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MODELO DE TERAPIA COGNITIVA.

La evolución de la psicología cognitiva.


La psicología cognitiva a reaccionado contra el paradigma conductista E-R, estableciendo la necesidad de centrar el
estudio de las variables mediadoras, es decir, otorgando primordial importancia a los fenómenos ocurridos en la mente
del individuo, concebido este como un operador activo que regula la transición entre el estimulo y la respuesta.
Esto implica reaccionar contra la certeza de la objetividad empirista, contra el peso indiscutible de la metodología
positivista y contra una visión del sujeto cognoscente como mero reproductor de una realidad exterior que algún
observador esclarecido podía describir de forma exacta y verdadera. En la psicología, esto significo avanzar sobre el
paradigma conductista que había logrado convertirse en el presupuesto indiscutido de la ciencia psicológica como
disciplina encargada de estudiar el comportamiento humano, y establecer tanto las leyes que explicaban su
funcionamiento, como determinar los procedimientos aplicados que debían seguirse para mejorar la condición del
hombre. Y de hecho, el conductismo estableció las pautas directrices de los campos de aplicación de mayor relevancia
social: la educación y la actividad laboral. Así, durante muchos años, los alumnos fueron entrenados y formados
siguiendo premisas del conductismo: ejercicio, ensayo y error, condicionamientos y sistemas de premios y castigos.
La salud mental, por su parte, estuvo dominada por el biologisismo y la psiquiatría conservadora.
Al reaccionar contra el dominio teórico de conductismo, la naciente psicología cognitiva estableció la necesidad de
centrar nuevamente el estudio del sujeto en el campo de la psicología. El sujeto se resituó como un ser activo y capaz de
influir decididamente en la elaboración de la realidad que le toca vivir.
La psicología cognitiva vuelve a plantear la necesidad de adentrarnos en la intimidad del sujeto, en la privacidad de la
mente, en los espacios secretos de la subjetividad, para tratar de responder del mejor modo posible a la pregunta acerca
de cómo tiene lugar el conocimiento ¿Cómo llegamos a conocer lo que conocemos? ¿Quién es el que conoce y porque lo
hace?
Ciertamente, a mediados de la década del 50, comenzó a desarrollarse con mucha fuerza un nuevo modo de enfocar el
comportamiento interesado en desentrañar la famosa caja negra que los conductistas habían cerrado por muchos años,
en forma aparentemente definitiva, pero que ahora los cognitivistas han vuelto a abrir con una nueva llave. El
instrumento inicial que sirvió a estos fines fue el resultado de una renovación tecnológica. Parecían disponer finalmente
de un recurso directo para investigar la manera como opera el sistema nervioso y disponer, con los sistemas
computacionales, de una nueva máquina capaz de reproducir las acciones de hombre. Algunos autores se refieren a este
momento como la primera revolución cognitiva, lo que supone que hubo una segunda. En efecto, tras el descubrimiento
que supuso la equivalencia cerebro-computadora sobrevino un momento de reflexión crítica en el que los psicólogos
comenzaron a cuestionar la implementación del modelo computacional para explicar el comportamiento humano.
El primer periodo de la psicología cognitiva estuvo marcado principalmente por el empleo del paradigma del
procesamiento de la información. El segundo o segunda revolución cognitiva se inicio cuando se hizo fuerte la
observación de que tal enfoque, válido para describir el funcionamiento de las maquinas, resultaba insuficiente para dar
cuenta de la manera como operan los seres humanos, ya que estos, a diferencia de las computadoras, despliegan sus
conductas en secuencias no lineales sino recursivas y, además, por el hecho de que las informaciones que los individuos
procesan están determinadas, absolutamente, por la dinámica de la esfera social.
Científicos como Bandura avanzaron hacia la formulación de un modelo cognitivo-social, intentando así explicar la
conducta en términos de interacciones entre ambiente, persona y cogniciones.
Conviene recordar aquí que para Vygotsky los procesos psíquicos se dividían en elementales y superiores, estando los
primeros sometidos a la regulación de las influencias medioambientales, mientras que los últimos constituían procesos
organizativos que solo podían tener lugar en el marco de la vida en sociedad, al mismo tiempo que daban lugar a la
conformación de la conciencia por medio de la poderosa instrumentación del lenguaje.
El impacto de la revolución cognitiva en la psicología clínica.
No era de extrañar entonces que semejante expansión alcanzara también el ámbito de la clínica; efectivamente, a
mediados de la década del 60, pero sobre todo a partir de comienzos de los 70, surgieron las primeras formulaciones de
terapia cognitiva. Dos autores han sido los primeros en hablar sobre esta nueva modalidad terapéutica: Aron Beck y
Albert Ellis. Ambos plantear sus propuestas como un intento de ofrecer un nuevo modo de tratamiento de los trastornos
psicológicos, capaz de promover recursos más eficaces que los procedimientos psicodinamicos tradicionales, postulando
técnicas destinadas a obtener resultados mediante el empleo de procedimientos breves. La tesis central de esta nueva
terapéutica radico en que los pensamientos erróneos e irracionales caracterizan a las personas que padecen de
desordenes psicológicos, y que el efecto de estos pensamientos erróneos opera afectando negativamente el estado
emocional de las personas. El objetivo central de esta terapia fue modificar dichos pensamientos.
Beck, en particular, obtuvo fuertes éxitos en el tratamiento de la depresión que quedaron testimoniados en varias de sus
obras.
Sin embargo, no tardaron mucho tiempo en plantearse críticas: el papel de los pensamientos erróneos y de los sistemas
de creencias en general reducía las emociones a un papel secundario en la determinación de la conducta. Emoción y
pensamiento forman parte de cada comportamiento y resulta imposible encontrar formas de conducta que prescindan
de cualquiera de ellos.
Lo que denominamos cognición es, entonces, la unidad operatoria con que descubrimos las acciones llevadas a cabo por
las personas, con el fin de adquirir conocimientos, en la medida en que este resulta indispensable para el despliegue de
la experiencia vital y, como tal, toda cognición implica al mismo tiempo una forma de organización intelectual, así como
una forma de organización emotiva. Por consiguiente, el estudio de las cogniciones no puede realizarse con
prescindencia de los factores motivacionales, puesto que estos contribuyen decididamente a la composición de las
estrategias que sostienen nuestro conocimiento de la realidad. Las cogniciones son, entonces, formas de la organización
de la experiencia, y pueden verificarse en tanto y en cuanto examinemos el modo como los individuos son capaces de
procesar información, sea esta examinada desde el punto de vista de las características formales, que devienen en
última instancia en estructuras de pensamientos, como desde el punto de vista de sus características emotivas, que dan
lugar a los patrones afectivos.
La psicología cognitiva se ofrece como un marco conceptual, que al centrarse en un análisis procesal, profundiza el
examen acerca del “como” ocurren los fenómenos antes que intentar saber el “porque” de esas ocurrencias. Esto tiene
notorios alcances en el campo de la clínica, pues descentra la preponderancia otorgada al problema etiológico y
recupera el énfasis en el poder semiológico de la tarea.
En consecuencia, la mejor manera de tratar un trastorno puede no depender de modificar esa “causa” sino de producir
un proceso de cambio en la organización.
Diferencia entre psicológica cognitiva y terapia cognitiva.
La psicología cognitiva es una disciplina que se aboca a los procesos cognitivos: atención, memoria, percepción, es decir,
la forma en que el sujeto conoce el mundo. En cambio, la terapia cognitiva es un tipo de psicoterapia que no se sustenta
plenamente en los procesos anteriormente mencionados, y por ello su objetivo no recae en su modificación. Por el
contrario, su objetivo real surge como una praxis clínica en torno a los pensamientos y emociones.
La terapia cognitiva es un procedimiento activo, directivo, estructurado, y de tiempo limitado que se utiliza para tratar
distintas alteraciones psíquicas. Se basa en el supuesto teórico subyacente de que los efectos y la conducta de un
individuo están determinados en gran medida por el modo que tiene dicho individuo de estructurar el mundo. Sus
cogniciones se basan en actitudes o supuestos (esquemas) desarrollados a partir de experiencias anteriores.
El método consiste en experiencias de aprendizaje altamente específicas dirigidas a enseñar al paciente las siguientes
operaciones: 1) controlar los pensamientos automáticos negativos; 2) identificar las relaciones entre cognición, afecto y
conducta; 3) examinar la evidencia a favor y en contra de sus pensamientos distorsionados; 4) sustituir estas cogniciones
desviadas por interpretaciones más realistas; y 5) aprender a identificas y modificar las falsas creencias que le
predisponen a distorsionar sus experiencias.
El paciente recibe, al principio, una explicación del fundamento teórico de la terapia cognitiva. A continuación aprende a
reconocer, controlar y registrar sus pensamientos negativos en el Registro Diario de pensamientos Distorsionados. Las
cogniciones y los supuestos subyacentes se discuten y examinan desde el punto de vista de la lógica, validez, valor
adaptativo, e incremento de la conducta positiva versus mantenimiento de la patología. La terapia se centra en ‘síntomas
objetivos” específicos. Se identifican las cogniciones que están en la base de dichos síntomas y se someten a una
investigación lógica y empírica.
Uno de los componentes más poderosos del modelo de psicoterapia basado en el aprendizaje es el hecho de que el
paciente comienza a incorporar muchas de las técnicas que aplica el terapeuta. Por ejemplo, a menudo sucede que los
pacientes se encuentran a si mismos cuestionándose de sus conclusiones o predicciones.
Supuestos generales en que se basa la terapia cognitiva:
-La percepción y la experiencia son procesos activos que incluyen tanto datos de inspección como de introspección
-Las cogniciones del paciente son un resultado de una síntesis de estímulos internos y externos.
-El modo que tiene un individuo de evaluar una situación se hace evidente, a partir de sus cogniciones.
-Estas cogniciones constituyen la “corriente de conciencia” o campo fenoménico de una persona, que refleja la
configuración de la persona acerca de si misma, su mundo, su pasado y su futuro.
-Las modificaciones del contenido de las estructuras cognitivas de una persona influyen en su estado afectivo y en sus
pautas de conducta.
-Mediante terapia psicología, un paciente puede llegar a darse cuenta de sus distorsiones congnitivas.
-La corrección de estos constructos erróneos puede producir una mejoría clínica.
-La terapia cognitiva requiere de una sólida alianza terapéutica.
-La terapia cognitiva enfatiza la colaboración y la participación activa.
-La terapia cognitiva está orientada hacia objetivos y centrada en problemas determinados.
-La Terapia cognitiva inicialmente destaca el presente.
-La terapia cognitiva es educativa, tiene por objeto enseñar al paciente a ser su propio terapeuta y pone énfasis en la
prevención de las recaídas.
-La terapia cognitiva tiende a ser limitada en el tiempo.
-Las sesiones de la terapia cognitiva son estructuradas.
-La terapia cognitiva ayuda a los pacientes a identificar y a evaluar sus pensamientos y comportamientos disfuncionales y
a actuar en consecuencia.
-La terapia cognitiva se sirve de una variedad de técnicas para cambiar el pensamiento, el estado de ánimo y la conducta
Fernández Álvarez planea los conceptos de la psicología cognitiva que influyeron en la terapia:
-Necesidad de centrar el estudio en las variables mediadoras.
-Visión del individuo activo frente al conocimiento en constante interacción con el ambiente.
-¿Cómo llegamos a conocer? La psicología cognitiva plantea dos respuestas ante este interrogante:
.Primera revolución cognitiva: establece una comparación de la mente humana con una computadora, como forma de
explicar el procesamiento de la información (adoptando términos como imput y output). Sin embargo, esta teoría no
resulto suficiente para explicar el complejo proceso de conocimiento por tratarse de una teoría básicamente lineal
(como la terapia de Ellis).
.Segunda revolución cognitiva: las conductas humanas son desplegadas en secuencias recursivas determinadas por la
esfera social. El conocimiento es resultado de la constante relación entre el sujeto y el ambiente (como lo plantean las
terapias cognitivas post racionalistas).
-Definición de cognición: operación mental para organizar la experiencia y procesar la información. Esta operación ya no
es una conducta como consideraban los conductistas. Por cognición, los terapeutas cognitivos entienden “un
pensamiento especifico, tal como una interpretación, una autoinstrucción, una autocrítica, o incluso un deseo que tenga
un contenido verbal”. Más tarde esta definición se ampliaría para incluir “sucesos” no verbales, como por ejemplo,
imágenes que irrumpen en la corriente de la conciencia.
-Profundización de la explicación de cómo ocurren los fenómenos, sobre todo el conocimiento.
Las terapias cognitivas puede clasificarse en dos: racionalistas y post racionalistas. Dentro de la racionalista se
encuentran los postulados de Beck y Ellis (principales representantes de la terapia cognitiva), quienes creían que los
sujetos poseían pensamientos erróneos que debían ser reemplazados por unos más “verdaderos”.
Dentro de los post racionalistas se incluyen las teorías del construccionismo y constructivismo: “cada uno construye lo
que le resulta funcional para cada situación”, de modo que puede decirse que no existen pensamientos verdaderos en sí
mismos. Estas terapias, si bien toman varios aspectos de las teorías racionalistas de Ellis y Beck, realizan una serie de
modificaciones, adoptando gran cantidad de postulados del construccionismo. Según el construccionismo, el ser
humano crea su propia realidad personal y le da sentido dentro de un determinado contexto social.
Así, la terapia cognitiva constructivista se caracteriza por ser menos estructurada, más exploratoria y reflexiva, con
énfasis en el desarrollo del pasado y apuntando a creencias centrales más profundas. Puede ser abordada de forma
individual, grupal o familiar, a diferencia de las tradicionalistas que eran fundamentalmente centradas en un paciente.
Otra característica es que no se preocupa demasiado por el tiempo de duración de la terapia.
Taxonomía cognitiva.
Dada la gran cantidad de variables cognitivas que son objeto de interés en psicología clínica (pensamientos automáticos,
atribuciones causales, esquemas cognitivos, etc.), se hace necesario algún sistema taxonómico que permita comprender
mejor los diferentes elementos presentes en la actividad mental humana.
El sistema taxonómico de Ingram y Kendall distingue cuatro categorías cognitivas:
1. Productos cognitivos: se refieren al resultado final de las operaciones que el sistema cognitivo realiza sobre la
información; son las cogniciones y pensamientos que el individuo experimenta y de las que puede tener conciencia,
como resultado de la interacción de la información entrante con las estructuras, las proposiciones y las operaciones del
sistema. Las atribuciones o los pensamientos automáticos son dos de los constructos que se incluyen en esta categoría.
2. Operaciones cognitivas: se refieren a los procesos mediante los cuales el sistema opera, e incluyen conceptos como la
codificación y recuperación de información, o los procesos atencionales.
3. Proposiciones cognitivas: se refieren al contenido de la información que es almacenada y organizada dentro de alguna
estructura. Incluye conceptos como los de conocimiento episódico o conocimiento semántico.
4. Estructuras cognitivas: las variables estructurales se refieren a la arquitectura del sistema, es decir, la manera en que
la información se almacena y se organiza internamente dentro de algún tipo de estructura. La memoria a corto plazo y la
memoria a largo plazo son dos conceptos que pertenecen a esta categoría.
Mecanismos de cambio terapéutico: ¿cambio algo cognitivo?
1 .Cambios en creencias (o esquemas) y/o procesos cognitivos
Cambios en el esquema: un modo típico de evaluar estos cambios es el análisis de las creencias de los pacientes
mediante cuestionarios como el DAS.
Cambios en el procesamiento: en principio se han señalado tres posibilidades de cambios procesuales: a) cambios en los
procesos (disminuyendo respuestas automáticas y aumentando respuestas controladas); b) cambios en una disminución
en los procesos de autofocalización; y c) un cambio hacia el uso de esquemas alternativos.
2. Cambios en el nivel de activación/desactivación de los esquemas cognitivos
Lo que se produciría en la terapia cognitiva es una desactivación de los esquemas negativos y un incremento en la
activación de esquemas positivos.
3. Hipótesis de las habilidades compensatorias:
Según esta hipótesis el cambio que generan las terapias cognitivas se centra básicamente en que el paciente aprende
una serie de habilidades (metacognitivas y de solución de problemas) que le ayudan a reducir los pensamientos
negativos. La TC inserta un conjunto de habilidades en el paciente para afrontar con más éxito esas situaciones y esas
cogniciones.
Concepción de problema según la terapia cognitiva.
Según Beck y Ellis ante una situación cualquiera, o un momento activador, se generan consecuencias emocionales y
conductuales, pero entre medio de esos dos factores (situación y emoción) intervienen un conjunto de pensamientos y
creencias que se activan y dan lugar a una interpretación determinada de la situación. Por lo tanto, el foco de la terapia
estaría en las creencias que intervienen para generar emociones y conductas negativas.

A (Situación) --->B (Pensamiento) ---> C (Emoción/Conducta)

Recursos técnicos compartidos.


Hay una serie de recursos técnicos que son comunes a todas las terapias cognitivas, y sin ellos, en realidad, no sería
posible una terapia de este tipo.
Empirismo colaborativo: hay una colaboración mutua entre el paciente y el terapeuta para descubrir aquellos
pensamientos implicados en el problema planteado. Con empirismo se refiere a una comprobación basada en la
realidad. El terapeuta cognitivo estructura la terapia según un diseño especifico que requiere la participación y
colaboración del paciente. Aunque esta participación puede verse seriamente impedida o limitada por los síntomas que
presenta en esta fase, el terapeuta necesita valerse de cierta inventiva para estimular al paciente a participar
activamente en las distintas operaciones especificas.
Descubrimiento guiado: trabajo en equipo con el paciente quien va manejando la terapia para que el experto pueda
encontrar las creencias problemáticas que luego serán contrastadas con la realidad.
Dialogo socrático: se refiere a la dinámica de la comunicación con la implementación de la duda a través de
interrogantes que dan lugar a reflexiones sobre lo que se cree como dado.
Control y programación de actividades: su objetivo es controlar actividades del paciente, medir el placer que obtiene de
ellas, medir la idoneidad con que las lleva a cabo, controlar estados de ánimo, comprobar predicciones, programar
actividades placenteras.
Exposición gradual: identificar y contrastar los pensamientos irracionales.
Tarjeta de apoyo: consiste en elaborar junto con el paciente algún recordatorio o conclusión que se extrajo de la terapia
para que pueda ser utilizado cuando se vea inmerso en una situación disfuncional.
Dramatización: técnicas como role playing dentro de la sesión que permitan luego ser trasladadas a la realidad.
Técnica del pastel: (o de retribución) basada en el grafico de torta. Consiste en poder encontrar distintos factores que
poseen un cierto porcentaje de responsabilidad de una situación y asi comprenden que la totalidad de la
responsabilidad nunca puede ser atribuida a uno mismo.

Terapia racional emotiva-conductual de Ellis (TRE-C).


Ellis, el fundador principal teórico / experimentador de la TRE-C, comienza por establecer su premisa básica: las personas
directamente no reaccionan emocional o conductualmente ante los acontecimientos que encuentran en su vida, más
bien, causan sus propias reacciones según la forma en que interpretan o valoran los acontecimientos.
A (situación) B (Pensamiento) C (Emoción)
Responde mal a una “Soy estúpido”, “Que Vergüenza, ansiedad, enojo.
pregunta en clases y los compañeros desagradables”
compañeros se ríen.

Ellis comenzó a practicar la terapia racional-emotiva en el año 1955.


Propone la TRE-C como un instrumento de autoayuda. Este proceso engloba el descubrimiento de las creencias
irracionales (diagnóstico) y la penosa por medio de la utilización de procedimientos lógico- empíricos, es decir,
preguntando, debatiendo, pone en duda las creencias irracionales. La finalidad de este proceso es inducir a la persona a
que reconozca lo absurdo de sus creencias, a que las abandone y a que adopte otras nuevas y más apropiadas.
El conjunto de creencias irracionales son las que dan lugar a las emociones o conductas negativas.
La forma de pensar, sentir emociones y comportarse irracionalmente parece tener una base biológica, una característica
o rasgo tiene orígenes marcadamente innatos (así como también adquiridos): brota de la natural predisposición del
organismo a comportarse de una forma característica.
Estas creencias, según Ellis derivan de programas de necesidad perturbadora (necesidad de todos los sujetos de producir
alguna perturbación en sus vidas). Este programa está compuesto por creencias en relación con deseos o exigencias que
se presentan como pensamientos demandantes y absolutistas.
Estas creencias irracionales pueden ser detectadas en la terapia a través de expresiones como: “debería”, “tengo que”
(demandantes, absolutas y que carecen de lógica).
Para descubrir tus creencias irracionales debes buscar tus “deberías” y tus “tienes que”. Sin embargo, no todas las
creencias irracionales incluyen “un debería” o un “tengo que”, algunas de ellas consisten simplemente en afirmaciones
no empíricas o irreales.
Para detectar las creencias irracionales hay que seguir los siguientes pasos:
-Busca por qué te sientes o actúas de tal manera.
-Busca algo que no puedes soportar.
-Busca tu necesidad perturbadora (mi madre no debe acusarme falsamente).
-Busca la condena que haces de ti mismo y de los demás.
Otro método de descubrir tus creencias irracionales para eliminarlas consiste en suponer que están englobadas en una
de las tres principales ideologías de “necesidad perturbadora”:
-“Tengo que actuar bien y tengo que ganar la aprobación por mi forma de actuar, o de lo contrario soy considerado
como podrido”.
-“Tú debes actuar de forma amable, considerada y justa conmigo, o de lo contrario eres un canalla”.
“Las condiciones en que vivo deben seguir siendo buenas y fáciles, para que pueda conseguir prácticamente todo lo que
quiero sin mucho esfuerzo o incomodidad, o de lo contrario el mundo se convierte en despreciable, y la vida casi no
merece vivirla”.
Formas básicas de creencias irracionales:
-“Algo o alguien debería ser diferente”
-“Es horrible que sea de esta manera”
-“No podemos sufrir, soportar o tolerar lo que pasa, por lo tanto no debería haber ocurrido”
-“Nosotros u otros han cometido errores y merecen la reprobación”
Objetivos de la terapia.
1. En algunos casos, principalmente en los desarrollos de Ellis, el objetivo primero consiste en explicar las bases de este
modelo al paciente.
2. En segundo lugar, el objetivo será detectar las creencias irracionales por medio del descubrimiento guiado.
3. Luego, en tercer lugar, se buscara comprender a través del empirismo colaborativo cómo estas creencias influyen en el
problema.
4. Así se procede a señalar metas de cambio u objetivos realistas.
5. Por último, y común a todos los casos de terapia, se deberá comenzar el auto registro de las creencias irracionales
detectadas para trabajarlas luego a lo largo de la terapia.
Evaluación y diagnostico.
En cada caso debe identificarse el “A, B, C” y luego detectar las creencias irracionales que equivaldrán al diagnostico.
Luego de identificadas estas últimas, se da comienzo al proceso terapéutico.
Proceso terapéutico: Debatir (elemento D).
Luego de definido el problema, es decir, el ABC, puede proseguirse con el punto D. El punto D (debatir), consiste en
varias clases de reestructuras cognitivas, incluyendo la averiguación de las irracionalidades, el debate contra ellas, la
distinción entre el pensamiento lógico e ilógico y la definición y redefinición semántica que te ayuda a detener la supra
generalización y mantenerte más cerca de la realidad.
-Debatir: Si encuentras evidencia para apoyar esta hipótesis, la mantienes. Si encuentras evidencia contra ella, la dejas.
Tu debate implica una desilusión interna, entre las creencias racionales e irracionales. ¿Y la finalidad del debate?
Destruir, o al menos minimizar tus creencias irracionales (CI). La teoría de TRE-C afirma que si sigues discutiendo las
creencias irracionales con firmeza y continuidad, después de un cierto tiempo, les darás poco crédito y no seguirás sus
exigencias e imperativos, y vivirás normalmente sin estar sometido a una necesidad perturbadora.
Pueden plantearse tres tipos de debates:
-Empírico: buscar evidencias de las creencias irracionales planteadas, por ejemplo, algún caso donde se demuestres que
la persona es un fracaso por no aprobar un examen. Casi siempre las creencias irracionales de su cliente orientadas
hacia sí mismo suelen ser falsas o no realistas, ya que no conforman su realidad. De este modo, el paciente y terapeuta
pueden centrarse en desvelar y discutir empíricamente las derivaciones que se extraen de sus creencias irracionales,
creencias que acompañan a las demandas impositivas de que siempre uno tiene que tener éxito.
-Lógico: buscar la coherencia interna de las creencias, de que premisas deriva, cual es la conclusión, si es lógica: “¿Solo
una persona es exitosa cuando aprueba todos sus exámenes? Las creencias irracionales y generadoras de problemas,
además de contradecir la realidad, parten por lo general de un esquema ilógico de pensamiento. No se siguen de las
premisas y presuposiciones de las que pretenden partir. Si las premisas de las cuales parte son correctas, la conclusión
será necesariamente correcta, pero si sus premisas no los son, la conclusión no tendrá lógica. Por lo tanto, deberá
revisarse con el paciente las premisas o presuposiciones de las cuales parten sus conclusiones.
-Pragmático: cuestiona la utilidad de la creencia, es decir, en qué forma ayuda a la persona pensar de esa manera. Esto
buscara desestructurar las ideas problemáticas para estructurar unas nuevas. En el contexto de la TRE-C, la palabra
irracional significa, por lo general, no funcional y poco práctica. A partir de esto, se podrá comprobar si las creencias de
un paciente están encaminadas a producir buenos resultados prácticos para su vida
-Distinguir: diferenciar lo que quiero de lo que necesito; la demanda de los deseos; lo insoportable de lo indeseable. Este
proceso consiste en mostrarte a ti mismo tanto los aspectos buenos como los malos de tu comportamiento; fijándote en
la diferencia entre resultados indeseables e insoportables de tu vida; dándote cuenta de que los inconvenientes no
llegan a ser horrores; diferenciando entre las conclusiones lógicas sobre tu vida y las ilógicas; discerniendo otras varias
clases de inconsciencias y contradicciones en tus pensamientos y comportamientos cuando debates contigo mismo las
creencias irracionales que has descubierto.
-Definir: una nueva filosofía por medio de la reestructuración de creencias más racionales. Normalmente comienza con
alguna forma de definición de términos y concluye con definiciones incluso más refinadas y más claras.
Recursos técnicos.
-Debate: como se desarrollo anteriormente.
-Técnicas experienciales: derivadas de las teorías humanistas como LaGestalt, las cuales se incluyen para reproducir
alguna experiencia en particular en la terapia para identificar fácilmente las creencias que suscita.
-Humor y paradoja.
-Técnicas conductuales (para modificar las creencias y no tanto las conductas).
-Grupos terapéuticos.
-Biblioterapia (literatura terapéutica).
-Expectativas realistas acerca del cambio: es otro recurso con el cual el paciente puede tomar conciencia de sus
creencias, aceptarlas y creer que puede cambiarlas.
-Aceptar lo peor que podría pasar: lo cual implica desdramatizar una situación, pensar las peores posibilidades y mostrar
que a pesar de eso se puede sobrevivir. Pude preguntársele al paciente en el momento que se está imaginando ese
“desastre”, ¿Qué sería lo peor que te puede pasar si… por ejemplo, pierdes tu trabajo? Lo que se espera del cliente es
que de una respuesta desdramatizada del tipo “bueno, estaré parado durante un tiempo, y después encontrare algún
trabajo”. Aceptar los peligros posibles y facticos también da la posibilidad a los sujetos de disfrutar cualquier tipo de vida
que estén llevando adelante. Los sujetos acabaran aceptando el bajo nivel de probabilidades de que estas catástrofes
ocurran, y tomen en todo caso la precaución adecuada en vistas a una posible ocurrencia, para acabar de disfrutar de
una vida plena y placentera.
-Filosofía anti-queja: el placer que se deriva de quejarse (la autocompasión) no merece el dolor que implica
(desesperanza e inactividad). Debe enseñársele al paciente lo mortal que resulta la tendencia a pasarse el día
quejándose y maldiciendo al mundo, lo único que logran es destrozarse a sí mismos. Hay que explicarles a los pacientes
que todo aquello que pueden hacer, inmediatamente pueden dejar de hacerlo, pueden resistirse a ello, incluso de
quejarse. Se debe convencerlos de que por lo general, resulta duro tener que dejar de lamentarse, pero que será mucho
más duro si no dejan de hacerlo. Se debe ayudarlo a ver qué quejarse continuamente no les permitirá cambiar aquello
que le resulta desagradable, sino que, hará que le vaya peor. Demuéstrele que sus gemidos ante las frustraciones de la
vida, ya sean externos o internos, solo conseguirán aumentar sus sentimientos de frustración, en lugar de reducirlos.
Deben entender que las personas han sido hechas a partir de una naturaleza imperfecta por lo que son seres falibles,
pero que aun así nada es del todo tremendo u horrible.
-Descentrar el tópico del “no puedismo”: existe una tendencia autodestructiva natural de las personas que consiste en
fracasar repetidas veces en el intento de conseguir una meta altamente deseada y concluir entonces irracionalmente en
que nunca lo conseguirán, que no pueden hacerlo. Cuanto mas crea en esto el paciente, menos posible será introducir
un cambio. Para trabajar esta cuestión, hay que enseñarle a los pacientes que ese “no puedo” casi siempre es falso y
esta errado. Muestre evidencias al paciente que demuestre que efectivamente ha cambiado respecto del pasado.
Finalización de la terapia: Efectos (E)
El resultado final de la RET consiste en alcanzar un efecto filosofía que capacite al sujeto a pensar sobre sí mismo, sobre
los demás y sobre el mundo de una forma más sensata.
Junto con este efecto cognitivo (Ec), se dará lugar a un nuevo efecto emotivo (Ee) y también a un nuevo efecto
conductual (Ec).
Los fines principales en el tratamiento de los clientes con cualquier psicoterapia son dejar a las clientes, al final del
proceso psicoterapéutico con el mínimo de ansiedad o angustia, culpabilidad, depresión enfado y proporcionarles un
método de auto-observación y autovaloración que les asegurará continuar poniéndose en un estado mínimo de
ansiedad u hostilidad.
La RET no está interesada en hacer que los clientes expresen, abreaccionen o descarguen su ansiedad, culpabilidad,
depresión y enfado. La RET intenta conseguir que ellos admitan que se están auto-culpando o enfadados y luego que
cambien sus sentimientos de ansiedad y hostilidad.
En la RET, se les enseña a los clientes tres clases de insights:
-El insight número 1 se da cuando los clientes ven que su conducta neurótica presente tiene unas causas anteriores.
-El insight número 2 tiene lugar cuando los clientes llegan a comprender que la razón por la cual, las causas originales de
su perturbación todavía les trastornan y les perturban, es porque todavía creen en las ideas o creencias irracionales que
adquirieron anteriormente y que continúan repitiéndose interminablemente.
-El insight número 3. Esta es el pleno reconocimiento por parte del cliente que no existe para el otro medio para superar
su trastorno emocional sino su continuo observar, cuestionar y rebatir su propio sistema de creencias. Si no adquiere la
insight número 3, probablemente no podrá superar sus trastornos emocionales.
Por lo tanto, la teoría y la práctica de la RET afirma contundentemente, que solamente practicando los A-B-C y los D-E
muchísimas veces y de una forma emotiva y orientada a la acción, probablemente te permitirá deshacer tus creencias
irracionales y mantenerlas controladas permanentemente.
Pensamientos, sentimientos y conductas equilibradas.
A lo largo del proceso terapéutico se debe ayudar a los clientes a pensar, sentir y actuar coherentemente de una forma
equilibrada y moderada, es decir, manteniéndose en un punto medio. son pocos los seres humanos que parecen
conseguir por si mismos y de una forma natural este estado de equilibrio en sus vidas; otros continúan en uno de los dos
extremos, o pasándose de un extremo al otro.
Llegar a la autoactualización.
La mayoría de métodos psicoterapéuticos persiguen dos objetivos principales: en primer lugar, ayudar a los clientes a
reducir al mínimo sus alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales; y en segundo lugar, mientras llevan a cabo
esto, conseguir aumentar el potencial individual para alcanzar felicidad y autorrealización. Para ello debe incentivarse a
los paciente a que se interesen vitalmente por personas o cosas fuera de uno mismo, a que se dediquen de forma
innovadora a aquello paro lo cual son talentosos, a que abandonen la creencia de que sus intereses vitales deben dar
frutos desde el inicio, a ser concientes de los propios sentimientos, a aceptar la incertidumbre, a ser tolerantes, a ser
creativos y originales, a ser flexibles, a aceptar incondicionalmente a uno mismo y a los demás, a experimentar.
Compromiso en el trabajo hacia el cambio.
A los pacientes se les dificulta mucho cambiar, y todavía encuentran más duro trabajar para un tipo de cambio que Ellis
identifica como “más elegante y profundo”, que trabaja a un nivel cognitivo-emotivo-conductual profundo. Así pues
debe alentarse a los sujetos a realizar esos cambios, remarcando su rol totalmente activo ante ello, que requiere un
compromiso e implica una gran fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad implica: determinación para cambiar,
conocimiento acerca de cómo cambiar, ponerse en acción, persistir en esta acción, incluso cuando resulta difícil de
sobrellevar, y volver de nuevo a este proceso cuando se detectan recaídas.
Estilos típicos del terapeuta racional- emotivos.
-El terapeuta racional- emotivo es activo- directivo con la mayor parte de los clientes. Intentan persuadir y discutir con
los clientes para que abandonen sus creencias irracionales e ilógicas. No dudan en atacar las ideas y actitudes que crean
neurosis en sus clientes después de demostrarles primero cómo y por qué existen.
-El enfoque racional- emotivo es didáctico. El terapeuta explica a sus clientes cuales son los mecanismos generales de la
perturbación emocional, como surgen, como se arraigan y que hay que hacer para combatirlos. Asigna material de
lectura y discute cualquier pregunta que el cliente podría hacer acerca del material que lee.
-Los terapeutas racionales- emotivos utilizan poco la relación de transferencia y contra- transferencia en su trabajo con
los clientes.
-El enfoque de terapia racional- emotiva es más filosófico que psicológico. Los terapeutas de la RET les demuestran que
las verdaderas razones de su conducta auto- destructiva no radican en sus tempranas experiencias o en su historia
pasada, sino en suposiciones que se han estado haciendo y se hacen en torno a estas experiencias y a esta historia suya.
Les demuestran a los clientes que harían mejor, en aceptarse a sí mismos sin dar importancia a que sean competentes o
alcancen muchos éxitos y sin mirar a que los demás los valoren mucho o nada.

Terapia cognitiva de Beck.


Es mucho mas estructurada que la de Ellis, tiene mucho más desarrollo teórico y contrastación con la realidad.
Es un procedimiento activo, directivo, estructurado y de tiempo limitado (entre 15 y 20 sesiones). Se centra en el
presente y se especializa en distintas patologías, a diferencia de Ellis que plantea una terapia general para todas.
El objetivo general de esta terapia es transformar cogniciones para lograr un cambio en las emociones y en el
comportamiento que resulta disfuncional.
Valor de la terapia psicológica en el tratamiento de la depresión.
1. Aunque los fármacos antidepresivos son más baratos que la terapia psicológica, existen pacientes que no responden a
la medicación. Solo un 60-65% de ellos muestran una mejoría definitiva como resultado del tratamiento con
antidepresivos tricíclicos.
2. Hay pacientes que se niegan a tomar la medicación por razones personales, o bien presentan efectos secundarios que
obligan a abandonarla.
3. Es posible que a la larga, la dependencia excesiva de los fármacos pudiese impedir indirectamente la utilización por
parte del paciente de sus propios métodos psicológicos para hacer frente a la depresión. Los pacientes tratados con
fármacos tienden a atribuir sus problemas a un desequilibrio químico y la mejoría, a los efectos de los medicamentos.
Un buen curso de terapia psicológica podría ser a largo plazo más beneficioso que la quimioterapia, ya que el paciente
puede aprender algo de su propia experiencia psicoterapéutica. Se podría esperar a que manejen mucho mejor posibles
depresiones ulteriores, que lograsen eliminar depresiones incipientes, o incluso que fuesen capaces de prevenir posibles
depresiones.
Teoría de la organización de los pensamientos.
Los pensamientos según Beck, se agrupan en tres categorías:
Experiencias básicas, centrales o esquemas: son creencias de carácter global, estable y rígido, relacionadas con el sí
mismo, la identidad, que se desarrollan a partir de las primeras experiencias de la infancia, como por ejemplo, una
situación en que un niño llora reiteradas veces pidiendo algo y no encuentra respuesta por parte del ambiente, podría
acabar por dar lugar a un esquema de hostilidad hacia el mundo y los otros.
Tienen el objetivo de ayudarnos a significar o atribuir sentido a la realidad, es decir, todos los estímulos son significados
por estos esquemas y por ello son necesarios para una economía mental que evite la necesidad de interpretar un
estimulo cada vez que se nos aparece.
Las creencias centrales son ideas tan fundamentales y profundas que no se suelen expresar, ni siquiera ante uno mismo.
Estas ideas son consideradas por las personas como verdades absolutas, creyendo que es así como las cosas “son”.
Los sujetos no son demasiado concientes de estas creencias básicas aunque se activan constantemente en determinadas
situaciones junto con el conjunto de creencias intermedias.
Algunos autores se refieren a las creencias centrales como esquemas. Beck diferencia ambas categorías y sugiere que los
esquemas son estructuras cognitivas propias de la mente y las creencias centrales son el contenido especifico de esas
estructuras.
La mayoría de las personas suelen mantener durante toda su vida primordialmente creencias centrales positivas y las
creencias negativas solo suelen aparecer en momentos de distres psicológico.
Cuando una creencia central se activa, el paciente procesa con facilidad la información que la sustenta, pero no puede
reconocer o distorsiona la información que la refuta.
Para modificar las creencias centrales, el profesional durante el curso de la terapia, realiza las siguientes actividades:
-Mentalmente establece una hipótesis respecto de cuál es la categoría de creencia central (de “desamparo” o de “no ser
amado”) que ha dado origen a pensamientos automáticos.
-Especifica la creencia central (para sí mismo) usando las mismas técnicas de que se vale para identificar las creencias
intermedias.
-Explica al paciente sus hipótesis acerca de las creencias centrales y le pide que las confirme o las refute. A medida que
el paciente le proporciona datos adicionales, puede profundizar sus hipótesis.
-Instruye al paciente acerca de las creencias centrales en general y de su creencia central especifica.
-Comienza a evaluar y a modificar la creencia central; lo asiste para que especifique una creencia central nueva y más
adaptativa; examina el origen infantil de las creencias.
Pueden distinguirse dos tipos de categorías de creencias centrales: de desamparo (estoy indefenso, soy ineficaz, estoy
fuera de control, soy débil, soy vulnerable, soy dependiente, soy inútil, soy incompetente, soy un fracaso, no me
respetan, no soy lo suficientemente bueno) y de incapacidad de ser amado (no soy querible, no agrado a nadie, no me
desean, no soy atractivo, no me quieren, no se ocupan de mi, soy malo, soy inferior, soy diferente, no soy normal, no soy
suficientemente bueno, van a rechazarme, van a abandonarme, me quedare solo).
Para el paciente es importante comprender los siguientes puntos acerca de su creencia central:
-Que es una idea y no necesariamente una verdad.
-Que como idea puede ser sometida a comprobaciones.
-Que tiene sus orígenes en sucesos de la infancia.
-Que mediante un trabajo conjunto con el terapeuta pueden ser modificadas.
Una vez identificada la creencia central negativa, el terapeuta diseña mentalmente una creencia nueva, más realista y
funcional y guía al paciente hacia ella. Para ello puede usar técnicas como el cuestionamiento socrático, el análisis de
ventajas y desventajas, la dramatización racional-emotiva, experimentos conductuales, expresión de la propia
experiencia, desarrollo de metáforas, etc.
Una técnica muy importante y muy utilizada es el formulario de creencias centrales: una vez identificada la antigua
creencia central cuando ya se ha desarrollado una nueva, el terapeuta presenta este formulario. El mismo comprende
dos partes, una superior que ayuda al paciente a identificar y evaluar el grado de credibilidad conferida a la “antigua”
creencia disfuncional y a la “nueva” creencia, mas adaptativa. A partir del momento en que se presenta el formulario,
terapeuta y paciente completan juntos esta parte al inicio de cada sesión. La parte inferior debe ser completada por el
paciente, durante la sesión o como tarea, a medida que controla el funcionamiento de sus creencias y revisa las
evidencias que parecen avalar la angustia.
Suele ser útil también utilizar contrastes externos para modificar las creencias centrales, esto es realizar comparaciones
con alguna persona, real o imaginaria que encarne el extremo negativo de la cualidad relacionada con su creencia
central. El terapeuta sugiere que el paciente imagine a alguien dentro de su marco de referencia.
Creencias intermedias: conjunto de reglas o supuestos que uno desarrolla del mundo y los demás. A diferencia de Ellis,
Beck no considera que este conjunto de creencias sea siempre irracional. Las creencias centrales inciden en el desarrollo
de una clase intermedia de creencias, que consisten en actitudes, reglas y presunciones, a menudo no expresadas. Estas
creencias influyen en la forma de ver una situación, y esa visión a su vez influye en el modo como piensa, siente y se
comporta una persona.
Pensamientos automáticos: son pensamientos involuntarios, espontáneos e imponen poca capacidad crítica ya que se
los ve como reflejo de la realidad. Tienen sus orígenes en las creencias centrales e intermedias y pueden caracterizarse
por ser positivos o negativos. Los pensamientos automáticos negativos, los cuales les interesa a Beck, son disfuncionales.
Estos pensamientos suelen ser breves y el paciente a menudo está más consciente de la emoción que experimenta como
consecuencia del pensamiento que de este en sí mismo. Los pensamientos automáticos pueden aparecen en forma
verbal, visual (imágenes) o de ambas maneras.
Relación entre la conducta y los pensamientos automáticos: en una situación específica, las creencias subyacentes de
una persona influyen sobre sus percepciones, y esto se expresa por medio de pensamientos automáticos específicos
para esa situación. Estos pensamientos, a su vez, inciden sobre las emociones. En un paso ulterior los pensamientos
automáticos también influyen sobre la conducta y a menudo llevan a respuestas fisiológicas. Para el terapeuta es
sumamente importante conceptualizar en términos cognitivos las dificultades del paciente, con el objeto de determinar
los pasos a seguir en la terapia: cuándo trabajar sobre un objetivo específico, un pensamiento automático, una creencia
o un comportamiento, qué técnicas seleccionar y cómo mejorar la relación terapéutica.
Los P.A. se pueden evaluar según su validez y utilidad. La mayor parte de ellos están distorsionados de alguna manera y
se producen pese a que existen evidencias objetivas que indiquen lo contrario. Un segundo tipo de P.A. son adecuados,
pero el paciente extrae de ellos conclusiones distorsionadas. Un tercer tipo de P.A. también son correctos, pero
decididamente disfuncionales. Por ejemplo, Sally estaba estudiando para el examen y pensaba: “me va a tomar horas
aprender esto. Estaré levantada hasta las tres de la mañana”. Este pensamiento era indudablemente correcto, pero
aumentaba su angustia y disminuía su concentración y motivación. Una manera razonable de enfrentarlo sería analizar
su utilidad. “es verdad que me tomara mucho tiempo, pero puedo hacerlo”. Evaluar la validez y/o utilidad de los P.A. y
responder a ellos de una manera adaptativa generalmente produce un cambio positivo en los sentimientos.
Beck propone tratar con los pensamientos automáticos que son los primeros que aparecen y pueden ser asequibles por
la conciencia. Según él, si se quiere llegar a las creencias básicas se podría producir una desestructuración muy grande
en la persona y por ello solo justifica y considera necesario trabajar sobre ellas cuando se trata de un trastorno de
personalidad. En el resto de los casos, los efectos más rápidos se obtienen trabajando sobre los pensamientos
automáticos.
Los P.A que aparecen en la sesión: es oportuno trabajar sobre los P.A. cuando el terapeuta observa un cambio en el
estado anímico del paciente durante la sesión. Es importante estar alerta para captar las pistas verbales y no verbales
que da el paciente, y de esta manera llegar a las “cogniciones candentes”, es decir, a los pensamientos automáticos e
imagines importantes que surgen en la sesión y están asociados con un cambio o un incremento de las emociones.
¿Cómo se da cuenta el terapeuta de que el paciente ha experimentado un cambio en sus afectos? Para lograrlo, debe
estar atento a las pistas no verbales, tales como los cambios en la expresión facial, la tensión de los músculos, los
cambios de postura o los gestos de las manos. Entre las pistas verbales, deben apreciarse los cambios en el tono, el
timbre, el volumen de la voz y la velocidad del habla. Al notar un cambio, el terapeuta infiere una modificación en los
afectos y efectúa un control preguntando al paciente qué pasa por su mente en ese momento. Si el paciente no logra
referir un pensamiento, el terapeuta puede decidir incentivar su memoria haciendo que se concentre en sus emociones
y su reacción fisiológica.
P.A en una situación especifica: estas mismas preguntas se pueden utilizar para ayudar al paciente a identificar los P.A.
que aparecieron entre sesiones. En este caso también, cuando el paciente describe una situación problemática, el
terapeuta primero plantea la pregunta básica: (¿Qué estaba pasando por su mente?). A menudo resulta útil que el
terapeuta pida al paciente una descripción más detallada de lo que sucedió.
Si describir la situación verbalmente no basta para sacar a la luz los P.A, el terapeuta le solicita al paciente que imagine la
situación, como si estuviese sucediendo en ese momento. La alienta, entonces para que incluya todos los detalles que
pueda, hablando siempre en tiempo presente.
Los pensamientos automaticos no equivalen a hablar de interpretaciones. Cuando el terapeuta indaga sobre los P.A. del
paciente, en realidad busca las palabras e imágenes exactas que han pasado por su mente. Sucede que muchos
pacientes, hasta que aprenden a reconocer esos pensamientos, en realidad refieren interpretaciones, que pueden o no
reflejar el verdadero pensamiento. En la transcripción que sigue. El terapeuta guía a la paciente para que refiera sus
pensamientos:
T: cuando viste a esa mujer en la cafetería ¿Qué paso por tu mente?
P: creo que yo estaba negando mis verdaderos sentimientos
T: ¿Qué pensabas concretamente?
P: me parece que no entiendo bien lo que me pide
El terapeuta no descalifica directamente el P.A. por dos razones. En primer lugar, no sabe de antemano si un
pensamiento esta distorsionado. En segundo término, una descalificación automática viola un principio fundamental de
la terapia cognitiva: el empirismo colaborativo. El terapeuta y el paciente deben examinar juntos ese pensamiento,
controlar su validez y/o su utilidad y desarrollar una respuesta más adaptativa.
El terapeuta puede usar una serie de interrogantes desde la primera sesión cada vez que se trate de evaluar un P.A. En la
segunda o tercera sesión puede comenzar a explicar el procedimiento de una manera más explícita.

Interrogatorio acerca de pensamientos automáticos

1. ¿Cuál es la evidencia?, ¿Cuál es la evidencia a favor del pensamiento?, ¿Cuál es la


evidencia en contra?
2. ¿hay alguna explicación alternativa?
3. ¿Cuál es la peor cosa que podría ocurrir?, ¿podrías sobrellevarlo?, ¿Qué es lo mejor
que podría ocurrir?, ¿Cuál es la posibilidad más realista?
4. ¿Cuál es el efecto de creer en ese P.A.?, ¿Cuál sería la consecuencia en caso de
cambiarlo?
5. ¿Qué debo hacer al respecto?
6. ¿Qué le diría a __________si estuvieras en esta misma situación?

Una vez evaluado un P.A., el terapeuta pide al paciente que cuantifique el grado de creencia en la respuesta adaptativa y
el cambio emocional que ha experimentado. Si la creencia no es fuerte, pero sigue perturbando, trata de conceptualizar
por que el examen del pensamiento no logro aliviar la tensión.

En resumen:

Creencia central
(“soy incompetente)

Creencia intermedia
(“si no comprendo algo a la perfección, soy tonto”

Situación Pensamientos automáticos Reacciones


(Lectura de un libro) (Es demasiado difícil, nunca lo comprenderé) Emoción (Malestar)
Comportamiento
(Cerrar el libro)
Fisiológica.
(Pesadez en el abdomen)
Modelo cognitivo de la depresión.
Se basa en la depresión pero es aplicable a otras patologías. Postula 3 conceptos específicos para explicar el sustrato
psicológico de la depresión: 1. la triada cognitiva, 2. los esquemas, y 3. los errores cognitivos (errores en el
procesamiento de la información).
-Triada cognitiva: Consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al paciente a considerarse a sí mismo, al
futuro y sus experiencias de un modo indiosincratico. El primer componente se centra en la visión negativa del paciente
acerca de si mismo. Se ve desagradable. Tiende a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo, de tipo
psíquico, moral, o físico. El paciente cree que a causa de estos defectos, es un inútil, carece de valor. Piensa que carece
de los atributos que considera esenciales para lograr la alegría y felicidad.
El segundo componente se centra en la tendencia el depresivo a interpretar sus experiencias de una manera negativa.
Interpreta sus interacciones con el entorno, animado o inanimado, en términos de relaciones de derrota y frustración. La
persona depresiva puede darse cuenta de que sus interpretaciones negativas iniciales estaban desviadas si se le anima a
reflexionare sobre otras explicaciones alternativas menos negativas.
El tercer componente se centra en la visión negativa acerca del futuro. Cuando la persona depresiva hace proyectos de
gran alcance, está anticipando sus dificultades o sufrimientos actuales continuaran indefinidamente.
El modelo cognitivo considera el resto de los signos y síntomas del síndrome depresivo como consecuencia de los
patrones cognitivos negativos. La poca fuerza de voluntad viene provocada por el pesimismo y desesperación. Los
deseos de suicidio pueden entenderse como expresión extrema del deseo de escapar a lo que parecen ser problemas
irresolubles o situación intolerable. La visión negativa del futuro puede producir una “inhibición psicomotriz”.
-Esquemas específicos: aquellos que a partir de un procesamiento distorsionado de las situaciones (realidad), se activan
y determinan una reacción conductual o emocional desadaptativa. En la depresión como en otros trastornos de
personalidad, los esquemas que se activan son inadecuados o rígidos. En la depresión, las conceptuaizaciones de los
pacientes acerca de determinadas situaciones se distorsionan de tal modo que se ajustan a esquemas inadecuados
prepotentes. A medida que estos esquemas indiosincraticos se van haciendo mas activos, son evocados por un conjunto
de estímulos cada vez mayor que mantiene una escasa relación lógica con ellos. El paciente pierde gran parte del control
voluntario sobre sus procesos de pensamiento y es incapaz de acudir a otros esquemas mas adecuados.
Según Beck estos esquemas son difíciles de corregir porque van acompañados de distorsiones en el procesamiento de la
información.
-Distorsiones en el procesamiento de la información:
.Inferencia arbitraria: uno saca conclusiones a partir de hechos insuficientes. Se hacen inferencias de la realidad sin
elementos contundentes que las corroboren. Ejemplo: cruzó la calle, debe estar enojado conmigo.
.Abstracción selectiva: conocida como visión de “túnel”. Uno selectivamente focaliza la atención en un solo aspecto de la
situación, negando el resto. Ejemplo: el depresivo valora toda una situación teniendo en cuanta un solo factor: “llego
tarde, seguro es porque no le intereso”.
.Generalización: (o sobre generalización) a partir de una experiencia se elabora una conclusión que luego se le atribuye a
un conjunto amplio de situaciones. Ejemplo: “no aprobé este parcial, nunca voy a aprobar ninguno”
.Maximización o minimización: darle mayor importancia o trascendencia a los aspectos negativos de una situación, y
poco interés o importancia a los positivos.
.Personalización: se cree que todo lo que ocurre es el resultado de la irresponsabilidad de uno, es una atribución
personal permanente de la culpabilidad de las cosas.
.Pensamiento dicotómico: (“todo o nada”) se piensan cosas como “siempre o nunca”. Se concibe la realidad a partir de
dos categorías opuestas y extremas. No hay alternativas intermedias. Si bien este pensamiento es propio de la evolución
del sujeto, se espera que en la adultez sea superado.
Una manera de abordar el desorden de pensamiento presente en la depresión es conceptualizarlo en términos de
modos “primitivos” de organizar la realidad vs. modos maduros”. Las personas depresivas (primitivos) tienden a emitir
juicios globales respecto a los acontecimientos que afectan su vida. Sus contenidos de pensamiento son extremos,
negativos y absolutistas. La respuesta emocional tiende a ser negativa y extrema. Un pensamiento más maduro integra
automáticamente las situaciones en varias dimensiones, en términos cuantitativos más que cualitativos, y de acuerdo
con criterios relativos más que absolutistas.
Predisposición y desencadenamiento de la depresión.
Algunas experiencias tempranas proporcionan la base para formar conceptos negativos sobre uno mismo, el futuro y el
mundo. Estos pueden permanecer latentes y ser activos por determinadas circunstancias, análogas a las experiencias
inicialmente responsables de la formación de las actitudes negativas.
Las situaciones desagradables de la vida no conducen necesariamente a una depresión, a no ser que la persona esté
especialmente sensibilizada hacia un tipo concreto de situación, debido a la naturaleza de su organización cognitiva.
Un modelo de interacción recíproca.
Bandura dice que la conducta de una persona influye sobre otros individuos, cuyas acciones, a su vez, influyen sobre la
persona. Puede suceder que una persona que se encuentra en las primeras fases de la depresión se aparte de algunas
personas significativas para ella. Ofendidas, estas personas significativas podrían responder con rechazos o criticas, que a
su vez, activarían el autorechazo y la autocrítica del propio individuo. Las conceptualizaciones negativas resultantes
llevan al paciente a un mayor aislamiento.
Modelo cognitivo.
La terapia cognitiva se basa en el modelo cognitivo, que plantea la hipótesis de que las percepciones de los eventos
influyen sobre las emociones y los comportamientos de las personas. Los sentimientos no están determinados por las
situaciones mismas, sino más bien por el modo como las personas interpretan esas situaciones.
El Modelo Cognitivo propone que todas las perturbaciones psicológicas tienen en común una distorsión del
pensamiento, que influye en el estado de ánimo y en la conducta de los pacientes. Una evaluación realista y la
consiguiente modificación del pensamiento producen una mejoría en esos estados de ánimo y comportamientos. Esta
mejoría permanente resulta de la modificación de las creencias disfuncionales subyacentes.
Pasos generales del proceso terapéutico.
Recogida de datos: identificar pensamientos, deseos, sentimientos del paciente durante la entrevista inicial. Al iniciar el
abordaje de un caso, el terapeuta se plantea las siguientes preguntas: ¿Cuál es el diagnóstico del paciente? ¿Cuáles son
sus problemas actuales, como se desarrollaron y cómo persisten en este momento? ¿Qué pensamientos y creencias
disfuncionales se asocian con los problemas? ¿Qué reacciones (emocionales, filosóficas y del comportamiento) se
asocian con estos pensamientos?
Análisis de datos: cuestionamiento sobre los pensamientos negativos o disfuncionales. El terapeuta establece, entonces
una hipótesis acerca del modo como el paciente llegó a desarrollar su trastorno psicológico particular. Desde el primer
contacto el terapeuta comienza a construir una conceptualización cognitiva del paciente y la sigue profundizando hasta
la última sesión. Este marco, orgánico y siempre en evolución, lo ayuda a planificar una terapia eficaz y eficiente. La
conceptualización es fluida pero, en algunos momentos estratégicos, el terapeuta debe controlar con el paciente las
hipótesis y su formulación. Generalmente, si la conceptualización es adecuada, el paciente confirma que le “suena
correcto” y que el cuadro que el terapeuta le está presentando concuerda con su propia percepción.
Para el terapeuta puede resultar útil considerar a la terapia como un viaje y a la conceptualización como un mapa de
ruta. Él junto con el paciente examina los objetivos de la terapia, el destino final. Hay varias maneras de llegar a ese
destino: por ejemplo, se puede llegar por autopista o por caminos colaterales. A veces los desvíos pueden provocar
cambios en el plan original.
Para decidir cuando y en que medida compartir la conceptualización con el paciente, el terapeuta considera los
siguientes elementos: cuan fuerte es la alianza terapéutica, cuanta credibilidad confiere el paciente al modelo cognitivo,
como están activadas sus creencias centrales en la sesión y cuanta conciencia tiene el paciente de lo que le sucede.
Diseño de experimentos: son las técnicas a utilizar, tareas, ejercicios, que permiten poner a prueba empírica ciertos
pensamientos y supuestos fuera de la terapia.
Asignación de tareas para la casa: oportunidades para seguir evaluando los pensamientos disfuncionales en situaciones
cotidianas (fuera de la sesión).
Técnicas cognitivas.
Las técnicas cognitivas se dirigen a proporcionar puntos de entrada en la organización cognitiva del paciente. Se emplean
para ayudar tanto al terapeuta como al paciente a entender la interpretación que éste último hace de la realidad.
Para modificar las ideas inadecuadas o distorsionadas asociadas con las áreas problemáticas, el terapeuta expone
brevemente el modelo cognitivo de la depresión. Un punto importante es explicar la íntima relación entre los
pensamientos de una persona acerca de sí misma, de su entorno y de su futuro y sus sentimientos, motivaciones y
conductas. Subraya el efecto negativo que ejercen los pensamientos distorsionados sobre los sentimientos y la conducta
del paciente. El terapeuta debe proporcionar al paciente evidencia de que su modo de pensar o de ver las cosas
contribuye a mantener la depresión y de sus observaciones y conclusiones pueden ser “incorrectas” (no irracionales)
La idea principal que el terapeuta debe comunicar es que ambos van a actuar como dos colaboradores científicos que
pretenden investigar el contenido de los pensamientos del paciente.
Es esencial conocer las expectativas del paciente ante el tratamiento (lo que sucederá, los objetivos razonables, el
resultado que puede esperar).
Una manera de evaluar los puntos de vista del paciente acerca de la terapia, a la vez que le proporciona información
sobre el modelo conceptual de terapia cognitiva, es hacer que lea una introducción al método. El terapeuta puede
animar al paciente a subrayar las partes que considere relevante para el caso. Debe cuidar especialmente de que el
paciente comprenda el concepto de pensamiento distorsionado y la relación entre los pensamientos y los síntomas de la
depresión.
La etapa más importante de la terapia cognitiva es el entrenamiento del paciente para observar y registrar sus
cogniciones. Esto hace que el paciente se de cuenta de la existencia de las imágenes y autoverbalizaciones. También
debe comprender la relación entre sus cogniciones, afectos y conducta, y los acontecimientos ambientales. Este
entrenamiento debe realizarse en pasos sucesivos. (1) Definir lo que es un pensamiento automático (cognición); (2)
demostrar la relación entre cognición y afecto, valiéndose de ejemplos concretos; (3) demostrar la presencia de las
cogniciones, tomando como base la experiencia reciente del paciente; (4) asignar para casa la tarea de registrar las
cogniciones; y (5) revisar los registros del paciente y proporcionarle feedback.
Una técnica para demostrar la relación entre pensamiento y afecto al paciente es la de las “imágenes inducidas”.
Primero, el terapeuta le pide al paciente que imagine una escena desagradable. Si el paciente manifiesta una respuesta
emocional negativa, el terapeuta puede preguntar por el contenido de sus pensamientos. A continuación, le pide que
imagine una escena agradable y que describa sus sentimientos. Normalmente, el paciente será capaz de reconocer que,
cambiando el contenido de sus pensamientos, puede modificar sus sentimientos. Esta técnica esta indicada para los
pacientes con depresiones moderadas, quienes suelen experimentar períodos de tristeza transitorios.
Cognición y experiencias recientes: es conveniente demostrar al paciente la presencia de cogniciones. Un primer
procedimiento para esto, consiste en preguntar al paciente por sus pensamientos inmediatamente anteriores a la
primera cita. A continuación, el terapeuta denomina o etiqueta los pensamientos o ideas como “pensamientos
automáticos”. Además de determinar la presencia de cogniciones, el terapeuta pude corregir cualquier concepto o
información incorrecta referente al tratamiento.
Detección de los pensamientos automáticos: el terapeuta expone un proyecto diseñado para poner de manifiesto las
cogniciones inadecuadas.
Lo que se le dice al paciente depende del problema concreto que se esté investigando. Lo más frecuente suele ser que se
le den instrucciones de “atrapar” cuantas cogniciones sea posible y registrarlas en un cuaderno. El paciente puede tomar
las variaciones en su estado de ánimo como indicio o pista para identificar o recordar sus cogniciones.
Un segundo método consiste en que el paciente reserve un cierto periodo de tiempo para recordar los acontecimientos
del día y las cogniciones asociadas con cada uno de ellos. Se le pide que registre cualquier pensamiento negativo con la
mayor precisión posible.
Un tercer método es el de identificar las situaciones ambientales que tengan relación con la depresión del paciente.
Otra alternativa es que el terapeuta enfrente al paciente con una de las situaciones ambientales perturbadoras con
objeto de activar e identificar las cogniciones depresivas.
Una vez que el paciente aprende a especificar sus cogniciones, él y el terapeuta pasan a examinar la fuente de
depresión.
Examinar y someter a una prueba de realidad las imágenes y los pensamientos automáticos: el terapeuta hace que el
paciente someta sus ideas a pruebas de realidad para suscitar una descripción y un análisis más correctos de cómo son
las cosas. El terapeuta debería examinar una muestra de los pensamientos del paciente en colaboración con este. La
base o evidencia de cada pensamiento debe someterse a una prueba de realidad, aplicando las pautas que emplean las
personas no depresivas a la hora de emitir un juicio.
Una vez que la paciente aprende a contrastar sus cogniciones con la evidencia real, tendrá la oportunidad de evaluar sus
supuestos. En el caso que el terapeuta haya determinados que las afirmaciones del paciente son ciertas y sus
predicciones plausibles, pasará a investigar el significado de esta y el cúmulo de actitudes con él asociadas.
Lo esencial de la prueba de realidad es que permite al individuo corregir sus distorsiones. El análisis del significado y de
las actitudes pone de manifiesto la naturaleza irracional y contraproducente de las actitudes.
Dos técnicas dirigidas a incrementar la objetividad del paciente son la “reatribución” y la “conceptualización alternativa”.
Con estas, el paciente aprende a distanciarse de sus propios pensamientos, es decir, comienza a ver sus pensamientos
como eventos psicológicos.
Técnicas de reatribución: esta técnica se emplea cuando el paciente atribuye, de forma poco realista, las consecuencias
negativas a una deficiencia personal, como la falta de capacidad o de esfuerzo. El terapeuta y el paciente revisarán los
acontecimientos relevantes y aplicarán leyes lógicas a la información disponible, con objeto de atribuir la
responsabilidad a quien verdaderamente le corresponda. Lo importante es definir los múltiples factores que pueden
intervenir en una experiencia adversa.
Búsqueda de soluciones alternativas: Esta técnica se refiere a la investigación activa de otras interpretaciones o
soluciones a los problemas del paciente. Este procedimiento constituye la piedra angular de la resolución adecuada de
los problemas.
Gracias a la definición cuidadosa de sus dificultades, el paciente puede llegar espontáneamente a soluciones para
problemas que antes consideraba irresolubles.
Registro de pensamientos inadecuados: el paciente recibe la instrucción de escribir sus cogniciones en una columna y, a
continuación, una respuesta razonable a cada cognición en otra columna. El terapeuta debe explicar detalladamente el
empleo de la hoja, una vez que el paciente haya entendido la noción de pensamientos automáticos. Debe enseñarle a
evaluar el grado de sus experiencias emocionales y a determinar hasta qué punto cree en sus pensamientos
automáticos. El fundamento teórico de este procedimiento consiste en enseñar al paciente a discriminar con más
precisión sus emociones y sirve para asegurarse de que el paciente anota los pensamientos que resultan “extraños”.
Empleo del contador de pulsera: el empleo de un instrumento técnico les ayuda a identificar y controlar sus cogniciones.
Se puede emplear un Contador de Respuestas. El empleo del contador es útil para demostrar al paciente el modo como
sus pensamientos producen, mantienen o intensifican sus sentimientos negativos y otros síntomas de la depresión.
Entrevista inicial.
Hemos observado que la terapia comienza con el primer contacto con el paciente, sea este telefónico o en la consulta
del terapeuta.
Muchos terapeutas encuentran conveniente comenzar la entrevista con una pregunta cómo ¿Qué sentimientos le
produce acudir a un terapeuta?
Luego, en algunos casos en que el paciente presenta una gran dificultad para expresarse o no conoce la estructura básica
de la terapia cognitiva, suele ser conveniente introducir algunas instrucciones preliminares e informar al paciente sobre
la terapia cognitiva de la depresión.
Es recomendable dedicar al menos una hora y media a la entrevista inicial.
Es obvio que el terapeuta debe efectuar una evaluación diagnostica completa, a no ser que ya se haya realizado un
diagnostico previo antes de que el paciente acudiese a la consulta. Incluso en este caso, el terapeuta debe confirmarlo.
Es crucial que se evalué si el paciente es psicótico o no lo es, como así también es imprescindible determinar si se trata
de un paciente suicida.
Deben tener en cuenta posibles trastornos orgánicos como ser una lesión cerebral, deficiencia mental, etc. El inventario
de depresión es un buen instrumento que cubre las distintas facetas de la depresión.
El desarrollo de la primera entrevista y las respuestas del paciente ante algunas preguntas pueden proporcionar
información sobre la capacidad de introspección de este, su capacidad para interpretar objetivamente sus ideas y su
situación de vida, su capacidad para concentrarse en un asunto concreto, su capacidad de razonamiento y su capacidad
para aplicar los principios que le indica el terapeuta.
Uno de los objetivos de la entrevista inicial consiste en conseguir una cierta mejoría de los síntomas, incrementando el
rapport, la colaboración terapéutica y la confianza en la efectividad de la terapia.
La manera más eficaz de conseguir este primer objetivo terapéutico consiste en delimitar un conjunto de problemas y,
en el transcurso de la entrevista, enseñar al paciente estrategias para hacer frente a esos problemas.
Es muy importante además, seleccionar los síntomas objetivos: un síntoma objetivo puede identificarse como cualquiera
de los componentes de la depresión que conlleva sufrimiento o algún tipo de incapacidad funcional. Los síntoma
objetivo pueden clasificarse en las siguientes categorías: síntomas afectivos (tristeza, apatía), síntomas motivacionales
(deseo de escapar, suicidio), síntomas cognitivos (problemas de atención o de concentración), síntomas conductuales,
síntomas fisiológicos (alteraciones del sueño o del apetito). El terapeuta, junto con el paciente deben determinar los
síntomas objetivos.
Objetivos de la entrevista inicial.
-Establecer el diagnostico: no solo de los pensamientos automáticos sino también la patología según el DSMIV.
-Evaluar el grado de patología (relacionado con la gravedad)
-Estimar recursos que tiene el paciente para poner en juego en la terapia. No se centra en la patología.
-Conceptualización del caso desde el punto de vista cognitivo (preguntas).
-Psicoeducación: enseñar al paciente sobre el modelo terapéutico.
-Acuerdo de objetivos y métodos a emplear.
-Feedback sobre la sesión: puntos más importantes, aspectos aprendidos, conclusiones extraídas. El feedback reciproco
es importante para determinar, tanto si el terapeuta comprende el problema del paciente, como si el paciente entiende
lo que el terapeuta le dice.
Maximización de los efectos de la terapia cognitiva
-Importancia de crear un clima de empresa común y de colaboración con el paciente: esto genera un espíritu cooperativo
y una sensación de exploración y descubrimiento. Estos factores incrementan la motivación y ayudan a superar muchos
de los obstáculos inherentes a la psicoterapia.
-Importancia de centrarse en las variaciones y fluctuaciones que pueden darse en la depresión del paciente: cuando el
paciente experimenta una mejoría, el terapeuta debe animarle a que determine con exactitud qué método piensa que
ha contribuido en su mejoría. El terapeuta debe enfatizar la importancia de que el paciente aprenda métodos para hacer
frente a la depresión, en vez de las posibles mejorías que hayan surgido sin ningún tipo de intervención activa por parte
del paciente.
-Énfasis en la autoexploración: debe favorecerse que el paciente investigue el significado de los distintos fenómenos a lo
largo del transcurso de la terapia y, especialmente, después de que esta finalice.
-“Aprendizaje dependiente del Estado” y colaboración de las personas significativas: los pacientes aprenden menor a
analizar y hacer frente a sus dificultades cuando sus problemas aún están “calientes”. Esto parece ajustarse al concepto
de “aprendizaje dependiente del estado”: lo que una persona aprende en un determinado estado tiene mayor
probabilidad de generalizarse a ese estado específico que a otros. El terapeuta podría visitar el paciente en su propia
casa para ayudarle a resolver un problema (por ej. Realizar tareas domesticas) relacionado con una situación concreta.
En caso de que estas visitas sean imposibles de concretar puede ser conveniente la colaboración activa por parte de un
familiar o amigo del paciente. El “terapeuta auxiliar” puede ser entrenado para implementar determinadas estrategias
terapéuticas en la situación de casa.

Otras técnicas cognitivas conductuales.


Tienen por objeto influir sobre el pensamiento, el comportamiento y el estado de ánimo del paciente.
Resolución de problemas.
Junto con los problemas psicológicos o además de ellos, los pacientes tienen problemas en la vida real. El terapeuta
indaga acerca de estos problemas en la primera sesión y redacta una lista o los traduce en objetivos positivos. En cada
sesión alienta al paciente para que incluya en el plan los problemas que han surgido durante la semana o problemas que
supone pueden producirse en las semanas por venir. A medida que transcurren las sesiones alienta al paciente para que
sea más activo en la resolución de problemas. La resolución de problemas implica a veces cambios significativos en la
vida.
Formulario para la resolución de problemas

Nombre del paciente:


1. Problema
Comenzar la monografía de economía
2. Significado particular: P.A y creencias
No soy lo suficientemente capaz como para realizarla
3. Respuesta al significado particular
Soy suficientemente capaz como para entregar algo. Todavía no sé como lo hare. Solo
lo sabré cuando lo haga
4. Soluciones posibles
1. Mantener la idea original
2. Realizar un esquema por escrito
3. Conversar acerca de mis ideas con mi compañera de cuarto
4. Leer alguna de las lecturas sugeridas

Toma de decisiones.
Muchos pacientes experimentan dificultades para tomar decisiones. El terapeuta, en esos casos, pide al paciente que
confeccione una lista de las ventajas y desventajas de cada una de las elecciones posibles y lo ayuda a evaluar cada ítem
y a llegar a una conclusión de cuál es la opción más conveniente.
Experimentos conductuales.
Comprueban directamente la validez de los pensamientos o las presunciones de la paciente y son una importante
técnica de evaluación, ya sea que se utilice sola o acompañada del cuestionamiento socrático. Estos experimentos se
pueden realizar dentro o fuera del consultorio. También se puede evaluar en el consultorio la validez de otros
pensamientos como:
Pensamiento automático Experimento conductual
No sé qué decirte En una dramatización, el paciente se
representa a sí mismo y el terapeuta a la otra
parte.
No puedo llamar para concretar una visita al El paciente efectúa la llamada telefónica
medico desde el consultorio.

Control y programación de las actividades.


Un cuadro de actividades es sencillamente una tarjeta en la que se encuentran consignados los días de la semana en la
parte superior y, sobre la izquierda, de arriba hacia abajo, aparecen las horas del día.
Se lo emplea para controlar las actividades del paciente, medir y analizar el placer que obtiene de ellas y la idoneidad
con que las lleva cabo, controlar y observar los estado de ánimo negativos, programar actividades placenteras o tareas
abrumadoras y para comprobar predicciones.
Los datos que provee son invalorables y, generalmente, cuando se producen cambios en las actividades, el paciente
también mejora su estado de ánimo significativamente.
Cuando revisan el control de actividades, el terapeuta está atento para detectar la aparición de pensamientos
automáticos, perturbadores que pueden haber interferido con el placer o los logros de la paciente. Si los puntajes
hubiesen sido más bajo de lo previsible para una actividad dada, el terapeuta habría indagado acerca de los
pensamientos automáticos de la paciente en ese momento.
Programar actividades: el mismo cuadro se puede utilizar para programar actividades. En lugar de controlar las que
realizara durante la semana, el paciente planifica y escribe las actividades para la semana siguiente incluyendo algunas
muy placenteras, tareas para realizar, eventos sociales, tareas de la terapia, actividad física y otras que eran evitadas
anteriormente. Si lo considera útil, el profesional puede pedir al paciente que prediga en un cuadro los niveles de
satisfacción y placer y los estados de ánimo y que, en otro, consigne los verdaderos resultados obtenidos.
Distracción y refocalización.
Refocalizar la atención es particularmente útil en aquellos casos en los cuales se necesita concentración para la tarea que
se está llevando a cabo, para continuar una conversación o para conducir. El terapeuta enseña al paciente a concentrarse
en la tarea inmediata, prestando atención deliberadamente al informe que está escribiendo, a lo que está diciendo su
interlocutor o a la ruta que tiene por delante. El profesional ensaya la estrategia con el paciente tratando de averiguar
cuáles han sido los recursos que mejor le han servido para re-enfocarse en el pasado o como piensa que puede lograrlo
en el futuro.
De todas maneras, distraerse y dejar de lado los pensamientos no es la mejor solución para aliviar la disforia.
Generalmente cuando la reestructuración cognitiva no basta para aliviarla los pacientes deben recurrir a otras técnicas.
Sin embargo, debemos advertir que algunos pacientes tienden a apoyarse demasiado en estas técnicas en lugar de
evaluar y modificar sus P.A.
Relajación.
Los ejercicios de relajación se deben enseñar y practicar en la sesión, porque allí se pueden resolver problemas y se
puede evaluar su eficacia.
El terapeuta también debe tener en conocimiento que algunos pacientes experimentan un efecto paradojal de
exacerbación a partir de los ejercicios de relajación que los hace sentirse aun más tensos y angustiados.
Tarjetas de apoyo.
Estas son habitualmente fichas de ocho centímetros por doce que el paciente tiene en la mano. Se lo alienta a que las
lea sistemáticamente y además cuando crea que las necesita. Estas tarjetas pueden tener distintos formatos: un
pensamiento automático clave, o una creencia escrito en el anverso y la respuesta adaptativa en el reverso, el diseño de
algunas estrategias conductuales destinadas a situaciones problemáticas específicas e instrucciones para activar al
paciente. Ejemplo de tarjeta de apoyo (pensamiento automático-respuesta adaptativa):

Lado 1 Lado 2
Pensamiento automático Respuesta adaptativa
“no puedo hacer esto” Es posible que sienta que no puedo hacerlo,
pero quizás eso no sea verdad…

Exposición gradual.
Para alcanzar un objetivo, habitualmente hay que cumplir una serie de pasos. Muchas veces, cuando los pacientes se
dan cuenta de lo lejos que están de un objetivo, se sienten abrumados y no se pueden concentrar en la etapa que están
atravesando. Un grafico de los pasos para seguir, a menudo alienta al paciente.
El terapeuta generalmente sugiere comenzar con una actividad asociada a un estado de angustia leve a moderado y
practicarla diariamente o varias veces al día, hasta que la angustia haya disminuido de manera significativa. El paciente
prueba entonces con la siguiente tarea, hasta que pueda llevarla a cabo con relativa facilidad.
Dramatizaciones.
Algunos pacientes tienen habilidades sociales deficientes o solo saben desempeñarse en un estilo de comunicación,
pero carecen de la capacidad para adaptarse a otros estilos cuando es necesario.
Antes de enseñar habilidades sociales a un paciente, el terapeuta controla cuales son las que ya tiene. Muchos pacientes
saben exactamente que decir y hacer pero tienen dificultades para utilizar ese conocimiento debido a sus presunciones
disfuncionales (por ejemplo, “si expreso mi opinión, me mataran”)
Una forma de evaluar las habilidades, es pedirle al paciente que suponga un resultado positivo: “si supieras que el
profesor asistente estará encantado de hablar contigo, ¿Qué le dirías?”
Se hace evidente que el problema está asociado con las creencias disfuncionales pero que el paciente posee habilidades
sociales cuando es capaz de usarlas en otro contexto.
Uso de la “técnica del pastel”.
Un cuadro en forma de pastel se puede usar de muchas maneras, por ejemplo, para ayudar al paciente a establecer
objetivos o a determinar responsabilidades relativas en una situación.
Establecer objetivos: cuando un paciente tiene dificultades para especificar sus problemas y los cambios que desea
hacer en su vida o cuando no tiene conciencia de lo desequilibrada que su existencia, se puede beneficiar con su
representación grafica de su uso real del tiempo versus el uso ideal que se plantea.
Comparaciones funcionales del yo y listados de afirmaciones personales.
Los pacientes con trastornos psiquiátricos tienden a procesar la información negativamente, en especial cuando se trata
de evaluaciones de sí mismos. Tienen una inclinación a captar los datos negativos y a dejar de lado, desvalorizar o hasta
olvidar las informaciones positivas. Además suelen utilizar un par de comparaciones disfuncionales: se comparan con
ellos mismos antes del comienzo de la enfermedad o se comparan con otros que no tienen trastornos psiquiátricos. Esta
tendencia negativa de la atención tiende a mantener o acrecentar la disforia.
Modificar la comparación con uno mismo: el terapeuta ayuda a la paciente a darse cuenta de que su atención negativa
selectiva y las comparaciones que ella establece son disfuncionales. Luego le enseña a formular comparaciones más
funcionales y a mantener una afirmación personal.
Listado de afirmaciones personales: estas son simples listas diarias de las cosas positivas que el paciente está haciendo o
ítems por los cuales se merece crédito.

Lista de créditos
1. Trate de seguir lo que se decía en la clase de estadística
2. Termine de tipiar la monografía y la entregue
3. Converse con Julia durante el almuerzo

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