Está en la página 1de 17
Piedra callada ‘Cuando Esperanza dijo que queria casarse con Bernabe, ln madre, en respuesta, le dio wna pali- za, manera bastante simple, pero que ella estima~ ba infalible, para quitarle la idea de la cabeza. La muchacha nodio un grito y en cuanto pudoesca- 6a contarlea la patrona sus cuitas. jPlasta cuando no me va'ejar casarme! Cada vez que tengo un pretendiente me lo espanta, Al ‘mocetin de los Machuca lo carretio alo qu'es pie- dra de honda, Y sin contar con las apaliaduras aque me da, Hable su mercé con ella y Hlimela a razén, Andaen las veinte anos. 2Es queme quere jar pa’ vestir santos? ‘Lapatrona la miraba, vagamente reflexiva. No ‘era extrafio que tuviera pretendientes, linda, bien ensefiada, casi como una sirvientita pueblerina, {que siempre habia vivido allegada alas casas, bajo su protec “Pero aque te dice ella? “Agora no me jo na’. Me apalié no mis, Pero otras veces ice qu’ella no mi’ha criado como una flor pa’ que me coma el mas burro. Cosas de ve- terana.,. Porque, al fin y al cabo, pue, patrona, yo no soy mas que una huasita pa’ casarme con uno d’estos laos, ZY quign te pretende ahora? Esperanza vacilé un segundo antes de res- ponder: PIEDRA CALLADA Bernabe, el de los Villares, el mas guaina, el que trabaja en el palo parao, en los cercos. —Pero si es una bestia... “exclamé la patrona después de una pausa para recordar al mozo. =Xo Io quero harto... Claro qu’es asi, medio lerdo, pero gtienoy trabajaor como ni‘uno. Diesto ppuee dar fe cualesquiera en el fundo. Y sin vicios. ‘Arreglao pa’ toas sus casas. Es lerdo no mas. Es0 estoo. La patrona la miraba en suspenso, sin saber qué resolucién tomar, porque no era la primera vez que se le presentaba el caso, que la mucha- cha venia a pedir auxilio para defenderse de la madre, que no admitia mas voluntad que la suya. Yno era posible que sistematicamente se opusie- raa que Esperanza se casara. Celos de madre que ro tenia sino esa hija, viuda y bregandocomo una desesperada para criarla, ayudante del molinero al morir el marido, que por aftos sirvi6 este pues to, y desempeniindase ella con tal pericia que en verdad era quien dirigia los trabajos. Ambicién de madre que tal vez querfa un hombre con mayores posibilidades para marido de la muchacha y no aquellos cachazudos peo- nes que nunca serian otra cosa. Pero gdénde ha- liar ese marido? Su mundo, logicamente, tenia que ser aquel de campo entre montaiias. Su des- tino, casarse con un mocetén alli nacido. Tener ‘un rancho propio.

También podría gustarte