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El Arte de Los Visigodos PDF
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El pueblo godo, procedente de los territorios bañados por el mar del Norte, formó un grupo
coherente hasta el siglo IV, momento en que se dividió en ostrogodos y visigodos.
Ambos grupos, instalados en la Gothia, en la costa norte y oeste del mar Negro, franquearon las
fronteras del Imperio Romano en busca de nuevos territorios.
Los primeros se establecieron en la península Itálica. Los visigodos, en cambio, tras un largo
peregrinaje por la cuenca mediterránea, se instalaron en el sur de la Galia, en las provincias romanas
de la Aquitania y de la Narbonense, y establecieron su capital en Toulouse.
Tesoro de Torredonjimeno
Tesoro de Torredonjimeno
Creaciones arquitectónicas y escultóricas
En el siglo VII los arquitectos visigodos construyeron diversas iglesias en la meseta castellana,
cuyo punto neurálgico fue Toledo, capital del reino. Todas presentan la misma característica
constructiva de utilizar un aparejo de grandes bloques de piedra, bien escuadrados y asentados en
seco. Un elemento que se mantiene constante en la arquitectura visigoda es el empleo del arco de
herradura. Algunas construcciones, como San Juan de Baños de Cerrato en Palencia (661),
fueron dedicadas a los monarcas, en este caso a Recesvinto.
En el interior del templo, sobre el arco toral se encuentra una inscripción colocada por
Recesvinto, enmarcada por cuatro ménsulas y veneras, en la que dedica a San Juan Bautista el
edificio en el año 699 de la era hispánica y decimotercero de su reinado, que es el 661 de nuestra
Era. Desde luego, ha sufrido muchas transformaciones desde la época de Recesvinto y el propio
interés de la inscripción ha llevado a dedicarle un número excesivo de restauraciones y
excavaciones desde el siglo pasado, que lejos de aclarar algunos problemas, los complica con
añadidos confusos e injustificados. El edificio existente es una sala amplia, dividida en tres naves
por dos filas de columnas, cuyos muros exteriores se abren hacia la cabecera en la que hay tres
capillas, la visigoda y dos laterales góticas; a la entrada se dispone un pórtico, del ancho de la nave
central, con arco de herradura en la fachada; las columnas son romanas de acarreo, al igual que
algunos de los capiteles; hay también capiteles visigodos originales y otros que imitan a los
romanos. La entrada a la capilla mayor se hace a través de un arco toral apoyado en jambas lisas
con impostas levemente inclinadas hacia dentro; los muros de la capilla tienen la misma anchura
que el arco toral, de forma que la bóveda y el arco tienen unido el dovelaje; el arco lleva una
moldura exterior decorada con pequeños tallos y hojas dentro de lengüetas, y en la clave tiene una
cruz con disco central y brazos ensanchados y rematados por volutas; sobre todo esto, en el centro
del muro, está la inscripción de Recesvinto, y aún más arriba, una banda decorada con un motivo de
círculos secantes, que también se repite en las impostas de puertas y ventanas, y que forma una
banda continua en la parte alta de la nave central, tanto por dentro como por fuera. De todo lo
visible, lo visigodo es la parte central en la que se suceden el pórtico, la nave sobre columnas y la
capilla, mientras que todos los restantes muros externos corresponderían a obras posteriores
Otras, de gran belleza plástica, en las que se ensayan fórmulas arquitectónicas, son las de Santa
María de Quintanilla de las Viñas en Burgos (fines del siglo VII) y San Pedro de la Nave en Zamora
(segunda mitad del siglo VII).
En ambos edificios se advierte una importante compartimentación del espacio en tres naves, que
responde a necesidades litúrgicas. La ornamentación escultórica es sumamente rica. En Quintanilla
de las Viñas, la cabecera de la iglesia presenta, exteriormente, varios registros ornamentales
superpuestos y continuos, decorados con motivos vegetales y animales. El origen de este tipo de
motivos se localiza en diversos focos artísticos de la geografía peninsular occidental, esencialmente
en Mérida y en Lisboa, donde los escultores crearon un estilo propio. En el caso específico de la
iglesia de Quintanilla de las Viñas, la rica ornamentación, exterior e interior, ilustra un programa
iconográfico cerrado. Lo mismo ocurre con la decoración escultórica de la iglesia zamorana de San
Pedro de la Nave, donde, gracias al análisis del trabajo de la piedra y al estudio de la propia
producción escultórica, se han podido detectar dos artesanos o bien dos talleres diferentes. Ello
permite suponer, a su vez, que existieron restauraciones posteriores.
Hay diversos registros que recorren interiormente los muros de la iglesia, compuestos,
exclusivamente, por motivos geométricos, como cruces inscritas en círculos, florones, rosetas y
estrellas. Por otra parte, las basas y los capiteles de las columnas del cimborrio presentan una
iconografía diferente, que incluye motivos animales y escenas figuradas. Así, por ejemplo, la escena
de Daniel en el foso de los leones y la del sacrificio de Isaac muestran la complejidad del programa
iconográfico que establecieron los artistas en este conjunto.
Otras construcciones arquitectónicas importantes del mundo visigodo son San Fructuoso de
Montelios en Braga (Portugal), edificio concebido como mausoleo del propio santo y en el que se
aprecian claros influjos mediterráneos, procedentes sobre todo de Rávena. En esta actividad
constructiva destacan también las iglesias portuguesas de San Pedro de Balsemao y de San Giao de
Nazaré; y, en Orense, Santa Comba de Bande.