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CAPÍTULO 3: LA ESTRUCTURA DE LA EDUCACIÓN

I. INTRODUCCIÓN
La educación, entendida como acción o influencia, pretende que en el sujeto se produzcan modificaciones en
su personalidad (actitudes, comportamientos) relacionadas con las finalidades educativas, concebidas éstas
como la concreción de los valores que utiliza la sociedad para su regulación. Esto es una necesidad. La
enseñanza y el aprendizaje de los valores deben formar parte del curriculum escolar.
Para que la educación formalizada alcance sus objetivos necesita un planteamiento racional y ordenado de
sus acciones.
En un ámbito menos formalizado de la educación, cabe hablar de las agencias educativas para indicar
aquellas personas o instancias que, aunque su objetivo no sea específicamente educativo, también
promueven influencias de este tipo.
2. LA EDUCACIÓN Y LAS ORIENTACIONES DE VALOR
Uno de los cometidos principales de la educación es el de la integración de las jóvenes generaciones en los
modos de hacer y de pensar que se derivan del marco cultural del que participan. Por ello, un elemento
importante de la misma tiene que ver con la inculcación y el desarrollo de los valores y de las normas que
caracterizan a una cultura, así como la promoción de otros que van apareciendo como consecuencia de los
cambios y de las transformaciones que ocurren en los distintos ámbitos de la actividad humana.
Valor es “aquello ante lo cual nuestro comportamiento muestra una preferencia, orientándose hacia su
consecución”. El proceso por el cual la persona otorga valor a algo o a alguien ocurre durante el proceso de
socialización, en el que el aprendizaje social juega un papel esencial.
Para delimitar el significado de valor, se suelen utilizar dos sentidos del mismo. El primero se refiere a todo
aquello que se aprecia y hacia lo cual se dirige el sujeto. Destaca la dimensión perfectiva del valor. Se hace
referencia a los valores propiamente dichos, que se caracterizan por su generalidad e intemporalidad, tales
como la belleza, la salud, etc. Desde la perspectiva subjetiva se habla de valoración, al fijarse en la acción
individual y personal que realiza el sujeto cuando tiene que optar por un valor determinado. Esta perspectiva
utiliza el concepto de actitud para explicar dicho proceso. Se entienden las actitudes como predisposiciones
aprendidas que impulsan al sujeto a manifestarse o a actuar de determinada manera, ante personas,
situaciones u objetos. El componente cognoscitivo es el que alberga las creencias y explica los valores y las
actitudes, llevando a cabo, por ejemplo, las diferencias entre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, etc.
En sus dos dimensiones, la objetiva y la subjetiva, los valores deben formar parte tanto de los objetivos
como de los contenidos educativos.
Debido al carácter general e ideativo que tienen los valores, desde un plano más concreto y operativo, las
normas definen y caracterizan los modos de relacionarse las personas que se corresponden con ellos. Son,
pues, instrumentos arbitrarios que las sociedades establecen para regular las relaciones entre los individuos,
por lo que la violación de las mismas implica que el sujeto rechaza, o no acepta, el valor (valores) que las
legitiman. La educación debe velar para que las normas sociales no sean percibidas por los sujetos como
meras imposiciones de la sociedad.
Los valores se organizan siguiendo un orden jerárquico que establece el propio sujeto, dependiendo de sus
propias preferencias y necesidades individuales, así como del contexto social en el que se desenvuelve.
Desde el punto de vista educativo, la escala de valores se convierte en una herramienta sumamente útil para
conocer las creencias, las referencias o las necesidades de los individuos y así poder diseñar estrategias
pedagógicas pertinentes para el desarrollo de los objetivos éticos y morales.
Al conjunto de normas que una sociedad, en un momento concreto, establece para organizar la convivencia,
se le denomina moral. Se trata de la especificación de los comportamientos que se ajustan a las normas. Por
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tanto, desde un punto de vista moral, un modo de actuar se considera correcto cuando se ajusta a las normas
contenidas en un código moral. La educación moral trata, por una parte, de explicitar las relaciones que se
establecen entre las normas y los valores que la sociedad ha definido y que utiliza para organizar su
funcionamiento, y por otra, de fomentar la autonomía y la consistencia en el proceder de las personas para
que se adecuen a los principios normativos establecidos, pero teniendo como referente último los valores
que la sustentan. Por tanto, lo que dinamiza la conducta moral no es la norma, sino los valores considerados
como principios éticos más universales y generales.
La moral está estrechamente relacionada con las creencias que sostiene la persona. A la moral secular o laica
se le denomina civismo, y es aquella que es compatible e independiente de las demás creencias que profesa
la colectividad.
A la reflexión teórica que se lleva a cabo para comprender los comportamientos morales de los individuos,
es decir, las razones que justifican sus acciones, se la denomina ética.
3. SOCIEDAD, VALORES Y EDUCACIÓN
La institución escolar ha quedado relegada a cumplir un papel de agencia que facilita un servicio social, el
educativo, perdiendo así gran parte de su función socializadora, tan importante para la interiorización de
hábitos, actitudes y normas que tanto tienen que ver en las relaciones sociales.
Los denominados “ejes o temas transversales”, según la nomenclatura, que recoge la Ley de Ordenación
General del Sistema Educativo (LOGSE), quieren responder a esta petición, ya que con ellos se pretende
dotar al curriculum de la flexibilidad suficiente para que se amplíen las posibilidades de aprender a convivir
con los demás, compartiendo valores que son comunes.
Todas estas consideraciones persiguen una formación cívicamente más competente de los ciudadanos.
4. EL PROCESO DE LA ACCIÓN EDUCATIVA
La educación se puede considerar como el proceso por el cual el sujeto cambia progresivamente conforme a
las finalidades educativas que una sociedad, en un momento histórico determinado, ha propuesto.
Atendiendo a la definición que da el Diccionario de la Lengua “acción y efecto de educar”, nos vamos a
centrar en el de la acción educativa, de la cual se pueden destacar algunos elementos que la integran-
objetivos, contenidos, la enseñanza y el aprendizaje-.
A partir de las finalidades se concretan los objetivos educativos, los cuales tienen que ver con un modelo
idealizado de ser humano y de sociedad.
Los objetivos educativos se refieren a aquello que se quiere alcanzar a través de la acción educativa.
Presuponen y se fundamentan en los valores.
Los objetivos educativos se pueden ordenar jerárquicamente en función de su concreción, desde los más
generales y amplios, los cuales han recibido distintas denominaciones –metas, ideales, etc-, a los más
específicos, que son los que maneja el docente en su tarea de enseñanza en el aula (LOGSE, los denomina
objetivos didácticos).
Los objetivos se consideran en términos de desarrollo de las capacidades humanas, no sólo la de tipo
intelectual, que han sido las que más protagonismo han tenido, sino también la afectividad, las relaciones
sociales, la psicomotricidad y actividad física, etc., que tratan de completar todas las dimensiones de la
persona. Según las propuestas normativas vigentes, cada etapa educativa posee unos objetivos generales
propios, no prepara para la siguiente, sino para el desarrollo de las capacidades contempladas en sus
objetivos.
Lo que hay que enseñar constituye los contenidos. Tienen una triple dimensión: conceptuales (hechos, datos,
enunciados, teorías, etc.) actitudinales (normas, valores, etc) y procedimentales (acceso a datos, formas de

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hacer, etc.). En el plan de acción del docente (unidad didáctica, programación del aula) deben intervenir las
tres categorías con un peso equilibrado según los objetivos a los que se orienten.
La enseñanza es la tarea específica del profesor y se concreta en la estrategia didáctica que debe diseñar para
conseguir los objetivos, esto es, lograr que el alumno aprenda. La selección y adecuación de medios y
recursos didácticos, la distribución del espacio y del tiempo, la metodología, la metodología, etc., serán
aspectos a los que debe prestar máxima prestar máxima atención. A la acción del profesor, la enseñanza, le
debe corresponder el aprendizaje por parte del alumno. Se habla de aprendizaje significativo cuando la
información nueva puede establecer relaciones con lo que ya se sabía, produciéndose la reacomodación de
los esquemas de conocimiento para que la nueva información sea asimilada y se produzca el aprendizaje.
5. LOS AGENTES Y LAS AGENCIAS EDUCATIVAS

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