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Bloque 5 GEORGE YUDICE EL RECURSO DE LA CULTURA

El argumento del texto es que el papel de la cultura se ha expandido sin precedentes al ámbito político y económico, y
las nociones convencionales de cultura han sido vaciadas.
Para abordar la cultura hoy, caracterizada por el rápido proceso de globalización considerándola como un recurso.
El autor quiere destacar el uso creciente de la cultura como medio para el mejoramiento sociopolítico como económico,
los conflictos sobre la ciudadanía: capitalismo cultural.
La desmaterialización característica de muchas fuentes de crecimiento económico –por ejemplo los derechos de
propiedad intelectual según el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y la OMC y la mayor
distribución de bienes simbólicos en el comercio mundial (filmes, programas de tv, música, turismo) han dado a la
cultura un protagonismo mayor que en cualquier momento de la historia de la modernidad.
Se puede decir que la relación entre la esfera cultural y la económica no es reciente. La cultura es el ámbito donde surge
la esfera publica en el siglo XVIII. Durante el siglo XIX y XX, según los foucaultianos, fue un medio para internalizar el
control social a través de la disciplina y la gobernabilidad. Tambien se estudio con fines politicos los usos de la cultura
con fines clientelistas o para obtener favores en las relaciones exteriores.
En el plano económico la Europa del siglo XX, fue testigo de la creciente sujecion del artista y del escritor al imperativo
comercial. Para algunos criticos, la aparición de las nuevas tecnologías (fotografía, cine y la grabación de sonido)
definieron el arte en oposicion a lo comercial. En el mismo sentido Teodhoro Adorno, rechaza el fundamento politico-
economico de los nuevos medios masivos que alejaban el compromiso del arte de su valor de uso y lo acercaban al
“carácter fetichista de las mercancias”(1978-1984).
En la actualidad es casi imposible hallar declaraciones que no echen mano del arte y la cultura como recurso, sea para
mejorar las condiciones sociales sociales, como con la creacion de la tolerancia multicultural y en la participacion civica
atraves de la defensa de la ciudadania y los derechos culturales (UNESCO), para estimular el crecimiento economico
mediante proyectos de desarrollo cultural urbano y la proliferacion de museos cuyo fin es el turismo cultural.
Según el autor hay un giro a una legitimacion basada en la utilidad de la cultura por dos razones: la globalizacion
pluralizo los contactos entre diversos pueblos y facilito las migraciones y entonces problematizo el uso de la cultura
como expediente nacional y el fin de la Guerra Fria que debilito el fundamento legitimador de la creencia en la libertad
artistica y el apoyo incodicional a las artes.Sin la legitimacion que la guerra Fria proporciono a la cultura como expresion
de libertad no hay nada que impida el surgimiento criterios en EEUU.
El arte se ha replegado en una concepcion expandida de la cultura, capaz de resolver problemas incluida la creacion de
empleos. Su proposito es contribuir a la reduccion de gastos y a la vez mantener un nivel de intervencion estatal que
asegure la estabilidad del capitalismo.Pero la táctica de reducir los gastos estatales , que podria deshauciar las
actividades artísticas y culturales, sin fines de lucro, permite su continuidad. El sector de la artes ahora considera que
puede resolver los problemas de EEUU: aumentar la educacion, mitigar las luchas raciales, ayudar a revertir el deterioro
urbano mediante el turismo cultural, crear empleos, reducir el delito y quiza generar ganancias. Son los gestores
culturales los que administran las artes, quienes median entre la financiacion, los artistas y las comunidades.

Desarrollo Cultural
Esta visión no es exclusiva de EEUU. Un importante miembro del Grupo Europeo de Estudios sobre la Cultura y el
Desarrollo considera que el propósito del arte y la cultura es: útil para fomentar la cohesión social en las políticas que
generan disenso.
Cuando instituciones poderosas como la Unión Europea, el Banco Mundial, el Banco Interamericano para el Desarrollo y
otras percibieron que la cultura constituía crucial para la inversión, se la trató cada vez más como cualquier otro recurso.
Según un funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, por la ortodoxia económica predominante en el mundo,
cabe decir que ha muerto el viejo modelo del apoyo estatal a la cultura y los nuevos modelos consisten en asociaciones
con el sector público y con instituciones financieras.
El recurso al capital cultural es parte de la historia del reconocimiento de fallos en la inversión destinada al capital físico
en la década de 1960, al capital humano en la década de 1980 y al capital social en la de 1990. El concepto de capital
social, puesto en práctica por los BMD, cuyos proyectos de desarrollo toman en cuenta el tejido social.
Según Santana (1999) “la cultura por la cultura misma, nunca será financiada, a menos que proporcione una forma
indirecta de ganancia”.
Por ejemplo BMD, invierte en un festival de Colombia CREA, porque es la única actividad en la que la guerrilla y los
paramilitares permitían participar a sus residentes. En foros donde se ponían en contacto y relacionaban. La ganancia
está en que los festivales contribuyen a los proceso de paz y ello crea un entorno más seguro para la inversión.

Economía Cultural
Las tendencias artísticas como el multiculturalismo que subrayan la justicia social y las que promueven la utilidad
sociopolítica y económica se fusionaron en el concepto de economía cultural. Economía Creativa, según Blair que incluye
un programa sociopolítico, un programa económico. Un ejemplo Londres se convirtió “el centro creador de la
tendencias en la música, moda, arte y diseño”. Se promovió la cultura del Londres moderno como fundamento para la
nueva economía, basada en el”suministro de contenido”, que constituiría el motor de la acumulación. Premisa difundida
ampliamente con la retorica de EEUU de la nueva economía y la economía creativa británica. Proyectos similares se
desarrollaron ciudades de Latinoamérica Bs As, Puerto Madero y Valparaíso.
A partir de los ejemplos expuestos se puede inferir que la compresión y la práctica de la cultura, se encuentran en la
intersección del programa económico y del programa de justicia social resulta complejo. Se invoca a la cultura no solo
como un motor del desarrollo capitalista, que se manifiesta en la industria audiovisual,incluso se ha afirmado que la
cultura se ha transformado en lógica misma del capitalismo contemporáneo. Esta culturalización de la economía fue
cuidadosamente coordinada mediante acuerdos sobre el comercio y la propiedad intelectual, como el GATT y el OMC,
mediante leyes que controlan el movimiento del trabajo intelectual y manual.
Durante mucho tiempo los franceses alegaron (al intentar eximirse de las tratativas del GATT y las negociaciones del
OMC) que los filmes y la música son fundamentales para la identidad cultural, por lo que no deberían estar sujetos a los
mismos términos comerciales de automóviles o calzado deportivo.
Los negociadores estadounidense por el contrario pensaban que el cine y los programas de TV son mercancías
sometidos a los mismos términos de de todas las demás.
Uno de los efectos de la nueva división internacional del trabajo cultural es que los derechos de autor, están en mano de
productores y distribuidores de los grandes conglomerados de entretenimiento que obtuvieron la propiedad de
intelectual y los creadores son algo más que proveedores de contenidos (Por ejemplo Hollywood). Sería el modelo de la
maquiladora en la industria cinematográfica que se basa en la acumulación de los derechos de propiedad intelectual y
en el concepto más difuso de derechos de propiedad cultural.
La culturalización de la nueva economía a partir del trabajo cultural e intelectual se ha convertido con la ayuda de las
nuevas comunicaciones y de la tecnología informática; en base a la nueva división del trabajo.
La culturalización es además economía política, porque EEUU fue un factor central en que ese país pudiera garantizar
pudiera mantener el dominio de la nueva economía.
La culturalización también se basa en la movilización y el manejo de la población especialmente sectores marginales
que realzan la vida y que nutren las innovaciones de creadores (cultura vernácula).

Ciudadanía Cultural
Los derechos culturales abarcan la libertad de participar en la actividad cultural, hablar en el idioma de elección,
identificarse con las comunidades culturales elegidas, descubrir la amplia gama de comunidades culturales mundiales,
conocer los derechos humanos, tener acceso ala educación y obtener ayuda pública para salvaguardar esos derechos.
Pero los derechos culturales según un comentarista son la cenicienta de los derechos humanos.
En 1996, presidente de la comisión de Mundial para la cultura y el desarrollo, observa en la introducción a un informe de
la UNESCO: Our Creative Diversity que “los derechos económicos y políticos no pueden comprenderse si se los separa de
los derechos culturales”.
La legislación de los derechos positivos en EEUU, tiene precedentes jurídicos establecidos en la época de los derechos
civiles.
Los multicuturalistas apelan a una posición igualitaria de corte pluralista, según la cual las diferentes culturas son
igualmente constitutivas de la sociedad.
Esta noción de cultura sustenta el concepto de ciudadanía cultural de Renato Rosaldo que afines de los 80, contrario a
las nociones convencionales de ciudadanía (la universal aplicabilidad de los derechos políticos a todos los miembros de
la nación). Rosaldo sostiene que la ciudadanía cultural implica una ética de discriminación positiva que permitiría a los
grupos unidos por ciertos rasgos sociales, culturales y físicos afines participar en las esferas públicas y en la política sobre
la base de esos rasgos o características. Teniendo en cuenta que la cultura “crea un espacio donde los individuos” se
sienten seguros y en casa, donde experimentan una sensación de pertenencia y afiliación, esta constituye la condición
necesaria de la ciudadanía.

Cultura Como Reserva Disponible


Los trabajadores culturales buscan en las culturas en tanto reservas disponibles proveedoras de contenidos sobre los
el derecho fijado en contratos dilapidarios y leyes injustas que favorecen a las corporaciones. En este sentido, la
cultura devine en un recurso manipulado extensa e intensivamente en el escenario del siglo XXI.
Sin embargo, la cuestión del uso y apropiación de los productos culturales ha provocado encendidas discusiones en los
foros internacionales en torno a su valor mercantil o cultural, su significado para la economía o las identidades, sobre el
reconocimiento de la diversidad cultural, de las necesidades reales de las comunidades diferentes, es decir, sobre la
participación democrática, los derechos de ciudadanía política, civil, social y, sobre todo, cultural. Por ello, Yúdice
argumenta que ante el tráfico acelerado de cultura como recurso por la globalización, instituciones globales como el
Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y numerosas fundaciones han comenzado a invertir en la
cultura como esfera económica de creciente importancia. De hecho, la circulación de las riquezas desmaterializadas es
(des)regulada o liberalizada según el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y, su émula, la
Organización Mundial del Comercio. Estas tratan de gerenciar la nueva división del trabajo cultural basada en la brecha
entre la inversión y administración transnacional y el llamado a las diferencias nacionales o locales dentro de los
circuitos globales.
En general, la tendencia ha sido apostar por la gestión del patrimonio, la administración y el uso sustentable de los
recursos, conocimientos, tecnologías y de sus riesgos. La gerencialidad de la cultura es la encargada de localizar los
intercambios materiales y simbólicos más allá de la institucionalización del discurso. Así, el modelo empresarial de la
dinámica económica del capitalismo tardío que rige la lógica social se impuso en los campos de producción de
conocimientos como una intermediación cultural. Ello se constata en las industrias del copyright—del libro, la música, la
prensa, la TV—, en los procesos de comunicación masiva que es donde se desenvuelven las principales actividades
culturales relativas tanto a la presentación de los productos y la constitución de sus públicos consumidores —marketing
y publicidad—, como a las formas de producción mismas. Las industrias culturales tienen y tendrán un papel
fundamental en la dinámica de la económica cultural basada en un nuevo paradigma tecnológico, los cambios en los
vínculos socioculturales y las demandas de las sociedades contemporáneas. Al respecto Yúdice hace una crítica radical:
la economía cultural no deja de ser política en la medida en que la globalización neoliberal ha redefinido la
conveniencia, adecuación o pertinencia del “imperialismo cultural” de Occidente.

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