Está en la página 1de 10

Introducción al oscilador

Ya hace un tiempo encontré este articulo escrito por Tecnotrón y que me


parece lo suficientemente didáctico para que los no entendidos nos
iniciemos en el corazón de la radio frecuencia, Los osciladores.
Altamente recomendado:

Introducción al oscilador electrónico:

Un oscilador electrónico es un dispositivo que genera una onda de


corriente alterna en una frecuencia determinada, a partir de una
corriente continua. Las ondas resultantes pueden ser de formas
variadas: sinusoidales, cuadradas, triangulares, etc., pero en nuestro
caso nos interesa generar una onda sinusoidal, que es la utilizada
comúnmente por las emisoras de radio para enviar la información
sonora.

¡No nos asustemos!, a veces las cosas son más fáciles de entender de lo
que parece a simple vista. Como siempre, unos ejemplos sobre cosas de
la vida cotidiana nos ayudarán a solventar dudas:
Imaginemos las cuerdas de una guitarra: como ya sabemos, cada
cuerda, por sus características físicas o por la tensión que le hayamos
dado, vibra, oscila o resuena (que todo significa lo mismo) a una
frecuencia determinada. En las notas más bajas o graves vibra más
lentamente, y en las más altas o agudas lo hace más rápidamente. Así,
en una nota grave la cuerda puede vibrar a unos cuantos cientos de
ciclos por segundo, mientras que en notas altas puede hacerlo a varios
miles de ciclos por segundo. En el caso de un violín, esa frecuencia de
oscilación puede alcanzar los 15.000 ciclos; si fuese más allá de los
20.000 entonces ya no seríamos capaces de percibir el sonido que
produce, pues se saldría fuera de la banda audible, entrando entonces
en la banda de los ultrasonidos (algunos animales pueden escucharlas,
como los perros). Las cuerdas no suenan por sí solas, hay que darles un
empujón, mediante nuestros dedos o algún utensilio, como una púa;
más adelante entenderemos que relación hay entre ese «empujón» y un
oscilador electrónico.
Para muchos, quizá el ejemplo de un columpio les resutará más gráfico.
Imaginemos un simple columpio cuando está en reposo; en su posición
vertical no tiene energía, digamos que se encuentra en su posición cero.
Si le damos un «empujón» hacia delante, irá hacia un máximo (que
llamaremos «positivo»), regresará, pasará de nuevo por cero, y gracias
a la energía del empuje que trae de vuelta vendrá hacia atrás hasta
alcanzar otro máximo (que llamaremos «negativo»), volviendo de nuevo
a su punto cero. En ese momento el columpio ha desarrollado un ciclo
completo. El columpio seguirá completando ciclos en tanto no cesemos
la fuerza de empuje. Sin ayuda, el número de ciclos por segundo que
complete dependerá de muchas causas: fuerza del empuje inicial, altura
del columpio, peso que transporta, rozamiento con el aire, acción de la
gravedad, etc.

Hasta ahora hemos visto que, tanto la cuerda de una guitarra vibrando,
como un columpio en movimiento, completan ciclos al desplazarse de un
lado a otro en el espacio físico. Pues bien, un oscilador electrónico
también completa ciclos, pero en este caso quien se desplaza son los
electrones a través de un cable. Al igual que sucede en el columpio,
primero lo hace en un sentido llegando a un máximo positivo, después
pasando por un punto cero, seguidamente alcanzando otro máximo
negativo en sentido contrario, y finalmente regresando de nuevo al
punto cero. El tiempo que tardan los electrones en completar un ciclo de
ida y vuelta entre los dos máximos positivos y negativos es lo que se
llama periodo; y su contrario, es decir el número de veces que sucede
ese fenómeno en una unidad de tiempo (por ejemplo en un segundo) es
lo que se llama frecuencia. Si en un segundo se completan mil ciclos, se
dice que la frecuencia es de 1 kilociclo por segundo; si se completan un
millón de ciclos sería 1 megaciclo; mil millones de ciclos un gigaciclo,
etc.
Antes de seguir es conveniente hacer una precisión, y es que cuando
hablamos en términos eléctricos la expresión correcta para definir un
ciclo es el herzio. Por tanto, a partir de ahora cuando me refiera a un
ciclo eléctrico o a una onda electromagnética, la definiré como un herzio
o una onda herziana. Se dice así en honor al físico alemán Herth, que
fue quien estudió la propagación de las ondas de radio y puso las bases
para el desarrollo de la radiocomunicación.

Pero sigamos ¿cómo se puede producir esa oscilación tan rápida de los
electrones de un lado a otro en un conductor? El secreto está en la
maravillosa combinación de dos componentes electrónicos llamados
bobina y condensador. Ambos, íntimamente unidos, conforman lo que
se puede denominar indistintamente circuito tanque, circuito resonante
o circuito sintonizado LC. También existen circuitos tanque con bobina y
resistencia (circuito sintonizado RC), pero sólo se utilizan para bajas
frecuencias, y en nuestro caso necesitamos que la emisora sea capaz de
oscilar a frecuencias muy altas, al menos de 80 megaherzios en
adelante, es decir más de 80 millones de ciclos en un segundo, para que
su señal pueda ser captada en la banda comercial de FM, que como ya
sabemos trabaja entre 88 y 108 Megaherzios.

El siguiente esquema ilustra un circuito tanque LC básico. Como se


puede ver, no es más que una bobina (L) y un condensador (C) unidos
por sus extremos.

Es admirable el ver cómo uno y otro son capaces de intercambiar la


energía mutuamente, igual que dos tenistas al devolverse
continuamente la pelota. Pero, para entender el proceso tengo que
explicar antes determinadas cualidades físicas y eléctricas que tienen
estos dos componentes:
El condensador, también llamado capacitor, no es más que dos
superficies metálicas enfrentadas entre sí, pero sin tocarse físicamente.
Tiene la característica de que puede almacenar energía estática entre
ambas placas, es decir, si le aplicásemos los bornes de una pila entre los
electrodos de cada placa, al retirar la pila el condesador conservaría ese
voltage teóricamente de forma indefinida; una de las placas tendría
carga positiva y la otra negativa, y no se descargarían a menos que le
diésemos un camino para ello.

Diferentes tipos de condensadores: de disco, cerámicos, poliester, tántalo,


electrolítico…

En cuanto a la bobina, también llamada inductancia, presenta otra


característica incluso más curiosa que el condensador: también es capaz
de almacenar una energía, pero sólo durante un tiempo determinado.
Resulta, que un efecto eléctrico de cualquier cable, es que crea un
campo magnético a su alrededor cuando los electrones circulan a traves
de él. Y, al contrario, si le aplicamos al cable un campo magnético, es
capaz de producir un movimiento de electrones en su interior. Este
principio es, precisamente, el fundamento del generador eléctrico, cuyo
mayor exponente es el alternador, un dispositivo con el que se produce
la mayor parte de la energía eléctrica en el mundo.
Dos bobinas con núcleo de ferrita, y una bobinada al aire

Pues bien, una bobina no es más que un cable largo, desnudo y


barnizado para que sea aislante, enrrollado muchas veces sobre sí
mismo, al aire o sobre algún soporte. De esta forma, cuando la bobina
recibe corriente entre sus dos extremos todos los pequeños campos
magnéticos que se desarrollan a lo largo del cable se suman, creando
así en su conjunto un único y gran campo magnético (es el fundamento
del electroimán). De la misma manera, si se aplica un gran campo
magnético alrededor de la bobina, todas las pequeñas corrientes que se
desarrollan en el interior del cable se suman, produciéndose finalmente
una única gran corriente entre sus extremos (es el fundamento del
generador elécrico).

Dicho esto, ya tenemos las bases para comprender el funcionamiento


del circuito tanque: si mediante una pila u otro sistema de alimentación,
aplicamos brevemente un voltaje entre los extremos del condensador,
éste se cargará rápidamente hasta el nivel del voltaje aplicado, creando
una carga positiva en un extremo y una negativa en el otro. Pero, si
ahora retiramos la pila, el condensador intentará descargarse a través
del camino que le da la bobina, ya que mediante el cable conductor el
condensador puede cerrar el circuito y que se produzca la circulación de
la corriente.
Sin embargo, sucede algo curioso. Cuando el voltaje del condensador
llega a la bobina para descargarse a través de ella, ésta comienza a
generar un campo magnético a su alrededor, en base al fenómeno que
ya expliqué. En consecuencia, cuando el condensador se ha descargado
completamente sobre la bobina, toda la energía ha sido convertida en
un campo magnético máximo alrededor de la bobina. Pero, como la
energía no se crea ni se destruye, ese campo, al no recibir más energía
del condensador, comienza a invertir el proceso, es decir, a decrecer.

Y es aquí donde sucede el otro efecto eléctrico que ya comenté:


conforme decrece, las líneas de fuerza magnéticas cruzan los hilos de la
bobina, induciendo en ellas una corriente eléctrica, apareciendo de
nuevo un voltaje entre los extremos de la bobina pero con polaridad
contraria. Por tanto, ahora es la bobina la que está cargada, e intenta
descargarse a través del condensador siguiendo el camino contrario.
Naturalmente, mientras el campo magnético de la bobina no se haya
disipado totalmente y siga entregando corriente, el condensador se va
cargando hasta el máximo del voltaje que le entrega la bobina.

Y vuelta a empezar. Ahora el condensador está otra vez cargado, pero


como la bobina ya ha perdido todo su campo magnético volverá a
producirse de nuevo el ciclo completo: el condensador intentará otra vez
descargarse a través de la bobina y viceversa.
Según esta teoría, bobina y condensador podrían estar cargándose y
descargándose por los siglos de los siglos. Sin embargo, en la práctica
eso no sucede, en caso contrario habríamos descubierto la máquina de
movimiento continuo. Y no sucede porque, lamentablemente, existen
pérdidas en los materiales, sea por su calidad, resistencia interna, calor
disipado, etc. En consecuencia, bobina y condensador se irán
alimentando a si mismos durante un tiempo determinado, y las
oscilaciones debilitándose progresivamente hasta que la corriente de ida
y vuelta desaparece totalmente.

Beno, pues ya tenemos un oscilador, pero su funcionamiento no es


permanente, y así de poco nos servirá. Entonces ¿cómo hacemos para
que se mantenga la oscilación? Ha llegado el momento de recuperar las
explicaciones que di sobre las cuerdas de la guitarra y el columpio.
Recordemos que tanto las cuerdas como el columpio, terminaban
deteniendo su movimiento si no le dábamos un «empujón» de vez en
cuando. Al oscilador electrónico le sucede lo mismo: necesitamos algún
método para darle un empujón cuando su energía comienza a
debilitarse. Esta función, que en lo sucesivo llamaremos
«realimentación», la va a realizar un componente electrónico muy
común: el transistor.

Transistores de diferentes tipos, tamaños y potencias

Un trasistor es un semiconductor capaz de amplificar señales eléctricas.


Es muy versátil, pues lo mismo sirve como amplificador, rectificador,
oscilador, interruptor, etc. Los tres terminales de un transistor básico
son el emisor, la base y el colector, y una característica de este
componente es que cuando le aplicamos a la base una pequeña
variación de corriente, esto se traduce en una gran variación de
corriente en el colector. Este factor de amplificación entre corriente de
base y corriente de colector puede llegar a ser de cientos de veces.

Para nuestro circuito oscilador no necesitamos un transistor de gran


amplificación, es suficiente con que sea capaz de reintegrar al circuito
resonante bobina-condensador las pequeñas pérdidas que se producen
durante su funcionamiento. Para ello, se toma una pequeña muestra de
la corriente del circuito tanque y se inyecta al transistor a través de su
base, el cual, por su capacidad de amplificar corrientes muy pequeñas, a
través del colector dará un «empujón» (realimentará) al oscilador en
forma de corriente suplementaria. Este circuito se mantendrá oscilando
indefinidamente en tanto no se corte la fuente de alimentación.

Tomando el ejemplo del columpio, el transistor es el equivalente a esa


persona que en un momento dado le aplica el empujoncito que lo
mantiene en movimiento.

Ya sabemos cómo funciona un circuito tanque y cómo realimentarlo para


que mantenga la oscilación, pero de poco nos serviría si no pudiésemos
variar la frecuencia para situarnos en la banda que nos interesa cubrir.
Dado que durante la construcción del circuito resonante tendremos que
hacer pruebas de emisión a lo largo de la banda, es preciso tener claras
algunas caracteristicas de comportamiento de estos componentes.

Debemos saber, que a mayor cantidad de bobina (mayor inductancia) y


mayor capacidad del condensador (mayor capacitancia), más tiempo
tardarán ambos en cargarse y descargarse, y en consecuencia su
frecuencia de oscilación será menor. Por el contrario, a menor valor más
alta será su frecuencia, pues la velocidad de carga y descarga será más
rápida. Por tanto, una regla que tenemos que aprender, es que el valor
de la frecuencia es siempre inverso al valor inductivo y capacitivo de
estos componentes. Volviendo a nuestro recurrido ejemplo del columpio,
cuanto más voluminoso sea éste, más resistencia ofrecerá al aire y otros
elementos, y más lentos serán los movimientos de ida y vuelta.

Aunque existen valores aproximados que podemos dar al componente


de un oscilador para que resuene en determinada frecuencia, ésto es
siempre aproximado. Y es así, porque no hay dos componentes idénticos
aunque se llamen igual, ni tampoco es fácil conseguir que dos bobinas
tengan idéntica altura, anchura, sección de cable, etc. A esto se le llama
tolerancia, y dependiendo de la calidad de un componente tendrá más o
menos tolerancia. Por eso, muchos circuitos electrónicos son construidos
con componentes que puedan ser ajustables, y así poder corregir estos
pequeños errores durante la fase de prueba o montaje. Por ejemplo, nos
pueden dar los valores de una bobina y condensador para funcionar en
la frecuencia de 95 Mhz, y sin embargo en la práctica resonar en 85 o
en 102 Mhz. Es aquí donde necesitamos contar con algún componente
que pueda variar esa frecuencia arriba o abajo hasta conseguir situarnos
en la frecuencia exacta que nos interesa.

Como se ha dicho, a mayor inductancia de la bobina o a mayor


capacidad del condensador, menor frecuencia y viceversa. Hay varias
formas de dar mayor o menor inductancia a una bobina:

1) Utilizando un hilo más o menos grueso (tendrá mayor inductancia


cuanto más delgado sea porque se podrán dar más vueltas de hilo en el
mismo espacio).

2) Introduciendo más o menos un núcleo de ferrita en el interior de la


bobina (tendrá mayor inductancia cuanto más núcleo se haya
introducido).

3) Separando más o menos las vueltas de hilo entre sí (tendrá mayor


inductancia cuanto más juntas estén las vueltas).

Una vez construida la bobina, la forma más fácil de modificar la


inductancia para corregir su tolerancia es utilizando el núcleo de ferrita.
De esta forma, una vez que hayamos conseguido que el circuito
resonante oscile dentro de un margen de la banda de frecuencias que
nos interese, podremos ajustar la frecuencia introduciendo más o menos
el núcleo en el cuerpo de la bobina, utilizando un pequeño destornillador
aislante.
Diferentes tipos de condensadores variables y ajustables.

En cuanto al condensador, podemos variar su capacidad utilizando uno


de tipo variable. Así, si moviendo el núcleo de la bobina no
consiguiéramos llegar a la frecuencia deseada, podríamos desplazarnos
también por la banda de frecuencias variando la capacidad del
condensador. Los condensadores variables disponen de un eje al cual se
acopla un botón, con el cual podemos hacerlo girar y así cerrar o abrir
más o menos las placas. Los que son ajustables, no llevan botón,
porque están pensados para que el eje sea movido mediante un
pequeño destornillador.

También podría gustarte