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Introducción:

a fin de que Él tenga en todo la primacía. Col. 1.18. La escasa llegada que tenemos los cristianos a estos temas, provocan en nosotros
una debilidad en nuestra fe, y frustraciones en nuestro vivir la fe de Cristo.

En Cristo Cristo en nosotros

Efesios 2ª Corintios
1.3. nos bendijo con toda bendición en Cristo Jesús cf.
2ª Co. 1.20. todas las promesas de Dios son en él sí, y en
el amén. Stgo. 1.17. 1.5. abundan las aflicciones de Cristo, también…
1.20. B') Así como su humillación fue pública y 2.14. nos lleva siempre de triunfo
ostentosa, su exaltación debe serlo también. C) Todas
3.3. sois cartas de Cristo…
las fases de la exaltación de Cristo tienen su
instrumentalidad en relación con la salvación de los 5.19-20. nos encargó a nosotros… somo embajadores
elegidos: su resurrección tiene que ver con nuestra en nombre de Cristo…
justificación (Rom. 4:25); su ascensión, con nuestra
santificación (Col. 3:2, comp. con Ef. 4:10); su sesión a la
diestra de Dios, y su constante intercesión, con nuestra
preservación (He. 7:25); su manifestación en la Resumen
Segunda Venida.
2.6. Seguridad del cristiano, asentada en la persona y la
obra de Cristo. Preeminencia de Cristo
3.10. Propósito altísimo para su Iglesia.
En Cristo// Participación de toda bendición.
Desempeñar la tarea de reflejar las virtudes de su
Cristo en nosotros// nuestra vida, nuestra expresión de
Señor. 1ª Pedro 2.9.
la vida de Cristo a través de nuestra cotidianeidad.
La Preeminencia de Cristo

Las fases de la exaltación vienen a ser cinco:


A) La resurrección de entre los muertos, por
la que Cristo dejó de estar sujeto a su
anterior condición de debilidad física. B) La
ascensión a los cielos, por la que Cristo dejó
de estar sometido a las circunstancias
espacio-temporales de nuestra vida en la
Tierra. C) La sesión a la diestra del Padre,
símbolo de la gloria, del honor y del poder
que comparte con el Padre («el trono de
Dios y del Cordero» —Ap. 22:1). D) Su
Segunda Venida en gloria, para juzgar a los
vivos y a los muertos (Jn. 5:22-29). E) El
ejercicio de su papel de «lumbrera», por
toda la eternidad, en la Jerusalén Celestial
(Ap. 21:23). La compañía visible y la
contemplación directa de Jesucristo
glorificado, único y exhaustivo reflector de la
gloria de Dios (V. Jn. 14:9; Col. 2:9),
constituirá la fuente esencial de
bienaventuranza para todos los elegidos. En
las lecciones siguientes iremos estudiando en
detalle cada una de estas fases. Francisco
Lacueva. C.F.T.E. n° IV, pág. 207-208.

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