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Libro Onganiato PDF
Libro Onganiato PDF
Valeria Galván
Florencia Osuna
compiladoras
Rosario, 2014
*** ... - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2014.
*** p.; 23x16 cm. - (Actas / M. Paula Polimene y Carolina A Piazzi; ***)
ISBN 978-987-1855-***
***
***
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconocidos espe-
cialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
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cualquier formato y por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin expresa autorización del editor.
ISBN 978-987-1855-***
índice
Prólogo
Fortunato Mallimaci............................................................................................. 9
Introducción
El “Onganiato”
Problemáticas y especificidades de un período
postergado por la historiografía
Valeria Galván y Florencia Osuna....................................................................... 17
PRIMERA PARTE
Transformaciones en la sociedad argentina
y en la cultura política a fines de la década del sesenta...................................... 27
“Misterioso matrimonio”
Mariano Grondona y las lógicas liberal-conservadoras
ante la construcción del “Onganiato”
Alternativas de modernización y autoritarismo
Martín Vicente..................................................................................................... 67
SEGUNDA PARTE
Del Estado utópico al real
Comunitarismo y los proyectos de refundación
del orden político................................................................................................. 103
Los orígenes doctrinarios de la propuesta comunitarista
del gobierno de Juan Carlos Onganía
Gabriela Gomes................................................................................................... 105
Refundar la sociedad
El comunitarismo como política de Estado
en el Gobierno de Onganía
Guido Giorgi........................................................................................................ 119
Fortunato Mallimaci
E
s con sumo placer que he leído esta compilación sobre historia reciente
argentina que se suma a otros trabajos similares en otras disciplinas.
Vemos como el interés de jóvenes cientistas sociales por profundizar
en el conocimiento de su país, encuentra, por fin, un espacio propio y susten-
table en el largo plazo. La práctica de la investigación científica crece, hay
mayor reflexión epistemológica, se produce en equipo y eso democratiza. ¡No
es poca cosa! Y eso no es un hecho fortuito sino el fruto de la expansión de la
formación e investigación académica en las universidades públicas, del am-
plio crecimiento del CONICET en las áreas de ciencias sociales y de la mayor
inversión educativa estatal de los últimos años.
En este libro se presentan nuevos desafíos para la comprensión y compa-
ración de nuestra sociedad en un período bien definido –1966 a 1970– que las
autoras han denominado como “El Onganiato”. Como dicen las compiladoras,
“el mayor problema no reside en la insuficiente producción académica sobre
este período, sino en el enfoque con el que éste suele ser abordado, que se
caracteriza por reproducir preocupaciones historiográficas de paradigmas que
hace tiempo dejaron de estar vigentes”.
Recordemos que los paradigmas son los marcos teórico-metodológicos
utilizados por los investigadores para interpretar los fenómenos sociales en
el contexto de una determinada sociedad. Al buscar comprender, es necesario
conocer tanto la hermenéutica del investigador como la de los actores, en otras
palabras se trata de dar cuenta de la reflexividad de los participantes (grupales
e individuales) implicados en el proceso de estudio como la del cientista so-
cial. Ambas producen conocimientos y recrean interpretaciones de hechos e
imaginarios, de momentos y representaciones.1
Estas preocupaciones epistemológicas estarán presentes en los artículos
de libro. El “Onganiato” no será analizado solamente como simple continui-
dad de otros golpes o como preludio y anticipación a lo que vendrá luego sino
a partir de los conflictos, trayectorias, debates, intereses y sueños de aquellos
cluyan a unos y otras desde nuestra América Latina, recordemos este libro
del “Onganiato” donde un grupo muy valioso de investigadores fue capaz de
poner en común sus estudios y crear nuevos y críticos conocimientos.
Buenos Aires, diciembre de 2013
El “Onganiato”
Problemáticas y especificidades de un período
postergado por la historiografía
E
n el marco de los estudios sobre la historia reciente argentina, el cor-
pus bibliográfico disponible sobre los gobiernos de la autodenominada
“Revolución Argentina” (1966-1973) no sólo es escaso y general, sino
que ha perdido actualidad. Así, pese al sonoro silencio de la historia reciente
sobre la “Revolución Argentina”, el mayor problema no reside en la insufi-
ciente producción académica sobre este período, sino en el enfoque con el
que éste suele ser abordado, que se caracteriza por reproducir preocupaciones
historiográficas de paradigmas que hace tiempo dejaron de estar vigentes.
Por este motivo, creemos que es fundamental reabrir el debate sobre es-
tos años que, en su especificidad, resultan de por sí cruciales para la historia
argentina. De esta manera, en primer lugar, consideramos que es necesario
pensar colectivamente nuevas preguntas y proponer nuevas miradas que per-
mitan abordar ese momento histórico de una manera actual y original. En este
sentido, nos propusimos comenzar a analizar y a discutir el período inicial de
un proceso de profundas transformaciones políticas, económicas, sociales e
ideológicas; es decir el primer gobierno de la “Revolución Argentina”, a cargo
del general golpista Juan Carlos Onganía.
Con este objetivo, en noviembre del 2012 convocamos a especialistas
del campo para discutir en el marco del Primer Taller de Análisis y Discusión
sobre el “Onganiato” (1966-1970) sobre las nuevas perspectivas de análisis
que presentan los años de la presidencia de Onganía. Debido a que el Taller
–que se llevó a cabo en el Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad
Nacional de General Sarmiento– resultó en un espacio fructífero de intercam-
bio, del cual emergieron novedosas y reveladoras cuestiones que actualizan y
enriquecen el estado de la cuestión acerca del “Onganiato”, decidimos volcar
sus conclusiones en este libro.
El 28 de junio de 1966 se llevó a cabo un golpe de estado contra el presi-
dente democrático Arturo Illia, comandado por el líder retirado de la “facción
azul” del Ejército, Onganía. El golpe, autodenominado “Revolución Argenti-
18 Política y cultura durante el “Onganiato”
“Protesta social y nueva izquierda en la Argentina del Gran Acuerdo Nacional”, en Taller.
Revista de Sociedad, Cultura y Política, vol. 3, nro. 6, 1998, págs. 11-39.
22 Política y cultura durante el “Onganiato”
tiempos, éstos llegan tarde a una modernidad que ya estaba siendo discutida
por los movimientos políticos y culturales propios de los sesenta. Precisamen-
te el mundo católico se “moderniza” en los albores de la posmodernidad. En
este marco, pese a los vínculos iniciales entre “Onganiato” e Iglesia, la serie
de transformaciones que caracterizó a la sociedad en los sesenta se tradujo al
mundo católico en un proceso de secularización que repercutió –en última ins-
tancia– en una enajenación de los católicos posconciliares respecto del primer
gobierno de la “Revolución Argentina”.
Seguidamente, el capítulo de Elena Scirica presenta al lector otra cara
del mundo católico, una cara políticamente radicalizada, cuyas raíces se ex-
tienden –como muestra este capítulo– al viejo contintente. Específicamente,
en este trabajo, Scirica analiza los núcleos de militantes católicos allegados al
gobierno de Onganía: el Ateneo de la República, los Cursillos de Cristiandad,
los Cooperadores Parroquiales Cristo Rey y la Ciudad Católica, destacando en
este recorrido, no sólo la contribución que brindaron a las políticas represivas
del “Onganiato”, sino, principalmente, el modo en que se erigieron como artí-
fices de la construcción del consenso necesario para llevar a cabo las políticas
de la “Revolución Argentina”.
En relación a este último punto, sigue a continuación el capítulo de Mar-
tín Vicente que se concentra en el ideario liberal-conservador que contribuyó a
formar la amalgama ideológica en la que se basó el proyecto de la “Revolución
Argentina”. Así, a partir de la trayectoria intelectual de uno de sus principales
representantes en la época, Mariano Grondona, Vicente analiza cómo los libe-
rales argentinos de fines de los sesenta invierten el recorrido seguido por los
católicos que estudió Zanca. Es decir, los liberales se terminaron acercando
al círculo de Onganía, sellando de esta manera un vínculo que a primera vista
parecía inverosímil, basado principalmente en la coyuntura de modernización
autoritaria garantizada por el “Onganiato”.
Pero la modernización no sólo se extendió a las esferas de lo económico
y de lo político. Como aborda el capítulo de Valeria Galván, el último de esta
primera parte, la modernización que coincidió con el “Onganiato”, alcanzó
también al mundo de la cultura. Debido a ello, los campos de la cultura y del
arte argentinos de fines de la década atravesaron cambios radicales que se
enfrentaron con los parámetros estéticos y morales de la “Revolución Argen-
tina”. En particular, el capítulo de Galván, analiza cómo fueron vistos estos
cambios desde otro de los sectores cercanos al consenso que apoyó el golpe de
Onganía, los nacionalistas. Éstos últimos, según demuestra la autora, si bien
24 Política y cultura durante el “Onganiato”
barito reconstruye las diferentes iniciativas que tuvieron lugar en este partido
bonaerense en el período 1966-1970 y sus relaciones con los acontecimientos
nacionales.
El ideario católico, desarrollista y modernizador también repercutió en
otras áreas de la política pública; y, en relación con esto, a continuación, el
capítulo de Laura Rodríguez analiza la manera en que impactó en la “Refor-
ma educativa” de 1968. La autora reconstruye las políticas y las trayectorias
de los funcionarios de la cartera educativa y observa que conformaban una
red de “expertos” en educación que circulaba por varias instituciones de tinte
conservador, nacionalista e hispanista como el CONSUDEC, la Universidad
Católica Argentina, Acción Católica y el Instituto de Cultura Hispánica. La re-
forma educativa fue implementada mayoritariamente en la provincia de Bue-
nos Aires y debió ser descartada en 1971 por las críticas que recibió.
Por último, el capítulo de Florencia Osuna hace foco en los sentidos que
adquirió el proyecto modernizador del “Onganiato” en el plano estatal, ana-
lizando el caso de la seguridad social. De esta manera, además de la raciona-
lización y tecnificación de la administración pública, el capítulo estudia otras
aristas de este proceso ligadas con las utopías futuristas. En el caso de la se-
guridad social, esto se manifestó en la importancia de la metodología de la
“Prospectiva” y en la presencia de asesores como Agustín Merello. Una de las
preguntas que atraviesa a este último capítulo es de qué manera convivió el
ideario corporativista y tradicionalista del gobierno con la admiración por el
futuro y las nuevas tecnologías.
En conjunto, la diversidad de abordajes y temáticas que reúne este volu-
men intenta, en este sentido y a partir del estudio de las ideas y las prácticas
políticas, sociales, culturales y estatales que tuvieron lugar durante el “On-
ganiato”, renovar las preguntas y enfoques sobre el período enmarcado en la
presidencia de Onganía con el fin último de actualizar y contribuir al enrique-
cimiento de un campo en el que todavía queda mucho por trabajar.
PRIMERA PARTE
Transformaciones en la sociedad argentina
y en la cultura política a fines de la década del sesenta
Más allá de la espada y el hisopo
Religión, política y sociedad durante el “Onganiato”
José Zanca
5 Bernetti, Jorge Luis “El periodismo argentino de interpretación en los ´60 y ´70. El rol
de ‘Primera Plana’ y ‘La Opinión’” en Actas del IV Congreso ALAIC, Recife, Septiembre
de 1998; Mazzei, Daniel Medios de comunicación y golpismo: el derrocamiento de Illia
(1966), Grupo Editor Universitario, Buenos Aires 1997; Rivera, Jorge El periodismo cul-
tural, Paidós, Buenos Aires 1995; Aguilar Mora, Jorge y Sosnowski, Saúl (eds.)
La cultura de un siglo: América Latina en sus revistas, Alianza, Madrid 1999.
32 Política y cultura durante el “Onganiato”
6 Mas, Fernando y Soto, Edgardo Luis “El nuevo rostro de la Iglesia argentina” en Pano-
rama, agosto de 1963, pp. 115-120.
7 Congar, Yves Diario de un teólogo, 1946-1956, Trotta, Madrid 2004.
Más allá de la espada y el hisopo 33
VI era el “pontífice peregrino” que marchaba “tras las huellas de Jesús en pos
de la unidad de los cristianos”.8
Llegaron también cambios en la organización de la máxima jerarquía.
Desde el Concilio los obispos debían presentar su renuncia a los 75 años. El
Papa tendría la posibilidad de construir o romper equilibrios en los episcopa-
dos nacionales, según el tipo de política que quisiera aplicar en cada caso. La
remoción rápida de personajes en exceso “preconciliares’ o por el contrario,
el mantenimiento de reformadores, o agentes de equilibrio, más allá de los
75 años, eran posibles utilizando esta novedosa institución jubilatoria. Los
cambios a nivel local fueron también profundos. En Argentina habían sido
fundadas universidades católicas a fines de los años cincuenta, luego de un
importante conflicto. Pero más allá de los objetivos de sus fundadores, éstas
se convirtieron rápidamente en cajas de resonancia que multiplicaron y die-
ron un carácter académico a los debates conciliares. Tanto en la Universidad
Católica Argentina (UCA) como en la Universidad del Salvador (USAL) se
generaron serios conflictos, producto de la aparición de una militancia laica
con veleidades de autonomía que la jerarquía no hubiera imaginado antes del
Concilio. El caso de la UCA fue sin duda el más conocido. Luego de que un
grupo de profesores y alumnos se solidarizaran con sus colegas de las uni-
versidades públicas intervenidas en 1966, el rector, Nicolás Derisi, decidió
sancionarlos. Uno de los renunciantes fue el sociólogo José Enrique Miguens,
quien destacó en su carta de dimisión que la universidad debía “...eliminar el
autoritarismo y el dogmatismo, y fomentar en los alumnos el espíritu crítico”.
Por el contrario, y en clara alusión al problema, el arzobispo de Buenos Aires
monseñor Caggiano sostuvo en el acto de bendición de una nueva sede de la
Universidad que cuando un investigador llegaba a conclusiones que se opo-
nían a la verdad revelada, debía empezar de nuevo.9 El conflicto ponía en evi-
dencia las tensiones y la autonomía que adquirían los estudiantes y docentes
de las universidades confesionales, y cómo se acortaba la distancia entre éstas
y la universidad pública. De hecho, los estudiantes de la USAL buscaban re-
hacer puentes con los alumnos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En
1966 la Federación de Estudiantes de la Universidad del Salvador (FEUS) no
ocultaba su intención de iniciar diálogos con la FUA para conformar un úni-
co movimiento estudiantil. Algunos de sus dirigentes, como Gustavo Girard,
Andrés Cisneros y Alejandro Maglione sostenían que los prejuicios contra la
adoptado las críticas del socialismo, y que con las últimas encíclicas “estaba
haciendo las cosas bien”. 17
Los cambios en el catolicismo pusieron en crisis las viejas concepciones
sobre el rol del sacerdote y el perfil esperado del laico. El viejo modelo de cura
párroco, especie de conciencia moral de una sociedad materialista, represen-
tado en las figuras de Don Camilio de Guareschi –o de nuestro más humilde
Pájaro Loco, interpretado por Sandrini– desaparecía frente a las interpelacio-
nes de la sociedad, demandante de una forma de religiosidad nueva. Lo que
estaba en cuestión era el porqué del sacerdocio, cómo era la forma más correc-
ta, en función del signo de los tiempos, de llevarlo adelante.18 Esas preguntas
básicas enmarcan tanto los conflictos que se sucedieron en distintas diócesis
del país, como el agrupamiento de sacerdotes en instituciones con objetivos
específicos (pastoral, liturgia, acción social) y el mismo Movimiento de Sacer-
dotes para el Tercer Mundo (MSTM). Lo mismo podríamos decir del laicado,
a quién se le exigía ahora un fuerte deber vital, expresado en un catolicismo
integral comprometido con el cambio de estructuras.
En 1972, al final de nuestro ciclo, podemos inferir cuál era la percepción
del clero entre la población. A la pregunta sobre si los sacerdotes estaban “más
atrasados, igual o más avanzados” en el modo de “pensar y actuar comparados
con el resto de la gente”, un 49,2 % de los encuestados en Capital Federal,
un 61,4 % en el Conurbano y un 62,7 % en Tucumán creían que los sacerdo-
tes estaban “más adelantados” que el resto de la sociedad. En el caso de los
obispos, el 72,4 % en Capital Federal, el 78,3 % en el conurbano y 80,5 % en
Tucumán los consideraba “más adelantados”. El hecho de que el porcentaje
se incrementara a medida que avanzaba el índice de “tradicionalismo” de las
sociedades relevadas (como las caracterizaba la encuesta) puede ser sintomá-
tico tanto de su ubicación respecto a la modernización de la costumbres, como
de su rechazo a las nuevas áreas en las que se involucraba el sacerdocio. Estas
presunciones pueden confirmarse con las respuestas al interrogante sobre si
Relaciones conflictivas
Los vínculos entre el gobierno de Onganía y el catolicismo atravesaron du-
rante sus cuatro años distintas instancias, que fueron desde un apoyo en los
primeros meses, cuando parecía imponerse un perfil socialcristiano y el con-
senso del gobierno era bastante amplio, hasta la más clara hostilidad y el in-
volucramiento de grupos de laicos y de sacerdotes en el esmerilado y desgaste
final de su régimen.
Ese vínculo estaba asentado en un problemático malentendido: la diferen-
cia entre lo que el “Onganiato” esperaba de la Iglesia y los católicos en gene-
ral, y lo que efectivamente la realidad del catolicismo de la segunda mitad de
los años sesenta, con sus conflictos, podía proveer como instrumento legitima-
dor. Ese malentendido se registró incluso antes de la asunción de Onganía. En
junio de 1966, el director de Criterio, Jorge Mejía fue Invitado a entrevistarse
con Onganía y Alejandro Lanusse. En esa reunión, organizada por el sacerdote
vasco Iñaki de Azpiazu, Onganía sostuvo que el proyecto de la próxima aso-
nada militar era el de instalar “el régimen de las encíclicas papales”. Ante tal
propuesta, Mejía le señaló que las encíclicas no contenían “un programa po-
lítico” y que requerían una interpretación, y no siempre era posible aplicarlas
“tal cual, al pie de la letra”. Lanusse, enojado con las objeciones, le dijo que
“se ve que a usted no le gustan las encíclicas”. Onganía acordó con su colega.
La reunión terminó con la discreta salida de Mejía.23
La anécdota, tal vez menos trivial de lo que parece, revela una proble-
mática relación que se abrió en 1966 entre las lecturas que hacían distintos
miembros de las FF.AA. del magisterio eclesiástico, y las interpretaciones
que nacían de un catolicismo renovado. De hecho, en los meses posteriores al
golpe de estado, distintos simpatizantes con el nuevo gobierno legitimaron su
accionar en los documentos del Concilio Vaticano II. En la obra colectiva La
Revolución Argentina. Análisis y prospectiva, el conservador Adolfo Mugica
podía señalar las coincidencias entre el proyecto de Onganía con Pacem in
terris y Mater et magistra. Arturo Frondizi, en la misma línea, sostenía en
Confirmado –bajo el seudónimo de Dorrego–, concurrencias similares entre
la Iglesia y la Revolución. Según el ex presidente, el catolicismo optaba por
la liberación de los pueblos y de ello se derivaba su opción por el crecimiento
económico. Celebraba que la Iglesia hubiera dejado atrás su rechazo al ma-
terialismo y sostenía que las coincidencias entre la Iglesia y la Revolución se
daban en el plano de las ideas y de los objetivos, dejando el tema de la ubi-
cación de funcionarios católicos en puestos importantes de la administración
como un rasgo secundario. Eso obedecía, según su criterio, a una norma tácita
en el estado, “...que impone como requisito esencial de las designaciones la
profesión católica del candidato”.24
Es posible observar algunas analogías en la relación entre el estado y
el catolicismo en el gobierno de Onganía y el peronista de 1946 a 1955.25 Si
bien se trata de realidades históricas muy diversas, en ambos casos el poder
ejecutivo pretendió legitimar su accionar en los valores cristianos, tratando de
beneficiar a la iglesia y esperando como contrapartida un apoyo incondicional.
El gobierno de Juan Perón tenía muchas más fuentes de legitimidad, comen-
zando por el respaldo popular. En el caso de Onganía, el esperado apoyo debía
23 Mejía, Jorge Historia de una identidad, Letemendia Casa Editora, Buenos Aires 2005, pp.
104-105.
24 Dorrego “La Iglesia y la Revolución” en Confirmado, 6 de octubre de 1966, pp. 14-15.
25 Véase Caimari, Lila Perón y la Iglesia católica: religión, estado y sociedad en la Argen-
tina, 1943-1955, Ariel, Buenos Aires 1995; Zanatta, Loris Perón y El mito de la nación
católica: Iglesia y ejército en los orígenes del peronismo (1943-1946), Editorial Sudameri-
cana, Buenos Aires 1999.
40 Política y cultura durante el “Onganiato”
38 Habermas, Jürgen Historia y crítica de la opinión pública, G. Gili, México 1997, p. 48.
39 Ellwood, Robert The sixties spiritual awakening: american religion moving from mod-
ern to postmodern, Rutgers University Press, New Brunswick 1994.
46 Política y cultura durante el “Onganiato”
Elena Scirica
A
los pocos días de asunción de la llamada “Revolución Argentina” co-
bró dimensión pública la presencia de diversos núcleos católicos que
actuaban en el entorno del flamante presidente Juan Carlos Onganía.
Entre ellos, algunos analistas destacaron la impronta del catolicismo tecno-
crático y desarrollista del Ateneo de la República, el fervor de los participan-
tes de los Cursillos de Cristiandad, el ultramontanismo de los Cooperadores
Parroquiales Cristo Rey y el comunitarismo de la Ciudad Católica. Si bien
el modus operandi, las convicciones y la impronta de esos grupos eran dife-
rentes, interesa señalar que ninguno de ellos tenía una operatoria orientada a
la difusión masiva. Según Alain Rouquié, estos núcleos pretendían proveer
programas y personal político al gobierno militar, mientras que otros, como
Tradición, Familia y Propiedad (TFP) o la Federación Argentina de Entidades
Democráticas Anticomunistas (FAEDA), intentaban usurpar en su beneficio la
expresión pública de las opiniones.1 Aún así, cabe acotar que TFP manifestó
su disidencia con ciertas iniciativas gubernamentales.
A partir de estas consideraciones esta contribución evaluará y reflexiona-
rá sobre lo que se ha avanzado en el conocimiento de aquellos núcleos de ope-
ratoria discreta, que preferían actuar de manera reservada a través del estable-
cimiento de contactos personales. Con este interés, se abordará la especificad
de cada uno, su origen, su influjo, su cualidad como espacio de sociabilidad y
las potenciales vinculaciones entre ellos. Este abordaje está guiado por el afán
de señalar los puntos de encuentro y desencuentro de esos espacios y, a par-
tir de ello, desmontar cierto andamiaje analítico que tendió a uniformizarlos.
Al mismo tiempo, interesa puntualizar que el despliegue de estos círculos se
4 SELSER, Gregorio “Un Alsogaray anuncia el golpe” y “El Ateneo como grupo de presión”
en El Onganiato T. I., cit., pp. 19-32 y 33-50, respectivamente (originales publicados en
Inédito, Buenos Aires, 11 de enero de 1967 y 15 de febrero 1967).
5 Entre ellos “La estructura del Estado, la ubicación del país en el plano internacional, las re-
laciones entre la Iglesia y el poder civil, la educación, la organización agraria e industrial, la
armonía entre los factores de la empresa, la promoción de la clase trabajadora y el régimen
sindical […]”. SELSER, Gregorio El Onganiato…, I., cit., p. 26.
50 Política y cultura durante el “Onganiato”
1943 y 1955.10 Sin embargo, en este transcurso, sobre todo tras la experiencia
peronista y el desenlace del gobierno de Eduardo Lonardi, estas figuras habían
flexibilizado sus posturas. Así, aunque analistas contemporáneos ensalzaran
al Ateneo como un mero espacio de la derecha, no se trataba de una postura
extrema situada en el catolicismo intransigente sino de un núcleo abierto a la
política partidaria –en caso de que ella constituyera un medio para lograr sus
cometidos– y a las tendencias desarrollistas tecnocráticas en boga, en procura
de la “modernización” del país, para cuyo implante también aceptaban la vía
autoritaria.
El Ateneo fue un espacio de sociabilidad a través del cual sectores na-
cionalistas confluyeron con grupos de otras tradiciones y prácticas. De este
modo, en el contexto de los años sesenta, combinaron ideas autoritarias con
un fuerte énfasis tecnocrático unido a referencias de la Doctrina Social de la
Iglesia. Las peculiaridades del escenario nacional e internacional, pues, son
muy relevantes para examinar los núcleos católicos anticomunistas. Se trata,
en efecto, de un período signado no sólo por la mentada cuestión peronista
sino también por el influjo de la Revolución Cubana y la acentuación de ex-
pectativas y temores respecto de un eventual avance del “comunismo”, lo que
se enlazó con los planteos desarrollistas y modernizadores como estrategia
para atenuar ese supuesto avance. Al mismo tiempo, estas propuestas se vin-
cularon de manera creciente con las políticas de “seguridad” frente al mentado
enemigo que fue visualizado como el mayor peligro para la civilización oc-
cidental y la religión cristiana. Así, entre ciertos sectores intransigentes, esta
representación del adversario imbuyó la confrontación de un acérrimo espíritu
de cruzada. A su vez, la convocatoria y el despliegue del Concilio Vaticano II
afectaron de manera ineludible a la totalidad del arco católico acentuando la
ligazón entre las esferas política y religiosa.
10 Un estudio laudatorio sobre Mario Amadeo y otros ateneístas en BOSCA, Roberto “El
Ateneo de la República. Los católicos en la vida pública durante la Revolución Argenti-
na”. Actas Electrónicas del IV Simposio Internacional sobre Religiosidad, Cultura y Poder.
Buenos Aires, GERE y Ed. de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires, 2012.
52 Política y cultura durante el “Onganiato”
16 Juan Bosch accedió a la presidencia de la República Dominicana en 1963, tras haber lidera-
do desde el exilio la oposición a la dictadura de Rafael L. Trujillo. Pero tras siete meses en
los que impulsó un amplio programa de reformas sociales, fue destituido. En 1965 un movi-
miento insurgente promocionó la restauración de Bosch, lo que dio lugar a una intervención
de los Estados Unidos –inquieto por un eventual avance comunista, a remedo de Cuba–.
Versiones sobre cursillistas opositores a Bosch en “Influencias. Los católicos y el poder”,
cit., Informaciones Católicas Internacionales. Nº 262 y “Colaboración con el gobierno”.
cit.
17 “Belén: la ceremonia secreta”, recuadro en “Tucumán, reino del cursillismo”. Primera Pla-
na, cit.; “Qué es el cursillismo”. Gente, Nº 139, cit. y GIORGI, Guido y MALLIMACI,
Fortunato “Catolicismos, nacionalismos y comunitarismos en política social. Redes católi-
cas en la creación del Ministerio de Bienestar Social de Argentina (1966-1970)” en Revista
Cultura y Religión, Vol. 6 Nº 1 (junio del 2012) p. 121., cuya información se documenta con
“Movimiento de Cursillos de Cristiandad de argentina”, s/n.
18 Según un Boletín del Secretariado de los Cursillos de la Cristiandad de junio de 1968, “no
importa el número, sino la capacidad influyente transformadora del candidato” […] “no
solamente los que ostentan cualidades de jefe nato en una comunidad, sino aquellos otros
que posibilitan el acceso y la influencia de éstos […]”. GARCÍA LUPO, Rogelio “Los
Cursillos…” cit., p. 18.
54 Política y cultura durante el “Onganiato”
19 SELSER, Gregorio “Los cursillos de Cristiandad”, cit.; “Qué es el cursillismo”, cit.; tam-
bién http://www.argentinamcc.com.ar/historia/?c=arg visto 4 de abril 2013.
20 SELSER, Gregorio “Los cursillos…”, cit.; Primera Plana se refirió a este himno o tonada
para destacar la base emocional o mística de los encuentros. “Influencias. Los católicos y el
poder” y “Belén: la ceremonia secreta”, cit.
21 El padre Ovidio Félix Trípodi, asesor de los Cursillos y capellán mayor de la Aeronáutica,
afirmó “sería criminal atribuir a los Cursillos una intención política”. Los cursillistas recha-
zaron la paternidad de otras organizaciones católicas y negaron cualquier tipo de vincula-
Núcleos católicos anticomunistas 55
ción con el Opus Dei. Ver, respectivamente “Influencias. Los católicos y el poder”, cit. y
“Qué es el ‘cursillismo”, cit.
22 GIORGI, Guido y MALLIMACI Fortunato “Catolicismos, nacionalismos …” cit., p.121.
23 Ver notas 18 y 19. Según relató el ya fallecido coronel Juan Francisco Guevara, en 1966
el general Señorans lo invitó a participar en un Cursillo –en la misma época en que se in-
corporaron al movimiento figuras como el Gral. Onganía o el Gral. Martínez Zuviría– pero
esa postulación fue rechazada (la preselección pasaba en gran medida por la evaluación del
General Lanusse, con quien tenía diferencias abiertas). Mazzei, Daniel Entrevista inédita al
coronel (R) Juan Francisco Guevara. 19 de noviembre de 1992.
24 Selser destacó la importancia de la ultreya –la reunión semanal de los grupos cursillistas–
como espacio de encuentro que, amén de sus fines religiosos, habilitaban el tejido de vín-
culos de confianza a través de los cuales podrían entablarse potenciales convergencias po-
líticas, ideológicas o económicas. SELSER, Gregorio “Los cursillos…”, cit., pp.15-16. En
el mismo sentido, “Tucumán: reino del cursillismo”, cit. El análisis de los Cursillos como
red de sociabilidad religiosa en expansión, en GIORGI, Guido y MALLIMACI, Fortunato
“Catolicismos, nacionalismos…” cit., pp.121-122 y 124.
56 Política y cultura durante el “Onganiato”
Fátima”. A partir de 1959, este prelado ocupó el arzobispado de Buenos Aires y presidió el
Vicariato Castrense, lo que “abrió a los Cooperadores y a los laicos de la Ciudad Católica
las puertas de la capital y de las principales guarniciones militares del país”. VERBITSKY,
Horacio Historia política de la Iglesia…. cit., pp. 126-127; 129-134 y RANALLETTI,
Mario “Jean Ousset y el catolicismo intransigente…”, cit.
37 RANALLETTI, Mario “La guerra de Argelia y la Argentina. Influencia e inmigración fran-
cesa desde 1945”, en Anuario de Estudios Americanos, Vol. 62, Nº 2, julio-diciembre 2005,
pp. 285-308.
38 RANALLETTI, Mario “La guerra…” cit., Sobre la Guerra contra-revolucionaria y la im-
plementación de la Doctrina de Seguridad Nacional en la Argentina, LÓPEZ, Enesto Segu-
ridad nacional y sedición militar. Legasa, Buenos Aires, 1987; AMARAL, Samuel Guerra
revolucionaria: de Argelia a la Argentina, 1957-1962. Buenos Aires, Academia Nacional
de la Historia. Investigaciones y ensayos 48, 1998; MAZZEI, Daniel “La misión militar
francesa en la Escuela Superior de Guerra y los orígenes de la guerra sucia, 1957-1962”
en Revista de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes, 2002; ROBIN, Marie
Monique. Escuadrones de la muerte. La Escuela Francesa. Sudamericana, Buenos Aires,
2005. Otras menciones a la CC GONZÁLEZ JANZEN, Ignacio La Triple A. Contrapunto,
Buenos Aires, 1986, pp. 53-76; esa información retomada en NOVARO, Marcos y PA-
LERMO, Vicente La dictadura militar 1976/1983. Del golpe de estado a la restauración
democrática. Paidós, Buenos Aires, 2003.
39 MAZZEI, Daniel “La misión militar francesa…”, cit., pp. 117-123.
60 Política y cultura durante el “Onganiato”
La Ciudad Católica
En los últimos años, nuevos trabajos académicos –así como también profusos
abordajes periodísticos– indagaron sobre los orígenes de la CC en la Argenti-
na, su raíz francesa, la trayectoria y los parámetros valorativos, ideológicos y
religiosos en los que abrevaron sus fundadores. También analizaron las parti-
cularidades organizativas de esta obra y su papel en la difusión de la doctrina
de la GR y en las consecuentes modalidades de la Guerra Contrarrevoluciona-
ria.40 En vista de ello, este trabajo se limitará a puntualizar los núcleos abor-
dados y concatenar algunos cabos sueltos para, a partir de allí, indagar sobre
la relevancia de este círculo y establecer potenciales similitudes, diferencias
40 SCIRICA, Elena “Visión religiosa y acción política. El caso de Ciudad Católica – Verbo en
la Argentina de los años sesenta” en PROHAL MONOGRÁFICO, Revista del Programa de
Historia de América Latina. Vol. 2. Primera sección: Vitral Monográfico, núm. 2. Instituto
Ravignani, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires, 2010. pp. 26-56; SCIRICA,
Elena “Un embate virulento contra el clero tercermundista. Carlos Sacheri y su cruzada
contra ‘La Iglesia clandestina’” en Anuario del Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos
S. A. Segreti. Nº 10, 2010, pp. 283-301; SCIRICA, Elena “Educación y guerra contrarre-
volucionaria. Una propuesta de Ciudad Católica-Verbo” en Clio & Asociados. La historia
enseñada. Nº 11, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2007, pp. 119-140, así como
las menciones en VERBITSKY, Horacio Historia política de la Iglesia…. cit.; ROBIN,
Marie Monique Escuadrones de la muerte…cit.; RANALLETTI, Mario “Contrainsurgen-
cia, catolicismo intransigente…” cit.; “La guerra de Argelia y la Argentina… cit. y “Jean
Ousset y el catolicismo intransigente…” cit.
Núcleos católicos anticomunistas 61
y/o nexos con otros espacios de identidad católica que tuvieron una impronta
visible durante el “Onganiato”.
La CC surgió en 1946 por iniciativa de Jean Ousset. Este antiguo militan-
te de la Acción Francesa y discípulo de Maurras, luego colaboracionista del
gobierno de Petain, había participado en los retiros espirituales de los CPCR
en Chabeuil.41 Esa experiencia impactó profundamente en el futuro creador de
la CC. A partir de entonces, Ousset participó de forma activa en las tareas de
la congregación –presidiendo reuniones, brindando conferencias– siempre en
aras de “irradiar” la “verdad” y luchar contra el “error”. Esto es, en procura
de restaurar la mentada “Realeza social de Jesucristo” y de combatir la revo-
lución, asimilada con la “doctrina que pretende fundar la sociedad sobre la
voluntad del hombre en lugar de fundarla sobre la voluntad de Dios”.42 A poco
de ello, sin embargo, sin riñas ni discordias, Ousset decidió autonomizarse de
los CPCR. En tal sentido, creó una obra laica, con una impronta más política,
que derivaría en la CC. Es probable que la confusión o amalgama entre ambos
círculos se deba al hecho de que, en efecto, en sus inicios resultaba difícil
diferenciarlos.43 Tal como indicó Ranalletti, ambos abrevaban en los mismos
tópicos y realizaban iniciativas mancomunadas. Los CPCR publicaban y re-
comendaban los textos de Ousset, a la vez que le brindaban sus contactos
eclesiásticos para expandir su obra. Al mismo tiempo, la CC preconizaba los
ejercicios ignacianos como modalidad de la que “todo soldado de Cristo debe
servirse”.44 Por otra parte, ambos enlazaban en una red más amplia que incluía
41 Los datos biográficos de Jean Ousset fueron elaborados por Raphaelle de Neuville y reto-
mados por Marie Robien y Mario Ranalletti en sus trabajos. Otras referencias en SCIRICA,
Elena “Comunitarismo y contrarrevolución. Ideario y trayectorias de un núcleo católico
intransigente organizado en torno a la revista Verbo de Argentina (1959-1966)” en RODRI-
GUES, Cândido y ZANOTTO, Gizele Catolicismo e sociabilidade intelectual na América
Latina. Editora da Universidade Federal de Mato Grosso, Cuiabá, 2013.
42 Punto de partida doctrinario de la CC; la cita reproduce un discurso decimonónico del
católico social francés Alberto de Mun. “Qué es la Revolución”. Verbo, No. 1, 1959 a No.
61-62, 1966.
43 Esa confusión en GARCÍA LUPO, Rogelio “Los Cursillos de Cristiandad…” cit., pp.12-
16; Maitre marca la compenetración entre ambos. “Le catholicismo d’extreme droite…”
cit. pp.110-111. Su origen común y autonomización en RANALLETTI, Mario, “Jean Ous-
set…” cit.
44 “La soberanía social de Jesucristo”. Verbo, Nº 11, abril 1960, p. 44. El boletín de la CC en-
fatizaba en los Ejercicios Ignacianos como fundamentales para “fortificar siempre nuestra
vida sobre natural”. ¿Qué es la Ciudad Católica? Madrid, Speiro, 1962, pp. 29-29.
62 Política y cultura durante el “Onganiato”
Reflexiones finales
A lo largo de este trabajo relevamos los conocimientos disponibles sobre im-
portantes núcleos de identidad católica anticomunista que tuvieron cierto in-
flujo durante el “Onganiato”. En los casos reseñados, se trató de espacios que
constituyeron distintas redes de sociabilidad de acceso reducido y en las que
sistematizaron visiones, apuestas y proyecciones sobre la sociedad, a la vez
que eslabonaron vinculaciones que les permitieron acceder a determinados
espacios gubernamentales. Más allá de que con sus prácticas y aportes hayan
acentuado, colaborado o al menos permitido –según el caso al cual nos refi-
ramos– las políticas represivas, también es cierto que, con distinto grado y a
través de diferentes visiones, pretendieron contribuir a generar nuevos lazos
consensuales a partir de enfoques distantes del ideario liberal –cuestiones que,
a la sazón, no eran exclusivas de estos sectores–. En este sentido, tal como
señalaron Valeria Galván y Florencia Osuna, los grandes trabajos académicos
sobre la “Revolución Argentina” tendieron a enfatizar en sus aspectos auto-
ritarios y en el modo en que contribuyeron a la espiral de violencia política
posterior. Sin embargo, escasean las producciones que aborden las especi-
ficidades de esta época.52 De allí la importancia de actualizar el repertorio
de problemas y explorar en profundidad otras dimensiones de este momento
histórico. Tanto el estudio de las trayectorias personales y profesionales de
53 Entre los escasos trabajos sobre la TFP en la Argentina del período, SCIRICA, Elena “Gru-
pos laicales tradicionalistas contra los sectores tercermundistas. Una aproximación a sus
prácticas y estrategias de difusión durante el Onganiato” en IV Simposio Internacional so-
bre Religiosidad, Cultura y Poder. Grupo de Estudios sobre Religiosidad y Evangelización
(GERE), del Programa de Historia de América Latina (PROHAL), Instituto Ravignani,
Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 29 al 31 de agosto de 2012; DALMAZO, Gustavo
“El tradicionalismo ante la apertura política en la Revolución Argentina” en IV Jornadas
Nacionales de Historia Moderna y Contemporánea, Universidad Nacional del Nordeste,
Resistencia, 15, 16 y 17 Sept. 2004. Un trabajo que aborda la TFP en un período poste-
rior, RUDERER, Stephan: “Cruzada contra el comunismo. Tradición, Familia y Propiedad
(TFP) en Chile y Argentina” en Sociedad y Religión, Vol. 22, Nro. 38. Buenos Aires, Julio/
Diciembre 2012, pp.77-106. Investigadores brasileños analizaron con detenimiento la TFP
en Brasil: ZANOTTO, Gizele TFP. Tradição, Família e Propriedade: As idiossincrasias de
um movimento católico (1960-1995) no Brasil. Méritos, Passo Fundo, 2012; Ianko BETT
investiga sobre la revista Cruzada y el anticomunismo católico en Argentina y Brasil, en
una interesante tesis sobre las representaciones sociales y los imaginarios anticomunistas.
“Misterioso matrimonio”
Mariano Grondona y las lógicas liberal-conservadoras
ante la construcción del “Onganiato”
Alternativas de modernización y autoritarismo1
Martín Vicente
D
iversos estudios sobre el primer período dictatorial de la autodeno-
minada “Revolución Argentina”, liderado por el general Juan Carlos
Onganía entre los meses de junio de 1966 y 1970, han coincidido en
describir a tal experiencia como una combinación entre un carácter de derecha
nacionalista y el eficientismo tecnocrático, que habría posibilitado la compleja
alianza entre nacionalistas y liberales, bajo una fuerte impronta católica, en la
que entienden sustentada la experiencia.2 Carlos Altamirano ha resumido esta
articulación bajo la expresión “las dos almas de la Revolución Argentina”.3 Al
mismo tiempo, se ha señalado a , la revista dirigida por Jacobo Timerman, y
a su principal columnista político, Mariano Grondona, como artífices de una
campaña golpista contra el gobierno del presidente de la Unión Cívica Radical
del Pueblo, Arturo Illia.4 Ambas afirmaciones, pese a ser certeras son, sin em-
1 Agradezco a Valeria Galván y Florencia Osuna la invitación a participar el evento que ori-
ginó esta compilación y sus atentas lecturas, así como a los participantes de dicho encuentro
por los debates generados.
2 O’DONNELL, Guillermo Modernización y autoritarismo, Prometeo, Buenos Aires, 2011;
DE RIZ, Liliana La política en suspenso 1966/1976, Paidós, Buenos Aires, 2000.
3 ALTAMIRANO, Carlos Bajo el signo de las masas. (1943-1973), Ariel, Buenos Aires,
2001.
4 MAZZEI, Daniel Medios de comunicación y golpismo. El derrocamiento de Illia (1966),
Grupo Editor Universitario, 1997; MOCHKOFSKY, Graciela Timerman. El periodista que
quiso ser parte del poder. (1923-1999), Buenos Aires, Sudamericana, 2003; TARONCHER
PADILLA, Miguel Ángel Periodistas y prensa semanal en el golpe de Estado del 28 de
junio de 1966: la caída de Illia y la Revolución Argentina, Tesis doctoral, Universidad de
Valencia, Valencia, 2006; SIVAK, Martín El Doctor. Biografía no autorizada de Mariano
68 Política y cultura durante el “Onganiato”
Grondona, Aguilar, Buenos Aires, 2005. En marzo de 1966, el ministro de Justicia Carlos
Alconada Aramburu denunció a Primera Plana y Grondona como parte de un complot gol-
pista que incluía a las revistas Atlántida, Imagen, Confirmado y al columnista político de
esta, Mariano Montemayor. Un balance desde estos sectores al término de la “Revolución
Argentina”, BOTANA, Natalio, BRAUN, Oscar y FLORIA, Carlos El régimen militar.
1966-1973, La Bastilla, Buenos Aires, 1973.
5 Sobre el liberal-conservadurismo en la Argentina, HEREDIA, Mariana “La identificación
del enemigo. La ideología liberal conservadora frente a los conflictos políticos y sociales
en los años sesenta”, en Sociohistórica, n˚ 8, La Plata, 2000, pp. 83-121; MORRESI, Sergio
“El liberalismo conservador y la ideología del Proceso de Reorganización Nacional”, en
Sociohistórica, n˚ 27, La Plata, 2010, pp. 103-136; VICENTE, Martín “Los intelectuales
liberal conservadores argentinos y la última dictadura. El caso del grupo Azcuénaga”, en
Kairós, n˚ 29, San Luis, 2012, pp. 1-17. VICENTE, Martín “Lo que fue y lo que nunca
será: (de)ontologías de la Argentina en los intelectuales liberal-conservadores durante el
posperonismo”, en A Contracorriente, vol 11, n˚ 1, North Carolina, 2013, pp. 86-109.
6 Diversos análisis han realizado múltiples adjetivaciones ideológicas de Grondona, que van
del nacionalismo católico (el cual señaló haber abandonado en la etapa peronista) a usos li-
bres de los conceptos liberal o conservador. En general, dichas categorizaciones responden
a la visibilidad “golpista” del autor en tal etapa, pero dejan de lado el análisis de sus textos
en una escala como la aquí propuesta. SIVAK, Martín El Doctor…cit., rescata las diversas
ópticas expuestas por el intelectual a lo largo de su extensa trayectoria.
7 BOHOSLAVSKY, Ernesto y MORRESI, Sergio “Las derechas argentinas en el siglo XX:
ensayo sobre su vínculo con la democracia”, en Iberoamérica Global, vol. 4, n˚2, 2011, pp.
17-49.
“Misterioso matrimonio” 69
8 El propio Grondona ha marcado que la experiencia peronista lo llevó del catolicismo polí-
tico al liberalismo. Sobre el espacio del catolicismo en el posperonismo, ver ZANCA, José
Los intelectuales católicos y el fin de la cristiandad. 1955-1966, Fondo de Cultura Eco-
nómica, Buenos Aires, 2006; ZANCA, José El humanismo cristiano y la cultura política
argentina. (1936-1959), Tesis Doctoral, Universidad de San Andrés, Buenos Aires, 2009.
Para el antiperonismo, SPINELLI, María Teresa Los vencedores vencidos. El antiperonis-
mo y la “Revolución Libertadora”, Biblos, Buenos Aires, 2005.
70 Política y cultura durante el “Onganiato”
“los pocos” en tanto los mejores: minoría implicaba mérito, lo cual completa-
ba el concepto de elite.
Posteriormente, desde , Grondona conceptualizaba al ser humano como
un ser en esencia jerárquico, que “siente como una ofensa a su dignidad y
como una amenaza a su situación cualquier agravio impune de un inferior a un
superior”. Por ende proponía retomar una concepción basada en las relaciones
desiguales como articuladoras del orden social. De allí que enfatizara como
necesidad de la hora,
“volver a la idea de que quien se iguala a aquello que no es
igual, debe sufrir las consecuencias. A veces se confunde de-
mocracia con democratismo. Como cualquier otro régimen, la
democracia es un sistema de poder, de mando y de obediencia.
En ella hay superiores e inferiores, autoridad y sumisión”.14
Veremos más adelante la implicancia que esta concepción tendrá a la hora de
expresarse en el horizonte de expectativas del autor sobre Onganía.
En 1963, Grondona formó parte del grupo de intelectuales, mayormente
liberal-conservadores que, liderados por Carlos Floria, reformularon la carrera
de Ciencias Políticas en la Universidad del Salvador. Allí estuvo a cargo de
“Problemas Políticos Contemporáneos” y entre 1965-68 dirigió el Instituto de
Ciencia Política de la misma universidad.15 Tras una breve experiencia al fren-
te de su revista política , la cual se seguiría editando sin solución de periodici-
dad, en 1964 ingresó a , donde escribiría la principal columna política. Junto
con él, entró a la publicación el caricaturista Juan Carlos Colombres, , quien,
con sus dibujos que satirizaban a Illia como un anciano lento y desconectado
de la realidad, es la otra gran referencia que la bibliografía ha tomado a la
hora de analizar las formulaciones, entendidas como golpistas, del medio de
Timerman.16 Así presentaba a ambos el director: “Poseen una visión honesta y
penetrante de la misma realidad: uno con la serenidad y el rigor de un experto
que, antes que ninguna otra cosa, teme el cambio brusco del
ritmo político e institucional”.29
Grondona postulaba que estaba en juego una puja ideológica que, sin embar-
go, tenía “un punto irreversible” allí donde “los hombres agotan el diálogo y
empiezan el combate”. 30 Si la redacción general de la columna podía dar lugar
a una imagen equidistante del articulista para quien no conociera el libro que
analizamos previamente, las posteriores intervenciones del abogado comen-
zaban a tomar posición de modo explícito: “Todos los regímenes políticos
contienen fuerzas de reserva que aparecen solamente en las horas de crisis.
En las naciones estables, estas fuerzas son apenas conocidas. En las naciones
inestables, ocupan el centro del escenario”. 31 En este marco, el autor identifi-
caba a Onganía con la figura del hombre de reserva, y a la vez lo diferenciaba
de Pedro Aramburu, cuyo proyecto había quedado trunco.
Grondona transformaba, indirectamente, al militar cursillista, cuyo pase a
retiro proponía como clave, al colocarse por fuera de los “particularismos”, en
un epígono de Charles de Gaulle, en tanto postulaba que “el modelo alternati-
vo al de Aramburu es, obviamente, el de De Gaulle: aquí, la espera rindió sus
frutos y al silencio siguió el poder”.32 Esta construcción proponía al general
Onganía como un emergente inevitable de la crisis nacional, la cual debía
sortearse no sólo mediante la salida política, sino por la vía de una moderniza-
ción, mientras el país estaba en medio de una encrucijada: “Con la alternativa
aun abierta. Y con el temor creciente de perder la historia”.33 Allí, reconocía
Grondona, “yo creo que sus protagonistas son tres: el gobierno, el peronismo
y el Ejército”34.
Aquí estaba el eje de la articulación, plena de , del intelectual liberal-
conservador: se trataba de optar entre las opciones de un gobierno fruto de una
democracia incompleta, el partido némesis del ideario liberal-conservador y el
actor militar, “última instancia de esa lucha”. 35 Era una decisión ordenancista:
“Ni hay golpismo muy ilusionado, ni hay un legalismo muy ilusionado”, en
tanto el gobierno de Illia era expresión de “la inercia histórica de una Argenti-
na gris”. 36 Por ello, Grondona marcaba previamente dos ejes: en primer lugar,
“el golpismo llega al hueso” al momento en que “propone su tesis fundamen-
tal: que el sistema democrático no es ‘medio’ del desarrollo sino su ‘fruto’”;37
en segundo término, la aseveración de que Onganía “no necesita complicarse
con el Gobierno: su figura se deslinda aún más de él con el retiro”. 38 El hilo
conductor, así, llevaba de la democracia incompleta a la dictadura, a través del
haz del desarrollo y por medio del hombre que se colocaba por encima de los
fragores propios de un sistema cuyo real funcionamiento socavaba su razón
de ser.
Por medio de la apelación al supuesto encierro del presidente Illia en su
propio partido, Grondona llamaba a atender lo que consideraba el imperativo
de “una cláusula no escrita”: “Nuestra Constitución tiene una cláusula no es-
crita, cuyo texto es el siguiente: ‘Al jurar su cargo, el Presidente debe escoger
entre su partido y el país’. Del cumplimiento o incumplimiento de esta cláusu-
la depende todo lo demás”. 39 Esta situación refería, señalaba el autor, a la falta
de espesor histórico del presidente, centrado en la UCRP y desatento a la cru-
cial situación que ya había descripto el abogado y periodista: “Cuando los pre-
sidentes tuvieron la fuerza política y moral de los conductores, el país sintió la
tensión dolorosa y creadora de las grandes gestas”, por lo que una línea nacio-
nal no era sino la que marcaba que “toda la historia argentina es, en definitiva,
la búsqueda afortunada o desafortunada de presidentes-caudillos”.40 Quedaba
abierta, por esta segunda vía, que confluía con la primera, la construcción de
un orden nuevo, que el columnista no trepidaba en denominar dictadura. Tras
realizar un recorrido histórico-semántico por el concepto, postulaba que su
aplicación aparecía justificada por los límites a los cuales había llegado la si-
tuación de crisis: “Obstinarse en aplicar a esta situación remedios ‘normales’,
de simple y tranquila evolución, es ignorar que la normalidad, como tal, nos
ha abandonado hace mucho tiempo”.41 La dictadura “romana”, que Grondona
ofrecía al gobierno, apuntaba realmente fuera de él, hacia Onganía, como lo
dejaba en claro una semana antes del golpe: “Estamos en 1810 y en 1880, no
en 1820 o en 1920: en dolores de alumbramiento”. 42 El amanecer del golpe de
Estado, como solución positiva, era tan doloroso como definitivo.
“La Nación y el caudillo se buscan entre mil crisis, hasta que, para bien
o para mal, celebran su misterioso matrimonio”, señalaba Grondona a dos
días de producido el golpe de Estado. Se acababa “el absurdo de un gobierno
sin poder”: “Estas son las cosas profundas, que están más allá de las formas
legales o retóricas. La Argentina se encuentra consigo misma a través del prin-
cipio de autoridad. El Gobierno y el Poder se reconcilian, y la Nación, recobra
su destino”. 43 Veremos, a continuación, cuál era el destino mentado por el
intelectual liberal-conservador, que terminaba de cerrar su interpretación del
“Onganiato” como un futuro deseable: nuevamente, el eje era el concepto de
modernización el que completaba la explicación de esta voluntad autoritaria
y ordenancista.
tador del juego de los privados en la forma Mercado.45 En este punto, además,
debemos marcar que aún los liberales en sus diversas expresiones, con la par-
cial excepción de autores que comenzaban a experimentar un fuerte influjo
del neoliberalismo, eran partícipes, si bien en alta medida críticos, de una
amplia recepción de las tendencias desarrollistas, algo que aparece claramente
en las intervenciones de Grondona en , donde su liberal-conservadurismo se
debate, constantemente, entre diversas opciones, tanto articuladoras cuanto
polémicas, con una visión desarrollista “por derecha”.46 La clave moderniza-
dora, en ese sentido, funcionó como un eje explicativo que atravesaba el mapa
ideológico y generó diversos debates.47 Así, al colocar a la democracia como
valor supeditado al desarrollo, que se postulaba sustantivo, encontramos una
reformulación, en este caso liberal-conservadora, de la relación subordinada
de la democracia.48
La Argentina del futuro, en el liberal-conservadurismo, era concebida
como un país a la vanguardia de América del Sur, que se miraba en el espejo
de los Estados Unidos, pero que no buscaba alinearse al país del norte sino
referenciarse en él.49 En tal aspecto, nuevamente, la palabra central era mo-
dernización, y desde allí se puede releer la coalición que sostuvo el golpe del
Epílogo
“La agonía del tiempo anterior” y “la aparición del tiempo nuevo”
En torno a un horizonte que se aleja
“¿Es esto una revolución?”, se preguntaba Grondona a pocos meses de suce-
dido el golpe de Estado liderado por el general Onganía, y se respondía que,
más allá de la voluntad gubernamental, no lo era, pero que, sin embargo, la
pretensión revolucionaria “refleja una creencia colectiva de la Argentina: la
convicción de que ‘algo’ –algo profundo y substancial– tiene que cambiar en
nuestra sociedad para que tengamos, en verdad, un futuro”. Pero el colum-
54 GRONDONA, Mariano “¿Es esto una revolución?”, Primera Plana, 4 de octubre de 1966.
55 GRONDONA, Mariano “Los tres modelos”, Primera Plana, 1 de noviembre de 1966.
56 GRONDONA, Mariano La Argentina en el tiempo…cit., p. 207.
57 GRONDONA, Mariano “El mito de la unidad”, Primera Plana, 16 de julio de 1968.
58 SIVAK, Martín El Doctor…cit., p. 117.
“Misterioso matrimonio” 83
Introducción
L
a “Revolución Argentina” y, con ella, el arribo de profundas transfor-
maciones en el plano político e institucional hallaron una cálida recep-
ción entre los representantes del nacionalismo de derecha de la época.
Como principal aglutinador de los intelectuales de esta corriente político-
ideológica durante el posperonismo,1 el semanario nacionalista Azul y Blanco
(AyB), que luego de haber sobrevivido varias clausuras desde su fundación
en 1956, reabrió con la asunción de Juan Carlos Onganía en claro apoyo a su
programa, documenta en sus páginas las expectativas que el golpe de 1966
despertaron entre los nacionalistas. Éstos entendieron que la “Revolución Ar-
gentina” no era otra cosa sino su tan promovida Revolución Nacional corpo-
rativista.2
Sin embargo, no obstante este apoyo inicial al nuevo gobierno,3 cuando
las medidas tomadas comenzaron a alejarse de las expectativas nacional-cor-
porativistas de AyB, el semanario se pasó a la oposición. En este sentido, la
trayectoria recorrida por los nacionalistas en términos de consenso y disenso
respecto del “Onganiato” y sus políticas de gobierno quedó cristalizada en
AyB.
A fines de esta década, las alianzas e identidades políticas clásicas, in-
fluidas por la preponderancia de la “cuestión peronista”, ya estaban en pleno
proceso de reconfiguración.4 En este marco, el nacionalismo que representaba
7 Sarlo 2001; SIGAL, Silvia Intelectuales y poder…cit.; Terán, Oscar Nuestros años se-
sentas: la formación de la nueva izquierda intelectual en la Argentina, 1956-1966, El Cielo
por Asalto / Imago Mundi, Buenos Aires 1993.
8 PUJOL, Sergio “Rebeldes y modernos. Una cultura de los jóvenes”, en Nueva Historia
Argentina. Violencia, proscripción y autoritarismo (1955-1976), Tomo IX. Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 2003; SIGAL, Silvia Intelectuales y poder… cit.
88 Política y cultura durante el “Onganiato”
9 Los directores referentes de este nuevo cine, que sentaron las bases de la generación –un
poco más joven– de los directores de 1960 fueron Leopoldo Torre Nilsson y Fernando Aya-
la. Estos directores se habían formado con el viejo modelo industrial (trabajo en equipos de
rodaje, estudios de filmación, revistas especializadas y cineclubismo) pero se valieron de la
emergencia de la ruptura a fines de los cincuenta para renovar la producción cinematográfi-
ca local. Así surge el cine de autor, caracterizado por que cada obra llevara el sello personal
de su director, ya sea en el uso de actores fetiche, los manejos de los silencios, la música, las
temáticas, el estilo narrativo, la fotografía, la selección de paisajes urbanos que mostraba,
etc. La generación del sesenta propiamente dicha (que contó a los directores Rodolfo Kuhn,
David José Kohon, Fernando Birri, Manuel Antín, Lautaro Murúa y Leonardo Favio) se
caracterizó por retomar muchas de las temáticas de Torre Nilsson y Ayala, pero se concentró
en retratos de una juventud alienada de su época y de su contexto social. En este sentido,
el Nuevo Cine Argentino fue acusado de imitar el estilo de las vanguardias europeas. Si-
guiendo a los precursores Ayala y Torre Nilsson, el Nuevo Cine Argentino se caracterizó
por ostentar una renovación técnica, nuevos modos de enunciación, fuerte apelación al in-
dividualismo, aire juvenil de desesperanza, insatisfacción, aburrimiento, denuncia social y
pincelada irónica. Véase ESPAÑA, Claudio y MANETTI, Ricardo “El cine argentino, una
estética comunicacional: de la fractura a la síntesis, en BURUCÚA, José E. Nueva Historia
Argentina. Arte, sociedad y política, Buenos Aires, Sudamericana, 1999 y SADOUL, Geor-
ges “Anexo II: El nuevo cine latinoamericano” en Historia del cine mundial, Méjico DF,
Siglo XXI, 2002, pp. 571-573.
10 GIUNTA, Andrea “Las batallas de la vanguardia entre el peronismo y el desarrollismo”,
en BURUCÚA, José E. Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y política, Buenos Aires,
Sudamericana, 1999, pp. 70-99.
Modernización estética y cultural... 89
11 Luis Felipe Noé, Jorge López Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras, Luis Al-
berto Wells, Kenneth Kemble, Antonio Berni, Rómulo Macció, Carolina Muchnik, Ernesto
Deira, Jorge de la Vega, Sameer Makarius, Aldo Paparella, Alberto Heredia, Rubén Santan-
tonín, Emilio Renart, Alberto Greco, Marta Minujín, Jorge Romero Brest, entre otros.
12 GIUNTA, Andrea “Las batallas…” y GIUNTA, Andrea Vanguardia, internacionalismo y
política. Arte argentino en los años sesenta, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008.
13 PLESCH, Melanie y HUSEBY, Gerardo V. “La música argentina en el siglo XX”, en
BURUCÚA, José E. Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y política, Buenos Aires,
Sudamericana, 1999.
90 Política y cultura durante el “Onganiato”
17 SIGAL, Silvia Intelectuales y poder… cit., pp. 160; GILMAN, Claudia Entre la pluma y el
fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina, Buenos Aires, Siglo
XXI, 2003, pp. 66.
18 GIUNTA, Andrea “Las batallas…” cit., p. 94.
19 Entre los colaboradores más jóvenes se encontraban Juan Manuel Palacio, Luis Alberto
Murray, Luis Rivet, Mario Gustavo Costa, Roberto Ortiz, Antonio Valiño, Pedro Vilar, Jor-
ge Lezama, Luis Bandieri, Roque Raúl Aragón, Pedro Ancarola, Carlos P. Mastorilli, Eleo-
doro Marenco, Raimundo Ongaro, Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. De la
generación anterior, continuaron Ricardo Curutchet (sólo hasta 1968), Federico Ibarguren,
José Luis Muñoz Azpiri, Ignacio Anzoátegui, Leonardo Castellani, Julio Meinvielle, Nimio
de Anquín, Julio Irazusta, José María Rosa, Ramón Doll, Ernesto Palacio, Arturo Jauretche,
Santiago de Estrada, Mauricio Birabent, Jean-Henri Azéma, Luis Alem Lascano, Leopoldo
92 Política y cultura durante el “Onganiato”
Suárez, Facundo Suárez y el general Carlos Augusto Caro. Ver GALVÁN, María Valeria El
Nacionalismo…cit., pp. 39-41.
20 GALVÁN, María Valeria El Nacionalismo…cit., pp. 39-41.
21 Entrevista realizada por la autora a Juan Manuel Abal Medina, 17/01/12.
22 Ver GALVÁN, María Valeria El Nacionalismo… cit., pp. 66-72.
23 Decreto 7954, 28/10/67
24 SÁNCHEZ SORONDO, Marcelo Memorias. Conversaciones con Carlos Payá, Buenos
Aires, Sudamericana, 2001, pp. 183; BERAZA, Luis Fernando Nacionalistas. La trayecto-
Modernización estética y cultural... 93
ria de un grupo polémico (1927-1983), Buenos Aires, Puerto de Palos, 2005, pp. 229-233;
entrevista realizada por la autora a Juan Manuel Abal Medina, 17 de enero, 2012.
25 Ver GALVÁN, María Valeria El Nacionalismo…cit., pp. 161-210.
26 Con una tirada máxima de 30.000 ejemplares la publicación pretendía, desde la tapa, cau-
tivar al posible lector con fotos a color y collages muy sofisticados que abarcaban la su-
perficie completa de la página, por lo que el logo y el titular principal se superponían a
la imagen. En casi todas las páginas había alguna fotografía, caricatura política o dibujo
ilustrativo. Asimismo, la diagramación de página, al igual que la calidad del papel, el nú-
mero de páginas totales y la parte artística dan cuenta de una complejidad y sofisticación
mucho mayor en relación a la AyB de los cincuenta. Sobre la materialidad de la nueva AyB,
consultar El nacionalismo…, cit., , pp. 39-41.
94 Política y cultura durante el “Onganiato”
algo novedoso en la historia del siglo XX.30 En ese sentido, los jóvenes nacio-
nalistas de fines de los sesenta también se preocuparon por gravitar de manera
activa en el diseño de un plan basado en el retorno al paisaje bucólico y armó-
nico de la provincia, de la llanura pampeana, como contrapropuesta “autóc-
tona” al caos de las nuevas estéticas urbanas, modernas y “extranjerizantes”,
que además sugerían una vuelta hacia la subjetividad.
De esta manera, acompañando notas literarias e históricas sobre estos te-
31
mas , se incluyeron dibujos y litografías de gauchos y paisajes bucólicos
de la pampa. Estas imágenes de página entera, ilustraban con estilo realista
relatos cortos o fragmentos de novelas y ensayos acerca de las tradiciones ar-
gentinas, el gaucho y la vida en la pampa. En este sentido, AyB compartía con
la izquierda nacional la misma postura respecto al par compromiso político-
realismo. Este dato no era novedoso, si se tiene en cuenta que los vínculos
entre el nacionalismo representado por los “azulblanquistas” con el grupo de
Carpani se habían estrechado en el último período. Así, por ejemplo, la admi-
ración de las jóvenes generaciones nacionalistas por la obra y la posición de
Carpani llevaron también a que algunas publicaciones de los grupos naciona-
listas Tacuara reprodujeran en sus páginas obras completas del artista plástico
a quien consideraban un referente fundamental. 32
En esta misma línea, la crítica cinematográfica que AyB publicó sobre
el filme Las estaciones de nuestro amor, de Florestano Vancini, desatacaba
que la calidad del filme se debía a que éste representaba “una magnífica vuel-
ta al arte comprometido, pero en su más genuina expresión, ya que muchas
34 BUCH, Esteban “El caso Bomarzo…” cit.; GALVÁN, María Valeria El nacionalismo…cit.,
pp. 174-178.
98 Política y cultura durante el “Onganiato”
Conclusiones
Como punto de observación del debate al interior del nacionalismo a fines de
los sesenta, el semanario AyB ofrece una ventana privilegiada. Partiendo de
esta base, se puede observar en sus páginas que la revolución cultural que atra-
vesaba la sociedad argentina durante la presidencia de Onganía, fue recono-
cida por el nacionalismo que, aun cuando reticente, se hizo eco de los nuevos
parámetros morales, estéticos y culturales que imponía.
En el marco de la clausura política del “Onganiato” –rasgo del escenario
político festejado por los nacionalistas– la emergencia de la juventud como
actor autónomo, la liberalidad de las costumbres, la internacionalización y la
renovación de los circuitos y de los lenguajes artísticos, entre otros cambios
fundamentales del período, fueron rechazados desde el nacionalismo. El di-
sentimiento respecto de estos cambios se complementaba con la propuesta
de un proyecto estético propio que, como se puede apreciar en las páginas
de AyB, se basaba en el retorno a valores criollistas propios del nacionalismo
tradicional, conjugados con la defensa de la alta cultura, como resguardo de
la moralidad. Pero también, más en concordancia con la época, defendían el
realismo, único estilo artístico que para ellos era coherente con el compromiso
político.
La inscripción del discurso nacionalista en el marco de la modernización
cultural no fue sólo a partir de la oposición. Desde un aperturismo que tam-
bién había tenido su correlato en el terreno político, AyB buscó incluir nuevos
Modernización estética y cultural... 101
Gabriela Gomes
1 Agradezco a Ernesto Bohoslavsky, Paula Canelo, Marina Franco, Valeria Galván, Daniel
Lvovich, Florencia Osuna y Laura Rodríguez sus comentarios y lecturas atentas a versiones
preliminares de este trabajo
2 GOMES, Gabriela “El Onganiato y los sectores populares: funcionarios, ideas y políticas
de la Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia a la Comunidad (1966-1970)”. Anua-
rio de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, año 11, nº 11, 2011, pp. 279-302,
Córdoba; “El sistema de participación comunitaria y el bienestar social bajo el Onganiato”,
en LVOVICH, Daniel y LEVÍN Florencia (ed.) Genealogías, continuidades y fracturas en
el pasado reciente argentino, Universidad Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines
(en prensa).
3 Encíclica Mater et Magistra Nº 37, 60, 90-92 y 136, 1961.
4 Encíclica Quadragesimo Anno Nº 56-58, 1931.
5 Encíclica Mater et Magistra Nº 53, 1961.
106 Política y cultura durante el “Onganiato”
10 Ver AGUIRRE, Orlando “La Alianza para el Progreso y la promoción del desarrollo en
América Latina”, Revista Afuera, Año V, Nº 9, noviembre de 2010, [en línea] http://www.
revistaafuera.com/autores_detalle.php?id=94.
11 GOLBERT, Laura “Viejos y nuevos problemas de las polítcas asistenciales”, en Serie de
Estudios, Nº 12, CECE (Centro de Estudios para el Cambio Estructural), mayo de 1996;
GOLBERT, Laura y ROCA, Emilia De la Sociedad de Beneficiencia a los Derechos Socia-
les, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Buenos Aires, 2010.
12 El CONADE fue creado el 23 de agosto de 1961 por decreto Nº 7290/61 en el gobierno de
Frondizi. Dependía de la Presidencia de la Nación pero funcionaba en la órbita del Ministe-
rio de Economía. La Ley Nº 16.964 del 30 de septiembre de 1966, reestructuró y redefinió
el papel del CONADE que pasó a estar presidido directamente por el Presidente de la Repú-
blica, acompañado de organismos de asesoramiento instalados junto a los poderes ejecuti-
vos nombrados por el presidente, quien a su vez ejercía las facultades legislativas. Respecto
de su estructura orgánica se estableció un complicado sistema de decisión y supervisiónen
donde la toma de decisiones se procesaba por canales jerárquicos en un sistema político de
poder concentrado en Onganía.
Los orígenes doctrinarios... 109
naran las obras públicas y los servicios, consiguiendo la financiación para sus
proyectos.
“necesitamos […] fortalecer nuestra vida comunitaria. En esta
tarea se diferencian claramente dos esferas de acción. Por una
parte, la destinada a dinamizar y promover las posibilidades
de todas las células que la integran […] La segunda tiende a
la atención de las personas y grupos marginados, rezagados
o en conflicto que por deficiencia propia o por una falla de la
estructura social no integran la comunidad. En estos casos, el
Estado participará en forma activa, subsidiaria y supletoria,
para que tales grupos o personas puedan, por el esfuerzo pro-
pio, lograr su integración al medio social”.28
Por su parte, el secretario de gobierno Mario Díaz Colodrero sostuvo que la
necesidad de
“acertar en los modos de participación del Estado en la so-
ciedad moderna para conciliar la eficacia de dicha participa-
ción con el principio de subsidiaridad, que reconoce el valor
operante de la iniciativa privada y a la que el Estado no debe
interferir en lo que en sus manos debe estar […] un fortaleci-
miento del Estado en su órbita específica y un fortalecimiento
de las actividades privadas en lo económico, en lo social y en
lo cultural como consecuencia de la acción de un Estado apto
para impulsar y sostener la iniciativa privada en el marco del
interés de la comunidad nacional”.29
Consideró que la transformación revolucionaria debía contemplar la amplia-
ción de fronteras internas, descentralización de servicios públicos, fortaleci-
miento de las comunidades locales y una sólida política de integración te-
rritorial mediante la multiplicación de la actividad industrial a lo largo del
país para corregir la concentración de las actividades económicas en Buenos
Aires.30
28 Discurso pronunciado por Tte. General Juan Carlos Onganía el 31 de marzo de 1967 en la
ceremonia de clausura de la I Reunión Nacional de Promoción y Asistencia de la Comuni-
dad, 27 y 31 de marzo de 1967, pp. 21-22.
29 Discurso pronunciado por el Dr. Mario Díaz Colodrero el 16 de mayo de 1968 en la Unión
Industrial Argentina.
30 Discurso…, cit., pp. 37-38.
114 Política y cultura durante el “Onganiato”
40 YUJNOVSKY, Oscar Las claves políticas del problema habitacional argentino, Grupo
Editor de América Latina, Buenos Aires, 1984, pp. 164-167; GAZZOLI, Rubén Vivienda
social. Investigaciones, ensayos y entrevistas, Nobuko, Buenos Aires, 2007, pp. 52-53. En
el partido de La Matanza el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires construyó 1.018 vivien-
das de este tipo ver GAZZOLI, Rubén Vivienda social… cit., p. 53; GOLBERT, Laura y
ROCA, Emilia De la Sociedad de Beneficiencia… cit., p. 122; MBS, Plan de erradicación
de las villas de emergencia de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, Buenos Aires,
1968; MBS, Plan VEA viviendas económicas argentinas: reglamentación aprobada por el
directorio en su sesión ordinaria del 27 de marzo de 1969, Secretaría de Vivienda, Banco
Hipotecario Nacional, Buenos Aires.
41 MBS, Primera Conferencia Interamericana sobre cooperativismo, Dirección Nacional de
Cooperativas, Buenos Aires, 4 al 8 de noviembre, 1969, pp. 84-86. Ver CONADE, Inventa-
rio de los proyectos de asistencia técnica correspondientes a la Agencia para el Desarrollo
Internacional, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización de
Estados Americanos, la Secretaría, Buenos Aires, 1968.
118 Política y cultura durante el “Onganiato”
Reflexiones finales
El desarrollo comunitario fue objeto de atención de los organismos interna-
cionales, del campo académico y de los católicos. En el caso del Ministerio
de Bienestar Social, la propuesta comunitarista fue preconizada por católicos
cercanos al corporativismo antiestatal y al desarrollismo. Durante el “Onga-
niato” cobró ímpetu un discurso que fomentó la Participación y la Solidari-
dad conforme al principio de Subsidiariedad. Esto legitimó el traspaso de las
Introducción
U
na de las ideas que conformaban el imaginario de gran parte de los
miembros de la “Revolución Argentina” era el agotamiento del régi-
men de matriz liberal vigente desde 1853. Para ellos aparecía como
indispensable la refundación de la Argentina sobre otras bases políticas, so-
ciales y culturales.
Más allá de los alcances reales de esta voluntad revolucionaria, de este
diagnóstico se derivaron proyectos de cambio radicales. Algunos de los más
significativos estaban dirigidos a modificar el funcionamiento societal de la
sociedad, es decir, las modalidades a través de las cuales los individuos se
relacionaban mutuamente y participaban de lo público.
En el escenario de disputas palaciegas que caracterizó a la “Revolución
Argentina” desde sus orígenes, esos proyectos comunitaristas estuvieron en el
centro de la lucha por la definición del rumbo del gobierno.
En efecto, una característica del “Onganiato” fue la ausencia de un pro-
yecto político claro previamente diseñado para llevar adelante una vez en el
poder. Por el contrario, desde las distintas dependencias estatales se impulsa-
ron políticas públicas activas que respondían a modelos de país en pugna y
que fueron perfilándose con el correr de la gestión. En términos generales, dos
grandes –y difusos– proyectos políticos disputaron la orientación del “Onga-
2 Para un estudio detallado sobre la propuesta comunistarista del “Onganiato”, ver el capítulo
de Gabriela Gomes en esta misma compilación.
Refundar la sociedad 123
8 TERÁN, Oscar Nuestros años ’60, Punto Sur, Buenos Aires, 1991.
9 DE RIZ, Liliana La política en suspenso, Paidós, Buenos Aires, 2000, p. 186.
10 PORTANTIERO, Juan Carlos “Economía y política…” cit. p. 539. Buscamos ir más allá
de las interpretaciones clásicas sobre las fracciones internas del gobierno, como la de Guill-
Refundar la sociedad 125
El ideal comunitarista
El caso de la Directiva de Participación debe incluirse entre las experiencias
de gobierno llevadas adelante por estos cuadros católicos, principalmente del
Ateneo de la República y redes universitarias anexas. Ellos fueron los princi-
pales responsables de impulsar políticas públicas orientadas hacia un ideal de
sociedad comunitaria.
El comunitarismo atravesó todos los niveles de gobierno (municipal, pro-
vincial, nacional), con la excepción de algunos ministerios. A seis meses del
golpe, el 30 de diciembre de 1966, el presidente de facto se dirigió por cadena
nacional a la población. Allí caracterizó la situación previa al golpe como
“una democracia hueca”, en la que el fraude y la falta de fe en las instituciones
habían convertido a los partidos políticos y a los parlamentos Nacional y pro-
ermo O’Donnell sobre la oposición entre liberales y nacionalistas (El Estado Burocrático-
Autoritario, Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1982), que se corresponde con las dos almas
de la Revolución Carlos Altamirano (Bajo el signo de las masas, Ariel, Buenos Aires, 2001,
p.81)
11 Resumimos un argumento desarrollado en profundidad en GIORGI, Guido y Fortunato
MALLIMACI “Catolicismos, nacionalismos y …” cit. En el capítulo de Elena Scirica que
se encuentra en este libro es posible encontrar un análisis detallado de cada una de estas
vertientes.
12 MALLIMACI, Fortunato y Humberto CUCCHETTI –compiladores– Nacionalistas y na-
cionalismos. Debates y escenarios en América Latina y Europa, Gorla, Buenos Aires, 2011.
126 Política y cultura durante el “Onganiato”
Aunque cuatro años menor, de Ímaz había compartido con Díaz Colo-
drero distintos espacios sociales: militancia católica antiperonista, estudios
universitarios en Derecho en la UBA y una estancia en el Instituto de Cultura
Hispánica. De allí que existiese, en palabras de de Ímaz, una “vieja, probada y
reiterada afinidad con el Secretario de Gobierno, que era –para el caso– el nue-
vo gurú, intermediario fiel de un pensamiento no siempre bien explicitado”.26
Sobre esa afinidad es que de Ímaz se sumaría a la empresa de la Secretaría de
Gobierno, para explicitar más claramente ese pensamiento.27
Más allá del vínculo personal, de Ímaz era uno de los referentes del mo-
mento de la sociología argentina: discípulo de Gino Germani (UBA), profesor
del Departamento de Sociología (UCA), gozaba del prestigio académico y
político de la publicación de Los que Mandan. En 1966, contribuyó con un
capítulo al libro La Revolución Argentina, en el cual evaluaba la posibilidad
de que el nuevo gobierno supla la ausencia de una elite de poder.28 Allí se
preguntaba por el lugar de las clases populares en el nuevo régimen. En tanto
la democratización y movilización de las “masas populares” era un dato de
la estructura social, se presentaban dos opciones: o se gobernaba “ejerciendo
una auténtica dictadura”, a sabiendas de que le seguiría el levantamiento po-
pular, o se integraba a las masas populares “en un acto de amor” del líder.29
Así, la cultura paternalista y la proclividad hacia el autoritarismo de las masas
26 DE ÍMAZ, José Luis Promediando los cuarenta, Sudamericana, Buenos Aires, 1977, p.
209.
27 Sobre la trayectoria de de Ímaz GIORGI, Guido “José Luis de Ímaz, de Onganía a Béliz”,
ponencia presentada en la Jornada Recuperando Trayectorias Intelectuales en el Estado.
Argentina en la Segunda Mitad del Siglo XX, IDH-UNGS, 11 de septiembre, 2013.
28 La Revolución Argentina es un libro publicado en octubre de 1966 por el Instituto de Cien-
cia Política (USAL), dirigido por Raúl Puigbó, en el que un grupo de cuadros intelectuales
se ponen a disposición del nuevo proceso encabezado por Onganía y brindan un sustento
ideológico para la Revolución Argentina. Al menos cinco de los doce autores ocuparán
cargos en el “Onganiato”. Ver AAVV: La ‘Revolución Argentina’. Análisis y prospectiva,
De Palma, Buenos Aires, 1966
29 En otro capítulo del mismo libro, Mariano Grondona señala algo similar: En cualquier
sistema político, la oposición es una parte normal que no puede ser destruida. Por ello, el
desafío político de la Revolución Argentina era “planificar la oposición para que ella sirva a
la Revolución”. Ver GRONDONA, Mariano “El futuro de la oposición”, en La ‘Revolución
Argentina’…, cit. p. 171-172. Como de Ímaz, Grondona era parte del plantel del Instituto
de Ciencia Política (USAL), y será su director
132 Política y cultura durante el “Onganiato”
30 DE ÍMAZ, José Luis “Una hipotética élite política” en AAVV: La ‘Revolución Argenti-
na’…, cit. p. 189.
31 DE ÍMAZ, José Luis “Promediando los cuarenta…”, cit. p. 212.
32 Ver RODRÍGUEZ, Laura Graciela y BARBARITO, María “Los católicos de derecha en
los años sesenta. La experiencia ‘comunitarista’ en Pergamino 1966-1973”, Trabajo pre-
sentado en las Terceras Jornadas nacionales de historia, Córdoba, 2011; y PONS, Emilse
“El fracaso del proyecto autoritario en Córdoba y la eclosión de a movilización popular
(1966-1973)” en TCACH, César –coord.– Córdoba Bicentenaria: claves de su historia
contemporánea, Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 2010, pp. 297-
354.
Refundar la sociedad 133
La Directiva de Participación
La Directiva de Participación ordenaba a los Secretarios de Estado y a los
gobernadores “estructurar un sistema de participación de la comunidad” en
los tres niveles de gobierno: Secretarías de Estado nacional, Ministerios o
Secretarías provinciales, y municipalidades. Se trataba de crear Consejos y
Comisiones Asesores en distintos temas o sectores, integrados por represen-
tantes de todos los grupos interesados. Estos Consejos y Comisiones estable-
cerían un vínculo orgánico con la dependencia estatal pertinente, cumpliendo
dos funciones: a) de asesoramiento en la toma de decisión; b) de comunica-
ción entre la comunidad y el Gobierno. El objetivo de estos “mecanismos de
participación” era “promover así una auténtica transformación de estructuras
administrativas, sociales y económicas desactualizadas, mediante el acuerdo
de las personas más capaces de arbitrar las soluciones técnicas”.35
De acuerdo al texto, la Directiva de Participación era una política de Es-
tado, sin margen para el debate, ya que se indica que los secretarios de Estado
y los gobernadores “deben ejecutar de inmediato lo dispuesto en esta Direc-
tiva”. Si bien existían antecedentes en dos provincias, se reconocía que la di-
Refundar la Sociedad
Si asumía su carácter revolucionario, el “Onganiato” debía erigir un sistema
político que, más allá de la represión, le permitiera construir los consensos
básicos para gobernar durante el tiempo suficiente para transformar las bases
sociales y políticas de la Argentina. Esto implicaba la búsqueda de una nueva
fórmula política que reemplazara a aquella demo-liberal, ya que el sistema de
partidos políticos, según la visión de los principales funcionarios, era fuente
de los males que aquejaban a la Argentina, y que impedían su desarrollo. La
modernización del país suponía nuevas estructuras políticas, sociales y eco-
nómicas; que no contemplabanz el mero mejoramiento de las que ya estaban.
Ahora bien, a los proyectos del participacionismo municipal y del comu-
nitarismo social debe sumarse el participacionismo sindical.41 Este respondía
al mismo horizonte de sentido comunitarista: la incorporación de los sindica-
tos como actores legítimos es concebible porque en la matriz comunitarista el
42 La más importante es la Ley 18.610 de 1970, que instituye el sistema de obras sociales
gestionado por los gremios, con acceso a ingentes recursos monetarios.
43 GIORGI, Guido “Redes católicas y Estado en la ‘Revolución Argentina’”, en Ciencias
Sociales y Religión, Volumen 12, Nº12, 2010: 53-78.
Refundar la sociedad 137
reproduce la matriz de 1955, 1962 y 1970. Sin embargo, éste no fue un progra-
ma de gobierno previamente diseñado para ser aplicado una vez en el poder;
no existía una fórmula política concreta preexistente al golpe. Sobre la base
de un mismo horizonte de sentido, un ideal comunitarista y un difuso proyecto
político allí, un conjunto de cuadros católicos que hemos visto avanzaron y
desarrollaron propuestas operativas para volver realidad dicho ideal.
Como auguraban Grondona y de Ímaz, era indispensable planificar la
oposición, integrar a las “masas” al régimen político. No lo lograron. No es-
tamos en condiciones de explicar el fracaso: puede ser por la ambición del
proyecto “revolucionario”, por su vaguedad, por la incapacidad de los cuadros
políticos o por el despotismo ilustrado de esos tecnócratas formados en cien-
cias sociales que se pensaban como ingenieros sociales. En gran parte el “On-
ganiato” será herido de muerte por la ausencia de estructuras políticas capaces
de canalizar las fuerzas sociales que estallarán en el “Cordobazo”.
Del comunitarismo a los “Pergaminazos”
El caso de Pergamino durante la primera presidencia
de la “Revolución Argentina”
Introducción
E
n el período 1966-1970, en el partido de Pergamino, un grupo de re-
presentantes del nacionalismo católico implementó el llamado comu-
nitarismo1 que provocó una fuerte tensión entre el gobierno municipal,
encabezado por el intendente Federico De Nápoli, y una alianza de sindicalis-
tas y estudiantes secundarios. Mientras que la sociedad, en un comienzo, no se
opuso a estas políticas y fueron muy pocos los síntomas de una radicalización
de la población, con el transcurso de los acontecimientos y tal como sucedió a
nivel nacional, a partir de 1969, se produjo un creciente espiral de violencia a
nivel local. Esto culminó con dos manifestaciones violentas en 1970 conoci-
das en los medios periodísticos locales como “Pergaminazos”.2
Como afirma O’ Donnell, la “Revolución Argentina” se propuso ordenar
a una sociedad atravesada por el caos y los conflictos mediante el reemplazo
de los “políticos” por los “técnicos”.3 También se suspendió la participación
de los partidos políticos con la finalidad de instaurar un régimen corporativo,
es decir, la organización de la colectividad sobre la base de asociaciones repre-
sentativas de los intereses y de las actividades profesionales (corporaciones).
La representación no estaría determinada por el sufragio universal, sino por
delegados o representantes de las diversas asociaciones profesionales que ma-
nejarían la cosa pública de acuerdo con los intereses reales y no desvirtuados
de cada grupo, sin interferencia de los partidos políticos.4
1 Sobre el surgimiento y características generales del comunitarismo ver también los trabajos
de Gabriela Gomes y Guido Giorgi que se encuentran en este libro.
2 Las fuentes utilizadas para la investigación fueron los diarios locales La Opinión y el sema-
nario El tiempo, editados entre 1966-1970. Estos periódicos se encuentran en la Biblioteca
Municipal Joaquín Menéndez de la ciudad de Pergamino.
3 O’DONNELL, Guillermo El Estado Burocrático Autoritario, Prometeo, Buenos Aires,
2009
4 BOBBIO, Norberto, MATTEUCCI, Nicolás y PASQUINO, Gianfranco Diccionario de
Política. Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores, 2002, citado por PONS, Emilse “¿La his-
142 Política y cultura durante el “Onganiato”
El comunitarismo en Pergamino
Cuando se produjo el golpe en junio de 1966 fue destituido el Intendente mu-
nicipal, Ernesto Illia, hermano del ex presidente de la Nación y representante
de la Unión Cívica Radical del Pueblo, y se disolvió el Concejo Deliberan-
te. En el nivel provincial fue nombrado gobernador el Gral. Francisco Imaz,
nacionalista católico. El 30 de julio, el mayor Pablo Osvaldo Terrero, perte-
13 La Opinión, 11/07/1967; 9
Del comunitariosmo a los “Pergaminazos” 147
15 La Opinión, 05/04/1968; 4
16 La Opinión, 29/06/1968; 8
17 La Opinión, 13/06/1969; 9
Del comunitariosmo a los “Pergaminazos” 149
con una acción considerada monitora en los círculos de más alto nivel, que
más de una vez lo han llamado a colaborar”.18
Tras el asesinato del dirigente gremial Augusto Timoteo Vandor, en los
primeros días del mes de julio de 1969, fueron detenidos tres sindicalistas
de Pergamino: Alejandro Jiménez (delegado de la CGT regional opositora y
directivo del Centro de Vendedores de diarios y revistas), Héctor Riera (ex in-
tegrante del Secretariado de Obreros Panaderos) y Eros Vásquez (dirigente del
gremio ferroviario), quienes fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo
y se procedió al allanamiento de la sede de la CGT, que sesionaba en el Centro
de Vendedores de diarios y revistas.
En este clima de conflictividad, el debate interno entre conciliares y post
conciliares de la Iglesia Católica también tuvo eco en Pergamino. El sector
que adhirió al Concilio tuvo un referente que fue el sacerdote Saturnino Prieto.
En una carta de lectores publicada en el diario local, denunció que el gobierno
municipal vivía una situación de “anarquía, caos e irresponsabilidad” debido
al nepotismo existente y al “amiguismo” reinante en la distribución de cargos.
Por último, acusaba a Imaz de poseer una “mentalidad integrista” y de ser
“resistido por todos los sectores”.19
La respuesta del intendente de Nápoli no se hizo esperar y mediante una
carta de lectores le manifestó que el sacerdote comprometía
“su condición de pastor introduciendo resentimientos, recelos
o confusión entre la propia grey y permitiendo que otros que
no quieren el bien de la Iglesia, la instrumenten a su servicio,
ya que existe una Tiranía que se declara oficialmente atea, pero
Ud., casualmente representa a ese pensamiento innovador que
justifica a un guerrillero asesino (Dios lo perdone) por ser au-
téntico […]. Es muy urgente que los sacerdotes prediquen, sí
sobre las injusticias sociales, pero también sobre la infidelidad
conyugal, la disipación de las costumbres, la pornografía, el
aborto oficializado, las profesiones comercializadas, el fari-
seismo de los que quieren utilizar la Religión para hacer po-
18 La Opinión, 06/09/1968; 4
19 La Opinión, 09/07/1969; 6. El sacerdote Saturnino Prieto llegó a Pergamino en 1965, al
igual que el sacerdote Marciano Alba. Los dos se acercarían a la llamada “Iglesia de los
Pobres”, en consonancia con la Teología de la Liberación.
150 Política y cultura durante el “Onganiato”
20 La Opinión, 12/07/1969; 12
21 La Opinión, 25/10/1969; 8.
22 La Opinión, 28/10/1969; 8
Del comunitariosmo a los “Pergaminazos” 151
portando una ofrenda floral para los “caídos por la subversión”, en un claro
acto de provocación política.23 En esos momentos de ascendente conflicti-
vidad, el intendente invitó al nacionalista Carlos A. Sacheri, profesor de la
UCA, colaborador y director de la revista Verbo, perteneciente a la Ciudad
Católica, a dar una conferencia llamada “Orden económico y subversión”.24
Este grupo de nacionalistas católicos, cuyos referentes locales integraban
el gobierno municipal, adherían a cierta versión del revisionismo histórico,
de tal manera que en un acto oficial por el Día de la Tradición, exaltaron la
figura de Juan Manuel de Rosas y se pronunciaron en contra de Domingo F.
Sarmiento, lo que provocó repercusiones inmediatas. En una carta de lectores,
Marcos Horacio Haerdy hizo referencia a este hecho y advirtió al intendente
que no debía realizar “un acto partidario a favor de Rosas ni utilizar esta de-
mostración de ‘Nazionalismo’ como una burla al pueblo de Pergamino”. Con-
tinuaba la carta explicando que algunos grupos que se encontraban en el acto
se adjudicaron la filiación de Tacuara.25 El intendente desmintió el agravio a
Sarmiento y culpó por la “difamación” a un grupo de extracción izquierdista.26
Los hechos de Pergamino trascendieron al nivel nacional. En los diarios
La Razón y Clarín se publicó que en el cementerio de la Recoleta de Buenos
Aires, la Unión de Entidades Democráticas realizó un acto de desagravio a
Domingo Faustino Sarmiento por estos sucesos locales. El presidente de la
23 La Opinión, 25/09/1969;7
24 Carlos Alberto Sacheri (1933-1974) era abogado, miembro de la Sociedad Tomista Argen-
tina, del Instituto de Filosofía Práctica, del Movimiento Unificado Nacionalista Argentino
(MUNA) y del Instituto de Promoción Social Argentino (IPSA), que actuaba en forma
articulada con la Ciudad Católica. Escribió varios libros, sobre todo destinados a denun-
ciar la orientación tercermundista del clero. Fue colaborador en revistas como Presencia,
Universitas, Premisa, Cabildo y Mikael, y del diario La Nueva Provincia. Fue asesinado el
22 de diciembre de 1974, varias versiones aseguran que fue un comando guerrillero de la
célula 22 de agosto del ERP. (cf. Scirica, 2006 y Orbe, 2009).
25 La Opinión 12/11/1969.12. El Movimiento Nacionalista Tacuara surgió después del golpe
a Perón en 1955. Estuvo conformado por jóvenes católicos y nacionalistas de derecha, ex
militantes de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES) y de la Alianza Li-
bertadora Nacionalista (ALN). Durante los años sesenta protagonizaron varios hechos vio-
lentos de carácter antisemita y realizaron actos públicos en contra de la figura de Sarmiento.
Ver, entre otros, GALVÁN, María Valeria “Militancia nacionalista en la era posperonista:
las organizaciones Tacuara y sus vínculos con el peronismo”, Nuevo Mundo Mundos Nue-
vos [En línea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en línea el 24 mayo 2013, consultado
el 23 noviembre 2013. URL : http://nuevomundo.revues.org/65364 ; DOI : 10.4000/nuevo-
mundo.65364
26 Diario La Opinión 27/11/1969; 9
152 Política y cultura durante el “Onganiato”
entidad mencionada aseveró que “aquellos que no pudieron cantar loas a los
dictadores del nazismo y del fascismo, tratan de ensalzar la personalidad de
Rosas pretendiendo convertir en un gran hombre a quien sólo fue un tirano,
un déspota y un cobarde que huyó miserablemente cuando se sintió derrotado
en Caseros”.27
Paralelamente, desde la revista Pergamino. Entre 15 días, principal ór-
gano de prensa opositor al gobierno municipal, se lo acusó a de Nápoli de
alimentar una “corte de genuflexos, aprovechados, obligados, indiferentes e
ingenuos” a los que trataba con “mano de seda - cuando no con oportunos
subsidios o préstamos tomados de una rica comuna como es la nuestra-, hasta
el momento en que se opongan o al menos manifiesten su disconformidad o su
no total complacencia con sus más caros proyectos comunitarios”.28
Estos hechos fueron el marco de la convocatoria que hizo el intendente
para crear un Consejo Asesor integrado por entidades juveniles. A fines de no-
viembre de 1969 se organizó el Consejo de la Juventud, primer órgano de este
tipo creado en la provincia. El acto se realizó con la presencia de autoridades
provinciales y regionales. El gobierno pretendía que los jóvenes aprendieran a
“gobernar sirviendo”, esto es, realizando tareas sociales, asumiendo una “au-
téntica representatividad” al margen del “liberalismo caduco y del marxismo”.
Cabe señalar que un grupo de jóvenes nucleados en la organización que lleva-
ba las siglas de REP (Reunión de Estudiantes Pergaminenses) se negó a parti-
cipar del Consejo, afirmando que el intendente pretendía acercar a la juventud
a la política oficial aunque se le dé un carácter de “apolítico, presentando
proyectos de beneficencia, mal sucedáneos, paliativos de la justicia social que
recuerdan las maniobras de Hitler y Mussolini para organizar la juventud”.29
En mayo de 1970, un sector de los estudiantes secundarios organizó una
marcha en conmemoración del primer aniversario del “Cordobazo”. En horas
de la tarde se dirigieron a la plaza central y colocaron una ofrenda floral en el
monumento a Mariano Moreno. Acto seguido se inició una feroz represión a
cargo de los efectivos de la seccional de Seguridad y Gendarmería de Infan-
tería que arremetieron con equipos de lanza gases, perros y armas, para evitar
que el acto se desarrollara según lo previsto por los organizadores, lo que
provocó la reacción violenta de los estudiantes. Al día siguiente se efectuó una
27 La Opinión, 20/11/1969;12
28 La Opinión 22/11/1969; 7
29 La Opinión, 03/12/1969; 5
Del comunitariosmo a los “Pergaminazos” 153
30 La Opinión, 30/05/1970; 9
31 El Tiempo, 11/11/1970; 3
32 La Opinión, 23/10/1970; 11
33 La Opinión, 24/10/1970; 5
154 Política y cultura durante el “Onganiato”
34 La Opinión 2/11/1970; 5
35 La Opinión 15/11/1970; 9
36 La Opinión 18/11/1970;6
37 La Opinión 26/11/1970; 4
38 Verbo N° 125, octubre 1972, pp. 17-32
Del comunitariosmo a los “Pergaminazos” 155
Reflexiones finales
Como hemos visto a lo largo de este capítulo, durante el “Onganiato”, el golpe
cívico- militar fue ampliamente aceptado por la población de Pergamino. El
proyecto comunitarista pudo ser implementado desde el gobierno nacional por
la existencia de grupos nacionalistas católicos cuyos representantes se encon-
traban en distintas ciudades del país y cuyos referentes más conocidos fueron
pensadores de extrema derecha como Carlos A. Sacheri y Georges Grasset,
entre otros. En Pergamino fue clave la figura de Alberto Federico de Nápoli,
conocido en los círculos ligados a la Ciudad Católica, quien desde su órgano
de prensa Verbo sostuvo que lo ocurrido en esta localidad resultaba una expe-
riencia a replicar en otras ciudades.
Nadie ignoraba que de Nápoli había realizado numerosas obras públicas
durante su mandato. Efectivamente, el “comunitarismo” delineado en el go-
bierno nacional se hizo realidad en Pergamino, logrando así un sólido respaldo
del sector fomentista y vecinalista, aunque esto no bastó. El ambiente con-
testatario a nivel mundial y nacional también estaba presente en Pergamino
y fueron los estudiantes de los diversos establecimientos secundarios con el
apoyo de los sectores sindicales los que llevaron a cabo un proceso de mar-
cada politización que desembocó en dos manifestaciones violentas conocidas
L
os gobiernos que se sucedieron durante los años de la proscripción
del peronismo (1955-1973), estuvieron muy influenciados por las ideas
generadas desde los organismos internacionales, referidas a la “moder-
nización”, el “desarrollismo” y la “planificación”, en el marco de la guerra
fría y la lucha “anticomunista”.1 En esta etapa alcanzaron relevancia pública
una serie de profesionales “alejados” de la “política” y autodenominados “ex-
pertos” o “técnicos”, que tuvieron cierta continuidad en distintas áreas del
Estado, especialmente desde los años del frondizismo (1958-1962). En 1966
se produjo el quinto golpe de Estado y asumió el general Juan Carlos Onganía,
quien encabezó la “Revolución Argentina”, inaugurando una dictadura que se
prolongaría hasta 1973. En línea con las nuevas ideas, reestructuró el Estado
para hacerlo más “racional” y jerarquizó el área de planeamiento subiendo de
rango al Consejo Nacional de Desarrollo o CONADE, entre otras medidas.2
Los ministerios fueron reducidos de ocho a cinco y el de Educación descendió
al nivel de Secretaría hasta 1969, que pasó a ser Ministerio de Cultura y Edu-
cación.
Dentro de este esquema, las universidades públicas fueron vistas como
extremadamente “politizadas”. Los informes de inteligencia afirmaban que
existían elementos “comunistas” entre estudiantes y profesores y en algunas
facultades fueron reprimidos violentamente en 1966. Si bien estas nociones
9 García Hoz volvió a la Argentina durante la última dictadura invitado por el CONICET, ver
RODRÍGUEZ, Laura Graciela Católicos…. cit.
10 De acuerdo al historiador Paul Lewis Astigueta tuvo como colaboradores a dos miembros
del Ateneo: Gastón Terán Etchecopar y Alberto Espezel, ver LEWIS, Paul “La derecha
y los gobiernos militares, 1955-1983”, en ROCK, David; MC GEE DEUTSCH, Sandra;
RAPALO, María Ester La derecha argentina. Nacionalistas, neoliberales, militares y cleri-
cales, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 2001.
11 ABC, 26 diciembre 1965, p. 34-39.
12 http://www.accioncatolica.org.ar/wp-content/uploads/2011/04/MANUEL-VAN-GELDE-
REN.pdf [visitado el 1 de abril de 2011]
La reforma educativa... 161
El proyecto de reforma
En materia educativa, los años cincuenta y sesenta han sido caracterizados
como el momento de auge de las ideas y propuestas generadas por organismos
internacionales. En una época en la que la demanda por educación crecía pro-
gresivamente, los países tuvieron la necesidad de contar con nuevas estrate-
gias que organizaran el proceso de expansión de los sistemas educativos a tra-
vés del planeamiento. En 1958 se realizó una reunión en Washington entre la
Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unesco en la cual se diseñó
la propuesta denominada “planeamiento integral de la educación” que marcó
la tendencia general de las políticas en la región de Latinoamérica. Dichas
ideas del planeamiento educativo tenían un carácter economicista, ya que pen-
saban a la educación como una inversión que debía racionalizarse, vinculando
de esta forma el desarrollo educativo a las tareas más generales del desarrollo
económico.21 En Latinoamérica se sumaría posteriormente la CEPAL (Comi-
19 FARES, María Celina La Unión Federal: ¿Nacionalismo o democracia cristiana? Una efí-
mera trayectoria partidaria (1955-1960), Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 2007.
20 Mignone se afiliaría luego al Partido Justicialista y sería rector de la recién inaugurada
Universidad Nacional de Luján. La última dictadura hizo desaparecer a una de sus hijas y
se convirtió en un importante referente de los organismos de derechos humanos, ver DEL
CARRIL, Mario La vida…. cit. Cirigliano también se hizo peronista y se alejó de este gru-
po, ver SUASNÁBAR, Claudio Universidad…. cit.
21 SUASNÁBAR, Claudio Universidad…. cit.
164 Política y cultura durante el “Onganiato”
22 cit. en GONZÁLEZ RIVERO, Julio R. “Nueva estructura del sistema educativo argentino.
El nivel intermedio, algunos antecedentes y proposiciones en nuestro país”, en VILLA-
VERDE, Aníbal (coord.) La escuela intermedia en debate, Buenos Aires, Humanitas, 1971,
p. 12. En estos años, las agencias contribuyeron a expandir el sistema de educación técnica
y la formación profesional, cuestión que no desarrollaremos aquí.
23 CIRIGLIANO, Gustavo “La Escuela Intermedia”, en VILLAVERDE, Aníbal (coord.) La
escuela… cit. pp. 91-108. Cirigliano y Zanotti habían escrito juntos en 1965 Ideas y ante-
cedentes para una reforma de la enseñanza media, que según González Rivero, también
resultó un importante antecedente.
La reforma educativa... 165
entre el nivel primario y la secundaria (de cinco años) y que esto generaba una
importante deserción entre los últimos años de la primaria y los primeros de
la secundaria. Aseguraban que la escuela intermedia solucionaría la deserción
porque brindaría una orientación laboral que la haría más atractiva para los
alumnos. Además, atendería a un período de la adolescencia específico como
la pubertad, que iba de los 11 a los 14 años. El nuevo nivel, se aseguraba, otor-
garía “algunos aspectos prácticos que permitan a quienes no deseen o no estén
en condiciones de continuar otros estudios, una rápida integración al mundo
del trabajo”.28 Para uno de sus mentores, Gustavo Cirigliano, esta “formación
práctica” cursada en talleres según las orientaciones, aumentaría “la calidad
de los recursos humanos, lo que permitirá hacer real nuestro aporte necesitado
e inevitable de contribuir al desarrollo de América Latina”.29 Acorde al pensa-
miento “modernista” de la época, hablaba que las orientaciones profesionales
y técnicas se reformularían en el año 2000, en consonancia con los avances
científicos que se estaban viviendo, como la creación de los cohetes espacia-
les.30 En suma, estos pedagogos pensaban la escuela intermedia como una
etapa de culminación de los estudios de la mayoría de la población, y la puerta
de entrada al mercado de trabajo de jóvenes que tenían menos de 14 años.
Según Julio González Rivero (pedagogo que tenía un cargo de inspector
en la cartera educativa) la reforma contenía seis puntos fundamentales: el pri-
mero se refería a “garantizar la igualdad de oportunidades” a todos los alum-
nos; el segundo reestructuraba el sistema en: nivel pre- primario (2 años de
duración, no obligatorio), nivel elemental (5 o 6 años de duración), nivel inter-
medio (3 o 4 años de duración), nivel medio (3 o 4 años de duración) y nivel
superior (de duración variable). El tercer punto de la reforma aspiraba a lograr
la “ampliación” de la obligatoriedad escolar. Es decir, de todo el esquema,
solo el nivel elemental y los primeros años del intermedio eran obligatorios (5
más 2). Los puntos cuatro y cinco seguían las recomendaciones internaciona-
les que proponían suprimir la Escuela Normal como institución responsable
en la formación de maestros para el nivel primario y crear Institutos de Forma-
ción Docente de nivel terciario para la preparación de maestros de primaria.
Por último, se impulsaba la descentralización con el objeto de colocar a la
administración educativa bajo la responsabilidad de las provincias o de las
La oposición
Desde los inicios, la implementación de los cambios fue resistida por los do-
centes de las escuelas públicas y sus representantes gremiales, que acusaron
a la reforma de “privatista” y “confesional”. Referentes como el socialista
y secretario general de la Confederación de Maestros de la Argentina y se-
cretario de la Confederación Argentina de Maestros y Profesores (CAMYP)
Alfredo P. Bravo, criticó la reforma porque, según su interpretación, acortaba
la obligatoriedad de la escuela primaria a cinco años, ya que el texto planteaba
que era una “meta a alcanzar” y por lo tanto no estaba garantizada.38 Además,
el presupuesto con el que contaban ya resultaba insuficiente para construir
más establecimientos y mantener las escuelas, por lo que no estaba claro con
qué dinero se equiparían los nuevos “talleres” destinados a las “actividades
prácticas” y tampoco de dónde saldría el personal docente para brindar esas
clases. Apuntaba que en base al plan de estudios de la escuela intermedia
protesta gremial entre 1968 y 1972”, en Nuevos Mundos. Mundos Nuevos, [en línea], 2011
[consultado 1 de julio 2012].
42 CONSUDEC, n. 169, 1970.
La reforma educativa... 171
Las continuidades
Con el golpe de marzo de 1976, asumieron en la cartera educativa varios fun-
cionarios de la “Revolución Argentina” vinculados a la reforma.53 Ricardo
P. Bruera fue el primer ministro de educación civil y había sido encargado
del área de Santa Fe durante esos años. Asumieron con él Tagliabúe (jefe del
SNEP), Villarreal (subsecretario de educación de nación) y Julio González
Rivero (asesor).54 Entre 1976 y 1977 Zanotti participó de un proyecto de per-
Reflexiones finales
En este artículo hemos visto que una parte importante de los funcionarios de
la cartera educativa del “Onganiato” venía de la principal organización del
laicado, la Acción Católica y estaba vinculada al sector privado y católico
de educación. Varios tenían algún tipo de relación con el CONSUDEC: co-
Introducción
E
l objetivo de este capítulo es dar cuenta de las particularidades de las
ideas y de los actores vinculados con el desarrollo del proyecto de se-
guridad social del gobierno de Juan Carlos Onganía.
Por un lado, se analizarán algunos elementos de un ideario existente en
esos años que sustentó las políticas desarrolladas en el área de seguridad so-
cial. En relación con esto, se intentará dar cuenta de los sentidos que, en el
contexto de la autodenominada “Revolución Argentina”, adquirieron la “mo-
dernización”, la “racionalización”, y lo “técnico”. Veremos que en el marco de
la formulación de las políticas sociales tuvo una importante visibilidad Agus-
tín Luis Merello, quien realizó un trabajo denominado Programa Argentino
de Seguridad Social que sentó las bases para el nuevo proyecto de seguridad
social del “Onganiato”. Para la realización del Programa…, el autor recurrió a
un método peculiar, que tuvo bastante difusión en ciertos círculos en las déca-
das de los sesenta y setenta, denominado Prospectiva. Debido a la importancia
que Merello le otorgaba a esta particular metodología de trabajo, en este capí-
tulo también intentaremos explicar en qué consistía. Es posible observar que
la Prospectiva, considerada, como veremos, una “ciencia de la anticipación”,
había encontrado su origen a finales de los años sesenta en Francia, en el
marco del nacimiento de una corriente ligada a los ejercicios de “futurología”.
No se trata, estrictamente, de un método esotérico, pero sí aparece ligado a un
imaginario de la época donde tenían lugar el futuro, el espacio exterior y las
nuevas tecnologías. Por ello, la Prospectiva, además de permitirnos compren-
der el diseño de algunas políticas vinculadas a la seguridad social, también
nos posibilita ampliar y complejizar nuestro conocimiento acerca de algunas
características del ideario y de los actores del “Onganiato” ligadas, como de-
cíamos, a lo técnico y lo moderno.
178 Política y cultura durante el “Onganiato”
1 ALTAMIRANO, Carlos Bajo el signo de las masas (1943-1973), Ariel Historia, Buenos
Aires, 2001, p. 81
2 ROUQUIE, Alain Poder militar y sociedad política en la Argentina, 1943-1973, Emecé
Editores, Buenos Aires, 1982, p. 265
3 La Nación, 24/10/1966
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 179
llamativo que haya formado parte del régimen y que, además, haya sido una
figura tan interpelada y respetada. Pareciera ser que la convergencia de cier-
tas utopías modernizadoras con los principios de la doctrina socialcristiana
no eran sólo el signo distintivo de los sectores católicos tradicionalistas con
los que se suele asociar al gobierno estudiado y, quizás, esta conjunción de
elementos trascendía los límites nacionales y de grupo. Las características de
ese contexto histórico y sus particulares utopías y expectativas, nos permiten
explicar el lugar que ocupó Merello en el diseño de las políticas de seguridad
social del “Onganiato”.
31 Ver http://www.futuribles.com
32 Al igual que otros centros y revistas creadas en los años sesenta ligadas a la “futurología”,
sigue existiendo en la actualidad. Ver el siguiente enlace: http://www.hudson.org/learn/
index.cfm?fuseaction=history
33 En base a esta metodología, Varsavsky escribió Proyectos Nacionales-Planteo y estudios de
viabilidad, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1971.
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 187
50 MERELLO, Agustín Programa, cit. Estas propuestas también nos permiten observar su
vinculación con las diferentes políticas gubernamentales de tipo corporativista y comuni-
192 Política y cultura durante el “Onganiato”
tarista que buscaban la participación de la comunidad. Ver los trabajos de Gabriela Gomes,
Guido Giorgi y María Barbarito incluidos en este libro.
51 MERELLO, Agustín Programa, cit., p. 22-2.
52 Clarín, 06/10/1967.
53 Clarín, 06/10/1967.
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 193
A modo de cierre
El objetivo de este capítulo fue plantear algunos nudos problemáticos que
creemos que es necesario tener en cuenta a la hora de abordar aspectos centra-
les de la política estatal en los años del gobierno de Onganía.
En relación con esto, se tornó necesario explorar y problematizar los sen-
tidos de algunos términos comunes de la época, ligados con la modernización,
la técnica y la racionalización, y pensar qué papel jugaron a la hora de proyec-
tar la política social y, especialmente, la política de seguridad social del “On-
ganiato”. En este sentido, fue necesario expandir los sentidos de lo moderno
y lo técnico, al encontrarnos con Agustín Merello y el “método prospectivo”.
Nos preguntamos si es posible pensar que este modo de pensamiento sólo