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Guía de lectura: Méndez.

“La formación de docentes del nivel medio: entre la demanda y la


participación. En: Espacios en Blanco. Serie indagaciones.

Jorgelina Mendez encara su trabajo desde la formación de profesores para la escuela secundaria
y toma como punto de partida los primeros intentos por conformar un cuerpo de profesionales
preparados especialmente para la docencia. En su texto nos dice que la formación pedagogica y
específica del nivel secundario se origina con la fundación del Instituto Nacional de Profesorado
Secundario en 1904. Antes de la creación de este instituto explica un poco el contexto político
que sucede por esas épocas. Nos habla de una elite liberal porteña, extendida entre 1880 y 1916,
que dominó la escena política. Este periodo es llamado “Republica Conservadora” por la
historiografía debido a que, aunque estaba vigente la constitución nacional de 1853/60 que
aseguraba períodos eleccionarios, se “restringía la participación de los individuos, ya sea por no
permitirle votar, recurrir al fraude o existir un solo candidato” (Méndez, 2011 p. 264).
Enmarcado bajo los principios del liberalismo desde el ámbito civil, pero con una postura
conservadora en lo político. Se tenía una postura celosa sobre la participación de las masas y
también a los grupos inmigrantes que llegaron para inicios del siglo XX. Este liberalismo y
conservadurismo coexisten en un mismo gobierno. “El primero marcaba una forma de
convivencia deseable mientras que el segundo posibilita mantener el poder en manos patricias,
sin permitir que el proceso inmigratorio transformara esta estructura” (Méndez, 2011 p. 266).
La autora nos informa como este modelo manifiesta signos de debilitamiento entre 1890 y 1912,
donde se empieza a cuestionar a esta república conservadora. En 1890 surge la Unión Cívica
Radical, que no busca transformar la estructura social y económica del país pero se cuestiona la
legitimidad del régimen político y de la clase dirigente, se cuestiona la diferencia que había entre
los principios liberales y la tradición conservadora. A partir de ahí desde el poder político se
impulsaron propuestas para cubrir las demandas y expectativas de cambio de las clases
mayoritarias, de la mano de sus miembros más progresistas, los “intelectuales reformistas”.

Mendez marca dos representantes fundamentales en el área educativa, referidos a los liberales
reformistas: Juan Ramón Fernández y Joaquín V. Gonzalez. Ambos tuvieron una fuerte
participación en la instauración de instituciones destinadas a la formación de profesores, siendo
ministros de justicia e instrucción pública. Fernández lo fue durante la segunda presidencia de
Roca y González durante la presidencia de Manuel Quintana. Méndez explica como Juan Ramón
Fernández busca, como principal iniciativa, la formación de profesores para la escuela
secundaria nacional. Esto es por dos motivos: La expansión de los Colegios Nacionales en las
provincias, que obligaba a aumentar el número de docentes necesarios para cubrir todas las
asignaturas, y preparar docentes capacitados para desempeñarse en estas instituciones con
características propias y distintivas y con un sujeto pedagógico particular. Fernández quiere
“formar un cuerpo de profesores unificados, ya que en los colegios nacionales se desempeñan
tanto egresados universitarios como profesores normales, estos últimos predominantemente en
las provincias” (Méndez, 2011 p. 273). Con esto se muestra como buscaba formar una institución
específica que forme profesores especializados en la enseñanza secundaria y que tenga una fuerte
formación disciplinar. Fernández apoya la creación de un Seminario Pedagógico, que diera
formación en “Pedagogía general y especial” a los egresados universitarios que contaban con una
previa formación teórica. Este Seminario buscaba que quienes ingresan tuvieran un título
universitario y cursarán una serie de cursos en distintas instituciones. Luego de Fernández, llega
Joaquín V. González, que tiene la misma aspiración de formar profesores preparados para
responder a las demandas. Su principal acción en este sentido fue crear, sobre la base del
Seminario, el Instituto Nacional de Profesorado Secundario que mantuvo, en líneas generales, las
directrices que plantea el proyecto de Fernández. González aspira a “una sólida formación
teórica con peso en la investigación y la experimentación, brindada por la universidad, y una
formación pedagógica acorde al nivel de enseñanza, con fuerte peso en la práctica” (Méndez,
2011 p. 276). Estos dos políticos e intelectuales realizan un cambio en la concepción y
organización de la enseñanza secundaria.

La creación del Instituto y la Reforma de 1905 son los que buscan transformar esa educación
secundaria que se relacionaba únicamente con los estudios preparatorios para la educación
universitaria. González busca formar una educación secundaria en términos de “cultura general”
y no de especialización para la cual le reconocía el papel a las universidades y a los institutos
especiales ya creados. Lo que busca González, a través del INSP, es el abandono de la
orientación academicista ligada exclusivamente a la universidad y buscar una educación para las
“multitudes laboriosas” que “tienen necesidades prácticas y apremiantes que requieren nociones
positivas y útiles que le pongan en comunicación con el mundo y con las cosas de su oficio”
(Méndez, 2011 p. 281). El INPS se modela desde ciertos pilares específicos. Se instituyo como
una institución autónoma, gozaba de autonomía para decidir su organización interna, su
reglamento, los cursos dictados, etc. Otro aspecto es la diferenciación con respecto a otras
instituciones que brindan formación docente ya que, como ya dije antes, se dictaban cursos
teorico-practicos que requerían de poseer un titulo Universitario habilitante. Otro punto
importante de la identidad institucional que adquiere el INSP, la misión y la organización que
adquiere la institución para ofrecer un modelo de profesor secundario formado en los
conocimientos disciplinares, pero sobre todo en la pedagogía general y especial del nivel. Esta
formación pedagógica busca la “habilitación profesional entendida como idoneidad para el
ejercicio de la docencia secundaria” (Méndez, 2011 p. 285).

Méndez nos explica cómo, en este periodo, los intelectuales cobran un papel fundamental (tanto
liberales como socialistas o anarquistas). Estos intelectuales liberales, ligados a la oligarquía
gobernante, son los “motorizadores de la preocupación por la cuestión social de nuestro país”
(Méndez, 2011 p. 268). Estos liberales, vienen a representar a un sector dentro de la elite
dominante que busco realizar aportes a la situación que atraviesa la sociedad argentina de
principios del siglo XX. Méndez nos dice que este grupo de hombres comparten unas ciertas
caracteristicas: predisposición a introducir cambios en las instituciones vigentes (reformismo),
son generalmente profesionales (abogados y médicos mayormente) con participación en el
ámbito académico, son liberales con inclinación progresista y anticlerical, se apoyan en el
legalismo, en el cientificismo y en un enfoque internacionalista. Los liberales reformistas
buscaban con estas iniciativas, reformar las instituciones vigentes para conservar la estructura de
poder existente.

El Instituto Nacional de Profesorado Secundario se forma con una representación nacional, no es


solo una nueva institución, es directamente una nueva configuración del Profesorado Secundario.
Al igual que los maestros de la Escuela Normal del que nos habla Alliaud, estos profesores
sirven como “funcionarios del Estado” y están formados según las exigencias propias del nivel
educativo y con una carrera garantizada por el Estado Nacional. Al igual que encontramos en
Alliaud, los docentes emergen como formadores de ciudadanos, “como salvaguardas del
progreso de la educación pública “capaz de llevar a efecto varias enseñanzas que la cultura
actual exige como un alto y noble ministerio social y patriótico” (Méndez, 2011 p. 286).
Básicamente, los dos textos nos hacen un excelente análisis de los cambios que se dan en el
gobierno oligárquico y cómo se modifican en el tiempo respondiendo a las distintas demandas
sociales que se van dando.

Ahora bien, Mendez también nos habla de la institución que recibirá a los esos profesores
secundarios: el Colegio Nacional. La creación de esta institución fue el hito que marcó la
instauración de la educación secundaria. El momento que se alza esta institución coincide con el
nacimiento del “Estado nacional” (del que nos habla Alliaud en su texto) y en el que se observa
la fuerte impronta “liberal” que asume en sus inicios una postura de preparación científica y
preparatoria para la universidad. Estos años son marcados por un fuerte enciclopedismo que
generará una separación de la formación académica y las actividades productivas. Esta impronta
fundacional no fue alterada pero “debió transformarse con los cambios políticos y sociales que
marcaron la consolidación del Estado entre fines del siglo XIX y principios del XX” (Méndez,
2011 p. 277). La masificación de la educación primaria y el avance de las clases medias que
encontramos en Alliaud, tuvo su impacto también en el Colegio Nacional. Este colegio estuvo en
una encrucijada debido a la formación allí brindada. La función preparatoria para los estudios
universitarios dejó de tener sentido para muchos alumnos que veían en este un nivel terminal de
sus estudios, es decir, que se insertan en el mundo laboral una vez concluida su formación.

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