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os Animales en las Coplas

de "El Cancionero de
Antioquia"
Mauricio Vélez

as formas poéticas, ligadas al


repentismo, han sido un fenómeno
común al mundo hispanoamericano.
Se trata de contiendas musicaliza-
das, de origen español, que se conservan con
nombres diversos, en esquemas métricos de
cuartetas o décimas y que, con diferentes
acompañamientos musicales, hacen parte de la
oralidad viva en las zonas hispanas del conti-
nente americano” .

Consuelo Posada

MAURICIO VÉLEZ. Licenciado en Español y Literatura,


Universidad de Medellín. Maestría en Literatura,
Universidad de Antioquia. Decano de la Escuela de
Ciencias y Humanidades, Universidad EAFIT.
E-mail: mavelez@sigma.eafit.edu.co
Los Animales en las Coplas de "El Cancionero de Antioquia"

1. EL ROMANCE ESPAÑOL: UNO DE imprecisas o claramente delimitadas, someten


LOS FUNDAMENTOS DE LA a criba la consistencia de aquéllos. De ese modo
TRADICIÓN ORAL sobreviene la tradición renovada, el deseo de
hacer derivar de los materiales iniciales,
Mecano. Esta expresión, de la que tanto mediante dispositivos de combinatoria, no sólo
gustaba servirse Calvino para ilustrar el formas nuevas, resultantes de la mezcla
funcionamiento del relato literario, acaso concernida de las primeras, sino también
permita caracterizar también la dinámica sustancias referenciales transidas de novedad,
propia de la tradición oral. En efecto, lo que que no de absoluta originalidad.
llamamos tradición oral, en principio de una
manera laxa, no es otra cosa que la trans- Ahora bien, en la mayor parte de los países
posición sucesiva, parcial o total, de materiales latinoamericanos, “los procesos de conquista
culturales del pasado de una comunidad y colonización española impusieron… un
determinada. Los procesos de transformación, conjunto de formas orales que han supervivido
en ocasiones simples (de mera transcripción transformadas y enriquecidas, y han moldeado
formal y temática de los documentos de las diferentes expresiones de la poesía
base), en ocasiones complejos (de abierta y popular ” (Posada, 1988). Dicha imposición
consciente reelaboración formal y temática), se respondió más a una gesta de aculturación
fundamentan todos en una doble ley creadora: que de transculturación, pues antes que una
ley de permanencia y ley de renovación. En imbricación solidaria, fecunda, de los grupos
virtud de la primera, se estima que todo grupo en contacto (españoles y nativos, y éstos y los
social, en el lento discurrir de su transición del negros traídos de Africa), lo que se generó fue
orden de la naturaleza al orden de la cultura, una implantación unilateral, no exenta de
fija unas matrices primordiales de inscripción violencia, de las tradiciones, manifestaciones de
simbólica y con ellas define sus determinantes cultura y, ante todo, lengua, del grupo español
religiosos, folklóricos y artísticos. Dichas sobre el resto de los grupos étnicos. La
matrices, virtuales o reales, son la base implantación lingüística, en concreto, acarreó
genealógica -el germen de las reminiscencias- la introducción de las primeras muestras de
de la mayor parte de prácticas sociales de poesía oral, a saber: villancicos, tonadas,
intercambio intersubjetivo. Pasado el tiempo, trovas, coplas y, por supuesto, romances. Esas
esquemas fijos (“esquemas vacíos”) se conso- primeras formas, todas de origen español, no
lidan, en el imaginario colectivo, como sólo existían en su materialidad sonora sino
alternativas de manifestación concreta. Pero además en su materialización musical, es
excepcionalmente quedan inmovilizados en el decir, en su destino de formas para ser canta-
decurso histórico; antes bien, de conformidad das. América, al contacto de estas primeras y
con ciertos dictámenes de sucesión (de suce- primordiales muestras, respondió con su
sión lingüística, sobro todo), esos esquemas música regional nativa. De suerte que empezó
fijos, vacíos, ya dotados de sustancia tradicio- a acompañar esas formas orales, que pronto
nal, son reactualizados por nuevos individuos adquirieron carácter popular, de música
o grupos que, al tenor de intencionalidades autóctona, de música nacida y desarrollada en

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los centros regionales donde la conquista y la cación. Imitando la estructura clásica del
colonia sentaron sus reales aculturadores. Y romance español, esto es, la estructura de un
la comunidad negra no fue la excepción: “para poema no estrófico elaborado con base en
conservar sus formas iniciales, el negro se series de versos octosílabos, con rima asonante
organizó en cabildos, donde continuó o parcial en los versos pares y sin rima en los
secretamente cantando su música como parte versos impares, el romance americano sirvió
de las vivencias ancestrales y como forma de de vehículo narrativo o informativo, no
resistencia al mundo blanco… (Nieves, 1980). obstante su configuración versificada, a “los
Fingiendo destrucción, guardó con cuidado la festejos oficiales, fiestas eclesiásticas y
esencia de su cultura…”. Sea como fuere, el concursos poéticos de las colonias” (1). En esa
entrecruzamiento étnico de poesía, música e medida, y sin contravenir sus elementos de
incluso danza, entrecruzamiento permanente origen, “se formaron como reelaboración
e intenso, desembocó en un inexorable selectiva de aquellos pasajes de los cantares de
sincretismo de tradiciones y manifestaciones gesta que por haber impresionado vivamente
que halló en el romance su más acabada la imaginación y por haberse grabado con más
elaboración. firmeza en la memoria alcanzaron vida propia
e independencia” (Navarro, 1983, p. 69). Si, a
En la mayor parte de los países latinoamericanos, la sazón, el romance español épico-tradicional
“los procesos de conquista y colonización brotó como consecuencia de la voluntad trans-
española impusieron… un conjunto de formas formadora de los cantares de gesta (siendo
orales que han supervivido transformadas y
éstos, a su vez, productos hipertextuales de las
enriquecidas, y han moldeado las diferentes
expresiones de la poesía popular”. Dicha imposi- antiguas sagas poéticas de civilizaciones
ción respondió más a una gesta de aculturación ágrafas o que después conocerían la escri-
que de transculturación, pues antes que una tura), entonces el romance compuesto en la
imbricación solidaria, fecunda, de los grupos en
geografía americana brotó como consecuencia
contacto (españoles y nativos, y éstos y los negros
traídos de Africa), lo que se generó fue una del deseo de transformar el romance épico-
implantación unilateral, no exenta de violencia, tradicional. Eso sí, incorporando en él, como
de las tradiciones, manifestaciones de cultura y, condición de transformación, las costumbres,
ante todo, lengua, del grupo español sobre el resto
los nombres, los hechos, los personajes, etc.,
de los grupos étnicos.
de América.

Con otras palabras: en el vaivén inherente a


Así, pues, en ausencia de medios de expresión las leyes de conservación y mutación de las
que informarán, a guisa de “noticieros”, los que antes hablábamos, ciertos aspectos
acontecimientos más relevantes o más anodi-
nos de la cotidianidad, o que suscitaran entre (1) Para lo concerniente a la inserción del romance
las gentes de la colonia el sentimiento - en el seno del tejido social de la época, Cf.
BEUTLER, Guisela. Estudios sobre el romancero
simulado o efectivo- de comunidad integrada, español en Colombia en la tradición escrita y oral
el romance articulado en tierra americana vino desde la época de la conquista hasta la actualidad.
a cumplir una función mediadora de comuni- Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1977.

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llegaron a ser constantes y otros consiguieron antecedentes importantes: “desde la segunda


variación. Constante, en principio, fue su línea mitad del siglo pasado fueron comunes en
versal: ocho sílabas en largas tiradas; con el Antioquia los versificadores y la condición y
correr de los años, sin embargo, si bien se prestigio social de los poetas dividió las
mantuvo la medida original, se modificó su opiniones de los hombres ilustres del siglo XIX”
configuración estrófica. Así la antigua tirada (Posada, 1977, p. 29).
fue organizada en grupos de cuatro, ocho y
diez versos (cuartetas, octavas y décimas), Coplas y trovas, sobre todo, fueron el legado
dotadas de una dimensión rimemática inva- transformado que los hombres de Antioquia
riable: asonancia en los versos pares y rima emplearon para expresar sus propios temas.
libre en los impares. Constante fue también el En efecto, empleando una organización estró-
deseo de estructurar el poema en atención fica y versificación clásicas, dichos hombres, en
a su sujeción al grupo fónico medio del su mayoría iletrados pero firmemente apega-
castellano, como forma de facilitar la memo- dos a los valores culturales enseñados por sus
rización y consiguiente conservación en el ancestros, se sirvieron de las formas suso-
tiempo (Navarro, 1983, p. 70); pero variable dichas para proclamar sus sentimientos o
fue -y quizás seguirá siendo- su horizonte pensamientos más íntimos y colectivos. Cierto
referencial así como su acompañamiento que en el empleo de ellas la invención fue
musical: ya el relato que aventura la desazón mínima (“un gran número de coplas presentan
amorosa, el lance matrimonial infortunado, ya una estructura binaria, donde la primera parte
la narración que avecinda la anécdota del día es una especie de base a la rima, un comodín
con la entrevisión religiosa o el apunte lúdico para la iniciación de varias cuartetas. La
de la ronda infantil; bien el corrido melancólico segunda introduce el contenido nuevo, el
que canta, no sin ayes y endechas, el infeliz asunto que no aparece en la primera”)
episodio amoroso, bien el joropo que, “en la (Posada, 1977, p. 34), pero no es menos cierto
teogonía mitológica”, hubo de nacer “una que más importaba la concreción de una
noche muy estrellada de primavera, en que situación, de un pequeño acontecimiento o la
Baco, con ganas de brincar, se encontró con motivación de una afección de subjetividad en
Terpsícore, atiborrada del zumo de la vid” el arreglo de la expresión popular.
(Restrepo, 1994, p. 6).
Dado el carácter oral de estas composiciones,
2. TROVA Y POESÍA POPULAR EN su supervivencia corre el riesgo de ser episó-
ANTIOQUIA dica, a menos, claro, que se proceda a s u
conservación en florilegios o antologías dedi-
A juicio de la investigadora Consuelo cadas a ellas. Antioquia tuvo la fortuna de
Posada, el uso de la poesía popular en contar con Antonio José Restrepo, hombre de
Antioquía, una de las regiones que participó variopinta estatura intelectual, quien dedicó
con mayor énfasis en los procesos de reelabo- una buena parte de su vida a recoger, en un
ración de la poesía tradicional española, acusa cancionero, un extenso muestrario de ellas.

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En efecto, en un “introito personalísimo”, cuerdas, el cuatro, el tambor, el cajón o


Restrepo señala las vetas de acopio del rimero cangilón y el capador, caramillo o flauta
expuesto; y lo hace no sin ánimo al mismo de Pan.
tiempo culto y didáctico: caneyes donde se
seca y aliña el tabaco, socavones de las minas
“donde se juntan jaques de toda cuenta y Dado el carácter oral de estas composiciones, su
supervivencia corre el riesgo de ser episódica, a
condición”, fontanas donde el peón distrae las
menos, claro, que se proceda a su conservación en
fatigas de su labor cotidiana, caminos a cuyas
florilegios o antologías dedicadas a ellas.
veras el encuentro fortuito es antesala de Antioquia tuvo la fortuna de contar con Antonio
amistad duradera, etc. Acto seguido, precisa José Restrepo, hombre de variopinta estatura
algunas invariantes formales que comportan intelectual, quien dedicó una buena parte de su
las coplas presentadas: rima asonantada vida a recoger, en un cancionero, un extenso
muestrario de ellas.
aunque sin exclusión de la que detenta
desinencias perfectas o consonantes; metro
Por fin, antes de proceder a la transcripción de
octosilábico como única medida admitida;
las coplas, expone el orden en que las mismas
poesía con vocación de canto, de entonación
aparecen: “unas cuantas estrofas referentes al
melódica, canto excepcionalmente en solitario
escenario en que se desenvuelve el poema:
(“se necesitan segundos que les acompañen en
primero, un recuerdo de Colombia toda, la
tono menor ”. Se canta pues trovando, o se
patria querida que llora el cantor ausente; y
trova cantando, pocas veces recitando:
luego, a Antioquia en particular, verdadero
“respondiéndose uno a otro, y hasta 3 ó 4
teatro del poema. Este se va desarrollando en
parejas en rondel”). Restrepo, luego, pasa a
interminables estrofas de amor y dolor. Hay,
presentar las conexiones culturales con la
pues, un cierto ordenamiento temático regido
tradición de la que se alimentan -la picaresca
por la consideración geopolítica”. Sobreviene,
y la mística-, así como las razones que
a la sazón, la inclusión del repertorio de coplas.
explican la dominancia de estos dos contextos,
Cada una de ellas está precedida de un número
a saber: la insularidad (la inoceanidad, llega a
romano, empezando desde el uno. Según se
decir) a que quedaron confinados, por impo- van prestando al comentario, algunas coplas,
sición topográfica, las gentes de la Gran no todas, detentan llamados de atención a
Antioquia. Un poco más adelante, anticipa los notas de pie de página. Y en ellas rebulle la
tópicos temáticos más frecuentados por la inmensurable erudición de Restrepo. Aquí, un
coplería: las mujeres, el amor y el juego. apunte juicioso acerca de las implicaciones
Y ello apoyado en un comento citado: “el amor diacrónicas y sincrónicas de una palabra o
a Dios y a sus santos y el amor a las mujeres expresión; allá, un atisbo intertextual de obras
y sus encantos”. Por supuesto, no escamotea del presente y del pasado; más allá, una
el espacio para insertar algunas digresiones paráfrasis explicativa de algún significante
sobre los instrumentos musicales con que se geográfico o histórico poco conocido. De
acompañaban los cantares: la vihuela de 7 suerte que esta parte, vital por el volumen y
cuerdas, el antiguo tiple antioqueño de 5 la consistencia referencial que vehicula, se

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convierte en algo imprescindible a la hora de una intencionalidad indirecta para predicar un


elegir el corpus-objeto de estudio (Restrepo, estado de cosas general, a propósito de lo real,
1994). que comprehende el dominio de lo sentimental
y racional humano. Por supuesto, esto último
3. LOS ANIMALES EN LAS COPLAS tiene asidero en un hacer popular oral que se
POPULARES DE “EL CANCIONERO funda en una percepción analógica del mundo.
DE ANTIOQUIA” Averiguar esos dos aspectos -significación
encubierta en la metáfora zoológica y corres-
Antes que nada, se impone una delimita- pondencia analógica entre lo real y lo humano-
ción explicativa de cada uno de los segmentos son, en rigor, los objetivos del trabajo por venir.
expresivos que dan cuerpo al título del En una palabra, seguiremos la sospecha de
presente acápite: que toda mención, alusión o designación de
animales (toros, caballos, pájaros, serpientes,
a. Los animales: este sería, no el objeto real pollos, gallinas, gavilanes, etc.) transciende el
del trabajo de microinvestigación sino el objeto referente concreto y le apuesta, por así decirlo,
teórico del mismo (y ello, al tenor de lo que a una significación que se halla comprometida
afirma Macherey: “la ciencia parte de lo real, con el universo de lo humano.
es decir, se aleja de lo real”). Ahora bien,
respecto de los animales, en tanto que objeto b. en las coplas populares: en el marco de
teórico, no nos interesa la descripción poética esta reflexión, no demoraremos el tratamiento
de su configuración zoológica; tampoco el analítico del corpus en la compleja distinción
repertorio que definiría un principio de clasi- subyacente en las nociones de popular y
ficación, una suerte de bestiario popular (en tradicional. Más bien, en atención a una
parte, porque no deseamos proponer una diferenciación operativa, acogeremos la
correspondencia simbólica con su empleo distinción propuesta por Dorra en su ensayo
- cosa que es propia del bestiario medieval, i.e, sobre la poesía popular en España, aún a
El bestiario de amor, de Richard de Fournival -, sabiendas de su carácter tentativo y provi-
y, en parte, porque en el corpus elegido la sional. Así, pues, entenderemos por popular
noción literal de bestia resulta impertinente “aquella producción generada por las capas
para ser aplicada a los animales allí apare- bajas de una sociedad y a través de la
cidos); menos, finalmente, su recursividad (su cual los individuos que componen esas capas
grado de reaparición) artificial en el seno de los se expresan y reconocen. No se trata necesa-
cantares elegidos. Lo que sí nos interesa riamente de la producción de un autor
precisar son las variantes e invariantes de su desconocido pero sí de una producción que de
empleo en una dimensión figurada de predica- hecho se siente como anónima, mejor dicho
ción de lo real. Con otras palabras: intuimos, como colectiva, en la que el dueño del uso y
hipotéticamente hablando, que la mención de del sentido no es el individuo sino toda la
animales en las coplas configurantes del colectividad que la trata como propia”. Y por
corpus recubre no sólo una utilización figu- tradicional “a una producción que reconoce
rada (básicamente metafórica), sino también una antigüedad que ha sido conservada y

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trasmitida por un sector de la sociedad o por es nuestro propósito. Por lo demás, porque a
la sociedad en su conjunto. Esta producción no la luz de ciertas presuposiciones teóricas
es necesariamente popular; por el contrario, modernas (como las que han emprendido las
cada capa o cada clase genera sus tradiciones sociocríticas de Zima y Cros en el campo de las
aunque no sea ella misma la que las propa- producciones narrativas), el tránsito entre
gue. Por lo tanto, podemos encontrar tradi- campos de significación textual y campos de
ciones de origen popular o culto, burgués significación social no es directo, palmario,
o aristocrático” (Dorra, 1981, p. 24). continuo, sino, muy por el contrario, indirecto,
dialógico, discontinuo (y tal cosa en virtud de
Con otras palabras: intuimos, hipotéticamente las mediaciones que se cuelan entre ambos
hablando, que la mención de animales en las campos).
coplas configurantes del corpus recubre no sólo
una utilización figurada (básicamente metafórica),
Así mismo, estimaremos las coplas como parte
sino también una intencionalidad indirecta para
predicar un estado de cosas general, a propósito del acervo tradicional antioqueño, no sólo por
de lo real, que comprehende el dominio de lo el hecho de su conservación en la memoria
sentimental y racional humano. colectiva de las regiones en las que pudieron
y debieron haberse gestado, sino además por
el hecho de su transcripción escrita. De su
Así conceptuado, asumiremos las coplas del inscripción en una tradición (que, como hecho
corpus como producciones populares, nacidas probado, hunde sus raíces en el pasado
en el seno de socavones, caneyes, fontanas, hispánico), no nos ocuparemos de las virtuales
veras de camino, etc., elaboradas por indivi- transformaciones entre aquéllas y ésta;
duos particulares cuyos nombres, en la tampoco será nuestro prurito develar las
mayoría de los casos, se han perdido en el implicaciones de género contenidas en la severa
transcurso del tiempo y en las cuales hubo de interrogación que se plantea Dorra cuando se
hallar representación imaginaria o simbólica ocupa de pensar la relación entre lo oral y lo
la colectividad que las escuchó, propagó, escrito (“en qué medida esta poesía cuya
reelaboró e hizo circular espontánea y abier- sustancia es la oralidad puede ser pasada, sin
tamente. Ha de quedar claro que no contamos alteraciones fundamentales, a la escritura
con una datación precisa de las mismas, razón para sobre ella fundar una segunda escritura,
por la cual se torna improbable una delimi- la escritura científica” (Dorra, 1981, p. 31));
tación temporal y espacial de la averiguación a lo sumo, si contamos con un mínimo de
por adelantar. De modo parecido, ha de quedar fortuna, nos serviremos de un saber teórico
claro que los campos de significación que ya consolidado (el saber meta lingüístico de
queremos abstraer, habida cuenta de la autores como Tomás Navarro y Boris
improbable datación de la que hablamos, no Tomachevsky que se han dedicado a unifor-
desembocarán en la postulación de una visión mizar las leyes de organización composicional
del mundo determinada. Eso podría sobrevenir de las formas poéticas conocidas), y con dicho
como una consecuencia estimable en el orden saber intentaremos alcanzar tres propósitos:
de ideas que acotamos; pero de ningún modo a) determinar las constantes y variables

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métrico-prosódicas del corpus-objeto de más consistente del corpus revelara la


estudio; b) determinar algunos fenómenos impertinencia selectiva de algunas coplas, ya
mixtos - mitad formales, mitad de contenido - porque se desvían de nuestros propósitos, ya
presentes en las coplas del corpus: fórmulas porque detentan una voluntad referencial que
verbales empleadas en las “cabezas” de las promueve relaciones inesperadas con otros
coplas, esto es, modos incoativos de modalizar campos de significación. En tal caso, y sin
el contenido proposicional de las coplas; codas desmedro de la intención inicial, delimitaríamos
de cierre, esto es, modos conclusivos de aún más el conjunto de poemas reunidos
modalizar el contenido de las mismas; hasta conseguir una cada vez más cierta
paralelismos presentes en las coplas (temático, adecuabilidad al horizonte investigativo
sintáctico lexicográfico, entonacional y entrevisto.
estrófico); motivos que fungen en calidad de
temas y en calidad de remas (2), etc.; y c)
aventurar algunas conjeturas (y así este Así conceptuado, asumiremos las coplas del
objetivo de coligaría con los dos que propu- corpus como producciones populares, nacidas
en el seno de socavones, caneyes, fontanas,
simos en relación con el asunto de los
veras de camino, etc., elaboradas por individuos
animales) acerca de la relación entre la matriz particulares cuyos nombres, en la mayoría de los
formal de las coplas y la significación derivada casos, se han perdido en el transcurso del tiempo
de la mención de los animales. y en las cuales hubo de hallar representación
imaginaria o simbólica la colectividad que las
escuchó, propagó, reelaboró e hizo circular
Y c) de “El Cancionero de Antioquia”: las espontánea y abiertamente.
coplas configurantes del corpus son extraídas
de El Cancionero de Antioquia, de Antonio José
Restrepo. Dicho texto incluye 1.049 coplas. De 4. EL ANÁLISIS DEL CORPUS
ellas, seleccionamos 75 que incluyen en su ELEGIDO
textura el referente de los animales (inclusión
explícita, queremos decir, pues hay innúmeros En el pasaje anterior informábamos haber
casos en que la presencia de animales aparece reunido un corpus de 75 coplas cuya temática
como al desgaire, apenas insinuada, de suerte dominante es la mención de animales. En
que no permite colegir una función clara de atención a un ajuste temático y a una
ellos). Bien pudiera ser que una manipulación “manipulación” metodológica, hemos reducido
el material a 37 coplas. La reducción ha
(2) “Entiéndase rema como contraparte o comple- operado conforme a siete razones. En efecto,
mento de tema. Al respecto, Cf. HALLIDAY, M. A. del conjunto de versos hemos excluido
Cap. El lenguaje como semiótica social. La inter-
aquellos que, de manera directa o indirecta, se
pretación social del lenguaje y su significado. México,
Fondo de Cultura Económica. 1986”. Agradezco acogen a una (o a varias) de las siguientes
al profesor Juan Fernando Molina J. por ésta y variables: a) coplas cuya textura verbal y
otras anotaciones complementarias que en su
referencial dicen abiertamente la relación
momento tuvo a bien señalarme en su calidad de
lector del presente texto. Las mismas aparecen comparativa entre el tema y el rema (i.e, “yo
entre comillas y señaladas por asterisco. soy como el camaleón / que entre l’agua

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tengo el nido / y vivo muerto de sed / con de no ser tomadas en consideración, llegan
ser qu’entre l’agua vivo”); b) coplas que a dificultar los objetivos propuestos.
incluyen significantes en función de nombre
propio, de contenido desconocido (i.e, “Entre Ahora bien, en relación con el corpus definitivo,
Melín y Melambas/ mataron una ternera: / varias cosas se tornan constantes por lo que
Melín se llevó la cola / y Melambas la trasera”); toca al primer dominio de descripción formal
c) coplas en las que, mencionado el animal, (por lo que toca, pues, a su articulación
se pasa a la descripción sintética de sus métrico-prosódica). La primera se relaciona
propiedades morfológicas consubstanciales con la medida silábica. En verdad, la medida de
(i.e, “Un pájaro mochilero / le pregunta al los versos de todas las coplas no rebasa el metro
diostedé: / con ese pico tan largo / cómo come octosílabo; metro que se obtiene, funda-
su mercé?”); d) coplas en las que la mención mentalmente, merced al fenómeno rítmico de
de un animal forma parte de una enumeración la sinalefa normal o la transcripción elíptica de
asindética cuya coda, o verso de cierre, destaca,
la misma sinalefa. Sea o no producto de una
en admirativo, un objeto humano u otra
intención consciente, el hacedor de coplas
realidad (i.e, “Sobre la tierra la palma / sobre
acude al uso de la sinalefa, y no al hiato,
la palma los cielos; / sobre mi caballo yo / y
diéresis o sinéresis, para ajustar la medida
sobre yo… ¡mi sombrero!“); e) coplas cuyo
canónica de los versos de la estrofa que emplea.
verso de remate perpetra un vuelco de
O si no al uso de la palabra apocopada, en
consonantes y asonantes a fin de retirar del
tanto figura de dicción e, incluso, a la palabra
esquema rimemático la palabra cuya desi-
de acento agudo que hace sumar, en el
nencia es esperada por el lector (i.e, “La sirena
cómputo final, una sílaba adicional. Las
se ha perdido / en un monte muy oscuro, / su
siguientes coplas ilustran los tres casos
madre l´ anda buscando / con un candil…
anotados:
en la boca”); f) coplas en las que se adivi-
na una construcción gramatical incorrecta
a. Coplas con sinalefas en tres versos:
(i. e “Cuando voy a un fandango / a bailar con
mi paloma, / a lo que le piso el pie / no hay
capitín que me coma”); y g) coplas de onoma- El amor de las mujeres
topeyas no menos obvias que cacofónicas (i.e, es como el de las gallinas, ,
“En las corrientes del Cauca / una gallina se que en faltándoles el gallo
´hogó: / en agonías de muerte / abrió el pico a cualquier pollo se arriman.
y izo: cló!“). De manera que incluimos en el
corpus, entonces, sólo las coplas que no Pajarillo mensajero
participan de los fenómenos susodichos. No de aquél ángel que yo adoro
huelga advertir que tales fenómenos, así lo dile a mi dueña que lloro,
intuimos, en algunos casos representan que la quise y que la quiero.
desvíos frente a lo que consideraríamos una
manifestación de poesía oral estándar y, en b. Copla con palabra aguda en los cuatro
otros, meras selecciones convencionales que, versos:

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Una paloma maté Pajarillo mensajero


y cruda me la comí: de aquél ángel que yo adoro,
Si no me lo pueden creer dile a mi dueña que lloro,
miren las plumas aquí. que la quise y que la quiero.

c. Coplas en que alternan la sinalefa, la Llama la atención el hecho de que no se dan


palabra apocopada y la palabra aguda: casos de encabalgamiento entre los versos
considerados. La explicación puede residir en
Pajarillo que ayer tarde dos aspectos: primero, en la construcción
cantabas tu libertá misma de la estrofa de la copla -una unidad
y agora por tu desgracia estrófica que debe producir la sensación de un
te ves prisionera ya todo entonacional-; y segundo, en el tipo de
verso de las coplas, cuya articulación, por la
Se te fue el pájaro ya
sujeción a una medida silábica determinada,
qu´en la mano lo tuviste;
impide la separación, en versos contiguos, de
no sabes lo que perdiste,
adjetivos y sustantivos, creadores del llamado
el tiempo te lo dirá …
encabalgamiento sirremático.

En cuanto a los esquemas de rima, la


En un segundo dominio de descripción formal,
dominante es la asonante en los versos pares,
el que corresponde al nivel morfosintáctico,
como en estas (y otras) coplas:
hay también varias constantes que saltan a la
vista. Formulamos la primera de este modo:
Malpago se llama el perro,
las coplas de corpus tienden a ordenarse
no me le quiten el nombre,
conforme a pares de versos (ordenamiento que
qu´ese es el pago que dan
no guarda relación directa con la rimemática).
las mujeres a los hombres.
Normalmente, en una lectura vertical, el
Yo soy gavilán pollero primer par es constituido por los dos primeros
que a las pollas no me atrevo, versos; el segundo par, por los dos siguientes
pero a las gallinas grandes (por ahora, no advertimos otras posibilidades
en las uñas me las llevo. de ordenamiento: versos exteriores con versos
interiores, por ejemplo). Por lo demás, la
Sin embargo, se dan casos, que revelan un segmentación pareada es refrendada por dos
profundo cuidado rimemático, en que la rima clases de signos de puntuación, de significación
se torna abrazada y perfecta (abba), como en diferente: o bien dos puntos, si la relación
estas coplas: lógico-semántica promovida es la catafórica
(de suerte que se insinúa la conjunción inse-
Se te fue el pájaro ya parable entre los elementos antecedentes y los
qu´en la mano lo tuviste; consecuentes), o bien el punto y coma, si,
no sabes lo que perdiste habiéndose precisado el tema de la copla, se
el tiempo te lo dirá… coligan remas contingentes cuya función

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consiste en expresar variaciones emotivas del especie de sentencia o máxima en la cual


tema verbal. Sirvan de ilustración de los importa, sobre todo, el valor ejemplar que
expuestos, dos coplas: subyace a la vivencia personal que la anima).
Cuatro coplas ejemplifican lo dicho:
Un pájaro me ofreció
las plumas de su copete: Esto dijo el armadillo
no hay pájaro en esta vida cuando se iba para su cueva:
que cumpla lo que promete. como yo meta mi rabo,
qué importa lo que llueva.
No te dé cuidado, pava,
que a tu nido volverás; Esto dijo la gallina
y si acaso no volvieses, cuando l’iban a matar:
hartos gavilanes hay! este mal no tiene cura
pongan l’agua a calentar.
Unida a la anterior, una segunda constante
compromete dos variables en las que cambian Ninguno me supirite (*)
los registros discursivos y, consecuentemente, porque yo también soy gallo;
los modos enunciativos de articulación. El en el corral de mis yeguas
primer caso comporta los siguientes rasgos: no me relincha caballo.
dado un primer segmento de versos pareados,
el registro discursivo es responsabilidad de un Te fuiste y me dejaste
“relator ” que se sirve del estilo indirecto, de como garza en la laguna:
modo que el contenido referencial de la copla con el pescuezo tan largo,
abre una suerte de brecha en relación con el sin esperanza ninguna.
sujeto de la enunciación; el segundo segmento
de versos pareados, antes bien, adopta un Por supuesto, las variables, a este respecto, no
registro discursivo signado por el estilo son tan homogéneas. Hay también casos de
directo, de suerte que un yo expletivo, índice coplas donde el consecuente catafórico, en el
del animal mentado, se torna responsable de que habla el yo en estilo directo sentencioso,
la enunciación. El segundo caso funciona un se da en el cuarto verso, de modo que los tres
poco diferente: un yo humano que habla en el anteriores sirven de preparación de éste;
primer segmento de versos pareados, y el verbigracia:
mismo yo que habla, de una manera más
enfática, en el segundo segmento. Lo relevante El sapo estaba de viaje
de estas dos variables es que no aparecen a llevar mulas al puerto,
separadas de los dispositivos ortográficos y la sapa le decía:
antes señalados. Se crea, así, un artificio de ¿cuándo vuelves, patiabierto?
invención oral: la alternancia de la s voces
humana y animal (que sufre una obvia
(*) “Versión informal o popular de supedite, derivado
personificación), o de las voces humana y del verbo supeditar (subordinar, someter, domi-
humana (que aparece para marcar una nar), que se conjuga como amar (verbo regular)”.

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Los Animales en las Coplas de "El Cancionero de Antioquia"

Un águila va volando Casos de paralelismo sintáctico se presentan


y en el pico lleva un rejo; en las siguientes coplas:
con las alas va diciendo:
¡qué pendejo, qué pendejo! Más vale querer a un perro
que querer a una mujer,
O casos de coplas donde domina la alternancia qu’el perro es agradecido
pareada del impersonal humano (estilo cuando le dan de comer.
indirecto de enunciación) y el pronombre
personal (estilo directo): De la pava la pechuga,
de la gallina el alón,
Que bonito canta y silba de las muchachas bonitas
un cuervo en el lavadero: las alas del corazón.
cuide, mamita, la casa
Casos de paralelismo lexicográfico en éstas:
que yo me voy a cogerlo.

Malpago se llama el perro,


Al lá va la guacharaca
y Fortuna la perrita,
por la orilla del estero:
que si Malpago se muere
voy a quitarle una pluma
queda Fortuna solita.
pa ponerle a mi sombrero.

Pajarillo mensajero
La tercera constante tiene que ver con el
de aquél ángel que yo adoro,
campo de los paralelismos composicionales.
dile a mi dueña que lloro,
Ya Tomachevsky insinuaba que la poesía
que la quise y que la quiero.
recurre a varios tipos de paralelismo (enten-
diendo por éste no una identidad sino una
Y el siguiente caso de paralelismo entona-
equivalencia), cuando se trata de entreverar, en
cional:
la estructura estrófica, los motivos configu-
rantes de la subjetividad poética. Entre otros, El pajarito voló
señalaba tres, a saber: a) sintáctico, cuando los de la sala al aposento,
versos adoptan una compostura sintáctica ¿qué hará ahora la señora
similar; b) lexicográfico, si los versos se repiten con el pajarito adentro?
al comienzo (dando lugar a la figura de la
anáfora), o si se repiten al final (dando lugar Nótese cómo tanto en el paralelismo sintáctico
a la figura de la epífora); y c) entonacional, si como en el lexicográfico el fenómeno formal
los versos se apuntalan en líneas melódicas comprometido (la presencia recurrente de un
semejantes (anticadencia en el caso de los sintagma) es similar: en el primero, una
segmentos versales interrogativos, y cadencia misma configuración expresiva contribuye a
en el caso de los segmentos versales aseve- disponer los elementos de la copla, sobre todo
rativos). (Tomachevsky, 1983, p- 237). en los versos interiores; en el segundo, de modo

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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1999

parecido, la configuración expresiva se dispone Los sapos en la laguna


bien en la “cabeza” de la copla, bien en el cuando sienten aguacero,
cierre, de modo que los versos interiores se unos piden la cuchara
dejan a libertad creativa. Por supuesto que la y otros piden el sombrero.
colocación de elementos, en distintas posicio-
nes de la copla, no es mera forma, es también El sapo estaba de viaje
sentido, pues implica una jerarquía semántica a llevar mulas al puerto,
de los contenidos sugeridos. Así, en la copla de
y la sapa le decía:
la margen derecha (relativa al paralelismo
¿cuándo vuelves, patiabierto?
sintáctico) importa menos la realidad (en este
caso animal) que la cualidad o propiedad
Ahora bien, una cuarta constante, relativa al
portada (en este caso la parte del animal). En
dominio retórico del corpus, insiste en el uso
la copla de la margen izquierda (relativa al
de figuras tropológicas que se ubican dentro
paralelismo lexicográfico) importa menos la
acción prevista que el agente comprometido (y del campo de la sustitución significante, a
designado al tenor de la figura de la antro- saber: la personificación (como derivación de
ponomasia generalizante). Un inventario la metáfora), la imagen poética (o caso de
completo de las modalizaciones empleadas dicción a mitad de camino entre el símil y la
dejaría traslucir cierta estructura de los metáfora) y la metáfora propiamente dicha.
versificadores en relación con el lenguaje
y con la visión del mundo acarreada. Pero Estas tres posibilidades de producción discur-
ésto, acaso, está por hacerse. siva, lejos de proceder por contigüidad o
desplazamiento referencial, proceden por
Es de acotarse, a este respecto, que El Cancio- condensación o sobreposición de elementos. En
nero de Restrepo incluye largas tiradas de las tres, el modo de materializarse es común:
coplas no sólo unificadas por el tema sino Un significante zoológico (relativo a cualquier
también por los remas (o variantes), los animal) aparece en la superficie verbal de la
mismos que en ciertas ocasiones alcanzan copla; el significado de él es la resultante de los
estatuto temático. Sirvan de ilustración las
determinantes lingüísticos que lo acompañan.
siguientes, aunque de ellas, por ahora, nada
Dicho significante está sobre una barra de
más indicaremos:
significación imaginaria ocupando el lugar
que ocuparía un significante antropomórfico
Los sapos en la laguna
(relativo a los seres humanos) y, obviamente,
cuando sienten tempestá
substituyéndolo. El proceso de restitución
unos cantan tunga-tunga
y otros cantan tungará decodificativa de este significante antropo-
mórfico usualmente es sugerido por la domi-
Si el sapo tuviera dientes nante del género de los agentes o pacientes
como tiene fortaleza, implicados en las acciones de los verbos, que
no se encontrara en el mundo obran a guisa de “pivotes” de la copla. Por
una rana con cabeza. supuesto que en la recodificación (operación

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Los Animales en las Coplas de "El Cancionero de Antioquia"

que sigue a la restitución decodificativa) Si yo fuera pajarillo


también actúan campos de significación no me ocupara en volar;
culturales, producto de las convenciones de me asentara en el camino
una colectividad determinada. Así, ni la sólo por verte pasar.
producción ni la recepción resultan inocentes.
Muy por el contrario, aparecen mediadas Mi padre y un gallinazo
(intervenidas) por contextos de representación se fueron pa’ Santa fe;
presupuestos. el gallinazo volando
y el pobre viejo de a pie.
Sea como fuere, hallamos personificación en
estas coplas: Ninguno me supirite
porque yo también soy gallo;
Esto dijo el armadillo en el corral de mis yeguas

cuando se iba para su cueva: no me relincha caballo.

como yo meta mi rabo


Y metáforas:
qué me importa lo que llueva.

Dame tu mano, paloma,


Anoche a la media noche
para subir a tu nido;
lloraba el garrapatero,
que es sabido qu´estás
porque no podía sacar
y quiero dormir contigo.
garrapatas con el dedo.

Qué bonito canta y silba


Un pájaro me ofreció
un cuervo en el lavadero:
las plumas de su copete:
cuide, mamita, la casa
no hay pájaro en esta vida
que yo voy a cogerlo.
que cumpla lo que promete.
Mi gallinita y mis pollos
La palomita en su nido con que me mantenía yo,
se lamenta, gime y llora, que sólo por ir a misa
del que duerme en casa ajena mi gallina se perdió.
a los pies de su señora.
No te dé cuidado, pava,
Imagen poética en éstas: que a tu nido volverás;
y si acaso no volvieses
Yo soy gavilán pollero hartos gavilanes hay!
que a las pollas no me atrevo,
pero a las gallinas grandes Hasta aquí el primer objetivo de nuestro
en las uñas me las llevo. trabajo. En seguida ensayaremos el segundo,

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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1999

más arduo sin duda dada la inexistencia de arriba que los posibles lugares de gestación de
material bibliográfico de apoyo y debido las coplas recogidas en el Cancionero fueron los
además a problemas complementarios de caneyes, ingenios, socavones, fontanas, tiendas
complicada resolución. Dicho más claramente: de pueblo, tierras de labor, veras de camino,
en virtud del primer objetivo pudimos hallar etc., esto es, espacios todos ligados a la
constantes y variables formales atinentes a la naturaleza. En este orden de ideas, es dable
composición de las coplas. Ahora queremos barruntar que la elaboración espontánea o
preguntarnos por la relación que habría entre motivada de una copla incluye motivos
dichas constantes y la sustancia del conte- propios del contexto en la que aquélla
nido -los animales- que elegimos. ¿Incide la surge. Entonces, si el contexto es sobrema-
organización composicional de las coplas en la nera natural (o inscrito en el orden de la
significación del referente de los animales? Si naturaleza) nada impide que las coplas
es así, ¿de qué manera? O incluso: ¿cómo incorporen animales de su propio contexto
postular un sentido pertinente del referente de natural. Cierto que esta explicación carece de
los animales que tome en consideración su
prueba fehaciente, pero no es menos que no
medida silábica, su esquema rimemático, sus
viola el principio de norma razonable. Máxime
disposiciones en paralelo y su dimensión
si tomamos en consideración -como ya
retórica? ¿Acaso no es estimable intuir una
también lo sugeríamos- que la mayoría de los
complementariedad entre las dos formas, la de
versificadores crean al tenor de un repentismo
la expresión y la del contenido, de suerte que
popular, no culto ni letrado en sentido literario.
en las coplas el “sonido” alcance a parecer un
En consecuencia, pensamiento analógico es
eco del sentido? ¿Qué media, pues, entre la
aquél pensamiento (o forma de apropiación y
forma de una copla - que habla de animales -
expresión de lo real) que pone a la naturaleza
y su sentido? En gracia a la honestidad
como fundamento de veracidad de lo afirmado;
intelectual, debemos decir que no vislum-
es la naturaleza (o cualquiera de sus
bramos respuestas para las preguntas antes
constituyentes) el sustento que determina la
formuladas. Estas y otras preguntas tal vez
correspondencia válida entre el sujeto que
sirvan para orientar un trabajo que vaya en
dirección similar a la que nosotros ahora versifica y el contenido de lo versificado. De
intentamos seguir. Con todo, aventuramos la manera que, si nuestro raciocinio hipotético es
siguiente entrada. coherente, una copla incluye animales no sólo
por razones de veracidad contextual sino
Al elegir el tópico de animales, decíamos antes además porque en el imaginario colectivo que
que partíamos de la siguiente conjetura de ella suscita existen elementos que hacen más
tratamiento: los animales son asunto recu- contundente su empleo popular.
rrente en las coplas debido a que ellas son el
lugar de aparición de un pensamiento ana- Ahora bien, la correspondencia analógica entre
lógico. Ahora queremos argumentar dicha un cierto tipo de animal y la situación descrita
idea. Por lo tanto, ¿qué significa la expresión por la copla, deja entrever varios campos de
pensamiento analógico? Veamos: indicábamos significación; señalamos tres de ellos:

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Los Animales en las Coplas de "El Cancionero de Antioquia"

a. Aves / Situación que incluye la figura b. Mamífero / Situación que enfatiza el ima-
femenina en una consideración erótica: ginario de la virilidad:

Se te fue el pájaro ya Ninguno me supirite


qu´ en la mano lo tuviste; porque yo también soy gallo;
no sabes lo que perdiste en el corral de mis yeguas
el tiempo te lo dirá. no me relincha caballo.

Un pájaro me ofreció Yo soy el tigre mojano


las plumas de su copete: nacido en la serranía:
no hay pájaro en esta vida tengo las uñas gastadas
que cumpla lo que promete. de castigar picardías.

No te dé cuidado, pava,
El amor de las mujeres
que a tu nido volverás;
es como el de las gallinas,
y si acaso no volvieses,
que enfaltándolas el gallo
¡hartos gavilanes hay!
a cualquier pollo se arriman.

El pájaro voló
Una paloma maté
de la sala al aposento,
y cruda me la comí:
¿qué hará ahora la señora
si no me lo pueden creer
con el pajarito adentro?
miren las plumas aquí.

En estos casos, la mención del ave se torna


En estos casos, la semántica comprometida en
punto de convergencia de dos vectores
la mención de los animales destaca valores
semánticos: uno, de dimensión propia, destaca
tales como vigilancia, fortaleza y actividad,
la valencia de “volatibilidad” endilgada al
convencionalmente atribuidos al género
animal citado; otra, de dimensión traslaticia,
destaca el contenido erótico implicado en la masculino. Al mismo tiempo incorpora lexe-
situación descrita. Este segundo vector, por lo mas complementarios cuyo valor expletivo (de
demás, participa de una atávica representación énfasis) refuerza la carga emotiva vinculada
colectiva: es la mujer la que espera, la que con el tipo de animal citado. Y como en el
pronuncia -en la relación intersubjetiva con los campo de significación anterior, aquí justa-
hombres- el discurso de la ausencia, la que mente sobresale un conjunto de representa-
padece la “fuga” del pájaro, metáfora de lo ciones semántico-ideológicas que cimienta la
masculino (pero no por la configuración virilidad masculina en la analogía con seres
apariencial sino por la constante histórica que correlativos del mundo animal. En conse-
determina al hombre como ser de partida, ser, cuencia, las coplas son depositarias de un valor
por así decirlo, que siempre está en trance de de “verdad“ afincado en la contundencia
emprender el vuelo). irrefutable de la presencia natural.

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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1999

c. Insectos / Situación que destaca aspectos predican a propósito de la vida de perros, es


cínicos o pícaros en la relación hombre- decir, de la vida cínica (pues en griego perro se
mujer. dice kinikos, cínico). Repárase, si no, en estas
dos coplas de contenido intercambiable y
Por el ruedo de las ´naguas signadas por la hipérbole comparativa:
te vide correr un piojo
si te lo vuelvo a ver Más vale querer a un perro
te las alzo y te lo cojo. que querer a una mujer
qu´ el perro es agradecido
Anoche en la medianoche cuando le dan de comer.
lloraba un garrapatero,
porque no podía sacar Malpago se llama el perro,
garrapatas con el dedo. no me le quiten el nombre;
qu´ ese es el pago que dan
Las niguas tienen la culpa las mujeres a los hombres.
que yo no te vaya a ver;
demonio de animalito, En fin, podríamos seguir ensayando una
tanto rascar y doler. taxonomía de campos de significación domina-
dos por el tópico de los animales; pero tal no
En estos casos, las coplas, no sin sutileza, es nuestro propósito. Baste decir que el
insinúan una relación entre el hombre y la tratamiento concernido del corpus permite
mujer donde la desverguenza enmascarada inferir que, en el largo proceso de gestación y
campea con el apunte gracioso, con la mofa reelaboración de la tradición, los versificadores,
velada. La visión, aquí, es de pequeño detalle, al servirse del motivo de los animales, parecen
no de trazo genérico. Y, como sea, alude a un procurar responder con verista fidelidad a lo
mundo animal de baja estofa, incluso para el que naturalmente una comunidad puede
momento impreciso en el que sociocultu- afirmar de ellos. Los versificadores, pues, no
ralmente pudieron nacer. Hay que decir tienden a ubicar un animal en un hábitat que
además que en el corpus las producciones no le corresponde, y menos a dotarlo de
populares que tratan insectos no hacen propiedades y acciones no pertinentes (y esto,
cantidad; diríase, mejor, que son las menos. a pesar de la personificación de la que antes
¿Un asunto de pudor creativo?. No lo creemos. hablábamos).
La viva realidad cotidiana que anima la poesía
oral no parece hacer concesiones a morales de Nuestra segunda y última hipótesis es ésta:
doble fondo. Al revés, su estro es profunda- en el corpus, salvo obvias excepciones, los
mente revelador de aposturas hipócritas. Por animales incluidos no sólo pertenecen al orden
eso es por lo que creemos que en este campo de lo natural, sino sobre todo al orden de lo
de significación habría que incluir todas las natural no domesticado, no domesticable. En
coplas que, a tono con la etimología, algo efecto, son animales de condición salvaje, pese

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Los Animales en las Coplas de "El Cancionero de Antioquia"

a los diminutivos con que a veces se nombran 5. A MANERA DE COLOFÓN


y con los cuales se conjuraría, afectivamente,
su carácter indomeñable. Ahora bien, si antes Un trabajo sobre los animales en la
decíamos que participan de la personificación, coplería, o sobre otro tópico cualquiera, bien
vale anotar, de cualidades y propiedades confirma el juicioso comento de Restrepo
humanas ¿qué puede significar esa “indo- pronunciado 80 años atrás: “Brota la Poesía
mesticidad “ personificada? A nuestro juicio, popular de todas partes y no sale de ninguna;
significa la dimensión humana no domes- la oímos dondequiera, aprendemos sus versos
ticada, la pulsión animal -irreflexiva- que y tonadas, que son como un acervo de
gobierna la vida ambivalente de la condición sensaciones e ideas que viaja con nosotros
humana; es, en una palabra, el rostro instin- desde la infancia hasta la senectud, pero
tivo del hombre. O dicho con otros términos, ignoramos el desconocido autor de esos
los animales incluidos, en sus múltiples cantares, no recordamos con precisión quién
designaciones figuradas, son expresión de nos los trasmitiera, ni dónde por primera vez
sentimientos humanos sobre los que, aún los escuchamos, ni cómo y por qué los
obrando la moral social (las leyes del contrato aprendimos“ (Restrepo, 1994, p. 27). Y
social), no actúa con continente eficacia la agregaríamos: siguen ahí imperturbables,
razón o voluntad coercitiva: celos, amoríos, pero, claro, modificados cada vez que se
incumplimientos, avaricia, ira, inconstancia, interpretan, fieles esos cantos al pasado formal
etc. Vayan, de prueba, las siguientes coplas: que los aventó al mundo, siempre de ocho
sílabas, sin rima perfecta en sus cuatro aristas
Yo soy como el tominejo versales, articulados casi siempre en dos
que pica de flor en flor; partes pareadas, en las que más importa la
a todas las enamoro segunda, especie de fondo a donde converge
y en ninguna pongo amor. el énfasis temático, enunciados los versos
por sujetos relatores que hablan de sí en
Si piensas que porque canto primera persona o cediendo la palabra a los
tengo el corazón alegre, animales incorporados, éstos expresión de una
yo soy como el triste cisne inscripción en el orden de la naturaleza, ya
que canta cuando se muere. socializada, ya impoluta en su exotismo o
salvajismo tranquilizador, en todo caso, dando
La palomita en su nido salida a los sentimientos pulsionales de la
se lamenta, gime y llora, condición humana, tal vez para que en otro
del que duerme en casa ajena espacio y en otro tiempo, a la luz de un
a los pies de su señora. anacrónico hachón, y con el rasgueo geme-
bundo o exultante del tiple, de o cualquier otro
Por esta cañada abajo instrumento musical cibernético, alguien
anda un gato dando quejas, pueda entonar la canción infantable, la
que le cortaron la cola cuarteta que fuerza otro ciclo de repentismo
para santiguar las viejas. popular, otra manifestación de esa doncella

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Revista Universidad Eafit. Julio - Agosto - Septiembre 1999

mancillada de la que nada quería saber el BIBLIOGRAFÍA


ingenioso Hidalgo:
Beutler, Guisela. (1977). “Estudios sobre el roman-
Trove trove compañero cero español en Colombia en su tradición escrita
y oral desde la época de la conquista hasta la
no me deje con la gana
actualidad”. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
tengo esta cabeza llena
pa´ trovarle hasta mañana. Dorra, Raúl. (1981). “Los extremos del lenguaje en
la poesía tradicional española”. México: U.N.A.M.
Trove trove compañero
no se me quede callado, Halliday, M.A.K. (1986). “El lenguaje como semiótica
social. La interpretación social del lenguaje y su
cuando más dirá la gente
significado”. México: Fondo de Cultura Económica.
que lo tengo agallinado.
Navarro, Tomás. (1983). “Métrica Española”.
Trove trove compañero Barcelona: Labor.
no se pare en los rincones,
como más dirá la gente Neves, José María. (1980). América Latina en su
música. México: Siglo XXI.
que está cazando ratones.

Posada, Consuelo. (1988). “Cambio y permanencia en


la copla y la trova antioqueñas”. En: Revista
Lingüística y Literatura. No 11-12, p. 113.

—————————. (1986). “La canción vallenata y


la tradición oral hispanoamericana”. Medellín:
Universidad de Antioquia.

————————. (1997). “El antecedente hispánico


en la tradición oral hispanoamericana”. En:
Poética Popular Colombiana. Canto y coplerío.
Medellín: Caribe.

Restrepo, Antonio José. (1994). “El Cancionero de


Antioquia”. Medellín: Autores antioqueños.

Tomachevsky, Boris. (1983). “Teoría de la Litera-


tura”. Madrid: Akal.

·99 ·
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