PRINCIPALES
REV NECESIDADES
SOGIA 2002; 9(3): 31-36 DE ATENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE DELITOS SEXUALES
Principales necesidades de atención de las victimas
de delitos sexuales
Adela Montero V.(1)*, Carmen Cerda A.(2)
RESUMEN
Se presenta un análisis de la situación de
las agresiones sexuales, identificando las prin-
cipales variables en la ocurrencia de este tipo
de delitos. Se analizan los problemas deriva-
dos por la dualidad existente entre la víctima
–persona y la víctima– prueba. Se da a conocer
la normativa técnica pericial en la atención de
las víctimas. Se señalan las principales necesi-
dades de atención en salud por parte de las
víctimas, enfatizando el manejo de las lesiones
de tipo psicológico. Se plantea la necesidad
imperiosa de crear centros de atención coordi-
nados y orientados a la atención integral y
multidisciplinaria de las víctimas para una
adecuada intervención y prevención de las
secuelas bio-psico-sociales.
PALABRAS CLAVES: Violación, adolescencia,
delitos sexuales
1
Médico Gineco-Obstetra. Programa de Formación de
Especialistas en Ginecología Pediátrica y de la Adoles-
cencia. Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
␣ ␣ (*)
Programa de Especialización con Beca otorgada por
Programa Regional de Capacitación en Salud Sexual y
Reproductiva para América Latina y El Caribe "PRO-
GRESAR", del Instituto Chileno de Medicina Repro-
ductiva (ICMER).
␣ ␣ ␣ 2
Médico Anátomo Patólogo. Especialista en Medicina
Legal. Profesor Asistente de Medicina Legal. Departa-
mento de Medicina Legal. Facultad de Medicina. Uni-
versidad de Chile.
31
SUMMARY
It is the analysis of the current situation of
sexual aggression, identifying the principal
characteristics in the occurrence of this felony.
We analyzed the problems derived from the
considerations of the victims. It is appointed
about the principal necessities of attention of
these people with creation of medical centers
for care and prevention of the sexual abuse
consequences.
KEY WORDS: Rape, sexual aggression, sexual
abuse.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años hemos observado una
creciente preocupación hacia temas que inter-
fieren con la integridad de las personas como
son las agresiones sexuales, la violencia in-
trafamiliar y el maltrato infantil. A diario se
recibe información acerca de delitos violentos
que afectan la libertad sexual, los cuales nos
afectan de tal modo que, como ciudadanos,
elevamos nuestras voces pidiendo justicia
contra los agresores. Pero, ¿qué sucede con las
víctimas y victimarios de aquellas agresiones
que ocurren encubiertas por un manto de si-
lencio por ser perpetradas en forma crónica,
frecuentemente al interior de la familia? Desa-
32
fortunadamente, éstas mayoritariamente no
son notificadas a las autoridades correspon-
dientes, pasando mucho tiempo hasta que se
levanta el velo que cubre estas situaciones y
nos encontramos con un individuo que ha
sido victimizado por largo tiempo y en quien
las lesiones principalmente de carácter psico-
lógico afectarán su desarrollo personal con
secuelas que no nos atrevemos siquiera a vis-
lumbrar ni a comprender.
La agresión sexual es uno de los trauma-
tismos mas tremendos que pueda sufrir una
persona, que según la forma de producirse se
traduce en lesiones físicas, psicológicas y so-
ciales. No respeta edad, sexo, condición socio-
económica, religión o estado civil. Se puede
producir en cualquier época del año, a cual-
quier hora del día y en cualquier sitio o lugar.
Se puede producir al interior de la familia
constituyendo una forma de violencia intra-
familiar y/o maltrato infantil. Es así que las
agresiones sexuales no sólo constituyen un
problema de Salud Pública, sino que involu-
cran a la sociedad en su totalidad.
En relación a las agresiones sexuales, po-
demos diferenciar a grandes rasgos dos for-
mas principales de perpetración: agudas y
crónicas (1). Dentro de estas categorías en-
contramos diferente tipificación judicial confi-
gurando los denominados delitos sexuales,
dentro de los cuales tenemos delitos de acción
mixta y delitos de acción pública. Los delitos
de acción mixta incluyen la violación, el abuso
sexual, el estupro y la corrupción de menores.
Los delitos de acción pública comprenden
aquellos delitos como el incesto, el favore-
cimiento de la prostitución, los atentados pú-
blicos en contra de la indemnidad sexual, y la
difusión de material pornográfico (2). En rela-
ción a lo que se entiende por agresiones úni-
cas, éstas corresponderían más bien al delito
de violación, mientras que las agresiones reite-
radas, comprenderían los casos de abuso
sexual intrafamiliar, incesto, abuso sexual in-
fantil, paidofilia, etc. (1).
El 12 de julio de 1999 se publica en el Diario
Oficial la Ley N° 19.617, que modifica el códi-
go de procedimiento penal y otros cuerpos
legales en materias relativas al delito de viola-
ADELA MONTERO V. Y CARMEN CERDA A.
ción. Mediante esta ley se modifican principal-
mente 5 aspectos:
– Se reemplaza el vocablo “mujer” por
“persona”.
– Mejora la definición de las conductas pu-
nibles y amplía la categoría de los sujetos que
pueden ser víctimas de los delitos sexuales.
– Amplía las facultades para realizar la de-
nuncia, es decir, antes sólo podían denunciar
estos delitos la víctima, sus padres o guarda-
dores. Actualmente se incorporan aquellas
personas como maestros, médicos u otros.
– Aumentan los lugares donde puedan rea-
lizarse exámenes de lesiones, facultándose a
cualquier establecimiento de Salud, público o
privado para la realización de este proceso.
– Para quien se haga reo de este tipo de
delitos, se elimina la posibilidad de acceder a
beneficios penitenciarios (3, 4).
Magnitud del problema
En relación a la frecuencia real de las agre-
siones sexuales, esta cifra aún permanece desco-
nocida, ya que sólo se pueden obtener datos de
aquellas agresiones que motivan una consulta
en un servicio de urgencia y/o que llegan a
estamparse como denuncia ante los Tribuna-
les de Justicia. Es así que si nos basamos sólo
en las cifras entregadas a partir de las denun-
cias formuladas, la información es parcial y
puede representar una gran distorsión de la
realidad lo que puede llevar a consideraciones
y conclusiones erróneas en este ámbito (5).
Según el Servicio Nacional de la Mujer
(SERNAM), alrededor de un 75-80% de los
casos de agresiones sexuales no llegan a ser
denunciados, estimándose que esta cifra es
mayor cuando las víctimas son menores de 18
años (6). El 90% de los casos corresponden a
menores de edad.
Entre 1983 y 1991, en un servicio de urgen-
cia del Área Metropolitana, se constató que el
30% de los casos de maltrato infantil corres-
pondían a agresiones sexuales (6).
Según informes de peritaje médico del Ser-
vicio Médico Legal, las edades más frecuentes
de las víctimas están entre los 10 -14 años y en
segundo lugar entre los 5 y 9 años de edad (6).
PRINCIPALES NECESIDADES DE ATENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE DELITOS SEXUALES
Las agresiones ocurren más frecuentemen-
te en personas del sexo femenino, siendo intra-
familiar en el 91% de los casos. En el 65% de
los casos la agresión fue reiterada con antece-
dentes de abuso en múltiples oportunidades
antes de establecer la denuncia. A diferencia
de la creencia generalizada, esta forma de
agresión no siempre se acompaña de lesiones
físicas. Es así que el examen génito anal fue
concluyente en demostrar abuso sólo en el
4,5% de los casos (6). Lo anterior hace que la
búsqueda de lesiones físicas que constituyan
una prueba de que ocurrió la agresión sea muy
difícil. Esto sólo contribuye a entorpecer el
proceso judicial.
En España, se estima que sólo 1 de cada 10
violaciones son denunciadas, siendo el grupo
más afectado las mujeres entre los 10 y 29
años. La agresión suele ser perpetrada en un
50% por un conocido de la víctima (5).
En 1990, el Departamento de Justicia de los
Estados Unidos reportó que la incidencia
anual de asaltos sexuales era de 80 por 100.000
mujeres (7). Datos más recientes, informan que
en ese país, hay 50.000 denuncias al año lo que
sitúa la cifra real de víctimas entre 200.000 a
500.000 por año (5).
En relación a las características del (los)
victimario(s), se ha tratado de definir un perfil
acerca de los sentimientos y actitudes que ca-
racterizan al agresor sexual. En un estudio
sobre agresiones sexuales en niñas y adoles-
centes, el promedio de edad del agresor fue de
32 años, un tercio de los agresores se encontra-
ban bajo los efectos de drogas o alcohol, siendo
más frecuente el uso de alcohol en las agresio-
nes reiteradas. Del total de agresiones, en el
22% ésta fue realizada por el padre biológico o
sustituto (padrastro o conviviente de la ma-
dre), en el 11,6% la agresión fue perpetrada
por un hombre de la familia (tío, abuelo, her-
mano, primo), en el 46,6% el agresor era un
hombre conocido de la víctima (vecino, amigo,
pololo) y sólo en el 19,7% el agresor era un
desconocido. Cabe destacar que en las agresio-
nes reiteradas sólo en un 1% el agresor era un
desconocido, siendo la víctima agredida prin-
cipalmente por el padre o sustituto en un 47%
de los casos. En el 68% de las agresiones úni-
33
cas, el agresor fue el padre, sustituto, familiar
o conocido de la víctima (1).
Se han logrado establecer factores de riesgo
en las agresiones sexuales, es así que en las
agresiones únicas los principales factores se-
rían: mujer entre los 12 y 19 años de edad,
inactividad, abandono escolar, familia incom-
pleta o irregular, salidas a la calle en la noche
o madrugada, uso de drogas o alcohol por la
víctima o grupo de pares, coeficiente intelec-
tual límite o bajo. En las agresiones reiteradas
los principales factores de riesgo serían: mujer
entre 3 y 11 años, abandono escolar o no asisten-
cia al colegio por la edad, familia incompleta o
irregular, nivel socioeconómico bajo, hacina-
miento, cesantía, alcoholismo y bajo nivel de
instrucción de los componentes de la familia
(1).
Problemas por dualidad entre víctima-
persona y víctima-prueba
Cuando estamos frente a una víctima de
agresión sexual, debemos considerar dos as-
pectos fundamentales que son la víctima como
persona y la víctima como prueba. El vocablo
víctima-persona engloba a un individuo que
ha sufrido una agresión y que necesita una
respuesta y atención médica acorde a sus nece-
sidades, es decir, necesita un trato específico y
preferencial así como una asistencia médica y
judicial integral y moderna en un ambiente
que sea capaz de salvaguardar su intimidad. En
relación a la víctima-prueba, nos encontramos
frente a una persona que es una fuente de indi-
cios, signos, datos, huellas que son esenciales
para el enfoque judicial (5), pero no debemos
olvidar que esta víctima prueba sigue siendo
persona y por lo tanto requerirá nuestro mejor
esfuerzo en su atención y posterior rehabilita-
ción. Por lo tanto, las dos facetas deben man-
tener un equilibrio adecuado, pero primando
en forma continua y dinámica la relevancia de
la atención de la víctima-persona.
Cuando no se respeta a la víctima como
persona y se transforma ésta sólo en un objeto
de peritaje o prueba, contribuímos a continuar
con la victimización, lo que tendrá importan-
tes repercusiones en lo que a salud mental se
34
refiere y contribuirá a entorpecer la rehabilita-
ción tan necesaria en estos pacientes. Es por
esto que deben instituirse programas eficien-
tes de atención multidisciplinaria a las vícti-
mas, que comprendan además del ámbito
médico legal, un adecuado seguimiento, que
involucre la prevención, pesquisa y tratamien-
to precoz de las consecuencias biológicas, psi-
cológicas y sociales de estas agresiones.
Normas para la atención de las víctimas en
los servicios de salud
En el diario oficial del 21 de agosto de 1999,
se publicó la NORMATIVA TÉCNICA PERI-
CIAL SOBRE AGRESIONES SEXUALES en la
cual se establecen las siguientes consideracio-
nes:
– Necesidad de ajustarse a normativa téc-
nica.
– Necesidad de respetar la dignidad de las
personas.
– Los hospitales, clínicas y establecimientos
de salud semejantes, sean públicos o privados,
deberán practicar los reconocimientos, exáme-
nes y pruebas biológicas conducentes a acredi-
tar el cuerpo del delito.
– Cualquier profesional que realice estos
exámenes deberá realizar los informes de
acuerdo a estas normas.
– La denuncia debe hacerse a: Carabineros
de Chile, a Investigaciones, al Tribunal que
corresponda según sector o al Ministerio Pú-
blico.
– Para el peritaje se debe hacer una ficha
con los siguientes ítemes:
– Anamnesis
– Examen físico general
– Examen segmentario: cara y cráneo, tó-
rax, abdomen, examen ginecológico,
genitourológico, proctológico.
– Exámenes de Laboratorio: contenido
vaginal, contenido rectal, contenido bu-
cal, flujo vaginal, anal y/o rectal para
cultivo, examen bacteriológico, examen
de ADN en espermios o fluidos biológi-
cos, estudio de manchas en ropa, B-HCG
para diagnóstico de embarazo, ultraso-
nografía, colposcopía.
ADELA MONTERO V. Y CARMEN CERDA A.
– Exámenes que requieren autorización
adicional de la víctima. HIV, alcohole-
mia, examen toxicológico para drogas
de abuso (sangre, orina).
– El examinador debe hacer un informe y
dar una copia a la víctima, guardando otro
hasta que el Tribunal se lo pida.
– Las muestras de laboratorio se pueden
mandar al Servicio Médico Legal en las si-
guientes condiciones:
– Individualizadas con el nombre del pa-
ciente y el tipo de muestra.
– Tórulas embebidas en suero fisiológico
(no sumergidas).
– Conservar en frío.
– Si se envía ropa, secarla al aire y poner
en bolsa plástica.
– Tomar muestra de sangre de la víctima
para comparar ADN.
– Si se puede, también sangre del (los) sos-
pechoso (s) para comparar.
– Mandar copia del informe de lesiones.
– El paciente también se puede derivar al
Servicio Médico Legal inmediatamente (8).
Según nuestra perspectiva, es de vital im-
portancia que desde el punto de vista judicial
y social se entregue a la víctima un real aporte
en relación a medidas de protección eficaces,
con el objeto de evitar futuras agresiones así
como deben implementarse centros de aten-
ción de salud eficaces en relación a resolver las
necesidades de atención biomédicas derivadas
como consecuencia de la agresión. Esta aten-
ción debe ser integral y realizada por profesio-
nales capacitados y sensibilizados con el tema.
La atención en salud, debe centrarse princi-
palmente en el tratamiento y rehabilitación en
salud mental. En un estudio realizado en el
Servicio de Salud Mental Infantil del Hospital
Roberto del Río, se determinó que el 4,3% del
total de las consultas psiquiátricas en niños y
adolescentes se relacionaban con antecedentes
de abuso sexual. La consulta directa por abuso
sexual alcanzaba un 1,4% del total de las con-
sultas (9).
En relación a las necesidades en salud men-
tal, se expone la necesidad de tratamiento del
sindrome de estrés postraumático así como de
la agravación o desequilibrio de estados pato-
PRINCIPALES NECESIDADES DE ATENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE DELITOS SEXUALES
lógicos previos a lo que se adjunta la terapia
basada en el tratamiento de la sensación de
culpa de la propia víctima (5). Es conocido que
el trauma no tratado, interferirá con el desa-
rrollo psicosexual y de la personalidad del in-
dividuo (9), que se manifestará en su vida
adulta con alteración de su sexualidad y rela-
ción de pareja, disfunciones sexuales (10), etc.
Finalmente, este tipo de lesión psicológica
podría desencadenar que esta persona en el
futuro pueda convertirse en un victimario,
motivo por el cual también es importante con-
siderar el tratamiento del agresor, sobretodo
cuando éste es menor de 18 años y ha sido a su
vez víctima de abuso. De este modo se logra
interrumpir la secuencia víctima-victimario
que de otro modo, tiende a persistir a través de
las generaciones (9).
Otra necesidad de atención se refiere al ám-
bito ginecológico, debiendo realizarse una
adecuada profilaxis, pesquisa y tratamiento
precoz de las infecciones de transmisión
sexual, entre las cuales destacamos:
– Infecciones Bacterianas: Neisseria gonorro-
heae, Treponema Pallidum, Chlamydia Tracomatis,
Micoplasma Hominis, Ureaplasma Urelyticum,
Gardenerella, Haemophilus ducreyi, Shigella y
Calymmatobacterium granulomatis.
– Infecciones virales: Herpes simple, Hepati-
tis B y C, Papilomavirus, Molusco contagioso,
virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
– Infecciones por protozoos: Tricomonas
vaginalis, Entamoeba hystolítica, Giardia lamblia.
– Infección por hongos: Candida albicans.
– Infección por ectoparásitos: Phtirius pubis,
Sarcoptes scabiei (5).
No debemos olvidar el aspecto referente a la
salud reproductiva. El embarazo es otra posible
consecuencia de la agresión sexual, ameritando
en nuestro medio un adecuado seguimiento y
control de estas pacientes. En Chile se ha en-
contrado que entre las adolescentes embaraza-
das, el 12% son consecuencia de una violación,
siendo el 99% embarazos y niños no deseados
(11). El embarazo bajo estas circunstancias es
de altísimo riesgo materno y perinatal, por lo
que es necesario instaurar medidas eficaces de
atención médica y de salud mental en este
grupo de pacientes (12).
35
En otros países, es aceptada la anticoncep-
ción postcoital (13) y está legalizado el aborto
terapéutico lo cual difiere con nuestra legisla-
ción vigente. Este es un tema sobre el que de-
bemos reflexionar en forma responsable, con-
siderando que ante la alternativa de un aborto
terapéutico sería factible realizar la prevención
de este embarazo, considerando que la perso-
na víctima de una agresión, ha sido privada
del derecho de decidir libremente sobre su
sexualidad y las consecuencias de ésta.
CONCLUSIONES
Las agresiones sexuales constituyen un pro-
blema de Salud Pública de las que desafortuna-
damente sólo tenemos información parcelada
ya que la mayoría no llegan a ser denunciadas,
ya sea por trabas administrativas, ignorancia
por parte de las víctimas, temor a represalias,
dependencia económica, temor a la estigmati-
zación, etc. (4).
Las agresiones sexuales afectan diferentes
áreas de la vida de la víctima afectando a la
familia, pareja, amistades y relaciones sociales
en general. Como sociedad debemos abocar-
nos a la prevención de este tipo de agresiones
así como también al manejo, seguimiento y
rehabilitación de las víctimas de estos delitos
violentos.
Es necesario que existan programas desti-
nados a la creación de centros de atención en
salud, multidisciplinarios y debidamente co-
ordinados, estableciendo así una real ayuda a
estas personas. La atención debe ser perso-
nalizada, en un ambiente adecuado y debe ser
realizada por personal calificado, capacitado y
sensibilizado con el tema. No debemos olvidar
que estas agresiones pueden lesionar irreversi-
blemente a la persona y que el manejo en salud
mental es uno de los pilares fundamentales
tendientes a la rehabilitación y reinserción so-
cial de estas víctimas, que en la mayoría de los
casos al momento de la agresión son menores
de edad. Es importante considerar además los
aspectos atingentes a los problemas relaciona-
dos con la salud sexual y reproductiva.
Finalmente queremos plantear que la ayu-
da no sólo debe estar focalizada en la víctima
36
y su entorno familiar, sino que sería importan-
te considerar el tratamiento y eventual rehabi-
litación del victimario, ya que con este tipo de
intervención podríamos lograr prevenir la
perpetuación de este tipo de delitos.
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