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Historia de La Independencia
Una serie de acontecimientos a lo largo de lo que iba de la década de 1810, formaron el
ambiente propicio para que los Cartageneros levantaran sus voces para exigir la
Independencia absoluta de la Corona Española.
La Invasión de Napoleón a España, el cambio de monarquía del Imperio insular, las ideas
de libertad e igualdad de la revolución francesa y con ellas los derechos de los hombres, la
confiscación de las armas de Santafé, la Independencia de Mompox y el arribo de a
Cartagena de los promotores de la misma, los Hermanos Gutiérrez de Piñeres y por último
la ola de motines en las barriadas populares. Estos sucesos despertaron el coraje de los
Cartageneros de todas las clases sociales a exigir, con tono amenazador, que las
autoridades criollas de Cartagena se pronunciaran en favor de la Independencia.
Según el relato del historiador, diplomático y político colombiano Indalecio Liévano Aguirre
(2002) es ahí cuando los Gutiérrez de Piñeres que amaban sin duda la Independencia y
aborrecían el poder español; más eran republicanos peligrosos, insaciables de mando y
semejantes a los jacobinos que agitaron a París y a la Francia entera durante la República,
buscaban prosélitos en donde era más fácil encontrarlos y había más gente entre los que
estaban más urgidos de la Independencia; en las clases populares, entre la gente de color.
Los Intrigantes Hermanos momposinos proponían una política definida, que consistía en
declarar inmediatamente la Independencia de España y de todo otro poder, para lograr
esta finalidad se necesitaba una carrera vertiginosa, porque luego sería tarde; atropellar,
usar la violencia contra toda resistencia
En los últimos días de octubre de 1811 se empeoró la situación del orden público en
Cartagena y el candente debate sobre la declaración de Independencia aumentó la
dinámica revolucionaria del conflicto. «En Cartagena combatían -dice el historiador criollo
José Manuel Restrepo - dos partidos que aspiraban al poder: el de García Toledo y el de
los Gutiérrez de Piñeres. El primero reunía la parte de los hombres de educación, riqueza
y probidad que había en Cartagena y se le llamaba Aristócrata. El segundo amaba la
libertad, así como las medidas revolucionarias; era mucho su poder, porque dominaba a la
multitud y la ponía en movimiento cuando se le antojaba, teniendo igualmente a su
devoción el pueblo de Mompós, de donde eran naturales, y en que gozaban de un grande
influjo, los tres hermanos Celedonio, Germán y Gabriel Gutiérrez de Piñeres. Este
(Gabriel) era el más popular de los tres y el que ejecutaba los planes trazados por el
abogado Germán Gutiérrez de Piñeres. Gabriel predicaba por todas partes la igualdad
absoluta, ese dogma destructor del orden social. Siempre se le veía cercado de negros y
mulatos sin educación, y quería que los demás ciudadanos ejecutaran lo mismo, bajo la
pena de ser tenidos por aristócratas ».
« El Parque o Arsenal de Armas, fue asaltado y las armas, "fusiles, lanzas y puñales,
puestos en manos de los revoltosos". Llegados al frente del Palacio de Gobierno, subieron
a él los Comisionados del Pueblo, quienes manifestaron que el Pueblo exigía que se
proclamara la Independencia absoluta... La cuestión propuesta de la Independencia irritó al
pueblo, dirigido por Gabriel Gutiérrez de Piñeres, el que invadió el recinto de sesiones y
fueron agraviados sin miramiento alguno los que se sabía eran opuestos... García de
Toledo fue maltratado de obra, arrojado con violencia y luego aprisionado... El Acta de
Independencia fue aprobada y firmada por todo el gobierno, inclusive por García de
Toledo. Quien hubiera persistido en cualquier forma de oposición, hubiera arriesgado, sin
duda, la existencia».
El informe rinde cuentas de los gastos de las bandas musicales, los carros alegóricos, el
carro charro, par mil de buscapiés, contrato de toros, juegos pirotécnicos, funciones de
cine, contrato de energía eléctrica,. Misa Te Deum, bombas y confeti, batalla naval,
estandartes, premios, enseres de la tropa, guirnaldas, telas, autos, peones, champaña,
propinas, etc. La Junta del Once de Noviembre publicaba con anticipación las condiciones
de contratación de las diversas necesidades festivas, a través de avisos de prensa: Se
avisa a los señores fabricantes de buscapiés, así como a todas aquellas personas que
puedan hacerse cargo de la confección de carros alegóricos y de la contrata de las
corridas de toros, que puedan elevar sus propuestas a la oficina del Sr. Modesto Martínez
T. en la plaza de Bolívar. Las propuestas para buscapiés deben ir acompañadas de
muestras de diferentes vitolas, la de los carros de sus correspondientes diseños.
PIÑATERIAS
Los farolitos no son lo único chino de las posadas. Porque resulta que la piñata en realidad
viene de China. Los habitantes de aquel lejano país asiático tenían desde hace siglos, una
especie de piñata en forma de un buey o una vaca que hacían con papeles de colores y
rellenaban de semillas. Los mandarines las rompían a palazos durante el Año Nuevo chino, que
coincide más o menos con el principio de la primavera. Cuando la piñata se rompía, le
prendían fuego y la gente se peleaba por las cenizas, porque las consideraban de buenísima
suerte.
Parece ser que el gran viajero Marco Polo fue quien llevó las piñatas a Italia, en un viaje a
China en su libro Il millione narró que en una de sus travesías observó a la gente romper la
figura de un buey relleno de semillas para celebrar el año chino.
Finalmente en Italia se bautizaron como pignatas (en italiano la «gn» suena como «ñ»). De ahí
pasaron a Europa y después viajaron a América en los barcos de los conquistadores.
Después de expandirse por toda Europa, llegaron a México a través de los españoles en el siglo
XVII y fueron empleadas por los evangelizadores como un medio para mezclar las tradiciones
indígenas con las católicas, pues los mayas ya acostumbraban, a manera de juego, romper
recipientes de barro rellenos de cacao.
En México, las piñatas tradicionales (que se utilizan en las posadas) son de ollas de barro barro
decoradas en forma de estrellas de siete picos. Cada pico representa un pecado capital. El que
pega debe hacerlo con los ojos vendados, porque eso simboliza la fe ciega, que le pega al mal
hasta que lo destruye. Antes de darle a la piñata se daban al designado 33 vueltas, una por
cada año que vivió Jesucristo, así que seguramente quedaba mareadísimo. Los dulces y frutas
que caen cuando la piñata se rompe son las bendiciones que se derraman sobre todos.