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Los estereotipos sociales surgen debido a que nuestra mente está constantemente
categorizando el mundo a nuestro alrededor. Debido a que la capacidad de
procesamiento de nuestro cerebro es limitada, necesitamos simplificar lo que nos
rodea de tal manera que podamos dividirlo en categorías más o menos claras.
Así, antes de conocer a fondo a una persona, aspectos como su raza, su sexo, su
orientación sexual o su afiliación política nos sirven para formarnos una idea
inconsciente sobre cómo creemos que es. Esta categorización social nos lleva a
atribuirle ciertos rasgos que se asocian típicamente al grupo con el que la hemos
asociado.
Educación o naturaleza?
Durante las últimas décadas, los psicólogos cognitivos han tratado de encontrar la
respuesta a la pregunta de si los estereotipos sociales se forman de forma espontánea
desde el nacimiento, o si por el contrario tienen que ver con la cultura en la que nos
hemos criado.
En un principio se pensaba que tan solo las personas racistas, sexistas u homófobas
mostraban estereotipos (que, en el caso de ser negativos, se conocen como prejuicios).
Sin embargo, varios estudios permitieron a los investigadores descubrir que todas las
personas estereotipamos a los demás de forma automática.
Midiendo respuestas inconscientes como la velocidad de reacción o la dilatación de las
pupilas, los psicólogos cognitivos demostraron que todo el mundo reacciona de forma
diferente a personas pertenecientes a distintos grupos.
Influencia de la sociedad
Por otra parte, disciplinas como la sociología opinan que los estereotipos, a pesar de
tener una base biológica, se forman principalmente debido a la cultura en la que
estamos inmersos. Factores como la información que recibimos de nuestros padres o
los medios de comunicación pueden influir en la formación de estereotipos.
Por ejemplo, según esta teoría tendemos a asociar rasgos positivos con los grupos
sociales que han sido históricamente privilegiados, y rasgos negativos con aquellos que
han estado en una situación de desventaja. Esta manera de crear estereotipos se vería
perpetuada por la educación, las expresiones culturales y la vida social en general.
Sin embargo, debido a que los humanos necesitamos utilizar estereotipos para poder
manejarnos adecuadamente en el mundo, es imposible que consigamos librarnos de
estos para siempre. Por lo tanto, lo único que puede cambiar la cultura es el contenido
de algunos estereotipos, no el hecho de que pensemos en términos de grupos.
Ocultan algo de verdad?
Los estereotipos sociales casi siempre tienen su origen en algo cierto. Sin embargo, al
estar basados en la observación de todo un grupo y no de un individuo, regirnos
ciegamente por estos puede llevarnos a no darnos cuenta de las numerosas
excepciones que existen.
Por otra parte, regirnos por los estereotipos sociales puede provocar también que surjan
la discriminación y los prejuicios. Por lo tanto, es necesario ser conscientes de nuestros
propios estereotipos y tratar de observar la realidad de forma objetiva.
Tipos
Los principales tipos de estereotipos sociales son los siguientes: de raza, de género, de
clase, de orientación sexual, de país, religiosos y políticos:
De raza
De género
Otra de las características en la que más nos basamos para clasificar a las personas
es el género. En función de si alguien es un hombre o una mujer, le atribuiremos una
serie de características generales tan solo por pertenecer a un determinado género.
De clase
Estos estereotipos tienen que ver con las creencias asociadas a determinadas
posiciones sociales; por ejemplo: empresarios, obreros, políticos o funcionarios.
De orientación sexual
De país