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Universidad Tecnológica Indoamérica

Nombre: Josselyn Burgos


Fecha: 21/05/2019

Del Derecho de la Guerra y la paz


Hugo Grocio Dice que las guerras que se hacían sin título valido a los indígenas del
Nuevo Mundo o de otros continentes como lo hicieron los portugueses en África y en
Asia. En seguida, entre los cristianos, de las guerras atroces, las guerras de religión
principalmente, que por tantos años ensangrentaron los campos y ciudades de Europa y
salvaje culmino en la guerra de treinta años; la última de las guerras de religión pero la
más salvajes de todas de tener presente el efecto con en el transcurso de esta guerra, en
su mayor apogeo.
A la ilimitada licencia Bélgica, la vigencia de un derecho para las guerras y en las guerras
Grocio distingue así desde el principio y lo que en la literatura jurídica habrá de llamarse
el derecho a la guerra y el derecho en la guerra, entendiéndose por el primero la existencia
de una causa justa para declarar la guerra y por el segundo la conducta que debe
observarse en el curso de las hostilidades para hacer la guerra lo menos inhumana posible.
Del derecho de la guerra podemos rescatar que observando y viviendo estos tiempos de
conflicto y de guerra que se suscitaban en su madre patria y trató de hacer prevalecer
otro concepto de guerras según su obra. La cual para el sí cumplía con sus perspectivas
de una guerra justa, la guerra, antes que el de la paz, hubiera de ser sujeto preferente y el
que llenara, por esto mismo, la mayor parte del volumen es bien posible que el mismo lo
haya concebido así en un principio, si tenemos presente que la causa principal que le
movió a escribir, según su explicita declaración, fue el deseo de enfrentar la barbarie
bélica desacata y rampante en el siglo de la Reforma y la Contrarreforma.
El ireneísmo de Grocio, sin embargo, no es el ireneismo radical o utópico de Erasmo de
Rotterdam, “nuestro Erasmo, varón de paz” (vir pacis) como lo llama Grocio
reverendamente.
En cuanto a él, por su parte, no cree que de manera absoluta y en cualesquiera
circunstancias esté prohibido el empleo de las armas. No lo está, desde luego, en defensa
propia, de acuerdo con la clásica sentencia de Upiano, de que es lícito repeler la fuerza
con la fuerza: vim vi vi repeliere licet pero aun la misma guerra ofensiva puede ser lícita
en ciertas ocasiones, cuando no existe otro medio para vindicar el derecho violado.
Era obvio que lo que le importaba es que se haga prevalecer la justicia pero no
perpetuando la guerra si no, poder llegar a hacerlo de manera pacífica, además al
momento que nosotros observamos su obra se podría apreciar y entender de alguna
manera que el derecho de guerra y paz trataría de enfocarse más a la guerra pero no es
así, incluso en los últimos párrafos, que he trascrito nos dice que antepuso ciertas
cláusulas de “los derechos y deberes del Estado en tiempo de paz, que llena todo el libro
II” que trata explícitamente de la paz.

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