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VS122 JC Gimeno Conversacionessobredesdedescolonialidad PDF
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Estamos trabajando ya, con intelectuales (mujeres y hombres) del mundo Islámico (en
su variada extensión geo-histórica desde el Medio Oriente hasta Indonesia); con inte-
lectuales de Europa Central y del Sur de Europa; con intelectuales del Cáucaso y Asia
Central; del Norte Africano y de África Sub-Sahariana. En fin, se trata de hacer visible
los aspectos invisibilizados por la colonialidad del poder global de las luchas alter-
mundialistas hoy que se desarrollan desde las subalternidades epistémico-políticas
diversas de los pueblos periferializados y colonizados por el ‘sistema-mundo
Europeo/Euro-americano capitalista/patriarcal moderno/colonial.’
dada la grandeza de los desafíos que se nos colocan, pienso que sería más correcto
adoptar estrategias teóricas que profundicen las alianzas en lugar de estrategias que fra-
gilicen al insistir en la diferencia descalificadora —y al final tan moderna— entre
‘nosotros’ y ‘ellos’. De cara a las relaciones de dominación y de explotación, profun-
das y de larga duración, que la modernidad occidental capitalista instauró globalmen-
te, debemos centrarnos en la diferencia entre opresores y oprimidos y no en la diferen-
cia entre los que, desde varias perspectivas y lugares, luchan contra la opresión (Santos
2009, p. 349).
Sospechas genéricas
Una de las cuestiones que aprendí del feminismo, dice Ochy Curiel (2007, p. 94), fue
a sospechar de todo, dado que los paradigmas que se asumen en muchos ámbitos aca-
démicos están sustentados en visiones y lógicas masculinas, clasistas, racistas y sexis-
tas... ¿No será que estos nuevos discursos apelan a lo que se asume como marginal o
subalterno para lograr créditos intelectuales incorporando ‘lo diferente’ como estrate-
gia de legitimación?.
Estar en el margen es formar parte del todo, aunque fuera del cuerpo principal. Para
nosotros, americanos negros viviendo en una pequeña ciudad de Kentucky, la línea del
ferrocarril nos recordaba todos los días nuestra marginalidad.... Podíamos entrar en ese
mundo, pero no podíamos vivir allí... Había leyes que aseguraban ese regreso…
Viviendo como vivíamos –en el margen-, desarrollamos una manera particular de ver
la realidad. Mirábamos tanto de fuera para adentro, como de dentro para afuera.
Focalizábamos nuestra atención tanto en el centro como en el margen. Comprendíamos
ambos. Este modo de mirar nos recordaba la existencia de todo un universo, un cuer-
po principal hecho de márgenes y de centro…Esta noción de totalidad, impresa en
nuestras conciencias por la estructura de nuestras vidas diarias, nos proporcionó una
cosmovisión de oposición, un modo de ver desconocido para la mayoría de nuestros
opresores, un modo que nos sustentó, que nos ayudó en nuestra lucha por superar la
pobreza y la desesperación, que reforzó el sentido de nuestra identidad y nuestra soli-
daridad (hooks, 1990, p. 341).
bell hooks (2004) señala que es esencial para el futuro de las luchas feminis-
tas que las mujeres negras reconozcan ese punto de ventaja que su marginali-
dad les otorga y hagan uso de esa perspectiva para criticar la hegemonía racis-
ta, clasista y sexista; también para imaginar y crear una contrahegemonia.
La práctica de la vida de frontera da forma al pensamiento y no al revés.
En su construcción no se precisa la participación de vanguardias, ni académi-
cas, ni políticas, sino de la unión de las mujeres subalternizadas: “Sin una
comunidad es imposible liberarse, como mucho se podrá establecer un armis-
ticio frágil y temporal entre la persona y su opresión”- escribe Audre Lorde,
(2003) para otras mujeres con las que conversa en su escrito.
Quienes somos pobres, quienes somos lesbianas, quienes somos Negras, quienes
2/ “En lo profundo de nuestros corazones creemos que ser mexicano/a no tiene nada que ver con el país en el que
vivas. Ser mejicano/a es un estado del alma –no de la mente, no de la ciudadanía. Ni águila ni serpiente sino
ambas. Y como el océano, ningún animal respeta las fronteras.” [N. del E.]
Comunidades
“Sin una comunidad es imposible liberarse”. Esta comunidad, para bell
hooks, necesita de la historia…para recordar, reivindicar, revisar y renovar.
Recordemos en primer lugar que fueron mujeres y hombres de raza negra comprome-
tidos con el bienestar colectivo de las personas de su raza quienes forjaron la lucha his-
tórica por la liberación de los negros.
Estas palabras las pronuncia bell hooks en una conversación pública que man-
tiene con su “brother” Cornel West, ante un auditorio de mujeres y hombres
negros, cuya finalidad es reavivar un compromiso con la lucha colectiva. “En
el futuro es crucial para la lucha por la liberación de los negros que jamás
olvidemos que la nuestra es una lucha compartida, que somos la esperanza de
los demás”. En esa lucha renovada por la liberación, enfatiza bell hooks, hay
que reconocer, el enorme papel que las mujeres negras han desempeñado en
cada batalla por la libertad. “Necesitamos desarrollar una terminología políti-
ca que haga posible a los negros de ambos sexos conversar en profundidad
sobre lo que queremos decir cuando instamos a hombres y mujeres a ‘actuar
unidos”. (180) Se esboza aquí una comunidad intergeneracional y de género,
una comunidad de vivos y muertos, que comparten una historia, una historia
de sufrimiento.
“Los intentos de los negros para entender ese sufrimiento, para aceptarlo,
son las condiciones que hacen posible que una obra como Beloved de Toni
Morrison sea objeto de tanta atención”, continúa diciendo bell hooks. La
narrativa de la novela posibilita más fácilmente mirar atrás, no solo para des-
cubrir la esclavitud del origen sino para tratar de reconstruir el impacto psico-
social que supuso. Morrison relata la historia de Sethe, la esclava que mata a
su propia hija, Beloved, para salvarla del horror, para que la indignidad del
presente no tenga futuro posible. La muerte aparece aquí como la paradójica
salvación ante una vida destinada a la esclavitud.
Esta historia ficticia de dolor relata acontecimientos que fueron reales y
muestran la capacidad humana para enfrentarse al sufrimiento. E. Fox-
Genovese en Within the Plantation Household describe las formas de resisten-
cia de los esclavos en las haciendas. Considera el homicidio, la automutilación
y el infanticidio como la dinámica psicológica nuclear de toda resistencia:
Otro tanto ocurrió con el concepto de madre, que en las plantaciones no tuvo
una dimensión tanto biológica como social y colectiva.
Madre, escribe Jabardo alude tanto a la madre natural como a todas las mujeres escla-
vas que se ocupaban del mantenimiento y cuidado de los niños… La socialización
colectiva de los hijos era una forma de prepararse, emocional y psicológicamente, para
una posible separación, tan habitual en las condiciones de la esclavitud.
Así que me deis vuestros dogmas y vuestras leyes. No me deis vuestros banales dioses.
Lo que quiero es contar con las tres culturas –la blanca, la mexicana, la india. Quiero
la libertad de poder tallar y cincelar mi propio rostro, cortar la hemorragia con cenizas,
modelar mis propios dioses desde mis entrañas. Y si ir a casa me es denegado enton-
ces tendré que levantarme y reclamar mi espacio, creando una nueva cultura –una cul-
tura mestiza- con mi propia madera, mis propios ladrillos y argamasa y mi propia arqui-
tectura feminista.
En nuestra pedagogía de liberación, tenemos que enseñar a los jóvenes negros a com-
prender que la lucha es un proceso, que avanzamos desde unas circunstancias de difi-
cultad y sufrimiento a un estado de conciencia, de goce, de plenitud. Que la lucha por
ser críticamente consciente puede ser el movimiento que nos conduzca a otro nivel que
nos levante, que nos haga sentir mejor. Uno se siente mejor porque siente que su vida
tiene sentido y objeto.