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C a r a c t e r ís t ic a s G e n e r a l e s
D e s d e su aparición, el sistema capitalista ha pasado por diferentes etapas
separadas por intervalos de crisis y reacomodos que expresan las limita
ciones impuestas por la forma de operación del sistema capitalista en
cada una de sus etapas. La superación de esas limitaciones requiere de
cambios estructurales que estimulen nuevamente el crecimiento económi
co y conduzcan al establecimiento de un nuevo modelo de acumulación.
Por modelo entendemos las formas como se estructura el sistema
económico en los siguientes aspectos principales:
17
alterando gradualmente la estructura de los mercados nacionales y la or
ganización sectorial de la economía; la dinámica tecnológica, como ex
presión del crecimiento de la productividad, que conduce a una integra
ción de la ciencia al proceso de producción; y el papel del Estado como
orientador directo del desarrollo económico, a través de su política
económica.
c u a d ro 2 . 1.
PARTICIPACION D E LAS MAYORES CORPORACIONES
MANUFACTURERAS EN E L VALOR AGREGADO D E LOS
ESTADO S UNIDO S: 1947-1967
(en porcentaje)
Las 50 mayores 17 23 23 25 25
Las 100 mayores 23 30 30 33 33
Las 150 mayores 27 34 35 37 38
Las 200 mayores 30 37 38 41 42
CUADRO 2 .2 .
CONCENTRACION D E LA PROPIEDAD D E LOS, ACTIVOS EN
LA INDUSTRIA MANUFACTURERA NORTEAM ERICANA *
El estilo tecnológico
E l c o n c e p t o de estilo tecnológico, se refiere al conjunto articulado de
condiciones físicas, conocimientos y modalidades prácticas (know how)
que determina las pautas del proceso de trabajo, a la vez que define el
ámbito de su posible desarrollo; desarrollo cuyos límites sólo podrán su
perarse a condición de que se modifiquen los elementos y la articulación
del mencionado conjunto. En síntesis, el estilo tecnológico especifica y re
sume el entorno donde se desarrollan los productos y las formas de
producción.
Sin embargo, una caracterización del estilo tecnológico limitada al
proceso de trabajo sería incompleta. En efecto, al establecerse las formas
de producción no sólo se fija el tipo de producto que resultará de ellas,
sino también se estará generando una determinada estratificación social,
correspondiente a esas formas de producción, y la necesidad social de con
sumir el nuevo producto. De esta manera, tanto la estructura del mercado
como el perfil de la demanda están determinadas por el proceso de produc
ción® al cual sirven como instancia de mediación y de cohesión. Por lo
tanto, las características del mercado constituyen la otra cara del estilo
tecnológico.
El condicionamiento de la estructura del mercado por las formas de
organización del proceso productivo no excluye cierto margen de auto
nomía de la esfera de la circulación en relación con el proceso productivo.
Con frecuencia, los problemas de realización son ocasionados por desa
justes de los mecanismos de circulación que, dependiendo de su intensidad,
pueden trastornar el propio proceso productivo y de este modo provocar
graves crisis económicas. Los correctivos aplicables en estos casos no
alteran las formas de producción; tan sólo inciden en el volumen de pro
ducción y, eventualmente, en el valor del stock de capitales.
Diferente es la índole de aquellos problemas que, aunque se mani
fiestan como problemas de mercado, se derivan en realidad de la rigidez
del proceso productivo. La llamada saturación de los mercados y la esca
sez de materias primas son ejemplos claros de este tipo de problemas.
En efecto, la saturación del mercado, para un producto determinado,
define en términos cuantitativos el límite superior de la necesidad social
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que hace posible su demanda. Esta barrera al crecimiento se supera me
diante la creación de un nuevo producto — innovación— * que, al gene
rar una nueva necesidad social, permite reactivar el proceso productivo
hasta alcanzar un nuevo punto de saturación. Por lo tanto, un sistema
de producción flexible puede, mediante el desarrollo sostenido de inno
vaciones, desplazar indefinidamente ese punto de saturación.
Un problema análogo al que se acaba de analizar es aquel de la
escasez de materias primas. También en este caso, lo que aparenta ser una
restricción externa del proceso productivo resulta ser, en realidad, una
manifestación de su rigidez interna. Una vez fijadas las pautas de traba
jo, queda determinada la función de producción que especifica los tipos
de insumos y las proporciones en que deben combinarse para obtener el
producto. En estas condiciones, el volumen máximo de producción técni
camente posible dependerá de las disponibilidades naturales de los insu
mos. Pero si el desarrollo tecnológico es lo suficientemente dinámico para
hacer posible una frecuente reformulación de la función de producción en
términos de nuevos insumos, desaparece entonces toda restricción cuan
titativa y, con ella, la “ escasez” .
Esta categoría de “ problemas de mercado” expresa un impasse del
proceso global de acumulación, más que simples desequilibrios en los
mecanismos de circulación. Su solución, por lo tanto, requiere una reorga
nización completa del aparato productivo que puede llegar a ser tan pro
funda y radical como para significar un cambio de estilo tecnológico.
En consecuencia, el concepto de estilo tecnológico expresa las moda
lidades y condiciones básicas de organización de la producción y sus co
rrespondientes formas de circulación y distribución de los productos, a
partir de relaciones sociales presupuestas. En otras palabras, el concepto
de estilo tecnológico no engloba toda la organización social pero tam
poco se reduce a una caracterización “ tecnologicista” de la producción. Se
trata, en síntesis, de una conceptualización ad-koc, para distinguir dife
rentes “ estilos” en el aparente continuum del desarrollo tecnológico que
acompaña al proceso de acumulación. La importancia de esta última
afirmación puede ser ilustrada haciendo referencia a la problemática de
la crisis.
La crisis económica puede ser de tipo coyuntural o de tipo estructu
ral B, según se derive de fallas en la esfera de la circulación o se origine
23
en el proceso productivo mismo. A su vez la solución de la crisis estruc
tural puede implicar una reorganización del aparato productivo sin alte
raciones básicas en el estilo tecnológico o necesitar del cambio de dicho
estilo.
Características y condicionantes
del estilo tecnológico
de la moderna sociedad industrial
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en el cual el oligopolio se convirtió en la organización predominante
del mercado.
La consolidación del oligopolio significa un desplazamiento de la
competencia de precios en favor de la diferenciación del producto,
de las técnicas psicológicas de control del mercado y del estableci
miento de barreras “ artificiales” a la entrada de nuevos capitales en
la industria. En otras palabras, se trata de la competencia tecnológica
directa, característica resaltante de la segunda fase.
* La concentración de capital, estimulada por el desarrollo tecno
lógico, se traduce en una concentración de la tecnología que revierte
a su vez en una mayor concentración del capital. El monopolio del
capital deviene monopolio de la tecnología, lo cual permite el con
trol de las empresas periféricas, tanto de los países desarrollados
como de los países del Tercer Mundo.
* A finales del siglo pasado se realizó la primera racionalización
de las pautas subjetivas del proceso de trabajo a fin de adecuarlas,
de manera sistemática, a las exigencias del sistema coordinado de
máquinas. El taylorismo, nombre con el cual se designó a ese pro
ceso, representó el necesario complemento de la Revolución Indus
trial. Al mecanizarse la producción, el comportamiento del trabaja
dor había quedado subordinado espontáneamente a las necesidades
de la máquina. Pero esta adecuación espontánea, tanto del com
portamiento individual como del conjunto de los trabajadores, al
mantener ciertos rasgos pre-industriales, no garantizaba el máximo
aprovechamiento del maqumismo. La mecanización del comporta
miento subjetivo del trabajador permitió optimizar el rendimiento
de la máquina, reduciendo al mínimo las fallas subjetivas del traba
jador. El taylorismo, como esfuerzo permanente para intensificar
la mecanización del comportamiento subjetivo del trabajo, es un
rasgo permanente del estilo tecnológico vigente. Su desarrollo, re
zagado respecto de la Revolución Industrial, se explica considerando
que la integración efectiva al proceso de trabajo, de los conocimien
tos científicos en los que se basa el taylorismo, requiere de una
organización empresarial compleja y técnicamente sofisticada, propia
de la gran empresa monopolista.
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cidad de integrar el saber científico al proceso de producción®. En e'
transcurso de los años, el monopolio tecnológico se ha convertido en una
fuente directa de renta, más allá de aquella percibida a través del precio
de monopolio. La venta y alquiler de tecnología se transforma en una
línea autónoma de la actividad comercial. En 1964 los pagos mundiales
por concepto de patentes, licencias y know-how alcanzaron la cifra de
900 millones de dólares, de los cuales el 67 por ciento benefició a los
Estados Unidos, el 15 por ciento a Inglaterra, el 8 por ciento a Alemania
y el 6 por ciento a Francia 7.
Si bien la segunda fase del estilo tecnológico vigente presenta espe
cificidades muy importantes para la caracterización del modelo económico
global de la postguerra, dicha fase se mantiene, sin embargo, dentro de
las determinaciones generales implantadas con la Revolución Industrial.
Como quiera que la actual crisis estructural afecta no sólo las especifici
dades de la segunda fase, sino también las determinantes generales, es
necesario señalarlas brevemente, antes de analizar la dinámica tecnológica
específica de la postguerra.
El estilo tecnológico surgido de la Revolución Industrial incide en
el desarrollo de la productividad del trabajo de tres maneras esenciales:
6 Alrededor del año 1964, en Estados Unidos el 3% de las empresas con pro
gramas de investigación y desarrollo (I&D) maneja el 87% de los gastos totales
en I&D, En Francia, el 12% maneja el 65%; en Japón el 4% de las empresas
maneja el 65%. SÍ se califican las empresas por la magnitud de sus programas de
I&D, en 1964, las 20 mayores maneja los siguientes porcentajes del gasto indus
trial total en I&D: Estados Unidos 57%; Inglaterra 47,2% Francia 47,7%; Ita
lia 70,4% y Suecia 54%. Véase OECD, Gaps in Technology-Analytical Report,
París, 1970, pp. 148 y 153.
7 OECD, Gaps in Technology - Anali/ycal Report, París, 1970, pp. 148 y 153.
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de su vida útil en adquirir un saber (su arte) legado por la tradi
ción, quedándole muy poco tiempo y posibilidades para adoptar
mejoras que, en todo caso, dependerán de su ingenio y de sus ex
periencias individuales. Por otra parte, el saber científico, que se
desarrolla a través de experiencias individuales de rápida difusión
social, reduce, al incorporarse a la máquina, el tiempo de aprendizaje
del trabajo simple al mínimo y concentra en pocos individuos el co
nocimiento más complejo, mediante procesos de aprendizaje intensi
vos y desvinculados del trabajo manual.
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sólo un conjunto de formas objetivas del proceso de trabajo, sino que
implica una dada estratificación social, así como condicionamientos espe
cíficos del comportamiento de los trabajadores. Sin embargo, las relacio
nes sociales no se agotan en el proceso de trabajo inmediato, aun cuando
resultan básicamente determinadas por su organización. En el marco de
esta determinación fundamental se gestan presiones sociales, para la dis
tribución del producto generado (a los niveles de productividad alcan
zados), que pueden afectar la tasa de acumulación. Del punto de vista de
la acumulación de capital, se trata de una crisis de productividad en el
sentido de que los excedentes generados no son suficientes para sostener
la tasa de acumulación. Estas crisis de productividad dependen del estilo
tecnológico sólo en tanto las innovaciones que él hace posibles permiten
superar el desestímulo a la acumulación causado por los conflictos sociales.
Desde la Revolución Industrial se han sucedido muchas crisis de
este tipo, de manera que como caracterización adicional de este estilo
podemos señalar el comportamiento cíclico de la renovación del stock de
capital y los desequilibrios sectoriales. Estos últimos acontecen por cuan
to el sistema coordinado de máquinas establece rígidas separaciones entre
diferentes líneas de producción y una considerable inflexibilidad de la
planta. Naturalmente, dichos desequilibrios se deben a los factores de
orden más genuinamente económico, pero el estilo tecnológico vigente es
tablece las condiciones para que ocurran.
Por último, la caracterización general del estilo tecnológico que
daría inconclusa si no se hiciese referencia a un elemento que, en rigor,
no es constitutivo de dicho estilo, pero ha estado, sin embargo, estre
chamente asociado a su desarrollo histórico, especialmente en lo que va
de siglo. E l uso del petróleo en sustitución del carbón como fuente de
energía significó un abaratamiento de los costos de energía, o lo que es
lo mismo, un desarrollo tecnológico que permitió aumentar considerable
mente la productividad del trabajo en la producción de energía. La in
dustria petrolera es esencialmente una industria intensiva de capital mien
tras que la del carbón es intensiva en trabajo. Esta diferencia esencial ex
plica que, siendo incluso el carbón el recurso energético más abundante
(en términos de reserva), haya sido progresivamente desplazado por el
petróleo. Esta sustitución del carbón por petróleo ha sido muy lenta, como
puede verse en el. cuadro 2.3. Aunque el mercado de la energía haya
estado y esté todavía conformado tanto por el carbón como por el pe
tróleo, la importante participación del carbón en el mercado indica que
el verdadero precio de la energía guarda mayor relación con los costos
de producción del carbón que con los del petróleo. Esto le ha propor
cionado a la industria petrolera la oportunidad de realizar grandes bene
ficios debido a sus menores costos de producción y a la vez ofrecer energía
a precios inferiores a los de la industria del carbón.
Esta singular posición del petróleo en el mercado energético explica
las altas tasas de acumulación en esa industria. Además, los precios infe
riores de la energía petrolera indujeron el desarrollo de nuevas tecnolo
gías basadas en su uso. A medida que el aparato productivo se diversi
ficaba con la creación de nuevas actividades productivas, se incrementó
la dependencia con respecto a la energía petrolera hasta llegar a la situa
ción actual donde el complejo industrial del mundo está fuertemente ses
gado hacia el petróleo. En conclusión, la mayor productividad histórica
del petróleo ha causado la actual rigidez energética de la industria.
CUADRO 2 .3 .
VARIACION D E L PO RCEN TA JE D E L CONSUMO EN ERG ETICO
REPRESENTADO POR E L PETRO LEO EN EE.UU. Y LA C.E.E.
(1925-1965)
30
La necesidad de contrarrestar los crecientes logros salariales con tec
nología ahorradora de mano de obra se apoyó en la disponibilidad de una
fuente energética barata que facilitó la tendencia a la mecanización de los
procesos y propició un aumento constante de la productividad.
Los siguientes datos nos pueden dar una idea de cuán bajo era el
costo relativo de la energía: mientras que el nivel general de precios en
Estados Unidos se elevó en 74 por ciento entre 1948 y 1972, el precio
del petróleo, durante el mismo período, sólo aumentó en un 30 por ciento.
En consecuencia, entre 1958 y 1970, el consumo energético de la indus
tria norteamericana se incrementó en 66 por ciento, mientras que el em
pleo creció en sólo 35 por ciento. Pero lo más significativo es que este
aumento de 66 por ciento en volumen se tradujo en apenas un 5 por
ciento de aumento en el costo total (en dólares corrientes) de la energía
consumida por la industria10. Este bajo costo energético permitió simul
táneamente a la metalurgia y la petroquímica, grandes consumidoras de
energía, descuidar todo esfuerzo tecnológico en dirección de la eficiencia
energética para concentrarse en las características de sus productos.
Por último, el bajo precio relativo de la energía al consumidor sig
nificó el crecimiento exponencial del mercado de bienes de consumo du
rable, particularmente el automóvil y los electrodomésticos, con base en
la ya mencionada diferenciación del producto. El sesgo tecnológico que
el petróleo venía imprimiendo al aparato industrial desde principios de
siglo se acentuó con tal intensidad que podemos considerar el bajo pre
cio relativo del petróleo como condición básica y como modelador de la
expansión del estilo tecnológico de la postguerra. Esto pudo lograrse
gracias al descubrimiento de grandes yacimientos en países del Tercer
Mundo que, por su atraso social, hicieron posible una explotación del pe
tróleo a bajo costo para el mundo industrializado. De manera que, aun
tomando en cuenta su gran influencia en el desarrollo industrial de la
postguerra, el petróleo sigue siendo un condicionante del estilo tecnológi
co pero no es un elemento estructural del mismo.
Durante la postguerra, el estilo tecnológico se centró fundamental
mente en una serie de transformaciones importantes del proceso de tra
bajo, relacionadas con cambios en las condiciones de existencia y organi
zación de los trabajadores, todo lo cual confluyó en la formación de una
norma social de consumo obrero. Norma que respondió, además, a las
presiones sociales que en los años cincuenta se manifestaron, como com
petencia entre sistemas sociales diferentes. Las transformaciones antes
aludidas constituyeron lo que se denominó “ fordismo” , profundización de
los principios tayloristas generalizados inmediatamente después de la Se
31
gunda Gucria Mundial en la mayor parte de las industrias, tanto norte
americanas como de Europa Occidental y Japón. El proceso de trabajo
que corresponde al fordismo está representado por la cadena de produc
ción semiautomática. Dicho proceso se implanta en los Estados Unidos,
más que todo, en la producción en serie de los bienes de consumo masivo
y se extiende posteriormente a la producción de componentes intermedios
estandarizados para la producción final de esos bienes.
Con un nuevo impulso, el fordismo desarrolla la mecanización del
trabajo, incrementa su intensidad y profundiza la separación del trabajo
manual y del trabajo intelectual. Ello se efectúa mediante la generaliza
ción del trabajo en cadena, la introducción de las máquinas-herramientas
multi-operativas capaces de dar mayor flexibilidad a los procesos de
trabajo y modificaciones relativas a la configuración y al encadenamiento
de las operaciones productivas, su segmentación y ubicación para incor
porar los nuevos medios productivos y utilizar la energía bajo nuevas
formas.
En términos sociales, la incorporación de nuevas técnicas y proce
sos productivos derivados del desarrollo tecnológico alcanzado, implica
fundamentalmente una mayor diversificación de los agentes que intervie
nen en la producción, lo cual conduce a nuevos procedimientos y formas
en las modalidades de distribución y circulación del producto. En otras
palabras, procesos técnicos cada vez más complejos requieren un número
creciente de individuos especializados en la supervisión y dirección técnica
y administrativa de la empresa; asimismo la diversificación y el volumen
creciente de bienes de consumo propicia la utilización de sofisticados
mecanismos sociales de circulación, exigiendo una especiaüzación cada vez
mayor de gran parte del personal encargado de las tareas en dicha es
fera. Paralelamente al desarrollo económico industrial, el crecimiento
del aparato estatal y de los servicios — si bien registra igualmente claras
tendencias hacia una mayor mecanización— origina la incorporación de
grupos cada vez más amplios de trabajadores de oficina y profesionales.
E l análisis anterior intenta detectar lo esencial de la organización
del desarrollo tecnológico en las últimas décadas, para el sistema en su
conjunto. Sin embargo, las diferencias tecnológicas entre los países-centro,
particularmente entre los Estados Unidos, por una parte, y Europa y Japón,
por la otra, deben ser señaladas, pues es probable que algunas de las
características de la crisis actual no sean ajenas a esas diferencias.
Al decir, por ejemplo, que la carrera armamentista ha sido el motor
fundamental del avance tecnológico, se considera al sistema, en general,
y a los Estados Unidos como centro hegemónico, en particular. No obs
tante, Alemania y Japón, por su peculiar situación desarmada de post
guerra, no contaron inicialmente con ese tipo de impulso directo. Ello
colocó a los monopolios de estos países en desventaja relativa en aquellas
ramas que se alimentan directamente del aparato armamentista, abriendo
una ventaja relativa en otras que dependen menos de las exigencias mi
litares.
13
como un elemento externo a él sino en calidad de agente objetivo de
esa actividad, formando parte interesante y necesaria del objeto social; en
estos términos el Estado racionaliza la actividad económica y garantiza
una adecuada rentabilidad del capital acumulado en toda la economía
nacional.
Estas nuevas funciones del Estado se manifiestan en diferentes ins
tancias;
C o n f ig u r a c ió n Es p a c ia l
T oda e s t r u c t u r a económica y social tiene que reflejarse, de alguna mane
ra, en la forma de ocupación y organización del territorio. También en
este caso, el modelo que estamos analizando tiene su propia expresión
34
espacial, cuyas características más resaltantes son; a) La hegemonía políti
ca, económica y militar de los Estados Unidos sobre todol el planeta, con
excepción de los llamados países socialistas. La posición de primacía de
los Estados Unidos fue una consecuencia directa de los resultados de la
guerra, que hizo posible la formación de una organización político-militar
sumamente funcional para dinamizar el modelo de acumulación. Las eco
nomías europea y japonesa pudieron recuperarse y crecer a un ritmo
superior al de la propia economía norteamericana pero dentro del marco
pautado por ésta última, b) La subordinación de Europa y Japón a los
Estados Unidos y el carácter interdependiente de estas economías deter
minó la necesidad de establecer regulaciones y, sobre todo, instituciones
supranadonales para controlar los flujos monetarios, financieros y comer
ciales entre estos países y, por extensión, entre todos los países del mun
do. En consecuencia, por primera vez en la historia, ciertas funciones de
exclusiva competencia de los Estados Nacionales fueron transferidas a or
ganismos internacionales. E s éste un primer síntoma de la creciente des
proporción entre organizaciones jurídicas y políticas y el funcionamiento
económico, c) La descolonización de Africa y Asia, resultado de la sub
ordinación directa de las metrópolis coloniales a los Estados Unidos, se
traduce en el surgimiento de un gran número de Estados Nacionales,
calcados, en la mayoría de los casos, sobre las organizaciones coloniales.
La independencia política de esos nuevos estados no significó un cambio
sustancial en su organización económica, la cual quedó determinada por
la de los antiguos países metropolitanos. A este modelo de interdependencia
política y subordinación económica se convino en llamarlo “ subdesarrollo” ;
experimentado por primera vez en América Latina, el modelo se extiende
ahora al resto del mundo.
Una mirada panorámica a la organización social del espacio planeta
rio nos muestra una vasta red de Estados Nacionales, integrada por una
mayoría de subdesarrollados, unos pocos desarrollados y algunos socialistas.
35
Unidos no se ha visto obstaculizada por viejas estructuras; de ahí que
las formas modernas de producción hayan penetrado con menores resis
tencias en todos los sectores de la actividad económica.
Además, su creciente desarrollo, relativamente posterior, lo enfrentó
a un mundo que las potencias europeas ya se habían repartido. Las colo
nias juegan un papel central en la fase mercantil, como señalábamos an
teriormente. Las limitaciones de esta fase se hacen sentir con tanto más
fuerza en aquellos países capitalistas que no poseen colonias; por ello,
éstos deben reaccionar en forma más activa sobre su aparato productivo
interno, acelerando el desarrollo tecnológico con respecto a los países con
colonias. Este es otro de los varios elementos que se conjugaron para
posibilitar esta supremacía norteamericana.
La guerra misma tuvo una importancia considerable: los Estados
Unidos no sufrieron sus rigores a pesar de haber participado en los
campos de batalla; por el contrario, gran parte del capital alemán y japonés
fue destruido físicamente y la fuerza del capital menguó en otros países
de Europa Occidental. En consecuencia, el proceso bélico consagró definiti
vamente el período del complejo militar-industrial norteamericano y am
bos aspectos consolidaron la hegemonía de los Estados Unidos en el mundo
regido por la economía de mercado. La prolongación de la Segunda Guerra
a través de la guerra fría reforzó esta hegemonía y sigue siendo uno de
los motores del avance tecnológico.
Al finalizar la guerra están dadas las condiciones para una acelerada
expansión del capital norteamericano. En efecto, la necesidad de renovar
el parque industrial y el hecho de que el territorio norteamericano no
haya soportado las consecuencias de la destrucción, le otorgaron a los Esta
dos Unidos una posición favorable evidente. Se observa entonces un am
plio desarrollo de la economía norteamericana, estimulado fundamental
mente por el Plan Marshall.
La puesta en funcionamiento del Plan permitió un fuerte estímulo
a la inversión productiva en Estados Unidos con el consecuente aumento
de su capacidad industrial en un 30 por ciento durante el quinquenio
posterior a la guerra, cifra únicamente superada durante la expansión
registrada en el quinquenio 65-69. Además, mediante su papel funda
mental en la reconstrucción económica-industrial, la economía norteame
ricana pudo colocar en estado de subordinación a la dinámica económica
europea, integrándola en una totalidad económica mundial bajo su égida.
El auge de las inversiones americanas en el extranjero se manifestó
en todo el mundo, confiriéndole a los Estados Unidos el carácter de ser
el principal inversionista a nivel internacional. El siguiente cuadro mues
tra bien la evolución de la inversión externa:
36
CUADRO 2.4.
EVO LUCIO N D E LA IN V ERSIO N INTERNA NORTEAM ERICANA
(en miles de millones de dólares)
Fuente: Informe del Subcomité del Senado de los Estados Unidos: “ Multinacionales
en Brasil y México” , pág. 34 (mimeografiado).
37
El Fondo Monetario Internacional
38
tos mecanismos de coordinación y concertación de políticas monetarias
y comerciales, que constituyeron los primeros pasos de un proceso de
toma de decisiones propiamente supranacional. Estos mecanismos se re
ferían a:
39
reservas oficiales de oro del mundo occidental al finalizar la guer/a y, lo
que es más importante, debido a que la economía norteamericana era la
mejor capacitada para suministrar los bienes de producción y el capital
de inversión necesarios para la reconstrucción de los aparatos producti
vos destruidos en la guerra y para el reestablecimiento de la inversión y
del comercio entre los países desarrollados.
Para ello, si bien la sobrevaloración del dólar respecto al oro operaba
teóricamente como un desincentivo a las exportaciones norteamericanas,
éstas no dejaron de crecer durante el período de la reconstrucción europea.
Más aún, la existencia de un superávit comercial en los Estados Unidos
jugó un papel determinante en el fmandamiento de los programas de recons
trucción18. Por esa misma razón la sobrevaloración del dólar respecto al
oro no operó como un incentivo a la conversión de dólares en oro por
parte de las naciones europeas que requerían de esas divisas, de aceptación
universal, para financiar su comercio e inversión fuera de sus respectivas
zonas monetarias.
La contrapartida de esta sobrevaloración del dólar consistió en la
acumulación de una enorme deuda en el exterior por parte de los Estados
Unidos bajo la forma de “créditos obligados” en dólares, teóricamente
convertibles. Ello significó una transferencia masiva de costos de los
Estados Unidos hacía Europa, que facilitó la intemacionalización del capital
productivo norteamericano y le otorgó el control efectivo de la expansión
de su masa monetaria.
La paradoja del sistema de Bretton-Woods es la de haber funciona
do normalmente sólo en la medida en que la única moneda convertible
era el dólar, es decir, en la medida en que no funcionaba.
En efecto, al recuperarse las economías de las principales naciones
de Europa, las contradicciones latentes del sistema monetario internacio
nal comenzaron a manifestarse abiertamente. Es a partir del desarrollo
de estas contradicciones cuando el proceso de toma de decisiones en el Fon
do Monetario Internacional comienza a hacerse menos unilateral por parte
de los Estados Unidos, incluyéndose dentro del círculo decisorio a los
aliados preferenciales (Europa, Canadá y Japón). La necesidad de revisar
el carácter asimétrico del proceso de ajuste de los desequilibrios en ba
lanza de pagos, y el mecanismo de creación de liquidez internacional que
se le asocia, dio origen al llamado “Grupo de los Diez” , en octubre de
1963, como órgano de concentración “extra-oficial” dentro del Fondo.
De esta manera, se tomó un conjunto de decisiones para contrarrestar los
primeros atisbos de crisis. Estas decisiones se referían, por una parte, a
40
la restricción voluntaria de no convertir en oro los saldos en dólares acu
mulados por los bancos centrales de estos países y, por otra parte, a la
creación de una variedad de líneas de crédito mutuas entre esos mismos
bancos14.
14 Entre ellas cabe mencionar las operaciones en reserva ad-hoc, la formación del
“pool del oro*’, la venta de los bonos Roosa, los acuerdos de crédito recíproco a
corto plazo, los acuerdos generales para la obtención de préstamos y los incrementos
de cuotas en el F .M .I.
15 En 1951, el 45% de los créditos se destinó a obras de reconstrucción y el
52,8% de todos los créditos se otorgaron a Europa.
16 Ver I.B.R.D., “Arricies of Agreement”, Washington, D.C., 1965, Article I.
41
b) “Fomentar la inversión privada en el exterior mediante garan
tías o participaciones en préstamos y en otras inversiones que hicie
ren instituciones particulares; y, cuando no hubiere capital particular
disponible en condiciones razonables, reforzar la inversión particular
proporcionando de su propio capital, de los fondos que hubiere le
vantado y de los demás recursos que tuviere, finandamiento en
condiciones satisfactorias para fines productivos” .
c) “Promover un incremento equilibrado de largo alcance en el
comercio internacional y el mantenimiento del equilibrio en las ba
lanzas de pago a través del estímulo a la inversión internacional para
el desarrollo de los recursos productivos de sus miembros, a fin de
contribuir al aumento de la capacidad productiva, a elevar las normas
de vida y a mejorar las condiciones de trabajo en sus territorios” .
d) “Arreglar los préstamos que haga o garantice ( . . . ) a fin de
que se atiendan primero los proyectos ( . . . ) más útiles y de mayor
urgencia”.
e) “Manejar sus operaciones con atención debida a los efectos
que puedan tener las inversiones internacionales sobre la situación
de los negocios en los territorios de los países participantes ( . . . ) ” .
42
de proyectos, asistencia técnica, turismo y desarrollo urbano. Esta diver
sificación no es casual. Es el producto de las necesidades surgidas a partir
de una vía de desarrollo que polariza campo y ciudad.
Como quiera que el propósito del Banco no es sustituir a la inversión
privada sino crear o facilitar las condiciones de su realización, en 1956 se
creó la Corporación Financiera Internacional. El objetivo de la Corpora
ción es la “promoción del desarrollo económico mediante el estímulo de
empresas privadas productivas... de tal manera que se complementen
las actividades del BIRF mediante la asociación del capital privado local
y extranjero, asociándose a éstos el capital de la Corporación en los casos
en que el capital privado necesario no se encuentre disponible en condi
ciones razonables” 17. Resulta importante observar el carácter tradicional
del modelo implícito de desarrollo industrial; en efecto, los créditos otor
gados se destinan principalmente a las industrias de menor rentabilidad
relativa y de carácter subordinado dentro de cadenas inter-industriales
tales como el Hierro y el acero, cemento y materiales de construcción, te
jidos y fibras, pulpa y papel, minería, productos químicos y petroquími-
cos, vehículos de motor y accesorios, fertilizantes, etc. (véase el Cuadro
2 3 ) ‘
La participación de la Corporación en la inversión privada directa
hacia los países en desarrollo sobrepasa los US. $ 1.700 millones en
proyectos cuyo costo total es de US. $ 9.000 millones, de modo que
“la Corporación y sus inversionistas y asociados externos dan razón
de casi una décima parte del flujo de inversión privada directa extran
jera (en sectores distintos del petróleo) de los países de la OCDE hacia
el mundo en desarrollo” 18. El papel de? estímulo y orientación del Banco
Mundial y de la Corporación Financiera Internacional ha sido entonces de
vital importancia en el proceso de internacionalización del capital pro
ductivo, en consonancia con las políticas de “sustitución de importacio
nes” . Al respecto, resulta particularmente ilustrativo citar el siguiente
párrafo de un Informe Anual de la Corporación: “ El hecho es que los
adelantos logrados por muchos países en desarrollo en materia de infra
estructura e industrialización han creado un ambiente económicamente
más viable para este tipo de inversión (la inversión privada externa).
Por ejemplo, el crecimiento del tamaño, la productividad y la complejidad
técnica de las fábricas de empresas multinacionales situadas en los países
en desarrollo les permite ahora integrarlas a sus sistemas mundiales de
producción. Este proceso de integración, que se inició con la fabricación
de componentes electrónicos, se extiende ahora a los automóviles, maqui-
43
CUADRO 2.5.
CORPORACION FINANCIERA INTERNACIONAL
MONTO DE LOS CREDITOS POR RAMA DE ACTIVIDAD
(1957/58 - 1974/75)
(en millones de dólares)
Rama Monto
44
CUADRO 2 .6 .
PRINCIPALES DEUDORES DE LA
CORPORACION FINANCIERA INTERNACIONAL
al 30 de junio de 1975
(en miles de dólares)
Brasil 262.866
Turquía 116.710
Yugoslavia 79.674
Filipinas 76.142
México 69.921
Indonesia 58.408
Argentina 53.210
India 51.803
Corea del Sur 44.085
Irán 42.536
rios, a aquellos países más pobres del Tercer Mundo cuya situación en
materia de balanza de pagos no les permite la contratación de préstamos
en términos comerciales normales. En estos países es necesario reducir las
tensiones sociales y crear condiciones económicas básicas antes de con
vertirlos en receptores de inversión extranjera.
Por último, existe un conjunto de Bancos Regionales de Desarrollo
que, si bien son autónomos desde el punto de vista jurídico y organizativo,
complementan a nivel regional las funciones del Banco Mundial. Ellos son
el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Asiático de Desarrollo y
el Banco Africano de Desarrollo. En el caso del Banco Interamericano de
Desarrollo, por ejemplo, el monto de los préstamos concedidos, desde su
fundación en 1960 hasta 1974, es de 7.416 millones de dólares, pero el
costo total de los proyectos financiados alcanza la suma de 25.482,3 mi
llones de dólares. Estos préstamos se distribuyen en cuatro grandes cate
gorías: Sectores Productivos (agricultura e industria), Infraestructura
Económica (energía eléctrica, transporte y comunicaciones), Infraestructu
ra Social (saneamiento, desarrollo urbano, educación) y otros (preinver
sión, financiamiento de exportaciones y turismo). Individualmente, los
préstamos más importantes se han destinado a la agricultura y a los pro
yectos de energía eléctrica, pero el costo total de los proyectos involucrados
45
sitúa el rubro de industrias y minería en el primer lugar, con un monto
de más de 8.000 millones de dólares, es decir, casi la tercera parte del
costo total de los proyectos en los que participa el Banco (véase gráfico
2-A).
GRAFICO 2-A
DISTRIBUCION DE LOS PRESTAMOS DEL BID (1961-1974)
EN MILLONES DE DOLARES
46
de que los países confronten problemas de balanza de pagos o cuando la
importación de un determinado producto causa o amenaza con provocar
un serio daño a los productores locales; para ello han sido previstas las
cláusulas de escape y de punto de peligro (Artículo 19 del Acuerdo), lo
cual introduce un sesgo proteccionista en dicho Acuerdo.
No obstante, el Acuerdo constituye un mecanismo de concertación
supranacional, en cuyo ámbito los miembros aceptan obligaciones espe
cíficas sobre una base de reciprocidad. Desde esta perspectiva existe una
diferencia básica entre el tipo de sesgo proteccionista que puede tolerar
el Acuerdo y el proteccionismo de emreguerras. Mientras este último
tenía un carácter unilateral y retaliativo, el proteccionismo tolerado por
el Acuerdo presenta un carácter, concertado y negociado voluntariamente,
que reduce los peligros de una posible “guerra comercial”.
Tanto los logros concretos alcanzados por el Acuerdo como sus li
mitaciones han ido variando en el transcurso de los años. Inmediatamen
te después de la postguerra, el propósito fundamental del Acuerdo con
sistió en restaurar el comercio entre los países desarrollados, cuyo vo
lumen en 1947 sólo alcanzaba un 60 por ciento del volumen prevale
ciente durante el período anterior a la guerra. La recuperación fue factible
gracias a que las economías europeas se reconstruían y a que el principal
mercado de productos manufacturados era el de los países desarrollados.
Posteriormente, durante la década de los años 60, concluye un conjunto
de negociaciones entre los países desarrollados conocidas como el Kennedy
Round. Estas negociaciones se traducen en una reducción general de
aranceles para un conjunto de productos manufacturados y semi-manu-
facturados, Al instrumentarse totalmente las medidas acordadas, el aran
cel promedio para los bienes manufacturados y semi-manufacturados, en
los principales países industrializados, oscilará entre el 8 y fel 11 por
ciento ad-valorem. Sin embargo, si se incluyen las restricciones cuantitati
vas a las importaciones de carácter voluntario, se observa que el número
de productos manufacturados sujeto a estas restricciones ha aumentado
(véase el cuadro 2.7.), particularmente en el caso de los Estados Unidos,
reflejando en cierto modo la pérdida de dinamismo y competitividad de
ese país en los sectores correspondientes.
Por otra parte, para los productos agrícolas, se ha generalizado U
aplicación de políticas de corte proteccionista, a través de barreras aran
celarias y no arancelarias, en los principales países industrializados y es
pecíficamente en aquellos de la Comunidad Económica Europea. La im
portancia de las barreras no arancelarias se evidencia en el porcentaje del
comercio agrícola sujeto a restricciones cuantitativas (véase cuadro 2.8.)
y en otras medidas con efectos similares, tales como los monopolios de
importaciones por parte de los Gobiernos.
47
2 .7 .CUADRO
PRODUCTOS MANUFACTURADOS SUJETOS A RESTRICCIONES
CUANTITATIVAS EN LOS PRINCIPALES PAISES
INDUSTRIALIZADOS
(1963 - 1970)
Adicionalmente discrimi*
Países 1963 1970 natorios contra Japón
Canadá 2 7 8
Inglaterra 10 28 21
Estados Unidos 7 67 1
C .E .E . 76 65 73
Japón 132 81 —
CUADRO 2 .8.
COMERCIO AGRICOLA SUJETO A RESTRICCIONES
CUANTITATIVAS EN LOS PRINCIPALES PAISES
INDUSTRIALIZADOS
(1970)
Importaciones
Países Agrícolas1 Monto *
48
Por último, y a manera de conclusión sobre las instituciones interna
cionales, resulta pertinente mencionar la siguiente afirmación contenida
en un informe elaborado por representantes de Empresas y Bancos Trans
nacionales, con el propósito de reformular la política económica interna
cional de los Estados Unidos, y determinante en buena parte de las
medidas económicas tomadas en agosto de 1971: “Nuestros problemas
actuales en el terreno económico internacional no provienen de una falta
de instituciones o de que éstas sean inadecuadas. Se deben más bien a:
1) un consenso inadecuado entre las principales naciones comerciantes en
relación a lo .que son los principales problemas y cómo tratarlos; 2) una
coordinación inadecuada de medidas en relación con aranceles, distorsiones
no arancelarias, inversión y el mecanismo internacional de pagos que
afecta la posición competitiva de cada nación; y 3) lo que es aún más im
portante, la falta de un liderazgo centralizado para enfrentar estos pro
blemas” 20.
En nuestra opinión, la observación en torno a las instituciones es
correcta por cuanto existe una infraestructura organizativa básica de ca
rácter y proyección supranacional. Sin embargo, la raíz de los problemas
no reside en las dificultades para lograr un consenso o imponer un lide
razgo centralizado. La situación planteada no es sino la expresión del de
sarrollo desigual del proceso de internacionalización del capital y de la
existencia de estructuras jurídicas y organizativas concebidas en función
del interés nacional que frenan ese proceso.
49
integrados a la dinámica de la economía mundial, de manera que la
presencia política directa de la metrópolis resulta innecesaria.
El proceso de descolonización condujo a la formación de una multi
plicidad de Estados Nacionales que se extienden en la actualidad por toda
la superficie del planeta. Por lo tanto, el sistema de Estados Nacionales
es la forma específica como se organizan políticamente todos los territo
rios integrados, de alguna manera, a la red de relaciones económicas in
ternacionales. El papel subordinado y dependiente, en términos económi
cos y políticos, de casi todos los países con pasado colonial, determinó la
configuración jerárquica del sistema vigente de Estados Nacionales; di
chos Estados, independientemente de su régimen político y económico
interno, pueden clasificarse en desarrollados y subdesarrollados. Este fe
nómeno se denomina usualmente relación centro-periferia, expresa una
diferenciación cualitativa y es un resultado histórico de la dinámica eco
nómica. Por tanto, la importancia del Tercer Mundo en la economía
mundial reside en la función que cumple en el contexto de la organización
desigual del espacio económico mundial, más que en la importancia cuan
titativa de los flujos comerciales y financieros. Después de todo, no debe
olvidarse que esta diferenciación cualitativa es el fundamento de los datos
estadísticos que muestran las relaciones cuantitativas entre el mundo
desarrollado y el Tercer Mundo.
Las modificaciones cualitativas de la relación centro-periferia son pro
ducto de la dinámica económica internacional. Dicha dinámica generó,
en un período de su evolución, la jerarquización del mundo en centro
y periferia y podrá eventualmente eliminarla o suplantarla por nuevas re
laciones en un período más avanzado. La más resaltante de las modifica
ciones del período que analizamos en este capítulo es, sin duda alguna,
la culminación del proceso de sustitución de Importaciones en países
como México, Brasil y Argentina, en los años 50. En esos años, otros paí
ses latinoamericanos entran en las primeras fases de ese mismo proceso,
consolidándose así un patrón de desarrollo industrial que se extiende,
también, a otras regiones del mundo subdesarrollado.
El llamado “crecimiento hacia adentro” ocasionó que los países de
América Latina se volvieran sobre sí mismos, manteniendo un sector ex
terno tradicional, que continúa soportando la carga de financiar las nuevas
importaciones requeridas por el proceso de industrialización sustitutiva.
La inserción de la región en el comercio mundial siguió manifestando
una aguda dependencia de las exportaciones tradicionales a la vez que
cambiaba el tipo de productos importados. Esto trajo como consecuencia
otros problemas para los países latinoamericanos y una reducción cuan
titativa del peso de la región en las transacciones internacionales, como
puede verse en los cuadros siguientes:
50
CUADRO 2 .9 .
PARTICIPACION DE LAS DIFERENTES REGIONES
EN EL COMERCIO MUNDIAL
(en porcentaje)
Países desarrollados 65 63 67 69 72 66
Países socialistas 10 7 12 12 11 8
Países en desarrollo 25 30 21 19 17 25
América Latina 7 11 7 6 5 5
Fuentes: * Naciones Unidas, CEPAL, Estudio Económico de. América Latina, San
tiago, 1970.
** UNCTAD, Handbook of International Trade and Development Statistics,
New York, 1976.
CUADRO 2.10.
PARTICIPACION DE LOS PAISES SUBDESARROLLADOS
EN LAS IMPORTACIONES TOTALES DE LOS PAISES
DESARROLLADOS
(en porcentaje)
Países subdesarrollados 26 31 24 21 18
América Latina 8 13 8 6 5
51
puede afirmarse que el crecimiento de las transacciones de los países de
sarrollados entre sí marcha pari passu con la importancia funcional del
Tercer Mundo. Para aclarar este punto es suficiente recordar que el auge
económico de los países desarrollados que sustenta el incremento de sus
transacciones recíprocas, se fundamenta en un modelo de acumulación
que ha tenido como una de sus condicionantes principales la disponibili
dad de energía barata, imposible sin la explotación del Tercer Mundo.
Además de la energía, el Tercer Mundo ha sido fuente de un conjunto de
materias primas indispensables para el buen funcionamiento del modelo,
como lo prueba la obstinada aversión de los países desarrollados hacia
la nacionalización de los recursos básicos en los países subdesarroHados,
especialmente durante las décadas de los 50 y 60.
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