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Macpherson La Democracia Liberal y Su Epoca
Macpherson La Democracia Liberal y Su Epoca
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i
El l i b r o d e b o ls i llo
C. B. Macpherson
LA DEMOCRACIA
LIBERAL Y
SU EPOCA
Alianza Editorial
Sección: H um anidad
C.B. M acpherson^
La dem ocracia liberal y su époc<¿
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
Títuio original: The Life and Times o f Liberal Denocracy.
Publicado en inglés por Oxford University Press
Traductor: Femando Santos Fontela
© C. B. Macpherson, 1977
© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1982, 1987, 1991, 1994, 1997
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; teléf. 393 88 88
ISBN: 84-206-1870-5
Depósito legal: M. 21.871-1997
Fotocomposición: Compobell, S. A. Patino (Murcia)
Impreso en Fernández Ciudad, S. L.
Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid
Printed in Spain
P refa c io
E l c a rá c te r d e la in v e stig a c ió n
L a u tiliz a c ió n d e m o d e lo s
L os p r e c u r s o r e s d e la d e m o c r a c i a l i b e r a l
i) Democracia y clase
tes, hacen falta dos térm inos diferen tes para describirlas,
y lo q u e más se ajusta al uso m od ern o es aplicar el térm ino
de «sin clases» a una sociedad en ia q u e n o ex iste pro p ie
dad privada de tierras productivas ni de capital, y «de una
clase» a una sociedad en la que to d o el m u n d o po see o
p u ed e p o seer esos recursos productivos.
L a r u p t u r a d e la tr a d ic ió n d e m o c rá tic a
La base u tilita r ia
El r e q u is ito p o lític o
caso, tenían derecho a más votos que los hom bres. Pero
sostenía que en su época existía un prejuicio tan g enerali
zado en contra del sufragio de la m u jer que no po d ía
recom endarlo: «los en frentam ientos y la confusión cau
sados por la propuesta de esta m ejora absorberían total
m ente la atención del público y alejarían m ucho todos los
demás dpos de m ejoras» 27.
D e form a que conocem os exactam ente la actitud de
B entham acerca del sufragio dem ocrático. Se contentaría
con un sufragio lim itado, p ero estaba dispuesto a co n ce
der el sufragio a todos los varones. En principio, incluso
defendía el sufragio universal, p e ro sostenía q u e no había
llegado el m om ento: el p ro p o n er ya el v o to de la m u jer
pondría en peligro las posibilidades de la reform a parla
m entaria. Y debem os señalar q u e no expuso el principio
del sufragio dem ocrático hasta que se persuadió de que
los pobres no utilizarían sus votos para nivelar la p ro p ie
dad ni destruirla. Los pobres, decía, tienen más q u eg an ar
con el m antenim iento de la institución de la propiedad
que con su destrucción, y com o p ru eb a señalaba el hecho
de que en los Estados U nidos quienes «no tien e una
.propiedad suficiente para m antenerse» habían tenido,
desde hacía más de 50 años, «la propiedad de los ricos a su
alcance jurídicam ente» y nunca habían atacado a la p ro
p ied ad 28.
La d e m o c ra c ia co m o p r o te c c ió n p a r a el h o m b r e de
m e rc a d o
La a p a ric ió n d e l m o d e lo N ° 2
"Una de las cosas que había que hacer para «legrar que la
m ultitud estuviera m ás satisfecha con el o rd en de cosas
reinante» era abandonar o transform ar los m odelos ben-
thamistas de h o m b re y d e sociedad. A u n q u e Jo h n Stuart
Mili esperaba que en el futuro la clase ob rera fuera lo
bastante racional para aceptar las leyes de la econom ía
política (com o él las entendía), no podía esperar que
aceptara la opinión de B entham de que estaba condenada
irrem isiblem ente a la cuasi indigencia Y tam poco quería
él que aceptasen esa opinión, pues a su juicio era falsa.
C reía que podía levantarse por encim a de su condición
m iserable. Y deseaba que lo hicieran, p u es se sentía m o
ralm ente asqueado p o r la vida que se veían obligados a
llevar los obreros. Las dim ensiones del abandono o la
transform ación por Mili de los m odelos bentham istas del
hom bre, de la sociedad y de la dem ocracia se apreciarán
cuando estudiem os a fondo (en la próxim a sección) la
teoría de Mili, p ero ya se pu ed en esbozar algunas de las
diferencias esenciales.
La diferencia más llamativa en los m odelos de dem o
cracia se encuentra en el o b jetivo que en principio se
atribuía al sistem a político dem ocrático. Mili no pasó p o r '
alto la función p u ram e n te p ro tec to ra del sufragio dem o
crático, la función a la que tanta im portancia habían con
cedido Jam es Mili y B entham . La g en te necesitaba p ro
tección contra el gobierno: «los seres hum anos no están
seguros de no sufrir males a manos de otros sino en la
m edida en que tengan la facultad de protegerse a sí mismos
62 C. B. M ac p h erso n '
L a a n a lo g ía e m p re sa ria l d e m e rc a d o
L a id o n e id a d d e l M o d elo N ° 3
i) La idoneidad de la descripción
i i) La idoneidad de la explicación
El M o d e lo N ° 3 se ta m b a le a
El n a c im ie n to d e la id e a
¿Es p o s ib le y a u n a m a y o r p a rtic ip a c ió n ?
M o d elo s d e d e m o c ra c ia p a r r ic ip a tiv a
de éste tan com pleto que sea prácticam ente lo m ism o que
la propiedad. P ero no basta con una m ayor redistribución
p o r el Estado del bienestar del ingreso nacional: p o r m u
cho que reduzca las desigualdades del ingreso en tre las
clases, no afectaría a las desigualdades de p o d e r entre
ellas.
3) U na tercera circunstancia en la que desde luego no
funcionaría el sistem a de consejos piram idales sería si la
g ente de base fuera apática. N o podría llegar a ese sistem a
más que un pueblo que se h u b iera deshecho de su apatía
política. P ero , ¿no podría volver a surgir la apatía? N o
p u ede haber garantías de que esto no ocurra. P ero, p o r lo
m enos, el principal factor que según mi criterio crea y
sostiene la apatía en nuestro sistem a actual habría desapa
recido, p o r definición, o por lo m enos estaría muy m odifi
cado: m e refiero a la estructura de clases que desalienta la
participación de los p erten ecien tes a los estratos más ba
jos al hacer que resulte relativam ente ineficaz, y que en
térm inos más generales desalienta la participación al exigir
tal difum inación de las cuestiones que los gobiernos no
p u ed en ser verdaderam ente responsables ante el electo
rado.
Para resum ir el com entario realizado hasta ahora de las
perspectivas de un sistem a piram idal de consejos como
m odelo de dem ocracia pardcipativa, cabe decir que, en la
m edida en que se hubieran legrado en cualquier país
occidental las condiciones previas necesarias para la tran
sición hacia un sistem a pardeipativo, no existirían ios
im p edim en tos más obvios a que el sistem a piram idal de
consejos fuera auténticam ente dem ocrático. El sistema
piram idal podría funcionar. O podrían suigir otros im pe
d im entos que le im pidieran ser plen am en te dem ocrático.
N o m erece la pena ocuparse de ellos, p o rq u e este m odelo
sencillo resulta dem asiado irrealista. N o p u ed e ser más
que una prim era aproxim ación a un m odelo viable, p o r
que se ha llegado a él m ediante é l descarte deliberado de
lo que ahora se ha de volver a ten er en cuenta: el peso de la
tradición y las circunstancias reales que es probable que
prevalezcan en cualquier nación occidental en el m o
m ento en que fuera posible la transición.
La d e m o c ra c ia lib eral y su ép o ca 135
Notas al capítulo I
Notas al capítulo II
45 lbid., págs. 8 ^ 8 6 .
46 lbid., pág. 92.
47 Frtedom and Culture (Nueva York, 1939), págs. 130, 125.
48 lbid., pág. 125.
49 lbid., págs. 148, 176.
50 Como se cita suprd, oota 35.
N otas al capítulo IV
Notas al capítulo V
das en las notas 1 y 2 del cap. IV; las mejores siguen siendo el cap. 22 de
Schumpeter y la obrita de Dahl titulada Prtfact to Dtmocratic Thtory. Las
principales críticas del Modelo N ° 3 se encuentran en las obras enume
radas en la nota 11 del cap. IV: cada una de las tres colecciones de
ensayos que se citan en elia constituye una excelente exposición de los
argumentos en contra del Modelo N ° 3. Mi breve Tht Rtal World of
Dtnuxracy, y el Ensayo 10 de mi Dtmocratic Thtory: Essays in Retritval,
colocaban al Modelo N ° 3 en una perspectiva global nada halagüeña.
Escasean las obras realistas sobre la democracia participativa. Sus
defensores se inclinan simplemente a celebrar la democracia directa, a
menudo como v/a hacia una sociedad anarquijta ideal: por ejemplo, en
muchos de los ensayos de C. Geoige Beneilo y Dimitrios Roussopoulos
(comps.), Tht Cate for Partiapatory Dtmocracy: Somt Prospects for a Radi-
atíSoatiy, (Nueva York, Grossman, 1971). Pero existen estudios útiles
en Caro le Vuem»n,Part¡apation and DmocraticTbtory, y en el volumen
de Nomos, Participaron in Polilia, mencionados en la nota 3 del cap, V.
Un volumen anterior, también titulado Participation in Politicx, compi
lado por Geraint Parry (Manchester University Press, 1972), contiene
ensayos interesantes sobre la posibilidad y la conveniencia de más parti
cipación, sobre e! luga/ de la participación en la teoría marxiana y sobre
su historial en algjnos países occidentales, comunistas y del Tercer
Mundo.
P refacio ....................................... .................................................... 7
I, M od elos y precursores ................................................... 9
El carácter de la investigación ................................... 9
La utilización d e m odelos ......... .................................. 11
i) ¿Por qué utilizar m odelos? ................................ 11
ii) ¿Por qué unos m odelos históricam ente
sucesivos? ................................................................. 16
iii) ¿Por qué estos m odelos? ..................................... 18
Los precursores de la dem ocracia liberal .............. 19
i) D em ocracia y clase ....................................... . . . . 19
ii) Las teorías previas al siglo XIX com o
precursoras .............................................................. 23
II. M od elo N ° 1: La dem ocracia com o protección . . 35.
La ruptura d e la tradición democrática .................. 35
La base utilitaria .............................................................. 37
Los objetivos de la legislación según Bentham . . 39
El requisito político ....................................................... 47
Las oscilaciones de James M ili ................................... 50
La democracia com o protección para el hom bre
de mercado ................................................ .................. 56
III. M od elo N ° 2; La dem ocracia com o desarrollo ... 58
150 In d ic e