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Introducción:
Más de 200 millones de personas son llevadas a cirugía cada año en el mundo,
y se considera que la población quirúrgica está cada vez más aumentando en
complejidad medica. En los Estados Unidos, el 26% de los eventos adversos en
pacientes hospitalizados son atribuibles a procedimientos invasivos y/o cirugías;
se estima que de estos eventos adversos peri operatorios el 44% son
prevenibles. De aquí que dentro de los principales objetivos de la evaluación
preoperatoria están tanto la optimización de la condición médica del paciente
como el reconocimiento del riesgo preoperatorio de complicaciones (7).
A continuación se presentan las consideraciones más importantes de la
evaluación preoperatoria desde el enfoque del anestesiólogo.
La consulta preanestésica:
En los últimos años la valoración preoperatoria se ha trasformado
significativamente desde una evaluación pre quirúrgica al ingreso hospitalario o
el día anterior a la cirugía; hasta una evaluación multidisciplinaria con una
aproximación basada en la optimización del estado médico y la coordinación del
equipo de salud en el cuidado del paciente durante el procedimiento y los días o
semanas posteriores al mismo; esto último ha demostrado mejorar los
desenlaces de seguridad, satisfacción del paciente, optimización de los
recursos, reducción en las pruebas diagnósticas, consultas a sub especialistas
innecesarias, cancelaciones de procedimientos y días de estancia hospitalaria,
así como la disminución en las complicaciones, la mortalidad y la morbilidad peri
operatoria. De acuerdo a esto serán objetivos de la valoración preoperatoria los
resumidos en la Tabla 1. y deberán hacer parte activa de la misma el paciente y
su familia, el personal de salud en contacto con el paciente (cirujano,
anestesiólogo, internista y enfermera), así como el personal de coordinación de
quirófanos o salas de procedimientos ambulatorios, las unidades hospitalarias y
las clínicas ambulatorias. (7)
El modelo de evaluación preoperatoria no es único y su aplicación dependerá de
las necesidades de la población quirúrgica a la que se aplique y deberá
individualizarse acorde a la situación clínica del paciente, teniendo en cuenta la
amplia variación en el nivel de complejidad medica, así como a los recursos que
el sistema de salud disponga (7). En términos generales la evaluación
preoperatoria deberá realizarse a todos los pacientes que se someterán a
procedimientos diagnósticos o terapéuticos, con variaciones de enfoque acorde
al paciente y sus morbilidades concomitantes. Podrían exceptuarse únicamente
los pacientes sin enfermedades sistémicas severas que requieran anestesia
tópica o local (1).
La consulta preanestésica se debe realizar días antes de la cirugía en un
ambiente alejado del quirófano, de modo que se cuente con el tiempo suficiente
para la solicitud de estudios específicos requeridos, la interpretación posterior de
los mismo, la solicitud de las interconsultas requeridas, la instauración de
estrategias de optimización perioperatoria y la educación necesarias para el
paciente. Es importante señalar que, este intervalo de tiempo, se puede adaptar
a las características específicas de cada paciente y al tipo de procedimiento
quirúrgico a realizar. Por tanto no existe un tiempo mínimo único establecido
para su realización (1). Por ejemplo, para procedimientos considerados poco
invasivos, se acepta una evaluación preoperatoria el día anterior o el mismo día
del procedimiento quirúrgico, sin embargo para procedimientos de alto riesgo,
considerados como invasivos o en un paciente con una enfermedad sistémica
concomitante, este tiempo claramente es insuficiente (4).
Historia Clínica:
La historia médica y el examen físico son la mejor estrategia para identificar
problemas preoperatorios. Su adecuada realización se considera la herramienta
más sensible para detectar aquellos pacientes con mayor riesgo de presentar
problemas asociados con el acto anestésico o quirúrgico. El tiempo asignado a
la consulta de la valoración preanestésica se puede optimizar mediante el uso
de cuestionarios, que no sustituyen la valoración del anestesiólogo, sino que
facilitan la identificación de puntos importantes y que documentan las respuestas
de los pacientes (1). Se presenta un ejemplo de cuestionario dirigido
recomendado por la Sociedad Colombiana de Anestesiológia en su manual de
preparación del paciente para el acto quirúrgico en la Tabla 2.
La anamnesis debe prestar especial atención a indagar y documentar:
- Procedimiento programado y motivo del procedimiento quirúrgico.
- Antecedentes personales de complicaciones quirúrgicas y/o anestésicas.
- Alergias e intolerancia a medicamentos u otras sustancias, especificando el
tipo de reacción.
- Uso de medicamentos (prescritos, de venta libre, herbales, nutricionales,
etc.).
- Antecedentes patológicos y estado actual de la(s) enfermedad(es).
- Estado nutricional.
- Estado cardiovascular y pulmonar.
- Clase funcional.
- Estado hemostático (historia personal o familiar de sangrado anormal).
- Posibilidad de anemia sintomática.
- Posibilidad de embarazo en mujeres en edad fértil.
- Historia familiar de complicaciones anestésicas.
- Tabaquismo, consumo de alcohol y otras sustancias.
- Identificación de factores de riesgo para infección del sitio quirúrgico
(tabaquismo, diabetes, obesidad, desnutrición, enfermedades crónicas de la
piel).
Examen Físico:
La exploración física deberá realizarse enfocada en aquellos aspectos
relacionados con el desarrollo del acto anestésico, por lo que es fundamental
evaluar:
- El peso, talla e índice de masa corporal: datos necesarios para establecer
dosis de medicamentos anestésicos, cálculo de líquidos perioperatorios,
pérdidas permisibles, tamaños de los dispositivos de vía aéreay conocer el
estado nutricional del paciente.
- Signos vitales incluyendo presión arterial, pulso y frecuencia respiratoria: los
datos basales de los mismos permiten identificar el adecuado control de
patológias crónicas como hipertensión arterial o arritmias cardiacas, asi como
definir las metas hemodinámicas en el intraoperatorio y las estrategias de
monitorización.
- Exploración cardiaca: identificación de arritmias, soplos cardiacos, signos de
descompensación de falla cardiaca, cuya presencia modificaran no solo la
técnica anestésica si no también la monitorización hemodinámica y la
planeación del posoperayorio.
- Exploración pulmonar: identificación de signos de enfermedad pulmonar
crónica como espiración prolongada, acropaquias, tórax en tonel, ruidos
respiratorios sobreagregados, hipoventilación, etc.
- Evaluación de la vía aérea y la estimación de la dificultad en su manejo:
fundamentales para definir la necesidad de equipos o procedimientos
adicionales que eviten situaciones como las de no intubación o no ventilación
no anticipadas. Si bien la valoración de la vía aérea corresponde a un
capítulo aparte y complementario a este, en términos generales debe
saberse que ninguna exploración de forma aislada es suficiente en sí misma
para detectar los casos de vía aérea difícil. En cambio, la combinación de
varias mediciones y predictores de via áerea difícil, alcanza los mejores
valores predictivos positivos y negativos en la identificación de la dificultad en
el manejo de la vía aérea. Dentro de estas se incluyen: La clasificación de
Mallampati y su correlación con la dificultad de la laringoscopia directa con el
Cormack-Lehane, las distancias tiromentoniana y esternomentoniana, la
apertura bucal, el test de la mordida o protrusión mandibular, los grados de
Bell- House Doré de movilidad cervical, el diámetro circunferencial del cuello
y el estado de la dentadura. Cuando un paciente tiene alteracion de tres o
más predictores de los anteriormente mencionados el Odds Ratio (OR)
aumenta a 8 y mejora el Valor predictivo positivo (VPP) a más del 60% para
predecir via aerea dificil (13). Se considera que unicamente la historia de vía
aérea dificil probada en un acto anestésico previo y la radiopterapia de
cabeza y cuello, son considerados predictores independientes de
laringoscopia dificil y ventilación con máscara facial difícil respectivamente.
Estudios Prequirúrgicos:
El paradigma sobre la solicitud de exámenes paraclínicos ha cambiado en las
últimas décadas en todo el mundo. Los exámenes paraclínicos que no se sus-
tenten en hallazgos de la historia médica o del examen físico no son costo-
efectivos, no confieren protección médico-legal y pueden llegar a ser peligrosos
para los pacientes (1); en la medida en que generán estudios diagnósticos,
tratamientos y procedimientos inecesarios. No se considera que exista ningún
estudio prequirúrgico de rutina. Cualquier estudio preoperatorio que se ordene
debe solicitarse de acuerdo a un propósito específico de modo que la
interpretación de su resultado modifique y optimice el manejo perioperatorio (4).
Por otra parte, la literatura actual no es específica para definir el tiempo máximo
que deben tener los estudios preoperatorios, ni establecer una regla única para
ordenarlos, pues varian las consideraciones específicas de cada paciente. Sin
embargo, se considera aceptable contar con estudios de hasta 6 meses de
antigüedad, si la condición clínica y la historia medica del paciente no ha
cambiado sustancialmente. Si la historia medica ha cambiado, por ejemplo por
hospitalizaciones recientes, o cuando los resultados de los paraclínicos
determinarán la elección de la técnica anestésica, por ejemplo la anestesia
regional en el contexto de terapia anticoagulante, es recomendable actualizarlos.
Describir las indicaciones de la extensa lista de exámenes paraclínicos
disponible en el ejercicio clínico se considera fuera del objetivo de este capítulo;
sin embargo se revisan a continuación la utilidad de los principales paraclínicos
empleados en la práctica diaria.
Electrocardiograma (ECG): Los estudios observacionales reportan hallazgos
anormales en el ECG de pacientes asintomáticos en el 4,6 al 44,9%. Sin
embargo estas alteraciones son causa de cancelación quirúrgica o cambio en el
manejo solo en el 0,46 al 2,6% de los casos. Es por esto que se considera de
utilidad solo en pacientes con indicación clínica para su realización; los cuales
incluyen aquellos con enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria o
programados para procedimientos invasivos, o en aquellos con factores de
riesgo cardiovascular conocidos o identificados en el interrogatorio. Se reconoce
que las alteraciones del ECG son mayores en pacientes ancianos o con
multiples factores de riesgo cardiovascular, por lo que tradicionalmente se ha
considerado realizarlo en mayores de 65 años, pero la edad por sí sola no debe
considerarse una indicación para solicitarlo. El electrocardiograma preoperatorio
no se recomienda en pacientes que serán sometidos a procedimientos de bajo
riesgo, a menos de que en la historia médica o el examen físico se indique que
se trata de un paciente de alto riesgo (4).
Otras evaluaciónes cardiovasculares: Los estudios observacionales reportan
hallazgos anormales en la ecocardiografía transtorácica en el 25% de pacientes
asintomáticos o no seleccionados y pruebas de esfuerzo anormales en el 24%
de estos; sin embargo los cambios en el manejo perioperatorio solo ocurren en
el 2% de los mismos. En pacientes con indicación cardiaca las ecocardiografías
trastorácicas anormales son el 25,2% y llevan a la cancelación de cirugía en el
0,8% de los casos. Mientras que las pruebas de estrés anormales se reportan en
un 15,2-61,9% en polación con indicación clínica; llevando a la realización de
otros estudios cardiacos adicionales más especificos en el 39,5%. Teniendo en
cuenta estas cifras, debe considerarse que la solicitud de los mismos consiste
en balancear los aspectos de riesgo/beneficio, costos, factores de riesgo
cardiovasculares del paciente y tipo de cirugía. La evaluación cardiaca
preoperatoria puede incluir la necesidad de consultar a otros especialistas, como
cardiólogos, médicos internistas y llevar a cabo estudios de tamizaje o
diagnóstico no invasivos como las pruebas de estrés a otros más invasivos
como las imágenes nucleares, el ecocardiograma trastorácico y el cataterismo
cardiaco. (4)
Radiografía de tórax: Se reporta que hasta el 0,3 a 60,1% de las imágenes
pulmonares solicitadas en pacientes asintomáticos pueden ser anormales,
modificando el manejo peroperatorio en el 0,3 a 20,3% de estos. Cifras que
varian en los pacientes con indicación par su realización por presencia de
síntomas o historia sugestiva de enfermedad pulmonar, en quienes se
encuentran anormalidades en el 7,7 a 86% de pacientes, posponiendo o
modificando la conducta quirúrgica en un 0,5 a 17,1% (4). Dado lo anterior se
considera que se debe obtener una radiografía de tórax (en proyecciones
anteroposterior y lateral) en pacientes con signos o síntomas sugestivos de
enfermedad cardiopulmonar no diagnosticada o crónica inestable (1). Estos
incluyen tabaquismo, infección pulmonar reciente con síntomas no resueltos,
EPOC descompensado, enfermedad cardiaca agudizada. No se considera que
la edad por si sola o la presencia de estas patológias en sí mismas son
indicaciones inequívocas de la radiografia de tórax perioperatoria.
Otros estudios de Función pulmonar y Espirometría: Incluyen la evaluación por
especialistas en neumología o la realización de estudios no invasivos o
invasivos pulmonares como la espirometria, las pruebas de difusión con
monóxido de carbono, la pulsoximetria, o la gasimetría arterial. Su utilidad
preanestesica debe ser balanceada por el anestesiólogo considerando
costo/beneficio. Las características clínicas para considerarlos incluyen el grado
de invasión del procedimiento, la presencia de EPOC o Asma sintomáticas,
escoliosis o enfermedades pulmonares restrictivas y cirugías de resección
pulmonar tipo neumonectomia o lobectomías, donde su utilidad radica en
predecir la función pulmonar posoperatoria.
Hemoglobina o Hematocrito (Hb o Hto): La solicitud rutinaria de Hb o Hto no está
indicada. Las consideraciones clínicas que justifican su solicitud incluyen
procedimientos invasivos con grandes recambios de líquidos o moderado-alto
riesgo de sangrado, enfermedad hepática, extremos de la vida, historia de
anemia, sangrado u otra enfermedad hematológica. El conocimiento previo de
los niveles de Hb o Hto una vez se tienen facilitan el cálculo de pérdidas
permisibles intraoperatorias y optimizan el uso temprano de hemoderivados. Se
conoce que la realización de un hemoleucograma completo en pacientes sanos
de forma rutinaria revelan anormalidad en un 2,9 a 9% de estos, con cambios en
el manejo solo en el 2,9%. Por lo cual la realización de un hemograma completo
debe solicitarse solo bajo sospecha clínicas dirigida y con objetivos de manejo
previamente establecidos.
Test de Coagulación: En pacientes sanos sin indicación la anormalidad de los
estudios de coagulación alcanza el 0,06 a 21,2%, lo que con lleva a
cancelaciones quirúrgicas hasta del 4%. La recomendación general es que si la
historia médica sugiere la posibilidad potencial de problemas de coagulación, se
deben obtener pruebas de coagulación como el Tiempo de sangría, el Tiempo de
protrombina (TP), el Tiempo parcial de protrombina (TPT) y el recuento
plaquetario. Ejemplo de esto son las gestantes preeclampticas en las que se
planea realizar técnicas neuroaxiales de analgesia en el trabajo de parto o
anestesia para cesarea. Otros ejemplos incluyen la enfermedad renal crónica, la
disfunción hepática, la enfermedad hematológica de base o su sospecha por
eventos de sangrado previos o aparición espontánea de equimosis, petequias o
púrpura húmeda. En anestésia regional tampoco se considera que el plan de
realizar estas técnicas por si solas sean una indicación para la realización
rutinaria de test de coagulación.
Electrólitos y otros estudios de química sanguínea ( Potasio, sodio, glucosa ,
función renal y hepática): Se recomiendan obtener en pacientes con consumo
crónico de digoxina, diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA) o antagonistas del receptor de angiotensina (ARA),
desordenes endocrinos, falla renal o hepática. Además debe recordarse que los
valores normales y la interpretación de algunos de estos estudios varian en los
extremos de la vida y en condiciones de cambios fisiológicos como el embarazo
o la vejez.
Uroanálisis: El uroanálisis preoperatorio de pacientes asintomáticos es anormal
en el 0,7 al 42% de la población y se relaciona con cambios en el manejo hasta
del 2,3 al 75%, por lo que se considera indicado únicamente en procedimientos
específicos como la implantación de protésis, procedimientos urológicos, o
embarazo, donde es costo efectivo el tratamiento antibiótico de la bacteriuria
asintomática, o en caso de la presencia de síntomas urinarios al interrogatorio.
Prueba de embarazo: La incidencia reportada de test positivos de embarazo en
mujeres en edad reproductiva varia desde un 0,002% en cirugía ortopédica
hasta 0,3% en pacientes que van a cirugía ambulatoria o el 2,6% en aquellas
que serán llevadas a procedimientos de esterilización. Dado que las
cancelaciones, y postergaciones del manejo quirúrgico alcanzan el 100% de los
casos de embarazo detectado antes de cirugía, se recomienda que se debe
obtener una prueba de embarazo en toda mujer en edad fértil y que tenga la
posibilidad de estar en embarazo dado por un retraso menstrual, por una
sospecha explícita de embarazo por parte de la paciente o por una posibilidad
incierta de embarazo (por ejemplo, menstruación irregular) (9).
Ayuno preanestésico/prequirúrgico:
Las recomendaciones sobre ayuno preoperatorio (nada por vía oral) han sido
revisados y simplificados considerablemente en la última década; el principal
objetivo del ayuno es minimizar el riesgo de aspiración pulmonar de contenido
gástrico y la neumonitis posaspiración. El riesgo de neumonitis se ha
considerado tradicionalmente como la aspiración de contenido gástrico mayor a
0,4 mL/kg y pH del contenido gástrico < a 2,5. Sin embargo también debe
considerarse en pacientes con enfermedades sistémicas, los niños y los
diabéticos los efectos deletéreos del ayuno prolongado, dentro de los que se
incluyen la hipotensión durante la inducción, la hipoglicemia y la poca
colaboración. Los estudios actuales han establecido los tiempos de vida media
de vaciamiento gástrico tras la ingesta en 15 minutos para los líquidos claros,
completándose el 98% del vaciamiento a los 60 minutos, de modo que tras dos
horas de ayuno se garantiza el 100% de vaciamiento gástrico para líquidos
claros (12). De estos conceptos parte la publicación de guías de manejo que
establecen la regla «2, 4, 6, 8 horas», y se aplica a pacientes de todas las
edades. Se recomienda que el período de ayuno para líquidos claros, como
agua, jugos de fruta sin pulpa, bebidas carbonatadas, té claro y café sea de 2 h
o más antes de la cirugía. Se recomienda que el período de ayuno para leche
materna debe ser de 4 h o más antes de la cirugía. Mientras que para leche de
fórmula, leche no humana y comidas ligeras debe ser de 6 h o más antes de la
cirugía. En el caso de los alimentos fritos y grasos o carne debe ser de 8 h o
más, ya que estos alimentos pueden prolongar el tiempo de vaciamiento gástrico
(1). Los pacientes deben ser educados e informados de los requisitos de ayuno
con suficiente antelación y claridad.
Poblaciones especiales
Paciente embarazada: Hasta la fecha la evidencia disponible no ha demostrado
efectos teratogenicos especificos de ningún agente anestésico, sin embargo las
limitaciones éticas para obtener evidencia de calidad obligan a que persistan
dudas razonables al respecto. Las recomendaciones generales del American
Congress of Obstetricians and Gynecologists guidelines (ACOG) incluyen
posponer todas aquellas cirugías electivas hasta el posparto y en caso de
tratarse de cirugías prioritarias estas deberán posponerse idealmente al segundo
trimestre de gestación, donde el periodo de teratogenicidad ha desaparecido y el
riesgo de aborto y/o parto pretérmino es más bajo. En caso de indicaciones
urgentes de cirugía como la apendicitis o el trauma el principio general a aplicar
es que el bienestar materno conlleva al bienestar fetal.
Como se menciono previamente, es razonable la realización de una prueba de
embarazo prequirurgica en toda mujer en edad fértil y cualquier posibilidad de
gestación actual, pues los cambios fisiológicos propios de la gestación, los
efectos de la cirugía o la anestesia en el feto y la madre obligan a modificar la
técnica y consideraciones prequirurgicas en general (7). La cirugía en la
paciente embarazada implica además un manejo interdisciplinario, la discusión
sobre viabilidad fetal y las consideraciones sobre monitoria fetal intraoperatorias
que han de considerarse y planearse desde la misma valoración preoperatoria.
Paciente geriátrico: El paciente geriátrico, considerado como el mayor de 65
años, tiene incrementada la incidencia de comorbilidades y cambios fisiológicos
asociados a la edad que se relacionan con peores descenlaces posoperatorios,
hospitalizaciones prolongadas, necesidad de cuidados más especializados,
pérdida progresiva de la funcionalidad y muerte.
La evaluación preoperatoria incluye una evaluación sistemática de sus
comorbilidades, la función neurocognitiva, el grado de alteración de los sentidos,
el uso crónico de sustancias y medicamentos, el estado funcional, la presencia
de fragilidad, el estado nutricional y el riesgo de delirium. La identificación de
estos riesgos debe estar acompañada de la planeación de estrategias
específicas para mejorar los descenlaces. En la Tabla 5. se ilustran los
componentes del estado funcional que deben evaluarse y en la Tabla 6. Se listan
los factores de riesgo para delirium posoperatorio y las estrategias específicas
de manejo .
Por otra parte debe siempre considerarse que las decisiones quirúrgicas en los
pacientes geriátricos deben ser orientadas acorde a las metas terapéuticas
establecidas, considerando los riesgos potenciales y los beneficios realistas para
cada paciente individual (7).
Paciente pediatríco: Si bien la valoración preoperatoria del niño y sus objetivos
no difiere de la de cualquier otro paciente, existen algunos aspectos propios de
esta consulta en las que debe hacerse énfasis. Resulta fundamental indagar por
la historia familiar y perinatal y dado que las complicaciones pulmonares son la
principal causa de morbimortalidad en anestesia pediátrica, el interrogatorio
deberá dirigirse a evaluar la presencia de enfermedades respiratorias incluidas
el asma, la fibrosis quística, el tabaquismo pasivo, la prematurez con o sin
displasia broncopulmonar, y la presencia de síndrome gripal con síntomas
activos. Con respecto a este último vale resaltar que la presencia de infección
respiratoria de la vía aérea superior se asocia con hasta 4 veces mayor riesgo
de laringoespasmo, por eso la recomendación generalizada de posponer
aquellos procedimientos electivos hasta por 4 a 6 semanas del evento
infeccioso; sin embargo se acepta que este tiempo puede ser individualizado en
función de la situación social del paciente y su familia, la severidad de los
síntomas y signos clínicos y la relación del procedimiento con la recurrencia o no
resolución de los síntomas respiratorios superiores. En prematuros con <60
semanas de edad postconcepcional el riesgo de apnea neonatal implicará la
vigilancia del posoperatorio en UCE o UCI, aún tratándose de procedimientos
ambulatorios.
Por otra parte el examen físico requiere ser exhaustivo, en busca de alteraciones
cardiopulmonares no diagnósticadas previamente, la presencia de síndromes
dismorficos que puedan asociarse con la presencia de via aérea difícil. La
evaluación del peso, talla y estado nutricional con el calculo del peso ideal para
la edad asi como los aspectos generales del neurodesarrollo, resultan en
aspectos fundamentales en el calculo de dosis anestésicas y la elección de
fármacos a emplear.
En los niños está inidicado y claramente demostrado el beneficio de la
premedicación para manejo de la ansiedad y disminución de los trastornos
comportamentales en el posoperatorio, asi como la psicoeducación de los
padres, cuidadores y del mismo niño acorde al desarrollo propio de su edad. Las
recomendaciones de ayuno se aplican igual que en los demás pacientes (12).
Conclusiones:
El periodo perioperatorio comienza con el proceso de identificación y manejo de
comorbilidades no diagnosticadas o pobremente controladas, asi como la
optimización de la condición medica del paciente. Una evaluación preoperatoria
efectiva es la mejor oportunidad para evitar las complicaciones perioperatorias,
minimizar los riesgos de morbimortalidad, minimizar la estancia hospitalaria y
participar en la toma de decisiones compartidas respecto de la conducta
quirúrgica. Los conocimientos aplicados en la evaluación perioperatoria exigen
una amplia comprensión del periodo perioperatorio, para manejar los diferentes
grados de complejidad medica que pueden tener los pacientes quirúrgicos.
43(1): 32-50.
anestesiol 2016:44(1):17-22.
145.
(8) Fleisher LA, Fleischmann KE, Auerbach AD, et al. 2014 ACC/AHA guideline
anaesthesia. Principles and practice. 5th ed. 2014. Cap 17: 358-382.
Coté and Lerman. Practice of anesthesia for infants and children, 5 th ed. 2013.
Cap 4: 108-194.
103:429–37.
ANEXOS
TABLA 1.
TABLA 2.
¿Tiene alguna otra alergia: yodo, esparadrapo, latex, alimentos, etc? Si_No_
¿Tiene algún problema del corazón: arritmia, angina, lleva marcapasos o desfibrilador? Si_No_
TABLA 3.
Clonidina No suspender
Estatinas No suspender
Antiarrítmicos No suspender
Agentes Anticoagulantes
Subcutanea:12-24 hrs
dependiendo de la dosis
Apixaban 1-2 días con Dep Cr >60 ml/min; Anticuerpos anti Ninguno,
3 dias con Dep cr 50-59 ml/min; factor Xa, sin considerar
5 días con Dep Cr <30-49 ml/min embargo los hemoperfusión o
valores normales concentrado de 4
pueden estar en factores
pacientes aun
con efecto
residual
Agentes Antiagregantes
Aspirina 7-10 días Ninguno, Trasfusión de
considerar plaquetas
pruebas de
cunción
plaquetaria
TABLA 5.
Sexo masculino 2
SIRS/sepsis/choque séptico 3
Cancer en curso 5
Riesgo mínimo:0 puntos; riesgo bajo: 1 a 2 puntos; riesgo moderado 3 a 5 puntos; riesgo
alto: ≥ 6 puntos
TABLA 6.
TABLA 7.
Delirium posoperatorio
Factores de riesgo Estrategias de tratamiento
TABLA 8.
E: Sufijo que se adiciona a la clasificación, en cualquiera de sus categorías, para indicar cirugía
urgente e implica riesgo aumentado de mortalidad
TABLA 9.
TABLA 10.
TABLA 11.
Indice del estado de actividad de Duke
Actividad Peso en
METS
Puede usted…
Cuidar de usted mismo, comer, vestirse, bañarse, usar el baño? 2,75
Caminar en el interior de su casa? 1,75
Caminar dos cuadras en plano? 2,75
Subir escaleras o escalar una colina? 5,50
Correr una corta distancia? 8,00
Puede trabajar en la casa limpiando el polvo o lavando platos? 2,70
Puede trabajar en su casa barriendo o moviendo vivéres? 3,50
Puede trabajar alrededor de su casa, subiendo pisos o moviendo muebles 8,00
pesados?
Hacer trabajos de jardinería como recoger hojas, barrer o llevar una pulidora de 4,50
césped?
Tener relaciones sexuales? 5,25
Participar en actividades reacrecionales moderadas como el golf, bolos, danza, 6,00
beisbol?
Participar en deportes como natación, tenis, futbol, basquetbol o patinaje en esquí? 7,50
Tomado y traducido de Anesthesiology Clin 34 (2016): 171-183
TABLA 12.