esto  se  llama  auto  examen,  auto  crítica, 
sentido común) y coma así del pan, y beba de la copa. (Sólo puedes servir al Señor con la certeza de 
estar limpio delante de Su presencia e íntegro de corazón, de eso habla.) 

(29) Porque el  que come  y  bebe indignamente,  sin discernir el cuerpo  del  Señor, (Esto es 


para aquellos que no toman en cuenta al pueblo, sino que ministran en su propio beneficio), juicio come 
y bebe para sí. (No habla de ritos o símbolos, habla de actitudes.) 

(30)  Por  lo  cual   (Por  todas  estas  falsas  actitudes),  hay  muchos  enfermos   (Física  y 
espiritualmente)  entre  vosotros,  y  muchos  duermen   (El  sueño  eterno  o  el  sueño  espiritual  de  la 
ceguera).

(31)  Sí,  pues,  nos  examinásemos  a  nosotros  mismos,  no  seríamos  juzgados;  (32)  mas 
siendo  juzgados,  somos  castigados  por  el  Señor,  para  que  no  seamos  condenados  con  el 
mundo.  (Esto  es:  Dios  no  permitirá  que  su  iglesia  estafe  al  mundo  incrédulo  por  tiempo  indefinido. 
Sacará del camino a aquellos que pretendan hacerlo, ya que ello redunda en falso testimonio) 

(33)  Así  que,  hermanos  míos,  cuando  os  reunís  a  comer,  (Alimentarse  espiritualmente) 
esperaos unos a otros.  (Nadie debe hacer gala de mayor crecimiento, sino compartir lo que conoce y 
sabe con aquellos que todavía ignoran.) 

(34)  si  alguno  tuviere  hambre,  coma  en  su  casa  (Esto  es:  en  lo  íntimo,  en  lo  privado,  en  lo 
personal) para que no os reunáis para juicio. (De no cumplirse con esto, Dios separará lo verdadero 
de lo falso. Eso es juicio.) Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere. 

Destinado al Hombre Interior 


.De  todo  esto  salta  una  duda  que  se  convertirá  en  pregunta.  “Hermano…¿Pero  entonces  está 
mal celebrar la Santa Cena?”  No.  No  está mal porque la  intención es  buena. Pero está más  que claro 
que no fue eso que hacemos en todos nuestros templos lo que Jesús ordenó. 

Sé  que esto  puede  sonarte  irreal,  traído  un  poco  de  los  cabellos  y  hasta hereje  o blasfemo,  si 
quieres.  Pero  recuerda  esto:  ¿Has  visto  en  algún  texto  bíblico,  que  Jesús  ordene  a  su  pueblo
140 

cumplimentar con alguna clase  de ritual? ¿No has comprobado  que TODO lo  que  Él  dice y demanda, 


tiene que ver con lo interno del hombre y no con lo externo? 

Por  lo  tanto,  si  lo  deseas  de  verdad  para  sentirte  mejor,  cuando  te  reúnas  en  tu  casa  con 
hermanos fieles a dialogar sobre las cosas del Señor, toma pan y toma vino y celebra tu Santa Cena en 
honra y honor a Su nombre. Pero créeme que no necesitas liturgia alguna para estar bien. 

Y luego tenemos la otra asignatura pendiente por quedar fuera de los templos. ¿Cómo hago para 
bautizarme?  ¿Quién podrá bautizarme? ¿No necesito que sea  un  pastor  quien  lo haga? ¿No estoy en 
desobediencia para con el Señor si no lo puedo hacer? 

Es Estrictamente en Su Presencia 
Déjame,  antes  de  llegar  a  ninguna  conclusión  que  te  sea  útil,  hacer  un  poco  de  historia. 
Conjuntamente con  ella y con  lo que  la Palabra dice al  respecto, vas a descubrir que ciertas cosas no 
son como las hemos entendido. Como sucede con casi todo el evangelio. 

Las palabras comúnmente utilizadas en el Nuevo Testamento  para denotar esta ordenanza son 
el verbo “baptizõ” y los nombres “baptista” y “bautismos”; pero ninguno de estos términos se emplea sólo 
en este sentido. 

El  verbo se  usa también para denotar  la purificación ceremonial de los judíos  antes de comer, 


para la que se vertía agua sobre las manos; figuradamente, para significar los sufrimientos de Cristo; y 
por último, para denotar la ordenanza bautismal. 

“Baptizõ”  es  la  forma  intensiva  de  “baptein”,  que  significa  Sumergir,  y  tiene  un  sentido  más 
amplio  que  éste.  En  la  carta  a  los  Hebreos  “bautismos”,  referido  a  los  diversos  lavamientos  rituales 
ordenados en el Antiguo Testamento con referencia a los ritos del tabernáculo, se traduce “abluciones”; 
sin ningún género de dudas, se refiere a los lavamientos ordenados, etc. 

En el bautismo, la idea expresada es la unión a alguien o a algo. Refiriéndose a los israelitas, se 
dice  en las Escrituras:  todos en Moisés  fueron bautizados  en  la nube  y  en el mar . Así el  bautismo 
cristiano es la identificación con Cristo en la esfera de Su autoridad y señorío, cuestión que no se discute 
pero que no tiene fundamento bíblico cierto y específico. 

(a)  BAUTISMO DE JUAN.  El bautismo de Juan tenía lugar en el Jordán, hacia donde las 


multitudes salían, y es mencionado una y otra vez como bautismo de “arrepentimiento”. Los que así se 
bautizaban debían dar frutos dignos de arrepentimiento. 

Ellos confesaban sus pecados, y exhortaban al pueblo a que creyeran en Aquel que vendría tras 
él,  Cristo  Jesús,  de  quien  dio  él  mismo  testimonio.  Un  residuo  piadoso  se  separó  por  el  bautismo 
esperando  la  venida  del  Mesías;  por  este  bautismo  se  juzgaron  a  sí  mismos,  y  se  apartaron  de  la 
condición caída de la nación. 

El  Señor  Jesús  fue  bautizado  por  Juan,  no  en  Su  caso  para  confesión  de  pecados,  sino  para 
asociarse  en  gracia  con  el  residuo  arrepentido,  para  cumplir  toda  justicia.  Su  bautismo  por  Juan  fue 
también  la ocasión  de  Su  ungimiento  por el  Espíritu Santo para  Su ministerio público, y del testimonio 
del agrado del Padre en Él, Su Hijo. 

(b)  BAUTISMO  CRISTIANO.  El  bautismo  cristiano  implica  la  confesión  de  Cristo  como 
Señor,  constituyendo  la  identificación  externa  con  Su  muerte,  y  por  ende  el  salirse  o  bien  del  terreno
141 

judío, culpable del rechazo de Cristo como Su Mesías, o del terreno gentil, sin Dios ni esperanza en este 
mundo. 

Este bautismo es “al (eis) nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Y “en (epi, o en los 
mss. B, C, D) el nombre de Jesucristo”. Las Escrituras no dan una enseñanza concreta acerca del modo 
del bautismo. El gran tema del bautismo es a quién somos bautizados. 

Pero  la  idea  dada  por  la  palabra  es  la  de  lavamiento  como con  los  sacerdotes  de  antaño  más 
bien que un rociamiento, como con los levitas. Pablo dio una importancia secundaria al acto externo a la 
unidad entre los creyentes; sí hizo hincapié en el bautismo del Espíritu Santo. 

Con respecto a quién puede recibir el bautismo, hay posturas divergentes. El Nuevo Testamento 
no menciona el bautismo de niños como tal; en las conversiones de Lidia, del carcelero de Filipos, y de 
Estéfanas, se afirma que con ellos se bautizó “toda su casa”, lo cual incluye en el término griego a todos 
aquellos que estaban sometidos a la autoridad del cabeza de familia, menores y esclavos. 

Se  aduce  que  en  el  caso  de  la  casa  del  carcelero  de  Filipos  toda  su  casa  se  regocijó.  Pero 
también es un hecho que el verbo creyó está en el original en masculino y singular, pudiéndose aplicar 
solamente al carcelero. 

Todo esto conduce a la conclusión de que con respecto al modo y receptores del bautismo sería 
imprudente  llegar  a  conclusiones  dogmáticas.  Con  respecto  a  la  naturaleza  del  bautismo,  es  un  acto 
externo  que  se  refiere  al  terreno  de  confesión,  testimonio,  en  identificación  pública  con  la  muerte  de 
Cristo para andar en novedad de vida. 

La posición de que el bautismo da el nuevo nacimiento sostenida por la iglesia de Roma en base 
a Juan 3:5 es una mala interpretación del simbolismo de las Escrituras, que el apóstol Pablo, en cambio 
comprendió muy bien: “...el lavamiento de agua por la palabra” “la fe es por el oír, y el oír por la Palabra 
de Dios”. 

Así,  lo que  tenemos  en  Juan  3:5  no  es  bautismo, sino  la  Palabra de  Dios hecha  eficaz  por  el 
Espíritu. Las distintas opiniones sobre el bautismo han dado lugar a diversos grupos eclesiásticos entre 
los cristianos. 

En  un  trabajo  como  éste,  es  difícil  exponer  las  diversas  posturas  y  sus  pros  y  contras,  y 
remitimos  al  estudioso  a  la  bibliografía  existente  sobre  el  tema.  En  todo  caso,  siempre  manteniendo 
vigorosamente el aspecto externo y no salvífico del bautismo, es de lamentar que en lugar de agua de 
unión, haya venido a ser “las aguas de la rencilla”. 

(c) BAUTISMO DE MUERTOS: Bautizarse por los muertos. Esta expresión aparece en 1 
Corintios  15:29.  Se  han  dado  muchas  explicaciones  a este  pasaje,  pero  leído  a  tenor  del contexto  en 
que se halla, leyendo los versículos 20­28 como paréntesis, el v. 18 explica el v. 29, y el v. 19  explica 
30:32. 

Así, si no hubiera resurrección, los “que durmieron en Cristo perecieron... ¿qué harán los que se 
bautizan  por  los  muertos?”  ¿Para  qué  ocupar  los  puestos  de  los  que  cayeron,  y  peligrar  a  toda  hora, 
como soldados  en  una guerra, si  los  muertos  no  resucitan?  ¿Qué aprovechaba  a  Pablo  luchar contra 
fieras en Éfeso, si los muertos no resucitan? 

La alusión a “peligramos a toda hora” y a “batallé” es a los que están en peligro, como soldados 
en guerra. Bautizarse por los muertos, pues, se dice de aquellos que en la lucha toman el lugar de los 
caídos, por su profesión de fe hecha pública por el bautismo. No hay lugar para exégesis imaginativas 
de este texto.
142 

BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO:  Es  distinto del  bautismo con  agua. El bautismo 


de  Juan  es  asimismo contrastado con  éste.  El  bautismo  cristiano,  aunque  distinto,  era  con vistas  a  la 
recepción del Espíritu Santo, pero no lo confiere. 

El  bautismo  del  Espíritu  Santo  tuvo  lugar  en  Pentecostés.  El  Señor  dijo  a  Sus  discípulos: 
“ Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” . En Pentecostés los 
santos fueron todos bautizados por Él, un Espíritu en un solo cuerpo. 

Esto  concuerda  con  el  inicio  de  la  iglesia  en  Pentecostés,  y  nos  dice  que  nadie  puede  venir  a 
formar parte del cuerpo de Cristo a no ser que el Espíritu Santo more en él, siendo así iniciado en él un 
cuerpo formado y caracterizado por el bautismo del Espíritu Santo una vez por todas. 

Ahora bien: ¿Vas a seguir creyendo que si no cumples con ese requisito simbólico y tradicional 
no  serás  salvo?  ¿Tú  has  creído,  realmente,  que  tantos  y  tantos  pseudos  cristianos,  bautizados,  que 
viven como les da la gana sin tener en cuenta la voluntad de Dios y, acaso, hasta sin creer de verdad en 
Jesucristo, serán salvos por el simple hecho de haberse bautizado? 

¿Y que de todos aquellos que reciben genuinamente a Jesucristo como Salvador y Señor en un 
lecho  de  muerte,  quizás  horas,  minutos  o  segundos  antes  de  expirar,  y  no  tienen  ni  tiempo  ni 
posibilidades de pasar por esas aguas del bautismo? 

“¡Bueno,  hermano!  ¡En  ese caso  no sufrirán  problemas  porque no se  bautizaron porque  no  les 
fue posible y Dios lo sabe!” –  Efectivamente. Dios lo sabe.  Puedes hacer  algo  fuera  de  los templos: si 
necesitas  ser  bautizado  o  que  alguien  lo  sea,  te  reúnes  con  los  hermanos  que  puedas,  quizás  en  la 
costa de un río o arroyo y listo: lo pasas por el agua y bautizado será. 

¡Hermano!  ¡Todos  sabemos  que  solamente  bautizan  los  pastores!  Perdóname:  ¿Vas  a  seguir 
conforme  a  las  disposiciones  de  la  iglesia  evangélica  estructural  o conforme  a  lo  que  Dios  dice  en  su 
palabra? Porque si es esto último, jamás la Biblia habló de pastores bautizadores… 

Al negro feo ese que iba en el carro, conocido como el etíope, lo bautizó Felipe, ¿No es así? Y si 
hay  un  ministerio  simbolizado  por  Felipe,  no  ha  sido  éste  precisamente  el  del  pastor,  sino  el  del 
evangelista. ¿Recuerdas lo que pregunta el etíope? 

Se  lo  puede  seguir  preguntando  hoy,  cuando  te  presionan  con  cursillos,  cursos  y  duros 
exámenes  a  cargo  del  sanedrín  evangélico  de  turno.  La  pregunta,  era:  ¿Qué  impide  que  yo  sea 
bautizado?  No leemos la respuesta de Felipe, pero la conocemos de memoria: Nada. 

De acuerdo, hermano. Vamos a suponer que con todo esto, me ha convencido que fuera de los 
templos  puedo  alabar,  adorar  y  que  no  necesito  ceremonias  aunque  por  dentro  las  aceptemos  como 
válidas, pero… ¿Qué me dice de los diezmos y las ofrendas? ¿Adonde los depositaré para poder ser 
bendecido y prosperado? 

6
143 

La Conversión de las
Billeteras

M uy bien, ya está. Me costó mucho entender lo que Dios me estaba mostrando, pero por 

fin mis ojos espirituales fueron abiertos y lo vi. Ya salí, ya estoy fuera, ya veo las cosas de otra manera. 
Babilonia, sus ritos domésticos, sus abusos, sus corrupciones, sus fiestas y sus entretenimientos, ya son 
un recuerdo en mi vida. 

Y está todo bien. ¿Todo? No. Todo no. No está todo bien. Porque desde que entendí como eran 
las cosas y dejé de lado mis intereses egoístas, me convertí en un “diezmero” consecuente. Y no sólo he 
diezmado puntualmente, sino también ofrendado y entregado alguna limosna. 

¿Pero es que no es lo mismo? No. No es lo mismo. El diezmo es una cosa, la ofrenda es otra 
y la limosna una tercera.  Pero ese no es mi problema ahora, fuera de Babilonia. Mi problema es que 
hago con esos diezmos y ofrendas. 

Porque cegado por la falsa enseñanza, las manipulaciones emocionales y ciertos autoritarismos 
disfrazados de autoridad, me habían inducido a entregar todas esas ofrendas a la iglesia en la cual me 
congregaba, que es – Según la enseñanza clásica ­, lo que se debe hacer. 

Pero  ahora  ya  no  estoy  allí  y  tendré  que  comenzar  todo  de  nuevo.  Y  en  ese  “todo”,  está 
contabilizado lo  referente a mis  diezmos  y  ofrendas. No puedo continuar sembrando en  tierra falsa, en 
tierra infértil, ya que es como sembrar en la arena y, además, no acceder a las bendiciones prometidas. 

Hay una salida, hay una solución, hay una luz que se encarga de alumbrar lo que en un principio, 
parecería ser una oscuridad inaccesible. Pero antes de llegar a ella, quiero que te quede bien claro cada 
uno de los tres conceptos que hemos adelantado: diezmos, ofrendas, limosnas. 

Un  diccionario  bíblico  es  una  excelente  ayuda,  ya  que  te  aporta  datos  de  la  historia,  de  la 
sociedad y de la geografía de los lugares bíblicos. Sin embargo, lo fructífero de todo esto es cuando, a la 
información  que  otorgan  esos  documentos,  podemos  agregarle  lo  que  el  Espíritu  Santo  le  dice  a  la 
iglesia hoy, y esencialmente a todos los que tienen oídos para oír. 

Comencemos Por lo Más Controvertido


144 

Diezmo se le llamaba a lo que era la décima parte de la renta de una persona. En el contexto 
de la ley, el diezmo se dedicaba a usos sagrados. Varias naciones de la antigüedad lo practicaban, y era 
conocido por los patriarcas del Antiguo Testamento 

(Génesis 28: 10)= Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. 

(11) Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las 
piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. 

(12) Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en 
el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 

(13)  Y  he  aquí,  Jehová  estaba  en  lo  alto  de  ella,  el  cual  dijo:  Yo  soy  Jehová,  el  Dios  de 
Abraham  tu  padre,  y  el  Dios  de  Isaac;  la  tierra  en  que  estás  acostado  te  la  daré  a  ti  y  a  tu 
descendencia. 

(14)  Será  tu  descendencia  como  el  polvo  de  la  tierra,  y  te  extenderás  al  occidente,  al 
oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. 

(15)  He  aquí,  yo  estoy  contigo,  y  te  guardaré  por  dondequiera  que  fueres,  y  volverá  a 
traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 
¨ 
(16) Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no 
lo sabía. 

(17) Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y 
puerta del cielo. 

(18)  Y  se  levantó  Jacob  de  mañana,  y  tomó  la  piedra  que  había  puesto  de  cabecera,  y  la 
alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. 

(19)  Y  llamó  el  nombre  de  aquel  lugar  Bet­el,  aunque  Luz  era  el  nombre  de  la  ciudad 
primero. 

(20)  E  hizo  Jacob  voto,  diciendo:  Si  fuere  Dios  conmigo,  y  me  guardare  en  este  viaje  en 
que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, (21) y si volviere en paz a casa de mi 
padre, Jehová será mi Dios. 

(22) Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, 
el diezmo apartaré para ti. 

Verso  12:  el  sueño  de  Jacob  sitúa  a  los  ángeles  en  la  tierra,  no  en  el  cielo.  Porque  dice  que 
subían  y  descendían, lo  que indica que estaban en  la tierra.  ¿Eran  ángeles o  eran mensajeros? En  el 
verso 13, Dios esboza uno de sus principios básicos: todo lo que establezca podrá hacerlo contando con 
tres generaciones. En este caso: Abraham, Isaac, Jacob. 

El verso 14 señala que todas las familias (No sólo las creyentes) serán benditas por su causa. Y 
si bien  al  decir  que  su  descendencia  sería  como  el  polvo  de  la  tierra,  muchos  creyeron  ver  en  ello  un 
sinónimo de multitud, aunque no deberíamos descartar la carnalidad de esa descendencia, ya que usa 
la misma expresión de la creación del hombre carnal.
145 

Pero lo que a nosotros en este trabajo nos interesa, está en el verso 22. Jacob no piensa que le 
dará a Dios su dinero u otras prosperidades, sino que tiene la certeza de que diezmará de aquello que 
Dios mismo le haya provisto. 

El hombre natural tiene problemas muy graves con esta forma de dar, porque entiende que todo 
lo que posee se debe a su esfuerzo y su capacidad personal. En tanto y en cuanto no entienda que es 
Dios quien lo está proveyendo, su resistencia a este acto será coherente con su manera de pensar. 

En  épocas  de  la  ley  mosaica,  ésta  establecía  los  diezmos  sobre  los  frutos  de  la  tierra  y  el 
ganado, dejando entrever algo que no siempre se ha mantenido con el correr de los tiempos porque las 
necesidades de la iglesia moderna demandan otra cosa: el diezmo no es solamente dinero. 

Antes, Durante y Después 


(Levítico. 27:30)= Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de 
los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. 

(31) Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por 
ello. 

(32) Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será 
consagrado a Jehová. 

(33) No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se 
dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. 

El diezmo será consagrado a Jehová. Era la ley, de acuerdo, pero convengamos en que desde el 
momento en  que  Abraham dio sus  diezmos  a  Melquisedec, cuatrocientos treinta años  antes  de  la  ley, 
algo nos debe estar enseñando. 

Es  necesario  que  dejemos  de  lado  los  cientos, o  miles  de  fraudes  que  tú  y  yo  podamos  haber 
visto  o  padecido  dentro  de  nuestras  organizaciones  con  este  tema,  y  entendamos  que  el  diezmo  va 
mucho más allá de una ley, una obligación o una imposición. 

El diezmo es una consagración de algo que tú haces al Señor. ¿Acaso para cumplir con una ley? 
No. Para tener derecho de acceso a una promesa de bendición hasta que sobreabunde. Porque la 
ley tuvo su caducidad por la llegada de la gracia, pero las promesas siguen vigentes y en pie. 

Dios  no  necesita  de  tu  dinero,  entiéndelo.  Quizás  sí  lo  necesitaban  algunos  líderes  ambiciosos 
que  puedes  haber conocido, pero  no  Dios. Lo  que  Dios  necesita  es  tu  alegre  generosidad  y  tu  total  y 
absoluta  confianza  en Él. La añadidura es  una responsabilidad suya.  Y  Dios cumple debidamente  con 
todas sus responsabilidades, no lo dudes. 

Esto ya viene mal desde la época de los levitas, ya que los antiguos les entregaban sus diezmos 
que ellos utilizaban en  el sostén de  ellos  mismos  y  de todo lo concerniente al culto que conducían. La 
diferencia,  en todo caso, estará  radicada  entre lo  que eran  aquellos  levitas  y  lo que son los modernos 
levitas. En este texto que habrás leído muy de paso, seguramente, están las bases de lo que te digo. 

¿Sacerdotes a Sueldo o Asalariados?


146 

(Números 18:21)= Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por 
heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. 

(22)  Y  no  se  acercarán  más  los  hijos  de  Israel  al  tabernáculo  de  reunión,  para  que  no 
lleven pecado por el cual mueran. 

(23)  Mas  los  levitas  harán  el  servicio  del  tabernáculo  de  reunión,  y  ellos  llevarán  su 
iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos 
de Israel.

(24)  Porque  a  los  levitas  he  dado  por  heredad  los  diezmos  de  los  hijos  de  Israel,  que 
ofrecerán  a  Jehová  en  ofrenda;  por  lo  cual  les  he  dicho:  entre  los  hijos  de  Israel  no  poseerán 
heredad.

(25) Y habló Jehová a Moisés, diciendo: (26) Así hablarás a los levitas, y les dirás: cuando 
toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros 
presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. 

(27) Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. 

(28)  Así  ofreceréis  también  vosotros  ofrenda  a  Jehová  de  todos  vuestros  diezmos  que 
recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón. 

(29) De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos, 
ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. 

(30)  Y  les  dirás:  cuando  ofreciereis  lo  mejor  de  ellos,  será  contado  a  los  levitas  como 
producto de la era, y como producto del lagar. 

(31)  Y  lo  comeréis  en  cualquier  lugar,  vosotros  y  vuestras  familias;  pues  es  vuestra 
remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión. 

(32)  Y  no  llevaréis  pecado  por  ello,  cuando  hubiereis  ofrecido  la  mejor  parte  de  él;  y  no 
contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. 

Esto nos deja bien en claro que, la organización actual de la iglesia está más emparentada con la 
época de la ley que en la etapa de la gracia. Porque aquí se establecían diezmos para los levitas, (Que 
hoy serían nuestros llamados “pastores”) por causa de su trabajo de intermediación. 

Tú,  en  aquella  época,  no  podías  hacer  la  expiación  de  tus  pecados  por  ti  mismo.  Debías  ir  al 
sacerdote con tu cordero, tu buey o tu palomino, entregárselo para que él hiciera el trabajo de derramar 
esa sangre a tu favor. Era en virtud de ese trabajo que merecía los diezmos como salario de su trabajo. 

Hoy eso ya no existe porque Cristo hizo la expiación por todos y ya no necesitamos sacerdotes 
que la hagan. Simplemente nos basta, a cada uno de nosotros, tomar por fe aquella expiación de 
Cristo y ser limpios por su sangre. 

Los diezmos,  entonces, podemos  mantenerlos no  ya  como pago a tareas ministeriales como  la 


de los antiguos levitas, sino como reconocimiento y consagración a la alimentación que se le prodigue al 
pueblo.  Diezmos  al  alfolí,  alimento  en  la  casa.  Es  otro  tema  que  luego  trataremos,  la  selección  o 
elección de esos alfolíes.
147 

Dice  la historia  literal, sin embargo,  que  esta práctica  del diezmo  en  algunas  ocasiones decaía 


ostensiblemente.  Lo  curioso  del  caso  es  que,  al  igual  que  lo  que  hoy  podemos  comprobar,  desde  los 
sitiales de poder se vertían amonestaciones para los que eran responsables. 

Si me Miras, te Miro… 
(Malaquías 3: 7)= Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no 
las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas 
dijisteis: ¿En que hemos de volvernos? 

(8)  ¿Robará  el  hombre  a  Dios?  Pues  vosotros  me  habéis  robado.  Y  dijisteis:  ¿En  que  te 
hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 

(9) Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 

(10)  Traed  todos  los  diezmos  al  alfolí  y  haya  alimento  en  mi  casa;  y  probadme  ahora  en 
esto, dice  Jehová  de  los ejércitos, si no  os abriré las  ventanas  de los  cielos,  y  derramaré sobre 
vosotros bendición hasta que sobreabunde. 

(11) Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, 
ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 

(12)  Y  todas  las  naciones  os  dirán  bienaventurados;  porque  seréis  tierra  deseable,  dice 
Jehová de los ejércitos. 

¿Quién deberá dar el primer paso? Tú, yo, nosotros, el hombre. Dios llegará y te hará saber que 
está allí. Pero si tú no caminas hacia Él, Él no vendrá a buscarte. Esto es lo que en muchas ocasiones 
piensan aquellos que están acostumbrados a ser mimados o privilegiados. 

Hay un problema: en  el Reino de  Dios no hay  mimados ni  privilegiados. Es el  único lugar –  Te 


puedo dar fe, donde funciona verdaderamente la igualdad. En la sociedad humana es imposible, aunque 
diversas ideologías lo hayan hecho un slogan propio y contundente. 

Pero aquí se te dice y se te enseña que, si tú no te vuelves al Señor, no esperes que Él se vuelva 
hacia ti. Por ese motivo es que muchos oran, oran y oran y no reciben respuesta. No han terminado de 
volverse genuinamente a Dios y eso le impide a Él volverse hacia ellos. 

Determinar como  robo  el  no cumplir  con  tus  diezmos  y  ofrendas,  es  un acto  que  emana  de  la 
Ley.  Eso  es  lo  que  enseñan  y  dicen  muchos  teólogos  prestigiosos.  Luego,  otros  con  mucho  menos 
escrúpulos enseñan lo contrario por conveniencias personales. 

Lo  cierto  es  que  ha  quedado  demostrado  por  la  misma  Biblia  que  el  diezmo  es  anterior, 
contemporáneo  y  posterior  a  la  ley.  Porque  es  algo  que  tú  ya  sabes  que  se  lo  debes  a  Dios;  está 
grabado en tu corazón. 

Que  se  lo  entregues  o  no,  ya  es  un asunto  entre  tú  y  tu  Ego;  o  tu  codicia,  o  tu  avaricia.  En  el 
mejor de los casos, que se lo entregues o no, es una cuestión de ser o no, víctima de fraudes o engaños 
por parte de inescrupulosos ordenados como falsos ministros. 

Porque todo el mundo cristiano siempre ha hecho especial hincapié en la primera parte del verso 
10, pero en su segunda parte y conclusión y, mucho menos todavía, en el verso 11. Porque lo primero 
dice que así como se accede al diezmo, el alfolí tiene la obligación de contener alimento. Y que por ese
148 

acto,  tú  quedarás  libre  de  todo  ataque  del  diablo  sobre  tus  finanzas,  posesiones  o  propiedades.  Eso 
dice. 

Ahora bien; quienes han estudiado esto último, han coincidido en que el diezmo era un asunto de 
la ley. No tuvieron en cuenta el episodio de Abraham y Melquisedec. No le hace, el tema va más allá. El 
tema llega a nuestros tiempos con una duda: ¿Qué del diezmo en el Nuevo Testamento? Entonces nos 
llevan a Lucas. 

Haz Esto, Pero Aquello También 


(Lucas  11:  42)=  Mas  ¡Ay  de  vosotros,  fariseos!  Que  diezmáis  la  menta,  y  la  ruda,  y  toda 
hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar de 
hacer aquello. 

Vamos a ser objetivos. En este asunto no siempre los ministros lo son, ya que en muchos casos, 
su  mensaje  está  íntimamente  relacionado  con  su  subsistencia.  Aquí,  lo  que  en un principio se ve  con 
claridad, es que Jesús no descalificó al diezmo, sino que lo respaldó. 

Porque  lo  que  Él  hace  en  este  texto  es  censurar  la  hipocresía  de  esos  fariseos,  que  pese  a 
cumplimentar  con  todas  las  reglas  del  diezmo  hasta  la  última  minúscula  semilla,  en  cambio,  no  se 
comportaban de igual modo con los principios morales básicos del Reino de Dios. 

Por  eso  Jesús  entiende  oportuno  recordarles,  (Aunque,  obviamente,  ellos  no  podían 
desconocerlo) que  esto  (La  justicia  y  el amor de Dios)  les era necesario  hacer, sin que  por esa causa 
dejaran de hacer aquello, (El diezmo tal como se lo conocía). 

Muchos  cultores  del  diezmo  casi  con  características  de  imposición  absolutista  y  autoritaria,  se 
toman de este pasaje para enseñar que el diezmo también era una práctica correcta dentro del Nuevo 
Testamento. 

Sin  embargo,  (y  aunque  como  luego  podrás  comprobar,  no  estoy  en  contra  del  diezmo  en 
absoluto), es mi deber aclararte que el Nuevo Testamento, que es Nuevo Pacto, como tal, comienza con 
sangre expiatoria. Y esa sangre fue derramada recién en la cruz del calvario. 

Así  que,  si  bien  este  pasaje  del  capítulo  11  de  Lucas  se  encuentra  abarcado  en  lo  que  los 
teólogos  determinaron  que  era  el  Nuevo  Testamento,  conforme  a  como  lo  ubicaron  en  la  Biblia,  la 
realidad nos dice que ese episodio tiene lugar dentro de lo que todavía es el Antiguo, ya que aún Jesús 
no ha ido a la cruz. 

Lo mismo hay que decir para lo que puedes leer en Lucas 18:12, donde se reúnen un fariseo y 
un  publicano  en  el  templo  y,  debatiendo  quien  era  mejor,  el  fariseo  señala  como  fidelidad  el 
cumplimiento del ayuno y los diezmos. Sigue siendo Antiguo Pacto. 

En cuanto a lo que encontramos en el capítulo siete de la carta a los Hebreos, no se trata de un 
episodio  actual,  sino  del  comentario  y  la  evaluación  de  cómo  viene  desarrollándose  el  asunto  de  los 
diezmos desde Abraham y Melquisedec hacia aquí. 

Lo  cierto  y  real  es  que  ni  Cristo  ni  los  apóstoles  declararon  en  ninguna  parte  que  el  diezmo 
estuviera  concluido  o  caduco.  Muy  por  el  contrario,  llegado  el  momento,  instan  a  la  gente  a  dar  con 
alegría, conforme a lo que haya en su corazón porque, ­ aseguran ­, Dios ama al dador alegre.
149 

El  creyente  es  exhortado  a  dar  no  por  una  norma  impuesta, sino  presentándole el  ejemplo de 
gracia del mismo Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico (2 Corintios 
8:9). 

No es el diezmo del cristiano lo que corresponde al Señor, sino todo su ser, puesto que ha sido 
comprado “por precio”, y debe así venir a ser eficaz administrador de todo lo que el Señor ha puesto en 
sus manos para la gloria de Dios. 

Su Majestad: Las Ofrendas 


En  cuanto  al  segundo  paso  de  la  actitud  de  generosidad  de  dar  sin  pensar  en  recibir,  nos 
encontramos con la Ofrenda.  Al margen de acepciones que tienen que ver con la liturgia del catolicismo 
romano, el diccionario dice que esto es una dádiva o servicio en muestra de gratitud o amor. 

En  la  Biblia  nos  encontramos  con  distintos  tipos  de  ofrenda,  y  creo  que  deberíamos  darle  un 
repaso  rápido  a  cada  uno  con  la  finalidad  de  que  nos  quede  en  claro  el  concepto  abarcativo  de  la 
palabra en sí misma. 

En primer término, nos encontramos con  La Ofrenda de Libación. 

Esta ofrenda, por lo general, no se ofrecía sola. Se ofrecía con el sacrificio de la mañana y de la 
tarde, que era un holocausto, e iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal. Consistía de vino, 
y la cantidad era variable, en relación con el animal ofrendado. 

(Números  28:7).  Y  su  libación,  la  cuarta  parte  de  un  hin  con  cada  cordero;  derramarás 
libación de vino superior ante Jehová en el santuario  

En la tierra de Canaán se debería ofrecer una libación a las oblaciones de olor grato. La cantidad 
de vino y aceite debían ser iguales, y en proporción a la importancia de la víctima. La libación podía ser 
una tipología del gozo en el Espíritu en la conciencia del valor de la obra de Cristo hecha a la gloria de 
Dios, que puede ser una alusión a la ofrenda de libación. En cuanto al Hin, te recuerdo, era una medida 
hebrea de capacidad para líquidos, equivalente a entre cinco y seis litros. 

Luego  hallamos  a  Las Ofrendas Mecidas. El rito de mecer  las ofrendas se daba en: (a) 


Los sacrificios de acción de gracias. La espaldilla derecha de la víctima era elevada delante del Señor, y 
el pecho se mecía. El sacerdote podía acto seguido comer esta carne consagrada. 

(b)  La  primera gavilla  de  la siega, mecida  y  ofrecida a  Dios el  segundo  día  de  la  Pascua.  Esta 
gavilla simbolizaba la resurrección y también la consagración de la siega entera. 

(c)  Los  dos  panes  hechos  con  la  nueva  harina,  y  los  dos  corderos  del  sacrificio  de  acción  de 
gracias  eran  mecidos  y  ofrecidos  durante  Pentecostés,  cincuenta  días  después  de  la  gavilla  de  las 
primicias.

(d) El sacrificio por la culpa, mecido, ofrecido por el israelita sanado de la lepra: rito simbólico de 
purificación y de nueva consagración a Dios. 

(e) La ofrenda de celos (harina de cebada). 

En  los  sacrificios  de  acción  de  gracias  de  carácter  privado,  el  pecho  mecido  y  la  espaldilla 
ofrecida por elevación revertían al sacerdote. El ofrendante y los suyos comían el resto del animal. En el
150 

sacrificio de  acción  de  gracias del nazareo, el sacerdote  recibía, además de  la retribución ordinaria,  la 


espaldilla cocida del carnero. 

En Pentecostés, los dos corderos y los panes de las primicias quedaban en poder del sacerdote. 
El rito  efectuado por  el  sacerdote  consistía en  poner  las manos  bajo  las  manos  del  que presentaba  la 
ofrenda, y mecer la ofrenda. 

El  Talmud  y  la  tradición  rabínica  indican  que  se  trataba  de  cuatro  movimientos  sucesivos:  de 
adelante a atrás, de atrás a adelante, mecido de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo (elevación). 

De  las  mecidas,  pasamos  a  Las  Ofrendas  Mecidas  y  Elevadas.  Estas  no  eran 
ofrendas separadas, sino que en ocasiones ciertas porciones de una ofrenda eran mecidas o elevadas 
ante el Señor. Así, en la consagración de Aarón y de sus hijos, la grosura, el rabo con su grasa, el sebo, 
los riñones con su grosura, y la espaldilla derecha del carnero, junto con una torta de pan y otra de pan 
amasado en aceite  y  un  hojaldre,  todo  ello  fue mecido  por  Aarón  y  sus hijos delante  del  Señor,  y  fue 
después quemado en holocausto en el altar. 

El pecho del carnero fue también mecido como ofrenda mecida delante del Señor, y la espaldilla 
fue  levantada  como  ofrenda  elevada;  todo  ello  fue  comido  por  Aarón  y  sus  hijos.  De  las  ofrendas  de 
paces, el pecho era siempre una ofrenda mecida, y el hombro derecho una ofrenda elevada, y eran para 
los sacerdotes. 

Los  rabís  explican  que  la  espaldilla  elevada  era  movida  hacia  arriba  y  hacia  abajo,  y  el  pecho 
mecido lo era de lado a lado. Estas acciones eran hechas “delante de Jehová”, y parecen simbolizar que 
aquellos que movían las ofrendas estaban realmente en Su presencia, con las manos llenas de Cristo. 

Cristo  es  así  el  Antitipo de  todos  los  sacrificios:  en  ellos  se  prefigura  Su  consagración hasta  la 
muerte; la perfección y pureza de Su vida de consagración a Dios; la base y el sujeto de comunión de 
Su pueblo y, por último, la eliminación del pecado por el sacrificio. 

En  la carta a  los  Hebreos  se expone  en  detalle  el contraste  entre  la posición del  judío,  para  el 
que  todos  los  sacrificios  tenían  que  ser  repetidos  (existiendo  el  sistema  tipológico  mediante  la 
repetición),  y  la  posición  del  cristiano,  que  mediante  el  único  sacrificio  de  Cristo  (que  no  admite 
repetición) quedan perfectos para siempre . 

Asimismo, tienen acceso al Lugar Santísimo, porque el gran Sumo Sacerdote ha entrado en él. 
Así, habiendo aparecido  Cristo  en la  consumación  de  los  siglos   para  por el  sacrificio  de sí  mismo 
quitar  de  en  medio  el  pecado ,  no  queda  ya  más  sacrificio  por  los  pecados.  Sin  fe  en  la  muerte 
sacrificial de Cristo no hay salvación. 

El cristiano es exhortado a presentar su cuerpo como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, lo 
cual constituye su culto racional. Con ello ofrece a Cristo el sacrificio de alabanzas a Dios, y los actos de 
bondad y de comunicar de lo propio a los demás son sacrificios agradables a Dios. 

Mientras  tanto,  también  tenemos  a  las  ofrendas  de  paz,  que  son  distintas  tanto  del 
holocausto como  de  la  oblación  de  ofrenda vegetal,  aunque  está  basada  en  ambas. Su objeto no  era 
enseñar  cómo  un  pecador  podía  conseguir  la  paz  ni  tampoco  hacer  expiación:  se  trata  más  bien  del 
resultado de haber recibido bendición, de la respuesta del corazón a esta bendición. 

El alma entra en la consagración de Cristo a Dios, el amor y poder de Cristo como bendición de 
la familia sacerdotal, y su propio sustento en la vida allí donde la muerte se ha introducido. La ofrenda de 
paces podía ser de las manadas o de los rebaños, macho o hembra.
151 

El ofrendante imponía las manos sobre la cabeza de la ofrenda, y le daba muerte. La sangre era 
rociada alrededor  del  altar. Toda  la  grasa,  los  dos  riñones  y  la grasa  de  encima  del hígado se debían 
quemar sobre el altar, como ofrenda de olor grato a Jehová. 

Esto era la parte de Dios, su pan. El pecho de la ofrenda era mecido como ofrenda mecida y a 
continuación  era  usado  como  alimento  para  Aarón,  y  sus  hijos  e  hijas.  La  espaldilla  derecha  era  una 
ofrenda elevada, y quedaba para el sacerdote que la ofrecía. 

Por su parte, el ofrendante y sus amigos comían también de la ofrenda aquel mismo día; si era 
un voto o una ofrenda voluntaria, podía ser comida al día siguiente. Lo que quedara de ella tenía que ser 
quemado con fuego: ello indica que para que la comunión sea real tiene que ser directa, no demasiado 
separada de la obra del altar. 

La ofrenda de paz iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal, constituida por tortas sin 
levadura y hojaldres sin levadura untados con aceite; junto a ello se añadían tortas de pan leudado. Esto 
último  reconocía  la  existencia  de  pecado  en  el  adorador  que,  si  era  mantenido  inactivo,  no  lo 
descalificaba como adorador. 

Todo  lo  que  tipifica  a  Cristo  era  sin  levadura.  Que  la  ofrenda  de  paz  tipifica  comunión  queda 
patente de  las  instrucciones  acerca  de  su  uso:  parte  de  ello  era aceptado  sobre  el  altar,  recibiendo  el 
nombre de “el alimento de la ofrenda”; otra parte era alimento para el sacerdote (tipo de Cristo) y de los 
hijos del sacerdote (los cristianos); y otra parte era comida por el ofrendante y sus amigos (el pueblo, y 
quizá también los gentiles, que en el Reino “se gozarán con su pueblo”). 

Este pensamiento de la comunión halla su expresión en la mesa del Señor, en la comunión de la 
sangre  y del cuerpo del  Señor.  Se dice que  la ofrenda  de  paz  “pertenece a Jehová”;  del  mismo modo 
toda la adoración pertenece a Dios: es el fruto y expresión de Cristo en los creyentes. 

Más adelante, nos  encontramos con otra clase de ofrenda:  La Ofrenda por el Pecado. 


Ésta y la ofrenda por yerro forman un caso aparte de las ofrendas. En la ofrenda del holocausto y la de 
paz el ofrendante viene como adorador, y por la imposición de manos se identifica con la aceptabilidad y 
aceptación de la víctima; en cambio, en la ofrenda por el pecado la víctima se identificaba con el pecado 
del ofrendante. 

La  ofrenda  por  el  pecado  era  la  provisión  para  cuando  algún  miembro  del  pueblo  redimido 
hubiera  pecado,  a  fin  de  evitar  que  el  juicio  cayera  sobre  el  ofrendante. Esta característica  general  es 
siempre constante, aunque los detalles difieran. 

El Día de la Expiación se mantiene aparte: la sangre de la ofrenda por el pecado era llevada al 
Lugar Santísimo, y rociada sobre y delante del Propiciatorio. Se tenía que hacer la expiación conforme a 
las demandas de la naturaleza y majestad del trono de Dios. 

Este tipo era repetido cada año para mantener la relación del pueblo con Dios, debido a que el 
Tabernáculo de Jehová permanecía entre ellos en medio de las impurezas del pueblo. También se hacía 
expiación por el lugar santo y el altar; todo ello era reconciliado mediante la sangre de la ofrenda por el 
pecado, y sobre la base de la misma sangre, los pecados del pueblo eran administrativamente llevados 
lejos, a una tierra desierta. 

En  caso  de  pecado  por  parte  del  sacerdote  o  de  toda  la  congregación,  la  comunión  quedaba 
interrumpida: por  ello, la  sangre  tenía que ser  llevada al  lugar  santo,  rociada  allí siete veces, y puesta 
sobre los cuernos del altar del incienso (el lugar de allegamiento sacerdotal) para el restablecimiento de 
la comunión.
152 

En  caso  de  que  se  tratara  del  pecado  de  un  jefe  del  pueblo  o  de  alguno  de  los  miembros  del 
pueblo, la sangre era untada sobre el altar de bronce, el lugar donde el pueblo se allegaba. Con ello se 
restauraba también la comunión de los individuos del pueblo. 

De  la  ofrenda  por  el  pecado  no  se  dice  que  sea,  como  un  todo,  olor  grato:  el  pecado  es  el 
concepto  dominante  en  esta  ofrenda,  pero  la  grosura  sí  se  quemaba  sobre  el  altar  como  olor  grato. 
Cristo  fue,  en  todo  momento  (tanto  en  la  cruz  como  en  vida),  un  deleite  para  Dios.  La  ofrenda  por  el 
pecado  que  era  consumida  por  el  sacerdote  es  declarada  “cosa  santísima”.  Todo  ello  es  tipología  de 
Cristo, sacerdote y víctima, con nuestra causa en Su corazón. 

En  los  casos  donde  se  trata  específicamente  de  infracciones  de  normas  u  ordenanzas,  se 
considera la capacidad económica del ofrendante. Si alguien no podía llevar una cordera o una cabra, se 
le permitía que llevara dos tórtolas; y si incluso no podía costear éstas, ni dos palominos, podía entonces 
llevar la décima parte de un efa de flor de harina. 

Esto no parece concordar con la necesidad de derramamiento de sangre para remisión, pero el 
memorial  quemado  sobre  el  altar  tipificaba  el  juicio  de  Dios  sobre  el  pecado.  Hacía  que  la  ofrenda 
pudiera  estar  al  alcance  de  todos,  de  manera  que  la  más  pobre  de  las  almas  tuviera  manera  de 
encontrarse con Dios con respecto a su pecado. 

La pobreza representa poca luz o ignorancia, no rechazo ni indiferencia hacia Cristo. Y al llegar 
la harina al fuego del juicio del altar, la muerte de Cristo por el pecado no quedaba fuera en esta forma 
de ofrenda por el pecado, la más sencilla de todas. 

Hablemos  ahora  de  La  Ofrenda  por  la  Culpa.  Ésta  se  diferencia  de  La  ofrenda  por  el 
Pecado en que tiene a la vista el gobierno de Dios, en tanto que la ofrenda por el pecado tiene a la vista 
la naturaleza santa de Dios, y por ello su necesaria acción contra el pecado en juicio. 

El  Señor  es  también  la  verdadera  ofrenda  por  la  culpa.  Él  restaura  más  a  Dios  que  el  daño 
hecho  a  Él  por  el  pecado  del  hombre,  y  los  efectos  de  la  ofrenda  por  la  culpa  se  manifestarán  en  el 
Reino. La ofrenda por la culpa tiene que ver con faltas cometidas contra el Señor o contra el prójimo. 

En  estos  casos,  se  tenía  que  ofrecer  una  ofrenda  expiatoria  por  la  culpa,  porque  una  falta 
cometida contra un semejante violaba los derechos de Dios, y se debía hacer restitución también, con la 
adición de un quinto del perjuicio. 

Esto es lo que tiene que ver con la ofrenda. Tal como puedes ver, en lo somero y casi superficial, 
la ofrenda era una actitud que encerraba un obsequio que alimentaba al sacerdote y que también podía 
hacerlo con quien la daba. 

Visto  desde  este  ángulo,  no  estaría  incorrecto,  entonces,  que  de  la  ofrenda  actual  tomen  los 
pastores o líderes de las congregaciones para satisfacer sus propias necesidades. Sólo un problema: el 
sacerdote aquel era una tipología de Cristo, y de tu ofrenda, hoy, tú no pruebas ni un pequeño bocado. 

Aunque Pobres Haya Siempre… 


Quiero  que veamos,  ahora,  el  tercer  elemento  que  está emparentado con  tu  estado  interno  de 
generosidad.  Se  trata  de  La  Limosna.  Es  una  terminología  que  en  los  ambientes  evangélicos 
prácticamente no se conoce. Sí en el catolicismo romano, aunque se trata de una interpretación distinta.
153 

Este  término  tampoco  se  halla  en  nuestras  versiones  del  Antiguo  Testamento  (en  cambio,  es 
frecuente en  los  libros  apócrifos),  pero  el acto  de  benevolencia que  se  expresa con  ella  tenía  un  gran 
lugar en Israel. 

Algunos escritos nos muestran que el acto de dar limosnas ya se conocía desde la más remota 
antigüedad. La ley de Moisés decía de manera formal: Porque no faltaron menesterosos en medio de 
la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso 
en tu tierra (Deuteronomio 15:11). 

A los pobres se les tenía que dejar el rebusco después de la siega y de la recogida de los frutos. 
Cada tres años les era dado el diezmo a ellos, lo mismo que el producto de la tierra durante el séptimo 
año, o año sabático. 

En los banquetes de las fiestas anuales, se tenía que invitar al pobre, al extraño, al huérfano, a la 
viuda, y al levita. Estos actos de amor práctico formaban parte de la “justicia” del verdadero israelita. Es 
muy  natural  que  la  distribución de  limosnas  viniera  a  ser considerada  como  una virtud,  y  su  ausencia 
como un grave pecado. 

Sin  embargo,  cuando  la  falta  de  observación  de  la  ley  y  las  desgracias  nacionales  de  Israel 
produjeron una pobreza más generalizada, se ordenó la recogida de ofrendas regulares de alimentos y 
comida. 

En el Nuevo Testamento, Jesús recomienda dar limosna con discreción, y no  para ser alabado 
de los hombres (Mateo 6:2­4). La actitud del dador tiene más importancia que el valor material del don. 
El verdadero cristiano no puede negarse a ayudar a los indigentes. 

Los primeros cristianos llevaban a cabo distribuciones entre  los  destituidos  entre ellos hasta tal 


punto que se tuvo que llegar al nombramiento de diáconos para supervisar esta actividad. Tabita hacía 
muchas buenas obras y limosnas, al igual que Cornelio. 

En cuanto a los apóstoles, ellos no cesaban de practicar y recomendar la acción de compartir de 
lo  propio.  Sin  embargo,  las  Escrituras  no  alientan  la  indolencia  ni  la  pobreza  que  ella  provoca,  pero 
expresa  de  una  manera  admirable  el  capítulo  que  debe  inspirar  nuestras  acciones  con  respecto a  los 
“económicamente débiles”. 

(1 Juan.3:16­17)= En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; 
también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de 
este  mundo  y  ve  a  su  hermano  tener  necesidad,  y  cierra  contra  él  su  corazón,  ¿Cómo  mora  el 
amor de Dios en él?  

Dos  cosas  deben  quedarte  muy  claras  después  de  haber  estudiado  esto:  que  una  cosa  es  el 
diezmo, que otra cosa es la ofrenda y que una tercera es la limosna. Y la otra, es que en los tres casos, 
hoy, tu decisión nace de tu voluntad, de tu libre albedrío que Dios respeta. 

Él,  lo  único  que  hace  es  aclarar  que  le  agrada  de  sobremanera  el  dador,  el  generoso,  pero 
consigna puntualmente que prefiere en todos los casos, al que lo hace sin obligatoriedad de por medio, 
sino con alegría y gozo. ¿Estás diezmando así? ¿Estás ofrendando así? ¿Estás dando limosna así? 

Cualquiera  de  tus  respuestas  a  las  tres  preguntas  anteriores,  no  sólo  estarán  marcando  que 
clase de vida cristiana llevas, sino cuales son tus posibilidades de acceso a las promesas de Dios con 
relación a la sobreabundancia.
154 

Porque si todo se tratara de diezmar puntualmente, de ofrendar debidamente y de dar limosna a 
quienes lo necesitan en cada caso, creo que una gran mayoría estaría más que justificada. Sin embargo, 
ahora  vas  a  ver  y  comprobar  que  la  Palabra  no  te  está  ordenando  meter  la  mano  en  tu  bolsillo  y 
regalarle a cualquiera lo que haya. La Palabra te habla de Alfolí. Y un alfolí no es cualquier cosa, es un 
lugar que Dios eligió para que tú guardes y aproveches tu alimento. 

A La Búsqueda de Tu Alfolí 
Sabido  es  que  no  hay  cuerpo  humano  que  pueda  sobrevivir  sin  alimento.  A  esto  lo  podría 
desarrollar con mayor precisión, cualquier buen médico. Quien no come, se debilita primero y se muere 
irremediablemente después. 

Los  que  conocen  de  cerca  los  síntomas  de  una  muerte  por  inanición,  sostienen  que 
primeramente sobrevienen  intensos dolores, producto  de  que el  organismo comienza a consumir  sus 
propias reservas. 

Luego se pasa a un estado general de profunda debilidad, en el que la persona es incapaz de 
realizar movimiento alguno y, finalmente, ya con el paciente en un estado de inconsciencia o coma, se 
produce, inevitablemente, la muerte. 

Ninguna  clase  de  muerte  es  gratificante  de  observar,  sin  dudas.  Somos  seres  creados  para  la 
vida y, el encontronazo con la muerte ajena, es un impacto duro de sobrellevar. Sin embargo, si existe 
una  muerte  horrible  por  donde  la  mires,  esa  es  la  muerte  por  hambre,  por  desnutrición,  por  falta  de 
alimento. 

¿Qué  se  debe  hacer,  entre  otras  cosas,  para  evitar  este  tremendo  flagelo  en  aquellos  lugares 
donde el alimento no es abundante? Lo primero, salir a procurarlo, salir a buscarlo donde quiera que se 
encuentre. Eso es lo que se hace en muchos lugares geográficamente menos dotados, por ejemplo. 

Ya no es factible quedarse esperando que llueva del cielo, tal como cayó el maná en el desierto. 
Dios no se repite, tiene creatividad suficiente para inventar algo nuevo cada día. Además nos ha dado 
una  mente  lúcida  que  debemos  utilizar  para  tejer  estrategias  a  favor  del  Reino,  no  para  intentar 
analizarlo a Él. 

Que exista mucha gente todavía que crea lo contrario, no es un problema de Dios. En todo caso, 
(¿O quizás debería decir “en todos  los casos”?), es un  problema de una organización  que funciona en 
paralelo y a la que pomposamente muchos siguen llamando “iglesia”. 

Cuando se encuentra buen alimento, se  lo debe administrar  correctamente. Lo  que se necesita 


se consume y lo que resta, a diferencia de aquel viejo maná, se guarda en graneros, también llamados 
alfolíes. De la cantidad y la calidad de alimento que haya en tu alfolí, mi estimado hermano o hermana, 
dependerá tu vida y la de tu familia. 

¿Y  qué  es  un  alfolí?  Un  lugar,  precisamente,  empleado  para  guardar  los  cereales  en  grandes 
cantidades,  algo  así  como  hoy  son  los  silos  que  encontramos  en  cada  establecimiento  rural.  Sin 
embargo,  no  todo  era  campestre,  ya  que  para  este  fin,  también  solían  usarse  grandes  cántaros  y 
habitaciones en los altos de las casas de familia. 

Había  viviendas,  incluso,  que  se  dedicaban  exclusivamente  al  almacenaje  de  granos.  Los 
tesoros  del  rey  eran  enormes  y  abastecían  a  muchos  de  sus  empleados,  y  constituían  ciudades  de 
aprovisionamiento como en el caso de Salomón.
155 

En  tiempos  “turbulentos”  se  usaban  “depósitos”  y  hasta  pozos  para  esconder  los  comestibles. 
Nuestros antepasados pensaban con gran esmero en la seguridad de su alimento. ¿Estará haciendo lo 
mismo en el plano espiritual la Iglesia del Señor en estos tiempos? Miremos la Biblia y los antecedentes 
históricos que contiene al respecto. 

Alfolíes Llenos, Corazones Alegres 


(Génesis 41: 54)= Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; 
y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. 

(55) Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por 
pan, y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere. 

(56) Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero 
donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. 

En  lo  estrictamente  histórico,  geográfico  y  literal,  es  notorio  que  debe  haber  ocurrido  alguna 
catástrofe  de  grandes dimensiones,  porque Egipto recibía casi  toda  el agua de la  que disponía del río 
Nilo, de las lluvias propias de las estaciones que caen en lo profundo del este de África. 

No  sólo  escasearon  las  lluvias  allí,  sino  que  el  río  Nilo,  que  se  desbordaba  todos  los  años, 
aparentemente  no  se  salió  de  su  cauce  durante  varias  temporadas,  quizás  en  todo  el  transcurso  de 
aquellos siete años. Sin la crecida de las aguas del Nilo, muy poco podía cosecharse en Egipto. 

En lo espiritual, podemos resumirlo en el hecho esencial: cuando escasea el alimento, es decir 
la Palabra  fresca  y  revelada  y  por consiguiente hay  hambre  en el  pueblo, la  solución  está en abrir los 
graneros, los alfolíes. En un salmo donde David habla de la prosperidad, vuelve a mencionarlo. 

(Salmo  144:  12)=  Sean  nuestros  hijos  como  plantas  crecidas  en  su  juventud,  nuestras 
hijas  como  esquinas  labradas como  las  de  un  palacio;  (13)  nuestros  graneros  llenos,  provistos 
de toda suerte de granos, nuestros ganados que se multipliquen a millares y decenas de millares 
en nuestros campos. 

Esto  nos  dice  que  una  iglesia  próspera  es aquella  que  guarda  en sus  graneros,  toda  clase  de 
granos,  alta  calidad en  su  alimento.  ¿Quieres  saber cómo  está tu  congregación?  Mira  la  calidad  de  lo 
que hay en su alfolí. ¿Quieres una receta para mantener tu alfolí rebosante? Mira: 

Lo que Siembras, Cosechas 


(Proverbios  3:  1)=  Hijo  mío,  no  te  olvides  de  mi  ley  y  tu  corazón  guarde  mis 
mandamientos ; (Lo  primero, es guardar  la pureza y la autenticidad  de  la Palabra) (2) porque largura 
de  días  y  años  de  vida  y  paz  te  aumentarán.  (¿Entiendes,  ahora,  por  qué  tanta  gente  pierde 
demasiado rápido su vida y su paz?) 

(3) Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, (Se ataba al cuello 
de los animales las cuerdas o riendas para comandar sus pasos) escríbelas en la tabla de tu corazón; 
(4) y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. (No interesa como se 
comporten contigo. Tu misericordia, dice aquí, te granjea la gracia de los hombres y de Dios)
156 

(5) Fíate (Esto quiere decir: confíate) de Jehová de todo tu corazón, (Iglesia: ¡Confía en Dios!) 
Y no te apoyes en tu propia prudencia. 

(6)  Reconócelo en todos  tus caminos,  y  él enderezará tus  veredas.  (No sólo en un templo, 


no sólo un día domingo, en todos tus caminos) 

(7) No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal; (8) porque será 
medicina  a  tu  cuerpo,  (Apartarte  del  mal  es  el  principio  de  la  sanidad  física)  y  refrigerio  para  tus 
huesos. (Apartarte del mal es el principio de la ausencia de reumas y artritis) 

(9) Honra a Jehová con tus bienes  (¡Esto se llama Ofrenda!) Y con las primicias de todos tus 
frutos ,  (¡Esto  se  llama  Diezmo!)  (10)  y  serán  llenos  tus  graneros  con  abundancia,  y  tus  lagares 
rebosarán de mosto. (¡Esto se llama prosperidad! ¡Y no es ninguna teología oportunista!) 

Aquí  está  en  juego  el principio de  la  siembra  y  la  cosecha.  Ese  principio  fue,  es  y  será válido, 
pero  bajo  ciertas  condiciones:  Sembrar  lo  debido  en  el  lugar  indicado.  ¿Y  por  qué  a  veces  no 
funciona?

Hay dos causas básicas: O no estamos honrando a Dios con nuestros bienes ni con las primicias 
de nuestros frutos, o bien esto se está haciendo pero en un lugar que no es granero, que no es alfolí y 
que por lo tanto Dios no puede bendecir porque se pierde o se roba. Pero hay otro texto que es mucho 
más claro y concreto. 

(Proverbios  14:  4)=  Sin  bueyes  el  granero  está  vacío;  mas  por  la  fuerza  del  buey  hay 
abundancia de pan. 

El buey es símbolo de poder y el pan del alimento. ¿No es así? Lo que aquí le está diciendo es 
que, si no hay poder de Dios manifestado, el alfolí no guarda nada que sirva, es pura hojarasca. 
Pero que si le da vía libre al poder del Espíritu Santo, eso produce palabra, alimento en abundancia y no 
tendremos que ver ovejas flacas ni desnutridas. 

El Tiempo de la Cizaña 
Sin embargo, la tipología espiritual más clara entre el granero, el alfolí y la Palabra, el alimento 
en  el  día  de  hoy,  está  en  un  texto  que,  con  muy  poca  imaginación,  podemos  estar  viendo  como  una 
muestra concreta de lo que estamos viviendo como iglesia, escucha: 

(Joel 1:  15)=  ¡Ay  del día!  (¿Qué  día?)  Porque cercano está el día de Jehová, (Ah,  el día de 


Jehová.  ¿Y  habla  de  un  día  específico  o  de  un  tiempo  global?)  Y  vendrá  como  destrucción  por  el 
Todopoderoso . (¿Estará hablando de lo que hemos aprendido como el Fin del Mundo? No parece que 
sea así, mira:) 

(16)  ¿No  fue  arrebatado  el  alimento  de  delante  de  nuestros  ojos?   (Hermano:  la  iglesia, 
mayoritariamente,  ¿No  se  ha  quedado  sin  palabra  de  un  momento  para  el  otro,  y  casi  delante  de 
nuestras  narices?)  ¿La  alegría  y  el  placer  de  la  casa  de  nuestro  Dios?   (¿Te  sientes  igual  en  el 
templo, hoy, que hace diez años atrás?) 

(17)  El  grano  se  pudrió   (Eso significa  que  era  grano  bueno,  palabra  pura,  pero se  pudrió,  es 
decir,  se  corrompió.  Fue  adulterada  tanto  que  no  lo  resistió)  debajo  de  los  terrones,  los  graneros 
fueron asolados , (De un momento para el otro, alfolíes que siempre habían tenido alimento de ‘primer 
nivel, ahora contienen pasto seco, flaco, pobre o lo que es más grave: Tóxico.) Los alfolíes destruidos
157 

porque  se  secó  el  trigo   (Dios  dice que  en  un  mismo  lugar  habrán  de  convivir  el  trigo  y  la  cizaña;  la 
semilla buena y nutritiva y el alimento falso, tóxico. Aquí dice que el trigo se secó. Entonces, ¿Qué es lo 
que nos queda? La cizaña, el falso alimento, la imitación humanista de la Palabra.) 

Respecto a  este  día,  en  el  que  notoriamente el  máximo  padecimiento será  la  falta de  Palabra, 
hay referencias muy claras en toda la Biblia. Jeremías 30:7 dice: ¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto 
que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado . 

Con  relación  al  alimento,  vemos  lo  que  dice  en  Isaías  3:6­7:  Cuando  alguno  tomare  de  la 
mano  a  su  hermano,  de  la  familia  de  su  padre,  y  le  dijere:  tú  tienes  vestido,  tú  serás  nuestro 
príncipe, y  toma  en  tus manos esta ruina: él  jurará aquel día, diciendo:  no  tomaré ese  cuidado; 
porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo . 

También hay alusión a la ausencia de evangelismo en Isaías 17:10­11: Porque te olvidaste del 
Dios  de  tu  salvación;  y  no  te  acordaste  de  la  roca  de  tu  refugio;  por  tanto,  sembrarás  plantas 
hermosas, y plantarás sarmiento extraño. El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su 
simiente  brote  de  mañana;  pero  la  cosecha  será  arrebatada  en  el  día  de  la  angustia  y  del  dolor 
desesperado. 

(Hageo 2:  19)=  ¿No  está  aun  la  simiente  en  el  granero?  Ni  la  vid   (El  pueblo)  ni  la  higuera 
(Que es el remanente) ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día 
os bendeciré. 

Al pedirle al pueblo que mire hacia atrás, Dios  destaca  lo que  representa en  bendiciones  poner 


primero su propósito, por encima  y  por delante de cualquier necesidad  personal.  Dice, primero, Desde 
este día en adelante, y luego agrega: Mas desde este día te bendeciré. 

Estas son palabras de la segura, aunque inmerecida provisión de Dios. Esto nos tiene que llevar 
a decidirnos a creer y reconocer la verdad de que cuando renunciamos a las ambiciones egoístas y a la 
agenda  personal  para  concentrarnos  en  hacer  avanzar  el  reino  de  Dios,  Él  seguramente  nos  va  a 
bendecir por y con ese fin. 

(Mateo 3: 11)= Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene 
tras  mí,  cuyo  calzado  yo  no  soy  digno  de  llevar,  es  más  poderoso  que  yo;  él  os  bautizará  en 
Espíritu Santo y fuego. 

(12) Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y 
quemará la paja en fuego que nunca se apagará. 

Conviene  señalar,  en  primera  instancia,  que  el  bautismo  de  Juan  no  es  otra  cosa  que  una 
tipología de la experiencia de la salvación y de ser bautizado en el Espíritu. De la misma manera que el 
bautismo de Juan coloca al individuo en medio del agua, así el bautismo de Jesús coloca al cristiano en 
medio del Espíritu, identificándolo como alguien unido por completo al Señor. 

El  fuego  purifica,  pero  también destruye.  De  allí  que  la  salvación en Jesucristo  purificaría  a  los 
verdaderos  judíos  que  lo  aceptaran  como  Mesías  y  destruirían  a  aquellos  que  lo  rechazaran.  Dice, 
asimismo, en principio, que a su trigo, es decir al alimento genuino que proviene de Él, lo guardará en el 
verdadero granero, en el verdadero alfolí. 

Mientras  tanto,  a  la  paja,  que  en  suma  es  la  cizaña,  el  alimento  falso  y  sin  nutrimento, 
conjuntamente  con  todos  aquellos  que  lo  difundan  y  sean  portadores,  se  quemará.  Ojo  que  no  dice 
restaurar, dice quemar.
158 

Tiempo de Segar 
(Mateo  6:  26)=  Mirad  las  aves  del  cielo,  que  no  siembran,  ni  siegan,  no  recogen  en 
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 

(Mateo 13: 30)= Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la  siega; y al tiempo de la 
siega yo diré a los segadores: recoged primero la  cizaña,  (¡Cuidado hermano con  las  escatologías 
costumbristas!  No  confundamos  la  cronología  bíblica  de  los  hechos.  Aquí  dicen  que  primero  sale  la 
cizaña, no la iglesia) y atadla en manojos para quemarla; Pero recoged el trigo en mi granero. 

Toda  palabra  falsa,  todo  alimento  nocivo  o  sin  proteínas  espirituales  que  hoy  se  ofrece  como 
bueno, se va a derrumbar dejando paso al verdadero, al divino que, como corresponde, es el que deberá 
formar parte del auténtico alfolí. 

(Lucas 12: 16)= También les refirió una parábola, diciendo: la heredad de un hombre rico 
había producido mucho. 

(17) Y  él pensaba  dentro  de  sí, diciendo: ¿Qué  haré, porque  no  tengo  donde  guardar mis 
frutos? 

(18)  Y  dijo:  esto  haré:  Derribaré  mis  graneros,  (¡Ey!  Ups!)  Y  los  edificaré  mayores,  y  allí 
guardaré todos mis frutos y mis bienes. 

Aquí hay algo que te  invito a que  anotes  y  recuerdes: Él,  en  persona,  (Figurativamente,  porque 


no  dice  cómo  lo  hará)  derrumbará  todo  falso  o  insuficiente  granero,  todo  falso  alfolí,  que  es  el  lugar 
donde  se  está  almacenando  alimento  tóxico,  alimento  contaminado,  y  dice  que  construirá  uno  mayor. 
¿Cuándo  será  esto?  En  el  tiempo  de  la  siega.  Bien:  este  es  el  tiempo  de  ese  tiempo,  mi  querido 
hermano.

Hasta aquí he leído algunos, al menos, de los muchos textos donde la palabra Granero, Alfolí, se 
encuentra presente. Unos más, otros menos, en mayor o menor medida, el sinónimo de granero y alfolí, 
salta a la vista y queda en evidencia. ¿Qué es lo que queda en evidencia? 

Que  tanto  el  granero  como  el  alfolí,  son  los  lugares  de  la  casa  destinados  a  almacenar  el 
alimento  que,  en  épocas  de  baja  cosecha,  vamos  a  consumir.  ¿Y  cuando  viene  una  época  de  baja 
cosecha? Ya lo vimos; cuando hay sequía, cuando falta la lluvia. 

¿Cuántos  saben  que  la  lluvia,  en  términos  bíblicos,  es  el  equivalente  a  las  bendiciones?  Si  el 
trigo es el alimento bueno y el alimento bueno es la Palabra ungida y pura, el alfolí será, entonces, aquel 
sector  de  la  iglesia  del  Señor  en  donde se guarda el  alimento  espiritual para ser  utilizado  en aquellas 
épocas en que las bendiciones de Dios sean escasas y comience a verse el hambre en el pueblo. 

Allí es, entonces, donde podemos comprender la revelación que hay en el único verso que usa 
la palabra alfolí en Malaquías. 

Dios Resiste Toda Prueba 


(Malaquías  3:  10)=  Traed  todos  los  diezmos  al  alfolí  y  haya  alimento  en  mi  casa;  y 
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y 
derramaré bendición hasta que sobreabunde.
159 

Si hay un versículo usado, predicado y abanderado en nuestro pueblo, ese es este. ¿Y qué es lo 
que  dice,  linealmente?  Dice  que  nuestra  obligación  legal  es  traer  TODOS  los  diezmos  al  alfolí,  al 
granero, al lugar donde tenemos almacenados nuestros alimentos. 

Como  consecuencia  de  ese  paso  de  obediencia,  que  no  se  nos  pide  porque  Dios  necesite 
nuestro dinero, sino para darnos una  posibilidad de  obedecer,  Dios  dice  que prosperaremos, dando 
lugar a la ley de la siembra y la cosecha. 

Dios lanza un desafío aquí, teniendo muy en claro que lo último que se convierte en un hombre, 
es su billetera. Él dice que lo probemos en esto, que no nos quedemos con lo que nos  parece. Que él 
admite esa prueba, que no hay problema, y que prestemos atención para ver si no es cierto que abrirá 
las ventanas de los cielos y derramará bendición hasta que sobreabunde. 

Claro: esto debe realizarse bajo la óptica de una obediencia decidida por convicción y voluntad, 
y no un acto forzoso por imposición de leyes bíblicas, ¿Entiendes? 

Y  tengo  la necesidad de  aclarártelo  porque es más  que  notorio  que  por  estos  tiempos,  no  son 
pocos los pseudo líderes que se atreven a exigir diezmos a sus liderados. Esto, quiero decirlo con todas 
las letras, es más pecaminoso que no diezmar. Porque esto último puede darse por ceguera espiritual o 
ignorancia, pero lo otro por corrupción y ambición personal. 

Cuando  estaba  escribiendo  justamente  este  capítulo,  recibí  un  correo  de  una  joven  que  se 
congregaba en una iglesia donde sus pastores la perseguían y acosaban sexualmente de manera sutil. 
No  sólo  esto;  ella  hizo  una  venta  de  un  vehículo  y,  al  domingo  siguiente,  le  recriminaron  que  en  la 
canasta  de  la  ofrenda  no  estuviera  el  diez  por  ciento  de  esa  operación  financiera.  No  hay  derecho 
alguno  a  esto,  que  quede  claro.  ¡Pero    hermano!  ¡Es  que  usted  le  roba  a  Dios!  Déjalo;  es  un  asunto 
entre ese hermano y Dios. No te metas. 

La palabra SOBREABUNDE, en este verso, es  la palabra DAY, y significa Suficiencia, Plenitud, 
Una  cantidad  lo suficientemente  grande,  Algo  inconmensurable.  Esta  palabra,  DAY,  aparece  cerca  de 
cuarenta veces en el Antiguo testamento; por primera vez en el capítulo 36 del libro del Éxodo, donde se 
refiere a una ofrenda voluntaria de oro y otros objetos. 

El  pueblo  ofrendó  de  una  manera  tan  dadivosa  que  las  escrituras  describen  su  ofrenda  como 
“más que suficiente”. DAY se encuentra en el título de la famosa canción de agradecimiento de Pascua 
titulada DAYENU, que significa “sería suficiente para nosotros”. Cada verso relaciona algo que Dios hizo 
por Israel en el Éxodo y concluye diciendo que, si hubiera hecho solamente eso y nada más, habría sido 
“suficiente para nosotros” 

¿Y qué es el diezmo? Según muchos hermanos, muy dolidos por las también muchas cosas feas 
que  han  visto  dentro  de  las  congregaciones,  (el  mundo  no  diezma,  voluntariamente,  claro,  porque  un 
porcentaje  de  los  impuestos  que  paga  al  Estado,  ­cuando  los  paga­,  en  muchos  países 
latinoamericanos, se derivan a una iglesia oficial) dicen, estos hermanos, que “ Es un mandamiento de 
la ley de Moisés utilizado, hoy, cuando estamos bajo la gracia, en beneficio de ciertas personas 
autoproclamadas líderes.”  

La Ley Caduca, La Promesa No 

Por supuesto que no es tan así. Ya leímos que en Proverbios 3 dice que debemos honrar a Dios 
con nuestros bienes y con las primicias de todos nuestros frutos, y que sólo así nuestros graneros serán 
prosperados  y  rebosarán  de  mosto,  que  hoy  es  la  revelación  fresca.  Antes,  era  ley;  hoy  es  decisión 
voluntaria. Porque la ley caduca, pero la promesa no.
160 

También es real que mucha es la gente que indudablemente está incapacitada de cumplimentar 
esto  a  partir  de  su  propia  pobreza.  Una  pobreza  que,  en  muchos  casos,  es  producto  de  su 
desobediencia a la Palabra, pero que también tiene que ver con estructuras humanistas que hoy por hoy 
gobiernan al mundo y lo oprimen. 

Esta  desobediencia se manifiesta  de  varias maneras.  Una  de  ellas,  dice  la  Biblia,  es  robarle a 
Dios.  El  texto  de  Malaquías  3:10  nos  dice  claramente  que  aquellos  que  retienen  sus  diezmos  y 
ofrendas, le  están robando a Dios.  No a  una congregación, no a un grupo  de  hombres, a Dios. Como 
consecuencia de esa decisión, se privan a sí mismos del cumplimiento de una promesa de bendiciones 
hasta que sobreabunden. 

Cuando  se  cesa  de  diezmar,  se  está  violando  la  ley  y,  si  se  viola  la  ley,  entonces  esa  ley  no 
puede obrar a favor de quien o quienes la violan. Nada hará que un creyente sabio y fiel deje de dar sus 
ofrendas  y  diezmos.  Sus  argumentos  podrán  ser  muy  lógicos  y  atendibles  desde  lo  humano,  pero  no 
tienen consistencia alguna en el ámbito del Espíritu. 

¡Pero estamos bajo la Gracia, no bajo la ley! Es verdad, pero recuerda que Jesús dijo que él no 
venía a abrogar la ley, sino a cumplirla. La ley ha sido reemplazada por la Gracia cuando se refiere a los 
aspectos rituales o externos, pero no a sus principios, porque Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Y 
además es inmutable, lo que significa que no cambia. Y en todo caso, estimemos que la ley dejó de ser, 
pero no así la promesa que la acompaña. 

Un  creyente  fiel y sabio,  por otra  parte, jamás ofrendará  o  diezmará con  el objetivo  de  obtener 


algo a cambio. Tampoco  lo hará por  obligación  y  a  disgusto. En cualquiera de  estos casos, no  espere 
quien así se maneja, conseguir algo del cielo. 

Dios no necesita de tu dinero, Dios te permite a ti crucificar la carne (En este caso representada 
en tus bolsillos) a los fines que tú te ganes la recompensa simplemente a partir de tu obediencia. ¡Dios 
siempre  recompensa  la  obediencia!  Como  dijo  cierto  poeta:  la  obediencia  es  la  excusa  de  Dios  para 
bendecirte. 

El salmo 78:23, dice:  Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los 
cielos, e hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, y les dio trigo de los cielos. 

Y  nos  queda,  posteriormente,  el pasaje  de  1  Crónicas  31:10  que  relata:  Y  el  Sumo  sacerdote 
Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de 
Jehová,  hemos  comido  y  nos  hemos  saciado,  y  nos  ha  sobrado  mucho,  porque  Jehová  ha 
bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones. 

Los Falsos Graneros de la Nada 


Hasta  aquí  lo  que  es  demanda  y  recompensa  de  Dios  en  este  punto.  Tienes  razón  cuando 
señalas que son muchos los que  le están robando,  pero no son  pocos, sin  embargo,  los  que  están en 
plena obediencia. 

Sin embargo, venimos viendo desde hace mucho tiempo, que de todos los que están en plena 
obediencia para con los diezmos y ofrendas, una gran mayoría no recibe lo que Dios ha prometido, y no 
ve en su vida esa ventana abierta y esas bendiciones sobreabundantes.
161 

Es por ese motivo que, desanimados, eligen adherir a la supuesta caducidad del diezmo. Como 
no ven resultados de prosperidad cumpliéndose, estiman que eso debe ser porque la ley del diezmo ya 
ha quedado sin efecto, derogada. 

Para colmo de males, algunos manejos turbios que ciertos  líderes han hecho,  y  hacen de esos 


diezmos, ha llevado a mucha gente a emparentar ambas cosas y decidir que, efectivamente, el diezmo 
tiene  que  ser  algo  que  pertenecía  a  la  ley  y  que,  como  tal,  ha  quedado  sin  efecto  y,  si  se  sigue 
predicando, es sólo porque a cierta gente oportunista e inescrupulosa le conviene. 

Lo  que  sí  está  sucediendo  y  a  muy  poca  gente  se  le  ha  ocurrido  observarlo,  es  que  hay  una 
notoria  falta  de  bendición a partir  de  la  falsedad de los alfolíes.  ¿Cómo se entiende esto? Simple:  el 
texto de Malaquías 3:10 tiene una faceta muy clara que nadie te ha predicado, seguramente. 

Tiene  dos  mandamientos,  no  uno.  El  primero  es  el  que  conocemos,  el  que  se  ha  difundido 
profusamente:  Traed  todos  los  diezmos  al  alfolí.  Pero  luego  viene  el  segundo,  del  cual  nadie  dice 
nada, pero que es el que otorga calibre de alfolí al alfolí, o no se lo otorga: Y haya alimento en mi casa. 

Casa, aquí, puede tomarse en cualquiera de los dos conceptos: El destinado al hombre, casa de 
Dios,  templo  del  Espíritu  Santo,  o  el  más  amplio,  que  es  el  que  tiene  que  ver  con  la  iglesia.  En 
cualquiera de los dos casos, la idea de Dios, es que tú tengas alimento. Que haya un alfolí, un granero, 
en el cual se acumule el alimento espiritual para nutrir al pueblo de Dios. 

A ese alfolí será, por lógica, al que ese hijo de Dios deberá traer todos sus diezmos y ofrendas. 
Lo que sucede con mucha repetitividad, es que hay decenas, centenares, millares de alfolíes que están, 
o bien vacíos o bien llenos de pasto seco, de hojarasca, de cizaña, una basura que no alimenta a nadie. 

Aquí  es  donde  la  tradición  impide  la bendición. Porque  se  nos ha  enseñado  y  con valor  de  ley 
inapelable, que  los  diezmos  y  ofrendas se  traen  a la  congregación de la cual somos miembros. Claro, 
eso sería lo correcto, siempre y cuando nuestro alimento espiritual estuviera realmente en ese lugar. 

¿Pero sabes tú  la cantidad de gente  que está  diezmando y ofrendando  en  iglesias donde hace 


mucho tiempo que no hay ni mensaje, ni palabra, ni alimento? ­ ¿Pero y qué quiere que haga, hermano? 
¡Yo me estoy congregando allí! ¡Es mi obligación sostener la obra! 

De acuerdo, ¿Pero te alimentas allí? –  No, la verdad es que hace mucho tiempo que no recibo 
nada  allí.  –  Entonces,  te  estás  muriendo...  ­  ¡No!  No  me  estoy  muriendo  porque  me  las  arreglo  para 
buscar en otras partes. Mire: yo hago... (Y ahí te cuentan cómo hacen para recibir alimento espiritual.) 

Es un abanico muy amplio de posibilidades que van desde: cumplir con todos los requerimientos 
en una iglesia, pero ir a alimentarse a otra; recurrir a libros, casetes o videos de diferentes siervos o de 
algunos en especial. 

¿Qué Obra Estás Sosteniendo? 


Adherir  a  determinados  espacios  de  Internet,  la  televisión  cristiana  o  las  radios  cristianas.  Y 
cientos de variantes más, (Algunas de ellas, lindando con lo pintoresco) Te diré algo: Si tú eres uno de 
los  que  está  haciendo  cualquiera  de  estas  cosas  para  alimentarte,  plantéate  muy  seriamente  que,  si 
deseas recibir la bendición prometida en Malaquías, vas a tener que asumir que, la cosa que hagas, el 
lugar adonde acudas a buscar alimento, ese y no otro es tu alfolí. La pregunta, entonces, es: ¿Qué obra 
sostienes con tus diezmos?
162 

Pero  hermano... ¡Es que si de  pronto dejo de diezmar en mi congregación  y  empiezo  a  hacerlo 


en otra iglesia, o en un determinado ministerio que realmente me alimenta, me voy a sentir culpable de 
que  mi  congregación  no  avance  en  la  obra!  ¿Obra?  Bolsones  de  comida  y  ropa  para  los  pobres, 
comedores para los pobres, ayuda social…¿Esa es la obra? Si esa es la obra que salva, la cruz Roja es 
salva en su totalidad por decreto. ¿Es así..? 

Culpa: En este mismo libro tienes un análisis del significado de esta palabra, que no es más que 
ese  demonio  que  la  manipulación  emocional  que  a  veces  existe  dentro  de  las  iglesias  ha  permitido 
entrar. 

Un  verdadero  espíritu  de hechicería  que  hoy  por  hoy  camina  incorporado  a  la  vida  de  muchos 
hermanos. ¿Qué culpa? Tú no tendrías culpa alguna si obedeces al Señor. Y además colaborarías para 
que se haga justicia. 

¿Qué  justicia?  La  de  respaldar,  sostener  y  extender  ministerios  legítimos,  levantados  por  el 
Señor,  ungidos  en  su  trabajo,  llenos  del  Espíritu  Santo  y,  al  mismo  tiempo,  ayudar  a  derrumbar 
definitivamente a Babilonia, iglesias falsas, lugares muertos o destinados a satisfacer las ambiciones de 
los hombres inescrupulosos, sin aportarle absolutamente nada al reino de Dios. 

Y una acotación que  responde a una consulta que muchos me han hecho:  La  iglesia  trae sus 


diezmos  y  ofrendas  al  alfolí.  Jamás  la  Biblia  ha  dicho  que  el  alfolí  sea  el  que  tiene  que  salir  a 
buscarlas. 

–  Es  que  se  hace  para  que  yo  no  me  tenga  que  molestar,  y...  –  Basta.  Llevar  tus  diezmos  y 
ofrendas al alfolí no es molestia, es un privilegio más de la adoración. – De acuerdo, pero ¿Y si la gente 
no lo trae? ­ Si alguien no los trae, no es iglesia, es visita. 

­  ¡Ah,  claro!  ¿Pero  si  es  iglesia  y  de  todos  modos  no  lo  trae?  –  Entonces  no  es  iglesia,  es 
confusión,  enojo  o  resentimiento.  Porque  el  diezmo  y  la  ofrenda  constituyen  un  sublime  acto  de 
adoración  y  amor  total  y  absolutamente  voluntarios,  a  partir  de  una  decisión  íntima  y  personal  por 
convicción y no la cuota social y mensual de un club llamado Iglesia. 

En  lo  personal,  las  cosas  son  muy  claras  y  simples.  Nos  hemos  ido  alimentando  en  distintos 
lugares  con  mi  familia  y,  en  cada  caso,  esos  lugares  se  convirtieron  en  nuestros  alfolíes.  Algunos 
duraron un largo tiempo y otros no, pero esa es mi decisión y no mi obligación. 

Porque si el Señor te muestra que un determinado ministerio es tu alfolí, no deberás en absoluto 
cometer  el  error  de  suponer  que,  diezmando  allí,  tú  adquieres  atención  permanente  u  otra  clase  de 
dedicación para con tu persona. Tú no adquieres nada, tú obedeces. Y si recibes abundancia conforme 
a la promesa, es por tu obediencia, no por tu esfuerzo o algo parecido. 

En Esto no Existe el Trueque 


A esto lo aclaro porque no son pocos los que suponen que, ni bien han enviado dos dólares a un 
ministerio,  éste  quedará  irremediablemente  a  su  servicio  para  lo  que  necesite.  Entonces  podrá 
ofenderse  si  de  pronto  consulta  por  una  novia,  una  esposa  u  algo  similar  y  no  le  responden  algo 
satisfactorio. 

¡Ni  se  te ocurra  pensar que  con lo  que le pertenece  al  Señor  tú  puedes comprar el  servicio de 
personas a tu favor o en tu beneficio! ¡Ni te atrevas a calcular que puedes hacer alguna clase de trueque
163 

o  canje con  Dios!  –  Pero  es que  yo  he visto…  ­  Ya sé  lo  que  has  visto,  pero  aquí  estamos  hablando 
entre creyentes genuinos y no entre disfrazados de religiosos. 

También  es  menester  puntualizar  con  claridad  que  nadie  que  ponga  un  dólar  en  un  ministerio 
porque lo considera su alfolí, contrae con este una obligación periódica. Tú pones ese dólar cuando Dios 
te da  dirección  para  hacerlo, pero si mañana Él  te guía  a  ponerlo  en  otro  lugar,  pues  lo cambias  y  se 
acabó el problema. 

¡Pero hermano! ¡Yo no puedo hacerle eso al ministerio donde diezmo! ¡Ellos tienen contabilizada 
mi  participación  para  sus  gastos!  ­  ¿Qué  tienen  contabilizada  que  cosa?  ¡Que  se  joroben!  Nadie  que 
esté sirviendo realmente al Señor cuenta con un dinero que no le pertenece. Si el ministerio es de Dios 
es Dios quien corre con los gastos y lo hace como a Él mejor le parece. 

Mi testimonio personal es válido, creo, en este punto. En cinco años que funciona nuestra Web, 
jamás he puesto un centavo de mi salario personal para sostenerla. Siempre Dios ha movido a distintas 
personas para que se bendigan y me bendigan con su participación. 

Pero eso de ninguna manera me ha convertido a mí en asesor permanente de esas personas ni 
ellas  tienen  tampoco  compromiso  de  continuidad conmigo.  Dios  suple  nuestras necesidades,  y  eso  es 
válido para ti, para ti y para mí. ¿Cómo lo hace? Asunto de Dios, no mío. 

El Dique de Contención 
Está bien, hermano…a esto lo estoy entendiendo y creo que puedo ponerlo por obra fuera de los 
templos  sin  inconvenientes.  Pero…  ¿Quiere  que  le  confiese  algo?  Extraño  mucho  el  compañerismo 
cristiano, toda esa vida social que tiene una congregación y que tan bien nos hace sentir. 

Tú me hablas de lo que normalmente se conoce con el nombre de contención, ¿Verdad? Mira; 
tu repasas y repasas todos los textos bíblicos que se te ocurran y en ninguno, óyeme bien: en ninguno 
hay registros ciertos de gente ocupada en contener emocional o psíquicamente a otra gente. 

¿Pero  entonces  de  donde  salió  esto  que  parecería  tener  entidad  bíblica  por  lo  consecuente  y 
exigible? Salió de la necesidad humana de ciertos líderes sin poder de Dios por mantener cautiva a una 
congregación con cualquier clase de estrategia. Y la contención es una de esas estrategias. Y da muy 
buenos resultados, créeme. 

Esta sutil estrategia se conforma con un armado especial de gente supuestamente “preparada”, 
“equipada”  y  “entrenada”  para  contener  a  los  que  necesitan  apoyo  por  problemas  en  sus  asuntos 
personales. 

Y  no  es  demasiado  problemático  investigarlo  y  detectarlo.  Se  trata  sencillamente  de  poner  la 
oreja  en  el sitio  adecuado  en  el  momento  debido.  Escucha:  la  gente  paga  fortunas  para  hablar  y  que 
alguien la escuche, así que no me extraña que eso cautive a muchos y los retenga, más que contenga. 

¡Pero hermano! ¡Esta es una tarea más de psicólogos que de creyentes! – Tú lo has dicho, y sin 
querer has dado exactamente en el clavo. La mayoría de nuestras congregaciones babilónicas, hoy, se 
han convertido en centros administradores del alma, por lo que en lugar de ordenar pastores, les ha sido 
mucho  más  fructífero  y  oportuno  ordenar  a  profesionales de  la  psicología  con  credenciales  de pastor. 
Dime: ¿Esto es lo que añoras?
164 

Le creo…pero aunque le parezca mentira, yo todavía sufro un poco el día de mi cumpleaños. Me 
había acostumbrado que en la iglesia donde estaba se los celebraba con pastel, velitas y todo. ¡¡Y a mí 
eso me hacía muy feliz!! – 

Sí, ya sé que te hacía muy feliz. ¿Sabes a cuanta gente le he oído decir este tipo de cosas? 

¿Cuándo Sopla Dios Sus Velitas? 


Mira; no voy a hacerles a ellos una perorata moraloide pretendiendo que entiendan que Dios es 
otra  cosa  muy  distinta  y  distante  a  que  un  grupo  de  personas  simule  amarte  mucho  y  te  cante  el 
cumpleaños feliz mientras tú soplas las velitas del pastel. Prefiero contarte la historia real y el significado 
concreto del cumpleaños y que tú saques tus propias conclusiones. 

Hoy  es  costumbre  celebrar  el  cumpleaños  de  una  persona  viva,  pero,  de  haber  prevalecido  la 
tradición occidental, estaríamos observando celebraciones anuales del aniversario de la muerte de una 
persona, que en otro tiempo era un acontecimiento más significativo. 

Muchas de nuestras celebraciones han cambiado radicalmente en comparación con lo que eran 
en otro tiempo. Nunca se celebraban los cumpleaños de los niños, ni tampoco los de las mujeres, y el 
adornado pastel de cumpleaños, que fue por breve tiempo una tradición griega, dejó de confeccionarse 
durante  siglos,  aunque  reapareció  más  tarde,  adornado  con  velas  y  saludado  con  un  coro  de  “Feliz 
cumpleaños”. 

¿De dónde proceden, pues, nuestras costumbres relacionadas con el cumpleaños? 

En  Egipto,  y  más  tarde  en  Babilonia,  los  aniversarios  del  nacimiento  eran  registrados  y 
celebrados  en  el  caso  de  los  niños  pertenecientes  a  la  realeza  y  de  sexo  masculino.  Las  fiestas  de 
cumpleaños se desconocían entre las clases bajas, y entre todas las mujeres, excepto la reina. 

Sólo un rey, la reina o los varones nobles de muy alto rango tenían reconocida la fecha en la que 
nacieron, y sólo entre ellos se conmemoraba ésta anualmente. 

En  la  historia  que  ha  quedado  registrada,  las  primeras  celebraciones  de  cumpleaños  tuvieron 
lugar alrededor de 3.000 a.C., y fueron las de los primeros faraones. Esta práctica comenzó después de 
unir el Alto y el Bajo Egipto. Dichas celebraciones consistían en brillantes fiestas en palacio y en las que 
tomaban parte sirvientes, esclavos y hombres y mujeres libres. A menudo, se ponía en libertad a presos 
de las cárceles reales. 

Dos  antiguos  cumpleaños  de  mujeres  han  quedado  documentados.  Gracias  a  Plutarco,  el 
biógrafo y ensayista griego del siglo I, sabemos que Cleopatra IV, última soberana de la dinastía de los 
Tolomeos, organizó una fastuosa fiesta de cumpleaños para su amante Marco Antonio, en la que incluso 
los invitados quedaron colmados de obsequios reales. 

Una reina egipcia anterior, Cleopatra II, que se casó incestuosamente con su hermano Tolomeo 
y  tuvo un hijo  de  él, recibió de su marido uno de los más macabros  regalos de cumpleaños de toda  la 
historia: los restos de su hijo asesinado y descuartizado. Los griegos adoptaron la costumbre egipcia de 
celebrar  los  cumpleaños,  y  a  partir  de  los  persas,  reputados  entre  los  grandes  reposteros  de  la 
antigüedad, incorporaron un pastel especial. 

El escritor  Filocoro nos explica que  los adoradores de Artemisa, diosa de la Luna  y  de la caza, 


celebraban el cumpleaños de ésta el sexto día de cada mes, preparando una gran tarta a base de harina
165 

y  miel.  Ciertos  datos  sugieren  que  el  pastel  de  Artemisa  pudo  haber  estado  adornado  de  velas 
encendidas, puesto que las velas representan la luz lunar, la irradiación de la diosa hacia la tierra. 

Los cumpleaños de las deidades griegas se celebraban con carácter  mensual, por lo  que cada 


dios era festejado con doce conmemoraciones al año. En cuanto a los mortales, los cumpleaños de las 
mujeres  y  de  los  niños  se  consideraban  indignos  de  celebrarse,  pero  el  de  cabeza  de  familia  se 
conmemoraba con un banquete. 

Cumpleaños, Circo y Teatro 


Los  griegos  denominaban  estos  festejos  dedicados  a  los  varones  vivos,  “Genetblia”,  y  las 
celebraciones  anuales  proseguían  años  después  de  haber  muerto  el  agasajado,  con  unas 
conmemoraciones póstumas conocidas como “Genesia”. 

Los  romanos  añadieron  un  nuevo  matiz  a  las  celebraciones  del  cumpleaños.  Antes  de 
comenzar la era cristiana, el Senado instauró la costumbre (todavía practicada hoy) de considerar los 
cumpleaños de los estadistas más importantes como festividades nacionales. 

En el año 44 a.C., el Senado aprobó una ley por la que el aniversario del asesinato de César 
se  convertía  en  festividad  anual,  realzada  por  un  desfile  público,  una  sesión  especial  de  circo, 
combates de gladiadores, un banquete vespertino y la representación de una obra teatral. 

Con  el  ascenso  del cristianismo, la  tradición  de celebrar los  cumpleaños cesó  por  completo. 


Para los primeros seguidores de Cristo, oprimidos, perseguidos y martirizados por judíos y paganos, 
y que creían que los niños entraban en este mundo manchadas ya sus almas por el pecado original 
de Adán, el mundo era un lugar duro y cruel, en el que no había razón para celebrar el cumpleaños 
de nadie. 

Sin embargo, puesto que la muerte era la auténtica liberación, el paso al paraíso eterno, el día 
de  la  muerte  de  cualquier  persona  merecía  ser  conmemorado  con  plegarias.  Contrariamente  a  la 
creencia popular, eran los días de la muerte y no del nacimiento de los santos, los celebrados y los 
que se convertían en “festividades”. 

Los  historiadores  de  la  iglesia  interpretan  muchas  referencias  cristianas  primitivas  a  los 
“aniversarios” como el paso a la otra vida, o sea el nacimiento en ella. El aniversario de un santo (De 
los que suelen honrar los católicos romanos), no es aquel en que nacieron en la carne, sino aquel en 
el que nacen en el cielo procedentes de la tierra, aquel en que pasan de las miserias al descanso. 

Había otra razón por la que los primeros padres de la iglesia predicaban contra la celebración 
de los cumpleaños. Ellos consideraban estas festividades, originadas entre egipcios y griegos, como 
reliquias  de  las  prácticas  paganas.  Fundamentalismos  más  o  menos,  creo  que  no  se  equivocaban 
demasiado. 

En el año 245 d.C., cuando un grupo de antiguos historiadores cristianos trató de fijar la fecha 
exacta  del  nacimiento  de  Cristo,  la  iglesia  católica  romana  consideró  sacrílega  esta  investigación, 
proclamando que sería pecaminoso celebrar el nacimiento de Cristo como si fuese un faraón. 

Sin  embargo,  en  el  siglo  Cuarto,  la  iglesia  empezó  a  modificar  su  actitud  respecto  a  las 
celebraciones  de  los  cumpleaños,  e  inició  también  serios  estudios  para  determinar  la  fecha  del 
nacimiento de Cristo. El resultado, desde luego, marcó el comienzo de la tradición de la Navidad. Con 
la  celebración  de  la  natividad  de  Cristo,  el  mundo  occidental  recuperó  la  celebración  de  los 
cumpleaños.
166 

El Oropel del Pastel 


En  el  siglo  Doce,  las  parroquias  de  toda  Europa  registraban  ya  los  nacimientos  de  sus 
habitantes,  y  las  familias  observaban  tales  fechas  con  celebraciones  anuales.  Con  el  tiempo, 
reapareció el pastel de cumpleaños, ahora coronado con velas. 

La  costumbre  del  pastel  de  aniversario, mientras  tanto,  fue  observada durante  breve  tiempo 
en  la  antigua  Grecia.  Resurgió  entre  los  campesinos  alemanes  en  la  Edad  Media,  a  través  de  un 
nuevo tipo de celebración, una “Kinderfeste”, ofrecida específicamente a un niño o niña. (Kind). 

En cierto modo, esto señaló el comienzo de las fiestas infantiles de cumpleaños, y en muchos 
aspectos un niño alemán del siglo Trece recibía más atenciones y honores que sus coetáneos de los 
tiempos modernos. 

Una  “Kinderfeste” comenzaba  al amanecer. El  niño agasajado  era despertado  por  la llegada 


de un pastel coronado con velas encendidas. Estas velas se cambiaban y se mantenían encendidas 
durante todo el  día, hasta  que,  después  del  ágape  familiar, se  despachaba el  pastel.  El número de 
velas era igual al de los años que cumplía el niño, más uno que representaba “la luz de la vida”. 

La  creencia  en  que  una  vela  simboliza  la  vida  se  encuentra  a  través  de  toda  la  historia. 
Macbeth  habla de la vida como  una “breve candela”,  y  el proverbio  advierte  contra “quemar la vela 
por ambos cabos”. 

El  niño  o  niña  también  recibía  regalos  y  seleccionaba  el  menú  para  el  banquete  familiar, 
pidiendo  sus platos  predilectos.  Nuestra  costumbre  de  pensar  un  deseo  y  soplar  las velas  procede 
también de la “Kinderfeste” alemana. Las velas de cumpleaños debían apagarse con un solo soplido, 
y el deseo, en caso de convertirse en realidad, debía mantenerse en secreto. 

El folklore del cumpleaños alemán tenía otra costumbre que ya no se observa hoy. El Hombre 
del  Cumpleaños,  era  un  gnomo barbudo que hacía unos obsequios adicionales a  los  niños que se 
habían comportado bien. Aunque este personaje nunca alcanzó la categoría de un Santa Claus o de 
un  Papá  Noel,  a  principios  del  siglo  Veinte  aún  se  vendían  en  Alemania  muñecos  que  lo 
representaban. 

Muy  bien;  ahora  ya  lo  sabes.  Si  todavía  vas  a  seguir  añorando  las  celebraciones  de 
cumpleaños  que  se  realizaban  en  la  iglesia  donde  te  congregabas,  hazlo.  Pero  vas  a  tener  que 
aceptar que  durante  todo  ese  tiempo,  tú, el  pastor  y  todos  los  hermanitos  anduvieron coqueteando 
con gnomos, brujas,  expresiones esotéricas  y  toda  una gama  que  nada tienen  que ver  con nuestro 
Dios. 

Y  mejor  ni  hablemos  de  lo  que  en  muchas  congregaciones  significa  una  de  las  fiestas 
personalizadas más emotivas y preparadas: la del Día del Pastor. El hombre y su familia, durante esa 
fiesta, reciben toda clase de homenajes, poemas, obsequios, saludos y buenos augurios por parte de 
muchos que luego, en el resto del año, hacen lo imposible para que se caiga y se vaya. 

Y mucho menos quisiera hacer mención a las festividades eclesiásticas dedicadas a los Días 
de la Madre o el Padre. Se organizan emotivas dramatizaciones teatrales y los más pequeños pintan 
o fabrican regalos para sus padres o madres. Armonía total: nadie piensa un minuto en los niños que 
no tienen, por la causa que sea, al papá o a la mamá cerca. ¿Acepción? No. Sólo indiferencia.
167 

Entiéndelo  de  una  buena  vez:  más  allá  de  la  bulliciosa  reunión  que  significa  cada  culto, 
reunión, servicio o como se llame esa formalidad en tu congregación, ese sitio no ha sido pensado, 
preparado y puesto en vigencia para que tú te sientas “contenido” o alegre. 

Ese sitio, aún cuando ya sabemos que el tema central del evangelio es la intimidad, relación y 
culto al Señor y no los lugares físicos utilizados para ello, ya que Él jamás pidió esas construcciones 
y,  además,  se  encargó  muy  bien  de  puntualizar  que  Él  no  habitó  jamás  en  casas  hechas  por  los 
hombres, si tú quieres, ese lugar debería oficiar de manera similar a los santuarios antiguos. 

No  tengo  registro  alguno  que  me  muestre  como,  en  la  época  de  Salomón  u  otros,  a 
determinadas  personas  se  las  recibía  en  los  templos,  se  les  sanaba  de  sus  recuerdos,  de  sus 
traumas  infantiles  o  dilemas  existenciales.  Más  bien  se  les  presentaba  al  verdadero  y  único  Dios, 
ellas creían o no, y eran inmediatamente sanadas o no, para siempre, física y anímicamente. 

Hoy, más o menos las cosas deberían ser similares. Si tú quieres, añádele la presencia viva 
de Jesucristo, su redención inamovible y, esencialmente, como medicamento contundente para todas 
las  dolencias,  la  plenitud  del  Espíritu  Santo.  Esa  es  la  única  contención  posible.  Todo  lo  demás, 
excelentemente intencionado y todo, obra de la carne. 

¿Por  qué  esos  errores?  Porque  este  es  el  tiempo  en  que  esos  errores,  que  llevan  años 
incorporados  a  las  liturgias  evangélicas,  comienzan  a  ser  vistos  por  aquellos  a  quienes  el  Espíritu 
Santo les ha abierto sus ojos espirituales. 

¿Es  que  entonces,  antes,  no  estaban  o  por  alguna  razón  inexplicable  no  se  les  veía?  Esto 
último,  aunque  no  se  trata  de  una  “razón  inexplicable”,  sino  esa  mezcla  de  venda  mágica  y 
manipulación emocional de la que ya hemos hablado. 

Y, a partir de  eso, han comenzado  a moverse en  la  quietud de un silencio no comprometido 


con  las ambiciones  personales,  sino con  lo que  Dios  está  haciendo  y  diciendo  hoy.  Y esa  es,  a  mi 
juicio,  la  única  manera  de  superar  y  salir  airoso  del  que,  estoy  persuadido,  es  el  tiempo  de 
Ezequiel… 

El Tiempo de Ezequiel
168 

P
¡ astor!  ¡Ayúdeme!  ¡Ya  salí  de la  Babilonia  en  la que  estaba! ¿Y ahora que  tengo  que 

hacer? ¡No sé como sigue, esto!  

¿Cuántos correos electrónicos habré recibido durante estos cinco años en la Web? ¿Mil? ¿Cinco 
mil? ¿Diez mil? No lo sé. Soy más o menos ordenado, pero no tanto. Lo que sí sé, es que el setenta u 
ochenta por ciento de esos correos, contienen la frase arriba mencionada. 

Primero: no soy pastor. No, al menos, conforme a lo que hoy por hoy se conoce como un pastor. 
No he sido ordenado, aprobado, evaluado ni autorizado por ninguna de las organizaciones evangélicas 
conocidas  como  tal.  No  tengo  un  templo  ni  conduzco  a  un  grupo  de  personas.  No  predico  todos  los 
domingos, ni bautizo gente ni caso a hermanitos solteros. 

Si  he  estado cumpliendo  alguna  función  espiritual  que  me  haya  hecho  fluir  momentáneamente 
con la unción pastoral, ha sido simplemente por razones de necesidad y urgencia. Pero mi Señor puso 
en mis manos, para que lo administre con fidelidad y sabiduría, un ministerio claro: el del maestro. 

Cuidado,  eso  no  me  convierte  de  improviso  y  como  “por  arte  de  magia”  en  una  especie  de 
consultora  cibernética  de  cuestiones  polémicas  dentro  del  ambiente  evangélico.  Jamás  he  pisado  un 
seminario, así que ignoro, ­ Entiende bien ­, ignoro todo aquello que el Señor no me ha mostrado. 

He  creído  prudente  aclararlo  para  que  si  pensabas,  ­  Como  tantos  otros  ­,  escribirme  para 
consultarme  que  es  lo  que  pienso  con  respecto  a  tal  o  cual  teología  moderna,  tal  o  cual  ministro 
conocido, si  el milenio  o el post milenio o si  la salvación se pierde o no se pierde, sencillamente  no  lo 
hagas porque el tuyo será de los muy pocos correos que no responderé por una simple razón: no tengo 
respuesta para dar. 

En primer término, porque al no ser alumno de ningún seminario, no me contaminé con ninguna 
de  las  tantas tesis, ponencias o  teorías cristianas. En segundo lugar, porque  no  ingresé, no ingreso ni 
jamás ingresaré en polémica o debate doctrinal alguno. Y no por soberbia, sino por imitación del único 
modelo que tenemos los cristianos: Cristo. 

Y en  tercer lugar,  porque no hay hombre alguno,  por  ungido  y  prestigioso que se muestre,  que 


sea  capaz  de  dar  un  concepto  absoluto  sobre  algo  que  Dios  plantó  con  mucha  claridad  y  que  los 
hombres, luego, se ocuparon de complicarlo hasta la confusión. 

Cuando veo que quien me escribe es bien intencionado y sincero, suelo responderle con mucho 
amor y cordialidad, pero mi respuesta es siempre la misma aunque a más de uno les pueda sonar a mal 
predispuesta: no tengo ninguna autoridad para opinar. 

Y  como  en  esos  correos  no  tengo  el  espacio  para  explicarlo,  creo  que  puedo  invertir  este  en 
hacerlo para el conjunto. No opino jamás sobre algo del Señor porque creo, tengo certeza y convicción 
de que Dios ya opinó todo lo que había que opinar y lo dejó escrito en la Biblia. A nosotros lo único que 
se nos recomienda, es aceptarlo, creerlo y ponerlo por obra.
169 

Si no Renuevas Tu Mente… 
Bajo  esas  perspectivas, la  frase  que  una gran  parte de  los lectores  de  nuestra Web incluye en 
sus  correos,  tampoco  tiene  respuesta.  Porque  sin  darse  cuenta,  ellos  están  incentivándome  a  que  yo 
caiga en la histórica tentación de armar algo nuevo, liderarlo y, finalmente, aterrizar en más de lo mismo. 

Que no sería tan grave ni mortal sino fuera por un detalle: el Espíritu Santo me abrió los ojos y yo 
ya sé que no debo hacerlo. Por tanto jamás podría argumentar inocencia por ignorancia. Jamás podría 
pretender que Dios tome como simple pecado lo que lisa y llanamente sería prevaricación. 

Porque yo ya sé que este es un tiempo de reforma sustancial en la iglesia del Señor. Y no hablo 
de  esa  “renovación”  tan  declamada  vivida  en  los  años  noventa,  donde  fue  renovado  un  mínimo 
porcentaje del pueblo de Dios y simuló hacerlo el resto. 

Muchos creyeron que sacando el viejo órgano de los himnos a la calle para que se lo llevara el 
ropavejero,  e  incorporando  ruidosas  baterías,  teclados,  guitarras  e  instrumentos  a  viento  en  las 
plataformas, ya estaban renovados, pero no fue así y los resultados lo evidencian. 

Otros  supusieron  que,  porque  dejaron  de  lado  aquellos  sermones  medulares,  bosquejados  y 
estructurados conforme las líneas aristotélicas y se volcaron a una espontaneidad también programada, 
pensada  y artificial de gritos, saltos y cambios en los gestos, ya estaban renovados, pero también aquí 
se equivocaron. 

Será porque jamás leyeron Romanos 12:2 o porque, aún habiéndolo leído nunca recibieron ese 
toque del Espíritu Santo que es lo único que verdaderamente te permite entender a Dios, el caso es que 
no pudieron ver que la renovación de la mente era algo interno mientras que todo este bullicio ambiente 
se limitaba a lo externo. 

Que no estaría mal ni mucho menos, tal como lo hemos visto en su capítulo  especial, pero que 
no es el punto de inicio de las cosas. Renovación es cambio interno que luego habrá de manifestarse en 
lo externo. Imitación burda es cambio externo con un contenido interno igual o más religioso que antes. 
De lo primero, bastante gracias y gloria a Dios. De lo segundo, mucho más, lamentablemente. 

Así durante años. Fuera los himnos, bienvenidos los Witt, Alvarado, Montero y tantas figuras que 
de  pronto  inundaron  las  góndolas  de  las  disquerías  cristianas.  Nadie  se  detuvo  un  segundo  a  ver  si 
alguno  de  aquellos  himnos  estaba  ungido  o  si  algunas  de  estas  nuevas  canciones  no  eran  más 
mundanas que las de los Stones o Queen. 

Y así llegamos a esta época, donde el Señor está comenzando a empujar a sus hijos fuera de los 
templos de la misma manera que  la madre águila  empuja a sus polluelos fuera del  nido en las alturas 
para que de una vez por todas aprendan a volar con sus propias alas y no dependan de las de ella. 

Este  es  el  tiempo  en  que  el  cumplimiento  de  la  Palabra,  sin  desmedro  de  todas  las  demás 
páginas,  está  detenido  en  el libro del profeta Ezequiel.  En  un texto que  mil veces  leímos, aprendimos, 
enseñamos, memorizamos y hasta predicamos, pero que recién hoy estamos viendo activarse. 

¡Ay de Los Pastores! 


No  deseo  hacer  un  estudio  sistemático  ni  ortodoxo  del  capítulo  34  de  Ezequiel.  No  porque  la 
causa  no lo  amerite, sino porque mi intención,  aquí, es  que tú veas con claridad  en  qué tiempos  de  la 
iglesia estás viviendo y por qué te sientes como te sientes luego de salir del amparo, pero también de la 
prisión opresora de los templos.
170 

De  allí  que  vamos  a  ver  al  capítulo  desde  la  sencilla  y  no  tan  sencilla  óptica  de  la  revelación 
fresca  y  específica.  Fuera  de  la  historia,  fuera  de  las  costumbres,  fuera  de  los  seminarios  y  de  lo 
aprendido y asumido como único. En suma: vamos a ver si Dios está hablando desde su Palabra o no… 

(Ezequiel 34: 1)= Vino a mí, (Dice Ezequiel) palabra de Jehová, diciendo: (2) Hijo de hombre, 
(Un adjetivo similar  al que el propio Jesús  usaría más tarde) profetiza contra  los  pastores de Israel;  
(Atención:  aquí  no  se  refiere  a  los  pastores  tal  cual  tú  los  conoces,  sino  al  sacerdocio  de  aquellos 
tiempos,  que se  parecía  mucho  a  los pastores actuales  y  poco  a  los  que  Dios pensó  para  su  pueblo) 
profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se 
apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?  

Hay  una  crítica  y  una  pregunta  cuya  respuesta  Dios  ya  conoce.  La  crítica  radica  en  que  los 
pastores de  Israel se  apacentaban a sí mismos. Esto es: todo  lo que hacían, trabajaban y ministraban 
tenía una intención esencial: sostenerse en la función, enriquecerse si fuera posible o, en el mejor de los 
casos, sobrevivir con la tarea. 

Israel,  que no  es  un nombre propio sino un apodo dado a Jacob, es hoy  tipología de  la  Iglesia. 


Aquellos pastores tienen hoy su correlato en los que los hombres han decidido que lo sean. Porque son 
los  hombres,  merced  a  sus  organizaciones,  los  que  levantan,  ordenan  y  acreditan  pastores.  ¿Notas 
alguna  diferencia,  en  la  mayoría  de  los  que  conoces  y  salvando  las  muy  bendecidas  y  honrosas 
excepciones? 

La  pregunta  con  cierto  dejo  de  ironía  que  Dios  hace  a  ese  liderazgo,  es:  ¿No  deben  esos 
pastores dedicarse a los rebaños? Y nota en esta expresión dos detalles muy singulares: Uno: los llama 
rebaño,  que  es  un  grupo  de  ovejas  en  libertad,  que  camina  por  donde  lo  desea  buscando  buenos 
pastos, y no  redil, que es  una prisión donde la oveja está obligada a alimentarse de la hojarasca que 
haya, si es que no le traen otra cosa. 

Y  un  mínimo  detalle  que  solamente  con  la  luz  que  el  Espíritu  Santo  te  pone  en  tus  ojos 
espirituales para ver cosas que a una gran mayoría se les escapa, puedes descubrir: encontramos que 
dice a los rebaños, en lugar de lo que hoy diría cualquier dirigente religioso si se dirige a los pastores de 
una congregación determinada: a sus rebaños… 

La Vieja Parábola Sin Cumplirse 

(Verso  3)=  Coméis  la  grosura,  (Esto  tiene  que  ver  con  la  ofrenda)  y  os  vestís  de  la  lana 
(Abuso económico de los bienes de la gente); la engordada degolláis  (La que espiritualmente crece, se 
la  saca  del  medio  porque  implica  un  riesgo  ministerial),  mas  no  apacentáis  a  las  ovejas   (No  hay 
alimento, no hay Palabra ungida). 

(4)  No  fortalecisteis  las  débiles   (Abusos  de  poder  para  con  los  tímidos,  retraídos  o  ultra 
sujetos),  ni  curasteis  la  enferma  (No  se  brinda  consuelo,  respaldo  ni  ayuda  a  los  que  sufren);  no 
vendasteis  la  perniquebrada  (No  se  encaminan  a  las  equivocadas  o  que  andan  en  error),  no 
volvisteis al redil la descarriada (Si alguien se equivoca y se arroja a la perdición se la olvida en lugar 
de buscársela), sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia, (¡¡¡Si usted no 
se sujeta incondicionalmente al pastor, usted no puede seguir congregándose aquí!!!) 

(5)  Y  andan  errantes  por  falta  de  pastor,  (No  se  está  hablando  de  falta  de  gente  con 
credenciales de pastores u ordenadas por las denominaciones. Se está hablando de gente que cumple 
la tarea pastoral sin ser levantados por el Señor para ello), y son presa de todas las fieras del campo,
171 

(No está hablando de gente del mundo, sino de falsos pastores o líderes que se abusan de las errantes), 
y  se  han  dispersado.  (Unas  se  fueron  a  la  iglesia  de  la  otra  calle,  otras  retornaron  al  catolicismo 
romano, otras volvieron al mundo, otras se reúnen en sus casas, otras con nadie). 

(6)  Anduvieron  perdidas  mis  ovejas  por  todos  los  montes,  (No  te  olvides  que  quien  está 
hablando es Dios. Y dice MIS ovejas. Y que andan perdidas en doctrinas pintorescas y hasta diabólicas) 
y  en  todo  collado  alto   (Congregaciones que  más que  resguardar,  aprisionan) y en toda la  faz  de  la 
tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas. 

De esto último puedo dar fe. Si has leído mi primer trabajo en formato libro (“ Una Mosca en la 
Nariz” ), lo habrás leído allí como parte de mi testimonio. Fui una oveja que, acertada o equivocada, se 
fue  del que  era  su  redil.  ¿Te piensas que  alguien se  tomó el  trabajo  de  salir  a  buscarme,  tal  como  lo 
enseña el relato de la parábola de las noventa y nueve? 

¿Supones  que  algunos  de  los  que  habían  sido  los  encargados  de  suministrarme  alimento, 
protección  y  la  tan  famosa mentira  evangélica  de  la  cobertura,  tuvo  la  mínima  idea de,  ­  Al  menos  – 
preguntarle a alguien que sucedía con toda nuestra familia que ya no estábamos allí cada domingo? 

Puedo darte aquí mismo la respuesta. Que no habla mal de esos hombres, apenas una muestra 
de  tantos  otros  en  la  misma  condición,  sino  de  un  elemento  básico:  ellos  sabían  cual  iba  a  ser  mi 
respuesta, y no tenían el menor interés ni deseo de oírla… 

Buscando Buenos Pastos 


(Verso  7)=  Por  tanto,  pastores,  oíd  palabra  de  Jehová.  (¿A  quien  le  está  hablando?  A  los 
pastores. ¿De Israel? En el tiempo literal de la historia, sí. En el tiempo espiritual eterno, a los que hoy 
ves aferrados a sus cargos, posiciones, púlpitos y privilegios. ¿Y quien es el que va a hablar? Jehová. 
¿Sabes quien es, verdad? 

(8)  Vivo  yo,  (A  esta exclamación  la vas a  encontrar decenas de veces  en  este libro) ha  dicho 
Jehová  el  Señor,  que  por  cuanto  mi  rebaño  fue  para  ser  robado,  (¿Se  supone  que  Dios  está 
diciendo que en algunos rediles los pastores le roban al rebaño? No quiero agregarle nada a la Palabra, 
tú disciernes igual que yo porque tienes el mismo Espíritu Santo que yo), y mis ovejas fueron para ser 
presa de todas las fieras del campo, (Ya sabes de que está hablando), sin pastor, ni mis pastores 
buscaron  mis  ovejas   (MIS  ovejas),  sino  que  los  pastores  se  apacentaron  a  sí  mismos,  y  no 
apacentaron  mis  ovejas   (  Otra  vez:  MIS  ovejas.¿Querrá  decir  esto  que  Dios  ya  sabe  que  la  mayor 
parte de los pastores ejerce esa función como medio de vida salarial? Vuelve a usar tu discernimiento, 
por favor; no dejes que yo te influya); (9) por tanto, oh pastores, (¡Ey, pastores! ¡Es para ustedes! ¡No 
miren  para  otro  lado!)  oíd  palabra  de  Jehová.  (¿Quién  va  a  hablar?  ¿Ese  hermano  Martínez  que  lo 
sacaron de las radios por confrontar a los pastores corruptos y ahora dice barbaridades por Internet? No. 
Va  a  hablar Jehová.  Dios. Jesucristo. Espíritu  Santo.  La  suma  de  la deidad.  Tienes  la opción.  Puedes 
oírle a Él o seguir oyendo a tus teólogos denominacionales). 

(10)  Así  ha  dicho  Jehová  el  Señor:  He  aquí,  yo  estoy  contra  los  pastores;   (¡Un  momento! 
¿Mientras  Dios  dice  que  está  contra  los  pastores,  nosotros  seguiremos  pidiéndole  en  oración  que  los 
haga cambiar?)  y  demandaré  mis  ovejas  de  su  mano,  (MIS  ovejas  de  SU  mano.  ¿Está claro, no  es 
así?) y les haré dejar de apacentar las ovejas, (Esto equivale a decir que serán desempleados de sus 
cargos eclesiásticos) ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas 
de  sus  bocas,  y  no  les  serán  más  por  comida.  (YO  libraré,  dice.  La  gente  no  toda  se  va  de  los 
templos  porque  es  mala, conflictiva  o  rebelde.  En  la  mayoría de  los casos  se  va porque  Dios  las  está 
librando de esos pastores).
172 

(11) Porque así ha dicho  Jehová  el Señor:  (¿Quién dijo  lo que ahora vamos a leer? Jehová. 


Que  quede claro.)  He  aquí  yo,  (Dios)  yo  mismo  iré  a  buscar  mis  ovejas,  y  las  reconoceré.  (¿Dice 
que enviará a ciertos ungidos a buscar a esas ovejas? No. ¿Dice que restaurará a esos malos pastores 
y  luego  ellos  saldrán  a  buscarlas?  No.  Dice  que  ÉL  MISMO  lo  hará.  Sin  hombre  alguno  que  le 
represente ni le ayude. Como decimos en Argentina: “Más vale solo que mal acompañado”…) 

(12)  Como  reconoce  su  rebaño  el  pastor  el  día  que  está  en  medio  de  sus  ovejas,  así 
reconoceré mis ovejas, (Dice que Él va a realizar esto como si fuera un pastor. Por lo tanto, lo que está 
diciendo es que Él va a tomar el lugar que tenían esos pastores) y las libraré de todos los lugares en 
que fueron esparcidas  (Las falsas congregaciones) el día del nublado  (En el día nublado no se ve el 
Sol  de  Justicia)  y  de  la  oscuridad.  (Aquí  no  caben  comentarios.  Oscuridad  siempre  es  diablo  y 
Satanás).

(13)  Y  yo   (Dice  Dios)  las  sacaré  de  los  pueblos   (Los  pueblos,  aquí,  son  congregaciones, 
grupos,  membresías)  y  las  juntaré  de  las  tierras   (Esto  significa  que  las  reunirá  fuera  de  todas  las 
carnalidades ambientes) las traeré a su propia tierra (¿Cuál es esa PROPIA tierra? La que fluye leche 
y miel. A estas ovejas es la que yo he llamado “El remanente santo”) y las apacentaré en los montes 
de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país. (Dice que Él las va a apacentar 
en  su  propia  Palabra.  ¿Y  como  lo  hará?  Por  medio  de  su  Espíritu  Santo  que  abrirá  todos  los  ojos 
cerrados de aquellos que buscan la verdad) 

(14) En buenos pastos  las  apacentaré, y en los altos  montes  de  Israel estará su  aprisco; 


allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel. 

Vamos linealmente y por partes, a desmenuzar (Que es sinónimo bíblico de escudriñar) lo que 
Dios  dice  aquí.  Dice  que  las  apacentará,  Él  mismo,  no  “por  intermedio  de”,  con  buenos  pastos.  Esta 
palabra en los originales, es la palabra TOB, y significa algo así como “benévolo, bondadoso, cualquier 
cosa que sea correcta, agradable o alegre.” 

Es  lo  opuesto  a  la  pena  y  la  maldad.  Este  adjetivo  aparece  más  de  quinientas  veces,  con  un 
alcance mucho más amplio del  que  tiene la  palabra “bueno”  en el  idioma español. Podemos  traducirlo 
sin temor a errores, como incomparable, inconmensurable, divino, único. 

Ahora  bien:  si  Dios  mismo  dice  que  cuando  Él  se  haga  cargo  de  SUS  ovejas  descuidadas  y 
maltratadas  por  esos  pastores  malvados,  las  apacentará  con  buenos  pastos  (Es  equivalente  a  buen 
alimento espiritual), es porque indudablemente lo que esos pastores le daban era malo. ¿Correcto? 

Entre la Gorda y la Flaca 


Este  es  el  punto, sino clave, al  menos muy importante  y  esencial  a  la hora de  entender lo  que 
está  sucediendo  a  lo  largo  y  ancho  del  planeta.  Ante  la  híper  abundancia  de  palabra  hueca,  sin 
contenido, plena en humanismo y filosofías paganas, cuando aparece algo de palabra fresca, verdadera 
y genuina, el verdadero creyente cree haber llegado ya mismo al cielo. Es el tiempo presente. 

Luego dice que ese rebaño (Dios siempre le llama “rebaño” a sus ovejas porque en él mismo hay 
libertad  concreta)  dormirá  en  buen  redil.  Te  recuerdo  que  el  redil  es  el  corral,  el  lugar  en  el  que  las 
ovejas pasan la noche, descansan y en tiempos de invierno también se alimentan. 

Y si ha creído necesario decirle a Ezequiel textualmente esto para que el profeta lo deje escrito, 
es  porque  indiscutiblemente,  Dios sabe que  todas esas ovejas que  Él ha salido  a  buscar  y  recuperar, 
han estado recluidas en malos rediles.
173 

(Verso 15)= Yo apacentaré a mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. (Dios 
dice YO, y  a nadie le pueden caber dudas que no se trata de un eufemismo donde se tienen en cuenta 
a personas especiales. Si Dios dice YO, es porque lo hará ÉL por las suyas. ¿Usando al Espíritu Santo? 
Es una forma, pero como Dios es soberano, lo hará como le plazca. Él personalmente será quien lleve a 
sus ovejas a los parajes donde los pastores recogían el ganado para resguardarlo de la intemperie, que 
es lo que se traduce como aprisco.) 

(16) Yo buscaré la perdida, (La que se nos ha ido al pecado mundano), y haré volver al redil 
la  descarriada,  (La  que  se  enamoró  de  doctrinas de  demonios);  vendaré  la  perniquebrada,  (La  que 
camina con  dificultad  y  en errores) y  fortaleceré la  débil   (Les hará  entender que  no hay  cristianos de 
primera,  de  segunda  y  de  cuarta  categoría, como  aprendemos  en  las congregaciones;  sino  que  todos 
son de primera). Mas a la engordada y a la fuerte destruiré;  (Habla de las inútiles que sólo están para 
exposición externa)  las  apacentaré  con  justicia.  (Esto significa  que  Él  ya  sabe  que  esas  ovejas  han 
sido apacentadas con injusticia). 

(17)  Mas  en  cuanto  a  vosotras,  ovejas  mías,  así  ha  dicho  Jehová  el  Señor:  He  aquí  yo 
juzgo  entre  oveja  y  oveja,  entre carneros  y  machos  cabríos.  (Atención  mí  amado  hermano: si  has 
entendido que Dios se hará cargo de toda la congregación por igual, te equivocaste. Él juzgará (Juicio es 
separar lo verdadero de lo falso) entre unas y otras, y sólo hará lo que está diciendo con SUS ovejas, no 
con las que simulan serlo.) 

(18)  ¿Os  es  poco  que  comáis  los  buenos  pastos,  sino  que  también  holláis  con  vuestros 
pies  lo que  de vuestros pastos  queda; (Primero: al hablar de “pies”, está  más que claro que no está 
hablando de esas ovejas que tú y yo conocemos como simpáticos animalitos, ¿Verdad? Y lo que luego 
añade es que no permitirá que nadie convierta su palabra genuina en discurso de conveniencia) y que 
bebiendo  las  aguas  claras,  enturbiáis  además  con  vuestros  pies  las  que  quedan?   (Esto  es 
complemento de lo anterior. Si recibes vida y libertad en Cristo, no puedes predicar y enseñar opresión y 
prisión en tradiciones, costumbres o formas religiosas) 

(19)  Y  mis  ovejas  comen  lo  hollado  de  vuestros  pies,  (Que  es,  exactamente,  lo  que  está 
sucediendo mayoritariamente con los rebaños del Señor en casi todos los rediles) y beben lo que con 
vuestros pies habéis enturbiado. 

(20)  Por  tanto,  así  les  dice  Jehová  el  Señor:  He  aquí  yo,  yo  juzgaré  entre  la  oveja 
engordada (La inútil que sólo sabe exponerse externamente como si fuera un pavo real con sus plumas 
de  colores)  y  la  oveja  flaca,  (Que  es  la  fiel  que  no  encuentra  el  alimento  capaz  de  nutrirla)  (21)  por 
cuanto empujasteis con el costado y con el hombro  (Esto es lisa y llanamente el acto de “sacar del 
medio”  o “sacarse de encima”  a alguien  que  resulta molesto) y acornasteis  con vuestros  cuernos a 
todas  las  débiles,  (Usando  la  cabeza  has  asesinado  a  las  que  no  entendían  como  eran  las  cosas), 
hasta que las echasteis y las dispersasteis. (¿No ha ocurrido eso con tantos y tantos hermanos que 
tú has conocido?) 

El Pastor que Viene 


(22) Yo salvaré a mis ovejas, (El Señor dice YO. ¿Cuántos saben que cuando Dios dice YO, es 
porque no está diciendo TU ni está diciendo EL?) y nunca más serán para rapiña;  (¿Sabes lo que es 
la  rapiña?  El  saqueo.  Una  forma  de  quedarse  con  algo  ajeno  aprovechando  la  confusión  o  la 
incertidumbre) y juzgaré entre oveja y oveja. 

(23) Y levantaré sobre ellas a un pastor  (¿Un pastor? ¿Adonde estará ese buen hombre? ¿En 
que seminario habrá estudiado para que sea Dios mismo quien lo ordene como nuestro pastor?) y él las 
apacentará (Ese pastor que Dios va a levantar será quien apaciente a las ovejas del Señor, no aquellos
174 

que hoy  pretenden estar  haciéndolo) a  mi  siervo  David, él las apacentará, y él les será por  pastor. 


(¿Eh?  ¿Cómo  es  que  dijo?  David,  eso  dijo.  ¿David?  ¿Un  solo  hombre  para  apacentar  a  todos  los 
millones y millones de ovejas del Señor? ¿O estará hablando de otra cosa que no entendemos?) 

(24) Yo Jehová les seré por Dios  (A eso lo entiendo) y mi siervo David príncipe en medio de 
ellos. Yo Jehová he hablado. 

Hay una sola posibilidad  espiritual que  encaja con la  lógica.  Yo  la he  demorado  de ex profeso, 


esperando  que  tú  la  hayas  visto  antes  que  yo.  Estoy  seguro  que  así  ha  sido.  Entonces  estará  claro. 
David,  el  príncipe,  el  pastor  único  a  cargo  de  todas  las  ovejas  del  Señor,  es  Jesús,  rama 
generacional del rey. 

Encaja, porque es Jesús quien dice que ÉL y sólo ÉL es el buen pastor. En toda la Biblia no se 
vuelve a hablar del pastor, así en singular, nunca más. Se habla de pastores, en plural, como partes de 
un todo y como piezas que encajan de un rompe­cabezas (o puzzle) gigante. 

Los pastores son aquellos que forman parte activa de cualquiera de los cinco ministerios en los 
que se basamenta la iglesia. Todos apacientan, alimentan y respaldan a las ovejas, todos. El individual, 
el uno, el único e invisible, es Cristo. Ha sido dicho. No ha sido entendido, y mucho menos cumplido. 

¿Y  como  es  que  dice  que  estará.  En  medio  de  nosotros.  No  en  el  medio,  no  en  el  centro 
equidistante, sino en  medio,  formando parte  integral de  un volumen de personas aquí  llamadas ovejas 
del Señor. 

¿Te  ha  quedado  claro?  No  más  hombres  arrogantes  que  se  adjudican  autoridades  que  ya  no 
tienen  sencillamente  porque  nunca  tuvieron,  y  pretenden  sujeciones  esclavizantes  que  nunca  Dios 
demandó de sus ovejas. Jesucristo es EL pastor de las ovejas. 

¡Pero  hermano!  ¿Y  como  hará  Jesucristo  para  ser  el  pastor  de  tantos  millones  y  millones? 
¿Cómo hará para decirles a todos los que creen en Él, que es lo que tienen que hacer y qué es lo que 
no tienen que hacer? ­  Allí está la clave. El Señor Jesucristo, nuestro pastor, jamás hará eso. 

¿Cómo que  jamás  hará eso?  ¿Y  entonces como  haremos, nosotros,  para  saber que  es  lo  que 
debemos  hacer  y  que  es  lo  que  no  debemos  hacer?  –  Tienes  la  claridad  de  la  Palabra,  mi  amado 
hermano. No necesitas más que eso. Ese es el pastor que viene. El otro, ya es recuerdo… 

¡Es  que  yo  leo  la  Biblia,  pero  no  me  alcanza  con  eso!  ¡Necesito  que  alguien  me  guíe  para  no 
cometer errores ni equivocarme! –  Ya tienes esa guía desde el momento mismo en que te convertiste. 
¿O no has leído que el Espíritu Santo es quien te guía a toda verdad? 

¡Es que…hermano…! Sí, lo entiendo, pero es que…siempre ha habido hombres que… ­ ¡Basta! 
Se terminó el tiempo en que ciertos hombres se arrogaban una representación de Dios que de ninguna 
manera tenían. Y mucho menos para hacer de las ovejas sus propias esclavas. Lo has terminado de leer 
en este libro escrito proféticamente miles y miles de años antes de que sucedan las cosas. 

No Habrá Quien te Espante 


Por eso te dije en el principio que este es el tiempo de Ezequiel. Es el tiempo donde esta palabra 
se  está  comenzando  a  cumplir.  ¡Ay  de  aquellos  que  no  lo  hayan  visto,  o  no  lo  hayan  creído,  o  no  lo 
hayan  aceptado!  Seguirán  en  esclavitud  y  no  podrán  clamar  a  nadie  para  que  los  libere  porque  la 
libertad ha llegado y no aceptan tomarla.
175 

Este es el tiempo donde Dios se ha cansado de la maldad y la corrupción de aquellos que decían 
ser  pastores  de  sus  rebaños  porque  ciertos  seminarios  humanos  e  intelectuales  les  habían  dado 
credenciales para que cumplieran esa tarea. 

Este es el tiempo donde  Dios ha comenzado a poner por obra su propia palabra y se ha hecho 
cargo  Él  mismo,  en  persona,  de  sus  ovejas.  Y  les  ha  puesto  por  único  pastor  a  Jesucristo,  y  como 
ejecutor de ese pastorado eficaz, a su verdadero y genuino cuerpo. 

Así  es  que  podrá  cumplirse  lo  que  desde  el  verso  25  hasta  el  final  del  capítulo  Dios  dice  que 
sucederá.  Que  no es  una  mera  expresión  voluntarista  de  hombre  que  no  tiene  ideas  propias,  sino  un 
detalle profético del calor y el color que tendrá esa victoria que todos los creyentes fieles anhelamos ver 
y vivir. 

(Verso 25)= Y estableceré con ellos pacto  de paz  (Eso significa que  en este momento, en  la 


iglesia hay guerra) y  quitaré de la  tierra  las fieras;  (Esto  equivale a gente salvaje) y  habitarán en  el 
desierto  (Lugar de las pruebas) con seguridad, y dormirán en los bosques. 

(26) Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia 
(Bendición) en su tiempo; lluvias de bendición serán. 

(27) Y  el árbol  del campo dará su fruto, y  la tierra  dará  su  fruto, y estarán sobre  su  tierra 


con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, (¿Quiénes lo sabrán: los falsos pastores o las ovejas?) 
cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de la mano de los que se sirven de ellos. (Las 
ovejas. Los que se servían de ellas eran los falsos pastores) 

(28)  No  serán  más  por  despojo  de  las  naciones,  (Basta  de  cristianos  considerados  por  la 
sociedad secular  monigotes  de segunda  o  tercera categoría)  ni  las  fieras de la  tierra las devorarán; 
sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante. 

(29) Y levantaré para ellos una planta de renombre  (Esto describe proféticamente un retorno 
al paraíso, al  Edén  y  su Jardín)  y  no  serán  ya más consumidos de  hambre en  la tierra,  ni  ya más 
serán avergonzados por las naciones. (¿Te cabe alguna duda que las naciones seculares han llegado 
a avergonzar a los que concurren o forman parte de alguna iglesia?) 

(30)  Y  sabrán  que  yo  Jehová  su  Dios  estoy  con  ellos,  y  ellos  son  mi  pueblo,  la  casa  de 
Israel, dice Jehová el Señor. (Lo sabremos. Dice que lo sabremos porque Él se hará conocer. No está 
diciendo que alguien nos lo tenga que enseñar) 

(31) Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto  (MI pasto, MI alimento, MI Palabra) hombres 
sois   (¡¡Al  fin!!  ¿Adonde  van  a  ir  a  indagar,  ahora,  los  tantos  supuestos  teólogos  que  aseguran  que 
cuando Dios habla de “ovejas”, no necesariamente se está refiriendo a personas? ¿No han leído esto? 
Hombres) y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor. 

Es sencillamente extraordinaria la comparación en el nivel de tipología que se hace entre un rey, 
sus rebaños y este tiempo donde el reinado ha estado a cargo de las diferentes organizaciones que se 
llaman en conjunto: La Iglesia. 

Sabemos  que  el  rey,  el  profeta  y  el  sacerdote  como  pastor,  era  una  imagen  cuya  historia  se 
remontaba a más de mil años antes de la existencia del propio Ezequiel. El rey tenía la responsabilidad 
de  suplir comida  y  agua  a  su  rebaño,  de  destruir  a  aquellos  que quisieran  hacerle daño  y  defender  el 
derecho del débil, la viuda, el huérfano y el extranjero.
176 

Pero  aquellos  reyes  de  Israel,  habían  fallado.  En  lugar  de  alimentar  el  rebaño,  se  habían 
apacentado a sí mismos  y se habían vestido de su  lana.  Como  resultado de su negligencia las ovejas 
están errantes. Entonces Dios intervendrá y reunirá a esas ovejas dispersas como el Buen Pastor. 

Juzgará  correcta  y  justicieramente  entre  oveja  y  oveja,  y  levantará  a  David  como  su  pastor. 
Finalmente,  establecerá  con  ellos  pacto  de  paz,  él  será  su  Dios  y  ellos  su  pueblo.  Los  profetas  y 
sacerdotes también fallaron y el juicio los alcanzará por igual sin privilegio alguno. 

Esto  es  lo  que dice  la  historia.  Esto  es  lo que  dice  una  Biblia  que, si  todavía  insistes  en  tomar 
como mera referencia histórica, no llega mucho más allá de una situación sucedida hace miles de años 
que no tendría por qué tener implicancia ni importancia hoy. 

Sin embargo, te cabe el derecho a pensar que, si Dios es quien es y es como la misma Palabra 
suya  dice  que  es:  ¿Para  que  dejaría  escrito  en  su  libro,  con  carácter  de  alimento  para  las  futuras 
generaciones, una simple historia sin valor en este tiempo? 

Dios  es  Espíritu.  Y  si  hay  que  tomar  su  Palabra  para  darle  el  valor  correcto  para  todos  los 
tiempos  incluido  el  actual,  habrá  que  hacerlo  desde  lo  espiritual.  Y  lo  espiritual  sólo  tiene  luz  propia 
cuando hablamos de revelación. 

Esto,  notoriamente,  espanta, preocupa  y  hasta  fastidia  de sobremanera a muchos sectores  del 


cristianismo, pero no le hace al futuro del evangelio. Dios hizo lo que hizo, dijo lo que dijo y reveló lo que 
reveló. El que tuvo oídos para oír, oyó y entendió. Quien no lo tuvo… 

¿Y Entonces, Ahora Que Hacemos? 


Esa es la incógnita que me quedó en el segundo libro. Ya hemos salido de Babilonia, ya hemos 
oído  con claridad  el  mandato  del  Señor  y  la  guía  del  Espíritu  Santo ha  sido  más  que clara,  pero…¿Y 
ahora? ¿Ahora como sigue esto? ¿Ahora que hacemos? 

He  vuelto  a  la  pregunta  que  recibo  vía  correo.  Una  pregunta  que  me  formulan  cientos  de 
hermanos  fieles,  sinceros,  maduros  y  honestos,  pero  lamentablemente,  formados  como  yo  en  una 
escuela  de  dependencia  total  y  no  al  Señor,  sino  a  ciertos  hombres  que  se  han  erigido  a  sí  mismos 
como representantes poco menos que privados y personales de Dios. 

A mí me alegra mucho recibir esos correos y no los clásicos que me piden oración por asuntos 
muy  delicados  pero  también  por  temas  banales  al  límite.  Entre  escudriñar  en  conjunto  con  estos 
hermanos el que hacer ahora, o ponerme a orar para que el hermanito tímido conquiste a la hermanita 
tímida y se casen, sean felices y coman perdices, perdóname, pero me quedo con lo primero. 

Es indudable que necesitamos no un líder conductor o rector de ideas, sino un papá bondadoso 
que nos diga qué hacer y que no hacer. ¡Pero terminamos de leer que la Palabra nos está demandando 
otra cosa! Sí, pero tener a alguien que piense y decida en lugar nuestro, no sólo es mucho más cómodo, 
sino que también nos ayuda a evadir responsabilidades y no hacernos cargos de nuestros errores. 

Si aparece un pastor, un apóstol o un profeta, tan abundantes en estos tiempos, y nos asegura 
que volviendo a los templos del catolicismo romano vamos a poder desplazar de allí a los sacerdotes, a 
los  obispos,  a  los  cardenales  y  al  propio  papa  y  colocarnos  en  su  lugar  para  enseñar  la  verdad, 
estaremos  dispuestos  a  creerle.  Porque  siempre  tendemos  ese  estigma  de  suponer  que  lo  que  otros 
piensan, sienten y hacen en el nombre de Dios, es realmente en Su nombre.
177 

Eso  se  llama  de  una  sola  manera:  Auto  subestimación.  Eso  es  tener  una  idea  de  nosotros 
mismos  muy  por  debajo  de  la  idea  que  Dios  mismo  tiene.  Eso  es  pensar  que  si  no  sale  alguien  a 
decirnos  que debemos  hacer,  lo mejor  que podremos hacer  es  retornar  al  templo  del  cual  nos  hemos 
ido. 

¿Eres uno de los que piensa así? ¿Lo eres? Entonces déjame decirte, amado hermano, que no 
has entendido absolutamente nada de lo que se está hablando. Tú no has salido de Babilonia, tú te has 
ido de una congregación porque, en el fondo, no te terminaba de agradar del todo el rostro del pastor. 

Tú no estás protagonizando ninguna reforma, tú apenas estás moviéndote porque algunos otros 
que respetas lo  están haciendo. Tú  estás cometiendo el mismo error  de toda una vida de mediocridad 
espiritual: dejar que otros piensen por ti. 

Estás  haciendo, pese a todos  tus  discursos  emotivos, más de  lo mismo.  Has  renovado  toda  tu 
teología  y  formas  externas,  pero  en  tu  interior,  sigues  siendo  el  mismo  religioso,  estructurado, 
tradicionalista, legalista e incrédulo de siempre. 

8
Cuando Salgas, Cierra la
Puerta

C reo  haber  tocado,  aunque  más  no  sea  de  manera  superficial  o  somera,  aquellos  puntos 

básicos  por  los  cuales,  alguien    que  ha  salido  de  la  Babilonia  eclesiástica  pueda  haber  quedado 
adherido a sus formas, costumbres y tradiciones y, por ende, añorarlas. 

Creo,  asimismo,  en  cada  uno  de  los  ítems,  haber  descalificado  o  atenuado  esas  añoranzas, 
partiendo de las bases bíblicas reales y no bajo la óptica y la lupa de las ocurrencias denominacionales 
evangélicas. 

Lo  he  hecho,  esencial  y  principalmente,  para  ayudarte  a  ser,  ­  tal  como  Dios  lo  quiere  ­,  una 
persona  libre;  auténtica  y  profundamente  libre,  que  tenga  armas  más  que  suficientes  como  para 
contrarrestar con éxito cualquier espíritu falso que Babilonia pretenda infiltrarte luego de tu salida.
178 

Deberás vivir,  de ahora en más, una  fe muy  distinta a la  que venías  desarrollando.  Una fe  que 


tiene  que  ver  exclusivamente  con  tu  relación  íntima  y  personal  con  el  Señor,  muy  por  encima  de 
cualquier clase de actos externos destinados a caer simpáticos al liderazgo humano. 

Incluso,  tendrás  que  acostumbrarte  a  dejar  de  oír  esa  inacabable  retahíla  de  mitos  que 
conforman las ideas evangélicas internas y domésticas sobre distintos puntos. Será menester que dejes 
toda esa mitología y te refugies en lo único que realmente interesa: lo que Dios dice; auténticamente y 
sin filtros doctrinarios particulares. 

¡Ay, Si Se Convirtiera! 

¿Se  enteró,  hermano?  ¡Parece  que  gente  cercana  a  él  que  es  cristiana,  le  está  hablando  del 
Señor a Diego Armando Maradona! ¡Ay! ¿Se imagina si se llega a convertir? ¡La cantidad de personas 
que puede llevar al Señor alguien como el! 

A esto  lo escuché en un momento en que, el  ídolo  y  referente indiscutido de la mayoría de los 


argentinos luchaba por salir de su adicción a las drogas. De hecho, con una tremenda velocidad se lo vio 
mejorar, adelgazar ostensiblemente, estar con un llamativo gozo y hasta ponerse al frente de su propio 
programa de televisión. 

Yo no puedo asegurar o negar si ocurrió algo de lo mencionado, pero ese cambio produjo en mi 
país  una  enorme  sorpresa  mezclada  con  alegría,  (Al  ex  futbolista  lo  aman,  realmente,  y  hasta  sus 
adversarios deportivos desean que se sane y esté bien), y a mí una cierta sensación de un: “Y…puede 
ser, no? ¡Gloria a Dios si es! Y la expresión casi unánime de los cristianos: ¡Ay! ¡Si se convirtiera! 

Hoy,  más  allá  de  esta  historia  real  y  estrictamente  personal  vinculada  con  este  personaje  que 
parecería no terminar nunca de sanarse para luego, casi de inmediato, caer otra vez en sus problemas 
conocidos, puedo dar testimonio de que una conversión de esa naturaleza sería camino para millones, 
es solamente un mito. 

Porque durante todo ese tiempo donde la duda sobre su conversión tuvo en vilo a los cristianos y 
en  un  pie  de  asombro  e  incertidumbre  a  los  no  creyentes,  la  imagen  del  Diego  no  ascendió  en  la 
receptibilidad pública como suponíamos, sino que muy por el contrario, entró en merma. 

El  catolicismo  romano  ortodoxo,  nominal  e  institucional,  representado  por  sus  personeros 
acostumbrados  de la  prensa, el  gobierno  y  la política, comenzaron a tomar  leve distancia con el astro. 
Empezaron  las murmuraciones sobre  “cambios muy raros”,  “delirios  de misticismo” y hasta el asegurar 
que  todo se  trataba  de  una  operación de prensa  comandada  por  “algunas  sectas  protestantes” con  la 
finalidad de adjudicarse su retorno a la normalidad y la salud. 

En  los  programas de  radio o televisión donde era  invitado a dar  testimonio de su recuperación, 


casi  se  lo  presionaba  a  que  hablara  de  su  esfuerzo  personal,  su  sufrimiento  por  la  abstinencia  y  el 
trabajo  de  los  profesionales  médicos  y  psicólogos  que  intervenían  en  su  tratamiento.  Pero  ni  bien  el 
tema amagaba con tomar algún costado de índole espiritual, allí mismo finalizaba la entrevista. 

El caso quedó en el recuerdo, porque jamás se llegó a confirmar que hubiera dado algún paso de 
fe con alguna clase de confesión pública, poco después de un año volvió a las andadas, esta vez con el 
alcohol y, finalmente, su enésimo retorno a la vida normal fue producto visible de un tratamiento médico 
en diversas clínicas. Fin. No te puedo hablar del hoy porque esto fue escrito ayer. 

Tu Cambio Produce Mi Cambio


179 

Tal  como  el  caso  que  he  utilizado  como  ejemplo  por  tratarse  de  una  persona  mundialmente 
conocida,  cualquiera  de  los  demás  resultarían  en  la  misma  conclusión  que  hoy  tengo  clara:  por  más 
que se convierta tu  mejor amigo,  si tú  no  eres  tocado con  convicción  de  pecado por el Espíritu 
Santo, tú no te conviertes. 

Porque es algo demasiado vital e importante en la vida de una persona como para supeditarlo a 
la simple imitación. Aunque, ­ Válido será aclararlo ­, la imitación también existe y lleva a mucha gente a 
las iglesias. Pero adonde no las lleva es al cielo. 

Si  el  jugador  de  fútbol  más  importante  del  mundo,  un  presidente  de  la  nación  o  el  actor  más 
conocido se convirtiera y comenzara a asistir regularmente a una iglesia, seguramente no lo haría solo. 
Decenas, centenares o miles de ayudantes, colaboradores y otros tantos fans tratarían de sentarse a su 
lado en el culto del domingo. ¿Sería un éxito del Señor, eso? 

No  necesariamente.  Porque  esa  gente  estaría  en  ese  lugar  sencillamente  porque  allí  está  su 
verdadero ídolo, no por Dios ni nada de lo que Él pudiera representar en sus vidas. Entonces no habría 
conversión masiva:  habría  una  conversión  y  miles de  imitaciones hipócritas. O  todas al  mismo  tiempo, 
también es posible. 

Por  lo  tanto,  predicarles  el  evangelio  a  esa clase  de  personas  tiene validez  desde  el  punto  de 
vista  personal,  tal  como  si  se  lo  predicas  al  que  recoge  cartones  en  la  calle,  como  al  que  está 
desempleado o a la mujer que se emplea en tu casa. 

Porque la raíz básica de la predicación de la Palabra no es la suma de personas o la captación 
de personajes, sino la salvación de un alma que, hasta que esa palabra fue predicada, estaba perdida y 
condenada al fuego eterno. 

La  otra connotación de  un caso  como el  que comento,  es  la mayoritaria  y  tiene  que ver con  la 
indiferencia,  el  escepticismo  o  hasta  la  burla.  Un  conocido  deportista  de  mi  país  se  convirtió 
genuinamente,  comenzó  a  mostrarse  orando  en  el  campo  de  juego,  minutos  antes  de  comenzar  su 
cotejo y a lucir remeras con inscripciones dedicadas a Jesús. ¿Cuál crees que fue la reacción popular? 

Los rivales comenzaron a abuchearlo sin causas aparentes, a insultarlo con epítetos hirientes y 
de alto voltaje. A entonarle cánticos relacionados con la duda sobre su sexualidad y todo un compendio 
de burlas ilógicas e incomprensibles. ¿Todo eso por decir públicamente que cree en Jesucristo? 

Los partidarios de su equipo asumían su defensa en lo concerniente a la de su libertad para vivir 
como  le  pareciera  mejor  y  a  hacerse  creyente  de  Dios  si  así  le  agradaba,  pero  de  ninguna  manera 
compartían sus  actos,  sus  declaraciones  y  ni siquiera sus  gestos  de  respeto  y  honradez.  Y  en  lo  más 
íntimo, era notorio que sentían algo de vergüenza por el asunto. 

Lo defendían de esas burlas, pero íntimamente, estoy seguro que hubieran dado cualquier cosa 
por  no  tener  que  lidiar  con  eso.  Se  hubieran  sentido  mucho  más  cómodos  en  el  rol  de  sus  rivales, 
burlándose de él con las mismas sornas. 

¿Qué significa esto? Que la conversión auténtica de alguien (No estoy hablando de cambiar de 
religión o dejar de ir a un templo para comenzar a asistir a otro), no produce en la gente lo que nosotros 
pensamos que produce. Es algo así como: si tu cambio va a producir mi cambio, vas a notarlo. 

Porque  la  conversión  es  un  asunto  espiritual,  no  intelectual  ni  social.  Entonces  nadie  va  a 
enternecerse con  ese  amigo  o amiga que  ahora  ama  a  Dios  y seguirlo  en  ese  amor  simplemente  por
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razones  de  amistad.  Lo  más  probable  es  que  actúe  con  indiferencia,  incomprensión  y,  más  tarde, 
apartamiento. 

Y si me perdonas la irreverencia egocéntrica, puedo citarte mi propio caso. Estar en Cristo y ser 
(O pretenderlo, al menos), un espíritu con Él me llevó, casi de forma inmediata, a perder a casi todos mis 
amigos  de  las épocas  anteriores.  Hice  nuevos  en  la  iglesia,  desde  ya,  pero  los  otros  se  quedaron  tan 
perdidos como estaban porque no me siguieron en lo más mínimo. 

El mito de  la figura que se convierte y arrastra multitudes, sólo existe  en  la mente de cristianos 


híper optimistas que, quizás, todavía no han comprendido bien que cosa es una conversión y que cosa 
es asistir a un templo con una Biblia debajo del brazo. 

Lo  que  es  de  Dios,  es  de  Dios  y  no  cabe  ninguna  duda.  Pero  lo  que  es  del  mundo  (Y  por 
consecuencia de Satanás), sigue siendo del mundo hasta tanto algo no se mueva en su interior, no en 
su exterior. Y si mi amigo pasa a ser de Dios y yo estoy en el mundo, no lo dudes: voy a confrontar con 
mi amigo porque de pronto nos está separando una invisible barrera espiritual. 

Yo me Convierto, ¿Tu te Conviertes? 


En  los  evangelios  aparece  con  frecuencia  la  palabra  conversión,  una  palabra  sumamente 
utilizada en nuestros ambientes cristianos porque implica la base, el punto de inicio o partida de alguien 
dentro de los caminos del evangelio 

Juan el Bautista, ­ Recuerda ­, invitaba a sus oyentes a que se convirtieran. Él decía, como base 
de su discurso: “¡Eh! ¡Muchachos! ¡Conviértanse! Porque está cerca el Reino de Dios.” ¿A cuanta gente 
has oído, en estos últimos años, anunciar eso mismo respecto al Reino? 

Sí, ya lo sé: a los caminadores muchachos de los Testigos de Jehová. Son los únicos que, ­ Más 
allá  del  error  ­,  hablan  de  Reino.  Hasta  sus  templos  se  denominan  “salones  del  reino”.  Pero  si  los 
creyentes  no hablamos de  reino porque esa  gente lo  hace; si no nos arrodillamos  porque los católicos 
romanos lo hacen y todo así, ¿Adonde quedará nuestro evangelio? ¿Reducido a que cosa? 

Ese,  ­  El de la conversión  ­, fue también el mensaje  inicial de Jesucristo. Pedro, en Jerusalén, 


decía  a  quienes  quisieran  oírlo:  “¡Eh!  ¡Amigos!  ¡Arrepiéntanse  y  conviértanse  para  que  se  les  borren 
todos sus pecados!” y Pablo, en Listra, no le iba en saga cuando proclamaba: “Hemos venido aquí para 
anunciarles que dejen los falsos dioses y se conviertan al Dios vivo” 

Sin embargo, el tema esencial es: ¿Qué significa convertirse? ¿Es acaso un símbolo que divide 
a una vida sin ritos o templos y otra que sí los posee? No. Esa palabra equivale a girar y volverse hacia 
un lugar indicado. 

En  el  sentido  espiritual,  que  es  el  que  aquí  estamos  viendo,  quiere  decir  dar  la  espalda  al 
pecado y volverse a Jesucristo, abandonar las tinieblas y acceder a la luz. Es pasar del pecado al amor, 
de la lejanía a la cercanía, de la incredulidad a la fe. ¡Nada que ver con ritos ni templos! 

¿Crees  que  podrían  existir  personas  que hayan  decidido  sinceramente  darle  la espalda  a  toda 
clase de pecado y comenzar a depositar su fe y su propia vida en Jesucristo sin acudir a ningún templo? 
Yo, humildemente, creo que si. 

Del  mismo modo  en  que creo  que muchos que  hace  años  acuden  domingo  tras  domingo a un 
templo cualquiera, jamás le han dado la espalda al pecado y jamás han entregado de verdad su vida a 
Jesucristo.
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Hay  un  detalle  meramente  histórico  que  quizás  te  ayude  a  entender  el  fundamento  de  lo  que 
estamos  hablando.  En  los  ritos  bautismales  de  los  primeros  siglos,  se  acostumbraba  pedir  a  los 
protagonistas que estuviesen mirando hacia el oeste. 

Como por esta dirección se oculta el sol, el ocaso se convertía en símbolo de la oscuridad y del 
pecado. Quien iba a ser bautizado renunciaba al mal, al demonio y a sus seducciones. Entonces se le 
pedía que se convirtiera a Jesucristo. Él daba media vuelta y quedaba mirando hacia el oriente, lugar por 
donde alumbra el sol. Ese era su cambio: abandonaba el mal y optaba por Jesús. 

La conversión compromete integralmente al hombre, en su mente, en su voluntad y en sus obras. 
Quien se convierte a Jesús debe estar convencido intelectualmente de que el Señor es la verdad, y que 
no hay ninguna doctrina que logre invalidar el mensaje de salvación. 

Eso, que es a grandes rasgos el significado de una conversión genuina y sincera, va mucho más 
allá  del  acto,  preponderantemente  emotivo,  de  levantar  una  mano  en  una  campaña.  Y  al  producirse, 
abre  una  tremenda  brecha con el mundo secular,  por  lo que suponer  que la conversión de  un  famoso 
traerá ala iglesia a sus seguidores, es no haber entendido ni lo que verdaderamente es una conversión 
ni lo que sucede con ella en el ámbito del espíritu. 

En  suma:  para  que  esto  se  produzca  en  tu vida.  Mucho  más que  un  impacto  emocional  de  un 
determinado lugar o de ciertas y determinadas palabras de un ministro, lo que tú necesitas de verdad, es 
la presencia y la convicción del Espíritu Santo en tu interior. 

Y suponer que ese maravilloso Espíritu Santo de Dios sólo te prestará atención si estás sentado 
en  el  banco  de  un  templo  o  si  pone  su  mano  sobre  tu  cabeza  ese  prestigioso  y  conocido  ministro 
eclesiástico, no sólo es incurrir en un grosero error, sino que en parte, es casi como faltarle el respeto al 
poder de Dios que está por encima de lo que cualquier hombre pueda hacer, supuestamente, de parte 
suya. 

Entonces te queda claro. No necesitas estar sentado en un templo cada domingo para aspirar a 
que tu mejor amigo, tu mejor amiga o quien sea, encuentre al mismo Jesucristo que has encontrado tú. 
Será suficiente con que el Espíritu Santo haga su trabajo tal cual ha sido escrito que lo hará. El esto es 
un mito. Y no es el único… 

¿Y Adonde Encuentro Mi Novia? 


Claro. Si no estoy asistiendo regularmente a una congregación cristiana, ¿Adonde iré a encontrar 
a  una  joven  con  la  que  pueda  establecer  un  noviazgo  primero  y  un  matrimonio  cristiano  después? 
Socialmente es así, sin dudas. Espiritualmente, no siempre. 

Porque: ¿Qué piensa el hombre joven, creyente, respecto a su futuro? Poder hallar a una mujer 
hermosa  por  dentro  y  por  fuera, que  ame  al  Señor,  que  sea honesta,  íntegra  y  fiel,  con  la  cual  poder 
fundar una familia. ¿Y adonde se supone que está esa mujer? Obvio: en una iglesia. 

Porque  nadie  que  realmente  sea  creyente  podrá  arriesgarse  y  arriesgar  su  vida  futura  en  una 
relación  de  yugo  desigual,  ¿Verdad?  Pero,  atención con  esto:  el  yugo  desigual se produce  cuando  se 
unen  en  alguna  alianza  un,  (O  una)  creyente  y  una  (O  un)  incrédulo,  y  créeme  que  la  asistencia  al 
templo domingo tras domingo, no es un reaseguro al respecto. 

En  más  de  una  ocasión  he  dicho,  en  el  marco  de  alguna  enseñanza,  algo  de  lo  que  estoy 
totalmente convencido. Que si bien el yugo desigual siempre se estima a la unión entre creyente que va
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a una iglesia con incrédulo que no va a ninguna parte, yo creo que se da exactamente lo mismo entre un 
ungido y un dominguero. 

Creo  que no es  necesario explicar esto último, pro como me enseñaron que cuando se escribe 


jamás  se  debe  dar  algo  por  sobreentendido  sino  explicarlo  claramente,  lo  hago.  Un  ungido  es  alguien 
consagrado al Señor, un dominguero es alguien que sólo va a un templo cada domingo y luego vive el 
resto del tiempo como le da la gana o como puede. 

He  sido,  durante  muchos  años,  una  especie  de  referente  para  algunas  personas.  Y  eso  ha 
determinado que  en más de una ocasión me tocara fluir como  pastor  en  razón de algún inconveniente 
de esos que lleva a la gente cristiana a dialogar con un pastor. 

Y con la autoridad que emana de esa pequeña experiencia que, seguramente, pastores de oficio 
y ordenación podrán confirmar largamente, puedo asegurarte que los problemas que se producen en los 
matrimonios entre cristianos no difieren en mucho a los que afrontan los conformados por no creyentes. 

Dentro de cualquier congregación, fíjate, el adulterio es un pecado de esos que espantan de sólo 
mencionarlo  y  que  determinaría  una  serie  de  procesos,  (Disciplinas  incluidas)  desgarradores  y 
catastróficos, no sólo para la o las familias afectadas sino, incluso, para la propia iglesia. 

Sin  embargo,  debo  decirte  que,  lamentablemente,  el  adulterio  en  cualquiera  de  sus  facetas, 
adentro de las congregaciones cristianas, está a la orden del día. Y el colmo de los colmos se produce 
cuando, en no pocos casos, llega a afectar directa o indirectamente, la vida del propio pastor y su familia 
o la de algún otro líder reconocido. 

Eso,  sumado  a  otros  problemas  realmente  graves  dentro  de  las  relaciones  matrimoniales  entre 
supuestos  creyentes,  nos  lleva  a  la  siguiente  reflexión:  ¿Es  un  reaseguro  de  felicidad,  amor  eterno  e 
indestructible, ausencia de divorcio, gratificación sexual normal y fidelidad asegurada el buscar pareja en 
un templo cristiano? 

La respuesta debería ser afirmativa, sin dudas. Porque, ¿En que otro lugar se podrían encontrar 
y conocer dos jóvenes que aman al Señor, que le han entregado sus vidas y que ahora desean unirlas 
con la finalidad de formar una familia feliz y dedicada al servicio del reino de Dios? Obvio: en el templo 
de la iglesia de ambos o, al menos, de uno de ellos. 

Sin  embargo,  no  siempre  se  produce  así.  Conozco  muchos  matrimonios  cristianos 
medianamente felices, como también conozco otros que no son cristianos que lo son. Pero también he 
visto  a  muchas  parejas  de  miembros  de  iglesias  llevarse  horriblemente  mal,  con  adulterio  y  violencia 
física incluida, a la mejor manera de otras de no creyentes que viven la misma situación. 

¿Qué  significa  esto?  Significa  que  un  templo,  una  congregación  cristiana,  si  bien  reúne 
mayoritariamente  a  personas  instruidas  en  el  evangelio  y,  por  consecuencia,  respetuosas  de  las  leyes 
de Dios aunque más no sea de manera represiva, no siempre contiene a personas que realmente tienen 
a Jesucristo en el corazón. Y eso las hace vulnerables a las mismas peripecias que les toca vivir a los 
que no creen. 

Si  te  has salido  de  un  templo  cristiano  porque  el  Señor  te  mostró  al  espíritu  babilónico  en  ese 
lugar  y  eres  soltero  o soltera,  no  te preocupes.  Dios  está  al  control  de  tu vida  más  que  nunca.  Sigue 
orando por un marido o por una esposa. No lo hagas por un novio o una novia porque lo anterior, en los 
pasos previos, sin dudas lo será. Y espera la respuesta de Dios.
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Es  muy  probable  que  esa  respuesta  llegue  en  el  momento  menos  esperado  y  del  sitio  menos 
previsto.  Si  eres  un  creyente  genuino,  sincero,  íntegro,  que  ama  al  Señor  verdaderamente  y  busca 
servirle con honestidad y sin ambiciones propias, de algún lugar de la vida va a aparecer la mujer que el 
Señor ha levantado y preparado para ti. Aunque no haya estado sentada en un banco cantando un corito 
o haciendo como que oraba. 

Entiende que la iglesia del Señor que se aproxima, muy lejos de ser lo que actualmente vemos 
como  tal,  una  suma  de  personas  realizando  ritos,  actitudes,  gestos  y  movimientos  aparentemente 
espirituales,  será  la  auténtica  asamblea  de  los  uios,  esto  es:  los  hijos  del  Dios  viviente  que  no  se 
reconocerán  en  alianzas  por  formar  parte  de  las  clásicas  organizaciones  cristianas,  sino  por  el 
testimonio activo de sus vidas victoriosas conforme al propósito y la voluntad del Padre. 

¿Y Adonde Presento a Mi Hijo? 


De hecho; no soy una momia inconmovible o inmutable, por lo que necesariamente, tendré que 
coincidir  totalmente  contigo:  la  ceremonia  que  se  realiza  en  las  congregaciones  para  presentar  a  los 
pequeños hijos de los miembros, es hermosa. 

¿Qué puede ocurrir, mejor que el acto de manifestar y manifestarte públicamente con legítimo y 
sano orgullo de padre o madre, logrando que por un momento, decenas, centenares o miles de ojos se 
depositen sobre el rostro de ese bebé que has esperado con tanta ansiedad y que ahora tienes en tus 
brazos con tanto amor? 

La respuesta no puede ser otra que: Nada. Nada puede ser más gratificante para un padre y una 
madre  el acto  maravilloso  de presentar a su  nuevo  hijo a toda  esa sociedad  humana  que compone  tu 
iglesia. Es un momento único e inigualable. 

Me ha tocado estar de ambos lados en ceremonias de esa naturaleza, y puedo garantizarte que, 
en  cualquiera  de  esas  ocasiones,  las  lágrimas  corrieron  mansamente  por  mi  rostro  sin  que  pudiera 
evitarlo ni mi vergüenza masculina que nos enseñó que los hombres no lloraban. 

Los hombres lloran. ¡Vaya  si lloran!  Y cuando  un  hombre verdadero no hace nada por evitar  el 


llanto, lo que se produce tiene un impacto emocional tremendo. Ver llorar a una mujer, aunque sea con 
motivos  valederos,  produce  compasión  y  un  poco  de  adhesión.  Pero  ver  llorar  a  un  hombre  íntegro  y 
bien masculino, es un impacto en nuestras emociones muy difícil de impedir u olvidar. 

Pero, lamentablemente, como  estoy terminando de  escribir  este  libro que  tiene que ver  con los 


engaños babilónicos en el ámbito espiritual y los recursos que debemos encontrar cuando nos toca vivir 
nuestra  fe  fuera  de  los  templos,  deberé  muy  a  mi  pesar  dejar  de  lado  todo  aspecto  decididamente 
emocional  y  no  espiritual.  Y  este  de  la  presentación  de  nuestros  niños  a  las  muchedumbres,  es  un 
evento ciento por ciento emocional. 

Me dirás que no, que estoy equivocado, que cuando presentaste el o los tuyos, el pastor hizo una 
hermosa  oración  tomándolo  en  sus  brazos.  Está  bien,  perdóname  mi  amado  hermano,  pero…¿Y  con 
eso, qué..? ¿Verdaderamente has creído que la oración de UN determinado hombre tiene una llegada a 
Dios superior a la tuya misma? No minimices a Dios. 

¿Vas a decirme que tu hijo será más o menos ungido por haber estado unos minutos en brazos 
del amado pastor de tu amada iglesia? ¿Y que su vida será mucho más victoriosa que las de cualquiera 
de  aquellos  que no hayan  tenido  la fortuna  de  que  ese amado pastor de esa  amada  iglesia  orara  por 
ellos?
184 

Aquí es donde, si me lo permites y sin ofenderte, te haré la siguiente pregunta: Cuando tu mujer 
estaba  embarazada,  ¿No  recuerdas  haber  orado  por  lo  menos  una  vez  con  tus  manos  sobre  esa 
enorme panza? 

¿No? Lástima. ¿Sí? ¿Y cual sería la  diferencia entre esa  oración tuya y la  de tu pastor actual? 


¿De verdad todavía crees que hay diferencias en los altavoces del Trono de la Gracia, según el timbre 
de voz de quien o quienes estén orando? ¿Eres de los que creen que la oración de un famoso ingresa al 
oído de Dios por un canal distinto a tus propias oraciones? No has entendido nada si crees eso. 

Aunque  lo  que  voy  a  decirte  parezca  tener  crueldad  para  con  hermosos  momentos  familiares, 
matrimoniales y paternales, de acuerdo con la mente de Dios y las riquezas del ámbito espiritual donde 
vivimos, tú no necesitas esa ceremonia. A tu bebé te lo ha regalado Dios y tus hermanos en Cristo ya lo 
conocerán paulatinamente a medida que él se vaya integrando al pueblo y no a un templo. 

Ahora; si lo que tú deseas es una especie de reemplazo, mediante esa ceremonia, de la clásica 
del bautismo católico romano que no vas a llevar a cabo, como forma de tranquilizar y alegrar al sector 
no convertido de tu familia, eso es otra cosa. Pero no me lo vendas como espiritual porque no lo es. 

¿La oración? Tu oración tiene todo el peso que tu vida delante del Señor confirme o conforme. Si 
tú estás delante de Dios como debes estar, créeme que no necesitas que nadie ore en tu lugar; Dios te 
oye  sin  ninguna  duda.  Y  si  no  lo  estás,  por  más  que  ore  el  más  grande  de  todos  los  pastores  o 
predicadores del planeta, nada será diferente. 

¡Pero hermano! ¿Entonces usted no cree en la oración intercesora? – Por supuesto que creo, si 
es la que lleva adelante más de la mitad de las cosas que nosotros le adjudicamos a otros ministerios. 
Sin embargo, la intercesión es una cosa y la ceremonia ritual es otra. 

La Calidad de Hijo 
Porque lo más importante no es que un grupo más o menos numeroso de personas pueda ver y 
conocer a tu hijo, sino que tu hijo te conozca a ti, conozca a tu esposa y, esencialmente, que por causa 
del testimonio de vida de ambos, conozca al Señor y pueda llamarte sencillamente “abba”. 

Por si no lo recuerdas, Abba era una palabra aramea que Jesús empleaba frecuentemente para 
dirigirse al Padre. También los cristianos de la primera generación la usaban para expresar una relación 
muy íntima entre Dios y sus hijos. 

El  Señor  Jesús  usó  probablemente  esta  palabra  muchas  veces,  aun  en  algunas  en  que  los 
pasajes  bíblicos han  transmitido la versión  griega: “Padre”,  “Padre mío”, y también “mi Padre”.  Es  una 
expresión de plena  confianza  y  adhesión con la  voluntad  del Padre, que Jesús quiso  comunicar a  sus 
discípulos. 

La  palabra  no  aparece  en  la  literatura  profana  ni  rabínica  del  tiempo,  y  es  característica  del 
vocabulario de Cristo. En los evangelios se la usa siempre acompañada de su respectiva traducción con 
la palabra “Padre”. 

Es sólo por medio de Cristo que recibimos el espíritu de adopción y aprendemos a llamar a Dios 
“Padre nuestro”. La palabra se usaba solamente en el lenguaje  familiar  antes de Jesús. En el  Antiguo 
Testamento  figura en varios  nombres hebreos  como  radical,  por ejemplo:  Abimelec,  Abner,  Ardénago, 
Eliab.
185 

Era  lo  más  cercano  a  nuestro  “papito”.  No  conozco  debidamente  los  usos  y  costumbres  de 
Latinoamérica,  pero  puedo  asegurarte  que  en  Argentina  se  utilizaba  bastante  hasta  finales  del  siglo 
veinte.  Hoy,  con el  advenimiento de la  tecnología, la  modernidad y  la  psicología  aplicada  a la  relación 
padres­hijos, ha quedado en desuso. 

Sin  embargo,  y  mucho  más  allá  de  cómo  suene  el  epíteto  en  sí  mismo,  lo  que  aquí  se  quiere 
significar es la calidad y calidez de un tratamiento que en su esencia fundamental muestra un grado de 
confianza incomparable. La confianza capaz de aceitar debidamente una relación ejemplar entre padre e 
hijo. 

En una ocasión yo estaba de pie al frente de mi clase en la escuela bíblica de la iglesia a la cual 
asistíamos en ese tiempo, cuando de improviso y sin golpear o hacerse anunciar, se abrió la puerta del 
salón y entró mi hijo menor que se encontraba asistiendo a su clase. 

Era  pequeño,  todavía.  Llegó  a  mi  lado  y  sin  prestar  atención  a  las  cien  personas  que  me 
acompañaban, tironeó  de mi camisa y  con  la mejor  de sus sonrisas me dijo:  “¡Papá! ¿Me regalas  una 
moneda para comprarme una gaseosa?” 

Le  di  la  moneda  y  luego  de  darme  una  palmada  afectuosa  en  la  pierna  se  retiro  como  había 
llegado.  Miré  a  los  hermanos  y  pregunté:  ¿Cuántos  saben  que  ese  niño  que  entró  y  me  pidió  una 
moneda era mi hijo menor? Los hermanos soltaron una carcajada, pero yo reiteré la pregunta. 

Uno de ellos me dijo: “yo me di cuenta que era su hijo porque lo encaró directamente y le pidió 
una  moneda”.  Otro,  con  mejor  humor  aún,  añadió  “Y  yo  me  di  cuenta  que  era  su  hijo  precisamente 
porque le entregó esa moneda”. 

Entonces los miré y pregunté: Hermanos…¿Qué creen que hubiera hecho yo si mi hijo, en lugar 
de ingresar así y pedirme lo que necesitaba del modo que lo hizo, se hubiera parado frente a mí, hubiera 
alzado sus manitos y cerrando sus ojos hubiera dicho: “Amado padre que estás dando tu clase, me dirijo 
a ti con el fin de clamar por tu misericordiosa bondad y pedirte que si tu suprema gracia lo aprueba me 
brindes humildemente la posibilidad de acceder a una moneda para comprarme una gaseosa? 

Ahora sí los alumnos de la clase rieron de buena gana, pero a medida que se iban acallando sus 
risotadas, comencé a ver lo que quería encontrar: ojos que comenzaron a mirar hacia adentro, miradas 
reflexivas  que  demostraban  estar  entendiendo  algo  más  que  una  anécdota  risueña  y,  finalmente,  un 
aplauso que obviamente no iba dirigido a mí sino al Espíritu Santo que había aprovechado ese episodio 
para revelarles mucho más que lo que hubiera conseguido un sermón de dos horas. Abba Padre. 

Estampas de su Crianza 
A medida que tus hijos van creciendo, la necesidad de una congregación cristiana como centro y 
lugar  de  contención  es  casi  irreemplazable.  Convengamos  en  que  en  una  primera  vista,  hay 
indefectibles  diferencias entre  el pre adolescente  y  adolescente  criado  en una  iglesia  con el  que  lo  ha 
sido en el mundo secular común que conocemos. 

A  la  vista  y  en  una  gran  mayoría,  los  jóvenes  que  asisten  a  una  iglesia  muestran  un 
comportamiento muy diferente a quienes no lo hacen. Eso va a durar todo el tiempo determinado para 
dejar en evidencia que cosa hay en el interior de esos corazones.
186 

Porque si partimos desde la base de que a un templo, un domingo por la tarde­noche, habiendo 
tantos entretenimientos que  el mundo está ofreciendo, concurren solamente aquellos que  lo hacen por 
dos razones esenciales: convicción u obligación. 

Los que van por convicción, independientemente de cómo les vaya dentro de la organización a la 
cual pertenecen, tienen un futuro promisorio como siervos auténticos del Señor. Podrán llevarse mal con 
algún líder, podrán frustrarse en sus servicios y hasta podrán tropezar un poco con el pecado mundano, 
pero tienen una semilla real y en algún momento ésta va  germinar y dar fruto a ciento por uno. 

Los que van por obligación, mientras tanto, no sólo no tienen futuro alguno en  lo espiritual, sino 
que  incluso,  pueden  ser  de  grave  obstáculo  y  piedra  de  tropiezo  para  otros  mejor  plantados.  Porque 
están  allí  porque  su  familia  es  antigua  en  la  congregación,  porque  tienen  un  cargo  en  el  grupo  de 
jóvenes  o  sencillamente  porque  están  enamorados  de alguna  de  las  hermanitas.  Y  a  corto  o mediano 
plazo, eso es lo que va a manifestarse. 

La  idea  de  la  congregación  eclesiástica  como  “contención”  para  un  grupo  de  jóvenes,  huele 
mucho  más  a  un  grado  refinado  de  represión  que  a  un  auténtico  sentir  espiritual.  Un  joven  no  va  a 
comportarse con santidad sólo porque asista a un templo y se cuide de hacer buena letra. 

En este caso, lo que hará será reprimirse y reprimir sus fuegos internos. ¿Hasta cuando? Hasta 
que  un  día  explote  y  sin  importarle  nada  de  nada  haga  trizas  su  reputación  y  la  de  toda  su  religiosa 
familia o hasta el día en que decida dejar de ser hipócrita y hacer “lo que siente”. 

Con esto, quiero significarte, padre o madre que te preocupas porque has salido de Babilonia y 
temes por el futuro de tus hijos, que tenerlos dentro de ese templo no te garantiza nada. Comparte con 
él o con ellos tu fe, tu sentir y tus convicciones reales y luego deja que el Espíritu Santo haga el resto de 
la obra. 

Si un joven decide adoptar una vida en santidad, estará muy lejos de hacerlo porque un pastor o 
un importante líder se lo imponga. Lo hará porque ha tenido un llamado interno a servir al Rey de reyes 
y el mismo Espíritu Santo será su mejor garantía de esa santidad. 

Y  no  caigas  en  el  legendario  error  de  confundir  santidad  con  disciplina  sexual.  Una  cosa  es 
abstenerse del sexo porque no se puede, no se debe, no se te permite o no queda bien delante de Dios, 
y otra muy distinta es porque no lo necesitas y no te preocupa hasta que sea tu tiempo. Lo primero es 
represión, lo segundo es santidad. Tú eliges. No necesitas ningún templo ni control humano para ello. 

Y Lo Llaman Gratificación… 
Aquella mañana en la que me senté por primera vez en la mesa de trabajo del estudio de radio 
donde  iba  a  comenzar  mi  primer  programa  de  hombre  redimido,  llevaba  en  mi  mente  una  idea  sobre 
este lugar que luego, el correr de los hechos y sucesos, me iban a demostrar que no era real. 

Yo  había  trabajado  bastante  en  la  radiofonía  secular  y  eso  me  había  otorgado  dos  elementos 
básicos para sentarme frente a un micrófono: una educación vocal conforme a los requerimientos de la 
profesión y un sentido profesional de respeto por el oyente. 

Pero  estar  en  una  “radio  cristiana”  (Luego  el  Señor  me  mostraría  que  no  existe  tal  cosa),  era 
totalmente  distinto.  Sentía  una  tremenda  responsabilidad  que  iba  más  allá  de  un  simple  programa  de 
radio. Iba a trabajar para mi Señor y ya no para una agencia de publicidad contratante.
187 

Por tanto,  algunas cosas tenía más  que claras, entre  ellas,  las que me  brindaban  un panorama 


de  este  trabajo  desde  la  óptica  espiritual  concreta.  Nada  de  figuraciones  personales,  nada  de 
ostentación de talentos, nada de auto promoción, nada de egocentrismo. 

El  tiempo  transcurrido en  esa  labor,  (Más  de quince años), produjo  aciertos  y  errores.  A  veces 
conseguí salirme del centro de la escena dejándolo a Él en ese lugar y a veces no lo conseguí, mi ego 
fue más fuerte y pretendí un lucimiento que – Obviamente – no logré en lo más mínimo. 

Pero  también  pude,  dentro  del  ambiente  de  las  radios  evangélicas,  darme  cuenta  que  mis 
postulados al efecto,  eran un patrimonio  mío y de  algunos muy contados más.  Que  una gran mayoría, 
encaraba este tipo de trabajo radial, tal como si lo hiciera desde emisoras comerciales del mundo. 

Conocí de cerca de “estrellas” y figuritas radiales que, en muchos casos, explotaban el hecho de 
ser  un poco más conocidos que otros anónimos servidores, consiguiendo  algunos  privilegios adentro y 
afuera de las organizaciones eclesiásticas. 

Firmaban “autógrafos evangélicos” (Son aquellos donde, en lugar de un papel, se firman páginas 
en  blanco  de  las  Biblias), enamoraban  hermanitas  bellas, si  es  que  eran  solteros  (Y algunos casados 
también) y concurrían invitados a las iglesias a predicar la Palabra de Dios. 

¿Es  que  estaban  ungidos  por  el  Espíritu  Santo  de  Dios  para  llevarle  palabra  a  su  pueblo?  No 
siempre,  pero  estaban  en  la  radio  y  eran  más conocidos que  otros  y  eso  llevaba  más  personas  a  las 
reuniones donde se los invitara. 

Sobre esto último mucho no puedo decir, porque yo mismo fui a innumerables templos a llevar la 
Palabra, no porque se reconociera en mí a un ungido del Señor, sino porque trabajaba en la radio, era 
un poco más conocido que otros y eso llevaba a muchas visitas a los cultos. 

Hoy soy  consciente de  haber  formado  parte,  primero  de modo  ignorante  y  luego aprovechando 


coyunturas,  de  las  clásicas  sesiones  de  entretenimiento  cristiano  a  las  que  nos  tiene  acostumbrados 
cualquiera de las organizaciones babilónicas existentes. 

En  los  primeros  tiempos,  solía  llevar  mensajes  que  fortalecieran  al  liderazgo  local,  porque  eso 
era lo que me habían sugerido hacer. Pero después, cuando pude ver como eran las cosas, me dediqué 
a hablar lo que el Espíritu Santo ponía en mi boca, agrada o no agradara. De hecho, eso significó una 
conclusión lógica y prevista: debut y despedida en la misma reunión. 

Pero lo más curioso del caso en ese ambiente del cual formé parte sin poder evitar al menos un 
veinte  por  ciento  de  contaminación  religiosa,  es  que  a  los  distintos  alimentos  al  Ego  que  allí  se 
experimentaban, se los denominaba de una manera muy elegante y correcta: gratificación espiritual. 

Esto  quiere  decir  que,  a  esa  más  o  menos  limitada  o  acotada  repercusión  pública  que  te 
colocaba  por  encima  de  tus  hermanos  más  fieles  por  el  sólo  hecho de  hablar  por  un  micrófono,  se  lo 
consideraba “un mimo” del Señor para con gente que le estaba sirviendo. Una patraña del diablo. 

Gratificaciones Domésticas 
Ahora  bien:  adentro  de  los  templos,  estas  muy  singulares  “gratificaciones”  no  están  ausentes. 
Deja de  lado aquellos hermanos con talentos naturales coincidentes con sus llamados ministeriales, ya 
que son los únicos que hacen algo públicamente como parte de una idea de Dios.
188 

Porque hay algo que deberás saber hoy y no olvidártelo jamás; tanto para vivirlo desde el llano 
de  miembro  raso  o  como  parte  de  algún  liderazgo  eventual:  si  Dios  va  a  levantar  a  alguien  para  un 
trabajo  no  convencional,  antes,  mucho  antes,  incluso  antes  de  convertirse,  deberá  haber  recibido 
talentos coincidentes con lo que luego será el llamado para ese trabajo. 

Ejemplo: Dios  jamás  levantaría a  alguien para  ejercer  un ministerio con  el canto  o  la música, si 


esa persona no posee talentos naturales anteriores a su conversión para desarrollarlo. Si quieres cantar 
para el Señor en la plataforma como servicio ministerial, lo harás si tienes una buena voz, de otro modo, 
por favor hermano mío, olvídalo; no seas responsable de que otros sientan vergüenza ajena. 

¡Pero no, hermano! ¡Con unción queda todo lo talentoso de lado! ¡Es necesaria sólo la unción, lo 
de  la voz queda en segundo plano!  ­  Si hay  unción, puede ser que  así sea; pero si  no  hay unción,  (Y 
esto suele ser mayoría), mejor déjale el ministerio, el micrófono y el canto a otro, por favor. 

¡Es que, hermano, lo importante no es si canto bien o no, lo importante es que la gente oiga lo 
que dice la letra de mis canciones! ­ ¿Ah, sí, eh? ¡Entonces, mi amadísimo hermanito, si lo importante es 
la letra, hazme el favor de leerla sin herir nuestros oídos pretendiendo cantarla! 

No obstante estos ineludibles requisitos brotados de la lógica natural que imponen las diferentes 
artes, en nuestros templos hay una sobreabundancia de  buenos muchachos que, con la  mejor de  sus 
intenciones, hieren oídos santos todos los domingos en el nombre del Señor. 

Y  como  si  eso  no  fuera  suficiente,  se  sienten  y  a  veces  hasta  son  los  “artistas”  de  la 
congregación  y  las  “estrellas”  rutilantes  de  las  campañas, congresos  u  otras  expresiones  del  clásico  y 
tradicional entretenimiento babilónico. 

Bastará verlos llegar, cada domingo, con vestimentas totalmente apartadas de la realidad social 
que posee la congregación. He tenido oportunidad de ver con mis propios ojos, en iglesias sumamente 
pobres,  a  jóvenes  de  ambos  sexos  que  se  visten  para  cantar  “para  el  Señor”  con  ropa  alquilada  que 
nadie se atrevería jamás a ponerse para salir a la calle. 

¿Talento?  En  algunos  casos,  lo  hay.  En  otros  muchos,  algo,  sólo  algo,  muy  poco.  Y  en  una 
enorme mayoría, nada. Tanto que, si cualquier mediano músico profesional del ambiente secular jamás 
pensaría siquiera en hacer participar a esa gente ni para los coros. 

Pero  hay  pequeños  detalles  que  pueden  llevarte  a  ser  un  primera  figura  de  tu  congregación: 
provenir de una de las familias fundadoras de la iglesia, ser parte de una familia con ofrenda abundante 
y generosa o, en el último y más común de los casos, simplemente ser alguien de confianza del pastor. 

Porque  forma  parte, en  la  estructura  babilónica,  que  los  pastores  paguen sus  facturas  políticas 
nombrando a gente sin condiciones estructurales para cargos o posiciones importantes. La alabanza y la 
adoración es una de esas anheladas posiciones; programas en las radios cristianas, es otra. 

No  creo  que si  eres un genuino  hijo  del  Señor,  puedas  añorar un minuto siquiera  el no  formar 
parte de este pequeño  gran circo  religioso. Si  Dios  te dio talento para cantar bien, pues sencillamente 
hazlo  en  tu  casa.  Quizás  un  día el  Señor  te  abra  las  puertas  indicadas  para  que  otros  puedan oírte  y 
bendecirse con lo que haces. 

Pero lo que necesitas para que la gente te oiga, es un escenario, buenos equipos de sonido y un 
buen acompañamiento musical. Y a eso lo puedes conseguir en un club, un teatro o sencillamente una 
plaza pública. No necesitas un templo para trascender. Es más: sería mejor que no lo busques con esa 
intención. El pastor quizás no se de cuenta, pero tu Dios sí lo hará.
189 

Ye diré lo que sucede. El hombre (Y me incluyo porque durante muchos años formé parte de lo 
que voy a decirte), tiene necesidad de alimentar su Ego para poder sentirse bien y realizado en  lo que 
fuera que esté haciendo en la vida. 

Sin pretender caer en análisis psicológicos de estas circunstancias, el ser reconocido, valorado, 
aplaudido y si es posible adulado, es una parte tremendamente valiosa en la vida de cualquier persona. 
Muchos son  los que consiguen un todo o al menos una parte de estas apetencias, otros no consiguen 
nada. 

Entre los que no consiguen nada (Que suelen ser mayoría), unos cuantos van a parar a alguna 
iglesia cristiana. Cuidado que no estoy diciendo que se conviertan, porque si lo hicieran, a este error lo 
cometerían durante un tiempo, el que demora el Espíritu Santo en purificarlo. 

Pero  si  eso  no  sucede  por  alguna  razón,  quedan  con  su  Ego  intacto  y  buscan,  consciente  o 
inconscientemente, alimentarlo de la manera en que necesitan. Una iglesia  y ciertos ministerios que  la 
componen, son en muchas ocasiones, excelentes plataformas para ello. 

Seguramente  tú  conocerás,  (Como  yo  también  he  conocido),  a  muchos  supuestos  “hermanos” 
que, con tal de poder expresar algo públicamente, (Vale cantar, ejecutar algún instrumento musical, leer 
un  poema  propio  o  ajeno,  hacer  teatro,  danza  o  sencillamente  pasar  a  leer  un  texto  bíblico  u  orar 
públicamente en el culto), lo hacen, más allá de cómo están espiritualmente de verdad. 

Son pequeñas gratificaciones humanas y personales que las organizaciones eclesiásticas suelen 
posibilitar  con  distintas  motivaciones,  pero  con  la  más  profusa  de  mantener  a  sus  miembros  bajo  sus 
paredes, como la más cotidiana. 

Y son gratificaciones que en muchos casos mantienen en un templo a personas que han dejado 
hace un buen rato de creer en Dios, (En casos nunca lo hicieron), y sólo siguen porque les place y les 
gratifica actuar en lo que sea para todo ese público. 

Un público que,  ­ Convengamos ­, siempre está dispuesto  a aplaudir mucho más que a criticar. 


Porque ese público estará convencido, previamente, que lo que ese “artista” realiza, es un trabajo para 
el Señor y no un burdo lucimiento personal con barniz religioso. 

Y  en  la  mayoría  de  los  casos,  el  artista  también  está  convencido  de  esto,  porque  está 
interpretando  que estas gratificaciones que está experimentando al  actuar, son un  regalo que Dios les 
otorga por su buena conducta y comportamiento. 

En  una  oportunidad,  una  hermosa  abuela  de  indudable  fidelidad  al  Señor,  me  contaba 
emocionada  que,  presenciando  la  pequeña  obra  de  teatro  que  los  infantiles  de  la  iglesia  habían 
representado  en  ocasión  de  una  festividad,  y  viendo  actuar  a  su  pequeña  nieta  en  el  rol  de  la  virgen 
María, había podido percibir claramente la unción del Espíritu Santo en el lugar. 

Yo  también había visto la  puesta  en escena  y  valorado en  lo humano los tremendos  esfuerzos 


que los pequeños realizaban para poder cumplir con su cometido con la mayor seriedad actoral. Pero no 
pude ser tan cruel como para explicarle a esa hermosa anciana que lo que ella había experimentado era 
la maravillosa emoción de abuela de ver actuar a su amada nieta y no la unción de Dios. Créeme que 
esto pasa demasiado a menudo. 

De  ser  así,  debo  reconocer  que,  efectivamente,  alguien  que  salga  de  Babilonia  por  cualquier 
causa que no sea por directiva de Dios e iluminación del Espíritu Santo, va a añorar terriblemente todo 
esto. Y es normal que así sea: es lo que le ocurre a quien vive por la carne.
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Soldado Que Sí Huye… 


Está  comprobado  fehacientemente  que,  en  todo  trabajo  que  tenga  o  pueda  tener  repercusión 
pública más o menos masiva, habrá indefectiblemente una cuota de egocentrismo latente y presente. Es 
lisa  y  llanamente  una  enorme  tontería ser  víctima  de  eso,  pero  es  una  tontería  que  todavía  derrumba 
más líderes que otras cosas. 

Soy un hombre mayor y creo estar de vuelta de toda forma de halago, adulación u otras formas 
sutiles  de  seducción.  Sin  embargo,  siempre  aparecerá  una  nueva  modalidad.  Nadie  puede  decir  que 
está total y absolutamente armado para desactivarlo y todo ministro tendrá que cuidarse de esto hasta el 
último de sus días útiles. 

Porque no se trata del hombre joven con excelente apariencia que se adueña de la pantalla del 
canal cristiano con la misma fuerza avasallante con la que los galanes de Hollywood lo hacían con la del 
cine antiguo, o actual y moderno. 

Se  trata  de  que cualquier ministro  (En  este caso  masculino,  porque  desde  allí  es  desde donde 
puedo  razonar  y  aportar  ideas),  es  blanco  apetecible  para  un  enemigo  siempre  activo.  La  seducción 
aceptada  y  alimentada  puede  llevar  a  una  catástrofe  matrimonial  (Hay  cientos  de  casos)  o  a  una 
sujeción in­eternum para con la Jezabel de turno. 

Hay  hermanas  en  Cristo,  (No  quisiera  rotularlas  de  otra  manera  porque  quiero  seguir 
respetándolas),  que  parecerían  haberse  convertido  en  “especialistas”  en  influir,  invadir  y  destruir 
ministerios y ministros con sus respectivos matrimonios y familias. 

¿Cómo  lo  hacen?  Hay  muchas  modalidades.  Quizás  algún  buen  libro  sobre  Guerra  Espiritual 
podría ser de mejor ayuda en este caso. Pero si se trata de un hombre que posee un determinado poder 
o prestigio y una mujer dispuesta a infiltrarse para “compartirlo”, no se necesita demasiada imaginación 
para plantear las diversas modalidades. 

La pobre mujer sola que sufre  y necesita protección, la abandonada por sus afectos que  busca 


en la iglesia reemplazarlos por el señor (Así, con minúsculas, porque no estamos hablando de Dios, sino 
del señor…ponle tú el apellido que quieras, el de tu pastor incluido). 

La mujer joven que sufre porque jamás pudo tener una relación correcta con su papá y ahora, de 
adulta, busca en la iglesia reemplazar esa carencia con la presencia de algún ministro que encaje en su 
imaginación y necesidad afectiva. 

Podría  seguir  hasta  el  cansancio  detallando  formas,  modalidades  y  clases  diferentes  de 
personalidades femeninas,  pero no  lo creo necesario.  Como tampoco creo  que esto sea único,  ya  que 
supongo que con las ministros mujeres, deben suceder cuestiones muy similares pero a la inversa, claro 
está. 

Todo esto porque se nos ha enseñado y convencido que, todo aquello que hemos perdido en el 
mundo secular podemos encontrarlo en la iglesia tal como si esta fuera una moderna y espiritual caja de 
Pandora de la cual podemos extraer cada día lo que necesitamos para sentirnos bien. 

Que no sería algo peligroso ni nocivo si sólo se tratara de personas con necesidades realmente 
espirituales y hambrientas de establecer una relación con el Señor. Pero como también llegan solteras 
jóvenes, solteras mayores, casadas en desavenencia, divorciadas y viudas, esas “necesidades” suelen 
cambiar de tonalidad y, entonces sí, pasan a constituirse en uno de los máximos peligros.
191 

Para que se entienda que esto no es un producto de la imaginación de alguien, sino el fruto de 
un  dato  estadístico  que  mucha  gente  debe  conocer  mejor  que  yo,  me  puedo  remitir  a  lo  que  en  una 
ocasión me comentaba un pastor bautista. 

Él    me  decía  que,  cuando  estudiaba  para  ser  pastor  en  uno  de  los  mejores  seminarios  de 
Argentina, lo sorprendió que, en el marco de una materia que se denominaba algo así como “psicología 
pastoral”, se encontró con un pequeño apéndice breve titulado “Yo me quiero acostar con el líder”. 

Allí,  me  relataba,  se  enseñaban  las  mil  y  unas  maneras  en  que  una  mujer  podía  acercarse, 
seducir, tentar y finalmente debilitar y desactivar a todo un ministerio. Obvio, en la materia se enseñaban 
las  formas  de  desactivar  esa  seducción,  contrarrestarla  y  derrotarla.  La  base,  bien  bíblica:  huir  de  la 
tentación antes que fuera tarde. 

Espíritu de Pavo Real 


¡El  diablo,  hermano!  ¡¡El  diablo!!  –  Sí,  obviamente  que  se  trata  de  una  treta  del  diablo, 
pero…¿Podrá  este  diablo  introducir  sus  cizañas  de  ataque  en  sitios  en  donde  se  le  hayan  cerrado 
convenientemente las puertas? No. Por lo tanto, será el diablo, pero con un espíritu de “pavo real” a su 
favor. 

No creo que necesite dar demasiadas explicaciones a mis hermanos de Argentina, pero sí tendré 
que hacerlo porque no necesariamente en todo el planeta de habla hispana el pavo real es tan conocido 
como para no permitirme una explicación de tono zoológico. 

El  Pavo,  así  a  secas,  es  un  ave  del  orden  de  las  Galliformes,  oriunda  de  América,  donde  en 
estado salvaje llega a tener un metro de alto, un metro con treinta centímetros desde la punta  del pico 
hasta el extremo de la cola, dos metros de envergadura y veinte kilos promedio de peso. 

Tiene  el  plumaje  de  color  pardo  verdoso  con  reflejos  cobrizos  y  manchas  blanquecinas  en  los 
extremos de las alas y de la cola, cabeza y cuello cubiertos de carúnculas rojas, así como la membrana 
eréctil que lleva encima del pico, tarsos negruzcos muy fuertes, dedos largos, y en el pecho un mechón 
de cerdas de tras a cuatro centímetros de longitud. 

La hembra es algo menor en estatura y porte en general, pero muy semejante al macho en todos 
los  demás  aspectos.  En  estado  doméstico, el  ave suele  disminuir  en  su  tamaño  y  también  cambiar  el 
color de su plumaje. Hay variedades de pavos negros, rubios y blancos. 

Ahora  bien:  ¿Cuál  es  el  pavo  llamado  “real”?  También  pertenece  al  orden  de  las  Galliformes, 
pero en este caso es oriundo de Asia. Tiene unos setenta centímetros de largo sin contar la cola,  que 
por sí sola, alcanza un metro y medio de longitud en el animal macho. 

Este tiene el plumaje azul y verde con irisaciones doradas, y penacho sobre la cabeza. Y ahora 
atención con esto: en época de celo, despliega en abanico su larga cola, de vistoso diseño, para con ello 
atraer a las hembras, que son más pequeñas, de color ceniciento y cola reducida. 

El  del  Pavo  Real,  es  un  “espíritu”  muy  abundante,  demasiado  abundante  en  nuestras 
congregaciones. No estamos hablando de cola multicolor, claro está, pero si de otros condimentos que 
los  hermanitos  líderes  u  ocupantes  de  las  plataformas  o  púlpitos,  suelen  desplegar  convenientemente 
quizás, de modo inconsciente, con la misma finalidad del Pavo Real: atraer.
192 

Sabido es por miles de estudios realizados por sociólogos y psicólogos, que cuando una persona 
obliga  a  que  un  grupo  (pequeño,  mediano  o  numeroso)  le  preste  atención  por  espacio  de  un  tiempo 
superior a los treinta minutos, se activa un mecanismo de seducción que capta no sólo la atención sino 
también el interés de cada miembro de ese grupo para la persona convocante. 

Fíjate  como  será  esto  de  real  y  concreto,  que  algunos  estudiosos  de  mi  país,  daban  como 
ejemplo nada menos que a los conductores de los buses que circulan en la ciudad. Sostenían ellos que 
era  altamente  importante  y  muy  llamativa  la  cantidad  de  romances  que  se  establecían  entre  esos 
trabajadores y decenas de sus ocasionales o permanentes pasajeras. 

Un  ejemplo  de  otro  contenido  porque  se  fundamenta  en  argumentos  de  mayor  peso  que  el 
aducido, es el que tiene como protagonistas a los actores, actrices, cantantes y cuanta persona se suba 
a un escenario y acapare la atención de la gente por espacio mayor a la media hora. 

En  todos  los  casos,  las  personas  cautivadas  señalaron  con  total  seguridad  que  se  habían 
enamorado profundamente de esa persona porque, aseguraron, se habían sentido casi hechizados por 
su magnetismo y carisma. ¿Carisma? Sí, carisma. 

Ahora  vamos  a  lo  nuestro.  Veamos  a  nuestros  propios  pavos  reales.  ¿No  los  has  visto 
gesticulando,  dramatizando,  haciendo  gala  de  la  belleza  y  atractivo  de  sus  voces,  ya  sea  en  el  canto 
como en el hablar? No están en un escenario, si es que a ciertas súper elevadas plataformas y púlpitos 
se los puede llamar de otra manera, pero acaparan la atención de la gente por espacio de más de esos 
treinta minutos claves. 

¡Hermano! ¿Usted me  está diciendo que  hay una  forma de pecado  en la  iglesia, que  ingresa a 


partir  de  la  seducción  de  la  que  son  víctimas  algunas  hermanitas,  por  parte  de  una  especie  de  galán 
predicador o cantante o director de culto o alabanza? Eso es exactamente lo que te estoy diciendo. 

La suma entre la necesidad egocéntrica de aquel que tiene la posibilidad de hacerse escuchar y 
lucirse  con  sus  talentos  seculares  o  espirituales,  más  la  necesidad  propia  de  aquellos  que  están 
obligados a oírles y prestarles atención, suele arrojar resultados sumamente conocidos y evidentes. 

Con  esto  quiero  significar  que,  si  bien  las  hermanitas  cautivadas  y  seducidas  muestran  un 
comportamiento incomprensible, más digno de lugares de baja moral que de un templo supuestamente 
cristiano, completando el juego de tentaciones con actitudes, gestos y acciones directas de consumación 
de  la  seducción,  el  que  evidencian  nuestros  pavos  reales  es,  en  suma,  lo  que  abre  las  puertas  del 
mismísimo  infierno  dando  ingreso,  lugar  y  permiso  a  todos  los  demonios  de  lascivia,  lujuria  y 
promiscuidad. 

No me gustaría ser ni injusto, ni exagerado ni dramático de modo innecesario. Por eso acudo a tu 
propia  experiencia,  propia  o  ajena.  Lo  que  estoy  diciendo,  en  mayor  o  menor  medida,  ¿No  ha  sido 
observado por ti en alguna de las congregaciones evangélicas que hayas conocido? ¿O te habías creído 
que  los  adulterios  eran  zancadillas  que  los  demonios  de  sexo  le  hacían  a  los  pastores  cuando  estos 
estaban distraídos? 

¡Es que  el hermanito cayó  en  pecado,  pobrecillo,  Dios se apiade de él!  ­  ¿Ah,  sí,eh?  ¿Así  que 
cayó  en  pecado  el  pobre  hermanito?  ¿Y  como  hizo  para  superar  las  etapas?  ­  ¿Las  etapas?  ¿Qué 
etapas? Las que llevan a alguien a caer en pecado. 

Primero  aparece  la  tentación.  Esta,  si  no  se  combate,  da  origen  a  la  imaginación.  De  allí  se 
pasa  a  la  fantasía,  luego  se  pretende  coquetear  con  las  tres  cosas  y,  finalmente,  se  piensa  en  la 
consumación.  Pero  cuidado:  antes  de  consumar  ese  pecado,  primero  se  ideará,  se  planificará  y  se
193 

diseñará. Lo último será ejecutarlo, pero nadie puede decir que cayó en un error, cuando es más que 
notorio que lo fue dibujando línea por línea hasta que le dio la pintura final. 

¿Qué Nos Han Enseñado? 


Es  más  que  notorio  que,  a  través  de  todas  estas  páginas  que  has  tenido  la  paciencia  y  la 
gentileza de  leer,  he  pretendido demostrarte  que sin un templo en tu vida,  tú puedes ser  un excelente 
hijo de Dios y cumplir con su propósito y voluntad. ¿Es lo mejor? No, tal vez no es lo mejor. Es lo que 
hay. 

Es  más  que  obvio,  entonces,  que  a  partir  de  este  entendimiento,  tú  tengas  total  derecho  a 
suponer  o  pensar  que  el  mensaje  que  le  estoy  dando a quienes  leen  este  trabajo, es  el  de:  ¡Váyanse 
todos de las congregaciones y quédense en sus casas! 

No.  De ninguna manera  ese es  el mensaje.  Si  has  entendido  eso,  o  no  me  he podido  explicar 
correctamente  o  tú  has  leído  de  modo  apresurado.  Porque  lo  que  quiero  dejarte  en  el  final,  como 
mensaje de sugerencia, (Jamás daría consejos), es absolutamente otra cosa. 

Quiero mostrarte que tú no necesitas de un templo y de toda una organización evangélica para 
ser y sentirte un buen cristiano. Que quizás eso es lo que has aprendido y a lo que estás acostumbrado, 
pero bien sabe Dios y tú mismo en tu intimidad, que no es así en absoluto. 

Estoy  convencido  que  las  congregaciones  evangélicas  tradicionales,  tal  como  las  conocemos, 
han  prestado  un  servicio  notable  hasta  hoy  en  la  vida  de  los  creyentes  fieles.  Pero  también  tengo  la 
certeza de que ese tiempo de ritos, pastores omnipotentes y personas sin capacidad para pensar por sí 
mismas, ha concluido. 

El señor prepara su Segunda Venida, ¿Estamos de acuerdo en eso? Y viene para buscar a una 
iglesia sin mancha, sin arruga y más que vencedora, ¿También compartes eso conmigo? Bien; ¿Qué 
clase de iglesia será una compuesta por un hombre con todos los poderes y mil o cinco mil personas sin 
pensamiento propio? 

¿Es posible que hayas tomado tan superficialmente este asunto como para llegar a creerte que 
Dios va a considerar como más que vencedora a una iglesia que se conduce exactamente del modo en 
que Él no quiso crear a la humanidad? 

Estoy hablando de automatismo. Dios no creó hombres­robot, no creó clones que respondieran a 
una sola voz y se dirigieran  todos a un mismo lugar sin preguntar nada, sin  pensar  nada y solamente 
obedeciendo ciegamente. ¿Verdad que la historia bíblica nos demuestra que Dios no creó eso? 

Y si Dios no lo creó, ¿De donde ha salido nuestra costumbre de la infalibilidad pastoral, de la no 
discusión a sus directivas y de una obediencia total y absoluta a cualquier clase de órdenes así fueran 
raras  y  apartadas del  espíritu  del  evangelio? Tú  conoces  la  respuesta,  no  hagas  que  yo  la  tenga  que 
reiterar. Aquí no hay grises, el que con Él no recoge, desparrama. 

¿Qué es lo que quiero puntualizar en este final, entonces? Simplemente que tengo de parte del 
Señor una palabra clave para compartir. Y que esa palabra clave no es ninguna directiva de la cual yo 
luego venga a ser algo así como el jefe. Esa palabra simplemente tiene que ver con la espera.
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El Señor nos está mandando a  esperar, en este tiempo, sin dejarnos  llevar por la ansiedad del 


alma ni tampoco por la necesidad imperante en nuestros intereses personales. Porque ni tú ni yo vamos 
a apresurarnos por causa de nuestro celo en la recuperación del Reino de Dios usurpado. 

Tú  y  yo  podemos  llegar  a  cometer  el  error  de  apresurarnos  en  nuestras  decisiones  actuales, 
haciendo cosas que no son de Dios, sólo porque no podemos permitirnos esperar confiando, o porque 
necesitamos alguna clase de sustento no espiritual del ambiente evangélico. 

A lo largo de mi vida eclesiástica, he oído decir a muchas personas cosas tales como: “¡¡El Señor 
me  ordena abrir una  iglesia  en esta zona!!”,  cuando en realidad  lo que  están diciendo es  que  ellos se 
ven  a  sí  mismos  como  líderes  y  sueñan  tener  su  propia  congregación  donde  podrán  hacer  las  cosas 
como a ellos les agrada y no como han tenido que hacerlo hasta ahora, según el gusto de otros. 

Eso  en  el  mejor  de  los  casos,  en  el  más  fino  y  elegante.  Porque  en  el  otro,  en  el  que  quizás 
parezca  peor  intencionado  pero  que  no  deja  de  ser  cierto  y  real,  esa  expresión  pueda  responder  a 
alguien  que  se  cansó  de  ver  como  sus  líderes  pasan  una  vida  cómoda  y  sin  apuros  económicos 
mientras  él,  permanente  aporte  con  diezmos  y  ofrendas,  no  llega  a  fines  del  mes  con  su  escuálido 
salario. 

Por lo tanto, el espíritu que me influyó para escribir estos tres libros que aparentemente pueden 
ser acusados de sacar gente de los templos, es sencillamente el de la identificación. El espíritu que me 
permite entender, identificarme y compartir con tantos y tantos hermanos abusados y estafados moral y 
espiritualmente adentro de las congregaciones. 

¿Más Vale Solo..? 


Más allá de una certeza total sobre lo que digo, esto es: que es Dios el que está sacando a su 
remanente  santo  de  las  modernas  babilonias  religiosas,  hay  una  intencionalidad  más  que  clara: 
dejar  en  evidencia  lo  que  nuestro  Señor  realmente  espera  del  hombre  que  ha  creado  y  no  lo  que 
nuestros líderes humanos han interpretado de todo ello. 

No sé ni puedo anticipar aún que es lo que viene ni en el envase en que viene. He leído muchos 
trabajos de otros siervos con igual visión de Dios que, en su afán de aportarle algo más que “pálidas” a 
sus lectores, se han volcado en recomendar iglesias caseras, móviles, en los bosques, en las playas y 
mil pintoresquismos más. 

Sin embargo, aplaudo esa buena intención de mis consiervos, porque no es lo ideal dejar a los 
lectores en vilo sin una dirección clara: pero hete aquí que esto es, exactamente, lo que Dios quiere 
que hagamos en este tiempo. 

¿Por qué? Porque lo que el Señor desea, de una vez por todas y para siempre, es terminar con 
los  supuestos  intermediarios  entre  Él  y  su  creación.  Ya  lo  consiguió  parcialmente  cuando  nos  sacó  a 
tantos  del  catolicismo  romano  y  sus  sacerdotes  pretendidamente  instalados  en  niveles  de  secretarios 
privados del cielo, pero ahora es el tiempo de la iglesia evangélica, que dicho sea de paso, cayó en el 
mismo error. 

¿Por  qué crees  que  ha sucedido  esto?  No sé  que piensas  tú  que vives en cualquier  punto del 
planeta  que  no  es  la  República  Argentina.  Lo  que  sí  sé,  es  que  en  mi  país  y  en  cualquier  clase  de 
negocio  comercial,  quienes  más ganancia  tienen son, precisamente,  los  intermediarios.  ¿Será  por  esa 
misma razón? No te olvides que cualquier sociedad secular suele ser un reflejo de lo espiritual del lugar.
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El  caso  es  que,  cuando  abandonas  Babilonia  y  te  quedas  irremediablemente  solo,  (Al  menos 
hasta comenzar a reunirte con tus nuevos hermanos en la fe), lo único que puedes hacer, si es que no 
eras falso y aprovechas la excusa para retornar al mundo y al pecado, es aferrarte a la mano del Señor 
sin necesidad de que nadie te incentive o te manipule emocionalmente para hacerlo. 

No necesitaré que un pastor me diga desde un púlpito, domingo tras domingo y a veces en dos 
horarios  en  el  mismo  día,  que  no  debo  mentir,  fornicar,  adulterar,  robar,  matar,  estafar  o  cometer 
cualquier clase de pecado moral. Eso ya está instalado en mi corazón, porque el Espíritu Santo cuando 
me selló en el momento de mi conversión, lo ha escrito allí. 

No  necesitaré  que  un  director  de  música  o canto  me  diga  cuando  debo  adorar  y  cuando  debo 
alabar,  porque en mi ser  total  está  la  adoración y  la alabanza, (Con música o  sin  ella), como parte de 
una vida que es de continua comunicación personal con mi Señor. 

Eres  tú y tu  fe,  Dios  y  tú, no hay  nada más.  ­ ¡Hermano!  ¡Necesito una iglesia!  ­ ¿Una  iglesia? 
Perdón…  ¡Estás  en  la  iglesia!  ¡Tú  eres  Iglesia!  –  Sí,  ya  sé  lo  que  quiere  decir,  pero  usted  me 
entiende…un lugar…gente…cosas… 

¿Lo que me estás queriendo decir es que necesitas reunirte con personas que tengan un mismo 
objetivo de vida, una misma visión de las cosas y, quizás, hasta un mismo sentir? Es correcto. Ahora, si 
lo que me quieres decir es que necesitas una especie de vida social y que para eso la iglesia cumple un 
buen rol, entonces te digo que no, que para eso, es mucho mejor un Club Deportivo. Te brinda lo mismo 
y al menos no es hipócrita como para que te creas otra cosa. 

Nuestra  experiencia  a solas  con el  Señor no  tiene  nada,  ­  Entiende  por  favor  –  absolutamente 
nada que ver con lo que hemos vivido en otros tiempos en nuestras congregaciones. Yo doy gracias por 
aquellas porque, en su momento, fueron útiles y sirvieron para introducirnos. Pero ese tiempo terminó, al 
menos para nosotros. 

Y  cuando  digo  “nosotros”,  no  me  estoy  refiriendo  simplemente  a  un  grupo  de  loquillos 
conformados por quien escribe y su pequeña familia. Cuando digo “nosotros” me refiero a miles y miles y 
miles de hermanos fieles y genuinos diseminados por todo el planeta que hoy tienen el mismo sentir del 
Espíritu y el mismo mandato de Dios que obedecer. 

Jamás podríamos un domingo por la noche ir otra vez a sentarnos a oír lo que mayoritariamente 
hoy se oye en nuestros templos, jamás. Y no pienses que es enojo, amargura o resentimiento, por favor: 
es visión. Una visión cada vez más nítida y clara. Una visión actual que en muchos momentos nos hace 
pensar, en familia, ¡Como pudimos estar allí! 

Pero  es mi deber  explicarte, para que no te confundas  una vez  más como seguramente tantas 


veces  te  habrá  ocurrido,  que  una  visión  personal  que  tú  tengas  por  parte  de  Dios,  no  es  algo  que  tú 
puedas imponer, instituir o instalar en dirección a otros. Una visión de Dios para tu vida es exactamente 
eso: una visión de Dios para Tu vida. 

No te vuelvas a creer nunca más esa mentira satánica disfrazada de “cristianismo” que te enseña 
que tú puedes ser el seguidor de un siervo de Dios con una visión. Tú no puedes ser seguidor de nadie 
con el cual no estés, decidida y claramente, en un mismo sentir. 

Y  lo  de seguidor,  naturalmente,  con  una  amplia  serie  de  condiciones.  No se  tratará  de  alguien 
que te diga que te arrojes de cabeza a un precipicio y tú, por sujeción, tengas que hacerlo. Se tratará de 
alguien que suelte una palabra que, cuando tú la tomes, entiendas y disciernas que viene directamente 
de Dios y, por lo tanto, decidas ponerla por obra de inmediato.
196 

¡Pero  no,  hermano!  ¡Fíjese  que  Jesús  era  el  que  tenía  la  visión  y  sus  discípulos  lo  seguían!  ­ 
¿Ah, sí,  eh? ¿Eso has entendido? Pues mucho me  temo que deberás comenzar a leer  nuevamente  la 
Biblia y esta vez tratando de dejarte guiar por el Espíritu Santo, no por tu raciocinio humano. 

Porque  es  cierto  que  Jesús  tenía  visión  de  su  Padre  celestial  y  su  grupo  medianamente  lo 
seguía. Pero ese grupo recién comenzó a ser útil para el Reino de Dios y no estorbo, cuando pudo ver 
con sus propios ojos espirituales, cada uno en su tiempo y momento, lo mismo que Jesús ya había visto 
antes. 

Por eso es que no puedo de ninguna manera ser ni tu tutor, ni tu mentor, ni tu guía, ni tu maestro 
personal  de  circunstancias.  Sencillamente  porque  yo  no  puedo  enseñarte  con  rudimentos  bíblicos  o 
humanos, algo que es certeza, un sentir que no se puede explicar con palabras. Yo sé que sé, que sé, y 
que sé…aunque no sé como es que lo sé… 

Tres Palabras Seguras 


Durante  años  y  años  se  ha  usado  en  nuestros  ambientes  cristianos,  la  figura  del  líder,  del 
conductor, del que sale hacia un sitio determinado y simplemente mira hacia atrás y dice: síganme que 
no los voy a defraudar. En Argentina todavía seguimos padeciendo en lo político y secular por habernos 
creído algo así en cierto momento de nuestra historia. 

En algún momento de su ministerio, Jesús te mira y te dice: Ven. Eso no quiere decir que Él, a 
partir de ese momento, vaya a transformarse en un maestro, en un guía espiritual o en un moderno gurú 
colocado en tu vida par que te sientas bonito. Ven, sólo es el comienzo de la historia. 

Porque  una  vez  que  tú  has  obedecido  a  esa  voz  que  no  es  imperativa,  sino  que  tiene 
sencillamente  autoridad y vas, te  encontrarás de cara con otra palabra que Jesús  también  te dirá muy 
prontamente: Sígueme. 

¿Y eso acaso significará que a partir de ese momento tú pierdes totalmente tu voluntad y pasas a 
depender  exclusivamente  de  lo  que  Jesús  desee  hacer  con  ella?  Para  nada.  ¿Haría  Jesús  algo  que, 
conforme a lo que conocemos, se trata lisa y llanamente de manipulación que es hechicería? 

No.  Jesús  no  hará  eso.  Ese  Sígueme,  implica  un  seguimiento  espiritual,  un  seguimiento 
conceptual y un seguimiento de sabiduría. Es seguir a un principio básico, no a un hombre. Es seguir a 
un estilo de vida, no a una religión. Porque la historia no termina de ninguna manera en Sígueme. 

Quienes  han  pasado  por  estas  esferas  espirituales,  por  estos  ámbitos  de  la  fe  y  la  confianza, 
saben muy bien que, luego de esa expresión, viene la última, la definitiva, la que es tal vez el epicentro 
de todo lo demás. Allí es cuando Él te dirá: Id. 

¿Id? ¿Del verbo Ir? Exactamente. ¿Ir adonde, a que lugar, a que sitio específico? No lo sé, eso 
quizás se te dirá luego. Ese Id implica que, ahora que has obedecido viniendo y siguiéndole en su sentir, 
ahora  es  cuando  realmente  estás  preparado  par  ir  a  proclamárselo  a  otros,  a  enseñárselo  a  otros,  a 
predicárselo a otros. Ven, Sígueme, Id. 

Los  hombres  que  decimos  ser  representantes  de  Dios  a  través  de  diversos  ministerios,  no 
solemos ser así. Los hombres también podemos decir (Y de hecho lo hacemos); Ven. Con mucha mayor 
fuerza  e  interés  en  cualquier  momento  expresamos  también  el  Sígueme,  porque  nos  encanta  tener 
seguidores, servidores, aduladores y obsecuentes.
197 

Pero jamás diremos Id. Porque avalar a alguien para que vaya, es dejarlo en libertad de criterio, 
de  sentido  común  y  de  decisiones.  Y  hoy  por  hoy,  mi  amado  hermano  en  Cristo,  la  iglesia  se  ha 
convertido en cualquier cosa sana y santa que tú quieras, pero menos en algo donde se pueda disfrutar 
y gozar de libertad. Y eso, mi hermano querido, eso no es Cristo. Porque donde está Cristo, hay libertad. 
¿O no? 

Estas son tres palabras seguras que nos llevan al auténtico evangelio de la cruz. Cualquier otra 
cosa, (Y se ven demasiadas, lamentablemente), es imitación de hombre y no lleva a Cristo, sino a una 
religión generalmente vacía, sin frutos, sin victoria y con lastimosos finales. 

Es exactamente lo mismo que aquello de las tres señales seguras para hacer algo con la certeza 
de que Dios  está.  En efecto, detrás del asunto. Es la  pregunta más  abundante  en cualquier ministerio: 
“¡Pastor! ¿Cómo sé si lo que estoy haciendo es de Dios? Inmadurez. Imprevisión. Ignorancia. 

Leí  una  vez  en  un  viejo  libro  al  respecto,  que  en  cierto  puerto  de  ultramar,  los  buques  que 
deseaban ingresar en él y amarrar en sus costas, debían tener en cuenta un detalle muy singular que los 
viejos y avezados lobos de mar conocían muy bien: las tres señales seguras. 

Cuando iban aproximándose a la ciudad costera y su puerto, debían apuntar su proa y colocarla 
en línea total con un faro que había en la zona y, haciendo línea, el extremo de la cúpula de la iglesia 
catedral  de  la  ciudad.  Sólo  estando  en  línea  esas  tres  cosas:  (La  proa,  el  faro  y  la  cúpula),  se  podía 
ingresar tranquilamente al puerto sin encallar con los arrecifes que se encontraban debajo del mar. 

Fueron muchos  los  que  probaron  otros métodos  y  la  mayoría  de ellos  destrozaron sus  buques 
con las rocas sumergidas. La única manera que se conocía era la descripta, pero así y todo, gente que 
supuestamente debía conocer muy bien sobre navegación insistía en alterarlas y fracasaba. 

Así  sucede  también  con  los  cristianos.  Todos  sabemos  muy  bien  que  existen  tres  señales 
seguras  para  no  equivocarnos  con  respecto  a  si  las  cosas  vienen  de  Dios  o  del  enemigo.  Todos 
sabemos que esa es la forma de proceder. Pero insistimos con otras más humanas, más…lógicas y así 
nos va luego. 

Las tres señales seguras de un cristiano son: La Palabra, la Paz interior y las Circunstancias. Si 
la  Biblia  habilita  algo  que  estamos haciendo,  tenemos  enorme paz  y  certeza  íntima  para  hacerlo  y  no 
padecemos circunstancias adversas demasiado repetitivas, estamos en el buen camino. 

Entonces:  ¿Dice  la  Biblia  que  debemos  ir  todos  los  domingos  a  un  templo?  No,  dice  que 
debemos congregarnos, reunirnos con gente que crea en lo mismo y que esté en un mismo sentir, pero 
de templos, ritos y sermones no habla. Una. 

¿Se puede estar sin ir a un templo una vez por semana y sentirse bien y en paz? Sí, se puede. 
Ya lo explico con mayor detalle en el capítulo de la libertad y el de la culpa. Es increíble la serenidad que 
experimentas una vez que pasan los primeros meses del cautiverio espiritual. Dos. 

¿Me fui de mi congregación por un arranque de ira, porque me traicionaron mis nervios o porque 
no quisieron permitirme cantar con la guitarrita? No. Me fui porque todas las circunstancias, tanto mías 
como de ellos, me fueron llevando a salir. Y eso coincidió con situaciones muy similares en el resto de 
mi familia. Tres. Fue de Dios. 

Como Barcos a la Deriva…


198 

Lo que yo puedo ver, un poco a la distancia y a veces también de modo más cercano, es que hay 
muchas  ovejas  que  andan  sin  pastor,  diseminadas,  perdidas,  desorientadas  y  al  punto  de  caerse  en 
algún precipicio y destrozarse en contra de las rocas de la adversidad circunstancial. 

Eso es lo que me hace afirmar con total certeza que estamos viviendo el tiempo preanunciado en 
el  capítulo  34  del  libro  de  Ezequiel,  tal  como  quedó  dicho  en  el  capítulo  donde  lo  estudiamos.  Ahora 
bien: ¿Qué cosa es, realmente, una oveja sin pastor? 

¿Acaso es alguien  que necesita encontrar  a alguien que  le diga  que es lo  que tiene que  hacer 


para  salir  de  su  crisis,  para  mejorar  su  fe,  para  elegir  una  buena  mujer  con  la  cual  tener  un  buen 
matrimonio o simplemente para triunfar en la vida? 

Evidentemente, eso es lo que hemos aprendido de muy jóvenes en nuestras iglesias, es lo que 
hemos  practicado  durante  todas  nuestras  vidas  de  fe  y  también  lo  que  hemos  enseñado  a  los  que 
venían detrás nuestro. Sin embargo es falso. 

Fíjate  que  si  examinas  con  cuidado  la  tarea  de  un  pastor  con  un  rebaño  de  ovejas,  vas  a 
encontrarte con que lo que realmente hace, es crearle a los animalitos las mejores condiciones de vida, 
pero  nunca  jamás  obligarlas  a  hacer  lo  que  no  quieren.  En  un  rebaño,  la  oveja  tiene  libertad  de 
movimientos. 

Entonces, esa sensación de abandono y desasosiego que se te puede presentar cuando huyes 
de Babilonia porque de pronto te quedas sin alguien que tenga la última palabra respecto a tus futuros 
pasos, es una sensación real pero producto de una enseñanza errónea. 

La  prueba  más  clara  y  concreta  que  es  auténtica  verdad  lo  que  digo,  está  en  la  Biblia  desde 
siempre. ¿Por qué tú deberías tener obediencia ciega a UN ministro cuando la iglesia, ­ Dice Dios, no yo 
–, ha sido creada para funcionar con cinco? 

¿Por  qué  un  pastor  será  poco  menos  que  el  dueño  de  la  vida  y  la  muerte,  espiritual  claro,  de 
miles y miles de personas y no sucede lo mismo con los apóstoles, profetas, evangelistas y maestros? 
Ya sé que en este momento tú estás pensando que eso es así porque tienen menor nivel. 

¿Y  quien  te  dijo  a  ti  que  esos  cuatro  ministerios  tienen  menor  nivel  que  el  del  pastor?  La 
tradición, las costumbres, la organización evangélica, la historia. Pero no la Palabra de Dios, porque la 
Palabra  de  Dios  dice,  donde  quieras  leerlo,  que  los  cinco  ministerios  son  iguales  y  creados  para 
complementarse, jamás para competir. 

Con  esto,  aprovecho  para  responderles  a  tantos  y  tantos  hermanos  que  a  diario  me  escriben 
correos de cualquier parte del mundo, haciéndome saber que el Señor les ha mostrado, a ellos también, 
que deben salir de la Babilonia falsa en la que se encuentran. 

Cuando  leo  esas  palabras, suelo  exclamar  casi  siempre ¡Gloria  a  Dios!, porque me doy cuenta 


que  no  se  trata  de  un  movimiento  aislado  que  tiene  como  responsables  (O  irresponsables)  a  tres  o 
cuatro loquitos sueltos, sino algo que Dios realmente está haciendo en SU iglesia. Claro; cuando leo lo 
que sigue, generalmente se me desmorona toda la alegría. 

Porque  a  renglón  seguido  de  ese  comentario,  esos  hermanos  me  hacen  inmediatamente  la 
pregunta  consabida.  ¿Y  ahora  que  nos  dice  usted  que  tenemos  que  hacer?  ¡Porque  ahora  usted  es 
nuestro conductor, hermano!
199 

¿Conductor? ¿Y a ti quien te dijo que yo era un moderno Moisés cuando el Señor no me lo dijo a 
mí  mismo?  Estaría  bueno,  no  te  lo  niego,  crear  un  movimiento  de  “huidos  de  Babilonia”,  conmigo  de 
líder,  sentado  en  una  cómoda  oficina  e  ideando  algunos  entretenimientos  para  hacerles  creer  a  mis 
conducidos que esto es la iglesia que Dios quiere hoy. 

Y, de paso, solicitándoles una “pequeña contribución” que me permita sostenerme y dedicarme 
a full a ellos. ¡Sería un estupendo negocio! Pero sería un pecado más grande que el que nos termina de 
sacar de Babilonia. Y Dios está allí, mirando, ¿Lo habías olvidado? 

No  mi  amado  hermano.  No  hay  ningún  Moisés  en  este  tiempo.  Dios  se  ha  hecho  cargo 
PERSONALMENTE de sus ovejas. Y tú eres una, muy amada, que recibirá seguramente y de parte de 
Él una dirección clara. Yo soy otra, igual que tú, ni mayor ni menor. Sólo que la directiva que se me ha 
dado a mí es la de trabajar para abrir tus ojos espirituales para que veas. 

Porque también somos un ejército, no lo olvides. Y en un ejército, se delinea claramente el o los 
objetivos que se deben conquistar, se teje  una estrategia global  tendiente a  conseguirlo y luego, cada 
soldado, sabe muy bien lo que tiene que hacer como su parte para sumar al consenso general. 

¿Tú te  imaginas a un general cinco estrellas, acercándose a un soldado raso, en plena  batalla, 


para  ordenarle  como  tiene  que  hacer  para  disparar  su  moderno  fusil?  ­  ¡No,  hermano!  ¡Imposible!  ¡A 
eso, el soldado tiene que tenerlo aprendido! ¡Un general está para otra cosa! 

Sin embargo, eso es, exactamente, lo que ha venido haciendo la iglesia hasta hoy. Sin la orden 
del  pastor,  nadie  se  mueve  para  ninguna  parte.  Y  cuando  llega  el  combate,  en  medio  del  fragor,  los 
disparos,  los misiles,  los  ayes  de  dolor  y  todo  lo  que  es  una  guerra, suena  el  teléfono  del pastor  y  un 
soldadito  le  pregunta  como  debe  disparar  su  arma.  ¿Te  imaginas?  Cuando  el  pastor  completa  su 
respuesta, el soldado ya es cadáver. 

¿Para Donde Caminar? 


Por favor mi amado hermano, no me preguntes más a mí que es lo que tienes que hacer. Si aún 
no lo sabes con certeza, sigue orando. Pero esa directiva, el Señor va a dártela personalmente a ti, sin 
usar  intermediarios. A  propósito:  ¿Quién  inventó  esto  de  los  intermediarios  entre  Dios  y  los  hombres? 
¿En que oficina del infierno se escribió el libreto de esa pésima obra teatral? 

Salvo que de un modo muy específico y con intenciones que tengan que ver con el futuro de su 
iglesia y no de tu vida personal, Dios podría darle a un hombre información sobre tu futuro y sobre lo que 
debes hacer con tu vida. 

De otro modo no es así en absoluto. ¿Cómo hemos podido creernos, ingenuos de marca mayor, 
que  un  hombre  que  permanece  alejado  de  nuestras  vidas  por  espacio  de  once  meses  y  veintinueve 
días,  con  solamente  una  oración  de  un  domingo  en  el  culto,  tendrá  la  autoridad,  por  ejemplo,  para 
decirnos  con  quien  debemos  casarnos,  cuantos  hijos  deberemos  tener  o  que  clase  de  familia 
formaremos? 

Si el mundo, al ser testigo de estas cosas, en su innata, escéptica y hasta cruel incredulidad, nos 
tilda de ridículos, infradotados o idiotas útiles, no te ofendas, por favor. El mundo será incrédulo, impío y 
pecador,  pero  no  es  tonto.  Los  tontos,  en  todo  caso,  somos  nosotros  que  hemos  podido  creernos 
tamaña novela de ciencia­ficción.
200 

Hemos  fabricado,  a  favor  de  esa  dudosa  o dudosísima sujeción,  pequeños  tiranos capaces de 


adueñarse de las vidas de las personas y hacer con ellas lo que les parezca, lo que crean que viene del 
cielo o, sencillamente lo que mejor conviene a sus propios intereses. 

Este  es  el  tiempo  en  que  las  ovejas  del  Señor  comienzan  a  abandonar  sus  modernos  rediles, 
matizados  con  luces  de  colores,  música  bulliciosa  y  mucha  algarabía,  y  empiezan  a  caminar  en 
búsqueda de sus rebaños, que tal vez se encuentren en sitios mucho menos llamativos, pero que están 
mucho más diseñados conforme a la voluntad de Dios. 

Que  la  vida  y  los  tiempos  del  Señor,  de pronto,  transformen  a  un  hombre  en  una  especie  de 
pionero  de  algo  nuevo  que  está  a  las  puertas,  no  quiere  decir  que  ese  hombre  tenga  todas  las 
respuestas  y  el  mapa  preciso  de  lo  que  se debe  hacer.  Es solamente  un  hombre  y  hace  lo  que  debe 
hacer, lo mejor que puede. Y créeme que eso es más que suficiente para Dios. 

Si  en  este  tiempo  estás  fuera  de  los  templos  por  directiva  de  Dios  y  no  por  enojos  o  peleas 
domésticas  con  el  pastor,  con  su  esposa,  (Que  de  ninguna  manera  puede  ser  pastora  porque  nadie 
puede asegurarte que ha sido llamada para eso, sino que es algo heredado por una firma en un libraco 
de actas de un registro de matrimonios legales) u otros líderes encumbrados y te agarra el miedo del no 
saber para donde debes caminar, simplemente siéntate y espera. 

¿Sentarme?  ¿Esperar? ¡Pero  hermano! ¡El tiempo vuela!  –  Si  en  lugar  de  ser  yo quien  te está 
oyendo fuera Dios mismo, seguramente se rascaría su santa nuca y te diría: ¿Tiempo? ¿Qué es eso del 
tiempo? ¡Yo no conozco el límite del tiempo! ¡Yo no uso reloj, no cumplo años, no soplo velitas! ¡¡Yo soy 
eterno y el tiempo para mí es toda mi eternidad!! 

Quiero que entiendas bien este punto para que podamos compartir lo que viene en el nivel que 
debe ser: de igualdad. No quiero que ni por un segundo pienses que soy mejor que tú, que soy especial 
o diferente. Sólo admito que entiendas que recibí una directiva, la cumplí y eso sirvió para que veas lo 
que hoy estás viendo y ayer no veías. Punto y aparte. 

Lo  cuento  en  mi  primer  libro.  Yo  era  un  cristianito  tan  dormido  como  puedes  haber  estado  tú 
hasta  ayer mismo.  Un  día  aparecieron  distintos  hombres  y  mujeres  cubriendo  diferentes  ministerios  y, 
con sus enseñanzas, barrieron con las escamas espirituales que tapaban mis ojos. 

Mi  primer  impulso  fue  similar  al  tuyo:  abandonar  todo  lo  que  estaba  haciendo  y  salir  corriendo 
detrás  de  esa  gente.  Y  si  eso  no  iba  a  ser  posible,  (De  hecho  no  lo  era),  al  menos  mantenerme 
relativamente  cerca  de  ellos  para  poder  preguntarles  como  seguía  todo  esto  y  que  cosa  deberíamos 
hacer. 

No tuvo que pasar demasiado tiempo para que pudiera entender que ellos solamente habían sido 
personas usadas  para un fin preciso  y  específico:  abrir mis ojos  y  quizás  los  de muchos más, pero no 
tenían todas las verdades y mucho menos todas las respuestas. Eso es exactamente lo que me ocurre a 
mí, hoy. 

Ya  lo  he  dicho  muchas  veces:  la  experiencia  eclesiástica  podrá  tener  que  ver  con  culto,  rito, 
sermón, ministración profesional o tesis teológica, pero jamás con iglesia. Porque la iglesia del Señor, al 
igual  que  su  antiguo  pueblo  saliendo  de  Egipto,  está  caminando  hacia  su  moderno  Canáan  que  es 
Cristo. 

Y  como  es  la  primera  vez  que  está  pasando  por  este  lugar,  nadie  puede  decir  que  tiene 
experiencia.  Es  algo  que  vivimos  todos  juntos.  En  distintos  puestos  de  combate,  pero  todos  juntos. 
¿Escuchaste o leíste a alguien enseñar esto alguna vez? ¿No? No le hace, es genuina verdad, créela.
201 

Espero que lo hayas entendido: no vas a poder preguntarle a nadie nunca más sobre qué es lo 
que debes hacer o no hacer. Dios mismo va a darte las directivas precisas, porque es Él en PERSONA 
quien ahora te atiende como oveja amada y especial a sus ojos. 

Entonces tú ahora lees esto, abres muy grandes tus ojos con asombro e incredulidad y me dices: 
¿A mí? ¿Tú dices que Dios me va a dar directivas a mí? ­ ¡Sí, a ti! ¿Por qué no? ­ ¡Pero hermano, si yo 
no soy nadie! ­ ¿Cómo que no eres nadie? ¡Eres alguien por quien Jesús fue a la cruz! ¿Te parece poca 
cosa? 

¡Bueno, hermano, está bien, es muy bonito lo que dice pero eso sólo sirve para la predicación del 
domingo! ¡La realidad es que en mi iglesia no existo! ¡Jamás mi pastor me preguntó que pensaba sobre 
algo, siempre me encontré con todo hecho y dicho! 

¿Ah,  sí,  eh?  ¿Y  a  ti  quien  te  dijo  que  tu  pastor  es  una  persona  más  importante  que  tú  en  el 
ámbito espiritual donde Dios habita y gobierna? ­ ¡Bueno! ¿Sería lo más lógico, no le parece? – No, no 
me  parece.  ¿Y  sabes por  qué?  Porque  la  lógica  es  uno  de  los órganos  del  alma,  y  nosotros estamos 
llamados a andar en el espíritu, sólo por eso. 

Estrellas Extinguidas 
Esta es una realidad inexcusable que está más que a la vista, sin embargo cuesta enormidades 
erradicarlo de nuestras congregaciones. El pastor no solamente es el líder, (Lo cual podría entenderse o 
aceptarse); sino que además es la “estrella”, la “figura principal”, el actor de fondo de esta obra semanal 
llamada culto. 

Es  frecuente y hasta habitual que, cuando comienza el culto, normal y corrientemente desde  la 


música de una especie de introducción para “poner en clima” a los hermanos (??), el primero que hará 
su aparición más o menos triunfal en la plataforma, será el director de alabanza. 

Generalmente, éste es un hombre joven, la mayoría de las veces, con un cargo importante o una 
posición de peso en la unión de jóvenes de la iglesia. Vestido como si fuera un artista de variedades, se 
adueña de la plataforma y se esmera en incentivar a los presentes para que canten, batan sus palmas, 
den brincos de gozo, gritos de júbilo y hasta danza “en el espíritu”. 

Mayoritariamente, estas formas suelen estar bastante bien logradas. A los pocos minutos, hay un 
enorme bullicio y, quien quiera que pase en ese instante por la puerta del templo, no podrá menos que 
envidiar  la  enorme  alegría  que  tienen  los  evangelistas  en  sus  reuniones.  Eso,  al  menos,  es  lo  que 
siempre hemos oído al respecto y, seamos sinceros, nos ha llenado de santo orgullo. 

Déjame decirte que, pese a que en tu pecho está danzando una indiscutible alegría, ese sentir no 
tiene nada que ver con el espíritu, o con algo de origen espiritual. Es un sentir emocional que proviene 
del  alma  y  que,  honor  a  la verdad,  es muy sano  y  gratificante,  y  está muy  bueno  que se  experimente 
porque le hace bien a la gente que ha llegado con tristezas, angustias o depresiones. 

Sin  embargo,  como  todo  lo  de  origen  emocional,  bastará  que  se  apaguen  los  últimos  acordes 
musicales, que  el director de alabanza  le deje  paso a alguien  que vendrá a realizar algún anuncio  o a 
leer algún pasaje bíblico, para que cada uno retorne al estado emocional con el que llegó. 

Es decir que; la supuesta alabanza que se ha vivido, ha causado el mismo efecto emocional que 
causaría un tema musical secular del gusto íntimo y personal de cada individuo. ¿O en los festivales de
202 

rock los jóvenes no saltan y se retuercen como locos en el cenit de su alegría y emoción? La diferencia 
solamente está en la procedencia real del ritmo, ¿No crees? 

El caso es que, mientras dura la alabanza, la estrella es cada uno de los asistentes. Si tú danzas, 
levantas  tus  manos  y  te  sacudes  al  ritmo  que  te  propone  la  banda  desde  la  plataforma,  tú  eres 
considerado  por  todos  quienes  te  observan,  como  alguien  muy  espiritual  que se  entrega  por  entero  a 
alabar al Señor. Y allí tienes, más o menos treinta o cuarenta segundos de fama eclesiástica. 

Pero muy pronto vas a dejarle lugar a la pequeña estrella inicial de la reunión, que es el mismo 
director de alabanza cuando  llega el momento  de  la adoración, que  es como una especie de sinónimo 
de una música más lenta que va preparando a tu espíritu para lo que luego será la llegada de la palabra 
del Señor de labios del gran siervo de Dios. 

Convengamos que, durante el epicentro de la adoración, tú realmente quieres introducirte en ese 
ámbito.  Entonces  levantas  tus  manos,  oras  en  lenguas,  cierras  tus  ojos,  esperas  que  algo  ocurra  y, 
mayoritariamente, no ocurre nada. 

Algo decepcionado entre abres tus ojos, observas a tu alrededor y lo que ves es gente con sus 
ojos cerrados, sus manos  levantadas, de rodillas o postrados con una enorme sonrisa de  bienestar en 
sus labios y no puedes menos que, otra vez, sentir una santa envidia hacia ellos. 

¿A  alguien  se  le  habrá  ocurrido  preguntarse  o  preguntar  si  todo  eso  no  es  algo  que  se  está 
fingiendo? Sería horrible y lleno de maldad decir que sí, entonces vamos a decir que no. Pero, por las 
dudas, dejaremos un…digamos…cuarenta por ciento de margen para lo falso…¿Sí? Salvo que tu propia 
experiencia te dicte modificar ese porcentaje. 

¡Pero  hermano!  ¡Decir  eso  es  como  decir  que  todo  es  una  gran  mentira!  –  Es  verdad,  puede 
sonar así. Pero  el caso es  que no todo es una gran mentira. Hay  un  pequeño porcentaje de personas 
que no simulan, que  realmente viven consagradas al  Señor y que  de  ninguna  manera usan un templo 
para beneficiarse personalmente. 

Una  gran  parte  de  ese  pequeño  porcentaje,  ya  ha  salido  de  Babilonia.  El  resto,  puede 
considerarse como gente bien intencionada y hasta esforzada, pero no podemos excluir la simulación y 
la mentira de ellos. 

El caso es que la estrella de la reunión va llevando su ritmo, sus pausas y hasta  sus silencios en 
una forma más que calculada. Y eso produce el efecto deseado: ir creando la expectativa en dirección a 
la figura central: el predicador. 

El  predicador,  mayoritariamente  es  el  pastor  de  la  congregación,  y  en  una  menor  cantidad  de 
ocasiones, alguna visita de mayor o menor renombre. Cuando se da esta última situación, el crecimiento 
de la ansiedad y la expectativa realmente llega a extremos insospechados e inimaginables. 

Cuando  va  llegando  el  momento  cumbre,  en  algunas  congregaciones,  incluso,  hasta  llegan  a 
bajar la potencia de la iluminación para dejar, solamente, iluminada la plataforma, o más concretamente 
la zona del púlpito donde la estrella de la noche va a predicar. 

En muchos casos se ha podido observar un exceso en ese manejo que ha determinado que, a la 
hora de aparecer en escena el predicador, envuelto en un haz de luz producido por un reflector especial, 
más que un hombre de Dios pareceríamos estar viendo a Liza Minelli en “Cabaret”.
203 

Es  muy  cierto  y  real  que, cuando  nos  retiramos  de  Babilonia,  podemos  llegar  a  añorar  a  estas 
estrellas,  ya  que  en  aquellos  tiempos  de  sueño  espiritual  e  ignorancia  supina,  llegábamos  a  suponer 
que,  con  solo  poner  una  de  sus  manos  sobre  nuestra  cabeza,  cualquiera  de  esas  estrellas  podía 
producir en nuestro interior une hecatombe tremenda. 

Convengamos que  en muchos casos, algo similar  a eso  ha sucedido, ya  que algunas de  estas 


estrellas no  han estado del todo limpias en sus propias vidas y,  la transferencia  de  espíritus  (Y no del 
Santo, precisamente), ha estado a la orden del día produciendo estragos en la congregación. 

Hay una palabra que me viene en mente y es aquella que nos dice que cuando estas cosas se 
comiencen  a  ver,  aparecerá  El  Sol  de  Justicia  y  barrerá  con  todo.  ¿Recuerdas  quien  es  el  sol  de 
Justicia? Por supuesto: Cristo. 

¿Y  que  tiene  que  ver  con  lo  que  relatamos?  Tiene  que  ver  que,  en  cualquier  firmamento  de 
cualquier punto del planeta en el que habitamos, el sol aparece al amanecer y eso produce que la noche 
desaparezca de inmediato y todo sea bañado con su luz. 

Dicho  en  otras palabras  más contundentes,  mi  amado  hermano  o  hermana,  amigo  o  amiga  en 
Cristo:  cuando  aparece  el  Sol  de  Justicia,  (Esto  es:  Palabra  genuina,  presencia  de  Dios  concreta),  lo 
primero que desaparecen…son las estrellas. No importa cuanto hayan brillado hasta ese momento. 

Entonces ¿Que Iglesia Tendremos? 


Claro  está;  yo  he  puesto  este  subtítulo  así porque  es exactamente  así  como se  lo  pregunta  la 
gente. Pero no está bien escrito, ya que si la iglesia somos nosotros y no un lugar físico o geográfico, es 
lícito  suponer  que  la  pregunta, en  realidad,  debería  haber sido sobre  como seríamos  los  creyentes de 
aquí en más. 

No interesa, allí vamos de todos modos, a responder ambas dudas. Si tu consulta tiene que ver 
con lo que una gran mayoría todavía tiene en cuenta, esto es: templos, formas, ritos, reuniones, formas 
de  culto,  etc.,  debo  decirte  que  no  sé,  que  no  tengo  ni  la  menor  idea  de  lo  que  Dios  permitirá  al 
respecto. 

Y nota que he escrito “permitirá” y no “dispondrá”, como sería correcto,  ¿No crees?  Lo hice así 


porque,  desde  el  momento  mismo  en  que  Dios  le  dijo  a  los  antiguos  que  Él  jamás  viviría  en  templos 
hechos  por  manos  de  hombres,  sino  que  su  templo  iba  a  ser  el  ser  interior  de  cada  hombre  que  le 
aceptara  y  recibiera,  desde  ese  mismo  momento,  el  hombre  hizo  lo  que  se  le  dio  la  gana  y  Dios, 
sencillamente y por amor, paciencia y misericordia, se lo permitió. 

Y  una  de  esas  cosas  que  el  hombre  hizo  y  Dios  por  su  santa  misericordia  le  permitió,  fue 
inventar  esta  clase  de “ iglesia”   que  tenemos.  ¿Alguien  ha visto  en  la  Biblia  algo  parecido  a  lo  que 
hoy  mayoritariamente  los  cristianos  llaman  “La  Iglesia”.  ¿Hay  en  la  Biblia  registro  alguno  de  algo 
parecido a las misas del catolicismo romano o los cultos del cristianismo evangélico? No. No lo hay. 

Los templos que vemos en la escritura tienen que ver con el judaísmo del Antiguo Testamento, 
nunca con la época de Jesús y, mucho menos, con la posterior, que es donde nació ese conglomerado 
humano  llamado  Iglesia.  Así  como  el  catolicismo  romano  llama  “iglesia”  a  sus  capillas  y  catedrales, 
muchos  de  los cristianos evangélicos  hacen  lo mismo con  sus suntuosos  templos, austeros salones  o 
pequeños garajes.
204 

Sin embargo, y porque la Palabra de Dios jamás concluye sus principios y jamás retorna vacía al 
sitio en el que fue soltada, tenemos que entender que la iglesia sigue siendo esa asamblea o cuerpo de 
representantes que Dios tiene en la tierra y que Él ha dado en llamar Su Cuerpo. 

Entonces tenemos que, si nosotros, los creyentes genuinos, no necesitados de pastores que nos 
acicateen  para  orar,  portarnos  bien  y  no  pecar,  y  no  necesitados  de  porristas  cristianos  vestidos  con 
ropa  de  directores  de  alabanza  nos  ordenen  como  cantar,  cuando  cantar,  como  saltar,  como  gritar  y 
como batir palmas, seguimos constituyendo esa iglesia  real, será tiempo  de conocer como será la  que 
será sin mancha ni arruga y más que vencedora en este siglo veintiuno. 

Y decir esto no implica, ­ Reitero una vez más para  que nadie se equivoque  ­, que los cambios 


que sobrevendrán tendrán que ver con las formas, costumbres, ritos o tradiciones que se desarrollan en 
esos templos. 

Personalmente, creo que orar para que eso suceda es estar fuera de la guía del Espíritu Santo. 
Porque  acepto  que  el  Espíritu  Santo  nos  guíe  a  orar  por  el  futuro  de  la  iglesia,  pero  jamás  por  el  de 
templos, congregaciones u organizaciones de prestigio que Dios puede haber permitido, pero que nunca 
avaló y mucho menos pidió. 

¿Y entonces? ¿Cuál será nuestro futuro? No lo sé, eso depende de lo que tú realmente seas. Si 
eres un cristiano (…Y aquí le pones el apellido que quieras…) tu futuro será bastante dramático, porque 
llegará el momento en que nada de lo que hacías y te hacía sentir bien, funcionará. 

Pero si eres alguien que un día decidió entregarle su vida a Jesucristo y lo has convertido a Él, 
verdaderamente,  en  Señor  de  tu  vida,  entonces  ese  futuro  será  mucho  más  promisorio.  Porque  te 
bastará con SER lo que es, ya que simplemente con eso, marcará una enorme diferencia. No sólo con el 
mundo incrédulo, sino también con la Babilonia religiosa y falsa. 

Me  gustaría  poder  explicártelo  mucho  mejor,  con  lujo  de  detalles  y  todo,  pero  me  resulta 
imposible por una simple razón: Dios no ha revelado nada a este respecto. En todo caso, y de aquí es 
donde me aferro, ha dado claros indicios de ciertos principios a ponerse en juego. Esto es: ha dejado en 
evidencia el QUE, pero aún nos debe el COMO. 

Y ese  “que” nos habla  de un estilo  de vida, de un modo de vivir  que no sólo  impacte al mundo 


impío  y  pecador,  sino que  también  conmueva  los  cimientos de  las mismas  organizaciones  monolíticas 
que hoy parecerían haberse adueñado de la que otrora fuera la iglesia del Señor. 

Tú te habrás quedado a solas con el Señor. Ya no tendrás pastores que oren por ti ni consejeros 
que te digan lo que debes hacer o lo que no debes hacer. Entonces te quedarán solamente los recursos 
antiguos de la oración y el ayuno. Y desde allí saldrán tus frutos. 

Porque  eso  redundará  en  una  intimidad  con  Dios  como  nunca  jamás  habías  tenido  en  tus 
tiempos de cristiano de templos. Porque en aquellos tiempos no te preocupabas demasiado por obtener 
información  de  parte  del  Señor,  ya  que  estabas  convencido  que  de  eso  se  ocupaban  otros  de  mayor 
rango. 

Pero  ahora  es  sí  o  sí,  no  hay  dudas.  O  te  comunicas  con  el  Señor  y  oyes  sus  directivas  o, 
sencillamente,  te  quedas  inmovilizado sin saber  para  donde  caminar.  O  prestas  atención  a  tu  pantalla 
espiritual y ves con tus propios ojos para donde va la nube o te quedas achicharrándote al sol.
205 

Y cuando eso suceda, entenderás que a Dios le importa muy poco la cantidad de personas que 
se reúnen en un salón o en un templo. Lo que a Dios sí le importa, y mucho, es lo que hay en el corazón 
de cada uno de los que anda por la vida diciendo ser su hijo. 

Si  tú  eres  todavía  parte  de  los  primeros,  no  te  envidio  el  enorme  vacío  que  vas  a  empezar  a 
experimentar en tu estómago, en tu ser interior y en tu vida total. Si, por el contrario, eres parte de los 
últimos mencionados, ¡Gloria a Dios!, porque de aquí en más serás un verdadero testigo apto. 

Vivirás  una vida  conforme  a  la voluntad  y  el  propósito  de  Dios sencillamente porque será  Dios 


mismo  quien  te  guía  a  hacerlo.  Ya  no  habrá  hombres  que  te  controlen  y  gozarás  de  la  más  fresca  y 
extraordinaria  de  las  libertades.  Pero  en contra de lo  que te  habían  enseñado, descubrirás  que eso  te 
vuelve mejor persona y no peor. 

Y el mundo que rodea tu vida comenzará a ver que en ti hay algo distinto. Y que ese algo distinto 
no es que un domingo por la tarde, cuando muchos se calzan ropas deportivas y se van de paseo con 
su familia, tú vistas un oscuro traje y corbata y te vayas a un templo cualquiera. Distinto por dentro, eso 
es lo que quiero decir. 

Dependerás  del  Señor  en  todas  tus  decisiones.  No  deberás  aguardar  que  se  reúnan  ciertas 
comisiones honorables que decidan que harás con tu vida y tu futuro. Te moverás acorde a lo que Dios 
mismo murmure a tus oídos espirituales a través de la gentil voz del Espíritu Santo. 

Y eso será de impacto en el marco social en el que te toque vivir. Porque una cosa es dialogar 
con un grupo de raros que están todo el tiempo DICIENDO que no debes pecar, robar, matar, fornicar, 
adulterar, estafar, corromperte y todo lo que el mundo incrédulo hace casi por inercia, y otra cosa muy 
distinta es que se encuentre con gente que simplemente VIVE ESO. 

La iglesia que viene es la que está compuesta por gente a la que, si alguien debe ausentarse de 
su casa por un tiempo, le pida que se la cuide, que se la atienda y se la conserve, dejándole sus llaves 
con la más absoluta y total confianza de que nada le faltará. 

Cuando tu vecino te entregue un sobre con bastante dinero y te diga que se lo cuides mientras él 
sale  de viaje porque  teme  que  ingresen  ladrones  en  su casa  y,  dándotelo  al cuidado  a  ti,  se quedará 
más tranquilo. En suma: cuando el mundo pueda confiar en los hijos de Dios como estos confían en su 
Padre celestial. 

Cuando toda una zona de residencia tenga la certeza de que tú, que en apariencia eres igual a 
ellos, en realidad, dejas la sensación clara de ser muy distinto. Cuando toda esas personas se acerquen 
a preguntarte que es lo que tienes tú para ser distinto. Allí podrás presentarle a Jesucristo sin necesidad 
de entregar folletos, realizar campañas técnicas de evangelización ni llevarlos a un templo para que “un 
profesional” pueda convertirlos. 

La  iglesia  del  Señor,  (¡Tú  y  yo  lo  veremos!)  será  aquella  que  no  necesitará  templos, 
organizaciones,  rótulos  o  credos  para  ser  conocida  y  estimada.  Lo  será  simplemente  por  causa  de  la 
manifestación  del  poder de Dios que posea.  Un poder que  nadie venderá ni comercializará de manera 
alguna, sino que se derramará a favor de los necesitados sin otra causa que el amor a estos. 

¿Y Qué de los Ministerios? 


Prepárate, porque lo que Dios hará con lo que nosotros suponemos hoy que son sus ministerios, 
será mucho más impactante  y potente que lo que se verá en todo el conjunto. Porque está llegando el
206 

tiempo en el que solamente los llamados de forma auténtica y genuina a servir, serán los que sirvan. El 
resto será eliminado por decantación e inercia. 

Un ministerio, según algunas de las decenas de acepciones que contiene un buen diccionario de 
la  lengua  española,  es  una  palabra  que  proviene  del  latín  MINISTERIUM,  que  significa  o  se  traduce 
como SERVICIO. Toma nota de esto, por favor. 

Luego,  dentro  de  las  que  no  son  relacionadas  con  los  estados  de  gobiernos  seculares,  nos 
encontramos con “Empleo de Ministro”, “Tiempo que dura un ejercicio ministerial”, “Cargo, empleo, oficio 
u ocupación” y “Uso o destino que tiene algo”. 

Según un buen diccionario bíblico, (A los cuales tendremos que examinar bajo la lupa bíblica, ya 
que contienen en muchos casos opiniones más emparentadas con las organizaciones religiosas que con 
los auténticos y genuinos hijos de Dios), las definiciones principales son las siguientes: 

Es  el  acto  de  ministrar  o servir,  tal  como  lo  señala  el diccionario secular.  En  idioma  hebreo es 
denominado  con el  término EBED,  que  implica un servicio  voluntario  u obligatorio,  y  designa  a  todos 
aquellos que tienen que servir: el prisionero de guerra, el esclavo comprado, el funcionario privilegiado 
de un soberano y, finalmente, también el adorador de Jehová. 

Dios  da  el  nombre  de  ministros  o  servidores  a  aquellos  que  le  adoran.  Dentro  de  la  filosofía 
oriental, ellos se consideran servidores de un superior, mientras que en el hebreo se aplica asimismo el 
término de servidor a un pueblo vencido y sometido a tributo. 

Los antiguos ministros de las sinagogas, se nos dice, ayudaban  a los que enseñaban, mientras 
que  más  adelante  en  el  tiempo,  los discípulos  recibían  las  instrucciones  de  Cristo  y  vinieron  a  ser  los 
ministros o servidores del Evangelio. 

¿Quiénes son  los ministros bíblicos?  Cristo recibe  este nombre como sumo sacerdote celestial, 


Pablo también, como anunciador del evangelio a los paganos, los ángeles reciben, asimismo, el nombre 
de servidores o ministros. 

Luego  hay  otras  consideraciones  que  no  necesariamente  recalan  en  un  estudio  histórico  de  la 
palabra,  sino  en  el  uso  tradicional  que  se  le  da  a  la  misma,  cuestión  que  no  insertamos  porque  es, 
precisamente, lo que estamos intentando rebatir con nuestras Biblias en las manos. 

Más allá de las formas o modismos, es indudable que ser un ministro significa ser un servidor de 
otros.  De  ninguna  manera  puede  interpretarse  bajo  ningún  aspecto  a  alguien  que  debe  ser  servido. 
Tiene total coincidencia con aquello que dijo Jesús con relación a que el más importante para el Padre 
es el que sirve y no el que es servido. 

Cuando  Adán  fue  puesto  en  el  Edén,  entre  otras  cosas,  recibió  de  Dios  la  autoridad  para 
controlarlo  todo  y  ser  servido  por  todo.  Adán  era  el  control  y  Dios  mismo  su  aval.  Luego,  Adán  se 
equivocó y cayó. Allí perdió el respaldo de Dios, pero no su deseo íntimo de controlar y ser servido. 

Por  esa  razón  es  que,  el  hombre  carnal  continúa  manejándose  de  modo  tal  que,  si  puede, 
controlará a todos y a todo lo que le camine cerca suyo. Y, también si puede, hará que todos lo sirvan y 
lo  asciendan  a  la  más  alta  condición  humana.  Lo  vemos  en  todos  los  terrenos  seculares.  También  lo 
vemos en la iglesia, pero esto es corrupción, ya que Dios nunca lo pensó así, está más que claro.
207 

Cuando digo que soy un ministro del Señor, lo digo sin ninguna vergüenza, sin ninguna timidez, 
sin  ninguna  duda  y,  lo  que  es  más  importante:  sin  ningún  temor.  Porque  sé  perfectamente  que  estoy 
brindando un servicio a mis hermanos, que de ninguna manera es interesado o manipulador. 

Todos los días de mi vida me levanto al amanecer. A orar, a leer mi Biblia, a pedir luz, revelación, 
sabiduría y claridad para llevar todo eso al pueblo. Luego me siento delante del teclado y escribo. Podría 
contratar un estudio de grabación y grabar estudios en audio nuevos, pero no lo hago por una razón que 
considero  importante:  no  quiero  aportarle  más  comodidades  a  un  pueblo  que  ya  está  demasiado 
cómodo, esperando que los demás hagan lo que él mismo debe hacer. 

Babilonia tomó esa  palabra genuina de que  la fe viene  por  el oír y la  trasladó a  una costumbre 


básica: conducir a los hijos de Dios a la comodidad de decirle cosas y no permitir que ellos las lean por 
sí mismos en sus Biblias. 

Hace poco oía y veía a un conocido predicador (Nombrado Apóstol), por televisión. Decía cosas 
importantes, pero las mezclaba con asuntos internos destinados a conservar la autoridad dirigencial por 
sobre las congregaciones. En un momento dado señaló que cada uno de nosotros debía tener un “padre 
ministerial” que decidiera por nuestras vidas, ya que así estaba escrito. 

¿Sabes  que?  Mintió  con  todo  el  ancho  de  su  reverenda  bocaza;  no  hay  un  sitio  en  la  Biblia 
donde  diga  eso  o  algo  parecido.  ¿Qué  crees  tú  que  hicieron  los  cientos  de  hermanos  que  estaban 
sentados en ese templo oyéndolo?: levantaron sus manos y dijeron: ¡Amén! ¡¡Por favor!! ¿Es que nadie 
lee ya su Biblia? Y si la lee, ¿Nadie le pide al Señor que le de entendimiento para no dejar que se los 
engañe como a imbéciles? 

Ese  Apóstol  no  es  argentino,  pero  viene  a  mi  país  varias  veces  al  año.  A  distintas 
congregaciones  que  “lo  invitan”,  (¿O  debería  decir  “lo  contratan”?)  En  cada  una  de  ellas  recibe  una 
jugosa ofrenda en dólares previamente pactada. 

¿Salario o Botín? 
¡Y  bueno,  hermano!  ¡El  obrero es digno  de su salario!  ­  ¿Ah,  sí?  ¿Y  tu  tienes  garantía  de  que 
todos los que  dicen ser obreros dignos de sus salarios, realmente  lo son?  ­ ¡Y  bueno! ¿Qué  pretende, 
que me transforme en detective de ministerios? – No, pretendo que tengas un mínimo de discernimiento. 
De  otro modo,  también  justificarás el  dinero  que  recibe una  prostituta  por sus  servicios, con  el  mismo 
principio del obrero digno de su salario. 

Quiero dejar algo muy en claro: una cosa es el salario ministerial que viene de Dios y otra muy 
distinta las formas en que ciertos ministros se las componen para conseguirlo. ¿Un ejemplo? Donde el 
que  paga  es  Dios,  no  se  necesita  una  hora  de  sermón  destinado  a  mover  las  emociones  que  luego 
muevan billeteras. 

Reitero:  soy  un  ministro  del  Señor,  por  lo  que  cualquiera  me  podría  decir  que  también  soy  un 
obrero digno de su salario. De acuerdo, lo creo y lo tomo, pero no salgo a buscarlo con mis rudimentos 
o, en el mejor de los casos, copiando rudimentos acostumbrados dentro de nuestros ambientes. 

¿Soy en realidad un ministro del Señor? Solamente uno puede confirmarlo o no: el Señor. Si soy 
un ministro suyo, Él va a encargarse de que yo prosiga trabajando y sirviendo tal como Él desea que lo 
haga. Si no lo soy, me soltará la mano y deberé realizar mil esfuerzos carnales para mantenerme en el 
ministerio que sea. Y todo el planeta creyente se dará cuenta que me estoy moviendo en la carne, pero 
nadie se atreverá a decírmelo porque les enseñaron que no se debe murmurar del siervo…
208 

Ahora bien: si soy un ministro del Señor, quedó dicho que soy un obrero digno de su salario, ¿No 
es  así?  Entonces,  según nuestras costumbres,  ¿Qué  debo  hacer?  Debo  abrir  una cuenta especial  de 
“sustento ministerial” y, luego, tratar de escribir o decir cosas que muevan o presionen a los lectores a 
enviar donaciones u ofrendas. 

Jamás hice eso. Sé perfectamente que una gran mayoría lo hace y no soy quien para censurarlo, 
pero no yo. Sin embargo, y no me preguntes como porque ni yo mismo lo puedo saber, en cinco años 
que llevo trabajando en esto, jamás tuve que poner un centavo de mi ingreso secular para sostenerlo. 

¿Eres  ministro  del  Señor?  Él  es  quien  te  respalda  y  te  guía.  ¿Tienes  oposición  de  hombres, 
organizaciones o grupos? No te preocupes; ora por ellos y bendícelos. Dios hará lo que tenga que hacer 
y tu ministerio seguirá en pie y dando frutos, hagan lo que hagan o digan lo que digan. 

¿Eres  un  obrero  del  Señor  digno  de  un  salario  de  su  parte?  Tú  encárgate  de  cumplimentar  tu 
parte  activa  y  deja  que  Dios  mismo  se  encargue  de  decidir  eso.  Ya  vas  a  enterarte  si  eres  obrero 
aprobado o no cuando te llegue salario divino o no, sin que debas manipular o convencer a nadie para 
que tome ese lugar. 

¡Es  Dios  quien  decide  recompensarte!  ¡No  estás  obligado  a  robarle  a  los  que  no  tienen  nada, 
para mantenerte tú! ¡Eres un hijo de Dios en la tierra, no un delincuente hambriento de cosas materiales! 
Conseguir dinero de cualquier manera, así sea con un fin loable, no es de hijos genuinos. 

Además,  si  te  vas  a  plantar  en  un  púlpito,  o  en  un  micrófono  de  una  emisora  de  radio  o, 
sencillamente,  lo  vas  a  escribir  en  una  página  de  la  Web,  como  testimonio,  que  Dios  sustenta  tu 
ministerio,  por  favor,  no  dejes  que el  diablo  te haga  creer  que  igualmente  debes  ingeniártelas  tú  para 
lograrlo. ¡Dios lo hace! ¡Funciona! ¡¡¡Créelo!!! 

Ese soy Yo… 


Hace unos cuantos años, mucho antes del gran despertamiento evangélico en la Argentina que 
fue en la década de los años 90, andaba por la ciudad de Buenos Aires, concretamente por una de sus 
calles más emblemáticas, cuando acerté a pasar por lo que en primera instancia, creí que era un teatro. 

Y lo creí porque es en los teatros donde, en los paneles de vidrio de sus entradas, pegan afiches 
con  las  fotos  de  los  actores  casi  en  tamaño  natural,  como  promoción  de  las  obras  teatrales  que  se 
levantan a escena allí. Y yo vi fotos enormes de un hombre muy bien vestido y de una mujer con faldas 
largas y me creí que eran actores y que eso era un teatro. ¿Sabes que? Era una iglesia. 

¡Una  iglesia! Ya lo sé,  hoy  es muy normal  y  corriente ver esto que te comento, pero en  aquella 


época era toda una novedad y, te aseguro, no te caía del todo bien. Pero ellos argumentaban que eso 
les daba una popularidad que luego redundaba en el crecimiento de la congregación. 

Y  algo  de  eso  tiene  que  haber  sido  muy  cierto,  ya  que  los  pastores,  cuando  comienzan  una 
campaña  de  evangelización,  lo  primero  que  hacen  es  hacerse  una  galería  fotográfica  muy  nutrida  y 
colocarla en exhibición. 

Entonces tú puedes ver al pastor predicando, al pastor con su esposa, al pastor con su esposa y 
sus  hijos,  al  pastor  con su esposa,  sus hijos  y  sus  padres  y  sus suegros,  al  pastor  con todos  estos  y 
además con su perro y sus gatos, al pastor…
209 

Y tú dialogas con la gente, con los miembros de sus congregaciones, y ¿Sabes que? Se sienten 
orgullosos  de  ellos.  Se  gozan  viéndolos  exhibirse  más  que  los  personajes  de  los  reality  show  del 
planeta.  Es  como  si  se  proyectaran.  Gente  humilde  que  se  ve  reflejada  en  sus  fantasías  por  el 
exhibicionismo del liderazgo. 

Y esa actitud, que va cobrando adherentes porque, ­ Aseguran – produce excelentes resultados 
numéricos, comienza a transformarse en algo normal. Entonces ya no me asombrará más el viejo teatro 
que ahora muestra las fotos gigantescas del pastor y la pastora. 

Y con  el  correr  de  los  tiempos,  esa costumbre promocional,  va cobrando  cada vez  más  fuerza 
hasta  adherirse  a  la  propia  esencia  del  ministerio.  ¿Por  qué  digo  esto?  Porque  también  es  de  uso  y 
costumbre en la Web. 

¿Qué  es  lo  primero  que  te  encuentras  en  una  Web  cristiana  de  una  iglesia  cualquiera? 
Indudable: con la foto del pastor y la pastora, con el agregado de toda su familia si es preciso. Y eso se 
hace, ­ Te aseguran – para cumplir con la palabra de mostrarse y no ocultar nada… 

Entonces un día aparezco yo, o cualquier otro loco por Cristo como yo, al cual en cinco años de 
presencia en la Web no se le conoce la cara, y muchos suponen tener el derecho a decir que no estoy 
cumpliendo con esa palabra, que no me muestro ni me doy a conocer, y que eso es peligroso. 

¿Peligroso?  ¡Dios mío!  ¿Qué  clase  de  evangelio  estamos  predicando  y  enseñando?  Yo  puedo 
comprender  la  curiosidad  emocional  o  sentimental  de  muchos  que  te  quisieran  ver  el  rostro,  saber  si 
eres  alto, bajo,  gordo o flaco,  pero  no puedo creer  que lleven  eso a la  Biblia cuando  en ella  jamás  se 
habló de este asunto. 

¡Pero no, hermano! ¿Qué le cuesta publicar una foto suya y de su familia? Nada. No me cuesta 
absolutamente nada. Tengo miles en mis archivos familiares, pero hete aquí que no quiero hacerlo. ¿Por 
qué? Porque en esta Web no somos ni yo ni mi familia las estrellas, la única estrella es Cristo. Y la gente 
tiene que conocerlo a Él no a nosotros. 

¡Pero  no,  hermano!  ¡No  es  para  exagerar  tanto!  ­  No  exagero  nada,  créeme.  Dime:  ¿Eres 
cristiano? ­ ¡Por supuesto, claro que lo soy! – Y ¿Quién es tu máximo referente como buen cristiano que 
eres? ­ ¡Cristo! – Entonces, mucho me temo que deberás imitarlo a Él. 

¿Has  leído  en  algún  relato,  texto,  historia,  episodio  o  versículo  bíblico,  los  detalles  de  la 
fisonomía  física  de  Jesús?  Nunca.  Todo  lo  que  se  tiene  de  él,  son  hipótesis,  conjeturas.  Tal  vez  con 
buenas bases históricas, geográficas o relativas a la gente de su raza, pero sólo hipótesis. 

¿Por  qué  supones  que  sucede  eso?  ¿Por  qué  la  Biblia  no  nos  cuenta  como  era  físicamente 
Jesús,  para  que  nosotros  no  tengamos  que  imaginarlo  y,  cuando  hacemos  una  película,  inventarlo  de 
acuerdo a  nuestros  gustos, costumbres o tradiciones  raciales?  –  Simple.  Porque para  Dios, eso no  es 
importante. 

Y  para Jesús  tampoco  lo  era.  ¿Qué  dicen  los  evangelios  respecto a  su  forma  de  hablarle  a  la 
gente?  Dice  que  llegaba  a  un  lugar,  se  sentaba  en  una  roca,  y  allí  comenzaba  a  hablar.  ¿Qué 
hubiéramos hecho nosotros? Sin dudas: nos hubiéramos parado encima de esa misma roca, para que 
todos pudieran vernos. 

A Jesús no le interesaba en lo más mínimo que lo vieran. A Él, indudablemente, le interesaba de 
sobremanera  que  lo oyeran.  “El  que  tenga  oídos,  oiga”,  decía.  Nunca  dijo,  por  ejemplo:  “El  que  tenga 
ojos que me mire”. Porque lo importante de la Palabra de Dios es lo que se oye de ella, no lo que se ve.
210 

Por eso  es  que  mi  Señor me  abrió  las  puertas de  la  radio  y  no  de  la  televisión.  Porque escrito 
está  que  la  fe  vendrá  por  el  oír  y  no  por  el  ver.  Es  más,  dice  que  benditos  serán  todos  aquellos  que 
hayan creído sin ver. 

Si tú  eres  un ministro de cierto conocimiento general  y  no te muestras, siempre  lograrás que  la 


gloria de lo que haces, le quede al Señor, tal como corresponde y como verdaderamente debe ser. En 
cambio si te muestras, aunque más no sea con una simple foto, pasas a tener una gloria que de ninguna 
manera te pertenece. 

Si alguien sigue pensando que por no haber fotografías mías o de mi familia en mi Web, yo paso 
a no ser confiable o a ser decididamente peligroso, pues qué le vamos a hacer; que lo piense. Mi único 
reaseguro estará en lo que enseño, en lo que digo y en la corroboración que la Palabra de Dios pueda 
otorgarle a todo ello en comparación con lo que dicen los que sí se muestran. 

Y  no  te  creas  que  por  eso  soy  un  cavernícola  caduco  entremezclado  con  rutinas  históricas 
menonitas campesinas. Soy  un  hombre vulgar, del común.  Lo  que sí  puede sonar, caer o verse como 
extraordinario,  es  todo  aquello  que  pueda  llegar  a  hacer  bajo  la  unción  del  Señor.  Eso  será  lo  que 
siempre bendiga. Lo que yo haga, no pasará de informar o entretener. Tú eliges. 

Conclusiones Finales 
Esto  es todo.  Mejor dicho:  esto es todo por hoy, por ahora, por este libro. Porque  ya cometí en 
los anteriores el error de suponer que no había más nada que decir y mi Señor me mostró  que sí, que 
había algo más para decir, todavía, y que debía hacerlo. 

Mi sugerencia es que leas, estudie bien y luego guardes estos libros. Los tres. Tengo la certeza 
de que algo hará el Señor  dentro  de  no mucho tiempo  y  algo  de lo que en  ellos se ha escrito será de 
ayuda, de esclarecimiento, de confirmación o de ayuda. 

Esto es apenas una sugerencia. Consejos no doy porque no existe bíblicamente el ministerio de 
la  consejería.  En  mi Web  hay  un  correo  que se llama así  en  los contactos,  pero  lo  hicimos  porque  la 
gente así es como lo entiende más rápido. 

Pero  luego en el  ir  y  venir de  los mail,  nos ocupamos y preocupamos de  aclarar correctamente 


esto:  no  existe  la  consejería  cristiana.  Jesús  difundió  principios  espirituales,  jamás  le  dio  consejos  a 
nadie. 

Hubiese  sido  muy  bueno  para  Pedro,  por  ejemplo,  poder  acercarse  a Jesús  y  preguntarle  que 
debía hacer con su mujer: si dejarla sola, traerla con él al grupo apostólico o sencillamente abandonar su 
llamado ministerial para cumplir con su familia. ¿Verdad que era un muy respetable motivo de consulta a 
la consejería del Buen Pastor? 

Pedro no hizo eso. No solicitó entrevista, no sacó un turno para el mes próximo, no acudió a “su” 
pastor para ver que cosa decía Dios al pastor que él tenía que hacer. Pedro dejó todo y siguió a Jesús, 
así de simple. 

Y  con  el  ánimo  de  agregarle  a  todo  esto  una  cuota  de  humor  para  que  no  te  resulte  tan 
dramático,  habría  que  añadir  que,  además  de  no  ofrecerse para orar,  para  interceder  o  para darle  un 
sabio consejo, Jesús encima fue y le sanó la suegra a Pedro cuando estaba con fiebre…
211 

La misma suegra que vaya uno a saber que reacción tuvo cuando se enteró que el yerno dejaba 
a  su  hija  para  irse  detrás  de  un  supuesto  profeta  y  mucho  más  supuesto  hijo  de  Dios  encarnado. 
¿Verdad que todo parece muy fácil con la historia conocida y con el diario del lunes en tus manos? 

La misma capacidad de decisión que debió esgrimir Pedro en pleno ministerio de Jesús, tienes tú 
hoy  mismo,  ahora.  Puedes  quedarte  en  la  congregación  en  la  que  estás  si  es  que  no  tienes  motivo 
alguno para sentirte mal en ella. Esto no es un paquete por menor precio, esto es Dios. Y Dios siempre 
personaliza y jamás generaliza. El TE ama, por encima de NOS ama. 

Por lo tanto, si ya tienes en tu corazón el aviso del Espíritu Santo diciéndote que salgas más que 
urgente de tu Babilonia, no me necesitas a mí ni a ninguno de mis libros. Aunque lo niegues, aunque te 
niegues, aunque tengas dudas o tremendo miedo, ya se te ha dicho lo que debes hacer. Mis libros, en 
todo caso, podrán añadirte los fundamentos espirituales a una decisión ya tomada. 

Si aún nadie te ha avisado nada y estás más que cómodo con tu iglesia, tu pastor, sus sermones 
de  domingo,  tus  cultos,  tus  coritos,  canciones  y  oraciones,  limítate  a  leer  mis  libros  de  un  modo 
informativo y en espera. ¿Espera de que? Espera de que todo lo que yo digo de MI historia personal, se 
transforme en algo que Dios te dice a ti. 

Porque así  es como  funciona  esto.  No  importa si  por  años  la  misma  iglesia  evangélica  inventó 
que  hay  hombres  diseminados  por  los  templos  para  que  tomen  decisiones  por  otros  hombres,  tú  ya 
sabes que lo que tenga que ocurrir ocurrirá en el tiempo en que Dios lo disponga para cada vida. 

¡Pero hermano! ¿Entonces usted no está puesto por el Señor para conducirnos a la reforma que 
viene?  ­ ¿Qué dices? ¿De donde sacaste eso? ¿Quién te ha dicho a ti que yo soy un segundo Mesías 
que viene a liberar a su pueblo de la esclavitud religiosa? ¿Adonde encuentras escrito algo así? 

Yo  soy  un  hijo  de  Dios  como  tú  y  como  millones  más.  Con  la  diferencia  visible  quizás  con 
muchos  de  mis  hermanos,  que  he  resuelto  en  este  tiempo  ser  estrictamente  obediente  a  lo  que  Dios 
diga hoy. Y para poder oír la voz de Dios, me ha sido necesario dejar de oír a muchos de los hombres 
que dicen representarlo. 

Yo no represento a Dios, soy un hijo que le obedece y brinda un servicio activo en su reino. Mis 
palabras tratan de no irse un milímetro de las palabras que he oído de labios del Espíritu Santo. Pero por 
las dudas mi carnalidad me haya jugado una mala pasada como a tantos, toma tu Biblia y, cada vez que 
digo  media  palabra,  cuídate  de  examinar  si  eso  coincide  con  lo  que  está  escrito.  Eso  no  se  llama 
desconfianza, eso se llama madurez. 

Lo que sí deseo que te quede muy en claro, es que aunque las apariencias te digan totalmente lo 
contrario, puede haber (Y de hecho hay) una vida auténticamente cristiana, genuina, íntegra y honesta 
por fuera de los templos. 

De los del catolicismo romano, obviamente, de todos los de las falsas sectas que se auto titulan 
como cristianas (No vale la pena mencionarlas, tú las conoces bien), pero también de todos los templos 
del credo evangélico. 

¿Verdad  que  cuando  lees  esto  es  como  si  te  agarrara  un  leve  temblor  de  temor?  ¿Lo  has 
experimentado  así  o  muy  parecido?  Entonces  déjame  decirte  que  tú  estás  controlado  por  la  religión 
evangélica, que de ninguna manera es  la dueña de  Dios  ni de su Palabra,  tal como  te ha hecho  creer 
durante años.
212 

La  religión evangélica tiene una  pureza superior a las que  no  tienen a  la  Biblia como  sustento, 


pero  también  tiene,  desde  hace  muchos  años,  sus  propias  corrupciones,  deformaciones  e  idolatrías 
humanas, siendo lo peor del caso, que no ha sido por haber cometido un error, sino a sabiendas de lo 
que hacían. Lo cual saca el caso de la figura del pecado y la introduce en la de prevaricación. 

Ahora  bien:  ¿Cómo se  yo  que se puede  ser  un creyente  auténtico fuera  de los templos?  No  lo 
sabes,  sólo  tienes un modelo  inverso que  puede  servirte  y  quizás hayas  visto  alguna  vez:  la cantidad 
enorme de no creyentes que habitan dentro de los templos… 

A Modo de Epílogo

E stoy total y absolutamente seguro que todo lo que has leído te ha dado un panorama muy 

claro con respecto a la cualidad y calidad de los tiempos espirituales que estamos viviendo. De lo que tal 
vez no te haya dejado el mismo panorama, es de mi participación en la cosa. 

Tú tienes el legítimo y natural derecho a suponer que mi proyecto, idea o pensamiento personal 
está dirigido a alguna clase de elemento concreto, como sería, por ejemplo, el de estar consolidando las 
bases para crear un nuevo movimiento religioso internacional. 

Son  tantos  y  tantos  los  genuinos  o  falsos  hombres  o  mujeres  de  Dios  que  por  estos  tiempos 
salen a reunir adeptos o aliados con la finalidad de encabezar alguna clase de movimiento nuevo, que 
muy bien yo podría estar haciendo exactamente eso mismo, ¿Verdad? 

Ya mismo te lo estoy desmintiendo y negando rotundamente. Y pese a que no me seduce en lo 
más mínimo hablar de mí, sino que incluso me produce un sentimiento de vergüenza que pese a todos 
los años vividos no puedo evitar, lo haré en este cierre para aclarar todas tus probables dudas. 

Soy  un  hombre  de  más  de  sesenta  años  de  edad,  por  lo  que  conforme  a  las  conjeturas  de 
muchos eruditos en el tema, estaría transitando lo que ellos estiman como última etapa de la vida activa. 
Yo no me opongo a esos estudios, pero prefiero seguir siendo eminentemente bíblico. Y si la Biblia dice 
que puedes vivir ciento veinte años, pues hacia allí vamos, si Dios quiere… 

De  todos  modos,  no  tengo  ni  se  me  cruzan  por  la  mente  ninguna  clase  de  proyectos 
organizacionales.  Soy esposo, padre  y  abuelo, la  vida  –  Desde  Cristo hacia  acá  ­,  me dio todo lo  que 
Dios pone en ella para darle felicidad a un hombre. Lo único que quiero es, en este lapso de ella, servir a 
mi Señor con la máxima excelencia de la que sea capaz.
213 

Vivo  de  una  jubilación  de  mi  trabajo  secular,  que  me  permite,  tal  como  es  la  promesa  de  mi 
Padre celestial, suplir todas mis necesidades. No ando recorriendo el mundo, no vuelo en avión privado 
ni viajo en automóviles de dos millones de dólares. Dijo: necesidades, no deseos o fantasías. 

No  aspiro  a  hacer  fortuna,  ya  que  lo  que  tengo  que  hacer  necesita  de  mi  tiempo,  de  mi 
dedicación  y  de  mi  obediencia,  no  necesariamente  de  dinero.  Y  allí  radica  el  motivo  de  mi  servicio: 
obediencia a Él y amor a ti. ¿Lo puedes creer? ¡Gracias Señor! ¿No lo puedes creer? No te preocupes, 
te entiendo. 

Tampoco es de mi interés o intención recorrer el planeta predicando esta palabra por las iglesias 
que  me  inviten.  En  primer  término,  porque  esta  palabra  que  descubre  y  confronta  a  Babilonia,  no  es 
precisamente para predicarla en los púlpitos babilónicos, y en segundo lugar, porque ellos ya lo saben y 
jamás me invitarían. 

Además, si lo  hicieran  sería  un  tanto  aburrido  como show cristiano.  Ya  me  habrás oído  en  mis 
audios.  Si  me  dices  que  no  me  parezco  en  nada  a  un  predicador,  no  sólo  que  no  me  ofenderé  en 
absoluto, sino que incluso estaré de acuerdo contigo. 

Lineal  y  estructuralmente,  admiro  a  esos  hombres  que  son  capaces  de  hablar,  gesticular, 
modular  sus  voces  y  atrapar,  cautivar  y  captar  a  sus  oyentes  durante  una  hora  o  más,  despertando 
aplausos y aclamaciones de júbilo. 

Pero  no  los  admiro  como  predicadores  del  evangelio,  ya  que  cuando  revisamos  el  sedimento 
espiritual  de  sus  elocuentes  alocuciones,  solemos  encontrarnos  con  que  nos  han  dejado  muy  poco  o 
nada que nos pueda ser útil para nuestra vida de fe. 

Yo nunca fui nada de eso. Sólo pude trasladar, alguna vez, a un púlpito, exactamente lo mismo 
que  me  sueles  oír  en  esos  audios  grabados  en  un  estudio  de  radio.  Sin  gritar,  sin  gesticular,  sin 
emocionar y sin despertar aplausos. Sólo procurando a muerte que sea palabra­palabra y no discurso. 

Eliminados los tres elementos principales por los cuales alguien se lanza de cabeza a ejercer un 
ministerio eclesialmente antipático, (Fama, Poder, Dinero), solamente va a quedarte y a quedarme uno 
esencial: el servicio tal como fue concebido. 

¡Imposible,  hermano!  ¡Nadie  está  haciendo  las  cosas  así!  ¡Algo  debe  estar  tramando  este 
hermano! ¡Es argentino, y los argentinos son peligrosos! – Acepto todo lo que has pensado. Muy pocos 
están  haciendo  las  cosas  así  y  generalmente  muchos  de  los  que  andan  por  la  Web  están, 
efectivamente,  tramando  algo.  Y  ni  hablar  de  nuestras  bien  ganadas  famas  como  argentinos…Pero 
tendrás que creerlo luego de comprobarlo. 

A  diario  recibo  correos  de  gente  que  me  invita  a  formar  parte  de  tal  o  cual  grupo  (Que  ellos 
lideran,  por  supuesto),  con  la  oferta  de  servir  como  “necesaria  cobertura”.  Me  escriben  modernos 
apóstoles  y  profetas  deseosos,  (Dicen)  de  tejer  alianzas  conmigo  porque  se  sienten  en  un  mismo 
espíritu. 

Los tiempos dejan en evidencia que Dios no se equivocó cuando dijo que nada quedaría oculto 
bajo el sol y que todo se sabría en algún momento. El ochenta por ciento de estos “siervos”, lo único que 
persiguen es aprovechar la llegada y repercusión de mi Web para hacer trascender lo suyo. Y de paso, 
ver si se pueden hacerse de alguna ofrenda ministerial como reconocimiento a sus servicios. 

Jamás respondo a esos correos. Allí me permito un rasgo de descortesía que de ninguna manera 
cometo  con  los  lectores  o  hermanos  que  me  escriben  haciéndome  consultas  o  exponiéndome
214 

problemas. Soy un hijo de Dios y, como tal, quiero ser cortés, amable y servicial. Lo que en modo alguno 
quiero ser, es estúpido. De eso ya tuve bastante hasta el mismo día que dejé atrás Babilonia. 

Con  todo  esto  quiero  decirte  que  puedes  confiar  en  mí.  Cuidado;  no  te  estoy  diciendo  que 
puedes  confiar  a  ojos  cerrados  en  todo  lo  que  escribo  o  digo,  porque  soy  humano,  carne  y  como  tal 
suelo equivocarme del mismo modo que el resto mortal del planeta. Lo que trato que entiendas es que 
puedes  confiar  en  mi  honestidad,  transparencia,  limpieza  e  integridad  para  moverme  en  el  Señor. 
Errores sí, corrupción no. 

Que es lo que voy a hacer ahora cuando ponga el punto final de este trabajo, no lo sé. Supongo 
que seguiré  orando,  escudriñando  y  estudiando.  En algo  se  reflejará,  más  tarde  o  más  temprano,  esa 
labor. Pero bajo que formato se publicará eso, no puedo decírtelo porque aún no lo sé. 

El  Señor  dice  que debemos  ser  buenos  administradores,  y  eso  no solamente  tiene  que ver  en 
como  inviertes o  gastas  tu salario, sino también en  como  llevas  adelante  lo  que  Dios  te  manda  hacer 
para el Reino. Pero de todos modos, jamás tomo decisiones por mi cuenta y sin esperar en Dios. 

¿Habrá  más  libros?  No  lo  sé.  Todo  parecería  indicar  que  no,  que  no  sería  necesario.  Pero  lo 
mismo me pareció antes, cuando finalicé el segundo. Y cometí el error de declararlo sin consultarlo a Él. 
Esta vez no cometeré el mismo error. El punto final, entonces, tendrán que ser puntos suspensivos. Por 
las dudas. 

Mientras tanto, puedes usar todo este material para realizar tus propios estudios. No me molesta 
que  por  allí  me  escribas  preguntándome  como  es  algo  que  no  has  entendido,  pero  recuerda  que  es 
mucho mejor y menos cómodo de tu parte, hacer tu propio estudio y descubrir sin otra ayuda que la del 
Espíritu Santo, porque digo lo que digo o escribo lo que escribo. 

Si vas a pasarle todo esto a otras personas, es necesario que les adviertas globalmente sobre su 
contenido,  con  la  finalidad  de  que  sepan  que  es  lo  que  les  espera.  Habrá  muchos  que  se  negarán 
rotundamente a leerlo, no les discutas ni te enojes, no es su tiempo aún. 

Si vas a utilizar material como este u otros  que están en mi Web para enseñanza de hermanos 
en búsqueda, hazlo con tranquilidad. Sólo un pequeño detalle: no te atrevas a hacer de eso un trabajo 
rentado  por  el cual  les  cobres  una cuota  como  lo  haría  una  escuela.  Yo  jamás  lo  hice,  tú no  tienes  el 
menor derecho a hacerlo. Dios es justo y lo sabe todo. 

En  suma,  ya  lo  has  visto,  el  autor  de  esto  que  terminas  de  leer  es  un  hombre  que  no  difiere 
absolutamente en  nada  a  ti  mismo  si  eres  varón  o  a  tu  hermano,  padre,  hijo,  esposo o  novio,  si  eres 
mujer.  Es  exactamente  alguien  igual  a  ti.  Eso, claro  está, si  estás sirviendo al  Señor  y  no  procurando 
servirte de Él, que no es lo mismo. 

Entiende: soy la persona usada por Dios en este tiempo y en este lugar para que tú pudieras ver 
con  claridad  al  verdadero  Jesucristo  del  evangelio.  Ahora  ya  lo  has  visto  y  puedes  seguirle  sin 
equivocarte.  Pero  tendrás  que  hacer  lo  mismo  que  hice  yo  antes:  seguirle  a  Él,  no  a  mí.  Como  yo 
tampoco seguí a los hombres que Dios usó para abrir mis ojos. 

Llegué un minuto  antes que ti  a este  lugar  en  el Espíritu, eso es todo. No es ningún mérito, es 


sólo haber sido elegido para eso aquí y ahora. En otros sitios del planeta, habrá otros. En otros idiomas, 
culturas y tradiciones, habrá otros.
215 

Porque  Dios  necesita  hombres  y  mujeres  obedientes  y  dispuestos  a  no  pretender  quedarse 
siquiera con un milímetro de su gloria. Y aquí, hoy y ahora, puede haberme encontrado a mí, pero ten 
por seguro que no soy el único. Mañana será otro…u otra. ¿Quizás tú? ¿Por qué no? 

Pero,  te  lo  pido  por  favor,  no  me  llames  ni  me  escribas  para  invitarme  a  formar  parte  de 
comisiones tendientes a conformar alguna clase de credo nuevo sustentado en esta palabra. Estaríamos 
haciendo más Babilonia y tú lo sabes. 

Tampoco  me  participes  de  invitaciones  para  congresos,  clínicas  o  seminarios  de  esos  que  se 
organizan en grandes espacios cobrando suculentas inscripciones y con la intervención de prestigiosas 
figuras. No es soberbia ni vanidad, simplemente no me interesa. Lo que me ha sido dado de gracia, de 
gracia lo estoy dando aquí, es todo. 

Y  tampoco  cuentes  conmigo  para  conformar  grupúsculos  sectarios  o  para  ensamblar  debates 
profundos sobre las mil y una facetas de la teología. Deja que sigan siendo aquellos viejos fariseos los 
que se  enreden en  debates  filosóficos,  tú  aprende,  madura,  crece, sirve  y  glorifica a Jesucristo con  tu 
vida diaria. 

Todo  lo  que  debes  hacer  para  ser  apto  para  la  proclamación  de  este  evangelio  puro,  fresco  y 
despojado  de  vicios  y corrupciones  humanas,  es  ser  fiel.  Fiel  a  Dios,  fiel  a  tus  hermanos  genuinos  en 
Cristo y fiel a tu familia. 

Lo  demás  vendrá  solo.  Dios  mismo  se  encargará  de  abrir  todas  las  puertas  que  puedan  estar 
cerradas aún del mismo modo en que me las abrió a mí en su momento. Sólo un detalle importante: no 
lo  puedes  hacer  desde  adentro  de  Babilonia.  No  será  ni  ético  ni  probable.  Tendrás,  inexorablemente, 
que tomar la decisión de comenzar a desarrollar una nueva vida: La Vida Fuera de los Templos… 

Néstor Martínez 

Rosario – República Argentina 

Noviembre de 2007­11­11 

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