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El Gato
El Gato
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Gata con gatitos escultura egipcia, ca. 664-30 a.C. La inscripción en la base de madera pide a la
diosa Bastet conceder la vida. Brooklyn Museum.
La historia del gato se basa sobre todo en la percepción que el hombre tiene del pequeño
felino. Se cree que la domesticación del gato comenzó entre el 7500 a. C. y el 7000 a.
C. La visión que el hombre tiene del gato difiere totalmente de una época a otra, siendo
desde la antigüedad, cuando lo veneraban, hasta la Edad media, cuando los quemaban en
las hogueras, pensando que era un animal diabólico.
Índice
1Etimología
2Origen del gato
3Historia
o 3.1Domesticación del gato
o 3.2Antiguo Egipto
o 3.3Grecia y antigua Roma
o 3.4Asia
3.4.1China
3.4.2Japón
3.4.3India
o 3.5Europa medieval
3.5.1Usos del gato
o 3.6Época moderna
3.6.1Aparición de las razas
4Referencias
5Enlaces externos
Etimología[editar]
Aunque al gato se le llamaba myeou en el Alto Egipto, haciendo referencia a la
onomatopeya de su maullido, a las hembras las llamaban techau, nombre que se ha
encontrado grabado en muchas tumbas de mujeres. De este término deriva el
nombre chaus, que ahora denomina a un gato salvaje de Egipto y de Asia, Felis chaus.
Después se le atribuye el nombre de qato en siríaco. Parece que ésta sea la verdadera
raíz del término italiano gatto. Sin embargo hay otros orígenes posibles, sobre todo el
adjetivo latino cautus, que significa astuto o agudo, o también el verbo francés guetter en
el sentido de espiar, ya que el gato es un animal activo que tiene la vista y el oído siempre
alerta. Algunos etimologistas creen que se trata de una fantasía, ya que el uso de la
expresión gato se empieza a usar en Egipto varios siglos antes de la aparición del gato
en Atenas, Roma o en la Galia. A pesar de todo no es fácil diferenciar, en los textos
antiguos, al gato de otros cazadores de ratas como la marta, la garduña, o la comadreja.
Los griegos llamaban a los gatos ailouros, que significa «animal que mueve la cola». De
este término procede la palabra para denominar a los amantes de estos animales: los
ailurofílicos.
A partir de la Edad Media, gatti o cattine fella designaban las pieles de gato, usadas para
monederos. En esa época también se usaban otros términos para designar al gato
doméstico. Todos empiezan por la palabra latina mus, que significa ratón. Encontramos
sobre todo musio, murio, murilegus y muriceps. Estas denominaciones muestran hasta qué
punto estaba intrínsecamente ligado el gato a la caza de ratones.
La palabra gato acabó reemplazando al felis latino genérico. Este término no procede del
latino catus, prudente, ni de catulus, cachorro de perro, ni de captura, sino que vendría
de África, donde se
dice kadista en nubio antiguo, qato en siríaco, kattos o katta en griego o del árabe quett.
Partiendo de esta base podemos identificar el término gato en muchas lenguas aunque
con ligeras modificaciones, a diferencia de perro, cuyas sonoridades difieren totalmente.
Así que
tenemos chat en francés, cat en inglés, katze en alemán, gato en español, gat en catalán,
katu en euskera, katt en sueco, gatto en italiano, kat en holandés y en danés, por ejemplo.
No es hasta el siglo XVI cuando aparecen términos derivados de gato,
como gatito o gatera.