Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
acontecido entre 1879 y 1883 que enfrentó a Chile contra los aliados Bolivia y Perú. La
guerra se desarrolló en el océano Pacífico, en el desierto de Atacama y en las serranías y
valles peruanos.
El Perú, que había firmado con Bolivia un Tratado de alianza defensiva de carácter secreto,
ordenó preparar sus fuerzas militares y simultáneamente envió un diplomático a Chile para
mediar. Ante el avance chileno en territorio disputado, el 1 de marzo, Bolivia se declaró en
estado de guerra contra Chile. Cuando Perú se negó a permanecer neutral, Chile declaró la
guerra a ambos aliados el 5 de abril de 1879. El 6 de abril, el Perú declaró el casus foederis,
es decir, la entrada en vigor de la alianza secreta con Bolivia.
Aunque el impuesto de los diez centavos y el tratado de 1873 aparecen a primera vista
como los detonantes del conflicto, las causas fundamentales de la guerra fueron profundas y
complejas. Entre ellas los historiadores señalan la vaguedad de las fronteras coloniales, el
interés por el negocio del salitre y la tensión producida por las diferencias entre el progreso
de Chile y la inestabilidad política y económica de los aliados. A ello se añade la
competencia entre Perú y Chile por la hegemonía regional que incluía una alianza con
Bolivia como aliado menor.
Los territorios disputados, así como las zonas aledañas, se ubican en el desierto de
Atacama, y en aquel tiempo tenían acceso expedito solo por mar. En los primeros seis
meses, Chile logró la supremacía naval, indispensable para conquistar las zonas costeras del
desierto. Antes de fines de 1879 ocupó la provincia peruana de Tarapacá y, a comienzos de
1880, la zona de Tacna y Arica, tras lo cual Bolivia abandonó militarmente la guerra.
Luego, en enero de 1881, tras vencer en las batallas de Chorrillos y Miraflores al ejército
peruano, las fuerzas chilenas ocuparon Lima. Después de estas campañas, la guerra entre
Chile y Perú continuó por dos años más entre los remanentes del ejército, guerrillas y
montoneros peruanos contra las fuerzas chilenas de ocupación, hasta la firma del Tratado
de Ancón en 1883, en la que Perú, entre otras cosas, cedió el Departamento de Tarapacá y
le fueron retenidas las provincias de Arica y Tacna.
Al año siguiente se firmó el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile de 1884, que puso fin al
estado de guerra entre ambos países. Por su omisión en el tratado, Bolivia aceptó la anexión
chilena de la franja 23°S-24°S. Bolivia aceptó la ocupación militar chilena de la zona entre
el río Loa y el paralelo 23°S, pero su soberanía quedó en disputa y fue resuelta a favor de
Chile en el Tratado de 1904 entre Chile y Bolivia. En el Tratado de Lima de 1929 Chile
devolvió Tacna al Perú y Arica fue cedida a Chile.
Al iniciarse la época republicana, Chile, Perú, Bolivia y Argentina aceptaban que sus
fronteras debían ser las mismas de la administración colonial, norma conocida como Uti
possidetis iuris. Sin embargo, la administración española nunca había tenido interés en
definir estrictamente límites precisos entre regiones que le pertenecían, por lo que estos
eran a menudo difusos, contradictorios y a menudo sobre territorios desconocidos,
inhabitados o inhabitables por su clima o lejanía.4:11-12 A causa de sus apremiantes
conflictos internos, los primeros límites enunciados en sus constituciones fueron
imprecisos: Chile señaló en 1822 el despoblado de Atacama como límite norte5:157 y
Bolivia consideró desde 1825 la costa en cuestión como perteneciente a la provincia de
Potosí.6:9
Las tensiones aumentaron a tal punto que el 25 de junio de 1863 la Asamblea Legislativa
boliviana autorizó al ejecutivo declarar la guerra a Chile, aunque solo después de que se
agotaran todos los recursos por la vía diplomática que dieran un resultado favorable a
Bolivia.7:207 Pero el Tratado de alianza defensiva y ofensiva entre Perú y Chile (1865), al
que se adhirieron poco después Bolivia y Ecuador para enfrentarse a España en la guerra
hispano-sudamericana, puso un paréntesis al asunto, considerándose secundaria cualquier
otra disputa que no fuera el enfrentarse al enemigo común.4:17
Artículos principales: Tratado de límites entre Bolivia y Chile de 1866 y Tratado de límites
entre Bolivia y Chile de 1874.
Tras la guerra con España, Bolivia y Chile reanudaron las negociaciones y firmaron su
primer tratado limítrofe el 10 de agosto de 1866, que fijó el paralelo 24°S como límite
(norte-sur) y se debían compartir a medias los derechos de exportación de minerales
extraídos entre los paralelos 23°S y 25°S. En 1871, el gobernante boliviano Mariano
Melgarejo, bajo cuyo gobierno se firmó el acuerdo, fue derrocado y reemplazado por
Agustín Morales, quien, siguiendo la corriente de la opinión pública boliviana, consideró
nulos todos los actos del gobierno anterior. Pero como no se podía abrogar unilateralmente
un acuerdo internacional, abrió negociaciones con Chile para revisar el tratado de 1866.8 Se
discutieron diversos aspectos sobre la aplicación del tratado de 1866, como la definición de
"minerales", la inclusión (o exclusión) del rico yacimiento de plata Mineral de Caracoles en
(de) la zona de beneficios mutuos, y las dificultades en Bolivia para transferir el 50 % del
impuesto recaudado en la zona a Chile. El 5 de diciembre de 1872 se firmó el acuerdo
llamado de Corral-Lindsay, que fue aprobado en Chile, pero, por influencia del Perú, que
quería para Bolivia un mejor arreglo, o, en todo caso, intervenir como mediador junto con
Argentina, no fue aprobado en Bolivia.9
Los historiadores consideran que el verdadero objetivo del tratado era imponer a Chile las
fronteras convenientes a Perú, Bolivia y Argentina por medio de un arbitraje obligado de la
alianza mientras Chile fuese militarmente débil, es decir antes de la llegada de las fragatas
blindadas Cochrane y Blanco Encalada. Gonzalo Bulnes lo sumariza sosteniendo que «La
síntesis del tratado secreto es: oportunidad: la condición desarmada de Chile; el pretexto
para producir el conflicto: Bolivia; la ganancia del negocio: Patagonia y el salitre»;4:63 en
palabras de Jorge Basadre, «El Perú defendiendo a Bolivia, a sí mismo y al Derecho, debía
presidir la coalición de todos los Estados interesados para reducir a Chile al límite que
quería sobrepasar»;16 Pedro Yrigoyen lo explica señalando que «perfeccionar la adhesión
de la Argentina al Tratado de alianza Perú-boliviano, antes de que recibiera Chile sus
blindados, a fin de poderle exigir a este país pacíficamente el sometimiento al arbitraje de
sus pretensiones territoriales».17
El historiador peruano Jorge Basadre señala que uno de los motivos del Perú para firmar el
tratado, además de proteger sus salitreras, era el temor en Lima a que Bolivia fuese atraída
por Chile a una alianza contra Perú que ocuparía Tacna y Arica para entregarlos a Bolivia a
cambio de entregar Antofagasta a Chile.7:212
Los ingresos provenientes de la exportación del guano, que en las décadas anteriores había
sido el sostén de la bonanza económica peruana, comenzaron a caer en la década de 1870.
Consciente de ello, el gobierno de Manuel Pardo y Lavalle creó por ley en 1873 un estanco
del salitre, por el cual las empresas productoras debían regular su producción y los precios
de acuerdo a las políticas del gobierno con el fin de evitar que el guano y el salitre,
peruanos, compitieran. Pero aun antes de entrar en vigor la ley, el gobierno debió retirarla
porque sus costos serían mayores a las ganancias obtenidas.20 En 1875 el mismo gobierno
decidió estatizar todas las empresas salitreras y de esa manera controlar el precio del
salitre.nota 2
El proyecto del gobierno peruano debió enfrentar para ello a la Compañía de Salitres y
Ferrocarriles de Antofagasta (CSFA), una empresa chilena, radicada en Valparaíso, con una
minoría de 34 % de capital británico (Casa Gibbs de Londres) que tras los avatares de la
política interna boliviana había obtenido el 27 de noviembre de 1873 una licencia del
gobierno boliviano para explotar los depósitos de nitrato del Salar del Carmen y Las Salinas
en Antofagasta libre de impuestos por 15 años, además del derecho a construir un
ferrocarril desde Antofagasta al interior.nota 3
Las salitreras operadas por la CSFA en Bolivia impedían al Perú controlar el precio
internacional del nitrato,20:124;1306:137 por lo cual el gobierno peruano trató de hacer valer su
influencia sobre Bolivia para impedir esa competencia. Por medio de un testaferro, Henry
Meiggs, Perú compró las licencias bolivianas de explotación de los recién descubiertos
depósitos de "Toco", al sur del río Loa,6:137 impidió la firma del acuerdo Corral-Lindsay y
quiso impedir la firma del tratado de límites de 187421 (que eximía de impuestos a las
compañías chilenas del salitre) e imponer una mediación de Perú y Argentina para definir
las fronteras de Chile.9 En 1878 el socio británico de la CSFA, que era también encargado
de vender el salitre peruano en Europa, la Casa Gibbs, presionó a la gerencia de la CSFA
para que limitara su producción y advirtió a la gerencia que tendrían dificultades
administrativas en Bolivia por encargo de un gobierno "limítrofe" (the interest of a
neighbouring Government) si no reducían sus expectativas.22:69 En el cenit de la crisis, el 14
de febrero de 1879, se esperaba que el cónsul peruano en Antofagasta sería el mayor postor
en el remate de la CSFA.6:164
Crisis
Impuesto de los 10 centavos
A lo largo de los meses siguientes, el gobierno boliviano, que consideraba el asunto solo
pertinente a los tribunales bolivianos,24:32 se abstuvo de implementar la ley mientras se
discutían las objeciones presentadas por el gobierno chileno. El 8 de noviembre, el canciller
chileno envió una nota al gobierno boliviano indicando que el Tratado de 1874 podría
declararse nulo si se insistía en cobrar el impuesto, renaciendo los derechos de Chile
anteriores a 1866. Aunque ambas partes propusieron la resolución del conflicto por vía de
un arbitraje, tal como lo contemplaba el Protocolo de 1875, este no llegó a realizarse ya que
mientras el gobierno de Chile exigía que se suspendiera la ejecución de dicha ley hasta que
su legalidad fuese determinada por un árbitro, el gobierno de Bolivia exigía que el blindado
Blanco Encalada y sus fuerzas navales se retiraran de la bahía de Antofagasta.
La medida de fuerza del gobierno chileno inició gestiones diplomáticas en las tres
cancillerías. Sin embargo, la mutua desconfianza aumentaba con los preparativos bélicos en
los tres países, y las demostraciones "patrióticas" en las calles impedían un acercamiento de
las posiciones. En los tres países había fuertes corrientes públicas que pregonaban la guerra
y hacían temer a los mandatarios que si no iban a la guerra serían depuestos por los
partidarios de la guerra. Más todavía, Hilarión Daza, el dictador boliviano, a pesar de ser el
peor preparado para la guerra, decretó una serie de medidas contra residentes chilenos en
Bolivia y sus propiedades.
Perú trató de persuadir al gobierno de La Paz para someterse a un arbitraje con la misión de
José Luis Quiñones,7:230- y ordenó preparar su armada y alistar su ejército24:37 mientras
intentaba obtener de Argentina su ingreso a la alianza o por lo menos barcos de guerra
como empréstito o en compra.26:151 Para mediar en el conflicto, envió a su ministro
plenipotenciario José Antonio de Lavalle a Chile con una oferta de mediación bajo la
condición de que Chile se retirase de Antofagasta, pero sin garantía de que Bolivia
levantaría el embargo de la propiedad o suspendería el impuesto.27 El canciller chileno
inquirió al plenipotenciario peruano sobre la existencia de un "Tratado Secreto" firmado
con Bolivia en 1873. Lavalle, que a más tardar lo conocía desde el inicio de su viaje,
soslayó la pregunta y le indicó que en la comisión diplomática del congreso a la que él
había pertenecido no se había tocado ese tema.
Por otra parte, tras la ocupación de Antofagasta, las fuerzas chilenas habían consolidado la
ocupación de los territorios comprendidos entre los paralelos 23ºS y 24ºS que Chile
consideraba suyos tras la violación del tratado. Luego a consecuencia de la declaración de
guerra de Bolivia se continuó el avance sobre el litoral boliviano hasta la desembocadura
del Río Loa, la frontera sur del Perú. El 21 de marzo fueron ocupados simultáneamente los
puertos de Cobija y Tocopilla, ambos sin resistencia. El 23 de marzo, tuvo lugar el combate
de Calama, en la que los soldados chilenos vencieron a un grupo de milicianos bolivianos
organizados en el sector, y ocuparon dicho poblado. El gobierno chileno consideró este
avance solo como temporal a causa de una necesidad militar y ofreció a las autoridades
civiles bolivianas continuar en sus funciones, lo que fue rechazado.nota 4
El 5 de abril, Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú. Al primero por la imposibilidad de
lograr un acuerdo con las autoridades bolivianas y al segundo por no declarar su neutralidad
y considerar la espera de la resolución del congreso peruano como un mero ardid para
prepararse militarmente para una confrontación. El 6 de abril Perú declaró el casus foederis
conforme al tratado de alianza con Bolivia.7:250
Desarrollo de la guerra
Véanse también: Economía de la Guerra del Pacífico, Armas usadas en la Guerra del
Pacífico, Prensa en la Guerra del Pacífico y Prisioneros en la Guerra del Pacífico.
Fuerzas en guerra
Diferentes estimaciones por autor son dadas por Valentina Verbal Stockmayer, pág. 153
ArtilleríaF 1
Calibre Cañón Alcance Proyectil
Modelo Cantidad
mm kg m kg
Chile
Cañón de montaña Krupp M1873 L/21 12-16 60 107 2500 2.14
Cañón de campaña Krupp M1867 L/25 ? 78.5 ? 3000 4.3
Cañón de montaña Krupp M1879 L/13 38 75 100 3000 4.5
Cañón de montaña Krupp M1879-80 L/74 24 87 305 4600 1.5
Cañón de campaña Krupp M1880 L/26 29 75 100 4800 4.3
Cañón de campaña Krupp M1873 12 87 450 4800 6.8
Armstrong M1880 (de bronce) 6 66 250 4500 4.1
Modelo 59 Emperador 12 87 ? 323 11.5
Cañón de campaña La Hitte M1858 4 84 ? 342 4035
Cañón de montaña La Hitte M1858 8 86.5 ? 225 4035
Perú
Cañón White (de montaña) 31 55 ? 2500 2.09
Cañón White (de campaña) 49 55 ? 3800 2.09
Cañón Grieve (de acero) 42 60 107 2500 2.14
Bolivia
Cañón de montaña Krupp M1872 L/21 6 60 107 2500 2.14
1.
Es opinión entre los historiadores neutrales que ninguno de los beligerantes estaba
preparado para la guerra, ni financiera ni militarmente.24:7 Ningún país tenía un estado
Mayor,24:24 ni suficientes ambulancias,24:89 ni servicio de abastecimiento.24:24 Sus naves de
guerra se encontraban en pésimo estado.24:106 En el caso de Chile, por ejemplo, la dotación
militar efectiva había sido reducida continuamente de 3776 a 2400 soldados desde 1867 a
1879.29:140 y ninguna de las unidades estaba estacionada al norte de Valparaíso, a más de
1700 km de Iquique29:143 y significaban solo el 0,1 % de la población. En la armada de
Chile al final de la guerra, el 53 % de los primeros ingenieros, el 20 % de los segundos
ingenieros y el 8 % de los aprendices eran extranjeros.24:105 El gobierno del Perú había
cesado el pago de la deuda externa y en Bolivia había epidemias y hambre.
Los aliados tenían, a primera vista, algunas ventajas sobre el país del sur. Su población y
sus tropas doblaban a las chilenas en número y el puerto peruano del Callao era con sus
defensas de artillería casi inexpugnable para la flota chilena y ofrecía un refugio seguro a
las naves peruanas. En el Callao una firma inglesa ofrecía los servicios de un dique flotante
para naves de hasta 3000 t lo que permitía complicadas reparaciones de sus barcos, de lo
que hizo uso reparando sus naves antes de la guerra30:119. Quizás fueron estas las razones
por las que la prensa internacional en un comienzo dio por segura la derrota de Chile.313233
La ambivalente actitud argentina y el permanente conflicto araucano ensombrecían las
expectativas chilenas.32:109 Como afirma Basadre sobre la opinión pública de su país:7:240
«Se desconocía entonces el verdadero poder de Chile y las espantosas consecuencias de la
guerra, y se creía, por las gentes poco avisadas, que, como en conjunto, los países aliados
eran más extensos que Chile, lograrían la victoria finalmente.»nota 5 Otros observadores7:253
hicieron un análisis más profundo, que mostraba ventajas chilenas tanto políticas como
militares. Chile tenía desde 1833 un régimen político estable que le había permitido
desarrollar y fortalecer sus instituciones. Entre ellas, su ejército y su armada tenían un
mando formado en una escuela de oficiales,24:44 tropas fogueadas en la guerra de Arauco30
:43
y uniformidad en el armamento (casi todos los fusiles chilenos de infantería, Comblain y
Gras, usaban munición de 11 mm con vaina metálica y poseían bayoneta). La armada de
Chile poseía 2 blindados que eran, por el espesor de sus corazas, casinota 6 imbatibles para la
armada del Perú. Aunque existieron en Chile disputas entre militares y civiles por la
dirección de la estrategia, siempre hubo un primado de lo político por sobre lo militar.36:616
Su abastecimiento desde Europa podía realizarse a través del Estrecho de Magallanes que
solo una vez fue amagado por la Marina del Perú.
En los ejércitos aliados, la falta de dedicación a sus funciones profesionales llevó a una
situación en que se tenían varios tipos de fusiles con munición diferente para cada uno y a
veces sin bayoneta, haciendo más difícil la instrucción de los reclutas, la manutención del
equipo y el municionamiento durante la guerra. (W. Sater lista once tipos diferentes de
fusiles aliados y solo cinco chilenos). La Armada del Perú tenía antes de la guerra una
buena parte de sus tripulaciones formadas por chilenos y tras su expulsión solo pudieron ser
reemplazados por otros extranjeros. Los aliados tampoco poseían una artillería ni caballería
comparable a la chilena. Al contrario del chileno, el abastecimiento aliado pasaba a través
de terceros países, sujetos a la influencia de la diplomacia y la armada de Chile.
A ello se debe agregar que una vez en posesión de los recursos del guano y del salitre de
Tarapacá, Chile percibió ingresos que le permitieron financiar la guerra, los que le faltaron
al Perú y que tras la ocupación de Tacna y Arica, el comercio boliviano hacia y desde el
Pacífico fue controlado por Chile.
Campaña naval
El 16 de mayo el grueso de la flota chilena salió de Iquique con dirección al Callao con el
objetivo de batir la flota peruana, dejando a sus dos buques de menor poder para mantener
el bloqueo del puerto. El mismo día, salieron del Callao los dos buques capitales del Perú
rumbo a Arica. Durante la navegación se cruzaron ambas fuerzas sin avistarse y cuando el
alto mando naval peruano se enteró de que solo débiles naves bloqueaban Iquique,
aprovechó la oportunidad inmediatamente y envió a sus buques a romper el bloqueo.
Tras las reparaciones de caldera y carena de los buques capitales chilenos, la flota chilena
fue organizada en 2 divisiones destinadas solo a la eliminación del Huáscar. El 8 de
octubre, fue capturado el Huáscar en el decisivo combate naval de Angamos. La corbeta
Unión, por su parte, logró escapar de los otros buques chilenos gracias a su mayor
velocidad.
Campañas terrestres
Con la extensa costa peruana sin protección naval desde octubre, excepto puntualmente por
su poderosa artillería costera, las fuerzas chilenas pudieron elegir el lugar donde continuar
la guerra. Según Carlos Dellepiane,41:76- existían tres alternativas, la zona de Lima, Arica-
Tacna y Pisagua-Iquique. Lima era el centro político del Perú, pero su ocupación no
garantizaba la rendición. Arica-Tacna era un centro de las comunicaciones con la zona sur,
puerto usado por Bolivia y daba acceso a la zona de Arequipa. Tarapacá, es decir Pisagua-
Iquique, era la fuente de la riqueza peruana, de donde se extraía el guano y el salitre y
donde los aliados habían concentrado sus fuerzas militares. Las zonas de Arica e Iquique
eran, cada una, compartimientos estancos sin acceso expedito por tierra al resto del Perú.42
J. Basadre cita la posibilidad de un desembarco chileno cerca de Lima ya en 1879 y señala
al historiador chileno Wilhelm Ekdahl que hubiera aconsejado abandonar el sur del Perú y
fortalecerse en Lima hasta restablecer el equilibrio naval o encontrar nuevos aliados. Pero,
contradice Basadre, hubiese sido «tremendo y humillante» rendir esas regiones, además de
una pérdida económica enorme y por lo demás inútil, pues Chile se interesaba por los
ingresos salitreros provenientes de Tarapacá, y su ocupación sin resistencia hubiese
significado probablemente el fin de la guerra.43:15 Debe agregarse, por el lado de Chile, que
al comienzo de la guerra, la organización, conocimiento y experiencia estaban todavía lejos
del nivel alcanzado en 1881.
La guerra terrestre puede ser dividida en cuatro campañas, donde las tres primeras llevaron
sucesivamente a la ocupación chilena de las regiones de Tarapacá, Arica-Tacna, y Lima y
la cuarta, la campaña de la Breña, desarticuló la última resistencia peruana. Sin embargo,
existen otros hechos militares de la guerra terrestre que no están necesariamente incluidas
en esas cuatro campañas, como la resistencia boliviana en el litoral, la expedición de Lynch
a la costa norte del Perú y la ocupación de Arequipa, que algunos la consideran aparte.
El 11 de octubre salió de Cotagaita la 5.ª División del ejército boliviano bajo el mando de
Narciso Campero en una penosa marcha falta de pertrechos y municiones con órdenes y
contraórdenes a través del altiplano.6:355-365 (ver desplazamientos en Mapa de
desplazamientos de la 5. división) Un destacamento de esta división avanzó hacia el oeste y
enfrentó a algunos piquetes enemigos en Chiu-Chiu (2 diciembre) y en el combate de
Tambillo (6 diciembre).6:366-367
Campaña de Tarapacá
Chile tenía un gobierno elegido y estable, pero los desastres de la campaña naval
demostraron que los estrategas de su flota no estaban preparados para la guerra y durante
las campañas terrestres el ejército tendría también problemas de abastecimiento,
ambulancias y mando. Los desaciertos desataron la ira popular y habían obligado al
gobierno a cambiar al «esclerótico»24:137 comandante en jefe de la armada Williams
Rebolledo por Galvarino Riveros y al «avejentado»24:170 comandante en jefe del ejército
Justo Arteaga por Erasmo Escala, quien posteriormente renunciaría por desavenencias con
el ministro de guerra Rafael Sotomayor, quedando al mando del ejército Manuel
Baquedano. En el plano de alianzas, Chile buscaba segregar Bolivia del pacto con Perú.6
:289-295
G. Bulnes escribe: «El objeto de la política boliviana era ahora el mismo de Antes:
conquistar Tacna i Arica para Bolivia, colocar a esta como Estado intermediario entre Chile
i el Perú, creyendo que de esa manera Lima i el Perú entero se someterían a las condiciones
de paz que se les impusieran. Esto se llamaba en el lenguaje convencional de los iniciados
"arreglarse con Bolivia"».46:14nota 8 Asimismo, el gobierno debía negociar con Argentina un
tratado que fijase la frontera e impidiera su entrada en la guerra al lado de Perú y Bolivia.
En el plano técnico, el gobierno de Chile reorganizó el ejército en divisiones, unidades que
pueden vivir y combatir aisladamente, para lo que es necesario que tengan todas las armas
(infantería, artillería, caballería) y los requeridos servicios (intendencia, sanidad, estado
mayor, etc), impidiendo así que el comandante en jefe tuviera que dirigirse, para una
operación cualquiera a cada uno de los jefes de cuerpo.
Tras la ocupación de la zona salitrera de Iquique, el gobierno chileno privatizó las oficinas
que habían sido nacionalizadas por el estado peruano devolviéndolas47 a los tenedores de
bonos peruanos. La alternativa de crear una empresa estatal que gestionara la producción y
venta del nitrato fue desechada por onerosa dado que el estado chileno debía financiar la
guerra y movilizar al frente de guerra una parte importante de su fuerza de trabajo además
de que los acreedores europeos de los bonos peruanos exigían el pronto pago de sus deudas.
En 1879 el estado chileno comenzó a cobrar un impuesto de $0,40 por quintal métrico
(100kg) de salitre exportado y en 1880 el impuesto aumentó a $1,60 por qm.48
Perú y Bolivia habían acordado en el Protocolo de Subsidios que Bolivia debería pagar los
costos de la guerra, lo que provocó resentimientos y temores en Bolivia dado que
hipotecaba los ingresos fiscales bolivianos en circunstancias que allí se veía el envío del
ejército a Tacna como una ayuda de Bolivia a Perú, más aún cuando se supo que no sería
enviado a expulsar a los chilenos de Antofagasta sino que permanecería en Tacna para
proteger la provincia peruana de Tarapacá. Cuando Daza y sus oficiales llegaron a Tacna
pudieron cerciorarse de que la capacidad militar peruana no era la imaginada por ellos y
que su permanencia en el poder estaba en juego si era derrotado el ejército aliado.
Querejazu sugiere que Daza utilizó la oferta chilena de una salida al mar por Tacna y Arica
para presionar al Perú a revisar el Protocolo de Subsidios, lo cual logró.
Se puede solamente especular sobre las verdaderas razones que llevaron a Daza a retirarse a
Bolivia antes de la batalla de Dolores, algunos dicen para conservar intacto su regimiento
de los colorados, la base de su poder político en Bolivia.49 Sin embargo, su vergonzosa
retirada solo aceleró su caída y fue reemplazado por Campero. Querejazu considera que sus
"errores" en la conducción de sus tropas así como las de Campero y su división errante son
una prueba de que Daza había sido comprado por Chile.6:34518:365
La situación interna en Perú era complicada. Prado, al parecer contra su voluntad, declaró
la guerra a Chile obligado por el tratado alianza de 1873 y por las presiones internas a pesar
de no tener fondos para financiar la guerra y sin crédito internacional debido a las continuas
cesaciones en el pago de la deuda. Para asumir el mando del ejército y dirigir la estrategia
militar, Prado relegó la gestión del gobierno al vicepresidente Luis La Puerta de
Mendoza.43:34- Debido al bloqueo chileno de los principales puertos peruanos de
exportación, los ingresos fiscales peruanos en 1879 (8 078 555 soles) disminuyeron a la
mitad de lo calculado para ese año (15 257 698 soles) y, por el contrario, los gastos fiscales
en guerra aumentaron más del triple (55 050 000 soles). A falta de un sistema tributario
eficaz, Prado debió financiar la guerra con donativos patrióticos, empréstitos, cesación de
pagos de deudas, emisión de más monedas y también en un aumento de los impuestos.43:34-
El desastre político del gobierno puede ser medido en la cantidad de ministros de hacienda
que tuvo su gobierno solo en 1879: Izcue, Quimper, Pazos, Arias, (Piérola rehusó una
oferta), Arenas, otra vez Quimper, Denegri. En el aspecto político-militar se enjuició al
capitán de navío More Ruiz35:220 por la pérdida del buque Independencia y al general
Buendía43:46 por las derrotas en Tarapacá. El 19 de diciembre de 1879, conocida la caída de
Iquique y Pisagua, Prado salió del Perú para, según él, acelerar las compras de material de
guerra en EE. UU. y Europa. La historia ha condenado su salida como una deserción.43:54-56
Tras la partida de Prado, Nicolás de Piérola Villena dio en diciembre un golpe de estado y
asumió como dictador del Perú. Pierola creó el Inti (moneda), renegoció la deuda externa,
reconoció una controvertida deuda peruana a la firma Dreyfus y dividió el ejército del sur
en dos: el primero bajo el mando de Lizardo Montero compuesto por unidades en Tacna y
Arica, el segundo se compuso de las tropas acantonadas en Arequipa (más otras que
llegarían) bajo el mando de Pedro A. del Solar. Muchos historiadores ven razones políticas
en una partición que definitivamente debilitó la defensa de la región.50 Piérola ha sido
criticado por la forma dictatorial de ejercer el poder, por su sectarismo temeroso a posibles
opositores, por su frivolidad en el vestuario y sus decretos pomposos y la falta de control en
los gastos, pero también debe decirse que desplegó un enorme esfuerzo para obtener nuevas
fuentes de financiamiento, modernizar el estado, dar igualdad a los indígenas y renegoció
(sin éxito) la deuda y la consignación del guano peruano.43:100-122 J. Basadre lo critica pero a
su vez considera su labor «un acto de abnegación y hasta de heroísmo, pues instauró su
Dictadura en un país territorialmente invadido, políticamente perturbado, navalmente
desaparecido, militarmente maltrecho, económicamente exangüe y contra el cual se
preparaban a dar sus golpes decisivos los poderosos y arrogantes vencedores en la campaña
marítima y en la campaña de Tarapacá».43:57
Expedición de Lynch
Tras la ocupación de Tacna y Arica el gobierno chileno creía que Perú y Bolivia aceptarían
la cesión de Tarapacá y Antofagasta o que por lo menos Bolivia buscaría asegurar una
salida al mar y dejaría la alianza con el Perú. Sin embargo una corriente de la opinión
pública chilena sostenía que la única forma de lograr la paz era la ocupación de Lima. Con
la intención de evitar la continuación de la guerra con una invasión a Lima, el gobierno de
Chile preparó una expedición al norte del Perú que debía demostrar al gobierno de Piérola
su propia incapacidad de continuar la guerra contra Chile. La expedición a Mollendo
realizada entre el 9 y el 12 de marzo tuvo el mismo fin.
El 4 de septiembre zarpó de Arica una expedición de 2200 hombres al mando del capitán de
navío Patricio Lynch, con el fin de imponer cupos de guerra a las ciudades del norte del
Perú y a los ricos hacendados del norte, dañar bienes fiscales y por último impedir el
desembarco y tránsito de armas.
El gobierno de Piérola declaró el pago a Lynch como traición a la patria de tal manera que
los propietarios en Chimbote, Paita, Chiclayo y Lambayeque, quedaron entre dos fuegos a
elegir: la destrucción de sus bienes por Lynch o más tarde por Piérola. Algunos pagaron,
otros no. Como resultado de las contribuciones de guerra se habían logrado reunir 29 050
libras esterlinas, 11 428 pesos de plata, 5000 pesos en papel moneda, algunas barras de oro
y plata y gran cantidad de mercaderías y productos de esas regiones. Lynch capturó además
un envío marítimo para el gobierno peruano, consistente en 7,5 millones de pesos impresos
(billetes y estampillas) proveniente de los Estados Unidos. Durante la expedición, las
fuerzas chilenas encontraron en las haciendas peruanas a cientos de trabajadores chinos culí
en condiciones de semiesclavitud, algunos de los cuales al ser liberados se incorporan
voluntariamente a las fuerzas de Lynch como apoyo logístico, y también en la posterior
campaña de Lima.53 La expedición duró 2 meses y sin la oposición de fuerzas peruanas.46
:553-565
Aunque los historiadores chilenos estiman que la actividad desplegada por Lynch tuvo base
en el Derecho internacional, por ejemplo, Diego Barros Arana cita como base legal de la
acción el artículo 544 del Le droit international codifié de Johann Caspar Bluntschli54:9955 y
Sergio Villalobos invoca los Principios del derecho Internacional de Andrés Bello,26:176
también la consideran dañina para la imagen de Chile; Gonzalo Bulnes escribe: «el glorioso
ejército de Chile se presentaba ante el mundo civilizado como demoledor de injenios de
azúcar, i como destructor de edificios de labranza.»
El 22 de octubre de 1880 delegados de los tres países en guerra se reunieron a bordo del
barco de guerra norteamericano USS Lackawanna (de 1862), anclado frente a Arica, para
una conferencia de paz gestionada por los representantes de los EE. UU. en los países
beligerantes. Chile exigió la cesión de las provincias de Antofagasta y Tarapacá (desde la
quebrada de Camarones al sur), una indemnización de 20 millones de pesos oro, la
desmilitarización de Arica, la abrogación del tratado secreto y la devolución del Rímac así
como de las propiedades embargadas a los ciudadanos chilenos. Los aliados se negaron a
hacer cesiones territoriales y la conferencia fracasó.
Los historiadores han concluido que los gestionadores estadounidenses habían transmitido
las exigencias de los beligerantes de una forma diluída, poco realista, para lograr la reunión,
pero esto causó decepción en los participantes.56:60 El ministro plenipotenciario de EE. UU.
en Bolivia Charles Adams había asegurado a los aliados que en caso de no llegar los
beligerantes a un acuerdo, los EE. UU. impondrían a Chile un arbitraje favorable a los
aliados. Por esa razón para los gobiernos de Campero y Piérola era mejor no entregar los
territorios ocupados y dejar a los EE. UU. imponer la paz sin cesión de territorios.56:59-605746
:447
Campaña de Lima
Para la campaña de Lima el ejército chileno fue aumentado en 20 000 plazas y llegó a
enlistar 41 000 hombres en total, distribuidos desde los fortines de la guerra en la
Araucanía, en el sur de Chile, hasta Lurín.24:263 El 19 de noviembre de 1880 el ejército
expedicionario del norte comenzó a desembarcar en Pisco, Paracas, Lurín (artillería) y
Curayaco (22 de diciembre) hasta completar 27 00024:263 soldados, que se concentraron en
Lurin, a 36 km al sur de Lima antes de continuar hacia Lima.
Piérola, que inicialmente esperaba un desembarco chileno al norte de Lima,58:335 tras los
desembarcos entre Pisco y Lurín (al sur de Lima), ordenó preparar dos líneas de defensa
sucesivas al sur de Lima: el ejército de línea debía detener la invasión en Chorrillos. En
caso de fracasar, una segunda línea de defensa constituida por un ejército de reserva
formado por reclutas limeños organizados por gremios, otros traídos de las provincias más
los remanentes de la primera línea y la guarnición del Callao, debía derrotar al
supuestamente debilitado ejército chileno en Miraflores.
La segunda línea de defensa era menos fuerte y consistía en siete reductos fortificados, pero
aislados, que cada 800 m debían impedir la entrada de tropas chilenas a la capital.
En el estado mayor chileno existieron dos planes alternativos para vencer las líneas de
defensa peruanas establecidas en el plano de la costa. El primero era un ataque frontal.
Según Manuel Baquedano, jefe de las fuerzas invasoras, el ataque se haría por terrenos
conocidos y caminos amplios sin grandes exigencias a la disciplina y entrenamiento de la
tropa, se mantendría un lugar seguro en caso de retirada (la Tablada de Lurín), se contaba
con el apoyo de la armada por la izquierda y por último la posibilidad de romper las líneas
peruanas por la extensión de estas. El otro plan, de José Francisco Vergara, el nuevo
ministro de guerra en campaña de Chile, era un ataque envolvente por la derecha, siguiendo
el lecho del río Lurín, por el camino de Manchay hacia el noreste hasta Ate, permitiendo
con esto tomar Lima sin disparar un tiro y luego caer por la espalda a las defensas peruanas.
Ambos planes tenían ventajas y desventajas. El plan de Vergara evitaba el ataque frontal
sangriento del primero, hacía inútiles los atrincheramientos y fuertes peruanos, generaría un
efecto moral negativo en los peruanos y cortaba la línea de retirada peruana hacia la sierra,
pero perdía el apoyo naval y necesitaba una marcha larga por un terreno angosto de
quebradas y desfiladeros susceptibles a sorpresas, un terreno difícil para conducir los
bagajes y la artillería de arrastre, marchar en un terreno sin aguada para abastecer al ejército
y en caso de derrota se les podía cortar la retirada a Lurín. Finalmente, Baquedano y su
estado mayor impusieron el plan de un ataque frontal contra las líneas de defensa
peruanas.58:368;369
A las 16:00 horas del 12 de enero de 1881 las tres divisiones que formaban el ejército
chileno comenzaron a salir por diferentes caminos del campamento de Lurín hacia las
defensas de Chorrillos para enfrentar desde las 5:00 horas del día siguiente a los cuerpos
del ejército peruano comandados por Iglesias (Morro Solar-Santa Teresa), Cáceres (Santa
Teresa-San Juan) y Dávila (San Juan-Monterrico chico). Ante el empuje chileno, las
fuerzas peruanas debieron abandonar San Juan y Santa Teresa a las 9:00 horas36:658-661 para
reorganizarse, algunos en Chorrillos, otros en Morro Solar, donde Lynch había sido
rechazado tempranamente en el intento de desalojar a Iglesias de esa posición. Con los
refuerzos llegados del centro, los chilenos lograron vencer las defensas peruanas del Morro
Solar cerca de las 12:00 del día.36:658-661 La batalla continuó en el balneario de Chorrillos
donde se atrincheraron en casas y azoteas los peruanos desalojados del Morro Solar, Villa,
Santa Teresa y San Juan, apoyados entre otros por un tren blindado enviado desde Lima. A
las 14:00 horas los chilenos habían vencido la primera línea de defensa de Piérola.
Batalla de Miraflores
Artículo principal: Batalla de Miraflores
Tras la derrota peruana de Chorrillos se acordó en el Armisticio de San Juan, una tregua
para fijar condiciones que reestablecieran la paz, pero por causas no aclaradas el 15 de
enero se inició la lucha en la segunda línea de defensa de Miraflores, que comenzó cuando
las fuerzas chilenas todavía no se habían alineado frente a la defensa peruana. Las fuerzas
peruanas hicieron al comienzo bastante presión a una de las divisiones chilenas en la
batalla, pero con la reorganización y contraataque chileno se vieron sobrepasados y fueron
derrotadas.
Crítica
La división de las fuerzas peruanas en dos líneas ha sido criticada. El analista militar y
escritor Francisco Machuca cita a Napoleón Bonaparte: «El general que conserva parte de
sus fuerzas para servirse de ellas al día siguiente esta perdido».58:361 Después de las batallas,
hubo saqueos en Chorrillos por algunos destacamentos chilenos y también en Lima por
soldados peruanos dispersos que luego fueron controlados por la organización de residentes
extranjeros.
Las batallas de Chorrillos y Miraflores han sido las mayores batallas en la historia de
América del Sur, en consideración al número de combatientes: 45 000 en Chorrillos y
25 000 en Miraflores.36:658-661 Se estima el número de soldados muertos entre 11 000 y
14 500 y los heridos en 10 144.24:348-349
La ocupación de Lima por el ejército chileno se inició el 17 de enero, ese mismo día eran
destruidos los fuertes del Callao y las naves peruanas restantes de su marina fueron varadas,
incendiadas o hundidas por orden de la autoridad naval para evitar su captura por fuerzas
chilenas que al día siguiente ocupaban el puerto.59:159 Se restableció el orden en la capital,
en las zonas de ocupación, y se reiniciaron las actividades. Tras el regreso a Chile del
general Baquedano con parte del ejército, asumió brevemente con el cargo de jefe del
ejército de ocupación Cornelio Saavedra y luego fue remplazado, también brevemente, por
Pedro Lagos. Por último, Patricio Lynch quedó a cargo de la plaza y de los territorios
ocupados, de norte a sur de la costa peruana, hasta la finalización de la guerra en 1883. El
contingente del ejército chileno que mantendría la ocupación de parte del territorio peruano,
desde este momento hasta el final de la guerra, variaría entre 9997 a 12 769 hombres
distribuidos en distintos puntos.60:227-230
El 15 de junio de 1881 Domingo Santa María fue elegido presidente de Chile, cargo que
asumió el 18 de septiembre, y el nuevo congreso fue elegido en 1882, como estaba previsto
por la ley.
Por otra parte, Chile con Argentina atravesaba momentos tensos, ya que pese a que este
último país se había declarado neutral al comenzar la guerra, amenazaba entrar a la
contienda para obtener ventajas en sus negociaciones limítrofes con Chile43:1446:443- y era
conocido que permitía en su territorio el transporte de armas para los aliados, ejercía
influencia en Europa y los EE. UU. para detener el avance chileno en la guerra y defendía
una indemnización monetaria para Chile en vez de la cesión de territorios. Además existía
en su población una fuerte corriente de apoyo a la causa aliada con la que alentaba
esperanzas entre los aliados de que podría entrar en la guerra contra Chile.61 El 23 de julio
de 1881, Chile y Argentina firmaron un tratado de límites en que, entre otros, se transaba la
Patagonia oriental por la Patagonia occidental y el Estrecho de Magallanes, poniendo fin a
las posibilidades de que Argentina interviniera en la guerra.
En Bolivia, el vicepresidente de la nación, Aniceto Arce fue desterrado por apoyar una paz
con Chile y el gobierno continuó su apoyo al Perú. En Perú, Nicolás de Piérola, quien
abandonó Lima ante los desastres militares en la defensa de la capital y la posterior
ocupación chilena, trasladó su gobierno en la sierra central, negándose a negociar la paz
con cesión territorial y decidido a proseguir la lucha. Paralelamente a estos sucesos, en
Lima una junta de vecinos notables se reunieron el 12 de marzo de 1881 y eligieron a
Francisco García Calderón como Presidente Provisional de la República estableciendo una
gobierno civil en Perú, llamado también gobierno de La Magdalena, que en un comienzo
fue tolerado implícitamente por Chile en contraposición a la autoridad de Piérola. García
Calderón trató de unificar al país por lo que su gobierno, con la aprobación de las
autoridades chilenas, organizó fuerzas militares que fueron enviadas a la sierra en busca del
reconocimiento a su autoridad, generándose algunos enfrentamientos militares entre los
partidarios de García Calderón y Piérola.62
El gobierno chileno intentó acordar la paz con García Calderón esperando que aceptara,
entre otras cosas, las exigencias de cesión territorial, pero este rechazó esa condición en
particular para terminar la guerra prefiriendo en su lugar una indemnización pecuniaria. El
factor que más influyó en la negación peruana a la cesión fue la política de mediación
estadounidense durante la administración del presidente de los EE. UU. James A. Garfield
(marzo a septiembre de 1881) y su secretario de estado (ministro de RR. EE.) James G.
Blaine, llevada a cabo por su representante en Lima Stephen A. Hurlbut, que alentó a los
políticos peruanos a no suscribir la entrega de Tarapacá, sugiriendo que los Estados Unidos
de América respaldarían a Perú y Bolivia y no permitirían la desmembración territorial del
primero. Además, Hurlbut convenció a Lizardo Montero y a Andrés Cáceres, dos militares
que serían de gran relevancia durante este período de la guerra, para que abandonasen a
Piérola y apoyasen a García Calderón para lograr un frente unido, lo que luego
efectivamente sucedió: Montero fue nombrado vicepresidente y Cáceres segundo
vicepresidente de Calderón, mientras que Piérola al verse aislado políticamente se alejó
(temporalmente) del país. El intervencionismo estadounidense en la guerra se debió en
parte a los negocios privados que llevaron a cabo sus diplomáticos y la presión de algunos
acreedores del Perú.63 Con la muerte del presidente Garfield en septiembre, la toma de
posesión de la presidencia de Chester A. Arthur y su nuevo secretario de estado, Frederick
T. Frelinghuysen y la posterior acusación en el senado norteamericano contra Blaine por
tráfico de influencias llevaron a EE. UU. a firmar con Chile el Protocolo de Viña del Mar64
en que EE. UU., entre otros, acepta el derecho de Chile de anexar Tarapacá como
indemnización de guerra.43:200 Hurlbut murió en Lima y en su reemplazo asumió William
H. Trescot como ministro en Lima. Finalmente, la paz se lograría posteriormente sin la
mediación de los EE. UU., y los intentos estadounidenses por acabar con la guerra solo
habían servido para prolongarla al crear expectativas en los aliados.65:45
Campaña de la Breña
La resistencia peruana basada en una guerra de guerrillas fue organizada con tropas
regulares e irregulares por Andrés A. Cáceres41:390 (centro), L. Montero e M. Iglesias
(norte) y P. del Solar (sur)41:389 aunque Dellepiane nombra la relación entre ellos como
tortuosa41:390 debido a sus luchas internas. La breña de los Andes Centrales presenta una
topografía adecuada para las guerrillas, y además existían elementos humanos, aunque sin
entrenamiento y con escaso armamento para una lucha prolongada. Para el ejército invasor,
la región era insalubre (piques y disentería),36:306 desconocida, de difícil acceso y el
suministro debía hacerse por el largo y peligroso camino a Lima, cuya línea de ferrocarril
llegaba solamente hasta Chicla, comprarlo a elevados precios a los lugareños o requisarlo,
lo que exacerbaba aún más la resistencia peruana.
También el factor información jugaba en contra de las tropas chilenas: mientras Cáceres era
informado por la población de cualquier movimiento, número o siquiera intención de los
chilenos, estos a menudo no sabían cuál dirección seguir en la persecución de las fuerzas
peruanas. La guerrilla obligaba a los invasores a dispersar sus fuerzas, volviéndolas
vulnerables a ataques en masa de estas fuerzas irregulares. Las ciudades y poblados de la
región eran ocupados y desocupados por los rebeldes según hubiese o no fuerzas militares
chilenas en ellas evitando así un combate frontal entre ejércitos regulares. De hecho la
primera batalla de Pucará y la batalla final en Huamachuco fueron los únicos
enfrentamientos dirigidos por Cáceres, desde la creación de su ejército. Combates,
escaramuzas, persecuciones y emboscadas fueron la norma de enfrentamiento.
Si bien en la campaña de la Breña hubo varios focos de resistencia liderados por distintos
caudillos peruanos, las operaciones principales de esta etapa de la guerra fueron las
expediciones enviadas a la sierra central de Perú, la mayoría para combatir las fuerzas
organizadas por Cáceres, y la expedición sobre Arequipa para desarticular la última fuerza
peruana de consideración organizada por Montero en esa ciudad.
Expedición de Letelier
Expedición de 1882
Combates en la Sierra durante 1882 (excepto el de San Pablo que ocurrió en el norte).
La resistencia militar liderada por Cáceres en las regiones sur y centro andinas se acentuó
luego de la primera expedición chilena a la zona.
El segundo año de ocupación, 1882, el gobierno en Santiago ordenó a Lynch enviar una
expedición de 5000 hombres a la sierra para acabar con el ejército de Cáceres que se
concentraba en Chosica, a las puertas de Lima. El 1 de enero comenzaron a movilizarse las
fuerzas chilenas desde Lima, divididas en dos columnas, bajo el mando de Lynch,
ejecutando un movimiento de tenazas y persecución. Más tarde el coronel José Francisco
Gana Castro tomó el mando para ser sucedido después por el coronel Estanislao del Canto
Arteaga, que continuó las operaciones militares con 2300 hombres en persecución de
Cáceres que se retiraba al interior. El 5 de febrero logró alcanzarlo y darle batalla en el
Primer Combate de Pucará aunque sin resultados concluyentes. Cáceres prosiguió su
retirada hacia Ayacucho para poder reorganizar sus diseminadas fuerzas en ese lugar y
luego lanzar una contraofensiva. El coronel Del Canto por su parte ocupó el valle del
Mantaro distribuyendo sus tropas por toda la zona.
Las tropas chilenas, con la expresa orden de ganarse la buena voluntad de la población
mediante un comportamiento correcto, habían ocupado sucesivamente Tarma, Jauja,
Huancayo hasta Izcuchaca. Pero la contraofensiva de Cáceres en conjunto con los ataques
de las fuerzas irregulares de campesinos, enardecidos por la expedición de Letelier el año
anterior, impidieron cualquier tipo de confraternización entre los chilenos y los pobladores
del valle. El 9 y 10 de julio la guarnición chilena en Concepción fue aniquilada por una
fuerza conjunta de regulares y montoneros peruanos. Debido al hostigamiento del enemigo,
la falta de aprovisionamiento y las enfermedades la fuerza expedicionaria chilena se tuvo
que retirar de la zona bajando a Lima en los primeros días de agosto. La fuerzas chilenas
durante la expedición sufrieron la pérdida de 534 hombres: 154 en combate, 277 por
enfermedad y 103 por deserción (20 % aprox.).36:306 Por su parte, Cáceres sufrió fuertes
perdidas entre muertos en combate y enfermedad y también deserciones, por lo que debió
aumentar sus fuerzas con nuevos reclutas para futuras acciones militares.68
Grito de Montán
Entre tanto, Miguel Iglesias, ex-ministro de defensa de Piérola antes de la caída de Lima, y
que había sido nombrado jefe político y militar del norte peruano tras la ocupación de
Lima, había organizado las fuerzas de ese sector para hacer frente a las expediciones
chilenas. Pero Iglesias, luego del combate de San Pablo el 13 de julio y la posterior
ocupación chilena de varios poblados de la zona, entre ellos Cajamarca el 8 de agosto, llegó
al convencimiento de que la guerra debía ser terminada o que destruiría al Perú. Desde su
punto de vista, era inconcebible que continuara la sangría cuando resultaba evidente que la
derrota peruana era irreversible. Muchos observadores neutrales eran también de la misma
opinión. En Europa y el resto de América se veía con escándalo que la guerra continuara
indefinidamente.
El 31 de agosto, Iglesias lanzó el Grito de Montán exigiendo la paz, aun con cesiones
territoriales, y proclamó su autoridad sobre siete departamentos del norte peruano: Piura,
Cajamarca, Amazonas, Loreto, Lambayeque, La Libertad y Áncash. El 1 de enero de 1883
una Asamblea designó a Iglesias como Presidente Regenerador del Perú. Lynch, aunque
escéptico al comienzo con este suceso, tras la desafortunada experiencia con García
Calderón y luego con Montero, lo apoyó por orden del gobierno chileno. Montero y
Cáceres no reconocían la autoridad de Iglesias, por el contrario, mantenían la idea de seguir
la lucha contra las fuerzas chilenas hasta alcanzar una paz sin cesión territorial. Debido a la
posición tomada por Iglesias frente a la guerra con Chile, se dieron varios enfrentamientos
en el norte peruano entre las tropas organizadas por el gobierno iglesista y fuerzas
opositoras.69
El 3 de mayo el gobierno de Iglesias acordó con Chile, luego de una discusión previa
iniciada por sus respectivos representantes, las bases de la paz definitiva. Iglesias firmó este
convenio posteriormente en Cajamarca.36:420
Expediciones en 1883
Operaciones en 1883
abril-julio
septiembre-noviembre
Mapa a la izquierda, Arriagada persigue a Cáceres hasta Yungay y Cáceres persigue a
Gonzales hasta Huamachuco. Mapa a la derecha, ocupación de Arequipa y Puno por
Velásquez. La ocupación de Ayacucho por Urriola no aparece en los mapas.
Al inicio del tercer año de ocupación, y con la expectativa de firmar la paz, el gobierno en
Santiago ordenó a Lynch enviar una nueva expedición para desbaratar las fuerzas lideradas
por Cáceres, que aún se oponía al acuerdo entre el gobierno chileno y el de Iglesias para
finalizar la guerra. Políticamente, la expedición tendría además la misión de dar a conocer,
explicar y exigir apoyo para el gobierno de Iglesias por lo que también se ordenó tratar
correctamente a la población civil y pagar por los productos recibidos para sostener a las
tropas, aunque se debía ajusticiar a todo regular o irregular peruano de la resistencia
tomado prisionero y también a los oficiales que los dirigían, de los cuales varios habían
sido anteriormente prisioneros en la campaña pasada y al ser liberados habían incumplido
su promesa de no levantarse en armas contra el gobierno de ocupación.
El plan de Lynch era perseguir, encerrar y abatir con dos divisiones a las fuerzas de
Cáceres, que en esos momentos se encontraba en Canta, y si escapaba, realizar una
persecución sostenida empujando al general peruano por el Callejón de Huaylas hacia el
norte donde otra división menor le obligaría así a dar la batalla decisiva, si no era derrotado
antes. El 7 de abril el coronel Juan León García salió de Lima con 1800 hombres para
atacar a las fuerzas de Cáceres que se encontraban en Canta, pero este, enterado del avance
chileno, se retiró hacia Tarma produciéndose solo algunos enfrentamientos entre los
pequeños destacamentos desplegados por ambas fuerzas durante la persecución. Casi
paralelamente a la división de León García, salió a mediados de ese mes de Lima hacia
Lurín el coronel Del Canto con una fuerza de 1500 hombres que tenía la orden de dirigirse
a Chicla para apoyar el despliegue de los destacamentos comandados por el coronel
Martiniano Urriola que estaban despejando el sector de los montoneros que rondaban. En
Chicla se reunieron las tres columnas chilenas el 3 de mayo, y J. León G. tomó algunas
tropas de Del Canto y de Urriola, para continuar la persecución de Cáceres hacia Tarma
pero el jefe peruano se había retirado de ese lugar enfilando hacia el norte el 21 de mayo. El
26 de mayo llegó Del Canto a ese poblado, tomando por orden de Lynch el mando de todas
las fuerzas, que eran 3334 hombres, y prosiguió la persecución de Cáceres pasando por
Palcamayo, Junín, Carhuamayo, San Rafael, Salapampa, Chavinillo y Aguamiro. En este
último lugar llegó el 12 de junio el coronel Marco Aurelio Arriagada, que tomó el mando
de la división y continuó la marcha al norte siguiendo al ejército de Cáceres.
Para Arriagada y Cáceres el trayecto significó graves pérdidas. Las fuerzas chilenas
llegaron hasta Yungay el 23 de junio solo para constatar que Cáceres había abandonado la
ciudad. Sin información fidedigna a disposición, la división chilena marchó de vuelta hacia
el sur, creyendo, equivocadamente, perseguir al general peruano. Arriagada, al no
encontrarlo, abandonó la persecución y volvió a Lima el 5 de agosto contabilizando un total
de 732 bajas (21 %) de los cuales hubo 130 muertos por cansancio, 28 desaparecidos y 574
enfermos, sin muertos en combate.36:462 Por su parte, a Cáceres se le habían unido las
fuerzas del coronel Isaac Recavarren en Yungay, y creyendo que Arriagada todavía lo
perseguía, continuaron la marcha hacia el norte para evitar el encumbramiento de Miguel
Iglesias. Previendo ese desarrollo, Lynch que había situado una división en el norte al
mando del coronel Alejandro Gorostiaga con 1000 hombres, le ordenó a este jefe cerrarle el
paso a Cáceres hacia Cajamarca en Huamachuco reforzando además sus fuerzas que
llegaron a contabilizar 1736 hombres.70
El 10 de julio las fuerzas de Gorostiaga derrotaron a las de Cáceres en la batalla de
Huamachuco, con grandes bajas en el ejército de Cáceres, y decepción entre quienes se
oponían a la cesión de territorios. Todo ello consolidó al gobierno de Iglesias, al
convencerse sus detractores de la futilidad de continuar la guerra. Con este triunfo, la
última fuerza peruana de consideración era el ejército de Montero en Arequipa de 550071
hombres, por lo que el mando chileno envió en septiembre hacia esa ciudad una fuerza de
640036:292 hombres al mando del coronel José Velásquez Bórquez para derrotarlos, y,
simultáneamente, se envió una expedición de 1554 hombres al mando del coronel Urriola
para pasar por Jauja y Huancayo, ocupar Ayacucho e impedir que Montero la ocupase y
uniese sus fuerzas en la sierra central con las reducidas fuerzas de Cáceres. El 1 de octubre,
luego de varios enfrentamientos menores con montoneras que fueron dispersadas, Urriola
entró en Ayacucho donde Cáceres se había asentado tras Huamachuco. Cáceres se vio
obligado a retirarse hacia Andahuaylas. Por otra parte, el 29 de octubre, la ciudad de
Arequipa, donde Montero concentraba las últimas esperanzas de resistencia, capituló y fue
ocupada sin resistencia por las fuerzas del coronel Velásquez tras un alzamiento en aquella
ciudad que obligó a Montero y su comitiva a huir hacia Bolivia, alejándose este jefe
peruano en forma definitiva de los acontecimientos de la guerra y trasfiriendo su poder a
Cáceres.36:556 El mando chileno completó la ocupación militar de la línea Mollendo-
Arequipa con la ocupación de Puno, que era, desde el Perú, la puerta de entrada a Bolivia.
En cuanto a Urriola, enterado de la ocupación de Arequipa y ante la falta de suministros se
retiró de Ayacucho el 12 de noviembre, y tras algunos combates menores con las
montoneras durante su regreso, llegó a Lima el 12 del mes siguiente. Algunos poblados de
la sierra central quedaron custodiados por destacamentos chilenos hasta la consolidación de
la paz con Perú a mediados de 1884.36:565-566
Florencia Mallon considera que las verdaderas razones de Cáceres eran que:
Mucho antes que la guerra civil terminara, Cáceres se convenció que para construir una
alianza que lo llevara al palacio presidencial, el tenía que aunar fuerzas con los hacendados
como clase, incluidos aquellos que habían trabajado con los chilenos. La única manera de
hacerlo era dando a los hacendados lo que ellos pedían y reprimir a las guerrillas que
habían hecho posible la campaña de la Breña.72
Después de la guerra, las diferencias entre Cáceres e Iglesias dieron origen a una guerra
civil entre los partidarios de ambos líderes, que finalizó luego de varias acciones militares
en 1885 con el triunfo del primero.
Bolivia desde su retirada de la guerra había tomado una actitud expectativa, pero tras el
acuerdo Perú-Chile de 1883 (Tratado de Ancón) y la movilización de tropas chilenas a su
frontera, firmó el 4 de abril el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile de 1884, por el cual,
entre otros, aceptó la ocupación de Antofagasta por Chile y puso fin a las hostilidades, que
solo podrían ser reanudadas con un aviso de un año de anticipación. En el tratado de 1884
no se menciona la franja 24°S-23°S, omisión que en términos diplomáticos significa la
aceptación del estatus quo, es decir, la reivindicación chilena de la franja que Chile había
cedido en 1866 y en 1874. Para zona entre el 23°S y el río Loa, Bolivia solo aceptó la
ocupación militar de hecho, no hubo una cesión, la que ocurriría en el tratado de paz de
1904.
Análisis de la guerra
Estrategia, medios y tecnología militares
Daños provocados por un disparo del Huáscar en la corbeta Abtao durante el segundo
combate naval de Antofagasta. La guerra ocurrió durante una fase de rápidos adelantos
técnicos y los buques participantes tenían blindaje, ametralladoras, propulsión a vapor y
cañones de retrocarga pero también velamen y espolón. De hecho la Esmeralda fue hundida
por el espolón del Huáscar y Prat murió al intentar capturar el blindado peruano por
abordaje.
El control del mar fue esencial para la ocupación de una región desértica accesible casi solo
por la costa: el abastecimiento de agua, alimento, munición, forraje, refuerzos y armas era
más rápido y fácil por mar que a través del desierto o de las montañas. Pero mientras la
armada chilena intentaba bloquear los puertos peruanos, la marina peruana realizó una
estrategia más atrevida, actuando agresiva y dinámicamente contra los puertos y las líneas
de transporte chilenas, demorando 6 meses el comienzo de los desplazamientos militares
chilenos, a pesar de la superioridad numérica de las fuerzas navales de Chile. Tras la
eliminación de los buques capitales del Perú, fue imposible detener los desembarcos
chilenos y los defensores se encontraban a cientos de kilómetros de las ciudades
proveedoras mientras que las tropas chilenas tenían barcos proveedores solo a pocos
kilómetros de la costa.
Las tropas chilenas utilizaron una temprana forma de la guerra anfibia, que combinaba las
fuerzas navales, del ejército, unidades especializadas y lanchas de desembarco de fondo
plano especialmente construidas para ello.73
Perú y Bolivia presentaron, en tierra, con pocas excepciones, una guerra defensiva,
basándose en lo posible en fortificaciones con artillería y minas.
Tras la ocupación de Lima, la guerra tomó otro cariz, el teatro de guerra fue la sierra
peruana con una considerable densidad de población que daba apoyo, cobijo y
abastecimiento a las guerrillas y montoneras. En cambio las tropas chilenas se encontraban
lejos de sus fuentes de abastecimiento, ya fuesen las ciudades peruanas costeras ocupadas o
sus naves. Más aun, la geografía le era desconocida, difícil de transitar, y expuestos a
emboscadas.
Ambos bandos utilizaron la tecnología militar moderna, tales como artillería y fusiles de
retrocarga, ametralladoras, torpedos, torpederas y buques blindados. Perú utilizó minas
terrestres y Chile lanchas de desembarco. Durante la guerra Perú desarrolló el submarino
Toro que no alcanzó a ser utilizado y fue autohundido. Además, se diseño en Perú un globo
aerostático como arma de observación y como instrumento para el disparo de proyectiles
desde el aire, pero la falta de tiempo y de dinero no hicieron posible concretar el proyecto.43
:129
Para la movilización de tropas a los frentes de batalla, además del uso de la vía naval en
buques de transporte y las marchas a pie, se utilizó el transporte ferroviario que era una
tecnología que ya estaba incorporada por lo menos en Chile y Perú desde mediados del
siglo XIX, permitiendo de este modo movilizar pertrechos y tropas de una forma más
rápida y con mayor comodidad, aunque la línea férrea no siempre llegaba a todos las zonas
donde se desarrollaban las acciones militares. En el caso de Perú, este también utilizó trenes
blindados.
William F. Sater sostiene que las ventajas de las nuevas tecnologías como el fusil de
retrocarga, con estrías, el casquillo metálico, los torpedos, los ferrocarriles y los telégrafos
no fueron utilizados consecuentemente por los beligerantes, en parte por falta de
infraestructura, conocimientos, personal adecuado o por faltas en la estrategia militar.
Sater resalta el valor y la tenacidad de unidades militares aliadas que resistieron hasta más
allá de su deber y la inteligencia de oficiales como Grau y Cáceres.24:354 También es
extraordinariamente severo en calificar a los estrategas chilenos: J. Arteaga como
«senescente»,24:353 E. Escala como «retrógrado obsesivo»,24:353 Baquedano como
«primitivo»,24:353 W. Rebolledo como «hipocondríaco»24:356 y a Simpson como
«alcohólico».24:356
La guerra fue un hito dramático en la historia de América del Sur y es una de las principales
de finales del siglo XIX, por lo que ha atraído una considerable atención académica.77
Intervención extranjera
Por su parte los diplomáticos estadounidenses temían una intervención de las potencias
europeas contraria a su Doctrina Monroe que disminuiría sus expectativas de expansión
económica en Latinoamérica. Sin embargo, también había intereses económicos personales
en el asunto: el representante de EE. UU. en Lima, Stephen A. Hurlbut, aceptó una
propuesta peruana de entregar Chimbote como base naval a los EE. UU. más concesiones
carboníferas, en que estas últimas quedarían a su nombre. En ese momento Hurlbut envió
una carta a Patricio Lynch advirtiéndole que los Estados Unidos de América no permitirían
la cesión de territorios peruanos.79:132 En septiembre de 1881 asumió el poder en los
EE. UU. Chester A. Arthur, que no estaba dispuesto a inmiscuirse de tal manera en los
asuntos sudamericanos.
Durante la guerra los beligerantes pudieron comprar armas en Europa y EE. UU. tantas
como pudieran pagar (aunque no en Gran Bretaña) y firmas como la internacional Baring
Brothers no tuvieron escrúpulos en negociar con ambos lados.81:129 82 Por ejemplo el Perú
entre 1879 a 1880 adquirió armas en los EE. UU., Europa, Costa Rica y Panamá, que eran
descargadas en el Caribe panameño, transportadas por tierra al Pacífico y de allí al Perú en
los barcos Talismán, Chalaco, Limeña, Estrella, Enriqueta, y Guadiana.83
Trato a combatientes
Los tres beligerantes adhirieron a la Convención internacional de la Cruz Roja que protegía
a heridos, prisioneros, refugiados, civiles y otros no combatientes.24:90
Los tres ejércitos beligerantes son acusados de cometer saqueos, peruanos y chilenos se
acusan mutuamente de haber rematado tras los combates a soldados enemigos heridos.26:167
El historiador peruano Hugo Pereyra Plasencia opina que:
Hay que tener muy claro que el conflicto no fue un enfrentamiento entre demonios y
ángeles, sino (lo que es muy diferente) entre invasores e invadidos. Los excesos ocurrieron
en ambos bandos. Las atrocidades cometidas por las fuerzas chilenas, además de haber sido
objetivamente más numerosas, tenían su origen y fisonomía en una guerra de agresión y de
invasión, lo que sin duda las hacía pasibles de una condena más contundente. No obstante,
las mujeres muertas durante el exterminio de la guarnición chilena de Concepción, en julio
de 1882, hacen recordar que no hay guerra que no sea cruel ni inhumana, por más
explicaciones que se den a los hechos.85
Dado que la ley internacional no permitía ataques de civiles contra fuerzas de ocupación, el
líder de la resistencia peruana en la Sierra, Andrés Avelino Cáceres, justificaba los
crímenes peruanos contra los prisioneros y enfermos chilenos con el
argumento:«Declarados fuera de la ley, anatema que los excluye hasta del seno de la
humanidad, no se creían obligados a reconocer en sus opresores derechos que se les
negaba.»86
Saqueos y requisiciones
Véase también: Expoliación de bienes culturales peruanos durante la Guerra del Pacífico
Los saqueos y las contribuciones de guerra durante el conflicto han sido olvidados en Chile
pero son fuente de resentimiento en Perú. El historiador chileno Milton Godoy Orellana92
distingue cuatro casos: 1) saqueos en Chorrillos y Miraflores 2) saqueos en Lima cometidos
por peruanos antes de la entrada de las tropas chilenas a la ciudad 3) confiscación de
locomotoras, rieles, imprentas, armas, etc, realizada por el ejército ocupante. Estas
expropiaciones estaban permitidas por las leyes de guerra del siglo XIX. El gobierno chileno
las dirigía a través de la "Oficina Recaudadora de las Contribuciones de Guerra" cuyas
tareas eran hacer inventario, confiscar, registrar y confirmar el envío a Chile tanto como el
destinatario y el remitente. El propósito de la confiscación era obtener la paz. No existe una
lista general de los bienes confiscados, pero muchos de los envíos quedaron registrados en
cartas oficiales y privadas, artículos en periódicos, listas de cargas navieras, etc. 4) la
requisición de bienes culturales peruanos. El desarrollo de las normas internacionales
relacionadas con la protección de los objetos de gran valor cultural se desarrolló en los
siglos XVIII y XIX, pero la idea de proteger los bienes culturales surgió en Europa en el siglo
XVIII.93
Cuando en marzo de 1881 comenzaron a aparecer los libros, la opinión pública en Chile
comenzó a discutir sobre la legitimidad de la confiscación de libros, óleos, estatuas, etc, o
«robo internacional» como lo describió un periodista del periódico La Época. El 4 de
febrero de 1883 en una sesión de la Cámara de Diputados de Chile, el diputado Augusto
Matte Pérez interpeló al ministro del interior José Manuel Balmaceda sobre los «oprobiosos
y humillantes» cargamentos de bienes culturales peruanos. El diputado Montt exigió la
devolución de los bienes y fue apoyado por sus colegas McClure y Puelma. El ministro
prometió impedir futuras exacciones y repatriar los objetos mencionados en la discusión.
Asimismo, en 1884, Ricardo Palma,95 una vez nombrado director de la Biblioteca Nacional
del Perú, solicitó y obtuvo del presidente Domingo Santa María la devolución de 10 000
libros sustraídos.nota 9 Sergio Villalobos considera que no había justificación para el robo.26
:233
Consecuencias de la guerra
Artículo principal: Consecuencias de la Guerra del Pacífico
La guerra del Pacífico tuvo una serie de consecuencias económicas, políticas, territoriales y
sociales entre los beligerantes. Hubo cesiones de territorio definitivo y temporalmente, la
pérdida o el acceso de nuevos recursos naturales, cierto grado de resentimiento en los
países vencidos, y además provocó una serie de disputas y reclamaciones futuras entre los
involucrados que serían resueltos con nuevos acuerdos internacionales.
Chile, tras su victoria, tomó posesión no solo de una importante extensión territorial, sino
también de enormes depósitos salitreros, guaneros y cupríferos que beneficiaron
ampliamente la construcción de nuevas obras públicas, como puertos y ferrocarriles y obras
sociales que modernizaron el país, así como también sirvieron para potenciar las fuerzas
armadas, convirtiéndose en una de las más fuertes del continente. Por otra parte, Chile
también con la victoria en la guerra aumentó su influencia política en la región y que se vio
posteriormente reflejada en algunos sucesos como la crisis de Panamá en 1885 con una
demostración de poder.99 Durante los siguientes años, Chile tendría que hacer frente a una
serie de disputas con Bolivia y Perú, pero también con Argentina.
El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del salitre
sintético por los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial, y la Gran Depresión en
1930 que pondría fin al auge salitrero.
Para Perú la guerra, además de la pérdida de territorio y sus valiosos recursos naturales,
significó la destrucción de parte de su infraestructura y la ruína de su economía en muchos
aspectos. El período posterior es conocido como la Reconstrucción Nacional durante el cual
se realizaron trabajos de recuperación, pero también cambios políticos y sociales. También
el país debió pasar por grandes divisiones sociales producto de la guerra, por un lado
estaban los campesinos indígenas de la Sierra, y por el otro, los terratenientes. Las
autoridades peruanas de turno debieron someter a esos campesinos para evitar una rebelión
generalizada. Posteriormente, Perú debió saldar con Chile los asuntos pendientes del
Tratado de Ancón, entre ellos, la suerte de Tacna y Arica con el plebiscito previsto, que por
variadas razones no pudo llevarse a la práctica provocando tensiones entre ambos países.
Finalmente, solo en 1929 se logró la firma del Tratado de Lima que resolvió los asuntos
pendientes.100:473
Con respecto a Bolivia, con la anexión chilena de su litoral, perdió su única salida soberana
al océano Pacífico, quedando relegada a una condición de Estado sin litoral, y perdiendo
igualmente los recursos naturales del lugar. Las negociaciones para la firma de un tratado
de paz se prolongaron hasta 1904. Paralelamente a la cuestión del litoral, estaba el asunto
de la Puna de Atacama de 75 000 km². Al finalizar la guerra, Chile consideraba suya esa
zona según el Pacto de Tregua. El Litigio de la Puna de Atacama fue una disputa de límites
entre Chile, Bolivia y Argentina, la cual se resolvió en 1899 mediante un arbitraje
estadounidense que resolvió que una parte menor de la Puna de Atacama quedaba para
Chile y el resto para Argentina.101
Una vez terminada la guerra, surgieron reclamos por los daños causados por la guerra a las
propiedades nacionales de países neutrales. En 1884 se constituyeron los Tribunales
Arbitrales cada uno con tres jueces, uno nombrado por Chile, otro nombrado por el país del
demandante y el último juez nombrado por Brasil, para de esa manera, juzgar sobre
reclamaciones de ciudadanos de Gran Bretaña (118), Italia (440), Francia (89) y Alemania.
El tribunal italiano acogió demandas de ciudadanos belgas y el tribunal alemán de
ciudadanos austriacos y suizos. Ciudadanos españoles se entendieron directamente con el
Estado de Chile y los estadounidenses no se acogieron a la medida en aquel entonces. De
acuerdo a las normas internacionales para aquel entonces vigentes, fueron desatendidos los
casos en que: los extranjeros tenían residencia habitual en los países beligerantes, el lugar
en cuestión había sido zona de combate (el caso de Chorrillos, Arica, Miraflores, Pisagua y
Tacna) y los daños habían sido causados por soldados fuera de la jerarquía (desertores,
perdidos). Solo un 3,6 % de la cantidad demandada fue concedida por los tribunales.26:259-
262
Postguerra
Tratado de paz entre Chile y Bolivia
La paz definitiva entre Chile y Bolivia fue sellada con el "Tratado de 1904 entre Chile y
Bolivia", por el cual Bolivia definitivamente reconoce la permanente soberanía chilena
sobre el Departamento del Litoral, con lo que renunció a una salida soberana al Pacífico.
Chile, a su vez, garantizó libre tránsito de bienes bolivianos, exentos de impuestos, entre los
puertos chilenos y Bolivia, además de la construcción del Ferrocarril Arica-La Paz.
Sin embargo, el anhelo boliviano por una salida al mar ha sido origen constante de
tensiones diplomáticas entre Chile y Bolivia, durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI.
Tratado de Lima
La guerra entre Perú y Chile concluyó con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual
la región de Tarapacá fue cedida a Chile y las provincias de Arica y Tacna quedaron bajo
administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si
quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú.
Sin embargo, este nunca pudo llevarse a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado
de Lima, que contó con la mediación de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la
provincia de Tacna fuese devuelta al Perú mientras que Arica y el resto quedara
definitivamente en manos de Chile