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4 CAP 7 El Proyecto Creador PDF
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Reconocer el espíritu como un elemento esencial del hombre, decir que el ser humano
está dotado por naturaleza de razón, es decir, pretender -con Aristóteles- que al hombre
le es innata la capacidad de vivir según la razón, supone, de entrada, referirse a la
especificidad de ese primate-distinto-de-los-otrosprimates, a su originalidad radical, al
«reino nuevo» que él inaugura en la deriva evolutiva, a la «nueva especie de vida»
suscitada en el corazón mismo de la biología. Evocar, por añadidura, su creación «a
nuestra imagen y semejanza» supone precisar, con Tomás de Aquino, que la
especificidad de esta naturaleza humana es, todavía más, fundamental receptividad a la
gracia.
Para el creyente, pues, el don inicial, es decir, la naturaleza innata del hombre, es la
virtualidad de la conciencia o de la vida racional y su apropiación específicamente
1
Édouard Boné, Es Dios una hipótesis inútil ?.
cristiana, que consiste en la capacidad de relación con Dios, creador y salvador, que se
le ofrece; esto es lo que se verifica universalmente en la especie humana y lo que es
válido, por encima y con independencia de todas las condiciones individuales de
genoma o de educación. Dicho de otro modo, esto es lo que se ha ido preparando a lo
largo del itinerario evolutivo recorrido por la gesta creadora, solicitadora a su vez del
juego de factores de hominización progresivamente reconocidos por la ciencia
biológica.
LA ANTROPOLOGIA CIENTIFICA
La hominización
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Nos inspiramos aquí en la nota de Jacques ÉTIENNE, «L'avenement de la moralité et le rapport a la
nature»: Revue Théologique de Louvain 12/3 (1981), pp. 316-323, Y su desarrollo en una conferencia
pronunciada en el Groupe Synthese, en Louvain-la-Neuve, sobre el tema «Naturaleza y cultura según la
teología moral».
misterio de su gradual divinización. Esta última no se deduce de la observación
científica, sino que forma parte del misterio del hombre ante su Dios. Ahora bien,
precisamente esta cultura y sus preliminares, segregados por el cerebro tanto en el
hombre como en los animales, nos dicen más sobre la génesis de lo humano y su
unicidad que toda la anatomo-fisiología. Y resulta difícil negar la evidencia
paleontológica y prehistórica de que cada estadio biológico franqueado por los
homínidos se traduce en un «progreso cultural».
3
Henri GASTAUT, en (E. Morin y M. Piatelli-Palmarini [eds.]) L'unité de LA EMERGENCIA
BIOLÓGICA DE LA CULTURA l'homme. 1: Le primate et l'homme, Centre Royaumont pour une
Science de l'Homrne, Seuil, Paris 1974, p. 211.
aprendizaje, de lo adquirido, de la experiencia y, en una palabra, del acceso a la cultura.
La fase de crecimiento se extiende en la especie humana a unos veinte años: durante
este largo periodo, la capacidad de adquirir y memorizar las informaciones alcanza su
grado máximo. Es el único primate que dispone de un tiempo tan considerable para
aprender, tiempo que puede utilizarse para una prolongada escolarización que se
beneficie de la puesta en común, en el seno del grupo -por tradición oral al principio, y
por la escritura después-, de todas las experiencias individuales presentes y pasadas.
Conciencia refleja individual, y bien pronto, mediante la comunicación oral lógica (es
decir, un lenguaje elemental), conciencia refleja colectiva, hasta suscitar ese nuevo
«medio» psico-social que favorece el intenso juego de fuerzas selectivas desconocidas
hasta entonces: es fácil concebir el encadenamiento; falta aún, sin duda, una verificación
suficiente relativa a los factores determinantes qu~ intervienen en el proceso.
Las balizas
El lenguaje y su construcción lógica han sido ampliamente estudiados, entre otros, por
Gardner y Premack, y no es dudoso que son objetivamente detectables ciertas
habilidades lingüísticas en el chimpancé. No es éste el lugar adecuado para discutir las
interpretaciones, muy diversas a fin de cuentas, que se han propuesto de estas
observaciones. Todo el mundo coincidirá al menos en que estos primates difieren del
hombre, no en el hecho de no poseer representaciones internas, sino en que no poseen
ningún sistema que les permita objetivar sus representaciones internas. Y es éste un
umbral radical, suficiente quizá para hacer fundamentalmente heterogéneo s entre sí el
proceso subyacente al comportamiento pseudoverbal del primate y el proceso
subyacente al comportamiento verbal del hombre.
Jacques Monod concede al lenguaje un valor selectivo de primer orden. Al ser un medio
de comunicación rápido, es un incomparable agente de difusión de la cultura y hace
4
Jacques RUFFIÉ, «Le mutant hurnain», en L'unité de l'homme, op. cit., p.126.
posible una conciencia colectiva, que actualmente implica, en virtud de los medios de
comunicación rápida, a la práctica totalidad de la humanidad. Esta enorme piña común
de saberes, experiencias y posibilidades determina por sí misma una aceleración
permanentemente exponencial de la cultura, desencadenando el «ciclo sin fin» del
conocimiento.
En materia del utillaje, considerado desde siempre como específico de lo humano, las
excavaciones realizadas estos últimos decenios en el Este de África y en Etiopía han
multiplicado toda una serie de preciosas balizas. Por su parte, la investigación etológica
y el estudio de los comportamientos de los animales nos han enseñado mucho, y en
particular nos han ayudado a reconocer las analogías remotas y las diferencias que
existen en el seno de esta categoría de instrumentos a lo largo y ancho del mundo
biológico. Leroi-Gourhan nos invita a superar el marco de la morfología sistemática en
esta materia y a situar más bien el utillaje en un ciclo operatorio. Las conclusiones de
sus trabajos superan con mucho el marco de este capítulo sobre la cultura y el espíritu
humano. Con todo, permítasenos recordar que también aquí se manifiesta con gran
claridad una progresiva emergencia, a lo largo de millones de años, de este Neógeno
correspondiente a la aparición del hombre.
Jacques Ruffié precisa, de una manera muy pertinente, que «ha sido el desarrollo del
componente psíquico del hombre el que ha creado el medio humano. Ese desarrollo ha
sido permitido por una nueva organización biológica. Esta organización no lleva en sí
misma este desarrollo, pero lo permite» 6. Dicho de otro modo, la evolución cultural no
la trae consigo la biología, pero sí la favorece. «A partir de determinado estadio -
5
F. SKINNER, Science and Human Behavior; The Free Press, New York 1965, p. 39 (trad. cast.: Ciencia
y conducta humana. Una psicología científica, Fontanella, Barcelona 1971).
6
J. RUFFIÉ, loco cit., p. 130.
prosigue Ruffié-, es la evolución de las culturas y de las civilizaciones la que nos cuenta
la historia del hombre, y no las modificaciones biológicas (que se atenúan y acaban por
desaparecer). El hombre no cambiará ya, desde el punto de vista biológico: mediante su
cultura, ha escapado a la regla de la evolución especializadora, que constituyó para
todas las especies un camino sin retorno».
De esta suerte, toda obra cultural, toda invención artesanal o artística, toda iniciativa
tecnológica y todo ordenamiento de la sociedad habrán de ser juzgados, en último
extremo, por su aptitud para la humanización: la humanitud de que nos habla Albert
Jacquard. ¿Sirven o someten al hombre que los elabora? Ahora bien, «la opción en favor
de la razón, el desarrollo de la naturaleza en cultura humanizadora, están situados en la
perspectiva de la historia de la salvación, dirigida por un Dios creador, gratificador y
redentor». Son palabras de Jacques Étienne, profesor de teología moral de la
Universidad Católica de Lovaina. Por tanto, la obra cultural será juzgada, a fin de
cuentas, desde el punto de vista ético, por su conformidad con el proyecto creador,
teniendo en cuenta su aptitud para dejarse impregnar por la gracia, y no en razón de su
carácter de artificio o su proximidad al mundo de la materia inerte o de la biología.