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Escuela de Recursos Naturales

Instrumental Geológico

Cambio geográfico: el terremoto de


Tōhoku en Minamisanriku

Integrantes:

Giovanni Vásquez

Laura Osorio

Carrera: Técnico en geología y control de sondaje

Profesora Katherine Narea

11 de junio, 2018. Primer semestre.


Escuela de Recursos Naturales
Instrumental Geológico
El poblado de Minamisanriku se encuentra en la prefectura de Miyagi, dentro de la región de Tohoku,
Japón. Responde a las coordenadas 38°40′40″N 141°26′47″E, y comprende un pueblo y un área
urbanizada ubicada inmediato al mar y a las montañas. Es un distrito pequeño de carácter pesquero y
agrícola que, sin embargo, contaba con la mejor defensa anti tsunami de todo Japón: una muralla de
siete metros y medio que al golpear las olas el 11 de marzo del 2011, quedaron reducidas a escombros
cuando el mar alcanzó los 5 km tierra adentro.

Ilustración 1: Minami-sanriku, 24 de junio, 2010

Así lucía Minamisanriku menos de un año antes del terremoto del 11 de marzo. Las murallas
comprendían toda la línea costera, como se observa en la imagen, con una altura de dos pisos
construidas en respuesta al terremoto de Valdivia de 1960, que golpeó al puerto con olas de cerca de
tres metros; las mismas murallas que resultaron devastadas ante las olas de veinte metros. En la imagen
se puede apreciar un desnivel notable entre el nivel del mar y los cerros aledaños que rodean la
localidad, cubiertos completamente de árboles sin mayor intervención. Tres ríos desembocan en el
puerto, también protegidos con muros rompeolas, y que atraviesan al pueblo en todos sus flancos
generando inadvertidamente, una vía por la cual el mar podría avanzar sin mayor restricción y llegar al
centro de Minamisanriku.

La ciudad contaba con dos edificios a prueba de catástrofes o centros de evacuación, uno ubicado cerca
de la costa y otro cerca de las montañas y del centro. Ambos se alzaban hasta 20 metros sobre el nivel
del mar y resultaron lo bastante macizos para no ser destruidos por las olas, pero fueron inundados
completamente, junto a otros 30 de 80 centros de evacuación.
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Ilustración 2: Minami-sanriku, 29 de marzo, 2011

Asi lucía el pueblo once días después del terremoto. La razón de la conservación de los bosques no es
mramente estética, si no que ofrecía una barrera natural que, agregada a la elevación repentina del
terreno, debía disipar la fuerza del tsunami. Se observa que a lo largo del cauce de los ríos, el área
quemada por el mar es ancha en su extensión, alcanzando hasta 5 km en algunos poblados sin
elevación. En Minamisanriku, el tsunami alcanzó los 3.5 km tierra adentro, llegando a rodear el cerro
que se halla en el centro del pueblo para seguir avanzando cuesta arriba.

Cabe destacar que el tsunami ocurrió en las primeras horas de la tarde (14:46 hora local) por lo que
mucha gente se encontraba cocinando en sus casas, lo que generó grandes incendios que fueron
arrastrados, flotando hacia el norte. Los escombros y las olas provocaron la muerte de, al menos, 9.500
personas solo en esta localidad, sumadas al total de 15.895 muertes y más de 2.539 desaparecidos a lo
largo de veinte prefecturas, siendo considerada la mayor crisis en Japón después del fin de la segunda
guerra mundial.
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Ilustración 3: Minamisanriku el 5 de abril, 2011

Se presenta una foto mas clara de la devastación provocada por el tsunami. Los ríos retomaron su cauce
normal despejados de los escombros, pero dejando a la vista el centro completamente baldío de casas.
Las defensas principales del puerto se observan levemente inalteradas, pero es correcto aclarar que lo
que se observa, por lo menos bajo los dos ríos principales, son los cimientos de los rompeolas. El mar
subió por los cerros y las calles visibles en el este del mapa y también al norte, dejando maltrecha un
pequeño sector ubicado al norte de la bahía cercano al río mas ancho. De los seis puentes que poseía
dicho caudal quedaron cuatro en pie.

Al oeste del marcador se observa un camino por donde avanzó el mar, secando todo. Sin embargo, el
ancho de este paso no es tanto como aquel del este, debido a la mayor elevación que los cerros tenían.
Sin embargo, esta elevación encajonó al mar que avanzaba y logró acelerar su velocidad, permitiéndole
alcanzar hasta las localidades que se encontraban al norte del marcador, más de dos kilómetros tierra
adentro. Al este del marcador, la elevación no es tan dramática y el terreno es más bien plano, por ello
se observa gran devastación en esta bahía, evidenciada por la cantidad de terreno agreste sin los árboles
que servían de protección, dado que el mar entró con la misma fuerza, pero con menos resistencia.
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Ilustración 4: Minamisanriku, 15 de noviembre de 2015

Así luce Minamisanriku cuatro años después de la catástrofe. Mucha de la vegetación ha vuelto a crecer,
mayormente pinos, cuyo rápido crecimiento y gran envergadura servirá para el rompeolas natural
diseñado por los japoneses. Mucho del centro de la ciudad ha sido limpiado, pero no se ha alcanzado la
densidad de población evidenciada en la fotografía antes del terremoto. Las zonas de coloración
amarilla evidencian reconstrucción, dado que el mar cambió la morfología de la zona llevándose consigo
mucha tierra, lo que dejaba inútil los intentos de reconstrucción. La bahía al este de la pequeña isla no
sufrió perdida de suelos, por lo que hay una leve reconstrucción. El gobierno japonés reconstruirá los
muros rompeolas, pero tendrán características que se ajusten a los estándares impuestos por el mayor
terremoto que ha sufrido la isla japonesa, y el cuarto a nivel mundial. Esta catástrofe demuestra que aún
los países más desarrollados y más experimentados como Japón, pueden sucumbir ante desastres
naturales para los cuales se cree estar preparados. Se avanza hacia el progreso, y se debe siempre estar
a la vanguardia, ya que la geología es impredecible en todas sus expresiones; ya sea un terremoto o un
tsunami, o ambos.

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