Está en la página 1de 3

Escala

Un piojo de ocho metros de largo se arrastra lenta y pesadamente por la Avenida 9 de Julio,
provocando choques y aplastamientos de vehículos. La gente corre aterrada y se amontonan
en las escaleras de las estaciones de subte, El piojo succiona un auto color rojo, siente un gran
dolor y lo escupe.

Piojo: Ajjjjjj. Arccc croaccc

Un niño de siete años sale del auto rojo y grita:

Niño: Piojo malo, por tus culpa papá y mamá no me hablan. Andate, piojo, andate.

Piojo: Arrtrrrs schhhhjfff

Niño: No te entiendo nada. Andate, te dije.

Piojo: Frrra ajjjfffff trrrrr...

Piojo avanza hacia el niño pero éste se esconde bajo el auto rojo. Piojo succiona el auto y lo
arroja lejos.

Niño: Ayyyy, papá, mamá, policía...

Piojo eleva al niño con su aparato succionador.

Niño: Ayyyy, mamá, me dueleeeee...

Se levanta un viento huracanado que hace girar al piojo gigante y a los autos destrozados. El
niño se desprende y vuela entre los autos, personas desmayadas. Entre las ráfagas de viento
empiezan a circular serpientes cascabel del tamaño de lombrices. Caen del cielo y emergen de
las boca calles como un peste divina. El aire queda teñido del color verde brillante de estas
serpientes cascabel pequenísimas. Hay un revuelo frenético unos segundos. Se escuchan
entremezclados ruidos de los coches que se golpean, las ráfagas de viento, los gritos del niño,
los frrrajjj trrr del piojo y los cascabeles de las mini serpientes. De golpe, cae un rayo y cesa el
viento. Caen estrepitosamente todos los cuerpos. El piojo gigante queda patas para arriba.
Piojo: Prr trrjjjjffffffffffff arrcccffffttt

Las serpientes pequeñas se lanzan sobre él y lo cubren de verde.

Niño: Mamá... papá... Estoy acá... ¿Dónde están?

El niño busca el auto rojo pero no está visible, sólo hay piezas de autos retorcidos. No hay
personas cerca. Se acerca al piojo enorme que está sucumbiendo por el ataque masivo de mini
serpientes. Pocos segundos después, el piojo muere y las serpientes se dispersan deslizándose
a gran velocidad.

Niño: No se vayan. No quiero estar solito.

El niño trastabilla y pisa una pequeña serpiente rezagada.

Niño: Uy, perdón.

El niño levanta la serpiente aplastada y la examina.

Niño: Te rompí la cola, pobrecita. Fue sin querer.

Serpiente pisada: criiiii tiiii piiiii...

Niño: ¿Te duele?

Serpiente: priiiii...

Niño: ¿Me podés llevar con mis papás? Los estoy buscando.

Serpiente se sacude, casi sin fuerzas en la palma de la mano del niño.


Niño: Llevame, dale, por favor.

Serpiente abre con dificultad su boquita y clava los colmillos en el dedo meñique del niño.

Niño: Ayyyy.

La serpiente muere. Niño cierra el puño y se golpea el pecho con él.

Niño: No me dejes vos también... Ay, pará, no puedo.

El niño pierde el equilibrio, da unos pasos en falso y cae muerto en el panorama desolador.

También podría gustarte