Está en la página 1de 14

Una interpretación de la globalización: un giro en la teoría

sociológica
Interpreting Globalization: A Switch in Sociological Theory
Author links open overlay panel Gerhard Preyer*1
Introducción
Desde principios de la década de 1990, la globalización ha dado lugar al desarrollo de un influyente
programa de investigación en las humanidades y en las ciencias sociales. El debate sobre los
cambios que ésta ha producido en la sociedad y los problemas que examinan las ciencias sociales
han reemplazado al discurso en torno a la modernidad y la posmodernidad como el paradigma del
cambio sociocultural que predominó en las décadas de 1970 y 1980. En la actualidad, contamos
con amplias investigaciones sobre el tema.
Después del colapso de la Unión Soviética, la reunificación alemana y la consecuente
reconfiguración de la Unión Europea, pareciera que vivimos en una sociedad en transición. La
interpretación de esta transición, de los efectos y de los cambios que trae consigo será, en
adelante, el tema central de la teoría y la investigación sociológicas. Los científicos sociales siguen
reconociendo que vivimos en una nueva fase de la evolución del moderno sistema social. Esto no
se percibía con tal claridad en la era de la Guerra Fría, pero ahora la pregunta es si hemos
reconstruido nuestro marco analítico tomando en cuenta los cambios en la condición de la
membresía y la comunicación social.
En la primera parte de este artículo expondré someramente las diferentes interpretaciones de la
globalización desde la teoría sociológica, e identificaré el consenso y el disenso entre quienes la
investigan, así como la manera en que se reflexiona sobre ella actualmente. En segundo lugar,
abordaré el “tercer nuevo programa de investigación” de las “múltiples modernidades”.2 Mi
perspectiva toma en cuenta la investigación sobre globalización llevada a cabo desde los años
noventa. El “tercer nuevo programa de investigación” abreva de una reconstrucción de la teoría e
investigación sociológicas que considera aquello que parece obvio: que la globalización no
conduce a una modernidad global en el sentido de una sociedad/mundo singular, sino a “múltiples
modernidades” y a “sociedades de sociedades” en la llamada “sociedad mundial”.3
La globalización en distintas perspectivas
Factores heterogeneizadores y homogeneizadores
Los sociólogos, politólogos, científicos sociales dedicados a los estudios culturales, economistas,
antropólogos e historiadores que participaron en las primeras pesquisas sobre globalización
estaban divididos entre los campos de los heterogeneizadores (que hablaban del choque entre
culturas) y los homogeneizadores.4
Los heterogeneizadores describían a la globalización como la demanda de dominio universal de
Occidente sobre diversas culturas. En este campo encontramos, entre otros, a los interculturalistas
Eduard Said y Homi Bhabba, así como a los antropólogos de la reflexividad James Clifford y Georg
Marcus (meta etnología), quienes consideran a la globalización como el desvanecimiento de otras
culturas a través de la economía y el estilo de vida estadounidenses. Esta dilución se estructura de
manera jerárquica debido al dominio de lo estadounidense y a una continuación del
modernismo. Marjorie Ferguson (1992) incluso habla de una mitología de la globalización, en el
sentido de una nivelación y estandarización continuas de la comunicación social, como acatamiento
a una cultura mundial unificada. Estos académicos sostienen que no hubo convergencias en el
cambio socioestructural. Así, la globalización es considerada un producto ideológico de las
llamadas “cultura de la Coca Cola” y “macdonalización” estadounidenses, iniciadas por las cadenas
de restaurantes de comida rápida, convertida en la supremacía global de una sociedad de
consumo que afectaba a los empleados en su lugar de trabajo, así como al resto de la vida
social.5 Esta expansión es organizada por distintos rasgos tales como la “eficiencia”, el “cálculo”, la
“predictibilidad” y el “control”. Los heterogeneizadores asumen una postura etnometodológica y
hermenéutica de frente a temas teóricos e investigativos sociológicos al tiempo que entienden
estas problemáticas como construcciones que no pueden ser separadas del bagaje de la persona
que investiga.
Mientras que los heterogeneizadores se centran en la rutina cotidiana y se dedican a los estudios
culturales, como por ejemplo los etnometodólogos pertenecientes a la tradición de Harold Garfinkel,
otros investigadores como Samuel P. Huntington y su Choque de civilizaciones (1996) deberían
considerarse parte del campo de los heterogeneizadores –aunque tengan un punto de vista
positivo del American way of life– ya que suponen la existencia de diferencias y rivalidades
culturales insalvables que no se pueden armonizar, por ejemplo entre los grupos islámicos y
confucianos que desdeñan a Occidente. Su postura no se centra en el período de la post Guerra
Fría ni en programas políticos diferentes, sino que parte de identidades ancladas a civilizaciones
limitadas por identificaciones religiosas, étnicas y raciales; esto es, por condiciones de adscripción
a ciertas identidades colectivas –por ejemplo los dominios occidental, confuciano, japonés,
hinduista y latinoamericano–.6 Un planteamiento eje de esta postura es que las civilizaciones no
son un dominio uniforme, sino que tienen una fuerte tendencia particularista de cerrarse ante la
interacción social con otras civilizaciones.
En contraste, el homogeneizador acepta el enfoque del análisis del sistema mundo y propone una
modernidad global, como lo hacen Anthony Giddens, algunos marxistas y también algunos
funcionalistas. Desde su perspectiva, existe una tendencia hacia la convergencia en el cambio
estructural como sustento del escenario global –por ejemplo en el enfoque del sistema mundo de
Wallerstein–, entre los funcionalistas parsonianos y en Raymond Boudon; para ellos, la modernidad
es un producto del sistema mundial moderno que se desarrolló en Occidente y que se ha ampliado
hacia una modernidad global. Francis Fukuyama (1992), con su interpretación hegeliana y
nietzscheana de la sociedad contemporánea, va a la par de los homogeneizadores debido a que la
homogeneización con variantes locales es uno de los elementos que da validez mundial a la
economía de mercado, por lo tanto, plantea una convergencia en el cambio evolutivo de las
sociedades. Estos académicos aceptan un realismo científico (esencialismo) y su epistemología
correspondiente, de tal manera que los objetos de su investigación y sus teorías existen como tales
en el mundo; por lo tanto, estos sociólogos pertenecen a los llamados modernistas.7 La promesa
que ofrece el homogeneizador se compone de prosperidad y estabilidad, aunque con ello se pierda
la autonomía cultural y el sentido de comunidad y la identidad colectiva entre los miembros de un
sistema social. La visión del homogeneizador es la de una sociedad de consumo a lo largo del
mundo, en el que las personas vuelven a nacer como parte de un “macMundo” con comida rápida,
música acelerada y computadoras veloces, más allá de la modernización occidental.
La revisión que Eisenstadt hace de Huntington y Fukuyama, sostiene que ambas maneras de
comprender las sociedades contemporáneas deben reinterpretarse como consecuencia de las
paradojas y desarrollos constantes de la multiplicidad del programa cultural de la modernidad,
aunque Eisenstadt concede que Huntington ha identificado correctamente que la modernización no
equivale a occidentalización. Huntington y Fukuyama describen rasgos significativos de las
sociedades contemporáneas que, en el mundo posterior a la Guerra Fría, muestran la faz de una
guerra global asimétrica, así como una nueva confrontación entre las élites de las civilizaciones
axiales y no axiales (Eisenstadt, 2012: 21-27).
La crítica que hace Eisenstadt de la perspectiva de Fukuyama es que su postura no permite
interpretar el surgimiento de “múltiples perspectivas posmodernas” (Eisenstadt 2003: 953-979;
1973) y subraya particularmente las potencialidades destructivas del componente jacobino de la
modernidad, que regresa en las orientaciones religiosas de los movimientos sociales
contemporáneos.
La globalización de Roland Robertson
Roland Robertson (1995) acuña el término glocalización como una crítica a las perspectivas
heterogeneizadoras y homogeneizadoras. Su planteamiento es que “la globalización como
concepto se refiere tanto a la compresión del mundo, como a la intensificación de la conciencia del
mundo como totalidad” (Robertson, 1992: 8). Sistematiza y describe la globalización como la
simultaneidad y la interpenetración de los dominios global y local como un proceso
multidimensional (Robertson, 1995: 28-29).8 Su planteamiento es el siguiente:
a.
¿Cómo se percibe y estructura el mundo como una totalidad, esto es, las “individualidades”,
“la humanidad”, “las sociedades nacionales”, y el sistema mundo de sociedades?
b.
En este marco, Robertson reconstruye la “relativización” y la “súper preeminencia” de las
identidades culturales, sociales, étnicas, regionales e individuales.
El punto principal es que la globalización no debe sistematizarse mediante la distinción de una
pauta variable entre “universalismo versus particularismo” (Parsons). Robertson reinterpreta esta
diferenciación desde el punto de vista de los agentes sociales, es decir, desde su localización. Esta
distinción no es intrínsecamente una categoría sociológica. Su planteamiento propone que la
globalización es “la interpenetración de la universalización de los particularismos y la
particularización de los universalismos” (Robertson, 1995: 100). Esto significa: 1) el giro en los
sistemas sociales desde fines del siglo XIX por la generalización de la aprobación, y 2) que el
cumplimiento con estándares globales va de la mano con los particularismos, por ejemplo, que la
tecnología de la comunicación global y su exitosa aplicación cognitiva debe dirigirse a grupos
diferentes con una identidad particular, tales como aficionados al deporte o a distintos corporativos
de corredores de bolsa.9La glocalización, entonces, enfatiza tanto en cómo las culturas locales
pueden adaptarse o resistir de manera crítica a los fenómenos “globales”, y también revela la
manera en que las creaciones locales son un componente estándar de la globalización. Ahora
existe una normalización universal de “lo local”, en el sentido de que se asume que las culturas
“locales” surgen constantemente y se particularizan vis-à-vis otras culturas específicas (Giulianotti y
Robertson, 2006: 134). Llamemos a esto la “globalización de Robertson”. Como tal, resulta útil
nombrarla así en el sentido de una expansión de los subsistemas y una movilización de quienes
integran los sistemas sociales y de glocalización, a manera de una incorporación de los procesos
globales en las diferenciaciones locales.

Apuntes sobre globalización: aspectos culturales,


tecnológicos y económicos
Notes on Globalization: Cultural, Technological, and Economic Aspects
Mayden Solano Jiménez

Resumen: La internacionalización de las economías con una consecuente apertura de mercados, la


modernización de los organismos tanto públicos como privados, el incremento en la competitividad, las
privatizaciones, la reducción del tamaño del Estado y el enlazamiento de las economías; bien por la vía
de la regionalización económica de áreas continentales o la integración de mercados en los que
intervienen las más disímiles zonas geográficas del mundo; son algunas características propias del
reacomodamiento o nuevo orden mundial. Dentro de este contexto, el presente artículo busca analizar
el fenómeno de la globalización desde los aspectos: cultural, económico y tecnológico; los cuales han
permeado varios sectores de la sociedad global, generando una interrelación e integración entre
diversos actores, en donde no sólo confluye el Estado- nación, también da cabida a otros actores del
Sistema Internacional. Por lo cual, se analiza el comportamiento de la aldea global y la cultura dentro
del fenómeno de la globalización a partir de aspectos económicos y tecnológicos, resaltando la
importancia de los medios de comunicación o la llamada era de la información, el mercado financiero
global y por último, el papel que juega el proceso de integración y la necesidad de reestructurar las
principales instituciones internacionales.

Palabras clave: Globalización cultural, globalización económica, globalización tecnológica, nuevo


orden mundial, procesos de integración.

Introducción

La globalización no es un hecho aislado ni tampoco reciente; se relaciona con el desarrollo del


capitalismo internacional y con el sistema interestatal, constituye un nuevo momento del proceso de
internacionalización. De acuerdo a lo anterior, la globalización hace hincapié en el proceso que elimina
las fronteras entre lo interno y lo externo, vinculando varias facetas, es decir que “el proceso de
globalización incide en el debilitamiento del Estado- Nación en una doble dirección: el carácter mundial
que adquieren las actividades económicas, políticas y sociales; la intensificación de las interacciones
dentro y entre los estados” (Morales, Rodríguez y Fernández, 1999, p. 33).
El fenómeno de la globalización ha permitido que la economía mundial moderna, con los mecanismos
que la integran, es decir, el comercio, la producción y las finanzas, entre otros, inicien espacios de
integración cada vez más amplios en el ámbito mundial. En ese sentido, surge como consecuencia de la
internacionalización de los procesos económicos, los conflictos sociales y los fenómenos político-
culturales.

La globalización está inmersa en el proceso de intercambios de carácter político, económico y cultural.


“El anterior proceso es debido a los medios M: Money, Music, Movies, Mathematics, Migration, y Moral
Claims” (Claus Off, citado por Salguero, J. s.f., p. 2). Las expresiones culturales se han convertido en el
medio por el cual se logra la interconexión de Estados, regiones e individuos, considerando que la
cultura se ha establecido como el medio que permite llegar a esa globalización, ya que ofrece
identidades de todas partes del mundo, incluso las más apartadas, las cuales hace unos años se
desconocían por completo; ahora se sabe de sus valores, imágenes, sus costumbres, creencias,
lengua, idioma, es decir, los elementos que identifican a las culturas unas de otras, construyendo una
nueva visión del mundo.

La radio, la televisión, la telefonía, el Internet, los discos, los aparatos electrónicos e incluso la música
de todas las culturas del planeta, han traspasado fronteras. De esta manera, la cultura se identifica
como: “todo lo creado por los seres humanos, la generalidad de la vida de una sociedad, el modo de
vida específicamente humano, la totalidad de la experiencia humana acumulada y transmitida
socialmente y que en cada grupo humano tiene una concreción y una singularidad” (Ariño, 1997, p. 24).
Según lo anterior, la cultura y el proceso de la globalización permiten la conexión de regiones, Estados y
demás espacios geográficos.

¨La cultura tiende a estar ligada a lugares situados en otros países y en otros continentes¨ (Hannerz,
1996, p. 33), allí se observa cómo la cultura ha sido un elemento esencial y partícipe en el fenómeno de
la globalización, porque no sólo se adquiere conocimiento de una cultura lejana y diferente a la nuestra,
sino que sumando a ello se incorporan patrones a la vida cotidiana de las personas y de sus habitad. Un
claro ejemplo son los productos que diariamente se encuentran en el mercado de todas partes del
mundo, ya no solamente el mercado nacional es el que prima en las tiendas y supermercados, entre
otros ejemplos. ¨Ahora todo lo que se produce está aquí y es difícil saber que es lo propio” (García,
1995, p. 16).

Teniendo en cuenta lo anterior, la globalización cultural es entendida como “un proceso de ensamblado
multinacional, una articulación flexible de partes, un montaje de rasgos que cualquier ciudadano de
cualquier país, religión o ideología puede leer y usar¨ (García, 1995, 2012, p. 24). Hoy por hoy, la cultura
se ve estrechamente ligada con la apertura de mercados y con la tecnología o los medios de
comunicación, que a través de la integración, no solamente de los Estados, también de los nuevos
actores internacionales (empresas transnacionales, organismos internacionales, regiones, Sociedad
civil, entre otros); facilita la interacción de regiones, de países, formando bloques u organismos de gran
envergadura para tratar los problemas del nuevo orden de manera multilateral.

Ahora bien, es necesario avanzar en los siguientes temas para adquirir un acercamiento al
comportamiento de la aldea global y la cultura dentro del fenómeno de la globalización a partir de
aspectos económicos y tecnológicos. Uno de esos temas es el actuar de los Estados dentro de la
comunidad global, teniendo en cuenta la teoría transformacionalista de la globalización. Además, es
preciso hablar de la globalización tecnológica, resaltando la importancia de los medios de comunicación
o la llamada era de la información. Como tercer tema está el mercado financiero global, y por último, el
papel que juega el proceso de integración y la necesidad de reestructurar las principales instituciones
internacionales.

La aldea global y la cultura dentro del fenómeno de la globalización

La Comunidad global se ha regido bajo las siguientes tres tendencias claves para el desarrollo de la
globalización: 1) el cambio tecnológico, 2) el número cada vez mayor de gobiernos que han aplicado
políticas de liberación, apertura de mercados, supresión de obstáculos reglamentarios, 3) combinación
de nuevas tecnologías y mercados más libres. Estas tres tendencias reflejan el rápido proceso que tiene
el mundo para poseer un espacio común en el cual se compartan fuerzas económicas, tecnológicas y
sobre todo socio-culturales.
Una de las teorías que permite definir claramente el proceso que la comunidad global está vivenciando,
es la teoría transformacionalista4; la cual concibe a la globalización como “algo históricamente sin
precedentes, de manera que los Estados y las sociedades en todo el planeta experimentan actualmente
un proceso de cambio profundo, a medida que tratan de adaptarse a un mundo más interconectado,
pero sumamente incierto” (Held y Mcgrew, 2002. p. 31).

Los transformacionalitas rechazan la posición de los hiperglobalistas, en cuanto que manifiestan el fin
de la soberanía Estado - Nación. Para la teoría transformacionalista la soberanía, el poder del Estado y
la territorialidad, se encuentran hoy en una relación más compleja que en la época durante la cual se
forjaba el moderno Estado - Nación, pero eso no quiere decir que haya desaparecido completamente,
por el contrario el aparato estatal ha dado cambio a su estructura y a sus funciones debido al modo
como los gobiernos buscan estrategias coherentes para insertarse dentro del mundo globalizado (Ver
Tabla 1).

Aspectos relevantes de la globalización económica y tecnológica

Una de las estrategias que el Estado lleva a cabo es la tecnificación de sus mercados y para ello
emplean el recurso tecnológico. Las novedosas máquinas, los medios de transporte, los medios de
comunicación (televisión, radio, Internet) han permitido la enorme interconexión e intercambio entre las
diferentes culturas. Anteriormente, era impensable llevar a cabo relaciones de tipo económico, social,
cultural y político con Estados o continentes geográficamente distantes; gracias a la diversidad de
medios tecnológicos se ha logrado un acercamiento, permitiendo así, una relación entre países del
segundo, con el tercer mundo y de estos con países desarrollados.
De acuerdo a lo anterior, se podría concebir la globalización tecnológica como la aplicada en primer
lugar en las comunicaciones, pero que se extiende a otras áreas que componen el corazón de las
nuevas tecnologías, como la electrónica, los nuevos materiales, la biotecnología, las nuevas fronteras
de la química (Katz, 2000). A su vez, la globalización tecnológica tiene relación directa con la
competitividad de las empresas, instituciones, organismos e incluso con los entes estatales, donde las
“las nuevas máquinas incorporan capacidades operativas que antes eran provistas por personal
calificado” (Katz, 2000, p. 13), haciendo que el trabajo y la producción sean óptimos en un tiempo
estimado. Lo anterior, promueve cambios en los sistemas de innovación nacional a raíz de las reformas
estructurales y del proceso de globalización de la economía.

Uno de los factores importantes que existe en la globalización tecnológica que va sujeta a la parte
mercantil ha sido la economía informacional, vital para las empresas, pues de un buen procesamiento
de información depende la competitividad y veracidad que arrojan sus datos. Ejemplo: DANE,
Registraduría Nacional, Data Crédito, Bolsas de Valores, entre otras. Todas estas entidades
gubernamentales o no gubernamentales se valen de un buen procesamiento de información para llevar
a cabalidad su función en tan poco tiempo, necesitando de un software o base de datos adaptado a las
necesidades de las empresas. Para abastecer este servicio “comienza aparecer un sector doméstico de
pequeñas y medianas firmas de ingeniería de sistemas y de producción de software computacional,
ocupadas en desarrollar –paquetes informáticos- adaptados a las nuevas necesidades del aparato
productivo doméstico” (Katz, 2000, p. 15).
Además, de la economía informacional, está la economía red, “cada vez más las empresas, y todo tipo
de organizaciones, funcionan en su práctica cotidiana en redes de relaciones internas” (Castells, 1999a,
p. 4). Usando la red se permite realizar o desarrollar ciertos estudios al mercado y su adaptación al
mismo. Un ejemplo no electrónico es el comprender la importancia de la red y la adquisición de
conocimiento, no solamente para el campo comercial.

Benetton vende colores, se llaman los Colores Unidos de Benetton. Partiendo de una pequeña empresa
familiar en red al norte de Italia, no una gran empresa sino una multinacional de empresas, se hacen
concesiones a un almacén en una ciudad con dos condiciones, vender sólo Benetton y que repartir
información. Cada 15 días o cada semana se tomaba la decisión sobre el color que se vende,
produciendo una información inmediatamente transmitida al proceso de diseño y luego enviada al
sistema de producción operante en red, uniendo la economía informal del sur de Italia y de Turquía.
(Castells, 1999a, p. 5).

Según Castells Benetton, es una conexión de información y diseño ligada a múltiples puntos de
distribución de mercados y a una producción informal de lo más barato, dado que se trata de ropa
deportiva. Lo esencial, es adaptarse a los cambios continuos de color porque en un mismo mundo en
donde la gente produce de lo mismo, el color se hace fundamental como elemento de distinción y toque
de moda. Manuel Castells en su reseña añade: “recuerdo un ejemplo famoso de planificación soviética;
en una ocasión no entendía por qué no se vendían unas camisetas de color amarillo hasta que se
dieron cuenta que era el color simbólico del luto” (Castells, 1999a, p. 5).

Con el anterior ejemplo, se confirma la presencia de una economía altamente flexible ligada al
funcionamiento en red, dando importancia a las pequeñas y medianas empresas quienes son las que
realizan el trabajo de campo, analizan e investigan la cultura a la cual le va ser llevado dicho producto
con el objetivo de ser bien acogido por los consumidores locales.

El tema tecnológico sirve de herramienta para llevar a cabo esa interacción o relación de varias culturas,
donde la red significa “poner juntos varios elementos, varias personas, varios trozos de empresa o
varias empresas para hacer algo juntos, tiene la ventaja de la flexibilidad, de la adaptación rápida a la
demanda: cuando hay una demanda fuerte se organiza la red, cuando no la hay, se disuelve y se usan
nuevos recursos” (Castells, 1999b, p. 2).

El mercado financiero se alimenta de una combinación indivisible de comunicación e información, en


este ámbito la globalización es vista desde la desregularización y liberación de mercados en todo el
mundo. “Este proceso comenzó en Londres más que en los Estados Unidos, exactamente el 27 de
Octubre de 1987 mediante el llamado Big Bang, cuando se liberaron todos los mercados financieros de
esa ciudad” (Castells, 1999a, p. 7). Este acontecimiento permitió la generación de una clase de nuevos
productos financieros sintéticos, que fueron combinados con modelos matemáticos en cuales se podría
mezclar el valor actual del café, el valor de las acciones del tal empresa, el valor del cambio del yen con
el dólar, en fin, un sin número de valores tanto a presente como a futuro, que a su vez se combinan en
un producto derivado y se vende en el mercado.

La relación que existe entre los mercados financieros y la globalización es su conexión con los medios
electrónicos y las continuas relaciones económicas y financieras en las cuales todo el mundo está
inmerso. Estos mercados financieros están interconectados de tres formas:

1) Sus productos derivados toman valores de distintos países y por lo tanto suben y bajan en función de
lo que ocurra a un producto determinado en un país específico; 2) los circuitos electrónicos de conexión
permiten la transferencia de enormes masas de capital en un segundo, a veces en una fracción de
segundo, sin ningún control; 3) existe un proceso de certificación financiera en que las empresas, suben
y bajan países o empresas según el comportamiento del mercado mundial (Castells, 1999a, p. 8).

El modelo de desarrollo vigente se enmarca en el neoliberalismo que aboga por la desregularización del
mercado, las privatizaciones y la mínima intervención del Estado, ante ello, se recalca que el origen del
neoliberalismo se remite al concepto de liberalismo como sinónimo de economía de libre mercado. No
obstante, los movimientos de capital han ido cobrando importancia a medida que se liberalizaba el
sistema financiero internacional y se suprimían los controles sobre los tipos de cambio. Y en ello,
colaboran las telecomunicaciones, de las cuales se valen para mover grandes cantidades de dinero por
todo el mundo a una velocidad vertiginosa.
Con el incremento del proceso de globalización de mercados financieros, especialmente se crearon
instituciones financieras internacionales más exactamente con el surgimiento de la hegemonía de los
Estados Unidos (Plan Marshall) con el objetivo de regular la globalización del comercio y la liberación
económica. No solamente se centró en la tarea de crear espacios internacionales para deliberaciones
con respecto al comercio y la economía mundial, además, se empezó a hablar de Integración5.

Los acuerdos comerciales se han incrementado en las últimas décadas, permitiendo así una integración
económica definida como el “proceso a través del cual se eliminan las fronteras económicas entre
países. Estas fronteras se asocian con las barreras al comercio, con discriminación entre economías
nacionales, con varios obstáculos que frenan una verdadera integración de Estados, de Regiones y
demás actores internacionales. A la par de una integración económica vienen integraciones de tipo
social, político, cultural que buscan la paz y el fomento de la democracia. De ahí que se contempla el
Desarrollo del milenio, cuyo objetivo es reducir a la mitad la pobreza y el hambre del mundo al 2015,
cubrir el tema de la salud, combatir la Malaria, el SIDA, temas tales como desarrollo sostenible y cambio
climático, entre otros.

La necesidad de reestructurar las principales instituciones internacionales e


integración de nuevos actores

Para los temas de gran envergadura de tipo social, político y económico se han llevado a cabo
integraciones regionales bajo los criterios de vecindad, afinidad tanto cultural, como económica. De ésta
manera, el regionalismo estaría ligado a iniciativas políticas y económicas entre Estados que hacen
parte de una misma región. Dentro de las formas de integración de tipo económico se destacan los
acuerdos preferenciales, la zona de libre comercio, la unión aduanera, mercado común o mercado
único, unión económica y unión monetaria.

Para muchos países resulta difícil llevar a cabo el proceso de integración con sus vecinos o con países
industrializados. Según los transformacionalitas “la globalización está asociada con nuevas pautas de
estratificación en las que algunos Estados, sociedades y comunidades, se interconectan cada vez más
en el orden global, mientras que otros se vuelven cada vez más marginados” (Held et al, 2002, p. 38).

Entonces, la liberación del comercio y la globalización traen consigo varios desafíos de los que se
encuentran: 1) consecuencias en la distribución de las rentas; pues hay quienes ganan y quienes
pierden y no todos participan plenamente en los beneficios de la globalización, 2) fomentar el
crecimiento, el desarrollo en el proceso de globalización, pueden causarse daños al medio ambiente. 3)
las fuerzas del mercado en cierta manera obligan a adoptar a los países normas más bajas para
competir, llegando a debilitar a los gobiernos nacionales, siendo estos menos eficaces para cumplir sus
deberes económicos y sociales. Para resolver los problemas que traen el comercio y la liberación se
necesita de organismos internacionales financieros que permitan la regularización de estos procesos.
Dentro de las instituciones se reconocen el FMI, BM6.

Estas instituciones financieras u organismo internacionales financieros deberán reformar sus estructuras
acorde con la agenda internacional actual. “La economía mundial y el sistema financiero internacional
son muy diferentes ahora de lo que se contempló en la conferencia de Bretton Woods, en 1944, cuando
fueron establecidos el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial” (Meltzer, 2001, p. 9).

Allan Meltzer, catedrático de economía política y política pública - Universidad Carnegie Mellon, propone
algunos cambios estructurales necesarios dentro de los cuales se mencionan los siguientes: a) La
función apropiada del FMI debe ser la de prevenir las crisis financieras y prevenir la propagación de
aquellas crisis que ocurren, b) El FMI debe asesorar, pero no debe condicionar el asesoramiento a la
ayuda. c) El FMI necesita concentrarse en cuatro tareas principales: la prevención de crisis, el manejo
de las crisis, mejorar la calidad y aumentar la cantidad de la información pública, y proveer
asesoramiento macroeconómico a los países en desarrollo.

No todas las crisis pueden prevenirse. Sin embargo, se puede reducir la frecuencia y gravedad de las
crisis reformando las prácticas del país y del FMI con el fin de aumentar los incentivos para adoptar
políticas y conductas que acrecienten la estabilidad (Meltzer, 2001, p. 9).

En cuanto a la misión de los bancos de desarrollo, el Banco Mundial y los bancos regionales de
desarrollo deberían: a) mejorar la calidad de vida, reducir la pobreza, y proveer bienes públicos globales
y regionales; es decir, promover el desarrollo, no los préstamos; b) seguir proveyendo asistencia técnica
y fomentar la transferencia de conocimientos en todas las regiones; c) deben trabajar para mejorar la
calidad de la vida, aún en los países donde la corrupción y los arreglos institucionales obstaculicen o
impidan el desarrollo económico; d) encontrar soluciones para los problemas comunes, entre los que
figuran asuntos de salud, pobreza, cambio climático y muchas otras áreas.

En un mundo cada vez más globalizado se necesita reformar las instituciones financieras
internacionales para aumentar la estabilidad económica, mejorar el movimiento de información,
estimular el desarrollo económico, reducir la pobreza, apoyar la provisión de bienes públicos regionales
y globales e incrementar la participación de la microempresas, sin caer en la distribución cada vez más
desigual en el mundo. Abriendo espacio a una integración diversificada o de un interregionalismo
contemporáneo, el cual responde a tres topologías: 1) Relaciones grupo a grupo, 2) acuerdos
transregionales; 3) relaciones entre grupos y potencias regionales.

Los anteriores, son elementos de análisis que podrían trabajarse en primera instancia desde el análisis
del neoinstitucionalismo y lo que se enmarca en relación al concepto de multilateralismo; por mencionar
otros enfoques se incluye regionalismo abierto o nuevo regionalismo. El neoinstitucionalismo se
presenta en respuesta al estudio de la complejidad en las instituciones ante el papel que éstas
desempeñan en la vida política, social y económica dentro del nuevo orden mundial, donde las
instituciones no son estáticas, estas deben “hallar la manera de adaptarse a los cambios de sus
entornos, lo que significaría que las instituciones se deben adecuar mediante el fortalecimiento de sus
áreas de acción a través de su cambio institucional” (Molina, Beltrán y Solano, 2012, p. 84); por lo que
no son muchas las Instituciones que permanecen actualmente, o por lo menos van en detrimento de sus
políticas, siendo rígidas e inertes antes los cambios generados por las aperturas a los mercados,
trasferencia de tecnología, por las TIC, aspectos de multiculturalidad y demás consecuencias derivadas
de la globalización.

Por otra parte, el multilateralismo permite generar relaciones de tipo económico, social, político y
medioambiental, con actores diversos “El objetivo del multilateralismo es integrar a todos los Estados en
una misma comunidad de reglas” (Moreau, 2004, p. 4). Este concepto ha sido abordado desde la
disciplina de las Relaciones Internacionales, a diferencia de procesos de integración bilateral, que sin
escatimar su importancia, por ejemplo, para el escenario de los acuerdos comerciales, se han
promovido con mayor esfuerzo desde un enfoque de integración regional, donde no sólo se invita a
participar a los Estados, también se involucra a otros actores, que antes no eran contemplados dentro
de las estructuras institucionales, adquiriendo relevancia en la toma de decisiones, en la puesta en
marcha de políticas y acciones que permitan cumplir con los retos previamente establecidos en
escenarios multilaterales de una agenda común.

Para los globalizadores, el sistema internacional va incorporado nuevos actores que desafían en menor
o mayor grado, la supremacía del Estado como actor; tal es el caso de las organizaciones
internacionales, las ONG, las empresas transnacionales, que han originado que el Estado se convierta
en un campo de batalla fragmentado de ejecución de políticas, penetrado por redes transaccionales
(gubernamentales y no gubernamentales) así como por instituciones de fuerzas nacionales. Del mismo
modo, la amplia penetración de la sociedad civil de fuerzas transnacionales ha alterado su forma y
dinámica (Held et al, 2003, p. 29).

Conclusiones

La globalización es un proceso continuamente dinámico y sujeto a cambios, no solamente en la esfera


económica, sino política, social y cultural; unos de sus principales síntomas, haciendo alusión a las
principales manifestaciones del proceso que ha desembocado la apertura de los mercados y ha
generado un mayor comercio internacional, se citan a continuación, aclarando que no son los más
relevantes: 1) expansión del comercio de bienes y servicios; 2) cambio de los actores (mercados
emergentes como Brasil, Rusia, India, China; 3) creciente presencia de las empresas multinacionales y
con estos otros actores; 4) dispersión de la producción mundial a través del progreso tecnológico
sumado a las tecnologías de la información y las comunicaciones; 5) Integración financiera. También, es
importante citar los desarreglos ecológicos o cambios en los ecosistemas, degradación del medio
ambiente a causa de la desaforada apertura de mercados, consumismo que se inserta en las nuevas
dinámicas de las sociedades, sin atender los límites que ello genera, en especial para el medio
ambiente.
Las nuevas tecnologías siempre han jugado un papel crucial en los procesos de globalización
económica y cultural, han hecho posible la comercialización de bienes y contactos individuales a través
del globo. Pues hay quienes afirman que la globalización actual sería imposible sin tales tecnologías.

El fenómeno de la globalización trae consigo le necesidad de cambio en las dinámicas de interrelación


entre actores, donde no sólo son los Estados, actores por excelencia, también hay participación de otros
en distintos niveles de poder o inherencia, los cuales son estimados por sus propuestas y experiencias,
cuyas acciones se hacen evidentes en escenarios donde se discuten temas de agenda común a nivel
local, regional y del globo, teniendo realmente una cohesión social ante la diversidad. El cambio
propuesto no sólo está enmarcado a nivel de stakeholders, también a nivel de estructuras
organizacionales. Las instituciones ya no deben ser las mismas de hace algunos años, éstas deben
generar cambios que les permitan permanecer en el tiempo; transformaciones a nivel tanto de políticas,
como de acciones, así como explorar nuevas dinámicas de integración, a nivel regional, interregional y
mundial.

Las interrelaciones entre actores a distintos niveles, permite abrir el debate de lo que se conoce como
gobernanza global y gobernanza multinivel, en el marco de la mundialización, producto de la
globalización como detonante de cambios y nuevas dinámicas culturales que permean varios
escenarios y sectores. La gobernanza busca generar bases que contribuyen a acciones colectivas a
partir de los problemas catalogados como comunes - globales, o incluso de carácter regional, que
necesitan ser resueltos o atendidos y que los Estados, instituciones y demás grupos de actores por sí
solos les resulta difícil resolver, dada la poca interacción entre actores desde el actor local hasta llegar a
la red mundial. Este es el gran reto del Sistema Internacional, y con ello nuevas dinámicas de
participación de los stakeholders; temas que esperan ser analizados en siguientes escritos.

Referencias

Ariño, V. A. (1997). Sociología de la cultura. Barcelona: Editorial Ariel.

Castells, M. (Mayo, 1999a). Globalización, sociedad y política en la era de la información. [Ponencia]


Auditorio León de Greiff. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Castells, M. (1999b). Capítulo 1. La transformación del trabajo. Globalización, tecnología, trabajo,


empleo y empresa. [En línea] Disponible en http://www.revistalafactoria.eu/articulo. php?id=102
Condultado el 24 de agosto de 2013.

García, C. N. (1995). Introducción: consumidores del siglo XXI, ciudadanos del XVIII. En Consumidores
y ciudadanos. México: Grijalbo.

García, C. N. (2012). Consumidores y ciudadanos: Conflictos multiculturales de la globalización. México:


Grijalbo.

Hannerz, U. (1996). Lo local y lo global: continuidad y cambio. En: Gomis, M. (trad). Conexiones
transnacionales: cultura, gente, lugares. España: Ediciones Cátedra S.A.

Held, D. y Mcgrew, A. (2002). Transformaciones globales: política, economía y cultura. Harla, México:
Oxford University Press

Held, D. y Mcgrew, A. (2003). Globalización / Antiglobalización: sobre la reconstrucción del orden


mundial. Barcelona: Paidós América S.A.

Meltzer, A. H. (2001). Las reformas de las Instituciones Financieras Internacionales: un plan para la
estabilidad financiera y el desarrollo económico. Perspectivas Económicas 6 (1).pp. 9-12.

Molina, A. M., Beltrán, P. P. y Solano, M. Y. (2012). Importancia de Evaluar las funciones de la


organización interestatal regional frente a los temas de desarrollo sostenible: caso OEA. [Ponencia] I
Simposio Interinstitucional de Investigaciones Piloto - Lanzamiento Cátedra Latinoamericana y Caribeña
de Integración 2011 - Diálogos desde la sociedad civil para la Integración. Bogotá, Colombia:
Universidad Piloto de Colombia, Asociación de Universidades de América Latina y el Caribe para la
Integración – AUALCPI.

Moreau Defarges, P. (2004). Le multilatéralisme et la fin de l´histoire. Revue politique étrangére,


automne. En Rueda Montreal, R. (trad.). El multilateralismo y el fin de la historia.

Morales Manzur, J., Rodríguez Sangroni, H. y Fernández, M. A. (Mayo – Octubre, 1999). La cultura de
la integración latinoamericana en la globalización: el papel de los medios. Aldea mundo (7). Mérida,
Venezuela: Biblioteca Digital Andina, Universidad de los Andes.

Salguero Cubides, J. (s.f.). Globalización, economía y regiones de Colombia. Sociedad Geográfica de


Colombia. Colombia: Academia de Ciencias Geográficas.

Katz, J. (2000). Globalización, Reformas Estructurales y Sistemas Innovativos. Desarrollo productivo No


75. Santiago de Chile: CEPAL.

07/01/2017 - 17:35

 Clarin.com
 Mundo
Nuevos desafíos económicos
Con Donald Trump, el mundo entra a la era de "desglobalización"
El presidente electo de EE.UU. lanzó la guerra a la globalización. Propone dar marcha atrás con
tratados de libre comercio y da argumentos a los populismos y nacionalismos que crecen en
Europa. El escenario es de una guerra comercial con consecuencias impredecibles.
Hemos entrado en la era de la "desglobalización" con el liderazgo del nuevo presidente
norteamericano, Donald Trump, quien connmueve al mundo con un triunfo apoyado en la
constatación de que hacer la guerra a la globalización y algunos de los desastres que ha causado
era la única estrategia vencedora para conquistar el poder. El proteccionismo lanzado como un
hacha por Trump está ya creciendo vigorosamente y ahora muchos se preguntan si la
desglobalización es una pausa hasta que nazca la globalización 2.0, que introduzca correcciones
de fondo, o el mundo marcha hacia un caótico desorden con una guerra comercial que creará las
fatales premisas de un escenario prebélico catastrófico.

Entre 1960 y 2008 el comercio internacional creció con un promedio anual del 6,6%, mientras la
economía mundial aumentaba paralelamente un 3,5% al año. Desde 2008, el annus horribilis de la
crisis global que nos acompaña desde entonces, el crecimiento de los intercambios se contrajo al
3,4% y el año que recién termina bajó a poco más del 2,%.

Otro dato clave es que los flujos de capitales eran del 57% del PBI en 2007 y se hundieron al 36%
en 2015.

La globalización hizo crecer notablemente a los gigantes asiáticos, sobre todo China y también a la
India. Pero la edad de oro de la globalización de los mercados causó un “ensanchamiento
espantoso” de las desigualdades sociales, mandando a la ruina del empobrecimiento y el
desempleo agudo a millones de trabajadores y a parte de las clases medias.

Papa Francisco calificó al fenómeno como la sociedad del descarte de seres humanos condenados
a la marginación y la invisibilidad, mientras el banquete de las riquezas inauditas eran reservadas a
grupos cada vez más reducidos de privilegiados. En EE.UU. se llegó a calcular que solo el 1% de
los 320 millones de habitantes gozaba plenamente de los beneficios de la globalización,
arrinconando al restante 99%.

La hostilidad del Papa argentino hacia la sociedad del “Dios dinero” que amplía en forma
escandalosa la desigualdad social y la “globalización de la indiferencia”, caracteriza su pontificado
reformista atacado en forma cada vez más virulenta por los sectores ultraconservadores. En Roma
son un ejemplo de esta multiplicación de la pobreza, la indigencia y el desamparo, los
centenares de sin techo que acampan en torno al Vaticano.

Hay que recordar que en la reunión cumbre de los grandes países industriales en Seattle de
noviembre de 1999, cuando se vivía el momento mágico del relato de la libre circulación de bienes
y la apertura sin parangones de los mercados bajo la presidencia de Bill Clinton, se registraron
grandes desórdenes en la ciudad norteamericana con 40 mil protestantes contra el Nuevo Orden
globalizador. Muy importante fue que los 40 paises africanos y de América Latina invitados a dar su
consenso, rechazaron las nuevas negociaciones de apertura de los mercados porque habían sido
confeccionadas en explícito beneficio de los grandes capitales transnacionales.

Diecisiete años después, con la gran crisis a cuestas, el G20 se reunió en China y los líderes
reconocieron la gravedad de las consecuencias y auspiciaron una globalizacion 2.0 del rostro
humano, menos desigual y más inclusiva.

El Fondo Monetario Internacional y otras grandes organizaciones financieras que hicieron flamear
las banderas de la globalizacion no ocultan hoy sus preocupaciones por la realidad de que el
gigantesco globo se está desinflando. Basta mirar a China y sus problemas, un quinto de la
humanidad y principal centro manufacturero mundial.

Son visibles las dificultades para convertir al consumo interno en el motor dominante de la
economía china, cuando el modelo ganador se basó en las inversiones y las exportaciones. Los
problemas financieros, los créditos hipotecarios deteriorados que superan los 600 mil millones de
dólares, hacen temer corridas de dimensiones bíblicas que podrían terminar en un repliegue de
consecuencias desastrosas para muchas naciones. Por ejemplo para Argentina, Brasil y Australia,
que tanto dependen de las compras chinas de materias primas.

El FMI se muestra mucho más preocupado aún por el “boom” de medidas proteccionistas que
hacen galopar a la desglobalización. El año que acaba de pasar mostró un crecimiento de cuatro
veces sobre los datos del 2009, de los procedimientos proteccionistas. En los intercambios hay
una tendencia claramente predominante a medidas de restricción. La mayoría son adoptados por
los mismos países del G20, ex campeones de la globalización. Desde el 2008, cuando se inició la
crisis, los países del G20 implantaron más de 800 medidas proteccionistas en el comercio de los
metales, en particular del acero, el cobre y el aluminio. EE.UU. impuso tasas de hasta 500% a
China en el sector del acero.

Trump anunció que desarticulará los principales tratados comerciales multilatarales, como el
TPP de doce naciones del Pacifico en función antichina que inventó el presidente Barack Obama, o
el tratado en gestión con la Unión Europea. El nuevo presidente ataca especialmente al NAFTA,
firmado con Canadá y México, amenazando con tasas especiales del 35% a las compañías
automovilísticas que fabriquen autos en México y pretendan venderlos en el mercado
norteamericano amparándose en el NAFTA.

El desmantelamiento de los tratados creará inevitablemente nuevos tratados sin EEUU, como el
que promueve China en Asia con notable éxito. Hasta Japón se muestra interesado para no
quedarse afuera.

Los descalabros sociales de la globalización produjeron hechos políticos cruciales como la Brexit.
la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, y el mismo triunfo de Trump en las presidenciales
norteamericanas.

El proceso venía incubándose desde que la crisis de 2008 castigó en especial a los 28 países de la
Unión Europea, dominada en el área de los 18 Estados que utilizan la moneda única, el euro, por la
dictadura del gigante alemán. La austeridad que produjo medidas rígidas y la oleada de
inmigrantes que en 2016 hicieron entrar 503 mil desesperados en el espacio europeo de 540
millones de habitantes, favoreció netamente a los movimientos derechistas en varios países de
la UE, que se están convirtiendo en una pesadilla.
En dos países, Polonia y Hungria, triunfó la contrarrevolución nacional, que se sintetiza en blindar
la soberanía absoluta y en reducir los espacios democráticos. Un economista turco, Dani Rodrik,
enseña que la democracia, la soberania nacional y los capitales globales, no pueden coexistir. “Uno
de estos tres componentes debe caer”.

La Unión Europea enfrenta la peor contestación a sus principios en la campaña que lanzó el polaco
Jaroswlaw Kaczynski, lider del partido de Derecho y Justicia, junto con el primer ministro húngaro
Viktor Orbán. El momento es pésimo. Además del enorme embrollo que representa la gestión de la
traumática salida de Gran Bretaña, la UE enfrenta este año dos pruebas electorales muy difíciles,
con la probable victoria de la ultraderecha en Holanda y las buenas posibilidades de Marine Le Pen
y su Frente Nacional en Francia.

En Polonia, Kaczynski, que ha impuesto medidas restrictivas de la libertad, asegura que “hay que
reforzar el patriotismo y la identidad nacional”. Reclama que haya una presencia de “más capital
polaco en la economía” y naturalmente propone medidas estrictas de clausura a la entrada de
inmigrantes refugiados.

La unificación europea, propuesta como lejana ilusión, es rechazada de plano. Kaczynski le


contrapone el “concepto del Estado Nacional” y agrega: “Una unificación cultural de Europa
significa degradación y sería peligrosa”. Música celestial para los oídos de Donald Trump

09.07.2011
La desglobalización, ¿una alternativa? Por Mario Rapoport

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en diario BAE) En un artículo de 1997 el
economista estadounidense Dani Rodrik señalaba que la globalización había llegado muy lejos y
que el mundo se hallaba al borde de un abismo. Rodrik fue tan poco escuchado como Keynes en
los años 20 y en los dos casos la crisis económica y financiera, tanto en 1929 como en el 2008,
estalló en el mundo sin que la teoría económica dominante pudiera preverlo. ¿Estamos ahora,
como en la década del 30, frente a un nuevo proceso de desglobalización que dio lugar
entonces a la Segunda Guerra Mundial? ¿Es simplemente un período pasajero y no tan dramático
como en esos años?
En todo caso, es preciso, antes de dar una respuesta, hacer un balance de los resultados de la
globalización, tal como comienzan a hacerlo en el mundo los mismos organismos internacionales y
los economistas del establishment económico y financiero mundial, reconociendo tardíamente las
advertencias de Rodrik como en su época ocurrió con las de Keynes. Varios son los aspectos que
se cuestionan y que expondremos a continuación:
1. La globalización financiera -entendida como una apertura irrestricta de los mercados financieros,
una absoluta libertad en el movimiento de capitales, la aparición de nuevos intermediarios y
productos y la capacidad de protegerse y especular sobre los riesgos de la finanzas mundiales- ha
fracasado. La conclusión de un informe del Banco Mundial, todavía en plena euforia, en 2005, era
que “los riesgos de la globalización financiera fueron subestimados y las ganancias
sobreestimadas”.
2. Ya en plena crisis del 2008, la revista neoliberal The Economist, que un década antes había
publicado una serie de números señalando los beneficios de la globalización, hablaba ahora de
“desastres financieros periódicos, crisis de la deuda, fugas de capitales, crisis de los tipos de
cambio, quiebras de bancos, cracs bursátiles…bastante para forzar a un buen liberal a detenerse
en esos hechos y reflexionar”.
3. Los períodos de liberalización financiera nacionales o internacionales son los que más crisis han
producido local o mundialmente. El auge de los mercados financieros en el mundo desde los años
70 ha originado, tanto en el centro como en la periferia, más de una treintena de crisis, desde el
Japón y el sudeste asiático, pasando por varios países latinoamericanos, hasta el mismo corazón
del sistema: Estados Unidos y la Unión Europea.
4. Según Kenneth Rogoff, que fue economista en jefe del FMI “no se ha podido demostrar
teóricamente que la globalización financiera en si permita obtener tasas de crecimiento más
elevadas”.
5. Para el caso de los países en desarrollo, recurrir a los capitales extranjeros no ha dado como
resultado un crecimiento más rápido de los mismos. Por el contrario, han crecido más lentamente o
no han crecido e, incluso han caído, a raíz del endeudamiento externo, en profundas crisis
financieras. El caso de la Argentina es bastante significativo como para aclarar el tema.
6. Por el lado de la libertad comercial la globalización produjo efectos aún peores. En vez de poner
en evidencia, según la teoría corriente, los presuntos beneficios en empleo e ingresos de la división
internacional del trabajo ha ocurrido lo contrario. Los países más competitivos son los que pagan
menos salarios, como el caso de China o la India, y la delocalización de empresas para aprovechar
la oportunidad de obtener menores costos y mayores rentabilidades se ha traducido en un
desempleo creciente, incluso en los países ricos, y en una disminución de la demanda mundial.
7. Las bajas de las tarifas aduaneras por la liberalización comercial produjeron en numerosos
países enormes pérdidas fiscales, lo que trajo aparejado para la mayoría de ellos déficits fiscales y
comerciales paralelos considerables.
8. La globalización ha vuelto más vulnerable a la economía mundial en su conjunto. La rapidez con
la cual se ha difundido en todo el mundo la crisis que se desencadena en el 2008, ha derrumbado
como un castillo de naipes los principales indicadores de esa globalización: las exportaciones
mundiales y el flujo de inversiones extranjeras cayeron a casi la mitad en los últimos años,
mostrando como en los años 30 la posibilidad de una reversión del proceso.
9. Según Rodrik, en un artículo reciente, la globalización atenta contra la democracia porque los
Estados Nacionales en vez de la preferencia democrática en proteger los empleos y los ingresos de
sus ciudadanos obedecen a los deseos de los organismos internacionales de atraer capitales
externos y condicionar sus economías.
10. Los planes de ajuste que, en este sentido, se pretenden implementar en los países europeos
que están en plena crisis, demuestran las resistencia de los pueblos y el ocaso de los aparatos
políticos que pretenden implementarlos. Ni los gobiernos de esos países ni sus opositores,
representan la voluntad mayoritaria de la gente. Los sistemas resisten porque las instituciones son
difíciles de cambiar aunque se erosionan cada vez más.
11. Entre los muchos negocios a los que la globalización ha dado lugar bajo el barniz de
instituciones que se han prestado a ese juego está el de las entidades calificadoras de riesgos. El
diario Público de España viene de presentar una profunda investigación sobre esas entidades, que
rebajaron sistemáticamente la calificación de Cajas de Crédito públicas españolas para hundirlas
en la quiebra y aprovechar el proceso de privatizaciones consiguiente en beneficio de grandes
bancos ligados a ellas quienes las compran a un precio vil. Para muestra basta un botón. El auge
de los paraísos fiscales, la extensión de la criminalidad internacional, el lavado de dinero, las
inmensas ganancias de las multinacionales, esos fueron los verdaderos resultados de la
globalización.
12. El ejemplo de los países emergentes y, en particular, de los del sur del continente
latinoamericano, muestran que se puede salir de las crisis con modelos de desarrollo productivos y
más igualitarios, alejados también del juego de las finanzas globales. Paul Krugman, respondiendo
a los caballos de troya nacionales que solemos tener en contra de nuestros propios intereses, ha
señalado muy bien el ejemplo argentino como modelo para salir de la crisis griega.
Volviendo al principio, después de esta crisis, el mundo no puede ser reconstituido sobre las
mismas bases. El capitalismo siempre fue mundial para unos pocos y nacional para los demás. La
pretendida globalización no es más que una piedra con la que se pretende encadenar las
economías de los estados-nacionales. Lo que hace falta ahora es tirar esa piedra y liberar las
fuerzas económicas de todos los países a través de reglas de juego que permitan a cada uno de
ellos proteger sus intereses nacionales en una economía internacional no colonizada por los más
poderosos. No lloramos ahora por la Argentina sino por el desmoronamiento del mundo
globalizado. (Agencia Paco Urondo)

También podría gustarte