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TRIBUNAL SUPERIOR
DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTÁ, D.C.
SALA CIVIL

Magistrado Ponente Dr. MANUEL JOSÉ PARDO CARO

Bogotá, D.C., nueve (9) de julio del año dos mil tres
(2.003).

Sentencia : C.No.129/03
Radicación : No.11001310301219972244 01
Proceso : ORDINARIO
Demandante : HÉCTOR VALERIO ROJAS CASTILLO y OTRA
Demandado : SANTOS VIDAL VILLAMIL LAYTON y OTRA
Procedencia : JUZGADO DOCE CIVIL DEL CIRCUITO
Motivo Alzada : APELACIÓN SENTENCIA
Disc. y Aprob. : SALA DECISIÓN, 5 DE JUNIO DE 2.003
AVISO - SALA No.19
Decisión : CONFIRMATORIA

Resuelve el Tribunal el recurso de apelación


interpuesto por los demandantes en el asunto referenciado contra la
sentencia que le puso fin a la primera instancia.

1 HISTORIA DEL PROCESO

1.1 Las pretensiones:

Sent./03 Proceso ORDINARIO de HÉCTOR V. ROJAS C. y OTRA contra SANTOS V. VILLAMIL L. y OTRA
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Por intermedio de apoderado, el Señor HECTOR


VALERIO ROJAS CASTILLO y la Señora CARMEN ROSA TORRES DE
ROJAS, presentaron demanda contra SANTOS VIDAL VILLAMIL
LAYTON y ANA BELZU COY DE VILLAMIL para que, previo el
agotamiento del proceso ordinario, se profiera sentencia en la que se
hagan las siguientes declaraciones y condenas:

1.1.1 Principales:

1.1.1.1 “Que se rescinda el contrato de


compraventa contenido en escritura pública # 2865, otorgada el 17
de Septiembre/96 en la Notaría 35 Círculo de Santafé de Bogotá,
inscrita en el folio de matrícula inmobiliaria # 50N-20198133 de la
Oficina de Registro de Instrumentos Públicos y Privados de esta
ciudad, relacionado con el apartamento 501 de la Carrera 10 #
107-A35.”.

1.1.1.2 Obligar consecuencialmente a los


demandados a restituirles, dentro de los seis (6) días siguientes a la
ejecutoria del fallo, la suma de noventa y dos millones de pesos
($92’000.000,oo) “indexada de acuerdo al índice de devaluación” y
“con sus respectivos intereses comerciales contabilizados desde la
fecha de su pago, hasta cuando el reembolso se produzca
efectivamente”.

1.1.1.3 Condenar a los demandados “al pago de


costas y perjuicios.

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1.1.2 Subsidiarias:

1.1.2.1 “Que los demandados [...], como


vendedores del predio de la Cra. 10 # 107-A-35, están obligados a
rebajar el 50% del precio pagado por los compradores, -los
demandantes-, o sea la suma de $46.000.000,oo, como consecuencia
de los vicios ocultos que presenta el inmueble vendido los cuales no
pudieron ser conocidos antes de la contratación.”.

1.1.2.2 Ordenar a los demandados a entregarles,


dentro de los seis (6) días siguientes a la ejecutoria del fallo, la suma
de cuarenta y seis millones de pesos ($46’000.000,oo) indexado “de
acuerdo con el índice de deflactación (sic)”.

1.1.2.3 Decretar el pago de intereses


comerciales moratorios para el evento de que los demandados no
paguen aquella suma dentro del plazo concedido.

1.1.2.4 Condenar a los demandados “al pago de


costas y perjuicios causados por su conducta”.

1.2 El fundamento de las pretensiones:

Expusieron los demandantes, en síntesis, los hechos


siguientes:

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1.2.1 El 26 de julio de 1.996 con sus


demandados suscribieron dos promesas de compraventa en que
prometieron a ellos comprarle el apartamento 501 del Edificio ANA
MARÍA ubicado en la Carrera 10 No.107A-35 de esta ciudad,
matrícula inmobiliaria No.50N-20198133. En una de las promesas
se acordó el precio en la suma de $92’000.000,oo y en la otra la
suma de $57’000.000,oo.

1.2.2 La promesa verdadera es aquella en que


se pactó el precio en la suma de $92’000.000,oo porque en la que se
pactó el precio en la suma de $57’000.000,oo solamente se suscribió
para presentarla “a la Corporación de Ahorro y Vivienda
COLPATRIA”, para conseguir alguna economía en el costo de la
escrituración y registro.

1.2.3 El contrato de compraventa prometido se


celebró el 17 de septiembre de 1.996 como consta en la escritura
pública número 2865 de esa fecha y de la Notaría 35 de esta ciudad,
debidamente registrada en el folio inmobiliario No.50N-20198133.
Aunque en la escritura se señaló que el precio era de
$57’000.000,oo, el real y verdadero según la promesa fue de
$92’000.000,oo, el cual se pagó a los demandados así: “a) La suma
de QUINCE MILLONES DE PESOS ($15.000.000,oo) respaldado por el
título # 2065886 de GRANAHORRAR por la suma de VEINTICINCO
MILLONES DE PESOS M/CTE ($ 25.000.000,oo) y que se hará efectivo
el día 8 de Mayo de 1.996.. b) La suma de DIECISIETE MILLONES
DE PESOS M/CTE (17.000.000,oo), para el día de la firma de la

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escritura de compraventa. c) El saldo con el producto del crédito


que los PROMETIENTES COMPRADORES se comprometen a gestionar
a la CORPORACION DE AHORRO Y VIVIENDA (CORPAVI) por valor de
VEINTICINCO MILLONES DE PESOS ($25.000.000,oo). Adicionalmente,
en la CLAUSULA DECIMA del mismo contrato se puso de presente
que “Dentro de la presente negociación se incluye zona de parqueo
número siete (7) con valor adicional de CINCO MILLONES DE PESOS
($5.000.000,oo) y está ubicada en el primer piso del EDIFICIO ANA
MARIA con entrada demarcada con el # 107-A-39 para una
negociación global de NOVENTA Y DOS MILLONES DE PESOS
($92.000.000,oo)””.

1.2.4 El inmueble que los demandados les


prometieron en venta y luego efectivamente les vendieron, “fue
anunciado como nuevo, en papelería pre-impresa con las siguientes
características: SALA-COMEDOR CON CHIMENEA, ALCOBA
PRINCIPAL CON BAÑO, DOS ALCOBAS, UN BAÑO, ESTUDIO, COCINA
A GAS Y ELECTRICA, CUARTO DE SERVICIO Y BAÑO, HALL, LUJOSOS
ACABADOS, GARAJE DOBLE, ESTRATO CUATRO. Como modelo se
mostró el apartamento 201 del mismo edificio, asegurándose que
todos los otros eran iguales, cosa que no fue cierta”.

1.2.5 En la celebración del negocio actuaron


de buena fe y como no son personas expertas en los negocios de
finca raíz y tampoco son constructores, “recibieron el inmueble
materia de contratación sin percatarse que no era nuevo, que tiene
numerosos inconvenientes en la construcción, así como defectos que

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lo hacen altamente peligroso para la salud de los ocupantes, como


también deficientísimas calildad (sic) de sus acabados, etc.”.
1.2.6 COLPATRIA, la Corporación que les
otorgó el crédito, lo tramitó para la compra de un “apartamento
usado” pues así “consta en documento proveniente de la misma”,
“circunstancia [que] es demostrativa de defraudación” en su contra.

1.2.7 Como consideraban que el apartamento


comprado era “apto para vivienda normal”, el 11 de enero de 1.997
lo arrendaron por un canon mensual de $700.000,oo pero los
arrendatarios, por intermedio de abogado, solicitaron la rescisión del
contrato “debido a los olores nauseabundos que perciben dentro del
inmueble así como por defectos que no fueron atendidos por el
constructor de la edificación (puerta central)”. La Secretaría de
Salud constató la existencia de tales olores “e indicó haber
efectuado recomendaciones al demandado SANTOS VIDAL VILLAMIL
hacer los arreglos pertinentes”.

1.2.8 En la promesa de compraventa se


incluyó, además del apartamento, “la enajenación de un garaje
doble (dos garajes) en la zona de parqueo #7, la cual no ha sido
materia de inclusión en el título de adquisición de la propiedad ni
tampoco se ha producido su entrega formal a pesar de haberlo
aceptado así los demandados en documento privado”. El
apartamento objeto de la compraventa, entonces, “no tiene dos (2)
garajes comprados y pagados”. Los demandados también
incumplieron la obligación de entregar el apartamento a paz y salvo
por concepto del servicio telefónico.

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1.2.9 Los demandados “no figuraron ni


figuran inscritos ante la Oficina de Registro y Control Inmobiliario
de [...] Bogotá para enajenar inmuebles destinados a vivienda ni
tampoco obtuvieron permiso para sacar a la venta el proyecto
inmobiliario ANA MARIA”. La matrícula inmobiliaria del
apartamento objeto de la compraventa y los de los otros
apartamentos del edificio, “a quedado sub judice merced a
numerosas falencias de orden administrativo en que maliciosamente
incurrieron los demandados cuando quisieron legalizar todos los
apartamentos que conforman el edificio”.

1.2.10 Junto con los demás copropietarios


pusieron en conocimiento de los demandados las deficiencias de
todos los apartamentos, pero éstos les dieron respuesta el 11 de abril
de 1.997, “cuyo contenido pone de presente confesión y aceptación
de las anomalías denunciadas” sin que esos defectos hayan “sido
atendidos por los demandados”. Todas las deficiencias del
apartamento, sección por sección, se relacionan en el hecho 14 de la
demanda.

1.3 El desarrollo procesal:

1.3.1 El Señor Juez Doce Civil del Circuito, a


quien le correspondió conocer por reparto, admitió la demanda
por auto del 15 de agosto de 1.997 (fl. 62), providencia que fue

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notificada personalmente a los demandados el 8 de septiembre de


1.997 (fls. 67 vlto.).
1.3.2 Los demandados, por intermedio de
apoderado, dieron oportuna respuesta a la demanda oponiéndose a
todas las pretensiones “por carecer de supuestos fácticos y de suyo
jurídicos”. En cuanto a los hechos admitieron como cierto el 5° en
cuanto a que el precio pactado fue de $92’000.000,oo y en lo demás
hacen aclaraciones; admitieron como parcialmente cierto el 1° y 2°;
cierto el 4° en lo relativo a las características del inmueble y no
cierto en cuanto al anuncio; manifestaron atenerse a lo que se pruebe
respecto de los hechos 3°, 8°, 9° y 11°; no ser ciertos el 6°, 12, 13,
15, 16 y 17; en relación con el 10 y 14 expresan que el inmueble
vendido fue entregado a satisfacción de los demandantes y que los
malos olores obedecían a dos perros pastor alemán que tenían los
arrendatarios “ que defecaban dentro de [los] cifones”.

Para enervar las pretensiones principales


propusieron las excepciones de mérito que denominaron (1)
“INEXISTENCIA DE INCUMOPLIMIENTO (sic) ALUDIDO DE PARTE DE
LOS DEMANDADOS”, (2) “AUSENCIA DE FUNDAMENTO FACTICO” y
frente a las subsidiarias la de “INEXISTENCIA DE VICIOS

OCULTOS” (fls. 70-76).

1.3.2.1 Los demandados, además, presentaron


demanda de reconvención a fin de que en la sentencia se hagan los
siguientes pronunciamientos:

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1.3.2.1.1 Declarar que sus demandantes en la


promesa de compraventa suscrita el 26 de abril de 1.996, se
obligaron a pagarles, por el apartamento 501 de la carrera 10 No.
107ª-35 de la ciudad, la suma de $87’000.000,oo y por el
estacionamiento No. 7 la suma de $5’000.000,oo.

1.3.2.1.2 Declarar incumplido por sus


demandantes el referido contrato por el no pago total del precio
pactado y, además, por incumplimiento de las cláusulas cuarta –
parágrafo 2º, sexta y octava.

1.3.2.1.3 Condenar a sus demandantes a pagarles,


indexadas, la suma de $816.666,oo conforme lo pactado en el
parágrafo 2º de la cláusula cuarta de la promesa de compraventa y
las “sumas CORRESPONDIENTES Y QUE APAREZCAN PROBADAS en
el proceso” según lo estipulado en las cláusulas sexta y octava del
precontrato.

1.3.2.1.4 Condenar a sus demandantes a pagarles


la suma de $10’000.000,oo por concepto de cláusula penal pactada,
los perjuicios por el proceso ordinario que les han iniciado y las
costas del proceso.

Como fundamento de las pretensiones adujeron, en


resumen, que sus demandantes, en calidad compradores, se
obligaron a pagarles el precio pactado -$92’000.000,oo- pero aunque
recibieron el apartamento y el estacionamiento el 17 de septiembre
de 1.996, les giraron dos letras de cambio de $5’000.000,oo cada

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una que no pagaron y por ese motivo debieron iniciarles un proceso


ejecutivo. Tampoco pagaron los intereses convenidos en al párrafo
2º de la cláusula cuarta, así como no les han restituido lo que
proporcionalmente se obligaron a pagar en las cláusulas sexta y
octava del contrato. Sus demandantes, para eludir el cumplimiento
de esas obligaciones, fue que optaron por demandar la rescisión del
contrato (fls. 20-25, cdno. 2),

La demanda de reconvención se admitió por auto


del 28 de octubre de 1.997 (fl. 26). Los demandados en
reconvención oportunamente se opusieron "TOTALMENTE" a la
prosperidad de las pretensiones porque "no tienen sentido ni
consistencia". Propusieron las excepciones que denominaron
"CONTRATO NO CUMPLIDO, TEMERIDAD, DOLO LAS GENERICAS
DEL ART. 306 DEL C. P . C." (fls. 27-32)

1.3.2.2 Los demandados y por separado,


además, propusieron la tacha de falsedad del documento que los
actores presentaron con la demanda y relacionado en el numeral 11
del acápite de pruebas que hace referencia a la venta de los garajes.

1.3.3 Fracasada la conciliación (91-103),


decretadas las pruebas pedidas por las partes (fls. 110-111) y
agotado el debate probatorio se dispuso alegar de conclusión (fl.
292), derecho del que no hizo uso la parte demandada y la parte
actora lo hizo extemporáneamente.

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1.3.4 El fallo de primera instancia lo profirió,


finalmente, un juez de descongestión el 22 de diciembre del año
2.000, fallo que ahora revisa el Tribunal, en virtud del recurso de
apelación que interpusieran los demandantes.
1.4 El fallo de primera instancia y su
fundamento:

El juzgador de primera instancia, negó las


pretensiones tanto de la demanda principal como la de reconvención.
Para fallar de esa manera el juzgador analizó la prueba practicada y
de ella, dijo, “no se puede concluirse (sic) que las irregularidades
presentadas en el apartamento sean producto de una mala
edificación o de vicios existentes al momento del contrato, pues
igualmente pudieron acaecer entre el contrato de compraventa y el
dictamen pericial” practicado y según el cual, los peritos
atribuyeron “la mayoría de los daños al uso normal del inmueble y,
en todo caso, ninguno de ellos por sí mismo o todos en conjunto no
son de tal magnitud para considerados (sic), como vicios
redhibitorios" y que, en cambio, “el apartamento se ha deteriorado
debido a que no se han hecho las reparaciones locativas,
especialmente en lo que atañe a las ventanas, lo cual es más bien
evidencia cierta de desinterés de los demandantes en conservar el
inmueble, que a vicios anteriores a la compraventa”. Por lo demás,
expresó, la falta de licencia de construcción no constituye un vicio
redhibitorio y el incumplimiento de los demandados respecto de la
venta del garaje doble, no era dable considerarlo como vicio de tal
linaje y tampoco se planteó la pretensión pertinente, razón por la
cual, de otra parte, no había lugar a analizar lo atinente a la tacha de

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falsedad propuesta por los demandados. En cuanto a la demanda de


reconvención tampoco podía prosperar porque el precio pactado lo
pagaron en su integridad los compradores y si bien no se han pagado
las dos letras de cambio, no se puede olvidar que son objeto de una
acción ejecutiva y los demás hechos en que se fundó el
incumplimiento no se probaron (fls. 318-336).

2 CONSIDERACIONES

2.1 Como los llamados presupuestos


procesales no merecen reparo alguno y tampoco se observa
irregularidad que tipifique causa de nulidad procesal e imponga la
invalidez de lo actuado, es decir, el debido proceso se ha cumplido a
cabalidad, procedente es proferir sentencia de mérito resolviendo el
recurso de apelación interpuesto contra el fallo de primera instancia
por los demandantes.

2.2 Pretenden los apelantes, esto es los


demandantes iniciales, la revocatoria de la sentencia de primera
instancia y, en su lugar, “proferir sentencia que acoja las suplicas”
de la demanda.

Alegan los recurrentes, en apretado compendio, que


la controversia versa, esencialmente, “en el cúmulo de defectos

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existentes en el predio [por ellos adquirido] que, de haber sido


conocidos antes, jamás hubieran suscrito CONTRATO DE PROMESA,
mucho menos el de COMPRAVENTA, adicionalmente el hecho
incuestionable de haberse construido la edificación sin licencia,
aspecto que si bien no gravita en el uso del inmueble, cuenta para
eventual negociación (venta, permuta hipoteca, etc.), esto, amén de
excluírse (sic) en el título de enajenación el garaje doble ofrecido
inicialmente”. Si ellos “se hubieran percatado de la verdadera
situación del apartamento, en el remoto caso de adquirirlo,
hubieran pagado menos de la mitad del precio que finalmente
cubrieron.”.

La crítica al fallo la edifican, “no solo por su


inconsistencia sino por el desprecio absoluto de la realidad fáctica,
sustentada en los Interrogatorios de Parte obtenidos, el concepto
del Ingeniero Sanitario vinculado a la Secretaría de Salud del
Distrito, documento público constitutivo de plena prueba sobre la
información contenida, así como el dictámen (sic) pericial logrado
con su respectiva aclaración y complementación" (fls. 6-21, cuad. 2ª
inst.).

2.3 Las obligaciones principales y de orden


legal del vendedor son la entrega y el saneamiento de la cosa
vendida (art. 1880 C.C., 922 C. de Co.). La de saneamiento,
también llamada de garantía, comprende dos objetos: El
saneamiento por evicción o amparo al comprador en el uso, goce y
disfrute pacífico de la cosa vendida y el saneamiento por defectos

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ocultos o de naturaleza intrínseca, llamados vicios redhibitorios (art.


1893 C.C, 932 C. de Co). Los vicios redhibitorios dan lugar a la
acción redhibitoria la cual posibilita al comprador impetrar la
rescisión del contrato o la rebaja proporcional del precio (art. 1914
C.C, 934 C. de Co).

En el caso que se analiza, los demandantes han


ejercido la acción redhibitoria e impetrado como pretensión
principal la rescisión del contrato de compraventa o,
subsidiariamente, la rebaja del precio. Esta acción se encuentra
reglada en los artículos 1914 a 1927 del Código Civil y 932 a 942
del Código de Comercio. Para que esta pretensión tenga éxito, los
defectos o daños ocultos de la cosa vendida han de reunir las
siguientes calidades: (1) Existir realmente, por lo menos, al tiempo
de la venta. (2) Que sean de tanta trascendencia que su existencia
impida el goce útil o natural de la cosa o sólo lo permita en forma
limitada, circunstancias de las cuales pueda presumirse que si el
comprador hubiere conocido esos defectos había podido optar por
no comprar, o por comprar a un menor precio. (3) Que
verdaderamente sean ocultos ya porque el vendedor no los dio a
conocer al comprador o que éste no podía apreciarlos de un examen
juicioso de la cosa o mediante una averiguación suficiente sobre sus
calidades, estos es, por negligencia grave de su parte (art. 1915 C.C.,
934 C. de Co).

La ley es tan suficientemente clara al señalar tanto


los objetos de la acción redhibitoria como la calidad de los vicios,
que la doctrina y la jurisprudencia no han requerido de mayores

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esfuerzos en desarrollarla. Es por tanto que la Sala de Casación


Civil de la Corte Suprema de Justicia viene reiterando, de vieja data,
que los vicios “deben haber sido ignorados por el comprador por
culpa suya, como reza el artículo 934 del C. de Comercio o se tales,
como lo exige el artículo 1915-3° del Código Civil, que el
comprador haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su
parte, o tales que él no haya podido fácilmente conocerlos en razón
de su profesión. Para calificar un vicio como redhibitorio en
materia civil, es menester que se llenen las específicas condiciones
que enumera el artículo 1915 citado. Y para que en materia
mercantil pueda calificarse como defecto oculto, hácese
indispensable que el vicio tenga causa anterior a la celebración del
contrato, que persista después de la entrega de la cosa haciéndola
impropia para su natural destinación o para el fin previsto en el
contrato, y que, sin culpa del comprador, fuera ignorados por éste”
(Sent. Oct. 11/77; cita tomada num. 4377 Código Civil y Legislación
Complementaria, Legis, 1ª de. 1.986, pág. 739).

2.4 En el caso específico que analiza el


Tribunal, dígase de una vez que, tal como lo concluyó el juzgador de
primera instancia, no tiene la calidad de vicio redhibitorio y por lo
tanto no amerita análisis probatorio: (1) La exclusión
“deliberadamente” de la escritura y “como parte del inmueble”
vendido el “garaje doble ofrecido inicialmente” en venta por los
demandados, o el haber tramitado COLPATRIA el préstamo para la
“compra del apartamento usado”, o que el apartamento comprado
“no era nuevo”; (2) La falta de licencia para construir el edificio

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ANA MARIA, “la ausencia de planos aprobados” y “la inexistencia


de Reglamento de la Propiedad Horizontal”. Todas esas situaciones
no hacen relación con lo que, por definición legal, tiene la calidad de
vicio redhibitorio pues las primeras refieren a un supuesto
incumplimiento contractual y, las segundas, a aspectos de carácter
distinto a defectos o daños de la cosa vendida que imposibiliten su
uso, goce y disfrute como vivienda. Obsérvese que los apelantes en
su escrito de alegatos admiten que en esos aspectos “no gravita(n)
en el uso del inmueble, -pero- cuenta(n) para una eventual
negociación (venta, permuta, hipoteca, etc)...” (fl. 9 cdno. 2ª inst.).
La acción redhibitoria, resáltase, no tiene asidero en “eventuales”
acontecimientos relacionados con negociaciones futuras del bien
objeto de la compraventa sino en vicios que reúnan las calidades
definidas en el artículo 1915 del Código Civil o artículos 932 y 934
del Código de Comercio.

Ahora bien; sobre los defectos o deficiencias del


inmueble vendido y que se enlistan en el hecho 14 del libelo
demandatorio, los peritos en el dictamen y su adición que rindieran,
dictamen por lo demás no objetado, concluyeron: (1) “Analizado el
estado de conservación del Edificio en cada uno de los espacios que
lo conforman y determinando que actualmente se encuentra en
aceptable estado” (fl. 236, cdno. 1). (2) En relación con la calidad
de los materiales de la edificación: “... pensamos que aunque no
son materiales de óptima calidad, los desgastes y desajustes
presentados tienen su origen en el uso propio del inmueble” (fl.
237). (3) En la aclaración del dictamen expusieron que las posibles
causas de las humedades observadas “se deben a diferentes razones,

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entre las cuales [citan]: “falta de mantenimiento de la terraza.


Falta de ajuste y siliconado en las ventanas. Falta de
mantenimiento localizado y específico en sitios determinados como
lavamanos y la tina” (fl. 257). En cuanto a las consecuencias que
puedan tener las fallas observadas expusieron: “El edifico tal como
lo observamos no da muestras de peligro inminente y las fallas
señaladas son susceptibles de arreglo. Es evidente que el uso del
mismo vaya causando paulatinamente algunos daños” (fl. 258).

Respecto de “los olores nauseabundos que se


perciben dentro del inmueble” -hecho 9° de la demanda- el juzgador
de primera instancia dio credibilidad a lo dicho por los declarantes
ELVER HERNANDEZ RODRIGUEZ (fl. 138) y JOSE TRINIDAD
BARRERA LOPEZ (fl. 290) quienes manifestaron que se originaban
en los excrementos de un perro que los arrendatarios de los
demandantes tenían en el apartamento. Como los apelantes sobre
esta apreciación probatoria no hicieron crítica específica, el Tribunal
da por sentado que la compartieron.

3 CONCLUSIÓN

El corolario de lo brevemente discurrido en el


acápite considerativo impone a la Sala la confirmación de la
sentencia objeto de la apelación. La improsperidad del recurso
impone condenar en costas a los apelantes.

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Sin más consideraciones, el Tribunal Superior de


Bogotá, D. C., Sala de Decisión Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE:

Primero: CONFIRMAR la sentencia objeto de la


apelación.

Segundo: CONDENAR en costas a los apelantes.


Liquídense.

Tercero: REMITIR el expediente, una vez


cumplida la ritualidad secretarial, al juzgado de origen.

Notifíquese y Cúmplase

MANUEL JOSÉ PARDO CARO


Magistrado

MARÍA TERESA PLAZAS ALVARADO


Magistrada

ANA LUCÍA PULGARÍN DELGADO

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Magistrada

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